- Generalidades de
diabetes - Índice
Glucémico - Importancia del IG en la
prevención de las complicaciones de individuos
diabéticos - Ejercicio y
Diabetes - Bibliografía
La diabetes fue, es
y será la "enfermedad metabólica" por
excelencia.
Su tratamiento se divide en tres pilares fundamentales,
el tratamiento farmacológico, la dieta y la actividad
física.
La presencia de uno de ellos no excluye a los otros dos,
es decir, para que la evolución de la persona sea
positiva deben estar incluidas las tres etapas.
El Índice Glucémico es utilizado como
criterio de selección
de alimentos y,
según sea bajo o alto, ejerce un efecto significativo en
las respuestas glucémica e insulínica
postprandiales del diabético.
El siguiente trabajo intentará justificar las
relaciones existentes entre el índice glucémico, la
actividad física
y la diabetes. Comenzará definiendo que es el
índice glucémico, luego dará algunos
lineamientos de la diabetes describiendo sus formas más
generales concluyendo con la función y
el aporte de la actividad física al tratamiento de esta
enfermedad.
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica,
generalizada, que se manifiesta en su expresión total con
hiperglucemia, glucosuria, catabolismo proteico, cetosis y
acidosis.
Si la enfermedad se prolonga generalmente se complica
con cambios degenerativos de los vasos sanguíneos, la
retina, los riñones y el sistema
nervioso.
Podemos diferenciar dos tipos: la diabetes mellitus
insulinodependiente o tipo I (DMID), que se caracteriza por
aparecer en general antes de los 30 años, tener un inicio
relativamente brusco, tender a la cetosis y precisar
rápidamente insulina, y la diabetes mellitus no
insulinodependiente o tipo II (DMNID), que suele afectar a las
personas obesas y mayores de 40 años, su
presentación es a menudo solapada y puede controlarse
sólo con dietas a largo tiempo, no
requiriendo en general insulina.
En el diabético tipo I hay deficiencia total o
alteraciones profundas de la secreción de insulina, y en
tipo II la deficiencia secretoria es menos profunda. En general,
la concentración de insulina es normal o está
aumentada, mientras que está casi siempre reducida la
secreción de insulina estimulada por la glucosa por una
anomalía específica del receptor para glucosa de
la
célula beta del páncreas.
La etiología de la DMNID abarca factores
genéticos y ambientales como el consumo de
azúcares refinados, el sedentarismo y sobre todo, la
obesidad
debido a que la resistencia a la
insulina que la acompaña aumenta la demanda de
esta hormona.
En la DMID el origen puede ser también
genético, de autoinmunidad y factores ambientales de dos
tipos: infecciosos (los virus) o
químicos.
Visto en el contexto del papel de la
insulina como la principal hormona de acumulación, una
deficiencia mínima produce disminución de la
capacidad de aumentar el reservorio de combustibles
orgánicos debido a la inadecuada utilización de los
alimentos
ingeridos (p. Ej., intolerancia a la glucosa). Cuando la
deficiencia de insulina es importante, no sólo está
alterada la acumulación de combustible en estado
postprandial, sino que también hay una excesiva
movilización de combustibles metabólicos
endógenos en estado de
ayuno (p. Ej., hiperglucemia de ayuno, hiperaminoacidemia y
ácidos
grasos elevados). En su forma más severa (cetosis
diabética) hay superproducción de glucosa y una
acentuada aceleración de los procesos
catabólicos (lipólisis, proteólisis) En el
diabético descompensado los ácidos
grasos libres, los triglicéridos y, generalmente, el
colesterol están elevados en el plasma.
La sensibilidad insulínica deteriorada (resistencia a la
insulina) es un defecto fundamental en personas con DMNID
según Storlien, Jenkins y col . en 1991.
La deficiencia severa de insulina está
acompañada por balance nitrogenado negativo y acentuado
gasto de proteínas.
Estos cambios no llaman la atención dado que se sabe que la insulina
estimula la síntesis
proteica y la captación muscular de aminoácidos, y
que inhibe el catabolismo de las proteínas
y la excreción de aminoácidos del
músculo.
Además de caracterizarse, la diabetes, por una
intolerancia la glucosa también se observa esta
situación pero hacia las proteínas y a su vez, la
ingesta de proteínas, exacerba los cambios de la homeostasis de
los hidratos de carbono.
