Monografias.com > Agricultura y Ganadería
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Posibilidad de maximizar el contenido de proteína de la leche vía alimentación




Enviado por christianalvarado



    1. Revisión
      bibliográfica
    2. Conclusiones
    3. Resumen
    4. Bibliografía

    1 INTRODUCCION

    Es bien sabido los problemas
    por los que atraviesa el sector lácteo nacional,
    específicamente los productores, quienes han tenido que
    afrontar fuertes bajas en el precio
    pagado por el litro de leche. Esto
    se ve favorecido por los lo bajo de los precios
    internacionales los cuales son manejados por la gran oferta de
    leche excedentaria subsidiada por los países
    productores, o bien por lo bajo de los costos de
    producción en países como Nueva
    Zelanda.

    Por otro lado está la cada vez más
    exigente pauta de pago que tienen las empresas
    lácteas, la cual ha evolucionado desde los pagos por
    volumen
    solamente, hasta complejas pautas en que se consideran castigos
    y premios ya sea por calidad
    sanitaria y composicional. En este último punto ha toma
    gran importancia la cantidad de proteína de la leche la
    cual es de gran valor al
    momento de quererle dar valor
    agregado haciendo un procesamiento de ella, por ejemplo en la
    producción de quesos.

    Es por ello que en el presente informe se
    tiene como objetivo
    detallar los constituyentes de la leche, describir algunos
    factores que afectan el nivel de proteína y ver la
    factibilidad
    de hacerlo vía alimentación.

    2
    REVISION BIBLIOGRAFICA

    2.1 Constituyentes de la leche.

    Desde un punto de vista cualitativo, la leche de todas
    las especies tiene una semejante composición, aunque las
    proporciones de las diferentes fracciones varían entre
    especies (MCDONALD et al., 1999). En el Cuadro 1 se
    puede apreciar la composición normal de la leche de
    algunos animales
    domésticos. Se observa que los más importantes
    componentes son la grasa, proteína bruta y lactosa
    (excluyendo el agua).
    Además se aprecia que a pesar de lo variable de las
    diferentes fracciones entre especies, la lactosa es el
    constituyente más estable. Según señalan
    MURRAY y MAGA (1999), en promedio la leche contiene un 86% de
    agua, 5% de
    lactosas, 4,1% de grasa, 3,6% de proteína, 0,7% de
    minerales y
    un pH de
    6,6-6,7, existiendo variaciones por la raza de la vaca, etapa
    de lactación y tipo de alimento, siendo la grasa al
    más variable entre los componentes.

    CUADRO 1 Composición media de la
    leche de los animales de
    granja (g/kg).

    Grasa

    Sólidos no
    grasos

    Proteína

    Bruta

    Lactosa

    Calcio

    Fósforo

    Magnesio

    Vaca

    Cabra

    Oveja

    Cerda

    37

    45

    74

    85

    90

    87

    119

    120

    34

    33

    55

    58

    48

    41

    48

    48

    1,2

    1,3

    1,6

    2,5

    0,9

    1,1

    1,3

    1,7

    0,12

    0,20

    0,17

    0,20

    FUENTE: MCDONALD et al. (1999).

    2.1.1 Proteínas. Del total de
    nitrógeno de la leche, aproximadamente el 95 % se
    encuentra en forma de proteína, el resto está en
    forma de urea, creatina, glucosamina y amoníaco que
    pasan de la sangre a la
    leche (MCDONALD et al., 1999). Dentro de las proteínas se encuentran las
    caseínas las cuales están compuestas por
    a
    S-, b -, k – y ¡ -caseínas. A su vez las
    a S
    están en formas multifosforiladas (a S1,
    a
    S2, a S3, a S4, a S5 y
    a S6).
    Estas en conjunto constituyen el 80 % de la proteína
    láctea, siendo la b -caseína la más abundante de
    ellas en la leche bovina (LATRILLE, 1999; HURLEY, s.f.). El
    cuadro 2 muestra la
    distribución aproximada de las proteínas en la leche.

    A las caseínas le sigue en abundancia la
    b -lactoglobulina y
    el resto de las se componen de pequeñas
    cantidades a
    -lactoalbúminas, seroalbúminas e
    inmunoglobulinas, entre otras (Cuadro 2) (MCDONALD et
    al
    ., 1999; HURLEY, s.f.).

    Los aminoácidos de la sangre son los
    principales precursores de la proteína de la leche
    aunque pequeños péptidos pueden también
    hacer una contribución, produciéndose la síntesis
    láctea en las células
    alveolares de la glándula mamaria (ALDERMAN, 1998).
    Además tiene lugar una notable interconversión
    entre aminoácidos antes de que tenga lugar la síntesis, siendo importantes algunos
    aminoácidos como fuente de otros (MCDONALD et
    al
    ., 1999).

    CUADRO 2 Distribución de las
    diferentes fracciones proteicas dentro de la proteína de
    leche descremada.

    Proteína

    % aproximado de la
    proteína de leche descremada

    Peso Molecular

    -Caseína

    45-55

    23,000

    -Caseína

    8-15

    19.000

    ß-Caseína

    25-35

    24.000

    -Caseína

    3-7

    -Lactalbúmina

    2-5

    14.437

    ß- Lactalbúmina

    7-12

    18.000

    Seroalbúmina

    0,7-1,3

    68.000

    Lactoferrina

    0,2-0,8

    87,000

    Immunoglobulinas:

    IgG1

    1-2

    160.000

    IgG2

    0,2-0,5

    160.000

    IgM

    0,1-0,2

    ~ 1.000.000

    IgA

    0,05-0,10

    ~ 400.000

    Fracción peptona de la
    proteasa

    2-6

    4.100 a 200.000

    FUENTE: HURLEY (2002).

