En el presente artículo, pretendemos analizar e
investigar, cuál es la dirección de la hegemonía mundial,
que actualmente posee Estados Unidos,
así como presentar sus antecedentes y las posibles
consecuencias en nuestro mundo globalizado.
En los últimos años, sobre todo a partir del 11 de
septiembre de 2001, una de las cuestiones que más giran a
nivel mundial es la posibilidad que Estados Unidos pierda su
hegemonía mundial y por lo tanto saber qué
país sería su sucesor.
Por esto, consideramos importante plantear en este
artículo de investigación y análisis, tanto los antecedentes de la
hegemonía de Estados Unidos, ya que de esta manera se
entenderá mejor cómo ha mantenido su poder, como de
las consecuencias que han llevado a este país a la
posibilidad de perder su hegemonía mundial.
Sabemos que Estados Unidos es un país, que siempre ha
conseguido sus propósitos, a través de constantes
conquistas, dividiendo territorios, consiguiendo aliados.
¿Pero qué encierra el significado de
hegemonía, como para poder afirmar que Estados Unidos
cubre esas características?
Pues bien de acuerdo con Ana Esther Ceceña, el
hegemón o líder,
que en este caso es necesariamente un sujeto colectivo, tiene que
ser capaz de dirigir por la fuerza y por
la razón, por convicción y por imposición.
Es decir, la hegemonía emerge de un reconocimiento
colectivo que comprende tanto cualidades o preceptos morales que
adquieren estatuto universal como la energía o fuerza para
sancionar su cumplimiento. (Ceceña, Esther, Estrategias de
dominación y planos de construcción de la hegemonía
mundial, 2003).
Según Ana Esther Ceceña, el mundo capitalista, su
expansión y sus límites,
se construyen sobre la base de la competencia. "La
competencia y el incremento constante de la ganancia, la lucha
por el poder, la apropiación ilimitada de recursos de todos
tipos y la confrontación permanente de horizontes
políticos y civilizatorios es el motor que
estimula el desarrollo
incesante de las fuerzas productivas y de todos los mecanismos
que contribuyen a fijar las reglas y márgenes del juego del
poder y a entrar en la arena en condiciones de ganador".
(Ceceña, Esther, Estrategias de dominación y planos
de construcción de la hegemonía mundial, 2003).
La hegemonía sólo es posible mediante un compromiso
establecido colectivamente que lleva a avalar y compartir las
reglas de un juego que, si no brinda perspectivas de ganar, por
lo menos no atenta contra la cohesión social; la
gobernabilidad está garantizada siempre y cuando se
juegue, sin cambiar las normas, aun
sabiendo que el juego no nos pertenece aunque nos incluya.
(Ceceña, Esther, Estrategias de dominación y planos
de construcción de la hegemonía mundial, 2003).
Entonces, por este mismo concepto de
hegemonía, es que Estados Unidos este perdiendo su
posición ya que no entra mas en un acuerdo colectivo, al
contrario, cada vez va en contra del marco jurídico y
soberano, sobre todo de países pobres, incluso de instituciones
que se supone guardan el orden a nivel internacional, tales como
la ONU.
Entendida así la hegemonía, requiere de
una construcción simultánea en varios planos:
militar, económico, político y cultural.
Al término de la Guerra
Fría, se abrió una etapa de disputa por la
hegemonía global en las principales áreas del
desarrollo capitalista: entre Estados Unidos, la Unión
Europea y Japón,
donde el primero acumula capacidad militar, económica y
política,
pero especialmente ideológica y cultural, con tanta
iniciativa, que se coloca en la pirámide de la
dominación del sistema mundial.
(Holzmann, Guillermo. La Hegemonía de Estados Unidos.
Diciembre, 2001)
Así, con Estados Unidos habiendo mantenido una
década de expansión económica y afirmando su
poderío militar y cultural. Eso más allá de
la actual crisis
recesiva de Estados Unidos. Europa ha
intentado probar la consolidación de su moneda
única, y últimamente ya no está tan lejos de
estabilizar el lugar del euro en la disputa con el dólar y
de consolidar un mercado en
crecimiento. Por otro lado, Japón todavía no define
si pudiera ser otro candidato para tener la posición
hegemónica mundial.
No es casualidad, que en la mayoría de los conflictos
bélicos en el mundo, Estados Unidos, siempre tenga
intervención y mucho menos que en gran parte de ellos
Estados Unidos sea el protagonista y a su vez causante, no
obstante de pérdidas humanas, también de
invasión en un estado,
refiriéndonos a sus leyes,
autoridades e incluso gobernabilidad. (Secretariado de la AIT.
