Un nexo indisoluble
Cada estado social
trae su expresión a la literatura, de tal modo, que
por las diversas fases de ella pudiera contarse la historia de los
pueblos, con más verdad que por sus
cronicones y sus décadas…" (1)
Las palabras anteriores escritas por José
Martí– uno de los más grandes pensadores
Latinoamericanos de todos los tiempos- pueden asumirse como
punto de partida para las pretensiones de este artículo,
en el que el autor no tiene la intención de hacer un
análisis metodológico sobre la
relación entre la literatura y la historia como ciencias o
asignaturas pedagógicas, pues solo trata de argumentar el
potencial formativo que representa la Literatura Latinoamericana
para el
conocimiento de la historia del continente.
En investigaciones
sobre el tema se ha constatado, que en la enseñanza de la Historia de América, existen un diversas vías no
exploradas con toda profundidad – como es el caso de la
literatura- y que las mismas pueden servir para potenciar de
forma efectiva el acercamiento a nuestras raíces y a la
vez contribuir a la formación del gusto estético y
los conocimientos literarios que a la postre conducen al
afianzamiento de amplios horizontes culturales.
La Historia de la humanidad siempre ha tenido matices,
determinados en gran medida, por la óptica
de quien se ha encargado de escribirla. El arte y la
literatura no están exentos de ellos, pues, en algunas
ocasiones el artista enfrascado en reflejar realidades, acude
como basamento temático, a la historia que origina esa
realidad.
En el ámbito científico, todo historiador
utiliza un lenguaje
técnico que, en la mayoría de los casos, se
desprende del lenguaje
artístico que tanto puede embellecer su obra desde el
punto de vista estético, además de brindar la
posibilidad de ofrecer un conjunto de elementos históricos
y culturales que ayudan a lograr una mayor comprensión de
la realidad histórico-concreta que trata.
- Llaudy Hernández, Esther. Literatura
Latinoamericana y del Caribe / Esther Llaudy
Hernández
Teniendo en cuenta que el historiador refleja el suceso
bajo la influencia de un conjunto de condicionantes tales como:
filiación política,
participación o no en el hecho, conocimientos y criterios
sobre el mismo e incluso, hasta la honestidad del
propio autor, entre otros elementos, hace pensar –sin
dudar, claro está, de los textos de historia cuyo valor es
incuestionable- que existe la necesidad de recurrir a la
literatura existente sobre el hecho o período que se
trate, para acercarse mucho más a la verdad y, al mismo
tiempo, es
importante tener presente que aunque en ocasiones sobre el
literato actúan los mismos factores y a veces otros, su
necesidad de influir sobre el gusto estético del lector lo
obliga a reflejar los nexos internos, sentimentales y emocionales
de la historia que se esté abordando. Esta es una de las
razones por la cual la literatura ha sido catalogada por diversos
teóricos y estudiosos de la historia como un medio
idóneo para describir el hecho histórico tal y como
ocurrió.
Entre la historia y la literatura existe un nexo
inseparable desde el momento mismo en que ambas recogen el
devenir de la humanidad teniendo en cuenta que la literatura como
arte brinda un
reflejo recreado de la realidad histórica, capaz de tocar
las fibras más sensibles del intelecto humano; argumento
este bastante importante en el afán de demostrar que la
literatura como vía comunicativa, es en todos los casos
portadora en algún sentido de su momento social. Aunque la
historia en ocasiones minimiza el hecho, es la base fundamental
sobre la cual recae toda la labor del ser humano pues brinda una
apreciación más o menos profunda del tema en
cuestión, que le sirve al literato para darle una forma
más acabada a su obra pudiendo ser utilizada para estudiar
el marco histórico que le correspondió vivir,
siempre y cuando responda a las necesidades
existentes.
A juicio del autor y, dejando sentado que este es un
concepto tan
amplio y cambiante como la propia vida y por lo tanto sujeto a
toda transformación: la literatura es una de las formas
primarias utilizadas por el hombre para
representar el mundo desde los albores de la humanidad y el
individuo, es la forma auténtica de consolidar una
lengua y
convertirla en materia
artística. La literatura se manifiesta como la gran
propagadora de ideas, elementos estéticos y éticos
reflejando la conciencia social
a través de la palabra oral o escrita plasmando la
realidad o la ficción creada por el hombre, es por
tanto un objeto social.
