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Las novelas de Ernesto Sábato




Enviado por cariatide02



    Análisis
    comparativo

    en las novelas de
    Ernesto Sábato
     

    1. Simbología en las novelas de Ernesto
      Sábato
    2. Personajes.-
    3. Estructura de las novelas.-
    4. Temas.-
    5. Sobre
      informe sobre ciegos.-
    6. Bibliografía.-

    1.SIMBOLOGÍA EN LAS NOVELAS DE ERNESTO
    SÁBATO

     El estudio de la obra
    novelística de Ernesto
    Sábato, tradicionalmente catalogada en tres novelas
    [(El túnel (1.948), Sobre héroes y tumbas (1.961) y
    Abaddón el exterminador(1.974)], demuestra formar un solo
    sistema de
    significación en el que se emplean los mismos
    códigos y se presentan similares estructuras.
    Como diría el propio Sábato,
    "todas son formas de los mismos fantasmas".

    Así pues, al analizar el
    conjunto de la obra de Sábato desde la perspectiva del
    discurso, es
    posible ver una seria de representaciones convertidas en signos
    semióticos, bien sean personajes, ideas o conceptos.
    Cuando se relacionan los diferentes textos de forma independiente
    a la perspectiva de la teoría
    de los géneros, es posible estudiar las semejanzas entre
    ellos, con lo que queda patente el hecho de que a nivel de
    actualización del texto, estos
    discursos
    funcionan de manera semejante, hasta tal punto , que casi
    podríamos decir que sus tres títulos no son sino
    aspectos de una sola novela, tales son
    sus conexiones, ya que huelga
    señalar que las tres forman una especie de ciclo, con
    personajes que transitan de uno a otro libro,
    ampliaciones de motivos antes presentados y reiteraciones de
    paradigmas y
    símbolos éticos. Entre éstos
    últimos se incluyen el carácter morbosos de la pasión
    amorosa; la obsesión con la ceguera física tratado como
    emblema de la moral; la
    naturaleza
    impenetrable y oscura del mundo; la estéril lucidez de la
    conciencia que
    solo agrava la sospecha de que la vida carece de sentido alguno;
    la omnipresencia del mal; el extraño lenguaje de
    los sueños, etc..

    Por lo tanto, no es factible la
    total comprensión, por parte del lector, de Abbadón
    el exterminador sin haber leído con anterioridad Sobre
    héroes y tumbas y, con todo, en ésta última,
    Sábato, en su inclinación hacía las
    disgresiones, realiza una larga referencia metaliteraria a El
    tunel 9, donde analiza el
    "caso Castel".

    Por otro lado, es esencial la
    adhesión al surrealismo y
    al psicoanálisis en Sábato , ya que los
    usa como el camino más firme para penetrara en el misterio
    del mundo. Hay una fuerte unión entre el
    psicoanálisis y el concepto de
    inconsciente, porque el inconsciente sirve de mediador entre el
    mundo sensible y el inteligble. Y el incosnciente se puso en
    relación con la enfermedad nerviosa y mental (la que
    parecen adolecer Juan Pablo Castel, Fernando Vidal…inclusive
    cabría decir la familia
    Vidal Olmos en general).

    9 Sobre
    héroes y tumbas, ed. Seix Barral, 2.001, en Informe sobre
    ciegos, capitulo XX, págs. 342 y ss.

    Probablemente el texto que
    más corresponda a este aspecto sea Informe sobre ciegos
    (capítulo III de Sobre héroes y tumbas). La que
    más destaca, en tanto que afectó notoriamente al
    autor en su vida privada (todo novela guarda algo de
    autobiográfico) o sea la simbología de la
    maternidad, de la madre. Ésta aparece claramente evidente
    en sus textos, aunque presentada de diversas maneras, y
    así, el cuadro que pinta Juan Pablo Castel y que tanto
    llama la atención de María Iribarne, se
    titula "Maternidad", y dentro del psicoanálisis, la
    matriz de una
    madre es comparada con un túnel del que, por otra parte,
    nunca saldrá Castel. Por tanto, al matar a María
    (nombre de la mujer- madre
    por antonomasia), el protagonista también está
    matando a su propia madre, y en cierta medida, a sí mismo.
    En Sobre héroes y tumbas la relación incestuosa
    entre Fernando Vidal y su hija Alejandra no resulta tan
    destructiva como la que mantiene ésta última con
    Martín de Castillo (merece señalar la similitud
    entre los apellidos de Juan Pablo Castel y Martín del
    Castillo , y aparte que para los psicoanalistas el castillo es
    símbolo de la madre protectora, como en la vida real y a
    su vez, lo fue la del propio Ernesto Sábato).
    Martín sabe que su madre trató de evitar que
    él naciera, razón por la cual la llama "madre-
    cloaca", y estas referencias edípicas remiten nuevamente a
    El tunel, e
    incluso a Informe sobre ciegos, ya que Fernando sí
    acabó en las cloacas buonarenses…y tb hace referencia a
    la maternidad, representada en Alejandra.

    Tanto la relación que
    mantienen Martín y su madre como la de Alejandra con su
    padre, son destructivas.

    La referencia al mito de Edipo
    (Sófocles) es directa, y ya no solo por la relación
    incestuosa entre padre e hija, sino porque Fernando Vidal, una
    vez que ha penetrado en la verdad de su propia existencia (cap.
    XXXV) , pierde los ojos materiales con
    los que ve, para verse a así mismo, al igual que al
    héroe clásico. También en el capítulo
    V del Informe sobre ciegos, se cita uno de los sueños de
    Fernando, un sueño que le estuvo persiguiendo durante toda
    su vida. En él, se veía a sí mismo. Y se
    suele decir que verse a sí mismo en sueños es
    señal de malos augurios.

    El autor de Informe sobre
    ciegos declara incluso que "en aquel viaje supe, como Edipo lo
    supo en manos de Tiresías (…)". Hay que considerar el
    hecho de que Tiresías también fue uno de los ciegos
    míticos de la tradición grecorromana, porque
    había observado a Atenea desnuda, y la diosa le
    castigó. El tema edípico es una clave de lectura.
    Fernando por su propia voluntad penetra en los laberíntos
    de su propio destino: el incesto. La ciega que tanto le aterra en
    sus alucinaciones no es otra sino que la misma Alejandra, y es
    ahí donde reside el sentido trágico de destino del
    héroe. Básicamente , Fernando, quien en su locura
    cree firmemente en la Secta del Mal, es guiado por su propia
    voluntad a penetrar en el reino de lo distinto, de lo impensable
    para la mayoría de los hombres y mujeres, es decir, el
    incesto o la unión sexual entre padre e hija, en aquello
    que

    Nietzche denomina el "uno
    primordial", que es la unión del uno con el otro y con su
    propia naturaleza. Como en Edipo Rey de
    Sófocles, Edipo no tiene más remedio que seguir con
    su destino fatal, de la misma forma que Fernando lo declara. Por
    ello será asesinado por su propia hija, quien luego
    prenderá fuego a la casa familiar y se quemará ella
    misma a fin de redimir la tragedia a través del fuego
    purificador y eterno. No obstante, Sábato no esplicita si
    este acto se destina exactamente a la depuración a
    través del fuego después de haber sucumbido ante un
    amor
    incestuoso con su padre. El complejo de Edipo ha sido un aspecto
    clave en la obra se Sábato. El incesto, uno de los motivos
    básicos, aparece en El tunel como parte del conflicto en
    la relación entre Castel y María, se encuentra en
    la base de la tragedia de Sobre héroes y tumbas, ya que
    este parece ser el origen de la problemática de Alejandra
    quien ha tenido relaciones
    sexuales con su padre. A la vez, la relación de
    Fernando con Georgina – madre de Alejandra y prima, a su
    vez, de Fernando- es un reflejo de la atracción que
    éste sentía por su propia madre. Algo semejante le
    ocurre a Bruno, quien en un momento se da cuenta que su
    atracción por Alejandra no es más que una
    extensión de su amor por Georgina, y eso es justo lo mismo
    que le pasa a Fernando, porque Alejandra es un vivo retrato de su
    madre. En Abaddón no faltan tampoco las relaciones
    incestuosas. El complejo de Edipo y los problemas de
    la líbido, siendo un punto básico de la
    teoría freudiana, han pasado a ser herramienta de trabajo en la
    interpretación de los textos
    sabatianos.

    Con todo, no queda del todo
    claro el porqué Alejandra mata a su padre. En realidad,
    obviamente cabria pensar que el móvil es el incesto y la
    causa la venganza, pero en ningún momento se deja
    translucir que se trate de una violación a Alejandra, –
    aunque Martín señalara en un momento dado que eran
    dos seres que parecía odiarse – , sino que ella lo
    permite. El porqué es un enigma.

    Y ella no parece tener miedo,
    quien verdaderamente tiene miedo el Fernando (la ciega del
    sótano es la representación de Alejandra). Hasta es
    muy posible que Alejandra, harta de la situación,
    amenazara de muerte a su
    padre, ya que éste está muy convencido de que su
    muerte es inminente y que será de mano de "la
    ciega".

    Queda demostrado pues, que la
    imagen de la
    madre tiene una importancia primordial en Sábato. Esto de
    debe a varios motivos de la vida personal de
    Sábato, que poco más o menos deja translucir en el
    capítulo II de su libro de memorias Antes
    del fin (1.998): La madre de Sábato perdió a su
    madre con solo 8 años y a su vez, ella perdió a un
    hijo de 2 años de edad, Ernestito, mientras estaba
    embarazada de Ernesto. También el propio Sábato
    perdió a un hijo cuando tenía 83 u 84 años
    (aproximadamente en 1.994). La madre de Sábato, por tanto,
    estando nuevamente embarazada de él, se siente triste,
    afligida y sacudida por fuertes sentimientos ambivalentes ante
    la muerte de
    su otro hijo. Esto afecta al feto, pues
    desde e psicoanálisis se han aportado
    valiosos

    estudios relativos a la
    importancia de la relación madre- hijo en la
    estructuración del psiquismo. Así, los
    vínculos con el recién nacido se mantienen, pero
    con sufrimiento. Lo peor es que en función de
    duelo, el nuevo hijo es identificado al nacer con el mismo nombre
    del que hacía poco había fallecido, y entonces ya
    no es otro el hijo que nace, sino que es el hijo que
    murió. Por ello una madre, así, deprimida y en
    relación a la natural simbiosis inicial entre madre e
    hijo, transforma al recién nacido en vector de sus propias
    ansiedades sufrientes y persecutorias. Sábato acusa a su
    madre de aislarlo del mundo, de convertirlo en un niño
    solo, que vive una especie de infancia
    prestada, que se siente en el mundo en sustitución de
    otro, porque para Sábato es como si la matriz o el seno de
    la madre es donde se halla la regón enigmática
    donde se hacen y se deshacen los destinos. Así
    Sábato sufría alucinaciones de pequeño, e
    incluso alteraciones en su conducta, como
    pincharles los ojos con alfileres a los pájaros y a los
    gatos (como Fernando Vidal) y padecía
    sonambulismo.

    Las referencias a la
    maternidad, por tanto, son continuas. No es casualidad que, al
    principio de Sobre héroes y tumbas, Martín se
    sitúe en el parque Lezama justo enfrente de la estatua de
    Ceres, diosa de la fertilidad, y por ende, representante
    también de la maternidad y eso, inconscientemente, haga
    reflexionar a Martín sobre su madre.

    Sin embargo, uno de los pasajes
    más cargados de simbología, es el que compone los
    capítulos XXXV y XXXVI de la tercera parte de Sobre
    héroes y tumbas, de Informe sobre ciegos, cuando Fernando
    Vidal, en su persecución de los ciegos pierde el
    conocimiento ante la visión de la ciega. Pasemos a un
    somero análisis del texto atendiendo a su
    simbología:

    En cada una de las obras , cada
    protagonista se "transforma" en un animal, de tal suerte que Juan
    Pablo Castel se convierte en un pájaro en uno de sus
    sueños (capitulo XXII) – a lo largo de El
    túnel solo se relatan tres sueños, a cual
    más simbólico- , Fernando Vidal Olmos se transforma
    en pez (capítulo XXVI) y Sabato (sin acento, el alter ego
    del autor en Abaddón el exterminador) se metamorsea en
    murciélago (un animal nocturno y ciego).

    En general, Sábato se
    refiere a los símbolos en el contexto de la
    tradición literaria, la herencia
    mítica o el conocimiento
    esotérico, extrayendo analogías de diversa
    cosmogonías y tradiciones, principalmente de la
    clásica helénica y la judeo-
    cristiana.

    En el capítulo XXXVI, en
    primer lugar Fernando sale de una caverna guado por una relativa
    luminosidad opaca, una luz como de
    crepúsculo, "rojiza y violácea". Para los
    psicoanalistas – doctrina que jamás dejó
    indiferente a Ernesto Sábato-, la caverna o gruta es
    símbolo de genitales femeninos. Hay numerosos
    símbolos que remiten al claustro materno y a los genitales
    femeninos,

    como la habitación
    – donde encontró a la ciega, donde perdió el
    sentido, de donde salió hacia las cloacas- , la puerta
    – de la habitación anterior- y la de la estatua de
    páramo- y el túnel, de sobradas referencias. La
    imagen del crepúsculo es muy utilizada en la obra
    sabatiana, es un momento especial del día, que induce a la
    reflexión. Prácticamente todos los personajes,
    Bruno, Martín, Alejandra, Castel , Fernando… se mueven
    en esas horas del día. El crepúsculo es observado
    como un proceso
    psíquico o algún asunto de la vida que llaga a su
    término. En Sobre héroes y tumbas hay una breve
    reflexión sobre el atardecer en Buenos Aires, al
    igual que en Abaddón el exterminador, realizadas por Bruno
    y Sabato respectivamente. Da cierta sensación de que estos
    personajes no se mueven ni de día ni de noche, sino en los
    atardeceres, hacia la noche, la bruma. Es un momento intermedio
    que se podría llegar a relacionar con la
    contradicción en Sábato entre razón e
    intuición. Como la justa medida. O como el ocaso de la
    civilización. por eso viene la venida del fin de los
    tiempos, el apocalipsis anunciado por el ángel
    exterminador, por Abbadón.

