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En busca del strategos




Enviado por carlosnava



    En busca del strategos
    El profesional de la Estrategia y el
    fenómeno Competitivo

    Resumen de 100 palabras.-
    La Competencia es el
    principal factor motriz de Conflicto para
    las organizaciones de
    negocios. Es
    también el fenómeno fundamental de sostén
    del sistema de Libre
    Mercado
    Los negocios deben
    interactuar con ella sin recurrir al desarrollo de
    complejos "sistemas" de
    respuesta, deben hacerlo a partir de individuos altamente
    capacitados en el entendimiento y en la forma de actuar con
    ventaja sobre la Competencia. Este
    es un juego de
    individuos contra sistemas.
    El STRATEGOS es el profesional llamado a ésta tarea. La
    Estrategia es su
    instrumento natural de trabajo. El Negocio es la razón de
    ser de éste trabajo. Y el Conflicto
    (representado por la Competencia), es el fenómeno a
    vencer.
    EN BUSCA DEL STRATEGOS
    El profesional de la Estrategia y el fenómeno
    Competitivo
    La búsqueda del STRATEGOS o el hombre que
    debe definirse como el Profesional de la Estrategia en la
    dinámica de los negocios
    contemporáneos, responde a una necesidad vital que pocas
    veces se reconoce con la humildad necesaria: el entendimiento y
    la posibilidad de actuar con ventaja sobre la Competencia.
    Hasta el presente, la mayor parte de las organizaciones de
    negocios no han cambiado de forma trascendental el enfoque que
    imprimen a su propio gobierno. A pesar
    de la manifestación reiterada de preocupaciones y de
    buenos intentos, éstas organizaciones sostienen, en
    general, un sistema de
    gobierno que
    privilegia el tratamiento de variables y
    factores que se encuentran al interior de sus estructuras.
    Aún están formalmente incapacitadas para dar un
    giro definitivo en la gestión
    de sus intereses. Todavía no comprenden la necesidad vital
    y absoluta de administrarse en función de
    los condicionamientos externos. En muchas organizaciones estos
    condicionamientos son objeto de una valoración marginal,
    dependiente del carácter y
    de la necesidad de algún factor interno. El único
    hecho que permite el sostenimiento de estos negocios en el
    Mercado es un
    estado, en
    general mediocre, del propio conjunto.

    Esto sin embargo está cambiando
    rápidamente. Es probable que estos cambios no respondan a
    otra cosa que a la misma inercia de los fenómenos
    externos, pero en todo caso se están produciendo sin
    perspectiva alguna de que algo pueda detenerlos.
    Las organizaciones de negocios están obligadas a trabajar
    en función
    de los condicionamientos externos por una razón por
    demás sencilla pero imponente: el mayor fenómeno
    que condiciona su existencia se encuentra al exterior de sus
    propias estructuras:
    la Competencia.
    La Competencia es hoy un fenómeno organizacional de
    proporciones incomparables a cualquier otro en el que se hallen
    involucrados los negocios. Ningún otro factor atenta
    contra los intereses del Negocio de la forma en que lo hace la
    Competencia. Sólo la Competencia es una variable del
    entorno organizacional que tiene el propósito
    específico de generar "daño", ninguna más
    tiene ésta intencionalidad concreta. Ninguna otra variable
    se sustenta en intenciones ordenadas para afectar los intereses
    del Negocio cómo lo hace un competidor.

    El competidor tiene éxito
    en tanto sus propios intereses hayan prevalecido sobre los del
    oponente. En ello invertirá todos los recursos que
    disponga, todo el esfuerzo y el tiempo necesario.
    Lo hará, además, de manera sistemática: una
    y otra vez, hasta conseguir el objetivo o
    fracasar en el intento.
    El fenómeno competitivo no presenta opciones. Es un camino
    de una sola vía, aquella que conduce desde los intereses
    de un competidor a los intereses de otro.
    El fenómeno competitivo nunca presenta pausa. No se
    detiene jamás. La dinámica que tiene se nutre del movimiento
    agresivo y del caos que éste produce entre los intereses
    opuestos.
    El fenómeno competitivo nunca presenta un rostro gentil.
    No puede hacerlo. No está en su naturaleza. Su
    esencia provoca la existencia de problemas y de
    situaciones no deseadas, y ninguna de ellas tiene carácter
    relativo, ni en sus formas ni en sus efectos.
    Reducir el número, el tamaño y el poder que
    tenga la Competencia es una premisa vital del Negocio. A partir
    de ella se maximizan los resultados y se alcanzan mejores niveles
    de bienestar organizacional. Nada tiene mejor efecto en los
    intereses del Negocio que reducir al competidor. Por ello mismo,
    el Negocio no hará nada con tanta diligencia.

