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¿Qué es filosofía?




Enviado por sssalvadork



    1. Lección
      I
    2. Lección
      II
    3. Lección
      III
    4. Lección
      IV
    5. Lección
      V.
    6. Lección
      VI.
    7. Lección
      VII
    8. Lección
      VIII.
    9. Lección
      IX.
    10. Lección
      X.
    11. Lección
      XI.

    *LECCIÓN I.

    Ortega pretende tomar la actividad
    filosófica, el filosofar mismo y someterlo a un análisis radical, todo lo contrario de una
    introducción a la filosofía.
    Conveniente es, salir al encuentro de este popular escepticismo
    que se adhiere a diferentes doctrinas, a cambios de
    opinión que invitan a la incredulidad.

    Ortega admite la existencia eviterna de
    las ideas, sin alteración ni modificación, una
    idea, adquiere un tono temporal y un cariz histórico
    cuando es descubierta por un sujeto real histórico,
    contemporáneo a un tiempo, el
    contenido de las ideas no sucumbe al tiempo y es a
    histórico, lo que cambia son nuestros pensamientos. Sin
    embargo, este modo de ser atemporal constitutivo de las ideas y
    el modo de ser temporal del sujeto humano que ignora o descubre
    la idea, guardan una estrecha heterogeneidad. La afinidad entre
    una idea, y el individuo que la descubre es necesaria, para que
    ella sea encontrada en un momento de la historia, es como que hay
    afinidad entre la figura de la verdad en cuestión, y la
    forma del poro por la que ha de colocarse. Tales ideas, tales
    formas de pensamientos, la filosofía misma, todo sistema
    político existieron y fueron vividos por un tipo de
    hombre
    determinados, hombres que existieron en tal fecha, bajo el manto
    de una circunstancia histórica. Es preciso articular las
    verdades que surgieron en todos los tiempos, bajo las mas
    variadas épocas y formas de pensamiento,
    para superar la escandalosa situación del pensamiento
    que parecía ser incompatible con el cambio de
    opiniones que aparecen abruptas en la historia humana. Las
    verdades son pues, inmutables, es el hombre el
    que cambia; las verdades de ayer, son errores para hoy y el hombre
    necesita reconstituirse con unas nuevas porque su
    orientación es otra. Por que cambia es necesario que
    recorra todo el orbe de verdades, volviéndose afín
    a unas y cegándose a otras. Hombre es todo
    ser viviente que piensa con sentido y que por eso ha de
    entenderse: y porque puede entenderse, posee alguna
    dimensión de verdad.

    Es necesario que por primera vez se
    articule lo eterno e invariable, que es el contenido de la
    filosofía, con lo efímero y variable: la historia.
    Es esta la tarea de las nuevas generaciones, comprender esto, es
    ya un gran paso en la compresión del filosofar mismo y de
    la actividad filosófica en cuanto tal.

    *LECCIÓN II.

