Monografias.com > Estudio Social
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Legislación laboral




Enviado por almipaz



    1. Presentación
    2. La relación lenguaje
      identidad y cultura
    3. Acerca de los conceptos
      básicos de los términos en
      desarrollo
    4. Definiciones conceptuales a las
      relaciones funcionales
    5. El hombre, el lenguaje y la
      cultura
    6. Identidad, ética,
      economía y moral
    7. Identidad y conflicto
      cultural
    8. Nuevo orden económico y
      cultural
    9. Identidad y competencia
      moral
    10. Componente formativo de la
      Constitución Colombiana
    11. Constitución de 1991,
      una revolución inconclusa.
    12. Bibliografía

    PRÓLOGO

    Desde su presentación inicial, el presente
    ensayo
    especifica hipótesis de trabajo que se desenvuelve a
    través del proceso de
    exposición. Para tal efecto se recuperan
    algunos marcos conceptuales referentes de la teoría
    lingüística y se identifica en la propia síntesis
    del autor. En este sentido se relacionan y se desarrollan de
    manera coherente y argumentada los planteamientos plasmados
    tendientes a establecer la relación entre lenguaje,
    identidad y
    cultura.

    Se tienen en cuenta aspectos históricos,
    estructurales y funcionales. Al tiempo que se
    indaga en el origen, la estructura, la
    aplicación y el impacto del lenguaje, se
    esclarece el fenómeno de la cultura como pilar fundamental
    en el ascenso del hombre, pero
    también se sugiere que el lenguaje es
    producto del
    contexto cultural. El texto que
    aquí se presenta reconoce que el lenguaje es
    básicamente un desarrollo
    interlocutivo, uno que habla y uno que escucha. Por lo tanto,
    para que haya lenguaje se necesitan dos o más enunciadores
    o receptores asumiendo alternativamente una y otra
    posición, es en ésta posición dialectal que
    fluyen los conceptos y pensamientos que permiten tal
    relación.

    El encuentro del lenguaje y la cultura constituyen lo
    que Halliday llama una semiótica cultural, es decir una
    codificación de signos y símbolos derivados tanto
    del pensamiento
    lógico como del imaginario mental. Desde este punto de
    vista, el sistema social es
    un sistema de
    significados. Los hablantes se comunican entre sí información del sistema social. El lenguaje
    termina siendo sólo un medio en el que la gente representa
    los significados inherentes al sistema social. En cierto sentido,
    estos también están representados –es decir
    expresados- por el modo de andar de la gente; en otro sentido,
    están representados -es decir, hechos metáforas-
    por el modo en que la gente clasifica las cosas, por las normas que
    establece y por otros modos de pensar diría
    Halliday.

    El lenguaje y la cultura encuentran su mediación
    en los sistemas
    educativos. En la escuela el sujeto
    aprende semiótica social y cultural ,y el lugar que
    le corresponde al lenguaje en la construcción de la cultura. En la escuela se conoce
    la estructura del
    lenguaje y se hace consciente el rol o los roles del sujeto en la
    cultura, mejor, en las subculturas. Pero también puede
    considerarse la actividad cotidiana como una escuela sin
    muros.

    El lenguaje es el modo de configuración de la
    identidad y la cultura. Con él se perfilan las normas y se idean
    las estrategias para
    escapar de ellas. Las reglas del lenguaje serían
    manifestaciones de las reglas culturales, de las normas que
    prescriben lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo
    prohibido. Este ensayo
    –Lenguaje, identidad y cultura- constituyen una profunda
    reflexión sobre la identidad colombiana y la necesidad de
    hilar pertenencias que permitan reconstruir el tejido
    ético desde el humanismo, que
    haga posible la solución pacífica de nuestras
    diferencias y genere estrategias para
    superar nuestro atraso ancestral.

    PRESENTACIÓN

    Podría decirse que una buena parte de los hechos
    que enmarcan nuestra vida social son tangibles a partir de sus
    determinaciones funcionales. Tal es el caso de los elementos de
    análisis que ocupan estas líneas, en
    las cuales se establece un acercamiento, en el sentido de sus
    usos.

    Los hechos del lenguaje, entendidos en una
    relación de doble vía con los hechos de la
    identidad cultural, son visualizados en esta perspectiva. Es
    decir, el valor de uso
    como posibilidad de apreciar los términos en sus contextos
    y ambientes de acción.

    Es esa la intención primaria del presente
    escrito. De ahí que se procuren inicialmente unas
    consideraciones generales acerca de los términos en
    referencia, siempre articulados en sus dinámicas. Luego se
    establecen unas pautas definitorias, con el ánimo de
    visualizar las partes e integrarlas a un todo, comprendido en el
    espacio escolar y en la estructura social más
    compleja.

    Todos estos componentes del texto
    funcionan como soportes de la hipótesis general,
    en los cuales los ejemplos citados acuden con propósitos
    orientados a ilustrar dos fases contrapuestas: la no
    funcional—la funcionalidad y sus implicaciones.

    El abordamiento temático, si bien puede ser
    enriquecido con nuevos elementos
    teórico—experienciales, permite sopesar de manera
    positiva las hipótesis que regulan las ideas centrales
    del texto.

    La
    relación lenguaje-identidad y cultura

    "La vida en función
    del lenguaje

    es la conciencia
    de vivir, la voluntad de vivir". Bally

    CONSIDERACIONES GENERALES

    El lenguaje como creación cultural
    establece los principios
    constitutivos de la identidad del individuo y de los
    grupos
    sociales, mediante las formas particulares en que se
    desarrollan los idiolectos, los dialectos y las lenguas,
    principalmente. Estas variantes lingüísticas dan
    forma contextual y conceptual al carácter
    funcional del lenguaje.

    En el ámbito de lo contextual se relacionan los
    componentes socioculturales, en los cuales se dinamizan los
    lenguajes. Así como en el terreno de lo conceptual se
    establecen los sentidos que
    comportan su estructura y función
    interna. Como se observa, la aproximación desde lo
    funcional a la relación lenguaje – identidad y
    cultura señala una línea que se articula a la
    comprensión de la lengua en sus
    usos y en sus posibilidades dinamizadoras de los procesos
    socioculturales, en los cuales adquiere sentido de identidad el
    individuo y el grupo social,
    del cual es componente.

    La configuración temática así
    esbozada, propone la búsqueda de una apropiación
    conceptual básica para comprender sus elementos, como
    insumos necesarios para visualizar el desarrollo del
    trabajo que aquí se aborda. Para el efecto se acude, en
    primer término, a los documentos de
    autores de mayor relevancia en este campo y a los aportes
    experienciales que puedan tener sentido práctico y
    teórico. Por circunstancias de orden práctico y
    operativo en el trabajo, se
    utilizan indistintamente los conceptos de lenguaje y de lengua. Lo que
    no implica desestimar los usos específicos que en
    algún momento se le puedan dar a los términos
    lenguaje y lengua. El primero visto en un sentido abarcador de
    los sistemas de las
    lenguas y el segundo asociado a los idiomas: español,
    inglés,
    francés, etc.

    Para efectos más prácticos, el lenguaje,
    es entendido como el objetivo
    particular del estudio de la lingüística. Es decir,
    el lenguaje, es un objeto del conocimiento,
    asumido en su funcionalidad. El lenguaje en situación
    (Ducrot, 1981.)

    Al respecto André Martinet en su obra "El
    lenguaje desde el punto de vista funcional" muestra el
    recorrido, no menos problemático, que la
    lingüística ha tenido que llevar a cabo desde sus
    primeros intentos, por superar los obstáculos
    epistemilógicos y conquistar el carácter
    de disciplina
    científica, con su objeto particular de estudio: el
    lenguaje.

    En esta trayectoria, el lenguaje se descubre en su
    funcionalidad y en sus usos, que adquieren sentidos a partir de
    sus relaciones internas (lo intrínseco) y con otras
    áreas del comportamiento
    (lo extrínseco). La funcionalidad interna corresponde a lo
    que podría denominarse, un lenguaje hablando de sí
    mismo, reconociéndose en sus componentes; en tanto que la
    funcionalidad externa responde a un lenguaje vehiculizando
    saberes, reconociéndose en la actividad
    comunicadora.

    La perspectiva funcional del lenguaje, objeto de estudio
    de la lingüística, permite establecer su
    carácter dinamizador de los procesos
    culturales de la comunidad en la
    cual interviene. Los sentidos
    culturales se dinamizan proyectivamente mediante la
    intervención del lenguaje de la
    comunicación y del lenguaje del
    conocimiento. Ambos términos: comunicación y conocimiento,
    están implicados en el desarrollo y optimización de
    los recursos
    lingüísticos con que cuentan el individuo o una
    comunidad
    determinada.

    En esta interconexión del lenguaje
    comunicacional, que socializa saberes y prácticas, y
    del lenguaje del conocimiento que comporta saberes,
    se estructura la identidad cultural con sus rasgos
    individuales y colectivos. Los usuarios del lenguaje establecen
    su relación cultural, en la medida de sus roles y
    posibilidades.

    La dinámica funcional del lenguaje,
    asumida en su carácter cognoscitivo y comunicacional,
    propone variados enfoques multidisciplinarios para su estudio.
    Estos enfoques se articulan o se distancian del objeto, en la
    medida de sus implicaciones comunicantes de las cuales el
    lenguaje es su punto de referencia más importante. Es
    decir, la relevancia, en un momento dado, de los acercamientos al
    lenguaje funcional, determinada por los intereses de estudio
    particular de cada disciplina,
    responde al carácter que se le imprime en momentos y en
    circunstancias dadas.

    Así, disciplinas de estudio como la
    sociolingüística, la neurolingüística, la
    geolingüística, entre otras, reclaman para sí
    aproximaciones al lenguaje funcional, desde sus áreas. Y
    por supuesto, en cada área el lenguaje es reconocido en su
    acción dinámica, de manera interactuante.
    Además, ésta variedad de enfoques, lejos de
    desintegrar la visión funcional del lenguaje, fortalece el
    acopio teórico–práctico para su
    estudio.

    La referencia a los estudios particulares (enfoques
    disciplinarios), reconoce en el lenguaje la particularidad de ser
    objeto de estudio de disciplinas distintas a la
    lingüística, estableciendo, además, la
    distinción entre el lenguaje como medio (instrumento) y el
    lenguaje como referente de los estudios disciplinarios
    (objeto).

    El enfoque desde lo funcional, mediante el cual se asume
    el presente trabajo, tiene su fundamento en el reconocimiento y
    comprensión de la actividad mediadora, la cual cumple el
    lenguaje, a través del tejido de redes interactuantes en el
    contexto de una cultura determinada. En este tejido se pueden
    identificar los rasgos lingüísticos particulares que
    distinguen los individuos y los grupos sociales
    que la componen.

    Dentro de las funciones, la
    función instrumental (mediadora) y cognoscitiva (saberes),
    cumple roles culturales, en la medida en que ponen en evidencia
    elementos del saber social, incluyendo los ideológicos,
    mediatizados por los sentidos propios de la comunidad. Esta
    capacidad de producir sentidos guarda estrecha relación
    con los intereses de los usuarios y sus niveles de desarrollo
    lingüísticos.

    Con estos planteamientos, al asumir el estudio del
    lenguaje, la identidad y la cultura, desde una
    aproximación funcional, se pretende reconocer la estrecha
    relación entre los términos, materializada en las
    prácticas cotidianas y, principalmente en el desarrollo de
    patrones culturales y lingüísticos de las sociedades
    actuales.

    ACERCA DE LOS
    CONCEPTOS BÁSICOS DE LOS TÉRMINOS EN
    DESARROLLO

    Resulta indispensable, de esta manera, partir de los
    conceptos previos, básicos de los términos, para
    una mejor comprensión del tema en referencia.

    El término lenguaje presenta varias
    acepciones, aunque sin variaciones significativas. Estas
    obedecen, principalmente, al ámbito particular de cada
    estudio, en concordancia con las necesidades propias de cada
    enfoque. Se cita aquí una definición generalizada
    que proporciona el diccionario
    Enciclopédico Espasa, en su edición española
    de 1985.

    "Lenguaje. Conjunto de sonidos articulados
    con que el hombre
    manifiesta lo que piensa o siente – Idioma hablado por un
    pueblo o nación, o por parte de ella – Manera de
    expresarse – Estilo y modo de hablar y de escribir de cada uno
    – Uso del habla o facultad de hablar – Conjunto de
    señales que dan a entender una cosa – Conjunto de
    caracteres, símbolos, representaciones y reglas que
    permiten introducir y tratar la información en un
    ordenador".

    En cuanto al término cultura, se presentan
    igualmente varias definiciones concurrentes, por su pertinencia
    temática, en el planteamiento de I. Savranski, en su
    libro "La
    cultura y sus funciones":

    "La cultura es un sistema complejo que funciona con
    determinada integridad y dinamismo. Incluye un conjunto de
    diversos subsistemas, los cuales desempeñan un
    papel
    esencial en la creación y difusión de los valores
    espirituales".

    Buena parte de los subsistemas de la cultura tiene que
    ver con los códigos lingüísticos que circulan,
    merced a las interacciones comunicantes entre los usuarios
    pertenecientes a una cultura determinada. En esta
    dinámica, la comunidad crea sus sentidos culturales y
    difunde sus valores
    espirituales.

    Como se observa en esta definición de cultura, se
    muestra una
    mayor susceptibilidad a ser estudiada, como objeto, desde el
    campo de la filosofía y la sociología. Condición ésta
    que no rechaza intervenciones desde los estudios de los
    folclorólogos, con una disciplina que ha venido copando
    espacios de la antropología (Motta, 1985) y de la literatura (Olivella,
    1982).

    Asumiendo relacionalmente los concepto del
    lenguaje y de la cultura, se advierte la necesidad de reconocer
    los hilos funcionales que los trascienden de manera
    recíproca. Es decir, el lenguaje como subsistema del
    sistema cultural, portador de sentidos e instrumento, a la vez,
    de la
    comunicación de los valores
    espirituales de una comunidad dada. La cultura, a su vez,
    creadora de los lenguajes y vehiculizada por éstos. En
    este marco se configuran los elementos que le dan identidad a los
    usuarios de una comunidad.

    La identidad podría considerarse,
    entonces, como producto de la
    relación funcional entre lenguaje y cultura,
    o bien como el grado de intervención de los individuos en
    este proceso.
    Intervención que no puede ser pasiva (por el sólo
    hecho de pertenecer a la comunidad) sino activa (en la medida de
    los usos de los códigos lingüísticos y de los
    valores
    espirituales de la cultura).

    Entendido así, el término identidad debe
    ser definido, superando su forma literal proporcionada por los
    diccionarios
    de la lengua española:

    "Identidad / Calidad de
    idéntico, hecho de ser una persona o cosa,
    la misma que se supone o se busca, igualdad que
    se verifica siempre, sea cualquiera el valor de las
    variables
    que su expresión contiene…" (Espasa 1,
    1985).

    Una manera de superar esta definición consiste en
    aprovechar las interpretaciones que suscita la expresión
    "el valor de las variables", de
    donde se pueden inferir connotaciones de orden
    antropológico, ontológico, político, o bien,
    lingüístico. Son las que, por sus características, permiten un mejor
    acercamiento a los propósitos de este trabajo. Tenemos,
    entonces, con estas variables interpretativas que el
    término identidad se define:

    Como una serie de atributos congénitos,
    diferenciables marcadamente de los "otros". Otros que no
    necesariamente deben responder a las caracterizaciones
    estandarizadas de los grupos
    sociales. (Ruiz, 1987).

    • Se desprenden así dos identidades que no se
      descartan y actúan correlativamente:
      Ontológicamente, el individuo en su psicología, como
      una particularidad "asignada" por el grupo, con
      unos rasgos que lo semejan a los demás y lo diferencian
      entre ellos; políticamente, los individuos, con sus
      códigos lingüísticos, sus ideas y sus formas
      de vida que enmarcan su pertenencia a determinado territorio,
      en el esquema social-antropológico, y en cuyas
      prácticas se expresa su filosofía de la vida: de
      lo cotidiano y lo trascendente funcional.

    DEFINICIONES
    CONCEPTUALES A LAS RELACIONES FUNCIONALES

    • Implicados en esta trascendencia funcional, los
      términos lenguaje, identidad y cultura asumen roles, que
      adquieren vigor práctico en la medida de su capacidad de
      intervención en los procesos sociales que dinamizan la
      vida de una comunidad. Estas intervenciones, generalmente, van
      coimplicadas, en donde las evidencias culturales son puestas en
      escena por el lenguaje mismo, de acuerdo a sus ritmos internos
      y a la correlación con otros elementos del sistema de la
      cultura en general.
    • De esta manera, la aproximación funcional a
      los conceptos de lenguaje, identidad y cultura, es una manera
      de comprenderlos en su dimensión operativa. No es
      posible reconocer el lenguaje en sí mismo, se distingue
      en sus relaciones que le dan sentido a la vida en comunidad y
      se nutre de esos sentidos para implicar otros, a su vez. De
      igual manera la cultura es comprendida y puede ser explicada en
      sus manifestaciones funcionales. La funcionalidad es
      expresión de los sentidos que le dan vida al lenguaje y
      a la cultura. Lo funcional expresa y reconoce la
      identidad, la hace manifiesta.
    • Vistos en su integridad, los términos
      lenguaje, identidad y cultura se expresan conceptualmente, a
      partir de sus relaciones solidarias y se materializan en sus
      prácticas, que pueden en un momento dado, determinar la
      preponderancia de los roles de cada término,
      según los ambientes sean o no favorables. El contexto
      socio-cultural es muy importante para el desarrollo funcional
      de los elementos en cuestión.