    2.1.2 Lactosa. La lactosa o "azúcar de la leche" es un
    disacárido compuesto por una molécula de
    b -D-Glucosa y
    b -D-Galactosa
    mediante un enlace b
    -(1 ®
    4), teniendo un grupo
    reductor activo. No es tan soluble como la sacarosa y es menos
    dulce. Esta se produce en la glándula mamaria casi
    totalmente a partir de glucosa, aunque una pequeña
    cantidad se obtiene de acetato y glicerol (MCDONALD et
    al
    ., 1999). La cantidad de lactosa sintetizada esta
    estrechamente relacionada con la cantidad de leche producida
    diariamente, esto debido a que la glándula mamaria
    agrega agua a la
    leche para mantener relativamente constante la
    concentración de ésta (WATTIAUX y ARMENTANO, s.
    f.).

    2.1.3 Grasa láctea. La grasa de la leche
    principalmente una mezcla de triacilgliceroles que contienen
    una gran variedad de ácidos
    grasos saturados e insaturados. Dentro de los ácidos
    grasos saturados predomina el palmítico y entre los
    insaturados están constituidos principalmente por
    ácido oleico, con pequeñas cantidades de
    linoleico y linolénico. Además se caracterizan
    por la existencia de ácidos grasos de cadena corta,
    media y larga (MCDONALD et al., 1999). En el Cuadro 3 se
    observa la proporción de los ácidos grasos
    más importantes de la leche comparados con los forrajes
    frescos y musculatura.

    Todos los ácidos grasos de cadena corta y parte
    de los de cadena media (hasta C16) son sintetizados
    de novo en la ubre a partir de acetato y
    3-hidroxibutirato, los restantes ácidos grasos, es
    decir, el resto de cadena corta y la totalidad de cadena larga,
    son absorbidos por la ubre a partir de lipoproteínas,
    triglicéridos y ácidos grasos libres de baja
    densidad
    (ALDERMAN, 1998). Aproximadamente la mitad de los ácidos
    grasos de la leche provienen de cada uno de esos
    orígenes (MCDONALD et al., 1999).

    CUADRO 3 Concentración de los mayores
    ácidos grasos en lípidos de forraje fresco, leche tejido
    adiposo
    .

    Acido Graso

    N° de carbonos en la
    cadena:

    N° de dobles enlaces.

    Forraje fresco

    Leche

    Músculo

    Myrístico

    14:00

    10

    120

    30

    Palmítico

    16:00

    110

    310

    260

    Esteárico

    18:00

    20

    110

    140

    Oleico

    18:01

    50

    240

    470

    Linoleico

    18:02

    120

    30

    30

    Linolenico

    18:03

    620

    10

    10

    FUENTE: PHILLIPS (2001).

    2.1.4 Minerales.
    Estos pueden clasificar en dos grupos. El
    primero incluye los elementos minerales mayoritarios (Ca, P, Mg
    y Cl) y el otro grupo
    corresponde a los elementos traza, que incluyen otros 25
    elementos tales como Al, Sn, B, As, Si, F, Br y I, todos los
    cuales se absorben de la sangre (MCDONALD et al.,
    1999).

    2.1.5 Vitaminas. Las vitaminas
    son absorbidas directamente de la sangre. Tiene gran riqueza de
    vitamina A, pero las cantidades de vitamina C, D, E y K son muy
    bajas. Además incluye numerosas vitaminas
    del complejo B como tiamina, riboflavina, ácido
    nicotínico, ácido pantoténico, biotina,
    folacina, colina, vitamina B12 e inositol (MCDONALD
    et al., 1999).

    2.2 Variación de la proteína
    láctea
    .

    La concentración de proteína en la leche
    es de gran importancia en la industria
    láctea, ésta tiene importantes efectos en la
    calidad de la
    coagulación para la fabricación de queso y
    yogurt, siendo mejor con una mayor concentración de
    caseína, además está su efecto en
    rendimiento de la leche en queso, obteniéndose
    más queso por litro de leche a medida que aumenta la
    concentración de proteína (WHITE, 2001; PHILLIPS,
    2001; KLEI et al., 1997; TORNADIJO et al. 1998).
    A continuación se detallan los factores que afectan el
    nivel de proteína en la leche.

    2.2.1 Variación de la proteína
    láctea por efectos no – nutricionales.
    Los
    factores que más influyen en la concentración de
    proteína en la leche son la genética y la alimentación siendo
    el más importante el primero de ellos, existiendo
    además otras fuentes de
    variación como son la edad, sanidad de la ubre, etapa de
    lactación (LATRIILE, 1999; MCDONALD et al., 1999;
    VELAZQUEZ, 2000).

    En el Cuadro 4 se observa el efecto de la genética en la composición e la
    leche. Se puede observar que no solo existe una gran
    variación entre razas, sino que además
    varía bastante entre individuos dentro de una misma
    raza. Según señala MADONALD (1999), la raza
    Jersey produce la leche de mejor calidad, en tanto que la alta
    producción de la raza Holstein
    sería la causante de la peor calidad.

