Trabajo en Equipo: El reto actual del
docente
1.
Introducción
2. Código
ético
3. Delegación de
funciones
4. Motivación
"Las hazañas de un país
no las hace un hombre
solo,
las realiza un pueblo a través
del esfuerzo y el talento de su sociedad"
(Anónimo)
Toda organización laboral requiere
en gran medida, del trabajo conjunto de un grupo de
colaboradores que al articular esfuerzos de manera eficaz, se
transforme en un equipo con grandes posibilidades de realizar con
éxito
la misión que
le ha sido encomendada.
El docente por lo general, está acostumbrado a trabajar de
manera individual, ya sea elaborando su programa anual de
actividades, ya sea poniéndolo en ejecución.
Trabaja "en solitario" de la misma manera en que es supervisado y
promovido dentro del sistema.
Para ejemplo baste citar que en México,
los deportistas más destacados a nivel internacional se
contemplan en los deportes individuales: caminata,
carreras de velocidad y de
fondo; ciclismo, natación,
automovilismo, halterofilia y boxeo entre otros.
Está claro que los mexicanos no sabemos, no nos gusta y no
queremos trabajar en equipo; sin embargo, la realidad actual nos
demuestra que las instituciones
de calidad se apoyan
en equipos de
trabajo altamente productivos. El programa de escuelas de
calidad contempla el impulso al trabajo colegiado como compromiso
compartido de académicos, estudiantes, padres de familia y
sociedad en general.
Pero, ¿cómo lograr realizar tareas
conjuntas, cuando solo sabemos trabajar individualmente? Este es
el tema que de manera muy general aborda este
artículo.
Iniciamos señalando que por trabajo en equipo
puede entenderse a la disposición individual de cada
miembro de un grupo, por unir conocimientos, habilidades y
experiencias de manera armónica con el fin de coordinar
esfuerzos encaminados a la consecución de una meta
común.
En una institución, programa o proyecto tanto de
la iniciativa pública o privada, el objetivo
principal está centrado en la elevación de la
calidad del producto o
servicio que
se ofrece, con la finalidad específica de aumentar el
beneficio o ganancia de la empresa; es
decir, su productividad.
Productividad es un término emanado de la cultura
empresarial, que significa ganancia, utilidad o
beneficio. En el ámbito educativo este objetivo se traduce
en la elevación de la calidad de la educación que se
imparte, a través de una mayor eficiencia en
cada una de la áreas que componen el sistema en su
totalidad; concretamente, desde el área docente y de
gestión.
Investigaciones recientes han puesto de manifiesto
que los equipos que producen excelentes resultados, son aquellos
en donde priva un ambiente de
trabajo agradable; donde las relaciones entre sus miembros son
cordiales porque existe una buena comunicación y un alto sentido de respeto y
colaboración.
Es por ello que no hay nada más importante para
obtener resultados satisfactorios en una institución, que
propiciar condiciones favorables para conformar verdaderos
equipos de trabajo. Generar un ambiente laboral idóneo es
determinante para llevar al cabo una tarea conjunta con eficacia,
repercutiendo en una mayor productividad.
Al respecto señala Francesc Borel: "los buenos equipos
hacen buenos profesionales, pero también los buenos
profesionales hacen buenos equipos, lo que a la larga supone un
enriquecimiento social".
Así entonces, la tarea obligada del sistema educativo al
que específicamente nos referimos en este espacio, es la
de conformar equipos altamente efectivos que den como resultado
la elevación de la calidad educativa a través del
servicio que ofrece el docente en todas sus áreas.
Un equipo de alto rendimiento se puede definir como aquél
capaz de optimizar los recursos de que
dispone; es decir, aquél que es capaz de organizar y
controlar estrechamente sus finanzas,
dosificar adecuadamente sus materiales,
pero sobre todo sacar el mejor provecho a cada uno de sus
colaboradores.
Esta es en primera instancia, una encomienda
difícil de conseguir para el guía de un grupo
social, político o religioso; para una
empresa
particular o gubernamental, y qué decir para el director
de una institución educativa.
Transformar a un grupo de personas en un equipo de trabajo
eficiente, constituye toda una hazaña para quién
ejerce el liderazgo y
una encomienda sumamente difícil para cada uno de sus
integrantes. Sin embargo, existen algunos principios que
facilitan la conformación de equipos de trabajo altamente
productivos, entre los que señalaremos tres
sobresalientes:
- Regirse por un código ético
- Delegar funciones
- Motivar al personal
Los buenos equipos de trabajo se caracterizan por el
respeto, la solidaridad, el
sentido de pertenencia, la colaboración, la responsabilidad compartida y por una excelente
comunicación entre todos y cada uno de sus miembros.
