Programa de intervención familiar para evitar necesidades educativas especiales
- Dificultades en el
aprendizaje - Palabras
obscenas - La malacrianza
- La
agresividad - La timidez
- Alteraciones en el
sueño
Existen lineamientos pedagógicos y
psicológicos que pueden ser aplicados a las distintas
manifestaciones de la conducta
infantil, y que coadyuvan a un desarrollo
más adecuado de una forma de ser, o realizar una
acción pedagógica más afectiva hacia
aspectos de la conducta infantil no totalmente
positiva.
Estas orientaciones educativas se refiere a
comportamientos habituales del niño, que necesita ser
orientado de modo correcto para un adecuado desarrollo emocional,
y que, de ser erróneamente tratado, puede determinar que
se arriesguen y se hagan estables en el tiempo,
contribuyendo alteraciones de conducta que requieren una atención especializada por parte del
psicólogo y/o psiquiatra infantil.
A veces, nos encontramos con niños
que tienen una o varias alteraciones de conducta, como pueden
ser: timidez, agresividad, alteraciones del sueño, malas
palabras y otras. Estos niños no deben ser considerados
"enfermos", ya que las alteraciones citadas surgen, en su gran
mayoría, debido a errores en la educación o
crianza del niño por parte de los adultos que los rodean.
Dichas alteraciones pueden desaparecer con la acción
educativa realizada por esos mismos adultos.
Es importante advertir que si este trabajo educativo no
se efectúa a tiempo y correctamente, se corre el riesgo que las
alteraciones de conductas se conviertan en verdaderos trastornos
psicológicos, que son más difíciles de
erradicar y que si necesitan la intervención de un
especialista.
Se hace, pues imprescindible hacernos la siguiente
interrogante: ¿ Qué tipo de errores en la
educación
de los niños y adolescentes
provoca el surgimiento de alteraciones en su conducta
?
El primero y fundamental error es no darle al
niño todo el afecto y seguridad que
él necesita. Hay adultos que piensan que demostrando
cariño al niño lo malcría, y por eso, no son
cariñosos. Esto es una gran equivocación, pues para
el desarrollo de una personalidad
sana, lo más importante es sentirse querido y seguro.
Segundo: El adulto es en ocasiones
cariñoso y en otras frío y seco con el niño
o adolescente e incluso indiferente. Esta ambivalencia efectiva
es muy dañina también para la salud mental del
chico, pues éste nunca tiene la seguridad que es
verdaderamente querido por los que los rodean.
Tercero: Los adultos rígidos, que
controlan excesivamente a los niños, impidiéndoles
desarrollarse o, por el contrario, los adultos permisivos, que
los dejan hacer todo lo que quieren, logrando así que los
niños se crean que pueden hacer lo que le
parezca.
Cuarto: La conducta sobreprotectora de algunos
adultos es otro error muy negativo para la educación de un
niño emocionalmente sano, esto conduce a la poca confianza
en sí mismo.
Quinto: Muchas veces observamos adultos que
pegan, gritan y ofenden, con lo que obtienen los niños
agresividad y en otros timidez.
Sexto: La inconsistencia en la disciplina y
socialización del niño es otro
factor causante de estas alteraciones, esto provoca que el
niño no cree patrones internos estables de su comportamiento
y se deje llevar por los impulsos o por estímulos del
medio.
Cualquiera de estas conductas erróneas del adulto
provoca alteraciones emocionales en le niño y/o
adolescente, y la única forma de hacerlas desaparecer es
cambiándolas por comportamientos positivos, que sean
verdaderos métodos
para educar a nuestros hijos.
De aquí la importancia de poseer a mano una
literatura que
nos guíe en esta temática y por ello, además
de poner a la disposición de la familia las
siguientes orientaciones, brindo un sistemas de
actividades para educar a los padres por el personal docente
de cada centro o institución.
Escuelas de padres: Se realizan bimestralmente
con el objetivo de
educar, instruir y corregir patrones en el seno familiar, se
escoge el tema adecuado a la caracterización de la
comunidad, se
deberá invitar a los futuros padres y a los noveles y de
esta forma enseñarlos a recibir a sus hijos en un ambiente de
armonía y de amor. Escoge
la técnica participativa acorde para cada grupo de
participantes, profundizar en los aspectos que causan estas
alteraciones emocionales. Si existen padres con niños con
alteraciones ya instauradas se deberá insistir en el
tratamiento en sus hijos.
DIFICULTADES EN
EL
APRENDIZAJE:
Previo a la Escuela de
Padres, el Psicopedagogo deberá impartir el tema
seleccionado en la preparación metodológica con el
claustro profesoral, insistiendo en el debate para
que los docentes no queden con dudas para poder
impartirlo a los padres de sus alumnos.
