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El pañuelo del desconsuelo




Enviado por epolo



    1. Resumen
    2. "El pañuelo del
      desconsuelo"
    3. El Área de Libre Comercio
      para las Américas
    4. La verdadera América
      Latina
    5. El ALCA al
      desnudo

    Resumen

    Con la presente investigación pretendemos demostrar como el
    Área de Libre Comercio
    para las Américas no es más que otra de las
    vías que ha esgrimido el imperio para lograr sus objetivos
    anexionistas, partiendo de su deseo de adueñarse y dominar
    la región latinoamericana, presente desde el siglo XIX en
    su política
    expansionista. Al hacerlo propugna un esquema de "felicidad" para
    la América
    Latina, que es preciso desmentir, para así mostrar a
    este engendro neocolonialista en su ilimitada labor de favorecer
    una amplia crisis en la
    región y lograr someternos a los deseos del amo
    norteamericano.

    Para alcanzar esta dominación, encontramos otros
    procesos junto
    al ALCA, como es la
    dolarización, al parecer separados, pero
    muy unidos en su propósito de dominación
    económica en nuestra área emergente.

    Muchas voces se levantan hoy en contra de tan viciado
    acuerdo, solo es necesario que se hagan más fuertes y
    duraderas. La situación de la América
    Latina nos exige una salida más decorosa, justa e
    igualitaria, en la que se logre la plena concreción de los
    derechos
    humanos, y constituya una verdadera alternativa hacia un
    mundo mejor, que es posible.

    "El pañuelo del
    desconsuelo"

    La fórmula de la nueva "panacea" americana, se
    viste con un traje moderno dentro de un cuerpo y un
    espíritu de vetusto camuflaje, más a pesar de
    seguir existiendo hilos y marionetas, hay muchos más ojos,
    antes dormidos y hoy abiertos, en caras tan disímiles,
    como las etnias, los diferentes estratos sociales y en las
    propias transformaciones gubernamentales. Por eso, como malos
    guiones para teatro, las
    versiones se agotan pero no convencen.

    Desde 1889, cuando el movimiento
    panamericanista se encontraba en sus albores, el Secretario de
    Estado
    Norteamericano, James Blaine, presentó la propuesta a sus
    colegas del hemisferio sobre la creación de una
    unión aduanera que abarcara todo el territorio
    continental, pero en esa oportunidad la iniciativa no
    prosperó, debido, en su mayoría, a la
    oposición de los países del Cono Sur, que
    veían en dicho proyecto una gran
    amenaza para el florecimiento de sus nacientes industrias
    manufactureras, y un instrumento para perpetuar una injusta
    división del trabajo.2

    A partir de entonces se han sucedido varios intentos de
    anexión de Latinoamérica a los Estados Unidos,
    siendo uno de esos momentos cumbres la guerra
    hispano-cubano-norteamericana y en la cual se auto premian con
    Cuba, Islas
    Guam y Puerto Rico y se
    convierten en los barones del carbón, el
    petróleo y el acero, dominando
    económicamente la región. Así, el
    último engaño que han podido engendrar es el que
    conocemos como Área de Libre Comercio para
    las Américas (ALCA).

    1. El Área de
    Libre Comercio
    para las Américas.

    Los orígenes del ALCA, vista esta última
    como proceso de
    diálogo
    hemisférico tendiente a la negociación de un tratado de libre
    comercio continental antes del año 2005, se remontan a
    junio de 1990. Fue en ese momento que el entonces presidente
    George Bush lanzó su "iniciativa para las
    Américas". Ciertamente, el ALCA no es sino la
    continuación de dicha propuesta norteamericana, por lo que
    sería casi imposible concebirlo sin relacionarlo con la
    misma.

    Luego, con la caída del muro de Berlín y
    la implosión de la Unión de Repúblicas
    Socialistas Soviéticas, el liberalismo
    salvaje tomó nuevos aires, y el escenario político
    internacional se vio modificado por el surgimiento de bloques
    económicos regionales interdependientes, dando paso al
    proceso
    denominado globalización.

    Si bien es cierto que la
    globalización3 significó la
    informatización planetaria, la expansión
    exponencial de los intercambios comerciales y la
    aceleración del cambio
    tecnológico, no fue la panacea ni el fin de la historia que el discurso
    ultraliberal profetizó. Las diferencias entre los
    países del centro y la periferia, lejos de achicarse, se
    agrandaron. La concentración empresarial reforzó
    esa tendencia, aumentó la desigualdad y la
    exclusión, tanto en los países centrales como en
    los periféricos, la desaceleración del
    crecimiento
    económico y la hipertrofia financiera provocaron la
    crisis del
    estado moderno
    como tal.

    La nueva confrontación imperialista que surge
    entre la Unión
    Europea, el Bloque del Pacífico y los Estados Unidos de
    América
    (los dos primeros, bloques regionales de gran importancia) es lo
    que motiva a este último a impulsar el Tratado de Libre
    Comercio de América del Norte, TLCAN o
    NAFTA, en
    inglés
    (North America Free Trade Agreement), primero con Canadá
    en 1990, luego acordando el ingreso de México en
    1994, y finalmente, en diciembre del mismo año, en la
    Primera Cumbre de las Américas realizada en Florida, al
    plantear como objetivo la
    creación del ALCA.

    El ALCA sería el acuerdo de comercio
    más grande del mundo. Integrado por 34 países de
    América
    Latina -menos Cuba- con unos
    800 millones de habitantes y un PIB de 11
    billones de dólares, con una asimetría entre los
    Estados Unidos y el resto de los países de América
    enorme, toda vez que el PIB
    estadounidense representa más del 75% de todo el
    hemisferio. La diferencia de escala de las
    economías es alarmante: el PIB de los Estados Unidos es 16
    veces mayor que el brasileño y 25 veces mayor que el
    mexicano. Este acuerdo prevé la liberalización
    progresiva de aranceles a
    partir del 2005 y eliminar todas las barreras aduaneras y
    proteccionistas.

    La decisión de crear el ALCA se planteó en
    la Primera Cumbre de las Américas –auspiciada por
    la
    Organización de Estados Americanos- celebrada en
    Miami, Florida en 1994 y contó con la aprobación de
    los treinta y cuatro jefes de Estado y de Gobierno
    participantes. En esa ocasión se firmó un acuerdo
    que proyectaba la formación de un mercado
    único para todo el continente, con el objetivo
    central de eliminar progresivamente las barreras arancelarias que
    obstaculizan el comercio y las inversiones.

    En la Segunda Cumbre de las Américas efectuada en
    Chile en 1998
    se tomó la decisión de poner en marcha las
    negociaciones del ALCA, conforme a lo aprobado en la Cumbre de
    Miami.

    Durante la primera y la segunda reuniones de ministros
    de los países firmantes del ALCA, efectuadas en 1995 y
    1996 respectivamente, se acordó establecer un total de
    doce grupos de
    trabajo, los cuales recibieron las denominaciones siguientes:
    acceso al mercado; procedimientos
    aduaneros y reglas de origen; inversión; subsidios, derechos anti-dumping y
    compensatorios; normas y
    barrearas técnicas
    al comercio; medidas sanitarias y fitosanitarias;
    economías más pequeñas; servicios;
    política
    de competencia;
    derechos de
    propiedad
    intelectual; compras del
    sector
    público; solución de controversias.
    Además se estimó necesaria la creación de
    grupos de
    estudios sobre la protección del medio ambiente
    y los derechos de los trabajadores.

    En la cuarta reunión celebrada en San José
    de Costa Rica en
    1998, la tarea esencial fue elaborar las recomendaciones que
    delimitaran los objetivos de
    la estructura y
    organización para el proceso de las
    negociaciones del ALCA. Se decidió que los principios
    rectores en las negociaciones del ALCA estarían regidos
    por las reglas siguientes:

    1.- Las decisiones se aprueban por consenso, lo cual
    crea una situación de desventaja para los países
    más atrasados o para los que queden en
    minorías.

    2.- Las negociaciones tienen que cumplir con el
    principio de transparencia (esta cuestión se encuentra en
    un nivel muy bajo de cumplimiento).

    3.- Los acuerdos a que se arriben sobre el ALCA no
    pueden contradecir ni violar las normas y
    disciplinas establecidas por la
    Organización Mundial del Comercio.

    4.- Se instituye que el ALCA constituirá un
    compromiso único, o sea, no se llegará a un acuerdo
    final sin la aprobación de todos y cada uno de los
    participantes.

    5.- Se define que el ALCA no impedirá a los
    países contraer otros acuerdos bilaterales y subregionales
    del continente siempre que no sobrepasen los derechos y obligaciones
    del acuerdo.

    6.- Se plantea que se brindará especial atención a las economías más
    pequeñas para asegurar su participación plena en el
    acuerdo. Sin embargo, en septiembre del 2001, los Estados Unidos
    plantearon que no era necesario darles trato preferencial
    alguno.

    En el año 2005 los gendarmes prevén que el
    ALCA alcanzará 34 países, de ellos, 26 son
    pequeñas naciones que, de lograrse el acuerdo, se
    verán con serias dificultades para defender sus intereses
    nacionales. Las ofertas son aparentemente halagüeñas
    pero el desigual desarrollo
    económico de los signatarios, sobre todo del promotor,
    hace notablemente diferentes los beneficios y la
    inclinación de la balanza a favor de la primera potencia
    económica del mundo. Así, en la medida en que se
    avanza en las negociaciones que darán paso a la
    aceptación del acuerdo, la América Latina se sume
    toda en desesperación y olvido.

    2. La verdadera
    América Latina.

    En los últimos 20 años la situación
    de la región se ha agudizado de manera sorprendente, si
    tomamos en cuenta que para los inicios de la década de los
    80 del siglo pasado, según estadísticas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas,
    el 39% de los latinoamericanos eran pobres, cuando apenas el
    neoliberalismo
    comenzaba a tomar fuerza en esos
    países, y a sentirse sus políticas
    de abstencionismo estatal en las diferentes esferas de su vida
    socioeconómica.

    Sin embargo, en los inicios del nuevo siglo XXI, el 44%
    de la población del subcontinente pasó a
    formar parte de la lista negra de la pobreza. Las
    cifras anteriores se traducen en que 224 millones de personas son
    pobres, y de estos, 90 millones se encuentran en el extremo
    mínimo de la pobreza, o sea,
    en la indigencia. Luego de dos décadas de políticas
    neoliberales encontramos en la región la distribución más injusta y desigual
    de los ingresos, si se
    tiene en cuenta que el 20% más rico de la población latinoamericana recibe un ingreso
    que es 19 veces mayor que el 20% más pobre.

    El 9% de la población de la región sufre
    el desempleo. De 100
    empleos, 85 se ubican en el sector informal del trabajo, del que
    se obtiene muy escasos beneficios, debido a los bajos salarios, a la
    nula protección de los derechos laborales y a la
    inexistencia de sistemas de
    seguridad
    social. En la salud repercute con fuerza la
    crisis neoliberal, si analizamos que las elevadas cifras de
    mortalidad infantil alcanzadas en la región ascienden a la
    de 35 por mil nacidos vivos. En cuanto a la educación, es de
    significar que el 13% de la población latinoamericana
    (más de 70 millones de personas) es analfabeta, más
    de 40 millones de niños
    se encuentran en estos momentos sin posibilidades de asistir a
    las escuelas, y 150 millones de latinoamericanos no pasan del
    tercer grado como nivel de escolaridad. A todo esto se suman lo
    altos niveles de trabajo
    infantil, violencia,
    discriminación, delincuencia
    juvenil, prostitución y el consumo de
    drogas.

    La aplicación de políticas neoliberales ha
    sido, como se ha dicho antes, la causa fundamental de que la
    América Latina haya desembocado en la problemática
    sociopolítica que estamos abordando, como consecuencias,
    entre otros factores, del debilitamiento del papel de
    Estado como eslabón fundamental del sistema
    político de la sociedad
    encargado de las principales decisiones políticas, de la
    ola de privatizaciones que afectan a sectores importantes como
    son los de abastecimiento de agua, gas, electricidad y
    otros, a cuyos servicios no
    todos pueden acceder al no poseer recursos para
    abonar las tarifas correspondientes, afectándose en gran
    medida las condiciones primarias de vida de la
    población.

    De lo anterior se infiere que en la actualidad se
    vislumbre un sombrío panorama en materia de
    práctica, protección y defensa de los derechos humanos
    en la región, los que se encuentran en una
    situación generalizada de franco y conmovedor deterioro,
    aún cuando se regulan y amparan en las diversas
    Constituciones latinoamericanas, poniéndose de manifiesto
    una vez más las diferencias abismales derivadas de la
    existencia entre la constitución formal y la
    material.

    No se garantiza la tutela legal de los Derechos Humanos
    debido a la falta de la correspondiente legislación
    complementaria, ni se aplican los contenidos normativos de la
    Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de
    diciembre de 1948, de la Convención Internacional de los
    Derechos del
    Niño (ambas aprobadas por la Asamblea General de la
    Organización de Naciones Unidas)
    ni de otros tantos instrumentos jurídicos internacionales
    adoptados sobre el tema.

    3. El ALCA al
    desnudo.

    El ALCA nos recuerda al viejo cuento
    infantil del lobo disfrazado de oveja, al presentársenos
    como la mesiánica oportunidad que impulsaría un
    desarrollo
    integral y vertiginoso para las naciones latinoamericanas, con
    vistas a facilitar amplias relaciones comerciales y de
    intercambio entre nuestros países, sin exhibir que tras su
    máscara se esconden verdaderas y marcadas pretensiones
    anexionistas sobre las débiles economías del
    área por parte de los Estados Unidos de
    América.

    Podría parecer el ALCA, la vía a
    través de la cual los países de América
    Latina verían abiertas sus puertas a la comercialización de sus productos; sin
    embargo persigue en lo fundamental, afrontar la crisis
    energética que ya se cierne sobre los EE.UU., si tomamos
    en cuenta que sus reservas petroleras están calculadas
    hasta el año 2010. De esa forma trataría de
    asegurarse de la tercera reserva de petróleo
    del mundo (Venezuela) y
    el 11% de las reservas mundiales donde se produce cerca del 15%
    del crudo que se extrae en el planeta, y contar con los grandes
    yacimientos de recursos
    naturales localizados en la región, esto es, cerca del
    6% de las reservas internacionales de gas natural,
    grandes reservas de carbón mineral –suficientes para
    unos 288 años de explotación- y abundantes recursos
    hidroenergéticos, calculados en el 20% del potencial
    mundial de trascendental importancia para el desarrollo de
    su industria.

    El ALCA fue diseñada para crear un ambiente de
    ganancias para las corporaciones e inversionistas, mientras que
    se ignoran los problemas
    críticos que confrontan hoy las
    Américas.

    No es este acuerdo otra cosa que la extensión del
    NAFTA a toda
    América. Si en México
    hubo que hipotecar el
    petróleo y otros recursos ante el agobio de la
    descomunal deuda externa,
    multiplicada por los descalabros financieros que han provocado
    los especuladores de Wall Street, las consecuencias en
    América Latina serían aún más
    devastadoras, pues se agudizaría la competencia entre
    las regiones pobres del continente.

    Es obvio que uno de los pilares del ALCA promovida por
    los Estados Unidos, aunque se oculte en las negociaciones, es el
    avance, sin límite alguno, en la privatización y desregulación de los
    sectores energéticos, y en el desplazamiento total de los
    estados nacionales en el manejo de este sector.

    Con el ALCA habría que olvidar cualquier proyecto de
    cooperación energética regional, que ayude a paliar
    agudos problemas
    socioeconómicos que se relacionan con el encarecimiento
    del petróleo,
    como por ejemplo el hecho de que el 30% de la población
    latinoamericana carezca de servicios de electricidad.

    Si el proceso privatizador que el ALCA llevará a
    sus extremos, concentrara al máximo en manos
    norteamericanas el control de la
    exploración, explotación y distribución de la energía
    latinoamericana y caribeña, la vulnerabilidad
    energética se convertiría por sí misma en
    otro instrumento decisivo para que el imperio asegure la
    recolonización de toda la región.

    Además, este acuerdo de libre comercio parte de
    dos premisas falsas: la ficción del acuerdo entre "estados
    iguales", en su industria,
    tecnología, ciencia, etc,
    cuando en realidad es evidente que los estados latinoamericanos
    no presentan las mismas condiciones de desarrollo; y el "libre
    comercio", ya que el acuerdo solo será libre para los
    grandes capitales. Es importante resaltar que el ALCA está
    presidido por los principios
    teóricos del neoliberalismo
    vigente, el cual establece que el libre comercio proporciona el
    crecimiento de los ingresos, del
    empleo y de la
    productividad.

    Cuando se analizan los requerimientos y las condiciones
    básicas que deben existir para que fructifiquen tales
    principios se observan serias contradicciones, como por ejemplo
    el hecho de que se afirme que el libre comercio permite ampliar
    los mercados, los
    hace más competitivos, libre de regulaciones, sin
    distorsiones en los precios e
    incentivos,
    etc., lo que debería manifestarse en un aumento de los
    flujos del comercio
    exterior.

    Pero la práctica ha demostrado que no siempre a
    mayor apertura comercial habrá un aumento en el crecimiento
    económico, porque las diferencias en los niveles de
    desarrollo entre los países industrializados y atrasados
    son abismales y el intercambio desigual anula el poder de
    compra de las exportaciones.

    También se plantea que el crecimiento de la
    demanda del
    mercado, acompañado de una mayor apertura comercial,
    promoverá un fuerte incentivo para fomentar y ampliar la
    base productiva, lo que se traduciría en incrementos de la
    demanda de
    fuerza de trabajo. Pero las empresas
    trasnacionales han absorbido la producción industrial local y no han creado
    efecto de arrastre en la infraestructura económica, lo que
    unido a la invasión de los productos
    industriales y agropecuarios a bajo costo, han
    arruinado a los productores nacionales, provocado desempleo a gran
    escala y, por
    ende, miseria.

    No podemos dejar que se nos proyecte el mismo espejismo
    de las fórmulas neoliberales. Se erguían como la
    salvación de las economías latinoamericanas y sus
    nefastas consecuencias sociales, ni siquiera proporcionales a los
    restrictivos resultados económicos, las han hecho
    insostenibles.

    Es evidente que el ALCA no se proyecta como un
    instrumento al servicio de la
    prosperidad y el mejoramiento de los niveles de vida de los
    pueblos que viven en la miseria, sino para favorecer
    exclusivamente al capital
    transnacional. Sin embargo, y pudiera decirse que con verdadera
    prisa, los gobiernos centroamericanos negocian un Tratado de
    Libre Comercio con Estados Unidos, CAFTA, por su sigla en
    inglés
    (Central American Free Trade Agreement), en lo que para
    Washington constituye la antesala y prototipo deseado del
    ALCA.

    Aderezado ante sus pueblos como meta imprescindible para
    resolver los acuciantes problemas nacionales, el proyecto
    ganó en aceleración luego de que el Congreso
    estadounidense aprobara en agosto del año 2002 el fast
    track
    , facultad otorgada al presidente George W. Bush para
    establecer acuerdos comerciales con terceros países. El
    sentido de este Tratado de Libre Comercio con
    Centroamérica es el de apresurar las discusiones y sentar
    un precedente al ALCA, cuando crecen en el continente las voces
    que alertan o se oponen a este proyecto neocolonizador. Ya se
    había dicho que, respecto al ALCA, Estados Unidos no abre
    completamente sus mercados, sigue
    subsidiando la agricultura y
    mantiene tarifas arancelarias que inhiben futuras incursiones en
    sus mercados, lo que sirve para ilustrar lo que se avecina en
    América Latina respecto a la nueva vinculación que
    se establecerá. La asimetría es tal entre las
    partes que difícilmente América Central
    tendrá real capacidad competitiva.

    Voces costarricenses cuestionan la velocidad con
    que tienen lugar las negociaciones, con vistas a su firma para
    fines de este año (2003), y han criticado el hecho de que
    este Tratado esté discutiéndose sin que haya un
    mandato del pueblo. Es evidente que este hecho limita
    todavía más a los estados nacionales en su
    capacidad y prerrogativas de establecer políticas con
    sentido social.

    El hecho de que las autoridades del istmo se adelanten
    al resto del continente, lejos de mostrar unidad o fortaleza,
    pudiera ser o es un indicio de que Washington se abalanzó
    sobre el eslabón más débil, y alista para
    Latinoamérica un futuro de gran atadura y
    subordinación, que luego con el ALCA y la
    dolarización4, intentará extender a toda
    América Latina.

    Aunque la dolarización5 no figura como
    uno de los objetivos explícitos del ALCA, sí es
    otra amenaza que pende sobre toda la América, y es un
    proceso que favorece y cataliza la aceptación del
    proyecto. El ALCA va más allá de la
    actualización de la Doctrina Monroe…"América para
    los (norte) americanos"…, e incluye la intervención
    militar directa con el Plan
    Colombia6 y la dolarización7 de
    América Latina y el Caribe para garantizar la estabilidad
    económica y la gobernabilidad de la
    región.

    El ALCA no es la vía capaz de garantizar el
    desarrollo
    sostenible en América latina y el Caribe, si no un
    catalizador, que junto a su hermano proceso de dolarización, tributa a las pérdidas
    de las soberanías nacionales.

    Con la imposición de medidas de corte neoliberal,
    propugnadas por los "más fieles" defensores del ALCA, que
    incidirían en un plazo corto e inmediato en los recortes
    de los gastos sociales
    (salud, educación, seguro social,
    alimentación, etc.) así como la
    renuncia de funciones vitales
    para la sociedad por
    parte de los estados. Los sectores más vulnerables de
    América Latina – y nos referimos a más de la
    mitad de su población- verán reducidas sus
    posibilidades para potenciar una vida plenamente digna,
    sueño aún irrealizable para muchos.

    En esta compleja situación, los gobiernos
    latinoamericanos están a punto de contraer una
    trascendental responsabilidad con sus respectivos pueblos, al
    firmar acuerdos inconsistentes, sin garantías para
    impulsar el desarrollo y eliminar el intercambio desigual,
    arrastrados por presiones políticas y falsos compromisos
    que están muy lejos de cumplirse. En consecuencia esto
    implicará una entrega incondicional de sus respectivas
    economías al capital
    transnacional, lo cual conducirá a una creciente
    depauperación de la economía interna y
    dependencia total externa y, por tanto, debilitará el
    poder de las
    naciones hasta su depauperación.8

    El proyecto del Área de Libre Comercio para las
    Américas está presidido por los principios
    teóricos del neoliberalismo vigente, por lo que su
    aceptación traería consigo varios efectos de
    índole social, a saber:

    • Las crisis económico-financieras y sus
      impactos recesivos intensifican el desempleo y el
      subempleo.
    • La transformación operada en la industria
      incide de forma negativa en la formación y
      consolidación de las relaciones
      laborales.
    • Eliminación de la seguridad
      social, por el impacto recesivo de las crisis
      económico-financieras y el aumento del déficit
      fiscal.
    • El desempleo y el subempleo y la eliminación
      de los subsidios condicionan el nivel de vida de la
      población.
    • Al fomentarse la propiedad
      privada, su consecuencia fundamental, la distribución
      desigual de los ingresos, deviene en aceleración de los
      niveles de pobreza.
    • Al imponer el neoliberalismo económico,
      amenaza con destruir el medio
      ambiente. Todo el bio-sistema
      latinoamericano corre ya grave peligro, los proyectos como
      la privatización del agua, o la
      disposición de las riquezas minerales,
      implican un verdadero riesgo para la
      población.

    Estas inhibiciones por parte de los poderes
    públicos no son más que una negación en la
    concreción efectiva de los derechos humanos, y la
    conversión en letra muerta de los postulados
    constitucionales.

    Mientras se amplíen los derechos de los
    inversionistas de corporaciones y se restringen los derechos
    democráticos de los individuos y el poder del gobierno de
    legislar en contraste con los intereses del pueblo, se ponen en
    grave peligro la democracia, la
    soberanía, la justicia
    social y la paz de Latinoamérica.

    La propia naturaleza
    transnacional de este proceso implica la desregulación de
    las instituciones
    financieras reconocidas en cada nación
    y al propugnarse la dolarización de las economías
    como la receta mágica que elimine todos los achaques del
    pueblo latinoamericano, perderíamos nuestra soberanía monetaria, nuestras monedas y una
    gran parte de nuestra identidad
    nacional.

    Habiendo analizado los postulados que sirven de base al
    ALCA y la situación de América Latina,
    podríamos preguntarnos: ¿se garantizan realmente,
    como aseguran los defensores del ALCA, la democracia, la
    transparencia, la participación y la aprobación
    popular? ¿Bajo cuál mandato popular han suscrito
    los gobiernos de América Latina los acuerdos de
    formación y desarrollo del ALCA, cuando basados en la
    democracia representativa, que despoja a los pueblos de la
    verdadera participación en la toma de
    decisiones políticas que conciernen a su
    soberanía, han sido los gobernantes quienes han decidido
    esta cuestión sin consulta popular alguna, máxime
    teniendo en cuenta que son los sectores frágiles de la
    sociedad –la gran mayoría- quienes verían
    afectados sus intereses? ¿Dónde quedaron entonces
    los presupuestos
    de supremacía constitucional, igualdad,
    soberanía y legalidad?

    El "Área" en sí atenta directamente contra
    los derechos económicos, sociales y culturales, más
    conocidos como de la segunda generación. Viola los
    derechos laborales, pues bajo la divisa de la "libre competencia"
    no habrá condiciones mínimas de trabajo, un
    salario
    mínimo y no contarían los trabajadores con un
    derecho de sindicalización. Además, la
    eliminación de aranceles, que
    no son más que una forma de protección de la
    producción nacional, tanto de la industria
    como de los productores nacionales, solo provocaría la
    quiebra de
    muchos medianos y pequeños productores, y el consiguiente
    aumento del desempleo y la pobreza, lo
    que tendrá graves afectaciones en los derechos de salud,
    educación,
    vivienda y alimentación.

    En el mundo post ALCA, los Estados tratarán de
    reducir el salario de los
    trabajadores y la protección en el puesto de trabajo,
    para, de esta manera, atraer a los inversionistas extranjeros y
    asegurar así la competitividad
    y efectividad de sus exportaciones.
    Así, el acuerdo también promoverá y
    facilitará la venta de los
    recursos
    naturales latinoamericanos a las compañías
    transnacionales, facilitando la explotación ilimitada de
    los mismos y una gran afectación al ecosistema y
    al medioambiente.

    El ALCA significaría la liberalización de
    los aranceles, provocando por ende una desregulación
    legislativa en ese punto del Derecho Financiero. Del mismo modo
    se puede hablar de una desnacionalización de la ley en este
    sentido, pues la normativa nacional en materia de
    aranceles se dejaría sin efecto, instrumentándose
    otra de carácter
    internacional, que implicaría, en algunos casos, serias
    complicaciones para el equilibrio
    jurídico-normativo y para la soberanía del
    país.

    Visto desde un ángulo más
    analítico, pudiéramos decir que al desregularse la
    legislación de orden interno, y ponerse en función de
    las inclinaciones o tendencias impositivas, y no conciliadoras
    como debiera ser, por parte de los centros de poder y ejercicio
    hegemónico, se va perdiendo la esencia de autonomía
    jurídica por parte del órgano legislativo nacional,
    que se hace dependiente de los pronunciamientos foráneos
    en esta materia. Se trata de un proceso complejo, por las
    implicaciones que tiene en todo el contexto de
    conformación a una economía global,
    cuyos cánones de expansionismo se reflejan también
    de la manera antes consignada.

    La cuestión de ALCA se presenta con ciertas
    prerrogativas para los países latinoamericanos que se ven
    abocados por la regionalización que representa establecer
    una zona de comercio para el área de las
    Américas.

    Visto de esta manera pudiera contradecirse con los
    esfuerzos integracionistas de algunos grupos del área para
    impulsar el desarrollo de la región. Sin embargo, la
    línea proteccionista del gobierno de los Estados Unidos
    esta proyectada esencialmente a hacer depender las
    economías nacionales implicadas en este supuesto acuerdo
    voluntario de su anexión y puesta en función de
    su economía recesionada, sobre todo por la falta de
    salidas exportadoras, y que data ya de varios años, de
    forma tal que se establecería una vez mas su papel
    hegemónico y a la vez se desdoblarían las
    economías nacionales en función de la
    economía norteamericana, originándose un
    estancamiento e inmovilismo a las producciones latinoamericanas,
    algo que ha sido identificado por los teóricos de la
    temática como una nueva forma de neocolonización,
    más allá de la concepción
    clásica.

    Nos brindan un pañuelo para que continuemos
    enjugando las lágrimas de resignación que nos
    corresponden por pertenecer al "lado oscuro" del hemisferio,
    agradeciendo el favor de poder negociar que nos concede Mister
    Dollar.

    Solo nos resta seguir denunciando la verdadera naturaleza de
    este engendro: devorar, absorber y saquear la América
    nuestra, sometiéndola y avasallándola desde el
    plano económico para luego reducirla en el
    político.

    Bibliografía

    • Benítez, José A.; Bolívar y
      Martí en la integración de América Latina.
      Editorial Pablo de la Torriente. Unión de Periodistas de
      Cuba, La Habana, 2002.
    • Colectivo de Autores; Economía Mundial. Los
      últimos 20 años. Colección
      Economía. Editorial de Ciencias
      Sociales. La Habana, 2002.
    • Colectivo de Autores; Transnacionalización y
      desnacionalización. Ensayos
      sobre el Capitalismo
      Contemporáneo. Editorial Félix Varela. La Habana.
      2002.
    • Francisco Soberón Valdés: Finanzas,
      banca y
      dirección
      , Ed. Especiales, La Habana,
      2000.
    • Lizaso, Félix; Martí y la utopía
      de América. La Habana. Ucar García.
      1942.
    • Manuel Castro Formento: La dolarización, el
      ALCA y la unión monetaria en América Latina,

      Ed. Ciencias
      Sociales, Instituto Cubano del Libro, La
      Habana, 2002.
    • Marx, Carlos; El Capital. Editorial de Ciencias
      Sociales. Instituto Cubano del Libro. La
      Habana. 1973.

    Publicaciones Periódicas

    • Revista Finanzas y
      Desarrollo. No. 3. Junio 1964-1965.
    • Revista Finanzas y
      Desarrollo. No. 6. Diciembre 1966
    • Tabloide especial No. 23. dolarización en
      América Latina, coloniaje financiero y anexionismo
      monetario. Contiene el texto
      íntegro de la mesa redonda
      instructiva sobre la dolarización de la economía
      en América Latina, efectuada el 4 de septiembre del
      2000.
    • Periódico Juventud
      Rebelde. Viernes 7 de febrero del 2002.
    • Periódico Trabajadores. Lunes 11 de noviembre
      del 2002.
    • Periódico Trabajadores. Lunes 18 de noviembre
      del 2002.
    • Periódico Trabajadores. Lunes 25 de noviembre
      del 2002.

    .

    Autoras:

    Lic. Elena Polo Maceira

    Profesora Asistente de la Facultad de Derecho de la
    Universidad de
    Oriente.

    Lic. Yalenni Pérez Urquiza

    Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de
    Oriente.

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