Irak, Petróleo y
la hegemonía mundial de los Estados Unidos (I). 2003)
El estudio de la economía mundial, de
las relaciones mundiales de dominación y de la
construcción de la hegemonía en ese mismo nivel
tiene como uno de sus referentes fundamentales al Estado
norteamericano. Éste efectivamente aparece como el
articulador y cabeza del capitalismo
mundial, y como el portador y garante de los valores
que, siéndole propios, son presentados, y resguardados,
como universales. El norteamericano, todavía en nuestros
días, es el único Estado que tiene la posibilidad
real de ser representante, globalmente, de un poder
también global que emerge, entre otros, sus procesos
económicos, militares y, en cierta medida,
culturales.
En el caso de los ataques a Estados Unidos el pasado 11
de septiembre de 2001, nos cuestionábamos, cuáles
serían las secuelas de la invasión a
Afganistán, pues ya no se trataba sólo de una
guerra contra
el terrorismo,
sino también en contra de toda una cultura,
incluyendo su religión, que es un
parte esencial de su forma de vida. Así, de acuerdo con el
Prof. Guillermo Holzmann, si eventualmente EE.UU. cae, pueden
pasar al menos dos cosas: una, que surja un país, aceptado
por el resto, que lo reemplace inmediatamente, lo que es
difícil de pensar. Francia y
China
serían probablemente los candidatos. O en su defecto,
todos los países que están detrás de EE.UU.
y que son más o menos similares, entran en una batalla por
lograr la hegemonía de todo el globo. A esto el profesor
menciona que estaríamos en una época feudal
posmoderna, por darle algún nombre atípico.
Aún así, estarán de acuerdo, que bajo estas
dos posibilidades todavía no se definiría el rumbo
de la hegemonía, por lo que tendríamos que
describir las condiciones políticas,
económicas, sociales y militares de los potenciales
candidatos. (Holzmann, Guillermo. La Hegemonía de Estados
Unidos. 2001).
Pero al mismo tiempo tenemos
que pensar, en qué tan factible es qué Estados
Unidos deje su actual posición hegemónica, porque
no cualquier ente poderoso abandona el poder, al menos que se
algo inevitable. Al respecto, volvemos a citar al Profesor
Guillermo Holzmann, cuando menciona que un país pierde una
posición de poder solamente por dos razones: porque la
quiere abandonar, lo que es impensable, o bien, porque lo
derrotan. (Holzmann, Guillermo. La Hegemonía de Estados
Unidos. 2001). Pero como estamos acostumbrados a ser testigos,
EE.UU. no va a aceptar una derrota, es por esto que nos atrevemos
a decir que, origina constantes conflictos bélicos,
prácticamente bajo cualquier pretexto, y que por lo tanto
lo de Afganistán es solamente una etapa, de un proceso mucho
más largo, una guerra para la que se tiene estimada una
duración de diez años.
Por cierto hablando de pretextos EE.UU., a raíz
de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono,
decide declarar la guerra al terrorismo. Esta guerra tiene cuatro
ejes fundamentales, definidos por EE.UU., a través de los
cuales debe ser evaluada. Uno diplomático, asociado al
apoyo internacional que EE.UU. logre en esta lucha. Todo ese
apoyo no es incondicional, sino negociado. El segundo es el
económico, orientado a lograr identificar, neutralizar y
eliminar cualquier tipo de transacción económica o
financiera que esté orientada al mantenimiento
de grupos
terroristas. El tercero, es el de inteligencia,
generar bases de datos
mundiales que permitan reunir toda la información acerca de grupos terroristas.
Finalmente, el eje militar, que es el que hoy día aparece
con mayor fuerza por los medios de
comunicación.