¿Cómo se manifiestan estos
niños?
En las instituciones
infantiles, escuelas" podemos encontrar algunos niños que
presentan dificultad en asimilar las actividades que se les
enseña. Estos pequeños y escolares a menudo
reclaman de los educadores y maestros una dedicación
especial, porque figuran siempre en la lista de las necesidades
de trabajo individual.
– De lactantes presentan generalmente dificultades en
sostener la cabeza, sentarse, caminar, o son muy torpes en la
manipulación de los objetos; la sonrisa suele aparecer en
etapas muy tardías. En los de más edad, vemos que
no hacen uso adecuado de los juguetes, no saben estructurar un
juego" se
mantienen indiferentes y pasivos ante el juego de otros
niños, o se inmiscuyen en lo que ellos hacen, solo para
desbaratarlos torpemente. Generalmente prefieren jugar con
niños más pequeños que los de su
edad.
Siempre tienen dificultades en la asimilación de
actividades, son retardados en lenguaje, les
cuesta trabajo expresarse y no pronuncian bien, no entienden el
significado de los relatos aunque sean muy sencillos y se toman
mucho más tiempo que los demás para memorizar una
poesía
o una canción, aunque sea muy fácil. También
se les dificulta en el cumplimiento de ordenes sencillas ya la
formación de hábitos, demoran 'mucho en dominar la
cuchara, no son capaces de lavarse ni vestirse o calzarse, e
incluso tardan en aprender a decir "pipi " y caca .
– Además, el satisfacer sus necesidades
fríamente, como una obligación impuesta. sin
brindar afecto al pequeño, es otra de las causas que el
niño tenga dificultades en su aprendizaje.
– Conflictos que
se producen en el hogar en presencia de los menores y entonces
este crecerá en este ambiente preñado de insultos,
gritos. agresividad, etc. Este menor no podrá atender a
las actividades escolares al igual que sus compañeritos,
no asimila lo que se le enseña y sin embargo cuando es
analizado por los especialistas descartan la conservación
de la inteligencia.
La mayoría de estos niños reciben un diagnóstico de bloqueo emocional o. mal
manejo pedagógico y de la familia. Muchos
llegan a retardarse en su desarrollo psicomotor
¿Cómo podemos ayudar a
estos niños?
– Debemos garantizar que los niños, durante las
horas de vigilia, tengan al alcance juguetes diferentes que
puedan tocar, golpear y tirar. Los juguetes colgaran de la cuna,
con colores
brillantes y llamativos, que. se cambiarán con
frecuencia.
– Brindarles un trato muy afectuoso y protector;
rodearlo de cariño para que se sienta seguro.
– Estos niños necesitan de la frecuente presencia
del adulto, hablándoles, cantándoles, para
ayudarlos a desarrollar el
lenguaje.
– Organizarles juegos para
desarrollarles sus movimientos y el lenguaje, es necesario que
estas actividades sean atrayentes, orientándole lo que
deben hacer para lograr que participen con
satisfacción.
– Darles encargos fáciles, que sean capaces de
realizar con éxito.
para que se sientan útiles, a la vez que se incorporen a
las actividades del grupo.
– Hacer un trabajo individual sistemático y muy
paciente para superar las dificultades presentes en los
niños pequeños y escolares.
– Ayudarlos en la formación de hábitos;
enseñarlos a valerse por sí mismos; esto necesita
de un trabajo muy sistemático por parte de los
educadores.
– Las actividades independientes son muy útiles
con estos niños porque a la vez nos permiten analizar su
comportamiento espontáneo y a desarrollar los procesos
psíquicos superiores. Estimularlos en su
aprendizaje.
– A los escolares se les sentará delante en el
aula, brindándosele actividades diferenciadas en las
áreas donde confronta mayores dificultades.
– Si después de tomar las medidas o estrategia
pedagógica con estos escolares, y mantienen las
dificultades se deben remitir al equipo multidisciplinario del
Centro de Diagnóstico y Orientación para su
investigación y ubicación de acuerdo
a los resultados que se obtengan después de la minuciosa
investigación.
– Debemos ser muy cuidadosos de no hacer comparaciones
entre estos escolares y el resto del grupo, ni hacer comentarios
negativos que puedan oír, esto les afectaría y
lejos de ayudarlos, fijarán los patrones negativos en el
aprendizaje.
– Es útil elogiar las actuaciones positivas de
estos niños para estimularlos a que
avancen.
Estos niños, escolares y adolescentes requieren
una atención especial y ayuda individualizada, para que
puedan vencer sus dificultades; se observarán
cuidadosamente para detectar defectos y descubrir adelantos y
sobre todo, tener paciencia y no desesperarse ante la lentitud de
su asimilación.