    El competidor es un Enemigo, si cabe respetar el
    significado preciso de éste termino: "contrario, opuesto a
    una cosa. Aquel que tiene mala voluntad a otro y le desea o hace
    mal".

    Ninguna Organización de negocios puede tener una
    idea diferente de la Competencia, y tampoco puede actuar de una
    manera que no sea consecuente con esta realidad. En ello no
    sólo se mimetizan los mayores riesgos, en ello
    se juega la existencia organizacional.
    Cuando se evalúan con honestidad y
    criterio suficiente los móviles que generan la
    reducción o la desaparición de los Negocios, todo
    ellos conducen, de una u otra manera a la Competencia.
    Si las organizaciones tienen defectos de gestión, los resultados negativos se
    exacerban desde la Competencia. Si las organizaciones adolecen de
    previsión, ésta es reemplazada en el Mercado por un
    competidor. Incluso cuando la
    Organización efectúa bien las cosas pero lo
    hace en grado menor que el competidor, los resultados pueden ser
    los mismos.
    Los juicios inapelables del Mercado están
    enfáticamente condicionados por los actos de la
    Competencia.
    La Competencia es un fenómeno que pone a prueba toda la
    capacidad de resistencia,
    soporte, temple y capacidad que una Organización tenga.
    Sin embargo, y muy a pesar que esto sea así de evidente,
    son pocos los negocios que han aprendido a actuar en
    consecuencia.
    El fenómeno competitivo cobra cada vez mas
    "víctimas" y así mismo cobra mayor vigor. Se
    fortalece y se vuelve cada vez mas inmune. Los métodos de
    tratarlo con éxito
    se reducen, su propia comprensión se complica a cada
    momento.
    Los efectos del fenómeno competitivo son notables entre
    las organizaciones de negocios en occidente. Las estadísticas en casi la totalidad de las
    economías del mundo occidental coinciden en señalar
    que el riguroso veredicto de los mercados
    desplaza, año tras año, muchas mas organizaciones
    de negocios que aquellas que se mantienen en la dinámica.
    Es significativamente mayor el número de negocios que
    salen e ingresan a los mercados que
    aquellos que permanecen en él durante periodos de tiempo mas
    largos. Sin embargo éste mismo periodo de tiempo que
    la
    Organización de negocios promedio permanece con cierta
    "salud" en el
    mercado, se está reduciendo.

    Son cada vez mas frecuentes las fusiones, las
    compras de
    negocios enteros por parte de otros, las "alianzas
    estratégicas", las declaraciones de bancarrota, las
    "reducciones" , etc.

    El conjunto de las organizaciones que tienen mayor
    éxito, al menos durante un periodo de tiempo mas largo, se
    está reduciendo en proporción al tamaño que
    progresivamente adquieren las economías y los mercados del
    mundo occidental. Y el propio éxito de éste
    conjunto pequeño de organizaciones de negocios puede ser
    en esencia muy transitorio, porque en la mayoría de los
    casos no se fundamenta en la capacidad propia tanto como en la
    relativa incapacidad del resto.

    Hoy día son pocos los casos representativos de
    éxito sostenido en el mercado, al menos son mucho menores
    que aquellos que pudieron exponer organizaciones trascendentes de
    inicios del siglo XX, aquellas que no sólo condicionaron
    la dinámica de los negocios en su tiempo, mas bien
    aquellas que condicionaron su propio tiempo a través del
    negocio que gestionaron. Muchas de ésas organizaciones de
    negocios se convirtieron en símbolos de progreso
    económico y social que explicaban el carácter de
    una era y no tan sólo de una circunstancia.
    Hoy las organizaciones de negocios suman millones y millones de
    casos que transitan el anonimato, que nacen y mueren con la misma
    rapidez y que tan sólo explican el carácter de
    ésta nueva era por su efecto agregado, por su naturaleza de
    conjunto.
    A efectos de la dinámica de los negocios nada resulta mas
    apropiado que la existencia del Mercado Libre. Sin la existencia
    de éste los negocios pierden su medio ambiente
    de sustento natural, del mismo modo que lo haría un pez
    fuera del agua.
    Solamente la dinámica del Mercado puede calificar un
    Negocio. Fuera de éste contexto el concepto de
    Negocio se convierte en una propiedad del
    Poder
    establecido "por decreto", y con ello carece ya de cualquier tipo
    de dinámica.

    Sin embargo la propia fortaleza de los mercados es un
    producto de la
    fortaleza de los negocios que con su actividad cotidiana lo
    explican, y en éste sentido el sistema entero de Mercado
    Libre precisa contar con negocios que sean algo mas que
    transitorios o resultado de éxitos fugaces.

    Si bien el Mercado finalmente califica el
    desenvolvimiento de los negocios, el fenómeno que
    establece las pruebas, las
    exigencias, los obstáculos a vencerse, las dificultades y
    todos los trascendidos, es la Competencia.

    El Mercado Libre permite y fomenta la existencia de
    Competencia entre todos los actores que en él se hallan
    involucrados. La Competencia es un factor de sustento y de
    seguridad para el
    propio estado de
    bienestar del Libre Mercado. Entre mayor sea ella, mayores son
    los fundamentos sobre los que se apoya la estructura
    conceptual del Mercado Libre.

    Y como fenómeno, el Mercado Libre ha cumplido
    bien con su tarea en el mundo occidental, porque ha llevado el
    grado de Competencia entre los agentes implicados hasta un grado
    nunca antes visto. Uno que además se torna desconocido a
    una velocidad
    impresionante, se transforma cada segundo.
    El sistema de Libre Mercado entiende los efectos que la
    Competencia entre los actores le genera a su propio estado; lo
    puede medir y evaluar con precisión y con tranquilidad.
    Por ello el sistema evoluciona como pensamiento
    ordenador de las dinámicas económicas y sociales de
    forma permanente, no se detiene, va mas allá de las
    consideraciones filosóficas que circunstancialmente lo
    ponen a prueba (lo que además resulta absolutamente
    necesario y beneficioso).

    El problema para los negocios no radica en el estado
    final que alcance la explicación misma del sistema de
    Libre Mercado, el problema radica en la comprensión y en
    la capacidad de interactuar con el fenómeno de la
    Competencia, que tan íntimamente viene vinculada con
    aquél.

    Los negocios comprenden el Mercado Libre mucho mejor que
    el fenómeno de la Competencia que le da forma y sentido. Y
    comprenden mucho mejor la propia Competencia, que la forma de
    actuar con ventaja ante ella.

    Como Sistema, el Libre Mercado aventaja en mucho al
    desarrollo de
    mecánicas competitivas en los negocios, porque entre otras
    cosas, el Sistema se nutre favorablemente de cada pequeño
    paso que los negocios dan para entender y aplicar mejores
    mecánicas competitivas, y en el proceso
    plantea nuevas y mas complicadas exigencias, en un circuito que
    puede no tener fin para los negocios.

    Los negocios precisan entender profundamente el
    fenómeno que la Competencia implica y actuar ante ella con
    ventaja, pero deben conseguir ambas cosas en el ritmo que exige
    el sistema de Libre Mercado, para conseguir, al menos, un
    equilibrio
    básico entre sus propios actos y los efectos que ellos
    mismos tendrán como respuesta del Sistema. Si ello no se
    consigue, los negocios se encontrarán siempre en
    desventaja frente al grado de evolución del Sistema que los califica y
    con ello sujetos a una perpetua y costosa mecánica Reactiva.

    Los negocios deben tratar de "dominar" la Competencia y
    el Sistema de Libre Mercado, antes que en efecto ellos terminen
    por dominarlos. Y esto sólo se consigue en el afán
    de ser Activos y no
    Reactivos ante ellos.

    La mayoría de los negocios no han conseguido
    situarse en éste estado y los pocos que prevalecen (o que
    al menos no sucumben con mucha rapidez), lo consiguen como efecto
    del mejor gobierno posible de la Inercia: ésa capacidad de
    "manejar con habilidad las cosas" a medida que se van
    presentando; ésa capacidad de "reaccionar" bien, o al
    menos mejor que otros ante los planteamientos del Sistema.
    El motivo por el que las cosas se encuentran de ésta forma
    es uno que está revestido de una conmovedora sutileza:
    El Libre Mercado es un Sistema, la Competencia es un
    Fenómeno amparado por el primero. En cambio los
    Negocios no son ni lo uno ni lo otro, al menos en términos
    comparativos con los primeros.
    El Libre Mercado y la Competencia no responden al dominio de
    ningún hombre o
    grupo de
    hombres en particular, en esto se explican como fenómenos.
    En cambio los
    negocios son organizaciones de hombres.
    El Libre Mercado y la Competencia son atemporales, los negocios
    no.
    El Libre Mercado y la Competencia no se desenvuelven entre
    límites
    físicos de "espacio", los negocios sí.
    Los negocios son, en resumen, una cuestión de personas, el
    Libre Mercado y la Competencia no.
    Cuando una situación así se presenta las personas
    no pueden, por un lado, condicionar el Sistema, deben adaptarse a
    él; y por otra parte no pueden responder al Sistema
    pretendiendo a su vez "construir" un Sistema. Es absolutamente
    indispensable que "personalicen" las respuestas.

    Este es un juego de
    individuos ante Sistemas.
    El hecho que muchos negocios no alcancen éxito sostenido
    en el tiempo se debe a uno de estos dos hechos:

    1. No se adaptan lo suficientemente bien al
      Sistema.
    2. Pretenden "construir" sistemas de respuesta ante el
      propio Sistema.

    El primer caso es, en teoría,
    mas sencillo de resolver, porque en los hechos se trata de una
    cuestión de Conocimiento.
    El segundo caso es mucho mas complejo y mucho mas nocivo en sus
    efectos finales.
    Poco queda por decir sobre la necesidad que las organizaciones de
    negocios conozcan profundamente el sistema para poder adaptarse a
    él.
    Sin embargo el afán de "construir sistemas para responder
    al Sistema" merece mas atención porque involucra a muchos actores,
    entre ellos esencialmente a los hombres de negocios y a los
    pensadores del mundo de los negocios.
    Durante muchos años ambos se han enfrascado en la tarea de
    "construir" sistemas de respuesta bajo la forma de Conceptos,
    Premisas e Hipótesis que permitan a las organizaciones
    actuar con ventaja sobre la Competencia y de ésta manera
    alcanzar un veredicto favorable del sistema de Libre
    Mercado.

    Estos conceptos, premisas e hipótesis se han
    convertido en un Sistema con derecho propio. En un Sistema de
    Pensamiento
    que condiciona la Acción, uno que en muchas oportunidades
    alcanza, además, carácter imperativo.
    Este Sistema de Pensamiento pretende alcanzar dominio sobre el
    otro, hasta el punto que viola, incluso, la demanda de
    tener que adaptarse a él.
    El problema es que los Sistemas de Pensamiento, en tanto que
    deben entenderse como conclusiones positivas de personas que
    precisamente "piensan" como enfrentar los fenómenos, nunca
    alcanzan el ritmo y la dinámica que tienen la Competencia
    y el Libre Mercado. Mientras un Sistema de Pensamiento se
    estructura,
    los Fenómenos ya han evolucionado mas allá de los
    márgenes contemplados por aquél y los negocios
    terminan por adoptar sistemas de pensamiento y de acción
    que rara vez pueden "contemporizar" y ajustarse a las demandas
    que exigen los Fenómenos.

    Estos Sistemas de Pensamiento están dotados, por
    supuesto, de mucha técnica, mas allá que emerjan
    como producto de
    conceptos. Si no fuesen planteamientos técnicos poco
    tendrían de práctico para enfrentar efectivamente
    la fenomenología competitiva y de Libre
    Mercado.

    Es realmente increíble observar como la ciencia de
    Administración de Negocios se encuentra
    plagada de técnicas
    para resolver problemas
    vinculados a los Fenómenos. El planteamiento de
    éstas técnicas
    excede todo cálculo,
    no tiene límite alguno, es un torbellino de propuestas que
    adopta, incluso, la forma de los bienes que se
    ponen "de moda": las
    matrices
    insumo-producto, las curvas de experiencia, los círculos
    de calidad, los
    sistemas de administración de calidad total, la
    reingeniería, el "downsizing",
    la Planificación
    Estratégica, prácticamente todo el instrumental
    de Mercadeo, etc,
    etc, etc.

    Y no es que las técnicas sean en esencia malas
    como componente central de estos Sistemas de Pensamiento. El
    problema es que llegan solas, dramáticamente
    independientes, ajenas al Individuo que las debe entender y poner
    en práctica. Con seguridad existen
    muchas mas técnicas que personas capaces de entenderlas y
    darles un uso efectivo.

    Esto es lo mismo que imaginar un conjunto de hermosas
    herramientas
    de carpintería que se encuentran al acceso de todos, sin
    que entre ellos existan precisamente muchos carpinteros, o los
    profesionales que le darán el mejor uso.
    El énfasis en el planteamiento de "construir sistemas" que
    respondan al sistema está consiguiendo precisamente eso:
    crear muchas herramientas
    de carpintería y pocos carpinteros.
    Esta no es la forma razonable de entender y encarar un Sistema,
    mucho menos uno como la Competencia o el Libre Mercado.
    Estos sistemas deben comprenderse y enfrentarse a partir de
    Individuos: personas que interactúen con ellos de manera
    profesional, con absoluto conocimiento,
    solvencia y carácter, porque entre otras cosas la
    naturaleza de estos fenómenos exige mucho mas que saber,
    exige temple y valor.

    La idea es formar profesionales en el entendimiento y en
    la interacción con el fenómeno competitivo y de
    Libre Mercado, no
    únicamente construir Sistemas de Pensamiento que sustenten
    técnicas en la mayor orfandad.
    Dado que las organizaciones están formadas por individuos,
    éstos son los que en última instancia
    deberán adaptarse a los sistemas y actuar con ventaja en
    ellos. Y si de formar sistemas se tratara, entonces deben
    formarse Sistemas de Profesionales que puedan entender y actuar
    positivamente sobre los Fenómenos. Sólo entonces se
    justifica el desarrollo enfático del Pensamiento y de las
    técnicas.

    Ahora bien, si quienes actualmente defienden el
    desarrollo independiente del Sistema de Pensamiento y de las
    técnicas, entienden que los Profesionales en el
    fenómeno competitivo y en el sistema de Libre Mercado ya
    existen en las organizaciones de negocios, corresponde corregir
    éste precepto enfáticamente.

    Desde hace más de veinte años atrás
    está reconocido el hecho que la
    Administración como ciencia de
    gobierno de las organizaciones de negocios tiene esencialmente
    una lógica
    de entendimiento y de trabajo hacia el interior de la
    Organización. Un enfoque "hacia adentro".

    La Administración ha desarrollado notablemente su
    acción sobre todas las variables que
    explican la dinámica interna de las organizaciones, y
    así ha formado a los profesionales llamados a
    dirigirlas.
    Son recientes los esfuerzos para cambiar o complementar el
    enfoque (no tienen mas de veinte años en su
    concepción estructurada). Y en muchos casos estos
    esfuerzos "parten" de las construcciones conceptuales de la
    Administración y desde allí tratan de
    optimizarse, dejando con ello muchas fundaciones
    débiles.
    No pasan mas de cuatro o cinco generaciones de profesionales en
    Administración que de una u otra forma han iniciado la
    "exploración" entre los conocimientos de las variables que
    externamente condicionan el desenvolvimiento de la
    Organización. Este lapso de tiempo es muy corto y el
    escaso trabajo empeñado en él no justifica la
    afirmación que hoy se cuenten con Profesionales
    profundamente entendidos en la materia.
    Algo similar puede afirmarse con respecto al conocimiento
    específico de lo que es la Competencia como elemento
    generador del Conflicto para la Organización. Su
    tratamiento ha sido, en el mejor de los casos, apenas
    superficial.
    Por último, la propia asignación de funciones y de
    responsabilidades en las estructuras organizacionales, aún
    le quita mérito e importancia al tratamiento particular de
    variables medioambientales como la Competencia. Son pocas las
    organizaciones de negocios que asignan éste tratamiento
    privilegiando su sensible valor.
    Generalmente lo hacen entre otro conjunto de funciones y de
    responsabilidades o asignan la tarea a equipos que llevan
    adelante procesos de
    planificación.

    A manera de instrumentalizar el estudio y entendimiento
    de la Competencia y otras variables del entorno, desde fines de
    los años 70 (no antes), tanto hombres de negocios como
    estudiosos de la temática, recurren a conceptos como el de
    Estrategia. Entienden que a partir de él enfocan la
    atención de la Organización hacia su
    entorno.

    Sin embargo el propio concepto de
    Estrategia es incluido entre los Sistemas de Pensamiento que se
    nutren de las raíces poco sólidas de la
    Administración tradicional para enfocarse "hacia fuera". Y
    lo hacen hasta tal punto que hoy NO EXISTE un consenso en el
    mundo de los negocios sobre la interpretación precisa que
    se debe tener de Estrategia. Las formas de entenderla son
    innumerables y tan sólo comparten ése imperioso
    afán de tratar de comprender y actuar con ventaja sobre
    los Fenómenos externos que condicionan el desenvolvimiento
    de la Organización.

    Si existe algún fundamento para remitirse a los
    "expertos" en Estrategia, éste conduce, generalmente, a
    individuos con conocimiento de complejos sistemas y procesos de
    planificación. Allí ha concluido
    fundamentalmente el aporte de la Estrategia, dado el origen y el
    móvil que tiene su utilización actual.
    No existen pues ni los conocimientos necesarios ni los
    Profesionales apropiados para el entendimiento y la acción
    en fenómenos como la Competencia y otros similares que
    emergen del desarrollo del sistema de Libre Mercado en las
    economías occidentales.
    No los hay, al menos, con el necesario enfoque y bajo la premisa
    que éste constituye el camino adecuado para encarar los
    Fenómenos.
    El presente libro pretende
    transitar caminos que de alguna manera conduzcan a la
    identificación y a la formación de ése
    Profesional.
    Esta caminata intelectual gravita alrededor de la
    precisión de ciertos conceptos básicos, muchos de
    los cuales acompañan a la Administración desde hace
    mucho tiempo, pero hasta el presente la acompañan en
    calidad de
    "minusválidos", porque ella misma les ha dado ésa
    condición.

    En tanto que la Administración alcanza grados de
    verdadera sofisticación en el planteamiento de
    técnicas de Mercadeo, olvida
    la trascendental gravitación de las Ventas. En
    tanto que trata de enriquecerse a sí misma con el
    desarrollo de técnicas de gestión, olvida el
    estudio profundo de la Organización, elemento estructural
    de su razón de ser. En tanto que se esfuerza por calificar
    en su búsqueda teleológica, olvida el sentido
    básico de Negocio, único aspecto que genera su
    existencia. En tanto que trata de hacer gala de su naturaleza de
    ciencia
    sincrética acudiendo a la Estrategia para explicar
    "ciertos" aspectos de su interés,
    olvida que al tratar con ella interactúa con el que
    probablemente es el sistema mas antiguo y enriquecido de gobierno
    organizacional, del cual, incluso, ella misma desciende. En tanto
    la Administración se juzga a sí misma como el
    concepto de gestión idóneo para tratar con el
    perpetuo y omnipresente Conflicto que rodea el quehacer
    organizacional, termina mas bien, siendo frecuente víctima
    de El. Y por último, entre que asume su extenso
    entendimiento del Individuo que forma parte de la
    Organización, aún no descubre ni forma a
    aquél que le brindará el entendimiento y el
    ejercicio cabal en la interacción con el fenómeno
    competitivo.

    En este libro muchos
    de ésos aspectos gravitan de una manera diferente:
    El Negocio es el justificativo final de la existencia de la
    Organización.
    Negocio proviene del vocablo latín "negotium" que
    significa: "actividad que genera utilidad,
    interés
    o provecho para quien la practica".
    Bajo ésta premisa todas las organizaciones están
    sustentadas por un Negocio, porque ninguna de ellas se forma
    ajena al sentido de utilidad
    interés o provecho en el ejercicio de sus actividades. Y
    no sólo las organizaciones empresariales, tampoco la familia y
    el Estado, en
    los extremos de las instituciones
    llamadas por su naturaleza a ser "administradas".

    En las organizaciones empresariales no todas las
    actividades generan utilidad, interés o provecho con la
    misma jerarquía, tan sólo lo hacen las funciones de
    Producción y de Ventas.
    Alrededor de éstas, todas las demás funciones deben
    entenderse como de apoyo y deben justificar su existencia (y su
    tamaño) únicamente como efecto de la existencia y
    la necesidad de aquellas.

    Las funciones de Producción y Ventas explican el Negocio de
    una Organización, sólo ellas. El resto de las
    tareas en una Organización son una consecuencias de
    éstas primeras.

    Y dado que debe asumirse que las organizaciones no
    producen nada que no entiendan que puede venderse, entonces la
    función de Ventas tiene preeminencia sobre la de
    Producción, convirtiéndose en la función
    organizacional que por excelencia perfecciona el
    Negocio.

    Las Ventas, por ello mismo, se encuentran ubicadas en un
    sitial que no puede alcanzar ninguna otra tarea en la
    Organización, incluida, por supuesto, la Mercadotecnia,
    la misma que se incluye sólo como un conjunto de
    técnicas destinadas a soportar la tarea vital de
    Ventas.

    El afán de perfeccionar el Negocio por medio de
    las Ventas coloca a las organizaciones en un estado de Conflicto,
    ocasionado por el hecho que existen otras organizaciones que
    buscan lo mismo, y tienen por ello intereses opuestos,
    antagónicos. Esto es la Competencia. El elemento motriz
    del perpetuo Conflicto que enfrentan las organizaciones en su
    afán de perfeccionar su Negocio.
    La Estrategia, por otra parte, es un concepto milenario que la
    mente humana ha desarrollado para enfrentar el Conflicto entre
    intereses opuestos. De allí que constituya elemento
    fundamental en el afán de las organizaciones para
    perfeccionar el Negocio. La Estrategia es precisamente el
    concepto de gobierno del Negocio. Y dado que éste
    último se explica por medio de las Ventas, la Estrategia
    es primero, después y siempre Estrategia de
    Ventas.

    El termino de Estrategia no puede estar reservado para
    nada más en las organizaciones. Conceptualmente no existe
    nada que pueda llamarse Estrategia de Mercadeo, Estrategia de
    Finanzas,
    Estrategia de Recursos
    Humanos, Estrategia Organizacional, etc. El termino
    está reservado en estado virginal, limpio y puro para las
    Ventas.
    Alrededor de la Estrategia de Ventas la Organización
    desarrolla todos sus propósitos, sus inquietudes, sus
    programas de
    acción y el resto de sus intereses. Solamente así
    se perfecciona el Negocio y se alcanza un eficaz rendimiento
    competitivo.
    La Estrategia tampoco puede entenderse como un Plan (ésta
    es otra "construcción" completamente mal concebida).
    La Estrategia interactúa con el Conflicto y éste
    solo entiende la Acción. Una cosa es un Plan y otra cosa
    la Estrategia. Ni a uno ni a otro le conviene o le interesa
    tamaña confusión.

    Puede aceptarse que la Estrategia es una "forma de
    Pensar", o una forma de hacer las cosas que se gesta entre los
    entramados de la mente de las personas, pero en todo caso es una
    forma de Pensar sobre el Conflicto y las opciones existentes para
    dirimirlo a favor de los intereses propios. Y en ése
    sentido trabaja siempre a favor de los intereses del
    Negocio.

    Tampoco la Estrategia presenta libertades mayores cuando
    se explica como una "forma de Pensar", porque hasta en ello se
    fundamenta en la existencia de principios
    propios, en éste caso los Principios
    Estratégicos.
    Los Principios Estratégicos resumen sabiduría
    milenaria de innumerables ocasiones y formas en las que el hombre ha
    interactuado con el Conflicto. Probablemente su aplicación
    es más válida hoy que el momento en que fueron
    concebidos.
    Se hace Estrategia cuando se aplican Principios
    Estratégicos, los mismos que además son
    innumerables, pero siempre orientados a la resolución del
    Conflicto.
    La Estrategia, por otra parte, es un termino que
    etimológicamente proviene del vocablo griego "strategos",
    que significa General.
    En origen la Estrategia no tiene un significado diferente, mucho
    menos alguno que conduzca a la enorme confusión que se
    tiene hoy día.
    El significado ni siquiera alude a un verbo, alude a un
    individuo: el General, el Comandante de las fuerzas militares
    llamadas a resolver un Conflicto.
    Es cierto que debe asumirse que el propio termino emerge del
    verbo "stratego" que alude al acto de planificar la
    destrucción de los enemigos en razón del uso eficaz
    de los recursos, pero
    concluye en una remisión directa al individuo, tratando de
    indicar enfáticamente que el acto le corresponde
    intrínsecamente a ESE individuo.

    Así las cosas, entonces Estrategia significa
    aquello que en esencia hace el General, el STRATEGOS.
    La Estrategia termina por lo tanto siendo una concepción
    absolutamente personalizada, vinculada a la tarea de un
    individuo.
    Amparado en ésta deducción, este libro plantea que
    Estrategia es la función del STRATEGOS.
    Con ello el énfasis de la definición se traslada
    del Objeto al Sujeto, al Individuo.
    Si Estrategia es todo aquello que hace el STRATEGOS para dirimir
    el Conflicto a favor de los intereses propios, entonces el
    enfoque, el estudio, debe concentrarse en el Hombre.
    Si se define QUE debe hacer el STRATEGOS y COMO debe hacerlo en
    su interacción con el Conflicto, se concluye por definir
    lo que Estrategia ES.
    Así, el STRATEGOS se convierte en el Profesional de la
    Estrategia, en el entendido principal de la resolución del
    Conflicto, en el agente fundamental de conocimiento e
    interacción con el factor motriz del Conflicto: la
    Competencia.

    El STRATEGOS constituye la respuesta que la
    Organización tiene para interactuar ventajosamente con el
    Sistema de Libre
    Mercado y su sostén: el Fenómeno competitivo.
    Por último, y para poder desarrollar su tarea de manera
    apropiada el STRATEGOS precisa conocer con profundidad la
    Organización. Porque de ella emergen los esfuerzos
    colectivos, por medio de sus recursos se ejecuta la Estrategia y
    para el mejor beneficio de ella se persiguen los
    resultados.

    En el Ejército, ésa Organización de
    la que tantas cosas hereda la ciencia
    administrativa, el STRATEGOS tarda no menos de veinte años
    para llegar a ésa condición. Todo éste
    tiempo lo invierte en conocer la Organización hasta en sus
    mínimos detalles.
    El conjunto de lo que es la Organización, el STRATEGOS, la
    Estrategia y el Conflicto, se llama en éste libro LO
    ESTRATÉGICO.

    Precisamente cada una de sus cuatro partes componentes
    le da forma a un capítulo correspondiente.
    No es sencillo determinar el alcance que la obra en sí
    pueda tener. Existen muchísimas limitaciones. Pero en
    tanto constituya una herramienta en la toma de conciencia y
    formación del STRATEGOS y su necesaria preparación
    para las tareas que exige el fenómeno competitivo,
    habrá cumplido su objetivo.

    Biografia Del Autor
    Carlos Eduardo Nava Condarco es natural de Bolivia,
    reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Nació el
    13 de octubre de 1964 y actualmente tiene 39 años.
    Tiene una licenciatura en Administración de Empresas de la Universidad
    Católica de Bolivia y
    ejerce la profesión desde hace 15 años.
    El señor Nava ha desempeñado cargos gerenciales de
    importancia en empresas de su
    país orientadas especialmente a la comercialización de productos de
    consumo
    masivo: bebidas gaseosas (Coca-Cola), cemento
    (SOBOCE S.A), comida rápida (Burger King). En estas
    organizaciones su responsabilidad principal ha estado siempre
    vinculada a la dinámica de los mercados y a la
    competencia, en cargos de Gerencias Comerciales y de Operaciones.
    El señor Nava es catedrático de la Universidad
    Católica Boliviana desde hace 8 años, en la
    materia de
    Política y
    Estrategia Empresarial.
    Ha dedicado mas de 12 años de investigación profesional a la Estrategia
    de Negocios y se encuentra en proceso de
    publicar el libro "El STRATEGOS y la guerra en el
    mundo de los negocios", del cual éste artículo es
    un extracto adaptado.

     

     

    Autor:

    Lic. Carlos Nava Condarco.
    c. Elvira de Mendoza No 283

    Santa Cruz – Bolivia.

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