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Mujer Maltratada




Enviado por liavillaverde



    1. Propuesta
    2. La
      Víctima
    3. La mujer
      maltratada
    4. Perfil de la mujer
      maltratada
    5. Derechos de la
      víctima
    6. Mitos y realidades acerca de las
      mujeres maltratadas
    7. Perfil del hombre
      violento
    8. Reacción
      Social
    9. Intervención
    10. Formulación de
      Propuesta
    11. Conclusiones y datos
      actualizados
    12. Las fallas de la
      Justicia
    13. Bibliografía

    Propuesta:

    • Seleccionar un hecho concreto
      (artículo de diario, una película )
    • Realizar un análisis multifactorial, por un
      lado:
    • La víctima: situación de la misma,
      reacción posible y el daño sufrido.
    • Agresor: el perfil aproximado.
    • Circunstancias: lugar, horario, factores ambientales
      para que se produzca el hecho.
    • Reacción social: sociedad,
      vecino, medios de
      prensa, como
      influye en el sentimiento de inseguridad.
    • Formular alguna propuesta.

     El hecho concreto
    seleccionado corresponde a una nota publicada en el diario
    Puntal, de la ciudad de Río Cuarto, el día Viernes
    18 de julio de 2003, en donde un hombre de 70
    años de edad golpeó y apuñaló a su
    esposa debido a problemas
    familiares. El sujeto previo propinarle algunos golpes le
    efectuó varias puñaladas en el tórax y un
    profundo corte en una de sus piernas; mientras se realizaban las
    averiguaciones correspondientes por parte del personal
    policial, el supuesto autor se hizo presente en la
    Comisaría de la Jurisdicción entregándose y
    confesando la autoría del hecho, como así
    también el arma blanca utilizada.

    La
    Víctima

    Definición: entiéndase por víctimas
    las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido
    daños, incluidos lesiones físicas o mentales,
    sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
    sustancial de sus derechos fundamentales, como
    consecuencia de acciones u
    omisiones que violen la legislación penal
    vigente.

    En este caso se trata de la esposa del atacante, una
    mujer de 50
    años, que a consecuencia de las lesiones recibidas,
    debió ser trasladada de urgencia por el servicio
    médico.

    Las mujeres maltratadas pueden generar hijas que las
    desprecian e infravaloran, consideran a su madre una mujer insegura,
    inmadura y se separan emocionalmente de ellas, perdiendo las
    madres autoridad y
    respetabilidad. Se acepta culturalmente una cadena violenta en la
    que el padre golpea a su pareja, la madre a los hijos y los hijos
    entre ellos, respondiendo a patrones negativos que se transmiten
    a veces de forma simbólica por medio de actitudes de
    rechazo, de indiferencia y otros pequeños actos
    cotidianos.

    De acuerdo a la modalidad de que se trate, a la edad de
    la víctima, a su relación con el autor y a la
    duración de la agresión, las consecuencias a nivel
    físico, psicológico o social pueden ser graves,
    gravísimas o irreversibles, llegando incluso hasta la
    pérdida de la vida.

    Algunas de las consecuencias observadas son:

    • Muy baja autoestima
    • Indiferencia afectiva
    • Aislamiento social
    • Adjudicarse la culpa de las agresiones
    • Frecuentemente no responden a límites
      ni pautas sociales
    • Presentan marcadas inhibiciones en distintas
      áreas
    • Tienen actitudes
      autodestructivas
    • Bajo rendimiento intelectual
    • Algunas veces emplean el mecanismo de
      identificación con el agresor
    • Pueden llegar al suicidio o a la
      prostitución
    • Personalidades psicóticas, perversas o
      delincuentes.

    La violencia
    produce una fractura en la vida de la víctima, tanto a
    nivel psíquico como familiar y social, después del
    delito, su vida
    no volverá a ser la misma, es por ello que se plantea que
    las víctimas de violencia
    familiar son sobrevivientes.

    Las mujeres son sensibles a las agresiones y la
    mayoría de las veces son ellas las agredidas, pues el
    sexo opuesto
    las somete a su voluntad.

    Ante la agresión la mujer es capaz
    de emitir respuestas agresivas y se encuentran en una actitud
    defensiva constante, porque percibe el medio externo muy hostil y
    peligroso. Sus agresiones generalmente son abiertas y de tipo
    verbal, aunque tampoco son menos frecuentes las agresiones
    físicas, pues siempre se siente en peligro y pierde el
    control.

    La mujer
    maltratada:

    Esta es, quizás, la primera persona en que se
    piensa cuando se habla de violencia
    familiar. La mujer
    golpeada, la mujer abusada, la mujer maltratada, la mujer sumisa,
    la mujer engañada, la mujer postergada.

    Una posición tan vieja como la historia del mundo.
    Cuestionada en estos tiempos por la pretendida, y merecida
    libertad, que
    vino nada menos que a cambiar el "orden" de las cosas.
    Convirtiendo a la mujer en la gran responsable de cuanto provoca
    y cuanto le pasa.

    El concepto de mujer
    maltratada hace referencia específica al género
    femenino, en un contexto social en el cual la mujer reviste una
    posición de inferioridad, dado que, aún hoy, en la
    sociedad,
    el hombre
    detenta el poder
    prevalente. En tal sentido, compete a la mujer demostrar, a
    través de su capacidad personal, que
    puede ocupar posiciones sociales de envergadura, mientras que, al
    hombre, las
    mismas le resultan adscriptas por su condición de género,
    sin necesidad de acreditación específica.
    Consecuentemente, de manera abierta o encubierta, el rol social
    de la mujer implica notorias desventajas, que la tornan
    susceptible de mayores abusos y malos tratos.

    El concepto de mujer
    maltratada es una construcción teórica que permite un
    mejor enfoque de un serio problema social, tras el cual se
    congregan innumerables casos y secuencias personales, con matices
    muy particularizados, en que se sufren directa o indirectamente
    malos tratos, y también aquellas situaciones de evidente
    exposición a los mismos. Por ello, este
    concepto no es una etiqueta estigmatizante que congela a un
    individuo en una posición social valiosa, sino una
    generalización definida a partir de uniformidades
    evidenciadas en el reconocimiento de vastísimos casos
    particulares, que asegura un mejor análisis global: premisa indispensable para
    la evaluación
    de las perspectivas preventivas y correctivas
    pertinentes.

    Perfil de la
    mujer maltratada

    Dimensión cognitiva

    • Minimizar la violencia
    • Creer en el cambio de
      él
    • Negar la violencia
    • Justificar la conducta
      violenta
    • Idealizar a la familia y
      ser madre
    • Tener cogniciones poco ajustadas a la
      realidad
    • Tiempo personal
    • Creer que la mujer es la responsable de la
      violencia
    • Creer en la adaptación al abuso
    • Propender a que las engañen
    • Pensar en el futuro en términos negativos y
      desesperanzados
    • Autodesvalorizar sus capacidades
    • Recuperar las capacidades
    • Evadir la violencia

    Dimensión comportamental

    • Aislamientos
    • Apatía
    • Sobreprotección hacia los hijos
    • Indecisión
    • Dependencia del violento
    • Volver al hogar
    • Abandono de actividades
    • Hiperexigencia consigo misma
    • Solicitar ayuda de manera indirecta
    • Actuar de acuerdo con las expectativas de los
      demás
    • Tendencia a comunicar sus actos
    • Abandonar los grupos de ayuda
      mutua
    • Realizar actos en contra de su voluntad
    • Realizar conductas no asertivas
    • Pedir ayuda y escuchar a personas no
      pertinentes
    • Tener conductas autodestructivas
    • Trasladar la violencia recibida hacia los hijos o
      ancianos
    • Tener conductas altruistas y solidarias
    • Descuidar su físico
    • Estar alerta a los estímulos
      externos
    • Trastornos del sueño
    • Comportamientos suicidas
    • Síntomas del síndrome de estrés
      postraumático: trastornos del apetito, fatiga al
      despertar, alucinaciones, alerta exagerada, hipersensibilidad,
      irritabilidad, letargo, estado de
      ánimo cambiante, pesadillas, fobias, reacciones
      sobresaltadas, desorganización del pensamiento.

    Dimensión psicodinámica

    • Reiteración de sentimientos, tales como:
      miedo, terror, angustia, dolor.
    • Hipersensibilidad
    • Dificultad para contar los propios
      sentimientos
    • Frustración
    • Corte o control
      excesivo de emociones
    • Sentimiento de impotencia
    • Desamparo
    • Sentimientos de indefensión
    • Depresión
    • Reiteración constante de: vergüenza,
      culpa
    • Ambivalencia
    • Soledad
    • Insatisfacción
    • Enfado
    • Nerviosismo
    • Sentimiento de venganza
    • Sentirse víctima
    • Baja autoestima
    • Ideas suicidas
    • Ideas suicidas
    • Priorizar los sentimientos a la
      razón
    • Temer por el futuro

    Dimensión interaccional

    • Aislamiento social
    • Agresión
    • Desplazamiento del objeto odiado
    • Timidez para relacionarse
    • Altruismo
    • Anulación personal

    Derechos de la
    víctima en los organismos policiales:

    Por lo general las víctimas inician su denuncia
    en uno de estos organismos. Es esta la primera impresión a
    lo que estará enfrentada al ejecutar la denuncia, por lo
    que tendrá un valor decisivo
    en su percepción
    de la justicia y su
    disposición a colaborar con ella. En este ámbito
    debemos recordar la necesidad de:

    • Atención inmediata de su denuncia, en recinto
      privado y adecuado
    • Recepción de antecedentes del delito por
      parte de personal especializado, en especial, cuando se trate
      de menores o víctimas de delito sexual

    Derechos de la víctima durante el proceso:

    Las mayores dificultades que enfrentan las
    víctimas corresponden a su paso por los Tribunales, de
    allí que, resulta necesario considerar:

    • La protección de la víctima frente a
      posible agresión o amenaza del inculpado
    • Exigencia de un trato deferente, acorde a su calidad de
      víctima
    • Evitar la instancia de careo en casos de menores de
      edad
    • Derecho a contar siempre con asesoría
      legal

    Derechos de acceso a la información:

    Resulta imprescindible que en las distintas instancias
    por las que pasa la víctima se le informe sobre el
    sentido de la diligencia en la que participa y de las actividades
    futuras que se van a desarrollar en relación con su
    problema. Esto es válido para:

    • Organismos policiales
    • Pericias médico
      ginecológicas
    • Tribunales de Justicia

    Derechos pecuniarios o compensatorios de la
    víctima:

    Se debe buscar la fórmula para brindar
    algún tipo de resarcimiento económico a las
    afectadas, en atención al daño físico y
    moral que le
    ha causado el delito. Además, siempre se deben considerar
    los gastos propios
    que le generan la participación en el proceso.

    Es posible pensar, que además de buscar
    fórmulas compensatorias para la víctima, estas
    imposiciones podrían ampliar el efecto preventivo o
    disuasivo de la pena.

    Derechos asistenciales a la
    víctima:

    Es un derecho consagrado y reconocido que hoy la
    víctima debe tener acceso a un tratamiento asistencial,
    cuando por efectos del delito, se encuentre afectada
    psíquica o moralmente. Si el sujeto activo del delito no
    dispone de los recursos
    económicos que demande el tratamiento, sin dudas, es
    el Estado
    quien debe asumir esta tarea.

    La plena vigencia de estos derechos y la
    implementación de medidas para su regulación,
    podrían significar a la víctima un mejor trato y
    consideración.

     Mitos y
    realidades acerca de las mujeres maltratadas

     MITO

    REALIDAD

    La víctima dijo o hizo para provocar el
    abuso.

    La conducta
    violenta no necesita causas para desencadenarse, pero
    sí tiene excusas.

    A las mujeres maltratadas, les gusta que les
    peguen.

    Los acuerdos sadomasoquistas no corresponden a la
    problemática de la violencia familiar, la
    mayoría de las mujeres que se quedan es porque no
    encuentran los recursos
    necesarios para salir.

    Por algo le habrán pegado.

    No hay provocación que justifique la
    violencia. Este es un mito muy
    arraigado, que tiende a culpar a la víctima y
    exculpar al victimario.

    El maltrato emocional no es tan grave como el
    físico.

    El maltrato emocional puede llegar a aniquilar a
    una persona
    sin ponerle una mano encima.

    Excluyo al violento de mi vida, y se acabaron los
    problemas.

    Tan falso es ese mito
    que, aún en casos de viudez, pueden llegar a estar
    omnipresente los mandatos y amenazas del
    violento.

    Si la mujer se queda es porque le
    gusta.

    Hay que tener en claro que la relación de
    violencia es una relación de tortura y que la
    persona castigada se encuentra sometida e inhibida para
    reaccionar.

    Ella lo provoca.

    No existe justificación que avale la
    violencia.

    Lo que ocurre en una pareja forma parte de la vida
    privada y no hay que meterse.

    Cualquier vulneración a la integridad
    humana viola los Derechos
    Humanos, que son universales.

     Perfil
    del hombre violento

    Es el padre el primer agente de socialización del niño, en especial
    cuando se trata de transmitir el modelo de
    virilidad, el cual queda grabado a lo largo de toda su
    vida.

    Las premisas básicas de este modelo
    encierran mandatos tales como: deberás ser fuerte,
    dominante, triunfador, ser el proveedor económico, no
    mostrar tus sentimientos, no llorar. Los hombres ya de adultos
    confiesan: "nunca he visto llorar a mi padre", "tengo cierta
    prevención en cuanto a mostrar mis emociones o
    afectos". Y a su vez se quejan de lo poco expresivos que fueron
    sus padres hacia sus madres y hacia ellos.

    Por el contrario, dar rienda suelta a la agresividad y
    la cólera era algo considerado masculino: lo importante
    era provocar a los pequeños, a los más
    débiles. Había que medir la virilidad en el combate
    y no perder.

    Otro aspecto a tener en cuenta es el contacto
    físico entre padres e hijos, es decir: no temer a
    abrazarse y saludarse con un beso, si de esta forma
    mejorará la
    comunicación entre ellos.

    A los varones se los entrena para la competencia en su
    niñez a través de los juegos, por
    ejemplo "policías y ladrones", pasando a los de guerra, en la
    adolescencia
    en los deportes y, de
    adultos, en los negocios, la
    política o
    en casi todas las actividades en las cuales se prioriza el
    desempeño y el éxito
    alcanzado: aprender a conocer la autosuficiencia y el poder, querer
    ejercer el control de todo lo que lo rodea. Pedir ayuda es una
    actitud que le
    es ajena.

    El tema de hablar de sexo les
    resulta muy difícil a los padres, y los hijos, aunque rara
    vez lo expliciten, sienten esta carencia. Los padres inducen y a
    veces exigen que sus hijos practiquen deportes, en los cuales el
    contacto físico violento juega un papel
    primordial.

    En cuanto a la conversación entre muchachos sobre
    los órganos sexuales o su desarrollo,
    ésta también se establece en un terreno competitivo
    o chistoso. De adultos, los hombres sienten que deberían
    tener relaciones sexuales a pedido, es decir que se consideran
    como no masculino decir no.

    Los varones sacrifican la proximidad con personas de su
    mismo sexo, por temor a ser considerados homosexuales. De hecho,
    desde muy chiquitos existe dicha fantasía, en el sentido
    de que muchas veces no saben exactamente que significa pero temen
    ser etiquetados de "mariquita".

    Dicha impronta es difícil de sobrellevar por los
    varones, debido a que se confunden valores, y el
    ser sensibles no es una característica apreciada por sus
    congéneres.

    Realizar tareas domésticas o dedicarse a las
    artes no es considerado masculino, aunque ahora los hombres son
    más libres en lo que respecta a hacer aquello que
    realmente desean.

    Los hombres están atrapados en la paradoja de la
    masculinidad, debido a que han sido socializados de una
    determinada manera, y dichos valores ya no
    son consistentes en el mundo en el cual deben actuar, lo que
    conlleva sentimientos de ambivalencia e inseguridad en
    esta generación de transición y cambios
    rápidos.

    A su vez, el condicionamiento de un hombre lo desalienta
    en cuanto a conocerse profundamente a sí mismo, o a buscar
    ayuda ante conflictos
    psicológicos.

    El modelo de papel
    masculino es de tiempo
    incompleto, con una figura paterna bastante ausente. Para los
    jóvenes es muy importante la relación con sus
    padres, a quienes a menudo ven como una autoridad
    lejana, insensible y dictatorial.

    Ellos desean una conexión profunda y estrecha que
    no siempre logran cristalizar. El muchacho aprende de este
    proceso que el estar ausente está bien, que el éxito y
    ser proveedor son las metas por las cuales se deben sacrificar
    otros valores. Los hombres tienden a intelectualizar, y hablan
    acerca de problemas y no de sentimientos. Ante una pérdida
    dolorosa consideran que no les está permitido elaborar el
    "proceso del duelo" sino que, por el contrario, deben mostrar
    fortaleza, lo que no se corresponde con lo que ha
    sucedido.

     Circunstancias

    El ejemplo elegido sucede en la calle Pueyrredón
    a la altura del 2.000; este barrio no tiene características particulares, en su
    mayoría sus pobladores son de clase media alta, lo que
    hace suponer cierto nivel sociocultural.

    Es importante destacar que los hechos de violencia
    venían sucediéndose desde tiempo
    atrás, siendo el ejemplo citado el más violento y
    marcado por la brutalidad de los golpes y el visible
    ensañamiento al provocar las heridas de arma
    blanca.

    Al analizar la problemática de la violencia en
    los hombres, es importante ubicarse en el contexto social en el
    que aquélla tiene lugar. Cada acto de violencia presenta
    varias planos a la vez. Es el hombre
    violento ejerciendo su dictatorial poder y, al mismo tiempo, una
    sociedad jerárquica, autoritaria, sexista, clasista,
    militarista, racista e impersonal. El grado de agresividad
    sería de persona a persona, y de sociedad en
    sociedad.

    La masculinidad es frágil, porque no existe como
    una realidad biológica que lleven los hombres dentro de
    sí. Existe como ideología en el marco de las relaciones de
    género.

    Los hombres se sienten inseguros de su propia
    hombría o masculinidad, y la violencia es una forma de
    combatir esas dudas. La violencia es la expresión de la
    fragilidad masculina, y tiene la función de
    perpetuar la masculinidad y la dominación,
    formándose así una forma de poder masculino, que se
    ejerce hacia los más débiles, en especial las
    mujeres. Ellas no significan una amenaza psíquica, tiene
    menor poder, menos fuerza
    física, y
    están socializadas para la pasividad.

     Reacción
    Social

    Como se menciona anteriormente este hecho sucedió
    en un barrio ubicado en el sector Sur de la ciudad de Río
    Cuarto, donde sus habitantes pertenecen a una buena clase social,
    y donde nunca (según manifiestan) había tenido
    lugar un hecho de tan singulares características, de hecho
    causó conmoción entre los vecinos del mencionado
    barrio.

    Los medios de
    prensa local
    le dieron amplia difusión al caso acontecido, no
    sólo por la gravedad de las heridas provocadas a la mujer,
    sino por la particularidad de que el autor se entregó a la
    policía.

    La seguridad
    constituye uno de los problemas más agudos que tienen
    planteados las sociedades y
    el hombre de todos los tiempos. En este sentido se ha considerado
    que algunos elementos que resaltan testimoniando esta
    preocupación, y al respecto destacados sociólogos,
    puntualizan cuestiones tales como "el agrupamiento de la
    especie", como un indicador por donde el individuo busca el
    conjunto o a la comunidad como un
    componente de resguardo o protección. En otro sentido
    también se remarca a "la defensa del espacio vital" como
    la actitud dirigida a la búsqueda del territorio, con
    todos los elementos residuales, que también expresa esta
    necesidad esencial y la exploración de todos aquellos
    recursos que sirvan para garantizarla.

    Los problemas, las dificultades, los conflictos,
    tienden a multiplicarse y a adquirir un mayor nivel de dificultad
    para encarar su estudio y análisis; las incógnitas
    se acrecientan, se dificultan los estudios
    técnicos-científicos para develarlas, las
    vulnerabilidades y los riesgos aumentan
    constantemente y los cambios y transformaciones, obligan a un
    replanteo permanente de los conocimientos y sus soluciones
    posibles.

    El sentimiento de inseguridad resulta ser un estado de
    emoción, de intensidad variable el cual es producido por
    un estímulo perceptivo o imaginario, que provoca una
    representación viva y persistente real o posible sobre la
    vida, integridad física, el honor,
    la moral, los
    bienes
    materiales.

    Este estado puede ser individual o colectivo, y es una
    forma de miedo, de temor a ser víctima o damnificado de
    delito, temor al delincuente, o al os efectos que este produce.
    Es muy variable por la
    personalidad de los individuos y si no se les controla
    debidamente, se corre el riesgo que se
    convierta en Inseguridad Real.

     Intervención

    Recibimiento de la víctima

    Este primer encuentro con la víctima constituye
    una experiencia a la que vamos a encuadrar como una "entrevista en
    situación", en la cual participan el entrevistado
    (víctima del delito) y los entrevistadores (personal
    policial). El objetivo de
    esta entrevista
    estará centrado en poder "escuchar" la denuncia de la
    víctima y aquí tenemos que remarcar una de las
    características más importantes de la entrevista,
    que es la relación interpersonal entre el entrevistado y
    el entrevistador, donde las condiciones y aptitudes que el
    personal policial pueda generar, ayudará a que la
    víctima pueda hablar acerca de lo que le pasa.

    Aspectos a tener en cuenta en la entrevista

    Se pueden enunciar los siguientes:

    • Privacidad: es fundamental que al recibir a la
      víctima denunciante se le brinde privacidad con el fin
      de que esta pueda explayarse en su relato, sin sentirse
      observada y escuchada por otros, preservando así su
      intimidad.
    • Objetividad: es la capacidad de tomar
      distancia de la situación planteada en la
      entrevista, sin emitir juicios de valor,
      apreciaciones personales o conclusiones.
    • Receptabilidad: significa poder prestar
      singular atención al relato doloroso de la persona
      que busca ayuda y que en la mayoría de los casos lo hace
      desde la vivencia del pánico, por eso es muy importante
      que desde el primer encuentro quede explicitada la
      intención de ayuda y asistencia en forma inmediata.
      ¿Por qué es importante ofrecer ayuda? Porque esa
      actitud le permite bajar los niveles de ansiedad al
      entrevistado.
    • Credibilidad: es importante la actitud de
      confianza por parte del entrevistador acerca del relato a fin
      de generar la confianza suficiente en la víctima y
      así poder llevar a cabo la denuncia.

    Cabe agregar que además de los puntos mencionados
    con anterioridad es importante que el profesional esté
    capacitado e informado acerca de los:

    1. Derechos de la víctima y la
      protección legal.
    2. Recursos asistenciales de la comunidad
      para conectar a la víctima con profesionales (legales)
      o equipo de salud que puedan
      brindarle ayuda especializada.

     Formulación de Propuesta

    Hasta hace poco tiempo, la víctima era
    considerada como una prueba más dentro del Proceso Penal:
    solo importaba su testimonio para incriminar al delincuente. El
    objetivo
    excluyente para el Sistema Policial,
    era el esclarecimiento del hecho criminal y la atención se
    centraba en el "gran protagonista": el autor del delito. Todos
    los esfuerzos estaban concentrados en el delincuente, quien con
    sus conductas impredecibles representaba un desafío que
    quitaba el sueño a muchos policías, y los obligaba
    a estudiar y planificar las acciones
    tendientes a su persecución y captura.

    El sistema (tanto el
    Policial como el Judicial) es frío, despiadado,
    deshumanizado. Los policías estamos escasamente preparados
    para el adecuado recibimiento y atención de la
    víctima, quien no es considerada una "persona", sino
    simplemente el "damnificado". Todas las características de
    la "doble victimización" eran una realidad cotidiana: se
    hace esperar a la víctima para tomarle la denuncia como si
    se tratara de un trámite burocrático; pocas veces
    se resguarda su privacidad y su pudor; a veces hasta debe
    compartir el mismo lugar de espera con el autor del delito. Por
    supuesto que siempre existen funcionarios policiales que tienen
    cuidado con el trato de la víctima.

    A veces, hasta se desconfía de la veracidad del
    relato de la víctima, se piensa que ésta puede
    haber "provocado" el hecho delictivo; en muchos casos se inicia
    la investigación policial investigando a la
    víctima, que puede ser sospechada si transcurrido cierto
    tiempo no aparecen pruebas

    El fenómeno de la violencia debe ser mirado en
    forma muy amplia, considerando todos los factores individuales,
    relacionales y contextuales que están implicados, ya que
    no se reduce a ninguno de ellos.

    Es de especial cuidado el decidir la forma de
    tratamiento, ya que si bien en general se ve como óptimo
    un tratamiento en conjunto, tiene también varios
    inconvenientes que considerar, como por ejemplo, la existencia de
    violencia física o amenazas de por medio.

    Uno de los aspectos más importantes a la hora de
    comenzar con un tratamiento en conjunto, es el plantear el
    problema como de la pareja, y no culpabilizar al agresor, ya que
    esto provoca un alejamiento que dificulta la terapia. Sin dejar
    de lado el hacer ver las responsabilidades individuales en el
    conflicto.

    Luego de lo expuesto es necesario tener en cuenta las
    siguientes recomendaciones:

    • Es necesario que padres de familia y
      educadores comprendan la magnitud de la
      agresión.
    • La agresión en el ser humano se debe a un
      impulso motivado por un estímulo externo, pero se
      enseñar debe enseñar a controlarlo.
    • Es necesario que los hogares controlen los programas que
      pueden ver sus hijos, ya que la mayoría de ellos
      están cargados de violencia y odio.
    • Se deben cultivar los valores,
      practicarlos, para que el niño de hoy que será el
      hombre del mañana no sea agresivo y no cultive la
      violencia dentro de su personalidad.
    • Es necesario que se deje comercializar la violencia y
      agresión a través de programas y
      videojuegos.

    Lo ideal de esta intervención es contar un Equipo
    Técnico Especializado, conformado por Psicólogos,
    Psiquiatras, Trabajadores Sociales, es necesario aunarlos en un
    mismo fin, para que se de asistencia y contención a la
    víctima, para su posterior derivación a otras
    instituciones
    en caso de necesitar tratamiento.

    Conclusiones y
    Datos
    Actualizados

    El hombre, que hace apenas unas horas golpeó a su
    mujer con una violencia inusual, parece ahora un chico indefenso.
    Llora, pide mil veces perdón y jura que jamás
    volverá a hacerlo. "Si me dejás me mato",
    amenaza.

    Esta escena, enfermiza y extrema, que ocurre dentro de
    cuatro paredes y se mantiene oculta durante años, es
    más habitual de lo que se cree. Según las estadísticas municipales, en tres de cada
    diez hogares de la ciudad de Río Cuarto se vive alguna
    situación de violencia familiar.

    Todas las semanas, cuatro o cinco mujeres de Río
    Cuarto se animan a buscar ayuda y a contar que en su casa los
    gritos y los puñetazos son un habitante
    más.

    Lilian Jaule es victimóloga y pertenece al
    programa de
    Protección Familiar del Municipio. Desde ese lugar, con un
    grupo de
    profesionales, buscan darle contención a un problema que
    se está expandiendo como la peste desde hace cinco
    años, cuando la crisis
    económica empezó a empobrecer a la clase
    media.

    En el 30 por ciento de las familias hay algún
    tipo de violencia. Pero la que más ha crecido es la que se
    genera por efecto social. Esta situación recae sobre el
    empobrecido, sobre el que tenía trabajo estable y ahora se
    quedó sin nada.

    La crisis social
    ingresó con tanta fuerza en
    la familia que
    los especialistas se vieron obligados a crear una
    categoría especial, que se sumó a los dos tipos
    clásicos de violencia familiar que se encontraban hasta
    hace pocos años.

    El hombre es, generalmente, la figura proveedora de
    dinero y de
    los bienes que
    necesitan su mujer y sus hijos. Pero cuando se encuentra con una
    situación que lo desborda, como puede ser la falta de
    empleo o la
    inestabilidad laboral, la
    competitividad, el estrés, la
    baja de los sueldos, entonces expresa su malestar de inseguridad
    violentamente sobre sus seres queridos.

    Y si bien en la mayoría de los casos es el hombre
    el que ejerce la violencia, también hay otros en los que
    se convierte en víctima. No tiene que soportar los golpes
    sino el menosprecio de su esposa por no lograr los ingresos
    suficientes para vivir sin estrecheces.

    Los profesionales se encuentran con que, además
    de las situaciones que genera la crisis económica en las
    familias, existen otros tipos de violencia:

    • Cuando existe una conducta aprendida, es decir, un
      modelo de comunicación violenta vivido desde la
      niñez. En general, estas personas repiten ese esquema
      cuando llegan a adultos.
    • Cuando hay una patología de base, esto es, un
      problema psiquiátrico o una adicción al alcohol o a
      las
      drogas.

    Las fallas de la
    Justicia

    Uno de los problemas con que se encuentran las
    víctimas de la violencia familiar que deciden buscar una
    salida es que la Justicia no les brinda la contención
    necesaria en estos casos.

    En la ciudad de Río Cuarto existe la falta de un
    juzgado de Familia, que
    trate específicamente las denuncias por maltrato, les
    dificulta a las víctimas encontrar el respaldo que
    necesitan para generar un quiebre en su
    situación.

    Cada caso de violencia familiar que ingresa a los
    Tribunales riocuartenses va a uno de los cinco juzgados civiles
    que existen actualmente. Allí, el juez tiene que
    encargarse de los concursos y las quiebras, de los accidentes, de
    las demandas por indemnización y, entre ese mar de causas,
    también atiende los casos de violencia
    familiar.

    Desde el Colegio de Abogados propusieron, hace ya
    más de un año, que se creara un fuero de familia
    pero sin generarle nuevos gastos al Estado.
    Hasta ahora, la propuesta no fue aprobada por la Legislatura
    Provincial.

    Además de falta de un juzgado especializado,
    tampoco hay equipos técnicos suficientes para contener
    psicológicamente a las víctimas.

    Río Cuarto tiene un equipo de cuatro
    profesionales pero deben hacerse cargo de todas las pericias que
    se piden en Tribunales. Los abogados coinciden en que un equipo
    especializado es la mejor opción.

     Bibliografía

    Diario Puntal, Editorial Fundamento S.A, Agosto de
    2003.-

    MARCHIORDI Hilda: Curso de Postgrado en
    Victimología, Universidad
    Católica de Córdoba, Diciembre de 2001.-

    BURIN Mabel: Género y Familia, Editorial
    Paidós, Enero de 2003.

    Revista Rostros & Rastros: Violencia Familiar,
    Editorial Fundamento S.A, Agosto de 2003.-

    Policía de la Provincia de Córdoba:
    Jornada de Capacitación en Asistencia Técnico
    – Policial a Mujeres y Menores Víctimas de Delitos
    Especiales, Dirección General de Institutos, Diciembre
    de 2000.-

    Diversas páginas de Internet.-

     

     

    Autor:

    Ana Lía Villaverde,

    Rio Cuarto Córdoba

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