    Toda explicación que intente
    entender los cambios abruptos de la superficie histórica,
    sin entrar en las profundidades del alma humana, es a la vez de
    inútil, superficial. No cambia el tono de los tiempos, el
    cariz de los siglos, el hecho de que un nuevo sentimiento e
    ideas, invada el corazón de
    uno o varios hombres, pues esto implica el nacimiento de un
    hombre nuevo, un tipo de hombre distinto, un cambio de
    generaciones. Pero las generaciones son coetáneas y es
    preciso que surjan con una vitalidad nueva y homogénea.
    Contemporáneos, así como somos, disfrutamos de
    tiempos iguales y una misma atmósfera, pero los
    formamos de modo diferente. Ortega avala la idea de un
    anacronismo de la historia, conviviendo en un tiempo externo,
    están tres tiempos vitales distintos. Los hombres huyen de
    esa fatalidad que les aprisiona en una generación, y de
    esta manera recobran el vigor juvenil del tiempo que les
    sobreviene. Es solo una prolongación de la juventud, pero
    con espíritu bondadoso, que quiere el porvenir, pero se
    alegra de que otros lo vivan, el pasado tira de nosotros, y
    fermenta ya esa actitud hacia
    el futuro. El pretérito es como una resaca irremediable y
    quien se niegue a comprender la nueva fisonomía, queda
    como sumergido por ella. Con el surgimiento de la "nuova
    scienza"
    de Galileo, por vez primera existe un conocimiento
    que parte de deducciones precisas, que son a la vez confirmadas
    por la observación latente de los hechos; se
    confirman las verdades mediante un doble criterio de certeza, lo
    tolera justamente. Las masas medias (la burguesía) se
    interesaron por ella, por un mero interés
    material y no intelectual, surge una atmósfera del
    "imperialismo
    de la física".
    Es la física
    la ciencia del
    confort, y este se confirma en el hecho de querer dominar la
    materia y
    hacerla cómoda, es pues
    predilección subjetiva, como el mismo Comte había
    ya sugerido, en su discurso sobre
    el espíritu positivo: la técnica regimienta a la
    ciencia. Es
    pues la verdad un precipitado intelectual de la utilidad practica
    science, d’ou prevoyance; prevoyance, d’ou
    action.
    Escasa estimación merece el pragmatismo
    fisiológico de la ciencia
    como filosofía, es pues como beateria científica y
    cultural que se extasía ante el
    conocimiento, pero sin hacerse dramática
    cuestión de el. Agobiado, hasta sumergirse, el filosofo se
    contrajo hasta volverse un "minimum", viendo que los problemas
    genuinamente filosóficos no toleran ser resueltos
    según el modo del conocimiento
    físico renuncio por ello a su discusión, se
    volvió la filosofía faktum de la ciencia
    fisicomatemática.

    *LECCIÓN III.

    La filosofía quedo aplastada por
    el armamentismo de la nueva física, las ciencias
    naturales dominaban el ambiente,
    empavoreciendo a todo lo que no pudiese ser tratado en los
    albores de los laboratorios. La filosofía no es una
    ciencia, es mucho más. Sin embargo, surge de nuevo un
    entusiasmo de los filósofos por su filosofía, un
    aire de
    resolución que los lleva a adoptar, una actitud de
    jovialidad, el hecho de que la filosofía, en los
    años de 1860 a 1920 había quedado reducida a pura
    teoría del
    conocimiento, así se publicaban la mayor parte de los
    libros de esta
    época, que sin embargo no plantearon nunca en serio la
    cuestión de que sea el
    conocimiento.