    Se abre así un marco de referencia para la
    formulación de una de las posibles hipótesis que
    pueden suscitar las aproximaciones funcionales al tema del
    trabajo:

    • Un ambiente
      socio-cultural favorable, posibilita en sus individuos
      desarrollar inmejorables niveles del lenguaje.

    El orden de los términos en la formulación
    de esta hipótesis puede ser cambiado, sin que con ello se
    alteren los sentidos que se pretenden demostrar. Es decir, la
    aproximación funcional al estudio de la relación
    lenguaje, identidad y cultura, no puede ser alterada en su
    ordenamiento, dado que se trata de darle sentido operacional a
    los términos, implicándose entre sí
    solidariamente, en un contexto socio-cultural
    determinado.

    Lo que sí es posible señalar es el
    papel del
    lenguaje, entendido como subsistema del sistema cultura.
    Una función que se define fundamentalmente de
    carácter instrumental, cuyas implicaciones en la vida
    social de los individuos y en el desarrollo del pensamiento,
    son cada vez más elocuentes, a partir de los estudios
    sociolingüísticos (Labov, 1983),
    psicolingüísticos (Grene, 1980),
    neurolingüísticos (Luria, 1995), entre
    otros.

    Por las características del estudio, así
    como por la variada información que proporciona para dar
    respuesta a algunos de los indicios que se vienen esbozando, se
    recurre a un ejemplo clásico. Una historia real citada por M.
    Sídorov en su libro
    "¿Cómo el hombre
    llegó a pensar?"

    Se trata del hallazgo hecho por el misionero Singj, su
    esposa y un grupo de expedicionarios en una de las selvas de la
    India.
    Impulsado por la curiosidad de descifrar historias de "fantasmas"
    en una madriguera de lobos, contadas por asustados aldeanos, el
    misionero descubre que se trata de dos niñas de año
    y medio y ocho años aproximadamente. Llevadas a su casa
    (centro de observaciones), para efectos de los estudios del caso,
    se dan los nombres de Amala a la pequeña y de
    Kamala a la mayor.

    Los años de vida de éstas dos niñas
    transcurridos con los lobos, produjeron cambios considerables en
    su estructura ósea y muscular. En los desplazamientos
    permanentes con la manada, ponían en actividad las cuatro
    extremidades, imitando el caminar de los lobos; así mismo,
    la conformación de los maxilares les permitían
    desgarrar la carne cruda, ayudadas por las manos un poco
    más alargadas para su movilidad. Siempre comían con
    las manos, en el tiempo de la
    observación no fue posible que aprendieran
    a manejar los utensilios domésticos.

    Dentro de estos cambios, el más sorprendente
    observado por el misionero y su grupo, consistió en el
    deterioro irreversible de la capacidad de habla de las
    niñas, determinado, entre otros, por la temprana edad en
    la que presumiblemente fueron adoptadas por la manada de lobos y
    el tiempo de convivencia en un ambiente de
    mínimos requerimientos para la
    comunicación. En el tiempo de observación las niñas emitían
    leves gemidos, imitando los aullidos de los animales en
    circunstancias de hambre, frío o peligro.

    Estas exigencias mínimas en materia de
    comunicación dieron al traste con el
    desarrollo del lenguaje, correspondiente a sus edades, lo que
    presume un sensible atrofiamiento de los centros cerebrales,
    destinados a tal fin y de los órganos fonológicos
    articulatorios del lenguaje hablado.

    Desde el punto de vista del desarrollo del pensamiento
    (Luria, 1993), la casi imperceptible manifestación del
    lenguaje interior que constituye la base del acto intelectual del
    niño, en estas edades, muestra exiguas posibilidades
    mentales. El desarrollo de la actividad práctica del
    niño, dice el mencionado autor, tiene lugar con la
    participación de su lenguaje activo. Ese lenguaje
    activo (funcional) en Amala y Kamala no está presente,
    porque no es requerido entre los animales. Es una
    facultad humana, hasta donde se conoce.

    "Gracias al lenguaje el pensamiento permite elaborar
    conceptos abstractos y formular conclusiones lógicas que
    rebasan los marcos de la percepción sensorial…" (Luria,1993,
    p.25).

    Atendiendo a la concepción de Luria, con respecto
    a la importancia y función del lenguaje en relación
    con el desarrollo del pensamiento, se puede inferir que esta
    actividad mental no puede rebasar los marcos de la percepción
    sensorial, dado que no existe el lenguaje como
    soporte.

    En el supuesto de un "lenguaje animal", se puede
    establecer una distinción con el lenguaje humano, por
    cuanto el primero sólo se expresa en los sonidos que
    emiten ciertos rasgos de afectividad, no logrando superar la
    designación de los objetos concretos.

    La designación de objetos concretos son funciones
    de las palabras, que a juicio de Luria se cumplen en tres frases:
    a) la catalogación objetiva o función concesiva, b)
    la función abstracta o sintetizadora y c) la
    función generalizadora.

    Al no existir evidencias del lenguaje humano en
    desarrollo, la fase de conceptualización con sus tres
    tipos de funcionalidad, está ausente en las niñas
    de la historia. No
    hay actividad lingüística, porque el lenguaje, como
    se recuerda, no existe en sí, sino en su
    funcionalidad. Y esta no aparece, en tanto no se puede
    desarrollar sin un ambiente cultural adecuado, que le dé
    identidad a las niñas con relación al grupo. No hay
    una estructura del lenguaje que posibilite el desarrollo del
    pensamiento. La manifestación funcional del lenguaje no es
    posible sin un ambiente apropiado para el desarrollo del
    pensamiento.

    Desde el punto de vista social, la funcionalidad del
    lenguaje está determinada por el ambiente socio-cultural,
    en el cual se relacionan los usuarios (Halliday, 1994). Hay una
    estrecha correlación entre el lenguaje y la vida social
    (Bally, 1941). En el caso de las niñas de la historia,
    esta correlación representa un nuevo ingrediente para
    reconocer que la ausencia del lenguaje, funcionalmente hablando,
    guarda relación con la ausencia de la vida cultural y
    social.

    Podría pensarse en un entendimiento
    mínimo, lingüísticamente hablando, entre Amala
    y Kamala; sin embargo, el hecho de haber sido adoptadas, desde
    sus primeros años de vida, se supone, no permitió
    el desarrollo en su primera fase de los fundamentos del lenguaje
    humano, más sí de adaptarse a los rudimentos
    sonoros de los lobos. Justamente lo imprescindible para
    sobrevivir en la manada.

    Sin la presencia de interlocutores de la misma especie
    (humana) no hay funcionamiento del lenguaje, y sin esa
    funcionalidad el lenguaje no existe como tal. Este no puede
    desarrollarse, teniendo como materia prima
    los aullidos de los lobos, quienes los usan para cumplir
    requerimientos mínimos, frente a situaciones especificas:
    hambre, frío, peligro. Además, las expresiones
    afectivas mínimas que se traducen en algunos sonidos, no
    pueden responder a toda la carga valorativa que circula, mediante
    el lenguaje, en condiciones culturales favorables.

    Funcionalmente la identidad no encuentra
    razón de ser en circunstancias tan desfavorables. Perdida
    la noción del ser, interaccionante, autónomo
    y proyectivo, desaparecen los rasgos que pueden hacer semejantes
    y diferenciables los individuos. Aunque, según el grado
    observador, los rasgos de afectividad entre Amala y Kamala son
    instintivamente fuertes. Cuando fueron encontradas Amala tenia
    dos años y Kamala ocho; la muerte de
    una de las niñas -la menor- provoca una crisis en la
    otra (Kamala la mayor logró sobrevivir diez años),
    crisis que se
    manifiesta en un mayor aislamiento del nuevo grupo familiar
    (equipo de trabajo del Dr. Singj).

    En esta precaria condición humana al principio
    Kamala se negó a usar ropa, no pronunciaba palabra,
    mordía y arañaba al que se le acercara. Con los
    años, aprendió un vocabulario reducido de palabras
    del idioma Bengali, a llorar, a mantenerse en pie. También
    confirmaría ésta experiencia que el pensar y el
    lenguaje están estrechamente ligados. Mann
    1987.

    En esta misma dinámica de la "vida" de las
    niñas en el hábitat de los lobos, confirma que
    también desaparecen los vestigios de la vida cultural. Con
    una mínima relación interpersonal, los elementos
    básicos para la proyección de los valores
    espirituales no funcionan, dado que la manada de lobos no puede
    ser interlocutor para la dinamización de los sentidos
    culturales. No son necesarios.

    Vista la funcionalidad de los términos lenguaje,
    identidad y cultura a la luz de la
    historia de Amala y Kamala, se puede aventurar otra
    hipótesis que no difiere mucho del planteamiento inicial,
    pero que sí da cuenta de las múltiples
    posibilidades que se mueven en este campo.

    • Los niveles de utilización del lenguaje por
      parte de sus usuarios, determinan el grado de desarrollo del
      ambiente sociocultural en el cual viven.

    Con la formulación de esta hipótesis se
    pueden canalizar nuevos elementos que permiten ampliar el
    panorama conceptual y contextual de los términos lenguaje,
    identidad y cultura, en el sentido de su funcionalidad. Genera
    además otras hipótesis, proporcionando espacios
    para el ejercicio de nuevas lecturas interpretativas de los
    casos. Por ejemplo, si la historia de las dos niñas
    muestra la correspondencia entre el "incipiente" entorno cultural
    y el apenas perceptible "lenguaje animal" sonoro. Otros casos
    pueden mostrar la correspondencia entre un espacio cultural
    favorable con el desarrollo del lenguaje.

    El pobre desarrollo del lenguaje, del cual
    disponían las dos niñas de la historia, sólo
    puede explicarse por su incipiente relación social. El
    hombre es un
    animal social: el lenguaje es el producto de ese instinto de
    sociabilidad, señala Aristóteles (citado por Bally p.28, 1941).
    En la manada de lobos, las niñas seguían sus
    comportamientos, adaptándose a sus prácticas
    alimenticias y formas de comunicación, caracterizadas por
    aullidos, como respuestas a los estímulos externos. Por
    fuera de la manada, la actividad social era nula.

    El medio cultural, al no existir, plantea pocas o casi
    nulas exigencias comunicativas a las niñas, lo que se
    traducía en el no uso de los códigos
    lingüísticos, agravado por la atrofia de los
    órganos productores de la voz humana. En estas
    condiciones, el desarrollo de los principios de
    identidad carecería de la más elemental
    conciencia de vivir, a la manera de Bally, cuando plantea
    que "la vida en función del lenguaje es la conciencia de
    vivir, la voluntad de vivir".
    Por lo tanto, el hecho
    trágico es la no existencia de identidad en las dos
    niñas.

    Según Sídorov (1966), el ejercicio del
    pensamiento libre y autónomo no puede desarrollarse en
    circunstancias tan precarias. Por lo tanto, Amala y Kamala
    sólo viven un presente.
    Entonces el acercamiento del
    hombre al conocimiento consiste en un proceso se hace desde el
    lenguaje y mediante el intercambio comunicativo con los
    demás seres sociales. El hombre se encuentra y se
    relaciona con el mundo nunca como una conciencia aislada, sino
    desde una comunidad de hablantes, que reciben saberes de otras
    comunidades distintas en el tiempo y en el espacio. Por ello,
    todo conocimiento ha de ser un ir a través del lenguaje,
    es decir un diálogo
    permanente.

    Los usos y funciones de los términos:
    lenguaje, identidad, cultura y sus implicaciones en la vida
    escolar

    En un ejemplo inverso a la historia de las niñas,
    se podría citar la vida de la escuela. Lo que muchos
    denominan "la cultura escolar". En ésta, las condiciones
    relacionales de la comunidad educativa se manifiestan en espacios
    que brindan las mejores condiciones para el desarrollo de una
    cultura, que si bien es estandarizada, sus componentes
    interactúan en sentido dinámico
    proyectivo.

    El empleo del
    término "cultura escolar" tendrá un tratamiento
    preferencial, en este caso, por cuanto permite globalizar un
    conjunto de ideas entorno a considerar la escuela como la
    institución que cumple el papel de sintetizador de la
    cultura y de contacto con el desarrollo de la sociedad. La
    escuela estandariza y racionaliza los saberes.

    En relación con la cultura, la escuela es
    un espacio que la promueve en sus prácticas. La
    convivencia de los individuos, mediante las redes de interacción
    cotidiana con sus interlocutores en la comunidad educativa,
    genera un marco ideal para la construcción de un nuevo contexto de
    cultura. Un contexto de cultura en el cual se asumen nuevos
    paradigmas en
    el sistema valorativo. Los sistemas tradicionales de valores
    particulares socializan y dan vida a uno nuevo. Es el sistema
    escolar distinto al sistema familiar.

    Además, aparte de que los individuos al
    socializar sus culturas particulares, establecen valores comunes
    entre sí, la escuela superpone su sistema valorativo
    institucional, cuyo carácter arbitrario es aceptado por la
    mayoría de los miembros de la comunidad escolar. La
    síntesis normativa de este marco de
    transacciones e imposiciones está materializada en el
    llamado "Manual de
    Convivencia", que se asume como el regulador de los sistemas
    valorativos enunciados.

    Se señalan así los ingredientes que
    permiten construir el enramado de prácticas de una cultura
    predominante, pero que contienen elementos de las culturas
    particulares. Los indicios arrojados por estudios realizados en
    1993 por la FES, en torno a la
    cultura escolar, muestran que con o a pesar
    de ésta, subsisten los subsistemas de otras culturas,
    estimulados por las presencia de lenguajes subyacentes al
    estandarizado de la escuela (Bally, 1941).

    En cuanto al lenguaje, los cimientos de una cultura
    fuerte estandarizada, ligada

    a otras particulares que circulan el medio escolar,
    desarrolla un rol de primer orden en la aprehensión
    conceptual y en la difusión de los sistemas de valores,
    mediante la puesta en escena de códigos y símbolos
    que los usuarios de la comunidad emplean en sus relaciones
    cotidianas.

    Aquí es posible establecer los patrones de la
    identidad que colocan a los individuos del grupo escolar
    en ambientes de interacción con los valores espirituales
    de la cultura, circulando en el lenguaje escolar de lo
    académico y lo común. La identidad como proceso
    tendría otras connotaciones en la escuela, por ejemplo, lo
    relacionado con el proceso de identidad profesional (el perfil
    del estudiante), lo relacionado con el proceso de identidad
    personal
    (formación ciudadana ) y la identidad, en cuanto a rasgos
    lingüísticos, culturales, sociales…

    La circulación de saberes culturales y la
    interacción lingüística median sobre las
    estructuras de
    la identidad del joven estudiante, materializándose en los
    niveles de desarrollo de la
    personalidad, incluyendo su desarrollo del pensamiento. Desde
    luego, éstos son procesos que implican ritmos de una
    funcionalidad creciente de los lenguajes y la cultura o culturas
    de la escuela. Esta es una cadena que se involucra en estructuras
    más complejas.

    Lo funcional en niveles más complejos de la
    vida social.

    Las culturas en las sociedades son
    dinámicas gracias a la vida funcional de los lenguajes. No
    hay otra forma de trascender la cultura en sí y de
    proyectar al individuo en sus procesos de identidad, ya que deben
    ser igualmente funcionales.

    El movimiento de
    lenguaje como medio de propagación de los valores
    espirituales de la cultura y como conocimiento en sí, es
    lo que Jacobo Grimberg, en su obra "más allá de los
    lenguajes" ha dado en llamar los segundos y los terceros
    lenguajes. En autores como William y M. Halliday aparecen como
    los sentidos culturales.

    Lo humano en el hombre, o mejor, la distinción
    más importante entre el hombre y los animales, radica
    fundamentalmente en la capacidad de abstraer, de pensar, en
    ejercitar la memoria de
    manera proyectiva. En esta distinción, el lenguaje
    interviene de manera determinante en la puesta en funcionamiento
    de sus códigos y símbolos. En el desarrollo de la
    mediación del lenguaje circulan los productos de
    la cultura, de los cuales se apropian los usuarios, de acuerdo
    con sus necesidades, con sus conocimientos (saberes) e intereses
    particulares y con la capacidad de asimilación.

    En esta concurrencia funcional de elementos culturales y
    lingüísticos, el individuo va estructurando su
    identidad. Al respecto se pueden establecer dos componentes
    básicos:

    1. La identidad individual, que presupone
      además de los rasgos físicos y espirituales,
      niveles de dominio de las
      estructuras del lenguaje, de sus códigos y de la
      producción de sentidos (Labov,
      1983).

    Este último aspecto es muy importante tenerlo en
    cuenta, puesto que constituye el eje de los encadenamientos
    funcionales del lenguaje, mediados por los códigos
    lingüísticos y la simbología popular, de los
    cuales se apropian los usuarios para caracterizar sus
    prácticas sociales y culturales. Articulado a este primer
    componente, aparece un segundo relacionado con:

    1. La identidad social (o de grupo), cuyo mejor
      indicador es la capacidad expresiva de la cultura de la
      colectividad social, a través de los códigos que
      funcionan convencionalmente, desde el interior hacia fuera,
      para comunicarla.

    Con la puesta en evidencia de dos situaciones inversas:
    la historia de Amala y Kamala y la cultura escolar,
    se puede inferir un elemento común en torno a mostrar
    que la trascendencia de lo funcional es un síntoma
    inequívoco de la existencia del lenguaje, la identidad y
    la cultura. Que sus manifestaciones más tangibles se dan
    en los vínculos relacionales dinámicos que cada
    término imprime en su desarrollo. Esta condición de
    lo funcional puede ser aplicable en las diferentes
    situaciones, de las cuales participan los referidos
    componentes.

