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Los textos escolares




Enviado por gflaino



    Los textos escolares

    No son cosa de chicos

    1. Resumen
    2. Sube y baja
    3. Valor libro
    4. 2001, 2002 y
      2003
    5. Libro por
      alumno
    6. Género
      esbozado
    7. Bibliografía

    Resumen

    El presente Trabajo de Investigación sobre el mercado actual de
    los libros de
    texto,
    pretende ofrecer un panorama más o menos especializado de
    un género
    editorial trascendente para el mundo de la edición de
    libros en el
    país.

    La repercusión de la crisis
    económica nacional, tanto como las restricciones que
    –por ella- debieron enfrentar las empresas
    editoriales y los presupuestos
    de la familia
    argentina,
    conforman el enfoque de este artículo, que, desde otra
    perspectiva, brinda un análisis de los cambios en el consumo de
    textos, un dato inexpugnable para abordar con perspectiva el
    escenario competitivo de nuestra actividad.

    Introducción

    Nacieron como auxiliares de los maestros, tomando
    progresivamente un lugar importante en la educación
    primaria. La dinámica de lectura y el
    fuerte arrastre de los medios
    tecnológicos como la
    televisión e internet, los obligó
    a transformarse en productos
    mucho más atractivos e incluso los llevó a
    convertirse en un disparador indiscutido de actividades en el
    aula. Sin embargo, la realidad económica del país y
    las nuevas tendencias culturales vinculadas a la lectura,
    les juegan hoy una mala pasada.

    El escenario actual de los libros de texto y su
    repercusión en el sector editorial tiene directa
    vinculación con el futuro de nuestros hijos. Un dato
    estremecedor: el 40% de los alumnos no poseen libros de
    texto.

    Las ventas de ese
    género
    editorial cayeron en 2002 a la mitad, y, aún sin conocerse
    las cifras definitivas del actual periodo anual, la forzosa baja
    de precios no
    revirtió la tendencia, lo que quedó demostrado en
    la existencia de menores tiradas por edición, tanto como
    por la escasez de novedades 2003.

    ¿Qué está sucediendo en el
    mercado editorial
    de los textos? Hace tres décadas, una textera líder
    en Argentina
    vendía unos 4 millones de libros al año. Hoy,
    cuando la cantidad de estudiantes se multiplicó, las casi
    35 empresas del
    sector venden en total 2 millones de ejemplares, según
    confirmó el titular del Grupo de
    Editores de Libros de Textos de la Cámara Argentina del
    Libro (CAL),
    Osvaldo Cesarini.

    Estas 30 y pico editoriales que producen libros
    escolares manejan un mercado que ronda los 100 millones de pesos
    –y que por 1999 era de 120 millones al año-. Sin
    embargo, un conjunto de empresas fuertes (Santillana, Puerto de
    Palos, Estrada, Aique, Kapelusz y A-z Editora), la mayoría
    perteneciente a Grupos
    multinacionales, reúne casi el 80% de las ventas.

    Sube y
    baja

    En 2003, los precios de
    libros de texto bajaron entre el 15 y el 25% respecto a 2002. El
    dato sirvió para encarar la campaña de la CAL a fin
    de hacer frente a la fuerte caída de ventas del Ejercicio
    anterior, facilitada también por la sustitución de
    los libros por fotocopias. Esta acción cooperativa
    lanzada desde la Cámara se sustenta en lo accesible que
    son los textos hoy: un libro de 15
    ó 30 pesos equivale a 1,60 ó 3,30 pesos mensuales
    (dividiendo su uso en los 9 meses del ciclo lectivo), es decir,
    son entre 5 y 11 centavos por día.

    Lo que les llevó a hacer esta campaña
    es el evidente cambio en el
    consumo de
    textos: los estrechos bolsillos de los padres (y la necesidad de
    enseñanza del docente), encontraron en las
    fotocopias de los libros un "buen" sustituto. De esto resulta que
    por cada 3 pesos gastados en fotocopias, se invierte sólo
    1 en libros. Así las cosas, el mercado del copiado recauda
    $ 235 millones al año, mientras que el de textos es 5
    veces menor.

    Para más referencias, el 95% de los directivos
    de escuelas de la ciudad de Buenos Aires
    reconoce fotocopiar libros o usar fotocopias parciales para el
    dictado de las clases, aún cuando quisiera no tener que
    hacerlo.