    El vivir parte y se hace siempre desde
    ciertos supuestos, la base en la que nos apoyamos en el arranque.
    La verdad es histórica, y el sistema de
    verdades que surgen en una generación espontánea,
    tiene inexorablemente un alcance histórico, valen para
    ciertos hombres y nada mas, que se vea la historia sin
    relatividades absolutas, es la gran cuestión, es el
    <<tema de nuestro tiempo>>. A pesar de que la verdad
    física, tiene dos nobles cualidades, su exactitud y el
    doble criterio de certidumbre, no le asegura esto, su
    superioridad y la existencia de un tipo de verdad superior a la
    física, es evidente. Esto implica una seria
    búsqueda de la significación plenaria de lo que sea
    conocimiento, porque solo así podremos saber, si lo que
    los hombres poseen se aproxima a ella. Las ciencias se
    nutren de la duda que son capaces de digerir, esta
    asimilación le permite desarrollar mas la teoría,
    hacerla más sólida y más robusta, pero no
    con una confianza ingenua e inocente, sino como medio de seguridad en lo
    inseguro. Las ciencias
    cuando necesitan reformarse, no pueden reformarse dentro de ellas
    mismas, deben salir de su interioridad, así es como los
    físicos se vieron obligados a filosofar sobre su ciencia,
    surge una preocupación filosófica de los
    físicos. A partir de la crisis de los
    principios se
    ha ido construyendo una teoría del
    conocimiento. No hay similitud entre el contenido de la
    ciencia con lo que es el mundo corpóreo, son como idiomas
    diferentes que solo pueden traducirse como símbolos, la
    ciencia no es mas que correspondencia simbólica. Hay
    contacto de la ciencia con la realidad, solo mediante el
    experimento que es el acto por el cual, el científico
    intenta manipular la naturaleza, no es
    el hecho mismo de su existencia lo que se nos revela mediante el
    experimento, sino su reacción frente a determinado
    experimento. Hoy opera sobre las ciencias, una actitud opuesta a
    la de hace 30 o 40 años, en aquel entonces, una u otra
    ciencia procuraba imperar sobre otra, extender su
    demostración sobre las demás, ahora, cada ciencia
    no solo acepta su manquedad, sino que repele las pretensiones de
    ser legislada por otra. Menester es pues que las ciencias se
    logren articular unas en otras (lo cual no es supeditación
    0 servilismo) sino que es tomar tierra firme
    en el campo de la filosofía. Síntoma claro de que
    la ciencia busca su sistematización y avivamiento es el
    hecho de que se sienta como forzada a aterrizar sobre aguas
    filosóficas. Definir la filosofía como
    <<conocimiento del universo>>deja escapar todo el dramatismo y
    el tono de heroicidad e intelectualidad es que la
    filosofía vive, puesto que la filosofía no parte de
    la conciencia del
    mundo como presupuesto, sino
    que se embarca para lo desconocido, ignora cual es su objeto o la
    particular esquirla del universo por la
    que va a partir, solo sabe que es un objeto integral,
    auténticamente uno, el único que se basta, por no
    ser dado, es el objeto perennemente buscado, a falta de presupuestos
    parte como de la nada hacia la búsqueda de puerto seguro. Es como
    la llama Aristóteles: filosofía, la ciencia
    que busca. Lo característico de la filosofía
    frente a la ciencia, es tomar posición teorética
    frente a un problema, no resolverlo, pero si demostrar su
    insolubilidad. Si la filosofía no da verdades del mismo
    tipo y valor que las
    verdades científicas, tambalea la ciencia y es un peligro
    para ella. Porque la ciencia experimental, sea incapaz de
    resolver a su manera esas cuestiones proemiales fundamentales, no
    esta en su derecho pedirnos que renunciemos a ellas, no debe
    llamarlas "mitos" por el
    hecho de su altanería. La verdad científica es una
    verdad exacta, pero penúltima, que busca integrarse con un
    estilo de verdad ultima que queda hospedada en su visión
    como "mito",
    mito es la
    desesperada búsqueda de la totalidad.

    *LECCIÓN IV.

    Toparnos primero, con la exacta
    contraposición, entre dos tipos de verdad: la
    científica y la filosófica. Una exacta, pero
    insuficiente y otra suficiente pero inexacta. El hombre de
    ciencia se enfrenta con el problema detrás de la verdad
    científica, necesita construirse una verdad integral que
    sea además de suficiente, exacta. Las conclusiones de la
    física son al caso, solo probables, hablando en
    términos cuantificables o son la necesidad de un gremio de
    científicos, de asentar su verdad vital. El hombre de
    ciencia, antes de ser científico, es hombre, que tiene que
    vérselas con el <<mundo>> al entorno, filosofa
    sobre él, técnica o espontáneamente. Es por
    ello, que con acritud, debemos retroceder del horizonte de la
    ciencia, al horizonte de la vida como estado
    primario, llegar aquí, es llegar a la raíz de la
    filosofía, por ello es que podemos llamar a la
    filosofía, una cosa inevitable, un algo que forma parte de
    nuestra vida. Universo es el tema o razón de ser, del
    hecho filosófico y para conocerla es preciso descomponerla
    en sus vértebras mas intimas, des leerla, repasar cada
    teoría
    escrita, para luego retornar al aire libre, como
    dueños de su secreto interior. Al filosofo le interesa la
    universalidad, lo que representa y vale para todo, la vida
    publica de cada cosa, su soberana publicidad.
    Cuando el filosofo parte a la pesquisa de su "le motif", no
    sospecha nada de lo que busca, lo acepta simplemente como un
    problema sin limites, no busca la partícula que se
    desprende como enfisema de lo total, sino el
    <<multiverso>>, además ignora en el arranque,
    si su objeto sea o no cognoscible, su solubilidad constituye el
    motivo de la duda. Es pues la dimensión filosófica,
    una dimensión extraña desde su proceder y es esto
    lo que le proporciona un carácter
    exclusivo. Solo el filosofo hace de la duda gnoseológica,
    ingrediente esencial de su actitud cognoscitiva, cabe en
    él la posibilidad de que su objeto se vuelva
    indócil al tratamiento filosófico. Toma el problema
    tal cual se presenta, sin objetos previamente amansados, como los
    de las ciencias particulares. La ciencia es un proceso
    fluyente y como una procelosa navegación hacia la cosa
    anhelada, en la cual se olvida, la marcha de la conciencia, como
    "conciencia del problema", en su lugar, hay un sistema de
    problemas casi
    invariables que pasan de generación en generación y
    constituyen el patrimonio y
    legado cultural de la historia. Toda teoría empieza en su
    primer paso, negando la realidad, destruyendo de una manera
    virtual el mundo actual, extrañándose por su
    constitución fisiológica natural,
    por ello, retrotrae todo a la nada, pues lo que busca es un
    rehacer, una nueva génesis. La filosofía, es el
    heroísmo intelectual por excelencia, el problema absoluto
    que merece una actitud radicalmente teorética para
    justificar el conocimiento, es necesario demostrar la identidad
    estructural de las tesis
    idealista y realista, sin subestimar al ser, ni tampoco al
    pensamiento. El filosofo, que esta dispuesto a radicalizar al
    máximo este riesgo
    intelectual, debe librarse de toda suerte de suspicacia, ejercer
    libre profesión incluso ante cuestiones que guarden una
    altanera pose metafísica. Filosofía es
    conocimiento del universo o de todo cuanto hay, pero al partir,
    no ha determinado que es lo que hay, ni si lo que hay es
    multiverso o universo, o si soportara el peso de todas las
    especulaciones.

