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Hipoglucemia




Enviado por eduardo



    Hipoglucemia

    1. Concepto
    2. Fisiopatología
    3. Anatomía
      patológica
    4. Cuadro
      clínico
    5. Diagnóstico
      analítico de la hipoglucemia
    6. Tratamiento
    7. Insulinoma
    8. Bibliografía
    9. Cuadros

    Concepto

    La hipoglucemia es un síndrome clínico
    multifactorial que se caracteriza por cifras de glucosa en
    sangre
    inferior a 45 mg/dL (2,5 mmol/L), síntomas de
    neuroglucopenia y alivio con la
    administración de glucosa.

    Etiología

    Para identificar las causas posibles de hipoglucemia es
    necesario conocer que existen dos tipos de hipoglucemia (Cuadro
    1).

    1. Se describe la hipoglucemia reactiva
      idiopática, que en su forma verdadera es muy rara, y
      la pseudohipoglucemia, que se caracteriza por descargas
      adrenérgicas o neuroglucopénicas de poca
      intensidad, de 2 a 5 horas después de ingerir alimentos
      pero con valores
      normales de glucosa plasmática.

      Es posible encontrar una hipoglucemia reactiva en
      pacientes con determinados defectos enzimáticos como
      la intolerancia hereditaria a la galactosa y la fructosa, que
      se manifiestan desde la infancia.

      También se han citado casos de diabetes
      mellitus no dependiente de insulina como cuadro que
      predispone a la hipoglucemia reactiva, aunque esta
      relación no está bien clara.

    2. Hipoglucemia reactiva (posprandial o inducida por los
      alimentos):
      Se observa con frecuencia en enfermos a quienes se les
      realizó gastrectomía, piloroplastia o
      vagotomía, y como consecuencia, la absorción
      rápida de la glucosa estimula la liberación de
      insulina, favorecida también por sustancias
      insulinotropas intestinales (incretinas) y, al final,
      aparición de valores
      excesivamente altos de insulina. Los síntomas de
      hipoglucemia aparecen 30 a 120 minutos después de
      consumir un alimento.
    3. Hipoglucemia postabsortiva o de ayuno

    Su etiología es amplia e incluye
    prácticamente todas las causas orgánicas, pues es
    consecuencia de una gran diferencia entre la tasa de producción y de utilización de la
    glucosa. En la fase postabsortiva la hipoglucemia se puede
    producir por una o varias de las siguientes
    alteraciones:

    • Aumento de la utilización periférica de
      la glucosa secundaria a una concentración
      patológica de insulina en plasma de origen
      endógeno o exógeno.
    • Falla en la síntesis, en la secreción de las
      hormonas de
      contrarregulación, o de ambas
    • Disminución de la producción hepática de la glucosa
      por inhibición de las vías metabólicas
      involucradas en la glucogenolisis.

    En general, las hipoglucemias más frecuentes que
    se presentan en pacientes no diabéticos se producen casi
    siempre por un exceso de insulina (hipoglucemia espontánea
    por hiperinsulinismo funcional), en pacientes habitualmente
    inestables, dinámicos, tensos y ansiosos; a los que se le
    asocian manifestaciones de hiperactividad del sistema nervioso
    autónomo como hiperacidez e hipermotilidad intestinal. Los
    síntomas aparecen de 2 a 4 horas después de la
    ingestión de alimentos.

    Los tumores de las células
    beta del páncreas (insulinomas) producen la hipoglucemia
    por secreción exagerada de insulina. Pueden ser benignos o
    malignos, presentándose la hipoglucemia antes del desayuno
    o de 2 a 4 horas después de una comida.

    Los errores del metabolismo
    llevan a la hipoglucemia por déficit absoluto o relativo
    en la producción de glucosa y son más frecuentes en
    niños;
    mientras que la hipoglucemia que se presenta por el alcoholismo,
    casi siempre se asocia al ayuno durante su
    ingestión.