    La campaña contra las fotocopias, que, por
    otro lado, tiene sustento en la Ley de Derechos de
    Autor (11.723) –entre otras normas
    protectorias-, es para sensibilizar a los padres, alumnos y
    docentes sobre el papel del
    libro en la educación. En
    ésta la CAL invita con un "Dale un futuro a tu hijo, dale
    hoy un libro de texto".

    Bajar los precios fue otra de las formas que hallaron
    las editoriales para enfrentar a los productos
    sustitutos y ponerse a tiro con los presupuestos
    familiares. Esta quita, se debe a un esfuerzo empresario por
    adecuarse a las posibilidades económicas de los
    papás, tanto como para levantar la escasa venta del
    año pasado.

    En ese sentido, Editorial Estrada bajó sus
    precios en la línea de textos escolares entre un 10 y 20%.
    El manual
    "Vení conmigo" para EGB1 cuesta 21,50 pesos (antes 25). Y
    además mantuvieron los restantes precios a valores del
    2002. Santillana, por su parte, bajó los PVP
    precio de
    venta al
    público- de libros de lectura EGB1
    hasta un 20%. El Manual EGB2
    cuesta 40 pesos (antes 53). Los biáreas 26,80, y los de
    área (la novedad 2003), 18,70 pesos (antes
    24).

    Kapelusz sacó libros para EGB1 a 26,50 pesos
    (antes 31), y EGB 3 de área, 30 pesos (antes
    44).

    Valor
    libro

    El descenso de la venta (o más bien en la
    demanda de
    textos escolares) obedece a varios factores con distintos niveles
    de incidencia. Según la CAL, se produjo en los
    últimos años un cambio
    cultural que impulsó una modificación en el
    consumo: muchos padres no compran libros y los docentes no los
    piden porque ya no les otorgan valor.
    Así lo confirmaron docentes y bibliotecarios de escuelas
    públicas porteñas de distintos niveles de EGB:
    "Hace dos años que los maestros de esta escuela no
    pedimos textos. Trabajamos con los libros que los alumnos tienen
    en su casa o consiguen, y con el material que posee la biblioteca. A
    veces fotocopiamos algunas partes".

    Otros maestros confiaron que, si bien la mitad del
    alumnado podría comprar un libro nuevo,
    "¿qué hacemos con el otro 50%… cómo se
    sentirán si no pueden tenerlo?". Además, los
    docentes de los últimos años explicaron que muchas
    veces los contenidos de los textos no atrapan a sus grupos de
    alumnos, y que entonces prefieren armar ellos mismos sus materiales
    para abordar el programa
    educativo, y darles a los chicos la posibilidad de investigar con
    lo que hay en biblioteca o lo
    que obtengan de información fuera de la escuela.
    Indicaron, incluso, que la base esencial de contenidos es la
    misma en ediciones anteriores que en las actuales, lo cual les
    ayudó a dejar de pedir libros de texto nuevos; algo
    así como ir al libro "genérico".

    El problema de la escasa demanda de
    texto escolares atraviesa varios sectores y no es exclusivo de
    los más pobres. Hay colegios caros donde tampoco se piden
    libros. "Hay una hipocresía social: se dice que los libros
    son buenos, pero que los compre otro", advirtió el
    responsable de un reconocido sello editorial.

    En general, el docente de escuelas privadas no
    dejó de solicitar textos, aunque sí tiene menos
    pretensiones.

    Es sabido que la menor demanda se agudiza
    también con los años escolares. Los padres compran
    más cantidad de textos en los primeros tres grados y menos
    en los posteriores.

    Otra vertiente de la problemática que
    varió el tipo de consumo -fuera de la recesión
    agudizada por la "devaluación del bolsillo"- es la creencia
    de los padres de que Internet puede reemplazar
    los textos escolares.

    La CAL en su lucha también disparó
    contra el Ministerio de Educación, que el
    último año no compró libros para las
    escuelas: "El gobierno
    aún no concretó ninguna de las compras de textos
    que anunció y que iba a destinar a las escuelas más
    pobres", dijeron.

    Los mismos datos preocuparon
    a la CONABIP, pero ésta tuvo más suerte. La
    Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas
    Populares, con el apoyo de la Secretaría de Cultura,
    consiguió del Ministerio de Educación 1,6 millones
    de pesos para equipar las 1600 bibliotecas
    populares de todo el país, que recibieron así 111
    libros cada una (entre textos, diccionarios y
    libros de consulta para EGB y Polimodal). Y en esto, las
    editoriales aportaron 300 mil pesos en donación de libros,
    correspondientes a las ediciones que solicitan los
    docentes.

