Escuelas de artes y
oficio
- Capacitación
- Educación
- Equipamiento
moderno - Mercado
interno - Mercados
comunes - Mano de obra
calificada - Conclusión
"Si queremos tener industria,
tenemos que tener oficio"
Ingeniero Domingo Pederzoli
La industria
argentina viene
de un severo proceso de
desindustrialización desde hace muchos años, y el
principal costo pagado a
este fenómeno es la pérdida de los – maestros
de oficio – , hemos perdido el más precioso de los
capitales, el humano.
Hoy a la PYMI (Pequeña y Mediana Industria) le
resulta casi imposible formar su – propio semillero – , eso, le
está reservado a grandes grupos que
disponen de los recursos
necesarios para hacerlo.
Por otra parte, creo que la sociedad
equivocadamente se inclina por las especialidades orientadas a
los servicios
saturando la oferta y
desconociendo que – no hay servicio si no
hay producción -.
Además existe un inmenso sector de la sociedad que a
temprana edad queda marginada por el resto de su vida, por no
tener la posibilidad de acceder a una educación media con
salida laboral, ni
tampoco adquirir los conocimientos necesarios para disponer de un
oficio.
Estoy absolutamente convencido que el mejor atractivo
permanente, genuino y provechoso para la radicación de
capitales productivos en nuestro país, es la
disponibilidad de mano de obra especializada, mucho más
que los efímeros y costosos esquemas de las desgravaciones
impositivas o gravosas concesiones.
Afirmo este concepto ya que
la preferencia por la – corbata y el aire
acondicionado – no solo es un fenómeno nacional
sino internacional y es precisamente ahí donde veo una
importante brecha de inserción.
En primer caso me refiero a la capacitación del empleador, pequeño
industrial. Hoy con la globalización económica , la cual,
nos guste o nó debemos participar, es condición
indispensable – entender que pasa en el mundo – , con
quién debemos competir, con qué contamos para
hacerlo, tomar contacto con posibles clientes,
proveedores y
colegas, asociarse a las entidades especializadas
internacionales, participar de la mayor cantidad de congresos y
exposiciones posibles.
Este conocimiento
clarificará si tenemos o no, porvenir en lo que hacemos,
ayudando a tomar la decisión más económica,
tanto sea para mejorar y competir a nivel internacional, o
cambiar de rubro lo antes posible.
Seguramente el tránsito por esta experiencia
pondrá en evidencia la necesidad de adquirir conocimientos
específicos respecto de las más modernas técnicas
de la producción, y es aquí donde se
verán involucrados los entes educacionales a los que me
referiré más adelante.
Otra actitud
indispensable es la de agremiarse empresarialmente y así
poder tener
representatividad. Para ello hay que asociarse a las
cámaras específicas, Uniones Industriales zonales,
etc, y participar activamente, ya que nuestra subsistencia
estará indiscutiblemente inter relacionada con otras
instituciones
de la comunidad que
mucho tiene que ver con nuestra suerte, y con los que es
imprescindible comunicarse en forma permanente.
Esta, es también la forma de evitar que la
conducción de una institución empresaria sea
ejercida por un funcionario que hizo, del gerenciamiento de
ésta una carrera profesional y personal, y
muchas veces interesada para convertirla en un vocero de nuestros
compromisos y necesidades.
Es indiscutible que nuestra actividad está
directamente vinculada a distintas áreas del gobierno;
Economía,
Cancillería, Congreso de la Nación,
Ministerio de Trabajo, Medio
Ambiente, Educación, Bancos,
etc.
Para ello necesitamos interlocutores válidos,
capaces y representativos, que serán en tanto y en cuanto
nuestra participación haya sido efectiva.
Hay que aceptar que debemos adquirir conocimiento.
Hay que aprender a aplicar las técnicas
de producción que rigen en el mundo, para obtener un
precio
competitivo y una calidad
internacional. El diseño
asistido por computación – el Just in time
– la incorporación de la computación de última
generación a los procesos de
fabricación, los sistemas de
aseguramiento de la calidad, son
herramientas
fundamentales.
Para ello es necesario integrar a las Escuelas
Técnicas y a la Universidad con
la Industria.
