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Un modelo teórico de la comunicación escrita en lengua extranjera




Enviado por jsilvio



    1. Factores
      determinantes
    2. El contexto de la
      escritura
    3. Proceso de la
      comunicación escrita
    4. Factores internos y
      externos

    El nuevo milenio abrió sus puertas también
    a nuevas actitudes,
    énfasis y enfoques sobre la comunicación escrita en una lengua
    extranjera. El Patito Feo de la enseñanza de lenguas extranjeras
    está dejando de serlo, en virtud de acelerados cambios
    promovidos, entre otras razones, por la revolución
    informática, y sobre todo por el
    re-descubrimiento de la escritura como un medio de
    comunicación poderoso, duradero y útil en contextos
    que van más allá de los límites de
    un aula.

    Estas condiciones ameritan enfocar estrategias
    investigativas a la comprensión de este proceso y a
    descubrir las interioridades de una actividad que día a
    día gana más adeptos – o tal vez
    deberíamos decir usuarios- tanto por necesidad como por
    placer, dada la satisfacción que se experimenta al
    interactuar con otros a través de un medio que, aunque
    creado hace más de dos mil años, se renueva y
    revitaliza en nuestra hiperdinámica
    contemporaneidad.

    El modelo teórico que proponemos aquí,
    pretende establecer los elementos que intervienen en el proceso
    de la comunicación escrita en una lengua extranjera,
    así como fundamentar su accionar y las relaciones que se
    producen entre ellos. Se trata, pues, de una primera
    aproximación al proceso a fin de describir sus
    componentes.

    A modo de introducción habría que mencionar,
    en primer lugar, un grupo de
    factores encabezados por el problema retórico y cuatro
    tipos de conocimientos que se consideran necesarios para escribir
    un texto:
    el
    conocimiento declarativo, el procedimental, el conocimiento
    del contexto de la comunicación escrita y el conocimiento
    del sistema
    lingüístico. Estos factores intervienen de modos
    diversos en los procesos
    mentales que apreciamos como invariantes en el proceso:
    léase la planificación, que entendida en su sentido
    más amplio incluye sus procesos tales como: la
    generación de ideas, orientación y organización, además de los procesos
    referidos a la composición, revisión y
    edición final del texto. Unos y otros –los factores
    determinantes y los procesos invariantes- reciben la influencia
    de un conjunto de factores internos y externos que afectan tanto
    la cantidad como la calidad del
    proceso y del producto
    final.

      Para ver el
    gráfico seleccione la opción "Descargar" del
    menú superior

    Un análisis detallado de cada uno de estos
    elementos constituiría de por sí, una amplia
    investigación. Aquí se
    referirán solo las cuestiones imprescindibles para
    explicar su interrelación en el proceso que nos
    ocupa.

    Factores
    determinantes

    El problema retórico

    El elemento rector es el problema
    retórico, es decir, la interpretación que el
    escritor hace de la tarea, lo que implica el reconocimiento de
    las limitaciones o restricciones impuestas por la tarea y de sus
    objetivos al
    escribir. (Gagné, 1991; Flower y Hayes, 1981; Tribble,
    1996, entre otros). Dado que esta interpretación y la
    definición de los objetivos al escribir varían
    grandemente de un escritor a otro, como acertadamente apuntan
    Flower y Hayes, (op cit) este factor y su influencia general en
    el proceso de comunicación escrita aún es objeto de
    investigación en esta área.

    Cuatro tipos de conocimientos se reconocen como
    necesarios para escribir un texto. Aunque la nomenclatura
    puede variar de acuerdo con el autor de que se trate,
    básicamente son los mismos; el conocimiento declarativo,
    el procedimental, el conocimiento del contexto de la
    comunicación escrita y del sistema de la
    lengua.