    En este sentido GODDARD y WIGGANS (1996)
    señalan que la raza Holstein es la dominante a nivel
    mundial esto principalmente por su alta productividad,
    sin embargo la raza Jersey se esta convirtiendo en una
    alternativa importante principalmente por su altos contenidos
    de sólidos en la leche y su pequeño
    tamaño. En el cuadro 5 se muestra la
    diferencia en producción de leche y porcentaje de
    sólidos de las principales razas de Estados
    Unidos.

    CUADRO 4 Porcentaje de grasa, proteína y
    lactosa en la leche de diferentes razas.

    Raza

    Grasa

    (%)

    Proteína

    (%)

    Lactosa

    (%)

    Referencia

    Holstein

    3.5

    3.0

    4.6

    Jennes (1985)

    Holstein

    3.3

    3.7

    4.5

    Sharaby (1988)

    Holstein

    3.9

    2.8

    4.9

    Nagel and Broderick (1992)

    Holstein

    3.6

    3.0

    4.9

    Rodríguez et al.
    (1997a)

    Holstein

    3.8

    2.9

    5.1

    Rodríguez et al.
    (1997b)

    Jersey

    4.9

    3.6

    4.7

    Jenness (1985)

    Jersey

    4.3

    4.5

    4.2

    Sharaby (1988)

    Jersey

    5.0

    3.7

    5.0

    Rodríguez et al.
    (1997a)

    Jersey

    4.3

    4.5

    4.2

    Rodríguez et al.
    (1997b)

    Lecheras*

    3.2

    3.2

    3.8

    Mondragón et al. (1983)

    Guernsey

    4.6

    3.5

    4.8

    Jenness (1985)

    Ayrshire

    4.0

    3.3

    4.6

    Jenness (1985)

    Brown Swiss

    3.8

    3,2

    4.8

    Jenness (1985)

    * = Pardo Suizo, Holstein y sus cruzas.

    FUENTE: VELAZQUEZ (2000).

    CUADRO 5 Estandarización de la lactancia
    promedio por raza para 1.861.284 vacas con registros
    usados en evaluación genética y reproducción en los Estados Unidos
    en 1996.

    Raza

    Porcentaje de vacas

    Producción de leche
    (kg/lactancia)

    Grasa

    (%)

    Proteína

    (%)

    Ayrshire

    Brown Swiss

    Guernsey

    Holstein

    Jersey

    0,5

    0,9

    0,7

    92,4

    5,5

    7102

    8088

    6431

    9962

    6848

    3,9

    4,0

    4,5

    3,6

    4,6

    3,3

    3,5

    3,5

    3,1

    3,8

    FUENTE: GODDARD y WIGGANS (1996).

    Otra fuente de variación de la proteína
    de la leche (y en general en los sólidos totales) es la
    etapa de la lactancia en que se encuentra la vaca. Su
    concentración declina gradualmente las primeras 12
    semanas de lactación, posterior a ello vuelve a aumentar
    esta llegar aproximadamente a los niveles con que se
    inició la lactancia (Figura 1) (PHILLIPS,
    2001).

    KLEI et al. (1997) estudiaron el efecto del
    numero de ordeñas (2 o 3 veces al día) en la
    calidad composicional de la leche en vacas Holstein separadas
    según etapa de lactación en temprana, media y
    tardía (1 a 99, 100 a 199 y 200 a 299 días en
    leche respectivamente. En términos de porcentaje de PC y
    Caseína, los autores concluyeron que hubo una baja
    significativa de ambas variables en
    la leche de 3 ordeñas al día. El porcentaje medio
    de caseína fue de 2,283 y 2,366% para 3 y 2
    ordeñas al día respectivamente. Esto
    basándose en la formula de Van Slyke para estimar
    rendimiento de queso, y asumiendo un leche con 3,6% de grasa,
    la leche de 2 ordeñas tiene un rendimiento de 9,714
    kg/100 kg de leche y la leche de 3 ordeñas 9,570 kg/100
    kg de leche (Emmons et al., 1993 citados por KLEI et
    al
    ., 1997).

    FIGURA 1 Efecto de la etapa de lactancia en la
    concentración de proteína, grasa y lactosa en la
    leche.

    FUENTE: PHILLIPS (2001).

    Por último MCDONALD et al. (1999)
    señalan como una importante fuente de variación
    de los sólidos de la leche, pero menos importante en su
    efecto en la proteína láctea, la edad de la vaca,
    indican que la calidad de la leche disminuye con la edad
    teniendo lugar un descenso de la proteína y la lactosa a
    un mismo ritmo, esto en forma lineal.

    2.2.2 Variación de la proteína
    láctea por efectos nutricionales.
    Los efectos de la
    alimentación sobre la concentración de
    proteína son menores que los observados en la
    concentración de grasa, pero esta claramente establecido
    que existe una directa relación con el consumo de
    energía (EMERY, 1978; DEPETERS y CANT 1992; PHILLIPS,
    2001). Esta puede ser aumentada (la energía de la dieta)
    incrementando el consumo de
    concentrado o bien, mejorando la calidad del forraje (PHILLIPS,
    2001). El mismo autor señala que en términos
    generales un aumento de 10 MJ en el consumo de energía
    metabolizable (2,4 Mcal aproximadamente), tiene una respuesta
    de 0,6 g/kg más de proteína en la leche, sin
    embargo, la respuesta es curvilínea, por lo tanto en
    altos niveles energéticos la respuesta es
    menor.