Hoy las Escuelas y Universidades son instituciones
aisladas de la producción, que mal preparan a masivas
cantidad de personas, con elevado costo, y que
toman contacto con la industria al momento de emplearlos con
deficiente preparación, y que deben comenzar con el aprendizaje,
cuando ya deberían estar en condiciones de aportar y
aplicar sus conocimientos en forma efectiva.
Por otra parte no existen programas
preparados y organizados para asistir a los pequeños
industriales y a sus funcionarios.
Existen cursos no
programados, de alto costo, donde la Universidad
recluta clientes,
publicitando y promoviendo la capacitación y cuyo resultado final es
compartir el alto arancel entre la institución y un
grupo de
profesores pseudo especialistas.
La aplicación de las técnicas de
producción antes citadas requieren, además del
conocimiento, la disponibilidad de laboratorios altamente
equipados para asistir en forma adecuada y eficiente a la PYMI,
que por su dimensión, en la mayoría de los casos,
no puede ni debe disponer de los mismos, dada la relación
USO – INVERSIÓN.
Las Escuelas Técnicas y las Universidades deben
prestar servicios a
las industrias
optimizando el uso de las inversiones y
preparando y vinculando a los alumnos con las Empresas que
serán quienes con seguridad, luego
les ocuparán.
Estos son pasos imprescindibles para llegar a la
investigación. La Universidad debe conocer
qué necesita la Industria para orientar la investigación de manera aplicable,
económicamente retornable y no abstracta. Por lo expuesto
deben estar integradas inexcusablemente.
Esta es una pata importante de la competitividad. No se puede pensar en competir si
no se dispone de una tecnología de punta.
Tampoco es suficiente disponer de las máquinas
si no disponemos del KNOW-HOW. Es aquí donde el concepto de la
internacionalización del industrial cobra
preponderancia.
Argentina debe
quemar etapas para llegar a ser competitiva en el menor tiempo
posible.
Todas las formas de acceder a el KNOW – HOW son
válidas. Las asociaciones con empresas que lo
disponen, los JOINT – VENTURE , las licencias de
fabricación, etc.
Este posiblemente sea el punto más
difícil, ya que de los mercados
emergentes, el nuestro por su dimensión no sea
quizás el más atractivo. Pero ahí es donde
debe jugar la vocación, la creatividad y
la voluntad de hacerlo.
Nuestros Embajadores, Cónsules, negociadores
externos, Intendentes, Gobernadores, deben ser nuestros
principales aliados, alineados en la misma dirección y con los mismos objetivos.
Supuesto que se logran los acuerdos antes mencionados,
¿ con qué se compran las máquinas y
la tecnología ?.
Las PYMIS están descapitalizadas , no existe
conciencia en la
comunidad de
la importancia de la existencia de las mismas, y la Banca, disfruta
de financiar un consumo
exagerado, mucho más seguro y rentable
que el riesgoso oficio del Banquero de financiar la
producción y el desarrollo,
aunque a largo plazo, esto le asegure su propia
existencia.
Los escasos créditos disponibles exigen
garantías y tasas imposibles de absorber en un proceso
productivo de un mercado
abierto.
El Estado y la
Sociedad, deben encontrar la manera de incentivar el crédito
hacia la producción, y si se me permite, también
subvencionarlo.
Reconozco que buena parte de los créditos incobrables de las carteras de los
Bancos
está integrada por proyectos
invíables. Pero es necesario separar – la paja del
trigo -!!!
Una buena iniciativa a tal efecto, considero son las "
SOCIEDADES DE
GARANTÍA RECÍPROCA " aunque tal como se las
presenta, abortarán antes de nacer.
Las garantías exigidas, los costos
operativos, y el tope a los montos a garantizar son incompatibles
con un mínimo proyecto de
inversión.
….AHORA BIEN, PRODUCIR PARA QUIÉN
?…..
Antes de ser descalificado por "proteccionista" , deseo
manifestar que la máxima expresión de la política
proteccionista e inflacionaria es la descomunal inversión argentina en Punta del Este
(Uruguay),
mientras que en nuestro país, la producción
está anclada de la década del 60 y crece el
índice de muerte por
inanición.
La Industria Argentina tiene una deuda con la comunidad.
Es la de haberla provisto durante décadas de productos
malos y caros, y la sociedad le ha respondido de manera
equivalente al tener la oportunidad de acceder al mercado
internacional para abastecerse.