    *LECCIÓN V.

    El ser, siente como algo latente, esta
    necesidad de filosofar, y es esta la mas elevada, la más
    esencial necesidad para él. Busca capturar todo como tal,
    no brota por razón de utilidad ni de
    capricho, es constitutivamente necesaria. Problema, es pues para
    ella, la conciencia de un ser y un no ser, gajes de una
    contradicción. El mundo que nos hallamos, Es, pero es a la
    ves una contradicción que reclama su esclarecimiento,
    grita por lo que le falta, su no ser nos obliga a filosofar, en
    el filosofar buscamos devolverle su integridad, buscamos darle un
    lugar de apoyo en el que pueda desenvolver su integridad. El ser
    fundamental, falta siempre en el mundo, deja solo la abertura y
    una huella imborrable de su ausencia; lo sabido, independiente de
    todo análisis filosófico, es solo
    parcialidad del mundo, la vista puntual de un sistema parcial,
    que ha de pasar por ser inferior, y moverse "a nativitate" del
    conocimiento de la filosofía. La filosofía deja a
    un lado los supuestos, para enfrentarse a un sistema de verdades
    que se han construido sin admitir la existencia de una
    teoría anterior, es una ley intelectual
    de sí misma, es autonómica, es una paradoja que
    apartándose de la opinión natural, hace
    cuestión hasta de lo más vitalísimo, lo que
    al parecer de la gente, no parece cuestionable. El concepto
    filosófico, va en función
    del todo, la parte; lo aislado corresponde a las ciencias
    particulares. Al no buscar la materia como
    pieza del universo, se vuelve la ciencia una pseudo
    filosofía materialista, el filosofo en cambio, busca las
    cosas en función de
    una pantonomia, una ley de la
    totalidad. Sin embargo, necesario es que la filosofía, se
    orne y conforme a ser la cosa que es, dejar vacantes los elogios
    que no le corresponden, es su corrección. Principio
    lógico y metódico suyo, es abarcar intelectualmente
    el universo,
    se forma de conceptos llenos de contenido mentalmente
    enunciables. Es la filosofía, un gigante afán, de
    traer a la superficie, lo que yace subterráneo, misterioso
    e impostergable, no es un itinerario que nos sumerge en el
    territorio de la verdad mas profunda, sino que torna patente la
    verdad indecible. Es voluntad de mediodía, apetito
    transparente, que declara, descubre y quita el manto a lo velado.
    Es un ontologismo, un decir el ser, si la mística es
    callar, la filosofía es pronunciación.
    Teología y no éxtasis, las vías del
    pensamiento discursivo enriquecen nuestras ideas sobre lo
    divino.

    *LECCIÓN VI.