    Por otro lado DEPETERS y CANT (1992) en un
    review sobre el tema señalan que un resumen de 13
    estudios encontró una correlación positiva entre
    consumo de energía y concentración proteica de la
    leche, incrementándose el nivel de proteína 0,015
    unidades porcentuales por cada megacaloría incrementada
    en la energía neta. Tanto PHILLIPS (2001) como DEPETERS
    y CANT (1992) coinciden que éste aumento en la
    concentración proteica va acompañado de un
    aumento en la producción de leche. Este efecto de la
    relación forraje:concentrado se observa en forma
    esquemática en la figura 2. Donde además se
    aprecia que incrementos en el concentrado disminuyen la grasa
    de la leche.

    FIGURA 2 Diagrama
    esquemático del efecto de la relación
    forraje:concentrado en la producción y calidad de
    leche.

    FUENTE: Sutton (1986), citado por ALDERMAN
    (1998).

    En este sentido SUTTON (1989), señala que el
    reemplazar el ensilaje de pradera por melasa en raciones
    completas, resulta en un incremento de 3,1 a 3,5% de
    proteína en la leche de vacas en que se reemplazó
    el 48% de ensilaje.

    En otros 2 ensayos se
    evaluó el efecto de incrementar el contenido de
    almidón en el concentrado de vacas lecheras estabuladas,
    en el primero de ellos se prepararon 5 concentrados con niveles
    crecientes de almidón de 50 a 384 g/kg de MS. En el
    segundo de ellos se prepararon tres concentrados,
    también con niveles crecientes de almidón (22,5 a
    273 g/kg de MS), el alimento base fue ensilaje de pradera. En
    ambos ensayos se
    observó un incremento de la proteína
    láctea, en el primero de ellos subió de 32 a 33,6
    g/kg de leche, en el segundo experimento se incrementó
    de 32,3 a 33,5 g/kg de leche, no viéndose afectado la
    producción ni el consumo de ensilaje, sin embargo el
    contenido de grasa se vio disminuido (Figura 3), (KEADY et
    al
    . 1999).

    FIGURA 3 Efecto del consumo de almidón en la
    concentración de grasa y proteína de la
    leche.

    FUENTE: KEADY et al. (1999).

    ROBINSON (2000) explica que el aumento de la PC en la
    leche producto de
    aumentar el consumo de energía se debe a los cambios
    asociados a la fermentación ruminal, existiendo un
    aumento en los nutrientes digestibles de absorción
    intestinal, o bien por un mayor flujo de proteína
    bacteriana desde el rumen al intestino.

    Otra alternativa para modificar la proteína en
    la leche es descrita por WRIGHT et al. (1998), quienes
    evaluaron la respuesta a la suplementación con niveles
    crecientes de proteína no degradable a nivel ruminal
    (PND) en 4,5, 14,9 y 29,1% del consumo de materia
    seca. Los autores determinaron que existe una respuesta lineal
    en la producción de proteína láctea al
    aumentar la PND de la dieta, pero esto en respuesta a la mayor
    producción de leche, y no a una mejora en la
    concentración. Por otro lado, DEPETERS y CANT (1992)
    señalan que al efecto de la suplementación con
    proteína en la dieta no es tan claro o es muy
    pequeño, y se observa una mejor respuesta ante
    restricciones previas del animal. Esto coincide con lo descrito
    por SUTTON (1989).

    En el Cuadro 6 se presenta los resultados de un ensayo en
    que se estudió el efecto del contenido de
    proteína en el concentrado en 2 niveles (210 y 290 g/kg
    de concentrado BMS), además de 3 niveles de
    degradabilidad de la proteína, alta degradabilidad (642
    g/kg de PC), media (516 g/kg PC) y baja degradabilidad (383
    g/kg PC). Los autores señalan que existe un
    pequeño pero significativo incremento de la
    producción de leche (1,4 L/día) al aumentar la
    proteína de la dieta, pero la respuesta en
    concentración y producción de proteína no
    es tan clara, además se observó un efecto
    negativo al aumentar el nitrógeno excretado por las
    fecas y orina. Similar situación se observa con los
    efectos de la degradabilidad de proteína.

    CUADRO 6 Efecto del contenido y degradabilidad en
    el rumen de la proteína del concentrado en la
    producción de vacas Holstein.

    Item

    Proteína cruda

    Contenido

    Degradabilidad

    Bajo

    Alto

    Alta

    Media

    Baja

    Consumo total (kg MS/día)

    Composición de la leche

    Grasa (g/L)

    Proteína (g/L)

    Lactosa (g/L)

    17,6

    44.9

    32.2

    47.7

    18,1

    45.2

    32.6

    47.6

    17,7

    44.6

    32.0

    48.4

    17,9

    44.8

    33.3

    46.9

    17,9

    45.6

    31.8

    47.8

    FUENTE: CASTILLO et al. (2001).

