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Cultura y Cambio Social




Enviado por legna



    1. Desarrollo
    2. Conclusiones
    3. Bibliografía

    Introducción.

    Con frecuencia se caracteriza a una sociedad a partir
    de su cultura, sin
    embargo, no abundan en igual medida los análisis que enfaticen  el papel de la
    cultura en el
    surgimiento y desarrollo de
    tal sociedad, esto
    queda, en muchos casos, como implícito o 
    sobrentendido. No obstante, aunque existe consenso en considerar
    la cultura como factor del cambio social,
    la determinación de cómo esta toma
    participación directa en el mismo no siempre resulta
    fácil comprenderlo y exponerlo con suficientes
    argumentos.

    La complejidad del concepto cultura
    hace que un amplio espectro de problemas
    aparezcan interrelacionados con éste: su esencia, carácter
    histórico y manifestaciones; vínculos con la
    producción y satisfacción de las
    necesidades; nexos entre cultura material y espiritual, cultura y
    ciencia,
    cultura y valores,
    cultura y desarrollo,
    cultura y educación, entre
    otros, son temas muy ricos en contenidos. Si nos detenemos en su
    definición, algunos autores como A. Kroeber y C Kluckhon
    (Culture a Critical. Review of Concepts and Definitions.
    Cambridge, Mass, 1952 ofrecen hasta 160 definiciones. En ello
    puede influir lo complejo del fenómeno y/o el enfoque
    unilateral en función
    del objeto de estudio de la ciencia que
    aborda el problema (Los etnógrafos
    entienden por cultura todo lo hecho por las manos y el intelecto
    del hombre, a
    diferencia de los dones de la naturaleza; los
    arqueólogos la relacionan con la actividad material de los
    hombres por la cual puede juzgarse su vida espiritual;
    historiadores y otros la identifican con la actividad espiritual
    de la sociedad) Otros limitan su interpretación al
    considerar como cultura sólo las expresiones
    artísticas y literarias de la misma; el modo opuesto es
    una interpretación y definición tan general que
    hace vago el término. Y, algunos llegan a considerar que
    no es necesario un concepto y que se
    debe limitar al lenguaje
    cotidiano y a ciertas ciencias
    especiales como la sociología. (Kelle y Kovalzon,
    1976).

    Desarrollo:

    Cultura y sociedad por la amplitud de los contenidos
    que expresan, en muchas ocasiones se confunden y se identifican.
    Cualesquiera que sean las esferas de la vida y actividad social
    que tomemos, también tendremos unos u otros elementos de
    la cultura. Por su origen, este concepto va ligado a lo que es
    producto de la
    actividad humana (agricultura) a
    diferencia de la naturaleza
    virgen, este término proviene del verbo latín
    "colo", cuyos significados "elaboro", "cultivo", "honro",
    "venero", son quizás las más importantes entre la
    serie bastante extensa de acepciones. La mayoría de las
    conceptualizaciones realizadas tienden a abarcar todo lo creado
    por el hombre, lo
    material y lo espiritual. En ellas se ha querido sintetizar todos
    los adelantos: materiales,
    espirituales y sociales, dado que la cultura se expresa en todo
    el sistema de la
    actividad humana: material (laboral,
    científica y sociopolítica) y espiritual
    (gnoseológica, valorativa y comunicativa),
    reproduciéndose en la misma. En los grupos
    sociales, observamos que: "Cada comunidad porta y
    genera valores
    particulares de la cultura que identifican a sus miembros; la
    autoconciencia de estas características… constituye su identidad"
    (Tejeda, 1999:125) La identidad es
    definida por esta autora como el auto reconocimiento de la
    singularidad que integra a sus rasgos personales las características de un grupo social
    (Ob. Cit: 42). En la persona, la
    cultura es la característica sintética de su nivel
    de socialización; la definición del
    nivel de desarrollo individual, lo que se refleja en su modo de
    pensar y actuar, en los modelos
    individuales de conducta y de
    reacción ante diversas situaciones. "La formación
    de la
    personalidad es también la construcción de su identidad, que tiene
    como fuente de su contenido el medio social, expresado en la
    cultura" (Tejeda; 1999:42)

    La cultura abarca, además, elementos
    objetivizados como: valores cosificados, logros de la producción material o espiritual; obras
    artísticas, cuadros, esculturas, libros;
    medios de
    producción y otros. El elemento funcional de la cultura lo
    constituyen: los hábitos, las costumbres, tradiciones,
    tecnología; cultura del trabajo;
    hábitos de conducta personal;
    métodos
    de creación  y  otros.

    Un análisis lógico del concepto nos
    remite a su extensión y contenido. El primero se refiere
    al conjunto de objetos que pueden ser incluidos en el mismo:
    cultura económica, empresarial, laboral, política,
    jurídica; cultura de salud y demás,
    así como la extensión de cada uno de ellos, por
    ejemplo: el concepto cultura de la salud incluye: cultura
    dietética, hábitos y costumbres alimenticios;
    cultura física:
    postura, ejercicios, etc.; cultura de la higiene: personal,
    familiar y comunitaria; cultura de la medicación:
    consultar al médico y regirse por sus indicaciones, no
    automedicarse; cultura del empleo del
    tiempo: su
    distribución y aprovechamiento.  El
    segundo, es decir, su contenido, es el conjunto de caracteres a
    los que se le puede aplicar el concepto; a cada dimensión
    de su extensión le son comunes el:

    – ser característica sintética del
    nivel de socialización alcanzado por individuos y
    grupos
    humanos,

    – nivel de desarrollo alcanzado por personas y
    grupos
    sociales que se expresa en sus ideas, conducta y
    actuación,

    – nivel de desarrollo alcanzado en la
    instrucción, la ciencia,
    el arte, la
    literatura,  la producción material,
    la conciencia
    social y sus instituciones,

    – mecanismo adaptativo de la humanidad a la
    naturaleza y la sociedad (a esto atribuyen el cambio
    social,

    – conjunto de valores materiales y
    espirituales creados por la humanidad en el curso de la
    actividad humana,

    – horizonte (cultural) que sirve de prisma
    valorativo de la realidad,

    – modo de vivir: hábitos, costumbres,
    tradiciones y,

    – el ser reino de los significados; estos
    están determinados por las creencias y valores
    correspondientes.

    Realizado este estudio, pudiéramos aceptar la
    forma en que el Diccionario
    Cervantes la define:

    "Conjunto de valores materiales y espirituales
    creados por la humanidad en el curso de la historia  y,
    también lo define como: "Nivel de desarrollo alcanzado por
    la sociedad en la instrucción, la ciencia, la
    literatura, el
    arte, la moral, la
    filosofía, etc. y las instituciones
    correspondientes"

    Por su parte, en el concepto cambio social es
    más común la coincidencia de criterios, no
    obstante, existen diversas definiciones. Sztompka, en su libro
    "Sociología del cambio social" (1999) hace
    referencia a un grupo de
    éstas. Todas son algo descriptivas, no hacen referencias a
    causas. De todas ellas prefiero la citada por Ritzer (1987:560):
    "El cambio social hace referencia a las variaciones en el
    tiempo de las
    relaciones entre individuos, grupos, organizaciones,
    culturas y sociedades"

    Conocemos que en la sociedad se producen cambios
    regresivos y progresivos; cambios evolutivos y saltos; el cambio
    es un fenómeno constante, con aparentes estancamientos,
    retrocesos, pero la tendencia es el progreso. Sus fuentes y
    fuerzas motrices, así como las formas en que se producen
    son expresadas por las leyes de la
    dialéctica materialista descubiertas por el marxismo
    (Aunque, tienen por fuente teórica más cercana a la
    filosofía de Hegel). De todas
    formas, la mayoría de los autores vinculan la cultura o la
    civilización (culturalmente caracterizada) como objetos
    del cambio social, y no siempre como agentes del
    mismo.

    Sztompka, en el libro ya
    citado, expone los criterios de algunos autores neoevolucionistas
    y otros representantes de los ciclos históricos, en los
    que vamos a observar el lugar que dan a la cultura en el cambio
    social.

    Leslie White, este etnólogo norteamericano,
    representante del Neoevolucionismo en la Antropología Cultural, en sus dos
    influyentes libros":
    Science of Culture" (1949) y "Evolution of Culture", 
    describe la cultura como un mecanismo  adaptativo por medio
    del cual la especie humana se acomoda a la naturaleza. Esto lo
    hace aprovechando la energía libre  y
    poniéndola  a trabajar en la satisfacción de
    las necesidades humanas. Todas las partes de la cultura
    están interrelacionadas, pero el papel primario
    es jugado por el sistema
    tecnológico (tendencia hacia el determinismo
    tecnológico), siendo derivados o secundarios la
    organización política, la estructura
    normativa y los sistemas de
    conocimientos e ideologías. La cultura se desarrolla y
    avanza a través del incremento del tipo de energía,
    la cantidad de energía aprovechada por persona y
    año, y la eficiencia con la
    que es utilizada. Este factor determina el creciente dominio humano
    sobre la naturaleza… y  es… la tendencia evolutiva
    fundamental. Para este autor "El desarrollo cultural tiene
    orígenes biológicos y raíces en las
    capacidades humanas. Pero una vez nacida, la cultura humana
    adquiere autonomía parcial; tiene vida e ímpetus
    propios y evoluciona de acuerdo con sus mecanismos y ritmos
    específicos. Este autor no deja claro los vínculos
    cultura-sociedad por la base filosófica en que se
    apoya.

    Por su parte Julián Steward,
    antropólogo norteamericano, en su libro "Theory of Culture
    Change" (1955), expone las siguientes ideas:

    las culturas particulares divergen unas de otras y de
    sí mismas… no pasan por estadios unilineales, la
    evolución es multilíneal (economía,
    política, arte, derecho, etc.),

    la adaptación  a diversas condiciones
    hace que las culturas adquieran formas diversas,

    los factores tecnoeconómicos tienen
    preponderancia… sólo cuando el núcleo
    tecnológico es transformado es que se perciben los
    principales cambios evolutivos y aparecen los nuevos tipos de
    cultura. Hace depender el cambio cultural del factor
    tecnológico sin explicar la relación inversa con
    otros aspectos de las relaciones sociales y de la conciencia
    social.

    Marshall Sahlins y E. Service, en su libro "Evolution
    and Culture" (1969), hacen distinción entre evolución general y evolución
    específica. La primera, implica autonomía y
    dominio sobre
    el ambiente para
    una adaptabilidad futura, ésta es como la dirección general de la humanidad en la que
    los nuevos tipos de cultura emergen constantemente; la segunda,
    implica ajuste perfecto a un ambiente
    concreto.
    Ambas formas de evolución pueden entrar en conflicto.
    Consideran que la creatividad
    social da lugar a la diversidad cultural, pero la creatividad es
    considerada como algo espontáneo; la búsqueda de
    adaptación es su fuerza motriz
    y no se habla de necesidades, intereses y conflictos
    sociales.

    La comprensión evolucionista de la cultura
    (potencialidades inmanentes, cambio unidireccional e
    irreversible, persistencia, gradualidad incremental, y otras)
    está presente en estos enfoques y consideraciones. En
    estas ideas existen aportes que pudieran ser de gran valor e
    interés
    en la actividad teórica y práctica, sólo
    tendríamos que interpretarlas desde las posiciones del
    materialismo
    dialéctico y saldrían a la luz sus
    contribuciones con más fuerzas. Mas, el mecanismo
    progresivo de la cultura y sus nexos con el medio social no es
    explicado por ellos de una forma consecuente.

    La teoría
    de los ciclos históricos aporta también elementos
    para este estudio. Aunque abundan los autores, sólo
    haremos mención de  algunos:

