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Consecuencias Económicas, Sociales y Políticas del Paro Cívico Nacional




Enviado por orangel_h



    1. Hablando de
      Economía…
    2. Hablando de lo
      Social…
    3. Opiniones políticas
      emitidas a partir de la sentencia 1.013
    4. La sociedad venezolana frente
      a esta polémica
    5. Hablando de
      Política….
    6. Conclusión

    Introducción

    El problema que nos congrega sobre estas líneas
    se refiere a la situación por la que actualmente transita
    la Democracia en
    Venezuela, ya
    que luego de 40 años de estabilidad, forjada con instituciones
    de representación extendidas y consolidadas, está
    hoy atravesando por una situación de incertidumbre, temor
    y desconcierto. Nuestro análisis comprenderá la coyuntura
    que ha dado paso a la fundación de la V República,
    coyuntura con raíces en un giro en la situación
    económica, en una ola de revueltas y en un golpe
    frustrado, hecho éste último que ha desencadenado
    con celeridad la total revolución
    del Estado. A
    partir del discurso dado
    por Hugo Chávez para comunicar a sus compañeros de
    armas el
    fracaso del golpe, la ola de descontento y crítica se
    generalizó, la idea de reunir a la Asamblea Nacional
    Constituyente empezó lentamente a dar esperanzas de un
    cambio en la
    conducción de los agudos problemas
    económicos y sociales.

    Los hechos que analizaremos están en pleno
    desarrollo,
    puesto que estamos en vísperas de la primera etapa del
    proceso
    eleccionario que permitirá poner en práctica la
    nueva constitución que la Nación
    venezolana se ha dado. Esto implica elegir al total de las
    "autoridades" que conformarán los poderes del Estado. El
    domingo 30 de Julio se efectuará la elección
    presidencial y parlamentarias, dejando para el 1 de Octubre las
    municipales. Asistimos a los primeros pasos que la sociedad
    venezolana da en el camino hacia la institucionalización
    de la nueva Constitución de la República
    Bolivariana de Venezuela, en
    la que se busca la transparencia de las Instituciones
    Públicas, las que habían caído en
    descrédito producto de la
    gran Corrupción
    advertida en el sistema.

    Durante toda la década de los noventa se
    observaron esfuerzos por cambiar el sistema de Punto
    Fijo, se agudizó la necesidad de reducir las desigualdades
    y estas tensiones fueron haciendo insoportable la brecha entre
    las dos Venezuela. Una, desesperanzada e indignada por la
    frustración que conlleva el caos; preocupada por el
    futuro, trabajo, esfuerzo; con angustia existencial, por el robo,
    por la ineficiencia, por la impunidad, por la falta de justicia, de
    moral y de
    ética.
    Otra, negativa y perniciosa, que ha causado tanto daño al
    país; una gran capa de venezolanos indolentes,
    irresponsables, flojos, que corrían tras la riqueza
    fácil, o que simplemente esperan que el Estado se
    lo dé todo, como antaño; que buscaban y conspiraban
    dentro de las entidades públicas y los partidos
    políticos, para obtener el negocio fácil, el
    contrato para
    su empresa; que
    ejercen un liderazgo
    negativo; que hoy destruyen la moral con
    su descarada defensa del puntofijismo; que no aportan nada, y que
    sólo dilapidaban el futuro de la Nación.

    A partir de la definición que Samuel Huntington
    da respecto de Revolución, y a la luz del proceso
    coyuntural que ha convulsionado a Venezuela en los últimos
    3 años, se ha decidido plantear una hipótesis de investigación que problematiza con dicha
    pauta de análisis, pues al aplicarla en el estudio
    del caso surgió la necesidad de replantearse el concepto. Este
    autor sostiene que una Revolución es un proceso de
    cambio
    rápido, fundamental y violento, que afecta a los valores y
    mitos
    dominantes en una sociedad, sus
    instituciones políticas,
    su estructura
    social, sus liderazgos y la actividad y normas de su
    gobierno.

    En su definición, Huntington reconoce las fases y
    condiciones que han de estar presentes en las coyunturas
    revolucionarias que para él resultan paradigmáticas
    y que se diferencian de otras coyunturas que no
    representarían una Revolución propiamente tal, como
    insurrecciones, rebeliones, alzamientos y golpes. Una
    Revolución comenzaría a manifestarse con la
    emergencia de nuevas fuerzas sociales, cuyas demandas van a ser
    canalizadas por las nuevas élites políticas
    recientemente constituídas, las que liderarán la
    lucha por revertir la ausencia de instituciones que sirvan de
    canales de expresión para los nuevos actores
    políticos. Estas van a evidenciar el desgaste en que se
    encuentran las estructuras
    del régimen, promoviendo la movilización en aras de
    las nuevas demandas de participación. Estas demandas
    llegarán a un punto de saturación, después
    del cual tenderán a producir una "explosión" de
    violencia con
    el objetivo de
    eliminar todo vestigio de las desgastadas instituciones. Mas,
    como dice el autor, "la medida del éxito
    de una revolución es la autoridad y
    estabilidad de las instituciones a que da nacimiento".

    A partir de lo expuesto por Huntington, se podría
    establecer que hay Revolución donde no hay Democracia.
    Esto nos indica que en la práctica estas realidades se
    oponen, porque en la Democracia las demandas de
    participación son canalizadas por las vías de
    participación y representación que la permiten,
    como elecciones, partidos
    políticos y libertad de
    expresión, evitando la explosión de violencia. En
    una Revolución, la coyuntura se ha desatado por la
    necesidad de Democracia, la urgencia de una participación
    mayor, a través de la violencia.

    La realidad del caso de Venezuela nos revela la
    necesidad de precisar el concepto, por
    cuanto el proceso coyuntural que observamos nos plantea la
    posibilidad de una Revolución para Democratizar. No
    hablemos de Reforma, porque eso significa mantener las
    instituciones y normas del
    régimen cuestionado, hablemos de Revolución
    Pacifica o Revolución Democrática, porque se cumple
    la teorización dada por el autor acerca de
    Revolución, pero sin violencia, es decir, Democratizar
    desde la Democracia, a partir de la conciencia
    política
    generalizada de los actores, respecto de la caducidad de la
    realidad. No hay un verdadero cambio sin nueva
    institucionalización.

    Hablando de Economía

    Luego del levantamiento parcial del paro, Venezuela
    enfrentará en los próximos meses los efectos de una
    economía
    de guerra sin
    precedentes en la región, con previsiones de
    inflación cercana al 100%, y una caída del PIB de hasta
    25% este año, señalaron los expertos.

    Anticipando las consecuencias de la crisis, el
    propio secretario general de la OEA, Cesar
    Gaviria, dijo que "no hemos podido encontrar una
    contracción (económica) de este tamaño en
    ningún lugar, ni en una guerra
    civil".

    Un grupo de
    analistas económicos ya había advertida el
    sábado pasado en un documento, que "Venezuela está
    a punto de caer en una crisis
    económica y social sin precedentes en la historia del país", y
    señalaron el peligro de un estallido social este
    año.

    Según diversos especialistas consultados, los
    indicadores de
    la economía venezolana registrarán niveles record
    en 2003, en algunos casos sin parangón en la historia de América
    Latina.

    De acuerdo con diversas estimaciones, al cierre del
    año la inflación se ubicó por encima del
    50%, el desempleo se
    aproxima al 30%, la economía informal alcanzará
    niveles de 70%, y la caída del producto interno
    bruto (PIB)
    experimentará la más brusca caída de
    país latinoamericano alguno, al contraerse hasta en 25%,
    principalmente como efecto del paro en PDVSA, el desplome de la
    inversión
    extranjera y la casi paralización de la
    economía no petrolera.

    El Gobierno
    tendrá pocas opciones para manejar la enorme deuda
    interna, que creció de 1,56 mil millones de dólares
    en 1998, a 8,13 mil millones de dólares al cierre de 2002,
    de acuerdo al economista Pedro Palma.

    Para el experto Domingo Fontiveros, la inflación
    podría alcanzar un techo de 93% a fin de año.
    Otros, como el analista Carlos Dorado, estiman que la
    economía venezolana podría enfrentar un escenario
    de hiperinflación, con un dólar a 4.000 Bs. En el
    mercado
    negro.

    Según las estadísticas de la Universidad
    Católica Andrés
    Bello (UCAB), de Caracas, el ingreso per cápita del
    venezolano se reducirá a la mitad con respecto a 2002, por
    debajo de los 2.500 dólares. En comparación, en
    1990 el ingreso se ubicó en 10.000 dólares por
    habitante.

    Asimismo, el PIB caerá de 126.200 millones de
    dólares en 2001, a solo 65.000 millones de dólares
    a finales de 2003, un decrecimiento de 50% en dos
    años.

    "Esta no es una economía de guerra, sino una
    economía de guerra civil. Venezuela está poniendo
    sus recursos no para
    pelear contra un enemigo sino contra si misma.", dijo Jorge
    Salazar, director del Centro de Estudios Económicos de la
    Universidad
    Internacional de Florida (FIU), al caracterizar la actual
    coyuntura venezolana.

    El más reciente informe del
    español
    Grupo
    Santander, propietario del Banco de
    Venezuela, una de los mayores del país suramericano,
    calculó que el PIB experimentará una
    contracción de 40% solo en el primer trimestre del
    año, mientras que la firma calificadora JP Morgan
    estimó en el mejor de los casos, una caída de 17%
    de este indicador al cierre de 2003.

    "La caída del PIB va a ser la más alta de
    la historia latinoamericana. No conozco nada parecido. Esta va a
    ser una caída record", aseguró Salazar.

    En la historia reciente de América
    Latina, la crisis venezolana superará incluso el peor caso
    de contracción económica en el continente, que fue
    de 22% del PIB experimentado por el gobierno de Salvador Allende,
    en 1973.

    "Ni siquiera Nicaragua sufrió una caída
    tan vertiginosa durante la guerra en los 80", precisó el
    académico de la FIU.

    Con un aldabonazo de la descomunal crisis que se cierne
    sobre el país, el presidente de Fedeindustria, Miguel
    Pérez Abad, dijo que por lo menos 25 mil pequeñas
    empresas
    permanecerán cerradas durante el primer semestre de 2003.
    Tanto Fedeindustria como Fedecámaras calculan que el
    número de desempleados aumentará en un
    millón para los próximos meses.

    Para Carlos Fernández, presidente del gremio
    empresarial, "estamos ya prácticamente viviendo una
    economía de guerra. Tenemos 12 mil establecimientos
    comerciales cerrados y unas 5 mil empresas
    quebradas. Y ahora el gobierno va a comenzar a utilizar una
    herramienta tan poderosa como el control de
    cambio, para atacar al sector productivo
    nacional".

    Las consecuencias presentes tendrán además
    una dimensión continental, subrayó Salazar. "El
    caso venezolano va a tener influencias significativas en el
    decrecimiento del PIB, el crecimiento de la inflación y el
    crecimiento del desempleo en toda
    América
    Latina. Y cuando se esperaba un crecimiento de 3% en la
    región, ahora vamos a tener un decrecimiento de
    1%."

    Hablando de lo
    Social…

    El 27 de agosto de 2000, el mandatario presidencial,
    Hugo Chávez Frías, en su programa radial,
    "Aló Presidente", desafía abiertamente a
    Elías Santana, a raíz de un conjunto de
    declaraciones emitidas por este. Posteriormente, el 29 de agosto
    de 2000, el coordinador de Queremos Elegir, solicita al
    presidente que le permita asistir a su programa radial,
    el 3 de septiembre, con el fin de ejercer su derecho a replica,
    en respuesta a los comentarios del primer mandatario.

    El día fijado, 3 de septiembre de 2000,
    Elías Santana no recibe el derecho a réplica
    consagrado en la ley. De acuerdo a
    la interpretación que el jefe de estado hace de la
    prerrogativa, el presunto agraviado debe acudir al medio de
    comunicación y no a su programa
    radial.

    El 9 de octubre de 2000, Elías Santana acude al
    Tribunal Supremo de Justicia con
    el objeto de interponer un recurso de amparo, alegando
    la supuesta violación de sus derechos. Según
    Santana, "el Presidente emitió información inexacta y agraviante, al
    calificar como amenaza sus apreciaciones en torno a la
    elección de los poderes públicos". El abogado de
    Santana, Alonso Domínguez, explica que el recurso de
    amparo presentado
    ante la Sala Constitucional busca ejercer el derecho a replica y
    la información imparcial, previsto en el
    articulo 58 de la constitución.

    El 14 de junio de 2001, El Tribunal Supremo de Justicia
    emite un fallo en el que se establece que Elías Santana no
    tiene derecho a réplica o rectificación alguna, por
    ser un periodista con una columna fija y con un programa radial.
    A juicio de TSJ, Santana podrá utilizar su columna o su
    espacio radial para divulgar todo lo que crea conveniente para
    contestar.

    El 18 de junio de 2001, ante los numerosos
    cuestionamientos, el Tribunal Supremo de Justicia hace uso de su
    derecho a replica y defiende la decisión tomada por la
    Sala Constitucional. El TSJ alega que la sentencia esta fundada
    en las siguientes leyes: la
    Constitución Nacional, el Código
    Penal, el Código
    Civil, la Ley Aprobatoria
    de los Derechos
    Civiles y Políticos, la Ley Aprobatoria de la
    Convención Americana sobre los Derechos Humanos
    (Pacto de San José), Ley de Ejercicio del Periodismo,
    varios fallos del Tribunal Constitucional Español
    (sobre veracidad), fallos del Tribunal Constitucional
    Alemán (sobre informaciones inexactas y caso Richard
    Schmid vs. Der Spiegel) y fallo del Tribunal Supremo de EEUU
    (sobre real malicia, caso New York Times vs.
    Sullivan).

    El 3 de julio de 2001, el TSJ ratifica su
    decisión. Durante un encuentro solicitado por los
    periodistas, 15 de los 20 magistrados de la Sala Plena deciden
    apoyar el criterio de la sentencia 1.013 argumentando que la
    decisión "ya está tomada y aún es pronto
    para asegurar que se está violando o se violará
    alguno de los dos derechos mencionados.

    Opiniones
    políticas emitidas a partir de la sentencia
    1.013

    Muchos son los comentarios que se originaron a partir de
    la promulgación de la sentencia 1.013. Por ello,
    aquí se tomarán y analizarán algunas de las
    opiniones más representativas y controversiales que se
    emitieron.

    La Oficina de
    Asesoría Jurídica de la Asamblea Nacional,
    emitió un informe en donde
    se exponen las opiniones, que a raíz de la sentencia, se
    originaron en esta. En el texto,
    suscrito por Roberto Hernández Wohnsiedler, se
    señala que algunas aseveraciones de la sentencia
    admitirían matizaciones que podrían acoplarlas con
    mayor facilidad al espíritu de los derechos de
    expresión e información que la Constitución
    reconoce.

    Con este preámbulo, la Consultoría Jurídica de la Asamblea
    Nacional apunta que "no debe confundirse la información
    veraz, constitucionalmente exigible, con la identificación
    o no de la línea de opinión de un medio, ni con el
    número de columnistas adscritos a una sola tendencia
    ideológica, extremo de difícil constatación
    (entre otras cosas porque el derecho a la libertad
    ideológica o de pensamiento
    tiene una faceta negativa, que consiste en el derecho a no
    declarar expresamente sobre la propia ideología)" .

    Por otra parte, la Defensoría del Pueblo, en la
    voz de German Mundaraín, explicó que la disparidad
    de criterio se fundamenta ´en que en el artículo 58
    de la Constitución Bolivariana dice que la
    comunicación es libre y plural, y establece que toda
    persona tiene
    derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin
    censura, (…) así como el derecho a
    réplica´.

    Desde su punto de vista, "hacer distingos entre quienes
    son periodistas, dueños de medios o
    columnistas, y otras personas que no tienen acceso a los medios de
    comunicación, no pareciera estar en sintonía
    con el referido artículo 58 ni con el 14 del Pacto de San
    José, último que establece que el derecho a
    rectificación corresponde a toda persona afectada
    por informaciones inexactas".

    También se emitieron impresiones internacionales
    como las de El Foro Noruego
    para la Libertad de
    Expresión (NFFE – siglas en Inglés), quien llamó a la
    anulación de la sentencia 1013, que libró la Sala
    Constitucional del Tribunal Supremo y que fue cuestionada por
    reglamentar los derechos a la libertad de
    expresión, información y réplica.
    Además, instaron a dejar sin efecto la decisión que
    niega el derecho a réplica a los periodistas, columnistas
    y dueños de los medios de
    difusión. Entre otros aspectos cuestionaron que la
    jurisprudencia
    obliga a investigar las tendencias ideológicas de los
    columnistas y considera que no constituyen formas de censura las
    tasas impuestas a los medios, o la concesión de
    frecuencias radioeléctricas.

    Mediante un comunicado conjunto, la Escuela de
    Comunicación Social, el Centro de Investigaciones
    de la
    Comunicación, el Programa de Postgrado en Comunicación
    Social y la Dirección de Prensa de la
    Universidad Católica Andrés
    Bello, acordaron por su parte rechazar categóricamente
    "cualquier intento de establecer limitaciones al derecho a la
    libertad de expresión, con responsabilidad del emisor, en relación con
    los derechos de las demás personas y a ciertos bienes
    colectivos como principios
    reguladores de la convivencia democrática". Así
    fijaron posición sobre la sentencia del TSJ. Repudiaron el
    planteamiento del equilibrio
    ideológico dentro de cada medio y la posibilidad de que
    algún organismo pretenda interferir en la estructura y
    constitución de la nómina
    de los medios de
    comunicación con la supuesta intención de
    garantizar el pluralismo. Adicionalmente, declararon el apoyo a
    las acciones
    internacionales necesarias parta corregir los errores cometidos
    en la sentencia.

    Allan Brewer Carías, integrante de la Asamblea
    Nacional, instó a todos los ciudadanos a desobedecer lo
    resuelto por el máximo juzgado del país en materia de
    libertad de expresión y derecho a la información.
    "El Tribunal Supremo de Justicia usurpó la función
    legislativa y, por ello, esa sentencia en sí misma se
    puede considerar nula y sin ningún efecto. Todos los
    venezolanos, incluyendo los periodistas, estamos en la
    obligación de desconocer esta decisión",
    señaló Brewer Carías. Esto también
    tiene que ver con la desobediencia civil, establecida en el
    artículo 350 de la Carta Magna en
    los siguientes términos: "El pueblo de Venezuela, fiel a
    su tradición republicana, a su lucha por la independencia,
    la paz y la libertad, desconocerá cualquier
    régimen, legislación o autoridad que
    contraríe los valores,
    principios y
    garantías democráticas o menoscabe los derechos
    humanos".

    Héctor Faúndez, miembro de la
    Comisión Andina de Juristas, señala que desde su
    punto de vista "es una sentencia política que
    demuestra un alto grado de ineptitud profesional y de
    desconocimiento de lo que es el derecho por parte de los
    magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo, pues
    el único punto en el cual no se equivocaron fue en negar
    la rectificación o respuesta al señor Santana, por
    una razón muy sencilla: lo que estaba en debate eran
    opiniones y no informaciones".

    El periodista Eleazar Díaz Rangel, por su parte,
    afirmó que la sentencia 1013 dictada por el Tribunal
    Supremo de Justicia contiene elementos restrictivos "de la
    libertad de opinar y de los medios de fijar política
    editorial, y también es discriminatoria con los
    periodistas cuando se les niega el derecho a
    réplica".

    La sociedad
    venezolana frente a esta polémica

    Las organizaciones
    civiles, personalidades y representantes institucionales
    suscribieron una declaración, en donde se presentan las
    observaciones y preocupaciones de la Sociedad Civil
    sobre el contenido de la decisión 1.013 del Tribunal
    Supremo de Justicia.

    Fundamentándose en los Derechos Humanos, estas
    organizaciones
    manifiestan que la decisión de la Sala Constitucional
    perjudica la libertad de expresión y el derecho a la
    información, ambos consagrados en la Constitución
    Nacional y en los instrumentos internacionales de
    protección de los derechos humanos suscritos y ratificados
    por Venezuela.

    Afirman que la decisión es discriminatoria en la
    titularidad del derecho a replica y a la rectificación,
    impidiendo de esta forma el derecho fundamental de los
    periodistas, columnistas o cualquier otra persona que tenga
    acceso a los medios de
    comunicación.

    También alegan que la decisión establece
    regulaciones que no son aceptables en cuanto a la libertad de
    expresión, al afirmarse que "es un atentado contra la
    información veraz e imparcial tener un número
    mayoritario de columnistas de una sola tendencia
    ideológica".

    Por ultimo observan que la decisión crea el marco
    propicio para la aplicación de medidas que conduzcan a la
    censura, al considerar como contrario a la libertad de
    información emitir conceptos negativos o críticos
    sobre ideas, pensamientos, juicios o sentencias.

    Ante todos estos graves aspectos se señala que la
    libertad de expresión y el derecho a replica y
    rectificación son derechos universales que se encuentran
    consagrados en la Constitución de la República
    (Art. 57 y 58), en la Convención Americana sobre Derechos
    Humanos (Art. 13 y 14) y en el Pacto Internacional de Derechos
    Civiles y Políticos (Art. 19)

    El articulo 1.1 de la Convención Americana
    establece que los estados "se comprometen a respetar los derechos
    y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
    ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
    jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza,
    sexo, olor,
    idioma, opiniones políticas o de cualquier otra
    índole, origen nacional o social".

    El Sistema Interamericano de los Derechos Humanos a
    través de sus órganos ha establecido abundante
    jurisprudencia
    y doctrina sobre esta materia. En
    este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
    indicado que:

    "El derecho de rectificación o respuesta
    sólo se comprende y se explica en función de
    la libertad de pensamiento,
    expresión e información. Estos derechos forman un
    complejo unitario e independiente".

    Como ha señalado la Corte
    Interamericana:

    "La ubicación del derecho de rectificación
    o respuesta (Art. 14) inmediatamente después de la
    libertad de pensamiento y expresión (Art. 13) confirman
    esta interpretación. La necesaria relación entre el
    contenido de estos artículos se desprende de la naturaleza de los
    derechos que reconoce, ya que al reglar la aplicación del
    derecho de rectificación o respuesta los estados partes
    deben respetar el derecho de libertad de expresión que
    garantiza el artículo 13".

    Como también lo ha establecido la jurisprudencia
    de la Corte Interamericana:

    "La libertad de pensamiento y expresión (Art. 13)
    constituye uno de los elementos esenciales de una sociedad
    democrática y una de las condiciones primordiales de su
    progreso y del pleno desenvolvimiento de la
    personalidad de cada uno de sus miembros. Hay que reconocerla
    incluso cuando su ejercicio provoque, choque o
    inquiete".

    Y como bien lo ha afirmado la Corte Europea de los
    Derechos Humanos "… es ello una exigencia del pluralismo, la
    tolerancia y
    el espíritu abierto sin los cuales no es posible la
    existencia de una sociedad democrática".

    Con esta declaración la sociedad civil
    persigue expresar su más contundente rechazo al contenido
    de la decisión 1.013, y a su vez, sumarse a las
    iniciativas que se presenten en el sistema interamericano de
    derechos humanos, con el objeto de unificar esfuerzos, colaborar
    para lograr la idoneidad de las mismas y procurar una
    rápida y eficaz decisión de estos órganos
    internacionales a fin de que se restablezcan los derechos
    conculcados por esta decisión del TSJ.

    Además, se desea promover la intensa,
    cívica y contundente movilización de la sociedad
    venezolana en torno a este
    tema, sin distingos partidistas, personalistas, gremiales o
    corporativos, con el propósito de instar al Estado
    Venezolano a una sana rectificación y también para
    evidenciar ante la comunidad
    internacional la honda inquietud consensual de la sociedad
    venezolana sobre esta materia.

    Hablando de
    Política….

    Para poder
    comprender la real dimensión de las transformaciones
    ocurridas en la coyuntura por la que Venezuela atraviesa,
    será necesario establecer el contexto en el cual se
    desenvolvió la Democracia venezolana, remitiéndonos
    en este capítulo a revisar su Origen y analizar su
    Evolución. Dejaremos para el próximo
    capítulo el análisis que nos permitirá
    determinar las causas inmediatas de su Crisis.

    Para desarrollar este propósito, relacionaremos
    el diagnóstico con el aparato conceptual
    entregado por Mainwaring y Scully respecto de los sistemas de
    partidos. Para los autores, el caso de Venezuela representaba el
    paradigma de
    su teorización. Estos autores señalan que para la
    consolidación de una democracia es fundamental contar con
    un Sistema de Partidos Institucionalizado (SPI), lo que implica
    que los partidos políticos son, dentro de ese esquema, los
    instrumentos básicos de movilización y
    acción políticas; serán los agentes
    principales para la
    organización y canalización de los conflictos
    políticos. En la política moderna, llegarán
    a ser centrales el consentimiento y los votos movilizados. Y para
    que exista un SPI fuerte, se requerirá que los partidos
    tengan cierto grado de institucionalización y coherencia
    con el estado de
    la Sociedad Civil, que den cabida a sectores amplios de la
    población y que los grupos
    económicamente dominantes se consideren representados en
    el sistema de partidos, ya sea mediante un partido conservador o
    dentro de los demás partidos, más
    heterogéneos. Será necesaria la celebración
    de elecciones competitivas, regulares, libres, limpias y
    abiertas.

    Los partidos políticos han estado presentes en la
    Democracia venezolana moderna desde el comienzo. Durante el siglo
    XIX los "partidos políticos" no pasaban de ser bandas
    armadas al mando de un caudillo, prestando un vital servicio a los
    intereses de las elites económicas de la región
    andina, donde se encontraban los estados más ricos y
    poderosos de Venezuela. Pero avanzado el siglo XX, surgen y
    obtienen su fuerza de los
    cambios sociales masivos acarreados por el
    petróleo. Podemos afirmar que ellos mediaron y
    portaron toda forma de acción política desde el
    principio, siendo fundamental su rol en la creación de la
    Democracia en 1945 y en su renacimiento en
    1958.

    No deja de ser sugerente la semejanza entre el proceso
    mediante el cual Venezuela se desembarazó de la dictadura de
    los vástagos del general Gómez, y la actual
    coyuntura por la que pasa nuestro país hermano.

    Juan Vicente Gómez habría sido uno
    más de los tantos caudillos venezolanos, pero tuvo la
    fortuna de estar en el poder cuando
    la industria del
    petróleo
    llegó a Venezuela. Utilizó hábilmente esos
    inmensos recursos para
    estabilizar el país y destruir a sus enemigos. Durante su
    dictadura se
    produjo el desarrollo de
    la industria
    petrolera (desde 1920 en adelante), lo que conllevó
    discontinuidades radicales con el pasado; se produjo el fin de la
    economía agraria, se crearon ejércitos y
    burocracias nacionales permanentes; se construyeron caminos y se
    produjo una intensa migración
    interna. Junto con estos procesos,
    surgen nuevos grupos y fuerzas
    sociales, portando la necesidad de una expresión
    organizativa legítima: se trata de los movimientos
    universitarios y sindicales. Estas demandas no fueron
    consideradas sino hasta después de la muerte del
    dictador.

    La vida moderna venezolana comenzó con la
    muerte de
    Gómez, la que se produjo el 17 de diciembre de 1935. Al
    día siguiente asume el general Eleazar López
    Contreras, en calidad de
    encargado de terminar el período del mandatario fallecido.
    Para el siguiente período (1936-1943), el Congreso
    eligió al mismo López, pero reduciendo el
    período a 5 años. A pesar de su pasado como
    Ministro de Guerra del dictador, su gobierno se realizó
    con el mayor respeto a las
    normas cívicas. El nuevo régimen inició la
    difícil tarea de realizar la transición de la
    dictadura a la democracia. Este proceso fue favorecido por el
    compromiso asumido por su sucesor, Isaías Medina Angarita,
    de respetar la estricta alternabilidad en el ejercicio de las
    funciones
    públicas. A poco de comenzar su gestión
    el general Medina Angarita se ganó la voluntad popular,
    impulsándola a una idea de libertad que el pueblo siempre
    ambicionó. Comenzó por entonces una gradual
    liberalización del régimen, facilitando la organización sindical y
    política.

    En este contexto surge el primer partido político
    reconocido legalmente: Acción Democrática (AD) en
    1941. Sus líderes y activistas se propusieron construir un
    tipo de estructura política desconocido hasta entonces en
    Venezuela: un partido que fuera permanente, con presencia en
    todos los niveles de la vida nacional y local, capaz de integrar
    muchos intereses y grupos en su vida organizada. Ellos
    presenciaron la creación de la sociedad civil, incluyendo
    sindicatos,
    grupos campesinos, organizaciones de profesores, sociedades de
    estudiantes y profesionales, etc., e integraron a esos grupos
    desde un comienzo, produciendo una sólida alianza con las
    masas. Se observa como desde un principio los partidos
    políticos en Venezuela han sido socialmente
    heterogéneos.

    El poder continuaba firme en las manos de las elites
    militares y estatales andinas, de un tradicionalismo a ultranza.
    Había organización masiva, pero no poder real;
    las elecciones seguían siendo indirectas y con un sufragio
    limitado. El 18 de octubre de 1945 marcará el inicio de la
    política de masas en Venezuela. Seis meses antes de
    terminar el período constitucional, y en plena
    discusión política para candidatos a las elecciones
    de presidente para el nuevo período, un golpe militar, con
    el apoyo del partido AD, derribó el régimen. Al
    día siguiente, una junta revolucionaria de gobierno
    tomó el poder; fue integrada por dos oficiales del
    ejército, cuatro dirigentes de AD (Rómulo
    Betancourt como presidente) y un independiente. En un discurso a la
    Nación comunicaron que su misión
    inmediata sería la de "convocar al país a
    elecciones generales, para que mediante el sistema de sufragio
    directo, universal y secreto, puedan los venezolanos elegir a sus
    representantes, darse la Constitución que anhelan y
    escoger el futuro presidente de la república". El 17 de
    diciembre de 1946 se reunió la Asamblea Nacional
    Constituyente, la que aprobó una nueva Constitución
    en 1947 y un nuevo estatuto Electoral, realizándose las
    elecciones para presidente en medio de grandes disturbios. Se
    inscribieron 1.621. 607 sufragantes mayores de 18 años.
    Los resultados fueron favorables para Rómulo Gallegos
    (AD), quien recibió el poder de manos de la junta de
    gobierno el 4 de febrero de 1948. El régimen de partidos
    nació muerto, por cuanto la excesiva
    polítización de los ciudadanos impulsó a
    elementos reaccionarios de las Fuerzas Armadas a derrocarlo,
    produciéndose un golpe militar el 24 de noviembre de 1948.
    En realidad, los temores habían sido despertados entre la
    antigua élite, pues AD controlaba las organizaciones
    populares como garantía de su poder; en cambio, las
    élites económicas y sociales, confiaban en el
    ejército y el control de
    la
    administración para perpetuar sus
    privilegios.

    Durante este período, conocido como el trienio,
    se formaron nuevos partidos: el Comité de
    Organización Política Electoral Independiente
    (COPEI), inspirados en la doctrina social de la iglesia
    católica; y la Unión Radical Democrática
    (URD), representando a la izquierda no comunista. También
    se extendieron los sevicios a la población, recibiendo Educación (el
    analfabetismo
    superaba el 50%), Salud, Agua y acceso
    a los medios de comunicaciones.

    Luego del derrocamiento del primer gobierno propiamente
    democrático de Venezuela, vinieron 10 años de
    dictadura
    militar, a cargo del coronel Marcos Pérez
    Jiménez, quien se hizo notar por la crueldad en la
    persecución de los enemigos políticos y por el
    enriquecimiento ilícito por el cual el dictador y todo un
    sector de la burguesía se enriquecieron visible e
    ilegalmente. Bajo su mandato, todos los partidos políticos
    desaparecieron, aunque de todos modos subsistió una red clandestina de
    resistencia, la
    que fue aumentando notoriamente desde 1957. Ese mismo año,
    Pérez Jiménez se burlaría del pueblo
    venezolano, causando su propio derrocamiento. Confiado,
    llamó a elecciones en diciembre. De pronto, y sin mediar
    consulta alguna, canceló la elección y la
    sustituyó por un plebiscito: habría un solo
    candidato por cada cargo. El pueblo tomó estos hechos como
    una afrenta, lo que unió y estimuló a la
    oposición. Se encendió la lucha callejera y una ola
    de manifestaciones, por parte de fuerzas políticas
    clandestinas, las que se unirían a un movimiento
    militar. Esta situación alcanzó su punto culminante
    el 23 de enero de 1958.

    Una junta militar se hizo cargo del gobierno, para luego
    ceder el poder a una junta de gobierno integrada por los
    líderes políticos que regresaron del exilio. Ambas
    dirigieron el país durante una breve transición a
    la democracia representativa. Ésta se inició cuando
    el fundador de AD, Rómulo Betancourt, asumió la
    presidencia después de su triunfo en las elecciones. El
    carácter específico de la
    transición a la democracia en 1958 reside en que se
    trató de una empresa
    construída sobre coaliciones, que integraron a los
    partidos políticos, a grupos de empresarios y
    profesionales, a organizaciones populares y a sectores claves
    entre los militares.

    Antes de las elecciones de 1958, los principales
    partidos no comunistas (AD, COPEI, URD) firmaron 2 acuerdos: el
    Pacto de Punto Fijo, que obligaba a los firmantes a respetar los
    resultados de las elecciones, a mantener la tregua
    política, despersonalizando el debate y
    asegurando mecanismos de consulta entre los partidos para la
    toma de
    decisiones de trascendencia; y el Programa Mínimo de
    Gobierno, que corresponde a un modelo de
    desarrollo basado en capital
    privado, extranjero y nacional, subsidios al sector privado y un
    enfoque cauteloso respecto a las reformas económicas y
    sociales. Se procuró desincentivar la oposición
    potencial: a los militares se les destinaron jugosos presupuestos,
    la Iglesia obtuvo
    un status mejor y fue permanentemente consultada en materia de
    educación
    y en lo social, se llevó a cabo la baja de la oficialidad
    opositora en el Ejército y se derrotó a la
    Izquierda guerrillera. Así Venezuela, de ser el
    país menos democrático de América
    Latina antes de 1958, pasó a ser una de las democracias
    más estables después.

    Punto Fijo estableció la necesaria solidaridad
    política sobre la estabilidad del poder civil,
    poniéndole límites al
    canibalismo político y salvaguardando el régimen
    democrático que se estaba fundando. La democracia no
    habría sido posible en Venezuela sin un pacto para moderar
    las controversias y las pugnas por el poder. Es por esto que se
    considera que la viabilidad de la consolidación de la
    democracia comenzó sobre la base de este pacto, firmado el
    31 de octubre de 1958. El día antes de los comicios, los
    tres candidatos firmaron, en la sede del Consejo Supremo
    Electoral, una Declaración de principios y el Programa
    Mínimo. En las elecciones del 7 de diciembre de ese
    año fue electo presidente Rómulo Betancourt.
    Quedando demostrado así como la
    organización de los partidos decidió las
    elecciones y, en los años posteriores, decidirán
    las siguientes elecciones y la vida de la Nación en su
    conjunto.

    En 1961 se puso en vigencia una nueva
    Constitución, y en 1963 se dio el primer traspaso de mando
    legítimo, cuando triunfa en las urnas Raúl Leoni
    (AD) el 1 de diciembre. Durante la década de los 60, el
    juego
    político irá cambiando, aunque se mantendrá
    el espíritu de cautela y compromiso, de dedicación
    a la competencia y a
    la democracia, que seguirá marcando el proceso de
    consolidación. En esa década se superó la
    fragmentación y surgió un sistema de partidos
    dominado por la competencia
    bipartidista. Esto, debido a la declinación constante de
    AD y al crecimiento sostenido de COPEI, que gana las elecciones
    de 1968, que marca la cota
    más alta de dispersión electoral en la historia
    política de Venezuela, marcando un hito, pues
    posteriormente se producirá una alta concentración
    de los votos por parte de AD-COPEI. El nuevo presidente fue el
    doctor Rafael Caldera (COPEI), quien ganó por un escaso
    margen de 30 mil votos. Durante su presidencia, en el marco del
    proceso de "pacificación" que emprendió, el Partido
    Comunista de Venezuela (PCV) se reintegró al debate
    político pacífico y legal (había apoyado al
    movimiento
    guerrillero procastrista que pretendió tomarse el poder
    unos años antes).

    Desde los 70, la competencia entre los dos partidos
    "grandes" ha dominado el escenario político. En las
    elecciones de 1973 se consolidó el sistema bipartidista,
    resultando electo para presidente Carlos Andrés
    Pérez (AD). El nuevo residente del palacio de Miraflores,
    apoyado en su gran popularidad y en la abrumadora mayoría
    parlamentaria, promovió la nacionalización de la
    industria petrolera en 1975. Esto coincidió con un aumento
    notable de los precios del
    petróleo,
    lo que llevó al país a una especie de euforia y
    distensión por la riqueza fácil. Asimismo, el
    Estado se fue haciendo cargo de una serie de compromisos que
    después le pasarían la cuenta, solicitando créditos para la construcción de monumentales obras
    públicas y subvencionando los artículos de primera
    necesidad hasta en un 50%.

    En las elecciones de 1978 volvió al poder el
    partido democratacristiano COPEI, eligiendo a Luis Herrera
    Campins. Con esos resultados, los venezolanos dieron un notable
    ejemplo de la viabilidad de la alternancia pacífica en el
    poder, robusteciendo sus instituciones democráticas. Al
    comenzar el nuevo período presidencial, la bonanza
    económica se estimuló por una nueva alza en los
    precios
    internacionales del petróleo, hasta caer estrepitosamente
    hacia el final del mandato. Esto provocó la devaluación del bolívar y una
    inédita inflación, la que se agregó a la
    generalización de la corrupción
    administrativa, a manejos inescrupulosos en las entidades
    bancarias y a la intensificación del escándalo
    político; elementos de descomposición social y
    política de esos años.

    Al promediar la década de los 80, encontraremos
    los orígenes de la Crisis del sistema de partidos, tema
    que abordaremos en el próximo apartado.

    La Crisis de los tres
    febreros.

    En este capítulo deseamos abordar la urgencia de
    reforma fundamental que se comenzó a sentir en el
    régimen de partidos en Venezuela durante la década
    de los 80 y comienzos de los 90. Esta tomó sentido de
    Crisis luego de tres hechos ocurridos en febrero y que
    afectarán a los pilares sobre los cuales se
    sostenía la democracia de Punto Fijo.

    El 18 de febrero de 1983 se produjo el llamado "Viernes
    Negro", que debilitó la fuerte economía, iniciando
    un inusitado período de inflación. Tras todos los
    problemas
    económicos y sociales que esto suscitó, el sistema
    político fue siendo objeto de una creciente
    crítica, ante lo que se veía como la incapacidad
    del sistema para garantizar un mejor estándar de vida a
    una población mal acostumbrada a la opulencia de los
    años de oro del "oro negro"; incapacidad para canalizar
    las nuevas demandas por mayor participación
    política y socioeconómica. El debate se
    centró en la necesidad de efectuar reformas electorales,
    pues se cayó en cuenta que el sistema electoral vigente
    hasta entonces favorecía la oligopolización del
    juego
    político, lo que se conoce por "partidocracia". Esto se
    debe a que se votaba por lista cerrada, adquiriendo una
    desmesurada relevancia la competencia interna de los partidos por
    la selección
    de los candidatos, donde los líderes decidían
    más, entre sus cuatro paredes, que el pueblo con sus
    votos.

    En este contexto, AD vuelve al poder por las elecciones
    del 4 de diciembre de 1983, resultando presidente Jaime Lusinchi,
    para el período 1984-1989. El nuevo presidente, escuchando
    a la opinión
    pública, creó la Comisión Presidencial
    para la Reforma del Estado (COPRE), el 17 de diciembre de 1984,
    debido a la insuficiente complejidad de las instituciones
    políticas en comparación con la complejidad
    alcanzada por la sociedad venezolana. Las propuestas de reformas
    tuvieron tres objetivos:
    procurar la democratización interna de los partidos,
    establecer condiciones de "juego justo" en la competencia entre
    partidos, y la mencionada reforma institucional para el fomento
    de una mayor calidad en el
    proceso electoral. Como resultado se pudo apreciar por primera
    vez el nombre de los candidatos en el voto, dejando atrás
    el método de
    lista cerrada.

    Se introdujo la separación de las elecciones
    municipales, es decir, un voto para alcalde y otro para concejal,
    lo que dio mayor relevancia política e identidad al
    gobierno local, permitiendo a los partidos y grupos
    pequeños competir en política y obtener una
    representación para sus minorías. También se
    instauró la elección directa de los gobernadores
    estatales, creando un nuevo espacio de participación y de
    paso reforzando la tendencia a la descentralización del poder. En general, la
    puesta en práctica de dichas reformas generó nuevas
    dinámicas en el sistema de partidos venezolano, pero, como
    lo prueban los hechos posteriores, fueron reformas más de
    forma que de fondo.

    Durante el gobierno de Lusinchi, las complicaciones
    económicas y sociales fueron agravándose, afectando
    la credibilidad y legitimidad de la que gozaban los partidos
    políticos y deteriorando seriamente la calidad de
    vida de la población. Al mismo tiempo, se
    ponía en entredicho la capacidad de la democracia y de los
    partidos para hacer frente a esas complicaciones y resolverlas.
    La crisis económica hizo dudar sobre la capacidad del
    sistema de operar en circunstancias tan adversas y tan distintas
    a los inicios de la democracia. Al finalizar su período,
    Venezuela está inmersa en una crisis global.
    Situación que será aprovechada por el ex presidente
    Carlos Andrés Pérez (quien solo podía
    presentarse a la reelección tras dos períodos, es
    decir 10 años), para presentarse a las elecciones del 4 de
    diciembre de 1988, en las que obtuvo un rotundo
    triunfo.

    Su gobierno comenzó con grandes expectativas,
    pero casi de inmediato debió afrontar una inesperada
    oleada de varios días de protestas populares
    acompañadas de saqueos y violencia, lo que
    constituirá el segundo febrero.

    Las sangrientas manifestaciones urbanas (saqueos) que
    estallaron el 27 de febrero de 1989, se produjeron en respuesta
    al ajuste estructural del gobierno, cuando el pueblo se
    negó a pagar los precios que exigían los
    transportistas. Esta manifestación espontánea
    minó la capacidad de los partidos de canalizar y controlar
    la participación. En respuesta a la furia popular, que en
    corto tiempo
    desbordó a la policía, el presidente Pérez
    envió al ejército a controlar la situación
    en Caracas y decretó la suspensión de las
    garantías constitucionales y la vigencia del toque de
    queda. Estas fueron las repercusiones sociales a los ajustes del
    tipo venezolano, esos en los que "ustedes se aprietan el
    cinturón pero nosotros seguimos haciéndonos de
    mansiones, cuentas bancarias
    y lujosos viajes".

    El 27 de febrero de 1989 representa el inicio de la
    noción de Crisis del régimen democrático
    venezolano, y al inicio de las demandas por "democratizar la
    democracia", solicitando nuevos canales de participación
    ciudadana, ante la emergencia de nuevos grupos y/o movimientos,
    más allá de las redes controladas por los
    partidos. Esa jornada, triste por las tres centenas de muertos,
    por los saqueos y los casi 200 incendios
    provocados por la turba, fue señalada como "el 23 de enero
    social", por los historiadores venezolanos, significando con esto
    el arranque de una lucha por una nueva sociedad. En marzo de ese
    año, fue restituída la libertad de
    expresión, las garantías constitucionales y el
    presidente anunció vastos programas
    sociales.

    En lo sucesivo la abstención irá creciendo
    a ritmo sostenido, hasta llegar a niveles impensables en 1958.
    Diversos actores afloran en la escena política y hacen
    suya la demanda por
    una reforma completa del sistema institucional del gobierno,
    incluso de los partidos políticos y del Poder Judicial,
    acusados de ser cómplices y culpables de la
    dilapidación de la rica Venezuela.

    Durante el mandato de Pérez, un grupo de
    militares jóvenes encabezó un levantamiento armado,
    que pretendía aniquilar al presidente, y que
    fracasó. Eso si, el intento de golpe militar del 4 de
    febrero de 1992, derribó la superioridad obtenida por los
    partidos en el equilibrio de
    fuerzas con los militares. Después de la intentona
    liderada por Hugo Chávez Frías, nuevas
    organizaciones comenzaron a consolidarse como organizaciones
    políticas alternativas y los líderes de los
    partidos vieron con horror el eco favorable que las intentonas
    golpistas tenían en la opinión
    pública.

    Luego de la deposición de las armas vino el
    encarcelamiento de los rebeldes, castigo que duró hasta
    que, tras la destitución por corrupción de Carlos
    Andrés Pérez en 1993, el nuevo presidente Rafael
    Caldera los liberara en 1994. En todo caso esos meses sirvieron
    para generar la convicción de que el mejor camino para
    acabar con los corruptos era la vía de los votos, no la de
    la violencia. El descontento económico y social
    comenzó a hacerse oír, dejando la sensación
    de que los partidos eran dirigidos por camarillas corruptas que
    se habían distanciado irreversiblemente de las masas y que
    habían creado un sistema de gobierno de los partidos,
    más que del pueblo. La crítica se hizo despiadada y
    arreciaron las acusaciones de corrupción, amiguismo y
    apoyo mutuo e interesado entre los dos partidos principales.
    Así surgió el concepto de "puntofijismo", que
    sirvió a los nuevos portadores de demandas de
    participación, para designar al sistema de partidos
    originado en el Pacto de Punto Fijo de 1958, y que tiene una
    connotación negativa.

    Entre los nuevos actores políticos destacan el
    Movimiento al Socialismo (MAS)
    y el Movimiento V República (MVR), que apoyaron la
    candidatura de Hugo Chávez y su programa de profunda y
    radical reforma del Estado, materia que será analizada en
    el próximo capítulo.

    Puntofijismo.

    El "puntofijismo" se ha convertido en un calificativo
    denigrante de tono claramente peyorativo dentro del lenguaje
    empleado en la realidad que se está viviendo en Venezuela.
    Para algunos esto resulta vergonzoso puesto que sin un Pacto de
    Punto Fijo para moderar las controversias y las pugnas por el
    poder la democracia no habría sido posible en Venezuela.
    Un venezolano, quien participó en la política en
    aquellos días, solía decir que "si los venezolanos
    fuéramos tan pacientes con la democracia como lo
    éramos con las dictaduras, otra sería la
    situación". Durante los primeros años de la
    democracia abundaron los intentos de golpe militar, como el
    encabezado por el general Castro León. Las raíces
    de la dictadura mostraban resistencia al
    cambio. Si la alianza de los partidos para defender el
    régimen democrático de estos coletazos
    dictatoriales, este no hubiese sobrevivido, pese al respaldo
    masivo con que contaba la democracia. Quienes concertaron el
    cambio, los jefes de AD, COPEI y URD, interpretaron
    inteligentemente lo que era una prioridad de carácter
    histórico. Cometieron un error: discriminaron al Partido
    Comunista, quizás por el temor que éste suscitaba
    entre los militares, lo que generó malestar en el
    tiempo.

    Punto fijo tuvo vigencia, así, para preservar,
    ante todo, el poder civil. Hubo coaliciones de partidos para
    ejercer el poder, en unas ocasiones de los tres partidos, en
    otras de dos partidos y finalmente, el pacto se redujo al
    Parlamento. Punto Fijo se fue ocultando en el pasado, mientras en
    los partidos se pensaba que la democracia estaba garantizada de
    una vez y para siempre. Craso error, porque la democracia es una
    batalla cotidiana.

    De esa concepción de Punto Fijo a la
    utilización de la palabra "puntofijismo" para condenar
    todo lo que es condenable del pasado, y confundirlo con lo que no
    es condenable, no le rinde ningún tributo a una
    interpretación equilibrada de la política. Se tuvo
    éxito
    por que los partidos se comprometieron también a no
    monopolizar el poder, como había ocurrido en el
    período 1945-1948.

    Ahora están frente al renacimiento de
    los dos males políticos que se trató de evitar
    entonces: el canibalismo y el monopolio del
    poder. El debate ha degenerado en pugnas personales. Se
    dividieron los generales del 4 de febrero, y se pusieron de
    manifiesto discrepancias y enconos que pocos imaginaban. Civiles
    y militares del MVR no parecen estar conformes unos con otro, y
    se ha abierto entre ellos un duelo impredecible. En una palabra,
    que el poder concentrado a sido inmanejable, y que quienes lo
    controlan parecen haber perdido la perspectiva del enorme
    compromiso adquirido con el país. De modo que todo aquello
    que se condena indiscriminadamente con la palabra puntofijismo no
    desaparece de la escena.

    El país se encuentra envuelto en una alarma
    generalizada. Ha pasado de la incertidumbre al desconcierto y al
    temor. Venezuela deberá enfrentar el complejo proceso de
    relegitimación de los poderes, en un clima de
    inusitada "violencia verbal". Se necesitan medios que garanticen
    la transparencia en los asuntos del Estado, y como en las peores
    prácticas de la tradición venezolana, antes de
    Punto Fijo, y con Punto Fijo, los factores políticos se
    obstinan en mantener como secretos de Estado todo lo que
    legítimamente concierne a los dominios de la
    opinión pública.

    Dentro de los argumentos que esgrime Hugo Chávez
    para ganar las elecciones podría sintetizarse de la
    siguiente manera: en las elecciones de 1998 su eslogan electoral
    fue "hay que acabar con esto", y a la inmensa mayoría de
    los venezolanos, hastiados de ese régimen corrupto,
    compartió esa necesidad. A partir de 1999 cambia el
    discurso electoral, ahora es "la culpa de tu pobreza la tiene
    los ricos, y yo voy a quitarles a ellos para darte a ti". Ya no
    son los corruptos de la Cuarta República, son los ricos.
    Una apelación directa al sentimiento más ruin de
    los que tiene enraizado la mente humana desde tiempo inmemorial:
    la envidia generadora del odio social. Según la estrategia
    chavista al envidioso en realidad no le importa si por su voto
    él permanece igual o si incluso empeora. Lo que le importa
    es que le quiten algo al envidiado. La segunda parte de la
    oferta, que
    después se lo den a él, le importa menos. En otras
    palabras ya no es el puntofijismo y su corrupción que
    desaparecieron, el enemigo responsable de la pobreza, ni
    siquiera los nuevos corruptos de la quinta república, sino
    que los responsables desde tiempos de la Independencia,
    son los oligarcas.

    Las Fuerzas Armadas
    Nacionales.

    La Constitución de 1961 establece que las FAN son
    una institución profesional, impersonal y apolítico
    al servicio
    exclusivo de la Nación, y tiene por objeto fundamental su
    defensa, el mantenimiento
    de la estabilidad interna y el cumplimiento de la
    Constitución y de las leyes; sus
    miembros no pueden ejercer el derecho de sufragio, pertenecer a
    agrupaciones políticas ni tomar parte en las actividades
    de éstas, mientras permanezcan en servicio
    activo.

    Durante la época de Betancourt se hicieron
    esfuerzos en el sector militar por definir de manera clara las
    funciones de
    las Fuerzas Armadas en un país democrático. Al
    efecto, las FAN fueron definidas como instrumento
    político, se adoptó la separación del poder
    civil y el poder militar, y se estableció su
    carácter de institución profesional, impersonal y
    apolítica.

    A finales del gobierno de Leoni se alcanzó un
    modelo de
    articulación civil-militar caracterizable en su
    definición de resguardadora de la integridad del sistema,
    un papel
    político dado formalmente por unas normas legales
    complementadas sustitutivamente por unas reglas no escritas y un
    proceso de socialización política, y por
    garantizar su desarrollo profesional y su estabilidad
    socioeconómica.

    El presidente Chávez por su parte ha conducido a
    las FAN a jugar un papel
    político convirtiéndolas en centro de su Gobierno,
    el Plan
    Bolívar 2000y las utiliza en toda la sociedad venezolana
    para enfrentar la crisis social, buscando una simbiosis
    vico-militar, a esto hay que agregar que el Partido de
    gobierno es constituido de una manera importante en su junta
    directiva por los oficiales que estuvieron involucrados en el 4
    de febrero y el 27 de noviembre; esto, a la vista de
    especialistas puede resultar muy peligroso y delicado,
    comprometiendo al régimen político existente en el
    país. Agregan que por lo menos lo venezolanos han
    interpretado que por lo menos las FAN están jugando un
    papel por encima de lo que establece la
    Constitución.

    En general los militares han considerado que no deben
    votar, porque consideran que el voto puede dividir las FAN, que
    el país no está suficientemente maduro y que hay
    demasiada pasión por la política.

    Asamblea Nacional Constituyente.

    Es la forma como el pueblo ejerce el poder
    constituyente. El poder constituyente es la voluntad primaria y
    soberana del pueblo que se manifiesta en la creación de
    una Constitución, mediante la cual se organiza como
    República o Estado y regula su convivencia en comunidad. Es,
    por tanto, la soberanía misma, que se ejerce para
    estructurar el sistema político. Consiste, por ende, en la
    suprema capacidad y dominio del
    pueblo sobre sí mismo, al darse por su propia voluntad una
    organización política y un ordenamiento
    jurídico. Es el inicio de la coyuntura concreta que
    abordamos en este trabajo.

    El vocablo "constituyente" fue creado por al Abate
    Sieyes como adjetivo calificativo de aquel poder
    específico que constituye la expresión de la
    soberanía. A partir de ese momento
    quedó el término e incorporado al derecho
    público moderno, desde la publicación de su
    famoso libro
    "¿Qué es el Tercer Estado?" (1788).

    La importancia del poder constituyente se percibe en los
    momentos de cambio de la Constitución, "pacíficos o
    revolucionarios", cuando surge de un "clima
    constituyente" que sensibiliza a la opinión
    pública. Aunque la mayoría de los ciudadanos ignora
    los argumentos y términos jurídicos, este clima
    constituyente les atrae y obliga a seguir los debates en torno al
    nuevo texto
    constitucional.

    Es soberano o supremo, porque el poder constituyente
    está por encima de todos los demás poderes y
    órganos. No se encuentra subordinado a ningún poder
    externo o interno. Las bases fundamentales de la
    organización y funcionamiento de la comunidad han de
    proceder de la voluntad soberana del pueblo, ya que afectan su
    existencia y continuidad.

    Es primario u originario, porque el poder constituyente
    no deriva de la Constitución sino del pueblo integrado en
    Nación. El poder constituyente es distinto a los poderes
    fundados en la Constitución (ejecutivo, legislativo y
    judicial). El poder lo ejerce el pueblo a través de
    representantes suyos extraordinarios.

    Mediante el ejercicio de su poder soberano, el pueblo
    puede romper "revolucionariamente" con el régimen
    jurídico, político o socioeconómico que no
    se adecue a sus aspiraciones o que sea obstáculo para su
    progreso. De allí que el poder constituyente tenga, en
    primer lugar, un fin destructivo, en cuanto rompe con el sistema
    anterior. Y, en segundo lugar, un fin constructivo, porque
    persigue construir un nuevo sistema
    jurídico-político en el cual se plasmen los
    designios del pueblo, se apunten las soluciones a
    los grandes problemas que lo afectan y se indique las medidas
    para satisfacer las necesidades y carencias
    colectivas.

    El sujeto originario sobre el que descansa el poder
    constituyente es el Pueblo, en cuanto colectividad
    orgánica y unitaria. Encuentra su justificación en
    las exigencias imperiosas del bien común.

    Si la soberanía reside en el Pueblo, el Poder
    Constituyente sólo a él pertenece. Es, por tanto,
    la actividad que el pueblo despliega para realizar una
    determinada finalidad que el mismo se propone, consistente en
    darse una constitución positiva en la que se conviertan en
    normas jurídicas los elementos que constituyen la
    "constitución real"; es decir, el ser, el modo de ser y el
    querer ser populares. El ser de un pueblo es su existencia misma;
    el modo de ser, sus atributos; y el querer ser entraña sus
    designios, aspiraciones e ideales.

    El pueblo no puede ejercer por sí mismos el poder
    constituyente. Es imposible que todo el pueblo participe en la
    elaboración de la Constitución. Esta tarea es obra
    de la inteligencia y
    de la voluntad y su producción requiere la acción del
    entendimiento manifestada en varias operaciones
    sucesivas tales como la redacción de un proyecto, su
    estudio y discusión, y finalmente su aprobación.
    Estas operaciones no
    son susceptibles de realizarse por el mismo pueblo directamente.
    Por esta razón el ejercicio del poder constituyente se
    delega en un cuerpo integrado por representantes del pueblo que
    se denomina Asamblea Constituyente.

    Este es el órgano al cual se le confía o
    entrega el ejercicio del poder constituyente. Por este motivo los
    títulos de legitimidad de dicha asamblea y de su obra
    derivan de la relación directa que exista entre ella y el
    pueblo, o sea, de la auténtica representación
    popular que ostente. Sin esa relación directa o faltando
    la representación, la obra constitucional, por más
    perfecta que se suponga, tendrá un vicio de origen: su
    carácter espúreo o ilegítimo.

    La Revolución
    Democrática.

    En el plano político, la propuesta fundamental
    del programa del ahora nuevamente candidato presidencial Hugo
    Chávez es hacer una Revolución Democrática,
    en forma pacífica y por medios democráticos. Con
    ello se pretende transformar el marco institucional, dentro del
    cual los actores económicos, políticos y sociales
    hacen sus planes y toman sus decisiones; marco institucional que
    estaba caracterizado por el dominio de las
    cúpulas de los partidos políticos tradicionales
    que, a su vez, controlaban los diferentes poderes del Estado en
    casi todos los ámbitos territoriales, tanto nacional como
    regional y local. Una pequeña elite de los partidos
    tradicionales, decidía quienes ocuparían los cargos
    para ser miembros de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General
    de la República, el Contralor General de la
    República y los directivos del Consejo Supremo Electoral,
    ahora Consejo Nacional Electoral. Esos mismos cogollos
    decidían sobre el comportamiento
    de las fracciones políticas en el Congreso e
    influían decisivamente en las decisiones de la Corte
    Suprema de Justicia. Con lo que, en la práctica, quedaba
    cercenada la división de poderes. Esto impidió una
    sana y dinámica relación entre los diversos
    actores de la vida nacional. Las decisiones de carácter e
    interés
    nacional eran sometidas al tutelaje de las direcciones
    partidistas, sin que sobre éstos existiera algún
    control efectivo
    por parte de la sociedad venezolana. El alto grado de
    concentración de poder, combinado con un Estado que ha
    manejado y maneja grandes recursos provenientes del negocio
    petrolero, trajo consigo la generación de corruptelas,
    compadrazgos y clientelismo, erosionándose el desarrollo
    democrático de la vida nacional.

    La forma en que se pretende alcanzar esta
    Revolución Pacífica es, corroborando lo propuesto
    por Huntington, procurar la Institucionalización de la V
    República. Una vez concluidas las megaelecciones, se
    dejará atrás el proceso de transición
    institucional, en el que era necesario definir al adversario, las
    elites corruptas e ineficientes del puntofijismo, aislarlas,
    segregarlas y desplazarlas. Lo que se logró
    pacíficamente, con métodos
    democráticos y con un mínimo de tensiones sociales
    y de perturbaciones en la vida institucional.

    Ahora entramos en el período de
    institucionalización de la V República.
    Serán elegidos los miembros del Tribunal Supremo de
    Justicia; del Poder Ciudadano, Fiscal
    General, Contralor General y Defensor del Pueblo; del Poder
    Electoral, conforme a la normativa de la Constitución
    Bolivariana. Lo que implica, contrariamente al proceso anterior,
    mecanismos de negociación entre los sectores
    representados en los diferentes organismos de los Poderes del
    Estado, legitimados mediante el proceso eleccionario y actuando
    dentro de las reglas del juego establecidas en la
    Constitución.

    Cambios
    constitucionales.

    A continuación ofreceremos una síntesis
    de las principales diferencias entre la Constitución de la
    IV República, cuya data es de 1961, con la nueva
    Constitución Bolivariana. Aquella Carta fundamental
    rigió el juego democrático durante los 40
    años de existencia de la democracia de Punto Fijo y el
    Pueblo venezolano buscó producir los cambios que ese
    sistema requería, mediante el proceso coyuntural resumido
    en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Los cambios, y sus
    repercusiones, son:

    Un nuevo nombre para la
    República.

    En el artículo primero de la nueva Carta Magna se
    lee: "Venezuela se declara República Bolivariana,
    irrevocablemente libre e independiente, y fundamenta su
    patrimonio
    moral
    así como los valores
    de libertad, justicia y paz internacional en la doctrina de
    Simón Bolívar, el Libertador". Analistas
    consideran que con esta decisión la ANC introdujo un
    componente ideológico de tinte nacionalista en la Carta Magna.
    Gerardo Fernández, abogado constitucionalista, estima
    que se trata de un "antojito revolucionario" para complacer al
    presidente Chávez.

    El Voto militar.

    La nueva Constitución señala que "los
    integrantes de la Fuerza
    Armada Nacional en situación de actividad, tienen
    derecho al sufragio de conformidad con la ley". La posibilidad
    de extender el derecho al sufragio a los militares sin
    ningún tipo de discriminación por rangos, no debe
    confundirse con el carácter apolítico y no
    deliberante de la institución. La existencia de uno no
    impide la aplicación del otro. El derecho al voto por
    parte de los miembros de la Fuerza Armada Nacional,
    implicaría la igualdad de
    condiciones frente a los civiles en cuanto al sufragio como
    derecho universal. Además, el ejercicio del voto por
    parte de los militares debe asumirse como una decisión
    privada y no pública o institucional. El nuevo texto
    constitucional consagra como pilares fundamentales la disciplina,
    la obediencia, la subordinación y la acción
    conjunta y se puntualiza que no les está permitido optar
    a cargo de elección popular, participar en actos de
    propaganda,
    militancia o proselitismo político
    partidista.

    La reelección presidencial
    inmediata.

    La nueva Constitución establece que "el
    período presidencial será de seis (6)
    años. El Presidente de la República puede ser
    reelegido, de inmediato y por una sola vez, para un
    período adicional". El historiador Manuel Caballero
    advertía desde los comienzos del proceso constituyente,
    que la principal preocupación del presidente Hugo
    Chávez era lograr la reelección a través
    de la Asamblea. Caballero denominaba a la ANC, "la
    reelectuyente". Hoy el camino queda abierto para que el primer
    mandatario permanezca en Miraflores hasta el 2011, si el primer
    año de gobierno (1999) no es contado en la
    relegitimación del Poder
    Ejecutivo. Algunos detractores de la decisión
    advierten acerca del peligro que encierra la permanencia en el
    poder por muchos años (sobre todo en países de
    fuerte tradición caudillista y militar), y el desgaste
    de la legitimidad presidencial.

    El Vicepresidente.

    Cada una de las ramas del poder público
    tendrá determinadas novedades: el Ejecutivo suma a la
    figura del primer mandatario la del vicepresidente, su
    más directo colaborador. El deberá coordinar las
    relaciones con el Legislativo y los demás entes de la
    administración pública.
    Estará para suplir al presidente con todas las
    atribuciones que éste le delegue. Este miembro del
    Ejecutivo tiende a cambiar las características de la política
    nacional. La figura es suceptible del voto de censura de la
    Asamblea Nacional (Legislativo), al igual que cualquier
    ministro. Pero si en un período la Asamblea sanciona a
    tres vicepresidentes, el presidente adquiere la potestad de
    disolver al parlamento para que sea renovado en
    elecciones.

    La unicameralidad.

    El nuevo parlamento será un cuerpo con un menor
    número de miembros y también con menos
    atribuciones, sobre todo en el ámbito militar.
    Quizás por ser sujeto de críticas populares, la
    Constituyente puso especial énfasis en este nuevo poder.
    Sus miembros, de mandato revocable, perderán potestades
    como la amplia inmunidad que anteriormente disfrutaban. La
    primera razón a favor de una sola cámara, fue la
    reducción de la burocracia, lo
    que daría celeridad a la actividad legislativa. Se ha
    dicho incluso, que anteriormente todo el trabajo
    lo hacía la Cámara de Diputados, por lo que la
    Cámara de Senadores estaría de más en una
    estructura donde se busque mayor efectividad. Este argumento es
    desmentido por quienes aseguran que la unicameralidad es
    utilizada en países donde se concentra el poder en un
    sólo partido político y sin tradición
    democrática.

    El Tribunal Supremo de Justicia.

    "Corresponde al Tribunal Supremo de Justicia la
    dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
    la inspección y vigilancia de los tribunales de la
    República y de las Defensorías Públicas.".
    Este organismo viene a sustituir a la Corte Suprema de Justicia
    como ente rector del sistema judicial venezolano. La forma de
    elección de los nuevos magistrados será
    más compleja y participativa. Hasta ahora eran electos
    por mayoría simple del Congreso. En adelante
    serán electos en el Legislativo, pero se
    requerirá de un proceso que se inicia con postulaciones
    personales y se obliga a escuchar a la comunidad. Esto busca
    que sean magistrados más autónomos y que
    actúen sin la presión
    de haber sido elegidos por sectores
    políticos.

    El Poder electoral.

    Se establece que el Poder Electoral se ejerce por el
    Consejo Nacional Electoral como ente rector y, como organismos
    subordinados a éste, la Junta Electoral Nacional, la
    Comisión de Registro Civil
    y Electoral y la Comisión de Participación
    Política y Financiamiento. Este nuevo poder público
    viene a cumplir una reiterada petición del sector para
    que se diera rango constitucional al órgano que realiza
    las elecciones. Desaparece el Consejo Nacional Electoral, ente
    que curiosamente no llegó a cumplir dos años de
    vida. Los miembros serán sólo cinco. Las otras
    nuevas instituciones constitucionales del ámbito
    electoral que la Constituyente consideró pertinente
    crear, tratan de unificar el registro Civil
    y el Electoral, y la coordinación de la participación
    ciudadana, que ha sido emblema político de los
    últimos años.

    EL Poder Ciudadano.

    La nueva Carta Magna reza: "El Poder Ciudadano se
    ejerce por el Consejo Moral Republicano integrado por el
    Defensor del Pueblo, el Fiscal General y el Contralor General
    de la República". Toda una novedad en la vida
    republicana de Venezuela. Incorpora una nueva figura, el
    Defensor del Pueblo, cuyas funciones son prevenir, investigar y
    sancionar los hechos que atenten contra la ética
    pública y la moral
    administrativa; velar por la buena gestión y la legalidad en el uso del
    patrimonio
    público; el cumplimiento y la aplicación del
    principio de legalidad en toda la actividad administrativa del
    Estado y promover, igualmente, la
    educación como proceso creador de la
    ciudadanía, así como la libertad, la solidaridad, la
    democracia, la responsabilidad
    social y el trabajo.
    Inspirado en la frase de El Libertador: "Moral y Luces son
    nuestras primeras necesidades", este poder público fue
    rechazado por quienes argumentaban que no se justifica en una
    democracia que ya contempla a las figuras del Contralor y del
    Fiscal como entes autónomos. En adelante, al formar
    parte de un mismo poder, no habrá vigilancia
    recíproca entre éstos.

    Rendición de cuentas del
    Banco
    Central.

    En la nueva Carta Magna el Banco Central de Venezuela
    (BCV) "se regirá por el principio de responsabilidad pública, a cuyo efecto
    rendirá cuenta de las actuaciones, metas y resultados de
    sus políticas ante la Asamblea Nacional, de acuerdo a la
    ley". A los economistas les preocupa esta decisión.
    Estiman que si esa rendición de cuentas se hace sobre la
    gestión monetaria y cambiaria, el ente emisor
    perdería la potestad de controlar la inflación, y
    tal es su objetivo

    La evasión fiscal como delito
    penal.

    "La evasión fiscal, sin perjuicio de otras
    sanciones establecidas por la ley, podrá ser castigada
    penalmente". En Venezuela una de las grandes debilidades de la
    recaudación fiscal está en la evasión y
    corrupción administrativa.

    Petróleos de Venezuela (PDVSA) propiedad
    absoluta del Estado.

    En la nueva Constitución el Estado
    conservará la totalidad de las acciones de
    PDVSA o del ente creado para el manejo de la industria
    petrolera por razones de soberanía económica,
    política y de estrategia
    nacional, exceptuando las de las filiales, asociaciones
    estratégicas y cualquier otra que se constituyan como
    parte del desarrollo de la empresa. La
    disposición constitucional deja abierta la posibilidad
    de que las filiales puedan tener capital
    mixto, y contempla la posibilidad de que se realicen
    asociaciones estratégicas.

    Los derechos indígenas.

    "El Estado reconoce la existencia de los pueblos y
    comunidades indígenas, su organización social,
    política y económica, sus culturas, usos y
    costumbres, idiomas y religiones, así
    como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras
    que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias
    para desarrollar y garantizar sus formas de vida". Expertos de
    la frontera venezolana consideran que si se aceptan los
    "derechos originarios" de los indígenas, éstos,
    basándose en el principio inalienable de
    autodeterminación de los pueblos, estarán en
    capacidad de exigir y obtener derechos para la
    explotación de sus propias tierras, con sus recursos
    naturales y minerales; la
    desmilitarización de las mismas; recibir
    préstamos internacionales o la restitución de los
    territorios que hayan sido confiscados o dañados. El
    contralmirante (r) Ramiro Pérez Luciani, presidente del
    Instituto de Estudios Fronterizos, advierte que
    estaríamos frente al desmembramiento de una
    porción de Venezuela.

    Percepción de la
    Coyuntura.

    Las percepciones sobre los acontecimientos que
    están sucediendo en Venezuela, las llamadas
    "megaelecciones", han suscitado múltiples opiniones, a
    menudo muy diversas entre sí, y que a continuación
    recogemos con el fin de ilustrar que opina la sociedad, una
    sociedad que ve su futuro desde una perspectiva positiva, y otros
    como algo incierto y de rasgos pesimistas. Las fuentes
    utilizadas para tal cometido, son artículos de prensa
    venezolana, extraídas de Internet.

    Al referirnos a una visión positiva de la
    realidad en Venezuela, queremos decir que existe un optimismo
    sobre los resultados que se obtendrán en las
    próximas elecciones del 30 de julio, y que
    significarían la consolidación del proceso de
    democratización de la democracia.

