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Primeros Auxilios




Enviado por daniela_andreap85



    1. Qué hacer en caso de
      accidente
    2. Asfixia
    3. Reanimación
      cardiopulmonar
    4. Hemorragia
    5. Envenenamiento
    6. Quemaduras
    7. Golpe de calor y
      deshidratación por calor
    8. Lipotimia y
      coma
    9. Esguinces y
      fracturas
    10. Mordeduras

    Los primeros
    auxilios son las medidas terapéuticas urgentes que se
    aplican a las víctimas de accidentes o
    enfermedades
    repentinas hasta disponer de tratamiento especializado. El
    propósito de los primeros
    auxilios es aliviar el dolor y la ansiedad del herido o
    enfermo y evitar el agravamiento de su estado. En
    casos extremos son necesarios para evitar la muerte
    hasta que se consigue asistencia médica.

    Los primeros auxilios varían según las
    necesidades de la víctima y según los conocimientos
    del socorrista. Saber lo que no se debe hacer es tan importante
    como saber qué hacer, porque una medida terapéutica
    mal aplicada puede producir complicaciones graves. Por ejemplo,
    en una apendicitis aguda un laxante suave puede poner en peligro
    la vida del paciente.

    Cualesquiera que sean las lesiones, son aplicables una
    serie de normas generales.
    Siempre hay que evitar el pánico y la
    precipitación. A no ser que la colocación de la
    víctima lo exponga a lesiones adicionales, deben evitarse
    los cambios de posición hasta que se determine la naturaleza del
    proceso. Un
    socorrista entrenado ha de examinar al accidentado para valorar
    las heridas, quemaduras y fracturas. Se debe tranquilizar a la
    víctima explicándole que ya ha sido solicitada
    ayuda médica. La cabeza debe mantenerse al mismo nivel que
    el tronco excepto cuando exista dificultad respiratoria. En
    ausencia de lesiones craneales o cervicales se pueden elevar
    ligeramente los hombros y la cabeza para mayor comodidad. Si se
    producen náuseas o vómitos debe
    girarse la cabeza hacia un lado para evitar aspiraciones. Nunca
    se deben administrar alimentos o
    bebidas (si el paciente va a requerir cirugía hay que
    esperar hasta que se vacíe el estómago), y mucho
    menos en el paciente inconsciente. La primera actuación,
    la más inmediata, debe ser procurar al paciente una
    respiración aceptable: conseguir la
    desobstrucción de las vías respiratorias para
    evitar la asfixia, extrayendo los cuerpos extraños
    -sólidos o líquidos- y retirando la lengua
    caída hacia atrás. Si el paciente no respira por
    sí sólo habrá que ventilarlo desde el
    exterior mediante respiración boca a boca hasta disponer de
    un dispositivo mecánico.

    El segundo aspecto a corregir es el referente al
    sistema
    circulatorio, para evitar el shock. Se deben valorar la
    frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Una
    valoración inicial se obtiene tomando el pulso: permite
    valorar la frecuencia y ritmo cardiaco, y su "fortaleza" nos
    indica una adecuada tensión arterial. El shock o choque es
    un trastorno hemodinámico agudo caracterizado por una
    perfusión inadecuada, general y duradera, de los tejidos que pone
    en peligro la vida. Los signos característicos son la piel
    fría y húmeda, los labios cianóticos
    (azulados), la taquicardia y la hipotensión arterial
    (pulso débil y rápido), la respiración
    superficial y las náuseas. Estos síntomas no son
    inmediatos; el shock puede desarrollarse varias horas
    después del accidente. Para evitarlo debe mantenerse
    abrigado al paciente e iniciar lo antes posible la
    perfusión de líquidos y electrolitos por vía
    intravenosa. Está prohibido administrar fármacos
    estimulantes y alcohol.

    Las urgencias que requieren primeros auxilios con
    más frecuencia son los accidentes en
    los que se produce asfixia, parada e infarto cardiacos, sangrado
    grave, envenenamiento, quemaduras, golpe de calor e
    insolación, desvanecimiento, coma, esguinces, fracturas y
    mordeduras de animales.