    Sin embargo en un anterior estudio, Sutton et
    al
    . (1996), citados por BEEVER et al. (2001),
    diseñaron un estudio para determinar el efecto de la
    interacción de la proteína y energía,
    utilizando una serie de concentrados en vacas primíparas
    y multíparas . Para ello usaron 6 concentrados, 3 de
    ellos balanceados en EM (6 kg/vaca/día) con
    concentraciones crecientes de proteína (200, 300 y 400 g
    PC/kg MS); los otros 3 balanceados en energía y con
    consumo de proteína diaria de 1,8 kg/vaca dando 9, 6 o 3
    kg de concentrado con 200, 300 y 600 g PC/kg respectivamente, y
    por ende, bajando el consumo de energía. Alimento base
    silo de pradera. Resultado de vacas multíparas se
    observan en el Cuadro 7.

    CUADRO 7 Efecto del incremento del consumo de
    proteína a igual consumo de energía, y reduciendo
    del consumo de energía a igual consumo de
    proteína, en el consumo, producción y calidad de
    leche en vacas Holstein multíparas.

    Tipo de concentrado

    Igual consumo

    de energía

    Reducción del

    consumo de
    energía

    Tratamiento*

    6/200

    6/300

    6/400

    9/200

    6/300

    3/600

    Consumo de forraje (kg MS/día)

    Producción de leche
    (L/día)

    Composición de la leche
    (g/kg)

    Proteína

    Grasa

    11,2

    26,9

    30,3

    40,5

    12,0

    28,1

    31,8

    39,2

    11,9

    30,9

    32,6

    38,7

    9,9

    30,3

    31,2

    39,0

    11,9

    28,6

    31,4

    38,8

    14,4

    28,8

    32,8

    38,1

    * = 6/200, 6/300, 6/400 y 9/200, 6/300, 3/600, se
    refiere a la cantidad de concentrado suministrado (kg
    MS/día) y contenido de PC (g/kg MS).

    FUENTE: Adaptado de Sutton et al. (1996),
    citados por BEEVER et al. (2001).

    A igual consumo de energía, el aumento del
    consumo de proteína resultó en un leve aumento
    del consumo de ensilaje (0,8 kg), aumento de la
    producción de leche y un aumento en la
    concentración de proteína (2,3 g/kg). No obstante
    la grasa láctea se vio afectada en su
    concentración. Al reducir el consumo de energía
    (manteniendo la proteína), se observó un aumento
    en el consumo de ensilaje, pero no fue lo suficiente para
    evitar la caída en la producción de leche en 1,5
    L/día. Sin embargo la concentración de
    proteína se incrementó en 1,6 g/kg.

    BAUMAN (2000), señala que en general la
    respuesta a la suplementación proteica tienen como
    efecto aumentar la producción de proteína en la
    leche, esto cuando el aporte de proteína microbiana o
    bypass es inadecuado, pero la respuesta es poco
    importante o no hay respuesta con vacas bien
    alimentadas.

    Por otro lado SALCEDO (1998) en un ensayo en
    que utilizó una dieta base de ensilaje de pradera y
    suplementado con un concentrado formado por cebada y como
    fuentes de
    proteína harina de soya o harina de pescado,
    determinó que el reemplazo de proteína degradable
    en el rumen (harina de soja) por una
    de baja degradabilidad (harina de pescado) non afecta el
    consumo ni la producción, sin embargo la
    concentración de proteína láctea aumento
    de 2,81 a 3,07%

    Con respecto a la suplementación con grasa a
    dietas de vacas lactantes, NRC (2001) señala que se
    produce una disminución de la concentración
    proteica en la leche, esta sería de:

    ,
    donde "y" es el porcentaje del tratamiento sobre el
    control, y
    "x" es el porcentaje de grasa en el total de la dieta.
    También se señala que la fracción
    nitrogenada que más se va afectada es la caseína.
    No obstante DEPETERS y CANT (1992), señalan que a pesar
    de la disminución en la concentración, a menudo
    se observa un aumento en la producción diaria de
    proteína producto de
    un aumento en el consumo de energía neta de lactancia,
    lo se traduce en un a mayor producción de
    leche.

    El efecto de usar enzimas como
    aditivo en la alimentación de vacas lecheras fue
    estudiado por YANG et al. (1999), para lo cual
    utilizó vacas canuladas al rumen y duodeno alimentadas
    con una dieta base de 45% de concentrado, 10% de ensilaje de
    cebada y 45% heno de alfalfa en cubos, este último fue
    tratado con 0, 1, 2 g de enzima por kilo de MS de heno, y un
    cuarto tratamiento en que tanto el concentrado como el heno
    fuero tratados con
    1 g enzimas/kg de
    MS. Los resultados se muestran en el Cuadro 8. Los autores
    señalan que el contenido de proteína es alto
    (P<0,09) en las vacas en las que se uso 2 g/kg de heno y 1 g
    para heno y concentrado, comparado con la dieta control (0
    enzimas). Obteniéndose el mejor resultado en
    producción de leche con el tratamiento donde se uso 2 g
    de enzimas por kg de heno. No se observó un efecto sobre
    el porcentaje de grasa de la leche.

    En otro ensayo
    SCHINGOETHE et al. (1999) en que utilizaron
    enzimas (xilanasa y celulasa) aplicadas a una dieta de silo de
    maíz
    (33% de la MS), heno de alfalfa (22% de la MS), semilla de
    algodón (6% de la MS) y maíz
    descascarado y molido (23% de la MS) (Corn, shelled
    cracked
    ), logrando un incremento de 3,28 a 3,43 % de
    proteína en la leche al agregar 1 L de enzima por
    tonelada de ración (bms). Observándose
    también un incremento en la producción de leche y
    en el porcentaje de grasa. Sin embargo al separar la lactancia
    en etapas, la lactancia media (100 – 204 días) no
    tuvo respuesta.

    CUADRO 8 Producción y composición de
    la leche de vacas alimentadas con dietas que contienen
    enzimas.

    Item

    Tratamientos

    Control1

    Heno +
    Ez1.2

    Heno +
    Ez2.3

    Heno y conc. +
    Ez.4

    Consumo (kg/día)

    Producción de leche
    (kg/día)

    Composición (%)

    Grasa

    Proteína

    Lactosa

    20,4

    23,7

    3,79

    3,36

    4,56

    20,7

    24,6

    3,70

    3,41

    4,61

    20,7

    25,6

    3,78

    3,48

    4,6

    20,8

    25,3

    3,76

    3,49

    4,62

    (1): Control= 0 Enzimas; (2)= 1
    g de enzima/kg de heno (bms); (3)= 2 g de enzima/kg
    de heno (bms); (4)= Heno y concentrado con 1 g de
    enzimas.

    FUENTE: YANG et al. (1999).

    OFFICER (2000), señala que el uso de enzimas
    directamente sobre los alimentos
    será una alternativa cada vez más usada por la
    simplicidad de aplicación. Sin embargo el mismo autor
    señala que hay que tener presente que la acción
    de las enzimas se ve afectada por una serie de factores, esto
    incluye la composición de la dieta, fuente de las
    enzimas, mezcla de enzimas, temperatura
    ambiente y
    clase de animales.

    3
    CONCLUSIONES

    Los principales componentes de la leche son la
    lactosa, grasa y proteína, siendo estos muy variables
    entre especies. La concentración de lactosa es la
    más estable, la cual esta relacionada directamente con
    la producción.

    La grasa de la leche principalmente una mezcla de
    triacilgliceroles que contienen una gran variedad de
    ácidos grasos saturados e insaturados, sintetizados en
    parte por la ubre o bien, absorbidos por esta directamente de
    la sangre.

    Del N nitrógeno de la leche aproximadamente el
    95% está en forma de proteína principalmente
    Caseína (80%).

    Los Factores que más influyen en la
    concentración de proteína en la leche son la
    genética y la alimentación siendo el más
    importante el primero de ellos, existiendo además otras
    fuentes de variación como son la edad, sanidad de la
    ubre, etapa de lactación.

    Existe una directa relación entre el consumo de
    energía y la concentración de proteína,
    mejorando esta última con el aumento en el consumo de
    energía, por ejemplo aumentando la relación
    forraje concentrado.

    Respuesta no tan clara se ve ante el uso de
    proteína, sin embargo ésta es mejor le precede
    una dieta deficiente. Animales bien alimentados no se comportan
    igual.

    El uso de enzimas se ve como una alternativa de
    fácil implementación, observándose una
    respuesta positiva en concentración de proteína,
    no obstante debe tenerse presente que su respuesta es
    variable.

    4
    RESUMEN

    La leche de todas las especies tiene una semejante
    composición, aunque las proporciones de las diferentes
    fracciones es variable. Los más importantes componentes
    son la grasa, proteína bruta y lactosa (sin considerar
    el agua). En
    promedio la leche contiene un 86% de agua, 5% de lactosas, 4,1%
    de grasa, 3,6% de proteína, 0,7% de minerales y un
    pH de
    6,6-6,7, existiendo variaciones por la raza de la vaca, etapa
    de lactación y tipo de alimento, siendo la grasa al
    más variable entre los componentes.

    Del total de nitrógeno de la leche,
    aproximadamente el 95 % se encuentra en forma de
    proteína. Dentro de las proteínas se encuentran
    las caseínas las cuales están compuestas
    por a
    S-, b -, k – y ¡ -caseínas. A su vez las
    a S
    están en formas multifosforiladas y en conjunto
    constituyen el 80 % de la proteína láctea. Los
    aminoácidos de la sangre son los principales precursores
    de la proteína de la leche aunque pequeños
    péptidos pueden también hacer una
    contribución.

    La lactosa o "azúcar de la leche" es un
    disacárido compuesto por una molécula de
    b -D-Glucosa y
    b -D-Galactosa. Esta
    se produce en la glándula mamaria casi totalmente a
    partir de glucosa, aunque una pequeña cantidad se
    obtiene de acetato y glicerol.

    La grasa de la leche principalmente una mezcla de
    triacilgliceroles que contienen una gran variedad de
    ácidos grasos saturados e insaturados. Todos los
    ácidos grasos de cadena corta y parte de los de cadena
    media (hasta C16) son sintetizados de novo en
    la ubre a partir de acetato y 3-hidroxibutirato, los restantes
    ácidos grasos, es decir, el resto de cadena corta y la
    totalidad de cadena larga, son absorbidos por la ubre a partir
    de lipoproteínas, triglicéridos y ácidos
    grasos libres de baja densidad

    Los más importantes minerales son Ca, P, Mg y
    Cl, y en vitamina destacan los aportes en vitamina. Ambos
    (minerales y vitaminas) se absorben de la sangre.

