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Historia moderna




Enviado por martindisanto71




    Historia moderna

    La revolución científica
    Filosofía, astronomía y física en la edad moderna

    Indice
    1. La
    revolución científica en la
    historia

    2. Los teóricos de la
    ciencia

    3. El desarrollo de la revolución
    científica

    4. Bibliografía
    utilizada

    1. La revolución
    científica en la historia

    "La ciencia
    moderna no ha brotado perfecta y completa de los cerebros de
    Galileo y Descartes,
    (…) había sido preparada por un largo esfuerzo del
    pensamiento. Y
    no hay nada más interesante, más instructivo ni
    más sobrecogedor que la de la historia de ese esfuerzo, la
    historia del
    pensamiento
    humano que trata con obstinación los mismos eternos
    problemas,
    encontrando las mismas dificultades, luchando sin tregua contra
    los mismos obstáculos y forjando lenta y progresivamente
    los instrumentos y herramientas,
    es decir, los nuevos conceptos, los nuevos métodos de
    pensamiento, que permitirán por fin superarlos".
    Alexandre Koyré
    El término o concepto de
    Revolución Científica, lo debemos a los
    historiadores del período de la
    Ilustración, quienes calificaron las transformaciones
    introducidas por Copérnico, Galileo, Newton y otros
    en la astronomía y física como rupturas
    revolucionarias con el pasado que iniciaron periodos nuevos en el
    pensamiento. Esta interpretación que ve el desarrollo de
    la ciencia
    puntuado por discontinuidades creativas interesa desde hace mucho
    tiempo a los
    historiadores.
    El sello de la revolución científica está
    impresa en la investigación actual: quien
    acuñó el concepto fue el
    ruso Alexandre Koyré, quien la empleó por primera
    vez en 1939. Rupert Hall lo utilizó como titulo para su
    libro The
    Cientific Revolution (1954), y la idea se incorporó al
    acervo anglo-norteamericano a través de The Originas of
    the Modern Science 1300-1800 de Butterfield (1949). Otro ejemplo
    "paradigmático" es el de Thomas S. Khun con La Estructura de
    las Revoluciones Científicas de 1962. La investigación en estos términos se
    ha visto enfrentada a numerosos problemas,
    como por ejemplo el de la cronología. La mayor parte de
    los historiadores afirman que la revolución
    científica se extiende a lo largo de los siglos XVI y
    XVII, desde Vesalio y Copérnico hasta Newton. Otros
    consideran periodos más cortos centrando la
    revolución en el siglo XVII, y otros incluso algunos
    períodos más largos, remontando a los pensadores
    "modernos" a partir del siglo XIII.
    Por otra parte los historiadores tampoco se ponen de acuerdo
    respecto a que lugar ocupa la revolución científica
    en el conjunto de la historia, situándola algunos como
    parte de otras revoluciones como la burguesa; o a la inversa,
    como Hall que considera el cambio
    científico como al margen de presiones
    socioeconómicas y políticas.
    Para la realización de este trabajo sobre la
    revolución científica tomaré una
    posición intermedia entre ambas, ya que el desarrollo que
    concluye con una ciencia
    institucionalizada se mantuvo prácticamente aislado de
    presiones políticas
    y económicas, en entidades como la Royal Society o la
    Academia de Ciencias de
    Paris, y a su vez ninguna filósofo natural o
    institución se encontró totalmente ajeno a las
    circunstancias socioeconómicas y políticas, ni de
    "los limites de lo pensable" de su época.
    Según Koyré, Butterfield, Hall y sus
    discípulos, la ciencia se
    había transformado por medio de saltos impredecibles de la
    razón, idea conocida como "Interpretación
    Clásica". Para ellos, la ciencia es fundamentalmente
    pensamiento, y como tal y en ultimo extremo filosofía; es
    una empresa
    profundamente intelectual, cuyo objeto reside en alcanzar una
    comprensión del cosmos en términos que son en
    último extremo filosóficos.
    La formación de la actitud
    científica moderna es una línea divisoria mucho mas
    importante que el Renacimiento o
    la Reforma, fue el momento en que en Europa se produjo
    la llegada de una nueva era intelectual y espiritual en que la
    civilización occidental superó las
    mitologías tradicionales para afrontar las realidades de
    la naturaleza, y
    constituyó una gran línea divisoria entre la
    mentalidad tradicional o primitiva de los "antiguos" y la
    racionalidad madura de los "modernos".
    Rupert Hall caracteriza la revolución científica
    como el
    conocimiento del mundo externo que actualmente suponemos que
    existe con independencia
    del hombre
    –aunque en el
    pasado reciente existía la creencia universal de que una
    de las mejores razones para estudiar la naturaleza era la
    intima relación entre esta y el
    hombre-.
    (…) es el fenómeno de desplazamiento
    –todavía parcial, incompleto- de una idea de la
    naturaleza por otra idea; de una "visión del mundo" por
    otra.
    (…) la ciencia moderna se diferencia notablemente (…). Exige
    criterios rigurosos en la observación y los experimentos.
    Excluye los agentes espirituales de su esfera y acepta un
    materialismo
    puro (..). Distingue entre teorías
    confirmadas, hipótesis plausibles y especulaciones
    tentativas: tres grados de confianza y tal vez, a la inversa,
    tres grados distintos de estímulo intelectual. Es
    sumamente matemática
    en su estructura y
    argumentos. (…) la mejor prueba de una teoría