    La aproximación desde el enfoque funcional
    enmarca nuevas posibilidades de estudio para comprender los
    cambios que se vienen operando al interior de las sociedades y
    sus incidencias en el entorno, del cual se nutre solidariamente.
    En esta dinámica entran en juego nuevos
    elementos de las culturas, signadas por los nuevos hechos
    sociales, políticos, económicos,
    tecnocientíficos y lingüísticos.

    En todos estos hechos, el lenguaje se integra con
    significativos aportes, en términos de nuevas
    elaboraciones de la codificación lingüística,
    en consonancia con los requerimientos de la técnica y
    la ciencia, en
    desarrollo. Los dominios que adquieren las lenguas, el amparo de las
    condiciones que generan el desarrollo de las economías,
    principalmente, se explican en la medida en que se comprenden y
    asimilan los nuevos paradigmas de
    los sentidos culturales.

    Esto explica el hecho, cada vez más elocuente, de
    la expansión de ciertas lenguas, en desmedro de otras,
    cuyas áreas de influencia son estables o van perdiendo el
    espacio común que tenían. Recientemente se escuchan
    voces autorizadas reconociendo la fuerza con que
    viene irrumpiendo la lengua inglesa de los Estados Unidos de
    América
    a través de los mercados
    mundiales y del desarrollo técnico-científico,
    principalmente.

    Antes de continuar con esta reflexión es preciso
    aclarar un cambio que se
    viene introduciendo. Se trata del término lenguaje
    por el término lengua. La alusión que se
    viene haciendo, en esta última parte, indistintamente,
    obedece a la necesidad temática de establecer ciertas
    precisiones, distinguiendo las lenguas dominantes de otras no
    dominantes, y entre sí mismas.

    A propósito de esta aclaración, en el
    Diccionario
    Enciclopédico de la Ciencias del
    Lenguaje (Ducrot, 1981) se plantea:

    " la palabra lenguaje se asume en el sentido
    preciso de lengua natural". Esta restricción
    conceptual se fundamenta en los siguientes aspectos:

    1. La necesidad de precisión del objeto de
      conocimiento, frente a la variedad de sentido
      tradicional.
    2. La extensión de la palabra lenguaje
      implica el tratamiento de diferentes sistemas de signos, cuyos
      estudios pueden darse por separado.

    Superado este escollo conceptual, es pertinente indicar
    además que el concepto de
    lengua predominante se aplica preferentemente a aquellas,
    cuyo dispositivo lingüístico (códigos), ha
    permitido sobrepasar otras barreras idiomáticas, merced a
    la estructura económica que las respalda.

    El panorama geopolítico del mundo ofrece
    situaciones significativas a este respecto que deben ser
    valoradas en su justa dimensión. Los nuevos rumbos
    lingüísticos proponen nuevos paradigmas en los
    sentidos culturales de las comunidades humanas, cada vez
    más cerca comunicativamente.

    Esta nueva correlación en el desarrollo de las
    lenguas, tienen un marco de funcionalidad, en el cual intervienen
    factores diversos, en cuanto a la difusión y
    propagación de políticas
    económicas, en relación con los mercados
    mundiales. Intervienen además factores de orden
    tecnológico-científico en el campo de las comunicaciones, específicamente. Estos
    elementos condicionan un nuevo orden en el plano del desarrollo
    de las culturas, y en donde el individuo se inscribe en un
    proceso de identidad más colectivo.

    Como puede colegirse, este nuevo esquema del desarrollo
    de las lenguas, en el cual se enmarcan las nuevas circunstancias
    relacionales del lenguaje, la identidad y la cultura, tiene su
    explicación en los cambios que se vienen operando de
    manera acelerada para no perder el ritmo del desarrollo material
    de las sociedades. Pero estos cambios no pueden ser operativos,
    sino descansan en la funcionalidad interactuante de estos tres
    componentes. El lenguaje aparece como el hilo conductor para su
    función comunicativa.

    Los últimos registros acerca
    de las lenguas más habladas del mundo, señalan en
    primer término al mandarín, inglés,
    al francés, español,
    ruso, y el alemán. Aunque se aclara que no se miden por el
    número de hablantes, sino por sus niveles de
    difusión en el mundo. Dentro de estas lenguas ocupa lugar
    preeminente la inglesa, cuyo crecimiento progresivo la hace
    lengua oficial en muchas regiones, y en casos también
    crecientes, la segunda lengua en importancia, especialmente en
    los países europeos más avanzados.

    Tomando para el caso la lengua inglesa, dentro del
    contexto lenguaje, se establecen, en primer lugar sus
    fuentes
    culturales originarias, la Gran Bretaña y los Estados Unidos de
    América. Esto con el fin de identificar los
    rasgos de su estructura social, para comprender su proceso
    evolutivo funcional. Ya ubicados en el contexto
    geopolítico norteamericano; por cuanto es el que
    mayormente interesa para el caso, se advierte un marcado nacionalismo
    en defensa de la lengua.

    Esta particularidad se constituye en un primer
    ingrediente, favorable por razones de una cultura
    nacionalista muy arraigada por los medios
    propagandísticos. Sin embargo, la defensa de la lengua no
    basta por sí sola, por muy fuerte que sea el trabajo
    propagandístico. Es necesario que ésta se potencie
    en un campo socio-cultural favorable a su vida funcional.
    Aquí entran en juego las
    condiciones políticas
    y económicas, mediante las cuales, el mercado de la
    tecnología
    por su capacidad de movilización se constituye en el
    segundo ingrediente de dinamización de la lengua
    inglesa.

    Este caso particular puede ser el de otras lenguas, lo
    que llama la atención es que se trata de una cultura (la
    norteamericana) trascendiendo sus propios espacios para
    determinar cambios en otras culturas. Cambios que se fundamentan
    en el consumismo como punto de entrada en sociedades que lo
    adoptan en muchas áreas de la vida de los
    individuos.

    La relación funcional lenguaje – identidad
    y cultura entra, así, en un nuevo plano, merced a los
    dominios económicos y políticos que pueden
    desarrollar determinadas culturas. Ya no se trata de identificar
    y reconocer los rasgos funcionales de la relación
    planteada, en términos de las culturas hacia adentro, en
    sus dinámicas particulares; ahora se trata de reconocer
    otras dimensiones, en las cuales el lenguaje, la identidad y la
    cultura, superan sus dinámicas internas para influenciar
    sobre otras.

    En este plano, el carácter funcional tiene
    expresiones más refinadas y contundentes. No otra cosa
    explica el hecho de que la lengua inglesa se acepte y adopte en
    otras culturas, distintas a la norteamericana, como segunda
    opción, sustentada en una necesidad, generalmente
    artificiosa del mercado y de
    la
    globalización de los valores anglosajones.

    La lengua inglesa funciona así como
    mediación en un proceso de expansión
    económica, sin que se desestimen factores de orden
    académico, científico, tecnológico. Esto
    tiene relación con los intereses y las finalidades con que
    se adoptan en otras culturas. El caso Colombiano registra la
    implementación del inglés en áreas
    académicas, traducciones, tecnológicas y de
    mercadeo,
    principalmente.

    Aunque en mucho menor grado, la lengua francesa se
    presenta funcionalmente con otros matices, específicamente
    en áreas de las ciencias, los
    derechos
    humanos, la pedagogía, la filosofía, proponiendo
    cambios culturales en sectores mínimos de la población internacional.

    Un análisis detenido de este nuevo plano del
    desarrollo funcional del lenguaje, la identidad y la cultura,
    permite inferir grados de funcionalidad, indescartables en
    cualquier proceso, bien sea interno y externo. Sólo que el
    funcionamiento tiene sentido en áreas específicas,
    según las posibilidades proyectivas de la cultura que se
    expande.

    Si se observan las condiciones particulares en que se
    desarrollan la relación lenguaje, identidad y cultura en
    los contextos internos de las sociedades, así como en su
    trascendencia a otras culturas, se puede advertir un punto en
    común: todo este desarrollo relacional tiene sentido en la
    medida en que se aborde desde la funcionalidad de los tres
    elementos interactuantes.

    EL HOMBRE, EL
    LENGUAJE Y LA CULTURA

    El hombre es un ser transgresor, se hace a partir de las
    prohibiciones iniciales. La evolución biológica no fue un factor
    suficiente, es claro que el hombre evolucionó, pero el
    factor que lo hizo hombre es el lenguaje y sólo con el
    lenguaje fue posible la prohibición, y éste, en
    últimas, dio forma y sentido a la cultura.

    Inicialmente conviene distinguir con Saussure (1978)
    algunos conceptos de la lingüística que ayudaran a
    despejar el meollo de este asunto, la relación lenguaje y
    cultura, como determinantes en la formación del hombre.
    Saussure distingue y establece diferencia entre lengua y habla.
    Lengua la define como un sistema de signos y patrón de uso
    y habla como realización o uso.

    La normatividad es expresión de la cultura y al
    mismo tiempo una transgresión del mundo natural; por eso
    la ambivalencia; el hombre se prohibe y se humaniza, pero es
    él, el primero en violar, en transgredir las normas que
    él mismo establece. Ahora bien, si no fuera así, el
    hombre sería un esclavo del mundo natural o de su propia
    normatividad.

    El encuentro del lenguaje y la cultura constituyen lo
    que Halliday (1994) llama semiótica social o
    semiótica cultural. Es decir, una codificación de
    signos y símbolos derivados tanto del pensamiento
    lógico como del imaginario mental. Desde este punto de
    vista, el sistema social es un sistema de significados. Los
    hablantes se comunican entre sí formando un sistema
    social.

    "El lenguaje es sólo uno de los medios aunque
    la gente representa los significados inherentes al sistema
    social. En cierto sentido , estos también están
    representados (es decir, expresados) por el modo de andar de la
    gente, la ropa que usa, sus hábitos alimentarios y las
    demás pautas de comportamiento; en otro sentido, están
    representados (es decir, hechos metáforas) por el modo en
    que la gente clasifica las cosas, por las normas que establece y
    por otros modos de pensar" Halliday 1994.

    El lenguaje es un sistema de signos que cumple una
    función cognoscitiva y de comunicación entre los
    seres humanos, surgió en algún momento de la era
    Antropozoíca y ha evolucionado a la par con el hombre. Sin
    el lenguaje es impensable cualquier actividad humana, aún
    la de pensar, porque lenguaje y pensamiento están
    estrechamente relacionados.

    Las herramientas
    en sí conforman un lenguaje son un código,
    independientemente del hombre, el lenguaje se levanta entonces
    como un lenguaje de lenguajes, como un nivel superior capaz de
    reducirlo todo a un sistema de signos realizados en el
    habla.

    En otras palabras, las herramientas
    son signos, y el lenguaje humano es un signo de signos, un
    universo
    metafórico y simbólico. Por ello se ha definido la
    lingüística, la ciencia del
    lenguaje, como un sistema de signos, pero no solamente signos del
    habla o del lenguaje sino de los diversos modos de significar y
    comunicar, como las modas, el arte, el deporte etc.

    El verbo en el ser humano es un mecanismo de
    acción y de comunicación, es el acto más
    creativo del ser humano en el que se puede conjugar la
    acción con la prohibición. Sin duda el lenguaje es
    un producto social y al mismo tiempo un instrumento de la
    psique.

    Ahora bien, " si yo fuera el único en el mundo no
    tendría lenguaje, ni habla y ni siquiera mi habla", dice
    Karl Vossler. El lenguaje es un sistema de signos que tiene sus
    propias reglas, por lo tanto, es extensivo a la cultura. Y con el
    nombre de cultura designamos todas las producciones materiales y
    espirituales del hombre.

    Los seres humanos somos lo que somos en el lenguaje,
    somos en la medida que reflexionamos sobre lo que nos sucede. Sin
    lenguaje no hay pensamiento, no hay reflexión, ni
    conciencia, no hay discurso. El
    hombre desde el inicio de los tiempos se ha preguntado por la
    esencia de las cosas, ha tratado de relacionarse con la naturaleza,
    inicialmente por medio del mito, el
    arte y la
    religión;
    posteriormente por medio de la filosofía y la
    ciencia.

    Comprender, explicar, interpretar y penetrar los
    secretos de las cosas desde una perspectiva racional sólo
    es posible mediante el lenguaje. Fueron las prohibiciones las que
    originaron la cultura y fueron dichas prohibiciones las que
    dieron origen al lenguaje.

    Ahora bien, los seres humanos en su interés
    por relacionarse con la naturaleza y
    conocer sus secretos ha "elaborado" diferentes lenguajes que
    posibilitan acceder a la esencia de las cosas para de esta manera
    conocer, aprovechar y transformarla para su beneficio. Son ellos
    los que nos permiten construir cultura y el logro de la
    identidad.

    Hay muchos lenguajes: auditivos, visuales,
    táctiles, etc. Estos mecanismos de comunicación
    entre los hombres, de utilidad
    creadora, indispensables para el contacto social con el uso de
    los signos se convierten en elementos simbólicos de la
    cultura humana.

    En síntesis, todo esta atravesado por el
    lenguaje, lo simbólico rige nuestro ser, no hay nada
    social que no este bajo el imperio del lenguaje. Recordemos que
    el primer uso del lenguaje fue la prohibición por tal
    motivo el lenguaje debe usarse con fines pacificadores, los seres
    humanos somos en la medida que reprimimos nuestra agresividad, es
    por medio del lenguaje que el hombre reprime su sexualidad y
    la primer prohibición antropológica fue la
    prohibición del sexo con los
    parientes más próximos. El hombre es un ser libre
    de prohibirse y de realizar acciones por
    tal razón debe darle al lenguaje un uso especial que le
    permita su crecimiento moral y
    ético.

    IDENTIDAD,
    ÉTICA,
    ECONOMÍA Y
    MORAL

    Se pretende con este unidad establecer relación
    entre: economía, identidad, ética y
    moral; identificar las posibles causas del vacío
    ético que atraviesa la sociedad
    Colombiana. Se propone desarrollar una reflexión acerca
    del principio de la Comprensión en sus posibilidades de
    tejer pertenencias, identidades y valores fundamentales en la
    convivencia de los seres humanos.

    Esta aproximación a la comprensión de
    nuestra realidad, exige analizar la problemática desde
    distintos referentes: económico, ético, moral,
    histórico, social y cultural. Por lo tanto los realistas
    tienen razón: violencia,
    corrupción, insolidaridad, poca confianza
    en las instituciones,
    cultura mafiosa, clientelismo, desigualdad, exclusión,
    marginalidad,
    pobreza y
    falta de propósitos nacionales; son la consecuencia de
    referentes históricos, culturales y económicos con
    que hemos construido la colombianidad.

    Los optimistas también están en lo cierto:
    los colombianos somos emprendedores, rebuscadores,
    soñadores, dispuestos a darlo todo a cambio de
    nada, pero en esta gran paradoja lo más grave es que no
    hayamos diferencia entre lo ético y lo moral, y
    confundimos los valores con los antívalores. Una
    comprensión cabal de nuestra sociedad no puede quedarse en
    lamentar el lado malo o en exaltar lo bueno de nuestra
    condición colombiana.

    Ante todo, es trascendental que entendemos la "ética"
    como la reflexión de lo que se considera valido y "moral"
    el conjunto de creencias, comportamientos y valores que gobiernan
    la vida de un individuo o de una comunidad. Por otro lado los
    valores son categorías axiológicas que nos permiten
    acondicionar el mundo y hacerlo habitable, ellos pueden ser
    positivos o negativos.

    Empecemos por afirmar, que la falta de una identidad
    nacional es un problema de carácter histórico.
    Colombia a
    diferencia de países como México,
    Perú y Guatemala
    -donde la existencia de fuertes culturas ancestrales hilaron los
    espacios para una identidad- no ha logrado crear referentes
    serios de identidad porque sus aborígenes, los Muiscas y
    Tayronas no lograron crear los referentes previos para una sana
    convivencia e identidad.

    De hecho, fueron las condiciones geográficas las
    que obstaculizaron los procesos de cohesión entre los
    grupos
    étnicos ubicados en el territorio colombiano; más
    adelante son las condiciones políticas impuestas por la
    corona española las que imposibilitan la creación
    de una cultura nacional.

    Colombia tiene en la actualidad elementos que permiten
    hablar de cohesionadores o premisas de identidad como son: el
    café,
    la caña de azúcar,
    flores, el
    petróleo, las artesanías, el banano, las
    esmeraldas. En el lado humano los deportistas: Juan Pablo
    Montoya, Antonio Cervantes, María Isabel Urrutia, Faustino
    Asprilla, Carlos Valderrama, Fredy Rincón. En el campo
    intelectual García
    Márquez, Alvaro Mutis; el escultor Fernando Botero;
    los científicos Manuel Elkin Patarroyo, Rodolfo Llinas; el
    pintor Omar Rayo; los cantantes Shakira, Carlos Vives; el
    compositor Kike Santander, entre otros. Personalidades que con
    esmero y con sus obras han tejido la identidad Colombiana y se
    han convertido en modelos de lo
    bueno, lo bello y útil de nuestra nacionalidad.

    El país es consciente, se requiere de referentes
    más fuertes y encontrarlos sólo es posible, si
    aceptamos primero nuestras diferencias, segundo si comprendemos
    que somos una cultura híbrida y sobre todo, en tercer
    lugar si reconocemos que hasta nuestra realidad geográfica
    nos diferencia por la existencia de regiones cuyas
    topografías son casi irreconciliables.

