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¿Cuál es la visión ética para el hombre en cada época de la filosofía?



    1. Época Antigua
      (Griega)
    2. Época
      Medieval
    3. Época
      Renacentista
    4. Época
      Moderna
    5. Época
      Contemporánea
    6. Conclusión
    7. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Ética es uno de los campos de investigación y estudio del hombre hacia
    el hombre
    junto con la filosofía, pues en ella se desarrolla la
    interrelación de los individuos. A partir de ésta
    interrelación de individuos, surgen comunidades, donde hay
    campos para estudiar y determinar al hombre en sus
    actividades y en sus modos de pensar, tales como: Antropología, Sociología, Psicología, entre
    otros. Antes de exponer como ha ido evolucionando la ética a
    través de la historia del hombre,
    especificaré a grandes rasgos que es Ética y
    Moral.

    Ética: del griego ²26Z, derivado de
    µ2@H, carácter,
    y, según Aristóteles, de §2@H, éthos
    costumbre. Rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es
    la moral. Si
    por moral hay que
    entender el conjunto de normas o
    costumbres (mores) que rigen la conducta de una
    persona para
    que pueda considerarse buena, la ética es la
    reflexión racional sobre qué se entiende por
    conducta buena y
    en qué se fundamentan los denominados juicios
    morales.

    Las morales, puesto que forman parte de la vida humana
    concreta y tienen su fundamento en las costumbres, son muchas y
    variadas (la cristiana, la musulmana, la moral de
    los indios hopi, entre otras.) y se aceptan tal como son,
    mientras que la ética, que se apoya en un análisis racional de la conducta moral, tiende
    a cierta universalidad de conceptos y principios y,
    aunque admita diversidad de sistemas
    éticos, o maneras concretas de reflexionar sobre la moral,
    exige su fundamentación y admite su crítica, igual
    como han de fundamentarse y pueden criticarse las opiniones. En
    resumen, la ética es a la moral lo que la teoría
    es a la práctica; la moral es un tipo de conducta, la
    ética es una reflexión
    filosófica.

    A partir de las definiciones muy generales de los
    términos de ética y
    moral, expondré que concepción ética se
    tenía en cada época de la filosofía y
    cómo ésta tiene una visión hacia el hombre. Las
    épocas que expondré serán: Antigua,
    Medieval, Renacentista, Moderna y Contemporánea. En la
    época Antigua trabajaré con los Sofistas, Sócrates,
    Platón,
    Aristóteles. En la época Medieval a
    Santo Tomás. En la época Renacentista a Maquiavelo y
    Tomas Hobbes. En la
    época Moderna a Kant. En la
    época Contemporánea a Karl Marx,
    Friedrich Nietzsche,
    Sigmund
    Freud.

    Época Antigua
    (Griega):

    En esta época se busca una valoración de
    carácter sumamente importante a la virtud y
    a la sabiduría. A partir de lo anterior surgen los
    Sofistas (del griego F@n4FJZH, sofistés, sabios, los que
    poseen el saber o están dotados de riqueza espiritual).
    Estos personajes eran maestros en retórica y de esta
    habilidad vivían, pues con ella cautivaban a los
    jóvenes, los cuales les pagaban un muy alto precio por sus
    conocimientos, para poder ejercer
    cargos en el Estado.
    Después de un tiempo los
    sofistas dejaron de ser unos simples maestros de retórica
    y empezaron a construir una filosofía critica,
    centralizada en el ser humano y en la moral, además
    trató de eludir todo dogma y relativizar todos los
    conceptos. Este relativismo y subjetivismo les concedió el
    nombre de sofistas, pues la palabra sofisma significa lo falso.
    Entre estos sofistas el mayor representante es Protágoras
    de Abdera (¿485-410?a. C.) Consideraba la sensación
    como fuente del conocimiento.
    Por su relativismo y subjetivismo, llegó a concluir que
    ‘‘El hombre es la medida de todas las
    cosas’’. El aspecto ético que proponen las
    sofistas es que el hombre debe tener éxito
    (ocupar los cargos más importantes de la asamblea y
    mantener una buena impresión ante el público) debe
    actuar conforme a la ciudad-estado
    (adaptarse a los estamentos de la polis, según la
    conveniencia propia).

    En oposición a los sofistas estaba Sócrates
    ET6DVJ0H (470/469-399 a.C.) Filósofo griego, nacido en
    Atenas, hijo de Sofronisco, escultor, y de Fenáreta, de
    oficio partera. Su vida y aun su propia figura se halla envuelta
    en la escasez e incertidumbre de datos. Parece que
    ejerció por un tiempo el mismo
    oficio que su padre y que se interesó en un principio por
    las doctrinas físicas de los filósofos jonios, quizá aprendidas
    al lado de Arquelao de Mileto, discípulo de
    Anaxágoras, hacia las que luego adoptó una actitud
    crítica. Parecen hechos referibles a fechas ciertas que,
    durante las guerras del
    Peloponeso (431-404), en las que toma parte como soldado hoplita
    -como correspondía a un ciudadano de nivel medio-, salva a
    Alcibíades herido en el sitio de Potidea (429), participa
    en la batalla de Delion (424), en Beocia, y, cercano ya a los 50
    años, en la de Anfípolis (421), en Tracia;
    así como también su oposición, en fechas
    más tardías, formando parte del Consejo de los
    Quinientos, al proceso contra
    los estrategas de las Arginusas (411) y su desobediencia a la
    orden dada por los Treinta Tiranos de arrestar a León de
    Salamina (404).

    Este filosofo se intereso por la virtud y la
    sabiduría, en lo referente a que si el hombre es sabio
    puede ser virtuoso, pero no en un carácter individual,
    sino un carácter universal, pues en contra de
    Protágoras la virtud no se puede enseñar, ni se
    puede relativizar a las condiciones del hombre. Este conflicto que
    se desprende con Sócrates y Protágoras, por querer
    responder la pregunta ¿qué es
    virtud?¿Cómo concebir la virtud?, se desarrolla en
    el dialogo del
    Menón.

    En el dialogo la
    pregunta fundamental es ¿qué es virtud? Frente a
    esta pregunta Sócrates concluye que la virtud no puede ser
    enseñada, porque no se tiene un concepto preciso
    de virtud, por lo tanto los sofistas están en continuo
    error cuando se empeñan en definir ¿qué es
    virtud?, además esta noción que se tiene de virtud
    no debe ser exclusivamente teórica, sino practica, porque
    la virtud sólo se expresa en las relaciones con los otros.
    Por lo tanto en esta interrelación se encuentra la
    diferencia entre hombre sabios y hombre ignorantes (para
    determinar esta diferencia entre los hombre sabios y los hombres
    ignorantes, existe el método de
    la mayéutica el cual consiste en construir el
    conocimiento a partir de las nociones de cada hombre. Pero,
    lastimosamente este método
    hace ver una rivalidad entre la sabiduría y la
    ignorancia). Los hombres sabios son virtuosos por gracia divina,
    para explicar esta afirmación Sócrates se argumenta
    desde la reminiscencia (deducción de la inmortalidad del
    alma).

    Platón: A8VJT< (427-347 a.C.)
    Filósofo griego nacido en Atenas, creador de un sistema
    filosófico y de un método de exposición
    de la filosofía que le convierte, probablemente, en el
    filósofo más influyente de toda la historia. Descendiente de
    una acomodada y aristocrática familia que se
    vanagloriaba de descender del antiguo rey Codro (era hijo de
    Aristón y Perictíona -hermana de Cármides y
    sobrina de Critias-, dos de los llamados treinta tiranos que
    protagonizaron un golpe de estado
    antidemocrático en Atenas en los años 404-403
    a.C.), Platón,
    tuvo dos hermanos: Adimanto y Glaucón, y una hermana,
    Potone. A la muerte de
    Aristón, la madre de Platón se casó con
    Pirilampo, un antiguo amigo de Pericles, con quien tuvo un hijo,
    Antifón, que por tanto era medio hermano de
    Platón.