    La importancia de la proteína de la leche
    radica en los efectos que tiene en la industria
    láctea, tiene importantes efectos en la calidad de la
    coagulación para la fabricación de queso y
    yogurt, siendo mejor con una mayor concentración de
    caseína. Tiene un efecto también en el
    rendimiento de la leche en queso, obteniéndose
    más queso por litro de leche a medida que aumenta la
    concentración de proteína.

    Los factores que más influyen en la
    concentración de proteína en la leche son la
    genética y la alimentación siendo el más
    importante el primero de ellos, existiendo además otras
    fuentes de variación como son la edad, sanidad de la
    ubre, etapa de lactación. Existe una gran
    variación entre razas en la concentración de
    proteína en la leche, destacando la raza Jersey por sus
    altos niveles, además existe importante variación
    entre individuos de una misma raza.

    Otra fuente de variación de la proteína
    de la leche (y en general en los sólidos totales) es la
    etapa de la lactancia en que se encuentra la vaca. Su
    concentración declina gradualmente las primeras 12
    semanas de lactación, posterior a ello vuelve a aumentar
    esta llegar aproximadamente a los niveles con que se
    inició la lactancia.

    El aumento en el número de ordeñas (2 a
    3 veces al día) afecta negativamente la
    proporción de proteínas en la leche.

    Los efectos de la alimentación sobre la
    concentración de proteína son menores que los
    observados en la concentración de grasa, pero esta
    claramente establecido que existe una directa relación
    con el consumo de energía. Se ha observado que, en
    términos generales, un aumento de 10 MJ en el consumo de
    energía metabolizable (2,4 Mcal aproximadamente), tiene
    una respuesta de 0,6 g/kg más de proteína en la
    leche, sin embargo, la respuesta es curvilínea, por lo
    tanto en altos niveles energéticos la respuesta es
    menor. Este aumento en la concentración proteica va
    acompañado de un aumento en la producción de
    leche.

    El uso de niveles crecientes de almidón como
    fuente de energía determinó un aumento de la
    concentración de proteína en la leche. Similar
    situación se observó con el uso de
    melaza.

    El aumento de la PC en la leche producto de aumentar
    el consumo de energía se debe a los cambios asociados a
    la fermentación ruminal, existiendo un
    aumento en los nutrientes digestibles de absorción
    intestinal, o bien por un mayor flujo de proteína
    bacteriana desde el rumen al intestino.

    La suplementación con proteína en la
    dieta no es tan claro o es muy pequeño, y se observa una
    mejor respuesta ante restricciones previas del animal. Se ha
    observado que existe una respuesta lineal en la
    producción de proteína láctea al aumentar
    la PND de la dieta, pero esto en respuesta a la mayor
    producción de leche, y no a una mejora en la
    concentración. Además con niveles altos de
    proteína en la dieta, hay un aumento en excreción
    de nitrógeno al medio
    ambiente. Otros autores han encontrado positivas respuestas
    al usar proteína no degradable.

    La suplementación con grasas en la dieta se
    traduce en una disminución de la proteína de la
    leche siendo la caseína la que más se ve
    afectada, no obstante esta disminución del porcentaje de
    proteína por lo general va acompañado a un
    aumento en la producción diaria de leche lo que se
    traduce en un aumento de la proteína producida al
    día, esto producto de un aumento en el consumo de
    energía neta de lactancia.

    El uso de enzimas directamente aplicados sobre los
    forrajes ha entregado positivas respuestas,
    traduciéndose en un incremento del porcentaje de
    proteína láctea. Por su fácil
    implementación se vislumbra como una interesante
    alternativa si se consideran los factores que podrían
    afectar su resultado (naturaleza de
    los componentes de la ración, origen de las enzimas,
    temperatura
    ambiente y
    tipo de animales, entre otros.

    5
    BIBLIOGRAFIA

    ALDERMAN, G. (Ed.). 1998. Responses in the Yield of
    Milk Constituents to the Intake of Nutrients by Dairy Cows.
    CABI Publishing. Serie B. Volumen 68. 96
    pág.

    BAUMAN, D. 2000. Regulation of Nutrient Partitioning
    During Lactation: Homeostasis
    and Homeorhesis Revisited. In: Cronjé, P. (Ed.).
    Ruminant Physiology: Digestion, Metabolism, Growth and
    Reproduction. CABI Publishing. Londres, Inglaterra. 474
    pag.

    BEEVER, D., SUTTON, J. y REYNOLDS, C. 2001. Increasing
    the protein content of cow’s milk. The Australian Journal
    of Dairy Technology. 56 (2): 138 – 149.

    CASTILLO, A., KEBREAB, E., BEEVER, D., BARBI, J.,
    SUTTON, J., KIRBY, H. y FRANCE, J. 2001.
    The effect of
    protein supplementation on nitrogen utilization in lactating
    dairy cows fed grass silage diets. Journal of animal Science.
    79 (1): 247 – 253.

    DEPETERS, E. y CANT, J. 1992. Nutritional factors
    influencing the nitrogen composition of bovine milk: a review.
    Journal of Dairy Science. 75 (8): 2043 – 2070.

    EMERY, R. 1978. Feeding for increased milk protein.
    Journal of Dairy Science. 61 (6): 825 – 828.

    GODDARD, M. y WIGGANS, G. 1996. Genetic Improvement of
    Dairy Cattle. In: Fries, R. y Ruvinsky, A. (Ed.). The
    Genetics of Cattle. CABI Publishing. Pp: 511 –
    534.