    2001, 2002 y 2003

    Para las editoriales de textos escolares, 2002 fue un
    año para desterrar de la memoria. La
    devaluación, los aumentos en los costos y la
    crisis
    económica generalizada provocaron una caída
    estrepitosa de las ventas que llegó en algunas sellos
    editoriales al 70% y en la mayoría rondó el 50%.
    Todo, tras un difícil 2001, en el que la
    facturación ya se les había reducido un 30%, y
    donde -por la devaluación- el papel
    importado les llegó con un aumento de hasta el 100%,
    pudiendo transferir al precio de
    venta menos de un 30% de ese incremento.

    La crisis que nos hizo tocar fondo con la
    devaluación a inicios de 2002 tuvo efectos
    disímiles, pero todos marcaron restricciones a estas
    empresas: encontró a las editoriales más grandes
    endeudadas en dólares y con toda la producción por vender. Eso sumado a la
    caída de las ventas y al desfase de costos,
    generó despidos y achiques en las estructuras
    empresarias. Muchas editoriales redujeron sus áreas de
    diseño
    y edición (preproducción) en previsión de un
    2003 sin muchos lanzamientos y con menores tiradas por
    título (producción industrial). Ajustando
    así sus costos, las texteras previeron el arrastre de una
    crisis económica agudizada, cuya característica la ubicó lejos de
    poder
    enjugarse en un solo Ejercicio.

    Es evidente que 2003 lleva sobre sus espaldas lo sucedido
    el año anterior, que no fue más que la
    culminación de una recesión insoportable que hizo
    explotar el 1 a 1 (peso-dólar), y con ello nuestros
    bolsillos y el de las empresas. Pero, como se dijo, eso no es
    todo. Los editores tienen su versión de lo que pasa en la
    actividad, y cuentan algo de lo que hicieron y hacen para mejorar
    su performance.

    En A-Z afirman que "en 2002 la caída fue muy fuerte
    en el uso de textos. Los docentes no los piden, algunos piden los
    mismos que el año anterior o se fotocopian. Las ventas
    caen porque se consumen menos libros".

    Desde la CAL, Cesarini explica que "al deterioro de la
    economía
    se sumó en 2002 la desvalorización de la
    importancia de estudiar con libros. En las escuelas más
    pobres no se piden libros porque los padres no tienen ni siquiera
    para comprar comida, pero tampoco se piden en muchas escuelas
    donde se pagan cuotas altas".

    Para la editorial líder
    en el género –Santillana-: "La baja en la compra de
    textos escolares fue de un 35% en 2002. Si en 2001, 77 de cada
    100 chicos compraban libros de texto, en 2002 lo hicieron 50 de
    cada 100". Y –según las estadísticas– en 2003, 40 de cada
    100.

    En Kapelusz (y no sólo allí), pensaron
    reducir precios para el 2003 para facilitar las ventas: "Los
    productos se adecuan a las restricciones. Creamos ‘Equipo
    K’ en el 2002, un sistema modular
    de libros que el docente puede adquirir según las
    áreas que le interesan. Son económicos y se
    vendieron mucho".

    Aique también realizó cambios en sus
    líneas de productos. Lanzaron los "Requetelibros" (EGB 1)
    con tres elementos: libro, diccionario y
    cuaderno de actividades. Para 2003 decidieron reunir todo en un
    solo libro, para hacerlo más económico. Estrada
    hará lo mismo en EGB 1 y 2 (los segmentos de mayores
    ventas). En 2002 facturaron 10% más que en 2001, gracias a
    "Vamos Juntos", el libro más vendido del mercado para
    1° ciclo, que les compensó la caída del resto
    de las líneas.

    Si bien durante 2002 las editoriales estimaron iniciar su
    repunte a partir de las novedades y con un alza en los precios de
    los textos que llegaron a un 30%, fue evidente que la
    mayoría apostó esperanzada a los lanzamientos 2003
    (aunque con menos títulos y precios más bajos),
    estimando que la recuperación del mercado editorial de
    textos recién se hará visible hacia 2004.
    Así lo ratificó Cesarini, voz autorizada de las
    texteras: "La reactivación del sector recién se
    verá en 2004". Y propuso alternativas: "Una salida es la
    vuelta a la biblioteca. Con una inversión no muy grande, muchas escuelas
    podrían actualizarla y tener una buena cantidad de libros
    para sus alumnos".