Todos los niños, en alguna ocasión, dicen
malas palabras, sin embargo, no todos lo hacen de la misma forma.
Algunos las dicen solo como una palabra más que han
oído, y a
veces no saben que no se debe repetir, mientras que otros las
emplean como medio de agredir a sus compañeros o a los
adultos, con pleno conocimiento
de que su conducta es censurable. En el primero de los casos,
esto no es un problema para preocuparse; la segunda
situación se presenta diferente.
¿Qué hacer con las malas palabras o
palabras obscenas?
En la corrección de las malas palabras
debemos tener en cuenta dos aspectos: uno dirigido a que el
niño no aprenda estas palabras y otro encaminado a su
eliminación en caso de que las utilice en
exceso.
– El primer paso es impedir que el niño las
aprenda; para ello es necesario no decirlas en su presencia, ya
que esta sería la vía ideal para que el las imite;
ahora bien, peor aun, es alabar al niño que las diga, como
sucede en algunos casos, argumentando que las dice muy gracioso.
Esto solo logra reforzar el mal hábito, ya que el
niño las repetirá primero para agradar a los
adultos, y luego como una costumbre establecida.
– Cuando el niño es pequeño y dice estas
palabras, los adultos deben hacer como que no los comprenden y
decirle que así nadie los comprenderá. Como
generalmente el niño sabe que estas palabras no son
aceptables, adecuadas, etc. no tardará en entender lo que
le sugieren, o simplemente ignorarlos.
– No debe regañarse al niño que dice
ocasionalmente una mala palabra y mucho menos castigarlo, esto
solo conseguirá que se esconda del adulto para decirlas;
además, no debe formarse alboroto por esta causa, porque
el niño puede entonces incorporarlas como medio de atraer
la atención de los mayores.
– Es conveniente también que no se enseñe
al niño a designar partes genitales con palabras que no
sean "usuales", lo que trae como consecuencia que el niño
al mencionarlas no se haga entender y pueda recurrir
fácilmente a decirlas en su forma más vulgar. Lo
mejor es utilizar el nombre socialmente aceptado más
generalizado para designarlos. o las variantes características de cada zona territorial
específica.
– También es importante considerar que las
personas, generalmente dicen alguna expresión que no
significa nada, pero que indica o reafirma el tono de voz con que
se expresa, la alegría, el enojo, la irritación,
etc. Muchas veces estas palabras se representan por una "palabra
obscena" y los niños por imitación, lo hacen
también. Cuando el adulto descubra esto, debe desviar
estas formas vulgares hacía otras frases más
aceptadas que no tiene que enseñar al niño, sino
solo decirlas para que el niño las oiga y las incorpore
como sustituto de las otras; estas frases pueden ser "vaya'. ,
"caramba" . o cualquiera otra similar.
Analicemos ahora los casos verdaderamente preocupantes.
Si la mala palabra es dicha en forma de agresión,
no hay duda que es porque el niño se siente molesto por
algo, hay que analizar qué es, y una vez eliminada la
causa, darle cariño, comprensión y seguridad. lo
que será suficiente para que no vuelva a agredir de esta
forma.
Pero también puede usarse la palabra
obscena como malacrianza para faltarle el respeto al
adulto, en este caso será necesario regañar al
niño o adolescente por su mala conducta, y en casos
extremos incluso separarlo del grupo por unos minutos para que se
serene, se sede con el objetivo de explicarle el error que comete
y ayudarlo a que comprenda que su maestra lo quiere y que el no
debe tratarla así.
En el caso de los pequeñitos, rara vez
usarán la mala palabra en esta forma, pero si lo
hacen no podrán comprender la explicación anterior,
por lo que se le debe desviar la atención hacia otra
actividad que le resulte agradable, y por supuesto mucho
más positiva a su educación. Pues esta conducta,
con relativa seguridad, obedece a una imitación del
hogar.
La malacrianza se manifiesta con desobediencia y
falta de respeto, con todas las
características que estos elementos pueden contener
(intranquilidad, agresividad, perretas, malas palabras,
falta de atención, dificultades en el aprendizaje, y
en fin, desorden general).
Esta alteración de la conducta está dada
por la incorrecta educación que ha recibido el niño
o adolescente y esto por supuesto, es culpa de los
adultos.
Ningún niño nace bien o mal educado, el
responsable de guiarlo y mostrarle lo que puede o no puede hacer,
lo bueno y lo que no lo es, es el adulto.
Pero la educación no es cosa de un día, se
necesita de un trabajo continuo y consistente, es decir,
constante, con una línea definida que se cumpla en todo
momento y en cualquier circunstancia y que responda a las
necesidades del niño en desarrollo. Esto además,
debe hacerse con amor, para que el niño lo asimile como
algo necesario que le da apoyo y seguridad.