    Fisiopatología

    La glucosa es indispensable para el metabolismo
    cerebral. En condiciones fisiológicas, el cerebro consume
    diariamente unos 120 gramos de ella como combustible, pero no
    puede sintetizarla; y su función es
    dependiente casi totalmente de su aporte continuo por la
    circulación arterial. Puede almacenarla en pequeñas
    cantidades en las células de
    la glia en forma de glucógeno, pero que solo permiten
    mantener el metabolismo cerebral durante pocos minutos. Son estas
    las razones por las que el organismo mantiene un estrecho
    control de la
    glucemia.

    • Mecanismos fisiológicos de la homeostasis
      de la glucosa

    En condiciones normales la concentración
    plasmática de la glucosa se mantiene entre límites
    estrechos producto del
    equilibrio
    entre su ingreso y salida al espacio intravascular, lo que
    depende en el primero de la absorción intestinal y de su
    producción endógena, y en el segundo de su nivel de
    captación por los tejidos.

    Una vez ingeridos los alimentos (período
    pospandrial) aumentan los valores de
    insulina circulante producto de la
    mayor concentración de glucosa plasmática y a la
    acción de las incretinas (hormonas
    intestinales liberadas durante la alimentación). La
    insulina es una hormona secretada por las células
    b del páncreas
    en el periodo pospandrial anabólico, que favorece el
    transporte de
    glucosa y aminoácidos al interior de las células de
    distintos tejidos
    (muscular, adiposo y hepático), estimula la síntesis
    de proteínas
    y enzimas que
    intervienen en la gluconeogenesis (biosíntesis de glucógeno) y la
    glucolisis (formación de CO2 y H2O
    en aerobiosis y de lactato en anaerobiosis) e inhibe la
    lipolisis, la glucogenolisis y la gluconeogenesis.

    Después de 4 a 6 horas de la ingestión de
    alimentos, el metabolismo pasa a una fase de ayuno o catabolia
    caracterizado por la disminución de la
    concentración de insulina e incremento de cuatro hormonas
    llamadas contrarreguladoras de la glucosa:

    1. Glucagón: secretada por las células de
      los islotes pancreáticos
    2. Adrenalina: sintetizada por la médula
      suprarrenal
    3. Cortisol: sintetizada en la corteza
      suprarrenal
    4. Hormona del crecimiento: hipofisaria

    Durante este periodo conocido como posabsortivo se
    suprime parcialmente la síntesis de la glucosa y se
    incrementa su producción mediante la glucogenolisis
    (degradación del glucógeno que se transforma en
    glucosa y ácido láctico), y la gluconeogenesis
    (formación de glucosa a expensa de aminoácidos,
    lactatos y glicerol). La glucogenolisis provee el 75% de las
    necesidades de glucosa en las primeras 12 horas de ayuno,
    mientras que la gluconeogenesis produce el 25% restante; aunque
    posteriormente es esta última la principal proveedora, el
    hígado el órgano efector de esta acción
    metabólica y la alanina su sustrato principal. Cuando el
    ayuno es prolongado otra fuente importante de glucosa es la
    gluconeogenesis renal, basada mas bien en la
    glutamina.

    Si el estado de
    ayuno persiste, la glucemia disminuye paulatinamente al igual que
    su utilización, y se produce el cambio hacia
    una economía
    energética a expensas de una lipolisis de
    triglicéridos del tejido adiposo con la formación
    de glicerol y ácidos
    grasos libres, que se transforman en el combustible principal de
    diversos tejidos, reduciéndose aun más la
    captación de glucosa por el cerebro.
    También se forman a partir de los ácidos
    grasos libres los cetoácidos acetoacetato e
    hidroxibutirato, cuya función es
    servir como energéticos sustitutivos de la glucosa en el
    encéfalo.

    El sistema
    contrarregulador es de gran importancia, ya que previene o limita
    las hipoglucemias tanto fisiológicas como tras la administración de hipoglucemiantes, lo que
    protege así la función cerebral. Es precisamente el
    hipotálamo el sitio anatómico donde se encuentran
    los sensores
    más importantes del descenso de la glucosa, aunque
    también parecen existir en el hígado y el
    páncreas.