    Los conocimientos declarativo y
    procedimental

    El conocimiento declarativo que posee el escritor
    está representado por las generalizaciones, teorías
    y el conocimiento general que este tiene, donde se incluye el
    conocimiento de los conceptos relacionados con la materia en
    cuestión. El conocimiento procedimental que se
    refiere al conocimiento de las formas y vías más
    apropiadas para acometer una tarea o instrucción y sus
    habilidades como escritor. Según Gagné, (op cit) el
    conocimiento declarativo de los escritores y su saber acerca de
    cómo realizar una tarea (conocimiento procedimental),
    definitivamente determinan la cantidad y calidad del proceso de
    comunicación escrita y de su producto. A estos tipos de
    conocimiento Tribble, (op cit) les llama conocimientos del
    contenido y de los procesos de escritura
    respectivamente.

    Escritores con habilidades escritas similares, pero con
    diferente cantidad de conocimiento declarativo acerca del tema,
    producen textos de diferente calidad y cantidad, así
    mismo, este factor determinará las cargas sobre la memoria
    operativa del escritor (Gagné, op cit.). Una mayor
    cantidad de conocimiento declarativo implicaría un texto
    más largo y mejor organizado, con menor apoyo sobre la
    memoria
    operativa. (Glynn, Britton, Muth y Dogan, 1982; Voss, Vesonder y
    Spilich, 1990; Britton, Meyer, Hodge y Glynn, 1980; citados en
    Gagné, op cit.)

    Las deficiencias del conocimiento declarativo limitan la
    efectividad del conocimiento procedimental. Igualmente, la falta
    del segundo puede causar dificultades en lo referido a la
    coherencia y organización del discurso
    escrito. (Mc Cutchen y Perfetti, 1982 en Gagné, op cit.)
    Parece ser que el tipo de conocimiento procedimental que cuenta
    al producir un texto es el reconocimiento de las limitaciones que
    la tarea demanda, lo
    cual también asumen Flower y Hayes, (op cit), y corrobora
    Gagné, (op cit).

    El
    contexto de la escritura

    En lo referido al contexto de la escritura, muchos
    autores consideran el propósito de la
    comunicación, la forma del texto, y sus
    lectores potenciales, como sus elementos conformantes. El
    conocimiento de estos elementos permite escribir textos
    apropiados para un determinado grupo de lectores en particular,
    así como activar el conocimiento del sistema de la lengua
    y seleccionar patrones organizativos adecuados para un
    propósito específico. Conocer el contexto en que el
    texto será leído provee al escritor con un sentido
    de los parámetros que esencialmente determinarán
    qué y cómo escribir. Sin un contexto es
    difícil conocer qué incluir y qué omitir, o
    cuán formal o informalmente se debe enfocar un tema; la
    selección del contenido apropiado y del
    estilo depende de la idea que se tenga de los posibles lectores
    (Hedge, 1998) El propósito comunicativo, o lo que es
    igual, el resultado que el escritor espera lograr al escribir su
    texto, sería imposible determinarlo sin un conocimiento
    previo de quién leerá el texto. A este tipo de
    conocimiento Tribble, (op cit.) le llama conocimiento del
    contexto.

    Para Flower y Hayes, (op cit) el propósito de la
    comunicación y los procesos que se desarrollan con ese
    fin, están determinados por dos tipos de objetivos:
    procedimentales, que instruyen acerca de cómo
    realizar el proceso de escritura y de contenido que
    especifican todo lo que el escritor quiere decir o hacer a su
    público lector. Para estos autores, la dinámica de estos objetivos se resume en el
    principio de que en el acto de escribir las personas regeneran y
    recrean sus propias metas a la luz de lo que
    producen.

    El conocimiento del sistema
    lingüístico

    El conocimiento del sistema lingüístico
    influye en la calidad y cantidad del texto, dado que las
    limitaciones lingüísticas pueden ser las responsables
    de la pobre cantidad y calidad de lo que se escribe. Mientras
    mayor sea la complejidad de la tarea de escritura, mayor
    deberá ser el dominio del
    sistema de la lengua necesario para realizarla. (Tribble, op
    cit).