    La pregunta del millón: ¿Será que ante
    la tendencia a la baja de las ventas particulares, sumada la gran
    actividad de aprendizaje
    desarrollada en las bibliotecas de las escuelas, las editoriales
    se están inclinando a venderle a las Asociaciones
    Cooperadoras, a las Secretarías de Educación
    provinciales o al propio Ministerio?

    Libro por alumno

    En una breve recorrida por el ámbito educativo,
    saltan a la luz demasiadas
    cifras que pueden agobiarnos como ciudadanos, padres o
    editores.

    ¿Qué decir si la Argentina tiene el promedio
    de libros por alumno casi más bajo de la región
    latinoamericana?: De una matrícula de 8 millones de
    alumnos de enseñanza inicial y media, en 2002 hubo un
    promedio de 0,47 libros nuevos por estudiante. En Brasil, con 37
    millones de niños
    escolarizados, el promedio de libros utilizados asciende a 3,3
    por alumno. En México y
    Perú, el 75% de alumnos tiene por lo menos un libro de
    texto. En Chile, el 64%.
    En Panamá, el
    48%, y Costa Rica, el
    45%. Argentina, con el 40% sólo supera a Colombia, donde
    apenas el 37% de los chicos utilizan libros en las instituciones
    educativas.

    En los años 80 se usaban 2,5 libros por alumno en
    las aulas argentinas. Hacia el 2002 el promedio cayó a 0,7
    ejemplar por estudiante, pero en ese año, como se dijo,
    fue de 0,47 –datos confirmados
    por UNESCO-.

    Investigaciones recientes reflejan que los libros tienen
    una incidencia directa en el aprendizaje de
    los alumnos: los chicos con escasa disponibilidad de libros en el
    hogar tendrían un 70% más de posibilidades de
    alcanzar un buen desempeño si la situación se
    revirtiera, tal como asegura el Ministerio de
    Educación.

    Desde la UNESCO recalcan que el resultado de una escuela
    sin libros es una educación más pobre, más
    fragmentada, de peor calidad. "Es
    verdad que la televisión
    disminuyó el hábito de lectura… Puede que en
    algunos países disminuya el uso de ejemplares por el
    avance de la tecnología moderna,
    el acceso a internet y el libro electrónico. Pero no es
    esa la causa del descenso en la Argentina. En nuestro caso el
    motivo es el empobrecimiento", afirmaron.

    Género
    esbozado

    Es evidente que las editoriales de textos vienen
    desviviéndose por brindar más servicios
    subsidiarios a los docentes: 0800 (línea gratuita de
    consulta), web, textos para
    el maestro on y off line, cuadernillos para las provincias,
    cursos, charlas,
    entre otros. Incluso, las principales editoriales tienen un
    batallón de promotores en las escuelas para conseguir la
    adopción
    de sus libros de texto.

    De más está decir la cantidad de cambios que
    se han hecho en estos productos editoriales en los últimos
    años: Innovaciones obligadas por el bombardeo audiovisual
    que sufren los chicos (tipo video clip desde
    la pantalla de TV, internet…), los nuevos diseños con
    dibujos a todo
    color,
    infografías, fotos,
    caricaturas y propuestas entretenidas para realizar en clase.
    Todo revelando el cambio en el hábito de lectura.

    De hecho, cuando se diseña un libro son muchos los
    factores que se tienen en cuenta: brindar un precio accesible,
    adaptar los contenidos a la currícula, que la cantidad de
    páginas y el encuadernado sean adecuados y dar un servicio
    concreto a los
    maestros, como por ejemplo, propuestas de actividades de variados
    tipos, ya que ésta es (o quizás era) una de las
    principales demandas en todos los niveles.

    Desde hace algunos años, el formato binarizado (dos
    áreas por libro) ha cobrado relevancia, y
    últimamente la tendencia va hacia los libros de
    área, aunque los manuales
    todavía continúan vigentes.

    Pero, si hablamos de los cambios materialmente observables
    en los libros de texto, también debemos conocer algo menos
    visible de este género editorial: Son productos de venta
    estacionaria que se dan con más fuerza desde
    mediados de marzo y hasta mediados de mayo, época en que
    se producen más del 50% de las ventas de cada ciclo
    lectivo. Como es comprensible, las fuertes promociones en
    escuelas apuntan a la "venta por adopción",
    es decir, a que el docente solicite a sus alumnos "ese libro" y
    no otro.

    Hasta hace algunos años, las modificaciones a los
    títulos lanzados (o el lanzamiento de nuevos) se
    producían cada 2 ó 3 años; hoy las
    editoriales realizan cambios (más o menos profundos) cada
    año, en vistas de bajar la tasa de uso por ejemplar,
    generando mayores flujos de ventas. De hecho, lo consiguen: en
    las Ferias porteñas de usados (como las de Primera Junta o
    del Parque Centenario), ya casi no se venden textos escolares
    usados. Sucede que en las escuelas (al menos así ocurre en
    las públicas) los alumnos hacen trueque o venta directa de
    los usados de un año a otro. Y para el siguiente ciclo
    lectivo, como ya existe una nueva edición, estos locales
    terminan por vender textos nuevos intentando igualar los
    descuentos de las librerías.

    Las Editoriales, por su parte, hacen cerca del 30% de
    descuento comercial a las Librerías, y entre un 35 y 45% a
    las Distribuidoras, que a su vez le otorgan un 30 a 35% de
    descuento a las librerías (siempre sobre el PVP). Esto
    depende de la capacidad de negociación de ambas partes, entrando a
    jugar factores como la compra de grandes volúmenes, el
    tipo de venta (en firme o en concesión), o las alianzas
    estratégicas con distribuidores o librerías que
    efectúen las editoriales, cuando no, -aunque en pocos
    casos- tienen cadenas de librerías dentro del propio
    grupo
    empresario al que pertenecen.

    Hoy, varias editoriales texteras llegan a darle un 50% de
    descuento al maestro en los libros de su materia o
    áreas específicas; e incluso un 30% en todo el
    fondo editorial (son ventas unitarias, no grupales).

    Las ventas comunitarias a las Cooperadoras escolares,
    suelen no hacerse desde la misma editorial, sino a través
    de las librerías, que les otorgan un descuento de entre un
    15 y un 20%. Se desconocen públicamente los descuentos que
    pueden llegarse a manejar con el Ministerio de Educación o
    sus homónimos provinciales.

    Tampoco es posible apreciar las tiradas por edición
    de cada título de libros de texto, ya que muchos no tienen
    esa información en sus páginas
    preliminares o posteriores, presumiblemente porque es un
    número que, por "escaso" o por su alta significancia
    estratégica hacia la competencia, han
    preferido omitir. Sólo pueden advertirse algunas ediciones
    que indican tiradas de entre 5000 y 20.000 ejemplares (que
    podrían establecerse como tiradas anuales), aunque puede
    conjeturarse que algunas editoriales imprimen mayores
    números. Cuando hablamos de textos escolares para Primaria
    nos referimos al sistema
    instaurado -casi definitivamente en todo el país- de
    Educación General Básica: ciclo EGB1 (nivel o grado
    1, 2 y 3); EGB2 (con 3°,4° y 5°); y el 1° nivel
    de EGB3 (antes 7° de Primaria, hoy integrado con 8° y
    9° de educación Media); quedando por afuera el sistema
    Polimodal con los 3°, 4° y 5° años en las
    distintas orientaciones del Secundario.

    Datos de Autor:

    Gabriela Laino (gflaino[arroba]ciudad.com.ar)

    Estudiante de la Carrera de Edición Editorial, Facultad
    de Filosofía y Letras, Universidad de
    Buenos
    Aires.

    Artículo realizado en septiembre 2003 para Administración de la Empresa
    Editorial, cátedra a cargo de Fernando Esteves Fros
    -director editorial de Alfaguara S.A.-.

    Bibliografía:

    Página web de la
    Cámara Argentina del Libro (www.editores.com).

    Guía de la 29° Feria del Libro; Buenos Aires,
    Argentina, abril-mayo 2003. (www.el-libro.com.ar).

    Buscadores on-line de los Diarios argentinos Clarín
    (www.clarin.com.ar), La Nación
    (www.lanacion.com.ar), y Los Andes, de Mendoza
    (ww.losandes.com.ar).

    Encuestas en escuelas primarias porteñas; en
    editoriales de libros de texto y en puntos de venta (ferias de
    usados y librerías de la ciudad de Buenos Aires).

    Gabriela Laino

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