Quizás, el mayor éxito
de EE.UU. está en el ámbito de la inteligencia. Ha
logrado que países como China, Rusia, Francia, entre
otros, entreguen información para ubicar a grupos
terroristas. Por otro lado está el todavía latente,
conflicto en
Irak, que comenzó bajo el pretexto estadounidense que, el
régimen de Saddam Husein, poseía armas mortales
que ponían en peligro la humanidad. Obviamente, bajo este
tipo de excusas se tuvieron que analizar otras condiciones del
país, y pues se encontró que Estados Unidos
también conseguiría acceso a los enormes campos
petrolíferos de Irak, que poseen la segunda reserva
más importante de petróleo del mundo. Colin Powell,
Secretario de Estado de Estados Unidos, ha dicho que el
petróleo de Irak será "mantenido en confianza
para el pueblo iraquí", pero no dijo nada sobre quien
será pagado por extraer el petróleo del suelo y donde
irá este después. Es decir, el cambio de
régimen beneficiaría a las compañías
petrolíferas de Estados Unidos y Reino Unido, mientras
que, si el régimen sobrevive, los pozos de petróleo
serán perforados por las compañías rusas,
chinas, francesas e iraquíes. Pero principalmente, tiene
que ver con otro vecino de Irak, Arabia Saudita. Ya que Arabia
Saudita es la mayor nación
productora y exportadora de petróleo y tiene las mayores
reservas de crudo en el mundo. La producción petrolífera es muy
barata. De ser un aliado de los Estados Unidos, con un reino
autocrático capaz de ajustar la producción de
petróleo arriba o abajo de acuerdo con las cambiantes
necesidades americanas y de la economía mundial, Arabia
Saudita se ha convertido en un socio inestable y en el que no se
puede confiar.
Si los Estados Unidos triunfan con este escenario, no
simplemente se están asegurando sus propias necesidades
presentes y futuras de petróleo, sino también el
control de los
competidores como Francia, Alemania,
Rusia y China. Francia, Rusia y China ven que sus propios
proyectos
petrolíferos son expulsados del Oriente Medio, los Estados
Unidos no solamente mantendrán, sino que reforzarán
esta hegemonía. De esta forma podemos ver que el medio
más sólido de Estados Unidos para fortalecer su
hegemonía es su poder militar, sin embargo, habrá
algún país o países que implementen otra
política, y esta puede ser de lado
económico.
La seguridad
internacional ha empeorado y nos hemos alejado de una
solución en el conflicto palestino-israelí,
clave para una reestructuración de todo el Oriente Medio,
sin duda la región del mundo con mayor valor
estratégico en la actualidad. El hecho es que el
terrorismo se extiende a nuevos países (Irak,
Pakistán, Marruecos, Arabia Saudita), por lo tanto, si a
la larga Estados Unidos perdiera esta guerra, como la
Unión Soviética después de 10 años
perdió la de Afganistán, el perjudicado esta vez
sería Occidente, tomado el concepto en el sentido
político. (Sotelo, Estados Unidos en la
construcción de Europa, 2003, 1).
En el colmo de la arrogancia, el Gobierno de
Estados Unidos llegó a proclamar que "el que no
esté conmigo está contra mí", cuando en
realidad se puede estar muy bien contra la política de la
actual Administración y no sólo respetar
como se merece al pueblo norteamericano, sino incluso compartir
la idea de que sin la hegemonía de Estados Unidos no cabe
hoy por hoy un orden mundial que funcione. Pero aceptar lo obvio
no debe implicar que se renuncie a criterios propios y se deje de
criticar lo que sea erróneo o reprobable, y la guerra de
Irak ha sido lo uno y lo otro. (Sotelo, Estados Unidos en la
construcción de Europa, 2003, 2).
Por otro lado cada país de la Unión
Europea se posicionó frente a la guerra sin preocuparse de
la actitud de los
demás socios, creemos necesario insistir que la fragilidad
de Europa radica en que todos los países de la
Unión, sin excepción, consideran las relaciones
bilaterales con Estados Unidos más importantes que las que
mantienen entre sí o con las instituciones comunitarias.
(Sotelo, Estados Unidos en la construcción de Europa,
2003, 3).
Es importante tener muy presente que la integración política de Europa no
puede llevarse delante sin un consenso mínimo con Estados
Unidos, entendiendo que la renovación de las relaciones
con Estados Unidos y una política común europea,
exterior y de defensa, son procesos interdependientes. (Sotelo,
Estados Unidos en la construcción de Europa, 2003,
4).
Así, la guerra contra Irak parece ser el golpe de
una hegemonía en decadencia y tal vez, la evidencia de la
pérdida de relevancia del dólar en cuanto reserva
de valor y básicamente de moneda única para las
transacciones mundiales de petróleo. La Unión
Europea ve fortalecida su moneda, apoyada claro está en
las bases de lo que es la política doméstica e
internacional de los Estados Unidos. (Clark "The real reasons for
upcoming war in Iraq: a
macroeconomic and geostrategic analysis of the unspoken
thruth",2003)
La guerra distanció a EEUU del eje constituido
por Francia y Alemania y, al mismo tiempo, produjo una fisura en
la Unión Europea, donde no sólo Gran
Bretaña, sino además España,
Italia y
numerosos países del Este se alinearon con Washington. El
presidente francés, Jacques Chirac, así como el
canciller alemán Gerhard Schroeder, abogan por un mundo
"multipolar", idea a la que también han adherido Rusia y
China.