    Nikolai Danilevsky (1822-1885) Concibe la historia humana como si
    estuviera articulada en unidades distintas, generales, en "tipos
    histórico-culturales" o civilizaciones. Considera que las
    civilizaciones tienen su lógica
    interna de desarrollo, cada una pasa por sus secuelas vitales, y
    ninguna es la mejor o es perfecta, cada civilización
    surge, desarrolla su propia forma morfológica, sus propios
    valores, enriqueciendo de este modo el tesoro total de los logros
    culturales humanos, y después perece sin ser continuada en
    su forma esencial o específica por ninguna otra
    civilización, negando con ello la continuidad y
    discontinuidad en el proceso de
    negación dialéctica. Agrupa los agentes
    históricos en tres categorías: positivos, negativos
    y sin élan creativo.
    Para Danilievsky las civilizaciones son creativas en campos
    selectos: la griega en la belleza, la semítica en la
    religión,
    la romana en el derecho y la
    administración, etc. El curso vital de las
    civilizaciones comprende: emergencia y cristalización,
    florecimiento y petrificación por falta de creatividad. La
    discontinuidad entre las civilizaciones es, tal vez, su mayor
    error, pero en este caso, está siendo consecuente con sus
    fundamentos filosóficos. Por otro lado, concede a la
    creatividad, en abstracto, un papel relevante en el cambio, pero
    ésta por sí sola  explica muy poco. La
    concepción de la civilización en la
    filosofía marxista suele relacionarla con: a) Un
    período postbárbaro: esclavitud,
    feudalismo,
    capitalismo,
    asociadas a factores socioeconómicos y logros de orden
    cultural como el surgimiento de la escritura, la
    división social del trabajo, logros de las fuerzas
    productivas (armas, arco,
    flecha), avances del arte y la ciencia; b) para definir un
    organismo social determinado: Civilización antigua,
    Civilización burguesa, etc.; c) como concepto a fin de
    "progreso" y también como d) "Civilización
    Universal" La cultura tiene más edad que la
    civilización y, en cierto sentido, es su premisa. La
    cultura legitimaza a una civilización concreta; idealiza,
    normaliza a sus relaciones sociales y a través de esta
    concreción se encierra, restringe, supedita,
    creándose con esto un conflicto
    entre civilización y cultura, esta última tiende a
    la universalización y la civilización tiende a lo
    concreto.

    Oswald Spengler (1880-1936) en su principal obra
    "La  Decadencia de Occidente" (1918) expuso: "Cada cultura
    individual sigue el ciclo vital  de infancia,
    juventud,
    adultez y vejez; surge,
    crece y, tras cumplir su destino muere. Esto no es más que
    la expresión de su pesimismo  en cuanto al progreso
    social.

    Arnold Toynbee (1889-1975), su teoría
    es  considerada la  más extensa y con más
    sustento histórico de las civilizaciones y de sus ciclos,
    aparece en los 12 volúmenes de su "Study of  History
    (1934-61), en ellos considera que las civilizaciones surgen a
    través de factores dobles, combinados: la presencia de una
    minoría creativa y de condiciones ambientales, ni
    demasiado favorables ni demasiado desfavorables… los
    desafíos y respuestas dan su dinámica como civilización… las
    respuestas a un desafío genera otros. En la fase de
    crecimiento la civilización tiene éxitos en sus
    respuestas, en la fase de ruptura dejan de ser creativos. La
    civilización perece desde dentro, por la falta de
    capacidad de respuesta a los desafíos. Resume la ruptura
    de la civilización de la siguiente forma: un fallo del
    poder creativo
    en la minoría, un abandono de la respuesta por parte de la
    mayoría que rechaza seguir las élites triunfadoras
    y, pérdida de la unidad social.

    ¿Por qué existe una fase de
    éxitos en las respuestas a los desafíos? Encierra
    la respuesta a esta interrogante en una abstracción: la
    creatividad y esta por sí sola, como ya señalamos,
    explica poco. Los factores económicos, políticos,
    culturales y sociales se interrelacionan, propiciando la
    conjugación de lo objetivo y lo
    subjetivo, desencadenando las fuerzas sociales del cambio. La
    comprensión del desarrollo social
    ha recorrido un largo camino en el cual el materialismo
    dialéctico marcó un hito fundamental al determinar
    el carácter
    regular del mismo y las leyes que rigen
    el cambio social.

    Un trabajo más reciente y específico es
    el que ofrece Pitirim Sorokin en "Social and Culture Dynamics"
    (1937). Define la cultura como "la suma total de todo aquello
    creado o modificado por la actividad consciente o inconsciente de
    dos o más individuos interactuando entre sí o
    condicionando la conducta del otro" (Vol. 1:3) El principio
    central de la cultura ha de verse en el reino del significado y
    puede denominarse como "mentalidad de cultura" Clasifica la
    cultura en dos tipos: ideacional y sensata.