    Ante una hipoglucemia estos sensores
    envían estímulos que provocan la liberación
    de las hormonas contrarreguladoras de la glucosa antes
    mencionadas, cuyo objetivo es
    aumentar la concentración de glucosa por diversos
    mecanismos. El glucagón y la adrenalina son los más
    importantes, ya que su acción contrarreguladora comienza
    de forma temprana; mientras que el cortisol y la hormona del
    crecimiento no evidencian su papel
    contrarregulador hasta pasadas unas horas de comenzada la
    hipoglucemia.

    Existen otros factores que también pueden
    contribuir en la contrarregulacion como son:

    Noradrenalina: Aumenta su concentración
    durante la hipoglucemia y por sus efectos a -adrenérgicos inhibe la
    secreción de insulina, estimula la secreción de
    glucagón y en el ámbito cerebral, actúa como
    neurotransmisor y en la regulación de la secreción
    de las hormonas hipofisarias anteriores.

    Acidos grasos libres: Su aumento durante el ayuno
    contribuye a la producción de glucosa mediante la
    gluconeogenesis, y se utilizan como combustible principal de los
    tejidos.

    Glucosa: Ante una hipoglucemia grave se produce
    glucosa endógena aun cuando faltan otros factores
    contrarreguladores, pues es un sistema de
    emergencia de autorregulación hepática para
    proteger al cerebro.

    El deterioro funcional de algunas de las hormonas
    contrainsulares es suficiente para que pueda desarrollarse una
    hipoglucemia grave, aunque el resto de las hormonas actúen
    normalmente o incluso, incrementen su acción.

    En los sujetos sanos el primer mecanismo defensivo es la
    disminución de la secreción de insulina, lo que
    ocurre con niveles de glucosa plasmática de 4,4 mmol/L (80
    mg/dL); mientras que la liberación de hormonas
    cotrarreguladoras comienza a producirse en torno a los 3,6
    mmol/L (65 mg/dL).

    En el paciente diabético la acción
    contrarreguladora está condicionada por varias
    situaciones:

    1. La liberación de insulina no puede ser
      interrumpida ya que se ha administrado de forma exógena
      o está aumentada su producción endógena
      por la acción de las sulfonilureas y por tanto,
      seguirá utilizando la glucosa e inhibiendo su
      producción.
    2. Durante el curso de la enfermedad puede producirse un
      deterioro de la respuesta de determinada hormona
      contrarreguladora.

    Anatomía
    patológica

    En el cerebro se encuentran lesiones de necrosis
    isquémica sobre todo al nivel del centro vasomotor, aunque
    existe una tendencia a la producción de alteraciones
    importantes de la corteza cerebral, los ganglios basales y del
    hipocampo. Particularmente en las crisis agudas
    aparecen petequias diseminadas, congestión y edema de las
    células nerviosas; que experimentarán una serie de
    transformaciones degenerativas con desaparición posterior,
    incluso, de cierto número de neuronas, principalmente en
    la zona laminar. Se pueden observar numerosas áreas de
    reacción glial, producirse la desmielinización y la
    encefalomalacia; además, se observa frecuentemente una
    degeneración nerviosa periférica.

    Aunque casi siempre las lesiones de la hipoglucemia se
    producen en el cerebro, puede conducir también al infarto
    del miocardio, particularmente en diabéticos de edad
    avanzada.

    Cuadro
    clínico

    Los síntomas clínicos de hipoglucemia se
    agrupan en dos grandes categorías (Cuadro 2):

    1. Síntomas adrenérgicos o
      colinérgicos causados por la descarga del sistema
      autónomo, que pueden ser variados, precoces o incluso
      imperceptibles si la hipoglucemia se desarrolla de forma
      insidiosa, e incluyen temblor, palpitaciones, ansiedad,
      hambre, sudación y parestesias.
    2. Síntomas neuroglucopénicos como
      resultado de la escasez de glucosa neuronal, que generalmente
      son de aparición tardía y dependientes de las
      necesidades de glucosa de las diferentes estructuras del cerebro, aunque es la corteza
      cerebral la más susceptible a la hipoglucemia. Suelen
      comenzar por alteraciones del comportamiento, dificultad para pensar,
      confusión, sensación de acaloramiento,
      debilidad y cansancio. También pueden aparecer
      cefalea, mareos alteraciones visuales (visión borrosa
      y diplopia), dificultad para hablar, déficit focales
      neurológicos reversibles que recuerdan un accidente
      vascular cerebral en ancianos, convulsiones (más
      frecuentemente en niños), estado de
      coma, signos de descerebración o la
      muerte.

    Los síntomas neuroglucopénicos van a
    aparecer en dependencia del orden de aparición
    filogenético de las estructuras
    nerviosas, de forma tal que en las más
    tardíamente desarrolladas, los síntomas
    aparecerán primero (Cuadro 3).

    Aunque los síntomas anteriormente mencionados son
    muy sugerentes de hipoglucemia, no son específicos; por lo
    que su diagnóstico puede ser auxiliado por la
    tríada de Whipple: (i) existencia de
    síntomas sugerentes de hipoglucemia, (ii)
    concentración de glucosa plasmática baja y (iii)
    mejoría de los síntomas cuando la glucemia se
    recupera.

    Diagnóstico
    analítico de la hipoglucemia

    Las manifestaciones clínicas de la hipoglucemia
    pueden deberse en muchas ocasiones a otros trastornos, y por esta
    razón el diagnóstico de certeza debe ir
    acompañado, además de la clínica, de
    datos
    bioquímicos convincentes. Si la hipoglucemia aparece
    después de las comidas existen mayores posibilidades de
    que se trate de una hipoglucemia reactiva, a pesar de que se
    plantea que es una enfermedad muy rara que se diagnostica
    erróneamente con demasiada frecuencia; ya que es posible
    encontrar cifras inferiores a 2,5 mmol de glucosa
    plasmática después de la ingestión de
    glucosa en personas normales y asintomáticas. Su
    diagnóstico se posibilitará ante la presencia de
    síntomas típicos de hipoglucemia que desaparecen
    cuando se eleva la glucosa plasmática, y que este hecho
    coincida con la ingestión de una comida mixta
    habitual.

    Por el contrario, muchos enfermos presentan glicemia
    inferior a 2,5 mmol/L después del ayuno nocturno de 10 a
    12 horas, por lo que si la determinación de glucosa
    después del ayuno nocturno de forma repetida arroja
    valores inferiores a los antes mencionados, queda
    confirmada.

    Si la glicemia no baja mas allá de 2,5 mmol/L
    después del ayuno prolongado y sobre todo si este se
    combina con el ejercicio, puede descartarse el diagnóstico
    de hipoglucemia de ayuno. Como vimos anteriormente son muchos los
    procesos, casi
    todos orgánicos, los causantes de una hipoglucemia de
    ayuno o postabsortiva, por lo que su diagnóstico
    diferencial es amplio: por ejemplo los tumores
    extrapancreáticos suelen ser grandes y silentes desde el
    punto de vista clínico. El uso de insulina u otros
    fármacos hipoglucemiantes como agentes productores de
    hipoglucemia puede descartarse con un interrogatorio minucioso o
    la determinación de estos agentes en muestras de sangre u orina.
    La insuficiencia de órganos como riñón e
    hígado, cuando provocan hipoglucemia, se encuentran en su
    estadio más grave tanto desde el punto de vista
    clínico como analítico. La hipoglucemia neonatal es
    autolimitada y la cetótica se ha identificado en la
    medianía de la infancia
    caracterizada por hipoglucemia de ayuno con supresión de
    la secreción de insulina.

    La secreción excesiva de insulina o el
    déficit de hormonas contrarreguladoras de la glucosa
    constituyen finalmente las otras causas posibles de hipoglucemia.
    Para hacer el diagnóstico de una secreción
    endógena excesiva de insulina, hay que determinar sus
    valores cuando la glicemia de ayuno se encuentre por debajo de
    2,5 mmol/L, y se hará el diagnóstico de
    hiperinsulinismo si se corrobora una insulinemia mayor de
    10 m U/mL. Una
    concentración superior a 5 m U/mL se considera sospechosa, por lo que
    se deberá realizar un estudio más profundo como la
    determinación del péptido C (péptido de
    conexión que se separa de la proinsulina durante su
    conversión en insulina), cuyos niveles aumentan en el
    hiperinsulinismo endógeno y desaparecen en los
    exógenos, excepto cuando existen anticuerpos anti-insulina
    y durante la
    administración de sulfonilureas, que pueden
    incrementarlo.

    En resumen, el diagnóstico definitivo de una
    hipoglucemia de ayuno se realizará con las determinaciones
    de insulina y péptido C en el plasma en el momento en que
    las cifras de glicemia se encuentren por debajo de 2,5 mmol/L,
    además del análisis de los anticuerpos
    anti-insulina.

    Tratamiento

    En la hipoglucemia reactivas o posprandiales es
    fundamental el tratamiento dietético y la
    restricción de hidratos de carbono,
    especialmente monosacáridos y disacáridos. Debe
    recomendarse que el tiempo entre las
    comidas no supere las 4 horas y que las raciones sean reducidas.
    Aunque el tratamiento farmacológico en este tipo de
    hipoglucemia no ha demostrado ser efectivo, existen ya algunas
    experiencias con medicamentos como la acarbosa y el miglitol que
    inhiben a la enzima a
    -glucosidasa (encargada de convertir los
    polisacáridos en azúcares absorbibles en el
    ámbito intestinal), lo que favorece que la
    absorción de los hidratos de carbono sea
    más lenta, y por tanto, que sea menor la secreción
    de insulina.

    El aspecto terapéutico en la hipoglucemia de
    ayuno abarca dos fenómenos diferentes:

    1. La recuperación de los síntomas
      neuroglucopénicos mediante la normalización de la glucosa
      plasmática, lo que puede lograrse mediante la administración de 25 a 50 gr de glucosa
      al 50% por vía endovenosa rápida, después
      de haber tomado una muestra para
      determinar la glucemia y otra para estudios ulteriores. Otra
      alternativa es la utilización de hormonas
      contrarreguladoras como el glucagón a dosis de 1mg IM
      para estimular la liberación de glucosa por el
      hígado.
    2. Identificar la causa de hipoglucemia con el objetivo de
      erradicar definitivamente el problema. La provocada por
      fármacos se tratará con perfusión de
      glucosa e interrupción del medicamento. Si se comprueba
      déficit de hormonas se realizará su
      sustitución. Las alteraciones hepáticas, si no
      son reversibles cuando provocan hipoglucemia, suelen ser
      incompatibles con la vida. La hipoglucemia por inanición
      que se puede observar en la insuficiencia renal crónica,
      puede responder con una dieta rica en calorías y con comidas frecuentes. Los
      tumores extrapancreáticos productores de hipoglucemia
      pueden ser tratados
      mediante cirugía, quimioterapia o
      radioterapia.

    Por último, la hipoglucemia de ayuno provocada
    por un hiperinsulinismo endógeno casi siempre es producida
    por tumores pancreáticos solitarios o múltiples.
    Teniendo en cuenta que el insulinoma es el tumor
    pancreático que con mayor frecuencia provoca
    hiperinsulinismo endógeno, decidimos abordarlo en el
    acápite siguiente.

    INSULINOMA

    Son tumores poco frecuentes de las células beta
    del páncreas, que se presentan en la mediania de la vida,
    excepto cuando se encuentran formando parte de una
    neuroadenomatosis endocrina múltiple de tipo 1 (NEM), que
    puede presentarse antes de los 30 años de edad. Casi
    siempre son pequeños, benignos y únicos.

