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Cultura y valores




Enviado por unkaramazov



    1. Cultura
    2. Hombre y
      sociedad
    3. Evolución de la
      cultura
    4. Cultura hoy

    Cultura

    Hay cultura donde
    hay hombre, y
    viceversa (Mosterín, 1993). Sólo se está
    ante lo que entendemos por cultura cuando
    nos referimos a lo humano.

    El hombre es a la
    vez producto de la
    evolución biológica y protagonista
    de la cultura que él genera. El hombre ha
    salido de la naturaleza sin
    dejar de pertenecer a ella. El "salto" a la cultura no hay que
    entenderlo como una brecha total ya que el hombre
    nunca abandona la naturaleza.

    Cultura es el modo común de pensar organizado de
    los individuos de una sociedad en orden
    a producir actividades sociales coherentes, tanto de
    acción material como de acción
    individual.

    LA cultura es producto del
    aprendizaje y
    no de la herencia.

    El pensar organizado se refiere al modo conocido de
    transmitirse ideas unas personas a otras en forma inteligible, y
    asimismo, al modo social también reconocido de realizar
    éstas su comportamiento, para lo cual el lenguaje
    viene a ser el vehículo básico de la
    relación humana culturalmente organizada. Esto quiere
    decir que la cultura toma sentido a partir del lenguaje, pues
    éste representa no sólo un modo específico
    de equiparar al individuo con medios
    simbólicos de relación y comprensión de la
    realidad, sino que también hace obtener un conocimiento
    preciso de la cultura por el hecho de que en él se
    incluyen formas de designar las cosas y el comportamiento
    de los miembros de una sociedad.

    El lenguaje es
    nuestra puerta de acceso al mundo, la "mediación
    universal" operante en todas las relaciones
    humanas, entre los individuos, y mediando también la
    relación de éstos con la naturaleza. Condiciona y
    posibilita la cultura y es el factor humanizante por
    excelencia.

    Sin embargo, además de la totalidad de los
    conceptos y productos que
    forman el inventario
    cultural de una sociedad, "cultura" abarca los modos de
    acción que refieren a los modos de vivir de los hombres en
    una sociedad, que se explican en función de
    las relaciones sociales integradas en el espacio y en el tiempo.

    Lo "material" alude a la producción material, como un instrumento de
    supervivencia y del vivir de los hombres, como por ejemplo el
    equipo doméstico, las armas, etc. El
    ámbito de acción referido a lo espiritual refiere a
    las ideas, valores,
    orientación de la
    personalidad, concepción del mundo, ideologías,
    etc. El ámbito espiritual constituye el aspecto de la
    cultura que existe como una realidad autónoma. Conforme a
    estos principios,
    Berenger Castellari coincide con Malinowski (1948, 56) en decir
    que el rasgo principal de la cultura es el estar
    organizada.

    Hombre y
    sociedad

    Frente a la concepción burguesa del hombre,
    marcadamente individualista (Mac Pherson, 1979; también
    Renault, 1993), se ha ido subrayando la dimensión social
    del hombre como algo constituyente. El hombre concreto es
    tal en tanto que vive en el seno de unas relaciones sociales en
    virtud de las cuales es humano (Marx, Karl,
    Manuscritos).

    Sin individuos, no hay conjunto de relaciones sociales,
    pero el individuo humano solamente es tal en esa trama
    relacional, pudiendo decirse a la vez que es a la vez resultado
    –aunque no sólo eso- de ese conjunto en su
    totalidad. En un sentido lato de los términos, sociedad e
    individuo siempre se han mediado entre sí.

    El grado de interacción cultural de las sociedades
    modernas es menor que el de las primitivas. Así, la
    afirmación de Durkheim
    (1928, 157) de que a mayor primitivismo social, mayor es el
    numero de semejanzas que pueden advertirse en los miembros de una
    sociedad. Esa semejanza los hace ser, social y culturalmente,
    más homogéneos, haciendo que el sistema cultural
    total sea casi universal a los efectos de la frecuencia de
    participación de sus individuos en el mismo a
    través de grupos
    sociales y de subsistemas culturales que son
    básicamente comunes. Cuantos menos subsistemas culturales
    existen en una sociedad, mayor será su integración cultural. En una sociedad
    urbana, los límites de
    desviación del comportamiento individual son, en
    comparación con las sociedades
    primitivas entonces, muy amplios.