    También es un filosofo que tiene una
    visión de la ética como una forma de política, ya que
    recibió cierta influencia aristocrática por parte
    de su familia, lo cual
    lo indujo a generar un sistema
    igualitario para los habitantes de la polis, y así
    suprimir la diferencia de clases, pues si todos son hombres,
    ¿por qué viven unos bien y otros mal? A partir de
    esta visión de Platón sobre la equidad de clases en
    la polis, define cómo es el origen de las sociedades La
    ciudad toma su origen de la impotencia de cada uno de nosotros
    para bastarse a sí mismo y de la necesidad que siente de
    muchas cosas. Por consiguiente, cada cual va uniéndose a
    aquel que satisface a sus necesidades, y así ocurre en
    casos múltiples, hasta el punto de que, al tener todos
    necesidad de muchas cosas, agrupándose en una sola
    vivienda con miras a un auxilio común, con lo que surge ya
    lo que denominamos la ciudad.Con la anterior definición de
    lo que es la sociedad,
    Platón ve que los hombres poseen necesidades que los
    llevan a constituir comunidades en las cuales se construyen modos
    de vida, formas de comunicación, métodos
    económicos y algunas formas militares para la
    expansión de terreno o la conquista de otras comunidades
    para ampliar y satisfacer las necesidades de poder de los
    gobernantes que dirigen estas comunidades. Por ello las
    necesidades de los gobernantes hacia el alcance del poder,
    produce en ellos una falta de coherencia y de sabiduría en
    sus determinaciones como líderes. De esta manera surge en
    las sociedades
    cuatro formas de mal gobierno que
    edifican hombres que no serán éticos, ni sabios,
    tales gobiernos son: la timocracia o el gobierno del
    honor y la ambición; la oligarquía o el gobierno
    del amor a las
    riquezas; la tiranía o el gobierno de la esclavitud; la
    democracia o
    el régimen de la libertad.
    Estas formas de mal gobierno se denominan así:

    • Timocracia: Los hombres de ése
      régimen serán. Pues –añadí-
      amantes de las riquezas. Ni más ni menos que los de las
      oligarquías. Y honrarán feroz y desmedidamente el
      oro y la plata, hasta el punto de sostener almacenes y
      tesoros privados en los que oculten las riquezas conseguidas.
      Rodearán de murallas sus viviendas, que serán
      para ellos unos sencillos nidos particulares, en los que
      prodigarán a manos llenas el dinero,
      tanto para mujeres como para todo aquello que les venga en
      gana.
    • Oligarquía: Es un régimen en el
      que decide la tasación de la fortuna y, por tanto, en el
      que mandan los ricos, sin que los pobres tengan
      participación en él. Pro consiguiente, cuanto
      más se honra en una ciudad a la riqueza y a los hombres
      ricos, meno se estima a la virtud y a los hombres buenos.
      Más se practica siempre lo que se honra y se descuida lo
      que no se estima.
    • Democracia: Lo cual hará posible
      organizar la ciudad a gusto de cada uno, al modo como
      hacíamos nosotros. Vaya, pues, quien quiera a un
      régimen democrático, donde podrá elegir,
      como en un bazar, el sistema que más le agrade. Una vez
      que lo haya elegido, se asentará en él y se
      adaptará a sus leyes. Pero en
      tales condiciones la anarquía se adentrará en las
      familias y terminará incluso por infundirse en las
      bestias.
    • Tiranía: Así, pues,
      verdaderamente, y aunque así no lo parezca, el hombre
      tiránico no es otra cosa que un esclavo, sometido a las
      mayores lisonjas y bajezas, adulador de los hombres más
      viciosos, insaciable en sus deseos, carente de casi todas las
      cosas y ciertamente pobre si nos decidimos a mirar la totalidad
      de su alma.

    Ante la justificación de Platón sobre los
    malos gobiernos en la sociedad, queda
    cierta duda de que exista una salida para la equidad entre los
    hombres. De tal manera que para que la ética se genere en
    una ciudad-estado, debe
    estar basada en la justicia y en
    la recta razón de un hombre que sea sabio y justo, este
    hombre debe tener las cualidades necesarias para poder cimentar
    un gobierno, estas cualidades no le son proporcionadas por sus
    impulsos corpóreos, o por las pasiones que lo dominan,
    solamente la razón es quien da los parámetros para
    levantar un hombre lleno de virtudes y de sabiduría. Desde
    la opción de un hombre sabio y justo se abre la
    oportunidad para una forma de estado equitativo entre los hombres
    y la posibilidad del desarrollo
    ético.

    Platón concibe que en el alma del hombre hay tres
    partes, y que éstas son muy análogas al estado,
    estas partes se determinan así: Hay una parte
    decíamos con la que el hombre conoce; otra, con la que se
    encoleriza, y una tercera a la que, por su variedad, no fue
    posible encontrar un nombre adecuado. Estas partes del alma son
    referentes al hombre, y para entender como estas también
    son en el estado, se
    determinan en: (3) La concupiscente conlleva a que el placer es
    la ganancia ‘‘riquezas’’; (2) la
    irascible conduce a la dominación, a la victoria y al
    deseo de gloria; (1) la razón es la que siempre tiende a
    conocer la verdad, sin importar la reputación y las
    riquezas que esto proporcione y por esta exclusividad que tiene
    la razón es digna de llamarla con toda justicia
    amante de la ciencia y
    del saber.A partir de esta explicación de las tres partes
    del alma, se estipula que tanto la concupiscencia y la
    irascibilidad no son las indicadas para el gobierno de un estado,
    pues estas van muy ligadas a las formas de
    gobierno oligarca, tirano, demócrata y
    timocrático. Por ello la solución de Platón
    para alcanzar las virtudes éticas en la ciudad-estado es
    el dirigir y gobernar un estado con el fundamento del alma
    racional del hombre, porque aquí se plantea el Estado
    Ideal, en el cual la ética, la justicia y el saber,
    son la génesis de las relaciones
    humanas.

    El Estado Ideal se conforma de la siguiente
    manera:

    • Los reyes filósofos, son los que gobiernan, pues su
      racionalidad y coherencia les da la facultad para dirigir
      justamente un estado, ya que ellos tienen la virtud de la
      sabiduría.
    • Los guardianes, son los que protegerán el
      estado, ellos tiene la virtud del valor y la
      fortaleza para mantener las leyes de los
      gobernantes.
    • Los artesanos son los que se encargarán de
      mantener económicamente al estado y tendrán la
      virtud de la templanza.

    En conclusión en el estado ideal de Platón
    se encuentran las virtudes y las leyes propicias para la
    convivencia entre los hombres, sin alguna posibilidad de
    desigualdad, también la ética se tomará como
    el sumo bien el cual será adoptado por cada hombre, hasta
    alcanzar la simetría de belleza y verdad.

    Aristóteles: !D4FJ@JX80H (384/383- 322
    a.C.) Filósofo griego, el de mayor importancia junto con
    Platón, en toda la historia de la
    filosofía; nacido en la ciudad jonia de Estagira (la
    actual Stavro), en la península Calcídica, de donde
    le viene el apelativo de «Estagirita», fue hijo de
    Nicómaco, médico de Amintas, rey de
    Macedonia. El hecho de ser macedonio y pertenecer a una familia
    vinculada a la casa real, explica que fuera nombrado por Filipo
    II preceptor de Alejando Magno y que, con ocasión de los
    movimientos secesionistas de Atenas, tuviera que huir por dos
    veces de esta ciudad. Vivió su infancia en
    Pela y, muertos sus padres, pasó a Atarneo, con su tutor,
    Próxeno, quien le envió a Atenas para que
    completara allí su educación. En el
    año 367/366 a.C. ingresa Aristóteles, a los 17
    años, en la Academia de Platón, desechando la
    escuela del
    sofista Isócrates. El ingreso de Aristóteles en la
    Academia platónica, provisionalmente presidida por el
    matemático Eudoxo de Cnido, creador del modelo
    astronómico de las esferas concéntricas, coincide
    con la época -y este hecho debe considerarse totalmente
    trascendental para su filosofía- en que Platón, que
    tenía ya entonces 60 años, se hallaba en Sicilia,
    en su segundo y de nuevo desafortunado viaje a Siracusa, del que
    no regresa hasta el 364; es, pues, el momento en que en el
    pensamiento
    platónico comienza el período -«abstracto y
    metodológico», según Jaeger-, de
    crítica a la teoría
    de las ideas (representado, sobre todo, por los diálogos
    Teeteto, Sofista, Político, Parménides y Filebo).
    Aristóteles permanece en la Academia 20 años, hasta
    la muerte de
    Platón. Las obras que se conocen de Aristóteles
    pertenecientes a estos años hacen suponer un
    período de fidelidad inicial a las ideas platónicas
    con cierta actitud de
    revisión de la teoría de las ideas, que
    debía ser la de la Academia: Grilo, Eudemo,
    Protréptico, Sobre las ideas y Sobre el bien son obras de
    juventud, al
    estilo de los diálogos platónicos, y pueden
    llamarse obras exotéricas, o de divulgación, a
    diferencia de las esotéricas, que configuran el cuerpo de
    obras aristotélicas posteriores.

    En la reflexión ética de
    Aristóteles se ve una gran diferencia a la teoría
    de su maestro Platón, pues Aristóteles trata la
    ética de una forma más practica y relacionada con
    la responsabilidad. Este concepto de la
    ética aristotélica para Platón tiene
    parámetros de error, porque el bien y las virtudes no
    pueden ser ni estar en la praxis, sino que estos han de ser
    más abstractos y lejanos al hombre. Frente a esta
    afirmación de lo que es el bien y las virtudes, llevan a
    pensar a Aristóteles que algo que beneficia al hombre, no
    puede estar alejado de él, por lo tanto el bien y las
    virtudes deben ser una meta en el hombre, la cual no se logra en
    cuestión de instantes sino de constancia y
    perseverancia.