    Cuadro clínico

    Presentan síntomas autonómicos y
    neuroglucopénicos que aparecen 5 horas o más
    después de consumir una comida, y que pueden ser
    modificados por el ejercicio, la dieta, la ingestión de
    etanol o el ayuno. Con mayor frecuencia se observa diplopia,
    visión borrosa, palpitaciones, debilidad y
    confusión. Otros sujetos tienen convulsiones refractarias
    como único síntoma.

    Diagnóstico

    Para realizar el diagnóstico debe buscarse la
    presencia de la tríada:

    1. Síntomas de hipoglucemia que mejoran una vez
      que aumenta la glucemia plasmática.
    2. Altos niveles de insulina plasmática y
      péptido C.
    3. Ausencia de sulfonilurea
      plasmática.

    Hay que determinar cada 6 horas la glucosa, la insulina,
    el péptido C y el cortisol plasmático; en
    dependencia de la clínica y las cifras previas de
    glucemia.

    Durante el periodo de ayuno el diagnóstico de
    hipoglucemia es difícil por el hecho de que personas sanas
    pueden tener niveles bajos de glucosa en el ayuno, sin que
    aparezcan los síntomas.

    Las personas con insulinomas tienen menor
    supresión de insulina y péptido C endógeno
    por la acción de las hormonas
    contrarreguladoras.

    Para su localización se puede utilizar la
    ultrasonografía pre y transoperatoria, que alcanza en la
    última una sensibilidad cercana al 90% y, aunque la
    tomografía axial computarizada constituye otro método
    convincente, en muchos casos se necesita de la habilidad del
    cirujano.

    Tratamiento

    La eliminación del insulinoma mediante la
    cirugía es indudablemente el tratamiento de
    elección, pues en muchos de los casos se puede realizar la
    enucleación del tumor; pero en otro porciento bastante
    considerable, ha de practicarse una hemipancreatectomia. En
    aquellos casos en los que la cirugía no resulte posible o
    reaparezcan los síntomas debe recurrirse al tratamiento
    médico, que también se aplicará durante el
    periodo en que se estudia la morfología
    del tumor; no así cuando se practican estudios de
    funcionalidad, ya que la mayoría de los fármacos
    utilizados se basan en la inhibición de la síntesis
    de insulina, su secreción endógena, o
    ambas.

    Entre los fármacos más utilizados podemos
    mencionar:

    1. Diazoxido: Derivado de las benzotiadiazinas
      cuyo mecanismo de acción se basa en la activación
      de los canales de potasio sensibles al ATP, lo que evita su
      cierre (efecto opuesto a la sulfonilurea), por lo que en el
      ámbito de las células b produce una inhibición de la
      secreción de insulina (pero no un bloqueo de su
      síntesis), y al nivel del receptor de la insulina en los
      órganos diana, inhibe la utilización
      periférica de la glucosa. Se ha empleado previo a la
      intervención quirúrgica o como tratamiento
      paliativo en insulinomas metastáticos. La dosis es de 3
      a 8 mg/kg/día por vía oral, con una dosis
      máxima de 400 a 600 mg. Puede provocar edemas por
      retención de sodio, trombocitopenia e
      hipertricosis.
    2. Octreotido: Es un análogo de la
      somatostatina que se utiliza principalmente como inhibidor de
      la hormona del crecimiento en la acromegalia. Los receptores de
      la somatostatina se encuentran distribuidos por todo el
      organismo y su efecto biológico resulta inhibitorio,
      como en el caso del páncreas endocrino donde disminuye
      la secreción de glucagón e insulina.
      También se ha utilizado en el tratamiento de las
      hipoglucemia graves secundarias a la ingesta de sulfonilureas,
      al inhibir la secreción endógena de insulina. La
      opinión actual es que resulta útil en el
      tratamiento del hiperinsulinismo congénito o como
      complemento del quirúrgico, si bien su eficacia no es
      total.
    3. Glucocorticoides: Se recomiendan como
      inmunosupresores en el tratamiento de la hipoglucemia de
      etiología autoinmune.

    Figura 1.
    Insulinoma

    URL disponible en http://www-medlib.med.utah.edu/webpath/endo.html

    Bibliografía

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    CUADROS

    Cuadro 1.
    Clasificación de las
    hipoglucemias

    Adultos

    Neonatos y
    niños

    Medicamentos o
    tóxicos

    Efecto insulínico:

    • Diabéticos tratados con Insulina o
      sulfonilurea
    • Ingestión de raticidas
      (Vacor)
    • Alterando función hepática:
      alcohol, b -bloqueadores no selectivos,
      propranolol
    • Salicilatos

    Hipoglucemia reactiva

    • Hipoglucemia de origen
      alimentario
    • Deficiencias de enzimas del metabolismo de carbohidratos: galactosemia e
      intolerancia hereditaria a la fructosa
    • Reducción de la capacidad
      gástrica
    • Hipoglucemia reactiva
      idiopática
    • Pseudohipoglucemias
    • Ingesta de hipoglicina

    Hipoglucemias postabsortivas
    (hipoglucemia de ayuno)

    • Insuficiencia de órganos
      críticos: hepatopatías, insuficiencia
      cardiaca, insuficiencia renal, sepsis,
      inanición
    • Deficiencias hormonales: hipopituitarismo,
      insuficiencia suprarrenal, deficiencia de
      glucagón y adrenalina
    • Tumores de células no-beta
    • Hiperinsulinismo endógeno:
      autoanticuerpos contra insulina, autoanticuerpos contra
      receptor insulinico
    • Hipoglucemia ficticia: insulina o
      sulfonilurea
    • Nesidioblastosis
    • Alteraciones genéticas como
      deficiencias enzimáticas en vías de
      glucogenolisis y gluconeogénesis
    • Defectos del metabolismo de
      aminoácidos, ácidos grasos o
      cetoácidos
    • Galactosemia
    • Síndrome de Reye
    • Hipoglucemia cetótica
    • Malnutrición

     

    Cuadro 2. Síntomas de
    hipoglucemia

    Adrenérgicos

    Neuroglucopénicos

    Palpitaciones

    Cefaleas

    Ansiedad

    Incapacidad para concentrarse

    Sudación

    Fatiga

    Temblor

    Confusión

    Hambre

    Visión borrosa

    Irritabilidad

    Incoordinación

    Náuseas

    Comportamiento anormal

    Palidez o flushing

    Parestesias

     

    Hemiplejías

     

    Afonía

     

    Dificultad en despertar

     

    Convulsiones

     

    Coma

    Cuadro 3. Síntomas y
    signos de las distintas fases de la
    hipoglucemia

    Cortical

    Somnolencia, sudación, hipotonía,
    temblor.

    Diencéfalosubcortical

    Pérdida del conocimiento, movimientos primitivos
    (succión, muecas, asimiento), crispamiento,
    espasmos clónicos, inquietud, respuesta exagerada
    al dolor, hipertonía simpática
    (taquicardia, eritema, sudación,
    midriasis)

    Mesencefálica

    Espasmos tónicos, desviaciones oculares
    no conjugadas, Babinski

    Premiencefálica

    Espasmo de los extensores. La rotación de
    la cabeza origina espasmo extensor del lado hacia el que
    apunta la barbilla y espasmo flexor del lado
    opuesto.

    Miencefálica

    Coma profundo, respiración superficial,
    bradicardia, miosis, ausencia de respuesta pupilar a la
    luz,
    hipotermia, atonía, hiporreflexia, ausencia de
    reflejo corneal.

     

     

     

    Autor:

    Dra. Marjoris Piñera Martinez

    Especialista de I Grado en Medicina
    Interna.

    Especialista de II Grado en Medicina
    Intensiva y Emergencias Medicas.

    Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Provincial
    Docente Clinico Quirurgico " Saturnino Lora ".

    Dra. Nadia Labaut Arevalo

    Especialista de I Grado en Medicina Interna.

    Diplomado en Cuidados Intensivos y
    Emergentes.

    Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Provincial
    Docente Clinico Quirurgico " Saturnino Lora ".

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