    es la verificación de las conclusiones (predicciones)
    extraídas de ella. Además las teorías
    incitan a la investigación y los frutos de ésta
    imponen la formulación de teorías. (…) Estas
    características se adquirieron mediante el
    estudio de la naturaleza durante un periodo de transición
    que desde finales del siglo XVII se denomina por conveniencias
    "revolución científica" y se retuvieron mediante el
    desarrollo detallado tanto del conocimiento
    basado en datos como en su
    ordenamiento teórico.
    Hall concluye: "podría decirse que este libro trata de
    la victoria de la racionalidad sobre la religiosidad".
    Parece útil caracterizar las transformaciones que
    ocurrieron en la ciencia en los siglos XVI y SXVII como
    revolucionarios. Las doctrinas tradicionales se habían
    atrincherado fuertemente en los seminarios y Universidades,
    libros de
    texto,
    programas y en
    las mentes cultas, y estaban protegidas por los guardianes de la
    ortodoxia intelectual: las iglesias cristianas, el papado; en
    episodios claves como la quema de Giordano Bruno y el juicio a
    Galileo. Lo cierto es que el siglo XVII fue un escenario de
    violentos conflictos
    entre filosofías naturales rivales, que se
    convertían en luchas entre lo viejo y lo nuevo. Muchas
    ciencias
    experimentaron reorientaciones fundamentales: en
    astronomía, física, química, desde el
    punto vista metodológico, y uno de los más
    importantes: en las matemáticas, cuyos adelantos dieron la
    ciencia la posibilidad de calcular y controlar aspectos que antes
    habían sido impresionistas. Consideradas colectivamente,
    este conjunto de investigaciones
    supusieron una progresión de fructíferas
    reformulaciones de fundamentos hasta que, especialmente con
    Newton, se alcanzó una síntesis
    coherente, de extraordinario alcance y potencial y capaz de
    solucionar tanto los problemas cotidianos, como de generar
    futuras investigaciones.
    Las transformaciones ocurridas en la ciencia no solo eran
    revolucionarias en cuanto a las técnicas y
    conceptos, sino también en la medida que situaron a la
    ciencia en un papel no
    conocido en la cultura y
    conciencia
    europeas. Impusieron nuevas concepciones de la naturaleza y de la
    relación del hombre con
    ella, una naturaleza que se había descubierto como
    realmente era: racional, regulada, gobernada por leyes y mecánica. Mas exactamente las ciencias del
    siglo XVII impusieron su propio modelo de
    naturaleza como orden regular y mecánico que legitimaba el
    control
    intelectual y practico de la naturaleza por parte del
    científico. Se elaboraron nuevas formulaciones de los
    principios
    fundamentales. Fue necesarios insistir en una división
    entre Dios y la naturaleza, quien en la filosofía mecánica se atribuía toda actividad,
    pero con un papel cada vez
    más distante, quedando la naturaleza reducida a una
    maquina inerte y pasiva. También con el cartesianismo
    fueron separados en hombre y la naturaleza, separación que
    le permitió actuar sobre ella. Una vez que la naturaleza
    había sido "desencantada", los científicos
    reclamaron cada vez con mas fuerza el
    derecho del hombre –como dijo Bacon- a "conquistarla y
    subyugarla", a someterla a la "tortura" para que revelara la
    verdad. Dios se hizo más remoto y la naturaleza menos
    sacrosanta. El derecho del hombre al progreso a través de
    la consecución del conocimiento
    de la naturaleza pasó a ser el eje central de las
    teorías más influyentes sobre el destino humano, y
    la conquista de la naturaleza se convirtió en un objetivo
    practico, noble, incluso divino.
    La transformación material de Occidente durante los
    últimos tres siglos habría sido imposible sin la
    capacidad técnica generada por la ciencia del siglo XVII,
    pero también habría sido impensable sin la
    sanción y el estimulo de nuevas visiones de las ciencias y
    la naturaleza formuladas por el baconianismo, el cartesianismo y
    otras filosofías paralelas del siglo XVII.
    Una característica importante del desarrollo
    científico durante los siglos XVI al XVIII, es que las
    ciencias actúan en subculturas, quedando al margen en
    diversos grados, de las presiones políticas diversas,
    elemento que debemos tener en cuenta por ser uno de los rasgos
    fundamentales y duraderos de la transformación
    científica del período.
    En efecto, el siglo XVII contemplo dos acontecimientos
    fundamentales con respecto a la posición social de la
    ciencia. El primero de ellos es la fundación de sociedades
    dedicadas exclusivamente a la ciencia natural (…), con
    frecuencia bajo protección real, pero generalmente con una
    cierta autonomía. (…) la ciencia fue "socializada" y, en
    consecuencia, por primera vez se alcanzó una cierta
    presencia pública con independencia
    de la corte, la Iglesia o la
    Universidad. En
    segundo lugar, la ciencia adquirió una voz internacional
    más estable. En especial, el incremento de publicaciones
    científicas a través de la revistas institucionales
    como la Philosophical Transactions, de la Royal Society, hizo
    surgir un autentico cosmopolitismo científico.
    (…) a través de este tipo de acontecimientos iría
    tomando forma una comunidad
    científica.
    Todo este tipo de acontecimientos dio a la ciencia una
    extraordinaria continuidad como institución social que en
    parte explican
    que se haya visto inmune desde el siglo XVII a los ataques de los
    contrarrevolucionarios.