    La teoría ética de Aristóteles se
    basa en alcanzar la felicidad, pero antes de alcanzar la
    felicidad hay que determinar como se va a alcanzar o que procesos hay
    que seguir para ir constituyendo un modelo para
    lograr los fines planteados. Estos procesos se
    dan en la medida que el hombre tiene ciertas facultades para
    realizar algo, según el arte o destreza
    que desarrolle, por ejemplo: un carpintero, hace sillas, para
    hacer las sillas tiene que conseguir madera,
    tallarla, cortarla, lijarla, decorarla, hasta que obtiene la
    silla. El ejemplo anterior demuestra como se aplica la
    teoría de Aristóteles para alcanzar algún
    fin, pero, para alcanzar la felicidad no sólo es
    desarrollar las actitudes
    artísticas de los hombres, sino que la teoría
    aristotélica va más enfocada hacia un desarrollo de
    las virtudes, en donde sólo se alcanzan al practicar
    acciones con
    otros hombres.

    La interacción del individuo con otros hace que
    el hombre tenga una normatividad que lo conduce a mantener un
    equilibrio
    entre el vicio y el exceso. La felicidad que es el bien es lo que
    cada hombre debe alcanzar en la vida, pero, para lograr la
    felicidad, hay que determinar en donde se encuentra la verdadera
    felicidad, porque algunos hombres limitan la felicidad a los
    placeres, a los honores o la contemplación, lo cual es
    totalmente equivoco, pues la verdadera felicidad es la construcción de un camino hacia el bien
    supremo, pero para ser totalmente felices hay que ser hombres
    prudentes, justos y sabios, en todas las acciones
    cotidianas, es decir que cada momento en la vida es para analizar
    cual puede ser el punto medio entre el exceso y el defecto, al
    encontrarlo se es prudente en la acción que ocurre, y esta
    determinación de la acción prudente hace que se
    erijan hombres sabios y por consiguiente felices, por lo tanto la
    felicidad no se hace individualmente sino colectivamente
    según la normatividad que se haya establecido en una
    comunidad.

    El hombre que se inclina continuamente por alcanzar la
    felicidad, busca alcanzar todos los fines hasta lograr conquistar
    el bien supremo Aunque el fin único y absolutamente
    perfecto sería el que nosotros buscamos. Si hay varios
    fines, entonces sería el más perfecto de todos.
    Ahora bien: afirmamos que lo que buscamos por sí mismo es
    más perfecto que lo que se busca para otro fin; y el bien
    que no se escoge más que en vista de otro no es tan
    deseable como los bienes que se
    consideran como medios y
    fines. Y hablando en absoluto, el bien perfecto es el que debe
    siempre poseerse por sí mismo y no por una razón
    ajena a él. Este bien parece ser, en primer lugar, la
    felicidad. La buscamos, en efecto, siempre por sí misma y
    no por una razón ajena a ella misma.

    En conclusión el hombre ético ha de ser un
    hombre prudente, sabio y justo, que mide las consecuencias en las
    actividades diarias de la vida y que mantiene un genero de vida en
    la razón, la cual es la guía perfecta para
    conseguir los bienes, este
    genero de vida
    consiste en la actividad del alma conforme a la virtud Si, pues,
    lo peculiar del hombre es la actividad del alma, de acuerdo
    parcial o totalmente con la razón: si afirmamos que esta
    función
    es propia de la naturaleza del
    hombre virtuoso, igual que cuando se habla del buen citarista y
    del citarista notable, y ello ocurre en todas las circunstancias,
    teniendo en cuenta la superioridad, que, proviene de la virtud o
    el mérito, corona el acto, de modo que el citarista bueno
    toca la citara, y el citarista notable toca muy bien la citara;
    si ello es así suponemos que lo peculiar del hombre es un
    genero de vida, que este género de
    vida es la actividad del alma, acompañada de acciones
    razonables, y que en el hombre perfecto todo se hace según
    el bien y lo bello u honesto, realizándose cada uno de
    estos actos perfectamente, según su virtud
    peculiar.

    Época Medieval:

    Santo Tomás de Aquino (1225-1274) Considerado el
    filósofo y el teólogo de mayor relieve dentro
    de la filosofía escolástica. Nació en el
    castillo de Roccasecca, Frosinone, hijo de Landolfo, conde de
    Aquino. Se educó en el monasterio de Monte Cassino y luego
    en la universidad de
    Nápoles (1239-1244), donde a los catorce años
    emprende el estudio de las «artes». En 1244 ingresa
    en la orden de los dominicos. La madre, que se oponía a
    tal decisión, encarga a otro de sus hijos que le secuestre
    y encierre en el castillo. Libre, al fin, de la oposición
    de su familia, al cabo de un año marcha a París,
    donde es discípulo predilecto de Alberto Magno, a quien
    sigue luego a Colonia; vuelto a París, redacta el
    Comentario a las sentencias (1254-1256), inicia su labor como
    profesor y enseña en distintos lugares de Italia y Francia:
    Anagni, Orvieto, Roma, Viterbo,
    París y Nápoles. En esta época escribe sus
    obras, entre la que destacan Summa contra gentiles, escrito con
    finalidad misionera, y sobre todo la Summa theologiae,
    considerada la obra de mayor relevancia de toda la
    escolástica. Muere mientras se dirigía al concilio
    de Lyón, convocado por Gregorio X, en la abadía de
    Fossanova. Fue canonizado por Juan XXII, en 1323, y proclamado
    doctor de la Iglesia en
    1567. Tras la Contrarreforma, fue considerado como el paradigma de
    la enseñanza católica, pero sus
    doctrinas no siempre habían sido comúnmente
    aceptadas. En 1277, el obispo de París, Tempier, instigado
    por el Papa Juan XXI, antes Pedro Hispano, y cuyos manuales se
    utilizaban en muchas universidades europeas, condena un
    determinado número de tesis entre
    las cuales una veintena son tomistas; el mismo año,
    Roberto Kilwardby, dominico y arzobispo de Canterbury,
    prohíbe una treintena de tesis en la
    universidad de
    Oxford, la mayoría de las cuales son tomistas. Desde 1280,
    los franciscanos recurrían, con fines polémicos, a
    un Correctorio sobre el fraile Tomás, redactado por
    Guillermo de la Mare, en el que se pasaba revista a los
    errores tomistas.

    El gran mérito que se atribuye a Tomás de
    Aquino es el de haber logrado la mejor síntesis
    medieval entre razón y fe o entre filosofía y
    teología. Sus obras son eminentemente teológicas,
    pero, a diferencia de otros escolásticos, concede, en
    principio, a la razón su propia autonomía en todas
    aquellas cosas que no se deban a la revelación. Para
    expresar esta autonomía y naturalidad de la razón
    recurre a la filosofía aristotélica como
    instrumento adecuado y, así, para combatir el
    averroísmo latino, utiliza sus propias armas: los textos
    mismos de Aristóteles. En la labor de armonización
    del aristotelismo con el cristianismo,
    algunas de las cuestiones que Tomás de Aquino ha de tratar
    de diferente manera son: Dios primer motor de un mundo
    eterno, el alma mera forma del cuerpo, la preexistencia de las
    esencias.

    Santo Tomás concibe la teoría ética
    de Aristóteles como una filosofía pagana, porque no
    se funda en el saber verdadero el cual es Dios, entonces decide
    darle el fundamento que necesita. Para realizar esta
    fundamentación de la filosofía pagana, se enfoca
    sobretodo en la ética aristotélica, ya que esta
    tiene que ver mucho con las acciones del hombre cristiano,
    además toma la influencia religiosa árabe para
    darle una reconsideración a tal religión, por ello La
    economía
    felicitaria del cristiano se entenderá uniendo esos dos
    paradigmas:
    pensando proféticamente el eudemonismo griego y
    espiritualmente el mesianismo judío. El naturalismo de los
    filósofos es interpretado a la luz religiosa, y
    el historicismo de los israelitas a la luz de la eterna
    verdad. El nuevo punto de vista es una economía felicitaria
    de salvación en Dios.

    Con la nueva concepción ética planteada
    por Santo Tomás, se determina que el hombre ético
    debe tener en claro que es un ser dotado de razón, y con
    ello puede mantener una vida moral ejemplar, siempre y cuando la
    razón haya sido quien rija las pasiones del hombre. Para
    que el hombre conozca que la razón es quien ordena y
    gobierna, debe descubrir que el mundo tiene un orden, y este
    orden surge de la divinidad, esta divinidad se entiendo como el
    bien supremo al que debe anhelar el hombre, porque esta divinidad
    al poseer razón, tiene una sabiduría infinita y
    eterna, la cual otorga al hombre la razón y las facultades
    necesarias para entender qué y por qué está
    en el mundo.

    El sistema ético tomista, mantiene que La
    sabiduría es la perfección del ejercicio racional,
    y la razón tiene por cometido conocer el orden. El orden
    interesa a la razón de cuatro modos. Hay un orden que la
    razón no hace, sino sólo considera, describe o
    explica. Otra forma de orden es el que la razón, actuando,
    establece en su propio acto. La tercera forma de orden es quem
    ratio considerando facit in operationibus voluntatis.
    Finalmente el que opera en las cosas exteriores. Este
    último corresponde al arte. Por lo
    tanto la razón del hombre posee un conocimiento
    se divide teórico y practico. El cometido del conocimiento
    práctico es fundamentalmente la ética. El objetivo de la
    ética o filosofía moral es <<la
    consideración de las operaciones
    humanas en cuanto ordenadas entre sí y al
    fin>>.

    En Santo Tomás la ética constituye una
    parte fundamental de su obra. Para éste, la ética
    no es un apartado más dentro de su pensamiento,
    no es un accesorio del resto de la obra como en otros pensadores,
    sino que supone uno de sus puntos básicos de
    reflexión. Los aspectos y elementos de moralidad que Santo
    Tomás expone se convierten en valores
    prescindibles. También son ejes sobre los que giran sus
    pensamientos: el bien en todo ser y el obrar del mismo
    según la naturaleza,
    siendo, en el caso del hombre, la naturaleza racional y por tanto
    la suprema norma ética. En segundo lugar, elementos de
    moralidad que describen como debe ser una acción buena: el
    hecho y el fin deben ser buenos así como las
    circunstancias. La virtud como hábito bueno que se forma
    por la repetición de actos del mismo tipo, y cuyas
    semillas existen en todo hombre. La ley natural de la
    cual derivan los "diez mandamientos" y la ley moral que
    Dios ha impreso en el corazón de
    cada uno. En definitiva, el bien común es la
    aspiración de toda ley. Por lo tanto se ve en Santo
    Tomás una fuerte inclinación hacia la trascendencia
    de la felicidad y de la prudencia aristotélica, porque los
    bienes y fines no se contemplan en la vida terrenal, sino que se
    alcanzan en plenitud al trascender a otra vida, en la cual se
    hallará la esperanza y la felicidad, porque se puede
    contemplar el bien supremo, el cual es Dios.

    Época
    Renacentista:

    Maquiavelo, Nicolás (Niccolo Machiavelli)
    (1469-1527) Filósofo, político y dramaturgo
    italiano. Nació en Florencia. En 1498 accedió al
    cargo de secretario de la cancillería de la
    república florentina. Desde este cargo, Maquiavelo
    emprendió importantes misiones diplomáticas en la
    corte papal, en la corte de Francia y en
    la del archiduque austríaco Maximiliano I. Estos viajes le
    reforzaron la idea de la necesidad de conseguir la unidad
    italiana en un solo sistema estatal. En 1512, después de
    la caída de la república, ha de abandonar la vida
    pública, y se retira al campo, época que
    aprovechará para redactar su obra principal El
    Príncipe (dedicada a Lorenzo de Médicis o
    Lorenzo el Magnífico, escrita en 1513, aunque no fue
    publicada más que póstumamente en 1532), y muchas
    de sus obras fundamentales, como Discursos
    sobre la primera década de Tito Livio, y El arte de la
    guerra. También por esta época escribió
    La mandrágora. Se incorporó a la vida política directa a
    partir de 1520, al servicio de
    los Médicis. Cuando de nuevo se restauró la
    república florentina en 1527 tuvo nuevamente que abandonar
    todo cargo político. Maquiavelo es considerado como el
    fundador del pensamiento político moderno, ya que fue el
    primero en dar a conocer la realidad social y política tal
    como es, y no tal como debería ser en función de
    previas consideraciones morales. Su obra principal, El
    Príncipe, de carácter básicamente
    utilitario, destinada a dar consejos sobre cómo gobernar
    mejor, es considerada como descripción y expresión de la
    separación entre sociedad civil y
    poder político propia del Estado burgués. En esta
    obra, Maquiavelo parte del estudio de la realidad de su tiempo y
    da un fiel reflejo de las principales características del moderno Estado
    burgués, basándose en el estudio de los mecanismos
    de poder realmente utilizados por los
    «príncipes» de su época. En este
    sentido, su obra es fruto de su experiencia política, pero
    ésta está dirigida por los supuestos propios del
    naturalismo que impregnaba determinadas corrientes del
    pensamiento renacentista, así como por la
    asimilación de algunos aspectos de la Política de
    Aristóteles (obra que, no obstante, Maquiavelo
    declaró no haber leído), y de los pensadores
    latinos. Por otra parte, su intención era fundamentalmente
    la de conseguir la creación de un Estado fuerte capaz de
    unificar, bajo el mando de un príncipe, los
    pequeños estados y ciudades-estado de Italia, lo que
    sólo se conseguiría, pensaba, bajo el poder y la
    acción de un personaje excepcional, el príncipe,
    capaz de imponer una monarquía absoluta amparada por la
    razón de Estado.

    Maquiavelo concibe El ser humano es siempre el mismo
    –como es siempre idéntica la naturaleza en general-
    y en consecuencia también lo son la historia y la
    política.Desde la afirmación de Maquiavelo sobre el
    hombre como un ser dotado profundamente de naturaleza y de
    razón para desarrollar la política, y a
    través de ella, se consigue la ética.

    La visión de ética en Maquiavelo, no es
    otra cosa que la renovación del estado en las sociedades,
    porque el estado es el encargado de ordenar la convivencia de los
    hombres. Además Maquiavelo no quita en el hombre las
    pasiones, sino que les da más relevancia, sobretodo a la
    pasión de la ambición, desde la cual explica como
    es que los hombre van construyendo sus ideologías, pero
    cuando se van realizando tales metas, los hombres entran en
    conflicto,
    porque solamente ven los intereses propios, entonces la
    solución ética de Maquiavelo para la ante la
    demanda de
    ideales, es reorganizar el estado, por que éste es quien
    regula y hace un equilibrio
    para que los hombres puedan convivir y siempre que los hombres se
    ven impedidos de combatir por necesidad lo hacen por
    ambición, la cual es tan poderosa en los pechos humanos
    que jamás los abandona por muy altos que puedan haber
    subido. La causa es que la naturaleza ha creado a los hombres de
    tal manera que pueden desearlo todo, pero no conseguirlo.
    Así que, siempre siendo mayor el deseo que la capacidad de
    adquirir, resulta de ello el descontento con lo que se posee y la
    poca satisfacción. De ahí viene la mutación
    de su fortuna, porque deseando unos hombres tener más y
    temiendo los otros perder lo conseguido surgen las enemistades y
    las guerras y de
    éstas la ruina de aquel país y el encumbramiento de
    éste. (Discorsi, I, 37)

    La justificación que elabora Maquiavelo acerca de
    las guerras y las insatisfacciones del hombre, a causa de su
    propia naturaleza, es para demostrar que el hombre no es ni malo,
    ni bueno, sólo que no tiene un buen medio en donde
    mantenga sus propias convicciones, por eso las virtudes son
    móviles y sólo se determinan dependiendo de las
    situación que viva el hombre. Por consiguiente, Maquiavelo
    quiere proponer que para evitar las guerras, y las diferencias
    sociales, hay que iniciar por una renovación de los
    gobiernos actuales para que de ellos surja el beneficio de un
    país, pero al reformar el estado, hay que elegir a un
    Príncipe, tal Príncipe debe tener las
    siguientes características:

    • Que no sea rapaz, por que si lo es, el pueblo lo
      odiará.
    • Debe ser prudente con la fortuna que tiene el
      país, para prever miseria o cualquier contratiempo que
      perjudique la estabilidad del país.
    • Debe mejorar al país en lo referente a los
      obras, y ellas deben provenir del estado.
    • Debe conseguir que lo respeten desde la firmeza que
      tenga, pero no debe lograr que lo odien, solamente debe
      preocuparse porque le teman y lo admiren.

    En conclusión la vida del hombre consiste en
    dejarse llevar por sus pasiones, porque éstas son
    naturales en él, pero, para evitar que éstas sean
    perjudiciales, hay que implantar unas normas de
    convivencia desde un estado dirigido por un Príncipe que
    haga respetar al país y que le de convicciones a sus
    habitantes Maquiavelo ha llegado al convencimiento de que la base
    para la conservación de todo Estado, con independencia
    de su forma, es la combinación de prudencia y armas. Decir
    Estado es lo mismo que decir seguridad y
    autonomía, es decir, dependencia exclusiva de sí
    mismo, y ello comporta necesariamente la posesión d la
    fuerza o armas
    capaces de disuadir a otros estados y de asegurar la confianza de
    los súbditos.En pocas palabras para que un país
    este bien, hay que buscar cualquier cosa para conseguirlo, de
    ahí la frase de Maquiavelo ‘‘El fin justifica
    los medios’’.

    Tomás Hobbes:
    (1588-1679) Filósofo inglés,
    nacido en Westport, cerca de Malmesbury, en Gloucestershire, el
    año de la Armada Invencible. De inteligencia
    precoz, aprendió bien y pronto las lenguas
    clásicas, hasta el punto de que a los 14 años pudo
    traducir Medea, de Eurípides, del griego al latín.
    Tras estudiar en Oxford, en 1608 entra al servicio de
    lord William Cavendish como tutor, cargo que le vincula a esta
    familia durante mucho tiempo y que le proporciona la
    ocasión de emprender repetidos viajes por
    Francia e Italia que, en París, le relacionan con Mersenne
    y su círculo de cartesianos, Herbert de Cherbury y
    Gassendi y, en Arcetri, con Galileo (1636). La orientación
    fundamental de todo su pensamiento puede entenderse como una
    trascripción de la física del movimiento de
    Galileo a toda la realidad: no hay más que cuerpos en
    movimiento, y
    así ha de entenderse no sólo la materia, sino
    también el hombre y la misma sociedad.

    La influencia de Galileo en Hobbes hace que determine la
    naturaleza de los hombres a partir de los movimientos Hay en los
    animales dos
    clases de movimientos que les son propios. Uno llamado vital, que
    comienza con la generación, y es continuado sin
    interrupción a través de su vida entera; así
    sucede con la circulación de la sangre, el pulso,
    la respiración, la digestión, nutrición,
    excreción, etc., movimientos para los cuales no se
    necesita ayuda de la imaginación. El otro es el movimiento
    animal, también llamado movimiento voluntario, como ir,
    hablar, mover cualquiera de nuestros miembros en la manera que,
    en primer lugar, lo imaginan nuestras mentes. Que el sentido es
    movimiento en los órganos y parte internas del hombre,
    causado por la acción de las cosas que vemos,
    oímos, etc., y que la fantasía no es sino la
    reliquia de este mismo movimiento tras la sensación, ha
    sido ya dicho en los capítulos primero y segundo. Y pues
    ir, hablar, y los movimientos voluntarios semejantes dependen
    siempre de un pensamiento precedente de a dónde, de
    qué manera y qué, es evidente que la
    Imaginación es el primer origen interno de todo movimiento
    voluntario. Estos movimiento que hay en los hombres se dan a
    causa de los apetitos y de los deseos naturales en el hombre que
    lo llevan a alcanzar algún fin, es así como Hobbes
    plantea que ‘‘la acción explica el
    fin’’. A partir de la anterior consideración
    del hombre, se desprenden algunas justificaciones que afirman que
    el hombre es un animal y que por lo tanto es absolutamente
    natural:

    1. Las acciones del hombre son sólo por sus
      instintos, se llega a pensar que el hombre como tal es igual
      que un animal, y que el hombre no controla sus impulsos, sino
      que sólo se enfoca por preservar la vida.
    2. La naturaleza del hombre consiste en saciar apetitos
      y evitar el dolor.
    3. La naturaleza del hombre es la guerra, pero
      ésta se justifica en la naturaleza del hombre, y es
      así que la ley natural de los apetitos del hombre van a
      ser bellum omnia contra omnes guerra de
      todos contra todos.

    Tomás Hobbes reduce al hombre a un animal, y esto
    no deja otra salida que quedarse en la desgracia de que no hay
    voluntad en los hombres. Ante tal proposición Hobbes
    plantea una forma de convivencia en el hombre, en donde no
    predominen los instinto naturales, sino que haya algo que limite
    estas pasiones, tal planteamiento se define como un contrato social.
    El Contrato
    Social consiste en un acuerdo "libre" (teniendo en cuanta la
    limitación del movimiento humano y sus apetitos)
    interesado por los fines individuales, por lo tanto la
    relación social es una relación egoísta, en
    donde predomina la utilización de los otros. Por
    consiguiente, el contrato social
    deja una consecuencia de luchas entre los hombres, y para evitar
    éstas lucha debe existir ciertos parámetros que
    delimiten a una sociedad, algunos parámetros
    son:

    • Un legislador que establezca leyes que condicionen al
      hombre para fomentar la convivencia de intereses
      individuales.
    • Las leyes tendrán que ser aplicadas por un
      imperativo externo "castigo" que será ejercido por un
      Leviatán que determinará lo que es bien y lo que
      es mal.
    • Cumpliendo las leyes del Leviatán el hombre
      será libre.

    La necesidad de Hobbes al proponer la idea de un
    Leviatán como legislador de una sociedad es porque la
    naturaleza del hombre lo exige. Así, pues, encontramos
    tres causas principales de riña en la naturaleza del
    hombre. Primero, competición; segundo, inseguridad;
    tercero, gloria.

    El primero hace que los hombre invadan por ganancia; el
    segundo, por seguridad; y el
    tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para
    hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de
    otros hombres; los segundos para defenderlos; los terceros, por
    pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una
    opinión distinta, y cualquier otro signo de
    subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por
    reflejo en su prole, sus amigos, su nación,
    su profesión o su nombre.

    Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los
    hombres viven sin un poder común que les obligue a todos
    al respeto,
    están en aquella condición que se llama guerra; y
    una guerra como de todo hombre contra todo hombre. Pues la guerra
    no consiste sólo en batallas, o en el acto de luchar; sino
    en un espacio de tiempo donde la voluntad de disputar en batalla
    es suficientemente conocida. […] Pues así como la
    naturaleza del mal tiempo no está en un chaparrón o
    dos, sino en una inclinación hacia la lluvia de muchos
    días en conjunto así la naturaleza de la guerra no
    consiste en el hecho de la guerra, sino en la disposición
    conocida hacia ella, durante todo el tiempo en que no hay
    seguridad de lo contrario. Todo otro tiempo es paz.

    De esta guerra de todo hombre contra todo hombre, es
    también consecuencia que nada puede ser injusto. Las
    nociones de bien y mal, justicia e injusticia, no tienen
    allí lugar. Donde no hay poder común, no hay ley.
    Donde no hay ley, no hay injusticia. […] Es consecuente
    también con la misma condición que no haya propiedad, ni
    dominio, ni
    distinción entre mío y tuyo; sino sólo
    aquello que todo hombre pueda tomar.

    En conclusión la teoría ética de
    Hobbes esta argumentada por un agente externo que imparta leyes
    para que el hombre se desarrolle a partir de éstas y
    consiga así la felicidad y la libertad, que
    por lo general esta coactada por su naturaleza, es decir que todo
    se basa en El Leviatán el cual es la única
    salida para poder fundar los principios en una
    sociedad, estos principios estarán expuestos en el
    contrato
    social que determinan las acciones del hombre y el cómo
    alcanzar la libertad sin aniquilarse a sí mismo y a los
    otros.

    Época Moderna:

    Kant, Immanuel (1724-1804) El mayor filósofo
    alemán de todos los tiempos y uno de los que mayor
    influencia ha tenido en la historia del pensamiento, a la que dio
    un giro de 180 grados, metafóricamente llamado
    «revolución
    copernicana». Nació en Königsberg (Prusia
    oriental entonces y, en la actualidad, provincia rusa), cuarto
    hijo de una familia humilde de once hermanos. Los
    biógrafos
    describen a los padres de Kant, Johann
    Georg Kant y Regina Reuter, como personas sumamente honestas,
    rectas y amantes de la concordia, y a la madre en particular, que
    Kant perdió a los trece años, como a una mujer que
    imprimió en su familia el espíritu y las normas del
    pietismo. A los seis años, Kant asiste a la escuela local del
    Hospital suburbano y, luego,

    dos años más tarde, ingresa en el Colegio
    Fridericiano. Königsberg, que debe su origen a la fusión,
    ocurrida el mismo año del nacimiento de Kant, de tres
    núcleos urbanos, uno de los cuales había sido
    antigua fortaleza de la Orden Teutónica y posteriormente
    residencia, durante casi un siglo, de los duques de Prusia, era,
    en el s. XVIII, uno de los focos principales del pietismo en
    Prusia. Franz Albert Schultz, director del colegio y pietista
    destacado, aunque de orientación moderada, se encarga de
    la formación del pequeño Kant, continuando la educación iniciada
    por la madre. Kant murió el 12 de febrero de 1804,
    pronunciando las palabras: Es is gut [está bien]. En la
    lápida de su tumba se grabaron posteriormente las palabras
    con que inicia la conclusión de su Crítica de la
    razón práctica: «Dos cosas llenan el
    ánimo de admiración y respeto, siempre
    nuevos y crecientes cuanto más reiterada y
    persistentemente se ocupa de ellas mi reflexión: el cielo
    estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay
    en mí».