El diagnóstico de la diabetes se establece por
su consecuencia principal, es decir, por la elevación de
la glucemia. Esta se mide por diferentes pruebas, una
es la medición de la glucemia basal y otras es la
curva de glucemia o prueba de tolerancia a la
glucosa oral (PTGO). Esta prueba consiste en la
administración de una dosis oral de glucosa y la
práctica de extracciones secuenciales de sangre para
determinar la glucemia.
Otras pruebas de
laboratorio en
diabetología son el perfil glucémico
(determinación de la glucemia varias veces a lo largo del
día, habitualmente antes del desayuno, de la comida y de
la cena, y dos horas después de cada uno de ellos) y la
hemoglobina glicosilada (complejo bastante estable formado por la
hemoglobina cuando reacciona con la glucosa
circulante).
El tratamiento dietético persigue
básicamente dos objetivos:
normalizar el peso (en general aumentado en la DMNID y disminuido
en la DMID) y contribuir a la normalización de la glucemia, en ayunas y
postprandial, y de los lípidos.
Según lo publicado en Archives of Medical
Research en 1998 la finalidad de la terapia de la diabetes
mellitus es mantener las concentraciones de glucosa
sanguínea cerca de los valores
normales a lo largo del día, especialmente evitando las
grandes fluctuaciones de los niveles de la glucosa
sanguínea que pueden ocurrir después de las
comidas. El soporte principal de la terapia de la diabetes
mellitus es la modificación de la dieta. Enlentecer la
absorción ha sido propuesto como un principio
terapéutico en el tratamiento de la diabetes
mellitus.
En la actualidad una dieta baja en grasas y alta en
hidratos de carbono es
recomendada por muchos autores. Sin embargo una desventaja de la
dieta alta en hidratos de carbono podría ser una glucemia
postprandial elevada. La última puede ser prevenida
utilizando alimentos de bajo Índice
Glucémico.
El concepto de
Índice Glucémico, desarrollado en los
últimos 10 años, es importante para el cálculo de
las cantidades que deben aportar los distintos alimentos y se
utiliza como parte de la intervención dietética. El
hecho experimental que indujo a su desarrollo es
que el comportamiento
sobre la secreción endógena de insulina y sobre la
glucemia, provocado por cantidades equivalentes de alimentos
hidrocarbonados distintos, no es la misma. El Índice
Glucémico (que se expresa en porcentaje) se
definirá claramente más adelante.
La prescripción dietética en la diabetes
según el concepto de
dietas por raciones, es por el contrario fundamentalmente
cuantitativa, de modo que sin un cumplimiento aceptable es
imposible obtener estabilidad metabólica y pérdida
de peso en los pacientes que así lo requieren.
Giacco y col. en su estudio publicado en Diabetes Care
de 2000 sostienen que la recomendación dietética
representa un componente esencial en estas personas porque el
dosaje de insulina pre-comida y la composición de la
comida necesita ser bien emparejados para evitar excesivas
variaciones en la glucosa sanguínea.
Como resultado, la dieta es la piedra angular del manejo
de la diabetes y el aspecto más desafiante del cuidado de
la diabetes según lo expone Rabasa-Lhoret y
col.
Para Wursch y Sunyer la nutrición se ha
recalcado como un componente primario del tratamiento. Adicional
a ésta, el manejo de la diabetes incluye el ejercicio y el
uso de agentes antidiabéticos .
Los glúcidos son los carbohidratos
a partir de los cuales el organismo obtiene la glucosa para sus
funciones
metabólicas. Sin embargo, no todos los alimentos liberan
la glucosa de igual manera.
El concepto clásico de que los almidones
incrementaban lentamente y los azúcares rápidamente
la glucemia hoy ha sido descartado prácticamente en forma
unánime"
Los glúcidos de los alimentos (cereales,
tubérculos, azúcares, legumbres, hortalizas, frutas
y lácteos)
representan entre el 40 y el 80% de la disponibilidad de
energía en todo el mundo.
Por esta razón, la OMS y la FAO han preconizado
una clasificación que considera tanto sus propiedades
químicas como sus efectos fisiológicos.
Funciones nutricionales de los
carbohidratos
. Fuente de energía
. Modulación
de la saciedad y vaciamiento gástrico
. Control de la
glucemia y del metabolismo
insulínico
. Glicosilación de proteínas
. Metabolismo
del colesterol y de los triglicéridos
. Dehidroxilación de ácidos
biliares
. Fermentación
. Tránsito intestinal
. Modulación
de la microflora intestinal
Los glúcidos son los carbohidratos
a partir de los cuales el organismo obtiene la glucosa necesaria
para el metabolismo.
