Aproximación a los Símbolos en el contexto Socio-Político y Cultural de la Venezuela
Indice
1.
Introducción
2. Venezuela Hoy
3. Conglomerados Activos y
Opuestos
4. Estratos y Estrategias
5. Territorios
Conquistados
6. Grupos y Símbolos
7. Conclusión
8. Referencias
Hemerográficas
9. Referencias
Bibliográficas
El siguiente trabajo hurga en las gráficas y artículos de
opinión de los medios
impresos, para extraer de ellos los símbolos de nuestro
tiempo.
Símbolos, signos y/o imágenes
que surgen como expresión de colectivos o conglomerados
inmersos en la realidad política que sacude a
la Nación.
Se evidencia, entonces, la apoyatura en la investigación
documental, la cual consiste en la observación y evaluación
de documentos,
así como en la investigación
de campo, la cual permite recopilar datos de manera
directa, allí donde se producen los hechos a considerar.
Toda esta información recolectada, es analizada luego
desde un punto de vista sociológico, donde se exponen las
transformaciones que se han producido en los medios de
comunicación social y en los individuos que conforman
la sociedad
venezolana.
Para acercarnos a los diferentes tipos de Sociología, hemos creído oportuno
hacer referencia a ellos de manera sucinta, con la finalidad de
contribuir a una mejor comprensión de las ideas expuestas
a lo largo de este trabajo investigativo. Por ello, revisemos a
continuación los siguientes conocimientos.
Los textos consultados nos señalan a Auguste
Comte como el creador del término Sociología (1838)
y sus conceptos, que en un primer momento recibió el
nombre de "Física social". En la
actualidad, también se pueden emplear términos
como: Ciencia de la
sociedad,
Ciencia social
o Investigación social empírica.
Cualquiera de ellos es apropiado y se halla apegado a la teoría
y la práctica de esta ciencia, cuyo objeto de estudio es
la sociedad y la conducta humana
enmarcada dentro de un contexto social específico.
Albercrombie, Hill y Turner van más allá de las
habituales definiciones, para hacernos entender que en
Sociología es tan importante la acción como su
ausencia, tan importante el verbo como el silencio:
Objeto de la Sociología es todo lo que los
hombres hacen o dejan de hacer en relación a otros hombres
(intencionalidad social). La Sociología no solamente
observa el comportamiento
activo, las acciones, los
hechos, los movimientos, las palabras, etc., sino también
las palabras omitidas y las ayudas o informaciones no prestadas.
Desde el punto de vista social, el silencio o la falta de
acción, en cuanto que tienen una intención social,
son tan importantes como las formas de comportamiento
activo.
Luego de esta definición, que resume
inteligentemente la razón de la Sociología
contemporánea, se podrán entender más
claramente los conceptos que definen las subáreas de la
Sociología, los cuales se exponen a continuación
muy brevemente:
- Sociología de la
Educación: Se entiende el estudio científico
de la educación como hecho social. Es el
estudio sociológico de las instituciones dedicadas especialmente a la
Educación, normalmente las escuelas, así como
los roles y las funciones de
tales instituciones, sus elementos constitutivos, su
organización y también sus
introyecciones y proyecciones sociales. Se considera a la familia y
a la escuela como
los agentes específicos de la Educación, que tienen como función
principal la creación y preparación de nuevas
generaciones para la vida adulta en sociedad. - Sociología de la Religión: Estudia
principalmente los siguientes fenómenos:
- La función de la religión en la sociedad, sus efectos en
la cohesión del grupo, en
los conflictos
sociales y en especial los afectos de los ritos colectivos y
los
valores dogmáticos-sobrenaturales en el seno de
una comunidad
dada. En otras palabras, el estudio del factor religioso
sobre las diversas estructuras y grupos
sociales. - Estudia los tipos sociales religiosos.