    Las verdades científicas, poseen
    un carácter
    puramente espectral, puesto que son asentimiento intelectual, al
    que nuestra alma se ve forzada por determinadas razones, la fe y
    otras creencias vitales brotan del centro radical de nuestra
    persona, del
    "alter ego". La filosofía, es un jovial rigor intelectual,
    no es mas que teoría. Con ella la filosofía, canjea
    la realidad por conceptos, lejos de vivir la vida, piensa, vivir
    la vida magnifico afán de sacar a flote; este ingenuo
    pensar la vida, es un afán por sobrevivirla. Las dos
    leyes del
    pensamiento filosófico son: autonomía, no admitir
    como criterio de verdad, causas exógenas, y la pantonomia,
    no contentarse con ningún criterio que no exprese valores
    universales, que no intente abrazar la totalidad de la identidad
    universal. Su teoría, busca componerse de puras
    evidencias, y una teoría es verdadera, cuando proviene
    solo de evidencias. La verdad, empalma en todos los sentidos con
    la realidad, y al hacerlo se constituye como autentico criterio
    verosímil. La evidencia no tiene nada que ver con el
    sentimiento, es todo lo contrario, el sentimiento es por
    nacimiento ciego. El positivismo,
    por reducción, se convierte en mero sensualismo, es
    presencia positiva del objeto, que le estrecha. Es urgente la
    presencia del objeto a los sentidos para
    acusar su verdad, su existencia de ordinario. La filosofía
    actual, es frente al positivismo
    parcial y limitado, positivismo absoluto, corrigiendo con esto el
    vicio que ha padecido la filosofía de todos los tiempos,
    el sensualismo extremado. No hay mas verdad teorética
    rigurosa que las fundadas en evidencia y para hablar de las
    cosas, ellas deben hacerse presentes, según el modo que su
    consistencia imponga. La cosa, proveniente, junto con sus notas,
    va de la mano de sus distintos modos. Susceptible de
    aproximaciones, es el conocimiento material, la efigie se
    aproxima mas, a medida que la experiencia es mayor. La idea es
    siempre, idea de algo, no pueden sernos dadas "ex nihilo", los
    conceptos de las cosas, los principios pre
    concebidos parten siempre de un objeto que se hace presente y es
    pensado. El racionalismo,
    de los últimos tiempos, es un puro vivir de ilusiones un
    reducir a conceptos y a logos, el infinito matemático,
    puesto que la ciencia matemática, ha extendido su imperialismo.
    El infinito es un irreductible al logos o ratio, lo continuo es
    trans conceptual o meta lógico. El radicalismo de la
    filosofía, no admite, mas que intuiciones adecuadas como
    modo de verdad. Es paradójica en su raíz misma,
    parte de la doxa u opinión espontánea, para
    desasirse luego de ella, e ir en busca de otra opinión,
    mas firme, una para doxa.

    *LECCIÓN VII.

    La seguridad que
    tenemos de la existencia de un objeto, en el universo, es
    de dos tipos: fundándonos en un razonamiento afirmamos la
    existencia efectiva de un objeto, los datos del
    universo, no son lo único que hay en el universo, sino, lo
    único que indubitablemente hay al partir, partimos de este
    cariz indubitable, de esta seguridad especialísima. Para
    que sea verdad la existencia del objeto que busca la ciencia, es
    necesario que sea verdadero, el sistema entero de la ciencia en
    cuestión, si no es evidente este objeto aparecerá
    como quimera. Los datos del
    universo, poseen insospechosa existencia y es necesario que las
    ciencias partan de ellos como realidades radicales.

    Pero a la filosofía, acontece
    algo contrario, ella no puede conformarse a partir del hecho de
    la existencia del mundo exterior, la creencia vital, no acepta el
    escenario cósmico de cada uno, y escinde estas realidades;
    lo que la vida cree, no puede ser criterio de verdad para ella.
    Por eso es que filosofar, es apartarse constantemente de las
    creencias vitales, de factum psicológico. La
    convicción filosófica, es una convicción del
    intelecto, no parte de la condición vital, sino de la
    necesidad de poner en orden los conceptos. El objeto de la
    filosofía, no es supuesto, sino impuesto, la
    existencia de los objetos al entorno no es evidencia ni supuesto,
    solo partirá de la realidad que se impone que no es
    súper-puesta. Dato radical, es la duda incuestionable,
    dato fundido en el arranque mismo del filosofar. El
    <<yo>> se descubre como radical soledad, el
    <<yo>> se encuentra solo ante el universo, soy ahora
    <<yo>> ante el mundo, en radical soledad. Filosofar,
    es estar radicalmente solo.