    De hecho, cuando Fernando
    alcanza el páramo donde va a encontrar a la estatua del
    Ojo Fosforescente (nueva alusión a la vista) parece haber
    encontrado la solución a problemas, el fin
    ansiado.

    "El comienzo y el
    fin".

    Curiosamente, la enorme estatua es una Gran Deidad con
    cuerpo de mujer y su famoso
    "Ojo Fosforescente" no se encuentra en su cabeza, sino en el
    ombligo. El ombligo es una cicatriz, la marca que deja el
    cordón umbilical , lo que une a un recién nacido
    con su madre. Por lo tanto, aquí nos encontramos con dos
    claras referencias a la ceguera (vista- Ojo Fosforescente) y a la
    madre (ombligo). Dos símbolos obsesivos para
    Sábato, porque, como dice en su ensayo El
    escritor y sus fantasmas: " La ceguera es una metáfora de
    las tinieblas, un descenso a los infiernos o un descenso al
    tenebroso mundo del inconsciente, es la vuelta a la madre o al
    útero, es la noche".

    También es bastante significativo que se trate de un
    ídolo femenino. En su significación
    arquetípica, la Mater se relaciona con la materia; es la
    diosa de la naturaleza, de las criaturas, del mundo intermedio.
    El cristianismo
    destruye el sentido negativo que puede atriburse a estas
    categorías para incorporarlas al impulso de la
    salvación. Lilith, Eva, Helena, Pandora son las figuras-
    símbolos que el mito antiguo presenta como desencadenantes
    del Mal. Para el psicoanálisis vendría a significar
    la inmadurez en tanto que implica cierta dependencia materna (en
    caso de ser un dios masculino, sería paterna). Las
    estatuas representan la soledad, la frigidez (

    Martín suele ir al parque Lezama, ya sea solo o con
    Alejandra, y gusta de observar a las estatuas, le dan qué
    pensar). La de Fernando es una estatua con cuerpo de mujer, con
    alas y cabeza de vampiro, y con manos y pies en forma de garras.
    Y "con poder sobre la
    vida y la muerte", un ser con forma de mujer que implica
    maternidad, vida y muerte en tanto que a través de su
    forma vampírica remite a la sangre, y la
    sangre es vida. Y los vampiros la absorben, arrebatando esa vida.
    A pesar de hallarse en un paraje tan inhóspito, terrible y
    crepuscular, y de su aterrador aspecto, ésta estatua
    representa la vida, probablemente en mayor medida que a la
    muerte. Además la gigantesca estatua carece de rostro, con
    lo cual pierde el sentido de la identidad, lo
    es todo, lo abarca todo porque también es lo
    desconocido.

    De nuevo aparece el símbolo del fuego en la
    alucinación de Fernando Vidal. Se trata del gran Ojo de la
    estatua, cuya fosforescencia se debía al reflejo de un
    fuego interior que vacila, crece y disminuye. El fuego dentro del
    psicoanálisis, es uno de los símbolos
    oníricos más importantes. Viene a ser la fuerza
    instintiva, el poder del espíritu, pero sobre todo, la
    excitación sexual. Es una visión purificadora, por
    ello Alejandra se quema a sí misma, y el Loco
    Barragán (Natalicio Barragán, personaje que aparece
    en Sobre héroes y tumbas y en Abaddón el
    exterminador) profetiza que el mundo arderá cuando llegue
    el inminente apocalipsis. Esa fuerza intuitiva hace que Fernando
    sepa con certeza lo que tiene que hacer, adonde ir. Así,
    se acerca a la estatua y sabe que tiene que entrar en ella: "YO
    SABÍA que debía haber una entrada para que yo
    pudiese pasar, y quizá solo para eso. En ese momento mi
    espíritu estaba dominado por la certeza de que todo
    aquello había estado
    esperando mi llegada y es unicamente por eso no se había
    derrumbado ya hacia la nada (Informe sobre ciegos, capitulo XX,
    pág. 378).

    Dentro encuentra una escalera de piedra que conduce al Ojo
    (fuego interno) de miles de escalones. El hecho de subir denota
    ansias de renovación y la escalera es un inequívoco
    símbolo de contenido sexual para los psicoanalistas.
    Podría decirse que esta estatua es una alusión
    misma a la propia Alejandra.

    Después de muchos desfallecimientos, Fernando
    consigue llegar a Él (Sábato no especifica, pero se
    esclarece que se trata de un tramo que va a conducir directamente
    al centro de la estatua, justo al Ojo Fosforescente, al ombligo,
    donde se halla el fuego interior), y todo se transforma en un
    estrechísimo túnel de carne, en que me fue preciso
    trepar reptando sobre mi vientre, es como una matriz. Es una
    gruta submarina, pero seguramente no se trata de agua, sino del
    líquido amniótico. Poco a poco, Fernando, a medida
    que avanza hacia el epicentro (vientre) por el túnel
    (matriz), va retrocediendo en sus recuerdos: "(…) algo que me
    recordaba, como en un sueño, hechos remotísimos que
    no podría precisar (…)", hasta que se metamorsea en pez:
    " Algo me

    sucedió a medda que ascendía en aquel
    resbaladizo y sofocante túnel de carne: mi cuerpo se iba
    convirtiendo en pez, mis extremidades se transformaban
    repugnantemente en aletas, mi piel se
    cubría de escamas" (Ambas citas en capítulo XXXVI
    de Informe sobre ciegos).

    Finalmente alcanza la "caverna" (que sería el
    vientre materno), "hundiéndose en un líquido
    caliente y gelatinoso" (liquido amniótico). Partiendo de
    esta línea, sería interesante ver la
    interpretación simbólica del ritual erótico
    en Abbadón, ya que, partiendo de los antiguos rituales
    cátaros se podría decir que el simbólico ojo
    sexual de Abaddón el exterminador (casi todos los ojos
    simbólicos en las novelas de Sábato en general) es
    un ojo maligno, enjuiciador, objetivamente que desnuda a quien
    mira. El hecho de que el ojo esté situado en una
    posición genital implica además una inversión profunda del simbolismo
    tradicional metafísico del órgano óptico,
    penetrando en el sexo ocular de
    la mujer se entra así en el insondable mundo de los
    ciegos, por eso Fernando se acuesta con la ciega. Tras esto,
    Fernando pierde el conocimiento, es decir, regresa a su estado
    inicial de vida, el vientre de su madre, como feto e incluso como
    embrión. Es su principio y su fin. Esta idea remite en
    cierta medida a Señas de identidad, de Juan Goytisolo, ya
    que trata también el tema del retroceso hacia el vientre
    materno.

    Otro de los símbolos que huelga destacar y que
    aparecen en esta tenebrosa ensoñación de Vidal
    (capítulo XXXVI) es el de las torres. Hay exactamente 21
    torres de colosal altura construidas en piedra negra,
    parcialmente derruidas y formando un polígono en cuyo
    centro se yerge la Gran Deidad, tan alta como las torres mismas.
    Y es que Sábato, para quien la oposición
    establecida entre pensamiento
    intuitivo y pensamiento
    racional representa otra de sus grandes obsesiones, considera
    la simbología de las "altas torres" como una
    metáfora del conocimiento, el cual se divide en dos
    grandes axiomas: por un lado estaría el conocimiento
    científico o la razón, representado por las
    "altas torres" ( en El túnel, Sobre héroes y tumbas
    y Abaddón el exterminador estarían representadas
    por los rascacielos de la capital
    buonarense) , y por otro, el conocimiento intuitivo, representado
    tanto por el agua y
    la tierra como
    en su forma aleatoria, el barro (no hay que olvidar que gran
    parte del suelo del gran
    páramo sobre el que se alzan las torres y la estatua es
    barro…y que muchas mitologías creían que los
    primeros hombres fueron hechos con barro). Es hacía esto,
    hacia la mentalidad intuitiva, donde Juan Pablo Castel se resiste
    a vivir, el que asquea a Alejandra hasta la muerte, el que casi
    ahoga a seres como Martín o Bruno y donde Fernando Vidal
    Olmos tiene que sumergirse como un anfibio. Por ello
    Sábato presenta unas torres negras y derruidas, porque
    representan a una razón que ya no puede sostenerse. Esta
    dicotomía entre la razón y la intuición
    también las encontramos en el cuadro de Juan Pablo Castel,
    titulado

    "Maternidad". Las referencias descriptivas a esta obra
    pictórica dentro de la novela de El
    tunel, son las siguientes:

    "(…) un cuadro llamado "Maternidad Era del estilo de
    muchos otros anteriores: (…) sólido y bien
    arquitecturado. Tenía los atributos que esos
    charlatanes [los críticos] encontraban siempre en mis
    telas, incluyendo "cierta cosa profunda e intelectual". Pero
    arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se
    veía una escena pequeña y remota: una playa
    solitaria y una mujer que miraba al mar (…) , como esperando
    algo, quizás algún llamado distante y apagado. La
    escena sugería, en m opinión, una soledad ansiosa y
    absoluta". (capitulo III, pág.16).

    Y al romper la tela que contenía la pintura, es
    cuando cita algunos elementos que forman el resto del cuadro
    (aparte de "la ventanita"):

    "(…) columnas en pedazos, estas estatuas mutiladas, estas
    ruinas humeantes, estas escaleras infernales!" (capitulo XXXIV,
    pág.118).

    Es posible postular una relación en cuanto a la
    impresión visual que provoca el signo "torre" y la
    posición de la "ventanita" en el cuadro. La imagen visual
    de las "altas torres" se reedita en el lienzo representando dos
    mundos, dos formas de sentir y de pensar. LA escena de la
    "ventanita" está tan separada del mundo de las madres,
    como lo están las "torres" donde domina el azar y la
    conjetura. Así, los críticos consideran que es un
    cuadro "bien arquitecturado", donde predomina la razón y
    ni siquiera ven en la esquina superior izquierda a la mujer que
    espera junto al mar, porque ya escapa a los límites de
    la razón para entrar de lleno en el arte, en lo
    intuitivo, en lo espiritual.

    En el contexto de Sobre héroes y tumbas, el
    representamen "altas torres" se transmite en diversas
    manifestaciones. Así, el mirador de la Casa de Barracas,
    donde duerme Alejandra, es una de ellas, porque allí se ha
    detenido el tiempo en un
    doble aspecto: primero cuando escolástica se
    enclaustró durante decenas de años allí,
    enloquecida guardiana de la cabeza de su padre, y después,
    porque es allí donde se consuma el incesto, años
    después.-  

    2.PERSONAJES.-

     Los personajes de Sábato son doblemente
    ficticios, por se de otras novelas de Sábato. S se
    partiera del protagonista de El túnel, Juan Pablo Castel,
    y se acabara en Martín del Castillo, personaje de Sobre
    héroes y tumbas, podemos trazar un eje horizontal
    compuesto por cinco personajes, que definen cada uno a su manera,
    una posición ante la vida, una forma de ser, un fantasma
    sabatiano. En el epicentro de este eje se situaría a
    Ernesto Sabato, personaje de Abaddón, y a ambos lados
    Fernando Vidal Olmos y Bruno Bassán. Castel se caracteriza
    por la intensidad de sus pasiones, por su carácter
    impulsivo y su indagación constante,
    características que también definen a Fernando
    Vidal Olmos, pero éste a su vez comparte con Ernesto
    Sabato su lucha contra las potencias del mal, su teoría
    sobre el demonio y los sueños, sus creencias en el
    espiritismo y la magia, etc. Al otro lado encontramos a Bruno
    Bassán y al final del eje a Martín del Castillo.
    Junto con Martín podemos situar a toda una
    constelación de jóvenes como Nacho Izaguirre,
    Marcelo Carranzas y Jorge Ledesma; jóvenes a menudo
    tímidos e inseguros (casi todos los personajes de
    Sábato lo son, a esta lista habría que
    añadir a Martín, a Bruno y a Castel ) que luchan
    por encontrarse en esta vida, que tratan de salvarse de la
    corrupción
    y el espanto, que sufren por ser auténticos, por amar y
    ser amados, por soñar y tratar de vivir sus sueños.
    Por otro lado tenemos a los seres humildes y pobres pero de una
    grandeza infinita, entre ellos podemos mencionar a Natalicio
    Barragán (el Loco Barragán), Carlucho,
    Chichín, Quique, Wanda, Norma Gladys Pugliese, Gonzalez
    Iturriat, Hortensia Paz, Bucich, Umberto J. D'Arcángelo,
    más conocido como Tito, su padre de origen italiano, etc.
    Y curiosamente son personajes a los que relativamente se les da
    poco importancia, peor que resultan esenciales. También
    debe destacarse a los seres clarividentes, pobres diablos que en
    su borrachera preveen la catástrofe, tal es el caso de
    Natalicio Barragán. Huelga señalar que en 1.955, en
    Sobre héroes y tumbas, al Loco Barragán nadie le
    hace caso. El Loco Barragán, "que tomaba aguardiente sin
    dejar, como siempre, de predicar, diciendo "vienen tiempos de
    sangre y fuego, muchachos", amenazando, admonitorio y
    profético con el dedo índice de la mano derecha a
    los grandullones que lo farreaban, incapaces de tomar en serio
    nada que no fuera Perón e el
    partido del domingo del Ferrocarril Oeste (…)" (capítulo
    XXVIII), era un ser despreciable – porque vivía de
    su mujer- y despreciado- porque lo farreaban, es decir, que se
    divertían a su costa. Pero cuando en la madrugada del 6 de
    enero de 1.973, en Abaddón el

    exterminador, Natalicio Barragán ve a la Bestia del
    Apocalipsis, el Ángel Vengador, a Abaddón en forma
    de dragón de siete cabezas ya deja de ser un ser
    despreciado. Sin embargo, nunca deja de ser "el Loco", continua
    siendo un ser despreciable.