    Proceso de la comunicación
    escrita

    Una vez analizados estos factores, ¿En qué
    consiste el proceso de comunicación escrita del que tanto
    se ha hablado?

    Compartimos el criterio de que existen, como
    mínimo, tres macro actividades recursivas:
    pre-escritura, escritura (composición) y
    post-escritura, las cuales están compuestas por un
    conjunto de subprocesos. En el diagrama se
    observa como unas y otros, interactúan entre
    sí.

    La pre-escritura

    La pre-escritura consiste esencialmente en la
    planificación del texto, es una etapa de toma de
    decisiones acerca del tema, el propósito, el
    público lector, la forma del texto y su
    organización. Está integrada por tres subprocesos
    principales: la generación de ideas, la orientación
    y la
    organización. En ellos el escritor realiza acciones y
    operaciones
    tendentes a descubrir un tópico sobre el cual escribir,
    considerando sus lectores potenciales y la forma que
    tendrá el texto, así como acciones y operaciones
    tendentes a planificar las partes del texto, su secuencia, ideas
    centrales, las funciones
    comunicativas que pretende cumplimentar, entre otros
    aspectos.

    La escritura o composición

    Por su parte, la escritura está conformada
    por dos subprocesos fundamentales: composición y
    revisión. La composición se refiere a acciones y
    operaciones que el escritor realiza para comunicar un mensaje con
    exactitud y propiedad,
    basado en suposiciones personales acerca de las necesidades y
    expectativas propias y de sus posibles lectores;
    motivándolos, visualizando sus ideas, ejemplificando,
    resumiendo y facilitando la construcción del significado que el lector
    realizará individualmente. La revisión consiste en
    el chequeo del texto desde el punto de vista
    lingüístico y discursivo, aquí se omiten,
    añaden y reemplazan secciones del texto, entre otras
    operaciones, sobre todo cuando se requiere un alto grado de
    precisión y formalidad en consecuencia con el género y
    el propósito de que se trate. En el proceso de
    composición, la posesión de habilidades motoras
    automáticas como la ortografía, puntuación y la mecánica, así como la gramática, dejan al escritor libre para
    prestar atención a habilidades más
    importantes como la de comunicar un mensaje con coherencia y
    cohesión. En este proceso la memoria operativa se activa
    completamente y se usa al máximo. (Gagné, op
    cit).

    La post-escritura

    En la post-escritura continúa la
    revisión del texto, matizada por su recursividad, lo cual,
    como ya es conocido, forma parte del proceso natural de
    composición de un texto. Sin embargo, lo cierto es que
    tradicionalmente ha estado ausente
    del proceso de comunicación escrita que modelamos en
    nuestras clases. En esta actividad se realiza un análisis
    consciente y deliberado del texto, requiere herramientas
    lingüísticas adecuadas y entre las acciones y
    operaciones que se realizan, se encuentran: examinar el
    propósito, la forma y el auditorio, chequear el texto
    lingüística y discursivamente, evaluar el impacto y
    finalmente editar la versión final. Se supone que la
    edición sea automática, mientras que la
    revisión es consciente (Takala, 1996).

    La generación de ideas, la orientación,
    organización, revisión y edición del texto
    constituyen los núcleos de un proceso recursivo donde las
    acciones no suceden de forma lineal, paradas y retrocesos ocurren
    a lo largo de todo el proceso. Su aceleramiento o retraso puede
    estar causado por la prevalencia de un factor que lo afecte. La
    dinámica de este proceso es interactiva, todos los
    escritores alternan entre los componentes del proceso mientras
    escriben un texto y "el producto evolutivo no pertenece
    únicamente a la persona que lo
    produjo, más bien, pertenece en diversos grados a todas
    las influencias que contribuyeron a su desarrollo, y
    al lector que finalmente determina o construye su significado
    sobre la base de su experiencia personal.
    Así, el producto es verdaderamente el reflejo de un
    esfuerzo múltiple" (Richard – Amato, 1996).