    El pensamiento de Kant: el «giro
    copernicano» en filosofía

    El sistema filosófico de Kant recibe el nombre
    general de «criticismo» o «filosofía
    crítica» y se halla expuesto, sobre todo, en las
    tres obras fundamentales de la Crítica de la razón
    pura, Crítica de la razón práctica y Critica
    del juicio. Los elementos introductorios de este sistema los
    denomina propiamente filosofía trascendental y los expone
    Kant, principalmente, en los Prolegómenos y en la primera
    de las tres Críticas mencionadas. Por
    «filosofía trascendental» entiende el examen a
    que hay que someter a la razón humana para indagar las
    condiciones que hacen posible el
    conocimiento a priori, o bien el mero intentar responder a la
    pregunta de «¿cómo son posibles los juicios
    sintéticos a priori?», o a la de
    «¿cómo es posible la experiencia?», o
    bien a la de «¿cómo es posible la
    naturaleza?». Kant dice también que la
    filosofía trascendental pretende saber «sólo
    si es en principio posible alguna cosa parecida a lo que se llama
    metafísica».

    Ante las propuestas de Maquiavelo y Hobbes sobre una
    ética partiendo de las pasiones humanas, Kant hace un
    replanteamiento de lo que en verdad debe ser la ética,
    este cambio lo hace
    desde la Fundamentación De La Metafísica
    De Las Costumbres. En Kant la ética es una ciencia de las
    leyes de la libertad, no entendida como lo que plantea Hobbes, en
    donde él proponía que la ética se descubre
    en el hombre y sus acciones y por ello es una analogía con
    las leyes del movimiento (movimiento de los elementos igual al
    movimiento de los animales, el cual
    es el mismo movimiento de instintos en el hombre). La
    ética de Kant es diferente por que no toma la ética
    como una ciencia
    exacta, sino predecible En cambio, tanto
    la filosofía natural como la filosofía moral pueden
    tener cada una su parte empírica, porque aquélla
    tiene que determinar sus leyes como un objeto de la experiencia,
    y ésta para la voluntad del hombre, en tanto que es
    afectada por la naturaleza: las primeras ciertamente como leyes
    según las cuales todo sucede, las segundas como leyes
    según las cuales todo debe suceder, pero sin embargo
    también con consideración de las condiciones bajo
    las cuales frecuentemente no sucede. De esta manera es como se
    funda la moral, de algo abstracto e indeterminado, que se lleva a
    la practica a través de la interacción entre los
    hombres de una sociedad en donde se definen normas o leyes y
    estas conducen a la libertad, pero esta moral ha de ser puramente
    abstracta, así se poseen principios puros racionales que
    determinan el compromiso personal en el
    hombre, es decir, El deber es la necesidad de una acción
    por respeto a la ley. Al mantener la moral en los principios
    naturales y animales, se lleva a un retroceso de lo que va a ser
    la moral en beneficio del hombre, pues la moral pasará a
    ser un iteres individual y no universal.

    La fundamentación de la metafísica de las
    costumbres hace una estructura de
    lo que en verdad ha de ser la ética y la moral. Desde
    aquí se parte en que todo ser humano debe valorar la
    intención con que el individuo hace una acción en
    la vida cotidiana, porque esta intención es de
    carácter subjetivo y parte de la
    motivación hacia la buena acción, lo que
    determinará si tal acción es buena o mala, es la
    consecuencia, por ejemplo: si un hombre está en un parque
    y ve que un niño se va a caer, la intención del
    hombre será evitar que el niño caiga, pero si no
    consigue la finalidad de la intención, no habrá
    ningún problema, pues lo que cuenta es la intención
    del hombre por ayudar a que el niño no se fuera a
    lastimar, porque la intención es de carácter puro
    abstracto y subjetivo. Por consiguiente el ejemplo anterior
    justifica que en todo ser humano hay un principio interno "juzgar
    el valor de la
    acción", tal principio interno es valioso por sí
    mismo, ya que cuando suceden actividades que comprometen al
    hombre a reaccionar en beneficio de otros, sus intenciones
    estarán enfocadas hacia una buena acción. La buena
    voluntad aparece cuando se tiene que actuar por deber, el cual es
    determinado por la razón que es a la vez una
    condición propia y única del hombre para poder
    interactuar con otros. A partir de esta interacción se
    desarrolla la
    comunicación y de ella se construyen sociedades que
    establecen leyes para canalizar la naturaleza del hombre y
    conceder a los hombres la capacidad de que cada uno alcance sus
    propósitos o fines, siempre bajo la luz de la razón
    y el deber. Por lo tanto, el hombre debe tener tres diferencias
    fundamentales para la convivencia en sociedad: (1) La felicidad
    solamente es empírica. (2) La razón es la que
    fundamenta la ética "metafísica". (3) El deber es
    la moral y es quien indica como se debe actuar en la practica en
    sociedad. Todo lo anterior se basa en: La máxima: es la
    intención del principio interior subjetivo es lo que
    impulsa a actuar, pero esto sólo es válido si se
    postula como una ley universal para todo ser racional posible en
    todas las condiciones del sujeto.

    En conclusión, el hombre ha de ser una persona
    ética, cuando sus acciones hacia otros se originan por
    respeto a las leyes que se han constituido en una sociedad, es
    decir, que el hombre mantenga una autonomía moral que lo
    hará libre, pero, todo ello se logrará si se obra
    según una ley moral universal. De esta manera es como Kant
    propone que el hombre no debe ser manipulado por un
    Leviatán o que actúe por sus instintos, sino que
    debe actuar desde sus principios racionales y morales, los cuales
    son la guía propia para entender lo que se debe hacer en
    la cotidianidad de la vida, conservando siempre la
    concepción de que cualquier acción humana debe ser
    en un primer momento a priori (antes de la experiencia) y
    de allí se dará el paso a lo a posteriori
    (después de la experiencia). Sólo un ser racional
    posee la facultad de obrar por la representación de las
    leyes, esto es, por principios; posee una voluntad. Como para
    derivar las acciones de las leyes se exige razón, resulta
    que la voluntad no es otra cosa que razón práctica.
    Si la razón determina indefectiblemente la voluntad,
    entonces las acciones de este ser, que son conocidas como
    objetivamente necesarias, son también subjetivamente
    necesarias, es decir, que la voluntad es una facultad de no
    elegir nada más que lo que la razón,
    independientemente de la inclinación, conoce como
    prácticamente necesario, es decir, bueno.

    Época
    Contemporánea:

    Marx, Karl (1818-1883) Revolucionario, filósofo,
    economista, historiador y periodista alemán. Nació
    en Tréveris, en el seno de una familia judía
    conversa de tradición liberal y de posición
    económica desahogada. Estudió derecho e historia en
    las universidades de Bonn y Berlín. Pero, bajo la
    influencia del pensamiento de Hegel se
    dedicó de lleno al estudio de la filosofía. Se
    relacionó con el círculo de los filósofos
    pertenecientes a la llamada izquierda hegeliana, manteniendo
    especialmente contacto con Bruno Bauer y con Moses Hess. En 1841
    se doctoró en Jena, con una tesis sobre Las diferencias en
    la filosofía de la naturaleza de Demócrito y
    Epicuro, obra en la que ya se manifiesta su orientación
    materialista. Durante esta época Marx y, en
    general, todo el círculo de los hegelianos de izquierda,
    estuvieron muy influenciados por Feuerbach, aunque posteriormente
    Marx, que
    apreciaba la crítica feuerbachiana de Hegel,
    criticó lo que él consideró las
    insuficiencias de este autor. Las dificultades que las
    autoridades políticas
    pusieron al desarrollo de la actividad docente de los hegelianos
    de izquierda, provocaron el abandono de la enseñanza universitaria de varios de ellos,
    lo que hizo desistir a Marx de dedicarse a la carrera
    académica, y empezó a dedicarse al periodismo.
    Formó parte como redactor, y más tarde (1842-1843)
    como director, de la «Gaceta Renana», periódico
    radical de Colonia, en el que publicó numerosos
    artículos defendiendo el sufragio universal, la libertad de
    expresión frente al Estado, e interesándose por
    los conflictos
    sociales. Este periódico
    fue clausurado en marzo de 1843. Su labor periodística,
    según él mismo confiesa, le condujo a una
    comprensión concreta de la realidad social, y
    preparó el camino hacia la radicalización de sus
    posiciones políticas.