    El problema está en que sí no construimos
    fuertes referentes que permitan hilar el tejido para las
    múltiples identidades, nos veremos eternizados en conflictos
    irresolubles como consecuencia de la incomprensión.
    Problemas
    como: narcotráfico, subversión, corrupción, drogadicción, pobreza,
    exclusión, marginalidad,
    improductividad; son resultado de la falta de VISION por
    la no-existencia de un proyecto
    económico y político nacional.

    La carencia de una MISION es una de las peores
    lacras culturales que tiene Colombia; resulta
    paradójico que después de muchos años de
    terminado el Frente Nacional se produce el ingreso tímido
    del país a la modernidad,
    Colombia empieza a presentar características que la
    diferencian del resto de los países del mundo, cuando se
    presenta en forma dramática la crisis de su identidad, por
    las marcas negativas
    de la cultura del narcotráfico, de la violencia ypor
    los estigmas que desde el exterior se etiquetan contra la
    colombianidad.

    Narcotráfico, droga,
    delincuencia,
    corrupción, violencia, irrespeto a los derechos humanos; problemas que
    existen en muchas partes del mundo, pero no con los niveles de
    refinamiento y descaro, que nos a convertido en los campeones
    mundiales en corrupción, violencia, intolerancia e
    incomprensión.

    No podemos negarlo, esta desgracia es estructural; ha
    corroído instituciones
    como la familia
    pilar de la sociedad, hasta llegar al Estado,
    máxima institución de control
    económico, político, militar y moral de un pueblo.
    Desde luego, no es justo la mala prensa y la
    imagen
    negativa que se fabrica desde el exterior por estar construida
    sobre prejuicios y alimentada por la perversidad de los
    monopolios responsables indirectos en la modernidad de la
    crisis moral, económica y política del
    país.

    El hecho de que Colombia este catalogada como uno de los
    países más violentos del mundo, con noventa y dos
    asesinatos en promedio por año, en el país hay
    más de 7000 niños
    empuñando las armas de la
    guerra lo que
    refleja el profundo vacío ético de la sociedad
    colombiana. Pero aún mucho más grave es la
    corrupción en todos sus niveles que ubican al país
    entre las diez naciones más corruptas del
    planeta.

    La vida colombiana refleja una cierta ética y una
    moral del canibalismo en la política, en los
    negocios, en
    la estructura del estado y en
    las luchas sociales, en la amistad, en el
    deporte, en la
    ilegalidad y en legalidad. La gran pregunta es como enfrentar los
    grandes desafíos que señala Jorge Luis Garay:
    Construcción de una nueva Sociedad, sin superar la
    violencia política, sin erradicar la cultura del
    narcotráfico, sin rescatar la credibilidad institucional,
    sin inserción productiva en la economía global. La
    superación de la pobreza, el
    logro del equilibrio
    regional, la preservación del medio
    ambiente, desarrollar una política
    social, la creación de una amplia cultura de producción agro-industrial, la superar la
    corrupción, la exclusión y la marginalidad, son
    tareas inaplazables.

    Según Luis Carlos Restrepo, Colombia es un
    país de extraño: existe una extremada violencia que
    se refleja en el desangre continuo de la sociedad, sin ternura y
    con un alto nivel de analfabetismo
    emocional, dado a la incomprensión, la intolerancia. Por
    eso, para el escritor Gabriel García
    Márquez, la educación es un
    órgano maestro que nos permitirá superar el atraso,
    hilar nuestra identidad y comprender realmente quienes somos y
    cual es el papel conque debemos ser reconocidos en el presente
    milenio.

    Paradójicamente, la constitución reza en uno de sus
    párrafos la erradicación del analfabetismo
    cómo una obligación moral del Estado; la realidad
    dice lo contrario tan solo 30 de cada 100 niños
    en edad preescolar
    pueden ingresar al grado 0; que sólo 60 de cada 100
    menores que ingresan a la educación
    básica primaria terminan el quinto grado. Por otra parte,
    sólo el 47 por ciento de los niños entre 12 y 17
    años ingresan a la secundaria, y tan solo 30 por ciento de
    ellos termina el noveno grado.

    Colombia en los últimos años ha invertido
    importantes recursos en
    la
    educación pública con el propósito de
    formar colombianos de alto nivel técnico y profesional,
    pero todos sus esfuerzos han sido en vano el nivel educativo
    sigue siendo bajo, los educadores mal remunerados, los programas
    educativos están totalmente desarticulados y hay una
    dramática escasez de investigadores.

    Se hace cada vez más urgente que la educación en
    Colombia, sin descuidar lo urgente y lo científico, se
    fundamente en principios y valores éticos. Es imperativo
    formar seres humanos, educar en humanismo,
    enseñar a pensar el país y el mundo. Es en este
    sentido que hay que comprender que todo proyecto
    pedagógico debe estar centrado en defender la vida, la
    convivencia y sobre todo en la fe en la construcción de un
    mundo mejor, tallado por humanistas al servicio de la
    humanidad.

    Debe ser una tarea de todos superar las raíces
    del odio, realizar acciones para.
    la reconciliación entre los actores del conflicto
    armado, eliminar los antagonismos irreconciliables, eliminar el
    abuso del poder, la
    iniquidad económica. Es necesario como lo plantea
    Estanislao Zuleta crear una sociedad con mejores conflictos;
    capaz de construir una verdadera reforma
    agraria, que recupere la fe y la confianza en el
    establecimiento publico; una sociedad capaz de defender
    los bienes
    comunes, que supere las lacras de la corrupción, el
    clientelismo, el amiguismo y sobro todo recupere el orgullo por
    nuestros patrones culturales.

    El escritor francés Albert Camus dijo "patria es
    selección de fútbol"; sin duda este
    deporte se ha convertido en principal referente de nuestra
    identidad. El fútbol es una versión sublimada de la
    guerra; en
    Colombia pocas cosas como el seleccionado nacional hacen que el
    país salga del regionalismo provinciano, y se acorten las
    diferencias clasistas, se lime las asperezas políticas y
    elimine los antagonismos ideológicos.

    El fútbol congrega a las mayorías
    nacionales, produce las más agudas emociones,
    alimenta altas y bajas pasiones; es en el fútbol donde se
    ve con mayor claridad nuestra incomprensión por el
    estrecho fanatismo y por la irracionalidad y el deseo de
    eliminación del otro y que casi siempre termina siendo el
    elemento detonador que justifica nuestra violencia para celebrar
    un triunfo o para superar el guayabo de una derrota.

    Colombia es un país de identidades; en ella
    existen 88 comunidades indígenas con 60 lenguas
    diferentes. También hacen parte del tejido étnico
    colombiano las comunidades negras -afro-descendientes- con sus
    dialectos y costumbres propias; los mestizos representan las
    mayorías étnicas y finalmente una pregunta
    quedará sin resolver: ¿cómo unir estas
    comunidades sin que pierdan su esencia dichas
    identidades?

    Este fenómeno nos debe convocar a la
    construcción de una nueva identidad que llene el
    vacío de las diferencias, una identidad que éste
    atravesada por lo más importante de nuestra
    condición de colombianos, que haga frente a los antivalore
    y cuyo fundamento sea la solidaridad, la
    pluralidad, la generosidad y la disciplina.

    No es posible reconstruir el tejido ético de la
    sociedad Colombiana si antes no comprendemos sus manifestaciones;
    las que evidencian que el país se desintegra por la
    perdida de elementales principios como el de la
    comprensión, la solidaridad y la
    tolerancia.

    Visto estos principios sin profundizar en ellos, podemos
    caer en el cinismo y sobre todo cuando la violencia y la
    descomposición de los distintos estamentos de la sociedad
    colombiana han alcanzado niveles insospechados e incontrolables.
    No nos podemos acostumbrar y aceptar esta violencia demencial; y
    menos aún, perder la capacidad de asombro o simpatizar con
    acciones que transgreden los valores
    morales.

    La violencia en Colombia tiene sus orígenes en
    asuntos económicos, políticos y sociales, y es el
    acelerado proceso de desmoralización que sufre el
    país su principal combustible. El narcotráfico es
    otra lacra que tiene sus orígenes en el cerrado monopolio del
    poder de las
    oligarquías tradicionales que cerraron las oportunidades
    de crecimiento
    económico para las clases medias y éstas,
    desesperadas -ante esta exclusión- decidieron transitar el
    camino de la ilegalidad.

    Es el enriquecimiento rápido y fácil lo
    que reemplazó los valores del trabajo honesto y con
    esfuerzo por el contrabando, el secuestro, el
    chantaje, el pillaje con los recursos del estado, y fueron
    éstas las principales practicas crear la codicia y el
    afán desaforado de fortuna. Pero no todo esta perdido, hay
    importantes sectores que hoy están dispuestos a trabajar
    en la construcción de una nueva sociedad que moralice las
    relaciones sociales, económicas y
    políticas.

    . Una nueva sociedad centrada en el interés
    general por encima del particular, porque sin una
    reconstrucción moral y ética no será posible
    avanzar por el camino del desarrollo.

    Para la reconstrucción del tejido ético de
    la sociedad colombiana se necesita:

    • Reconstruir las costumbres y crear nuevas normas que
      afecten el comportamiento de las comunidades
      colombianas.
    • Construir un nuevo inconsciente colectivo que
      produzca un cambio actitudinal en el individuo
      colombiano.
    • Cambiar nuestra forma de pensar, sentir y de expresar
      emociones e
      ideas.
    • Construir una racionalidad humanista en el que prime
      la sensibilidad por lo bello y el respeto por
      lo bueno del hombre y el mundo.
    • Construir un tejido social y cultural que permita
      unir las diferencias culturales y que se fundamente en la
      pluralidad y el respeto por
      la diferencia.
    • Diseñar una educación orientada a la
      solución de problemas cotidianos, centrada en la
      persona y
      para el crecimiento de la persona.
    • Ampliar la democracia,
      no olvidar que es el único sistema que nos permite vivir
      aceptando las diferencias, una democracia
      que rescate el valor de lo público, que garantice la
      construcción de escenarios para la participación
      de las mayorías y sobro todo, que rescate el orgullo por
      los valores del país.
    • Rescatar el valor de la solidaridad, propiciar el
      desarrollo
      económico, fomentar el liderazgo
      empresarial, impulsar la tecnología, desarrollar la ciencia y
      colocar la investigación como pilar fundamental al
      servicio del
      hombre.
    • Que los principios de la generosidad, consistencia,
      disciplina, justicia,
      honestidad,
      lealtad, equidad, tolerancia, fe,
      comprensión, esperanza, responsabilidad, honradez y el amor no
      sean simples proposiciones conceptuales en las universidades y
      colegios, sino principios que rijan el obrar del ciudadano
      colombiano.
    • Adoptar una nueva política en el diseño de planes de desarrollo local, que
      propenda por el mejoramiento de las condiciones de vida en la
      región y preserve los recursos
      naturales.
    • Reforzar la participación de la sociedad civil,
      ampliar la democracia en el terreno económico, a
      través de la reforma
      agraria, fomento de la propiedad
      privada con sentido social.
    • Respeto por la sociedad civil,
      construir redes de solidaridad ciudadana para la
      superación de la exclusión, la marginalidad y el
      fraccionamiento social.
    • Que el fundamento de la nueva ética este en la
      relación lenguaje, identidad y cultura, es decir una
      ética del pluralismo y la democracia, una ética
      que admita que nuestra cultura es sincrética en todas
      sus manifestaciones del pensar y del sentir.

    Manfred Max Neef, el economista chileno en "El acto
    creativo" nos recuerda que el mundo necesita de ser comprendido,
    más que de ser conocido. El comprender es algo profundo y
    esta relacionado con la percepción, y sólo podemos
    comprender aquello de lo cual somos parte y penetrar en la
    realidad. En tal sentido, si Colombia no supera el aberrante
    individualismo que degeneró en la ética de la
    supervivencia que ha puesto en peligro la convivencia y el valor
    supremo de la vida humana; no podrá comprenderse, ni
    reconstruir su tejido ético, y mucho menos construir una
    identidad por encima de las identidades regionales, por lo tanto
    no podrá tener un proyecto de vida para sus
    ciudadanos.

    Es aquí, donde cobra vigencia los argumentos del
    economista chileno que nos invita a comprender, a penetrar en la
    realidad nacional y de esta manera evitar el desastre moral,
    cultural y social de la colombianidad.

    IDENTIDAD Y CONFLICTO
    CULTURAL

    El mapa político que divide a los pobladores
    del mundo en unos 200 Estados territorios, no refleja la
    realidad conflictiva que se vive al interior de las naciones.
    Las fronteras internacionales suelen ser líneas
    artificiales que confinan pero no siempre definen la gran
    contradicción que existe por la variedad de grupos
    étnicos que hay dentro de cada territorio.

    Una de las grandes características del siglo
    que terminó, fue el desvertebramiento del País-
    Estado, por estados conformados con base y referencia en la
    unidad-étnica y cultural; para muchos analistas este
    hecho, es un verdadero retroceso social que sólo
    contribuye a un mayor fraccionamiento de la humanidad y un
    factor para exacerbar los conflictos nacionales.

    El mundo moderno es considerado una aldea global por
    la presencia de fuertes sentimientos étnicos que hoy
    identifican a sus pueblos.

    Siempre han existido poderosas tribus globales -como las
    anglosajonas- que en su expansión no sólo se han
    apoderado de importantes valores culturales de otros pueblos,
    sino que han impuesto a otros
    sus valores éticos, económicos, tecnológicos
    y científicos. Fueron los anglosajones los pioneros del
    industrialismo y del desarrollo científico moderno, hoy
    son los principales protagonistas de la globalización de los mercados
    capitalistas.

    Pero, cada vez es más fuerte la expresión
    de fuertes sentimientos étnicos que reclaman una mayor
    participación en la redistribución de la riqueza
    global. Ellos son protagonistas del resurgir de los nacionalismos
    culturales; su consigna hoy es: levantarse en contra de la
    globalización y de las políticas aperturistas
    por considerar que esta atenta contra sus valores
    culturales.

    Si hacemos un poco de historia y recordamos cómo
    África en el siglo XIX era un continente
    prácticamente desconocido para los europeos. Fue a finales
    de ese siglo cuando se intensificó la guerra imperialista
    por la búsqueda de las materias primas cuando se
    despertó el interés por explorar este
    continente.

    Cuando el rey de Bélgica obtuvo para sí un
    gran territorio en la cuenca del Congo, las potencias coloniales
    decidieron que había llegado el momento para dividir y
    apoderarse del continente negro. En noviembre de 1884, los
    representantes de 13 países europeos y Estados Unidos, se
    reunieron en Berlín. Allí se produjo el reparto y
    se pusieron de acuerdo en respetar sus "áreas de
    influencia". Sólo Etiopía y Liberia permanecieron
    como naciones independientes.

    Las potencias colonialistas también acordaron no
    "explotar" a los nativos y en llevarles los beneficios de la
    "civilización". La tragedia está en que, para
    efectos de la nueva división territorial las potencias
    colonialistas no tuvieron en cuenta las intrincadas estructuras
    tribales, religiosas, lingüísticas y culturales
    existentes en África. Los negociadores no conocían
    y mucho menos les importó la historia de estas
    comunidades.

    Muchas tribus amigas quedaron separadas por las nuevas
    fronteras políticas y muchos rivales de antaño
    quedaron agrupados en un solo territorio, lo que de hecho se ha
    convertido en caldo de cultivo de guerras
    tribales que aún hoy en día existen.

    Los "civilizadores" no previeron los conflictos que hoy
    amenazan con la destrucción de pueblos enteros. Hoy,
    África cuenta con 51 Estados independientes en los cuales
    el nacionalismo y
    los conflictos étnicos son el pan de cada día como
    herencia
    maléfica de un pasado colonial. Lo peor de todo es que,
    algunos países son demasiado grandes para ser gobernados;
    otros son muy pequeños y aislados para sostenerse como
    Estados.

    Algunos están en medio del desierto; otros
    heredaron un inmenso potencial de riqueza mineral, pero carentes
    de medios y recursos para aprovecharlos; otros han sufrido tanta
    devastación a causa de las guerras
    civiles que han perdido toda su infraestructura administrativa y
    productiva. Por tal razón son muchos los Estados ubicados
    al sur del Sahara cuyo nivel de vida es de miseria
    absoluta.

    Otro ejemplo lo constituyen los turcos: La
    república de Turquía es una nación
    del medio oriente que tiene territorio en Asia y Europa, en la
    cual viven 55 millones de los 128 millones que constituyen la
    etnia turca. Las tribus turcas emigraron hacia lo que hoy es
    Turquía en el siglo décimo de nuestra era, quedando
    la mayoría de ellos atrapados como minorías
    étnicas en la inmensa región de Eurasia llamada el
    Turquestan.

    El Turquestan no se encuentra en el mapa
    político, pero si apareciera como tal sería de uno
    de los Estados más grandes del mundo. Porque se
    extendería desde Siberia hasta la India, y desde
    China hasta el
    mar Caspio.

    Los turcos que se encuentran en lo que hoy es
    Turquía crearon un imperio (Otomano) que en su apogeo
    dominó la mayor parte del sudeste europeo, África
    del norte y el medio oriente; entraron en franca decadencia en el
    siglo XVIII y se derrumbó totalmente después de la
    derrota de Turquía en la primera guerra
    mundial.

    En el tratado de Lausana 1923 se estableció las
    fronteras de lo que hoy es Turquía, y el país fue
    proclamado república el 29 de octubre del mismo
    año. El extinto imperio dejó tras de sí
    muchas minorías turcas entre los pueblos que antes
    dominaba; entre estos se encuentran Iraq,
    Irán, Siria, Bulgaria, Grecia y
    Chipre.