Es importante además, que esta educación
se sitúe en el justo medio, los extremos siempre son
malos; el exceso de exigencias o la falta total de esta, conducen
a malos resultados. Si dirigimos correctamente su
educación, lograremos que el niño aprenda a
controlar sus impulsos, a obedecer y respetar a las personas
mayores sin quitar la independencia
infantil y su posibilidad de crear.
¿Qué provoca que un niño sea
malcriado?
– Empezar tarde la educación del niño,
pensando siempre que todavía es pequeño para
aprender, cuando el niño es ya un malcriado, es muy
difícil su educación.
– Cuando se le prohiben al niño cosas absurdas,
también puede volverlo malcriado. porque no puede
comprender lo que se le exige que cumpla. Por ejemplo: Exigirle
que se mantenga sentado para no ensuciarse, que no pregunte
cuando le asalte una inquietud, una duda, etc.. esto va en contra
de la naturaleza
infantil, que se revela contra la injusticia y termina por no
resistir.
– Además, aunque el niño sea
pequeño, es una persona y como
tal debe respetársele. Si el niño siente que se le
considera y se cuidan sus derechos, no tendrá
motivos para oponerse a los adultos; ahora bien, si no ocurre
así, se sentirá molesto y no se comportará
correctamente. Dicho de otra manera: se debe respetar la premisa
social del niño.
– Es fundamental también la uniformidad de
criterios sobre la educación del niño en el hogar,
es decir, que se mantengan en todo momento lo que se prohibe y lo
que se permite, ej.: Si se ha dicho al niño que no toque
los adornos, no se le puede permitir que lo haga cuando estamos
apurados, con el objetivo de que no moleste. Además, todos
los mayores que rodean al niño deben permitir y prohibir
lo mismo. Si la mamá no deja que el niño se suba a
la cama con zapatos, el papá tampoco puede permitirlo. Si
no es así, Cómo el niño va a aprender
qué se debe y qué no se debe hacer?
– Pero lo más importante es el ejemplo del
adulto, el niño aprende más lo que ve, que lo que
se dice. Si decimos al niño que no debe mentir" pero luego
en presencia del niño nos excusamos para no realizar
alguna actividad con argumentos falsos que el niño sabe
que no son ciertos, él no comprenderá si realmente
es malo o no, decir mentiras.
Si evitamos estos errores, podremos educar correctamente
a nuestros hijos.
La educación del niño debe comenzar desde
que nace, y cuando empiece a desenvolverse por sí mismo,
es importante mostrarle lo que puede no hacer, enseñarle
lo que podría ser peligroso para él como, coger
tijeras, cuchillos, meter los dedos en el tomacorrientes,
etc.
Además, iniciar la formación de los
hábitos de higiene y de
orden, como el no pintar las paredes, no tocar los adornos,
recoger los juguetes, etc., y darle las primeras normas de
disciplina, tales como: no arrebatar las cosas de otro
niño, no faltarle el respeto a los mayores, ayudar a los
demás, saludar y despedirse. dar gracias cuando se recibe
una atención, etc.
… Y qué hacer con el niño
malcriado?
– Lo primero es tratar de cumplir todas las normas,
exigencias, etc., que irán aumentando con la edad. pero
siempre tratando de no pedirle más de lo que puede dar.
respetándolo y permitiendo que exponga sus opiniones para
discutirlas entre todos y poder orientarlo más adecuado y
correcto en su conducta. Además, siendo siempre constante
en lo que se le permite y lo que se le prohibe, y
poniéndose de acuerdo todos los adultos para hacer las
mismas exigencias, de modo que el niño tenga claro
qué es lo bueno y qué no lo es, porque así
le exigen todos los mayores y, por último y muy
importante, porque así lo hacen para darle el ejemplo y de
esta forma comenzar la transformación de los patrones
educativos incorrectos que posee.
Con estos niños debemos ser muy rectos y
exigirles que cumplan la disciplina, pero a la vez ser muy
pacientes y cariñosos. Explicarles las razones por las
cuales se prohibe algo, no imponerles una orden diciendo "porque
sí", o "porque me da la gana'. , ya que con este método el
niño no llegará a comprender el por qué debe
hacer o el por qué no debe hacer determinada
cosa.
– Además, no se les debe nunca mentir, siempre
decir la verdad, aunque no sea completa, o tan complicada como es
realmente. A veces se oye: "No grites porque los ratones te comen
la lengua"; por
qué mentir si se les puede explicar que no se debe gritar
porque eso molesta a los demás.
– Utilizar premios, halagos y regaños es
también un método muy beneficioso con los
malcriados. Es conveniente señalar que los premios y
halagos son más útiles que los regaños,
aunque a veces son muy necesarios.