    Finalmente, podemos mencionar a los que representan a los
    poderes del mal, el mundo de los Ciegos, la Secta, seres como
    Schneider o Schnitzler, como R., cuya presencia es símbolo
    del mal. Entre los personajes femeninos quiero mencionar a los
    dos personajes más importantes, y que considero
    representativos de la idea de Sabato sobre la mujer: María
    Iribarne y Alejandra Vidal. Ambas mujeres se caracterizan por su
    fuerza, su intensidad y su profundidad, son misteriosas y
    conflictivas, atractivas y vigorosas, y su personalidad
    es mucho más decidida y determinada que la de los
    personajes masculinos. Así, cuando María le
    advierte a su obseso perseguidor: "No sé qué
    ganará con verme Hago mal a todos los que se me acercan"
    (capitulo IX, pag. 41), parece situarse como un borroso
    precedente de la compleja y torturada Alejandra. Sin embargo, en
    strictu sensu, la última descendente de la familia Olmos, en
    la que se conjugan ruina y abolengo, pertenece a la misma
    estructura
    actancial que el pintor Castel. El peso de las gloriosas
    tradiciones y las lacras de la decadencia incide en ella
    abrumadoramente. Al igual que Castel, la desesperada necesidad
    que tiene Alejandra por la pureza y la
    comunicación difícilmente se abre paso a
    través de los demonios interiores que finalmente la
    destruyen. Martín sería entonces su oponente, en
    tanto que representa justamente esa pureza que podría
    salvarla y que ella a la vez desea y rechaza, porque es incapaz
    de asumirla, hasta el punto de que el verdadero eje central de
    Sobre héroes y tumbas es el largo duelo entre la
    incontaminada simplicidad de Martín y el caos interior de
    Alejandra.

    Precisamente los personajes más impactantes en toda
    la novelística sabatiana son Juan Pablo Castel y Fernando
    Vidal Olmos. Son personajes que encarnan de una u otra manera
    el hombre
    racional, el ser humano regido por el orden lógico e
    inflexible, que se cree más allá de toda
    contradicción, y para quien la intuición y el
    pensamiento mágico son meras supercherías, entre
    otras cosas, Castel se incluye en los defectos que le atribuye a
    los demás, al igual que Fernando, quien tampoco
    pretendía engañar a nadie y afirma que e un canalla
    consciente de que lo es.

    En la famosa escena del correo en El túnel, cuando
    la empleada apela al reglamento para justificar el que no pueda
    devolverle la carta, Castel
    contesta: "El reglamento, como Ud. comprenderá, debe estar
    de acuerdo con la lógica…"(capitulo XXX, pag.106). Esa
    lógica es la misma que llevará a Castel en una
    serie de razonamientos rectilíneos a caer en conclusiones
    totalmente falsas, tal y como lo demuestra la siguiente igualdad:
    "María y la prostituta han tenido

    una expresión semejante; la prostituta simulaba
    placer; María, pues, simulaba placer; María es una
    prostituta."(capitulo XXXII, pag. 113). Y es justamente esta
    lógica la que guarda el mismo rigor absurdo que
    llevará a Castel al crimen, porque en realidad él
    no toma libremente la decisión de matar a María, no
    llega a esa determinación deliberadamente, sino compelido
    por un proceso mental. Por eso le dice, "Tengo que matarte,
    María.". Seguramente, , Sabato desarrolló en Castel
    una crítica
    de la razón pura, un comentario desgarrado de las
    consecuencias a las que puede llevar el culto de la ciencia y
    la razón. Claro que la situación de Castel es
    irónica, sobre todo cuando el lector recuerda aquella
    frase de Castel sobre "la manía de querer encontrar
    explicación a todos los actos de la vida", cuando
    precisamente es él el que quiere encontrar
    explicación a cada frase de María, a cada sonrisa,
    a cada mirada.

    Fernando Vidal Olmos es un caso bastante parecido. Su forma
    de vida y de acción
    están determinadas por una razón inflexible, por
    una lógica rigurosa, científica, supuestamente
    objetiva y desprovista de emoción, porque como dice en el
    "Informe": "Es probable, en efecto, que la emoción sea
    propicia para crear un poema o componer una partitura musical,
    pero es desastroza para las tareas de la razón pura."(pag.
    321). El culto a la razón pura que demuestran personajes
    como Castel y Vidal Olmos es precísamente lo que Sabato
    denuncia de manera directa en numerosos de sus textos. Todo parte
    de la profunda escisión que se produjo en el hombre a
    partir del renacimiento,
    donde la razón se ha puesto por encima de la
    pasión. Fernando, así, cree conducir su investigación basándose en la
    lógica y la razón. Cuando va siguiendo al ciego de
    las ballenitas y éste dobla de nuevo a la izquierda, hacia
    el Luna Park, casi volviendo sobre sus pasos, Fernando dice: "Y
    digo que me atemorizó porque no era
    lógico…"(capitulo II, pag. 254). Y más adelante,
    cuando la casa de la plaza de Belgrano resulta ser un apartamento
    vacío, concluye diciendo: "Por lo tanto, el mantenimiento
    de una casa desocupada que sirviera de entrada era un hecho
    razonable."(capitulo XIX , pag.317). La lógica y la
    razón son instrumentos que seres como Fernando aplican
    aún cuando la situación resiste cualquier
    explicación racional. Así sucede cuando atraviesa
    aquel lago pantanoso y dice: "Mi situación era tal que no
    tenía ninguna otra solución que marchar hacia el
    poniente, y dentro de aquella realidad demencial yo veía
    eso como una lógica y razonable
    conclusión."(capitulo XXII, pag. 329).

    Las similitudes entre estos dos personajes se dan
    también en el nivel morfológico y retórico
    del discurso. Entre el discurso de El túnel y el del
    "Informe" hay muchas características comunes. Las
    continuas disgresiones que llevan al narrador a apartarse de su
    tema, desarrollando un asunto tangencial, para luego volver al
    tema central. Otra semejanza entre ambos narradores- personajes
    es que comparten la necesidad de senar un precedente, de dar una
    axplicacín de sus actos y de

    hallar a una persona que los
    entienda. La discusión de una premisa y la
    estipulación de las posibles alternativas, discutidas en
    forma ordenada, simulando un razonamiento científico,
    enumerando las hipótesis y presentando las conclusiones.
    Para Fernando lo importante son los HECHOS, y las
    mayúsculas nos revelan la superioridad que le confiere a
    los mismos, como una verdad más valiosa e importante.
    "Este Informe" nos dice, "está destinado, a un instituto
    que crea de interés
    proseguir las investigaciones
    sobre este mundo que hasta hoy ha permanecido inexplorado. Como
    tal, se limita a los HECHOS como me han sucedido. El
    mérito que tiene, a mi juicio, es el de su absoluta
    objetividad."(capitulo VI, pag. 265) y también "(…) No
    soy teólogo y no estoy en condiciones de creer que estos
    poderes infernales puedan tener explicación en alguna
    retorcida teoría o esperanza. En todo caso, eso
    sería teoría o esperanza. Lo otro, lo que he visto
    y sufrido, eso son "hechos" (capitulo III , pag.257). De forma
    análoga, Castel promete relatar los hechos que lo llevaron
    a cometer el crimen: "Todos saben que maté a María
    Iribarne Hunter. Pero nadie sabe cómo la conocí,
    qué relaciones hubo exactamente entre nosotros y
    cómo fui haciéndome a la idea de matarla.
    Trataré de relatar todo imparcialmente porque, aunque
    sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia
    pretensión de ser perfecto."(capitulo III pag.16).

    Como puede observarse, tanto Vidal como Castel representan
    de muchas maneras, e incluso llegan a encarnar al hombre racional
    del que habla Sabato, el hombre cosificado por la ciencia y la
    razón, divorciado de sus emociones y sus
    pasiones. Fernando Vidal Olmos sin embargo comparte ciertas
    características con Ernesto Sabato, personaje de
    Abaddón el exterminador, personaje que hemos colocado al
    centro de este eje. A pesar de su culto por la lógica y la
    razón, Fernando acepta la existencia de los poderes
    sobrenaturales, de la magia y el espiritismo. Su lucha contra las
    potencias del mal se basa precisamente en esta certeza. Numerosas
    de las teorías
    presentadas por Fernando en el "Informe" aparecen luego en boca
    de Sabato en Abaddón. El mejor ejemplo de esto es
    quizás su teoría sobre el sueño y la
    separación del alma y el
    cuerpo durante el sueño, expuesta por Fernando en el
    "Informe"(pags. 261 y ss.) y por Ernesto Sabato en Abaddón
    (pags 143 y ss.). Otro ejemplo importante es la teoría
    sobre el demonio y su dominio de la
    Tierra. Esta
    teoría presentada por Fernando en el capítulo III
    del "Informe", se encuentra también en Abaddón
    presentada por el profesor
    Alberto J. Gandulfo y luego corroborada por Sabato (pag.
    328-341).

    Otras características comunes a ambos personajes son
    sus fobias por las ratas, los murciélagos, las serpientes,
    los sapos y otros animales de
    sangre fría, su constante preocupación por el mal y
    la indagación del mundo de las tinieblas, los Ciegos y las
    Sectas del mal. Vemos de esta manera, una serie de personajes que
    se sitúan a lo largo de un eje que representa las ideas y
    las teorías expuestas por el autor Ernesto Sabato. La
    dualidad de estos personajes se encuentra
    lúcidamente

    explicada en Apologías y rechazos, donde hablando de
    Leonardo da
    Vinci dice: "Ya cuando era estudiante de física me
    subyugó el enigma de este frecuentador de salones y
    morgues, por parecerme que revelaba el desgarramiento del hombre
    que pasa de las tinieblas a la luz más deslumbrante, del
    mundo nocturnal de los sueños al de las ideas claras, de
    la metafísica a la física; y
    recíprocamente."(pag. 14).

    Al otro lado de este eje encontramos la otra
    dimensión del personaje Ernesto Sabato, su aspecto
    nostálgico y melancólico, sus hondas depresiones,
    su necesidad de amor y comprensión, su búsqueda
    desesperada de un aliciente en la vida, de una esperanza. Es el
    aspecto intuitivo del ser humano del que habla el autor a lo
    largo de toda su obra, el mundo de los sentimientos y las
    pasiones, de la ansiedad metafísica, porque como dice en
    Apologías y rechazos, "Al incorporarse sobre las dos patas
    traseras, un extraño animal abandona para siempre la
    felicidad zoológica para inaugurar la infelicidad
    metafísica: descabellada ansia de eternidad de un
    miserable cuerpo destinado a la muerte."(pag. 15). Es ese aspecto
    del ser humano el que va a encarnar personajes como Bruno
    Bassán y Martín del Castillo, seres
    bucólicos y contemplativos, angustiados por la complejidad
    de los sentimientos, por la descarnada crueldad del mundo y la
    sucia frigidez de los sistemas. Seres
    solitarios, retraídos, tímidos, seres inseguros y
    dudosos, enormemente sensibles y afectivos, pero destinados a
    sufrir mucho en esta vida, seres que a menudo se sienten como le
    diría Martín a Bruno: "Como un bote a la deriva en
    un gran lago aparentemente tranquilo pero agitado por corrientes
    profundas."(pag. 13). Todo lo contrario del hombre de
    acción, estos personajes son hombres de proyectos,
    soñadores que acaso no logren hacer nada en la vida, que
    viven mirando hacia el pasado, tratando de entender la
    significación de unos cuantos hechos, tratando de revivir
    la felicidad que algún día sintieron, o creyeron
    sentir. Como le dice Bruno a Martín: "En cambio yo…
    ¿qué soy, yo? Una especie de contemplativo
    solitario, un inutil. No siquiera sé si alguna vez
    lograré escribir una novela o un drama."(pag. 234). Estos
    son personajes claves en la obra de Sabato, personajes que
    representan toda una serie de valores que el
    autor defiende con vehemencia. En este extremo del eje
    también se agrupan adolecentes como Nacho Izaguirre y
    Marcelo Carranza, muchachos como Jorge Ledesma decididos a
    desafiar los límites de la ley y cuestionar
    los principios de la
    sociedad; u
    otros puros e ingenuos como Carlos de Sobre héroes y
    tumbas.

    Otro grupo de
    fantasmas sabatianos está formado por los personajes
    diabólicos, los personajes que de una forma u otra
    encarnan el mal. Encabezando esta constelación de
    personajes está la Secta de los ciegos, organización mundial que desde sus reductos
    subterráneos y su mundo de tinieblas, controla el mundo.
    Como dice Fernando en el "Informe": "Si, como dicen, Dios tiene
    el

    poder sobre el cielo, la Secta tiene el dominio sobre la
    tierra y sobre la carne. Ignoro si, en última instancia,
    esta organización tiene que rendir cuentas, tarde o
    temprano, a lo que podría denominarse Potencia
    Luminosa; pero, mientras tanto, lo obvio es que el universo
    está bajo su poder absoluto, poder de vida y muerte, que
    se ejerce mediante la peste o la revolución, la enfermedad o la tortura, el
    engaño o la falsa compasión, la
    mistificación o el anónimo, las maestritas o los
    inquisidores."(pag. 298-299). Conectados con la Secta
    están un sinnúmero de personajes, los diversos
    ciegos y ciegas que aparecen a lo largo de los diferentes textos.
    Alejandra parece tener conecciones con la Secta, como lo
    demuestra su entrada en la casa de la Plaza de Belgrano, la noche
    en que Martín estaba por casualidad, sentado en una de las
    bancas. Otros ejemplos de este tipo de personaje son los doctores
    Schneider y Schnitzler, R. y el Nene Acosta "con su cuerpo
    cartilaginoso, como un bebé maligno…"(pag. 33). Todos
    ellos representan a las Potencias del Mal. Schneider expresa
    desde el primer momento un empecinado interés en la
    ceguera de Allende y su apariencia física tiene algo de
    diabólico: "En fin, sólo le faltaba el toro
    alado"(pag. 66), dice el personaje Ernesto Sabato. El Dr.
    Schnitzler también representa muchas de las obsesiones de
    Sabato. Físicamente parece condensar todos los rasgos que
    Sabato asocia con el mal. Su cabeza "obtenida mediande el
    cruzamiento de un pájaro y un ratón"(322); "la
    astuta sonrisa de un pájaro que perteneciera a la
    masonería"(324); y el parecido con Hermann Hesse, "la
    misma cara de criminal ascético retenido al borde del
    asesinato por la filosofía, la literatura y probablemente
    cierta invencible, aunque secreta, responsabilidad profesional."(323). Y claro
    también su interés sobre los Ciegos, su
    opinión de las mujeres, del mal, de lo ilógico y lo
    subjetivo. R. es otro personaje importante de este núcleo
    diabólico. R. ya había aparecido en el "Informe"
    cuando le prestó un auto a Fernando para seguir a
    Celestino Iglesias.En Abaddón aparece como una sombra,
    como una presencia que obliga a Sabato a visitar la casa de la
    calle Arcos y tener relaciones sexuales con Soledad. "Más
    de una vez había pensado que R. trataba de forzarlo a
    entrar en el universo de las
    tinieblas, a investigarlo, como en otro tiempo con Vidal Olmos; y
    que Schneider trataba de impedirlo, o, en caso de permitirlo, de
    modo que resultase el castigo largamente preparado."(pag. 413).
    Pero Sabato en realidad lo conocía desde antes. "Pronto
    pudo ver su rostro duro y sus ojos de nictálope: era R.!
    No lo había vuelto a ver desde que se había ido de
    Rojas a estudiar en La Plata, recordaba siempre el tormento del
    gorrión enceguecido, y ahora lo encontraba ante él,
    cuando imaginó (y deseó) que jamás
    volvería a cruzarse en su camino."(pag. 418).

    De esta forma tenemos las lineas principales de la distribución de personajes sabatianos.
    Personajes que responden a las ideas y caracterizaciones de las
    que el autor ha hablado en sus

    sucesivos discursos. Sólo nos falta aquí dos
    núcleos importantes que me limitaré a presentar
    someramente. Los personajes femeninos por un lado: María
    Iribarne de El túnel y Alejandra de Sobre héroes y
    tumbas. En Abaddón aparecen algunas mujeres, pero sus
    papeles no son protagónicos. Por el otro lado tenemos a
    los hombres humildes y pobres, un poco ignorantes desde el punto
    de vista intelectual, pero poseedores de una gran
    sabiduría humana, portadores de una esperanza pristina y
    positiva, personajes que encarnan lo mejor de la humanidad, la
    generosidad y la compasión, entre éstos podemos
    mencionar a Carlucho, Umberto J. D'Arcángelo (Tito),
    Bucich y el loco Natalicio Barragán. Con todo esto podemos
    ver como hay en Sabato una correspondencia bastante estrecha,
    entre las ideas y categorías expuestas en sus novelas y
    ensayos, y sus
    personajes. Estos fantasmas que se realizan en los textos de
    maneras diversas, constituyen el centro del pensamiento
    sabatiano.

    Hasta el momento hemos analizado las posibles relaciones
    entre Juan Pablo Castel y Fernando Vidal, entre éste
    último y Sabato, entre Alejandra y María. Pero no
    podríamos olvidar la tormentosa relación entre
    Castel y María. Es un tanto similar a la de Fernando y su
    hija Alejandra, porque son relaciones tormentosas y uno de ellos
    siempre se convierte en el asesino de otro (Juan Pablo mata a
    María y Alejandra asesina a su padre). Ambas relaciones
    amorosas se inician cuando sus componentes descubren que se
    sienten solos y desesperados (a este respecto, también
    habría que añadir la relación de
    Martín con Alejandra y de Nacho y Agustina
    Izaguirre).

    María Iribarne está casada y desde el primer
    momento decide no eludir sus reponsabilidades para con su esposo.
    Juan Pablo Castel y María Iribarne inician una
    relación amorosa cuando descubren que ambos se sienten
    solos y desesperados. Ella está casada y desde el primer
    momento decide no eludir sus responsabilidades para con su esposo
    ciego, y manifiesta su certeza de que la relación no
    será fácil. Pero, a pesar de que los celos son una
    obsesión para él, esto no es la causa de la
    incomunicación entre ellos. Ambos se encuentran en un
    estado emocional difícil y doloroso, por lo tanto la
    relación también será difícil, pero
    hay una diferencia entre ellos. María sí es capaz
    de comunicarse y lo intenta con Juan Pablo, incluso toma un papel
    maternal; se podría decir que da de ella misma lo mejor
    que puede dar (del que recibe queda la función de
    valorarlo). Esto queda patente con la reacción del marido
    ciego cuando Castel le comunica el asesinato de María y su
    posterior suicidio: a pesar
    de todo, hay algo en María que le compensa; justamente a
    un ciego, el símbolo del sabio y el visionario. Al
    contrario que María, Castel toma una actitud del
    todo destructiva.

     Castel descubre a alguien que sufre como él,
    que es como él, y siente una atracción
    irreprimible. Él es quien se lanza en su búsqueda
    necesariamente. La encuentra y se reconoce en ella, pero tal vez
    equivoca el grado de similitud que existe entre los dos: a pesar
    de su esquizofrenia y
    sus desvaríos, de su soberbia y de su orgullo, Castel se
    conoce a si mismo, conoce su mezquindad, y piensa que
    María es igual; la juzga con los mismos patrones que se
    juzga a él. La ama y la odia porque se parece a él,
    odia lo que reconoce de sí mismo en ella.

    Castel no odia a María, sino que se odia a sí
    mismo, o bien la odia porque se odia. Juzga y rechaza aquello que
    al mismo tiempo admira y desea. Pero él está sumido
    en la soberbia de la razón (solo en su túnel) y no
    puede alcanzar la humildad del espíritu, como tampoco
    puede alcanzar el goce de una relación apasionada con
    María. Ella se convierte en motivo de su definitiva
    autodestrucción: destruyéndola a ella se destruye a
    si mismo. Se convierte en una suerte de justificación o de
    vehículo hacia la autodestrucción.

    La crueldad, o violencia, que
    Castel ejerce sobre María surge de la vertiente instintiva
    y espiritual de él, que rápidamente la vertiente
    racional analiza, juzga y justifica (éste desdoblamiento
    del personaje es referido por él mismo en diferentes
    puntos de la novela). Al mismo tiempo, María padece en
    silencio e intenta reconducir las situaciones. El capítulo
    XXVII, en el que juntos miran el mar es significativo e
    ilustrativo, como muestran los siguientes ejemplos:

    «El cielo, tormentoso, me hizo recordar el del
    Tintoretto en el salvamento del sarraceno» en algún
    lugar de su conciencia Castel reconoce su condición de
    náufrago y su posibilidad de superación.

    «Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y
    sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras
    oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie
    de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una
    fundición gigantesca entre las nubes del poniente.
    Sentí que ese momento mágico no se volvería
    a repetir nunca. "Nunca más, nunca más"
    pensé, mientras empecé a experimentar el
    vértigo del acantilado y a pensar qué fácil
    sería arrastrarla al abismo, conmigo.» Mientras
    María habla de ellos: la doble dimensión de la
    psicología
    de él, la admiración por ella, la convicción
    de que su plena relación es imposible y la reacción
    violenta hacia ella; el no la escucha, está encerrado en
    si mismo, en su túnel.

    «… pero, aunque yo sabía hasta que punto era
    yo mismo capaz de cosas innobles, me desolaba el pensamiento de
    que también ella podía serlo, que seguramente lo
    era.» Castel juzga a María con sus mismos
    patrones.

    «Y un sordo deseo de precipitarme sobre ella y
    destrozarla con las uñas y de apretar su cuello hasta
    ahogarla y arrojarla al mar iba creciendo en mí.»
    Violencia arraigada en la parte no racional que no puede
    controlar.

    «Me pareció que María me había
    estado haciendo una preciosa confesión y que yo, como un
    estúpido, la había perdido» Solo Castel no es
    comunicativo. Si se toma las últimas palabras «yo,
    como un estúpido, la había perdido» se
    podría deducir que no es la confesión lo que se ha
    perdido, si no que ha perdido a María. Más adelante
    dice: «… también ella parecía estar
    sola.»

    «Después sentí que acariciaba mi cara,
    como lo había hecho en otros momentos parecidos.» A
    pesar de su dolor, María le ofrece su cara más
    amable.

    Sábato subraya nunca y seguramente por lo que parece
    ser una voluntad del autor de resaltar el equívoco de los
    juicios que hace Castel sobre María. Un equívoco
    que vuelve a subrayarse con el grito de ¡Insensato! del
    ciego al final de la novela. La lucha entre opuestos de "El
    túnel", aunque se hace tangible entre Juan Pablo y
    María, de hecho se da dentro de Juan Pablo, entre las dos
    vertientes de su personalidad. Lo que parecía ser la misma
    cosa (Juan Pablo y María, por un lado, y Juan Pablo, por
    otro) resulta ser dos cosas distintas.

    Juan Pablo casi sempre forzaba a María a hacer
    el amor, como
    unión no solo física sino mística,
    espiritual. Como si a través del acto físico se
    fuera a consolidar ese amor. Igual pasa con Martín y
    Alejandra, y en esto , Martín y Castel guardan un punto en
    común. Alejandra no siempre (casi nunca) quiere mantener
    relaciones sexuales , de hecho la mayoría de las veces lo
    hace como una concesión a
    Martín.-  

    3. ESTRUCTURA DE LAS
    NOVELAS.-

    Una de las cosas que más llaman la atención a
    la hora de abordar la novelistica sabatiana es que las tres
    novelas comienzan desde el primer capítulo, con un
    encuentro, y así:

    En El tunel, se produce un encuentro entre Juan Pablo
    Castel y María Iribarne, a través del motivo de un
    cuadro o, más bien, de un recuadrito en el ángulo
    superior izquierdo, que muestra en la
    lejanía, al fondo, una escena manierista. Sin embargo,
    este encuentro sería más exactamente un
    desencuentro pues no llegan a cruzarse las miradas, no hablan.
    Castel , en teoría, es el único que observa a
    María, y señalamos que "en teoría" porque
    esa no es precisamente la opinión de Fernando Vidal Olmos,
    quien en el Informe sobre ciegos achaca toda la desgracia de
    Castel a la secta y ve la actitud de María como un posible
    ardid de los ciegos (capitulo XX, pág. 342 y ss.)

    En Sobre héroes y tumbas, podemos apreciar el
    encuentro entre Martín del Castillo y Alejandra Vidas, en
    el parque Lezama de la capital buonarense y bajo la
    advocación agraria (y maternal) de una estatua de
    Ceres.

    Y, por último, en Abbadón el exterminador, el
    encuentro entre Bruno Bassan y Ernesto Sabato. También
    guarda cierto aire de
    desencuentro, pues Sabato en un principio, cuando se cruza por la
    calle con Bruno, no llega a verle, mientras que Bruno sí
    ve a Sabato.

    No obstante, hay algo que marca aún más
    intensamente los inicios de las novelas de Sábato, y es
    que en todas ellas se produce una especie de "in extrema res" que
    da la solución al lector, si no cabría decir
    más correctamente el final. Esta cuestión es en los
    términos de Tzvetan Todorov, referencial, ya que provee
    información sobre un hecho y establece en
    forma general, abstracta, la totalidad de ese universo, el
    universo en que el lector está a punto de sumergirse. Las
    causas de las acciones,
    empero, es algo que cada lector ha de descubrir por si mismo.
    Esta información sobre el futuro la encontramos, por
    ejemplo:

    En El tunel: "Bastará decir que soy Juan Pablo
    Castel, el pintor que mató a María Iribarne"
    (Capitulo 1, pág.11).

    En Sobre héroes y tumbas se nos ofrece la conocida
    "Noticia preliminar", que supuestamente es un "fragmento de una
    crónica policial publicada el 28 de junio de 1.955 por "La
    razón" de Buenos Aires".

    En Informe sobre ciegos: "¿Cuándo
    empezó todo esto que ahora va a acabar con mi
    asesinato?"( Capitulo I, pág. 249).

    Con esto, Sábato expone al lector el desenlace, y
    sin embargo, eso no disminuye el interés que suscita la
    trama, y así, Sábato consigue evitar el suspenso
    como motor de
    interés y hace que la atención del lector se centre
    en la "soledad de los protagonistas", que es lo más
    destacable, necesario para comprender el mensaje.

    Los personajes de Sabato se mezclan en un mundo de lectura
    y textos. Bruno, por ejemplo, encuentra a Castel en
    Abaddón en la unidad titulada "Un desconocido". Este
    discurso es un desdoblamiento magistral del fenómeno de
    la lectura e
    intimamente ligado a la teoría de la "crónica
    policial". Bruno ve a Castel en un bar frente a una copa pero no
    lo reconoce. "Ese hombre, pensó Bruno, está
    absoluta y definitivamente solo. No sabía por qué
    le resultaba conocido, y durante mucho tiempo rebuscó en
    su memoria,
    trató de vincularlo a alguna fotografía
    en diarios o revistas."(167). Hasta este momento el lector
    tampoco sabe de quien se está hablando, la única
    pista que se tiene relaciona al individuo con
    el periodismo.
    "Por otra parte parecía asombroso que un individuo con
    ropa tan raída, un ser que llegado hasta ese último
    escalón, pudiera ser personaje de periodismo. A menos, se
    le ocurrió de pronto, que alguna vez haya tenido algo que
    ver con un hecho policial."(Idem). En este momento el lector se
    instala de nuevo en el mundo de la "crónica policial", un
    terreno bastante familiar, y posiblemente empieza a recorrer los
    casos policiales que forman parte de su competencia
    intertextual. Cuando el desconocido sale el narrador hace la
    siguiente observación: "Bruno, acostumbrado a
    escudriñar hombres en soledad, contemplativo y
    abúlico como era, pensó: "O es un criminal o es un
    artista."(168). La duda continúa en Bruno por meses,
    "Hasta que un día creyó recordar algo, tuvo una
    sospecha. Buscó en su archivo, archivo
    que no era ni el de un filósofo, ni el de un escritor o
    periodista, sino más bien, el archivo de un hombre para
    quien la humanidad constituye un doloroso misterio. Sí,
    ahí estaba la fotografía: el desconocido era aquel
    Juan Pablo Castel que en 1947 había matado a su
    amante."(168). En este momento el lector ideal de Abaddón,
    que tiene en su enciclopedia el discurso de 1948 y que recuerda a
    Castel, llevará a cabo ahora un proceso de inferencia para
    actualizar su lectura. Es interesante notar que el recorte que
    Bruno encuentra en su archivo es el pretexto de El túnel,
    es el enunciado que da lugar al discurso de El túnel. En
    este momento el acápite "Un desconocido" se revela en todo
    su sentido irónico, ya que el sujeto de la
    enunciación es un conocido.

     Con respecto a la estructura narrativa de estas
    novelas, huelga destacar su relación con las
    fórmulas del artículo periodístico y con la
    novela policiaca. En El tunel encontramos ya desde el primer
    párrafo
    la alusión al modelo
    retórico que rige la novela: "(…) supongo que el proceso
    está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores
    explicaciones sobre mi persona (…)" (Capitulo 1,
    pág.11.) Esto es, las noticias del
    crimen en los periódicos, las "crónicas policiales"
    que desde este momento se establecen como el pretexto de la
    novela, ya que son noticias que el narrador presupone el lector
    ha leído y recuerda. Nótese, además, el
    primer mensaje del capítulo III: "Todos saben que
    maté a María Iribarne Hunter". Lo que nos interesa
    ahora no es el núcleo informativo del anunciado, sino su
    preámbulo: "Todos saben….". Esta afirmación es
    notablemente afectiva como medio de comunicación masivo, como código
    capaz de llevar el mensaje al mayor número de usuarios
    posible. Sin embargo, la estructura semiótica de éste "Todos saben…"
    no se limita a eso, sino que en sus capas inferiores se halla el
    subtexto "…ninguno se perderá la historia de un crimen hasta
    le final", al cual refuerza por sí mismo el enunciado
    "Todos saben que yo maté a María Iribarne".

    Hacia el final de la novela, desde su calabozo, Castel
    dice: "Pensé que muchos hombres y mujeres
    comenzarían a despertarse y luego tomarían el
    desayuno y leerían el diario e irían a la oficina."
    (Cap.XXXVIII, pág.127). Cada uno de estos enunciados tiene
    una serie de significados subyacentes; sería interesarse
    estudiar «despertarse» dentro del sistema, dentro del
    cual podemos adelantar una serie de implicaciones como:
    estupidez, engaño, esclavitud,
    razón, diurno, etc… Por ahora nos interesa «leer
    el diario» y desarrollar la connotaciones que evoca:
    espíritu burgués, sociedad ordenada, huida de
    sí mismo hacia el mundo, crónica policial… Ahora
    ese público lector, esos destinatarios anónimos
    (los mismos para los cuales Castel escribe su relato) van a leer
    la crónica del asesinato de María Iribarne Hunter.
    Es decir, el discurso nombrado en este enunciado es
    precísamente el pretexto del discurso literario de
    ET.

    La «crónica policial» tiene una muy
    notable importancia en la obra. Podría pensarse que esto
    es una cualidad particular de este sistema, Pero no es
    así. Un análisis de los otros discursos de
    Sábato no hacen sino corroborar la importancia que la
    «crónica policial» tienen en la
    estructuración del discurso. Qué puede ser
    más contundente que el hecho que la segunda página
    de Sobre héroes y tumbas, «Noticia preliminar»
    (la primera es la dedicatoria del autor) sea un "Fragmento de una
    crónica policial publicada el 28 de junio de 1955 por La
    Razón de Buenos Aires". Algo semejante, pero más
    sutil sucede en Abaddón el exterminador. El autor nos
    presenta ante
    "Algunos acontecimientos sucedidos en las ciudad de Buenos Aires
    en los comienzos del año 1.973" .

    Los acontecimientos, que son tres, están presentados
    de la siguiente manera:

    1.- En la tarde del 5 de enero.

    2.- En la madrugada de esta misma noche.

    3.- Testigo, testigo impotente.

    Lógicamente se produce la asociación de estos
    tres enunciados con la «crónica periodística
    y policial». En efecto lo que tenemos son dos enunciados
    que sitúan el acontecer de un hecho en el tiempo,
    fórmula básica de la redacción periodística. (En la noche
    del 23 de diciembre un terremoto sacudió la ciudad de
    Managua; …en la madrugada buscaban entre las ruinas a sus
    familiares y vecinos…) El último enunciado cumple una
    función semiótica más importante en cuanto
    se refiere a varios niveles del mensaje: (el hecho concreto, la
    presencia de un testigo, la enunciación de la presencia,
    la impotencia del testigo, la enunciación de la
    impotencia, etc) Pero en definitiva tenemos el mismo
    «modelo discursivo»: la «crónica
    policial».

    En el nivel sintagmático del texto podemos observar
    el mismo tipo de construcción y gran similitud en el lenguaje y
    repertorio de semas utlizados en los enunciados, mientras que en
    el nivel paradigmático de la estructura del discurso
    narrativo puede observarse la misma secuencia de la
    fórmula básica de la escritura
    periodística, a lo largo de toda la obra.

    El artículo periodístico responde a una
    fórmula que podemos describir de la siguiente
    manera:

    El primer párrafo estipula la presencia del hecho o
    incidente y los resultados o consecuencias.

    El segundo párrafo retoma la información
    anterior y agrega las circunstancias del hecho.

    El tercer párrafo vuelve a tomar una de las unidades
    informativas ya enunciadas y elabora otro grupo de determinantes.
    El análisis de las relaciones paradigmáticas de las
    unidades formales del discurso narrativo de El tunel revela la
    misma formula que hemos visto anteriormente. Compárese el
    primer enunciado de los tres primeros capítulos, donde la
    formula básica del modelo se cumple a cabalidad:

    "Bastará decir que soy Juan Pablo
    Castel…"(capitulo I, pág.11.)

    "Como decía, me llamo…" (capitulo II,
    pág.13).

    "Todos saben que maté a María Iribarne
    Hunter." (capitulo III, pág.16).

    En realidad aquí lo que tenemos es la misma
    estructura de un discurso representado de esta forma:

    Un accidente ha sido reportado en la esquina K…

    El accidente de K fue causado por dos
    automóviles…

    Dos heridos y daños de…fue el resultado del
    accidente…

     Albert Fuss afirma que esta estructura sucede "ya que
    ha perdido el hilo de la historia" dejándose "arrastrar
    por divagaciones superfluas." Afirmación que documenta con
    las palabras de Castel:

    " Me he apartado de mi camino. Pero es por la maldita
    costumbre de querer justificar cada uno de mis actos" . Aunque
    acertada la afirmación de Fuss en el nivel de la
    fábula, es contraproducente para el análisis
    crítico pues pretende cerrar el asunto sin discutir la
    relevancia del mismo. Si la novela presenta esa estructura
    narrativa es por una razón determinada y el que el
    narrador «pierda el hilo de la narración» es
    un signo que debe leerse apropiadamente, encierra un sentido,
    significa.

    En cuanto a este nivel del discurso narrativo en El tunel
    hay una especial manera de alterar la secuencia narrativa. Desde
    el primer instante se nos da a conocer el final de la trama, el
    asesinato de una mujer, y todo el relato irá
    desenvolviéndose hacia la explicación de las
    razones que llevaron al protagonista a realizar ese asesinato. La
    «historia interna» de ese crimen es la novela y como
    para relatar esa historia el protagonista se sumerge en su propio
    «yo», el tiempo va a «subjetivarse»,
    rompiéndose el estricto orden lógico en la
    presentación. Es evidente que aquí estamos ante una
    mejor apreciación del fenómeno discursivo, pero nos
    encontramos en la fase descriptiva del fenómeno, ya que
    cabría preguntarse ¿De qué manera
    «tiende a subjetivizarse», qué relaciones
    paradigmáticas se emplean para que ese tiempo «se
    subjetivice» en su dimensión semiótica, es
    decir, como discurso comunicativo y no como experiencia
    individual. Es evidente pues que tanto la «pérdida
    del hilo de la narración» como la «ruptura del
    orden lógico» responden a necesidades propias de la
    narración, y son por lo tanto parte del discurso
    narrativo.

    Castel, como el escritor medieval, ejemplifica el valor del
    modelo discursivo que ha escogido: "¡Cuántas veces
    he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro
    del taller, después de leer una noticia en la
    sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo
    más vergonzoso de la raza humana aparece allí;
    hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia,
    más inofensiva" (Cap. I, pág.11) Vemos pues que la
    articulación del «modelo discursivo» que el
    autor de la obra ha escogido se da en su totalidad en la primera
    página del texto. Tanto el «modelo» como
    pretexto, como el «modelo» en calidad de
    código eficaz de comunicación, en calidad de
    vehículo semiótico, ha quedado sentado. La gran
    popularidad de El tunel desde su aparición se debe en
    parte a la estructura narrativa periodística. La forma
    circular seguida de una elaboración es la forma más
    adecuada a la comunicación masiva, por eso es la forma por
    excelencia del periodismo. A esto también contribuye la
    brevedad de los capítulos y la naturaleza
    «amarillista» del nivel más superficial de la
    fábula.

    En cuanto al estudio de la función cognosciva que el
    discurso periodístico desempeña en El tunel nos
    interesa sobre todo por la relación que establece en todo
    acto semiótico entre expresión y contenido. La
    «crónica policial» al servir de modelo
    retórico en El tunel pasa a formar parte de la sustancia
    de la expresión, es en última instancia
    vehículo del significante.
    La función de la «crónica policial» es
    la de informar de los crímenes cometidos, registrar los
    incidentes sucedidos; en ningún momento pretende explicar
    los homicidios ni
    dar cuenta de suicidios o incendios.
    Aquí podemos preguntarnos cuál es el
    propósito de Castel al contar su historia. "Cuando
    comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar
    explicaciones de ninguna especie. Tenía ganas de contar la
    historia de mi crimen, y se acabó…"(Cap.II,
    pág.14). La primera parte de la cita contiene la gran
    problemática de la novela y se puede alegar que es la
    "manía de querer encontrar explicación a todos los
    actos de la vida" el epicentro de toda una serie de conclusiones
    acerca de El tunel. Por ahora nos interesa notar que "ganas de
    contar la historia de mi crimen" es la función de la
    «crónica policial», que su función
    semiótica se limita a relatar, a contar, al igual que lo
    afirma Castel. Que la afirmación de Castel es falsa lo
    prueba la "debil esperanza de que alguna persona llegue a
    entenderme…"(ibid) Pero esto es independiente de las
    implicaciones de aquel enunciado.

    Si se analizara la estructura mental de Castel
    podríamos presenta run árbol de la estructura
    sintáctica de su pensamiento y sacar tres
    conclusiones:

    1) la cadena argumentativa se desarrolla en una especie
    de libre asociación.

    2) El pensamiento de Castel funciona en forma
    antitética.

    3) Una mente que se mueve en el análisis
    antitético de detalles encontrados al azar y que no
    consigue relacionar las respectivas conclusiones, cae en
    contradicciones con gran facilidad.

    El problema radica esencialmente en entender «libre
    asociación» como «aisladas entre sí,
    [que consecuentemente] desembocan en el vacío», lo
    cual es falso. La psicología freudiana que tanto
    siguió Sábato, se basa precisamente en la unidad
    semiótica de la «libre asociación de
    ideas», con lo que ha quedado demostrado la estrecha
    relación que guarda cada unidad con respecto al resto de
    la estructura. La proposición sobre «detalles
    encontrados al azar» es a su vez infundada ya que hay una
    relación lógica y a menudo causal entre estas
    unidades informativas («detalles»). La
    disquisición sobre "(…)la memoria
    colectiva… el tiempo pasado… los criminales… el mundo es
    horrible…" está sentando las leyes que rigen
    en el sistema semiótico del enunciado, está
    estableciendo los códigos de trasmisión y el marco
    referencial. Hablar de la «coherencia» de un

    sistema semiótico es tautológico ya que las
    unidades de cualquier sistema semiótico no pueden existir
    más que en relación mutua y segundo porque
    ésta «coherencia» reside en la
    actualización particular que cada lector establece. No
    obstante partimos de la afirmación que la
    «estructura discursiva» de El tunel refleja, sirve de
    vehículo, significa, a la «estructura mental»
    de Castel, y que ambas funcionan en un campo de tensiones
    semióticas.

    Pero volviendo a la capacidad cognoscitiva del
    «discurso periodístico» debemos recordar la
    opinión de Fernando en el Informe sobre ciegos: Fernando
    dice que mientras vigilaba la casa de Celestino Iglesias
    "Aprovechaba para leer dos cosas que siempre me fascinaron: los
    avisos y la sección policial. Lo único que leo
    desde los veinte años, lo único que nos ilustra
    sobre la naturaleza
    humana y sobre los grandes problemas
    metafísicos."( Informe sobre ciegos, capitulo
    X, pág. 278). Por unanimidad la crítica propone que
    El tunel es novela de la indagación de la naturaleza y la
    problemática existencial. Las evidencias
    proporcionadas por Fernando a este respecto son numerosas.
    Más adelante en el Informe, en su comentario de «el
    caso Castel» se lee: "…caso que no sólo fue muy
    notorio por la gente implicada sino por la crónica que
    desde el manicomio hizo llegar el asesino a una editorial."
    (capitulo XXV, pág.342.) El signo
    «crónica» desencadena una secuencia
    semiótica que evoca significantes como
    «crónica policial», «recuento
    informativo», «noticia», «hecho
    histórico acaecido recientemente», etc.

    En base a estos argumentos se puede concluir que la
    estructura formuláica del discurso periodístico es
    la más apropiada semióticamente para comunicar un
    texto que como el discurso sabatiano pretende indagar la
    naturaleza humana y su significación
    metafísica.-  

    4. TEMAS.-

    La otra dimensión de los fantasmas de Sabato es los
    "temas" y "preocupaciones" propiamente dichos, que de una manera
    u otra recurren a lo largo de su obra. La principal
    preocupación de Sabato es el ser humano, el "hombre
    concreto" en su inmediatez humana y su aspiración
    metafísica. Esta preocupación de Sabato por el
    "hombre concreto" informa toda su obra y guía su
    pensamiento, es el Uno que se presenta en Uno y el universo, o el
    ser humano que se encarna en Juan Pablo Castel o Sabato, o el
    sujeto que se ve afectado por los conceptos que discute en sus
    elaboraciones teóricas cuando discute ideas como la
    cosificación del hombre o la escisión de la ciencia
    y el arte. Ese "hombre concreto" de Sabato es además un
    hombre en crisis, es un
    ser que vive escindido por la imposición de la
    razón sobre las pasiones, un ser que vive en situaciones
    límites. Ante esta disyuntiva Sabato escoge enfrentarse al
    caos, de forma que todos sus discursos, desde Uno y el universo
    hasta Abaddón son precísamente eso, un
    enfrentamiento con el caos de nuestro tiempo. Este sujeto, este
    hombre escindido y en crisis es el signo que transita a todo lo
    largo del discurso sabatiano. Lo mismo cuando se trata del joven
    que ha decidido dejar la ciencia y dedicarse a la literatura,
    como cuando toma entre manos la investigación de las Secta
    de los Ciegos. La narración del periplo de Sabato a
    través del mundo del conocimiento científico e
    intuitivo, luchando entre las necesidades y dudas del hombre
    concreto y el cálculo
    infinitesimal y el logaritmo, contiene ya un repertorio de signos
    que luego reaparecerán en los textos sabatianos a lo largo
    de treinta años.. .

    Los motivos que Sabato utiliza en sus discursos para
    reconstruir el tercer nivel del sistema semiótico
    sabatiano, es decir, lo que aquí llamo la tercera
    dimensión de los "fantasmas". Esta tercera
    dimensión está formada por una serie de motivos que
    reaparecen constantemente, motivos tales como el complejo de
    Edipo, el incesto, la Secta de los Ciegos, transformaciones
    (incluye todo tipo de transformaciones tanto reales como
    simbólicas), relaciones sexuales (imaginarias o
    simbólicas), viajes (por
    países y por mundos interiores) y aventuras, etc.
    Los ciegos es uno de los motivos más discutidos en el
    contexto de la obra de Ernesto Sabato. En repetidas ocasiones el
    autor ha afirmado que sus ciegos no tienen nada que ver con los
    ciegos de carne y hueso, esos seres privados de la vista que
    vemos caminando por las calles con su bastón blanco y
    gafas de sol. En su obra, los ciegos y la Secta en que se
    agrupan, funcionan como

    símbolos, como representamen del concepto del mal,
    del mundo de las tinieblas, de lo oculto y lo desconocido. Las
    múltiples referencias en su obra se alimentan por un lado,
    de la filosofía existencialista y el concepto de la mirada
    en Sartre; y por
    el otro, de la alusión de la ceguera con el mundo oscuro y
    negro de los subterráneos, los túneles y las
    cavernas, que aparecerán una y otra vez a lo largo de su
    obra. De esta forma se establece un conjunto de ex-tensiones que
    unen estos signos, amalgamando nuevas connotaciones y formando un
    campo referencial que sirve como código interpretativo de
    la obra.

    El complejo de Edipo también aparece numerosas veces
    en la obra de Sábato. La aversión o pasión
    por el padre o la madre, aparece a todo lo largo de su obra en
    formas y modalidades diferentes. Forma parte del complejo sistema
    de conflictos que
    se presenta en sus páginas y afecta de manera determinante
    el desarrollo de
    las obras.

    El incesto es un subproducto del conflicto apuntado
    anteriormente, y desempeña también un papel
    primordial. La pasión de Fernando por su madre por
    ejemplo, que luego se va a duplicar en la relación que
    hay, no del todo clara, entre Fernando y Alejandra. La
    relación incestuosa entre Nacho y Agustina Izaguirre. Otra
    relación también dudosa es la que se da entre
    María Iribarne Hunter y Hunter, primo de Allende. No queda
    claro qué relación de parentesco existe entre ellos
    o si en realidad mantenían relaciones amorosas, pero de
    cualquier manera es otro caso a considerar. El incesto y las
    relaciones sexuales simbólicas son elementos de gran
    importancia en la obra de Ernesto Sabato. Quizás el caso
    más interesante es la relación que se da entre
    Sabato y Soledad en Abaddón (418 y ss.).

    Otro motivo de gran importancia es el que tiene que ver con
    la zoología, especialmente pájaros,
    murciélagos, ratas y culebras, que funcionan como
    símbolos del mal. Constantemente el autor hace
    comparaciones con estos animales y sus personajes sufren
    transformaciones o se enfrentan a estos animales.
    Recuérdese por ejemplo la transformación de Juan
    Pablo Castel en un pájaro cuyos chillidos nadie
    parecía percibir. Otro ejemplo fundamental son las
    transformaciones que sufre Fernando en su peregrinaje por el
    mundo subterráneo de Buenos Aires: "fui hombre y pez, fui
    batracio, fui un gran pájaro prehistórico…
    sentí que era un volcán de carne… Entonces fui
    una serpiente… Después, pulpo… Fui entonces vampiro…
    Fui entonces sátiro gigante… Luego fui también
    pájaro de fuego, hombre-serpiente, rata fálica." En
    Abaddón se encuentra también numerosas alusiones a
    la condición zoológica de ciertos personajes,
    escenas donde le sacan los ojos a un pájaro y
    enfrentamientos con ratas, como el que protagoniza Ernesto Sabato
    en su ascenso de los subterráneos de la casa de la calle
    Arcos (412 y ss.). De esta manera el autor echa mano de la
    simbología zoológica para desarrollar su propio
    sistema de significación, logrando

    implantar una bien definida red de interpretantes que le
    permiten caracterizar situaciones, personajes y sensaciones, de
    manera efectiva e impresionante. Todos estos "fantasmas"
    actúan en la obra de Sábato como signos, como
    códigos y sistemas de códigos que el lector tiene
    que interpretar, descomponiendo el sistema de tensiones en el
    cual se construyen sus significaciones, actualizando los
    códigos en base a la información que el texto va
    suministrando, y en base al conjunto de información
    brindado por otros textos sabatianos, que como una unidad
    textual, ilustran e iluminan algunas de las regiones más
    oscuras de la obra de Ernesto Sabato.   

    5. SOBRE INFORME SOBRE
    CIEGOS.-

     Fernando Vidal Olmos, un "santo del infierno"
    :

     "Me llamo Fernando Vidal Olmos, nací el 24 de
    Junio de 1911 en Capitán Olmos, pueblo de la provincia de
    Buenos Aires que lleva el nombre de mi tatarabuelo. Mido un metro
    setenta y ocho, peso alrededor de 70 kilos, ojos grisverdosos,
    pelo lacio y canoso. Señas particulares ninguna."

    "Soy un Investigador del Mal" .

     Así se presenta Fernando Vidal Olmos en su
    Informe sobre ciegos. Pero habría mucho más cosas
    que decir acerca del protagonista de este Informe. Antes que
    nada, huelga decir que Ileva la misma fecha de nacimiento que
    Emesto Sábato. Pero no es ése el único punto
    común entre el personaje y su creador. En efecto, de
    niño, ambos cazaron gorriones para luego pincharles los
    ojos con un alfiler. Ya subrayamos la opinión de
    Sábato acerca del carácter más o menos
    autobiográfico de toda novela, pero aparte de
    Abadón el exterminador, donde Sábato aparece como
    un personaje más, bajo el nombre de Sabato (sin acento),
    nunca la identificación autor-personaje fue tan obvia y
    clara.
    Fernando Vidal Olmos, doble literario de Sábato, es, como
    su creador, un ser desgarrado, turbado. Como Sábato, Ileva
    en sí mismo fantasmas que le acosan constantemente y le
    impiden aceptar la realidad. El argumento del Informe Sobre
    Ciegos es sencillo : Femando Vidal Olmos construye en su mente
    todo un sistema de secta secreta de ciegos conspirando a nivel
    universal contra la humanidad. Ya que nadie parece darse cuenta
    de nada, él, el gran rebelde no admite someterse a estos
    tiranos de las Tinieblas, y emprende indagar, ahondándose
    en las cuevas donde se supone viven los jerarcas ciegos, para
    arrojar luz por fin sobre este gran misterio.
    Que las cosas queden claras de una vez para siempre, esta
    pesquisa, esta búsqueda de lo desconocido, temática
    del Informe no constituye en ningún momento un ataque
    contra los ciegos. Este relato de Fernando tiene claramente un
    sentido metafórico. 0 sea que las quejas que
    Sábato

    recibió por parte de diversas asociaciones de
    ciegos, cuando publicó su novela no tienen ningún
    fundamento, si solamente "han visto" el odio de Fernando por los
    ciegos, es que no han ido más allá de lo
    superficial, y por consiguiente, confortan las ideas de Emesto
    Sábato que, con esta novela, pretendió, entre otras
    cosas, denunciar las apariencias falaces, nuestra tendencia a ver
    y creer solamente en lo que tenemos delante de los ojos. La
    situación de Fernando cuando empieza el Informe sobre
    Ciegos, en la parte central de la obra es la de un padre que
    según parece ama a su hija de un amor extraño,
    ilegítimo, no obstante este personaje que va a
    protagonizar el Informe es casi un desconocido para el lector. A
    lo largo de su relato, Fernando Vidal Olmos nos dará a
    conocer algunos detalles de su vida, algunas anécdotas.
    Pero no se nos presentará realmente, esto no le interesa ;
    el objetivo de
    Fernando no es que le conozcan los demás ni sepan
    quién es. Sólo quiere conocerse a sí mismo.
    He aquí por qué escribe : no Ileva a cabo una
    presentación sino una introspección. Solamente en
    la cuarta y última parte de la novela, tendremos la
    opinión de otro personaje acerca de Fernando. En efecto,
    Bruno, que le conoce desde la infancia presenta más
    ampliamente a este hombre que incluso (y sobre todo) al final del
    Informe resulta ser un misterio. Bruno reconoce que solamente
    conoció una parte de la
    personalidad de Fernando, "esa parte que, como la de la luna
    estaba vuelta hacia nosotros" .

    La necesidad de crear un ser patológico :

    Según parece el Informe ofrece dos perspectivas :
    una primera centrada en el personaje de Fernando (o Sábato
    si se quiere) con un viaje a través de sus traumas
    personales, y otra más universal y subversiva que
    sería un como grave enjuiciamiento a nuestra sociedad, a
    la condición humana en general. Además, este
    Informe tiene la pretensión de ser aleccionador,
    didáctico. Esta vez la herramienta será la locura,
    o mejor dicho la neurosis : la
    paranoia del caso Fernando Vidal Olmos.
    En efecto, si uno quiere escaparse de la realidad, de lo
    establecido, de lo respetado por todos, para alcanzar nuevos
    horizontes, tiene dejarse llevar por la senda de la locura. Debe
    deshacerse del universo que ha sido decretado "normal", y dejar
    de compartir la misma visión del mundo que la
    mayoría de la gente, porque a lo mejor el loco ve cosas
    que somos incapaces de ver.

    Sábato, como los miembros del movimiento
    surrealista, sabía que para llegar a conocer lo que desde
    siempre le atormentaba, necesitaba a un personaje distinto de la
    gente común, alguién extra-ordinario. Este
    personaje no podía ser sino neurótico. Aunque sea
    alguién despreciable, abyecto, Fernando Vidal Olmos, en su
    Informe, es un héroe por su carácter rebelde que le
    empuja a luchar, solo contra todos, contra tremendos enemigos que
    ponen en tela de juicio el futuro del hombre :

     "Me considero un canalla y no tengo el menor respeto por mi
    persona. Soy un individuo que ha profundizado en su propia
    conciencia ¿y quién que ahonde en los pliegues de
    su conciencia puede respetarse? AI menos me considero honesto,
    pues no me engaño sobre mi mismo ni intento engañar
    a los demás" (Cap. XIII, pag. 310).

    Sea cual fuere la interpretación que se dé al
    Informe, no cabe la menor duda de que se trata de un relato
    puramente simbólico, los ciegos a los que persigue
    Fernando, no representan sino su concepción del Mal.
    Sabemos que desde niño, Fernando vivió obsesionado
    por el problema de los ciegos :"Los ciegos me obsesionaron desde
    chico y hasta donde mi memoria alcanza, recuerdo que siempre tuve
    el impreciso pero pértinaz propósito de penetrar
    algun día en el universo en que habitan".

    Penetrar en universo de los ciegos para él es como
    llegar a entender su propia inclinación hacia el mal,
    objetivo fundamental que se viene materializando con la idea del
    descenso interior. El Informe sobre Ciegos hubiera podido ser una
    muy buena novela policiaca con el agente secreto Vidal Olmos que
    acorrala a los dirigentes de todopoderosa organización
    internacional que intenta controlar el mundo, pero no es
    así. Si Fernando acorrala a alguién, es a si mismo.
    Su pesquisa que empieza en la parte visible de Buenos Aires sigue
    su curso a través de "escaleras", "laberintos",
    "pasadizos"y "subterráneos", para terminar en las cloacas
    de la misma ciudad. Dicho de otra manera, pasa de la vida diurna
    a la vida nocturna, de la visión a la ceguera. Hemos
    empleado el término pesquisa porque pretende hacer una
    investigación en apariencia "cientifica", puramente
    racional, y anda en busca de algo. Lo que busca, ya lo hemos
    dicho es entender la vertiente maléfica de su
    personalidad, y para conseguir sus fines, necesita alcanzar otro
    tipo de visión que sólo la ceguera le puede
    proporcionar.
    Esta creencia que podrá parecer paradójica no es
    nada nueva. En efecto, ya se encontraba un modo de pensar similar
    entre los románticos y los poetas franceses de finales del
    siglo XIX, en su inclinación hacia el lado nocturno y el
    descenso a los infiernos. Según el romanticismo, los
    ciegos han trocado la visión de la realidad por una
    supuesta clarividencia privilegiada que hace de ellos unos magos.
    Evidentemente, Fernando no comparte tan elogiosa opinión.
    No siente tal respeto por ellos, sino más bien temor, pero
    precisamente porque les sabe superiores a él y al resto de
    la humanidad : no ven una realidad, que representaría
    solamente para Fernando las apariencias, pero en cambio, ven la
    realidad, la esencial, imperceptible realidad inacesible a los
    videntes.
    Este descenso interior, también nos hace pensar en los
    místicos del siglo XVI. Esta búsqueda

     del conocimiento mediante la ceguera, esta
    progresión en las tinieblas tienen claros aspectos de
    experiencia mística. Santa Teresa de Avila o San Juan de
    la Cruz no buscaban la Secta de los Ciegos, pero sí se
    hundían en profundas cuevas, en noches oscuras. Este
    descenso hacia las entrañas de la tierra simbolizaba su
    entrada en el alma, necesaria para llegar a conocerse. La
    oscuridad de la cueva facilita para los místicos el
    alejamiento del mundo y representa la única
    solución para ahondarse en el mundo interior. Recordemos
    la primera frase del Informe : "iCuándo empezó esto
    que ahora va a terminar con mi asesinato ?". Consciente de que se
    está jugando la vida, Fernando decide a pesar de todo
    investigar y ahondarse hacia el centro de la Secta, origen del
    mal, centro que alcanzará al final del Informe y
    aparecerá como un "gran Ojo Fosforescente", y que no es
    sino su propio centro o, si se quiere, su propio
    subconsciente.

    Sábato respeta con este viaje hacia abajo el
    código, que según parece ha sido aceptado desde
    siempre, y según el cual en el cielo reside el Bien (el
    Dios de casi todas las religiones, incluso los
    Dioses Olímpicos moraban en el monte del mismo nombre, en
    medio de las nubes), y el Mal tiene su reino acá abajo, en
    las entrañas de la tierra. Fernando Vidal Olmos lo afirma
    claramente, se considera a si mismo como "un investigador del
    Mal". En su propio caso, este afán por descubrir el centro
    de la Secta – del Mal era -como vimos en los capítulos
    anteriores — en realidad un paso hacia el incesto con su
    hija Alejandra. Pero al bajar cada vez más, su
    búsqueda alcanza un carácter más universal y
    podemos dejar de hablar de un caso singular, los ciegos vienen a
    ser los deseos negativos u ocultos, los deseos nacidos de los
    verdaderos instintos naturales del hombre, o de los instintos
    adquiridos por las diferentes circunstancias personales.

    Si seguimos la lógica de Fernando, esta secta de los
    ciegos domina el universo :"…esas logias y sectas que
    están invisiblemente difundidas entre los hombres y que,
    sin que uno lo sepa y ni siquiera llegue a sospecharlo, nos
    vigilan permanentemente, nos persiguen, deciden nuestro destino,
    nuestro fracaso y hasta nuestra muerte(…) cosa que en grado
    sumo pasa con la secta de los ciegos."

    A1 identificar a los miembros de esta secta con el Mal :
    "Mi conclusion es obvia: sigue gobernando el Principe de
    las Tinieblas. Y ese gobierno se hace
    mediante la Secta Sagrada de los Ciegos. Es tan claro todo que
    casi me pondria a reir si no me poseyera el pavor" (III,pag..
    274).

    Así que resulta ser el Mal quien a espaldas de todos
    (menos de Fernando) verdaderamente gobierna el universo. Con esta
    tremenda conclusión, Sabato a través de su
    personaje Femando expresa una cruda verdad que ya tuvo la
    ocasión de desarrollar a lo largo de sus distintos ensayos
    ; pone en tela de juicio los fundamentos de una sociedad que
    finge no ver estos instintos de maldad que cada uno de nosotros
    llevamos dentro. Cuán lejos estamos de las teorías
    de Jean-Jacques Rousseau que
    creía en la bondad natural del hombre… Ernesto Sabato no
    denuncia el Mal del Hombre, sino la política del avestruz
    adoptada por ese mismo Hombre.
    Uno de los blancos apuntados es el cristianismo. En efecto, para
    el mundo cristiano también, el hombre es un ser
    fundamentalmente bondadoso, acosado por todas partes por el
    pecado. No niegan la existencia del mal, pero su ceguera no les
    permite ver que el Mal es un fenómeno inherente al Hombre.
    Resulta que siguen ignorando el origen del Mal . Para que el
    hombre no caiga en el pecado, el clero tiene que predicar el
    Bien. Pero el Mal no necesita ninguna predicación, aparece
    solo. Sabato denuncia este encarnizamiento de los "jerarcas"
    cristianos que se empeñan en defender y promover un mundo
    en el cual reinaría el Bien, mientras que en el fondo,
    perfectamente saben que esta tarea está condenada al
    fracaso. No se puede luchar contra algo que, quiérase o
    no, todos llevamos dentro, y que dejamos (más o menos)
    expresarse consciente o inconscientemente. Puede resultar esto
    algo pesimista, pero por más que se absuelvan todos los
    pecados de los hombres, éstos volverán a
    pecar.

    En el capitulo XI del Informe, Fernando va a tener una
    discusión relevante, o mejor dicho va a sostener un embate
    oratorio con la señorita González Iturrat, durante
    el cual va a ejemplificar con un cinico virtuosismo esta
    teoría. Cabe presentar previamente a esa señorita,
    cuya descripción no se puede disociar de sus
    ideas. Primero, la señorita Iturrat es "profesora de
    historia". Es el mentor de "un grupo de chicas muy unidas", que
    van a "exposicones y conferencias". Representa a la mujer moderna
    que trabaja, educada y culta, que tiene ideales. Confia en el
    Hombre en general, en su bondad natural, en su facultad para
    razonar que le concede las capacidades necesarias para progresar
    moral y
    cientificamente. En fin, tiene una visión muy optimista
    del mundo que según le parece va mejorando con el tiempo :
    "con gente como usted el mundo nunca habría ido adelante!
    (…)No me va usted a decir que la humanidad no tiene una moral
    superior a la de la sociedad esclavista." (XI, pag.. 302) . A lo
    que Fernando le contesta: "¿Y de dónde deduce usted
    que [el mundo] ha ido adelante ?"(XI, pag. 302). A cada argumento
    alegado por la señorita, Fernando opone otro
    todavía más convincente. Ambos se apoyan en la
    Historia para defender su respectivo punto de vista, pero evocan
    los mismos hechos históricos, y por consiguiente, la
    conclusión de cada uno es diferente. La senorita Iturrat,
    que piensa que el origen Mal radica en la ignorancia humana,
    afirma que esta tendencia maléfica del Hombre irá
    desapareciendo gracias a los adelantos científicos. En su
    opinión, el mundo es mejor en el Siglo Veinte que en
    remotas épocas, y es evidente que ha ido adelante porque
    se puede "Ilegar a Nueva York en veinte horas". Sin
    embargo,

    Fernando se mantiene en sus trece : "Hasta ahora,
    señorita, el mal siempre ha prevalecido sobre el bien.[
    …] Abra usted la Historia de Oncken por cualquier página
    y no encontrará más que guerras,
    degüellos, conspiraciones, torturas, golpes de estado e
    inquisiciones." (XI, pag. 30l) Con mucha razón, se
    podrá pensar que Fernando se muestra nihilista,
    cínico, que tiene una visión desesperada del mundo,
    pero no se le podrá negar cierto realismo,
    cierto pragmatismo, y
    una gran parte de verdad en su propósito. Ni los progresos
    cientificos, ni nada, podrán aniquilar el dominio del mal
    en la tierra, ni siquiera su existencia. En algunos casos,
    incluso pueden acrecentar su fuerza, y asentar este dominio : "Un
    jefe de Buchenwald es superior a un jefe de galeras. Es mejor
    matar a los bichos humanos con bombas napalm que
    con arcos y flechas. La bomba de Hiroshima es más
    benéfîca que la batalla de Poitiers" (XI, pag.
    302).

    Va más allá aún, en efecto, se atreve
    a avanzar la tesis de que
    el conocimiento, alcanzado gracias a la razón, tan
    benévolo y benéfico para el Hombre, es generador
    del Mal : "Alemania en
    1933 era uno de los pueblos más alfabetizados del mundo.
    Si la gente no supiera leer, al menos no podría ser
    idiotizada día a día por los diarios y revistas.
    Desgraciadamente, aunque fuesen analfabetos, todavía
    quedarían otras maravillas del progreso : la radio,
    la
    televisión" (XI, pag. 303) .

    Tesis que culmina con la tremenda conclusión
    siguiente :

    "Habría que extirpar los timpanos a los chicos y
    sacarles los ojos. Pero éste sería ya un programa
    más dificultoso" (XI, pag. 303).

    Esto pone de relieve el
    aspecto polifacético y contradictorio que tiene el tema de
    la ceguera en la mente de Sábato, y por lo tanto la
    dificultad para nosotros de expresar lo que representa y
    significa. Al respecto, no se puede adoptar una posición
    definida ni fija. En efecto, en este caso preciso de los chicos a
    los cuales habría que pinchar los ojos, la ceguera (y la
    sordera) vendría a ser el único recurso para que no
    se enteraran de lo que pasa a su alrededor, y por consiguiente
    impediría que se desarrollara en ellos todo instinto malo,
    o sea que la ceguera cobra aquí otro sentido más, y
    totalmente contradictorio con el que ya subrayamos. En efecto,
    habíamos Ilegado a la conclusión de que todos los
    miembros de la Secta de los Ciegos eran seres maléficos,
    adoradores de una divinidad que representaba el Mal. Y
    aquí, aparece otra eventualidad, tan válida como la
    otra, que da a entender exactamente lo contrario, a saber que la
    ceguera permite luchar contra el Mal…

    Un mundo en crisis

     Este virulentos enjuiciamiento a la sociedad que propone
    Fernando en su Informe refleja por supuesto las ideas de
    Sábato en cuanto a este tema. Ideas que aparecen
    también desarrolladas en sus distintos ensayos. En efecto,
    con Sábato, dificilmente se pueden separar los ensayos de
    las novelas. Esto es otro de los indicios del carácter
    dual del autor. Las dos vertientes de su personalidad que
    subrayamos al principio de este estudio se expresan en cada uno
    de estos dos estilos de escritura ; las teorías expresadas
    en los ensayos son obra del científico, mientras que las
    ficciones las escribe un ser profundamente atormentado,
    obsesionado por fantasmas procedentes de las regiones más
    profundas de su inconsciente.

    Uno de los motivos recurrentes del pensamiento de Ernesto
    Sábato, es el concepto de crisis. En fin de cuentas,
    ¿qué es el Informe Sobre Ciegos sino la
    expresión más desesperada de la crisis de un hombre
    y por consiguiente, como Sábato pretende alcanzar la
    universalidad, de una sociedad entera ? Al respecto, Fernando
    Vidal Olmos se parece a su creador.
    En efecto, la historia de Sábato es, como lo vimos en
    nuestra primera parte, la historia de numerosas crisis
    personales, que a lo mejor le hicieron tomar conciencia de que
    nuestra sociedad estaba atravesando a su vez una grave crisis,
    todo lo cual generó esa lucidez pesimista que le
    conocemos.
    Una de sus crisis personales más importantes fue la que le
    empujó a dejar definitivamente el mundo de la ciencia en
    el cual actuaba de físico nuclear de punta. Pese a
    mostrarse ferozmente crítico hacia la ciencia, no adopta
    hacia ella una actitud extremista ni preconiza un mundo sin
    ciencia ni tampoco hace la apología del hombre
    prehistórico. Solamente deplora que la ciencia
    desempeñe ahora, y esto desde el Renacimiento,
    un papel demasiado importante en la vida del Hombre. Según
    Ernesto Sábato, el origen de tal crisis remonta al
    período del Renacimiento, y cuya evolución se caracteriza por tres paradojas
    : a saber fue un movimiento individualista que terminó en
    la masificación, fue un movimiento naturalista que termino
    en la máquina, fue un movimiento humanista que
    terminó en la deshumanización. Para Sábato,
    el ser humano ha pagado caro la gran aventura humanista del
    Renacimiento. En efecto, ésta abrió el camino hacia
    la modernidad, pero
    culmina en la cosificación del Hombre. Al querer
    matematizar el mundo, éste matematizó su alma.
    Así, su voluntad y su libertad
    dejaron de ser expresiones de un individuo "auténtico",
    para convertirse en los motores de una
    gigantesca máquina, antiguamente Ilamada Tierra. De
    ahí el escepticismo de Sábato, su actitud
    crítica hacia una Ciencia que considera el mito como una
    mentira (y vimos qué importancia cobra el mito en la mente
    de Sábato), una ciencia que desprecia el pensamiento
    mágico que no es regido por ninguna fórmula
    matemática
    y que por lo tanto es erróneo. Una Ciencia que
    básicamente debía ayudar al hombre para mejorar su
    vida,

    entendiendo pero sobre todo dominando las "leyes" (otro
    término cientifico) de la naturaleza ; pero el resultado
    fue otro. El más dominado de todos, sorprendentemente, no
    fue la naturaleza que muy a menudo nos lo hace saber, sino el
    mismo Hombre. Este proceso, iniciado con el Renacimiento,
    conoció una fuerte aceleración gracias al (o a
    causa del) advenimiento de la era industrial cuya única
    victima es el Hombre y podría resumirse con este
    "razonamiento" silogístico (que se aparenta con una
    ecuación matemática) : los adelantos
    técnicos de la Ciencia Ilevaron a la creación de
    las máquinas.
    Las máquinas se hicieron imprescindibles para el Hombre.
    El Hombre se volvió el esclavo de la máquina, y
    totalmente ciego para con el mundo circundante.
    Y de nuevo, mediante esta ceguera que provoca la razón,
    vuelve a plantearse el carácter dual y polifacético
    del Informe que viene a sembrar la confusión en la mente
    del lector. Es que todo en este relato admite diversas lecturas.
    Ya subrayamos la enorme parte de verdad que encerraba el Informe
    sobre Ciegos, pese a lo delirante e irrealista de lo que cuenta
    Fernando Vidal Olmos. Pero por otra parte, Fernando repite sin
    cesar que su búsqueda no es sino una pesquisa policiaca,
    científica, o sea que su comportamiento
    es motivado por su sola razón. Pero con tales criterios, y
    ya lo hemos explicado, la famosa pesquisa de Fernando resulta un
    disparate totalmente erróneo. Solamente adquiere su parte
    de verosimilitud, e incluso de verdad, desde el punto de vista de
    la experiencia onírica. Entonces, por un lado Fernando no
    cuenta sino verdades, y por otro no dice sino disparates.

    Y el carácter equívoco o erróneo de su
    relato viene del lado racionalista y aparentemente
    científico del mismo. Esta ambigüedad, que evidencia
    cómo un mismo relato puede interpretarse de diversas
    maneras, muestra que el solo juicio dictado por la razón
    no basta, ni mucho menos. En varias situaciones, el enfoque
    racionalista es imprescindible, pero en otras, es totalmente
    insuficiente y aun incompetente puesto que propone conclusiones
    falsas que ocultan al Hombre otro tipo de verdad, y que Ilevan a
    éste a la ceguera espiritual.

    En la persona de Fernando Vidal Olmos, Ernesto Sábato
    ha objetivado su creencia de que la literatura y el artista
    más generalmente pueden revelarse muy útiles para
    la Humanidad. Partiendo de una obsesión personal,
    Sábato escribió este Informe sobre Ciegos, como
    toda su obra novelística para aliviar sus angustias, "para
    no morirse", pero también para enjuiciar, para denunciar
    algunos rasgos propios del Hombre moderno. Asume la misión del
    artista quien debe trascender la ceguera o mentira de nuestra
    civilizacion para alcanzar la verdad. Esta, solamente puede
    alcanzarse penetrando las fuerzas del Mal, que vienen
    representadas aquí con la Secta de los Ciegos, entendidas
    desde una doble perspectiva : como las fuerzas que yacen latentes
    en el inconsciente individual, y como el mal, ceguera en la que
    se ampara el hombre para perder

    conciencia de esas fuerzas infernales que, quiérase o
    no, sustantan su vida.
    En fin, en el Informe, el autor Fernando-Sábato ha
    alcanzado aquel punto del que habló André Breton, y
    donde "la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y
    lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo,
    dejan de ser percibidos como contradictorios"13.
    El Informe sobre Ciegos, en suma, constituye el testimonio de un
    mundo rescatado en toda su compleja integridad. Las fuerzas
    demoniacas que lo sustentan van revelando un mundo extraño
    y aparentemente incomprensible, pero auténtico. Una
    autenticidad que Fernando ha encontrado antes de morirse cuando
    da cuenta de su liberación final : "Cosa singular : nadie
    ahora parece perseguirme", realizando así su ansioso deseo
    de ser verdaderamente.

     Por otro lado, huelga señalar que el lector del
    "Informe" no se queda sin embargo en este nivel del texto sino
    que debe internarse en las profundidades del metatexto. Esto
    sucede cuando Fernando desarrolla su teoría sobre el caso
    Castel. Esta incursión de Fernando en el material de El
    túnel nos lleva a otro nivel de lectura del texto, pasamos
    de la ficción a la metaficción, el personaje que
    piensa y recuerda a otro personaje de ficción. El
    referente de estos signos es a su vez signo de otro discurso
    precedente. Narrador y lector inician entonces una
    revisión del caso: "Y volví entonces a analizar el
    caso Castel, caso que no sólo fue muy notorio por la gente
    implicada, sino por la crónica que desde el manicomio hizo
    llegar el asesino a una editorial."(pag. 396). El narrador se
    distancia del lector en cuanto a su relación con el caso
    ya que "había conocido a María Iribarne y
    sabía que su marido era ciego."(pag 396). El lector en
    este momento reconoce que su marco referencial es más
    restringido que el de Fernando, es decir, se encuentra ante un
    código indeterminado. El discurso del narrador juega
    constantemente con el campo afectivo del lector, cuando
    inmediatamente después dice: "Es fácil imaginar el
    interés que tuve de conocer a Castel, pero también
    es fácil presumir el temor que me impidió hacerlo,
    pues equivalía a meterse en la boca del lobo."(396). De
    haberlo deseado, Fernando podría haber conocido
    personalmente a Castel, cosa del todo imposible para el lector,
    lo que resulta en una constante variación de niveles
    miméticos. El individuo que personalmente conoció a
    María Iribarne y que tuvo la posibilidad de conocer a
    Castel, termina diciéndonos: "¿Qué otro
    recurso me quedaba que el de leer, el de estudiar minuciosamente
    su crónica?"(396). Estudiar minuciosamente su
    crónica es exactamente lo que el lector ha hecho. De esta
    manera Fernando introduce una ficción en su
    ficción.

    La participación activa del lector en la
    construcción de la obra es evidente. En repetidas
    ocasiones el lector es llamado a reconstruir pasajes. Encerrado
    en el laberinto de la Secta,

    Fernando recuerda la historia del portero y la mucama que
    murieron de hambre encerrados en el ascensor. El narrador
    presenta todo el marco referencial. Está en el proceso de
    imaginar los últimos recuerdos y suspiros de la pareja,
    cuando llama al lector a la acción: "Bueno, en fin,
    ¿para qué seguir con la descripción
    minuciosa? Cualquiera puede reconstruirla a poco que tenga alguna
    imaginación: Hambre creciente, sospechas mutuas, peleas,
    recriminaciones por cosas pasadas."(392). El sadismo de Fernando
    se regodea en la tentación del antropófago e
    insiste en los detalles escatológicos: "No debe olvidar el
    que quiera reconstruir este episodio, que, además, esos
    dos seres humanos deben hacer allí sus
    necesidades…"(393). Fernando, conciente del proceso de lectura
    que el texto incita, llama al lector a la reconstrucción
    de los significantes que se encuentran codificados en su texto,
    sarcásticamente nos da la opción de construir, nos
    invita a llenar los espacios vacíos, los blancos del
    texto, o continuar la lectura de la estructura superficial del
    mismo.
     La relación dinámica entre narrador y lector se plantea
    siempre a un nivel consciente, es decir, por medio de una
    supercodificación del texto, el narrador tiene conciencia
    de narrar y lo más importante, de ser leído, de
    estar siendo escuchado. De esta manera su relación con el
    lector es abierta y dinámica y se sitúa al mismo
    nivel comunicativo. Considérese por ejemplo el siguiente
    enunciado: "Se me ocurre -dice Fernando- que al leer la historia
    de Norma Pugliese algunos de ustedes pensarán que soy un
    canalla."(340). Como puede verse, estamos en contacto con un
    lector que tiene plena conciencia de las diferentes
    interpretaciones del texto. Su violencia y arrogancia se
    desarrollan en las siguientes frases donde acepta y justifica ser
    un canalla sin ningún respeto para sí mismo, con un
    argumento que intimida directamente al lector: "¿y
    quién que ahonde en los pliegues de su conciencia puede
    respetarse?"(Idem). Así el lector, hombre que sin duda
    pretende ahondar en los pliegues de su conciencia, hombre que sin
    duda encuentra tener cierto respeto para sí mismo, se
    encuentra ante una irresoluble contradicción.
     Fernando hace un recuento del caso Castel dejando por
    sentado el hecho de que se trata de una venganza de la Secta, y
    propone una serie de variaciones o posibilidades. Concluye
    diciendo que: "Hay todavía algunas variantes de las
    variantes, que no vale la pena que yo describa pues cada uno de
    ustedes puede fácilmente ensayar como ejercicio; ejercicio
    por otra parte útil pues nunca se sabe cuándo y
    cómo puede caerse en alguno de los ambíguos
    mecanismos de la Secta."(398). Aquí el narrador introduce
    al lector activamente no sólo en la lectura, sino en la
    producción del texto; el lector es llamado
    a producir variantes y posibilidades que son a su vez
    posibilidades del texto. Más aún, el narrador nos
    advierte sobre los peligros de la Secta e indirectamente amenaza
    al lector "pues nunca se sabe cuándo ni cómo puede
    caerse." Llegamos así a este tercer nivel de la lectura
    donde el lector pasa a situarse como protagonista del texto,
    porque nosotros también

    podemos ser víctimas de "los ambiguos mecanismos de la
    Secta."
     Las últimas líneas del "Informe sobre ciegos"
    no hacen más que confirmarnos esta advertencia de
    Fernando, comunicarnos claramente que también el lector,
    en el transcurso de la lectura, ha caído. Concluye
    Fernando diciendo: "Aquí termino, pues, mi Informe, que
    guardo en un lugar en que la Secta no pueda hallarlo."(449). Y
    sin embargo aquí estamos nosotros, con el "Informe" en la
    mano, leyendo la historia; por lo cual debemos asumir que la
    Secta no sólo lo halló sino que decidió
    publicarlo, que decidió darlo a la luz en una novela que
    sin lugar a dudas escribió alguien por encargo de la
    Secta, o quizás hasta uno de sus miembros, para despistar
    a los ilusos lectores que pensarán que todo es una
    ficción, que todo es la obra de un
    "insensato."-  

    6.-
    BIBLIOGRAFÍA.-

     Sábato, Ernesto, El túnel, ed.
    Unidad, colección Millenium del periódico
    "El mundo", Madrid,
    1.999.

    __________ , El túnel , ed. Cátedra,
    Madrid, 1994.

    __________, Sobre héroes y tumbas, ed. Seix
    Barral, Barcelona, 2.001.

    __________ , Narrativa completa, ed. Seix Barral,
    Barcelona, 1.982.

     

     

    Conchi Sarmiento Vázquez.-

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