    Los turcos que viven en la república de
    Turquía son un ejemplo clásico de un Estado-
    Nación. Mientras que los turcos pobladores del Turquestan
    o minorías étnicas que habitan el
    Mediterráneo hasta China son un
    conflicto permanente y luchan por el reconocimiento e independencia
    política.

    Este insólito panorama, también tiene su
    manifestación en Europa. Con la
    aparición de la URSS, a comienzos del siglo XX, fueron
    muchos los pueblos y comunidades étnicas que quedaron
    atrapadas dentro de este colosal imperio dominado por Rusia y que
    finalmente reventó en 1988, por las luchas de comunidades
    enteras que no se resignaron a ser víctimas de una moderna
    forma de explotación neocolonial disfrazada de socialismo.

    Recodemos también que al finalizar la segunda guerra
    mundial, las potencias (Aliadas) victoriosas se dividieron el
    continente. La Europa Occidental, bajo el dominio de
    Estados Unidos; Inglaterra y el
    imperio del capitalismo
    por un lado. Por otro lado la Europa Oriental bajo el dominio de
    la "cortina de hierro"
    impuesta por la URSS; Nación que se convirtió en
    una moderna "cárcel de pueblos", para las
    repúblicas socialistas de oriente europeo.

    Con la caída del muro de Berlín y de la
    Unión Soviética, se escenificó en estos
    países la peor de todas las confrontaciones: las guerras
    entre comunidades étnicas, unos por independencia
    política, otros por crear su propio espacio
    político y lograr la supervivencia de su comunidad
    étnica amenazada que lucha para no ser eliminadas por una
    mayoría dominante.

    Igual suerte podría ocurrir en Colombia, sino no
    se produce un gran acuerdo nacional entre los protagonistas del
    conflicto armado que desangran el país desde hace mas de
    50 años. Preguntemos ¿qué va a pasar en los
    territorios ("repúblicas") de los "paras", de los
    guerrilleros o de los "narcos"; una vez que "termine el conflicto
    armado"?, ¿Se producirán las negociaciones?,
    ¿seguirán las guerras internas de liberación
    el dominio territorial, en los dominios de Castaño o en
    las republiquitas de los narco o en los santuarios de las Farc?,
    ¿Seguirá el desangre y la persecución contra
    las facciones contrarias atrapadas en la intolerancia de la nueva
    geografía
    de la ex Colombia?, ¿Seguirán las campañas
    de "limpieza" en nuestro caso ideológica y
    política, en los nuevos Estados en los que seguramente
    quedará dividido el actual país?.

    Es atroz que en momentos en que la razón y la
    inteligencia
    sé presentan como el nuevo paradigma
    global del nuevo siglo, la barbarie siga en Colombia
    imponiéndose sin esperanza. Porque las mayorías
    colombianas no hemos madurado en el dialogo y en la
    posibilidad de concertar la paz.

    NUEVO
    ORDEN ECONOMICO Y CULTURAL

    "¿Y se sabe algo de lo que allí ocurre?
    Algo se filtra. Pero, junto a los que saben –que saben
    más de la cuenta-, están los que prefieren
    ignorar- sabiendo. En todo caso es un tema de
    conversación que se evita…"perro en fin, no me
    dirás que todo el mundo aquí está de
    acuerdo con…" – Evidentemente que no. Pero están
    los del laissez-faire, los del "yo no tengo la culpa", que son
    una enorme mayoría. Si saben lo que ocurre detrás
    de las alambradas, fingen que no lo saben…"

    la Consagración de la
    primavera

    Alejo Carpentier

    "Da la impresión que estamos viviendo el mejor de
    los tiempos", decía el señor Ronald Reagan
    después del colapso de las economías socialistas.
    Porque, se terminaron las utopías comunitaristas; los
    modelos de
    bienestar entraron en crisis; las sobrevivientes economías
    socialistas (China, Vietnam) abrazaron las economías de
    mercado. Los gobiernos latinoamericanos abandonaron los viejos
    modelos cepalistas de desarrollo proteccionista por los nuevos
    modelos aperturistas, caracterizados por el desmonte del estado
    benefactor. Convencidos que el estado
    nunca fue un buen administrador las
    naciones Latinoamericanas, se abrieron a los empresarios privados
    locales e inversionistas extranjeros.

    El objetivo
    supremo de este modelo
    –neoconservador- es reducir el estado, el
    déficit fiscal, pagar
    la deuda externa,
    privatizar empresas
    estatales, lograr la eficiencia en el
    uso de los recursos. En muchos países este proceso fue
    doloroso, generó de desempleo,
    aumentó la pobreza,
    incrementó la marginalidad y la
    exclusión.

    Se ha querido presentar el nuevo credo aperturista como
    el motor de
    desarrollo, de crecimiento
    económico al generar condiciones ideales para la
    acumulación de capital,
    ahorro y
    libertad para
    la iniciativa privada.

    La iniciativa privada, libre de la tenaza del
    estado-interventor permitió a empresarios e inversionistas
    extranjeros llegar a América
    Latina. Chile fue el
    primero en aplicar el nuevo modelo
    aperturista, de las 500 empresas
    estatales existentes durante el gobierno de la
    Unidad Popular, hoy sólo hay 30.

    Este modelo económico se ha convertido en
    fuerza global.
    Inicialmente fue experimentado en Inglaterra y
    EE.UU; es la concretización del pensamiento
    filosófico y económico de las escuelas de Viena, en
    las que sobresalen Friedrich Von Hayek quién con su
    gigantesco aporte intelectual hace renacer el pensamiento liberal
    clásico, pensamiento que ha sido calificado de
    Neo-conservadurismo, y que es una reafirmación de la fe
    individualista, fe en el mercado como orden espontaneo y un
    rechazo a toda forma de racionalidad y planificación económica del mercado,
    la política y la sociedad.

    El Neoliberalismo, a demás de ser una teoría
    que contra argumenta las tesis del keynesianismo, forjador del
    modelo cepalino, surge como un desafío al socialismo
    triunfante y contra los Estados del Bienestar
    capitalistas.

    Las naciones industrializadas con el derrumbe de la URSS
    se liberaron de la onerosa carga económica de la guerra
    estratégica; (guerra de las galaxias) fenómeno
    político que fue bautizado por el expresidente George Bush
    como el "Nuevo Orden Mundial" fundamentado en el conservadurismo
    político y que le ha permitido al capitalismo
    imponerse como doctrina económica global por encima de la
    democracia, los derechos humanos,
    las libertades civiles y los valores intrínsecos de la
    convivencia social.

    El Neo –Liberalismo o
    renacimiento
    liberal se impuso en casi todos los países y gobiernos del
    mundo capitalista como la expresión renovadora ante un
    sistema que parecía agonizar en los años sesenta.
    Son considerados precursores de la aplicación de esta
    nueva política la señora Margaret Tacher y el
    señor Ronald Reagan, cuyo credo neoliberal es: apertura,
    integración, privatización, fe en el individuo, rechazo
    al paternalismo estatal, limitación del intervencionismo
    estatal, modernización de las empresas, competencia en
    los mercados mundiales y productividad sin
    limites.

    Sin embargo, este inesperado escenario global, tiene sus
    paradojas, buenas noticias para algunos países
    tercermundistas que se han visto favorecidos por la presencia de
    capitalistas extranjeros, lo que ha permitido que sus
    economías crezcan a ritmos vertiginosos; el caso de los
    llamados "tigres asiáticos" y en el caso de América
    Latina: Chile. Lo que
    refleja un desplazamiento de la riqueza de ciertas naciones ricas
    hacia países pobres a través de las inversiones
    que aprovechan mano de obra barata y abundancia de recursos (un
    obrero Alemán gana cinco veces más que un
    trabajador de Taiwan) eso explica el interés de ciertos
    países por invertir en algunas naciones del tercer
    mundo.

    Pero curiosamente este "nuevo orden mundial" no trae
    consigo el paraíso terrenal y en muchas naciones hay
    escepticismo; economías como la Japonesa, la Alemana, la
    Norteamericana, las mismas que cantaban el himno de la
    prosperidad están experimentando recesión.
    Situación que no parece ser la mejor para la
    mayoría de los países capitalistas de segunda fila
    y menos para las naciones pobres que han visto agravar sus
    problemas
    sociales, económicos y culturales gracias al modelo de
    desarrollo Neo-liberal.

    Con el colapso del socialismo real, se favoreció
    la correlación de fuerzas a favor del capitalismo. Su
    "triunfo" es incontestable y en ello radica el optimismo del
    Neoliberalismo, pensamiento económico que
    hoy es sometido a la más dura crítica por parte de
    muchos defensores del sistema capitalista como George Soros
    temerosos del derrumbe y de la crisis del capitalismo global.

    El Neoliberalismo ha demostrado ser un rotundo fracaso
    en materia social
    en lo que hace referencia a las naciones tercermundistas pero al
    mismo tiempo un gran triunfo ideológico en materia de
    negación de los derechos sociales. No hay un
    solo economista riguroso y competente que pueda afirmar que la
    reestructuración Neoliberal en América Latina ha
    sido fuente y factor de desarrollo, entendido este como la
    posibilidad de ampliar los niveles de vida de una
    comunidad.

    Hay dos modelos capitalistas en el mundo, ambos son
    triunfadores con el derrumbe del socialismo y de la crisis de los
    modelos de bienestar. Recordemos que el capitalismo por esencia
    es ganador, sólo invierte donde puede ganar; uno es el
    modelo Anglosajón, constituyéndose en una
    civilización comenzó a formarse en el siglo XVII
    con Hobbes, Locke,
    Adam Smith,
    Bentham, Darwin, y el otro
    es el ingles, quienes le trasmitieron a sus descendientes de
    Estados Unidos los principios y valores del mercantilismo
    y las audacias en el mundo del mercado.

    El modelo Anglosajón tiene su expresión
    más desarrollada en las políticas de Estados
    Unidos, país que consolidó su hegemonía con
    el fracaso de la URSS, hecho que no sólo le ha permitido
    convertirse en potencia global,
    sino también ser promotor del aperturismo de las
    políticas neoconservadoras a gran escala. El otro
    modelo también ganador; es el capitalismo Renano o modelo
    intervencionista, que hoy se aplica en general en los
    países de Europa continental.

    Es en este escenario global, que los países
    industrializados entonan los himnos del progreso mientras
    América Latina se reduce a la pobreza, y tan solo ha
    logrado convertirse en fuente de materias primas para el mercado
    interno mientras que el comercio
    mundial cada depende menos de ella.

    Hayek el teórico del Neoliberalismo es, sin duda
    un pensador coherente, riguroso y sistemático. Fue
    declarado premio Nobel de economía
    política. Su propuesta parte, de la crítica al
    construtivismo de René Descartes y
    termina proponiendo la eliminación (de la razón)
    del racionalismo
    como forma para ordenar la sociedad y la
    economía.

    Recordemos, con Descartes se
    da inicio a lo moderno, él representa el punto de partida
    de una nueva época, en la cual el mundo gira alrededor del
    sujeto hombre creador con su subjetividad de un mundo distinto al
    mundo creado por la naturaleza o al mundo metafísico
    creado por Dios. Lo moderno es Antropocentrico.

    Descartes, en su célebre "Discurso del
    método"
    empieza dudando de sí mismo y de todas las verdades de la
    época, su propósito era encontrar nuevas verdades
    claras y distintas. Para lograrlo utiliza la razón como
    tribunal de verificación, concluye afirmando que la
    única verdad de la que no es posible dudar es la
    existencia del sujeto que tiene la duda, de ella nace su
    máxima "pienso luego existo". Es con esa subjetividad que
    se va ha construir el nuevo mundo, es decir bajo las premisas de
    la racionalidad cartesiana.

    El estado deja de ser un producto divino a partir de
    Descartes y se convierte en una construcción humana,
    producto de un contrato de
    voluntades, el gobierno deja de
    ser una representación celestial y se convierte en un
    asunto de normas, leyes reguladas
    por hombres y para el beneficio del hombre.

    Hayek critica el construvismo cartesiano y señala
    que es una simple pretensión del racionalismo
    el querer ordenar el mundo bajo los parámetros de la
    razón y plantea su eliminación por medio de su
    tesis de la existencia de un orden espontaneo, que existe sin la
    premeditación humana, en dicho orden no interviene la
    voluntad humana y tampoco responde a la razón. Por tal
    razón el mercado opera de manera abierta, libre, sin la
    intervención del estado. Él piensa que el objetivo
    supremo de ese mercado libre, es el "beneficio" de todos los que
    concurren a él.

    Constructivismo en el lenguaje de Hayek, es creer que se
    puede ordenar el mundo a partir de un gran proyecto de sociedad
    teórico. No es posible la existencia de ese ordenador
    según él. Por eso su filosofía declara la
    superioridad de las economías de mercado y el orden
    espontáneo, en que la iniciativa individual y libre es el
    motor del
    progreso. Criticando la democracia y toda forma de planificación, de centralización y, no cree en la justicia
    social.

    Lo novedoso de su proyecto es la reducción del
    estado al mínimo, en los asuntos sociales y limitarlo al
    máximo en lo referente de los asuntos económicos.
    Este modelo económico se denomina Capitalismo Salvaje, por
    su esencia excluyente de las políticas sociales, y por que
    preconiza abandonar la democracia. Por fortuna, contra de este
    modelo, hoy en el mundo son muchas las voces que claman por un
    verdadero y Nuevo Orden Económico Mundial, eso sí,
    un orden económico distinto al que pregona el exmandatario
    norteamericano Ronald Reagan que sólo beneficia al gran
    capital a
    costa de ampliar la pobreza y eliminar la asistencia social de
    los trabajadores en los países pobres.

    Capitalismo Salvaje, neoliberalismo, una ideología que se convirtió en una
    práctica que genera prosperidad en términos
    económicos para los ricos, facilita los avances
    técnicos y científicos para el gran capital al
    tiempo que margina, desplaza y crea profundas rupturas sociales
    aumentando la miseria, la pobreza en niveles nunca antes
    registrados en los países del tercer mundo.

    Colombia durante el gobierno del presidente César
    Gaviria introdujo en forma forzosa el Neoliberalismo a
    través de políticas aperturistas, sistema ha
    generado la ruina de importantes sectores de la economía
    nacional por su in competitividad
    en los mercados nacionales e internacionales. Este modelo
    aumentó la pobreza – el 70% de la población- elevó la deuda externa, el
    desempleo
    subió al 20 % , el campo está totalmente deprimido
    y la industria no
    se reactiva, lo que confirma que nuestra crisis no sólo es
    de identidad cultural es también de oportunidades
    económicas y sociales.

    IDENTIDAD NACIONAL Y PROYECTO
    NACIÓN

    Existe la tendencia a utilizar las palabras
    Nación y Estado como si fueran sinónimo; por Estado
    entendemos además del aparato de gobierno, las
    instituciones y el orden jerárquico de un pueblo
    políticamente organizado, que ocupa un territorio. Una
    Nación, es un pueblo que tiene en común lenguaje,
    identidad, cultura, historia, religión,
    sentimientos de unidad nacional y vida económica. Lo que
    nos lleva a pensar que una Nación no necesariamente es un
    Estado independiente.

    Si una Nación y un Estado comparten las mismas
    fronteras, constituyen una entidad política administrativa
    que se llama Nación-Estado. Hay que señalar que
    este concepto – Nación- Estado- se emplea en la
    actualidad para hacer referencia a cualquier país
    independiente.

    Son relativamente pocos los Estados en los que
    encontramos una Nación que ocupa un territorio y
    políticamente se reconoce como estado; ejemplos que
    podemos mencionar Islandia, Japón y
    algunas islas del caribe.

    Las poblaciones de lo que hoy llamamos "Naciones-Estado"
    suelen ser una mezcla de varios grupos étnicos que
    están reunidos bajo una sola bandera por razones
    históricas y en algunos casos esta unión es
    arbitraria y conflictiva.

    Las fronteras internacionales son simples líneas
    imaginarias y artificiales que definen en la actualidad una
    estructura política, económica y
    cultural.

    Existe en el interior de muchos países
    diferencias culturales que de no converger amenazan con la
    división territorial; ya sea a través de la
    separación administrativa o la liberación total.
    Son muchos los ejemplos de esta frágil situación,
    uno lo constituye la provincia canadiense se Québec con
    85% de hablantes franceses que han convocado varios plebiscitos
    para separarse de Canadá.

    Los Kurdos en Irak han
    desafiado el estado en una prolongada guerra de
    liberación, los hechos de Bosnia, el de Irlanda del norte
    con el Reino Unido, el caso del país Vasco en España
    constituyen algunos ejemplos de los conflictos que se dan al
    interior de los países por la carencia de una cultura
    nacional incluyente.

    Las fronteras fueron trazadas de hecho, respondiendo a
    intereses económicos sin tener en cuenta los intereses
    culturales de las comunidades étnicamente organizadas.
    Esta situación es generadora de conflictos, sobre todo, si
    algunas culturas o grupos étnicos son segregados o
    marginados dentro de la misma nación.

    Las naciones surgen con el desarrollo del capitalismo y
    fue la expansión industrial lo que movió la
    necesidad de controlar los recursos
    naturales y lo que hizo necesario definir las fronteras. Con
    el paso del tiempo y el desarrollo del comercio las
    fronteras se hicieron más firmes y se fortalecieron los
    conceptos de Nación y Nacionalismo.

    Nacionalismo o amor por la
    patria puede ser una fuerza muy positiva e inspirar a sus gentes
    a hacer lo máximo por el bienestar de un país. Pero
    cuando la búsqueda de la grandeza de una nación
    está motivada por el interés egoísta, esta
    se logra a expensas de las minorías culturales. Ahora bien
    cuando el nacionalismo prospera en una nación cuyo grupo
    líder
    es mayoritario, las minorías que están dentro de la
    frontera son perseguidas, discriminadas y en muchos casos
    consideradas enemigas; se prohíbe su idioma, sus
    tradiciones, su religión, su forma de pensar con el
    propósito de ser absorbidas por el grupo
    dominante.