Cada vez que el menor haga algo que se destaque o supere
un error por el que se le había regañado. debemos
halagarlo, resaltando su actitud frente
al grupo. digamos: "Que limpia está la mesa!", o
quizás, "Que bien ha trabajado Yunior, vamos a poner su
dibujo en el
mural!".
– Al ofrecer un premio debemos cuidar que se pueda
cumplir, ya que a veces se ofrecen cosas que después no se
cumplen y esto conduce a que la próxima vez el niño
no crea en nuestras promesas.
– Ahora bien. hay momentos en que es necesario
regañar al niño, pero siempre teniendo en cuenta
que si se abusa de los regaños llegará el momento
en que no tendrán ninguna significación para
él. Además, el regaño debe hacerse
manifestando disgusto, pero sin gritar ni hacer gestos
agresivos.
– Si el niño o adolescente no responde ante un
regaño mostrándose irrespetuoso repitiendo la
conducta negativa y desobediente, es conveniente conversar con
él, apartarlo del grupo unos momentos, tranquilizarlo,
para que razone lo que se le está explicando acerca de su
conducta. Esto no se debe hacer con frecuencia porque se
acostumbraría a ello y no le resultaría efectivo en
lo absoluto. Se conversará fuera del grupo, de forma firme
y tranquila y con afecto para que no se sienta agredido, se
aprovechará en la conversación sobre su conducta,
ya que lo fundamental es hacerle comprender sus
errores.
– Después de está conversación, el
adulto deberá tratar al niño como si nada hubiera
pasado, acariciándolo y dirigiéndose a él.
como a cualquier otro del grupo.
Si queremos tener niños bien educados y capaces
de convertirse en adultos socialmente adaptados y aunque un
niño sea malcriado. nunca se deben usar estos
métodos para tratarlos:
- No se le puede decir que no se le quiere.
- No se le puede pegar.
- No faltarle el respeto ni ponerlo en ridículo
burlándose de él, poniéndole nombretes
como: "ciclón" , " bola de humo", u otros por el
estilo. - No compararlo con otros.
– No engañarlo ni asustarlo con el médico,
la inyección y el cuarto oscuro, etc.
– No amenazarlo ni castigarlo .con el sueño, como
por ejemplo: acostarlo a dormir como castigo, "te vas a quedar a
dormir en el círculo, seminternado, etc.", porque el
sueño es una necesidad fisiológica necesaria para
todos y con esto no lo debemos castigar.
La agresividad es una conducta común en los
niños, y la podemos considerar positiva o negativa
según la edad del niño que la manifiesta, la
frecuencia y el tipo de situación que la
provoca.
Una respuesta agresiva en un niño de edad
temprana no la vamos a considerar agresiva porque en esta edad el
niño tiene pocas posibilidades de expresarse por medio del
lenguaje articulado para darle solución a una determinada
situación conflictiva, y es normal que acuda a acciones que a
veces son agresivas, como por ej.: empujar a un amiguito que le
quiere quitar un juguete.
Pero si el niño de edad temprana que
constantemente de respuestas agresivas como: morder
reiteradamente, se deberá tener en cuenta la frecuencia de
la conducta agresiva.
En relación con las situaciones, debemos analizar
el por qué de la conducta agresiva en el niño, ya
que puede ser por defenderse de un ataque o peligro, por defender
a uno más pequeño que está siendo agredido
por uno mayor, etc., lo cual se considerará como una
conducta agresiva positiva. Si por el contrario, reacciona
violentamente con patadas, mordidas, gritos, golpes, etc., ante
situaciones a las que los otros niños reaccionan de forma
normal, esto sería una conducta agresiva
negativa.
¿Qué factores provocan el desarrollo de
una agresividad negativa?
El adulto, como guía y ejemplo de la
educación del niño y el adolescente, consideramos
el primer factor que influye en su conducta.
Un niño al que se le consiente todo sin
señalarle nunca qué debe y lo qué no debe
hacer; no aprenderá a enfrentar situaciones que le son
desagradables, reaccionando ante ellos como puede reaccionar otro
niño o adolescente que sea tratado con frialdad, sin
afecto, intentando reclamar por este medio o manifestación
ese cariño que le falta.
Se presenta este tipo de conducta también en
niños que se relacionan con adultos agresivos y en
adolescente que están observando estas manifestaciones que
posteriormente imitarán, sobre todo en las escuelas con
sus compañeros.
También el adulto, a veces, estimula conducta
agresiva a cualquier edad, diciéndole "que no se deje
quitar lo que él quiere, o dándole siempre
respuestas de este tipo : "Dale un piñazo para que no
fastidie" , etc.