    La cultura ideacional está caracterizada
    por:

    -Es  espiritual, inmaterial.

    -Las necesidades y los fines son
    espirituales.

    -Los medios para
    satisfacerlos se centran en el auto desarrollo de la
    mente  y el cuerpo.

    -Implican la noción de que la verdad 
    se logra a través de la experiencia
    interior.

    -Implica la idea de que lo bueno está
    enraizado en valores inmateriales, interiores,
    espirituales.

    La cultura sensata:

    -La única realidad es material, accesible a
    los
    sentidos.

    -Las necesidades y los fines son puramente
    carnales.

    -El método
    para satisfacerla es la modificación y
    explotación del ambiente externo.

    -La verdad se encuentra sólo en la
    experiencia sensible.

    -Lo bueno está enraizado en los valores
    sensatos, empíricos y materiales.

    La cultura intermedia idealista representa una mezcla
    de ellas. Este autor concibe el modelo
    principal de cambio histórico en términos
    cíclicos. "Las fluctuaciones socioculturales, esto es, los
    procesos
    recurrentes en la vida  social y cultural y en la historia
    humana" Algunas características de la cultura ideacional y
    la cultura sensata se contraponen, negando con ello su unidad y
    no siempre destaca, a partir de estas diferencias, su desarrollo;
    también son algo absolutas las diferencias que establece
    entre ellas, la cultura material y espiritual a las que llama
    cultura ideacional y cultura sensata. En el fenómeno de la
    cultura se conjugan orgánicamente y se fusionan la esfera
    material y la espiritual de la actividad constructiva y creadora
    de los hombres, guiados por la razón, el trabajo y
    el talento; el campo material de la cultura no es idéntico
    a la producción, sino que constituye el principio
    constructitivo, creador y racional de la actividad material del
    hombre. No es
    la propia producción, ni los mecanismos, máquinas o
    la tecnología, sino son las ideas y los
    principios, el
    saber y los impulsos creadores incorporados por el hombre a su
    creación; dominar la cultura significa, para el hombre,
    elaborar la facultad de "desobjetivizar" los resultados de la
    actividad humana pretérita, esclarecer y hacer "suyo" el
    contenido implícito en ellos y convertir este patrimonio
    cultural en base de toda la actividad espiritual y
    práctica, en medio para su propio
    desarrollo.

    Como se puede apreciar, las concepciones de la
    historia de estos autores los limitan para establecer los nexos
    entre las culturas y la dialéctica de los vínculos
    sociedad-cultura; las fuerzas motrices y las fuentes de su
    desarrollo. No obstante, sus estudios brindan caracterizaciones,
    describen procesos y
    plantean ideas y problemas muy
    interesantes. A comienzos de los años 70 la crisis
    económica mundial puso en evidencia, ante todo, las
    contradicciones del sistema y la crisis del
    desarrollismo. Carlos Del Valle en su libro "La deuda externa de
    América
    Latina" (Ed. Verbo Divino, Navarra, 1992), hace un
    interesante análisis de esta etapa: Los costos sociales
    del capitalismo en
    los países subdesarrollados salen a la luz con mayor
    vigor y gravedad. Se ha ido acentuando con virulencia el abismo
    entre el Norte y el Sur, países élites ricos y
    países y masas explotadas, respondiendo al carácter
    concentrador y excluyente del sistema en su etapa neoliberal y
    global. El crecimiento
    económico va agravando cada vez más el
    desequilibrio, causado por la industrialización, entre la
    naturaleza y los seres humanos; la sociedad de consumo
    continua fomentando el consumismo sofisticado de unos olvidando
    la satisfacción de las necesidades básicas y
    elementales de otros; rivalidad, guerra,
    terrorismo, la
    xenofobia; el individualismo, la competencia,
    cosismo, constituyen los costos culturales
    del sistema capitalista. Economistas y científicos
    sociales multiplican estudios, desde perspectivas y contextos
    diversos, para intentar comprender el significado de la crisis
    económica internacional  en cuanto a crisis global
    que repercute más negativamente en los más
    débiles. Los países industrializados, para salir de
    la crisis y mantener su tasa de ganancia, refuerzan estrategias que
    perjudican aún más a los países
    subdesarrollados.