Los glúcidos más importantes son los
azúcares, maltodextrinas y el almidón.
El almidón, polímero de alfa-glucosa, es
el principal constituyente glucídico de los cereales y
tubérculos.
Existen dos formas de almidón: la amilosa, una
cadena lineal arrollada sobre si misma (como un resorte) y la
amilopectina, forma ramificada de características arborescentes. La
proporción de ambas formas varía de vegetal en
vegetal.
Los alimentos pueden tener igual valor
energético, composición nutricional,
biodisponibilidad y cantidad de glúcidos pero liberar la
glucosa en la luz intestinal
con una cinética muy diferente: unos muy
rápidamente y otros más lentamente ejerciendo
distinto efecto metabólico.
Diversos factores condicionan la velocidad con
que puede ser absorbida la glucosa. El concepto tradicional
acerca de que los glúcidos complejos (como el
almidón) eran digeridos lentamente por el organismo y
producían una respuesta glucémica moderada mientras
que los glúcidos simples (azúcares) determinaban
una respuesta glucémica importante hoy ha sido desechada
prácticamente en forma unánime por la comunidad
científica. (Saris y col. 1998).
Investigaciones realizadas en los pasados 25 años
permiten hoy caracterizar con mayor precisión la velocidad de
difusión de la glucosa de los alimentos. El Índice
Glucémico (IG) es el método de
referencia para evaluar el efecto fisiológico ocasionado
por la diferente cinética de absorción intestinal
de la glucosa. El IG fue inicialmente definido por Jenkins como
un indicador que permite clasificar a los alimentos considerando
la respuesta postprandial de un alimento comparado con un
glúcido de referencia (glucosa o pan blanco).
De igual manera, Frati Munari, Simin Liu y col. lo
definen como la medida de las respuestas glucémicas de
diferentes alimentos con hidratos de carbono (HC),
comparándolos con la respuesta glucémica del pan
blanco o glucosa pura.
Durante las últimas dos décadas numerosas
investigaciones han contribuido a caracterizar con
mayor precisión los diferentes factores propios de la
composición y de la estructura del
alimento que condicionan la diferente velocidad de
absorción de glucosa de los alimentos.
Diferentes comidas con hidratos de carbono (HC) afectan
los niveles de glucosa sanguínea a grados variantes,
mediándose por su Índice
Glucémico.
La simple distinción entre alimentos
preponderantemente amiláceos o azucarados y entre
glúcidos simples o complejos no alcanza para explicar
adecuadamente la calidad
metabólica de los glúcidos que ellos
vehiculizan.
El IG es el método de
referencia para evaluar la respuesta glucémica ante la
ingestión de un alimento y permite clasificar los productos
alimentarios de acuerdo a sus efectos en la glucemia
postprandial. Aunque aún hay controversias sobre el uso
clínico de este concepto, un punto de crítica
sería que no se puede aplicar a comidas mixtas. Sin
embargo, algunos estudios concluyeron que el IG de una comida
mixta puede ser predicho por los distintos IG de las comidas que
contienen HC.
La determinación in vitro de las diferentes
fracciones glucídicas que componen un alimento guarda una
estrecha relación con el IG y contribuye a comprender la
cinética de absorción de los
glúcidos.
En el estómago, luego del proceso de
masticación e interacción con las enzimas
amilolíticas de la saliva, la matriz del
alimento se desagrega permitiendo la exposición
de los carbohidratos a las enzimas
digestivas. La velocidad de vaciamiento gástrico,
condicionada por el tenor de grasa, osmolaridad, fibra soluble y
otros factores es un paso limitante de la velocidad con la que el
bolo alimenticio arriba al intestino.
Por acción de las enzimas amilolíticas se
liberan de los azúcares sacarosa, lactosa y glucosa y del
almidón, maltosa e isomaltosa. Escapan a la
digestión el almidón resistente y los
polisacáridos no almidón que serán fruto de
la fermentación bacteriana en el
colon.
En el ribete en cepillo se hidrolizan hasta los
monosacáridos: fructosa, galactosa y glucosa que por la
circulación portal arriban al hígado y al resto de
los tejidos.