Dentro y fuera de EEUU, se ha identificado el concepto del
"imperio americano". La estrategia que lo
sustenta, es impulsada por conservadores como Robert Kaplan, que
la considera una respuesta a una "realidad imperial". Eric
Hobsbawm piensa que la política neoconservadora no se
ajusta a los intereses económicos norteamericanos y que
puede desestabilizar el mundo y militarizar la sociedad
estadounidense.
EEUU busca buenas relaciones entre las grandes potencias pero
también construir y mantener sus defensas más
allá de cualquier reto. Sus fuerzas serán lo
bastante potentes como para disuadir a adversarios potenciales de
emprender una acumulación de fuerzas militares con la
esperanza de sobrepasar el poderío de Estados Unidos. El
objetivo de
EEUU es llevar la esperanza de democracia,
desarrollo, mercados libres y
libre comercio
a todo el mundo.
Así, las Naciones Unidas,
orden internacional, que ha sido el más estable y
próspero de la historia, se basaba en
acuerdos por los cuales EEUU hacía que su poder fuera
seguro para el
mundo y, en devolución, el mundo acordaba vivir dentro del
sistema estadounidense. EEUU daba protección y acceso a su
mercado y su tecnología a los
aliados de Europa y Asia, que a
cambio aceptaban el liderazgo
norteamericano, operaban dentro del sistema político y
económico convenido y proporcionaban apoyo
diplomático, logístico y económico.
Los elementos principales de la estrategia son siete: 1)
mantenimiento de un mundo unipolar, sin competidores para EEUU;
2) nuevo análisis de las amenazas globales: los grupos
terroristas; 3) obsolescencia del concepto de "disuasión"
-que no funciona con las redes terroristas- y su
reemplazo por el uso preventivo de la fuerza contra las amenazas
potenciales; 4) aplicación condicional del derecho de
"soberanía", que pueden perder los estados
que brinden apoyo a los terroristas a sabiendas o por incapacidad
de hacer cumplir la ley; 5)
unilateralismo y desvalorización de las reglas y tratados
internacionales y las alianzas de seguridad; 6) acción
directa y sin restricciones de EEUU ante las amenazas, debido a
la inadecuada capacidad militar de los otros países; 7) la
estabilidad internacional no es un fin en sí mismo:
desestabilizar el Sudeste Asiático puede ser el precio
necesario para desalojar el régimen de Corea del
Norte.
La "estrategia neoimperial" enfrenta, sin embargo,
peligros que la vuelven, insostenible. La clave del prolongado
liderazgo estadounidense ha sido ejercer el poder dentro de
alianzas y de estructuras
multinacionales. Pero ahora es dudoso que una estrategia de no
proliferación basada en la acción unilateral
funcione en el largo plazo, pues debilitará los mecanismos
multilaterales -como las inspecciones y las sanciones- que son
indispensables en casos más complejos que el de Irak.
(Hobsbawm, After the Winning of the War, Le Monde Diplomatique,
2003).
Debido a su superioridad tecnológica, Estados Unidos no
tiene rivales en el plano militar, pero su economía es una
porción declinante de la economía mundial, se basa
en activos en
disminución y es vulnerable en el corto y el largo plazo.
El mundo es demasiado complicado para ser dominado por un solo
Estado.
En el orden doméstico, el riesgo mayor para
un país que busca el control del mundo por medios
esencialmente militares es el peligro de la
militarización. La principal amenaza a nivel internacional
es la desestabilización del mundo.
El "imperio norteamericano" podría no durar por varias
razones. La más inmediata es que la mayoría de los
estadounidenses no está interesada en el imperialismo
ni en gobernar el mundo. La debilidad de la economía
hará que el gobierno y los electores estén menos
dispuestos a seguir realizando operaciones
militares en el exterior.
Las ideas sobre el orden internacional de Robert D. Kaplan
parecen haber ejercido influencia sobre la
administración Bush. Kaplan describe la conflictiva
región que se extiende desde el centro de Europa hasta el
Mar Caspio. "El mundo es un mal lugar, con mucha mala gente que
puede hacernos daño, y el compromiso moral
más importante para Norteamérica es preservar su
poder". Además, menciono que "muchos enemigos
pequeños tienen mayor agilidad y decisión" que
EEUU. "Uno de los mayores peligros hoy en día es una
versión bioquímica
de Pearl Harbor", destacó. "Existe ya el término de
la guerra asimétrica. No vamos a tener la suerte de tener
una guerra entre iguales". (Kaplan: "Reagan era todo menos
conservador", El País, 2001).
