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Sustancias Tóxicas




Enviado por lanamberguan




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    Sustancias
    Tóxicas

    Indice
    1.
    Introducción
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    2. Toxicología de los alimentos y
    legislación
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    3. Terminología
    toxicológica alimentaria
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    4. Valoración de la seguridad:
    procedimiento tradicional
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    5. Valoración de la seguridad:
    procedimientos nuevos
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    6. Toxicología comparada y
    tóxicos inherentes
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    7. Contaminantes

    8. Toxicología alimentaria y
    salud pública

    1. Introducción

    Comenzaremos con un breve comentario sobre
    «Toxicología de los alimentos»:
    no se refiere a los alimentos per se sino al estudio de las
    sustancias tóxicas (particularmente a las que lo son
    naturalmente) asociadas a los alimentos. Algunos alimentos no
    convencionales (los que no se encuentran corrientemente en los
    supermercados, como el pez globo y el helecho Pteridiuni
    aquilinum) contienen concentraciones de toxinas naturales
    demasiado grandes. Los alimentos tradicionales (los que se
    encuentran corrientemente en los supermercados), en alguna rara
    ocasión están contaminados con concentraciones
    altas de toxinas naturales, pero esto no ocurre corrientemente.
    De aquí que los toxicólogos de los alimentos no se
    preocupen de los alimentos como tales sino de las sustancias
    tóxicas que pueden encontrarse a veces en ellos. En la
    Tabla 1 se describen los dos tipos generales de tóxicos:
    los inherentes o propios y los contaminantes.

    Señalado lo anterior, distinguiremos entre
    «sustancia tóxica» y «efecto
    tóxico». Casi es innecesario señalar que la
    sustancia tóxica induce un efecto tóxico. Lo que no
    se señala tan a menudo es que la sustancia tóxica
    sólo provocará su efecto tóxico si su
    concentración es suficientemente grande. De aquí
    que sustancia tóxica (tóxico) y efecto
    tóxico no sean lo mismo.

    Esta distinción arranca del principio en el que se
    fundamenta la ciencia
    toxicológica que se enunció por primera vez
    así: «Todo es veneno. No hay nada que no lo sea.
    Solamente la dosis hace a una cosa que no sea venenosa.
    Así cualquier alimento y cualquier bebida que se tome en
    cantidad mayor que dicha dosis es un veneno».

    Por sí sola esta observación merece todo crédito, pero quizá lo más
    llamativo sea que su autor, un alquimista llamado Paracelso, la
    escribió en 1564.

    Todo lo que hemos aprendido sobre toxicología en los
    450 años transcurridos desde entonces ha servido para
    reforzarla extraordinaria capacidad observadora de Paracelso. Hoy
    sabemos que todos los productos
    químicos son potencialmente tóxicos y que
    sólo la dosis determina que tenga lugar o no el efecto
    tóxico. De hecho, tóxico (o toxina) se ha definido
    recientemente como una «sustancia que se ha comprobado que
    presenta algún posible riesgo
    significativo cuando la consumen en cantidad suficiente las
    personas o los animales».
    Solamente nos distinguimos de Paracelso en que reservamos el
    término «veneno» para las sustancias
    más potentes (las que inducen los efectos adversos a
    niveles de exposición
    de unos pocos miligramos por kilogramo de peso corporal).

    Corrientemente se espera que las drogas y los
    productos químicos domésticos presenten cierta
    toxicidad; por ello se tratan con el respeto debido.
    No obstante, ni los más insensatos aceptarían que
    las sustancias potencialmente tóxicas se encontrasen en
    los alimentos corrientes.

    Sin embargo hoy se sabe que algunos nutrientes necesarios,
    como las vitaminas A y
    D, producen efectos tóxicos si se ingieren a niveles mucho
    mayores que los necesarios para una salud óptima. El
    margen de seguridad de
    estas y muchas otras sustancias dietéticas naturales es
    mucho menor que el factor de seguridad de 100 veces que se aplica
    corrientemente a los aditivos sintéticos alimentarios.

    El objeto de este capítulo es revisar la
    toxicología en relación con los alimentos. Se
    espera que el lector concluya de su lectura que
    aunque todos los productos químicos de los alimentos
    (tanto naturales como sintéticos) son potencialmente
    tóxicos, de hecho es raro encontrar un efecto
    tóxico inducido como consecuencia del consumo de
    alimentos convencionales.

    TABLA 1 Tipos de tóxicos de los alimentos
    Tóxicos inherentes
    *Metabolitos producidos mediante biosíntesis por los organismos de los
    alimentos en condiciones de crecimiento normales
    *Metabolitos producidos mediante biosíntesis por la
    fuerza de los
    organismos
    Contaminantes
    *Tóxicos que contaminan directamente los alimentos
    *Tóxicos absorbidos del ambiente por
    los organismos productores de alimentos.

    2. Toxicología de los alimentos
    y legislación

    Es imposible comprender totalmente la relación entre
    seguridad de los alimentos y toxicología si antes no se
    entiende porqué se investiga; se hace por dos razones
    básicas: alcanzar nuevos conocimientos y evaluar la
    seguridad. Mientras la primera es un objeto verdaderamente
    científico, la segunda constituye un híbrido de
    ciencia,
    política y
    legislación.

    Las sustancias que se adicionan intencionadamente a los
    alimentos tienen que ser seguras por ley bajo las
    condiciones en que se intenta utilizarlas. Los métodos y
    procedimientos
    de evaluación
    de la seguridad son cuestiones científicas; sin embargo,
    otras consideraciones adicionales, además de las
    científicas, influyen en la decisión última.
    Por ejemplo, las sustancias pueden clasificarse como GRAS
    (generally regarded as safe= generalmente reconocidas como
    seguras). La decisión sobre si una sustancia es GRAS se
    deja a la comunidad
    científica, especialmente a las personas consideradas
    expertas por su preparación y experiencia. Sin embargo, la
    Food and Drug Administration (FDA) se reserva el derecho de
    recusar o aceptar la calificación de GRAS.

    En la U.S. Food, Drug and Cosmetics Act (FD&C Act = Ley
    de Alimentos Medicamentos y Cosméticos de los EE UU)
    reciben una especial consideración los colorantes, los
    residuos de plaguicidas, los ingredientes previamente autorizados
    (los que se empleaban antes de 1958, año en el que se
    enmendó por última vez la ley FD&C) y las
    sustancias para las que la FDA ha dictado regulaciones
    específicas como los aditivos alimentarios. También
    hay qué tener en cuenta la «política de los
    constituyentes» que regula los contaminantes
    inevitables.

    Quizá la disposición mejor conocida de la Ley
    FD&C sea la «enmienda Delaney», así
    llamada por el senador que presidió el subcomité
    del Congreso que la incorporó a la ley citada. La enmienda
    Delaney, que prohibe el empleo de
    aditivos químicos que se haya demostrado que producen
    cáncer en las personas o en los animales, aparece de hecho
    tres veces en la ley FD&C, concretamente en las Secciones 409
    (Aditivos alimentarios), 706 (Aditivos colorantes) y 612 (Piensos
    y medicamentos animales).

    Los residuos de plaguicidas de los productos agrarios
    crudos no están sometidos a la enmienda Delaney. Sin
    embargo, los residuos concentrados que permanecen después
    de procesar un alimento sí que están sujetos a esta
    legislación. En otras palabras, es legal la venta de una
    manzana que contenga vestigios de un plaguicida cancerígeno, aprobado por la Environniental
    Protection Agency (EPA = Agencia de Protección Ambiental),
    pero no lo es la venta de salsa de manzana elaborada con dicha
    manzana. Ni siquiera se necesita demostrar que la salsa de
    manzanas contiene realmente restos de plaguicida. De acuerdo con
    la ley puede prohibirse un alimento procesado que contuviera,
    teóricamente, un residuo de plaguicida
    concentrado.

    Por el contrario, la enmienda Delaney no se aplica a los
    contaminantes inevitables de los alimentos, o de los aditivos
    alimentarios, aunque tales contaminantes sean
    cancerígenos. Sirvan de ejemplo las trazas de aflatoxinas
    en los cacahuetes y algunas impurezas mínimas que se
    encuentran en ciertos colorantes químicos
    sintéticos. Para estos contaminantes los magistrados han
    sostenido que la FDA puede emplear las metodologías de
    establecimiento de riesgo, junto con el concepto legal
    llamado «de minimis». (De minimis significa que la
    ley no trata de naderías).

    El resultado de todo esto es que un aditivo, por ejemplo la
    sacarina, que en ciertos experimentos
    animales se comporta como muy débilmente
    cancerígena pero cuya carcinogenicidad en la especie
    humana nunca ha sido demostrada, debería prohibirse (de
    hecho la única razón por la que no se
    prohibió fue por una excepción especial del
    Congreso). Al mismo tiempo
    cancerígenos naturales y sintéticos,
    teóricamente «más peligrosos», que
    contaminan inevitablemente los alimentos o los aditivos inocuos,
    están exentos de la enmienda Delaney. Para ellos la FDA ha
    establecido límites de
    tolerancia
    (cantidad de contaminante que puede tolerarse).

    Virtualmente todos los alimentos contienen vestigios de
    sustancias cancerígenas, principalmente de fuentes
    naturales. Como ejemplos citaremos el uretano de las bebidas
    fermentadas y ciertos componentes naturales de las especias, como
    el safrol (el aromatizante natural de la cerveza de
    raíces, prohibido como aditivo internacional en la
    década de 1960) que se encuentran en el sasafrás,
    la albahaca y la canela. De aquí que sea una consecuencia
    práctica de la ley federal de los EE UU que los alimentos
    puedan venderse legalmente en dicho país incluso cuando
    alguno de sus componentes no pueda adicionarse intencionadamente
    a otros alimentos.

    3. Terminología
    toxicológica alimentaria

    Como todas las disciplinas científicas, la
    toxicología tiene su propio vocabulario. Entre los
    términos utilizados por los toxicólogos
    alimentarios se incluyen: toxicidad aguda, toxicidad
    crónica, prueba de alimentación
    suberónica, MTD, NOAEL y ADI.

    La toxicidad aguda se refiere a una respuesta
    tóxica, corrientemente inmediata, inducida por una sola
    exposición. La dosis letal de ácido
    cianhídrico (50-60 mg) induce la muerte en
    unos pocos minutos; la cicutoxina, tóxico principal de la
    cicuta europea, mata tan rápidamente al ganado vacuno que
    consume esta hierba que, a menudo, los animales mueren antes de
    que el forraje implicado haya pasado el tubo esofágico.
    Éstos son ejemplos amargos de toxicidad aguda. La
    toxicidad aguda de una sustancia se expresa como LD50,
    la dosis de la sustancia en cuestión que mata el 50% de un
    grupo de
    animales expuestos a la misma.

    La toxicidad crónica alude al efecto que necesita
    cierto tiempo para desarrollarse, por ejemplo, el cáncer.
    La comprobación de la toxicidad crónica implica el
    suministro continuo de la sustancia experimental a los roedores
    durante 20-24 meses. Por analogía con la LD50,
    la cantidad de cancerígeno necesaria para provocar
    cáncer en el 50% de los animales expuestos se conoce como
    TD 50 (dosis tumoral 50).

    La prueba de alimentación subcrónica es un
    «estudio toxicológico de noventa días en una
    especie animal apropiada». Se utiliza a menudo para definir
    la MTD y, en el caso de sustancias no cancerígenas, el
    NOAEL.

    MTD es el acrónimo inglés
    de maxinnun tolerarsd dose (= dosis máxima tolerada). Es
    la concentración máxima de una sustancia que puede
    suministrarse a un animal sin provocarle síntomas obvios
    de toxicidad. En los experimentos de toxicidad crónica, la
    sustancia ensayada se suministra por vía oral a su MTD y
    tal vez a una o dos dosis menores. El concepto de MTD se ha
    criticado porque se basa solamente en medidas poco precisas de la
    toxicidad, por ejemplo, en la pérdida de peso. Los
    indicadores
    bioquímicos más delicados de la toxicidad celular
    que pueden presentarse a dosis menores, no se tienen en
    cuenta.

    NOAEL es el acrónimo del inglés no observable
    adverse effect leve/ (= nivel sin efecto adverso observable). El
    NOAEL se emplea en pruebas de
    alimentación crónicas con las sustancias que
    inducen respuestas tóxicas (distintas del cáncer)
    para establecer la ingesta o aporte diario aceptable
    (ADI).

    ADI es el acrónimo de aceptable dady intake (=
    ingesta o aporte diario aceptable). Por convención se ha
    establecido para las sustancias no cancerígenas en 1/100
    del NOAEL. Los aditivos alimentarios potenciales que se ha visto
    que inducen cáncer están sujetos, por ejemplo, a la
    enmienda Delaney. El resultado práctico es que se asume
    legalmente que tales sustancias no tienen NOAEL. De aquí
    que no pueda añadirse a los alimentos ninguna cantidad de
    los mismos. El que esto sea científicamente razonable es
    objeto de controversia.

    4. Valoración de la
    seguridad:
    procedimiento
    tradicional

    Las pruebas subcrónicas y crónicas de
    alimentación de los roedores constituyen la base de las
    evaluaciones tradicionales de la seguridad de los nuevos
    ingredientes alimentarios. Estas pruebas se desarrollaron para
    valorar los compuestos químicos simples que podían
    ingerirse en cantidades mucho mayores (100 veces o más)
    que las propuestas para el consumo humano. Se pensaba que
    había que suministrar grandes dosis para compensar el
    número relativamente pequeño de animales de
    experimentación que podían utilizarse por razones
    prácticas, (pequeño en relación con el
    número total de personas potencialmente expuestas) por
    ejemplo, la población de EE UU es de unos 250 millones
    de personas y, sin embargo, difícilmente podría
    realizarse un estudio con más de unos pocos centenares de
    ratas. De aquí que cada rata corresponda a un
    número muy grande de personas potencialmente
    expuestas.

    El problema de alimentar un número de animales
    relativamente pequeño en relación con las grandes
    cantidades de sustancias a examinar obliga a plantearse esta
    pregunta: ¿Qué dosis de sustancias a ensayar deben
    emplearse y cuánto ha de durar la exposición a las
    mismas? Así surgió la MTD, cantidad máxima
    de una sustancia que puede recibir una rata o un ratón sin
    que presente síntomas manifiestos de intoxicación.
    Estos síntomas se definieron mediante una serie de
    determinaciones groseras como, por ejemplo, la pérdida de
    peso en el 90%, al menos, de los animales de
    experimentación respecto de los controles.

    El procedimiento tradicional consiste en establecer la MTD de
    la sustancia problema y suministrársela oralmente durante
    2 años a los roedores. Si el grupo experimental desarrolla
    cáncer en mayor proporción que los animales
    control, la
    sustancia en cuestión se considera cancerígena y de
    acuerdo con la enmienda Delaney se prohibe su empleo como
    aditivo.

    Si la sustancia no induce cáncer (o lo provoca mediante
    mecanismos secundarios si importancia en la experiencia humana),
    se determina el NOAEL. La sustancia puede permitirse entonces
    como aditivo alimentario a una concentración lo
    suficientemente baja para que las personas no consuman más
    de 1/100 del NOAEL de los roedores.

    5. Valoración de la
    seguridad: procedimientos nuevos

    Los procedimientos estudiados se diseñaron para
    evaluar la seguridad de las sustancias, principalmente productos
    químicos simples y en ocasiones mezclas
    sencillas, que se pretende utilizar en los alimentos a niveles o
    dosis relativamente bajos. La calificación de
    «niveles relativamente bajos» es crítica en el
    sentido de que la sustancia se suministra a los animales de
    experimentación en cantidades múltiplos y mucho
    mayores que las establecidas para las personas, generalmente 100
    veces mayores o más. Esto explica que, por
    definición, la exposición propuesta para el hombre no
    supere el 1% de la dieta ya que a esta concentración los
    animales que reciban un múltlipo 100 veces mayor que la
    dosis Humana, consumirán únicamente el compuesto
    puro y nada más. En la práctica la
    exposición humana diaria establecida debe considerarse que
    es menor del 1 % ya que la alimentación de los animales
    con una sustancia a más de un pequeño porcentaje de
    su dieta de riesgos
    podría originar un desequilibrio nutritivo. Se necesitan,
    obviamente nuevos procedimientos para evaluar los alimentos
    nuevos y los "macronutrientes" que hayan de suponer el 1 % o
    más de las dietas de, cuando menos, algunas personas (por
    ej., tomates producidos por ingeniería
    genética y nuevos aceites comestibles).

    Para evaluar dichos productos se necesitan sustitutos
    fiables de las pruebas de alimentación estándar con
    dosis altas, llevadas a cabo con animales. Una de ellas se basa
    en evaluar la seguridad de los enzimas empleados
    en el procesado de alimentos.

    Los enzimas de "calidad
    alimenticia" son de hecho mezclas complejas, no entidades
    sencillas. Realmente su purificación es escasa por lo que
    virtualmente todo lo que origina cl microorganismo productor
    puede encontrarse en la preparación enzimática
    comercial. Ante esto uno puede preguntarse razonablemente
    cómo puede realizarse la evaluación de la
    seguridad. ¿Debe uno limitarse al enzima activo o a todos
    los componentes que constituyen el preparado comercial?
    ¿Se necesitan tener en cuenta todos los posibles efectos
    adversos, o puede simplificarse la tarea concentrándose en
    los posibles efectos adversos que pueden ocurrir razonablemente
    como consecuencia del empleo del microorganismo productor
    específico?

    Afortunadamente se dispone de una serie bastante grande de
    datos de
    toxinas microbianas que puede servir de base de un sistema de
    evaluación. Por tanto se puede valorar cualquier
    preparación enzimática microbiana por su capacidad
    de producir los efectos adversos que podrían anticiparse
    dado el microorganismo productor.

    Un sistema de evaluación de la seguridad, basado en
    estas consideraciones, comienza con una revisión profunda
    de la bibliografía para determinar los efectos
    adversos (si los hay) que se han asociado al organismo productor
    y a otros próximos de la misma especie o género.
    Debe ponerse especial atención en encontrar informes de
    las toxinas activas por vía oral (enterotoxinas y algunas
    neurotoxinas). Si se encuentran tales informes debe asegurarse
    entonces que la preparación enzimática esté
    libre de material indeseable.

    Sin embargo, lo más corriente es que cl
    microorganismo productor se haya seleccionado entre aquellas
    especies cuyo previo empleo en la elaboración de alimentos
    o de ingredientes de los mismos esté libre de problemas; en
    este caso lo más probable es que no se hayan descrito
    efectos adversos debidos al microorganismo. No obstante, pueden
    necesitarse un número limitado de experimentos con
    animales para asegurarse de que la producción por el microorganismo propuesto
    no origina enterotoxinas desconocidas ni otras sustancias
    indeseables activas por vía oral.

    Con alguna ligera modificación este procedimiento puede
    acomodarse a los enzimas producidos por microorganismos sometidos
    a ingeniería genética.
    Además, la propuesta de concentrarse en las sustancias
    potencialmente dañinas que pueda originar el
    microorganismo productor, en contraste con otro procedimiento
    más amplio y en gran parte impracticable de investigación de cualquier efecto adverso,
    mediante pruebas de alimentación animal con dosis grandes,
    también constituye la base de los sistemas de
    evaluación de la seguridad de las cosechas obtenidas por
    ingeniería genética aprobadas por el gobierno y la
    industria.

    6. Toxicología comparada y
    tóxicos inherentes

    Es importante recordar la trama histórica de la
    ciencia que apoya los procedimientos "tradicionales" y "nuevos"
    de evaluación de la seguridad que acabamos de describir.
    Los primeros se basan en conceptos desarrollados a mediados del
    siglo, algunos de los cuales son ahora difíciles de
    justificar. Concretamente la aceptación básica del
    procedimiento tradicional de que los cancerígenos
    dietéticos son raros y por lo santo evitables, es
    totalmente insostenible.

    Por el contrario, los procedimientos no tradicionales son
    intentos más recientes de unir la evaluación de la
    seguridad con la realización emergente de que la
    búsqueda de la seguridad absoluta no sólo es
    científicamente ingenua sino también contraria a la
    necesidad de priorizar racionalmente los objetivos de
    la salud
    pública a la luz de las restricciones
    presupuestarias.

    El objetivo de
    los nuevos procedimientos propuestos por el Consejo Internacional
    de Biotecnología de los Alimentos y la FIJA es
    la toxicología comparativa. Como tal se entiende la
    comparación de la concentración de toxinas
    inherentes (por ej., las que hay natural y endógenamente)
    de los alimentos nuevos con la de la toxinas inherentes de sus
    equivalentes tradicionales. Éste es el cambio
    conceptual fundamental respecto del procedimiento tradicional al
    recalcar la ausencia de toxicidad en un amplio margen de
    seguridad (establecido arbitrariamente en 100 veces). El nuevo
    procedimiento permite que haya tóxicos inherentes en los
    alimentos nuevos, si sus concentraciones no sobrepasan las
    contenidas en sus equivalentes o duplicados tradicionales (el
    duplicado tradicional es el alimento de uso corriente al que va a
    sustituir el nuevo). Los márgenes de seguridad de los
    tóxicos inherentes corrientemente no preocupan si la
    ingestión del duplicado tradicional se considera
    segura.

    Por supuesto que la credibilidad de este procedimiento depende
    de la existencia de bases de datos,
    fiables y comprensibles, de los tóxicos naturales que se
    encuentran en los alimentos corrientes. Afortunadamente existen
    tales bases de datos gracias a la investigación
    básica, realizada en gran parte para ampliar el
    conocimiento, sin preocuparse por los aspectos legales ni
    normativos de la toxicología alimentaria. Por ejemplo, se
    sabe que en los vegetales hay muchas clases de tóxicos
    inherentes (Tabla 2) y también se sabe que algunas de
    estas sustancias son cancerígenas en experimentos con
    animales (Tabla 3). No obstante, se conoce asimismo que solamente
    unos pocos de estos tóxicos inherentes son realmente
    peligrosos para las personas que consumen las dietas corrientes
    (Tabla 4).

    Los tóxicos inherentes son por supuesto una subclase de
    los productos químicos naturales, clase muy amplia que
    incluye todas las sustancia, salvo las que no son de origen
    bioquímico y se han introducido natural o accidentalmente
    en los alimentos debido a las actividades humanas. Según
    esta definición las micotoxinas son sustancias naturales
    aunque se produzcan por el crecimiento fúngico, debido a
    la falta de cuidados, en las semillas almacenadas, por los
    residuos de los plaguicidas sintéticos utilizados para la
    destrucción de los insectos que albergan esporas de los
    hongos no son
    sustancias naturales. El arsénico es una sustancia natural
    cuando se encuentra en los alimentos marinos ( es un componente
    del agua del mar),
    pero no lo es cuando se encuentra en la cosecha de un campo al
    que se añadió intencionadamente como plaguicida (
    costumbre que hasta no hace mucho se practicaba en EE UU ).

    La mayoría de tos productos químicos del
    ambiente (incluidos, por supuesto, los alimentos) son naturales
    dado que no son sustancias intencionales de la química
    sintética. Son muy pocas las sustancias sintéticas
    que se sabe que no existen en la naturaleza. De
    aquí que el número, variedad y concentración
    de los productos químicos naturales de los alimentos
    sobrepasen muchísimo a las sustancias sintéticas.
    Esto no sorprenderá a nadie que haya leído los
    otros capítulos de este texto.

    En los alimentos hay muchos productos químicos
    naturales. Nadie sabe con exactitud cuántas de estas
    sustancias ingiere un consumidor
    típico al día, pero posiblemente una
    estimación de un millón de tales compuestos no sea
    en absoluto exagerada. El cocinado no hay, duda de que
    amplía su número total, por lo tanto, cuanto
    más se cocina más productos químicos
    presenta. Digamos otra vez que nada de esto sorprenderá a
    quien esté familiarizado con el tema.

    Antes se ha señalado que todos los productos
    químicos, tanto sintéticos como naturales, exhiben
    toxicidad a partir de un cierto nivel de exposición.
    Incluso el agua pura
    mata si se bebe en exceso ya que da lugar a un desequilibrio
    electrolítico; hay de hecho una situación en los
    ancianos, la llamada «intoxicación por agua»
    que se debe en parte a la disminución de la capacidad
    renal de excretar el agua. De aquí que los innumerables
    productos químicos naturales de los alimentos sean todos
    potencialmente capaces de provocar efectos tóxicos, pero
    muy pocos se encuentran ordinariamente en concentración
    suficiente para producirlos.

    Según cierto criterio, una sustancia debe preocupar si
    su concentración en los alimentos tiene un estrecho margen
    de seguridad, por ejemplo de 25 o menos (en otras palabras, si la
    ingestión de no más de 25 veces la cantidad
    encontrada corrientemente en los alimentos produce un efecto
    tóxico. De acuerdo con tal criterio sólo una
    mínima parte de los componentes de los alimentos (se ha
    estimado que menos del 0,1% son «tóxicos».

    A pesar de ello la lista de tales tóxicos es
    desalentadora. I.a Tabla 2 constituye una descripción parcial; recomendamos al lector
    una lista amplia de 209 compuestos de alimentos vegetales,
    calificados de acuerdo con los criterios citados como
    tóxicos y/o cancerígeno,,;. Muchos de
    ellos son tóxicos inherentes que forman la base de las
    propuestas de evaluación de la seguridad en
    toxicología comparada.

    Hall ha estudiado 21 tóxicos de origen vegetal que se
    sabe que son dañinos para las personas que consumen dietas
    «ordinarias» (en contraposición con el consumo
    de hierbas tóxicas o setas venenosas que no son compuestos
    dietéticos ordinarios); se muestran en la Tabla 4. De
    estos 21 tóxicos sólo cinco son inherentes de los
    alimentos corrientes de los países occidentales: solanina
    de las patatas (razonablemente la más importante);
    cucurbitacina E de calabazas y pepinos, nitritos de las espinacas
    y otras hortalizas de hojas verdes y linamarina y lotaustralina
    de la judía de Lima.

    Tabla 2 Ejemplos de tóxicos inherentes de los
    vegetales.

    TOXINAS

    NATURALEZA QUÍMICA

    PRINCIPAL FUENTE ALIMENTICIA

    PRINCIPALES SÍNTOMAS

    Inhibidores de proteasa

    Proteínas(peso molecular
    4000-24000)

    Legumbres, garbanzos, guisantes, patatas,
    cereales.

    Alteración del crecimiento y de la
    utilización de alimentos; hipertrofia
    pancreática.

    Hemaglutininas

    Proteínas(peso molecular
    10000-124000)

    Legumbres, lentejas, guisantes

    Alteración del crecimiento y de la
    utilización de alimentos, aglutinación de los
    hematíes in vitro, actividad mitógena de los
    cultivos celulares in vitro.

    Saponinas

    Glucósidos

    Soja, remolachas, cacahuetes, espinacas,
    espárragos.

    Hemólisis de los hematíes in
    vitro

    Glucosinolatos

    Tioglucósidos

    Col y especies semejantes, nabos, colinabo,
    rábano, colza, mostaza.

    Hipotiroidismo y aumento del tamaño del
    tiroides

    Cianógenos

    Glucósidos cianogenéticos

    Guisantes y judías, legumbres, semillas de
    lino, de frutas con hueso, mandioca

    Intoxicación por HCN

    Latirógenos

    B-Aminopropionotrilo y derivados

    Garbanzos, altramuces

    Neurolatirismo(daño del SNC)

    Alergenos

    Proteínas ¿?

    Prácticamente todos los alimentos, en
    especial cereales, legumbres y nueces.

    Respuestas alérgicas en los individuos
    sensibles.

    Cicasina

    Metilazoximetanol

    Nueces del género Cycas

    Cáncer de hígado yt de otros
    órganos

    Favismo

    Vicina y convicina (pirimidín
    B-glucosídos)

    Habas

    Anemis hemolítica aguda

    Fitoalexinas

    *Furanos simples

    *Benzofuranos

    *Furanos acetilénicos

    *Isoflavonoides

    *Boniatos

    *Apio, chirivía

    *Haba caballar

    *Guisantes, judía común

    *Edema pulmonar, alteración del
    hígado y riñón.

    *Fotosensibilidad dérmica.

    *?¿

    *Lisis celular in vitro.

    Alcaloides de pirrolicidina

    Dihidropirroles

    Familias Compositae y Boraginaceae, infusiones de
    hierbas

    Daño hepático y renal.

    Safrol

    Benceno alil-sustituido

    Sasafrás, pimienta negra

    Cancerígenos

    -Amantina

    Octapéptidos bicíclicos

    Amanita phaloides

    Salivación, vómitos,
    convulsiones, muerte

    Atractilósido

    Glucósido esteroideo

    Un cardo(Atractylis gumífera)

    Agotamiento del glucógeno

    Tabla 3 Algunos cancerígenos naturales inherentes
    de los alimentos

    CANCERÍGENO EN ROEDORES

    ALIMENTO VEGETAL

    CONCENTRACIÓN (ppm)

    5-8- Metoxipsoraleno

    *Perejil

    *Chirivías

    *Apio

    *14

    *32

    *0.8

    p-hidrazinabenzoato Glutamil

    *Setas

    *11/42

    p-hidrazinabenzoato Sinigirina

    *Col

    *Berza rizada

    *Coliflor

    *Col de Bruselas

    *Mostaza

    *Rábano

    *35/590

    *250/788

    *12/66

    *110/1560

    *16000/72000

    *4500

    Estragol

    *Albahaca

    *Hinojo

    +3800

    *3000

    Safrol

    *Nuez moscada

    *Macis

    +Pimienta negra

    *3000

    *10000

    *100

    Etilacrilato

    Piña americana

    0.07

    Sesamol

    Semillas de sésamo(aceite
    calentado)

    75

    Alcohol a-metilbencñilico

    Cacao

    1.3

    Acetato de bencilo

    +Albahaca

    *Jazmín(infusión)

    *Miel

    *82

    *230

    *15

    Acido
    clorogénico(ác.cafeico)

    Café(granos tostados)

    100

    Acido neoclorogñenico(ác.
    Neocafeico)

    *Manzanas, albaricoques, brecolera,clo, cerezas,
    berza, melocotones, peras, cieruelas.

    *Café (granos tostados)

    *50/500

    *11600

    7.
    Contaminantes

    Los tóxicas inherentes no son los únicos
    componentes indeseables de los alimentos. También
    preocupan los contaminantes que pueden ser sintéticos o
    naturales: en sus normas la FDA
    bree pocas distinciones sobre estas componentes. Sin embargo, tos
    expertos en general están de acuerdo en que los más
    importantes son los naturales, en especial los producidos por
    microorganismos y no es por minimizar las consecuencias potencia-les de
    la
    contaminación de los alunarnos con tóxicos
    sintéticos, sino por poner de mani- fiesto que la contaminación con microorganismos
    patógenos o sus toxinas ocurre mucho más
    frecuentemente

    Hay dos clases de Toxina microbianas especialmente
    importantes: micotoxinas (toxinas fúngicas) y toxinas
    bacterianas productoras de toxiinfecciones
    alimentarias.

    Las micotoxinas son moléculas orgánicas de
    bajo peso molecular, casi todas son menores de 500 D. En la
    Figura 1 se indican las estructuras
    químicos de cuatro importantes micotoxinas En algunas
    casos el nombre común (por ej., palufna) se refiere a una
    sola sustancia mientras que col otros (por ej., tricotecenos) se
    refiere a un tipo de sustancias químicamente
    relacionadas

    Las micotoxinas provocan abundantes efectos
    tóxicos agudos y crónicos en el hombre y en
    los animales, dependiendo del tipo de compuesto, del nivel de
    exposición y de la duración de
    ésta.

    Figura 1: Estructuras químicas de cuatro
    micotoxinas importantes.

     

    Entre los efectos que producen las distintas micotoxinas
    citaremos temblores y hemorragias, supresión de la
    inmunidad, lesiones renales, toxicidad fetal y cáncer. Los
    mohos toxigénicos llegan a los alimentos y piensos en
    diversas fases de su producción, procesado, transporte y
    almacenamiento.
    Los principales factores ambientales que influyen en cl
    crecimiento fúngico y en la producción de
    micotoxinas son el sustrato, la humedad, el pH, la
    temperatura y
    el estrés de
    los cultivos. En EE UU las principales cosechas afectadas por la
    contaminación con micotoxinas son el maíz, los
    cacahuetes y las semillas de algodón.

    Se ha señalado que son numerosas las especies de
    hongos pertenecientes a más de 50 géneros, que
    producen metabolitos tóxicos. Sin embargo la
    mayoría de estos metabolitos tóxicos no se han
    relacionado con enfermedades humanas o
    animales. Las especies de tres géneros producen las
    más importantes micotoxinas que se sabe que originan
    enfermedades en el hombre y en los animales; estos géneros
    son: Aspergillus, Fusarium y Penicillium.

    Se ha identificado un gran número de micotoxinas
    sin embargo, no todas tienen la misma importancia en cuanto a
    poder
    tóxico y posibilidad do exposición de personas y
    animales En la Tabla 5 se incluyen Pique presentan los mayores
    riesgos potenciales para la salud del hombre y de los
    animales.

    Tabla 5 Presencia de algunas micotoxinas
    corrientes

    MICOTOXINAS1

    PRINCIPALES HONGOS PRODUCTORES

    SUSTRATOS TÍPICOS NATURALES

    EFECTO BIOLÓGICO2

    *M. de Alternaria(AM)

    Alternaria alternata

    Granos se cereales, tomate, piensos
    animales

    M, HR

    *Aflatoxina (AF)

    *B1 y otras

    Aspergillus flavus, A. parasiticus

    Cacahuetes, maíz, semillas de
    algodón, cereales, higos, frutos secos, leche,
    sorgo, nueces

    H, C, M, T

    *Citrinina (CT)

    Penicillium cotrinum

    Cebada, maíz, arroz, nueces

    N, (C?), M

    *Acido coclopiazónico (CPA)

    A. flavus, P. cyclopium

    Cacahuetes, maíz, queso

    NR, CV

    *Desoxinivalenol (DON)

    Fusarium graminearum

    Trigo, maíz

    NR

    *Citoclorotina (CC)

    P. islandicum

    Arroz

    H, C

    *Fumonisinas (FM)

    F. moniliforme

    Maíz, sorgo

    H, NR, (C¿), R

    *Luteosquirina (LT)

    P. islandicum, P. rugulosum

    Maíz, sorgo

    H, C, M

    *Moniliformina (MN)

    F. moniliforme

    Maíz

    NR, CV

    *Ocratoxina

    A. ochraceus, P. verrucosum

    Cebada, judías, cereales, café,
    piensos, maíz, avena, arroz, centeno,
    trigo

    NR, (C?), D, T, NH, T

    *Patulina (PT)

    P. patulum, P. Urticae, A. clavatus

    Manzanas, zumo de manzanas, judías,
    trigo

    NR, (C?), M

    *Acido penicílico (PA)

    P. puberulum, A. ochraceus

    Cebada. Maíz

    NR

    *Penitrem A (PNT)

    P. palitans

    Piensos, maíz

    H, T

    *Roquefortina (RQF)

    P. roqueforti

    Queso

    H, C, M

    *Rubratoxina B (RB)

    P. rubrum, P. purpurogenum

    Maíz, soja

    D, ATA, T

    *Esterigmatocistina (ST)

    A. versicolor, A. nidulans

    Maíz, cereales, queso

    D, NR

    *Toxina T-2 12-13 (TCTC)

    F. sporotrichioides, F. nivale

    Maíz, piensos, heno, cacahuetes,
    arroz

    D, NR

    1. Las temperaturas óptimas para la
      producción de micotoxinas son generalmente las
      comprendidas entre 24 y 28º C, salvo en el caso de toxina
      T-2 cuya producción máxima acaece a 15º
      C.
    2. ATA: aleucia alimentaria; C: cancerígeno;
      (C?): efecto cancerígeno cuestionable aún; CV:
      lesión cardivascular; D: dermatotoxina; G: genitotoxina
      y efectos estrogénicos; H: hepatotóxico; HR:
      hemorrágico; M: mutagénico; NH: nefrotoxina; NR:
      neurotoxinas; R: respiratorio; T:
      terategénico.

    En EE UU y otros países con sistemas avanzados de
    producción de alimentos los casos de enfermedad humana
    debidos a micotoxinas son muy raros y virtualmente nunca se han
    atribuido a los alimentos procesados industrialmente. Ello se
    debe a que los procesadores de
    alimentos han establecido normas estrictas sobre las cantidades
    de micotoxinas aceptables en las semillas y otros ingredientes
    empleados en la elaboración de alimentos. Tales normas se
    basan en parte en las tolerancias establecidas por las agencias
    reguladoras, Los niveles aceptables de contaminación con
    micotoxinas se determinan empleando análisis muy conservadores de
    valoración del riesgo; de aquí que la salud
    pública esté protegida por márgenes de
    seguridad amplios.

    Por el contrario, tarto en EE UU como en otros
    países desarrollados, se ha descrito la posibilidad de
    contaminación de los piensos animales con concentraciones
    peligrosas de micotoxinas. El estrés de los cultivos es un
    factor de importancia a este respecto por ejemplo, el
    estrés inducido por la sequía aumenta la probabilidad de
    la contaminación del maíz por aflatoxinas, mientras
    que el tiempo húmedo frío que retrasa la cosecha
    puede llevar a la contaminación de los cereales con
    niveles peligrosos de tricitecenos. Los cereales calificados de
    no aptos para el consumo humano pueden terminar como piensos del
    ganado.

    Preocupa que las micotoxinas de los piensos pasen a las
    personas que ingieren alimentos de origen animal. Por ejemplo, en
    la leche de vacas alimentadas con piensos contaminados con
    aflatoxinas se ha encontrado aflatoxina M. Se desconoce el
    peligro potencial y real para el hombre de la aflatoxina M y de
    otros metabolitos análogos de los tejidos
    comestibles animales.

    Las toxinas de las bacterias
    productoras de toxiinfecciones alimentarias se diferencian de las
    micotoxinas en tres aspectos fundamentales: salvo raras
    excepciones, son proteínas
    y no moléculas orgánicas de bajo peso molecular.
    Segundo, se trata de toxinas con efectos agudos; los
    síntomas se presentan a las pocas horas o días de
    ser ingeridas. Entre las toxinas productoras de toxiinfecciones
    alimentarias no hay duplicados que, por ejemplo, provoquen
    cán- cer hepático en las ratas por aflatoxina
    B1. Por último aunque las toxinas de las
    bacterias productoras de toxiifecciones alimentarias son una
    causa importante de enfermedad en las personas, rara vez se
    asocian a los piensos animales. Sin embargo, los piensos pueden
    contener bacterias patógenas que infectando al ganado
    pueden pasar a las personas. No cabe duda de que la ausencia de
    toxinas bacterianas en los piensos se debe a su bajo contenido en
    humedad. Las bacterias necesitan para su desarrollo y
    para la producción de toxinas más humedad que los
    hongos.

    En la tabla 6 se indican las toxinas bacterianas cuya
    ingestión produce toxiinfecciones alimentarias.

    Tabla 6 Toxinas bacterianas productoras de enfermedades
    alimentarias

    TOXINA

    CASOS ANUALES DE ENFERMEDAD CALCULADOS EN EE
    UU

    ENTEROTOXINAS ESTAFILOCÓCICAS

    1.155.000

    ENTEROTOXINAS DE Bacilus cereus

    84.000

    NEUROTOXINAS BOTULÍNICAS

    270

    CAUSAS TOTALES DE ENFERMEDADES
    ALIMENTARIAS

    12.581.270

    Staphylococcus aureus es la bacteria toxigénica
    más corriente de los alimentos. Su ha calculado que en EE
    UU es la responsable aproximadamente de 1 trillón de casos
    anuales de intoxicación alimentaria. Se ha estimado que
    Salmonella origina casi 3 millones de casos, pero de infecciones
    y no de intoxicaciones. Staphylococcus aureus es también
    un importante agente infeccioso del hombre y de los animales,
    pero la intoxicación estafilocócica alimentaria se
    origina por la ingestión de alimentos en los que se
    encuentra preformada la enterotoxina.

    La enterotoxina estafilocócica no es una sola
    entidad, sino un grupo de más de siete proteínas de
    cadena sencilla de un peso molecular que oscila entre 26.000 y
    29.000 D. Las enterotoxinas son antígenos y se detectan
    mediante métodos serológicos. Las cepas
    toxigénicas de S.aureus pueden producir más de una
    enterotoxina. Entre los síntomas de la intoxicación
    figuran diarrea y vómitos intensos, además de dolor
    abdominal, cefalea, contracturas musculares y sudoración.
    Se desconoce el mecanismo de acción de las
    enterotoxinas.

    La cantidad de enterotoxina estafilocócica
    necesaria para producir la enfermedad no se conoce con exactitud
    pero probablemente son suficientes unos pocos cientos de
    nanogramos. Corrientemente se necesitan un millón o
    más de estafilococos para producir tal cantidad de toxina.
    Los alimentos más propensos para el crecimiento
    estafilocócico y la producción de enterotoxina son
    los nutritivamente ricos y húmedos que se han sometido a
    temperaturas relativamente altas, en particular bollería
    rellena de natillas o crema, carnes curadas, como el jamón
    de tipo York y ensaladas con huevo, pescado o carne.

    La bacteria productora de la intoxicaciónn
    alimentaria más temida es Clostridium botulinum, el agente
    del botulismo. Afortunadamente es muy poco frecuente,
    estimándose en menos de 300 casos por año los que
    tienen lugar en EE UU.

    La intoxicación alimentaria por Clostridium
    botulinum se debe a una serie de neurotoxinas; entre sus
    síntomas destacan la parálisis y la muerte. Se han
    identificado 7 neurotoxinas butoínicas diferentes; se
    trata de proteínas de un peso molecular de aproximadamente
    150.000 que constan de. sulbunidades unidas por enlaces
    disulfuroo. Las neurotoxinas botulínicas son el
    tóxico agudo más patente que se conoce: su potencia
    varia entre 107 y 108 unidades de
    LD50 para el ratón por miligramo de
    proteína.

    Clostridium botulinum es un esporulado anaerobio que
    sobrevive a tratamientos térmicos moderados que destruyen
    las formas vegetativas. Como contraste las neurotoxinas se.
    destruyen rápidamente por el calor. A
    principios de
    siglo la industria conservera desarrolló procedimientos
    que aseguran la destrucción total de las esporas de C.
    botulinum. Esto era un prerrequisito para la obtención de
    alimentos enlatados seguros.
    Actualmente en EE UU el botulismo se asocia casi siempre a una
    mala manipulación en los establecimientos de
    restauración o en los hogares.

    Bacillus cereus es un patógeno de los alimentos
    que origina dos enterotoxinas distintas. Una produce diarrea y la
    otra provoca vómitos. Se desconoce el mecanismo de
    acción de ambas toxinas.

    Como indica su nombre B. Cereus es un microorganismo
    corriente del suelo que
    contamina frecuentemente los productos de cereales. No es una de
    las principales causas de intoxicación alimentaria en EE
    UU, siendo más corriente en Europa,
    particularmente en Gran Bretaña.

    Algunas formas menos corrientes de intoxicación
    alimentaria se asocian a metabolitos bacterianos que no son
    proteínas. Sirvan de ejemplo la intixicación por
    histamina, la debida a los nitritos y el bongkrek (originado por
    un ácido graso tóxico sintetizado por Pseudomonas
    cocovenenans y Flavobacterium farinofermentans).

    Hay también varias bacterias patógenas
    traídas por los alimentos que producen toxinas asociadas a
    infecciones gastrointestinales. Entre ellas se encuantran ciertas
    cepas de E. Coli y Clostridium perfrigens. En estos casos la
    toxina ya formada en los alimentos no se asocia a la enfermedad
    que está provocada, total o parcialmente, por la toxina
    sintetizada in situ después de ingerido el microorganismo
    patógeno.

    8. Toxicología
    alimentaria y salud pública

    Establecimiento De Prioridades.
    Se ha calculado que en EE UU se producen cada año 12.5
    millones de casos de enfermedades traídas por los
    alimentos con un coste de 8.5 millardos de dólares. La
    mayoría se deben a los agentes infecciososç.
    Bacterias patógenas, como Salmonella; virus, como el de
    la hepatitis A y
    parásitos, comoToxoplasma gondii. Las toxinas transmitidas
    por los alimentos se ha calculado que son los responsables de no
    más de 1.5 millones de casos. De ellos más de un
    millón se deben a las enterotoxinas
    estafilocócicas. De aquí que la toxicología
    alimentaria señale que aunque estemos vigilantes para
    proteger los alimentos frente a su contamiación con
    toxinas naturales y sintéticas, los riesgos
    toxicológicos alimentarios más corrientes en EE UU
    y otros países avanzados son, con mucho, ciertas toxinas
    bacterianas. De otra parte, se dispone de muchos datos
    científicos que ayudan a controlar la
    contaminación.

    Dicho esto hay que referirse al problema que supone
    el que la población en general piense, estimulada a menudo
    por los grupos
    activistas, que los riesgos toxicológicos de nuestro
    aporte alimentario son mucho mayores que lo que nos indican las
    estimaciones científicas citadas. Tal preocupación
    por los riesgos se refiere a los conatminantes sintéticos,
    a los residuos de plaguicidas y a los aditivos
    alimentarios.

    Se han hecho pocos intentos de tratar estas
    preocupaciones de forma sistemática y con una base
    científica. Uno de ellos fue el desarrollo por Armes et
    al. Implica el ordenar los riesgos carcinigenéticos de
    acuerdo con una relación conocida por el acrónimo
    HERP (human exposure rodent potency = potencia en los roedores de
    la exposición humana). Se pueden calcular la HERP de un
    carcerígeno si se conocen el nivel de exposición
    humana y su potencia en un bioensayo con roedores. Para calcular
    la HERP, el nivle o concentración de la exposición
    humana (mg/kg de peso corporal) se divide la TD50
    (mg/kg de peso corporal) y el resultado se multiplica por
    100.

    En la tabla 7 se muestran algunos valores de
    HERP de las exposiciones corrientes a distintos productos
    alimenticios. Como es evidente, los residuos de plaguicidas
    sintéticos y los conatminantes representan un riesgo mucho
    menor que muchos de los cancerígenos naturales. El riesgo
    es en gran parte función de
    la concentración. Calculan que el 99.99% de la masa total
    de acncerígenos ingeridos son de origen
    natural.

    Tabla 7 Priorización de las exposiciones a los
    cancerígenos más corrientes.

    EXPOSICIÓN HUMANA DIARIA

    HERP (%)

    PCBs ingesta dietética diaria

    0.0002

    EDBa ingesta dietética
    diaria

    0.0004

    Alara 1 manzana (230 gr)

    0.0002

    Agua de grifo 1 L(cloroformo)

    0.001

    Beicon cocinado 100 gr (nitrosaminas)

    0.003

    Peor agua de pozo (tricloroetileno)

    0.004

    Un vaso de vino (etanol)

    4.7

    EDB= plaguicida (etliendobromuro).
    A= prohibido por problemas sanitarios.
    Es importante interpretar correctamente las conclusiones. No debe
    inferirse en que el nivel de exposición a los
    cancerígenos naturales de la dieta sea necesariamente
    excesivo, especialmente en los países desarrollados.
    Más bien el nivel de exposición a los residuos y
    contaminantes de plaguicidas sintéticos es corrientemente
    tan pequeño que carece de significación para la
    salud.

    Estas consideraciones son de gran interés
    para aplicar convenientemente los resultados de la
    toxicología alimentaria a la disminución de los
    riesgos para la salud pública

     

     

    Autor:

    Grumete 

    Sevilla 

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