    *Qué
    hacer en caso de accidente*

    • Es preciso hacerse cargo rápidamente de la
      situación y poner sumo cuidado en la prevención
      de peligros mortales.
    • Los heridos deben apartarse de los lugares donde
      puedan correr peligro, por ejemplo de las calzadas o el fuego.
      Pero nunca ha de moverse a un herido si no es estrictamente
      necesario.
    • En caso de accidente de circulación, el
      triángulo de advertencia debe colocarse en un lugar bien
      visible.
    • Si ha de pedirse una ambulancia, deberá
      mandarse a un tercero. Nunca ha de dejarse a un herido
      solo.
    • Deben comprobarse el tipo y la importancia de las
      lesiones y controlar la respiración y el pulso del
      herido.
    • Téngase presente que muchas veces la prudencia
      salva más vidas que la urgencia.

    *Norma a seguir para pedir socorro*

    Cuando se pide una ambulancia por teléfono, o se llama a los bomberos, la
    policía o a la Cruz Roja, deberán
    proporcionárseles los siguientes datos:

    • El nombre de quien llama.
    • Número de teléfono desde dónde se les
      llama.
    • Lugar del accidente y situación.
    • Clase de accidente.
    • Número de lesionados.

    Es preferible trasladar a los heridos en ambulancia,
    aunque para ello tenga que esperarse un poco
    más.

    *ASFIXIA*

    En la asfixia, el aire no puede
    entrar en los pulmones y el oxígeno
    no llega a la sangre
    circulante. Entre las causas de asfixia se encuentran el
    ahogamiento, el envenenamiento por gases, la
    sobredosis de narcóticos, la electrocución, la
    obstrucción de las vías respiratorias por cuerpos
    extraños y la estrangulación. Para evitar un
    daño cerebral irreparable al detenerse la
    oxigenación tisular, se debe instaurar inmediatamente
    algún tipo de respiración artificial. La
    mayoría de las personas mueren cuatro a seis minutos
    después de la parada respiratoria si no se les ventila de
    forma artificial.

    Se han diseñado muchas formas de
    respiración artificial. La más práctica para
    la reanimación de urgencia es el procedimiento
    boca a boca: el reanimador sopla aire a presión en
    la boca de la víctima para llenarle los pulmones. Antes de
    ello, debe retirarse cualquier cuerpo extraño que obstruya
    las vías respiratorias. La cabeza de la víctima
    debe ser inclinada hacia atrás para evitar que la
    caída de la lengua
    obstruya la laringe; para ello se tira hacia arriba de la
    barbilla con una mano mientras con la otra se empuja hacia
    atrás la frente. El reanimador obtura los orificios
    nasales pinzándolos con los dedos, inspira profundamente,
    aplica su boca a la de la víctima, y sopla con fuerza hasta
    ver llenarse el tórax; después retira su boca y
    comprueba cómo la víctima exhala el aire. Este
    proceso debe
    repetirse 12 veces por minuto en un adulto y 20 veces por minuto
    en un niño.

    Si las vías respiratorias no están
    despejadas, debe comprobarse la posición de la cabeza de
    la víctima. Si todavía no se consigue permeabilidad
    se rota el cuerpo hacia la posición de decúbito
    lateral y se golpea entre los omóplatos para desatascar
    los bronquios. Después se vuelve a la respiración
    boca a boca. Si todavía no se consigue, se realiza la
    maniobra de Heimlich.

    Ésta es una técnica que se ha desarrollado
    en los últimos años para tratar a los pacientes con
    las vías respiratorias obstruidas por un cuerpo
    extraño. Inventada por el médico estadounidense
    Henry Jay Heimlich, se llama maniobra de Heimlich o "abrazo de
    oso", y consiste en la aplicación súbita de una
    presión
    sobre el abdomen de la víctima. El aumento de
    presión abdominal comprime el diafragma, éste a los
    pulmones, que expulsan aire a alta velocidad y
    presión, despejando las vías respiratorias. La
    maniobra se realiza situándose tras el paciente, rodeando
    su cintura con los brazos y entrelazando las manos, situando
    éstas entre el ombligo y la caja torácica, y
    presionando fuerte y de forma brusca hacia atrás y hacia
    arriba. Si la víctima está en posición
    horizontal, se presiona sobre el abdomen con la mano. Debe
    evitarse presionar sobre las costillas, pues se pueden romper,
    sobre todo en niños y
    ancianos.

    Una vez iniciada, la respiración artificial no
    debe suspenderse hasta que el enfermo empiece a respirar por
    sí solo o un médico diagnostique la muerte del
    paciente. Cuando el paciente empieza a respirar
    espontáneamente no debe ser desatendido: puede detenerse
    de nuevo la respiración de forma súbita o
    presentarse irregularidades respiratorias. En casos de
    ahogamiento siempre hay que intentar la respiración
    artificial, incluso aunque el paciente haya presentado signos de
    muerte durante
    varios minutos. Se han descrito varios casos de pacientes
    sumergidos durante más de media hora, cianóticos y
    sin posibilidades de reanimación, que respondieron a los
    primeros intentos del socorrista.

    *REANIMACIÓN
    CARDIOPULMONAR*

    La reanimación del paciente con parada cardiaca
    está muy relacionada con la reanimación
    respiratoria. Ha de aplicarse masaje cardiaco externo para
    mantener el flujo sanguíneo y combinarlo con las técnicas
    descritas de respiración artificial. Se sitúa a la
    víctima sobre una superficie firme y se confirma la
    permeabilidad de las vías respiratorias. El reanimador
    sitúa sus manos sobre el esternón del paciente;
    éste se deprime 5 cm, por lo que se comprime el
    corazón
    y se fuerza a la
    sangre a salir
    por las arterias. Cuando se afloja la presión, el corazón se
    expande y vuelve a llenarse de sangre procedente de las venas. El
    masaje se aplica en forma de compresiones cortas y
    rítmicas de un segundo de duración. Se aplica una
    respiración boca a boca cada cinco golpes cardiacos. Para
    esta operación son ideales dos reanimadores. Si
    sólo hay uno se aplican dos respiraciones boca a boca cada
    15 compresiones cardiacas. El procedimiento
    debe aplicarse, aunque no haya signos de vida, hasta conseguir
    ayuda médica.

    *HEMORRAGIA*

    El sangrado "en surtidor", "a chorro" o "a golpes" es
    signo inequívoco de hemorragia grave. La simple presencia
    de sangre sobre una superficie corporal grande no es signo de
    hemorragia. Puede haber salido sangre de múltiples heridas
    pequeñas, o puede haberse extendido. La cantidad de sangre
    que se pierde por una herida depende del tamaño y clase de
    los vasos lesionados. La lesión de una arteria produce
    sangre roja brillante que fluye a borbotones, mientras que la
    lesión de una vena produce un flujo continuo de sangre
    roja oscura. Si se rompe una arteria principal, el paciente puede
    morir desangrado en un minuto. Las lesiones de arterias de
    calibre medio y las lesiones venosas son menos críticas,
    pero si no se tratan también pueden ser fatales. Una
    complicación grave de la hemorragia es el shock
    hipovolémico, que debe ser prevenido y tratado lo antes
    posible.

    El procedimiento a utilizar para detener la hemorragia
    (hemostasia) depende del tamaño de la herida y de la
    disponibilidad de material sanitario. El mejor método es
    la aplicación de presión sobre la herida y la
    elevación del miembro. Esto es suficiente en lesiones de
    vasos de calibre medio. Lo ideal es utilizar compresas
    quirúrgicas estériles, o en su defecto ropas
    limpias, sobre la herida y aplicar encima un vendaje compresivo.
    Cuando este apósito se empapa de sangre no debe ser
    retirado: se aplican sobre él más compresas y
    más vendaje compresivo. Si el sangrado de una extremidad
    es muy abundante se puede aplicar presión sobre el tronco
    arterial principal para comprimirlo sobre el hueso y detener la
    hemorragia.

    La arteria braquial, que irriga la extremidad superior,
    debe ser comprimida en una zona intermedia entre el codo y la
    axila en la cara medial (interna) del brazo. La arteria femoral,
    que irriga la extremidad inferior, puede ser comprimida en el
    centro del pliegue inguinal, donde la arteria cruza sobre el
    hueso pélvico.

    *ENVENENAMIENTO*

    Una sustancia venenosa por vía oral produce
    náuseas, vómitos y
    calambres abdominales. Los venenos ingeridos por accidente o con
    fines suicidas incluyen: medicaciones a dosis tóxicas,
    herbicidas, insecticidas, matarratas y productos
    químicos o productos de
    limpieza.

    Para atender a una persona
    envenenada es primordial la identificación del
    tóxico, preguntando a la víctima o buscando
    indicios como, por ejemplo, envases vacíos, que suelen
    mencionar la lista de antídotos en su etiqueta. Las
    quemaduras, las manchas o un olor característico también pueden servir
    para identificar el veneno.

    La primera medida es diluir la sustancia tóxica
    haciendo beber a la víctima una gran cantidad de leche,
    agua o ambas.
    La dilución retrasa la absorción y la
    difusión del veneno a los órganos
    vitales.

    Excepto en los casos de ácidos o
    bases fuertes, estricnina o queroseno, la medida siguiente es
    inducir el vómito para
    eliminar la mayor cantidad posible de tóxico antes de que
    se absorba. Se puede inducir haciendo beber a la víctima
    una mezcla de medio vaso de agua y varias
    cucharadas de bicarbonato de sodio o de magnesia, o introduciendo
    los dedos o una cuchara hasta estimular el velo del paladar y
    conseguir el vómito o la
    emesis. Se debe repetir este procedimiento hasta vaciar el
    estómago. Después conviene administrar un laxante
    suave.

    El veneno se debe contrarrestar con un antídoto.
    Algunos de ellos aíslan la sustancia tóxica de las
    mucosas sensibles; otros reaccionan químicamente con el
    veneno y lo transforman; otros estimulan al organismo a
    contrarrestar la acción del tóxico. Si el
    antídoto específico no está disponible se
    utiliza uno universal que contrarresta la mayoría de los
    venenos. Un antídoto universal sencillo se puede obtener
    mezclando una parte de té fuerte, una parte de magnesia y
    dos partes de polvillo de pan quemado. Este antídoto
    también está disponible en los
    comercios.

    Cuando el veneno es un ácido corrosivo
    (clorhídrico, nítrico, sulfúrico), una base
    fuerte (sosa cáustica) o amoníaco, no se debe
    estimular el vómito, pues se dañarían
    más aún los tejidos de la
    boca, la faringe y el esófago. Para intoxicaciones por
    ácidos
    se puede utilizar como antídoto una base débil,
    como la magnesia o el bicarbonato de sodio. Para intoxicaciones
    por bases son útiles los ácidos débiles,
    como el limón o el vinagre diluido. Tras su
    ingestión debe administrarse aceite de oliva o clara de
    huevo. En intoxicaciones por estricnina o queroseno se debe
    ingerir abundante agua o leche y
    después aceite de oliva o clara de huevo, sin provocar el
    vómito.

    *QUEMADURAS*

    Se producen por exposición
    al fuego, a metales
    calientes, a radiación,
    a sustancias químicas cáusticas, a la electricidad o,
    en general, a cualquier fuente de calor (por
    ejemplo el Sol). Las
    quemaduras se clasifican según la profundidad del tejido
    dañado y según la extensión del área
    afectada. Una quemadura de primer grado, que sólo afecta a
    la capa superficial de la piel, se
    caracteriza por el enrojecimiento. Una quemadura de segundo grado
    presenta formación de flictenas (ampollas), y una de
    tercer grado afecta al tejido subcutáneo, músculo y
    hueso produciendo una necrosis. La gravedad de una quemadura
    también depende de su extensión. Ésta se
    mide en porcentajes de la superficie corporal. Las quemaduras
    graves producen shock y gran pérdida de líquidos.
    Un paciente con quemaduras de tercer grado que ocupen más
    del 10% de la superficie corporal debe ser hospitalizado lo antes
    posible.

    La finalidad de los primeros auxilios en los quemados es
    prevenir el shock, la
    contaminación de las zonas lesionadas y el dolor. La
    aplicación de bolsas de hielo o la inmersión en
    agua helada disminuye el dolor. Después se ha de cubrir la
    zona con un apósito grueso que evite la contaminación. No se deben utilizar curas
    húmedas, pomadas o ungüentos, y hay que acudir al
    especialista médico inmediatamente.

    Las quemaduras del Sol pueden ser de primer o de segundo
    grado. Sus casos leves se pueden tratar con una crema fría
    o un aceite vegetal. Los casos graves conviene que sean atendidos
    por un especialista. Las quemaduras químicas deben ser
    lavadas inmediata y profusamente para diluir al máximo la
    sustancia corrosiva. Las lesiones dérmicas de las
    quemaduras eléctricas se tratan como las de exposición
    al fuego y, además, deben ser controladas en un centro
    hospitalario para valorar posibles lesiones cardiacas o
    nerviosas.

    *GOLPE DE CALOR Y DESHIDRATACIÓN POR
    CALOR*

    El golpe de calor y la deshidratación por el
    calor están causados por un exceso de calor, pero sus
    síntomas son tan dispares que es muy difícil
    confundirlos. El golpe de calor, producido por un mal
    funcionamiento de los centros reguladores del calor, es una
    patología más grave que afecta principalmente a los
    ancianos. Sus síntomas son la piel caliente y enrojecida,
    la ausencia de sudoración, el pulso fuerte y contundente,
    la respiración dificultosa, las pupilas dilatadas y la
    temperatura
    corporal extremadamente alta. El paciente se encuentra mareado y
    puede perder la consciencia. La deshidratación por calor
    se debe a una pérdida excesiva de líquidos y
    electrolitos en el organismo. La piel está pálida y
    húmeda, la sudoración es profusa, el pulso
    débil y la respiración superficial, pero las
    pupilas y la temperatura
    corporal son normales. Pueden producirse cefaleas y
    vómitos.

    Los primeros auxilios necesarios para el golpe de calor
    y para la deshidratación por el calor también
    difieren. La víctima de un golpe de calor debe ser
    transportada a un lugar fresco a la sombra, y allí debe
    guardar reposo con la cabeza elevada. Se debe humedecer el cuerpo
    con alcohol o agua
    fría para bajar la temperatura y el enfermo debe ser
    trasladado a un hospital de inmediato. El paciente con
    deshidratación por el calor también debe guardar
    reposo, pero con la cabeza más baja que el cuerpo;
    conviene proporcionarle abrigo o calor. Al principio puede
    presentar náuseas, pero tras un tiempo de
    descanso puede ingerir líquidos: se ha de beber 4 vasos de
    agua con una tableta o media cucharadita de sal diluida, a
    intervalos de 15 minutos. Después debería beber
    zumos (jugos) de frutas para recuperar otros electrolitos. Si se
    produce una postración importante conviene buscar ayuda
    médica.

    *LIPOTIMIA Y COMA*

    La sudoración fría y la palidez son
    típicas de la lipotimia, desmayo o desvanecimiento. Se
    produce por un aporte insuficiente de sangre al cerebro y es
    temporal. Para restaurar la circulación cerebral se elevan
    los miembros inferiores o se sitúa la cabeza más
    baja que el corazón. Es necesario evitar que la
    víctima se enfríe.

    El coma es un estado de
    falta de respuesta a estímulos externos. Viene provocado
    por una enfermedad o un traumatismo. El paciente comatoso
    sólo responde a determinados estímulos intensos; en
    el coma profundo no responde siquiera al dolor. Puede ser debido
    a un fallo cardiaco, a una hemorragia cerebral, a una epilepsia,
    a una descompensación diabética, a una fractura
    craneal, o a muchas otras situaciones urgentes. Los primeros
    auxilios se deben limitar a mantener tranquilo y cómodo al
    enfermo, aflojándole sus vestimentas y buscando ayuda
    médica. Si la cara enrojece, se pueden elevar ligeramente
    la cabeza y los hombros, y si palidece se pueden elevar los
    miembros inferiores. En la epilepsia hay que evitar las
    autolesiones (mordeduras de lengua) y los traumatismos. Si por
    cualquier motivo cesa la respiración se debe aplicar
    respiración artificial. Los diabéticos a menudo
    portan tarjetas de
    identificación que permiten identificar la posible causa
    del coma.

    *ESGUINCES Y FRACTURAS*

    Tanto el esguince como la fractura se acompañan
    de gran dolor e inflamación, pero la impotencia funcional
    (incapacidad para mover la zona afectada) y la deformidad son
    propias de las lesiones óseas. Hasta que se descarte una
    fractura, los esguinces graves se deben tratar como lesiones
    óseas; sólo la radiografía puede confirmar
    el diagnóstico.

    En la fractura, el hueso absorbe la energía del
    traumatismo, perdiendo su integridad estructural. En el esguince
    el traumatismo es absorbido por una articulación,
    distendiéndose o rompiéndose las fibras de un
    ligamento o la cápsula articular. Como un movimiento muy
    leve produce dolor intenso, no se debe manipular la extremidad
    afectada ni intentar "enderezarla" ni corregir la deformidad.
    Esto, además, puede aumentar la lesión de partes
    blandas, producida por los extremos óseos fracturados al
    moverse; este fenómeno cobra especial importancia en el
    caso de los vasos y los nervios. La incorrecta
    manipulación de un miembro fracturado puede hacer que los
    picos y biseles de la fractura desgarren arterias, venas o
    nervios. Sólo se debe inmovilizar el miembro en la
    posición en que se encuentra, preferiblemente con
    férulas. Éstas se pueden improvisar con tablas o
    cartón y afianzarlas al miembro con tiras de
    tela.

    Si la cabeza o el tronco de la víctima se
    encuentran doblados o torsionados en posición antinatural
    se debe sospechar inmediatamente de una fractura o
    luxación de la columna vertebral. De ningún modo se
    debe intentar corregir la deformidad o mover el tronco. Otros
    síntomas de lesión vertebral son el dolor agudo en
    la espalda o el cuello y la parálisis en las extremidades
    inferiores. Todo accidentado sospechoso de presentar una
    lesión vertebral debe ser manejado en estricta
    inmovilidad, transportado "en tabla", preferiblemente por varios
    socorristas, y mejor aún sobre una superficie dura y plana
    (una puerta, por ejemplo).

    *MORDEDURAS*

    Las mordeduras más frecuentes son de perros, gatos,
    serpientes y pequeños roedores como las ratas y las
    ardillas. También se ven en ocasiones mordeduras
    humanas.

    Las mordeduras de serpientes no venenosas no requieren
    más que el tratamiento habitual de las mordeduras: no
    suturarlas, limpieza e irrigación, aplicación de
    antisépticos, profilaxis antitetánica y vigilancia
    de la herida. Como cualquier mordedura puede infectarse, es
    recomendable en ellas la profilaxis antibiótica. Las
    mordeduras de serpientes venenosas requieren primeros auxilios y
    atención hospitalaria de la máxima
    urgencia.

    Los síntomas de una mordedura de serpiente
    venenosa dependen de la especie del reptil. Los crótalos,
    como la cabeza de cobre
    (Agkistrodon contortrix) y una especie de mocasín
    (Agkistrodon piscivorus), inyectan un veneno que destruye los
    vasos sanguíneos; la herida desarrolla inmediatamente un
    dolor intenso e inflamación. Si la cantidad de veneno es
    grande la hinchazón llega a ser tan pronunciada que rompe
    la piel. La decoloración de los tejidos circundantes es un
    signo patognomónico de mordedura por estas serpientes. El
    paciente se siente mareado y con náuseas y puede
    desarrollar un shock. La mordedura de las serpientes del género
    Micrurus no causa dolor inmediato, pero su veneno ataca el
    sistema nervioso
    central paralizando órganos vitales como los pulmones.
    La identificación del tipo de serpiente es muy útil
    para administrar la antitoxina correspondiente.

    El objetivo del
    socorrista es evitar la difusión del veneno. Es necesario
    mantener inmóvil al paciente para evitar el aumento de la
    circulación local o sistémica. Si la mordedura se
    halla en una extremidad, se debe aplicar un torniquete de 5 a
    8 cm por encima de la mordedura. Este torniquete no debe ser
    demasiado compresivo, pues es importante que la sangre siga
    manando de la mordedura en pequeñas cantidades.

    Otro método
    para retardar la circulación del veneno es mantener en
    declive la parte mordida. Para aliviar el dolor se puede aplicar
    sobre la herida hielo o agua fría. La herida debe lavarse
    con abundante agua y jabón y secarse con mucho cuidado.
    Después debe aplicarse un apósito estéril o,
    en su defecto, limpio. Lo ideal es la inyección precoz de
    la antitoxina correspondiente.

    BIBLIOGRAFÍA

    *PRIMEROS AUXILIOS (GuíA MéDICA
    SALVAT)

    *ENCICLOPEDIA ENCARTA 2000
    *INTERNET

    Autora:

    Daniela Andrea Patrone

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