La tasa de absorción de los HC puede ser reducida
con alimentos y comidas que se digieren lentamente (alimentos y
comidas de bajo IG) con frecuencia de ingesta aumentadas, fibras
solubles e inhibidores de enzimas.
Una clasificación del IG fue intentada,
según lo señala Jenkins, para proveer una
indicación de la manera en la cual los distintos alimentos
son digeridos.
El mejor parámetro de respuesta metabólica
de un glúcido es el IG, es decir, la evaluación
clínica, en condiciones controladas, de la diferencia
entre la respuesta del aumento de la glucemia postprandial que
produce un alimento, su impacto glucémico agudo, y una
similar cantidad de glucosa o pan blanco.
El método de cálculo
del Índice Glucémico se realiza de la siguiente
manera:
En cada prueba los sujetos llegan al laboratorio en
ayunas, generalmente a la mañana, donde se coloca una
vía venosa y se realizan las determinaciones
basales.
Luego se ingiere el alimento prueba o el alimento de
referencia y se practican extracciones cada 15 minutos durante la
primer hora y cada 30 minutos durante la segunda. En ciertos
casos el estudio concluye a las dos horas (método de
referencia de la FAO/OMS, 1998) mientras que en otros se puede
prolongar una o dos horas más, obteniendo muestras cada 30
minutos. La cantidad de alimento se ajusta de forma de aportar 50
gramos de glúcidos.
Como referencia se utiliza tanto una solución de
glucosa como pan blanco.
Aunque en sus orígenes la prueba utilizaba una
solución de glucosa (Jenkins 1981) el mismo autor
posteriormente adoptó el pan blanco porque es un alimento
más cotidiano y más fisiológico que la
glucosa que tiene una elevada osmolaridad. Sin embargo, la
glucosa presenta menor variabilidad que el pan blanco y disminuye
el coeficiente de variación del IG.
De acuerdo con el método descripto en el
documento técnico de la FAO/OMS (1998), el alimento sobre
el que se determina el IG es ingerido una sola vez mientras que a
los fines de investigación la curva del alimento de
referencia se repite tres veces con una separación no
menor a tres días entre cada estudio. De esta manera, la
evaluación del IG de un alimento en un
individuo demora no menos de 12 días. Al utilizar cada
sujeto como su propio control se reduce
la varianza suprimiendo la variabilidad interindividual y
aumentando la precisión de la prueba. Se recomienda que
para cada alimento se utilicen un total de 6 a 16 sujetos. El
cálculo matemático se basa en la
determinación del área subtendida bajo la curva de
glucosa (AICG) en respuesta a distintas cargas
glucídicas.
De esta manera, el IG es definido como el aumento del
área de la glucosa sanguínea después de la
ingestión de un producto
testeado, expresado como porcentaje del área
correspondiente después de una carga de HC de un producto de
referencia.
Índice Glucémico: AICG producto x
100
AICG glucosa
Una metodología similar se emplea para la
estimación del índice insulinémico. Este
puede ser calculado del correspondiente incremento del
área de la insulina.
El método de referencia para apreciar la calidad
nutricional de los glúcidos de un alimento es la
determinación de su IG. Sin embargo, existen numerosas
variables,
tanto propias del individuo como del alimento, que condicionan la
respuesta glucémica y en consecuencia el IG.
Carbohidratos con diferentes formas físicas,
estructuras
químicas, tamaño de partículas y contenido
en fibra inducen respuestas glucémicas e
insulínicas distintas.
Por esta razón es recomendable complementar la
medición in vivo (índice
glucémico) con la determinación in vitro de cada
una de las diferentes fracciones glucídicas de interés
nutricional que componen un alimento.
Englyst ha propuesto una metodología que permite describir las
distintas fracciones glucídicas que componen un alimento y
que contribuyen a comprender la distinta velocidad con la cual
las diferentes fracciones glucídicas arriban a la sangre, elevan la
glucemia y determinan una diferente respuesta
metabólica.
El método consiste en la determinación de
las fracciones de carbohidratos que componen un alimento
glucídico y a partir de allí la estimación
de la cantidad total de glucosa rápidamente y lentamente
disponible.
Clasificación de los carbohidratos considerando
la cinética de absorción de la glucosa
Componentes | Comentarios |
Azúcares libres Monosacáridos y |
La respuesta fisiológica depende del tipo |
CHO de cadena corta Maltodextrina Oligosacáridos no digeribles |
Medida como almidón rápidamente Fermentado en el colon estimulando o no el |
Almidón Almidón rápidamente digerible o
Almidón resistente o RS (Resistent |
Rápida y completamente digerido en el Lenta pero completamente digerido en el intestino Escapa a la digestión del intestino |
Polisacáridos no almidón o NSP de la pared celular vegetal
Otros NSP |
Encapsulado junto con otros nutrientes. Es un marcador de alimentos ricos en fibra con Fermentados en colon. Aditivos alimentarios Componentes menores de la dieta humana. Fermentación en colon. |
Según el informe de la
FAO/OMS (1998) "Carbohidratos en Nutrición Humana" (a
summary of the joint FAO/Who expert consulation, 1997) al
considerar el papel del IG
en los alimentos el Grupo
Consultivo de la FAO/OMS recomienda:
- Para una elección de alimentos saludables es
necesario considerar tanto la composición química como el
efecto metabólico de los carbohidratos en razón
de que la naturaleza
química
de los carbohidratos no es suficiente para describir sus
efectos fisiológicos. - Por esta razón el IG puede ser utilizado como
un útil indicador del impacto de la alimentación sobre
la respuesta integral de la glucosa en el
organismo.
Es recomendable que el IG sea utilizado para comparar
alimentos con similar composición nutricional de cada
grupo
alimentario.
Cuando se va a la práctica es importante tener en
cuenta el IG dentro de la dieta como un todo, así lo
manifiesta Jarvi y col en el artículo publicado en
Diabetes Care en 1999. El IG sólo es útil cuando se
comparan alimentos de un mismo grupo y no debe ser usado como un
concepto aislado.
Los datos publicados
sobre IG de los alimentos deben ser complementados, en la medida
de lo posible, con información proveniente de las dietas de
acuerdo con la forma de preparación local en razón
de que ellas afectan en forma importante la respuesta
glucémica de los alimentos.
Según Salmerón el IG es un indicador
cualitativo de la habilidad de los HC para aumentar los niveles
de glucosa sanguínea por lo que se utiliza como un
asesoramiento cualitativo de los alimentos, basado en el aumento
de la respuesta glucémica y de la demanda de
insulina que ellos producen por una cantidad de HC dada. De esta
manera, el IG representó la calidad de HC pero no tuvo en
cuenta la cantidad.
En contraste la carga glucémica total representa
la combinación tanto de la calidad como de la cantidad de
los HC consumidos, y puede ser interpretada como una medida
dietaria de la demanda de insulina.
Importancia del IG
en la prevención de las complicaciones de individuos
diabéticos.
La relación causal de la hipoglucemia en la
génesis de las complicaciones de la diabetes es evidente.
Los resultados del Diabetes Control and Complications Trial han
confirmado la importancia de la normo glucemia en la
prevención de estas lesiones, aunque la glucosa no es la
única causa de las complicaciones, otros factores como
dislipidemias, hipertensión, cambios
hemorreológicos condicionan su gravedad y
evolutividad.
En su publicación en "Diabetes" en 1997, Mann
afirma que no hay duda de que las complicaciones microvasculares,
especialmente la retinopatía, como también la
nefropatía, son reducidas si se mejora el control
glucémico.
Las complicaciones crónicas de la diabetes se
clasifican en microangiopáticas,
(retinopatía-nefropatía), macroangiopáticas
(ateromatosis) y neurpáticas.
La macroangiopatía diabética, es la
enfermedad de los vasos coronarios, cerebrovasculares y periféricos de los pacientes
diabéticos, es una forma de aterosclerosis de
presentación más frecuente y de progresión
más rápida que en el resto de los individuos.
Anormalidades de la coagulación, anomalías en los
lípidos y
lipoproteínas e hipertensión son algunos de los
aspectos patogénicos de la misma. Una glucemia mayor a 110
mg/dl a los 120 minutos de una prueba de tolerancia oral a
la glucosa aumenta el riesgo
aterogénico.
La macroangiopatía es la causa principal de
muerte en los
individuos con diabetes, tanto los accidentes
cerebrovasculares como los infartos son más frecuentes en
diabéticos.
La retinopatía diabética es el más
importante de los procesos
patológicos mediante el cual puede resultar afectado el
ojo de un paciente diabético, pudiéndolo llevar a
la ceguera total.
Una glucemia elevada y una hipertensión arterial
son factores de riesgo en este
tipo de complicación.
Otra complicación de la diabetes es la
nefropatía diabética que ocurre en el 30-40% de los
pacientes con diabetes insulinodependiente y en el 5-16% de
pacientes no insulinodependiente.
Entre las complicaciones cutáneas, la fragilidad
cutánea es muy frecuente y está asociada casi
siempre con microangiopatía, las úlceras
isquémicas predominan en las extremidades inferiores y se
producen como consecuencia de la afección
arterial.
La neuropatía diabética puede presentarse
en distintos niveles del sistema nervioso
de los pacientes diabéticos ocasionando cambios
histopatológicos, bioquímicos, funcionales y
clínicos diferentes: neuropatía sensitiva
(pérdida de sensibilidad en miembros inferiores
responsables de úlceras neuropáticas)
neuropatía del sistema nervioso
autónomo (alteraciones de la sudación,
disfunción eréctil, hipotensión
ortostática, enteropatía diabética,
gastroparesia diabética y vejiga
neurógena).
En un estudio de seguimiento realizado durante 10
años, en sujetos normales, se encontró una
asociación significativamente positiva entre la carga
glucémica dietaria y el riesgo de enfermedades
cardiovasculares, independientemente de otros factores de riesgo
conocidos.
La resistencia insulínica, la hiperglucemia y los
desórdenes metabólicos fueron reconocidos como
importantes factores de riesgo para enfermedades
cardiovasculares.
También una fuerte asociación positiva fue
observada entre la prevalencia de las enfermedades
cardíacas y la concentración de hemoglobina
glicosilada, lo que sugiere el importante rol, de la
hiperglucemia en este tipo de enfermedades.
Como ya se dijo anteriormente, la hiperglucemia, el
metabolismo normal de lípidos, y los cambios
hemorreológicos, son los principales factores causales de
las complicaciones crónicas de la diabetes.
Por lo tanto el tratamiento preventivo debería
basarse en mantener la normalidad de los valores de
éstos, ya que así las complicaciones podrían
ser menores.
Desde el punto de vista nutricional esto podría
ser posible administrando al paciente un plan de alimentación a
través del cual pudiera mantenerse una normoglucemia, un
perfil lipídico normal y una coagulación
sanguínea normal.
Como ya se especificó en otros capítulos,
se sabe que una dieta de bajo IG es muy útil para mantener
una normoglucemia y evitar sus oscilaciones diarias.
También este tipo de dieta disminuye la demanda
de insulina y aumenta la sensibilidad periférica,
disminuyendo la hiperglucemia y en consecuencia evitando las
dislipidemias.
Un estudio realizado con el objetivo de
evaluar los efectos de dos dietas con marcadas diferencias en el
IG, fue hecho en pacientes diabéticos para determinar el
control metabólico. Los resultados para aquellas personas
que recibieron la dieta de bajo IG fue la disminución de
la glucemia postprandial y en ayunas, disminución de LDL Y
CL, mejoró la capacidad de fibrinólisis y
disminuyó la insulinemia como consecuencia de una menor
resistencia a la insulina.
El papel beneficioso del ejercicio sobre la diabetes ha
sido reconocido desde hace muchos años. Posiblemente el
primer antecedente histórico lo determinan los
médicos hindúes que lo recomendaban a sus pacientes
diabéticos hace más de 2000 años.
Actualmente todos los diabetólogos sin excepción
recomiendan la práctica de deportes a sus pacientes, porque
son conscientes de que, junto con la dieta y la medicación
constituyen un pilar fundamental en el tratamiento.
El grado de actividad física de una persona es
responsable de importante variaciones en el consumo
calórico. La actividad física representa para todo
el mundo una contribución importante al equilibrio
psicológico. Para las personas diabéticas (siempre
que estén adecuadamente compensadas) representa un
elemento terapéutico de la misma importancia que la dieta
o la medicación.
Los pacientes diabéticos que se inyectan insulina
deben tomar precauciones cuando realizan ejercicios
físicos importantes. Reducir las dosis de insulina previa
o tomar suplementos hidrocarbonados, o ambas cosas, será
la solución que hay que adoptar, cuya intensidad
dependerá de la duración y la importancia del
ejercicio, además de otros factores como el grado de
entrenamiento
o el estrés.