    Marx ve la teoría ética propuesta por
    Kant, y con ello ve que hay un error, porque la propuesta
    subjetiva moralista del deber, desecha la practica y se basa
    solamente en la teoría, pues la ética no se da en
    lo abstracto sino en lo practico, la idea de partir de lo
    abstracto a la praxis es una metodología de supuestos, porque al hacer
    una reflexión de lo universal hacia lo particular, no se
    tiene certeza, pues la vida de los hombres es diferente en cada
    uno y por lo tanto no puede existir un universal que condense
    toda la humanidad en las ideas morales universales subjetivas,
    sino que para tener un beneficio social, hay que analizar en
    qué parámetros y en qué condiciones viven
    los hombres, por lo tanto no hay que plantear ideales, sino que
    hay que buscar la forma de satisfacer a todos los hombres por
    igual desde la practica y su condición de vida. A partir
    de la búsqueda de la felicidad no universal, sino
    más individual y practica, Marx propone que la felicidad
    se halla en la igualdad de
    clases, la valoración del proletariado y la
    abolición de la propiedad
    privada, porque lo que hace esto es suprimir al hombre y
    marginarlo en una vida de maquinación y productividad en
    donde el hombre no puede ser feliz, nosotros partimos de un hecho
    económico, actual. El obrero es más pobre cuanta
    más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en
    volumen. El
    trabajador se convierte en una mercancía tanto más
    barata cuantas más mercancías produce. El trabajo no
    sólo produce mercancías; se produce también
    a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente
    en la proporción en que produce mercancías en
    general. Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto:
    el objeto que el trabajo
    produce, su producto, se
    enfrenta a él como un ser extraño, como un poder
    independiente del productor. El producto del
    trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha
    hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La
    realización del trabajo es su objetivación. Esta
    realización del trabajo aparece en el estadio de la
    Economía
    Política como desrealización del trabajador, la
    objetivación como pérdida del objeto y servidumbre
    a él, la apropiación como extrañamiento,
    como enajenación.

    En suma lo que pretende hacer Marx es una
    solución practica de la ética, derrocando las
    desigualdades históricas como el trabajo y la religión, porque en
    estas dos dimensiones culturales, el hombre deja de ser hombre y
    se convierte en un instrumento del poder para convertirse en
    objeto dejando su identidad como
    sujeto, y lo que es peor aún es que el hombre no despierta
    de esa opresión sino que continua y sigue
    manteniéndose en la enajenación de la
    aspiración al bienestar a través del trabajo y la
    felicidad de una vida eterna en la religión. Por
    consiguiente, la visión de Marx sobre el hombre es la
    siguiente: El hombre, sin embargo, no es sólo ser natural,
    sino ser natural humano, es decir, un ser que es para sí,
    que por ello es ser genérico, que en cuanto tal tiene que
    afirmarse y confirmarse tanto en su ser como en su saber. Ni los
    objetos humanos son, pues, los objetos naturales tal como se
    ofrecen inmediatamente, ni el sentido humano, tal como
    inmediatamente es, tal como es objetivamente, es sensibilidad
    humana, objetividad humana. Ni objetiva ni subjetivamente existe
    la naturaleza inmediatamente ante el ser humano en forma
    adecuada; y como todo lo natural tiene que nacer, también
    el hombre tiene su acto de nacimiento, la historia, que sin
    embargo, es para él una historia sabida y que, por tanto,
    como acto de nacimiento con conciencia, es
    acto de nacimiento que se supera a si mismo. La historia es la
    verdadera historia natural del hombre (a esto hay que
    volver).

    Nietzsche, Friedrich: (1844-1900) Filósofo
    alemán, nació el 15 de octubre de 1844 en
    Röcken, en la Turingia, en el seno de una familia
    profundamente protestante (tanto sus abuelos como su padre fueron
    pastores protestantes). Él era el primogénito, pero
    tuvo una hermana, Elisabeth, que jugó un destacado
    papel en su
    vida. En 1849 murió su padre, y la familia se
    trasladó a Naumburgo, donde realizó sus primeros
    estudios. A partir de 1859 estudió en la prestigiosa
    escuela de Pforta (la misma en la que habían estudiado
    Fichte, Klopstock, Schlegel y Novalis), donde recibió una
    esmerada educación y
    comenzó a experimentar la influencia de Schopenhauer.
    Posteriormente estudió filología clásica y
    teología en Bonn durante el curso académico de
    1864-1865, aunque abandonó la teología

    para dedicarse solamente a la filología
    clásica, cuyos estudios prosiguió en Leipzig, donde
    fue el protegido del eminente y prestigioso filólogo
    Ritschl, y donde trabó amistad con Erwin
    Rhode, que llegaría a ser otro eminente filólogo.
    Durante esta época se acentuó la influencia de
    Schopenhauer, y en 1868 conoció a Richard Wagner, con
    quien durante unos años estuvo unido por una estrecha
    amistad.
    También parece que fue durante este período que
    contrajo la sífilis,
    posible causa de su posterior enfermedad cerebral, aunque al
    parecer ya antes había experimentado problemas de
    salud. En 1869
    fue nombrado profesor extraordinario en la Universidad de
    Basilea. Debido a sus méritos y a las alabanzas que
    Ritschl había hecho de su discípulo, la Universidad
    de Leipzig le concedió el grado de doctor sin necesidad de
    examinarse, basándose en sus publicaciones
    filológicas. En 1870 fue nombrado catedrático en la
    Universidad de Basilea de la que ya era profesor.
    Participó brevemente en la guerra franco-prusiana, aunque
    llevado por su antigermanismo, renunció a la
    ciudadanía alemana para nacionalizarse suizo.

    La propuesta nietzscheana acerca de la moralidad y la
    ética, es que son inventos de puro
    carácter utilitario, social y de solos intereses
    religiosos. La teoría de Nietzsche es
    una lucha contra la religión por interrumpir la vida del
    hombre, porque no permite que el hombre sea hombre, sino que esta
    religión se encarga de la aniquilación del sujeto y
    la negación de la vida humana, porque esta religión
    pone por encima del hombre a Dios un ser superior e inalcanzable,
    este Dios es totalmente falso y perjudicial para el hombre, ya
    que a través de este ser el hombre es limitado, porque el
    hombre no puede pensar más allá de Dios, y esta
    subordinado a ser una simple criatura, además desde que
    nace se le coacta de la libertad, pues según la
    religión el hombre que acaba de nacer ya tiene culpas de
    pecado y esta destinado a sufrir y a nunca alcanzar la plenitud
    de la felicidad en la vida humana, sino sólo en la
    negación y aniquilación del sujeto por la
    aspiración de un más allá que es incierto y
    produce terror, porque no se sabe qué y cómo
    vivirá el hombre. Con lo anterior sólo deja en
    claro que Nietzsche busca es rescatar al hombre de una carga que
    no tiene porque llevar, pero que nadie le ha dicho que la lleva
    Se deja oír una nueva exigencia. Enunciémosla:
    necesitamos una crítica de los valores
    morales, hay que poner alguna vez en entredicho el valor
    mismo de estos valores -y
    para esto se necesita tener conocimiento de las condiciones y
    circunstancias de que aquellos surgieron, en las que se
    desarrollaron y modificaron (la moral como consecuencia, como
    síntoma, como máscara, como tartufería, como
    enfermedad, como malentendido; pero también la moral como
    causa, como medicina, como
    estímulo, como freno, como veneno), un conocimiento que
    hasta ahora ni ha existido ni tampoco se lo ha siquiera deseado.
    Se tomaba el valor de esos "valores" como algo dado, real y
    efectivo, situado más allá de toda duda; hasta
    ahora no se ha dudado ni vacilado lo más mínimo en
    considerar que el "bueno" era superior en valor a "el malvado",
    superior en valor en el sentido de ser favorable, útil,
    provechoso para el hombre como tal (incluido el futuro del
    hombre). ¿Qué ocurriría si la verdad fuera
    lo contrario? ¿Qué ocurriría si en el
    "bueno" hubiese también un síntoma de retroceso, y
    asimismo un peligro, una seducción, un veneno, un
    narcótico, y que por causa de esto el presente viviese tal
    vez a costa del futuro? ¿Viviese quizá de manera
    más cómoda, menos
    peligrosa, pero también con un estilo inferior, de modo
    más bajo?… ¿De tal manera que justamente la moral
    fuese culpable de que jamás se alcanzasen una
    potencialidad y una magnificencia sumas, en sí posibles,
    del tipo hombre? ¿De tal manera que justamente la moral
    fuese el peligro de los peligros?

    Nietzsche plantea El hombre libre es el ser feliz, capaz
    de aceptar el azar, la inseguridad y
    la provisionalidad de la existencia después de la muerte de
    Dios. El ser que no actúa reactivamente, que en lugar de
    querer la inmortalidad, quiere el instante, la eterna
    repetición de su propia existencia.