- Estudia la
organización de los religiosos, es decir: analiza
la estructura
jerárquica y las funciones de
la burocracia
eclesiástica, o la estructura
de las sectas o grupos
monásticos, entre otros elementos. - Analiza el contenido dogmático o de
creencias y su influencia en la comunidad
religiosa y el resto de la sociedad. - Estudia la relación con la
configuración cultural general. - Estudia el individuo religioso y la comunidad de
fieles. - Analiza la transmisión y difusión de
las religiones
en el seno de las sociedades. - Estudia el proceso de
secularización y las comparaciones de diversos grados
de religiosidad en diferentes regiones y sus correlaciones
con las formas de vida primitiva, industrial, ciudadana,
agrícola, etc.
- Sociología Sexual: Analiza la familia desde
el aspecto de la sexualidad:
educación
sexual, relación padres, tutores e hijos, incesto,
promiscuidad y prostitución.
La sociología sexual examina las formas de
comportamiento sexual en el hombre.
Estas formas de comportamiento, que en el hombre
dependen mucho menos del instinto que en los animales y que
están condicionadas por los factores sociales y
culturales, cubren una enorme gama de variaciones. También
intenta dar una explicación al influjo mutuo de los roles
relacionados con el sexo, las
formas de comportamiento sexual y otras estructuras y
procesos de la
sociedad.
- Sociología de la Familia:
Centra su interés
en las nuevas conductas de búsqueda de parejas y de
unión con la pareja en las nuevas formas de convivencia
(parejas de hecho), en los núcleos familiares
tradicionales y en las repercusiones y formas de asumir
separaciones y divorcios en el plano individual. Estudia los
cambios en la estructura de la actividad lucrativa y su
influencia en la vida familiar, las relaciones de pareja y el
interés de las partes en todo lo
relacionado a la descendencia. - Sociología de la Cultura: Se
orienta al estudio de los aspectos culturales de la vida social
y del cambio
social. Valora el campo de las ideas, del hecho creativo,
además de las culturas populares y
regionales.
Los objetos que investiga la sociología de la
cultura son,
sobre todo, orientaciones ideológicas, ideas, sistemas de
valores y
símbolos, actitudes
espirituales, mentalidades, estilos de vida, producciones
creativas y procesos. En
este sentido, tienen gran interés los fundamentos
culturales y las expresiones de determinados tipos sociales,
así como las fuerzas motrices intelectuales y culturales y
las formas con que se presenta el cambio social,
resultante del intercambio que se produce entre factores reales e
ideales.
Los problemas
actuales de la sociología de la cultura son los procesos
acelerados de aculturación, el cambio de valores, el
pluralismo cultural y la tendencia a una crisis
cultural profunda. Las sociedades
multiculturales en lo étnico y lo nacional, surgidas de
migraciones internacionales, con sus problemas de
integración, su potencial conflictivo y sus
posibilidades de desarrollo,
constituyen un campo de investigación cada vez más
importante de la sociología de la cultura.
- Sociología Urbana: Asume la observación sistemática de todas
las experiencias llevadas a cabo por los Municipios para
integrar a los residentes en la planificación urbana. A través de
los estudios realizados sobre el fenómeno urbano. Se
encarga del estudio sobre el proceso
global de urbanización, investiga sobre
desorganización social y problemas de
sociabilidad. - Sociología Política: Se ocupa
del estudio de las bases sociales del poder en
todos los niveles institucionales de la sociedad. Trata de las
pautas de estratificación social y de sus consecuencias
sobre la realidad política organizada. Es una forma
particular de enfocar el estudio de la
organización y de los cambios sociales. Centra su
enfoque en el análisis de los grupos, su
organización y liderazgo
políticos.
La enumeración y descripción de los objetos de estudio de
las diferentes subáreas que conforman la
Sociología, podría ser realmente muy extenso y
detallado. Sin embargo, se ha considerado que los antes expuestos
arrojan suficiente luz sobre los
diversos campos de la Sociología y que no es necesario
abundar sobre éstos, ya que cualquier interés por
ampliar esta información puede complementarse a partir
de las referencias bibliográficas que se anexan en este
trabajo (Ver: Referencias Bibliográficas).