Es por ello que el equipo ideal debe guiarse por un reglamento
interno que acote sus actividades y conductas dentro de una empresa; en
el caso de grupos reducidos
cuya vinculación laboral es imprescindible para la
consecución de una tarea, éstos deben "acordar"
democráticamente códigos éticos que permitan
una interacción respetuosa, solidaria y colaborativa.
Regirse bajo ciertas conductas en las que se deje claramente
establecido que como equipo que son, los logros y las metas
alcanzadas se adjudican en un producto o servicio acabado, a
todos por igual; en el entendido, que tanto los éxitos
como los errores (que no fracasos), serán producto de una
responsabilidad compartida. Este punto dará pauta para
colaborar activamente con los compañeros apoyando y
compartiendo experiencias y conocimientos.
Otro factor importante para obtener una mayor
productividad en un equipo, es que cada persona se aboque
a desarrollar las tareas en las que se sienta más apto, lo
que le permitirá llevar a cabo de manera óptima sus
encomiendas.
Hoy día, en la mayoría de los casos,
el hombre
está en posición de elegir el oficio o la
profesión que habrá de desempeñar el resto
de su vida, aunque no siempre su elección está
correctamente sustentada, dado que casi nunca realiza un análisis previo de sus talentos; es decir,
no se interioriza en el descubrimiento de las actividades que
puede realizar con más facilidad de acuerdo a sus
habilidades físicas o intelectuales.
Optar porque cada miembro elija desarrollar la función en
la que se considere más apto, es propiciar en él,
el sentido de responsabilidad laboral y es abrirle al mismo
tiempo, las
puertas a la oportunidad del éxito mismo.
Esto último pareciera ser empresa fácil,
aunque pocas son las personas que se han detenido a reflexionar
sobre sus fortalezas y debilidades. Saber autoadministrarse, es
un principio que todo individuo debería aprender a
desarrollar como parte de su crecimiento personal; la
autogestión o el "automanagement" es un talento que los
hombres de éxito ponen continuamente en práctica
para sacar de sus fortalezas el mejor partido posible. Esta
medida les permite ubicarse exactamente en el área donde
pueden brindar su mejor contribución.
La retroalimentación (feedback) es una
habilidad derivada del análisis de nuestras propias
experiencias, es poco practicada en algunos países, aunque
es una actividad añeja dado que tuvo sus orígenes
desde el siglo XIV en Alemania,
siendo retomada en el XVI por Juan Calvino e Ignacio de Loyola,
quienes fomentaron en sus seguidores el hábito constante
del análisis de sus rendimientos y sus resultados como
método
para demostrar los puntos fuertes en los que el individuo
podía llegar a ser altamente competente, en
contraposición con aquellos en los que tendría una
escasa producción por carecer de
talentos.
La importancia de la retroalimentación o
análisis de las propias experiencias, reside en que a
través de su práctica, el ser humano aprende a
manejarse a sí mismo (automanagement), favoreciendo en
gran medida su camino al éxito.
Sin embargo, cuando una persona no es capaz de
visualizarse, será el líder
quien deba evaluar a su personal para descubrir sus verdaderas
potencialidades y ubicar a cada elemento en el puesto adecuado,
donde observará un gran desempeño y por consiguiente
obtendrá mejores resultados.
La palabra motivación proviene de la raíz
latina "motus" que significa mover, poner en acción. En
ocasiones es el entorno mismo el que brinda estímulos para
promover esa acción; en otros casos la Institución
debe generar mecanismos tendientes a otorgar el reconocimiento
explícito por cada uno de los logros
alcanzados.
Fomentar una comunicación clara, honesta y
permanente entre los compañeros y autoridades, deriva en
una seguridad sobre
las tareas que cada cual debe realizar; en la confianza
depositada en cada uno de los integrantes del equipo y en una
retroalimentación permanente como fuente de
superación, dando como resultado una motivación
interna al estar laborando en un ambiente agradable y por
demás productivo.
De igual manera, delegar funciones es
otorgarle a cada individuo la oportunidad de demostrar sus
habilidades en determinados rubros, lo cual le
proporcionará confianza y seguridad en sí mismo
manteniéndole motivado para continuar realizando aquello
que más le satisface.
En una organización escolar, motivar al personal para
sumarse a uno o más proyectos
conjuntos es
imprescindible para alcanzar las metas previamente establecidas.
Como se mencionó anteriormente, si cada integrante se
compromete y responsabiliza para llevar a cabo una tarea que le
es atractiva, es porque sabe de antemano que puede ejecutarla de
manera sobresaliente, con lo que indudablemente estará
motivado a realizar de manera brillante su porción de
trabajo, como factor decisivo de superación y
realización personal.
Establecer claramente que todos deben en igual medida,
aportar en este juego
compartido su parte del éxito, es alentar al personal a
dar lo mejor de sí mismos elevando con ello su autoestima al
saberse parte vital (que no imprescindible) en un equipo; este
factor produce en el trabajador, un hondo sentido de pertenencia,
dado que no se considera para entonces un integrante más,
sino parte relevante de un "todo" que siempre será
más, que la suma de sus partes.