    En conclusión la misión de
    Nietzsche es construir valores propios desde el sujeto, el cual
    se debatirá ante el continuo azar y dejará que todo
    suceda, aceptará el cambio y por lo tanto no tendrá
    más abstracciones que definan cuales deben ser sus
    acciones, en cambio a ello será el hombre mismo quien
    determine su propia existencia, es aquí donde el hombre
    será libre, sin coacciones universales que se han creado a
    través de la historia, pero sólo cuando el hombre
    destruya la vieja historia, podrá caminar por sí
    sólo, en el nihilismo, Pero decidme, hermanos míos,
    ¿qué es capaz de hacer el niño que ni
    siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por qué
    el león rapaz tiene que convertirse todavía en
    niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo
    comienzo, un juego, una
    rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un
    santo decir sí. Sí, hermanos míos, para el
    juego del
    crear se precisa un santo decir si: el espíritu quiere
    ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su
    mundo.

    Freud, Sigmund: (1856 – 1939) Médico
    neurólogo, inventor del psicoanálisis. Nacido en Freiberg (Moravia)
    en 1856, primer hijo del segundo matrimonio de su
    padre, Jakob, un comerciante en lanas judío. Se
    trasladó con su familia a Viena en el 1959 donde
    vivió hasta 1938, momento en que se exilió a
    Londres huyendo de la persecución nazi. Entre 1860 y 1872
    realizó los estudios primarios y secundarios,
    interesándose más por las relaciones
    humanas que por los estudios científicos. A
    raíz de una conferencia sobre
    el poema de Tobler «Sobre la naturaleza» (atribuido a
    Goethe), decidió inscribirse en la facultad de medicina (1873),
    interesándose particularmente en las Ciencias de la
    Naturaleza de orientación darwiniana, por entonces muy en
    boga. Bajo la dirección de sus maestros Ernst Brücke
    y Theodor Meynert realizó trabajos de investigación en fisiología y publicó algunos
    artículos en el boletín de la Academia de Ciencias,
    cambiando definitivamente su nombre Sigismund por Sigmund. En
    1881 obtuvo su título de doctor en medicina,
    especializándose en neuropatología. En este periodo
    se interesó por los efectos terapéuticos de la
    cocaína (1884 – 1885). En 1885 asiste en el hospital de la
    Salpétrière (París) al tratamiento de la
    histeria por la hipnosis, que realizaba el doctor Charcot. Los
    efectos espectaculares de este tratamiento, que afectaba a las
    capas profundas del psiquismo de los enfermos, le orientan hacia
    el descubrimiento del inconsciente.

    Freud ve la necesidad de los hombre por ser feliz y a
    partir de ello ve las contradicciones que han mantenido los
    pensadores al tratar de buscar la felicidad en términos
    prácticos o abstractos, por que cuando se enfocan a buscar
    fundamentos o medios para que el hombre alcance la felicidad,
    siempre se tiende a proponer una solución para un
    determinado grupo de
    hombres, pero cuando se plantea como una posible globalización ética, se esta
    aniquilando a la misma ética y también se esta
    perjudicando al hombre, pues en vez de encontrar igualdad, lo
    que se esta generando es una inconformidad aún mayor que
    la anterior. La felicidad desde la ética de Kant no se
    puede lograr porque si el hombre es quien se plantea los deberes
    ¿acaso este mismo no los puede desobedecer, siendo
    él mismo el que hace sus leyes?, sólo queda en
    pensar que la vida feliz no se logra sin el hombre no es por
    sí mismo EI super-yo cultural ha elaborado sus ideales y
    erigido sus normas. Entre éstas, las que se refieren a las
    relaciones de los seres humanos entre sí están
    comprendidas en el concepto de la ética. En todas las
    épocas se dio mayor valor a estos sistemas
    éticos, como si precisamente ellos hubieran de colmar las
    máximas esperanzas. En efecto, la ética aborda
    aquel punto que es fácil reconocer como el más
    vulnerable de toda cultura. Por
    consiguiente, debe ser concebida como una tentativa
    terapéutica, como un ensayo
    destinado a lograr mediante un imperativo del super-yo lo que
    antes no pudo alcanzar la restante labor cultural. Ya sabemos que
    en este sentido el problema consiste en eliminar el mayor
    obstáculo con que tropieza la cultura: la
    tendencia constitucional de los hombres a agredirse mutuamente;
    de ahí el particular interés
    que tiene para nosotros el quizá más reciente
    precepto del super-yo cultural «amarás al
    prójimo como a ti mismo». La investigación y
    el tratamiento de las neurosis nos ha
    llevado a sustentar dos acusaciones contra el super-yo del
    individuo: con la severidad de sus preceptos y prohibiciones se
    despreocupa demasiado de la felicidad del yo, pues no toma debida
    cuenta de las resistencias
    contra el cumplimiento de aquéllos, de la energía
    instintiva del ello y de las dificultades que ofrece el mundo
    real. Por consiguiente, al perseguir nuestro objetivo
    terapéutico, muchas veces nos vemos obligados a luchar
    contra el super-yo, esforzándonos por atenuar sus
    pretensiones. Podemos exponer objeciones muy análogas
    contra las exigencias éticas del super-yo cultural.
    Tampoco éste se preocupa bastante por la constitución psíquica del hombre,
    pues instituye un precepto y no se pregunta si al ser humano le
    será posible cumplirlo. Acepta, más bien, que al yo
    del hombre le es psicológicamente posible realizar cuanto
    se le encomiende; que el yo goza de ilimitada autoridad
    sobre su ello. He aquí un error, pues aun en los seres
    pretendidamente normales la dominación sobre el ello no
    puede exceder determinados limites. Si las exigencias los
    sobrepasan, se produce en el individuo una rebelión o una
    neurosis, o se le
    hace infeliz.

    CONCLUSIÓN:

    En suma, los pensadores que han elaborado teorías
    para poder proporcionarle al hombre la felicidad "ya sea en sus
    ideales o en sus pasiones", han desarrollado desde la practica de
    la moral y la teoría de la ética a través de
    la historia, varios y diferentes puntos de vista para llegar a
    una posible forma de alcanzar la felicidad del hombre, lo que
    sucede es que estas proposiciones carecen de universalidad,
    porque cada vez que se plantea una solución ética a
    los problemas
    actuales de la humanidad, se enfoca en un determinado
    número de hombres y ello genera que la propia ética
    en vez de ser una solución ante los problemas humanos se
    convierta en la génesis de nuevos conflictos,
    porque genera desigualdades las cuales traen como consecuencia
    guerras y malentendidos entre los hombres. A partir de la falla
    de la ética, sólo queda que el sujeto trate de
    hacerse así mismo, unas normas y unas leyes que le
    ofrezcan felicidad y bienestar propio y que tal convicción
    propia e individual sea benéfica para los demás, a
    través de esta realización propia se podrá
    erigir hombre, libre y feliz, pero, ¿qué hacer con
    los otros? si los otros igualmente son hombres y tienen anhelos
    de libertad, y también querrán ser felices como el
    hombre que lo es o que lo fue. Por lo tanto al tratar de dar una
    solución de carácter netamente individualista, se
    cae en un error y es aquí donde pareciese que el hombre
    estaría destinado a nunca ser feliz. De esta manera se
    reconsidera la proposición de la felicidad del hombre y se
    formula que la felicidad al no lograrla en forma individual,
    habrá que construirla de forma colectiva, teniendo en
    cuenta las complicaciones del colectivismo, porque este
    colectivismo llevará a la perdida del sujeto. En
    conclusión, opino que, la mejor forma de ser feliz es
    creando por sí mismo una convicción de querer ser
    prudente en los actos cotidianos, junto con la construcción de un ideal que me lleve a
    determinar lo que debo hacer. De lo anterior se seguirá la
    interacción con el otro, durante esta interacción
    no habrán propuestas meramente teóricas, sino
    puramente practicas, porque si hay un fundamento teórico
    de mis convicciones, tal fundamento implicará que todo ha
    de ser igual y que no habrá la posibilidad de que ocurran
    cambios en la cotidianidad y por ello se caería en el
    dogmatismo extremo. De esta manera propongo que la ética y
    la moral no se deben entender como lo que significan sino como
    las acciones diarias entre hombres que viven en sociedad, un
    nuevo planteamiento sin fundamentos, con la aceptación del
    cambio de la naturaleza y la individualidad de cada
    hombre.

    BIBLIOGRAFÍA

    DICCIONARIO DE FILOSOFÍA EN CD-ROM.
    Copyright © 1996. Empresa Editorial
    Herder S.A., Barcelona. Todos Los Derechos Reservados. ISBN
    84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató Y
    Antoni Martínez Riu.

    GRAN DICCIONARIO
    ENCICLOPEDICO VISUAL. Copyright © 1992. Programa
    Educativo Visual. ISBN 958-642-045-0.

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    CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE
    DIOS

    Ciencias Humanas Y Sociales

    Filosofía

    Julián Alberto Morales
    Salamanca

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