Todos los deportes
(incluidos los profesionales) pueden ser realizados por los
diabéticos, aunque algunos específicos no se
aconsejan porque los riesgos son
relativamente elevados.
La actividad física regular e importante mejora
de modo muy notable la sensibilidad de la insulina, por lo que en
determinados casos la diabetes del adulto con un buen entrenamiento
puede sustituir los hipoglucemiantes orales.
Dado que existe una disparidad entre las características y las respuestas de quienes
padecen diabetes del tipo I y del tipo II, vamos a tratarlas por
separado.
Diabetes de tipo I
La función
del ejercicio regular y del entrenamiento físico en la
mejora del control glucémico (regulación de los
niveles de azúcar
en sangre) en personas de diabetes del tipo I no está
definida claramente y es controvertida. La característica
distintiva que más diferencia a ambos tipos de diabetes es
que las personas con diabetes del tipo I tienen bajos niveles de
insulina en sangre debido a la incapacidad o a la reducida
capacidad del páncreas para producir insulina. Quienes
tienen diabetes del tipo I son propensos a la hipoglucemia
durante e inmediatamente después del ejercicio ya que su
hígado no logra liberar glucosa a un ritmo que pueda
compensar al de su utilización. Para estas personas, el
ejercicio puede conducir a oscilaciones excesivas de los niveles
de glucosa en sangre que son inaceptables para el tratamiento de
la enfermedad.
El grado de control glucémico durante el
ejercicio varía tremendamente de un individuo a otro con
diabetes de tipo I. En consecuencia, el ejercicio y los
entrenamientos con ejercicios pueden mejorar el control
glucémico en algunos pacientes, especialmente en aquellos
que son menos propensos a la hipoglucemia, pero no en
otros.
Aunque el control glucémico generalmente no
mejora en personas con diabetes del tipo I, hay otros muchos
beneficios para estos casos. Puesto que estas personas tienen un
riesgo 2 a 3 veces superior de sufrir enfermedades en las
arterias coronarias, el ejercicio puede ser importante para
ayudar a reducir este riesgo. El mismo argumento puede aplicarse
para reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares y de las
arterias periféricas.
Las personas con diabetes del tipo I sin complicaciones,
no tienen que restringir su actividad física, suponiendo
que nos niveles de azúcar en sangre se controlen
adecuadamente. Un cierto número de deportistas con
diabetes del tipo I se han entrenado y competido con éxito.
Debe prestarse también especial atención a los pies de las personas que
padecen diabetes ya que es frecuente que experimenten
neuropatías periféricas (nervios enfermos) con
algunas pérdidas de sensación en los pies. Las
enfermedades vasculares periféricas son también
más frecuentes en personas con diabetes, por lo que la
circulación hacia las extremidades, especialmente hacia
los pies, con frecuencia se deteriora significativamente. Debido
a que los ejercicios en los que hay que sostener el peso del
propio cuerpo imponen una tensión adicional sobre los
pies, la adecuada selección
del calzado y un apropiado cuidado preventivo de los mismos son
importantes.
PARA LOS DIABÉTICOS TIPO 1 ES
ACONSEJABLE:
1- Comprobar el nivel de glucemia antes/durante y
después del ejercicio.
2- Si nota signos de hipoglucemia, parar y consumir
inmediatamente un jugo de frutas.
3- Con valores
menores a 70 mg/dl sería imprescindible no comenzar la
actividad física y comer algo antes de empezar. Con
valores entre 250-300 mg/dl NO HACER ACTIVIDAD FÍSICA.
4- Lleve siempre unas golosinas por las dudas.
5- Disminuir la dosis de insulina el día del entrenamiento
por el incremento de la captación de nutrientes a nivel
muscular que el ejercicio induce
6- La administración de insulina es el principal
factor de desregulación. La caída de la glucosa en
sangre es mayor si se entrena en el pico de la aplicación
(2 a 4 hs después de la dosis ), produciendo una
hipoglucemia. Cada individuo necesita conocer su propia respuesta
al ejercicio mediante el control de la glucosa sanguínea
ya que el riesgo de hipoglucemia durante el mismo varía de
unos a otros.
Diabetes del tipo II
El ejercicio desempeña una importante
función en el control glucémico en aquellas
personas que padecen diabetes del tipo II. La producción de insulina no suele ser u
problema en este grupo especialmente durante las fases iniciales
de la enfermedad por lo que la principal preocupación en
esta forma de diabetes es la falta de respuesta de las células
objetivo a la
insulina (resistencia a la insulina). Puesto que las células de
vuelven resistentes a la insulina la hormona no puede llevar a
cabo su función de facilitar el transporte de
la glucosa a través de la membrana celular. Ivy ha
demostrado que la contracción muscular tiene un efecto
similar a la insulina. La permeabilidad de la membrana a la
glucosa aumenta con la contracción muscular posiblemente
debido a un incremento en el número de transportadores de
la glucosa asociados con la membrana del plasma. Por lo tanto
sesiones agudas de ejercicio reducen la resistencia a la insulina
y aumentan la sensibilidad de ella. Esto reduce las necesidades
de insulina de las células, lo cual significa que las
personas que toman insulina deben reducir su dosificación.
Esta reducción en la resistencia a la insulina y el
incremento de la sensibilidad a la misma puede ser sobre todo una
respuesta a la sesión de ejercicio de cada individuo
más que el resultado de un cambio a largo
plazo asociado con el entrenamiento
Esto es particularmente importante cuando una persona
con diabetes está contemplando un cambio en la
dosificación de insulina en la dieta o en los modelos de
ejercicio. Con frecuencia las personas necesitan reducir su
dosificación de insulina una vez que inician un programa regular
de ejercicio
PARA LOS DIABÉTICOS TIPO 2 ES
ACONSEJABLE:
En la diabetes no insulino dependiente, el ejercicio
contribuye a:
1- Regular los niveles de glucosa circulante, mejorando
su control metabólico y disminuyendo la posibilidad de
complicaciones vasculares y neurológicas.
2- Disminuir las concentraciones de insulina basal y post
prandial mejorando la sensibilidad de los tejidos a la
misma.
3- Mantener y/o ayudar al descenso de peso. Un 80% de los
pacientes presentan un exceso de peso, lo que contribuye a
incrementar aún más la resistencia
periférica a la acción insulínica.
4- Mejorar el perfil lipídico , disminuyendo los niveles
de triglicéridos y de colesterol LDL y aumentando el
colesterol HDL.
5- Reducir la tensión arterial.
6- Disminuir la frecuencia cardiaca tanto en reposo como durante
el ejercicio.
7- Mejorar el transporte de
O2 y reducir la viscosidad
sanguínea.
8- Aumentar la fuerza y la
flexibilidad muscular-articular
9- Mejorar la calidad de
vida.
Factores condicionantes y prescripción de
ejercicio en personas diabéticas:
- Del sujeto:
- la edad y el momento biológico
- los niveles iniciales de glucemia
- los hábitos alimentarios
- la condición física
- las condiciones previas (sedentario, activo o
deportista) - el peso corporal
- las complicaciones de la diabetes
- las afecciones asociadas y la
medicación
- Del ejercicio:
- tipo
- participación de la masa muscular
activa - intensidad
- duración
- periodicidad
La prescripción individual de la actividad
física requiere de una correcta evaluación del
sujeto con diabetes (estado clínico, cardiovascular y
condición atlética) y de sus posibilidades de
realización.
En caso de que no existan contraindicaciones absolutas
para la realización de ejercicios o deportes, se
adecuará la prescripción a las condiciones
físicas y a las posibilidades de ejecución de cada
diabético. Si existen limitaciones se debe efectuar el
plan con la
supervisión de un médico
deportólogo y la autorización del profesional que
asiste por la patología observada (por ejemplo:
cardiólogo.
La actividad física debe tener un inicio
prudente, aumentar progresivamente su intensidad (según lo
determine la condición física) y debe planificarse
para que sea por un largo período.
- Diabetes Mellitus. Dr. Figuerola y Colls. Editorial
Salvat. Año 1985 - Ansiedad y sistemas
orgánicos. Maximiliano Ruiz. Comunicaciones médicas S.A. Año
2001 - Diabetes Mellitus. Dr. De Marco. Año
1993 - Fisiología del esfuerzo y el deporte. David L.
Costill y Jack H. Willmore. Editorial Paidotribo. Año
2000 - Diabetes tipo II. Actualización. Dr. Arias
Pablo. Año 2002 - www.endocrino-diabetes.com.ar
- www.aentrenar.org.ar
- www.eufic.org
- www.neogym-online.com
Martín Casali
Estudiante de educación
física UNLP