Puede ser que el niño no había presentado
conductas agresivas y empieza a manifestar constantes respuestas
de este tipo. Esto puede ser debido a un problema que tenga, como
celos, por mal manejo de la familia en el nacimiento de un
hermanito, divorcio de
los padres, conflictos familiares, etc.
Como medidas profilácticas para el desarrollo de
la conducta agresiva desde que el niño es bien
pequeño, es necesario evitar las situaciones antes
mencionadas, pero una vez que las presente debemos tratarlas de
inmediato para erradicarlas.
¿Qué hacer con la agresividad?
(Tratamiento)
– Demostrarle al niño desde su nacimiento,
cariño y afecto siempre para evitar la agresividad por
falta de afecto, independientemente de la edad y el sexo; que se
sienta una sólida confianza para desarrollar las
siguientes medidas.
– Si el niño que presenta esta alteración
de la conducta es pequeño, se le explicará que eso
no se hace, que ese otro niño a quien le da es su
amiguito, y le duele; si continua se le debe regañar y
decirle que el adulto va a sentirse mal con él.
– El adulto no debe permitir que el niño le
pegue, demostrándole con una conducta seria lo reprobable
de su conducta, al mismo tiempo que le pide que se siente unos
minutos para que piense. reflexione sobre lo incorrecto de su
proceder.
– Es necesario que la conducta del adulto sea ejemplo de
las relaciones entre las personas, que no grite o tenga
manifestaciones violentas, sino que solucione los conflictos
conversando de la mejor forma.
– No estimular la agresividad ni con palabras ni con
juego de manos ni mordidas.
– El adulto debe estar vigilante ante cualquier
situación que se presente, que pueda originar una conducta
agresiva y tratando de evitarla.
– Si un niño o adolescente agrede a otro, el
adulto le dirá en un tono de voz baja, para que el resto
del grupo no lo oiga, al otro a que se defienda. El agredido, al
defenderse, lo hará con las manos y una sola vez, para
lograr que el agresor comprenda que siempre que le pegue a otro
le van a devolver el golpe.
– Cuando un niño tímido manifiesta sus
primeras conductas agresivas, debe actuarse con mucha prudencia,
y no regañársele, pues podría frenar sus
iniciales intentos de defensa, que son una señal de que
está sobrepasando su timidez. Esta conducta no
deberá ser muy frecuente, si es así se
tomarán algunas medidas para impedirle que se consolide
una conducta negativa.
– El niño deberá estar entretenido,
empleando sus energías en cosas útiles,
dándole pequeñas responsabilidades, sugerirle
actividades variadas y atractivas que desarrollen acciones
positivas.
– Nunca se les debe decir que son niños malos, ni
hablar de su agresividad con otras personas delante de
ellos.
Es recomendable una relación directa entre los
educadores y los padres de estos casos para establecer donde
están las causas, y sobre esta base, decidir las medidas a
tomar entre todos para lograr erradicar esta alteración
conductual.
Este tipo de niño o adolescente no es
difícil de descubrir, si lo observamos con
atención, pues presenta una serie de manifestaciones,
comportamientos característicos, que es necesario tener
presentes.
A veces, como padres y educadores estamos preocupados
ante niños intranquilos, desobedientes, que andan de un
lado para el otro constantemente, sin embargo, en nuestro
hogares, barrio, círculos infantiles y escuelas nos
encontramos con otro niño que por ser excesivamente
tranquilo y no molestar a los demás, pasa inadvertido,
cuando en realidad tras esta quietud, inmovilidad del niño
muy tímido se esconden generalmente alteraciones
psíquicas y emocionales.
¿Cómo se manifiesta la
timidez?
– Mantenerse fuera de los grupos de
niños que juegan; el niño o adolescente
tímido prefiere estar solo, se aparta del grupo, de los
demás.
– Se siente inferior, o sea, no se cree capaz de hacer
las mismas cosas que otros niños o adolescentes de su
edad.
– Como le cuesta trabajo jugar o incorporarse al grupo,
se crea un mundo imaginario, lleno de fantasías, por eso
siempre se le ve pensativo, abstraído, aislado.
– Habla poco, aunque conozca muchas palabras, a no ser
con personas con las cuales se sienta seguro.
– Es más serio que otros de su misma
edad.
– Parece sentirse mejor con los adultos que con sus
compañeros o coetáneos, por eso se acerca
más a los primeros, sobre todo cuando son cariñosos
y comprensivos con él.
¿Cuáles son las causas que originan la
timidez?
Esta alteración conductual surge de acuerdo con
el trato que los adultos le dan al niño, ya sean los
padres, educadores, maestros y en general todas las personas que
están cerca de el y dirigen sus actividades, el
niño o adolescente se comportará tímido o
no.