    *LECCIÓN VIII.

    El ser del pensamiento, es pura
    actuación, pura agilidad, autógeno movimiento,
    pensamiento es auto-móvil y no in-móvil. El mundo
    se vuelve mi representación, en la arenga de Schopenhauer,
    el mundo exterior esta palmado en mi conciencia, es pura
    idealidad. Por ello es que solo existe en rigor el ser ideante,
    el <<yo>> que piensa, el consciente: me ipsum.
    La conciencia es intimidad, la superlativa relación de
    mí mismo conmigo mismo. El <<yo>> es el centro
    de nuestra conciencia, y a su alrededor esta la periferia, el
    mundo de formas, olores, colores y
    sabores; toda esa urdimbre que llamamos cosmos. El yo atraviesa
    las cosas, se ocupa de ellas y les transmite su propio volumen
    físico, pero no repara en ellas, por ello, es que desde un
    punto de vista biológico, lo natural y primario es que el
    hombre se ignore a sí mismo. El pensamiento antiguo griego
    (realismo
    primitivo) logra solo breves atisbos de intimidad, pero la
    actitud de su mente no se conforma con atender de un modo
    tónico el mundo exterior; él transcribe la realidad
    en pura teoría, filosofa sobre el objeto que tiene
    enfrente, las ideas griegas son corporales, y por eso compuestas
    de realidad material. Entendían la idea como un poder alojado
    en lo cósmico, una realidad no menos externa que los
    cuerpos. Encuentra el alma como una entidad en el mundo, metafísica
    pero no irreal, una casi corporalidad.

    El hombre moderno, ha tomado conciencia
    de sí, ha vuelto en control de
    sí, ha despertado de su inconsciencia cósmica, se
    ha descubierto tomando pose de su realidad. Se dio cuenta que era
    conciencia, reflexividad, intimidad, hontanar del que mana su
    riqueza intima. La
    duda(es
    la condición del conocimiento
    científico, ella abre la grieta en la que ha de
    posesionarse la prueba. Los griegos, maestros del teorizar,
    ejercitaron ejemplarmente la duda, la actitud escéptica,
    no dejo nada por hacer, nada por cumplir. El pensamiento es la
    única cosa del universo que no puede ser negada: si se
    niega, se reafirma en la negación, negar es pensar. Las
    cosas en que pienso, podrán ser puras quimeras, pero el
    hecho de que las pienso es una realidad indubitable. El decisivo
    descubrimiento, realizado por el sistema de Descartes, es
    que al pensamiento solo le es dado del universo, el mismo, es un
    puro parecerme a mí, pura apariencia. Para que mi yo,
    entre a poseer algo de una manera cognoscente, es necesario que
    este algo se presente a mí en su integridad, tal y como
    es, sin ninguna de sus notas ocultas, en su consistencia
    adecuada. El pensamiento se tiene a sí mismo en integra
    posesión, lo ideado en cuanto ideado.