    HURLEY, W. 2002. Lactation Biology. Milk Proteins and
    Protein Synthesis. University of Illinois. Department of Animal
    Sciences. Urbana-Champaign. <http://classes.aces.uiuc.edu/AnSci308/index.html>. 15
    de septiembre de 2002.

    KEADY, T., MAYNE, C. y FITZPATRICK, D. 1999. The
    effects of concentrate energy source on milk composition of
    lactating dairy cattle offered grass silages. Proceedings of an
    Occasional Meeting on Milk Composition, British Society of
    Animal Science, Belfast, p. 20. <http://www.bsas.org.uk/meetings/prevocc.htm.

    KLEI, L., LYNCH, J., BARBANO, D., OLTENACU, P.,
    LEDNOR, A. y BANDLER, D. 1997. Influence of milking three times
    a day on milk quality. Journal of Dairy Science. 80: 427
    – 436.

    LATRILLE, L. 1999. Calidad de la leche y sistemas de
    pago. In: Anrique, R. (Ed.) Competitividad de la producción lechera
    nacional. Tomo II. Universidad
    Austral de Chile.
    Facultad de Ciencias
    Agrarias. Valdivia, Chile. Pp:
    259 – 316.

    OFFICER, D. 2000. Feed Enzymes. In: D’Mello
    (Ed.). Farm Animal Metabolism and Nutrition. Londres, Inglaterra.
    CABI Publishing. Pag. 405 – 426.

    PHILLIPS, C. 2001. Principles of Cattle Production.
    CABI Publishing. Londres, Inglaterra. 288
    pág.

    MACDONALD, P., EDWAEDS, R., GREENHALGH, J. y MORGAN,
    C. 1999. Nutrición Animal. Quinta edición.
    Zaragoza, España.
    Acribia. 576pp.

    MURRAY, J. y MAGA, E. 1999. Changing the composition
    and properties of milk. In: Murray, J., Anderson, G.,
    Oberbauer, A. y McGloughlin, M. (Eds.). Transgenic Animals in
    Agriculture. Londres, Inglaterra. CABI Publishing. Pag. 193
    – 208.

    NATIONAL RESEARCH COUNCIL (NRC). 2001. Nutrient
    Requirements of Dairy Cattle, Seventh Revised Edition. National
    academy press. Washington, Estados unidos. 381 p.

    ROBINSON, P. 2000. Manipulating Milk Protein
    Production and Level in Lactating Dairy Cows. Advance in Dairy
    Technology. http://www.afns.ualberta.ca/wccd2000/proc2000.htm.
    Volumen 12.

    SALCEDO, G. 1998. Efectos del tipo de proteína
    suplementada a vacas lecheras consumiendo ensilados de hierba
    de alta degradabilidad. Prod. Sanid. Anim. Vol. 13 (1): 55
    – 67.

    SCHINGOETHE, D., STEGEMAN, G. y TREACHER, R. 1999.
    Response of Lactating Dairy Cows to a Cellulase and Xylanase
    Enzyme Mixture Applied to Forages at the Time of Feeding.
    Journal of Dairy Science. 82 (5): 996 – 1003.

    SUTTON, J. 1989. Altering milk composition by feeding.
    Journal of Dairy Science. 75 (10): 2801 –
    2814.

    TORNADIJO, M., MARRA, A., GARCIA, M., PRIETO, B. y
    CARBALLO, J. 1998. La calidad de la leche destinada a la
    fabricación de queso: calidad química. Ciencia y
    Tecnología Alimenticia. 2 (2): 79-91.

    VELAZQUEZ, M. 2000. Udder health and milk composition,
    with special reference to beef cows. A literature review.
    Swedish University of Agricultural SciencesSkara. Faculty of
    Veterinary Medicine. Department of Animal Environment and
    Health. Skara, Suecia. (On line). (15 de septiembre de 2002).
    http://www-mat21.slu.se/publikation/pdf/udderhealth.pdf.

    WATTIAUX, M y ARMENTANO, L. (s. f.) Esenciales
    lecheras. Metabolismo
    de carbohidratos en vacas lecheras. Instituto
    Babcock para la investigación y desarrollo
    internacional de la industria lechera. Universidad
    de Wisconsin – Madison. (on line).
    <http://babcock.cals.wisc.edu/spanish/default_spn.html>. Pag:
    9 – 12. (12 septiembre de 2002).

    WHITE, C. 2001. Factors affecting milk protein
    concentration in Australian dairy cows. The Australian Journal
    of Dairy Technology. 56 (2): 153.

    WRIGHT, T., MOSCARDINI, S., LUIMES, P., SUSMEL, P. y
    McBRIDE, B. 1998. Effects of Rumen-Undegradable Protein and
    Feed Intake on Nitrogen Balance and Milk Protein Production in
    Dairy Cows. Journal of Dairy Science. 81 (3): 784 –
    793.

    YANG, W., BEAUCHEMIN, K. y RODE, L. 1999. Effects of
    an Enzyme Feed Additive on Extent of Digestion and Milk
    Production of Lactating Dairy Cows. Journal of Dairy Science.
    82 (2): 391 – 403.

    CHRISTIAN AMANDUS ALVARADO GILIS

    VALDIVIA – CHILE

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter