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Preparación y presentación de exámenes




Enviado por Héctor Estigarribia



    Indice
    1.
    Qué han venido siendo los
    exámenes

    2. Que pudieran ser los
    exámenes

    3. Cómo preparar los
    exámenes

    4. Cómo presentar los
    exámenes

    5. Actividades
    Evaluativas

    1. Qué han venido
    siendo los exámenes

    Antes de desarrollar esta técnica de estudio es
    oportuno hacer una crítica honesta al sistema
    tradicional de exámenes, no con el propósito de
    crear polémicas bizantinas o de ser críticos
    solamente, sino para, según nuestros objetivos,
    poder
    planificar una mejor manera de preparación de
    exámenes.
    Los exámenes, intermedios o finales, orales o escritos,
    pero especialmente estos últimos, han llegado a
    constituirse en un sistema
    tradicional de poca confianza. Han sido y siguen siendo un
    conjunto de operaciones
    más o menos rudimentarias, recubiertas con un manto
    formalista que les da cierto carácter
    de seriedad, pero que de por sí no pueden dar
    garantías académicas.
    Mediante estas operaciones, los
    alumnos, en una fecha prevista de antemano, responden a unas
    preguntas sobre una parte delimitada de la materia o si
    se trata de exámenes finales, sobre toda la materia.
    También hay exámenes preparatorios de grado y de
    sustentación de tesis, cuyo
    ámbito es mayor, ya que se trata de dar cuenta de
    áreas más o menos extensas de materias afines. o de
    establecer el grado de conocimientos centrados en un solo tema
    que se supone es de dominio
    exhaustivo del candidato a graduación.
    El sistema en general resulta arbitrario, por varias razones que
    se exponen a continuación:
    a) No da la real medida de los verdaderos conocimientos por
    cuanto la preparación del examen consiste más que
    todo en hacer un gran esfuerzo memorístico de
    última hora, sacrificando casi por entero la
    comprensión.
    El objetivo
    inmediato, y casi siempre único, del alumno es pasar la
    materia aunque no la comprenda y por esto, además de
    la memoria, no
    pocos alumnos confían también en la suerte y en el
    azar de la "copia" para que sus respuestas merezcan una nota
    aprobatoria.
    e) En consecuencia, en la mayor parte de las veces el examen no
    configura una estructura de
    la materia en la mentalidad del estudiante, pues éste ha
    llegado es a una especie de sobresaturación anormal, de
    indigestión de datos incompletos
    y semiorganizados, los cuales, por las condiciones anormales en
    que fueron obtenidos, irán desapareciendo como por encanto
    una vez que pase también el malestar.
    d) Debido a las marcadas tendencias de "copia", el profesor
    universitario se ve forzado a ser una especie de detective
    durante la práctica del examen, sobre todo si éste
    es escrito, teniendo que utilizar a veces los medios
    más hostiles para garantizar la honestidad de la
    evaluación.
    La "copia" es una costumbre generalizada en todos los centros
    universitarios, y aunque íntimamente es considerada como
    un acto de engaño por los mismos alumnos, se utiliza casi
    como una norma para alcanzar el éxito.
    Los pocos que no acuden a ella, hacen muchas veces un esfuerzo
    mayor y más consciente y luego experimentan una
    frustración al verse calificados por debajo de
    compañeros con menores méritos.
    Este es uno de los hechos contundentes que está
    desmejorando de continuo la
    personalidad de los estudiantes, pues el sentido de responsabilidad y del honor se hallan rebajados, y
    si se convierten en una manera de ser, la vida profesional futura
    se verá igualmente preñada de irresponsabilidad y
    deshonestidad. La universidad en
    este aspecto, antes de verificar las reales causas de tales
    hechos, sólo ha querido contrarrestarlos con sanciones
    excesivas como la anulación del examen y la
    correspondiente calificación de cero.

    1. Por último, los centros universitarios aceptan
      los resultados obtenidos de estos exámenes como
      sí fueran la única y absoluta expresión de
      los conocimientos, y sobre esta base se registra la
      aprobación de los cursos
      particulares y luego de la carrera total para expedir el
      título que acredita como profesional. También
      existen notas y calificaciones que provienen de otras fuentes
      más aceptables, como prácticas y trabajos
      escritos, y notas apreciativas o calificaciones conceptuales
      que no dejan de ser subjetivas por parte de los profesores por
      más buenas intenciones que tengan. Sin embargo, los
      exámenes son siempre la principal fuente de
      calificaciones.

    Todos estos aspectos negativos indican que en no pocos
    casos la "buena" calificación que se asigna a un examen
    valora más la capacidad memorística y las
    armitañas y habilidades de los alumnos para copiar, que al
    verdadero grado de conocimientos que aquellos poseen.
    Al no aceptar tal situación en una metodología científica de estudio,
    tenemos que empezar por desecharla como nociva y proponer
    fórmulas técnicas
    más adecuadas.

    2. Que pudieran ser los
    exámenes

    Para ser enfáticos y quizás extremistas,
    puede decirse que lo mejor sería suprimir el actual
    sistema de exámenes y cambiarlo por otro más
    racional basado en el método de
    estudio por comprensión. Este nuevo sistema de
    calificaciones tendría como meta principal establecer la
    garantía y la confianza óptima en el grado de
    idoneidad de los alumnos. Para ello habría que investigar
    con detenimiento, pues se necesita recorrer un largo camino de
    indagación para encontrar una fórmula racional.
    Quizás tendría que llegarse a varias modalidades de
    un mismo sistema
    operativo, y quizás el intento de un cambio radical
    en este asunto podría causar graves traumatismos y por
    consiguiente el rechazo unánime o parcial de los sectores
    interesados, como los mismos estudiantes, los profesores y las
    universidades.
    Aunque el autor no ha realizado experiencias en tal sentido, a
    manera de hipótesis se formula tentativamente una
    solución, la cual consiste en cambiar el sistema de
    exámenes vigente por otro que realice durante cada
    período académico, y en cada una de las materias
    que en él se cursan, un número indeterminado de
    pruebas
    intermedias sin previo aviso a los alumnos, el día que
    disponga el profesor, y sin que nada ni nadie pueda hacer deducir
    las fechas a los alumnos, y si se estandarizan métodos
    racionales para erradicar las copias, seguramente las
    calificaciones determinarían con mayor objetividad las
    capacidades de los alumnos en cuanto al conocimiento
    de las respectivas maternas.

    En este sistema propuesto no se trata de que los alumnos
    no tengan una preparación para presentar las pruebas. Todo
    lo contrario, se pretende que la preparación sea una
    continuidad mediante el estudio sistematizado con base en la
    comprensión, lo cual da seguridad a
    aquellos estudiantes que realmente han ido a la universidad en la
    búsqueda del conocimiento,
    y descartaría a aquellos cuya intención es aprobar
    las materias y los cursos por medio
    del fraude.
    El examen final de cada materia sí tendría una
    preparación inmediata por cuanto los alumnos conocen las
    fechas en las cuales van a producirse, pero se trataría
    entonces de una preparación muy diferente, ya que el
    recorrido anterior en aras de la comprensión habría
    producido el
    conocimiento esencial en cada caso y, por consiguiente, el
    alumno, desprovisto del natural nerviosismo que en el sistema
    actual lo sobrecoge, sólo tendría que hacer un
    repaso de las grandes áreas ya comprendidas de la materia,
    ubicando y rectificando los detalles pertinentes en cada una de
    ellas.
    Así, el examen final se convertiría en una
    expresión de síntesis
    de todo el trabajo
    realizado durante el periodo académico, altamente
    favorable tanto para los alumnos como para los profesores y lo
    que es más importante, daría la garantía
    profesional que debe ser la mayor responsabilidad de los centros universitarios con
    respecto a sus egresados.
    Con este sistema, o con otro similar, podrían conseguirse
    varias ventajas, como las siguientes:
    a) El alumno estaría preparado de continuo, o mejor,
    estaría preparándose continuamente, para poder afrontar
    las pruebas intermedias con éxito.
    b) La asistencia a clase llegaría a ser también,
    por parte de los alumnos, una actitud
    permanente y positiva porque de ello dependerían muchas
    cosas, incluidas las notas.
    c) Se obligaría al estudiante a estar al día en sus
    compromisos académicos en cada materia.
    d) Se eliminaría, o por lo menos se disminuiría de
    manera considerable, la tendencia a la memorización.
    e) Se regularía el proceso del
    estudio y las demás formas conexas de la vida
    académica.
    f) Sé disminuiría mucho el estado de
    ansiedad, por cuanto se promovería el estado de
    seguridad ante
    los cuerpos de materia de los cuales se ha de responder en los
    exámenes.
    g) Se obtendría el índice más aproximado de
    los conocimientos reales que pudieran tener los estudiantes en
    las respectivas materias.