    2. Los teóricos de
    la ciencia

    Thomas Khun y Alexandre Koyré:
    Para desarrollar la historia de la revolución
    científica y su papel en la Edad Moderna y
    en el desarrollo de la civilización occidental, utilizare
    como marco
    teórico, dentro de la denominada Interpretación
    Clásica, a diferentes obras de Thomas S. Khun y Alexandre
    Koyré.
    En los estudios de reflexión sobre la ciencia, existen
    diferentes aportes que vienen de diferentes dimensiones,
    vinculadas a la epistemología, la filosofía de la
    ciencia, la historia de la ciencia, la sociología de la ciencia y la psicología y psicoanálisis de la ciencia. Los modelos que
    utilizaré que actualmente están en concurrencia
    son: el campo anglosajón, cuyas referencias fundamentales
    hacen énfasis en la historia y la sociología de la ciencia; y el campo
    francés, que hace énfasis en la epistemología y la historia de la
    ciencia.
    Thomas S. Khun:
    Dentro del campo anglosajón, Thomas Khun es uno de los
    más destacados referentes. De su obra La Estructura de las
    Revoluciones Científicas, tomaré el concepto de
    paradigma, muy
    utilizado en las ciencias físico-naturales y
    también en las ciencias
    sociales. Dicho concepto designa entre otras cosas tipos
    específicos de prácticas de investigación,
    también se utiliza en sustitución de "esquema
    teórico", "cuadro teórico", "estructura organizada
    de supuestos". Adquiere una dimensión más compleja
    cuando si le asocia a los que Khun llama "ciencia normal".
    Para Khun la historia de la ciencia tiene periodos de crisis o de
    revoluciones, y periodos de "ciencia normal". En los periodos de
    ciencia normal los sabios trabajan para desarrollar las
    implicaciones sobre puntos particulares. Se relaciona con el
    termino paradigma en
    el sentido que la ciencia normal, debe responder al paradigma
    dominante. La investigación, en los períodos de
    ciencia normal es tratada de manera que los hechos que estudia
    puedan ser clasificados en las casillas suministradas por el
    paradigma. Los paradigmas
    suministran los criterios de validez de los enunciados al fijar
    el consenso de la sociedad de
    sabios. La investigación normal se preocupa muy poco de
    encontrar novedades. Cuando un enigma científico es tan
    grande que no puede ser resuelto y llega a ser considerado como
    una anomalía, aparece una transición hacia una
    crisis, es el
    pasaje de la ciencia normal a la ciencia extraordinaria.
    Las revoluciones científicas o periodos de ciencia
    extraordinaria aparecen cuando los especialistas no pueden
    ignorar por mas tiempo las
    anomalías que aparecen en la tradición establecida
    en la practica científica, cuando los fracasos se acumulan
    y los sabios dudan de sus propios principios. Las
    crisis comienzan con un cuestionamiento al paradigma, por un
    debilitamiento de las reglas de investigación normal, y
    surge una necesidad de considerar otro s tipos de
    investigación. Para que una revolución
    científica tenga lugar, el sabio debe renunciar a la
    visión del mundo que tenia hasta ese momento y adecuarse a
    una nueva visión.
    Dice Khun al respecto de la revolución
    científica:
    La ciencia normal es la que produce los ladrillos que la investigación científica esta
    continuamente añadiendo al creciente edificio del conocimiento
    científico. Esta concepción acumulativa del
    desarrollo científico es familiar y ha guiado la
    elaboración de una considerable literatura
    metodológica. (…) Pero el desarrollo científico
    manifiesta también una modalidad no acumulativa, y los
    episodios que la exhiben proporcionan claves únicas de una
    aspecto central del conocimiento
    científico.
    (…) Los cambios revolucionarios son diferentes (…), ponen en
    juego
    descubrimientos que no pueden acomodarse dentro de los conceptos
    que eran habituales antes de que se hicieran dichos
    descubrimientos.
    (…) cuando este tipo de cambio
    de referentes acompaña un cambio de
    ley o teoría,
    el desarrollo científico no puede ser totalmente
    acumulativo. No se puede pasar de lo viejo a lo nuevo mediante
    una simple adición a lo que era ya conocido.
    El ejemplo más importante que desarrolaré es el de
    la transición de la física aristotélica a la
    newtoniana. Las características del cambio revolucionario
    que Khun enumera, son las siguientes: a) los cambios
    revolucionarios son en un sentido holistas, no pueden hacerse
    poco a poco y contrasta así con los cambios normales o
    acumulativos; b) se desarrolla un cambio en que se determinan sus
    referentes, en el lenguaje no
    solo se alteran los criterios con que los términos se
    relacionan con la naturaleza, altera además el conjunto de
    objetos o situaciones con los que se desarrollan esos
    términos, se genera un cambio en las categorías
    taxonómicas. La característica esencial es su
    alteración del conocimiento de la naturaleza
    intrínseco al lenguaje
    mismo.
    La violación o distorsión de un lenguaje
    científico que previamente no era problemático es
    la piedra de toque de un cambio revolucionario.
    Alexandre koyré:
    Alexandre Koyré está incluido en el denominado
    campo francés. Su método
    consiste en preguntarse, frente a un autor, a su
    obra, cuales fueron en su época las limitaciones de lo
    pensable y dentro de esos límites,
    qué explica que ese pensamiento haya aparecido en lugar de
    otro. De la misma forma que Bachelard y la mayoria de
    científicos y filosofos en el campo francés,
    Koyré asume una posición "discontinuista" en
    epistemología e historia de las ciencias,
    característica por ejemplo, de Michel Foucault, en
    quien influyo fuertemente. Señala que el cambio del
    pensamiento filosófico y científico del siglo XVII,
    transforma al hombre de espectador de la naturaleza en posesor y
    maestro, conduciendo finalmente a la mecanización de la
    concepción del mundo. Coincide con Bachelard en su
    antiempirismo: para él la experiencia es secundaria, el
    mundo de las ideas es fundamental.
    Dice que el papel de la "subestructura filosófica" ha sido
    de suma importancia –sino fundamental- en el desarrollo de
    las ciencias, a pesar toda la carga en contra de esa
    subestructura por parte de los historiadores de
    orientación positivista de los siglos XIX y XX.
    Admitamos, pues, que las consideraciones filosóficas no
    son mas que andamios… ahora bien, dado que raramente se ve que
    las casas se construyan sin estos, la comparación
    podría llevarnos a una conclusión diametralmente
    opuesta, la de la necesidad absoluta de los andamios que
    sostienen la construcción y la hacen posible.
    (…) la historia del pensamiento científico nunca ha
    estado
    enteramente separada del pensamiento filosófico.
    Las grandes revoluciones científicas siempre han estado
    determinadas por conmociones o cambios de concepciones
    filosóficas.
    El pensamiento científico (…), no se desarrolla in
    vacuo, sino que siempre se encuentra en el interior de una cuadro
    de ideas, de principios fundamentales, de evidencias
    axiomáticas que habitualmente han sido consideradas como
    pertenecientes a la filosofía.
    De este comentario de Koyré se desprende la absoluta
    importancia de la filosofía y el pensamiento en la
    transición a la ciencia moderna, especialmente en lo
    referente a la astronomia y la física.

    3. El desarrollo de la
    revolución científica

    Filosofía, astronomía y física en
    la Edad Moderna
    De La Filosofía Natural A La Ciencia Moderna
    Tomando la concepción de la historia de la ciencia de
    Koyré, trataré brevemente un panorama de la
    filosofía
    moderna del siglo XVII, y su relación con la ciencia,
    o más exactamente como la filosofía natural se fue
    gradualmente escindiendo hasta convertirse en dos entidades
    separadas e incluso opuestas: la filosofía y la
    ciencia.
    Los caracteres generales de la filosofía del siglo XVII:
    este periodo señala la madurez de la conciencia
    filosófica moderna y abarca su etapa más
    productiva. Se desarrolla un pensamiento cuyos caracteres
    difieren notablemente del renacentista anterior. Encontramos
    nuevos métodos en
    las prescripciones baconianas y cartesianas, de hecho, la
    filosofía
    moderna adulta se inaugura con dos tratados
    metodológicos: el Novum Organon de Francis Bacon, y el
    Discurso del
    Método de
    Rene
    Descartes.
    La filosofía del siglo XVII adopta un tono severo muy
    próximo al de las ciencias, y mantiene con estas una
    estrecha relación. Muchos de sus hombres son al mismo
    tiempo científicos. Los influjos de unos sobre los otros
    no proceden del adoctrinamiento universitario, que suele
    mantenerse en el terreno de la tradición medieval,
    la
    comunicación entre filósofos se entabla por la lectura de
    sus obras, el trato personal, el
    acercamiento en viajes, y
    mediante una correspondencia científica y
    filosófica sumamente abundante. Para el progreso del
    pensamiento, especialmente de las ciencias, fue considerable la
    creación de las Academias, que contrastaba con el
    envejecido y anquilosado de las Universidades. A la
    propensión mística de los pensadores renacentistas,
    sucede un intelectualismo que se escinden el racionalismo
    de Descartes,
    Spinoza y Leibniz, y el empirismo de
    Bacon, Locke, Berkeley y Hume.
    A partir del siglo XVII la ciencia adquiere un ímpetu y
    una influencia sobre la vida humana que antes no poseía,
    se inicia lo que podría llamarse la
    profesionalización de la filosofía en ciencia. Este
    es el primer siglo en que se puede distinguir, aunque no con
    precisión, estos dos tipos de sabios: científicos y
    filósofos. En este momento los
    filósofos ya no pueden considerase "hombres de ciencia". A
    partir del siglo V aC.. Cuando surgieron los primeros
    filósofos naturales, y hasta bien entrado el siglo XVI
    dC., la ciencias y la filosofía fueron la misma cosa,
    tuvieron el mismo nombre: filosofía natural, y fueron
    cultivadas sin distinción desde Tales de Mileto
    hasta Leonardo Da
    Vinci. Naturalmente, al iniciarse la separación entre
    científicos y filósofos, la nuevas especie que
    predomino por buen tiempo fue la híbrida. Sin embrago, los
    hombres del siglo XVII, tenían ya su vista dirigida al
    futuro y sus esperanzas en este mundo, diferente de los de la
    Edad
    Media.