La Literatura Latinoamericana de todos los tiempos
expresa la historia común y el proceso de
origen, desarrollo,
transculturación humana y cultural que tiene lugar en los
distintos pueblos que la conforman y que a pesar de sus
divisiones geográficas han vivido y viven un destino
común en el escenario de una naturaleza
propia.
Nunca la Literatura Latinoamericana ha dejado de ser un
documento político y testimonial, o ha dejado de suscitar
polémica, aunque el grado de estos caracteres y el
valor
estético varíen. Ella misma, al expresar las
características de su mundo no puede dejar
de expresar las complejidades del proceso
histórico que refleja.
La Literatura Latinoamericana cuando precisamente
desentraña las complejidades de la historia de este
continente, las relaciones y hechos insólitos de la
realidad, está mostrando lo real maravilloso, lo
que existe cotidianamente, pero asombra por
extraordinario.
Para indagar en el fenómeno antes mencionado y
específicamente en la Literatura Precolombina de Nuestra
América, cabe preguntarse cómo fue
posible sin la existencia de una escritura en
el sentido moderno de la palabra la conservación de textos
que datan de tan antigua época.
Muchos fueron los factores que incidieron en esto, entre
ellos no se puede dejar de mencionar que al lado de la conquista
española el clero buscaba una vía rápida
para la evangelización de los indígenas, y los
enseñaban a escribir en su propia lengua
utilizando letras del alfabeto castellano. Pero
esta intención de los frailes, que era una forma
más de subyugar ideológicamente a los
indígenas sirvió a estos con otros
fines.
La nueva escritura
sirvió a los aborígenes para recoger y conservar
sus creencias, mitos, ritos,
oraciones, datos
astronómicos, canciones, profecías,
cronologías sobre su historia, noticias sobre las
dinastías u otros sucesos más
corrientes.
De esta forma a través de la literatura el
indígena americano perpetuó sus pensamientos, sus
mitos, sus
tradiciones y preservó los hechos de su pasado, el tesoro
de su raza, para que no se perdieran ante la barbarie extranjera
y fuera una vía de afianzamiento de lo propio, una forma
de salvar la riqueza espiritual de sus antepasados.
La cultura
aborigen, por tanto, elaborada a través de varios milenios
antes de la conquista española, es algo que está
tan vivo y presente como por ejemplo: los idiomas que hablan
aún algunos pueblos indígenas descendientes de los
hombres que inventaron el cero, que siguieron el curso de los
planetas del
sistema solar al
que pertenece la tierra, que
tuvieron un poderoso imperio andino, o que fueron capaces de
ganarle a un lago 35 km2.
Incontables serían los caminos que habría
que seguir para penetrar en ese mundo lleno de incógnitas
pero mucho de él o algo puede conocerse a través de
los libros
más importantes que escribieron los indios y que han
llegado hasta nosotros: "Anales de los Cakchiqueles", los
"Libros del
Chilam Balam" y el "Popol Wuh". En estos extraordinarios textos
se recogen distintos elementos que reflejan la historia, la
cosmogonía, la religión, las
leyendas, las
tradiciones y mitos, no solo del pueblo que los creó, sino
de todas las altas culturas americanas.
Volviendo al concepto esbozado
con anterioridad, los elementos aquí descritos y
reflexionando sobre la necesidad que urge a los pueblos de
Nuestra América de lograr un acercamiento cultural fuerte,
que sirva como escudo ante los intentos de globalizar
neoliberalmente, la desigualdad, el hambre y la exclusión
social de los desposeídos, es atinado preguntarse
¿Es o no la Literatura Latinoamericana una vía para
el necesario conocimiento
de la historia? ¿Existe un arma más eficiente que
la cultura para
salvar a los pueblos del continente de la barbarie que se
avecina?
En resumen, se puede repensar la relación entre
la literatura y la historia como expresión de un proceso
integrador del conocimiento,
ya que es innegable que la literatura entre sus funciones cumple
con la de reflejar un marco histórico determinado en la
misma medida que toda obra literaria responde a las condiciones
histórico-concretas que la misma trata.
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Lic. Pedro Luis Basalto Ramirez