– Le tiene miedo a las persona extrañas, lugares
y cosas desconocidas, aunque en el hogar no
manifieste esta conducta
El niño es un ser muy activo y su actividad es
indicio de salud, solo el
niño enfermo juega poco, por desdicha hay ocasiones en que
la comodidad del adulto, o por temor a que todo le haga
daño, o simplemente por ser dominante y querer que
él haga nada mas lo que deseamos, se le limita la
actividad, tanto en la casa como en la escuela o círculo
infantil.
- "¡ No hables alto¡".
- "¡Sièntate ahì, y no te muevas
hasta que te toque el turno del
baño¡". - "¡ No juegues con esa muñeca que la
puedes romper!". - " ! Que bobo tu eres por no saber eso tan
fàcil¡".
No, no debemos actuar así con el niño.
Claro, todo esto es más difícil e incómodo
para el adulto, pero si supiéramos cuanto molestamos al
niño y cuanto daño le estamos haciendo a su futuro,
seguramente no actuaríamos así.
¿Qué debemos hacer?
– Permitirle mucha libertad de
acción al niño. Dejarlo comer, correr, saltar,
tirar, tocar, curiosear e investigar sus alrededores; debe
dejársele realizar estas actividades de la forma que
quiera, dándole tareas que son fáciles para que
vaya tomando seguridad de sí mismo.
– Darle cariño en caso de situaciones de
miedo o de peligro, demostrándole que estamos con
él para ayudarle y defenderle si hiciera
necesario.
– Cada vez que lo veamos inactivo, que no juega ,
o estudie, ofrecerle juguetes , llamarlo, conversar con
él.
– Embullarlo a que se incorpore al grupo. Esto lo ayuda
a vencer la timidez. Para lograr que la venza, el adulto debe
primero jugar o conversar con él, y a medida que la
actividad avance, incorporar otros niños hasta formar un
grupo. No abandonará el grupo hasta que el niño
tímido se relacione con otros, no se debe nunca llevarlo
directamente al grupo para que se incorpore, así no
lograremos nada.
– Enseñarlo a defenderse, siempre se le
dirá que responda a las agresiones que recibe de los
demás.
– Ser suave con él en la disciplina y dejarlo, a
veces, que haga algunas travesuras.
– Darle responsabilidades dentro del grupo, si el
niño no las quiere, se debe embullar, nunca
obligarlo.
Desde que nace el niño, el sueño es algo
muy importante y fundamental en su vida. Es una de sus
necesidades básicas que le permiten descansar y recobrar
las fuerzas que ha perdido durante el día. La
duración, la frecuencia, en fin, todas las circunstancias
que rodean el sueño, crean preocupaciones en los padres,
pues pueden presentarse en ocasiones, algunas dificultades que
son fáciles de solucionar si se tratan
adecuadamente.
Las alteraciones más frecuentes del sueño
son las siguientes:
– Llanto al ponerlo en la cama.
– Negarse a acostarse para dormir. Es cobarde, no se
defiende de las agresiones de otros niños aunque sean
más pequeños que él.
– Desvelarse, despertarse con o sin llanto durante la
noche
– Algunas manías al acostarse para
dormir.
Las alteraciones del sueño menos comunes y
màs crìticas que pueden observarse, sobre todo en
los niños, tenemos:
– El levantarse dormido y caminar en forma lenta, con
los brazos extendidos, lo que se conoce por sonambulismo. Esto
suele suceder en niños muy activos o
ansiosos. Aunque casi siempre encuentran el camino sin tropezar
con los objetos, en ocasiones pueden ocurrir accidentes
graves, por lo que es necesario vigilar al niño para
despertarlo suavemente si esto le sucede, y llevarlo de nuevo a
su cama a dormir.
– Las pesadillas pueden ocurrirles a niños de
cualquier edad y consisten en sueños con hombres y
animales
monstruosos que lo agreden; durante el sueño hay
movimientos bruscos y de defensa; que duren algunos
segundos.
Después que se despierta el niño puede
reconocer todo lo sucedido y nombrarlo. En muchas ocasiones. las
historias de aventuras peligrosas y terroríficas y algunos
programas de
televisión, donde se presentan escenas
sangrientas y agresivas, de miedo, o un gran estado de
excitación, son las causas de las pesadillas.
- Los temores nocturnos son más graves que las
pesadillas y pueden durar hasta casi media hora. El niño
no se despierta y, sin embargo, grita, se sienta en la cama, se
agarra a los que lo rodean; y por mucho que se intenta no se
logra despertarlo ni calmarlo. Los terrores nocturnos van
acompañados de agitación, sudoración,
palidez, temperatura
baja y ojos muy abiertos. El niño no reconoce a sus
padres ni a otros familiares, y cuando se despierta no puede
recordar nada de lo ocurrido.