    La crisis por la que  atraviesan las sociedades
    occidentales es algo más que una crisis económica;
    apunta a una crisis de civilización, de estilo de vida.
    "Existen indicios de que se gesta una época de
    convergencias hacia una concepción del desarrollo que
    implica un nuevo proyecto de
    civilización" (C. Furtado, 1978) La cultura occidental que
    por años ha sido impuesta al mundo, al igual que sus
    valores, ideologías, estilo de vida, visión del
    mundo y de la sociedad, ha entrado en crisis. El modelo
    occidental de desarrollo está  abocado hacia su
    agotamiento, J. L. Sanpedro señala los límites
    que pronostican su ocaso: físicos (agotamiento  de
    recursos),
    políticos (tensiones internacionales, polarización
    del consumo),
    interior (resistencia a la
    deshumanización; limita al hombre a un ser
    productor-consumidor) Es un
    modelo insostenible ante todo por los costos humanos que implica,
    las desorientaciones que provoca, por los valores en
    que se sustenta. El crecimiento
    económico deja de ser un medio de desarrollo para
    convertirse en el objetivo del
    mismo, considerándolo como sinónimo de bienestar
    social. Esto justifica la razón de ser de la sociedad de
    consumo. La civilización occidental que divulga la idea
    del progreso, se basa en la racionalidad instrumental, esta
    privilegia la capacidad humana de crear y adecuar medios y
    técnicas para conseguir lo útil,
    concediendo a la eficacia un
    valor de
    primer orden, es como un horizonte cultural que penetra actitudes,
    informa comportamientos y políticas
    que, a su vez, cristalizan estructuras y
    sistemas. No
    obstante, lo que se está desintegrando es más que
    el funcionamiento de los mecanismos y las estructuras,
    es el sistema de valores que inspira y motiva a la sociedad
    industrial capitalista.

    J. Sanpedro califica la crisis actual de "… ruptura
    histórica; una crisis no sólo coyuntural, que
    abarca el nivel técnico, ni tampoco únicamente
    estructural, que engloba el nivel social, sino que afecta el
    nivel cultural, al universo de los
    valores, creencias y orientaciones; una crisis multidimensional,
    por tanto, no es meramente económica, sino que incluye las
    diversas dimensiones del vivir" (citado por Carlos del Valle,
    1998)

    La crisis del desarrollismo es, en esencia, el
    reflejo de la crisis global, por ello cobran fuerzas las ideas de
    Otro Desarrollo (tiene diferentes denominaciones y
    ramificaciones) o Desarrollo Alternativo, centrado en el hombre;
    una nueva racionalidad y cultura social y económica, un
    uso distinto de la ciencia y la tecnología, nuevas
    concepciones sociales y sistemas de valores más
    humanizantes; un estilo de vida diferente, y esto traducido en
    nuevas estructuras que afectan las relaciones
    internacionales a través de la distribución más equitativa del
    poder.

    José Luis Sanpedro hace un excelente enfoque
    de lo que debe ser el desarrollo: Este debe estar al servicio de la
    cultura y de la vida; el desarrollo es un complejo proceso
    histórico y cultural, del que lo económico es
    sólo una parte y no lo esencial. El autor distingue tres
    niveles en la realidad social:

    El nivel técnico o tecno-económico: Es
    el nivel cultivado por los economistas anglosajones. Un nivel de
    verdades parciales, de los objetos y la causalidad como
    categorías racional básicas. Un nivel
    pragmático y operativo, con variables
    cuantificables. La ciencia económica sería la
    interpretación de la realidad social en términos
    monetarios, ya que ciencia es medir, y para ello hace falta una
    unidad (la moneda) Éstos pueden explicar el crecimiento,
    pero no el cambio estructural inherente al auténtico
    desarrollo.