La consecuencia de ambas actitudes
están a la vista. La actividad industrial languidece y la
desocupación creció a niveles
desconocidos para nuestro medio y entre los más elevados
del mundo.
La comunidad debe entender que si persiste en esta
actitud,
pronto no habrá quien compre y ahí se habrá
concluido el ciclo; todos sumergidos en la desolación
!!.
Esta es la máxima expresión de la total
libertad de
mercado, sin ninguna intervención del Estado.
La industria argentina debe reconquistar su propio
mercado, debe respetar a su cliente y debe
ofrecerle garantías respecto de los productos que
fabrica. Esta es una buena estrategia
también para diferenciarse de los productos importados de
bajo precio pero
también de calidad decadente, los cuales por no tener una
opción nacional garantizada inundan gran parte del mercado
sorprendiendo muchas veces a un cliente
desinformado.
Es esta una tarea ardua, pero que una vez en marcha,
redundará en sólidos y permanentes beneficios para
todos.
Es en éste rubro donde una vez más las
Universidades integradas con la Industria, y junto a los
organismos especializados como el IRAM desburocratizados y
compenetrados de su importante acción, harán un
aporte no indiferente al mercado, defendiendo al consumidor y
diferenciando las alternativas de un mismo producto (con
garantía y sin garantía).
Por otra parte, el Estado no
puede abstraerse del rol de control, , y debe
intervenir decididamente sobre los mercados. Es
ingenuo y malicioso desconocer las prácticas
ilícitas de comercio
internacional como el contrabando, el dumping, la
sub-facturación, etc. Las prácticas de estos
ilícitos tienen efectos letales sobre la producción
nacional por más eficiente que sea.
Sobran pruebas de
cómo los – campeones del libre comercio
– defienden su mercado interna (Véase el conflicto USA
– JAPÓN
por el mercado automotriz).
Es por lo menos ingenuo pensar que las deficientes
estructuras
creadas para fiscalizar el comercio exterior
en un mercado cerrado, sean útiles para controlar un
mercado casi totalmente abierto, siendo el casi otro factor de
alta complejidad para controlar por lo específico y
característico de cada acuerdo que regula
algunos sectores del mercado.
Las comunicaciones
y el transporte son
dos factores esenciales que hacen a la actividad
industrial.
Los costos de
transporte y
las estructuras de
puerto tienen costos e ineficiencias muy elevadas ya no
absorbibles en las actuales estructuras de precio.
Las tarifas de comunicaciones
al exterior e interurbanas, fundamentales para la
reformulación de las PYMIS que estamos planteando, tienen
costos exorbitantes; en parte este problema está siendo
reemplazado por la computación, utilizando los servicios
del correo
electrónico, pero esta tecnología no siempre
puede ser utilizada como medio de comunicación según la gestión
a realizar.
Como ejemplo, podemos citar que una Empresa
radicada en el Parque Industrial de Garín (Distrito de
Escobar, Provincia de Buenos Aires) a
35 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ex
Capital
Federal) paga una tarifa telefónica 12 veces superior a la
urbana.
Para mayor claridad, una industria que emplea 25
personas que tiene algunos clientes en el interior y proveedores en
el exterior, paga por las comunicaciones un importe equivalente a
5 salarios de un
operario calificado.
Es una estrategia que
han dispuesto ciertas comunidades atendiendo dos razones
fundamentales:
- Crear zonas de libre comercio
expandiendo los mercados y favoreciendo las escalas de
producción. - Integrar los mercados bajo un mismo estilo de vida,
aprovechando ventajas económicas y creando barreras que
impidan el fácil acceso a terceros
países.
Esta es una clara expresión de que el Estado no
puede permanecer ajeno a la
administración del comercio,
por el contrario, tiene que asumir su deber
irrenunciable.
No parece muy justo ni equitativo que se importen
productos de terceros países con diferentes estilos de
vida, con estructuras de costos totalmente diferentes, donde la
protección arancelaria no contempla la defensa de los
tributos que
el mismo Estado impone a sus productores locales.
Nuestro Mercado Común es el MERCOSUR, dentro
de él nuestro socio principal es grande y difícil
(Brasil). Pero el
flagelo mundial, y del cual somos uno de los más
castigados del mundo occidental es el desempleo, el que
en forma permanente sólo resuelve la industria.