¿Por qué ocurre esto?
- Por cualquier cambio en la
vida del niño, una situación nueva que trae
alteraciones del sueño transitorias, como: la
adaptación del niño al círculo, la llegada
de un hermanito, etc. Por enfermedad, accidente u
otras.
Además pudieran señalarse las que ocurren
durante el proceso de una
enfermedad, una intervención quirúrgica,
etc.
– Diferencias individuales: El sueño puede variar
de acuerdo a la edad y a las condiciones ambientales. Cada
niño necesita una cantidad de horas de sueño en
particular, y no podemos obligarlo a dormir determinado tiempo en
el día sin tener en cuenta estas características.
Por ejemplo: un niño dormilón puede dormir
ampliamente la siesta y dormir bien a su vez en la noche, mas un
niño activo y dinámico duerme mucho menos y si
duerme la siesta no resistirá para el sueño
nocturno.
– El abandono y la falta de cariño traen como
consecuencia que el niño tema dormir porque el
sueño significa para él, en cierta forma, la
separación de sus padres o de los adultos que lo cuidan y
lo protegen.
¿Qué debemos hacer?.
– Brindar afecto y protección al niño,
sobre todo en el momento en que va a dormir, estar a su lado y
arrullarlo. El papel de los
adultos en estas situaciones toma una gran
importancia.
– No reprimir al niño, ni regañarlo con
frecuencia durante el día ya que cuanto más feliz
se encuentra el menor, cuanto mayores sean sus sentimientos de
seguridad y menores los regaños, mayores serán las
posibilidades de que no haya dificultades especiales por la
noche.
– Cumplir el horario de vida correcto acorde a la edad
del niño, tanto en el hogar, instituciones infantiles,
escuelas, etc. En los casos que necesiten menos tiempo de
sueño por las diferencias individuales que existen, se
sacarán del salón del Círculo Infantil para
que no interrumpan el sueño de los demás y en el
hogar se le harán actividades de acuerdo a su
edad.
– Establecer una hora fija para la siesta y para el
sueño nocturno, por hábito el niño
aceptará la hora de acostarse a dormir como natural.
Antes, debe dársele una actividad sedada, tranquila, como:
leerle un cuento, ver
programas infantiles de televisión, etc.
– Cuando el niño duerme no debe haber ruidos
fuertes o conversaciones en alta voz. Hay que evitar que el sol de al
niño, y arroparlo si hay temperatura fresca. La siesta no
debe prolongarse más tiempo de lo debido y se le
deberá despertar en el horario señalado.
– Si el niño tiene costumbre de coger un trapito,
juguete u otros objetos, debe permitírsele, pero luego, en
cuanto se haya dormido, quitárselo. Si se despierta y lo
reclama, volvérselo a dar.
– Establecer una hora fija para la siesta y para el
sueño nocturno, por hábito el niño
aceptará la hora de acostarse a dormir como natural.
Antes, debe dársele una actividad sedada, tranquila, como:
leerle un cuento, ver programas infantiles de televisión,
etc.
– Cuando el niño duerme no debe haber ruidos
fuertes o conversaciones en alta voz. Hay que evitar que el sol
de al niño, y arroparlo si hay temperatura fresca. La
siesta no debe prolongarse más tiempo de lo debido y se le
deberá despertar en el horario señalado.
– El despertar de los niños debe hacerse
dulcemente, sin brusquedades ni ruidos fuertes.
– En las instituciones infantiles con régimen
interno, el personal que trabaja con los niños deben ser
muy vigilantes con el sueño nocturno, ya que existen
algunos casos con desventajas social y presentan situaciones
difíciles en su vida familiar, tienden a ser niños
de por sí excitados, nerviosos. Por lo tanto, el personal
debe extremar su cuidado y ser muy cariñosos y atentos con
ellos, sobre todo, no dejando el dormitorio solo en las horas
nocturnas, donde el abandono y el desamparo se sienten más
intensamente.
– En el hogar se deben mantener también las
condiciones adecuadas para lograr un favorable proceso de
sueño.
– La intensa actividad cuando se produce en las horas
anteriores al sueño provoca un estado de excitación
tal, que el niño no puede dormirse.
– Por mal manejo de los adultos, esto es debido a varios
factores, como: a veces los padres, por salir a pasear o comer
tranquilamente, obligan a los niños a dormir, y estos se
resisten, otras veces amenazan al niño con ponerlo en la
cama y esto hace que asocie la cama con el castigo; por no tener
quien los cuide se los llevan para las fiestas de adultos hasta
altas horas de la noche; por características personales de
los padres, que trasmiten al niño una preocupación
exagerada que tienen en cuenta al sueño, sacándole
de la cama a la menor alteración.
Autora:
Dora Mola Rojas