En La Anarquía que Viene, un ensayo
publicado en 1994 en The Atlantic Monthly, Kaplan había
pronosticado para las siguientes décadas un mundo agobiado
por la degradación ambiental y la falta de recursos, el
exceso de población, la proliferación de
enfermedades, el
delito, la
erosión
del estado-nación, el choque cultural y étnico, el
surgimiento de los ejércitos privados. La
civilización se bifurcaría entre una minoría
enriquecida y saludable, rodeada de tecnología, y el resto
de la humanidad sumido en la pobreza y la
crisis ambiental. (Kaplan, The Coming Anarchy, The Atlantic
Monthly, 1994, p. 44-76).
Grandes estados, India, China,
Nigeria, Brasil, y
regiones -Medio Oriente, África Occidental, se
tornarían crecientemente ingobernables. El historiador
militar Martin van Creveld anticipaba (sugirieron por entonces a
Kaplan funcionarios del Pentágono) cómo
serían las guerras del
siglo XXI. Con la declinación del estado-nación
llegarían a su fin los conflictos entre estados, que
habían predominado en los últimos 300 años.
A medida que el estado
perdiera el monopolio de
la fuerza, las guerras del futuro se asemejarían a las de
Europa medieval.
Liberia, Sierra Leona, Somalía, los Balcanes, el
Cáucaso, Colombia, eran
ejemplos tempranos de este escenario, donde el territorio se
fragmenta en señoríos, las lealtades se estrechan
al grupo
inmediato de milicianos, "hay cada vez menos Política", la
distinción entre guerra y delito se desvanece y los
civiles sufren toda clase de atrocidades. "La tecnología
será utilizada con fines primitivos", advertía
Kaplan. Además, "las entidades que hacen la guerra ya no
estarán restringidas a un territorio específico.
Vagos y oscuros organismos como esas organizaciones
terroristas islámicas sugieren por qué
tendrán cada vez menos significado las fronteras y
más los estratos sedimentarios de la identidad y el
control tribal".
Casi diez años después de La
Anarquía que Viene y terminada la guerra en Irak, la
visión de Kaplan no ha variado sustancialmente. En un
nuevo artículo (Supremacía Furtiva 2003) presentan
esencialmente el pasado. El futuro del conflicto militar y de las
responsabilidades globales de EEUU está mejor ilustrado en
Colombia. Kaplan da por sentada la realidad imperial
norteamericana, sin embargo, se concentra en discutir cómo
debería ser administrada. (Kaplan: Supremacy by Stealth,
The Atlantic Monthly, 2003. Ver también entrevista a
Kaplan: The Hard Edge of American Values, The Atlantic Online,
2003.
Un mundo administrado por China, por una Unión
Europea dominada por el eje francoalemán y aliada con
Rusia, sería infinitamente peor que el actual.
También si la responsabilidad recayera en las Naciones Unidas.
"Cuanto más gente está involucrada, más
mediocres son las decisiones. Las decisiones difíciles
tienden a ser tomadas por pequeños grupos de personas
dispuestas a correr riesgos",
menciona Kaplan.
Es probable que dentro de dos o tres décadas surjan las
condiciones para un sistema internacional interdependiente, pero
hasta entonces "es tarea de Estados Unidos mantener un poco de
orden y estabilidad".
¿Por qué Colombia ("pude haber utilizado Filipinas
o Nepal", aclara) ilustra el futuro de las intervenciones
norteamericanas? Por la presencia de esas "organizaciones
guerrilleras que son una suerte de corporaciones descentralizadas
divididas en baronías y franquicias"
y, por esta razón, "muy, muy difíciles de
derrotar". Porque muestra en
qué medida el terrorismo en el mundo "está
interrelacionado con el delito". En Colombia, asegura Kaplan,
tanto los grupos de derecha como de izquierda, han marginado la
ideología y hecho de la guerrilla "un
negocio" construido sobre el narcotráfico, los secuestros, las
falsificaciones y la confiscación de ingresos
petroleros a los gobiernos locales.