    En todos los casos en los que las minorías no
    logran ser transculturizadas y es derrotada, la única
    alternativa que le queda a estas comunidades es emigrar. Una de
    las grandes tragedias de este final de siglo son los desplazados
    por causas del prejuicio de la xenofobia, el racismo y la
    intolerancia ideológica.

    Muchos países cuyas economías son
    prósperas viven el drama del ciudadano que no quiere
    compartir con extranjeros o con minorías nacionales las
    ventajas económicas y sociales de su
    país.

    Las cifras demuestran que la fiebre anti-inmigrante
    crece fundamentalmente en Europa y Estados Unidos, también
    en las prosperas economías asiáticas, lo que ha
    creado en muchos países considerados Estado de Derecho
    se empiece a legislar en contra de los extranjeros o
    minorías nacionales. Resulta paradójico que este
    ocurra en países civilizados donde se pregonan los
    derechos humanos.

    Para confirmar anterior, encontramos que la gran mega
    tendencia del mundo es la globalización de la cultura del
    industrialismo, del comercio y de la cultura occidental, en
    detrimento de lo regional y de las minorías culturales.
    Por eso, es imprescindible reforzar la tolerancia, el valor de la
    pluralidad, el respeto por la diferencia como únicas
    garantías para el equilibrio en
    esta nueva correlación de fuerzas económicas. Es
    también importante recordar que no existen culturas
    superiores ni inferiores, sólo existen culturas
    diferentes.

    Si bien es cierto, existen culturas
    tecnológicamente más avanzadas; también es
    cierto que ninguna nación o cultura debe actuar como juez
    frente a otras, ni pretender imponer a ultranzas sus valores o
    principios. Sin duda el mundo es cada vez más global en
    cuanto a los intercambios de estilo de vida, el respeto por la
    diferencia debe ser la garantía para un nuevo equilibrio
    en cuanto lo cultural y político.

    No se puede negar la identidad cultural se ha convertido
    en elemento jalonador de los procesos de supervivencia de muchas
    naciones y de minorías culturales que reaccionan para no
    desaparecer. Por tal motivo, es preocupante la situación
    de Colombia, un país tejido con frágiles argumentos
    de unidad nacional, sin un proyecto nación. Recordemos que
    un país que no es autónomo, que no tiene su propio
    proyecto de vida fácilmente cae en los proyectos de
    otros.

    Los colombianos no podemos renunciar a fortalecer
    nuestra identidad. Porque el país que sabe para donde va,
    no puede perderse. Por tal razón se debe luchar por elevar
    el nivel educacional, hilar pertenencias, reafirmarse su
    identidad en la diversidad, en la democracia, reconocerse en la
    pluralidad y su multiculturalismo, no en la fragilidad sino en la
    oportunidad de fortalecer la diferencia por medio de una
    democracia más amplia y profunda.

    IDENTIDAD Y COMPETENCIA
    MORAL

    La discusión sobre el vacío ético
    de la colombianidad está a la orden del día, con
    sólo ojear la prensa, escuchar
    la radio o ver
    los noticieros de la
    televisión, nos damos cuenta de que las cosas andan
    mal en el país. Todos sabemos que la economía
    siempre ha estado mal, que la violencia siempre ha existido y que
    el desempleo es una variable normal del sistema capitalista y que
    la pobreza es su principal producto… pero ¿ qué
    es lo normal y qué es lo que está mal?, es posible
    que nunca haya acuerdo, un consenso en referencia al anterior
    interrogante, porque cada cual responde desde la orilla de sus
    sentimientos morales.

    Los paramilitares dirán que está mal
    negociar con la guerrilla, que no está bien adjudicarle al
    E.L.N una zona de distinción y que esta mal realizar una
    reforma agraria que beneficie a los campesinos pobres del
    país. Los guerrilleros dirán que está mal
    realizar aperturas, globalizar, neoliberalizar la economía
    colombiana; que está mal la explotación de la
    burguesía. Los dirigentes de los partidos tradicionales
    dirán que está mal, inculparlos de corruptos y de
    responsables de la quiebra de la
    institucionalidad. La iglesia
    dirá que está mal el secuestro, los
    asesinatos, la pérdida de los valores católicos.
    Los sindicalistas dirán que está mal que despidan a
    los empleados públicos, que está mal que el estado
    no tenga un amplio compromiso social. Los gremios
    económicos dirán que está mal que les
    aumenten los impuestos, de
    industria y
    comercio, y el ciudadano común dirá que está
    mal cerrar hospitales, escuelas y fábricas.

    Será posible establecer un gran acuerdo nacional
    sobre lo que debe realmente mejorar en el país. Por otro
    lado los docentes dirán que está mal que sus
    alumnos no comprendan lo que leen, que sean incapaces de realizar
    operaciones
    elementales de matemáticas. Los estudiantes dirán
    que está mal que los obliguen a leer, a estudiar, a
    memorizar y a escuchar las clases. El padre de familia
    dirá que está mal que eliminen los presupuestos
    para escuelas, colegios, hospitales y centros de salud.

    Antes de dar respuestas a estos interrogantes,
    recordemos:

    Las guerrillas son el producto de la inconformidad civil
    convertida en rebelión contra el Estado. Estado que cada
    día es más inoperante. Los paramilitares y grupos
    de autodefensa son el resultado de la más clara
    demostración de intolerancia ciudadana. La violencia es
    una forma de solucionar los conflictos y las diferencias
    ideológicas. La corrupción es la forma más
    eficaz en Colombia de enriquecimiento. El Estado en Colombia es
    un aparato burocrático, paquidermico, incapaz de cumplir
    funciones elementales como: garantizar seguridad,
    brindar educación, salud, vivienda, empleo y
    bienestar para el pueblo.

    Los partidos
    políticos o las llamadas colectividades
    históricas han sido inferiores al gran compromiso nacional
    de presentar y ejecutar un proyecto de salvación nacional,
    sólo les ha preocupado enriquecer a sus camarillas y
    directivas corruptas. Por tal motivo, es urgente su
    renovación del Estado. Porque falta de liderazgo,
    Colombia es un país que no ha podido sostenerse en el
    mercado mundial, ni como agricultor, ni como exportador de
    manufacturas y, sólo ha vivido de bonanzas milagrosas y
    pasajeras.

    Finalizando el siglo XX Colombia se ubicó como la
    séptima nación más corrupta del planeta,
    sólo superada por Camerún, Paraguay,
    Honduras, Tanzania, Nigeria, Indonesia, y sólo superada
    por Venezuela y
    Ecuador
    respectivamente. Colombia es una nación donde el 45% de
    sus empresarios ignoran los más elementales principios
    éticos cuando se trata de alcanzar sus egoístas y
    mezquinos intereses empresariales. Este país no
    sólo es el más violento del mundo sino el de mayor
    impunidad, aquí se comete un homicidio cada 18
    minutos y un secuestro cada seis horas.

    Lograr consenso y acuerdo de todos los colombianos
    acerca de lo que está mal requiere no sólo
    profundos estudios sociológicos, antropológicos,
    psiquiátricos y económicos, sino también
    sentido común para saber ¿para donde va Colombia?.
    Son siete los grandes desafíos que debe enfrentar la
    colombianidad, siete sus grandes males: pobreza, violencia,
    narcotráfico, deuda externa, degradación del
    medio
    ambiente, corrupción estatal y desequilibrio regional.
    Si la mayoría de los colombianos compartimos ésta
    tesis tendremos claridad en torno a las cosas que andan mal y
    podremos presentar nuestras hipótesis como alternativas de
    solución.

    Colombia es un país ampliamente rico en recursos
    naturales, pero estos por si solos no producen bienestar en la
    población; se requiere de una cultura ampliamente
    productiva como lo precisa el economista Jorge Luis Garay en su
    propuesta de "Construcción de una nueva sociedad"; es
    preciso explotar en forma racional y desarrollar un sistema
    sostenido. Una nación es calificada de rica cuando suple
    ampliamente las necesidades básicas, sociales, culturales
    y de realización de su pueblo, y es pobre cuando es
    incapaz de generar felicidad en sus habitantes y cuandi no
    satisface las necesidades básicas de sus
    pobladores.

    Estamos de acuerdo en que este país es rico en
    ingenio, creatividad y
    talento; sus habitantes son inteligentes pero carentes de
    proyectos de
    vida y como consecuencia el país carece de un proyecto
    nación. Nuestro problema no es de lucidez intelectual; la
    causa del mal está en que hemos convertido las diferencias
    en algo negativo. El país será próspero,
    pacífico y modelo, el día que todos y cada uno de
    los proyectos de los ciudadanos visionen en la misma dirección del proyecto nación.
    Sólo reconociendo nuestras diferencias y
    aceptándolas como un valor seremos capaces de superar
    nuestros males.

    El país tendrá un alto nivel de vida
    cuando los proyectos de vida de cada ciudadano estén
    expresados en valores como el trabajo honesto, la solidaridad, la
    tolerancia, la disciplina, el esfuerzo, la frugalidad, la
    productividad;
    no es sólo exportando flores, petróleo,
    carbón, etc.; porque no sólo la acumulación
    de capital es lo que permite superar la pobreza, se requiere
    voluntad y compromiso con el país y entendido este como
    una gran familia con
    diferencias pero con ideales comunes

    El país tendrá una mejor calidad de
    vida el día que empecemos a invertir en mejorar la
    calidad humana
    , y esto se logra sólo invirtiendo en educación,
    sólo con una educación de calidad comprometida con
    la academia, la investigación y la ciencia daremos los
    primeros pasos para salir de la miseria moral y la pobreza
    material del país.

    Mario Vargas Llosa, uno de los grandes escritores
    latinoamericanos sostenía: "Un gran libro es para mi aquel
    que me obliga a revisar mis opiniones, que de alguna manera me
    contradice. Eso me sucedió releyendo El hombre rebelde de
    Albert Camus, hace cinco años. En ese entonces pensaba que
    no había más remedio que aceptar en ciertas
    circunstancias, de la historia que el fin justifica los medios.
    El admirable ensayo de Camus sobre la violencia me
    convenció de que la única moral histórica
    aceptable es la opuesta: la de que son los medios los que deben
    justificar los fines. De este planteamiento del escritor peruano
    podemos inferir que hay una innegable relación entre
    lenguaje la identidad y la cultura.

    EL COMPONENTE
    EDUCACIONAL Y FORMATIVO DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
    1991

    Poco más de una década de vida ciudadana
    bajo el mandato de la Constitución Política de
    1991, permite disponer de elementos
    teórico-prácticos para evaluar sus aciertos y
    debilidades, en función de su conocimiento y acción
    operativa. Con estos referentes, el presente trabajo focaliza su
    aproximación reflexiva a los dos componentes formativos,
    en tanto sujeto educable y sujeto de la relación
    ética con otros.

    Al particularizar el componente educacional-formativo de
    la constitución, esta reflexión se estructura
    mediante dos hipótesis de trabajo, correlacionadas entre
    sí: el carácter de ciudadano conocedor del
    contenido social y visión práctica, y el sujeto que
    se hace en la aplicación de ese conocer. El saber y el
    hacer. Con éstas se hace alusión al concepto de
    ciudadano sujeto comprendido y al concepto de ciudadano sujeto de
    la comprensión.

    Esta correlación se alimenta en los procesos
    participativos, en los cuales los sujetos experimentan unos
    aprendizajes, con especial énfasis en la vida escolar. En
    el contexto de la escuela se comprende la instrumentación de la Ley General de la
    Educación como ámbito de la
    organización de su vida participativa. Aquí se
    articulan lo intelectual-humano, dentro del contenido social de
    la constitución.

    Con todo, este estudio aproximativo a la Carta
    Política, sólo pretende explorar una parte de su
    compleja propuesta social de la construcción valorativa de
    un nuevo ciudadano.

    LA
    CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991

    UNA APROXIMACIÓN VALORATIVA
    DESDE LA CONCEPCIÓN

    HUMANÍSTICA E
    INTELECTUAL

    Al abordar la Carta
    Política, sancionada el 7 de Julio de 1991, mediante una
    lectura
    globalizada de sus 380 artículos, es preciso reconocer su
    gran avance en materia de desarrollo
    social. Situación que la coloca como una de las
    más modernas y adaptadas a las exigencias del mundo
    contemporáneo. Por lo menos en su espíritu muestra
    una gran sensibilidad social, en el sentido de la
    valoración humanística del ser ciudadano Colombiano
    y en el contenido implícito de su concepción
    democrática manifiesta en sus
    propósitos.

    En este aspecto, el tratamiento de los deberes y
    derechos ciudadanos, así como los mecanismos para la
    protección, individuales y colectivos, son su punto
    medular.

    Para efectos del desarrollo de la presente
    reflexión, la referencia al contenido social, es
    precisamente el factor motivante del acercamiento particular a
    nuestra Constitución Política de 1991. asunto que
    se asume en función del concepto de ciudadano, como ser de
    derechos y deberes, capaz de percibir y de vivir los nuevos retos
    de la comunidad humana. Un sujeto comprendido, y a la vez
    implicado en las dos comprensiones: la intelectual u objetiva y
    la humana intersubjetiva.

    En el reconocimiento constitucional del nuevo concepto
    de ciudadano participativo, o bien del sujeto comprendido, es
    preciso implicar, además al sujeto explícito en la
    comprensión. De esta manera se pueden observar la
    dimensión operativa, es decir, las acciones que le dan
    sentido práctico al componente axiológico del
    sujeto en sus relaciones éticas (relación humana
    intersubjetiva) y la dimensión cognoscitiva
    (relación humana intelectual). Son dos elementos
    complementarios entre sí: El Saber y el Hacer, los que
    conforman al sujeto educable.

    Asumir estos dos elementos presupone el ejercicio
    coherente de dos lecturas. Por un lado, una lectura de su
    semántica, por el otro, una lectura de su expresión
    operativa. En cuento a
    la lectura de
    su semántica, interesa y es suficiente para el caso de
    esta reflexión, realizar un acercamiento comprensivo e
    interpretativo del articulo 41 de la Constitución
    Política del 91, en el cual se advierten las dos variantes
    relacionadas con el sujeto, en cuanto a lo
    intelectual-organizativo y a lo
    relacional-ético.

    En cuanto a su expresión operativa, se pretende
    dar cuenta de los procesos de interpretación particular y
    de operatividad en los contextos específicos de la vida
    escolar, fundamento social del aprendizaje de
    los valores ciudadanos y de su puesta en acción, a
    través de las relaciones de la convivencia
    cotidiana.

    En el entendido de que el aspecto educativo es
    sólo un punto de referencia para señalar el
    contenido social-humanístico de nuestra
    constitución, se asume como una mirada altamente
    significativa para dimensionar sus alcances y deficiencias,
    además de sus posibilidades para el logro de un sujeto
    mejor dotado, en una sociedad con un desarrollo equilibrado. De
    hecho, los indicios que se perciben en sus más de diez
    años del nuevo espíritu constitucional, no son
    alentadores.

    Ese sujeto dotado de los elementos éticos para la
    participación ciudadana, es el propósito, entre
    líneas, del articulo 41 de la Constitución
    Política, que aparece como cierre del capítulo I
    relacionado en los derechos fundamentales. El cual plantea
    que…

    "En todas las instituciones de educación,
    oficiales o privadas, serán obligatorios el estudio de
    la Constitución y la Instrucción cívica.
    Así mismo se fomentarán prácticas
    democráticas para el aprendizaje
    de los principios y valores de la participación
    ciudadana. El estado divulgará la
    constitución".

    Si bien el énfasis está puesto en la
    formación de individuos éticamente capaces de
    interactuar como ciudadanos participativos, admite una lectura
    integrada del objeto de la intervención: un sujeto
    integrado en su dimensión humana e intelectual. Esta
    conceptualización permite disgregar
    metodológicamente estos dos componentes para efectos de
    análisis.

    Desde el punto de vista de las prácticas
    escolares, el sujeto ético se construye mediante el aprendizaje
    constitucional y de los fundamentos de la cívica,
    además del fomento de las prácticas
    democráticas. El estado (puede leerse), a través de
    sus representantes educativos, es el encargado de difundir la
    Constitución. Se aprecia así la relación de
    dos términos que ayudarán a discurrir entre lo
    intelectual y lo humano: el aprendizaje y las
    prácticas. Aunados a estos términos, los mecanismos
    de participación ciudadana (Art.103) constituyen parte
    consubstancial al ejercicio de la democracia en la
    escuela.

    El sujeto (estudiante) debe aprender la
    Constitución Política a lo largo de su proceso
    académico, en la educación formal.

    ARTICULO PRIMERO. – Para poder obtener el titulo de
    bachiller en cualquiera de sus modalidades, todo estudiante,
    deberá haber cursado cincuenta horas de estudios
    Constitucionales.

    PARÁGRAFO: Autorizase AL Ministro de
    Educación Nacional para que reglamente la forma como la
    asignatura debe ser cursada.

    Esta asignatura hace parte del área de las
    ciencias
    sociales, componente obligatorio consignado en el articulo 23
    de la Ley 115 de 1994.
    De esta manera, se convierte en asignatura fundamental del
    Plan de
    Estudios de cada institución educativa, en relación
    con los requerimientos particulares del Proyecto Educativo
    Institucional correspondiente.