    3. Cómo preparar
    los exámenes

    Aunque los anteriores análisis pueden quedar sólo como una
    especulación, por lo menos para los tiempos actuales,
    queda la esperanza de que lleguen épocas más
    propicias para esta clase de cambios. En adelante, en este
    capítulo debemos centramos en las circunstancias reales
    que por ahora deben ser consideradas para llevar a cabo una
    más o menos eficiente preparación de
    exámenes.
    Esta propuesta se basa en el método de
    estudio por comprensión, y por ello debe considerarse como
    una técnica de estudio, tendiente, como las demás,
    a consolidar y promover el estudio productivo.
    Con base en ello, y en las normas adecuadas
    al método de estudio, se recomienda:
    a) Tomar conciencia de lo
    que representa un examen como prueba de conocimiento, lo cual
    significa que ante todo debe ser una modalidad evaluativa para la
    universidad y para los profesores respecto de sus alumnos, pero
    sobre todo una forma autoevaluativa para los propios estudiantes,
    quienes, desde un punto de vista racional, deben ser los primeros
    y más sinceros interesados en conocer sus reales
    capacidades y conocimientos.
    b) Tener en cuenta siempre la relación conocimiento
    control
    seguridad, o sea, el hecho irrefutable de que el grado de
    seguridad de cada alumno (en este caso, seguridad para presentar
    un examen) depende directamente del mayor o menor control que se
    ejerza sobre la materia en cuestión, y que este mayor o
    menor control a su vez depende del grado de conocimiento que se
    tenga.
    c) Al estar de acuerdo con lo anterior, debe procurarse por todos
    los medios
    técnicos posibles aumentar el grado de conocimiento, lo
    cual en síntesis
    significa aplicar continuamente durante los periodos
    académicos el método y las técnicas de
    estudio.
    d) Para llevar a la práctica lo anterior, deben cumplirse
    por lo menos los siguientes requisitos:
    Utilizar correctamente, y desde el principio de cada periodo
    académico, las perspectivas guías de cátedra
    en todas y cada una de las materias que se cursan, haciendo uso
    sobre todo de la bibliografía específica por temas, y
    ubicándose de continuo en el desarrollo de
    la temática correspondiente a cada hora de clase.
    Seguir siempre las normas
    establecidas en las técnicas
    de la "hora de clase", la observación, la lectura,
    etc.
    En resumen, debe tenerse presente que el éxito en los
    exámenes dependerá siempre de la manera de
    estudiar. No deberán hacerse esfuerzos memorísticos
    mientras no exista de antemano y como requisito la
    comprensión de los temas que se estudian. Esto conlleva la
    estabilidad psicológica y la seguridad.}
    Así, los exámenes de cualquier tipo y cualquier
    materia llegarán a ser eventos normales,
    no perjudicarán en nada el estudio de otras materias, ni
    deteriorarán la salud mental y
    física,
    porque ya no habrá la necesidad de hacer esfuerzos
    heroicos para su preparación.

    4. Cómo presentar los
    exámenes

    Lo anterior puede adjudicarse exclusivamente a la
    preparación de exámenes. Por último, veamos
    las circunstancias técnicas que deben tenerse en cuenta al
    realizar la presentación de exámenes, escritos u
    orales.

    Recomendaciones para el examen escrito
    Si el examen es escrito deben observarse las siguientes
    recomendaciones:
    a) Abordar el temario con claridad, pidiendo explicaciones
    inmediatas en caso de dudas o de posibles inconsistencias de las
    preguntas.
    b) Releer el temario con detenimiento para ubicar en principio
    las explicativas que deben darse, y para establecer aquellos
    puntos que por su mayor flexibilidad o sencillez o por el mayor
    conocimiento que de ellos se tenga, deben ser contestados en
    primer lugar. Esto significa que el examen podrá ser
    contestado en cualquier orden, bastando con identificar cada
    respuesta con el número de la pregunta
    correspondiente.
    c) Controlar el posible nerviosismo ante deficiencias manifiestas
    (reales o aparentes) de conocimiento. Pensar únicamente en
    las respuestas que deben escribirse, y no en la posible nota de
    calificación que va a obtenerse.
    d) Organizar un esquema de presentación en cada respuesta
    atendiendo un orden deductivo o inductivo, para así
    proporcionar una secuencia clara en la redacción. El desorden en las respuestas
    establece dudas en el profesor que califica acerca del grado de
    conocimiento del alumno.
    e) Tratar de escribir de manera comprensible, es decir, con letra
    clara y legible, y subrayando las palabras o. frases que denoten
    alguna importancia en la explicación. Se supone que
    existe, como corresponde al nivel universitario, una destreza
    gramatical y ortográfica, siendo éste uno de los
    momentos más apropiados para manifestarla.
    f) Distribuir y controlar el tiempo para
    evitar premuras innecesarias y toda clase de fallas al final del
    periodo de examen.
    g) Una vez terminado el examen, y antes de entregarlo al
    profesor, releerlo en su totalidad y con cuidado con el
    propósito de corregir posibles deficiencias. Debe ponerse
    especial cuidado en los elementos identificatorios, como el
    nombre, la fecha, la facultad, el curso, la materia, etc.
    h) Debe tenerse presente que la buena presentación de un
    escrito motiva a quien lo lee. Por ello, es bueno poner
    algún cuidado en cosas aparentemente simples como la
    distribución y separación de los
    temas y la ubicación y claridad de las gráficas.

    Recomendaciones para el examen oral
    De manera similar, deben tenerse en cuenta las siguientes
    recomendaciones al presentar un examen oral:
    a) El contacto inicial con el profesor (o profesores). en el
    momento del examen, debe estar marcado por la simpatía de
    parte del alumno. Un saludo cordial es la mejor manera de
    introducción en estos casos.
    b) La franqueza debe ser una expresión permanente en quien
    presenta un examen oral. Aparentar autosuficiencia, o fingir
    nerviosismo, produce efectos más negativos que positivos
    en los exámenes.
    c) Debe buscarse una postura cómoda. El
    relajamiento muscular ayuda mucho a la concentración y
    disminuye el posible nerviosismo natural.
    d) Deben escucharse las preguntas con la máxima atención posible. Esto además de ser
    muy benéfico para el estudiante motiva favorablemente a
    los examinadores.
    e) Una vez escuchada una pregunta, debe entrarse de inmediato en
    un proceso
    reflexivo rápido para ubicar el tema y comenzar a despejar
    las respuestas.
    f) En caso de dudas o de dificultades de comprensión de la
    pregunta, deben pedirse cortésmente las explicaciones que
    se requieran.
    g) Lo mismo que en la modalidad del examen escrito aquí
    también debe controlarse el nerviosismo,
    esforzándose en pensar en lo sustantivo del tema y no en
    cosas como la calificación por obtenerse.
    h) Deben promoverse una explicación concreta y unas
    definiciones (cuando son necesarias) claras y precisas. Para esto
    deben ponerse a funcionar las reglas mínimas de
    expresión oral.

    5. Actividades
    Evaluativas

    1. ¿Cuáles normas deben cumplirse para
    preparar eficientemente los exámenes?
    2. Nombre, en orden, los procedimientos
    necesarios para:

    1. presentar exámenes escritos;
    2. presentar exámenes orales.

     

     

    Autor:

    Héctor Estigarribia

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