En un equipo de trabajo la competencia como
tal no existe, es simple y llanamente una carrera en la cual no
habrá ganador hasta que todos hayan cruzado la
línea de meta.
López Rupérez señala algunos elementos clave
para propiciar la
motivación grupal:
- Escuchar y aceptar propuestas, es hacer
partícipes a los integrantes en la toma de
decisiones, es despertar en ellos el sentido de
pertenencia - Valorar logros, exaltando el buen desempeño de
cada miembro del equipo, es reconocer un esfuerzo realizado; es
motivar al personal a continuar dando lo mejor de sí
mismos - Aplicar la disciplina
con firmeza, pero ante todo con justicia, es
poner en práctica que las reglas se hacen para cumplirse
y se aplican a todos por igual.
En resumen, valdría la pena recalcar que la
cohesión grupal deriva de los vínculos laborales y
el aprecio que los integrantes van cobrando al paso del tiempo
por sus compañeros. Cuando se aprende a aceptar al otro en
igualdad de
condiciones; cuando se aprende a colaborar y apoyar al otro;
cuando se aprende a reconocer y aceptar las fortalezas y
debilidades del otro; cuando se aprende a respetar el espacio y
el trabajo del
otro, es cuando finalmente el hombre ha llegado a comprender que
la única manera de lograr grandes hazañas y la
única vía que conduce al éxito es
¡SUMANDO FUERZAS!
A continuación, transcribo una anécdota
que recorre desde hace tiempo "la red", cuya descripción anónima, resume el
enorme significado de trabajar en equipo:
"Hace algunos años, en los juegos
paralímpicos de Seattle, nueve concursantes, todos con
alguna discapacidad
física o
mental, se reunieron en la línea de salida para correr los
100 metros planos. Al sonido del
disparo todos salieron, no exactamente como bólidos, pero
con gran entusiasmo de participar en la carrera, llegar a
la meta y
ganar. Todos menos uno, que tropezó en el asfalto, dio dos
maromas y empezó a llorar.
Los otros ochos lo oyeron llorar, disminuyeron la velocidad y
voltearon hacia atrás. Todos dieron la vuelta y fueron
hacia él. Una niña con síndrome de
Down, se agachó, le dio un beso en la herida y le dijo
"esto te va a curar"; entonces, los nueve competidores se tomaron
de las manos y juntos caminaron hasta cruzar la meta.
Todos en el estadio se pusieron de pie, las porras y aplausos
duraron varios minutos. La gente que estuvo presente aún
cuenta la historia. ¿Por
qué? Porque dentro de nosotros sabemos una cosa:
Lo importante en esta vida va más allá de ganar
nosotros mismos, lo importante en esta vida es ayudar a ganar a
otros, aún cuando esto signifique tener que disminuir la
velocidad o cambiar de rumbo".
__________________________
Reflexionando sobre todas las actitudes
anteriormente expuestas, nos percatamos que el origen de ellas se
encuentra en la niñez y su semilla en los docentes de la
educación
básica, quienes llevan a cuestas la responsabilidad de
formar hombres y mujeres con las competencias y
los valores
suficientes para hacer frente a los innumerables retos que este
mundo globalizado nos presenta, dado que en la mayoría de
los casos, sólo pueden ser salvados en colaboración
con otros.
Siendo la niñez es el momento preciso para
incidir en el fomento de valores
hábitos y actitudes orientadas a la colaboración y
trabajo en equipo, México ya ha puesto sus ojos en los
trabajos que desde hace una década se están
realizando en otros países como Canadá con Terry
Orlick y en España a
través de Raúl Omeñaca Cilla con su
propuesta de juegos cooperativos, además del programa del
colectivo de docentes de Educación
Física para la Paz, encabezado por Carlos
Velásquez Callado y colaboradores de "La Peonza", desde
Valladolid, quienes están marcando pauta en las naciones
de habla hispana sobre una nueva manera de formar en valores
atendiendo a las actividades físicas desde un enfoque
cooperativo.
La propuesta está abierta a todos aquellos
sistemas
educativos interesados en formar docentes autónomos,
reflexivos, capaces, seguros y
conscientes que desde la lógica
matemática: DOS, SIEMPRE SERÁN MÁS QUE
UNO.
El trabajo solidario y en equipo, sólo es posible
fomentarlo desde la niñez: en casa y en familia; desde el
aula con el maestro, y desde los patios escolares, en donde el
docente de educación física tiene el mayor y el
mejor foro disponible
para actuar en este sentido.
Y ahora me pregunto…
¿habría algo más que agregar?
Maestro… tienes la palabra
Autor:
Ma. de Lourdes Sánchez Franyuti