    Evolución de
    la cultura

    El modo de producirse las formas y las estructuras
    culturales, es histórico. La cultura representa una
    experiencia social que, a su vez, se transmite de unos individuos
    a otros a través del llamado proceso de
    socialización uno según el cual
    individuos y grupos entran
    simultáneamente en contacto con cada persona y la
    instruyen en las técnicas
    que le permitirán relacionarse en el mundo externo. Estas
    técnicas incluyen valoraciones
    específicas de este mundo externo, de conciencia
    específica o histórica de la realidad, así
    como un modo relativamente homogéneo de representarla y
    experimentarla.

    Toda cultura es un acto de formación y
    reformación continua y a la vez constituye una estructura de
    comportamiento que para tener homogeneidad, necesita repetirse.
    Sus cambios implican no sólo transformaciones del medio,
    sino también del hombre y de las relaciones de éste
    con otros, y de éstos en conjunto con la producción de bienes
    materiales.

    El modo de producirse las formas y las estructuras
    culturales, es histórico. La cultura representa una
    experiencia social que, a su vez, se transmite de unos individuos
    a otros a través del llamado proceso de
    socialización uno según el cual
    individuos y grupos entran
    simultáneamente en contacto con cada persona y la
    instruyen en las técnicas que le permitirán
    relacionarse en el mundo externo. Estas técnicas incluyen
    valoraciones específicas de este mundo externo, de
    conciencia
    específica o histórica de la realidad, así
    como un modo relativamente homogéneo de representarla y
    experimentarla.

    Toda cultura es un acto de formación y
    reformación continua y a la vez constituye una estructura de
    comportamiento que para tener homogeneidad, necesita repetirse.
    Sus cambios implican no sólo transformaciones del medio,
    sino también del hombre y de las relaciones de éste
    con otros, y de éstos en conjunto con la producción
    de bienes
    materiales.

    Antes de nuestra era, los atenienses (en la época
    de Pericles) admiraban los mismos templos y las mismas estatuas,
    aplaudían las mismas tragedias o las mismas comedias,
    formaban verdaderamente un pueblo, desde los aristócratas
    de la cultura, hasta los artesanos y quizá los
    esclavos.

    Los "vínculos naturales" del mundo medieval que
    conformaban una comunidad, dejan
    paso a "vínculos artificiales" que los individuos
    establecen entre sí: es el paso de la comunidad a la
    sociedad analizado por F. Tönnies. La individualidad,
    resultando de un proceso histórico-cultural de
    individualización, emerge con la transición de lo
    comunitario a lo societario, que tiene lugar con la
    aparición de la sociedad burguesa en el despegue del
    capitalismo
    europeo.

    A fines del siglo pasado, la mayoría de la gente
    vivía en pueblos y no se hubiera encontrado con un
    extranjero de una cultura remota en toda su vida. A fines del
    siglo pasado, y en los comienzos de éste, la
    mayoría de la gente entra en contacto con personas de
    otras culturas a diario.

    Imágenes de otras culturas llenan las pantallas
    de la TV y el cine, y en sus
    lugares de trabajo, calles y mercados, la
    gente encuentra comerciantes, migrantes, viajeros y refugiados
    constantemente, en especial en las ciudades. En el espacio de 100
    años, la interacción cultural en el mundo ha
    crecido dramáticamente.

    Cultura hoy

    Las interacciones globales en la actualidad presentan el
    problema de tensión entre la homogeneización y la
    heterogeneización cultural.

    Homogenización que deriva o bien hacia un
    argumento acerca de la creciente expansión de la cultura
    estadounidense, o bien hacia la transformación de la
    cultura en mercancía. La mayoría de las veces ambos
    se hallan íntimamente relacionados. Sin embargo, tan
    rápido como las fuerzas de las distintas metrópolis
    logran penetrar otras sociedades, muy pronto son aclimatadas y
    nacionalizadas de diversas maneras.

    El crecimiento de las relaciones interculturales, de
    corrientes políticas
    como el multiculturalismo, de sistemas de
    discriminación, del racismo,
    etcétera, están a la vista en la escena
    mundial.

    El aumento de los intercambios indirectos
    (mediáticos e informáticos) y de los directos (cara
    a cara) entre diferentes culturas a raíz del crecimiento
    también de la industria del
    turismo, de las
    relaciones comerciales, de la programación televisiva y del desarrollo de
    las nuevas
    tecnologías, exige que se desarrollen "competencias".

    Para Calderón y Dos Santos, el nuevo dinamismo
    del mercado y la
    industria
    cultural a nivel global conllevan un orden complejo y disgregado
    que difícilmente pueda ser comprendido a través de
    las meras relaciones de oferta y demanda
    o entre países centrales y periféricos; se trata más bien de la
    gestación, muy dinámica, de una serie de
    asincronías entre la política, la economía y la
    cultura.