    Cada época es como un clima, en donde
    predominan ciertos principios que inspiran la vida, cuando a un
    pueblo, le sobreviene el hastío, se desinteresa por la
    vida, y la atmósfera le resulta pesada. De ello surge la
    historia, que asimila lo que va a dejar, se traga la realidad
    vieja para crear una nueva. La duda como sistema metódico,
    no es una aventura de la filosofía, es ella misma
    percatándose de su propia y nativa condición, una
    prueba de resistencia que
    permite el saber. El pensar goza del privilegio de darse el ser,
    es dato de sí mismo, en las otras cosas, es distinto el
    existir y el que yo las piense. La filosofía
    moderna, es desde Descartes,
    esencialmente idealista, trata de interpretar todo cuanto hay,
    como consistiendo en ser idea, una cosa pensada, si la cosa no es
    idea, es consumida por el pensamiento, y por el <<yo que la
    pienso>>. El pensamiento se ha tragado al mundo, las cosas
    se funden como en una magnifica doctrina antinatural, se vuelven
    ideas, es como estar viendo al mundo, al revés. El
    idealismo
    descubre al pensamiento y en esto consiste su superioridad, en el
    hecho de haber descubierto una cosa en el mundo que consiste
    fundamentalmente en ser para sí, en un darse cuenta de
    sí. Descubre a la conciencia como reflexividad, por
    primera vez se separan los mundos material y espiritual, la
    exterioridad y la interioridad, en su esencia, son incompatibles.
    El <<yo>> es el gerifalte que vuelve siempre al
    puño (si el puño fuese un gerifalte) se contrae en
    inflexión dentro de sí, retrayendo su vuelo se
    interna en su profundidad. El entendimiento necesita ir dirigido
    por un afán preexistente, hacia uno u otro tipo de cosas.
    El entendimiento encuentra gracias a que el amor busca,
    como el diletante (que significa el amante). El amor busca
    para que el entendimiento encuentre. El Dios cristiano, es una
    realidad trascendente, extra mundana, ante la cual toda realidad
    cósmica se evapora, nada de el trastoca de modo alguno la
    realidad, no es tangente con ninguna forma corporal, es misterio,
    sumum, la encarnación. Estar con Dios, es aniquilar
    virtualmente la realidad; desterrar lo cósmico y lo
    terreno, el alma en su urgencia hará lo mismo que el
    escéptico con su duda metódica. La soledad es
    substancia del alma. El conocimiento ejemplar, es el de Dios y
    del alma, puesto que no hay mas que esta doble realidad. El Dios
    cristiano, es por lo visto trascendente al mundo, pero inmanente
    al <<fondo del alma>>.

    LECCIÓN IX.

    La tesis
    idealista, es la magnifica inspiradora de la modernidad, la
    madrona que amamanta estos tiempos, en la cual todos, directa o
    de forma casi directa hemos sido educados, es el régimen
    vigente de la cultura
    humana. El realismo
    antiguo, parte de la existencia indubitable de la cosa
    cósmica, como forma de ingenuidad, es inocencia
    paradisíaca; mera contemplación del paisaje sin
    hacer dubitable ninguno de sus elementos. En cambio, en la tesis
    idealista, el <yo> se traga al mundo, y se hincha,
    ingurgitando el universo, se vuelve una protuberancia del mundo,
    un tumor que debe ser extirpado con toda la pulcritud y tacto de
    nuestra critica. El cosmos grande, se vuelve un pequeño
    mundo, una realidad cerrada, una segregación del yo, un
    microtheos (la monada de Leibniz); a estado a un
    paso de cegar las fuerzas vitales de los resortes de la vida, al
    arrojar, desalojar por completo la idea del mundo, ha llegado a
    convencer al hombre, que lo que existe, es solo imagen suya, el
    mismo reflejándose. El <<yo>> es intimidad,
    pero es preciso y urgente que este yo intimidad, encuentre al
    mundo que ha ignorado, y que salga fuera de sí a este
    mundo, necesita reencontrarse con el. La superación del
    idealismo, es
    desde hoy la gran tarea intelectual, la alta misión que
    debe cumplir la historia de nuestra época, porque tiempo
    es tarea, misión e
    innovación. El grave error de la
    filosofía, fue haberse convertido en subjetivismo, en
    subrayar esta dependencia en que las cosas han caído de
    que yo las piense, sin advertir, que mi subjetividad depende
    también de que existan objetos, en vez de dejar al yo y el
    mundo, en pulcra inseparabilidad, los ha hecho distantes e
    inexorablemente distintos. No se da cuenta, que el mundo y
    <yo> somos en activa correlación: Yo soy para el
    mundo, y el mundo lo es para mí. La tragedia del idealismo
    radica en el hecho de haber transmutado al mundo en
    <sujeto> en contenido de la conciencia, encerrándose
    dentro de sí, sin explicar con claridad, porque esta
    imagen
    contenida en mi, es tan distante de mí, porque conciencia
    es conciencia de algo, yo soy cuando precisamente me doy cuenta
    de otras cosas en el mundo, de la alteridad. Lo primero que ha de
    hacer la filosofía (si quiere ser en verdad radical) es
    definir ese dato, que es <mi vida>, <nuestra vida>;
    la de cada cual. Vivir es un modo de radicalidad; toda otra cosa
    y modo de ser es tan solo detalle de ella, simple referente. La
    filosofía, es ante todo vivir, y vivir es la forma precisa
    de todo filosofar.