    En el artículo de Ricardo Combellas, que lleva
    por título "Caudillismo
    versus Democracia Participativa", se aprecia una incertidumbre
    sobre qué camino tomará luego de las elecciones, la
    política venezolana. El autor cita a Aristóteles, "la esperanza es el
    sueño de un hombre
    despierto", y opina que al extrapolar su significado, a la
    Democracia Participativa podemos concebirla como un
    desiderátum, una esperanza del sistema político
    venezolano. La verdad para el autor es que ésta nunca ha
    existido, ni siquiera en las formalidades constitucionales. Sin
    embargo se muestra
    optimista, pues la aprobación de la Constitución
    Bolivariana significa a su entender una buena señal para
    el avance de la Democracia en Venezuela y la apertura a un mapa
    ambicioso para su desarrollo. Admite que realizar este
    sueño no será una tarea fácil,
    principalmente por la tradición, la de un caudillismo
    autoritario, que vence pero no convence. A raíz de esto el
    autor cita a Unamuno, "Venceréis pero no
    convenceréis. Venceréis porque tenéis
    sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis porque
    convencer significa persuadir y para persuadir necesitáis
    algo que os falta razón y derecho en la lucha". Los
    valores
    universales democráticos de la libertad y la igualdad son
    ajenos, extraños a la vida de los venezolanos. Esta
    situación es explicada por la pobreza
    creciente que ha convertido a la mayoría en
    incrédulos en relación a la igualdad, es decir,
    frente a las promesas de mejor nivel de vida y de justa distribución del ingreso.

    El autor Baldomero Vásquez Soto, en su
    artículo "El final de la Democracia como Idelogía",
    agrega a los factores antes señalados la
    degradación institucional de los poderes ejecutivo,
    legislativo, judicial, electoral y militar, a causa de la
    apropiación indebida que la élite dominante hizo de
    ellos, y que ha traído como consecuencia el hecho de que
    el pueblo considere moralmente ilegítimas las
    instituciones políticas de la democracia venezolana y
    rechace abiertamente a aquellos que la ejercen: los partidos
    políticos. Esta desligitimación institucional que
    padece el régimen democrático es el detonante del
    fenómeno chavista. La travesía que ahora emprende
    Venezuela es "hacia la mayoría de edad para hacer realidad
    una sociedad productiva, democrática y moderna. Un
    capitalismo
    verdadero, para utilizar las palabras del presidente
    Chavéz".

    El artículo de Salomón Baum, titulado "Las
    dos Venezuela", da testimonio de dos realidades, dos capas que
    conviven, se enfrentan a veces. Las que están conformadas
    por una Venezuela de trabajo; la otra Venezuela corrupta. La
    primera capa, según el autor, debe ser estimulada y
    relanzada para que termine por dominar, por infiltrarse en todas
    partes, para que así silencie y opaque a la capa
    infructuosa. No hay duda para él, en la necesidad de
    grandes y profundas reformas, destaca la iniciativa de Hugo
    Chavéz, candidato a la presidencia en la convocatoria a
    una Constituyente. Para el autor estas reformas no tienen por
    qué ser violentas, ni implicar amenazas, como tampoco
    conllevar la imposición de sistemas de
    gobierno autoritarios y demagógicos, que coarten la
    libertad. La revolución debe ser pacífica, y debe
    implicar el cambio radical de actitud del
    venezolano, mediante el ejemplo y la práctica de todo el
    tren gubernamental. La postura presentada muestra un
    optimismo, que se refleja en la confianza hacia un nuevo
    gobierno, el cual debe sustentarse sin duda alguna en el ejemplo,
    para que de ese modo se logre una culturización
    democrática en la sociedad venezolana.

    A continuación se tratarán aquellos
    artículos que no ven futuro próspero para los
    resultados que se obtendrán en las megaelecciones, pues
    asumen de antemano el fracaso del proyecto
    político de Hugo Chavéz, que significará un
    estancamiento en la ya destrozada Venezuela.

    Es un hecho reconocido el pensar que en Venezuela la
    Democracia ha existido durante cuarenta años. Sin embargo
    el artículo de Alicia Alamo Bartolome, titulado "Eso es
    verdad…", nos muestra una realidad que se aleja de todo
    parámetro mínimo de Democracia, en donde ha
    existido un Congreso de parásitos privilegiados,
    ausentismos, curules vitalicios, viáticos a granel para
    viajes,
    teléfono gratis, jugosas jubilaciones,
    prestaciones
    sociales incalificables por la naturaleza del
    servicio que debían prestar, impunidad – más
    que inmunidad – parlamentaria, más toda clase de
    ventajismos. También critica la despreocupación del
    gobierno demostrada ante la pasada catástrofe ambiental,
    ya que éste se encontraba concentrado en el triunfo del
    "SI" a la nueva constitución. Para la autora
    después de un año constitucional poco ha variado la
    situación de Venezuela, los personeros del régimen
    hacen los mismos negocios, se
    arrogan los mismos privilegios, se saltan "sus" nuevas leyes
    eligiendo a dedo, practican el "quítate tú para
    ponerme yo".

    En el artículo de Nicomedes Zuloaga titulado "El
    veneno de la Democracia", vemos de manera tajante como se
    expresa, citando para ejemplificar su postura a Norberto Bobbio,
    sobre uno de los atributos más importante de la
    Democracia, Elección por la Mayoría . Zuloaga
    considera que las Elecciones son en realidad un verdadero mal
    necesario del sistema que puede destruirlo, todo a raíz de
    la mayoría que apoya a Chavéz, lo que considera
    como el producto de lo
    que él llama "deseo de retroceder y profundizar aún
    más la crisis".

    En la opinión de Mercedes Medina, "Democracia y
    Cultura",
    complementando la anterior opinión, precisa que al pueblo
    venezolano le falta preparación y tradición
    cultural, y asegura que Democracia y Cultura son
    temas indisolubles, forman un juego dialéctico en el que
    la primera es la base de la segunda y la segunda influye en la
    primera.

    Otra percepción
    pesimista la encontramos en el historiador y ex Presidente de la
    República Ramón J.
    Velásquez ( entrevista).
    Para él lo que está proponiendo Chavéz es
    "Caudillismo y Personalismo". Lo único realmente nuevo
    para él es la democracia. La palabra " Política"
    estuvo prohibida hasta bien entrado el S. XX. y cuando el partido
    político es armado, como en el liberalismo
    amarillo, no hay debate ni contraste de ideas, no hay libertad ni
    dignidad.

    Ultimamente se han hecho oír las voces de
    protesta de algunos militares venezolanos, llegándose a
    hablar de un "Ruido de
    Sables" que estaría perturbando al gobierno de
    Chávez. "De seguir así, hay posibilidades de un
    Golpe de
    Estado. No quisiéramos que eso sucediera, pero si el
    Presidente no rectifica los errores cometidos, podríamos
    ir a una situación de ese tipo", advierte el almirante
    Huizi Clavier. Este último agrega también que "hay
    un descontento interno de las Fuerzas Armadas, con una alta
    explosividad por los problemas
    sociales del país, que no sabemos hasta donde
    Venezuela puede aguantarla".

    Conclusión.

    Podemos afirmar que la hipótesis
    propuesta para interpretar los hechos que se han desarrollado
    durante la coyuntura que sirve como objeto de estudio en este
    trabajo se cumple. Esta aseveración tiene su fundamento en
    el respeto por las
    vías democráticas que se ha podido comprobar, para
    llevar a cabo un proceso de cambio rápido y fundamental,
    aunque no violento.

    El Cambio ha sido rápido, porque si bien la
    noción de Crisis y la necesidad de reformas de fondo en el
    sistema se presentan desde mediados de los 80, la coyuntura que
    ha desenvuelto el proceso revolucionario corresponde al
    período comprendido entre la elección de
    Chávez en 1998, y el proceso eleccionario actual, que
    pretende formar las nuevas instituciones democráticas
    según la nueva Constitución.

    Durante estos 3 años se produjo un cambio
    fundamental, que se inició con la acogida de las demandas
    de llamar a la formación de la Asamblea Nacional
    Constituyente, que venían escuchándose durante el
    gobierno de Caldera, de parte de todos los sectores (incluyendo a
    Fedecámaras, agrupación de los industriales) ese
    mismo año. Así, un día cualquiera Venezuela
    amaneció con el notición del cierre del Congreso
    Nacional, lo que significó la muerte para
    la Democracia de Punto Fijo, de tan célebre estabilidad
    durante 40 años. Esto se tradujo en que los partidos
    políticos que animaron dicho juego democrático
    desde la fundación de la política de masas en 1958,
    Acción Democrática (adscrita a la Internacional
    Socialista) y COPEI (partido democratacristiano), fueron
    desplazados del poder, quitándoles el Pueblo la
    legítima representación de sus intereses. Lo
    fundamental del cambio radica en la profunda
    transformación que supone para la estructura de un Estado,
    la refundación del mismo, dando paso a la llamada V
    República. Su fundamentación se encuentra en las
    páginas de la nueva Constitución de la
    República Bolivariana de Venezuela, aprobada por
    plebiscito en 1999.

    Hoy estamos ad portas del fin de la incertidumbre sobre
    el futuro de este proceso, pues lo que el mega proceso
    eleccionario que está desarrollándose en estos
    días busca, es iniciar la institucionalización de
    la V República, mediante la elección de la
    totalidad de las nuevas "autoridades" que ejercen el accionar de
    los poderes del Estado. Aún está por verse si esto
    podrá llegar a buen puerto, pues una vez finalizado el
    período de inestabilidad de la coyuntura, y de
    excepcionalidad en la conducción del proceso (queremos
    decir que mientras no se elijan a los nuevos representantes y no
    se ponga en marcha plenamente la V República se vive una
    situación un tanto caótica, por cuanto no se tiene
    total claridad para realizar su aplicación); mientras esas
    dudas no se disipen, no se podrá saber si es o no es
    viable la Revolución Pacífica. Cabe señalar
    que el presidente Chávez ha construído su base de
    apoyo en torno al populismo y
    apelando a la desesperación de las alicaídas masas
    venezolanas; esto es lo que lo tiene "con la soga al cuello", y
    es lo que tendrá que enfrentar una vez aquietadas las
    aguas. Afirmar la economía, en el actual sistema
    económico internacional, implicará la toma de
    medidas impopulares, pero necesarias, lo que podría
    llevarnos a sospechar de la debilidad de la nueva
    República, por cuanto descansaría sobre una base
    débil, tras un discurso fuerte.

    Orángel Hernández

    Maracaibo

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