El estudio de los fenómenos analizados en el
cuerpo de este informe, producto de
una indagación directa e indirecta y del análisis de fuentes
primarias, secundarias y terciarias, sólo intentan exponer
puntos de vistas sobre los temas escogidos. Este estudio no agota
en ningún sentido los temas planteados, aunque se espera
que contribuya al sano debate, la
reflexión y la profundización de los aspectos en
él tratados.
La violencia en
Venezuela ha estado
presente a la largo de su historia, desde la
colonización (acto verdaderamente violento que
desgarró un modelo de
vida, una cultura y la relativa armonía de los pueblos
autóctonos), pasando por las guerras
independentistas, los períodos de post-guerra, las
turbulencias políticas
de la República y más allá del derrocamiento
de Pérez Jiménez. Tal vez el tiempo más
sosegado para la Nación
ha sido el período democrático, donde se logra una
paz política aunque no la supresión del terror
impuesto por
la delincuencia
común. Aunque cabe señalar que luego del proceso de
pacificación concretado por el ex presidente Rafael
Caldera a partir de los años sesenta, grupos de guerrilla
urbana como el Movimiento
Revolucionario Tupamaros (MRT) continuaron realizando acciones muy
aisladas desde la clandestinidad.
La violencia
fluye entonces, como un río subterráneo, por las
profundidades de la aparente normalidad nacional. La sociedad
convive con el agobio delincuencial, pero adopta medidas para no
ser víctima de ella. Sin embargo, no es precisamente este
flagelo social el que ocupa el epicentro de nuestras reflexiones,
sino el repentino auge de la violencia política que permea
nuestra vida cotidiana. Un interesante artículo, cuya
firma corresponde a Carlos Subero, explora los orígenes de
este fenómeno (Ver: Sociología histórica y
política.):
Enfocar el asunto hacia los cruentos y fallidos golpes
de Estado de 1992
no ayuda a enfocar claramente el tipo de violencia que se
está viviendo en Venezuela actualmente, con ataques a
movilizaciones populares de oposición y pacíficas
(sic) o agresiones a periodistas y sedes de medios de
comunicación. Cabe destacar que de aquella
época, desde la cárcel de Yare en julio de 1992,
Hugo Chávez escribe un documento denominado "Del terrorismo de
Estado a la guerra civil":
"Se inicia, en este lado del escenario, una acumulación de
fuerzas transformadoras que van siendo encarriladas por una sola
vía, la escalada del conflicto y su
desencadenamiento en una guerra civil, fratricida, pero justa y
legítima", señala allí.
Subero añade en su artículo otros ejemplos
que lo inducen a corroborar su hipótesis, la cual señala al actual
jefe de Estado como responsable de la violencia política y
la escisión de la sociedad en dos representativos grupos
que se diferencian entre sí por sus posiciones, de defensa
o rechazo, ante el Ejecutivo Nacional (Ver: Sociología
política). Las investigaciones
de campo revelan la existencia de un tercer grupo, muy
pequeño, que se abstiene de favorecer a una u otra parte o
bien considera que en ambos existen elementos positivos y
negativos. Como esta minoría no interviene de manera
directa en los cambios que se operan en el país, no
analizaremos sus conductas o características en este informe. Aunque
habría que ubicar en este tercer grupo a la
Institución eclesiástica, la cual ha sido llamada a
mediar entre las partes e interceder por la reconciliación
nacional.
Consultado sobre este tema en el diario El Universal, el
sociólogo Amalio Belmonte, docente en la escuela de
Sociología de la Universidad
Central de Venezuela, coincide con otros especialistas en que el
génesis de la violencia política es generado por el
discurso del
Jefe de Estado y sus colaboradores. Carlos Mollejas, quien recoge
sus palabras, las vierte en su columna como sigue:
(…) el primer mandatario y sus colaboradores,
como todos los revolucionarios, piensan que todo aquel que
disiente de sus ideas es su enemigo y como tal debe ser suprimido
(…) Chávez en sus discursos
siempre ha sido excluyente con la oposición y ha dividido
a la sociedad en dos: los buenos y los malos, a quienes hay que
combatir a brazo partido" .