    *LECCIÓN X.

    Verdad radical es la coexistencia de
    mí <yo> con el mundo, vivir es primordialmente estar
    frente a algo que es lo otro, sufrir algo de las cosas, su
    irascibilidad. El ser indubitable, es en consecuencia no el
    suficiente, sino el <<indigente>> ser que se da
    cuenta, de la interdependencia del que él existe. Junto
    con lo otro, sufre el ser de las otras cosas, no es
    unilateralidad. El universo y Dios, son contenidos de mi vida,
    porque <mi vida> no solo es el <<yo existo>>,
    sino que le acompaña el mundo. Mi cuerpo mismo no es mas
    que un detalle del mundo que encuentro en mi, detalle que, no es
    de mucha excepcional importancia; pero no deja de ser tan solo un
    ingrediente entre innumerables que hallo en el mundo ante
    mí. Vida, es por lo pronto, lo que somos y hacemos: es
    pues de todas las cosas la proximidad más directa a cada
    cual, se deja apresar junto con toda la liviandad que se
    presenta. Vivir es esa realidad extraña, única que
    tiene por privilegio existir para sí. Es esa sorprendente
    presencia que vive viviendo, que se sabe existiendo olvidando
    todo saber intelectual, es simplemente la vida de cada cual, ese
    saberse viviendo que tiene enfrente cada cual. Vivir en su
    raíz extraña, consiste en saberse y comprenderse es
    un ser transparente a sí mismo, advierte lo que le rodea.
    Vivir es desde luego, hallarse frente al mundo sumergido en su
    tráfago, en su trama azarosa, en su problema, pero
    también, el mundo es inseparable de la vida de cada cual,
    es esqueleto inseparable de nuestra estructura. La
    vida es la perpetua sorpresa de existir, se encuentra naufraga en
    un orbe impremeditado, y al encontrarla, nos encontramos
    nosotros. Pero eso que nos es dado, la vida, es un problema que
    necesitamos resolvérnoslo. La vida pesa siempre, consiste
    en un llevarse y soportarse y conducirse a sí misma. Es
    constantemente decidir lo que vamos a ser, un ser que consiste
    mas, que en lo que es, en lo que va a ser por tanto en lo que aun
    no es. Esta esencial y abismática paradoja es nuestra
    vida, la vida de cada cual.

    *LECCIÓN XI.

    El espíritu, para vivir, necesita
    asesinar su pasado, pero no puede hacerlo, sin antes digerir en
    el fondo su vitalidad, debe mantener vivo el pasado para
    construirse por sí mismo, su presente. El problema primero
    de la filosofía no es averiguar que realidad es la
    más importante, sino que realidad del universo es la
    más indubitable, la más segura aunque sea por caso,
    la más sencilla, la menos importante la más
    humilde. El problema primero consiste en determinar que nos es
    dado del universo: el problema de los datos radicales. Tanto el
    físico como el filosofo idealista, deben los dos, explicar
    como no habiendo mas realidad indubitable que la materia, pueda
    hablarse con buen sentido y con verdad de cosas materiales, de
    leyes
    físicas. La filosofía, es un afán de la
    vida, por encontrarse a sí misma, va tras la
    búsqueda, de su razón vital, talvez inquieta,
    talvez perdida en sí misma. La vida nuestra, la vida de
    cada cual, no es problemática ni indubitable, como la
    realidad orgánica, que constituye la <otra vida>. El
    atributo primero de esta realidad radical, que llamamos
    <nuestra vida>, es el existir para sí misma el
    enterarse de sí, el ser transparente ante sí. La
    vida, es un concepto que
    implica lo general y lo individual, como categoría del ser
    en general
    la
    actitud teorética, es un desvivirse o no vivir, es la
    actitud fingida en la que supongo no existir yo.

     Salvador Krsnaly Romero Ayala

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