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México: Globalización, un sueño utópico o Utopía, sueños de globalización



    México: Globalización, un sueño
    utópico

    o Utopía, sueños de
    globalización

    El timón bajo el que esta dirigido la sociedad
    contemporánea esta dirigido por sociedades
    occidentalistas que tienen su origen y su fuerza en
    conflictos
    bélicos y que su existencia en el mundo nos da para hablar
    de una aglomerada lista de problemas
    económicos, políticos, ideológicos y
    culturales. Disfrazan la realidad con un proyecto
    aparentemente alentador y que involucra a todos los países
    con miras al desarrollo,
    hablamos específicamente de la
    globalización.

    La globalización se impone como una "moda"
    pragmática en zonas específicas del mundo, llega
    apoteósicamente bajo los aplausos sistemáticos de
    "intelligentsias" del subdesarrollo,
    ávidos de que con la globalización aterrice el
    desarrollo
    económico, por supuesto todos los países, hasta
    los más desatendidos, aspiran a tener un desarrollo
    económico que los conduzca a una mejor forma de vida o por
    lo menos aceptable, pero claro está, que no todos quieren
    o tienen la posibilidad de ayudarse, más por fuerza que
    por ganas, de la mano de los países con excesos
    económicos, como lo es el caso de Estados Unidos y
    México.

    Por otro lado y de forma paralela a la serie de
    transformaciones bajo las que se dan las relaciones
    internacionales, es ahora cuando, en medio de la
    reconformación social casi telúrica, las teorías
    sobre fenómenos sociales cobran mayor fuerza para entender
    y explicar este proceso. El
    fenómeno de la utopía es uno de ellos. El renacer
    utópico que hoy en día nos invade, surge
    precisamente en momentos dramáticos de transformaciones
    mundiales (…) cuando los paradigmas
    teóricos e ideológicos se deshacen, cuando se
    transforman las fronteras convencionales y aparecen nuevos
    procesos de
    integración política y
    económica

    Una vez puestas las cartas sobre la
    mesa nos corresponde preguntar y enfocar nuestras interrogantes
    al caso específico de México, sobre todo por
    conocer de mejor manera las condiciones bajo las cuales suscitan
    los cambios en nuestro entorno: ¿Cuál de ellas es
    la que más vale dentro del tablero mundial, la
    utopía como modelo
    promotor de un desarrollo eficaz aunque inalcanzable o la que
    proyecta la globalización como único modelo a
    seguir sin importar el desarrollo eficaz de los participantes, en
    éste caso México? ¿De qué forma la
    primera influye en la segunda para tomar decisiones
    nacionales?

    México penetra al círculo globalizador, un
    poco titubeante, forzado por las circunstancias internacionales y
    el combustible ideológico de un grupo
    privilegiado, que toma decisiones a través del poder
    político y económico. Sin embargo, aunque algunos
    autores como Drucker consideran a la sociedad postcapitalista
    como la única vía en el desarrollo histórico
    de los países, no podemos pasar por alto la serie de
    trances ideológicos, políticos y económicos
    que lesionan fuertemente a estructuras
    con un nacionalismo
    patrimonial, de sólida cultura
    histórica y con un pasado precolonial y bastante
    cimentado. Elementos que han servido de cohesión
    socio-política y por qué no decirlo, de
    sobrevivencia al EstadoNación.

    Bajo este resquebrajamiento producido por la
    inserción globalizadora, la racionalidad del
    Estado-nación, de nuestra cohesión cultural, aunque
    heterogénea, pero todavía con importantes
    ligamentos de coincidencia y similitudes entre mexicanos, se ve
    seriamente dañada, sin mencionar que esto también
    se debe a la desconfianza de los habitantes hacia la vida
    política y social. México de alguna forma se ve
    obligado a encontrar una solución y justamente lo que
    ofrece la utopía, no sólo es una identidad,
    también un sueño posible. La lucha contra las
    certidumbres, contra un orden que no nos pertenece y que se nos
    impone inexorablemente, así como la búsqueda de un
    futuro deseado, están en la base de la reflexión
    utópica.

    Como se sabe Utopía significa no-hay-tal-lugar,
    la capital,
    Amauroto, ciudad entre nieblas, la cual se alzaba a horillas del
    Anidro, río sin agua y
    gobernada por Ademo, príncipe sin pueblo. Y si aún
    no basta ese marco de negaciones, la historia de Utopía
    era referida por un viajero de apellido Hytlodeo, que significa,
    profesor en tonterías o contador de fábulas.
    Sin embargo, las construcciones utópicas desde la
    República de Platón,
    pasando por la ciudad del sol de Iámbulo, hasta
    Utopía de Tomás Moro y Tomaso Campanella, tienen
    elementos en común: una aguda crítica social, una
    propuesta de igualdad, un
    espíritu de justicia y el
    anhelo de realizar un mundo mejor, pero de manera
    uniforme.

    Thomas Moro, autor de Utopía, afirma que el
    pensamiento
    utópico tiene algunas características:

    • La utopía es valiosa y deseable justamente por
      su contraste con lo real, cuyo valor
      rechaza y, por consiguiente, considera detestable. Subvierte lo
      real y abre una ventana a lo posible.
    • La utopía no sólo marca un
      distanciamiento de lo existente, sino también una
      alternativa imaginaria a sus males y carencias.
    • La utopía expresa, además, el deseo,
      aspiración y voluntad de realizarla.
    • La utopía implica la propuesta de erradicar
      una serie de males que hay que eliminar, para llegar a una
      sociedad donde prevalezca la igualdad y felicidad.

    ¿Hacia la utopía?. Quizá no nos
    dirijamos hacia allá, recordemos que las sociedades
    utópicas se caracterizan por ser inexistentes e
    insubordinadas a la realidad, pero no significa que un vano
    juego de
    imaginaciones pueriles. Cuando descubre que el hombre
    puede individualmente ser mejor de lo que es y socialmente vivir
    mejor de como vive, no descansa para averiguar el secreto de toda
    mejora, de toda perfección. Juzga y compara; busca y
    experimenta sin descanso; no le arredra la necesidad de tocar a
    la religión y
    a la leyenda, a la fábrica social y a los sistemas
    políticos. Es el pueblo que inventa la discusión,
    que inventa la crítica. Mira al pasado, y crea la
    historia; mira al futuro, y crea las utopías. El rescate
    de la cultura, de exaltación de la diversidad y
    heterogeneidad cultural, geográfica, política,
    social, religiosa e incluso económica, yace la fuerza
    cohesionadora para la formación de un país unido
    por sus diferencias.¿Cómo lograr que las
    diferencias nos unan?. La utopía nos enseña que es
    a través de la creación de hombres universales, es
    decir, hombres que sabrán gustar de todo, apreciar todos
    los matices, pero serán de su tierra y no la
    ajena, le dará el gusto intenso de los sabores nativos, y
    ésa será su mejor preparación para gustar de
    todo lo que tenga sabor genuino, carácter
    propio. La universalidad nos permitirá enfrentar la ola
    desintegradora, individualista y desculturizante, para conformar
    una sociedad abierta, con bases culturales sumamente
    mexicanizadoras; que realcen las heterogeniedades, regionales y
    locales, pero con una alta interacción de tolerancia, que
    regenere y amplíe el concepto de
    país.

    Con todo esto nos damos cuenta que, si bien la sociedad
    mexicana nunca podrá ser el sueño al que todos
    aspiramos, tal y como lo señala la utopía, de
    alguna forma sí podrá rescatar y mantener los valores
    que de su sociedad quedan, sin empobrecer las intenciones
    globalizadoras de pertenecer a un mundo internacional, siempre y
    cuando la
    educación mexicana cambie y de un giro hacia la
    universalidad de los individuos y la identificación
    nacional.

    Bibliografía:

    Druker, Peter, La Sociedad Postcapitalista, Ed.
    Norma. Bogotá, 1994

    Henríquez Ureña, Pedro. Utopía
    en América.

    Mercado, Maldonado Asael. Sociología
    Norteamericana: un diagnóstico de nuestro tiempo.

    Universidad Autónoma del Estado de México.
    México 2002

    Rodríguez Alonso Jesús, A. F. Velarde
    Samuel. Cultura y Democracia en
    México hacia el Siglo XXI.

    http:sincronia.cucsh.udg.mx/cultdem.htm


    http://www.inicia.es/de/diego_reina/moderna/revolcient/tmoro_utopia.htm


    http://www.elciberperiodico.com.ar/latrastienda/julio2003/utopiamoro.htm

    Por:

    Angelina García Martínez

    Alumna de 5º semestre de la carrera de Ciencias de
    la
    Comunicación del Tecnológico de Estudios
    Superiores de Monterrey, Campus Toluca

    Brenda Peralta Orta

    Alumna de 5º semestre de la carrera de Ciencias de
    la Comunicación del Tecnológico de
    Estudios Superiores de Monterrey, Campus Toluca

    Ávidas

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