Es precisamente este sector de la Economía el que
nuestro socio defiende decididamente, a tal punto de violar los
fundamentos de la existencia del Mercado Común.
No es fácil negociar con un socio de esas
características, ni tampoco es posible
pedir que ceda parte de su mercado.
Si es lícito como condición de
mínima solicitar un mercado abierto, en el cual competir,
y que prevalezca el más eficiente.
Esto no se logrará si no hay claridad en nuestros
negociadores, y si nuestras instituciones empresarias no forman
parte del grupo
negociador.
Por otra parte también debe estar claro el
objetivo entre
nuestros gobernantes ya que los riesgos frente a
un socio de las características de BRASIL son muy
grandes.
Si no hay un cambio radical
en nuestro sector industrial, como el expresado en estás
páginas, será poco probable la recuperación
del sector Industrial Nacional.
Solo una fuerte coincidencia de todos los actores
involucrados, en esta etapa decisiva, la plena ejecución
del roll que a cada uno le corresponde, nos dará la
posibilidad de subsistir como Nación
y acceder a la dignidad que solo brinda el
trabajo.
La disponibilidad de mano de obra calificada es un
incentivo mucho más auténtico para la
radicación de industrias, que
los artificios usuales de regalías impositivas,
discriminaciones arancelarias, puertos libres, zonas francas y
otras conocidas tangentes, siempre perniciosas y
efímeras.
Si esta disponibilidad de mano de obra calificada no
existe, sólo hay dos opciones: importarla o capacitar la
mano de obra local. Salvo que se prefiera renunciar al desarrollo, es
decir a la generación de la riqueza, es decir el bienestar
general.
Remarco que la capacitación debe ser localizada.
Es impensable de todo punto de vista la migración
diaria entre localidades, provincias y hasta países, hacia
y desde las fuentes de
trabajo. El costo socioeconómico y ecológico de
este fenómeno es devastador. Sumando (en el mejor de los
casos) el gasto en sistemas de
transporte, infraestructura vial, accidentes y
demás. Lo normal es que en zonas de baja densidad de mano
de obra calificada no se radiquen industrias nuevas, y aún
las asentadas lleguen a emigrar hacia zonas más
promisorias.
Sin generación de capacidades, la demanda
superará la oferta local y
afluentes humanos cada vez más pauperizados material y
espiritualmente, producirán asentamientos –
generalmente marginales – retroalimentando el sistema de modo
interminable.
La respuesta lógica
y única es capacitar a esa enorme población que constituye entre el 90 y el
95 por ciento de la planta humana de cualquier empresa. Y que no
mediar dicha capacitación quedará conformando una
masa humana en permanente deterioro, una especie de –
empleado público – bueno para nada.
Si consideramos – como realmente lo es – la falta
de mano de obra calificada como una enfermedad, cabe formular al
respecto un doble diagnóstico: por un lado, una insuficiente
asignación de medios. Por
otro, un a aplicación poco sensata de los medios
disponibles.
En efecto, es común encontrar arquitectos
manejando taxis, ingenieros vendiendo sanitarios o abogados
distribuyendo productos varios. No por capricho, sino por no
hallar demanda en sus
respectivas profesiones. Mientras por otro lado cuesta ubicar un
buen tornero, un plomero confiable o un mecánico
recomendable.
Cada día queremos más universidades, cada
año ingresan más alumnos a carreras terciarias (y
egresan porcentualmente cada vez menos). O sea, cada vez gastamos
más en obtener menos y en producir úlceras y colas
para visa de pasaportes. En lugar de exportar a buenos precios
nuestros productos, regalamos al primer mundo cerebros con un
alto valor
agregado. Es decir, regalamos el capital y
seguimos pagando los intereses.
El Estado, directa o indirectamente, está
apoyando la formación de profesionales – que en
general – tienen medios culturales y económicos
suficientes para valerse por sí. Mientras se le retacean
oportunidades a quienes, con una historia socio-cultural
mucho menos aventajada, pululan en la mediocridad y la falta de
un horizonte de mínima. Y sin infantes de línea
adiestrados y motivados, son inútiles los grandes
generales.