    El profeta de la nueva filosofía era Francis
    Bacon (1561-1626), quien llegó a prometer que la nueva
    filosofía conduciría a la Instauratio Magna, la
    restauración de todas las cosas por la ciencia: se
    conseguiría el paraíso terrenal. Propuso el
    método inductivo, que presuponía reunir gran
    cantidad de hechos, a los que se llegaba por medio de la observación y la experimentación: a
    la práctica, en contraposición a lo puramente
    verbal. El método baconiano surgió como un intento
    de corregir las deficiencias de la teoría
    aristotélica clásica, pero en realidad solo aporto
    un procedimiento
    para hacer inducciones graduales y progresivas, y un
    método de exclusión. Otra gran contribución
    fue su insistencia en que el
    conocimiento científico no solo conduce a la
    sabiduría, sino al poder, y que
    la mejor ciencia es la que se institucionaliza y se lleva a cabo
    por investigadores.
    René Descartes (1596-1650) es considerado como el fundador
    de la filosofía moderna. No acepta las bases
    filosóficas establecidas e intenta construir un edificio
    filosófico completo de novo. De la misma manera que Bacon,
    Descartes concibió a la ciencia como una pirámide
    cuya cúspide estaba ocupada por los principios generales
    de la realidad. Pero mientras Bacon llegaba a esa cúspide
    por medio de inducciones progresivas, Descartes propuso que el
    conocimiento científico se inicia en la cumbre y de
    ahí procede hasta abajo, siguiendo el camino de la
    deducción. Tiene la certeza de que el conocimiento puede
    alcanzarse a priori, en ausencia de la realidad y la experiencia,
    cuya síntesis
    es su cogito ergo sum. Los aspectos más sobresalientes de
    la filosofía cartesiana son el dualismo y el mecanicismo.
    Con respecto al primero, postula la existencia de dos mundos
    paralelos pero incapaces de articularse entre sí: el
    cuerpo y la mente. Con relación al segundo, la
    filosofía cartesiana es rígidamente
    determinista.
    La innovación más fructífera fue
    la conjunción del sistema deductivo
    de Descartes con el método inductivo de Bacon. Lo que
    provocó en gran parte la explosión
    científica del siglo XVII fueron los dos sistemas: la
    reunión de los "hechos" de Bacon y la luz del análisis cartesiano.

    De la revolución copernicana a newton:
    La revolución copernicana:
    Para Thomas Khun. la revolución copernicana fue una
    revolución en el campo de las ideas, una
    transformación del concepto del universo que
    tenia el hombre
    hasta aquel momento y de su propia relación con el mismo,
    y tuvo lugar en las más recónditas y oscuras
    minucias de la investigación astronómica.
    En 1543 Nicolás Copérnico se propuso incrementar la
    sencillez y precisión de la teoría
    astronómica vigente, transfiriendo al sol muchas de las
    funciones que
    hasta entonces se atribuían a la tierra. Esa
    revolución no se limita a una reforma astronómica,
    sino que con la publicación del De Revolutionobus de
    Copérnico se produjeron enseguida una serie de cambios
    radicales en la forma de comprender la naturaleza por parte del
    hombre, innovaciones que culminaron un siglo mas tarde con el
    concepto newtoniano del universo.
    Copérnico vivió y trabajó en un periodo
    caracterizado por rápidos cambios de orden
    político, económico e intelectual que
    prepararían las bases de la moderna civilización
    europea y americana, se convirtió en un foco de las
    apasionadas controversias religiosas, filosóficas, y
    sociales.
    La concepción aristotélica del cosmos fue la
    principal fuente y el punto de apoyo para la practica
    astronómica precopernicana. El principio de autoridad
    típicamente medieval que emanaba de los escritos de
    Aristóteles deriva del brillo y la
    originalidad de sus ideas, y de su extensión y coherencia
    lógica.
    El primitivo concepto del espacio aristotélico es muy
    diferente de nuestra idea newtoniana del mismo. El espacio
    newtoniano es físicamente neutro, al contrario del
    primitivo, que podríamos denominar como un espacio vital:
    el de una habitación, una casa o una comunidad: existe
    un "arriba", un "abajo", etc., cada posición es una
    posición "para" un objeto o "donde" se produce una
    actividad determinada.
    Los maestros de Copérnico creían aun en que la
    estructura del universo era como la describían Aristóteles y Ptolomeo, con lo que quedaban
    enmarcados en el seno de la tradición antigua. A
    principios del siglo XVI se seguía creyendo en la antigua
    descripción del universo, pero ya no se le
    atribuía el mismo valor.
    Copérnico siguió estudios universitarios a finales
    del silgo, lo que le convierte en heredero de Ptolomeo y
    Aristóteles. Si bien la ciencia jugo un importante papel a
    finales de la Edad Media, no
    debe olvidarse que las fuerzas intelectuales dominantes eran
    teológicas. Sin embrago, las criticas escolástica a
    la obra de Aristóteles ofrecieron unas alternativas
    importantes en algunos puntos específicos, que
    desempeñaron una función de
    máxima importancia en la preparación del camino de
    Copérnico.
    Durante la Edad Media y gran parte del Renacimiento, la
    Iglesia
    Católica fue la autoridad
    intelectual dominante en toda Europa. Sin
    embargo, la actitud de la
    Iglesia con respecto a la astronomía no se mantuvo
    uniforme, ya que tenia periodos mas o menos permisivos, mas o
    menos represivos. La teoría copernicana se
    desarrolló en el marco de una tradición
    científica apadrinada y apoyada por la Iglesia. La ciencia
    pagana y secular derivada de los contactos con el oriente
    musulmán y bizantino dejaban de ser una amenaza siempre
    que la Iglesia pudiera seguir manteniendo su liderazgo
    intelectual a través de la integración de las concepciones procedentes
    de aquella. Dentro de una erudición de corte cristiano, se
    mantuvo a lo largo de cinco siglos el monopolio
    católico sobre la ciencia. La estructura física y
    cosmológica del nuevo universo cristiano plenomedieval era
    básicamente aristotélica, derivada de las
    concepciones de Tomas de Aquino (1225-1274). La critica que
    realizaron los escolásticos al sistema
    aristotélico tienen sus mayores exponentes en
    Nicolás de Oresme y su maestro Juan Buridan durante el
    siglo XIV. Los siglos durante los que perduró la
    escolástica son aquellos en que la tradición de la
    ciencia y la filosofía antigua fue simultáneamente
    reconstruida, asimilada y puesta a prueba, a medida que iban
    siendo descubiertos puntos débiles, se convertían
    de inmediato en focos de las primeras operaciones
    investigativas del mundo moderno.
    En astronomía, hasta mediados del siglo XV los europeos no
    produjeron una tradición astronómica capaz de
    rivalizar con la obra de Ptolomeo. Para los europeos
    contemporáneos a Copérnico, la astronomía
    planetaria era un campo casi nuevo, que fue elaborado en un
    clima
    intelectual y social muy distinto de que hasta entonces se
    habían enmarcado los estudios astronómicos.
    La vida de Copérnico transcurrió entre 1473 y 1543,
    las décadas centrales del Renacimiento y la
    Reforma. La agitación en la Europa renacentista y
    reformista facilitaron la innovación astronómica de
    Copérnico.