    Siguiendo a Ford, el proceso central en la sociedad
    contemporánea está producido fundamentalmente por
    una globalización llevada a cabo de manera
    salvaje y absolutamente dependiente del mercado;
    crecimiento de diferentes tipos de brechas, diversidades
    críticas y diferencias socioeconómicas y
    socioculturales.

    En primer lugar, problemas
    estructurales tales como la creciente ampliación entre
    riqueza y pobreza, cambios
    en la constitución de la familia y
    en el rol de la mujer, aumento
    del empleo
    precario y del desempleo, nuevas
    formas de violencia y
    marginación, fragmentación de las ciudades,
    racismo,
    desatención sanitaria, educacional, social, tiene sus
    efectos durante toda la estructura social: el pago de la deuda de
    Tanzania es 9 veces lo que gasta en atención primaria de salud y 4 veces lo que gasta
    en enseñanza primaria.

    La creación de una cultura de masas no
    tendería hacia una homogeneización en el imaginario
    colectivo, sino mas bien hacia una diversidad de apropiaciones.
    Nos apropiamos de lo que recibimos de la cultura de las masas, la
    adoptamos, digamos, pero a nuestro modo.

    Ford destaca la importancia de que ante tanta
    apología y mitologización de la
    globalización, o mejor dicho, de las formas en que
    ésta se produce, poner en escena los diferentes tipos de
    desigualdades infocomunicacionales que acompañan a las
    diversas y crecientes brechas entre riqueza y pobreza que se
    producen en la sociedad contemporánea.

    Ante un discurso
    hegemónico que habla como si todos los habitantes de
    la tierra
    tuviesen una computadora y
    estuviesen conectados a internet, es importante
    recordar que gran parte de los habitantes del planeta carece de
    teléfonos, televisores, diarios, y que incluso no ha
    tenido todavía acceso a la
    alfabetización.

    Ahora, si bien la diversidad cultural de nuestras
    sociedades latinoamericanas es uno de los rasgos centrales de su
    propia constitución, no es menos cierto que esta
    diversidad de prácticas y de representaciones expresada en
    una variedad de mundos de vida, de una u otra manera, conflictiva
    e integrativamente, se ha constituido históricamente en
    relación con la cultura europea. Quizás allí
    radique precisamente nuestra especificidad cultural: en habernos
    hecho en conflicto e
    integración con otros pero a la vez ser
    distintos, además de desear constantemente esa
    distinción.

    Los argentinos somos muy distintos (en nuestra propia
    diversidad), nos construimos nacionales en sociedades
    predominantemente indígenas, que por otra parte, en
    algunas (no pequeñas) partes de nuestro territorio, a su
    vez ya había una distinción entre cultura
    indígena autóctona (aunque mucho de ella se haya
    perdido), y la cultura de sus conquistadores, la cultura del
    Imperio que se superpone, a su vez con patrones socioculturales
    complejos y dirigidos por élites criollo-mestizas durante
    y después de la conquista de (sud) América, la que se construye sobre la base
    de una migración
    europea (en su propia y gran diversidad), de las provincias del
    interior en la urbanización de las ciudades, producto de
    la industria principalmente y (fundamentalmente en la actualidad)
    de las migraciones de países mayormente limítrofes,
    todo esto sin contar a la
    globalización si es que la entendemos como una
    adopción de una cultura homogénea
    que se suma a las diversidades, las reafirma y hace más
    fuertes o hasta incluso crea nuevas vetas en el sistema cultural
    nacional.

    Aunque los cambio
    culturales tienen normalmente su origen en alguna
    alteración importante en las condiciones de vida de una
    sociedad, también pueden originarse por el accionar de un
    solo individuo, que "contagia" a sus pares y así
    sucesivamente hasta producirse un cambio
    cultural relevante.

    Pienso que es fundamental la enseñanza de lo que significa la cultura y
    de lo que abarca, sus elementos constituyentes y todo lo que hace
    a la naturaleza del propio hombre, sin recortes de política educativa ni
    tabúes. Muchas veces se tiene una idea errónea de
    cultura en cuanto que se piensa que ésta designa y engloba
    al mundo de los artistas, pero esto no es así. No es
    cultural solo una actividad de alguien que por determinadas
    circunstancias expone sus obras pictóricas en una
    galería de arte, por
    ejemplo, sino que es todo lo que cualquier hombre hace y recibe
    en el seno de su comunidad, todos creamos cultura y vivimos en
    ella, condicionándola y condicionados a la vez.

    Debe considerarse el proceso de socialización
    primario como fundamental en la constitución de la
    personalidad
    de un individuo en la cultura, y para eso es de fundamental
    importancia la adecuada enseñanza de valores
    morales y humanos en este proceso, para lo cual deben
    establecerse programas que
    instruyan a los padres y a los socializandos primarios de lo que
    esta tarea significa como así también de
    cuál es el campo de juego que las
    personas tienen en la sociedad, y así instruir los valores y
    la fuerza
    necesaria en ellos para un buen desenvolvimiento en el
    futuro.

    Los valores se
    aprenden de una manera determinante para el individuo con
    respecto a toda su vida posterior y a su vez son una huella que
    queda impresa y le sirve de sustento para el siguiente nivel,
    aquel en donde aprende de las instituciones
    y de los maestros, nivel que en este sentido tampoco debe
    descuidarse ni despreciarse.

    Las herramientas
    de los cambios culturales son las mismas que las existentes en la
    cultura, por lo que, para que se opere un cambio cultural, pueden
    utilizarse cualquier clase de métodos,
    hasta los medios
    informáticos, no ya los directos solamente como lo era en
    la antigüedad. No se debe temer a esto. Sería un
    tanto prejuicioso restar importancia a un medio novísimo
    de comunicación cuando es utilizado en nombre
    de, por ejemplo, el aprendizaje de
    historia, o bien
    cuando se lo utiliza para relacionarse con otras personas de un
    modo equiparable totalmente al de la interrelación directa
    (cara a cara), y no para utilizarlo con los fines altamente
    tecnológicos de cualquier empresa; ambas
    utilizaciones del mismo medio son igualmente válidas en
    cuanto medio-fin hace a la validez y valoración de ese
    camino. En la ciencia los
    resultados se evalúan por lo que son y no por el camino
    que transcurren para llegar a ser lo que son, es como llegar al
    mismo resultado de una ecuación matemática, pero por procesos
    diferentes. Por eso los intercambios culturales deben operar por
    todos los medios que la cultura pueda conocer, como así
    también, debe entenderse que los mensajes deben dirigirse
    de acuerdo a la utilización que los receptores de
    éste hagan de los medios de
    comunicación que posean o que estimen convenientes, e
    incluso que más puedan valorar, y también de
    acuerdo a la utilización real del lenguaje de los
    receptores. Debe analizarse cuáles son los medios en los
    que la gente se comunica, a cuáles se les presta
    más atención, cuáles son aquellos
    canales que pueden incorporarse para un mejoramiento de la
    comunicación y de la apertura cultural de las
    personas, tanto en vistas a su futuro como parte de una sociedad
    como para la transmisión de un determinado
    mensaje.

    Las políticas
    sociales deberían encaminarse siempre teniendo en cuenta
    el lenguaje
    común de la población a la cual se dirigen. Es
    fundamental un buen uso del lenguaje en todos los planes sociales
    y las relaciones
    humanas, pues de este uso dependen la transmisión del
    mensaje que se realice y sus consecuencias en la constante
    formación de la cultura.

    Coincido con M. A. Ciuro Caldani en que debe haber una
    estrecha colaboración entre grupos, entre organizaciones de
    toda índole, salvándose todos las diferencias que
    puedan condicionar una obstrucción a la
    colaboración mutua. De este modo, entes como Estado
    podrían relacionarse libremente y en armonía con
    otras organizaciones
    tales como los movimientos vecinales. Esta colaboración,
    esta transmisión de cultura es muy importante en una
    sociedad profundamente fragmentada, competitiva y egoísta
    como la nuestra, en donde conviven muchas formas de organización, muchos subsistemas y grupos
    distintos que generalmente se encuentran muy distantes unos de
    otros y en donde se mira con desconfianza, recelo y reticencia al
    exogrupo.

    El establecimiento, discusión e inventario de
    políticas específicas que defiendan los patrimonios
    culturales, económicos, sociales e históricos, en
    el marco de la "globalización" es sumamente necesario para
    impedir que se pierdan o se diluyan nuestras culturas, y para
    que, como dice Ford, seamos "procesados por otros".

    Los planes de capacitación para los educandos de todos
    los niveles, desde los padres, hasta los maestros avanzados,
    deben tener en cuenta la cultura en la cual se
    insertan.

    Pienso que en las condiciones de crisis y de
    multiculturalismo en que se encuentran las sociedades del mundo
    en estos últimos tiempos, y en los que existe una gran
    inseguridad en
    cuanto al futuro en general, e incluso en cuanto al futuro
    próximo, tanto de los grupos culturales como de los
    individuos, en tiempos en los que le es costoso a cualquier
    persona auto-identificarse y entender la compleja trama
    socio-cultural en la que se desenvuelve, es necesario que los que
    detentan el poder, los
    "amos del mundo" como dice Bordieu, tomen conciencia de la
    importancia de las necesidades reales del hombre como ser humano
    y como ser sensible. El hombre necesita de la transmisión
    de ciertos valores, es necesario una salida que vuelva a unir al
    hombre consigo mismo, que lo devuelva a los valores
    que siempre encontró en la naturaleza, no solo para
    poder afrontar
    la cosificación de la que es producto por el juego de los
    mercados o para
    no considerarse una ficha en el juego de la
    democratización o de la estatificación de la
    nación
    en que vive, sino también para tener seguridad,
    confianza en sí y en sus pares.

    El ser humano debe aprender a confiar en si mismo. Se
    debe enseñar y comunicar. La sabiduría debe
    decirnos que el hecho de ser distinto a otros no es malo, que un
    grupo, por
    pequeño que sea, es parte de la raíz de un pueblo,
    de una sociedad, es cultura tan valedera como cualquier otra, y
    que a su medida constituye un pueblo entre sus propios límites.
    Debe decirnos que cada cual debe estar orgulloso de lo que es,
    del grupo del que
    formamos parte, de su lengua,
    religión,
    o de lo que fuere, aunque estas distinciones no sean coincidentes
    con la cultura común de la sociedad, y como contrapartida
    de esta valoración del propio grupo, se encuentran la
    valoración del otro, el aprender y fomentar la tolerancia y el
    respeto por el
    que es distinto.

    Debe evitarse la desnaturalización de los
    derechos
    humanos, y, de ser necesario, cambiarles su
    denominación, o, ¿para qué nombrarlos?, hay
    que ejercerlos. La sociedad muchas veces ha creído, y
    aún hoy muchos lo siguen creyendo, que los derechos humanos son
    palabras que encierran vacío o falsedad, que son una
    "careta" que se usa en nombre del bien común y de la
    humanidad, cuando en realidad los hechos demuestran otra
    realidad, haciendo que caiga su importancia y su real
    significado. Zaffone nos da un claro ejemplo: "(…)bajo las
    ideas de defensa de la democracia y
    las libertades personales, los angloamericanos abarcaron,
    únicamente en la segunda mitad del siglo XX, con la vida
    de 4 a 5 millones de seres humanos. Que mejor ejemplo de
    desnaturalización que esta espantosa cita". Hoy en
    día, no existe entre los distintos autores un pensamiento
    uniforme en base al curso actual de los hechos. La critica de la
    crítica se ha vuelto constante en todos los
    ámbitos, y basta que alguien opine algo desde determinado
    punto de vista para que sea rápida y fácilmente
    criticable. La situación es compleja. No puede compararse
    a un pensador de la época medieval, en donde si
    quería (o si podía) opinaba generalmente teniendo
    en cuenta una cultura limitada, específica y
    homogénea sobre situaciones que encrucijaban a sólo
    unos cuantos factores, con un pensador actual que más bien
    debe ver muchísimos enfoques y puntos de vista sobre un
    mismo tema y así relacionar distintas culturas, de lo
    contrario su postura sería limitada y no englobaría
    todos los puntos de vista sistemáticamente, y, si habla de
    "globalización" no puede excluir conceptos como "cultura
    de masas" o "posmodernidad". A su vez, teorías
    que deshumanizan al hombre o teorías
    que no consideran la humanidad, o que es peor, que la destruyen,
    logran consenso bien por la cultura mediática, bien por la
    falta o la mala educación. Un
    pensador, hoy, debe ser cauto, debe imaginar todos los puntos de
    vista posibles, debe buscar el consenso para dar firme base a su
    ideología o a su mensaje, y debe saber
    cómo dirigirlos y a quién dirigirlos, respetando
    fundamentalmente el lenguaje de todos sus receptores. En este
    mundo, o mas bien, en lo que este mundo se ha convertido, se debe
    buscar la acción concreta, se debe luchar para que el bien
    triunfe, se deben buscar los ejemplos, se debe enarbolar el
    cambio cultural. Los tiempos nos han dado una herramienta
    fortísima como lo es la libertad de
    expresión (propia, en realidad, de la naturaleza
    humana) y grandes vías de comunicación para hacerla palabra, y a su
    vez, nos ha dado hechos, experiencia. No es fácil, pero si
    la humanidad sigue un curso, vale la pena intentar retomarlo si
    en algún punto nos hemos alejado, vale la pena virar hacia
    el orden, la paz, la solidaridad, y
    hacia tantos otros valores y utopías que tanto se
    soñaron (y que se sueñan…).

     

    Luis J. Gallagher

    Facultad de Derecho y Cs. Soc, UBA

    Buenos Aires – Argentina

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