El Ministerio de Trabajo debe disponer de un presupuesto
significativo en inversión oficial para la
capacitación de gente desocupada o sub-ocupada, como
respuesta coherente para sacar a la población de la inservilidad del puestito
burocrático ó el cuentapropismo de ocasión,
y darle un genuino acceso a la dignidad que otorga el Trabajo
Productivo.
Si ha de haber una Universidad, que sea LA UNIVERSIDAD.
Una para todos. Para todos los que el país necesita. A la
que concurran becados y con salida laboral
garantizada aquellos que demuestren fehacientemente su –
capacidad intelectual – y su – vocación -.
Donde tal vez ingrese un 90 % menos, pero egrese un 90 %
más.
Pero abramos ESCUELAS DE ARTES Y OFICIOS. Terminemos con
la parodia de una educación mentirosa, que se interrumpe
con suerte en el 9º grado del EGB (Educación General
Básica) y deja a los jóvenes adolescentes
frente a muchas exigencias y escasas prerrogativas. No hace falta
que me refiera puntualmente a los desafortunados censos
evaluativos que ha llevado a cabo en su momento el Ministerio de
Educación.
Ni importa si conseguimos que el niño o la
niña permanezcan tres años más en las aulas
cursando el Polimodal. Seguirán sirviendo para casi nada.
Semi-analfabetos al fin, de un mayor costo (no de mejor precio).
Pasarán a militar en las huestes de los holgazanes, los no
integrados, los oportunistas, los punterillos políticos,
los limpiapisos, los quinieleros clandestinos, los abrepuertas,
los correcaminos, etc.
Abramos ESCUELAS TALLER a cada paso, en cada localidad,
en cada barrio, al alcance de la gente. Cada empresa
debería enorgullecerse de apadrinar una ESCUELA DE
OFICIOS. No debería existir en el país una sola
Cámara Empresaria que no sostuviera una ESCUELA
FÁBRICA.
En lugar de 12 años de atosigamiento informativo,
tengamos la creatividad de
implementar una escolaridad verdaderamente educativa y formativa,
para los hombres y mujeres del Siglo XXI. Los que tendrán
a su cargo la operación y el mantenimiento
de las prensas, punzonadoras, los tornos, las fresadoras. Los
guinches, los aserraderos, las fundiciones, las
hilanderías y las terminales automotrices. Los que
controlarán la calidad de las materias primas y los
productos elaborados. Los que utilizarán las computadoras y
los robots.
Lo afirmo y lo auguro con la visión de un ex
– alumno de la Escuela de Artes y Oficios Raggio, luego
convertida en Escuela Técnica y junto al Colegio Otto
Krause fueron los dos mejores institutos de enseñanza y formación técnica
de la Argentina, lo afirmo como ex – empleado de la Empresa Ford
Motor Argentina
donde me capacitaron en horario de trabajo en el campo del
Desarrollo de Superficies para el estampado en frío de la
chapa. Lo afirmo como ex – empleado de la Empresa IMAP
donde adquirí los conocimientos de inyección de
piezas de plástico
de alta precisión y el soplado de envases para la
industrias que requieren este elemento. Lo afirmo como ex –
docente de la Escuela de Educación Media desde el
año 1978 (cuando se implementó el Ciclo
Básico Común Polivalente) hasta el año 1987
que presenté mi renuncia a la titularidad de Profesor de
Taller, Dibujo,
Metrología y Trazado. Lo afirmo como
trabajador y matriculado para la instalación de Gas Envasado y
Natural en viviendas particulares y empresas medianas. Lo afirmo
como Dibujante Proyectista de matrices para
estampado de chapa e inyección de plástico.
Lo afirmo como Dibujante de Obras Particulares y Públicas,
tarea realizada en forma privada.
El sistema
económico-político implementado desde el año
1975 hasta la fecha me expulsó del mercado laboral para lo
cual fui formado y me convertí en un Comerciante por
necesidad. Lo afirmo como un ciudadano que apuesta al desarrollo
antes que a la especulación. Que siente la excelencia como
un impulso capaz de sortear obstáculos. Y que –
puesto a elegir – prefiere el camino silencioso de competir
cada día contra la propia inercia y los propios
prejuicios. Ya quedaron muy atrás los tiempos de mi hijo
el profesional, garantía de éxito
económico e inserción social en los niveles medios
y medios altos.
Hugo Sirio
Dto de Escobar, Provincia de Buenos Aires,
Argentina.