    El carácter
    recursivo del proceso de la comunicación escrita es
    explicado por Raimes (1985, en Tribble, op cit), cuando dice que
    en cualquier momento en la preparación de un texto, los
    escritores pueden regresar o adelantarse a cualquiera de las
    actividades incluidas en la composición del texto que
    ellos pueden considerar útiles. Esto pudiera significar
    que cuando un escritor está comenzando a escribir puede
    considerar necesario regresar a la biblioteca a
    recoger datos cuya
    necesidad no fue aparente en la planificación del texto.
    El escritor puede necesitar revisar el plan
    radicalmente, a fin de lidiar con los cambios que se han
    producido en el argumento, o puede estimar revisar el estilo de
    las secciones anteriores antes de continuar escribiendo otras
    partes del texto, en tanto valora cómo llegar mejor a sus
    lectores potenciales.

    Factores internos y externos

    La presencia de factores internos y externos que
    influyen en todo el proceso no puede ser ignorada. Se
    referirán primero los correspondientes al área
    interna.

    Factores internos

    Los factores internos están conformados
    ampliamente por las diferencias entre los escritores. En un
    contexto de enseñanza-aprendizaje como
    el que nos ocupa, el tema de las diferencias individuales cobra
    especial interés a
    partir de lo ventajoso que resultaría conocer, comprender
    y atender estas diferencias entre los aprendices.

    Es un hecho bien sabido que no todas las personas se
    sienten motivadas a escribir, o que al menos manifiestan una
    actitud
    positiva ante la tarea. Las investigaciones
    referidas a la
    motivación y en sentido general, a características afectivas en contextos de
    adquisición de una lengua extranjera (véase Gardner
    y Lambert, 1972; Lukmani, 1972; Ely, 1986; Van Patten, 1986,
    citados en Hahn, 1989; Burstall, 1972; Heyde, 1979, citados en
    Champeau de Lopez, 1989) han demostrado que las formas a
    través de las cuales un aprendiz se motiva a elegir
    realizar algún aprendizaje, o a aprender voluntariamente
    sino tiene otra opción, y perseverar con el aprendizaje
    son variadas y complejas. Los individuos difieren de acuerdo a
    sus necesidades, tendencias atributivas características,
    su posición con relación a otros miembros del
    grupo, las ideas acerca de la importancia que le conceden al
    aprendizaje de una lengua y la forma en que el profesor los trata
    normalmente. Los maestros necesitan conocer estos problemas para
    planificar y realizar un proceso de instrucción
    óptimo para cada estudiante. (Mc Donough)

    Ellis, (1997) identifica cuatro tipos de motivación
    en contextos de adquisición de segunda lengua:
    instrumental, integradora, resultante, e
    intrínseca; los cuales según él deben
    ser vistos como complementarios, más que como distintos u
    opuestos. Este autor considera la motivación como
    dinámica en su naturaleza,
    según él, no es algo que el aprendiz tiene o no,
    sino algo que varía de un momento a otro dependiendo del
    contexto de aprendizaje o de la tarea, lo que parece igualmente
    válido en contextos de aprendizaje de lenguas
    extranjeras.

    Las diferencias en las capacidades intelectuales generan
    diferencias en las habilidades que escritores más o menos
    hábiles despliegan cuando escriben. Zamel, (1982, citada
    por Nunan, 1991), enumera estudios que muestran que los
    escritores menos hábiles tienden a concentrarse en la
    mecánica de la escritura y se inhiben por su excesiva
    preocupación por la corrección formal. Los
    escritores más hábiles se percatan mucho más
    de la escritura como una actividad recursiva que incluye
    revisiones y varias versiones sucesivas de un mismo texto.
    Similares hallazgos son reportados por Lapp, (1984, citado por
    Richards, 1990). Las investigaciones han demostrado que estas
    diferencias afectan todo el proceso, en todas las etapas, los
    escritores más y menos hábiles actúan
    diferentemente, provocando variaciones en lo que a
    perfección de las habilidades escritas se refiere y en
    cuanto a la cantidad y calidad del producto final.