    Dice Khun del periodo
    Los musulmanes amenazaban de nuevo con absorber vastos
    territorios de una Europa presa de rivalidades dinásticas
    por las que la nación-estado reemplazaba ala monarquía feudal. Una nueva aristocracia
    comercial, acompañada por rápidos cambios en las
    instituciones
    económicas y en la tecnología, comenzaba
    a rivalizar con las viejas aristocracias d la Iglesia y la
    nobleza terrateniente. Lutero y Calvino encabezaban las primeras
    revueltas contar la hegemonía religiosa del
    catolicismo.
    (…) Una serie de características especificas de esa
    época tuvo efectos más concretos sobre la
    astronomía. El Renacimiento
    fue un periodo de viajes y
    exploraciones. (…) Los viajes de los portugueses a lo largo de
    las costas africanas habían comenzado a excitar la
    imaginación y la avaricia de los europeos. (…) El
    éxito
    de las exploraciones exigía una mejora en los mapas y las
    técnicas de navegación, aspectos que
    dependían parcialmente de un mejor conocimiento de los
    cielos. El
    príncipe Enrique El Navegante (…), hizo construir
    uno de los primeros observatorios de Europa. Las necesidades de
    la exploración contribuyeron a crear una demanda de
    astrónomos competentes, con lo que, hasta cierto punto,
    cambio la actitud de estos hacia su propia ciencia. Cada nuevo
    viaje revelaba nuevos territorios, nuevos productos y
    nuevos pueblos. Los hombres no tardaron en comprender hasta que
    punto podía ser erróneas las antiguas descripciones
    de la tierra.
    (…) Las discusiones en torno a las
    reformas de los calendarios tuvieron un efecto más directo
    y dramático en la práctica de la astronomía
    renacentista, pues el estudio de aquellos enfrentó a los
    astrónomos con la inadecuación e insuficiencia de
    las técnicas de computación que se venían empleando.
    (…) Tales proyectos (de
    reforma de los calendarios), no se pusieron en marcha en forma
    eficaz hasta el siglo XVI, cuando las crecientes dimensiones de
    las entidades políticas, económicas, y
    administrativas dieron una renovada importancia a la necesidad de
    encontrar un medio eficaz y uniforme de computar las fechas.
    Dicha reforma se convirtió entonces en un proyecto oficial
    de la Iglesia. (…) El calendario gregoriano, adoptado por
    primera vez en 1582, se basaba sobre el establecimiento de
    cálculos fundados en Copérnico.
    Puede comprenderse entonces porque la revolución
    copernicana se realizó ocurrió precisamente en ese
    momento. Sin embargo otros aspectos del Renacimiento, de carácter
    más intelectual, desempeñaron un papel dentro de
    esta revolución: aspectos vinculados al humanismo.

    Koyré, al respecto del desarrollo
    científico durante el Renacimiento, dice que
    (…) la inspiración del Renacimiento no fue una
    inspiración científica. El ideal de la
    civilización de la época que se llama justamente
    Renacimiento de las letras y de las artes, no es de modo alguno
    un ideal de ciencia, sino un ideal de retórica.
    (…) la época del Renacimiento fue la menos dotada de
    espíritu crítico que haya conocido el mundo. Es la
    época de las más burda y profunda
    superstición, una época en que la creencia en la
    magia y en la brujería se propagó de una manera
    prodigiosa y estuvo infinitamente mas extendida que en la Edad
    Media.
    (…) el gran enemigo del Renacimiento, desde el punto de vista
    filosófico y científico, fue la síntesis
    aristotélica, y se puede decir que su gran obra es la
    destrucción de esta síntesis. (…) La credulidad,
    la creencia en la magia, me parecen consecuencias directas de
    esta destrucción. Efectivamente, después de haber
    destruido la física, la metafísica, y la ontología aristotélicas, el
    Renacimiento se encontró sin física y sin ontología, es decir, sin posibilidad de
    decidir con anticipación si algo es posible o no.
    (…) Una vez que esta ontología es destruida y antes de
    que una nueva, que no se elabora hasta el siglo XVII, haya sido
    establecida, no hay ningún criterio que permita decidir si
    la información que se recibe de tal o cual
    "hecho" es verdadera o no. De esto resulta una credibilidad sin
    limites.
    (…) Ahora bien, si esta credulidad del "todo es posible" es el
    reverso de la medalla, hay también un anverso. Este
    anverso es la curiosidad sin limites, la agudeza de visión
    y el espíritu de aventura que llevan a los grandes viajes
    de descubrimiento y a las grandes obras de descripción.
    (…) Lo que falta, en cambio, es la teoría
    clasificadora.
    (…) La tendencia erudita produce igualmente sus frutos. (…)
    Los grandes textos científicos griegos que eran
    desconocidos (…) son traducidos, editados o retraducidos y
    reeditados.
    (…) También los grandes matemáticos griegos son
    traducidos y editados a lo largo del siglo XVI.
    Una de las características del humanismo, el
    desapego de lo mundano, derivaba de una tradición
    filosófica que ejerció gran influencia en los
    primeros padres dela Iglesia, eclipsada después del siglo
    XII con el redescubrimiento de Aristóteles: el
    neoplatonismo. Dicha tradición, descubría la
    realidad no en las cosas efímeras de la vida cotidiana,
    sino en un mundo espiritual exento de todo cambio:
    el neoplatonismo pasó de un salto desde el cambiante y
    corruptible mundo de la vida cotidiana al mundo eterno del
    espíritu puro, y las matemáticas mostraron la forma de llevar a
    cabo su cabriola. En el universo de
    Platón,
    la divinidad se hallaba convenientemente representada por
    el sol, que
    proporcionaba luz, calor y
    fertilidad.
    (…) Es pues manifiesto el neoplatonismo que preside la actitud
    de Copérnico frente al sol y a la simplicidad de la
    matemática.
    La publicación del De Revolutionibus orbium caelestium
    inaugura un profundo cambio dentro del pensamiento
    astronómico y cosmológico. De ella se deriva un
    enfoque nuevo de la astronomía planetaria, la primera
    solución simple y precisa al problema de los planteas, y
    una nueva cosmología. De hecho fue escrito con el objeto
    de resolver el problema de los planetas que
    Copérnico opinaba que ni Ptolomeo ni sus sucesores
    había podido solucionar. Para hallar esa solución,
    se debía definitivamente abandonar los supuestos de un
    universo centrado en la tierra, y
    él fue uno de los primeros en dar cuenta de que el
    movimiento de
    la tierra
    podía resolver ese problema estrictamente
    científico.