    El aprendizaje de la Constitución
    Política, es así una manera de dar a conocer al
    estudiante (ciudadano en potencia), e
    informarle, que existe una normatividad, por encima de todo,
    estructurada con base a unos requerimientos
    socio-antropológicos, orientada a la creación de un
    clima de
    convivencia humana más propicio para el desarrollo en
    todos sus aspectos. Son espacios proporcionados por la
    Constitución y que comienzan a formar parte de la
    conciencia social de las jóvenes generaciones, merced a la
    intermediación del maestro, quien a su vez interpreta y
    pone en funcionamiento su divulgación, contenida en el
    Plan de
    Estudios de cada institución educativa.

    En este proceso primario se puede reconocer una
    intención social-humanística, generada a partir de
    la concepción misma de la Carta
    Política. Educar en la Constitución es un acto
    humano que se materializa en la relación
    pedagógica, por cuanto ubica al estudiante como centro del
    proceso, confiriéndole las bases para su crecimiento
    integral. Estas bases del conocimiento constitucional integran en
    su estructura informática un amplio articulado, en el
    cual se incluyen las distintas alternativas para la
    participación ciudadana. Con esto se abre un panorama
    mejor dispuesto para el desarrollo
    humano.

    La perspectiva que se abre en este proceso de
    difusión del contenido de la Constitución tiene
    especial sentido, toda vez que proyecta al hombre (estudiante), a
    niveles de la acción, componente básico del hacer
    humano. En la acción y en hacer con otros, el hombre se
    humaniza, imagina, sueña, crea… Ésta
    acción pedagógico-social, encuentra un campo
    favorable en los mecanismos para el ejercicio participativo del
    ciudadano (Art. 103 de la C.N.C.), tales como las acciones de
    petición, de tutela, las veedurías ciudadanas,
    entre otras.

    Ejercitar estos mecanismos implica poner en
    acción todas las funciones de la actividad humana. En el
    saber los mecanismos, abstraer sus conceptos, comprenderlos,
    interpretarlos, ejecutarlos, se ponen en alerta todo un cuerpo
    pensante y físico. Además, estas actividades se
    ponen en relación con otras, dándole así una
    autentica dimensión social. Los procesos del desarrollo de
    la autonomía son tangibles, y el concepto de la libertad
    adquiere sentido en sus prácticas.

    Es preciso señalar que el uso adecuado de esta
    apertura constitucional, tiene su máxima expresión
    en el estado de receptibilidad, de quienes se erigen como sus
    referentes inmediatos. Es decir, si los mecanismos participativos
    están abiertos para la acción, éstos deben
    ser utilizados por seres propósitivos, ciudadanos
    actuantes que no esperan ser representados. Sujetos
    participantes. La realidad nacional en este campo, nos muestra
    una situación distinta, en cuanto al concepto ciudadano.
    Hay avances, pero no los esperados.

    Se asiste así a la puesta en escena de una
    segunda etapa correlacionada a la anterior. A la letra
    constitucional y su proceso de difusión, el estudiante
    aprende las normas y las aprende en función de los usos
    que hace de los mecanismos de participación. Para el caso
    concreto de la
    escuela, estos mecanismos aparecen materializados en la
    construcción de los Proyectos Educativos, en el marco de
    la ley 115 de 1994.

    Esta ley General de la Educación, su
    denominación más usual con la cual se conoce, es,
    al igual que la Constitución Política, el producto
    de un proceso democrático de discusión en la
    Asamblea Nacional Constituyente y aprobación final en el
    Congreso de la República. Y como tal sus propósitos
    son altamente progresistas en materia de autonomía
    escolar, al lado de la ley 60 de 1993. por su estructura,
    características y fines propuestos es el más
    elocuente mecanismo de participación ciudadana,
    específicamente relacionado con la comunidad
    educativa.

    El sólo hecho de proporcionar los espacios para
    la construcción de los proyectos educativos, de acuerdo a
    las condiciones particulares de cada institución educativa
    (Art 73), la Ley General de la Educación, activa muchas
    energías e involucra a los estamentos más
    directamente relacionados con la escuela. Estos estamentos
    adquieren particular sentido, al ser agrupados bajo el
    término de Comunidad Educativa, ampliamente definida y
    caracterizada en sus funciones. La participación ciudadana
    en aspectos relacionados con la formación educativa
    está abierta.

    El Estado bajo el mandato de la Constitución
    sigue ejerciendo la función social de educar, con una
    acción menos pasiva por parte de la comunidad educativa.
    Con esta apertura al ejercicio de la participación
    directa, los miembros de la comunidad asumen un poder decisorio
    sin precedentes en asuntos que competen a la escuela, incluyendo
    la concepción y elaboración de los Planes de
    Estudio. El poder decisorio es limitado, pero lo suficiente para
    activar todo un potencial humano, físico y material, en
    torno a la escuela que se desea construir.

    La movilización de las distintas condiciones y
    capacidades humanas es un hecho tan real y tangible como la
    propia escuela. Se ponen en escena niveles participativos, cuya
    gradación depende en gran medida del aprestamiento de los
    miembros en cada comunidad educativa. Éste aprestamiento
    tiene que ver con el
    conocimiento de la Ley General de Educación y su
    disposición operativa (Ley 60 de 1993), así como de
    las condiciones particulares en cada
    institución.

    Asumiendo estas particularidades, es bueno destacar todo
    el conjunto operacional que se pone en juego mediante el
    ejercicio participativo:

    • El conocimiento se despliega en todas sus formas,
      niveles y características. Los miembros de la comunidad
      asumen sus roles con lo mejor de sus inteligencias. Deben
      conocer las normas, la comunidad, sus espacios sociales y
      geográficos, sus necesidades de desarrollo, su ecología… en fin,
      muchas cosas para comprender el entorno. Es una puesta en
      escena de su intelecto.
    • El mundo afectivo también se ve altamente
      comprometido, toda vez que el ejercicio de la
      participación, pone a prueba requerimientos, cada vez
      mayores, en la medida en que se socializan los saberes, se
      identifican y resuelven los problemas, y se toman las
      decisiones. Es una interacción permanente con el otro,
      en la cual la ética ciudadana individual se fortalece en
      la acción educativa.

    Fundamentos de la convivencia social como el disenso y
    el consenso, entran en el juego de las dinámicas de la
    tolerancia. Es un juego, en el cual los saberes y las
    éticas individuales fortalecen lo colectivo, en cada
    identificación y búsqueda de solución a los
    problemas. La construcción de Proyectos Educativos propios
    son formas de resolver situaciones problemáticas,
    problemas particulares y generales del quehacer de una comunidad
    educativa. Los miembros de la comunidad, más que ser
    representados son participativos.

    En la participación ciudadana como parte
    operativa y en el
    conocimiento, ligado a los saberes (incluido el saber
    participar), se conjugan dos fases interactuantes en la
    acción humana. Y es en esta actividad recíproca
    donde cobran sentido el contenido social y la visión
    humanística del desarrollo, fundamentos de la actual
    Constitución Política. Como se puede entrever, la
    constatación que se hace en estas líneas es, desde
    una mirada a la concepción educativa, materializada en la
    Ley General de la Educación, quizás la más
    ejemplarizante de los tópicos constitucionales, objetos de
    estudio.

    El hecho citado, por sí mismo no explica todo el
    referente de estudio en este trabajo, pero tiene la
    particularidad de abrir compuertas a un mundo que precisa de
    hombres dotados de amplios conocimientos, con afincados valores
    éticos y con una visión social propositiva para el
    desarrollo
    humano. No se puede negar, la Constitución
    Política plantea, en este sentido, bases que se pueden
    hacer sólidas en nuevos intentos. El ciudadano de hoy
    participativo, no es el mismo ciudadano de ayer representado.
    Algo ha cambiado favorablemente.

    Con todo, las distancias entre éstas dos
    concepciones no son aún altamente significativas, por lo
    menos desde el punto de vista práctico. El pleno ejercicio
    del sujeto (ciudadano), en virtud a su comprensión
    intelectiva y humana se muestra incoherente con su nueva
    historia. Obstáculos que van desde la ambigüedad en
    la parte operativa las resistencias
    connaturales a lo nuevo, hasta el desconocimiento y la
    apatía, no permiten maximizar las conquistas encaminadas a
    un desarrollo humano como ideal de progreso. Ya están los
    cimientos. Sólo falta que la conjugación de muchas
    voluntades posibiliten el avance en la construcción de
    estructuras sociales más sólidas y humanas. La
    educación en el saber y en el hacer, es una
    buena perspectiva.

    CONSTITUCIÓN DE 1991, UNA REVOLUCIÓN
    INCONCLUSA

    "la democracia participativa y la economía de
    mercado son ingredientes esenciales en una sociedad abierta"
    George Soros.

    Con la Constitución Política de 1.991, en
    Colombia se abre un nuevo proceso de participación
    ciudadana y, más concretamente un nuevo marco
    democrático fundamentado en el reconocimiento legal de los
    derechos fundamentales para todos los colombianos. En tal sentido
    la carta
    constitucional es considerada como una de las más
    avanzadas del mundo.

    La constitución incorpora como derechos
    fundamentales los consagrados en el título II y
    CapÍtulo I, que reconoce para todos los colombianos unos
    derechos primarios como son: la vida, la integridad física, la salud y la
    seguridad
    social, el reconocimiento jurídico, la
    educación, libertad de culto, de conciencia, de
    expresión, el trabajo y la participación entre
    otros.

    La carta abrió los espacios y facilitó una
    apertura democrática, superando el estrecho marco de la
    democracia representativa; apertura que tuvo como fundamento el
    reconocimiento de nuevas libertades e igualdad que
    refleja la nueva concepción pluralista con que se pretende
    confeccionar el pensamiento político de la nueva
    nacionalidad.

    La Constitución abrió nuevos espacios de
    participación ciudadana, rompió el estrecho marco
    de llamada democracia representativa, avanzó al definir el
    Estado como una Democracia Participativa; pero no ha podido
    superar el formalismo retórico. En tal sentido, la
    convivencia pacífica, la tolerancia ideológica, el
    respeto mutuo, el pleno reconocimiento de las libertades, la
    igualdad jurídica sigue siendo un ideal, a pesar de estar
    consagrados en la norma. Lo que hace pensar en la necesidad de un
    nuevo pacto social que incorpore nuevos elementos a la carta
    fundamental.

    Hoy se afirma, después de diez años, que
    la Constitución de 1.991 no es una obra perfecta, pero sin
    duda ella ha significado un avance formidable en la
    modernización del Estado. Porque de poco sirven las
    reformas legales si no hay profundos cambios en la conducta de
    nuestras comunidades. Ella es una Constitución
    eminentemente social que busca eliminar los privilegios, las
    injusticias, y los atropellos, por tal motivo, fue elaborada bajo
    los preceptos del respeto de la dignidad humana y en la
    convivencia pacífica.

    Para el profesor Alcibíades Paredes
    2 La posibilidad de
    convocar una Constituyente como resultado de eventuales
    negociaciones de paz -en referencia al actual conflicto armado
    que se libra en Colombia es un hecho porque a pocos años
    de vigencia del estatuto de 1.991, ha demostrado que, lejos de
    ser un medio efectivo para canalizar y profundizar una verdadera
    democracia avanzada, ha sido instrumento legitimador del
    autoritarismo presidencial, de la hegemonía bipartidista,
    de la corrupción oficial generalizada, de la
    discriminalización de la protesta social.

    Si nos guiamos por las agudas críticas que se
    escuchan en torno a la carta de 1.991, lo más sensato es
    -antes de realizar dicha convocatoria- ponernos de acuerdo sobre
    lo que queremos para el país, sobre la filosofía
    que debe guiar nuestras actuaciones e implementar una
    Constitución con nuevas reglas, más claras que
    posibiliten el desmonte de la hegemonía bipartidista,
    elimine el presidencialismo, se creen nuevos órganos de
    control, facilite
    la participación de las minorías, establezca una
    lucha frontal contra la corrupción, reduzca los miembros
    del congreso y que el estado sea declarado como Estado
    Democrático Pluralista e Incluyente.

    Entre los muchos cambios que introdujo la
    Constitución de 1.991 se cuentan los mecanismos de
    participación como la tutela, en la defensa de los
    derechos fundamentales, se facilitó la doble nacionalidad,
    la vida de los colombianos en el exterior; la
    participación comunitaria; endurecimiento de las
    inhabilidades de los congresistas; la elección popular
    alcaldes y gobernadores, la introducción del sistema acusatorio y la
    Fiscalía.

    A pesar de tan notables realizaciones, la actual
    Constitución de 1.991 es una revolución
    inconclusa. A pesar de que bajo su vigencia se han realizado las
    grandes transformaciones, antes mencionadas, también se ha
    fortalecido la violencia, la corrupción política,
    la impunidad. En tal sentido, es urgente crear una nueva cultura
    ciudadana que defienda la público y los intereses
    generales de la comunidad nacional.

    Hay preocupación por lo ineficaz del aparato
    judicial, no hay confianza en los tribunales, el país
    registra los más altos índices de homicidios,
    secuestros, el narcotráfico se ha fortalecido, la
    insurgencia es más activa, al tiempo que el
    paramilitarismo se ha consolidado como principal agente de
    violencia en el país. Es en este panorama, que se hace
    necesario pensar si lo que quiere en el país es una mera
    reforma o una nueva carta constitucional.

    La actual crisis estructural, confirma los vacíos
    presentes en la carta; el conflicto armado que lacera nuestra
    sociedad nos lleva a reflexionar sobre la urgencia de construir
    una nueva sociedad3
    cuyas bases deben estar fundadas a partir del trabajo de
    "desarrollar una cultura productiva y política con la
    abolición de prácticas y lógicas de
    comportamiento arraigadas, como la rentística y la ilegal,
    enmarcada dentro de un verdadero ordenamiento democrático
    e incluyente socialmente, en el contexto de la
    globalización comprendidas las esferas económica,
    política, social y cultural". Garay, 1999.

    Una nueva Constitución debe garantizar que los
    ciudadanos en el país tengan derecho a las mismas opciones
    con el fin de contar con una sociedad verdaderamente avanzada y
    democrática; incluyente y participativa. En tal sentido
    cada uno de los colombianos debe ser un defensor del
    interés colectivo y un constructor de lo público,
    porque de la legitimidad del Estado depende la superación
    de los vacíos normativos expresados en la actual
    constitución.

    Resulta paradójico, que la Constitución de
    1991 a pesar de haber sido presentada como un nuevo proyecto
    político, en esencia, conserva la vieja estructura de la
    Constitución de 1886: tres poderes, república
    unitaria, sistema de gobierno presidencialista, congreso
    bicameral, régimen político liberal, régimen
    económico propiedad
    privada, derechos individuales y libertades públicas. El
    mayor obstáculo que tiene la carta de 1991 es la
    reglamentación económica neoliberal a la que ha
    sido sometida desde su implementación por el Presidente
    César Gaviria.

    El país, en el marco jurídico de la
    Constitución de 1886 sortea con relativo éxito y
    progreso la época comprendida entre los años de
    1930 y 1970 con la ayuda de la concepción keynesiana; la
    teoría de la demanda,
    movida por la necesidad de ampliar el consumo social
    y encontrar incentivos para
    el fortalecimiento de la inversión y la búsqueda de la
    utopía del "pleno empleo" lo que ayudo en la
    construcción de una teoría política que se
    fundamentaba en la intervención progresiva del Estado y
    que se expresó en la ampliación del gasto
    público.

    El keynesianismo colombiano creyó encontrar la
    piedra filosofal que le permitiría resolver la vieja
    discusión entre los peligros del liberalismo
    clásico y la concepción marxista, en aquel
    entonces, cada vez más creciente en los ambientes
    académicos e intelectuales; de todos modos las recetas del
    keynesianismo entraron en crisis en los años setenta,
    cuando la inflación aniquiló todas las
    posibilidades de financiación del gasto
    público por parte del Estado.

    En estas nuevas condiciones tanto neoconservadores como
    neoliberales entraron en franca alianza – los primeros
    defendiendo la iniciativa privada y los segundos el mercado- se
    dieron a la tarea de desmontar el esquema keynesiano y su
    inevitable consecuencia: la liquidación del Estado
    interventor y con ello eliminar las políticas de
    planificación e inversión social en salud y
    educación.

    Paradójicamente es a partir de la existencia de
    la Constitución la de 1991 y que es profundamente social
    cuando se da inicio a las privatizaciones a gran escala y con ello
    se amplían los niveles de pobreza y desempleo. Ante este
    panorama los colombianos han empezado a dudar de las bondades del
    Estado Social de Derecho.

    "Colombia es un Estado social de derecho, organizado
    en forma de República unitaria, con autonomía de
    sus entidades territoriales, democrática, participativa
    y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en
    el trabajo y la solidaridad de las personas que integran la
    prevalencía del interés
    general".4

    Antes de este panorama a los colombianos se nos ha
    presentado el concepto de "Estado Social de Derecho" como
    sinónimo de país de leyes, en el cual
    existe división de poderes que son garantes para la
    existencia del "imperio de la ley". En tal sentido el
    Artículo 2º; reza:

    "Son fines esenciales del Estado: servir a la
    comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la
    efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados
    en la constitución…"

    Pero, el Estado Social de Derecho consagrado en la carta
    de 1991 ha terminado tristemente identificado con el Estado
    Liberal y que sólo reconoce libertades ciudadanas, respeto
    por la vida privada, la sacrosanta propiedad privada y todo el
    lastre positivo que se fundamenta en la explotación por
    parte de una clase social dueña de los medios producción al resto de la población,
    y en esencia es la negación de la democracia.