    Las creencias personales y las características de
    la
    personalidad también influyen en el proceso de la
    comunicación escrita, las personas a quienes no les gusta
    escribir en su lengua materna encontrarán mucho más
    difícil escribir en una lengua extranjera. Es una idea
    generalizada que la comunicación escrita requiere de un
    mayor grado de precisión y corrección; el lenguaje
    oral es transitorio, mientras que la palabra impresa es
    permanente, esta es precisamente, una de las razones por las que
    los aprendices rechazan la escritura.

    Cada aprendiz trae al proceso sus propios valores,
    relaciones, experiencias, concepciones, hipótesis acerca de sus posibles lectores,
    sueños, objetivos y expectativas, por tanto el producto es
    el reflejo de todas las influencias que contribuyeron a su
    desarrollo, por lo cual es eminentemente personal, dado que
    aunque los factores sea básicamente los mismos en cada
    caso, no confluyen de igual manera.

    Los valores culturalmente específicos pueden ser
    un factor significativo en la comprensión y producción del lenguaje,
    Rivers, (1968, citada por Carrell y Eisterhold), recomienda que
    el fuerte vínculo entre cultura y
    lenguaje debe ser mantenido de modo que el alumno comprenda
    cabalmente el significado del lenguaje. Ella considera que las
    diferencias en cuanto a valores y actitudes son una de las
    principales fuentes
    generadoras de dificultades en el aprendizaje de idiomas.
    Estudios realizados en el área de la retórica
    contrastiva (Kaplan, 1976, citado por Carrell y Eisterhold, op
    cit), demuestran también los efectos de los esquemas
    formales tanto en la comprensión como en la
    producción de textos escritos en otro idioma (Ostler y
    Kaplan, 1982, citados por Carrell y Eisterhold, op cit). Burtoff,
    (1983), también citado por estas autoras, ha encontrado
    diferencias entre los patrones retóricos típicos de
    la prosa expositiva producidos por escritores con diferentes
    esquemas formales de acuerdo con sus lenguas maternas y sus
    culturas nativas.

    Por otra parte, el estilo y las estrategias de
    aprendizaje intervienen en todo el proceso de aprendizaje,
    acomodarlos en la clase puede resultar en un aumento de la
    satisfacción y de los logros del aprendiz (Willis, 1988,
    citado por Nunan, op cit). Tal y como Richards, (op cit)
    señala, un escritor inhábil no es simplemente uno
    que no pueda producir un buen producto escrito, es aquel que usa
    conductas y procesos de escritura inapropiados, lo cual pudiera
    estar causado por la selección inadecuada de las
    estrategias de aprendizaje y por la no observancia de los
    diferentes estilos de aprendizaje en ambientes desfavorables para
    sus desarrollo. Favorecer los estilos de aprendizaje de los
    alumnos y entrenarlos en otros que hagan más integral y
    exitoso el aprendizaje es una demanda del desarrollo de la
    psicología
    educativa y su influencia en la ELE.

    El reflejo de la influencia de las
    características de los diferentes estilos de aprendizaje
    en la comunicación escrita puede explicarse de la
    siguiente forma: por ejemplo, un escritor analítico tiende
    a ser concreto,
    cerrado, se concentra en detalles, siendo la organización
    del texto secuencial, orientado a lo específico,
    desprovisto de un libre flujo de ideas. Por su parte, un
    escritor- aprendiz global tiende a ser abierto, se concentra en
    el significado más que en la forma siendo su
    organización lógico-abstracta (Cabrera Albert,
    1997).