    La Revolción Copernicana Y La Iglesia
    "Al cristiano le basta con creer que la causa única de
    todas las cosas creadas, celestes o terrestres, visibles o
    invisibles, es la bondad del creador, el único Dios
    verdadero, y que nada existe, salvo Él mismo, cuya
    existencia no tenga origen en Él."

    San Agustín.
    "Me doy cuenta, Santísimo Padre, de que ciertas personas,
    desde el momento que conozcan que en estos libros sobre
    las revoluciones de las esferas del mundo atribuyo ciertos
    movimientos a la tierra, clamaran pidiendo una rápida
    condena, tanto de mi persona como de
    mis opiniones."

    Nicolás Copérnico, Prefacio del De
    Revolutionibus al Papa Pablo III.
    Copérnico murió en 1543, mismo año de la
    publicación del De Revolutionibus. Fuera del mundo de la
    astronomía, su repercusión fue bastante escasa, al
    menos en los primeros años. Su victoria final se
    consiguió por infiltración, convirtiéndose
    finalmente en una obra de referencia para todos los que se
    ocupaban de los problemas de la investigación
    astronómica. De todas formas, el copernicanismo,
    gradualmente, fue ganando terreno en forma inexorable.
    Sin embargo, a medida que el debate
    planteado alrededor de la obra excedía los limites de los
    círculos especializados, adquiría caracteres
    más tumultuosos. Los clamores hicieron su aparición
    con lentitud.
    Los argumentos anticopernicanos, (…) aparecen una y otra vez
    durante la primera mitad del siglo XVII, momento en que la
    controversia sobre el movimiento de
    la tierra alcanza su mayor violencia e
    intensidad. El movimiento de la tierra, decíase, viola los
    principios del sentido comun, entra en conflicto con
    las ya largamente establecidas leyes del
    movimiento (…). Dichos argumentos poseían la suficiente
    fuerza para
    convencer a la mayor parte de la gente. No obstante, no eran las
    armas
    más potentes al servicio del
    anticopernicanismo ni tampoco las que generaron una mayor
    efervescencia. Este papel fue jugado por la religión y, en
    particular, por las Escrituras.
    (…) Con frecuencia siempre en aumento, los copernicanos
    recibían los epítetos de "infieles", "ateos", y
    cuando alrededor de 1610 fueron puestas en el Índice el De
    Revolutionibus y todas las obras en las que se admitía el
    movimiento de la tierra, se prohibió a los
    católicos enseñar, e incluso leer, las
    teorías copernicanas.
    La teoría copernicana planteaba algunos problemas de
    enorme importancia para los cristianos, obviamente de
    índole teológicos. Dirigentes como Lutero y Calvino
    blandieron las Escrituras contra Copérnico e incitaron a
    la represión contra sus seguidores, pero en general el
    protestantismo abandona la lucha una vez que las teorías
    de Copérnico se vieron confirmadas con pruebas
    indiscutibles.

    Durante los sesenta años posteriores a la muerte de
    Copérnico, la oposición de los católicos a
    su teoría fue mínima comparada con la desplegada
    por los protestantes. Durante los siglos XIV, XV y XVI la Iglesia
    no impuso doctrina alguna a sus fieles en materia de
    cosmología
    El propio De Revolutionibus era un producto de la
    libertad
    concedida al clero en los dominios de la ciencia y la
    filosofía secular (…).
    Con la condena de la Iglesia a partir de 1610 y con la creciente
    adhesión a una interpretación literal de la Biblia
    que se esconde debajo, debe interpretarse en parte como una
    reacción frente a las presiones que soportó a causa
    de la Reforma, de hecho, la condena al copernicanismo
    ocurrió durante la Contrarreforma. Lo cierto es que una
    vez puesto en marcha el mecanismo de la Inquisición, era
    muy difícil pararlo.

    Tycho Brahe (1546-1601) fue la autoridad más
    importante durante la segunda mitad del siglo XVI en materia de
    astronomía, aunque mostraba una línea de
    pensamiento relativamente tradicional, incluso opuesta a
    Copérnico. Sin embargo, Brahe fue responsable de cambios
    de enorme importancia en las técnicas de
    observación astronómica y en los noveles de
    precisión que exigían la recolección
    de datos astronómicos. El sistema de Tycho Brahe,
    conocido como ticónico, es una adecuación como
    solución de compromiso a los problemas planteado por el De
    Revolutionibus, ya que mantiene a la tierra en el centro del
    universo, por lo que reconcilia su propuesta con las Escrituras,
    aunque es equivalente al sistema heliocéntrico de
    Copérnico en lo que respecta a las matemáticas. A
    pesar de esto, la observación de Tycho de los cometas, le
    obligó a sus partidarios a abandonar las "esferas de
    cristal", que supuestamente eran el soporte de los planetas en
    sus órbitas.

    Johanes Kepler (1571-1630), es uno de los mas celebres
    colegas de Brahe, fue copernicano toda su vida, aunque
    trabajó con argumentos matemáticos mucho mas
    sólidos. De hecho acabó por resolver el problema de
    los planetas: los planetas se desplazaban a lo largo de elipses y
    no con movimientos circulares como se creía. La
    intuición física kepleriana introduce un concepto
    mas de suma importancia en el desarrollo de la ciencia en el
    futuro: el anima motrix, fuerza que emanaba del sol y responsable
    de la órbita de los planetas. Al resolver este problema,
    Kepler acabo por convertir al copernicanismo a todos los
    astrónomos a partir de 1627, cuando publica las Tablas
    Redolfinas.

    Lo que es realmente nuevo en la concepción el
    mundo de Kepler es la idea de que el universo
    esté regido en todas partes por las mismas leyes y por
    leyes de naturaleza estrictamente matemática. Su universo
    es, sin duda, un universo estructurado, jerárquicamente
    estructurado en relación al sol y armoniosamente ordenado
    por el Creador, que se manifiesta a sí mismo en él
    como en un símbolo. (…) El dios platónico de
    Kepler construye el mundo geometrizándolo.

    Galileo Galilei (1564-1642) escrutaba a partir de 1609
    los cielos con un telescopio por primera vez, instrumento que
    permitió descubrir en sus manos innumerables testimonios a
    favor del copernicanismo, aportando a la astronomía los
    primeros datos
    cualitativos desde los recogidos en la antigüedad. La
    observación detallada de la superficie lunar, las manchas
    y rotación solares y el descubrimiento de las lunas de
    Júpiter, terminaron de destruir la supuesta
    perfección de la región celeste. Las lunas de
    Júpiter ofrecían un modelo visible
    del sistema solar
    copernicano.

    Kepler (y Bruno) pueden ser incorporados al
    Renacimiento; con Galileo salimos sin ninguna duda y
    definitivamente de esta época, Galileo no tiene nada de lo
    que la caracteriza. Es antimágico en el mas alto grado.
    (…) Lo que le anima es la gran idea de la física
    matemática, de la reducción de lo real a lo
    geométrico. De este modo, geometriza el universo, es
    decir, identifica el espacio físico con el de la geometría
    euclidiana.

    (…) Galileo se nos presenta al mismo tiempo como uno
    de los primeros hombres que comprendió de manera muy
    precisa la naturaleza y el papel de la experiencia en las
    ciencias. (…) El experimentum, para oponerlo justamente a la
    experiencia comun, (…) es una pregunta hecha a la naturaleza,
    una pregunta hecha en un lenguaje muy especial, en el lenguaje
    geométrico y matemático; sabe que no basta observar
    los que existe, lo que se presenta normal y naturalmente a los
    ojos.

    Los instrumentos con que trabaja y lleva a cabo el
    experimentum –como el telescopio-, son encarnaciones de la
    teoría. La ruptura con todo lo anterior es extremadamente
    profunda.

    Con Galileo y después de galileo tenemos una
    ruptura entre el mundo que se ofrece a los sentidos y el
    mundo real, el de la ciencia. Este mundo real es la geometría
    hecha cuerpo, la geometría realizada.

    A mediados del XVII es difícil encontrar ya un
    astrónomo que no sea copernicano, a fines de siglo es ya
    imposible. Quedaba allanado el camino hacia una concepción
    newtoniana del mundo.

    Camino al nuevo universo:
    De Aristóteles a Platón, de
    la teoría del Ímpetus a la Ley de
    Gravitación Universal
    Koyré caracteriza la actitud mental e intelectual propia
    de la revolución espiritual acaecida en el siglo XVI,
    rasgos que
    caracterizaron a la ciencia moderna:
    1°, la destrucción del cosmos y, por consiguiente, la
    desaparición en la ciencia de todas las consideraciones
    fundadas en esta noción; 2° la geometrización
    del espacio, es decir, la sustitución de la
    concepción de un espacio cósmico cualitativamente
    diferenciado y concreto, el
    de la física pregalileana, por el espacio homogéneo
    y abstracto de la geometría euclidiana.

    Divide la transición a la ciencia moderna en tres
    etapas o épocas, que corresponden a tres tipos diferentes
    de pensamiento:
    primero, la física aristotélica; a
    continuación, la física del ímpetus, salida,
    como todo el resto, del pensamiento griego y elaborada en el
    curso del siglo XIV por los nominalistas parisienses; Finalmente,
    la física moderna, matemática, del tipo de
    Arquímedes o Galileo.
    La física del ímpetus progresó mucho en los
    trabajos de Galilei, bajo la influencia innegable de
    Arquímedes y Platón, sin embargo, encuentra que es
    imposible matematizar, es decir, transformar en concepto exacto,
    matemático, la grosera, vaga y confusa teoría del
    ímpetus. Hube que abandonar esta concepción a fin
    de edificar una física matemática en la perspectiva
    de la estática
    de Arquímedes. Hubo que formar y desarrollar un concepto
    nuevo y original del movimiento. Este nuevo concepto es el que le
    debemos a Galileo.
    (…) El papel y el puesto de las matemáticas en la
    ciencia no es realmente un problema nuevo. Muy al contrario:
    durante mas de dos mil años ha sido el objeto de la
    meditación, la investigación y la discusión
    filosóficas. (…) Vemos que para la conciencia
    científica y filosófica de la época, (…)
    la oposición, o mejor, la línea divisoria entre lo
    aristotélico el platónico es perfectamente clara.
    Si reivindicamos para las matemáticas un estatuto
    superior, si además le atribuimos un valor real y
    una posición decisiva en física, somos
    platónicos. Si, por el contrario, vemos en las
    matemáticas una ciencia abstracta, así, pues, de
    menos valor que aquellas –física y metafísica- que tratan de ser real; si
    particularmente sostenemos que la física no necesita
    ninguna otra base que la experiencia y debe edificarse
    directamente sobre la percepción, que las matemáticas
    deben contentarse con el papel secundario y subsidiario de un
    simple auxiliar, somos aristotélicos.

    A medida que se iban haciendo más difícil
    dudar de la innovación introducida en la astronomia,
    más urgente se hizo la necesidad de efectuar ciertos
    ajustes en otros dominios del pensamiento. La astronomía
    copernicana aniquilaba las respuestas tradicionales a muchas
    cuestiones, pero no ofrecía nada en sustitución.
    Eran necesarias una nueva física y una nueva
    cosmología, que finalmente fueron creadas por sabios que
    pertenecían a la minoría copernicana.

    Después de la muerte de
    Copérnico la tesis
    neoplatónica proporciona un motivo y un tema central a los
    escritos cosmológicos de un místico italiano
    Giordano Bruno. Según él, el sol era
    (…) una de las infinitas estrellas que se esparcían a lo
    largo y ancho del espacio infinito; entre los cuerpos celeste que
    moran en el espacio, deben existir planetas habitados, como la
    tierra. Con tal punto, no solo la tierra, sino también el
    sol y el sistema solar en
    su conjunto, se convertían en insignificantes
    partículas perdidas en la infinitud de la creación
    divina.
    Puesto que el copernicanismo destruía la unicidad de la
    tierra, suprimía la distinción terrestre-celeste y
    sugería la infinitud del universo, el vacío
    infinito de los atomistas era el receptáculo natural para
    este sistema solar de Copérnico.
    El atomismo comenzó a resurgir intensamente a partir del
    siglo XVII, y mezclado con el copernicanismo se convirtió
    en uno de los principios fundamentales de una nueva
    filosofía que guiaba la imaginación
    científica.
    La otra trayectoria histórica que conduce del cosmos
    heliocéntrico al universo newtoniano, es la que se
    desarrolla a través de toda una serie de tentativas
    encaminadas a resolver el problema más acuciante que
    planteo el copernicanismo: ¿qué provoca el
    movimiento de los planetas?
    Como vimos anteriormente, Kepler fue uno de los primeros en
    introducir fuerzas dimanantes del sol que fundamentaban el
    movimiento planetario: el concepto de anima motrix, precedente
    primitivo de la gravedad newtoniana.
    Desde el punto de vista conceptual que conduce de Kepler a Newton
    es relativamente sencillo. Bastaba con introducir una serie de
    correcciones de importancia para convertir el sistema kepleriano
    en otro cualitativamente muy similar al de Newton. Estas
    correcciones son consecuencia directa de del reconocimiento de la
    función
    de la inercia en la física celeste, aspecto desarrollado
    en los trabajos de Descartes.

    Kepler descubre la fuerza de atracción mutua de
    todos los cuerpos materiales, la
    atracción de todas las cosas por la tierra.
    Estas correcciones en los sistemas fueron
    realizadas por G. A. Borelli (1608-1679) y Robert Hooke
    (1635-1703), que se acercan en grado sumo a los rasgos
    cualitativos del sistema newtoniano.
    Otro problema planteado por el copernicanismo es la
    cuestión de porqué los cuerpos pesados caen sobre
    la superficie de la tierra. Dicho problema ha llevado a los
    historiadores de la ciencia y la filosofía a caracterizar
    a la física moderna por uno de sus rasgos más
    distintivos: el principio de inercia. La física moderna
    estudia en primer lugar el movimiento de los cuerpos que nos
    rodean. El principio de inercia es muy simple: afirma que un
    cuerpo abandonado a sí mismo permanece en estado de reposo
    o movimiento tanto tiempo como no este sometido a la
    acción de una fuerza exterior cualquiera. Descartes
    contestó que estos cuerpos son empujados hacia la tierra
    por impactos procedentes de los corpúsculos de aire del
    vórtice centrado en la tierra, explicación
    corpuscular de la gravedad que Descartes publicó en 1644,
    y de suma importancia para le proceso hacia
    el newtonianismo.
    Entretanto, Newton y Hooke dieron un paso que tuvo enormes
    consecuencias, guiados por la idea cartesiana por el que el
    mecanismo que regia las caídas terrestres y celestes era
    el mismo, sugirieron que la fuerza que atraía a los
    planetas hacia el sol y la luna a la tierra, era la misma que la
    que causaba la caída de "piedras y manzanas". Newton
    centró su atención en este problema a partir de 1666,
    descubriendo los valores
    matemáticos que regían la caída de los
    planetas y los objetos pesados. Estas deducciones
    matemáticas no tenían precedente alguno en la
    historia de las ciencias, de hecho la ciencia del siglo XVII
    alcanzo su apogeo con este descubrimiento. Estos trabajos fueron
    el preludio para la publicación de los Philosophiae
    Naturalis Principia Mathematica de Newton.

    Paralelamente, la concepción de un mundo
    constituido por átomos, cuyo movimiento eterno obedece a
    unas pocas leyes promulgadas por Dios, había cambiado para
    muchos hombres la imagen de la
    propia divinidad. En el universo-reloj, Dios aparecía muy
    a menudo como simple relojero, como el ser que había
    diseñado si sus componentes atómicos y establecido
    las leyes del movimiento, abandonándolo a sí mismo
    después de puesto en marcha.
    A la muerte de
    Newton acaecida en 1727, la mayoria de los científicos y
    hombres cultivados concebían el universo como un espacio
    infinito y neutro donde moraban un número infinito de
    corpúsculos sometidos a leyes pasivas como la de la
    inercia, y había reemplazado definitivamente al ruinoso
    universo aristotélico.

    Durante el proceso
    conocido como Revolución Científica que
    llevó a la instauración de la ciencia moderna,
    hemos visto como la filosofía aristotélica propia
    del medioevo y que representaba la autoridad de la Iglesia, fue
    reemplazada por el neoplatonismo; cómo el principio de
    autoridad que ejercía la Iglesia a través de las
    Escrituras y los textos, tanto religiosas como filosóficas
    y científicas, fue reemplazado por otro nuevo criterios de
    verdad, con la teoría –hipótesis-, y la observación de la
    realidad; cómo la filosofía y las ciencias se van
    paulatinamente diferenciando y distanciando hasta convertirse en
    disciplinas diferentes; en el campo del lenguaje fueron mutando
    conceptos que facilitaron la comprensión de la realidad,
    como por ejemplo el concepto de ímpetus en el de inercia,
    para dar finalmente con la Ley de Gravitación Universal;
    pero fundamentalmente, la revolución científica
    representa y contribuyo significativamente a la visión del
    universo que aun hoy en la actualidad tenemos, y que es uno de
    los pilares de la modernidad.
    Martín Di Santo

    4. Bibliografía
    utilizada

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      Latina..
    • Romero, José Luis, "La Filosofía
      Moderna", Fondo de Cultura Económica, México.
    • Schneer, Cecil J., "Mente y Materia", Ed.. Bruguera,
      Barcelona, 1969.

    Nombre: la revolución científica –
    filosofía, astronomía y física en la
    edad
    moderna-
    Categoría: historia, filosofía
    Palabras clave representativas: historia, filosofía,
    revolución científica, galileo, copernico,
    astronomía, newton, khun, koyre .
    Autor: martín di santo
    Estudiante de 3° año de la carrera de licenciatura en
    historia de la universidad
    nacional de la Patagonia San
    Juan Bosco (Trelew – Chubut)
    Edad: 31 años
    El trabajo fue
    realizado en diciembre del 2002

     

     

    Autor:

    Martín Di Santo

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