    Nivel social o Socio-político: No es posible
    reducir la realidad social  a la técnica ni a
    variables
    cuantitativas. De ahí este nivel, propio de los seres
    humanos y sus instituciones en el que necesariamente deben
    incurrir los economistas políticos. (Y no solamente los
    economistas políticos, sino también
    sociólogos, politólogos, filósofos y demás cientistas
    sociales) Un nivel que ofrece verdades globales, dado que la
    comprensión sustituye a la cuantificación. El tipo
    de relación explicativa no será la causalidad
    lineal sino la interdependencia y la globalidad propia del
    análisis estructural. Los proyectos
    técnicos se ven subordinados a los procesos sociales, y
    los análisis estáticos, a los dinámicos, ya
    que las estructuras sociales son estructuras en
    proceso.

    Nivel cultural o Axiológico: Si entendemos por
    cultura el modo de vivir de una colectividad, se debe afirmar que
    lo cultural subyace como cimiento y motivación
    de todo comportamiento, sea individual o colectivo. Es el
    nivel de los valores y verdades simbólicas o absolutas, de
    las imágenes y
    creencias. La cultura abarca los objetos de los otros dos
    niveles, y esto es lo específico del tercer nivel;
    así como lo técnico caracteriza el primer nivel y
    lo institucional el segundo. Es el nivel propio de los meta
    economistas que tendrán como campo de reflexión la
    dimensión económica de lo cultural. "No
    habrá nuevo desarrollo sin referirse a un nuevo sistema de
    valores. Lo que significa caminar hacia otro tipo de cultura. Los
    tres niveles son interdependientes, forman una totalidad. El
    nivel cultural engloba y es soporte de los otros dos"(J.L
    Sanpedro, 1980)

    Muchos otros teóricos del nuevo desarrollo lo
    describen, caracterizan o explican utilizando variados argumentos
    y métodos,
    pero la idea del agotamiento del modelo occidental de desarrollo
    como crisis de su cultura y la necesidad de una nueva cultura
    está presente, con mayor o menor énfasis, en la
    gran mayoría de ellos. Admiten muchas críticas, sin
    embargo, sus valoraciones acerca de la sociedad capitalista
    moderna y la descripción del nuevo modelo de desarrollo
    que defienden son muy importantes a la hora de crear conciencia,
    establecer modelos,
    estrategias y
    políticas de desarrollo; sin embargo, no se
    pronuncian por un desarrollo socialista.

    Conclusiones:

    Cultura y Cambio Social son dos aspectos
    correlativos, la sociedad, en cada etapa de su desarrollo, es
    caracterizada por su cultura y ésta encuba los brotes de
    la nueva formación económico-social. Cultura y
    cambio social son dos aspectos estrechamente interrelacionados:
    la primera avanza junto al movimiento de
    todas las esferas de la vida social y de esta forma se va
    consolidando y convirtiendo en una fuerza social
    capaz de producir el cambio que abra pasos a nuevas culturas, por
    ello pudiéramos decir, que forman una unidad de
    contrarios: se presuponen y al mismo tiempo se excluyen y el
    papel activo lo desempeña la cultura. El cambio, si se
    retrasa, frena el progreso cultural, pero cuando se produce,
    ocurre el salto revolucionario de lo cultural.

    Por el lugar que ocupa la producción de
    bienes
    materiales en el movimiento
    ascensional de la sociedad y en particular, el modo de
    producción de éstos, es que al trabajo y a las
    relaciones
    laborales se les considera objeto primario del cambio
    cultural, en sus aspectos económicos, técnicos y
    sociales; pero los portadores materiales activos de estas
    relaciones son los trabajadores y de hecho, se convierten en
    sujetos de las transformaciones que se imponen como necesidad
    histórica. La dinámica con que opera este proceso irradia
    todo el sistema de la actividad práctica humana y toma
    cuerpo en políticas, mecanismos y modelos que inciden
    desde la superestructura social sobre la base
    económica.

    Muchos cientistas sociales coinciden en
    señalar a las décadas finales del siglo XX como
    incubadoras de los valores de una nueva cultura, la que niega en
    esencia, la ya caduca cultura burguesa. Ello cobra una
    importancia relevante, teórica y práctica, en la
    era de la
    globalización neoliberal

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    educación, la ciencia y la cultura. Cultura laboral,
    OIT
    (08-03-02)

     

    Por:

    Msc. Ángel B. G. Peralta
    Arbella

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