Kaplan resume las técnicas
de "administración del imperio": poner los mejores hombres
en el terreno, donde se toman diariamente las microdecisiones de
política exterior; apelar a los inmigrantes o a sus hijos
(latinos en el comando sur, descendientes de árabes en el
comando central), aprovechando que EEUU es una sociedad
internacional; utilizar a los militares para promover la
democracia ("no alcanza con tener las ideas correctas;
también hay que tener poder económico y militar
detrás de ellas, o no se extenderán"); luchar en
todos los frentes, incluyendo los medios de
comunicación; hablar en lengua
victoriana pero pensar en términos
paganos…
El documento de la doctrina Bush resalta la necesidad de
una cooperación sostenida con los aliados de Europa,
recibe los esfuerzos para crear una identidad de política
exterior y de defensa más grande de la Unión
Europea y se compromete a celebrar consultas para armonizar ese
desarrollo con la OTAN.
Recordemos que, según Samuel Huntington, en la era del
choque de civilizaciones una alianza entre Europa y EEUU es
deseable y natural, porque se funda en la cultura occidental
compartida. Para EEUU, ni el internacionalismo ni el
aislacionismo, ni el multilateralismo ni el unilateralismo
serán lo que mejor sirva a sus intereses, sino una postura
occidental de estrecha cooperación con sus socios
europeos. El objetivo de esa cooperación debería
ser preservar y proteger las cualidades únicas de la
civilización occidental (no tratar de imponerlas a otras
civilizaciones, propósito que Huntington considera
"inmoral" y "peligroso", pues conduce al "imperialismo").
(Huntington: El choque de civilizaciones y la
reconfiguración del orden mundial, 2000, pp. 372-374).
Después de los atentados del 11 de Septiembre, la
supremacía de EEUU no sólo es mucho menos duradera
de lo que parece, sino que ya ha comenzado a disminuir. Y el
retador en ascenso no es China ni el mundo islámico, sino
la Unión Europea, una organización política emergente que
se encuentra en el proceso de organizar los impresionantes
recursos y las ambiciones de sus estados-nación
separados.
Por lo tanto, prácticamente nosotros concluimos, que se
vislumbra un panorama hacia la Unión Europea, como posible
sucesor hegemónico de Estados Unidos, pues de acuerdo con
Kapla, estos dos estados ya casi se encuentran al mismo nivel, lo
que le da más posibilidades a la Unión Europea
poseer la hegemonía mundial. Sin embargo hay que ver si se
volvería necesaria una estrecha relación con
Estados Unidos.
Bibliografía:
- Holzmann, Guillermo. La Hegemonía de Estados
Unidos. Diciembre, 2001. Review, http://www.uchile.cl/unoticias/n30/hegemonia.html - Secretariado de la AIT. Irak, Petróleo y la
hegemonía mundial de los Estados Unidos (I). Febrero
2003. Review en: http://www.iwa-ait.org/iraq-es.html - C. Gambina, Julio. Los rumbos del capitalismo, la
hegemonía de Estados Unidos y la perspectiva de la clase
trabajadora. Review, http://www.clacso.edu.ar/~libros/cecena/gambina.pdf - Secretariado de la AIT. Irak, Petróleo y la
hegemonía mundial de los Estados Unidos (II). Marxo
2003. Review en:
http://www.iwa-ait.org/iraq-II-es.html - Estrategias de dominación y planos de
construcción de la hegemonía mundial recuperado:
13/octubre/03
http://www.redem.buap.mx/semcecena.htm - Sotelo, Ignacio "Estados Unidos, en la
construcción de Europa", octubre 2003, review,
http://www.elpais.es - W. Clark "The real reasons for upcoming war in Iraq:
a macroeconomic and geostrategic analysis of the unspoken
thruth"; febrero, 2003, review
hhtp://print.indymedia.org/front.php3 - Hobsbawm Eric: After the Winning of the War, Le Monde
Diplomatique, June 2003. - Entrevista a Robert Kaplan: "Reagan era todo menos
conservador", El País, 25 de marzo de 2001. - Robert D. Kaplan: The Coming Anarchy, The Atlantic
Monthly, February 1994, Volume 273, Nº 2, pages
44-76. - Robert D. Kaplan: Supremacy by Stealth, The Atlantic
Monthly, July/August 2003. Ver también entrevista a
Kaplan: The Hard Edge of American Values, The Atlantic Online,
June 18, 2003. - Samuel P. Huntington: El choque de civilizaciones y
la reconfiguración del orden mundial, Paidós,
Buenos
Aires, 2000, pp. 372-374.
Autor:
Adriana Alcántara Ibarra
Rosa Ileana Arreola Ceballos
Asael Mercado Maldonado