    Realzar los aspectos positivos del estilo de aprendizaje
    en un aprendiz determinado y contribuir a que desarrolle otros
    igualmente provechosos parece ser una tarea esencial en la
    ELE.

    En cuanto a las estrategias de aprendizaje, estas
    parecen ser un elemento mediatizador en el proceso de
    aprendizaje. La importancia que se les concede se puede resumir
    en esta cita de Ellis, (op cit): "El estudio de las estrategias
    de aprendizaje es de un valor
    potencial para los profesores de idiomas. Si estas estrategias
    que son cruciales para el aprendizaje pueden ser identificadas,
    podría ser posible entrenar a los estudiantes en su
    uso."

    En cuanto a las estrategias de aprendizaje de la
    comunicación escrita, aunque consideramos que no han sido
    suficientemente investigadas, se reportan algunos estudios por
    Lapp, (op cit), Zamel, (op cit) Raimes, (1987) y Richards, (op
    cit) que han sido citados anteriormente en este trabajo. Los
    componentes estratégicos, de acuerdo con la
    clasificación que se ha utilizado: cognitivo,
    socio-afectivo, y metacognitivo, principalmente regulan y
    propician el desarrollo de la competencia
    comunicativa escrita, objetivo final
    del proceso de enseñanza-aprendizaje y del proceso de
    comunicación per se.

    En lo referido a las estrategias cognitivas, la
    organización, la elaboración y la práctica,
    parecen ser invariantes en este proceso, las estrategias
    socio-afectivas que parecen ser invariantes son la
    interacción, la cooperación, y la
    comunicación, y sobre las metacognitivas pesa la responsabilidad de regular y dirigir todo el
    proceso, aquí la planificación, la
    regulación y el control parecen
    ser las invariantes. (Pérez y Guerra,
    1997).

    De modo general, estos parecen ser los factores internos
    más importantes y su influencia no se limita a este
    proceso de producción del lenguaje escrito, sino que
    está presente en los procesos de recepción, incluso
    no sólo de la lengua, se trata en fin, de factores
    universales.

    Factores externos

    Los factores externos ejercen una importante influencia
    sobre todo el proceso de la comunicación escrita. El
    contexto –todo lo que rodea al escritor, el texto y sus
    hipótesis sobre su
    auditorio– puede o no favorecer al proceso. Un ambiente
    positivo ayuda al desarrollo de un buen producto escrito al
    brindar condiciones favorables para escribir.

    Complementar las demandas y necesidades sociales e
    individuales es imprescindible para lograr un texto
    fundamentalmente completo. La comunicación escrita ha sido
    tradicionalmente vista como una actividad individual exenta de un
    contexto social, y en algunos casos, de contexto alguno. Sin
    embargo, siempre que haya un escritor, hay un lector, de manera
    que la comunicación escrita no tiene sentido fuera de su
    función
    social.

    Otros escritores (y lectores), se incluyen en la
    conceptualización teórica, dado que están
    presentes e influyendo en la casa, en la comunidad y
    más allá de este entorno. Los buenos escritores
    regularmente consultan o conferencian con otros escritores para
    conocer su reacción, comentarios y sugerencias
    (Richard-Amato, op cit).

    Otros textos, escritos y orales, funcionan como fuente
    de información usada como modelos,
    haciendo del producto evolutivo, el resultado de un esfuerzo de
    numerosas y variadas influencias.

    En un contexto como el que nos ocupa, de ELE, un
    análisis medianamente completo del proceso de la
    comunicación escrita tendría que considerar los
    métodos de
    enseñanza a que se somete al sujeto. La razón para
    incluirlo en este análisis está dada por el
    carácter de la influencia que tienen sobre los aprendices
    en correspondencia con sus virtudes y defectos, esto significa
    literalmente que los métodos de enseñanza pueden
    favorecer o limitar la comunicación escrita, y el grado de
    durabilidad de esta influencia es sumamente alto.

    El método de
    enseñanza varía de profesor a profesor y en
    concordancia con el nivel de los estudiantes. Rodríguez,
    refleja la influencia del método de enseñanza en el
    aprendizaje cuando dice que aunque frecuentemente los alumnos
    aprenden gracias a sus profesores, ocasionalmente, aprenden a
    pesar de los profesores (Rodríguez, 1991, citado por
    Hernández, 1997).

    En algunos cursos la
    escritura no se considera un objetivo como tal, sino una
    vía instrumental para la comunicación, esta
    condición le ofrece al estudiante pocas posibilidades de
    escribir, amén del hecho de que se aprende a escribir
    escribiendo.

    El enfoque de enseñanza de la comunicación
    escrita parece generar importantes diferencias en cuanto a la
    calidad del producto final y a la efectividad del proceso. Las
    posiciones más contemporáneas en la
    enseñanza de lenguas se concentran más en el
    lenguaje al nivel del discurso que al nivel de la oración,
    como lo sugería la lingüística estructural.
    Por otra parte, los profesores en lugar de mirar al texto como un
    producto terminado, están más interesados en el
    proceso que los escritores desarrollan al componer sus textos
    (Nunan, op cit). Resulta ampliamente reconocido que los
    escritores competentes no producen un trabajo terminado en su
    primer intento, sino a través de versiones sucesivas. La
    enseñanza de la comunicación escrita siguiendo una
    de estas tendencias producirá diferencias importantes en
    la adquisición y desarrollo de las habilidades por el
    aprendiz y en el ambiente de la clase, por ejemplo: el
    aprendizaje cooperativo es propio de los enfoques procesales
    mientras que el trabajo
    individualizado se enfatiza en clases orientadas al
    producto.

    De nuevo, polarizar la selección del
    método de enseñanza, conllevaría a asumir
    los defectos y limitaciones del método en cuestión.
    Ya no es un hecho novedoso en la ELE la combinación de
    principios,
    procedimientos
    y técnicas, no de manera ecléctica,
    sino sistemática, con un bien fundado basamento
    teórico.

    Para resumir los cambios que se han producido en lo que
    a método de enseñanza se refiere, es indispensable
    señalar que los enfoque procesales y de género
    aplicados a esta área de la comunicación han
    contribuido a girar el énfasis hacia una didáctica del aprendizaje, donde Leki,
    (1991), Hedge, (1998), Tribble, (op cit) y White y Mc Govern,
    (1994), coinciden en que los elementos fundamentales son: la
    consideración del contexto retórico y el contexto
    de la escritura a partir de la necesidad de comunicar algo a
    alguien, además de la opción del lenguaje escrito
    como una herramienta de pensamiento
    preciso y coherente e intencionada (Bruner, 1972, en Wells, Ling
    y Maher, 1990) y el entrenamiento
    estratégico a fin de contribuir a un aprendizaje
    más eficiente a lo que también coadyuva el
    conocimiento de los procesos y subprocesos de la
    comunicación escrita.

    Todo modelo o conceptualización teórica,
    no es más que una representación de la realidad, y
    por tanto, es artificial. El que presentamos en este
    artículo, pretende integrar los elementos, en nuestra
    opinión, imprescindibles para desarrollar la
    comunicación escrita en una lengua extranjera.

    El punto de partida de este modelo teórico es la
    teoría
    de los sistemas, lo que
    implica abordar la habilidad como un sistema caracterizado por su
    carácter complejo, procesal, interactivo, recursivo en su
    funcionamiento interno, y su auto-regulación. Las bases
    teóricas de este modelo y por ende de la
    comunicación escrita como habilidad son
    pedagógicas, lingüísticas,
    psicológicas, sociolingüísticas, y
    pragmáticas y discursivas- la lingüística del
    texto.

    BIBLIOGRAFÍA

    Carrell, P.L. y J. C. Eisterhold. Schema Theory and
    ESL Reading Pedagogy
    .

    (fotocopia)

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