En este mismo artículo es pulsada la
opinión del presidente de la Sociedad Venezolana de
Psiquiatría, Robert Lespinasse, quien, según
Mollejas D., expresa: "Chávez fortaleció una vieja
creencia que dormía subyacente en la mente de muchas
personas pobres, según la cual son pobres porque durante
años fueron despojados deshonestamente por los ricos,
quienes por consiguiente son sus enemigos".
Por su parte, Axel Capriles, psicólogo jungiano,
profundiza en las apreciaciones de su colega Lespinasse y ahonda
en la
personalidad del primer mandatario, a quien considera
conectado con la tipología del justiciero social.
Así lo expresa en entrevista
concedida a El Nacional:
El justiciero siempre necesita construir un enemigo,
hacia el cual canaliza ese revenimiento para el que sirve de
vehículo. Por eso, tiene que escindir continuamente cada
totalidad, de tal manera que pueda tomar posesión de una
porción, mientras que la otra porción
necesariamente pasa a ser el lado negativo, rechazado,
perjudicial. Hay una vieja película de Luchino Visconti
que muestra
cómo funciona este proceso. Llega un psicópata a
una casa, a alquilar una habitación. En realidad, los
dueños de la casa no se la quieren alquilar, pero
él, con su labia, los convence. Finalmente, cuando entra a
esa casa, divide a la familia, pone a
todo el mundo a pelear entre sí, y toma posesión
completa de la residencia.
Armando Durán, columnista de El Nacional, agrega
que la política del Presidente de la República es
cónsona con su formación militar, por lo cual sus
opositores políticos son considerados enemigos. En su
artículo, manifiesta:
(…) sus contrincantes nunca han sido simples
adversarios políticos con quienes hay que negociar, sino
peligrosos enemigos que deben ser derrotados, con el empleo
implacable de la fuerza. No
porque sea un dictador, sino porque como señalaba un
reciente editorial de la Folha de Sao Paulo, esa es la naturaleza
esencial del comportamiento militar, profesionalmente entrenado
para la guerra y la destrucción.
Por su parte los defensores del Jefe de Estado, como
Juan Barreto, alegan que la confrontación social es
producto de la
pugna entre el viejo y el nuevo modelo
político, liderado por Chávez. De sus palabras,
podemos extraer reflexiones más concretas:
"…Eso que la gente llama el "chavismo" es un
proyecto
popular de cambio que vence a un viejo modelo político
(…) Chávez es un proyecto frente a
ciertos sectores de una cúpula estamental
mediática, que son dueños de medios, pero
también son dueños de minas, de haciendas, de
importadoras, de emisoras regionales, vinculadas al modelo
político (…) Ver que Chávez es el que
está enfrentado a todos los factores de la sociedad es
perder de vista que forman parte del mismo enfrentamiento en una
revolución
que no da concesiones y que no es la "revolución
del algodoncito", porque se pretende que no se toque a los
intocables. ¿O es que un modelo político no crea su
clase económica, su clase mediática, en distintas
elites? (…) Obviamente, ha habido una irrupción de
nuevos actores que creó un nuevo escenario sin
cúpulas de estos estamentos sociales que están
siendo desplazados por nuevos actores, incluso, al interior del
propio estamento, que también se ha reducido por la
naturaleza de
la transformación".
Una vez delineado el marco socio-político en el
que se inscribe la actual Venezuela, avanzaremos hacia el
tópico que nos ocupa en esta investigación: la aproximación a los
símbolos incorporados a la vida cotidiana como
expresión social, política y cultural, y sus
posibles interpretaciones.
3. Conglomerados Activos y
Opuestos
Si aplicamos la teoría
del sociólogo A. Etzione al contexto venezolano,
coincidiríamos en que estamos frente a una sociedad
activa, la cual, según sus palabras, es aquella que
abandona su estado de pasividad ante la inminente pérdida
de un orden social natural; además, su teoría
señala que la estructura de la sociedad puede
transformarse y configurarse activamente.
En el caso específico de Venezuela, debemos
reflejar la participación de dos grupos socialmente
activos que
persiguen o defienden intereses opuestos. Uno, respalda las
transformaciones propuestas por el Primer Mandatario; mientras el
otro, insiste en apoyar y restablecer los valores de
la Democracia.
Hay que apuntar que esta participación activa en los
procesos socio-políticos de la Nación, se da
únicamente en este momento histórico al que hacemos
referencia, pues, anterior a éste, la sociedad venezolana
no reclamaba con tanto empeño el cumplimiento de su
voluntad y sus derechos.
Si analizamos estos dos polos, descubriremos que su
pensamiento
político se manifiesta y resume no sólo a
través de la palabra oral o impresa, sino que recurre al
lenguaje de
los símbolos, signos e imágenes.
El Diccionario de
los símbolos, nos ayuda a entender que "el símbolo
tiene la capacidad de introducirse al mismo tiempo en el corazón de
lo individual y de lo social (…) Quien penetre en el
sentido de los símbolos de una persona o de un
pueblo, conoce por el fondo a esa persona y a ese
pueblo". Por su parte E. Cassirer (1874-1945), considera que en
toda actividad humana interviene un sistema
simbólico.
Con el fin de hacer más diáfana nuestra
exposición (y en franco juego con los
signos), hemos creído pertinente distinguir a cada uno de
estos grupos valiéndonos de letras. A partir de
aquí llamaremos grupo "A", a aquella porción que
defiende las transformaciones sociales lideradas por el Primer
Mandatario y su tren ejecutivo (los llamados "chavistas" u
"oficialistas"); mientras que la letra "B", corresponderá
a aquel grupo que se opone a los cambios propuestos por el
Presidente y que respaldan la Democracia
(los llamados "escuálidos" o "de
oposición").
Por algún tiempo, los medios de comunicación internacionales redujeron la
confrontación nacional a un esquema marxista de lucha de
clases, donde el proletario se enfrenta a la burguesía
(ricos contra pobres). Manejar hoy tal apreciación sobre
la polarización en Venezuela, es equivalente a un
fotógrafo cuya lente está fuera de foco. Los
conglomerados que se movilizan o reúnen en apoyo o en
rechazo al Presiente de la República, aglutinan a
individuos que forman parte de los diversos estratos sociales. En
el grupo "A", pueden encontrarse representadas las clases A y B
(en menor grado) y las clases C, D y E. En el grupo "B",
también se halla una muestra de las
clases A y B (en mayor grado) e igualmente los capas C y D; tal
vez, en menor medida, el estrato E.
En ambos grupos se aprecia una planificación y una estrategia para
cumplir con sus caminatas o concentraciones. En el caso concreto del
grupo "B", éstos se organizan desde sus propios
conglomerados residenciales, con el objeto de auxiliarse unos a
otros. Esta experiencia ha abierto las puertas de los
apartamentos y la
comunicación entre los ocupantes de un inmueble, a la
vez que registra a los que no comparten sus ideas. Del
conglomerado residencial se pasa al encuentro con el resto de la
comunidad que habita en el sector para, más tarde,
congregarse en el espacio destinado a tal efecto o para
movilizarse hacia otros puntos. El arquitecto Enrique
Larrañaga, nos da su testimonio: "En El Cafetal se han
restituido las relaciones vecinales, hemos pasado del saludo
distante en el ascensor a la preocupación por Fulanita
cuando no baja a dar cacerolazos. Una relación sabrosa,
que vamos a mantener".
El también arquitecto William Niño Araque,
considera que la marcha representa "una actualización de
ese estar a espaldas de la calle" y agrega: "nos ha descubierto
nuevos escenarios no sólo en la iconografía de
puentes, viaductos, edificios, en el olor, sino en la
expresión de la rabia y del gusto". (Ver:
Sociología urbana.). El sociólogo Roberto
Briceño León estima que, a diferencia de las
marchas de oposición, las organizadas por el oficialismo
no son policlasistas. Y explica: "Sus marchas son
homogéneas y poco novedosas, lo que desde un punto de
vista es eficiente, porque se está mandando un
único mensaje".
Pero estas marchas y concentraciones no siempre se
desarrollan en escenarios pacíficos, muchas de
éstas desembocan en la violencia, casi siempre como
resultado de los choques entre los grupos "A" Y "B". En el
artículo La represión se vistió de civil (El
Universal, p.4, 09-02-03), se ofrecen datos sobre el
número de víctimas que han arrojado estos
enfrentamientos; de dicho cuadro, hemos extraído una
pequeña parte de esa información:
Bajas en Manifestaciones de calle
Lugar y Fecha | Evento | Heridos | Heridos de bala | Muertos | |||
Caracas 11-04-2002 | Marcha del 11 A | 152 | 60 | 19 | |||
Caracas 06-12-02 | Plaza de Altamira | 22 | 22 | 3 | |||
Caracas 04-11-02 | Entrega de firmas referendo CNE | 77 | 22 | 0 | |||
Caracas 03-01-03 | Marcha de la Gran Batalla | 35 | 8 | 2 | |||
Maracaibo 14-01-03 | Marcha oficialista Indígenas y buhoneros | 30 | 1 | 0 | |||
Charallave 20-01-03 | Toma de los Valles del Tuy | 25 | 17 | 1 | |||
CIFRAS TOTALES | 880 HERIDOS | 486 HERIDOS DE BALA(*) | 49 MUERTOS |
(*) Parte del total de heridos.
5. Territorios Conquistados
La dicotomía política no se limita a las
tribunas o a los enfrentamientos verbales y mediáticos,
también se expresa con violencia en la conquista de los
espacios públicos. Para algunos "opinadores", la capital del
país estaría dividida por un muro invisible que
separa el Este del Oeste, lo cual reduce el conflicto a
una aparente lucha de clases. Otros incluso declaran que se trata
de un choque interracial (Shapiro. El Nacional 20-02-03). Pero lo
que realmente no admite discusión es que, hoy por hoy, el
ciudadano común ve restringida su libertad de
tránsito y de expresión. El diario El Universal,
corrobora esta afirmación:
"Un hombre en
silla de ruedas ha sido denunciado por vecinos ante la
policía por los continuos desmanes y ofensas que infiere a
las mujeres que por la zona se desplazan, incluso comentan que
tiene una pistola debajo de la silla".
Una y otra parte en pugna, establece sus zonas.
Demarcaciones simbólicas y políticas
que excluyen a cualquier individuo no afín a sus ideas. El
grupo "A" (oficialista), considera como suyos los siguientes
espacios: PDVSA La Campiña, Puente Llaguno, Palacio de
Miraflores, Petare y La esquina caliente (lateral de
Alcaldía Mayor). Por su parte, el grupo "B"
(oposición) cuenta con: Plaza Francia y
PDVSA Chuao. En el interior del país se repite este
modelo, donde unos y otros se adjudican plazas y áreas
inmediatas a las principales industrias
petroleras.
(Ver: Sociología de la Cultura).
El manejo del color es una
característica que define a los grupos en
pugna. El grupo "A", por ejemplo, se caracteriza por el uso del
rojo, presente en boinas y banderas, también adopta el
tricolor nacional en prendas de vestir y otros artículos,
pero no es representativo de esta porción.
En el grupo "B" predomina el color negro,
venido en símbolo a raíz de los sucesos del 11
abril. Sin embargo, en la medida en que su composición se
ha hecho más heterogénea, también su paleta
de colores se ha
ampliado: el negro cede el paso al tricolor del pabellón
Nacional que se reproduce en una extensa gama de
artículos, tales como: franelas, gorras, sombreros,
guantes, bufandas, trajes de baño femenino, carteras,
corbatas, morrales, cintas para el cabello, pantalones, correas,
estuches para celulares y otros. Es significativo el hecho de que
la bandera nacional, que por algún tiempo estuvo vinculada
exclusivamente a determinadas fechas patrias, se encuentre hoy
entre los principales atributos de los marchistas, como
también es perceptible su transformación en
producto comercial.
Como ya hemos apuntado en el párrafo
anterior, el pabellón de la Nación se desvincula de
las fechas patrias y es enarbolado por las multitudes en las
manifestaciones de calle. Su diseño
se estampa en diversos productos de
uso personal,
perdiendo así su antiguo contenido simbólico para
adquirir nuevas connotaciones. Sin embargo, a nuestro entender,
mantiene intacta su más recóndita
significación, aquella que, según Chevalier y
Gheerbrant, es:
"(…) símbolo de protección,
concedida o implorada. El portador de una bandera o de un
estandarte lo levanta por encima de su cabeza. Lanza en cierto
modo un llamamiento hacia el cielo, crea un vínculo entre
lo alto y lo bajo, lo celestial y lo terrenal
(…)"
"’Yahvéh es mi bandera’", dice el
texto de
Éxodo 17,15; lo que significa: Dios es mi
salvaguarda".
Pero la bandera también se transforma en
función de los discursos de
bando y bando. En el grupo social "B" se han verificado las
siguientes versiones:
- Pabellón con tres listas en tonalidades grises
y siete estrellas blancas. - Pabellón enteramente negro con sus estrellas
en arco. En algunos casos, las estrellas destilan sangre. - Pabellón en color blanco que respeta la
disposición de las estrellas, las cuales se tiñen
de amarillo, azul y rojo. - Clásico pabellón que presenta gotas de
sangre en la
franja roja y - Infinidad de banderas de Venezuela cosidas unas a
otras.
En el grupo "A", se han visto dos fenómenos
aislados que llaman nuestra atención: una versión donde el
tricolor Nacional se fusiona al diseño
de la bandera cubana y un suceso, ocurrido en Charallave, donde
el Pabellón fue incendiado por un Edil y ondeada en su
lugar la bandera del MVR.
Las banderas que identifican a las diferentes organizaciones
políticas, también están presentes en
concentraciones y marchas. En el grupo "A", es usual la presencia
de los estandartes de: Movimiento V
República (MVR), Movimiento Bolivariano Revolucionario 200
(MBR-200), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria para
todos (PPT) y Movimiento Revolucionario Tupamaros (MRT), entre
otros. En el grupo "B" se concentran los pabellones de los
partidos
políticos tradicionales, tales como: Acción
Democrática (AD), COPEI, Movimiento al Socialismo (MAS)
y Bandera Roja (BR); a éstas, se añaden otros
pabellones de partidos de reciente data, tales como: Alianza
Bravo Pueblo (ABP), Primero Justicia (PJ),
Convergencia y Solidaridad,
entre otros; además, aparecen estandartes de organizaciones
civiles como: Mujeres por la libertad,
Mujeres de morado, Movimiento 1.011, etc. (Ver: Sociología
política).
Entre los objetos que se aprecian en este tipo de
actividades políticas, los más frecuentes son: En
el grupo "A", fotos a gran
escala del
Presidente de la República en traje militar, afiches con
la imagen de
Bolívar y el Ché Guevara, y ejemplares de la
Constitución de la República. En el
grupo "B", son frecuentes las cacerolas (que dejan de ser
expresión del hambre, para transformarse en sonido de
protesta), las pancartas con mensajes al Gobierno central,
pendones con imágenes religiosas, cruces, radios y
televisores portátiles, entre otros. Pero llama
poderosamente la atención, el uso de objetos sonadores como
cacerolas, silbatos, matracas, instrumentos de vientos y
campanas, entre otros. Nos inclinamos a pensar que este recurso
sonoro es el símbolo de un pueblo que pide ser escuchado,
solicitud que va dirigida a los gobernantes del país y del
mundo (el terrenal y el espiritual). Este grupo "B"
también ha realizado movilizaciones con velas, linternas y
antorchas. Según el Diccionario
consultado, la antorcha es "símbolo de purificación
por el fuego y de iluminación. Es la luz que ilumina
la travesía de los infiernos y los caminos de la
iniciación".
La profesora Yolanda Salas, quien posee un postgrado en
la Universidad de Indiana en Bloomington y quien es una estudiosa
del Folklore y de
los significados que contribuyen a la memoria
colectiva, nos ofrece su lectura sobre
la gestualidad empleada por uno y otro grupo, un interesante
análisis que enriquece los significados:
"Cuando la oposición grita "¡Fuera!", con
el brazo extendido, a continuación de la frase "¡Ni
un paso atrás!", recuerdo los gritos de ciertos rituales
evangélicos de exorcismo. Por otro lado, el gesto
simbólico –un puño que se estrella contra la
palma de la mano- del bando oficialista también es de una
violencia terrible".
Este gesto del grupo "A", también puede
interpretarse como lucha entre opuestos: lo cerrado contra lo
abierto, lo duro contra lo blando, lo masculino contra lo
femenino, la izquierda golpeando la derecha. Por su parte, el
grupo "B" responde a esta gestual con una mano de tres dedos
extendidos y dos cerrados (los tres dedos son: pulgar,
índice y medio), que según expresa este colectivo,
significan paz, justicia y
libertad.
No quisiéramos concluir este trabajo, sin antes
referirnos a la más reciente de las marchas realizadas por
el grupo "B", la cual fue denominada: "La marcha de las
Vírgenes". Según Luz Mely, la religión se
trasladó a la batalla política:
"Al indagar por qué la proliferación de
representaciones de Milagrosa, Coromoto, Rosa Mística y
María Auxiliadora (…) en manos de representantes de
la oposición; nos comentaron que corrió la voz
según la cual, el Presidente le teme a las
vírgenes, entre otras cosas, porque supuestamente el
señor de Miraflores es protegido de alguna deidad del
culto afrocubano."
Un trabajo más extenso sobre este particular,
aparece también en el diario El Nacional, donde se
describen anécdotas que relacionan a determinados
Presidentes de la República con deidades o fuerzas
sobrenaturales. Al parecer, el poder en
Venezuela estuvo, y aún lo está, estrechamente
conectado con los poderes del universo
espiritual; es por esto que el escritor Luis Britto
García, en su libro La
máscara del poder, se atreve a afirmar:
"(…) En Venezuela, las fuerzas invisibles que
legitiman el poder son esencialmente tres: la de la
religión oficial, la de los saberes superiores y la de las
supersticiones consagradas en la religiosidad
popular".
Este trabajo investigativo ha tomando como punto de
partida el análisis de la violencia social, para afirmar
que en la actualidad convivimos con otro tipo de violencia, en
este caso, la política. Su estudio nos dibuja el escenario
político y social de la Venezuela de hoy, cuya principal
característica es la dicotomía del país,
donde dos polos luchan abiertamente por conseguir sus
propósitos.
El autor intenta mostrarnos los cambios ocurridos en la
población nacional (especialmente
caraqueña), con algunas ganancias, tales como la
reconquista de los espacios abiertos y no tradicionales, una
mayor comunicación entre los ciudadanos, aspectos
positivos que contribuyen a la socialización, el rescate de los
símbolos patrios, entre otros; por otro lado,
señala los aspectos negativos tales como: el incremento de
la violencia política, la polarización de la
población venezolana y la conversión
de espacios públicos en territorios políticos. A
todo esto, añade su voluntad por desentrañar o
aproximarse al significado de los símbolos, que se
originan como consecuencia de la circunstancia política en
la que se encuentra imbuida la Nación.
Si bien no se ha agotado el tema tratado, su estudio
pudiera despertar el interés por ahondar en los
planteamientos esbozados y generar debates que produzcan
beneficios a la colectividad.
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Autor:
Eddy Díaz Souza
Cédula de identidad: 20.220.231
Caracas, Febrero de 2003