    Con respecto a este problema resulta esencial pensar en
    la modificación de la actual carta. Se debe partir
    cambiando la concepción de Estado. Porque el Estado Social
    de Derecho es un constructo teórico formal, que en la
    realidad no responde a la defensa del patrimonio
    social de la ciudadanía ni es garante de lo que se propone
    en la misma carta. Ella, a pesar de ser una constitución
    eminentemente social no ha logrado en diez años eliminar
    los privilegios, las injusticias, los atropellos. Los preceptos
    de respeto de la dignidad humana y convivencia son sólo
    formalismo jurídico.

    La Constitución de 1991 consagra a Colombia como
    un Estado Social de Derecho a diferencia de la
    Constitución de 1886 en la que se concibe el Estado como
    Estado de
    Derecho. Sin duda se introdujo el concepto de Social porque
    no bastaba la visión de Estado Positivo de los derechos
    humanos sino la garantía de los mismos. Pero este giro
    jurídico no resolvió el problema. El actual modelo
    económico imperante en Colombia -Neoliberal- está
    en absoluta contravía de las necesidades de progreso
    social -en materia de derechos humanos- de los sectores populares
    y se ha convertido en una poderosa tenaza que amplia los niveles
    de marginalidad, de pobreza, inequidad, injusticia e
    intolerancia; factores que determinan la violación de los
    derechos humanos a gran escala.

    Terminada una década de vigencia de la
    constitución de 1991, es urgente reflexionar en torno a
    los aspectos que no se concluyeron y que origina inconformidad
    con la carta, y pensar como lo están haciendo un
    número cada vez mayor de colombianos: modificar la actual
    carta sobre la base de fundar un nuevo estado que permita la
    reconstrucción de lo público, lo ético. Y en
    todos los casos este debe ser esencialmente democrático
    pluralista e incluyente.

    "Lo público debe ser inseparable de una
    democracia incluyente y participativa" como lo señala el
    economista e investigador, Luis Jorge Garay. Defender lo
    público es condición fundamental para garantizar en
    forma real no sólo la democracia sino también los
    derechos humanos y el tejido ético.

    Derechos humanos son todos aquellos atributos y
    facultades que permiten a una persona a la comunidad reclamar
    lo que necesita para vivir dignamente y cumplir los fines
    propios de la vida en comunidad5 . Vivir dignamente implica tener acceso a
    los bienes
    materiales,
    culturales y sociales para el disfrute pleno de la misma. A
    pesar de estar consagrado en la constitución la defensa
    de los derechos humanos Colombia junto con China, Indonesia,
    Turquía y Argelia son considerados los países
    más violadores de los derechos en el mundo.

    Giddens, se pregunta: ¿Qué es la
    democracia? Y responde: "la democracia es un sistema que implica
    competencia efectiva entre partidos
    políticos que buscan puestos de poder. En una
    democracia hay elecciones regulares y limpias, en la que toman
    parte todos los miembros de la población. Estos derechos
    de participación democrática van acompañados
    de libertades civiles: libertad de
    expresión y discusión, junto con la libertad de
    formar y afiliarse a grupos o asociaciones
    políticas".6

    Así como sin participación no hay
    democracia, tampoco ella puede existir sin oposición, de
    la misma manera como sin democracia no funcionan los partidos.
    Por lo tanto la base de cualquier proyecto político
    constitucional fundamentado en la democracia debe empezar por
    reconocer el pluralismo y ofrecer garantías para la
    participación. La existencia de múltiples partidos
    que se disputan la dirección del gobierno configura la esencia
    de la participación; contrario a lo que existe en la
    actualidad. El gobierno no tiene oposición sino
    subversión por parte de grupos alzados en armas, por la
    imposibilidad de participar políticamente con programas
    distintos a los expresados por los partidos llamados
    tradicionales.

    La Constitución política de Colombia
    consagra la participación democrática de los
    partidos y movimientos políticos. Establece los mecanismos
    de participación: el voto, el plebiscito, el referendo, la
    consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y
    la revocatoria del mandato. Contempla un estatuto de
    oposición para los movimientos y partidos que no
    participen del gobierno puedan ejercer libremente la
    función crítica y presentar alternativas
    políticas. Pero el país conoce la suerte de muchos
    movimientos políticos que han sido sistemáticamente
    eliminados y sus miembros desaparecidos por representar intereses
    contrarios a los consagrados por las fuerzas que tradicionalmente
    dirigen el gobierno de turno. Hace falta por lo tanto avanzar,
    profundizar la democracia es decir realizar lo que Anthony
    Giddens llama "democratizar la democracia" y para esto es preciso
    modificar o transformar en forma profunda la actual carta
    política.

    Todos los demócratas sabemos de la incapacidad
    del actual Estado para ofrecer canales democráticos en la
    solución de graves problemas nacionales, lo que se
    evidencia en las protestas generalizadas y permanentes paros
    cívicos, movilización de la insurgencia, el
    narcotráfico y los grupos de autodefensa los cuales
    pretenden suplir la ausencia del estado. Fue por eso que, en el
    año de 1990 se desarrolla y se consolida en Colombia un
    amplio movimiento de
    opinión en él coinciden diversos sectores
    políticos, económicos, étnicos y sociales en
    la necesidad de transformar las estructuras políticas y
    administrativas existentes. Se convoca a la elección de
    una asamblea nacional constituyente que estuvo integrada por
    representantes de los partidos políticos tradicionales,
    los movimientos guerrilleros desmovilizados, los
    indígenas, los trabajadores, campesinos y grupos
    religiosos

    Son los constituyentes los que van a confeccionar la
    carta del 91. la que hemos calificado de revolucionaria pero
    inconclusa, diez años después, por diversos
    factores, antes mencionados, y los que a continuación
    anunciamos para ampliar nuestra argumentación respecto a
    la necesidad imperiosa de renovarla o cambiarla.

    Mediante el artículo 7 se reconoce a Colombia
    como un estado diverso en lo Cultural y en lo Étnico y se
    le asigna al estado la responsabilidad de proteger esa diversidad. El
    Artículo 13 establece:

    "Todas las personas nacen libre e iguales ante la ley,
    recibirán la misma protección y trato de las
    autoridades y gozará de los mismos derechos, libertades
    y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza,
    origen nacional o familiar, lengua, religión,
    opinión o filosófica".

    Lo anterior significa, que no puede haber en Colombia
    exclusiones, restricciones o preferencias de motivación
    política, religiosa o racista y, las autoridades tienen la
    obligación de impedir que el principio Constitucional de
    igualdad sea vulnerado o amenazado por conductas inspiradas en la
    exclusión. Pero en el país siguen existiendo
    instituciones públicas y privadas que no garantizan ni
    permiten la participación de minorías
    políticas, sociales y étnicas. Se requiere no
    sólo del enunciado formal jurídico sino
    también de la correspondiente reglamentación. En
    tal sentido las comunidades negras, indígenas y las
    minorías políticas siguen reclamando entre otros
    sus derechos.

    Hoy en el país son muchos los juristas, e
    intelectuales de todas las disciplinas los que discuten sobre el
    modelo de Estado que debe imperar en Colombia. Al respeto dice un
    editorial del tiempo:7

    "No se trata de defender el capitalismo salvaje ni el
    socialismo a ultranza, al fin y al cabo en el mundo entero se
    está imponiendo la democracia como modelo
    político y la economía de mercado como base del
    modelo económico… se habla entonces de un modelo
    económico "a la criolla", lo cual es perfectamente
    lógico si con ello se pretende diseñar un esquema
    apropiado a nuestras necesidades y posibilidades".

    La reflexión sobre un nuevo modelo
    económico, democrático y
    alternativo8
    debe partir del análisis de que el libre mercado
    base del neoliberalismo conduce al capitalismo salvaje al crear
    políticas económicas que sólo favorecen al
    gran capital y la iniciativa privada en detrimento de las
    políticas sociales, al limitar la intervención
    estatal. Así como la propiedad privada sin restricciones
    base del capitalismo individualista, conduce a una lucha desigual
    en la que la libertad y la riqueza en manos de unos pocos coarta
    y limita las posibilidades de progreso de las mayorías
    asalariados.

    La actual carta emprendió una revolución
    que se quedó inconclusa. Porque, Revolución es un
    cambio fundamental que se presenta en cualquier actividad humana,
    ya sea dentro de lo económico, lo social, lo
    político. El propósito de una revolución es
    cambiar de forma radical las estructuras económicas, el
    sistema de gobierno y las instituciones de gobierno. Hemos
    argumentado en este ensayo que la Constitución de 1991 es
    una revolución inconclusa de tal manera que la sociedad
    sigue esperando cambios fundamentales que deben expresarse en una
    nueva carta fundamental con nuevas instituciones que interpreten
    una nueva forma de gobierno centrado en mayor nivel de
    democracia, más participación y sobre todo plural e
    incluyente.

    Una revolución profunda que genere una reforma
    del estado9 y
    cuya única forma de gobierno sea una democracia avanzada
    participativa e incluyente y para el logro de tal
    propósito es preciso: reformar la justicia, el sistema
    judicial, los órganos de control, creación de
    instrumentos eficaces para combatir la corrupción, el
    narcotráfico, reforma política que legitime el
    pluralismo, reforma de los movimientos políticos y
    movimientos, reformas al sistema electoral, dar garantías
    plenas a la oposición y las minorías, ampliar los
    mecanismos de participación, reformar el congreso,
    modernizar el aparto administrativo, descentralizar y generar
    poder local, crear nuevas políticas de servicios
    públicos, eliminar el presidencialismo y sobre todo lograr
    la convivencia pacífica en todo el territorio nacional a
    través de firmar acuerdos serios con los actuales grupos
    armados.

    BIBLIOGRAFIA

    AGENDA CIUDADANA POR LAPAZ. Construyendo Presente y
    Futuro en Santiago de Cali. Primera Edición. Santiago de
    Cali. 1999. 64 p.

    ATENCIO B, Jaime. Acerca de la Antropología Social y la Semiología.
    Revista
    Lenguaje Nº7. Cali. 1976.

    Autores varios. Lenguaje y Sociedad. Centro de
    traducciones UNIVALLE. Cali. 1983.

    _____________. Colombia un País por Construir.
    Capítulo 1 Problemas y Retos Presentes y Futuros para la
    Sociedad Colombiana. Universidad
    Nacional de Colombia. Primera Edición. Santa fé de
    Bogotá, D.C. 2000. 690 p.

    BALCAZAR de BUCHER, Cecilia. Hacia la
    delimitación del campo de conocimiento de la
    Sociolingüística. En: Revista
    Lenguaje Nº15. Cali 1985.

    BALLY, Charles. El Lenguaje y la Vida. Editorial Losada,
    S.A. Buenos Aires.
    Argentina
    1.941.

    BUCHER, Jean. Valery y el Lenguaje. En : Revista
    Lenguaje Nº8. Cali 1978.

    BUSTAMANTE Z, Guillermo. Lingüística y
    Educación. En : Revista Lenguaje Nº16 Cali
    1987.

    COLECCIÓN DOCUMENTOS.
    Constitución Política de Colombia de 1991. Cooperativa
    Editorial Magisterio. Santa fé de Bogotá, D.C.
    1993.

    COLMENARES, Julio silva. tras la máscara del
    subdesarrollo.
    Editores Carlos Valencia.

    Constitución 1991: Caja de Herramientas.
    Ediciones Foro Nacional por
    Colombia. Santa fé de Bogotá. 1992. 215
    p.

    CORTINA, Adela. El mundo de los valores. Editorial Buho
    1999.

    Crisis de Valores y Políticas Culturales.
    Fondo Editorial Cooperativo CANAPRO, Bogotá 1987 187
    p.

    DUCROT, Oswald. TODOROV, Tzvetan. Diccionario
    Enciclopédico de las ciencias del Lenguaje. Siglo XXI
    Editores. Ciudad de México –
    México 1981.

    GAITÁN G., Camilo y Otros. Productividad y
    Participación. Primera Edición Cámara de
    Comercio de Bucaramanga. Bucaramanga, 1987, 165 p.

    GARAY, Luis Jorge. Construcción de una nueva
    sociedad. Editorial cambio 1999.

    GÓMEZ BUENDÍA, Hernando. Compilador.
    Educación la Agenda del Siglo XXI, hacia un Desarrollo
    Humano. Primera Edición. Editores Tercer Mundo S.A. Santa
    fé de Bogotá, 1998. 366 p.

    GÓMEZ, Aristizabal Horacio. Los colombianos
    viciosos y virtuosos. Editorial Esquilo 2001.

    HALLIDAY, M. A. El Lenguaje coo semiótica social.
    Fondo de Cultura Económica. Santa Fe de Bogotá.
    1994.

    HINKELAMMERT, Franz. El capitalismo al desnudo.
    Editorial Buho 1991.

    HOYOS VÁSQUEZ, Guillermo. Derechos Humanos,
    Ética y
    Moral. Corporación Viva la Ciudadanía. Santa
    fé de Bogotá, D.C. 1995. 90 p.

    IRIARTE, Fernando. El país plural. Ediciones
    Esquilo 2001.

    LABOV, William. Modelos Sociolingüísticos.
    Ediciones Cátedra S.A. Madrid – España
    1983.

    LONDOÑO, Juán Fernando y Otros. Sociedad
    Civil, Control Social y Democracia Participativa. Primera
    Edición. Fundación Friedrich Ebert de Colombia.
    FESCOL, Bogotá, 1997. 105 p.

    LURIA, A. R. Conciencia y Lenguaje. Tercera
    Edición. Visor Distribuciones S.A Madrid –
    España. 1995.

    LURIA, A. R. Lenguaje y Pensamiento. Ediciones
    Martínez Roca S. A. Santafé de Bogotá
    1993.

    MAGENDZO K., Abraham. Currículum,
    Educación para la Democracia en la Modernidad. Instituto
    para el Desarrollo de la Democracia "Luis Carlos Galán".
    Santa fé de Bogotá 1998. 309 p.

    MALINOWSKI, B. Teoría científica de la
    cultura. Editorial Herder 1962.

    MARTINET, André. El lenguaje desde el punto de
    vista funcional. Editorial GREDOS S.A. Madrid – España
    1976.

    MONTES GIRALDO, José Joaquín. Para una
    teoría dialectal del español. Imprenta
    Patriótica. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá
    1984.

    MORIN, Edgar. Los Siete saberes Necesarios para la
    Educación del Futuro. Cooperativa
    Editorial Magisterio. Bogotá, 2001. 133 p.

    MOSER, Carolina y Mcllwaine. La violencia y la
    exclusión en Colombia. Editorial Asdi 2000.

    MUÑOZ LOSADA, Maria, Teresa. Democracia y
    Participación Ciudadana: El Nuevo Orden Constitucional y
    Legal. Corporación Viva la Ciudadanía. Santa
    fé de Bogotá, D.C. 1996. 96 p.

    NANDA, Serena. Antropología cultural. Editorial
    Iberoamérica 1995.

    OSPINA, William. ¿Dónde está la
    franja amarilla? Revista Foro.

    OSPINA, William. Lo que se gesta en Colombia. Revista
    Foro.

    OLIVE, León. Ética y diversidad cultural.
    Editorial, Fondo de Cultura Económico.

    OVIEDO A, Tito Nelson. Emotividad y expresión
    Lingüística en la

    comunicación cotidiana. En : Revista
    Lenguaje Nº14. Cali 1983.

    PAREDES Collazos, Alcibíades. Paz y democracia.
    Editores AC 2001.

    PARRA SANDOVAL, Rodrigo. Cultura Escolar y
    Formación de Valores. En: Pedagogía de los valores ciudadanos. Santa
    fé de Bogotá, D.C. 1992. 106 p.

    PÉCAUT, Daniel. Y Otros. Violencia, guerra y paz.
    Editorial Universidad del
    Valle 2001.

    PEREZ, Ricardo. El lenguaje: Capacidad biológica
    de la especie específica. En : Revista Litterae
    Nº4 Bogotá 1991.

    PORRAS COLLANTES, Ernesto. Kurt Baldinger :
    Relación entre la historia del pensamiento y la historia
    de la lengua. En : Revista Litterae Nº4 Bogotá
    1991.

    REVISTA. Sociedad. Año3 número 4 Febrero
    2001.

    RUIZ, Jorge Eliécer. Sociedad y Cultura.
    Instituto Caro y Cuervo. Bogotá.

    SARRIA T, Luis Alberto. La formación de los
    conceptos elementales a partir del conocimiento de la realidad –
    lengua. En : Revista Lenguaje Nº13 Cali 1982.

    SAUSSURE, Ferdinand. Curso de lingüística
    general. Editorial Losada 17 edic. 1978.

    SAVRANSKI, I. La cultura y sus funciones. Editorial
    Progreso. Moscú – URSS. 1983.

    SERIE DOCUMENTOS 9. Ley General de Educación.
    Ediciones FECODE. Santa fé de Bogotá, D.C. 1994.
    169 p.

    SIDOROV, M. ¿Cómo el hombre llegó a
    pensar? Ediciones PUEBLOS UNIDOS Montevideo – Uruguay
    1966.

    SINGER, Peter. Ética para vivir mejor. Editorial
    ariel 1995.

    SOROS, George. La crisis del capitalismo global.
    Editorial Plaza y Janes 1999.

    TRUJILLO, Ramón.
    Algunas consideraciones sobre las funciones del lenguaje.
    Imprenta Patriótica. Instituto Caro y Cuervo.
    Bogotá 1979.

    UNESCO-PNUD. Perspectiva Educativa del Desarrollo Humano
    en América Latina. Oficina Regional
    de Educación de la UNESCO. Santiago de Chile, 1996. 155
    p.

    ZULETA, Estanislao. Democracia y participación en
    Colombia. Revista Foro.

    Por:

    Álvaro Mina Paz

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter