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Hierros Aleados Resistentes al Desgaste




Enviado por lazaro Pino



    1. Resumen
    2. Hierro fundido.
      Clasificación.
    3. Hierros de elevada
      aleación.
    4. Hierro fundido aleado
      resistente al desgaste abrasivo.
    5. Otros trabajos realizados en la
      búsqueda de elevar la resistencia al desgaste abrasivo
      en los hierros fundidos.
    6. Efecto de los elementos de
      aleación en el hierro fundido.
    7. Clasificación de
      los mecanismos de desgaste.
    8. Maquinabilidad en el hierro
      fundido
    9. Conclusiones

    RESUMEN:

    En el presente trabajo se presenta un estudio de la
    literatura
    relacionada con la producción de hierros aleados resistentes
    al desgaste y se tratan aspectos relacionados con la
    composición química, estructuras y
    propiedades de los mismos, con el objeto de dar una
    orientación en la obtención de materiales que
    respondan a determinadas aplicaciones relacionadas con el
    desgaste abrasivo.

    Palabras claves. Hierros aleados,
    desgaste abrasivo, maquinabilidad

    HIERRO FUNDIDO.
    CLASIFICACIÓN.

    La industria de
    la producción de hierro fundido
    es una de las principales a nivel internacional. Anualmente son
    producidas piezas que son ensambladas y empleadas como
    componentes de equipos y maquinarias. La producción de
    hierro fundido
    es el triple al resto de las producciones de metales ferrosos
    y no ferrosos juntos, superado solo por la producción de
    acero laminado
    según datos obtenidos
    en (
    http://www.turkdokum.com/turkishfoundryindustry.htm)
    y en (Censo de Fundición del
    Mundo, 1990.)

    El término de hierro fundido es aplicado a una
    familia de
    aleaciones
    ferrosas que contienen más del 2% de carbono.
    Incluye al hierro gris, maleable, dúctil (conocido como
    nodular por algunos autores), blanco, con elevado nivel de
    aleación y con grafito compacto, según varios
    autores entre los que se encuentran (Walton, 1981, Guirshovich, 1966, otros).

    El hierro gris es el más empleado, con una
    producción anual superior al resto de los metales fundidos.
    La presencia de grafito laminar, señala
    (Eugenio Pages, 2000)
    le proporciona características como la baja resistencia a la
    tracción, al impacto y a la abrasión. Sin embargo
    presenta propiedades excelentes como la colabilidad, facilidad
    para el maquinado y la amortiguación de vibraciones
    .

    Con el objetivo de
    mejorar la baja resistencia a la
    tracción del hierro gris, fue inventado el hierro
    maleable, el cual se obtiene por tratamiento térmico del
    hierro blanco y donde el grafito aparece en forma de
    nódulos, pero el costo de estas
    producciones es muy superior al del hierro gris. En la
    búsqueda del aumento del módulo de elasticidad del
    hierro surgió hace relativamente pocos años el
    hierro esferoidal, al cual muchos autores le llaman hierro
    dúctil, por el incremento que sufre esta propiedad. Sin
    embargo estas aleaciones no
    son las más empleadas en el caso donde las piezas
    producidas son empleadas en condiciones donde predomina el
    desgaste abrasivo, donde el hierro blanco presenta un mejor
    comportamiento
    y aún superior los hierros de elevada aleación,
    pero estos últimos tienen el gran inconveniente de ser
    prácticamente no maquinables.

    HIERROS DE ELEVADA
    ALEACIÓN.

    (Walton, 1981, Petty, 1968, ASTM A
    352 y otros) clasifican a los hierros de elevada
    aleación como un grupo
    independiente de aleaciones de hierro fundido, donde las
    propiedades dependen directamente de la influencia de los
    elementos de aleación. En estas aleaciones de hierro
    fundido, el contenido de aleación está bien por
    encima del 4% y consecuentemente no pueden ser producidos por
    aleación en cuchara, como el resto de las aleaciones
    conocidas. Ellos usualmente son producidos en fundiciones con
    equipamiento especializado para producir hierros de elevada
    aleación. Sin embargo esta afirmación es solo
    aplicable cuando la suma total de los elementos de
    aleación está muy por encima de 4%.

    (Petty,1968, Sy, 1959,
    Krause, 1969 y muchos otros, entre los que se encuentra un
    artículo 10 de Key-to Steel, 2000)
    señalan que los elementos como el cobre y el
    níquel tiene un efecto grafitizante durante la
    transformación eutéctica, sin embargo durante la
    transformación eutectoide dificultan la difusión
    del carbono
    promoviendo la formación de carbono combinado; mientras
    otros elementos como el cromo y el molibdeno son formadores de
    carburos y aumentan su estabilidad. El manganeso favorece la
    formación de carbono combinado, además de tener una
    afinidad especial con el azufre, lo cual le proporciona una
    aplicación insustituible.

    Otro efecto de estos elementos es conducir el
    proceso de
    solidificación según los mecanismos de
    transformación de la austenita en perlita, bainita o
    martensita y de ahí la formación de diferentes
    microestructuras.

    Petty, 1968 y en un
    sitio de la Key-to-steel,
    2000 señala que entre los hierros de elevada
    aleación se destacan:

    • Los hierros aleados con níquel: los cuales
      deben ser templados para ser usados en aplicaciones donde
      predomine el desgaste abrasivo. Su matriz es
      austenítica. Un material típico de este grupo es el
      Ni-Resist resistente a la corrosión y al calor.
    • Los hierros aleados con cromo: presentan elevada
      dureza y resistencia al desgaste abrasivo. Este tipo de hierro
      aleado es muy poco maquinable.
    • Aleados con cromo y níquel: entre este tipo
      de hierros se destaca el Ni-Hard, el cual presenta una matriz
      martensítica con carburos del tipo (Fe,Cr)3C,
      con durezas elevadas, pero con una maquinabilidad muy
      limitada.
    • Aleados con molibdeno: el molibdeno es el
      endurecedor más efectivo del hierro fundido. Se emplean
      niveles de 1% generalmente y provoca la formación de
      estructuras
      aciculares con una elevada dureza, lo cual limita
      considerablemente su maquinabilidad.

    Estos hierros fundidos ya no resultan tan baratos
    como el hierro gris no aleado y también presentan menor
    colabilidad y maquinabilidad que éste.

    1.1 Hierro fundido
    aleado resistente al desgaste abrasivo.

    En las especificaciones dadas por la
    ASTM A 352 clasifican a los
    hierros de alta aleación en un grupo independiente y
    proponen entre ellos a: Hierros blancos al cromo-níquel,
    son conocidos también como Ni-Hard (tipos del 1 al 4) y
    contienen contenidos de cromo bajos, (de 3 a 5% de níquel
    y de 1 a 4% de cromo, con una modificación en la que el
    cromo se eleva de 7 a 11 % de cromo), Hierros al cromo-molibdeno,
    que contienen de 11 a 23% de cromo y hasta 3% de molibdeno y
    adicionalmente se adicionan níquel o cobre. Un
    tercer grupo de Hierros blancos aleados con elevado contenido de
    cromo (de 25 a 28% de cromo) los cuales pueden ser aleados
    además con otros elementos como el molibdeno y/o
    níquel hasta 1,5%.

    Los hierros blancos aleados ofrecen una considerable
    versatilidad en sus propiedades, que lo hacen útil en
    aplicaciones donde es necesaria la resistencia a la
    abrasión. La composición del hierro blanco aleado
    se selecciona para obtener una distribución determinada en los carburos y
    una matriz que brinden una vida de servicio
    elevada y una efectividad de costos. Mientras
    las fundiciones de hierro blanco de baja aleación, con un
    contenido de elementos de aleación inferior a 4%,
    desarrollan durezas entre 350 y 550 HB, los hierros de elevada
    aleación alcanzan durezas entre 450 y 800 HB. Los carburos
    en los hierros blancos aleados presentan durezas del orden de 900
    a 1 200 HV y las matrices
    martensíticas con austenita residual llegan a durezas del
    orden de 600 a 700 HV.

    • Hierros Blancos al
      Cromo-Níquel

    El grupo más Viejo entre los hierros blancos de
    elevada aleación, con importancia industrial, es el aleado
    con cromo y níquel, o Ni-Hard, los cuales han sido
    producidos durante más de 50 años con un costo muy
    efectivo pata la molida y trituración de materiales
    abrasivos.

    En estos hierros blancos martensíticos, el
    níquel es elemento primario de aleación debido a
    que en niveles entre 3 y 5% es muy efectivo, para suprimir la
    transformación de la austenita en perlita, asegurando
    así que la estructura
    dura de la martensita (que usualmente contiene austenita
    retenida) se desarrolle durante el enfriamiento en los moldes. El
    cromo se incluye en estas aleaciones en niveles desde 1,4 a 4%
    para asegurar que se formen carburos durante la
    solidificación y contrarrestar el efecto grafitizante del
    níquel.

    La composición optima de un hierro blanco aleado al
    cromo-níquel depende de las propiedades requeridas para
    las condiciones de servicio y las
    dimensiones y peso de las piezas. La resistencia a la
    abrasión es una función de
    la dureza y del volumen de
    carburos en la microestructura. Cuando la resistencia a la
    abrasión es el principal requerimiento y la resistencia al
    impacto el requerimiento secundario, se recomienda el empleo de
    aleaciones de levado contenido de carbono (
    ASTM A 532 Clase I Tipo A Ni-Hard 2)
    porque presentan menos carburos y además, mayor
    resistencia. Un grado especial es el Clase J Tipo C, el cual se
    ha desarrollado para la producción de bolas para la
    trituración. Aquí la composición de
    níquel-cromo ha sido adaptada para fundiciones templadas y
    procesos
    especiales de fundición de piezas en arena.

    La aleación Ni-Hard 4, Clase I tipo D es una
    modificación de los hierros al cromo-níquel, la
    cual contiene niveles más elevados de cromo, que van desde
    7 a 11% y niveles superiores de níquel, que van desde 5 a
    7%. El carbono es variado de acuerdo a las propiedades que se
    necesitan para el servicio previsto. Contenidos de carbono en el
    rango de 3,2 a 3,6% se proponen cuando se desea un máximo
    en la resistencia a la abrasión. Cuando se espera un
    resistencia al impacto considerable el contenido de carbono se
    mantiene de 2,7 a 3,2%

    El contenido de níquel se incrementa con el
    tamaño de la sección o el tiempo de
    enfriamiento de las piezas, para inhibir la transformación
    perlítica. Pata fundiciones de 38 a 50 mm de espesor, el
    contenido de níquel se mantiene entre 3,4 y 4,2 % para
    suprimir la transformación perlítica durante el
    enfriamiento en el molde. Las secciones más gruesas
    requieren niveles de níquel hasta 5,5% para evitar la
    transformación perlítica. Es importante limitar el
    contenido de níquel necesario para el control de la
    formación de perlita, pues el exceso de níquel
    eleva la austenita retenida y baja la dureza.

    El silicio se necesita por dos rezones. Una
    pequeña cantidad para garantizar la fluidez del metal
    fundido y producir escoria fluida, pero de igual manera es
    importante su efecto sobre la dureza. Contenidos de silicio entre
    1 y 1,5%, elevan el contenido de martensita y la dureza
    resultante. La modificación con 0,2% de FeSi al 75% es
    reportado para aumentar la resistencia del material. Contenidos
    superiores de perlita pueden promover la formación de
    perlita y requerir el incremento de níquel.

    El cromo es añadido para suprimir el efecto
    grafitizante del níquel y el silicio en los tipos A, B y
    C, en rangos que van de 1,4 a 3,5%. El cromo se incrementa
    según aumenta la sección de las piezas. En el tipo
    D, el nivel de cromo alcanza valores entre
    7 y 11%(típicamente 9%) con el propósito de
    producir carburos eutécticos de cromo del tipo
    M7C3 , los cuales son más duros y
    deterioran menos la resistencia.

    El manganeso se mantiene típicamente entre 0,8% y
    hasta 1,3% como máximo como en la ASTM A 532. mientras aumenta la
    templabilidad evita la formación de perlita, es un
    estabilizador de la austenita que el níquel y promueve
    cantidades de austenita retenida grandes y menos dureza como
    fundición. Por esta razón cantidades superiores de
    manganeso no son deseadas. Cuando se considere el contenido de
    níquel requerido para evitar la perlita en una
    fundición dada, el nivel de manganeso presente tiene que
    ser un factor a considerar.

    El cobre incrementa la templabilidad y la austenita
    retenida, por lo que su cantidad debe ser controlada al igual que
    la del manganeso. El cobre debe ser tratado como un sustituto del
    níquel e incluido en los cálculos para la cantidad
    de níquel requerido para inhibir la formación de
    perlita, reduce la cantidad de níquel
    requerida.

    El molibdeno es un potente agente para aumentar la
    templabilidad en estas aleaciones y es usado en secciones gruesas
    para aumentar la templabilidad e inhibir la formación de
    perlita.

    Hierros blancos con elevado cromo.

    Los hierros blancos con elevado cromo tienen una
    excelente resistencia a la abrasión y son usados
    efectivamente en bombas de lodos,
    moldes de ladrillos, molinos de carbón y equipos de sand
    blasting, también se usan en la transportación,
    molida y trituración de minerales. En
    algunas aplicaciones de este tipo de hierro las piezas deben
    soportar cargas de impacto. Son reconocidos, además como
    los de mayor combinación de resistencia y resistencia a la
    abrasión entre los hierros blancos aleados.

    En los hierros aleados con elevado contenido de cromo,
    como en los materiales resistentes a la abrasión coexisten
    la tenacidad de la matriz y la resistencia al desgaste. Variando
    la composición química y mediante
    tratamiento térmico, estas propiedades pueden ser
    ajustadas para alcanzar las necesidades de la mayoría de
    las aplicaciones donde se necesite resistencia a la
    abrasión. El hierro al cromo-molibdeno (clase II) contiene
    entre 11 y 23% de cromo y hasta 3,5% de molibdeno y puede mostrar
    una matriz austenítica o
    austenítica-martensítica. O con tratamiento
    térmico obtener una matriz martensítica con una
    máxima resistencia a la abrasión y tenacidad. Son
    considerados los hierros blancos aleados más duros.
    Comparados con los hierros aleados al cromo-níquel, los
    carburos eutécticos son más duros y pueden ser
    tratados
    térmicamente para obtener fundiciones de mayor dureza. El
    molibdeno, como el níquel y el cobre, cuando son
    necesarios, son añadidos para prevenir la formación
    de perlita y asegurar una dureza máxima.

    Los hierros de alto contenido de cromo (Clase III)
    representan el más viejo de los grados de hierro de alto
    contenido de cromo, las patentes más antiguas datan del
    1917, según señala Petty, 1968, estos hierros son
    también conocidos como 25% Cr y 28% Cr y contienen hasta
    1,5% de Molibdeno. El molibdeno se añade para prevenir la
    formación de perlita y obtener la máxima dureza,
    excepto en las secciones finas. Aleando con cobre hasta 1%
    también es usual. Aunque la dureza obtenida no es tan
    elevada como en la clase II de los hierros blancos aleados con
    cromo y molibdeno. Estas aleaciones se seleccionan cuando se
    desea también resistencia a la corrosión.

    Hierros Blancos con alto Cromo modificados con
    Molibdeno

    La ASTM A532
    establece las especificaciones en la clase II para hierros
    con alto cromo modificados con molibdeno. Estas aleaciones
    muestran una combinación de la resistencia a la
    abrasión y resistencia que no se obtienen en otros hierros
    blancos. Su uso se extiende exitosamente por la industria
    minera.

    Los tipos B y C poseen contenidos de cromo inferiores (
    14 a 18%) y el molibdeno se eleva hasta 3%. [34] una
    composición de un hierro de este tipo se presenta a
    continuación:

    %C

    3,0-3,5

    %Si

    0,3-0,6

    %Cr

    15-18

    %Mn

    0,5-0,9

    %Mo

    2,8-3,3

    La Clase II tipos D y E son hierros
    blancos resistentes a la abrasión con un contenido de
    cromo de 20%, un contenido de 1 a 2% de molibdeno, 1% de
    níquel o cobre, los cuales se añaden para adecuar
    la templabilidad en las secciones más gruesas.

    La matriz de los hierros blancos aleados con alto cromo
    y molibdeno es austenítica (510-520 HV10). La
    adición de cobre o níquel impide la
    transformación a perlita, aun con altos contenidos de
    carbono según Tian,
    2002. Con tratamiento térmico la dureza de la
    matriz se incrementa hasta cerca de 800 HV10, debido a que es
    martensítica con alguna austenita retenida.

    1.2 Otros trabajos
    realizados en la búsqueda de elevar la resistencia al
    desgaste abrasivo en los hierros fundidos.

    Ishikawa Shin y otros, 2001 propusieron un hierro
    fundido de elevado nivel de aleación, con el objetivo de
    ser empleado en aplicaciones donde se requiere resistencia al
    desgaste, para lograrlo emplean un hierro base con carbono entre
    2 y 4%, silicio hasta 1,5% y manganeso hasta 1,2%. Se le adiciona
    además cromo entre 6 y 20%, molibdeno ente 2 y 12% y
    vanadio entre 3 y 10% o un contenido de wolframio hasta 20%.
    Establecen como condición que: %Mo + 0,5 %W sea mayor que
    0,32 (0,5 %Cr + %V). Con este nivel de aleación obtuvieron
    carburos del tipo M6C en los límites de
    los granos de los carburos primarios, con un tamaño de
    partícula hasta 3 μm y una densidad de 0,05
    granos por mm2. una aleación como esta
    indiscutiblemente posee una resistencia al desgaste abrasivo
    elevada, pero el costo de producción ya no resulta tan
    bajo como el de los hierros fundidos no aleados y la presencia de
    los carburos del tipo M6C en los límites de
    los granos de los carburos primarios, además de
    proporcionar una elevada dureza, harán
    prácticamente no maquinables a las piezas obtenidas con
    este material.

    Otros autores como Maedoro Hiroaki y otros, 2001, proponen
    hierros de elevado nivel de aleación resistentes al
    desgaste, a partir de un hierro de elevado contenido de cromo,
    ero hipereutéctico, con carbono entre 3,7 y 4,5% y con
    nitrógeno entre 0,10 y 0,40%. De este modo se mantiene la
    resistencia de los hierros hipoeutécticos, pero los
    carburos secundarios que se obtienen después del temple,
    debido al elevado contenido de carbono, aumentan
    considerablemente la dureza de la base metalográfica y por
    lo tanto incrementan la resistencia al
    desgaste.

    Tampoco una aleación como esta resulta
    maquinable y el proceso de
    tratamiento térmico indudablemente elevará los
    costos de su
    producción.

    Algunos autores como Yamamoto Masaaki y otros, 2001; proponen
    el uso de un hierro de elevado contenido de cromo y alto carbono,
    pero la acción del wolframio y el niobio actúan en
    la región hipoeutéctica, obteniéndose
    carburos de mayor dureza y con la tenacidad de los hierros
    aleados de elevado contenido de cromo. Las piezas fundidas
    obtenidas con este material pueden presentar una dureza del orden
    de 69 HRC. Con semejante dureza indiscutiblemente se leva la
    resistencia al desgaste, pero la maquinabilidad se limita
    notablemente y los costos se elevan dado el nivel de
    aleación y los elementos empleados.

    Para resolver el problema que se introduce con el
    maquinado algunos autores entre los que se encuentran
    Fakir Mile, 1998; proponen el
    empleo de un
    hierro de baja aleación para producir un árbol de
    levas, pero coloca enfriadores para que se forme una capa de
    hiero blanco en la superficie de las piezas. Para lograr maquinar
    dicha pieza aplica un recocido para y luego obtiene la dureza
    requerida mediante temple en un baño salino o mediante
    temple por llama. Este proceso debido al alto consumo de
    energía encarece la aleación, aunque resuelva el
    problema del maquinado. Y de que la aleación empleada es
    menos cara por el contenido de los elementos de aleación
    empleado, respecto a la propuesta por el resto de los autores
    aquí mencionados.

    Algunos autores entre los que se encuentran
    Liu Yuanzhong y Luo Maorang,
    1998; proponen un hierro fundido con muy bajos
    contenidos de azufre y fósforo (0,01 a 0,025%) con alto
    silicio (2,0 a 3,4%) y la adición de cobre, cromo y
    molibdeno por debajo de 2%, además de emplear un elemento
    tierra rara
    (0,025 a 0,03%) unido a un metal no ferroso. Según los
    autores con esta aleación se pueden producir bolas para
    pulverizar minerales, con
    muy buena resistencia al impacto, a la fatiga, con costo bajos y
    elevando la vida de servicio de 2 a 5 veces el de las bolas
    obtenidas con un hierro de levado contenido de cromo y medio
    contenido de manganeso. Pero el proceso de desulfuración y
    el costo de los inoculantes para obtener el hierro esferoidal,
    así como el equipamiento necesario para su
    inoculación, no resultan tan baratos. Aunque el nivel de
    aleación con cobre y cromo es muy inferior al propuesto
    por el resto de los autores hasta aquí
    citados.

    Mingke Luo, 1994;
    propone el empleo de un nodulizante de bismuto y un hierro base
    con bajo contenido de carbono (2,0 a 2,8%) pero empleando como
    aleantes: al manganeso (1,5 a 10%), cobre (0,8 a 2%), vanadio
    (1,0 a 2,0%), también señala que pudieran emplearse
    cromo o wolframio, todo con el objetivo de obtener moldes de
    estampado en caliente y enfriamiento en agua. En esta
    propuesta no solo cabe el señalamiento sobre el empleo del
    nodulizante y el equipamiento requerido, sino también el
    nivel de aleación utilizado para algunos elemento, lo cual
    encarece el proceso de producción.

    Algunos autores entre los que se encuentran
    Shikayama Kunio y otros, 1991;
    proponen con el objetivo de obtener bloques de freno un hierro
    donde hay presencia de grafito, el cual sirve como lubricante en
    un par de fricción y la adición de molibdeno (0,3 a
    2%) a un hierro de alto contenido de carbono (3,5 a 4,0%) y
    silicio (1,4 a 2,5%), para obtener una estructura
    acicular, la cual presenta alta capacidad de amortiguamiento
    (damping), alta conductividad térmica, para disipar el
    calor que se
    produce durante la fricción al aplicar los frenos a alta
    velocidad. Por
    supuesto que el mecanismo de desgaste que prevalece en este
    proceso no es abrasivo.

    Togawa Tsutomo y otros,
    1991; con el objetivo de aumentar la dureza y la
    resistencia al impacto, proponen un hierro de bajo contenido de
    silicio (0,2 a 1,0%) con contenidos de molibdeno (0,5 a 2,0%),
    cromo (27 a 34%), wolframio (0,5 a 2,0%) y boro hasta 0,1%. El
    cual es tratado térmicamente entre 950 y 1 100 °C y
    revenido después del temple entre 200 y 500 °C, para
    alcanzar los niveles de dureza deseados.

    En un hierro con estos niveles de silicio tan
    bajos y los elevados contenidos de elementos formadores y/o
    estabilizadores de carburos, no puede estar presente el grafito,
    lo cual dificulta la maquinabilidad, pero también los
    costos son elevados por el nivel de aleación y por el
    proceso de tratamiento térmico, dado el nivel de
    energía a consumir.

    Seto yoghito y otros,
    1992; proponen un hierro fundido aleado con
    excelente resistencia al desgaste, empleando adiciones de
    molibdeno (5 a 15%), níquel (0,3 y 3%), cromo (7 a 18%),
    vanadio (1 a 8%) y wolframio hasta 10%. Establecen como condicion
    que: %Mo + 0,5 %W esté entre 2 y 15% y aprovechando la
    microsegregación del vanadio, incrementar la dureza.
    Además endurecen la matriz con un tratamiento
    térmico. En tales condiciones la dureza alcanzada hace
    excelente la aleación para usos donde sea necesario alta
    resistencia al desgaste, pero la maquinabilidad se ve
    extremadamente limitada. Los comentarios sobre los costos de
    producción son similares a los expuestos
    anteriormente, con objetivos
    similares.

    Haga Michio, 1986;
    propone una aleación que contiene contenidos elevados de
    cromo, molibdeno, wolframio y titanio hasta 0,3% donde el niobio
    hasta 0,3 y el cobre hasta 4%, también están
    presentes. Con este nivel de aleación se logran carburos
    de forma granular que presentan elevada resistencia al desgaste y
    un elevado acabado superficial. Los criterios sobre esta
    aleación dado el nivel de los elementos de aleación
    empleados, elevan los precios de
    producción y actúan negativamente sobre la
    maquinabilidad.

    Resulta de interés
    particular la solución brindada por Koie Takayiki y otros, 1991; donde
    conjugan el empleo de elementos como el níquel (3 a 5%)
    que promueven la formación de grafito y mejoran la
    estructura de la matriz y el cromo (1,2 y 2,5%) en contenido
    donde disminuye el desgaste sin que frene la
    grafitización. Se adicionan además molibdeno (0,1 a
    2%) a un nivel donde la dureza de los carburos puede ser
    incrementada y boro en un nivel ( 0,01 a 0,2%) que regula la
    uniformidad del grafito y evita que se obtenga muy basto.
    Conjugar carburos y grafito permite la obtención de
    propiedades en el hierro fundido donde la resistencia al desgaste
    y la maquinabilidad estén en niveles que permitan su
    empleo en la obtención de piezas resistentes al desgaste
    abrasivo y se puedan realizar operaciones de
    maquinado en las mismas. Aún así los niveles de los
    elementos empleados pueden ser objeto de ajuste con el fin de
    bajar los costos de
    producción.

    1.3 Efecto de los
    elementos de aleación en el hierro
    fundido.

    La influencia de los elementos de
    aleación está relacionada fundamentalmente con el
    control de la
    transformación de la austenita.

    El carbono es sin lugar a dudas, después
    del hierro, el elemento más importante; se le puede
    encontrar combinado con el hierro (carbono combinado) en forma de
    carburo (o cementita con 6,67% C) o en el estado
    libre de grafito (carbono libre o
    grafítico).

    Entre los factores que influyen en que el
    carbono se encuentre en una u otra forma están la velocidad de
    enfriamiento y la presencia de elementos grafitizantes. Un
    enfriamiento lento y la presencia de silicio, níquel,
    cobre, etc.; facilitan la formación de grafito, por lo que
    la solidificación se puede explicar mediante el empleo del
    diagrama
    estable, como señala(
    Van de Velde, 1999). La forma, cantidad,
    tamaño y distribución de las láminas de
    grafito deben ser controladas cuando se requiere obtener
    fundiciones de calidad. Por otra
    parte un enfriamiento rápido y la presencia de agentes
    formadores y/o estabilizadores de carburos como el cromo y el
    molibdeno, dan lugar a la formación de carburos y la
    solidificación se explica a través del diagrama
    metaestable. El hierro que se obtiene así presenta elevada
    dureza y no puede ser mecanizado con los medios
    normales en las máquinas
    herramientas.
    En realidad el proceso de solidificación del hierro
    fundido es un proceso muy complicado, como puntualiza
    Van de Velde,1999; pues
    aún después de un período superior a 100
    años, quedan algunos aspectos sin explicación sobre
    el doble diagrama Fe-C, no por la existencia de un doble sistema, ni
    porque las aleaciones con un muy alto contenido de carbono no
    pueden ser explicadas por este sistema, sino por
    la variedad de diagramas de que
    se dispone. Otro aspecto que debilita los diagramas
    actuales es la formación de carburos a una temperatura
    tan baja como 1 080°C, cuando se alea con elementos como el
    silicio, el cual solo se disuelve en la austenita sin intervenir
    en la composición de los carburos.

    Los elementos de aleación pueden
    provocar cambios en la velocidad de enfriamiento del hierro gris.
    El silicio contribuye a la formación de ferrita y
    austenita. Algunos autores (Krause,
    1969, Janowak, 1982 y otros) plantean que el silicio
    disminuye la solubilidad del carbono en la austenita y favorece
    la difusión del carbono, por lo que favorece la
    formación de grafito a partir de la descomposición
    de los carburos primarios. Las cantidades de silicio deben ser
    calculadas teniendo en cuenta el carbono total, la velocidad de
    enfriamiento y el espesor de las pieza. (Maurer, 1924) propuso un diagrama donde en
    función
    de los contenidos de carbono y silicio se obtienen diferentes
    estructuras. (Janowak y Gundlach,
    1987) proponen un nomograma, en papel
    logarítmico que permite la determinación de la
    resistencia ala tracción básica, a partir del
    carbono equivalente (CE) y el espesor de las piezas en
    fundiciones grises no aleadas.

    Otros elementos tienen un efecto contrario al
    silicio, por ejemplo el cobre, el estaño, el antimonio y
    el arsénico se acumulan en la interfase austenita-grafito,
    creando una barrera a la emigración del carbono para
    formar grafito, como señalan (de Sy y otros autores). De esta forma
    inhiben la grafitización. Realmente este efecto ocurre
    durante la transformación eutectoide, pues en la
    transformación eutéctica como señalan varios
    autores, entre ellos Krause,
    1969, aumentan el potencial de grafitización,
    el cual se puede inferir a partir del cálculo de
    la constante de grafitización propuesta por
    (Guirshovich,
    1986)

    El manganeso y el níquel ensanchan el
    campo austenítico al rebajar las temperaturas
    αT y A1. La velocidad de
    formación de ferrita disminuye a temperaturas más
    bajas porque disminuye la velocidad de difusión del
    carbono, al bajar la temperatura.
    Así se asegura un nivel superior de carbono en la
    austenita.

    El manganeso ejerce una acción opuesta a
    la del silicio, pues favorece la formación de carbono
    combinado, se combina fácilmente con el hierro y el
    azufre. El manganeso se combina con el azufre en una
    proporción de 1,77 partes en peso de manganeso por una
    parte de azufre teóricamente, en la práctica se
    necesita alrededor de tres veces el contenido de azufre para
    neutralizar su efecto adverso sobre el hierro fundido. El
    manganeso disminuye la temperatura de transformación
    eutectoide de la austenita, aumenta el intervalo de la austenita
    y disminuye la concentración de carbono en la
    transformación eutectoide y en la transformación
    eutéctica, un 1% de manganeso disminuye la
    concentración de carbono en 0,06 – 0,07%, pero
    aumenta la temperatura de transformación eutéctica,
    un 1% de manganeso aumenta la temperatura de
    transformación eutéctica en 3°C
    aproximadamente. El manganeso se distribuye entre la austenita,
    la ferrita y la cementita, fundamentalmente en esta última
    y forma (Fe,Mn)7C3 y
    (Mn,Fe)23C6.

    El azufre aparece en las fundiciones como
    sulfuro de hierro o de manganeso, el primero es perjudicial
    porque obstaculiza la grafitización, hace la
    fundición dura y frágil. En la práctica se
    mantiene el azufre entre 0.05 y 0.12. El sulfuro de manganeso
    solidifica antes de que lo haga el hierro fundido y lo hace
    asumiendo diferentes formas geométricas en los
    límites de los granos por lo que resulta inofensivo para
    el metal. Todo hierro producido comercialmente contiene alguna
    cantidad de azufre. El azufre no es totalmente indeseado, algunos
    tipos de hierro fundido tienen un contenido mínimo para
    producir la microestructura y las propiedades
    deseadas.

    El fósforo cuando se encuentra hasta
    0,1% es soluble en el hierro, cantidades superiores forman un
    microconstituyente conocido como esteadita, que es un complejo
    eutéctico de hierro y fosfuro de hierro, el cual
    solidifica en los límites de los granos. Cuando alcanza
    contenidos de 0,2% en el hierro gris, la esteadita se presenta en
    los límites de las celdas y asume la forma de un
    triángulo cóncavo. Cuando llega a contenidos de
    hasta 1%, forma una red alrededor de los
    límites de los granos. La eutéctica
    fosfórica le confiere a la fundición liquida una
    particular fluidez porque disminuye el punto de
    solidificación, pero al mismo tiempo aumenta la
    dureza y la fragilidad.

    En (Honeycombe,
    1981) se clasifica al cromo junto al
    molibdeno entre los elementos que cierran el campo γ y lo
    restringen a una pequeρa zona cerrada. Favorecen ambos la
    formaciσn de ferrita y hacen continuos los campos α y
    δ. El cromo es un formador de carburos como son la
    cementita aleada (Fe, Cr)3C; y otros. Es
    además un fuerte promotor de perlita, pues aumenta la
    solubilidad del carbono en la austenita e inhibe así la
    formación de la ferrita. Pero también es un
    promotor de temple y carburos durante la solidificación.
    El silicio y la inoculación con Ferrosilicio (75%) son
    efectivos en la reducción del temple causado por el cromo,
    pero no lo son en la eliminación de los carburos
    intercelulares. La acción del cromo en cuanto al afino de
    la perlita es débil.

    (Krause, Janowak y
    otros) señalan que el molibdeno es uno de los
    elementos de aleación más ampliamente usado con el
    propósito de elevar la resistencia del hierro gris. Es
    añadido en cantidades entre 0.20 y 0.75 %. Este elemento
    aumenta las propiedades del hierro a elevadas temperaturas. Como
    el módulo de elasticidad del
    molibdeno es muy alto, las adiciones al hierro fundido provocan
    un aumento del módulo de elasticidad de este material. Es
    un potente endurecedor, colabora con el cromo, cobre y
    níquel para endurecer la matriz. En el diagrama Fe –
    C – Mo en su variante metaestable, se presentan unas
    cuantas fases de carburos: cementita aleada en la cual se
    disuelve hasta 2% de molibdeno, tres carburos binarios y carburos
    MoC y Mo2C. En general el molibdeno disminuye la
    solubilidad del carbono en la fase alfa. El molibdeno no es un
    grafitizador, ni un estabilizador fuerte de carburos, esto es lo
    que explica por qué puede ser adicionado a la carga
    metálica sin variar prácticamente su carácter.

    1.4
    Clasificación de los mecanismos de
    desgaste.

    (ASM Volume 18,
    1992; Sarkar, 1980, Vázquez,
    1997)

    en la práctica son cinco los mecanismos
    de desgaste que aparecen en pares sólido-sólido,
    ellos son; desgaste abrasivo, adhesivo, por fatiga superficial,
    corrosivo mecánico y desgaste por frotamiento. Por ser uno
    de los efecto que mayor pérdida de materiales y
    energía produce, se abordará en este
    capítulo el desgaste abrasivo.

    Desgaste por
    abrasión.

    Es el desgaste producido por partículas
    abrasivas que se deslizan sobre la superficie metálica
    produciendo desprendimiento de material, dislocaciones de
    cristales y ralladuras profundas. Este desgaste se pone de
    manifiesto en equipos agrícolas, de construcción y minería.
    También se observa en el equipamiento empleado en la
    preparación de las arenas de moldeo de fundición.
    En una estructura determinada la intensidad de desgaste por
    abrasión depende de la forma, dureza y tamaño de
    los granos y partículas abrasivas.

    La velocidad de desgaste depende del grado de
    penetración del abrasivo en la superficie y por lo tanto
    es función de la dureza superficial del material. La
    dureza, la tenacidad y sobre todo la rugosidad de las
    partículas abrasivas, acentúan la abrasión,
    mientras que la fragilidad de éstas atenúa su
    efecto.

    Si la dureza del abrasivo es muy superior a la dureza
    de la superficie fraccionada, el desgaste es fuerte. Si por lo
    contrario es más blando la velocidad de desgaste es lenta.
    Se debe tener en cuenta que si la dureza de ambos es similar, el
    más leve cambio de una
    de ellas puede aumentar considerablemente el
    desgaste.

    Otros factores que afectan el desgaste abrasivo son
    la temperatura, las cargas que actúan sobre la superficie
    de trabajo, condiciones ambientales tales como la humedad y el
    grado de compactación de las partículas. Se
    considera que todo desgaste abrasivo del material es un
    agrietamiento por fragilidad, como resultado de actos de
    deformación plástica y endurecimiento que se
    repiten cíclicamente.

    El proceso de desgaste abrasivo en condiciones
    reales, se realiza siempre con la colaboración no
    solamente de los granos abrasivos, sino también del medio
    exterior, de una composición química controlada (en
    el caso del empleo de lubricante) o no controlada (en el caso de
    la acción de la atmósfera).

    El metal deformado plásticamente, al
    reaccionar con el oxígeno
    contenido en la atmósfera, forma
    estructuras de capas secundarias, que se diferencian del metal
    original por sus estructuras y propiedades de resistencia. La
    actuación de presiones produce la destrucción de
    esas capas y el descubrimiento consecutivo de nuevas superficies
    del metal puro. Este fenómeno se conoce con el nombre de
    desgaste oxidante.

    En el desgaste abrasivo influye la dureza y la
    tenacidad del material. La tenacidad es la resistencia que opone
    el material deformado por la acción de las
    partículas abrasivas, a la rotura. El desgaste abrasivo
    depende también del coeficiente de fricción,
    fuerza de
    unión adhesiva entre partículas de la superficie
    del metal y las partículas abrasivas. Cuando los valores
    del coeficiente de fricción son elevadas, se favorece el
    proceso de microcorte.

    El desgaste abrasivo se puede clasificar
    en:

    • Desgaste abrasivo de baja presión,
      que ocurre por deslizamiento de las partículas
      moviéndose libremente por la superficie y las tensiones
      actuantes son bajas y no exceden la resistencia a la rotura del
      abrasivo.
    • Desgaste abrasivo por alta presión,
      cuando el abrasivo es atrapado entre dos superficies de carga y
      el desgaste no es solo por penetración, sino
      también por fractura de las partes frágiles y por
      deformación plástica de la matriz. Este tipo de
      abrasión es característica de operaciones de
      trituración, pero también se presenta como efecto
      secundario en numerosas aplicaciones metal sobre
      metal.
    • Desgaste abrasivo con impacto, el cual involucra
      la remoción de material por la acción de un
      abrasivo cuyas partículas son de un tamaño
      apreciable e impactan en la superficie bajo un ángulo
      determinado. La energía de impacto se transfiere al
      material y hace que el abrasivo produzca grandes surcos y
      ralladuras apreciables a simple vista. Este tipo de desgaste es
      más frecuente en el transporte
      de minerales.

    Es importante destacar que en la práctica el
    desgaste no se presenta en forma simple, sino que aparece
    combinado como:

    • Impacto, abrasión y presión: en
      rodillos, cadenas y rodaje de tractores.
    • Impacto, abrasión y temperatura: en
      martillos y cuchillas de cizalla.
    • Impacto y presión: en martillos de
      pilón y machacadoras, quebradoras.
    • Abrasión, erosión y corrosión: válvulas y asientos, tornillos
      sinfín.
    • Fricción, corrosión y
      cavitación: impulsores, álabes de
      turbinas.

    En este tipo de desgaste pueden observarse tres
    regímenes en dependencia de las durezas de los materiales
    interactuantes.

    • Régimen débil: cuando la dureza
      del abrasivo es menor que la del metal.
    • Régimen de transición: cuando la
      dureza del abrasivo es aproximadamente igual a la del
      metal.
    • Régimen severo: cuando la dureza del
      abrasivo es mayor que la del metal.

    Se ha demostrado experimental y teóricamente
    que la dureza del material está correlacionada con el
    grado de abrasión según (
    ASM Volume 18, 1992)

    La dependencia de la resistencia a la
    abrasión, de la composición química, dureza
    y microestructura de un hierro fundido de alto cromo ha sido
    demostrada por (Gundlanch,
    1974) en un estudio realizado a 28 tipos de hierros
    blancos aleados con 17,5% de cromo, en los cuales se presentaban
    tres niveles de contenido de carbono y aleadas con otros
    elementos tales como: Cobre (0,5 a 3,0%), Manganeso (0,75 a
    3,0%), Molibdeno (0,5 a 3,0%) y Níquel(0,6 a 2,0%). Todas
    las muestras fueron ensayadas tal y como fueron obtenidas de la
    fundición. En este estudio se demuestra que la dureza no
    es tan importante como la microestructura de la matriz en el
    control de la resistencia a la abrasión de un hierro
    blanco. Demostró también que contenidos de
    molibdeno combinados con níquel, cobre y manganeso en
    cantidades superiores a lo normal, producen fundiciones con
    satisfactoria resistencia a la abrasión, aspecto
    relacionado con las microestructuras que se obtienen debido al
    efecto de los elementos de aleación.

    La función primaria de las aleaciones
    empleadas en sistemas donde
    predomina la abrasión metal-tierra, es
    aumentar la resistencia a la abrasión. Las aleaciones de
    abrasión metal-tierra están constituidas por hieros
    blancos con alto contenido de cromo, en la que los carburos que
    se forman durante la solidificación de la aleación,
    les proporcionan las propiedades necesarias para este tipo de
    aplicación.

    Destrucción por impacto.

    Este tipo de destrucción se produce por la
    transferencia de energía cinética de un cuerpo
    simple sobre una superficie de extensión apreciable.
    Produce deformación superficial y subsuperficial del
    material que altera su forma y dimensión lo que puede
    devenir en la fractura por fatiga debido a impactos repetidos.
    Surge como resultado de contactos de cuerpos generalmente
    metálicos aunque no se excluyen rocas y
    minerales, que acompañados de determinada velocidad,
    originan choques intermitentes contra la pieza. Se pueden
    clasificar para facilitar el análisis de su acción y con ello
    seleccionar la mejor forma de combatirlos y aminorar su efecto
    en:

    • Impacto ligero: la energía cinética es
      absorbida por una deformación elástica del
      metal base que recobra su dimensión pudiendo dar lugar
      a deformaciones plásticas a muy largo plazo. Las
      aleaciones recomendadas para este caso son los aceros
      inoxidables austeníticos y los bronces al aluminio.
    • Impacto medio: produce deformaciones plásticas
      a corto plazo e inclusive trituración y
      desprendimientos superficiales a corto plazo. En estos casos
      se recomienda el uso de aceros con estructura
      martensítica.
    • Impacto alto: produce deformaciones plásticas
      de gran magnitud de modo instantáneo y fracturas a
      corto plazo. Las aleaciones recomendadas para trabajar en
      estas condiciones son los aceros
      austeníticos.

    1.5 Maquinabilidad en el
    hierro fundido

    (Walton, 1981)
    señala que la maquinabilidad del hierro está
    relacionada directamente con su microestructura, aunque se
    evalúa por la vida útil de las herramientas
    de corte y el acabado de las superficie. Por ejemplo la presencia
    del grafito (estructura suave) favorece la maquinabilidad, aunque
    la forma y tamaño de este influye en el acabado
    superficial. La microestructura alrededor del grafito influye en
    la vida de la herramienta del corte y permite mayores velocidades
    de corte.

    La dureza Brinell es un indicador de la maquinabilidad,
    pues la dureza depende fundamentalmente de la microestructura,
    pero la maquinabilidad no se puede evaluar por la dureza
    únicamente.

    La ferrita y la austenita son estructura de fácil
    maquinabilidad, a diferencia de la martensita y en menor grado de
    la bainita que son más difíciles de
    maquinar.

    Los carburos son constituyentes de elevada dureza y
    tienen un efecto muy dañino para la vida de las
    herramientas de corte.

    (Form y Wallace,
    1962) propusieron una relación para calcular
    un índice de calidad llamado
    dureza relativa (HR), para evaluar la maquinabilidad de un hierro
    fundido:

    HR = HB/ (100 + (3,03.10-3Rt))

    Donde

    HB dureza Brinell

    Rt resistencia a la tracción.

    Valores inferiores a 1,0 indican que los hierros
    fundidos tienen buena maquinabilidad.

    Las cuchillas para maquinado de hierros blancos,
    prácticamente no maquinables, se recomiendan en
    (Walton, 1981) que sean
    de cerámica, permitiendo altas velocidades
    para el corte del hierro moderadamente duros y se emplean sin
    refrigerantes. Para los hierros blancos resistentes al desgaste
    (ASTM A32) con dureza
    entre 450 y 600 HB en su condición de pieza fundida, se
    recomiendan herramientas de cerámica del tipo HPC.

    Maquinabilidad en hierros aleados resistentes al
    desgaste.

    Tanto la resistencia al desgaste como la maquinabilidad
    están puestas en función de la dureza, aunque en
    sentido contrario. Por una parte (Form y Wallace, 1962) en la
    ecuación señalan que al aumentar la dureza respecto
    a la resistencia a la tracción, cosa que ocurre en los
    hierros blancos, disminuye la maquinabilidad, pues se incrementa
    el HR y por otra parte (Sakour, 1980
    y Vázquez, 1997) señalan que al
    aumentar la dureza del material respecto a la del abrasivo, se
    favorece la resistencia al desgaste abrasivo del material, cuando
    se mueve en una masa abrasiva como la arena
    sílice.

    Los hierros por excelencia para la producción de
    piezas que se utilizan en la explotación bajo condiciones
    de desgaste abrasivo, son los hierros de levado contenido de
    cromo, como ya se ha señalado, sin embargo debido a la
    presencia de carburos de elevada dureza y en matrices
    martensíticas, la maquinabilidad disminuye
    significativamente.

    Sin embargo la combinación de estructuras tan
    duras como los carburos en matrices martensíticas y la
    presencia de grafito en la matriz, suaves y que permiten la
    obtención de una viruta discontinua durante el maquinado,
    puede lograr determinado de factilidad en el maquinado. Dichas
    estructuras pueden ser obtenidas en condiciones donde los
    elementos de aleación se combinen adecuadamente logrando
    potenciales de grafitización adecuados para que se forme
    grafito durante la transformación eutéctica con la
    presencia de elementos como el cobre y el níquel, en
    adición al efecto grafitizante del carbono y el silicio,
    presentes en cualquier hierro fundido y con las cantidades
    adecuadas de manganeso, cromo y molibdeno que favorezcan la
    formación de carburos, sin que se suprima la
    grafitización del hierro fundido.

    Otros aspectos a tener en cuenta son el balance adecuado
    de los elementos aleantes como el manganeso, níquel y
    cobre que permitan la obtención de matrices
    martensíticas regulando la transformación de la
    austenita, para evitar la formación de perlita o bainita.
    El efecto combinado de los elementos manganeso, níquel y
    cobre, permite que sus efectos individuales se sumen en este
    sentido.

    CONCLUSIONES

    Se plantea en línea general que los hierros
    aleados con elevado contenido de cromo son los de mejor comportamiento
    para trabajar en condiciones de elevada abrasión y que los
    hierros grises no aleados son los de mejor comportamiento ante la
    maquinabilidad.

    La producción de hierros de elevado nivel de
    aleación se señala que no pueden ser obtenidos por
    aleación en cuchara y que se requieren medios
    especiales para su obtención, lo cual no es válido
    solo para aleaciones con un nivel cercano a 4%.

    Aunque aparecen descritos en la literatura el efecto de los
    elementos de aleación sobre las estructuras y las
    propiedades de los hierros aleados de un modo cualitativo, no se
    muestran modelos
    matemáticos que permitan cuantificar este efecto sobre las
    propiedades mecánicas y tribológicas, así
    como para algunos elementos cuantificables de la
    microestructura.

    Se abordan en la literatura estudios sobre el
    incremento de la resistencia la desgaste a partir de tratamientos
    térmicos, pero en las condiciones de nuestro país
    donde los recursos
    energéticos son limitados, es una alternativa el obtener
    estructuras que incrementan la resistencia al desgaste a partir
    del efecto de los elementos de aleación desde que las
    piezas son obtenidas en la fundición, empleando la
    adición en cuchara para niveles de aleación no muy
    por encima de 4%..

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    Lázaro Pino Rivero

    Centro de Investigaciones
    de Soldadura.
    Facultad de Ingeniería Mecánica. Universidad
    central de Las Villas. Cuba.

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