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Índice Glucémico. Diabetes y Actividad Física




Enviado por martincasali



    1. Generalidades de
      diabetes
    2. Índice
      Glucémico
    3. Importancia del IG en la
      prevención de las complicaciones de individuos
      diabéticos
    4. Ejercicio y
      Diabetes
    5. Bibliografía

    Introducción

    La diabetes fue, es
    y será la "enfermedad metabólica" por
    excelencia.

    Su tratamiento se divide en tres pilares fundamentales,
    el tratamiento farmacológico, la dieta y la actividad
    física.

    La presencia de uno de ellos no excluye a los otros dos,
    es decir, para que la evolución de la persona sea
    positiva deben estar incluidas las tres etapas.

    El Índice Glucémico es utilizado como
    criterio de selección
    de alimentos y,
    según sea bajo o alto, ejerce un efecto significativo en
    las respuestas glucémica e insulínica
    postprandiales del diabético.

    El siguiente trabajo intentará justificar las
    relaciones existentes entre el índice glucémico, la
    actividad física
    y la diabetes. Comenzará definiendo que es el
    índice glucémico, luego dará algunos
    lineamientos de la diabetes describiendo sus formas más
    generales concluyendo con la función y
    el aporte de la actividad física al tratamiento de esta
    enfermedad.

    Generalidades de
    diabetes

    La diabetes mellitus es una enfermedad crónica,
    generalizada, que se manifiesta en su expresión total con
    hiperglucemia, glucosuria, catabolismo proteico, cetosis y
    acidosis.

    Si la enfermedad se prolonga generalmente se complica
    con cambios degenerativos de los vasos sanguíneos, la
    retina, los riñones y el sistema
    nervioso.

    Podemos diferenciar dos tipos: la diabetes mellitus
    insulinodependiente o tipo I (DMID), que se caracteriza por
    aparecer en general antes de los 30 años, tener un inicio
    relativamente brusco, tender a la cetosis y precisar
    rápidamente insulina, y la diabetes mellitus no
    insulinodependiente o tipo II (DMNID), que suele afectar a las
    personas obesas y mayores de 40 años, su
    presentación es a menudo solapada y puede controlarse
    sólo con dietas a largo tiempo, no
    requiriendo en general insulina.

    En el diabético tipo I hay deficiencia total o
    alteraciones profundas de la secreción de insulina, y en
    tipo II la deficiencia secretoria es menos profunda. En general,
    la concentración de insulina es normal o está
    aumentada, mientras que está casi siempre reducida la
    secreción de insulina estimulada por la glucosa por una
    anomalía específica del receptor para glucosa de
    la
    célula beta del páncreas.

    La etiología de la DMNID abarca factores
    genéticos y ambientales como el consumo de
    azúcares refinados, el sedentarismo y sobre todo, la
    obesidad
    debido a que la resistencia a la
    insulina que la acompaña aumenta la demanda de
    esta hormona.

    En la DMID el origen puede ser también
    genético, de autoinmunidad y factores ambientales de dos
    tipos: infecciosos (los virus) o
    químicos.

    Visto en el contexto del papel de la
    insulina como la principal hormona de acumulación, una
    deficiencia mínima produce disminución de la
    capacidad de aumentar el reservorio de combustibles
    orgánicos debido a la inadecuada utilización de los
    alimentos
    ingeridos (p. Ej., intolerancia a la glucosa). Cuando la
    deficiencia de insulina es importante, no sólo está
    alterada la acumulación de combustible en estado
    postprandial, sino que también hay una excesiva
    movilización de combustibles metabólicos
    endógenos en estado de
    ayuno (p. Ej., hiperglucemia de ayuno, hiperaminoacidemia y
    ácidos
    grasos elevados). En su forma más severa (cetosis
    diabética) hay superproducción de glucosa y una
    acentuada aceleración de los procesos
    catabólicos (lipólisis, proteólisis) En el
    diabético descompensado los ácidos
    grasos libres, los triglicéridos y, generalmente, el
    colesterol están elevados en el plasma.

    La sensibilidad insulínica deteriorada (resistencia a la
    insulina) es un defecto fundamental en personas con DMNID
    según Storlien, Jenkins y col . en 1991.

    La deficiencia severa de insulina está
    acompañada por balance nitrogenado negativo y acentuado
    gasto de proteínas.
    Estos cambios no llaman la atención dado que se sabe que la insulina
    estimula la síntesis
    proteica y la captación muscular de aminoácidos, y
    que inhibe el catabolismo de las proteínas
    y la excreción de aminoácidos del
    músculo.

    Además de caracterizarse, la diabetes, por una
    intolerancia la glucosa también se observa esta
    situación pero hacia las proteínas y a su vez, la
    ingesta de proteínas, exacerba los cambios de la homeostasis de
    los hidratos de carbono.

    El diagnóstico de la diabetes se establece por
    su consecuencia principal, es decir, por la elevación de
    la glucemia. Esta se mide por diferentes pruebas, una
    es la medición de la glucemia basal y otras es la
    curva de glucemia o prueba de tolerancia a la
    glucosa oral (PTGO). Esta prueba consiste en la
    administración de una dosis oral de glucosa y la
    práctica de extracciones secuenciales de sangre para
    determinar la glucemia.

    Otras pruebas de
    laboratorio en
    diabetología son el perfil glucémico
    (determinación de la glucemia varias veces a lo largo del
    día, habitualmente antes del desayuno, de la comida y de
    la cena, y dos horas después de cada uno de ellos) y la
    hemoglobina glicosilada (complejo bastante estable formado por la
    hemoglobina cuando reacciona con la glucosa
    circulante).

    El tratamiento dietético persigue
    básicamente dos objetivos:
    normalizar el peso (en general aumentado en la DMNID y disminuido
    en la DMID) y contribuir a la normalización de la glucemia, en ayunas y
    postprandial, y de los lípidos.

    Según lo publicado en Archives of Medical
    Research en 1998 la finalidad de la terapia de la diabetes
    mellitus es mantener las concentraciones de glucosa
    sanguínea cerca de los valores
    normales a lo largo del día, especialmente evitando las
    grandes fluctuaciones de los niveles de la glucosa
    sanguínea que pueden ocurrir después de las
    comidas. El soporte principal de la terapia de la diabetes
    mellitus es la modificación de la dieta. Enlentecer la
    absorción ha sido propuesto como un principio
    terapéutico en el tratamiento de la diabetes
    mellitus.

    En la actualidad una dieta baja en grasas y alta en
    hidratos de carbono es
    recomendada por muchos autores. Sin embargo una desventaja de la
    dieta alta en hidratos de carbono podría ser una glucemia
    postprandial elevada. La última puede ser prevenida
    utilizando alimentos de bajo Índice
    Glucémico.

    El concepto de
    Índice Glucémico, desarrollado en los
    últimos 10 años, es importante para el cálculo de
    las cantidades que deben aportar los distintos alimentos y se
    utiliza como parte de la intervención dietética. El
    hecho experimental que indujo a su desarrollo es
    que el comportamiento
    sobre la secreción endógena de insulina y sobre la
    glucemia, provocado por cantidades equivalentes de alimentos
    hidrocarbonados distintos, no es la misma. El Índice
    Glucémico (que se expresa en porcentaje) se
    definirá claramente más adelante.

    La prescripción dietética en la diabetes
    según el concepto de
    dietas por raciones, es por el contrario fundamentalmente
    cuantitativa, de modo que sin un cumplimiento aceptable es
    imposible obtener estabilidad metabólica y pérdida
    de peso en los pacientes que así lo requieren.

    Giacco y col. en su estudio publicado en Diabetes Care
    de 2000 sostienen que la recomendación dietética
    representa un componente esencial en estas personas porque el
    dosaje de insulina pre-comida y la composición de la
    comida necesita ser bien emparejados para evitar excesivas
    variaciones en la glucosa sanguínea.

    Como resultado, la dieta es la piedra angular del manejo
    de la diabetes y el aspecto más desafiante del cuidado de
    la diabetes según lo expone Rabasa-Lhoret y
    col.

    Para Wursch y Sunyer la nutrición se ha
    recalcado como un componente primario del tratamiento. Adicional
    a ésta, el manejo de la diabetes incluye el ejercicio y el
    uso de agentes antidiabéticos .

    Índice
    Glucémico

    Los glúcidos son los carbohidratos
    a partir de los cuales el organismo obtiene la glucosa para sus
    funciones
    metabólicas. Sin embargo, no todos los alimentos liberan
    la glucosa de igual manera.

    El concepto clásico de que los almidones
    incrementaban lentamente y los azúcares rápidamente
    la glucemia hoy ha sido descartado prácticamente en forma
    unánime"

    Los glúcidos de los alimentos (cereales,
    tubérculos, azúcares, legumbres, hortalizas, frutas
    y lácteos)
    representan entre el 40 y el 80% de la disponibilidad de
    energía en todo el mundo.

    Por esta razón, la OMS y la FAO han preconizado
    una clasificación que considera tanto sus propiedades
    químicas como sus efectos fisiológicos.

    Funciones nutricionales de los
    carbohidratos

    . Fuente de energía

    . Modulación
    de la saciedad y vaciamiento gástrico

    . Control de la
    glucemia y del metabolismo
    insulínico

    . Glicosilación de proteínas

    . Metabolismo
    del colesterol y de los triglicéridos

    . Dehidroxilación de ácidos
    biliares

    . Fermentación

    . Tránsito intestinal

    . Modulación
    de la microflora intestinal

    Los glúcidos son los carbohidratos
    a partir de los cuales el organismo obtiene la glucosa necesaria
    para el metabolismo.

    Los glúcidos más importantes son los
    azúcares, maltodextrinas y el almidón.

    El almidón, polímero de alfa-glucosa, es
    el principal constituyente glucídico de los cereales y
    tubérculos.

    Existen dos formas de almidón: la amilosa, una
    cadena lineal arrollada sobre si misma (como un resorte) y la
    amilopectina, forma ramificada de características arborescentes. La
    proporción de ambas formas varía de vegetal en
    vegetal.

    Los alimentos pueden tener igual valor
    energético, composición nutricional,
    biodisponibilidad y cantidad de glúcidos pero liberar la
    glucosa en la luz intestinal
    con una cinética muy diferente: unos muy
    rápidamente y otros más lentamente ejerciendo
    distinto efecto metabólico.

    Diversos factores condicionan la velocidad con
    que puede ser absorbida la glucosa. El concepto tradicional
    acerca de que los glúcidos complejos (como el
    almidón) eran digeridos lentamente por el organismo y
    producían una respuesta glucémica moderada mientras
    que los glúcidos simples (azúcares) determinaban
    una respuesta glucémica importante hoy ha sido desechada
    prácticamente en forma unánime por la comunidad
    científica. (Saris y col. 1998).

    Investigaciones realizadas en los pasados 25 años
    permiten hoy caracterizar con mayor precisión la velocidad de
    difusión de la glucosa de los alimentos. El Índice
    Glucémico (IG) es el método de
    referencia para evaluar el efecto fisiológico ocasionado
    por la diferente cinética de absorción intestinal
    de la glucosa. El IG fue inicialmente definido por Jenkins como
    un indicador que permite clasificar a los alimentos considerando
    la respuesta postprandial de un alimento comparado con un
    glúcido de referencia (glucosa o pan blanco).

    De igual manera, Frati Munari, Simin Liu y col. lo
    definen como la medida de las respuestas glucémicas de
    diferentes alimentos con hidratos de carbono (HC),
    comparándolos con la respuesta glucémica del pan
    blanco o glucosa pura.

    Durante las últimas dos décadas numerosas
    investigaciones han contribuido a caracterizar con
    mayor precisión los diferentes factores propios de la
    composición y de la estructura del
    alimento que condicionan la diferente velocidad de
    absorción de glucosa de los alimentos.

    Diferentes comidas con hidratos de carbono (HC) afectan
    los niveles de glucosa sanguínea a grados variantes,
    mediándose por su Índice
    Glucémico.

    La simple distinción entre alimentos
    preponderantemente amiláceos o azucarados y entre
    glúcidos simples o complejos no alcanza para explicar
    adecuadamente la calidad
    metabólica de los glúcidos que ellos
    vehiculizan.

    El IG es el método de
    referencia para evaluar la respuesta glucémica ante la
    ingestión de un alimento y permite clasificar los productos
    alimentarios de acuerdo a sus efectos en la glucemia
    postprandial. Aunque aún hay controversias sobre el uso
    clínico de este concepto, un punto de crítica
    sería que no se puede aplicar a comidas mixtas. Sin
    embargo, algunos estudios concluyeron que el IG de una comida
    mixta puede ser predicho por los distintos IG de las comidas que
    contienen HC.

    La determinación in vitro de las diferentes
    fracciones glucídicas que componen un alimento guarda una
    estrecha relación con el IG y contribuye a comprender la
    cinética de absorción de los
    glúcidos.

    En el estómago, luego del proceso de
    masticación e interacción con las enzimas
    amilolíticas de la saliva, la matriz del
    alimento se desagrega permitiendo la exposición
    de los carbohidratos a las enzimas
    digestivas. La velocidad de vaciamiento gástrico,
    condicionada por el tenor de grasa, osmolaridad, fibra soluble y
    otros factores es un paso limitante de la velocidad con la que el
    bolo alimenticio arriba al intestino.

    Por acción de las enzimas amilolíticas se
    liberan de los azúcares sacarosa, lactosa y glucosa y del
    almidón, maltosa e isomaltosa. Escapan a la
    digestión el almidón resistente y los
    polisacáridos no almidón que serán fruto de
    la fermentación bacteriana en el
    colon.

    En el ribete en cepillo se hidrolizan hasta los
    monosacáridos: fructosa, galactosa y glucosa que por la
    circulación portal arriban al hígado y al resto de
    los tejidos.

    La tasa de absorción de los HC puede ser reducida
    con alimentos y comidas que se digieren lentamente (alimentos y
    comidas de bajo IG) con frecuencia de ingesta aumentadas, fibras
    solubles e inhibidores de enzimas.

    Una clasificación del IG fue intentada,
    según lo señala Jenkins, para proveer una
    indicación de la manera en la cual los distintos alimentos
    son digeridos.

    El mejor parámetro de respuesta metabólica
    de un glúcido es el IG, es decir, la evaluación
    clínica, en condiciones controladas, de la diferencia
    entre la respuesta del aumento de la glucemia postprandial que
    produce un alimento, su impacto glucémico agudo, y una
    similar cantidad de glucosa o pan blanco.

    El método de cálculo
    del Índice Glucémico se realiza de la siguiente
    manera:

     En cada prueba los sujetos llegan al laboratorio en
    ayunas, generalmente a la mañana, donde se coloca una
    vía venosa y se realizan las determinaciones
    basales.

    Luego se ingiere el alimento prueba o el alimento de
    referencia y se practican extracciones cada 15 minutos durante la
    primer hora y cada 30 minutos durante la segunda. En ciertos
    casos el estudio concluye a las dos horas (método de
    referencia de la FAO/OMS, 1998) mientras que en otros se puede
    prolongar una o dos horas más, obteniendo muestras cada 30
    minutos. La cantidad de alimento se ajusta de forma de aportar 50
    gramos de glúcidos.

    Como referencia se utiliza tanto una solución de
    glucosa como pan blanco.

    Aunque en sus orígenes la prueba utilizaba una
    solución de glucosa (Jenkins 1981) el mismo autor
    posteriormente adoptó el pan blanco porque es un alimento
    más cotidiano y más fisiológico que la
    glucosa que tiene una elevada osmolaridad. Sin embargo, la
    glucosa presenta menor variabilidad que el pan blanco y disminuye
    el coeficiente de variación del IG.

    De acuerdo con el método descripto en el
    documento técnico de la FAO/OMS (1998), el alimento sobre
    el que se determina el IG es ingerido una sola vez mientras que a
    los fines de investigación la curva del alimento de
    referencia se repite tres veces con una separación no
    menor a tres días entre cada estudio. De esta manera, la
    evaluación del IG de un alimento en un
    individuo demora no menos de 12 días. Al utilizar cada
    sujeto como su propio control se reduce
    la varianza suprimiendo la variabilidad interindividual y
    aumentando la precisión de la prueba. Se recomienda que
    para cada alimento se utilicen un total de 6 a 16 sujetos. El
    cálculo matemático se basa en la
    determinación del área subtendida bajo la curva de
    glucosa (AICG) en respuesta a distintas cargas
    glucídicas.

    De esta manera, el IG es definido como el aumento del
    área de la glucosa sanguínea después de la
    ingestión de un producto
    testeado, expresado como porcentaje del área
    correspondiente después de una carga de HC de un producto de
    referencia.

    Índice Glucémico: AICG producto x
    100

    AICG glucosa

    Una metodología similar se emplea para la
    estimación del índice insulinémico. Este
    puede ser calculado del correspondiente incremento del
    área de la insulina.

    El método de referencia para apreciar la calidad
    nutricional de los glúcidos de un alimento es la
    determinación de su IG. Sin embargo, existen numerosas
    variables,
    tanto propias del individuo como del alimento, que condicionan la
    respuesta glucémica y en consecuencia el IG.

    Carbohidratos con diferentes formas físicas,
    estructuras
    químicas, tamaño de partículas y contenido
    en fibra inducen respuestas glucémicas e
    insulínicas distintas.

    Por esta razón es recomendable complementar la
    medición in vivo (índice
    glucémico) con la determinación in vitro de cada
    una de las diferentes fracciones glucídicas de interés
    nutricional que componen un alimento.

    Englyst ha propuesto una metodología que permite describir las
    distintas fracciones glucídicas que componen un alimento y
    que contribuyen a comprender la distinta velocidad con la cual
    las diferentes fracciones glucídicas arriban a la sangre, elevan la
    glucemia y determinan una diferente respuesta
    metabólica.

    El método consiste en la determinación de
    las fracciones de carbohidratos que componen un alimento
    glucídico y a partir de allí la estimación
    de la cantidad total de glucosa rápidamente y lentamente
    disponible.

    Clasificación de los carbohidratos considerando
    la cinética de absorción de la glucosa

    Componentes

    Comentarios

    Azúcares libres

    Monosacáridos y
    disacáridos

     

    La respuesta fisiológica depende del tipo
    de azúcar y del ritmo de la ingesta
    comprende a la glucosa libre y la glucosa de la
    sacarosa

    CHO de cadena corta

    Maltodextrina

    Oligosacáridos no digeribles

     

    Medida como almidón rápidamente
    digerible RSP

    Fermentado en el colon estimulando o no el
    desarrollo de bifidobacterias.

    Almidón

    Almidón rápidamente digerible o
    RDS

     

     

     

    Almidón resistente o RS (Resistent
    starch)

     

    Rápida y completamente digerido en el
    intestino

    Lenta pero completamente digerido en el intestino
    SDS + glucosa lentamente disponible FSG

    Escapa a la digestión del intestino
    delgado

    Polisacáridos no almidón o
    NSP

    NSP de la pared celular vegetal

     

     

     

    Otros NSP

     

    Encapsulado junto con otros nutrientes.

    Es un marcador de alimentos ricos en fibra con
    demostrados efectos beneficiosos sobre la salud.

    Fermentados en colon.

    Aditivos alimentarios

    Componentes menores de la dieta humana.

    Fermentación en colon.

    Según el informe de la
    FAO/OMS (1998) "Carbohidratos en Nutrición Humana" (a
    summary of the joint FAO/Who expert consulation, 1997) al
    considerar el papel del IG
    en los alimentos el Grupo
    Consultivo de la FAO/OMS recomienda:

    • Para una elección de alimentos saludables es
      necesario considerar tanto la composición química como el
      efecto metabólico de los carbohidratos en razón
      de que la naturaleza
      química
      de los carbohidratos no es suficiente para describir sus
      efectos fisiológicos.
    • Por esta razón el IG puede ser utilizado como
      un útil indicador del impacto de la alimentación sobre
      la respuesta integral de la glucosa en el
      organismo.

    Es recomendable que el IG sea utilizado para comparar
    alimentos con similar composición nutricional de cada
    grupo
    alimentario.

    Cuando se va a la práctica es importante tener en
    cuenta el IG dentro de la dieta como un todo, así lo
    manifiesta Jarvi y col en el artículo publicado en
    Diabetes Care en 1999. El IG sólo es útil cuando se
    comparan alimentos de un mismo grupo y no debe ser usado como un
    concepto aislado.

    Los datos publicados
    sobre IG de los alimentos deben ser complementados, en la medida
    de lo posible, con información proveniente de las dietas de
    acuerdo con la forma de preparación local en razón
    de que ellas afectan en forma importante la respuesta
    glucémica de los alimentos.

    Según Salmerón el IG es un indicador
    cualitativo de la habilidad de los HC para aumentar los niveles
    de glucosa sanguínea por lo que se utiliza como un
    asesoramiento cualitativo de los alimentos, basado en el aumento
    de la respuesta glucémica y de la demanda de
    insulina que ellos producen por una cantidad de HC dada. De esta
    manera, el IG representó la calidad de HC pero no tuvo en
    cuenta la cantidad.

    En contraste la carga glucémica total representa
    la combinación tanto de la calidad como de la cantidad de
    los HC consumidos, y puede ser interpretada como una medida
    dietaria de la demanda de insulina.

    Importancia del IG
    en la prevención de las complicaciones de individuos
    diabéticos
    .

    La relación causal de la hipoglucemia en la
    génesis de las complicaciones de la diabetes es evidente.
    Los resultados del Diabetes Control and Complications Trial han
    confirmado la importancia de la normo glucemia en la
    prevención de estas lesiones, aunque la glucosa no es la
    única causa de las complicaciones, otros factores como
    dislipidemias, hipertensión, cambios
    hemorreológicos condicionan su gravedad y
    evolutividad.

    En su publicación en "Diabetes" en 1997, Mann
    afirma que no hay duda de que las complicaciones microvasculares,
    especialmente la retinopatía, como también la
    nefropatía, son reducidas si se mejora el control
    glucémico.

    Las complicaciones crónicas de la diabetes se
    clasifican en microangiopáticas,
    (retinopatía-nefropatía), macroangiopáticas
    (ateromatosis) y neurpáticas.

    La macroangiopatía diabética, es la
    enfermedad de los vasos coronarios, cerebrovasculares y periféricos de los pacientes
    diabéticos, es una forma de aterosclerosis de
    presentación más frecuente y de progresión
    más rápida que en el resto de los individuos.
    Anormalidades de la coagulación, anomalías en los
    lípidos y
    lipoproteínas e hipertensión son algunos de los
    aspectos patogénicos de la misma. Una glucemia mayor a 110
    mg/dl a los 120 minutos de una prueba de tolerancia oral a
    la glucosa aumenta el riesgo
    aterogénico.

    La macroangiopatía es la causa principal de
    muerte en los
    individuos con diabetes, tanto los accidentes
    cerebrovasculares como los infartos son más frecuentes en
    diabéticos.

    La retinopatía diabética es el más
    importante de los procesos
    patológicos mediante el cual puede resultar afectado el
    ojo de un paciente diabético, pudiéndolo llevar a
    la ceguera total.

    Una glucemia elevada y una hipertensión arterial
    son factores de riesgo en este
    tipo de complicación.

    Otra complicación de la diabetes es la
    nefropatía diabética que ocurre en el 30-40% de los
    pacientes con diabetes insulinodependiente y en el 5-16% de
    pacientes no insulinodependiente.

    Entre las complicaciones cutáneas, la fragilidad
    cutánea es muy frecuente y está asociada casi
    siempre con microangiopatía, las úlceras
    isquémicas predominan en las extremidades inferiores y se
    producen como consecuencia de la afección
    arterial.

    La neuropatía diabética puede presentarse
    en distintos niveles del sistema nervioso
    de los pacientes diabéticos ocasionando cambios
    histopatológicos, bioquímicos, funcionales y
    clínicos diferentes: neuropatía sensitiva
    (pérdida de sensibilidad en miembros inferiores
    responsables de úlceras neuropáticas)
    neuropatía del sistema nervioso
    autónomo (alteraciones de la sudación,
    disfunción eréctil, hipotensión
    ortostática, enteropatía diabética,
    gastroparesia diabética y vejiga
    neurógena).

    En un estudio de seguimiento realizado durante 10
    años, en sujetos normales, se encontró una
    asociación significativamente positiva entre la carga
    glucémica dietaria y el riesgo de enfermedades
    cardiovasculares, independientemente de otros factores de riesgo
    conocidos.

    La resistencia insulínica, la hiperglucemia y los
    desórdenes metabólicos fueron reconocidos como
    importantes factores de riesgo para enfermedades
    cardiovasculares.

    También una fuerte asociación positiva fue
    observada entre la prevalencia de las enfermedades
    cardíacas y la concentración de hemoglobina
    glicosilada, lo que sugiere el importante rol, de la
    hiperglucemia en este tipo de enfermedades.

    Como ya se dijo anteriormente, la hiperglucemia, el
    metabolismo normal de lípidos, y los cambios
    hemorreológicos, son los principales factores causales de
    las complicaciones crónicas de la diabetes.

    Por lo tanto el tratamiento preventivo debería
    basarse en mantener la normalidad de los valores de
    éstos, ya que así las complicaciones podrían
    ser menores.

    Desde el punto de vista nutricional esto podría
    ser posible administrando al paciente un plan de alimentación a
    través del cual pudiera mantenerse una normoglucemia, un
    perfil lipídico normal y una coagulación
    sanguínea normal.

    Como ya se especificó en otros capítulos,
    se sabe que una dieta de bajo IG es muy útil para mantener
    una normoglucemia y evitar sus oscilaciones diarias.

    También este tipo de dieta disminuye la demanda
    de insulina y aumenta la sensibilidad periférica,
    disminuyendo la hiperglucemia y en consecuencia evitando las
    dislipidemias.

    Un estudio realizado con el objetivo de
    evaluar los efectos de dos dietas con marcadas diferencias en el
    IG, fue hecho en pacientes diabéticos para determinar el
    control metabólico. Los resultados para aquellas personas
    que recibieron la dieta de bajo IG fue la disminución de
    la glucemia postprandial y en ayunas, disminución de LDL Y
    CL, mejoró la capacidad de fibrinólisis y
    disminuyó la insulinemia como consecuencia de una menor
    resistencia a la insulina.

    Ejercicio y
    Diabetes

    El papel beneficioso del ejercicio sobre la diabetes ha
    sido reconocido desde hace muchos años. Posiblemente el
    primer antecedente histórico lo determinan los
    médicos hindúes que lo recomendaban a sus pacientes
    diabéticos hace más de 2000 años.
    Actualmente todos los diabetólogos sin excepción
    recomiendan la práctica de deportes a sus pacientes, porque
    son conscientes de que, junto con la dieta y la medicación
    constituyen un pilar fundamental en el tratamiento.

    El grado de actividad física de una persona es
    responsable de importante variaciones en el consumo
    calórico. La actividad física representa para todo
    el mundo una contribución importante al equilibrio
    psicológico. Para las personas diabéticas (siempre
    que estén adecuadamente compensadas) representa un
    elemento terapéutico de la misma importancia que la dieta
    o la medicación.

    Los pacientes diabéticos que se inyectan insulina
    deben tomar precauciones cuando realizan ejercicios
    físicos importantes. Reducir las dosis de insulina previa
    o tomar suplementos hidrocarbonados, o ambas cosas, será
    la solución que hay que adoptar, cuya intensidad
    dependerá de la duración y la importancia del
    ejercicio, además de otros factores como el grado de
    entrenamiento
    o el estrés.
    Todos los deportes
    (incluidos los profesionales) pueden ser realizados por los
    diabéticos, aunque algunos específicos no se
    aconsejan porque los riesgos son
    relativamente elevados.

    La actividad física regular e importante mejora
    de modo muy notable la sensibilidad de la insulina, por lo que en
    determinados casos la diabetes del adulto con un buen entrenamiento
    puede sustituir los hipoglucemiantes orales.

    Dado que existe una disparidad entre las características y las respuestas de quienes
    padecen diabetes del tipo I y del tipo II, vamos a tratarlas por
    separado.

    Diabetes de tipo I

    La función
    del ejercicio regular y del entrenamiento físico en la
    mejora del control glucémico (regulación de los
    niveles de azúcar
    en sangre) en personas de diabetes del tipo I no está
    definida claramente y es controvertida. La característica
    distintiva que más diferencia a ambos tipos de diabetes es
    que las personas con diabetes del tipo I tienen bajos niveles de
    insulina en sangre debido a la incapacidad o a la reducida
    capacidad del páncreas para producir insulina. Quienes
    tienen diabetes del tipo I son propensos a la hipoglucemia
    durante e inmediatamente después del ejercicio ya que su
    hígado no logra liberar glucosa a un ritmo que pueda
    compensar al de su utilización. Para estas personas, el
    ejercicio puede conducir a oscilaciones excesivas de los niveles
    de glucosa en sangre que son inaceptables para el tratamiento de
    la enfermedad.

    El grado de control glucémico durante el
    ejercicio varía tremendamente de un individuo a otro con
    diabetes de tipo I. En consecuencia, el ejercicio y los
    entrenamientos con ejercicios pueden mejorar el control
    glucémico en algunos pacientes, especialmente en aquellos
    que son menos propensos a la hipoglucemia, pero no en
    otros.

    Aunque el control glucémico generalmente no
    mejora en personas con diabetes del tipo I, hay otros muchos
    beneficios para estos casos. Puesto que estas personas tienen un
    riesgo 2 a 3 veces superior de sufrir enfermedades en las
    arterias coronarias, el ejercicio puede ser importante para
    ayudar a reducir este riesgo. El mismo argumento puede aplicarse
    para reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares y de las
    arterias periféricas.

    Las personas con diabetes del tipo I sin complicaciones,
    no tienen que restringir su actividad física, suponiendo
    que nos niveles de azúcar en sangre se controlen
    adecuadamente. Un cierto número de deportistas con
    diabetes del tipo I se han entrenado y competido con éxito.

    Debe prestarse también especial atención a los pies de las personas que
    padecen diabetes ya que es frecuente que experimenten
    neuropatías periféricas (nervios enfermos) con
    algunas pérdidas de sensación en los pies. Las
    enfermedades vasculares periféricas son también
    más frecuentes en personas con diabetes, por lo que la
    circulación hacia las extremidades, especialmente hacia
    los pies, con frecuencia se deteriora significativamente. Debido
    a que los ejercicios en los que hay que sostener el peso del
    propio cuerpo imponen una tensión adicional sobre los
    pies, la adecuada selección
    del calzado y un apropiado cuidado preventivo de los mismos son
    importantes.

    PARA LOS DIABÉTICOS TIPO 1 ES
    ACONSEJABLE:

    1- Comprobar el nivel de glucemia antes/durante y
    después del ejercicio.
    2- Si nota signos de hipoglucemia, parar y consumir
    inmediatamente un jugo de frutas.
    3- Con valores
    menores a 70 mg/dl sería imprescindible no comenzar la
    actividad física y comer algo antes de empezar. Con
    valores entre 250-300 mg/dl NO HACER ACTIVIDAD FÍSICA.
    4- Lleve siempre unas golosinas por las dudas.
    5- Disminuir la dosis de insulina el día del entrenamiento
    por el incremento de la captación de nutrientes a nivel
    muscular que el ejercicio induce
    6- La administración de insulina es el principal
    factor de desregulación. La caída de la glucosa en
    sangre es mayor si se entrena en el pico de la aplicación
    (2 a 4 hs después de la dosis ), produciendo una
    hipoglucemia. Cada individuo necesita conocer su propia respuesta
    al ejercicio mediante el control de la glucosa sanguínea
    ya que el riesgo de hipoglucemia durante el mismo varía de
    unos a otros.

    Diabetes del tipo II

    El ejercicio desempeña una importante
    función en el control glucémico en aquellas
    personas que padecen diabetes del tipo II. La producción de insulina no suele ser u
    problema en este grupo especialmente durante las fases iniciales
    de la enfermedad por lo que la principal preocupación en
    esta forma de diabetes es la falta de respuesta de las células
    objetivo a la
    insulina (resistencia a la insulina). Puesto que las células de
    vuelven resistentes a la insulina la hormona no puede llevar a
    cabo su función de facilitar el transporte de
    la glucosa a través de la membrana celular. Ivy ha
    demostrado que la contracción muscular tiene un efecto
    similar a la insulina. La permeabilidad de la membrana a la
    glucosa aumenta con la contracción muscular posiblemente
    debido a un incremento en el número de transportadores de
    la glucosa asociados con la membrana del plasma. Por lo tanto
    sesiones agudas de ejercicio reducen la resistencia a la insulina
    y aumentan la sensibilidad de ella. Esto reduce las necesidades
    de insulina de las células, lo cual significa que las
    personas que toman insulina deben reducir su dosificación.
    Esta reducción en la resistencia a la insulina y el
    incremento de la sensibilidad a la misma puede ser sobre todo una
    respuesta a la sesión de ejercicio de cada individuo
    más que el resultado de un cambio a largo
    plazo asociado con el entrenamiento

    Esto es particularmente importante cuando una persona
    con diabetes está contemplando un cambio en la
    dosificación de insulina en la dieta o en los modelos de
    ejercicio. Con frecuencia las personas necesitan reducir su
    dosificación de insulina una vez que inician un programa regular
    de ejercicio

    PARA LOS DIABÉTICOS TIPO 2 ES
    ACONSEJABLE:

    En la diabetes no insulino dependiente, el ejercicio
    contribuye a:

    1- Regular los niveles de glucosa circulante, mejorando
    su control metabólico y disminuyendo la posibilidad de
    complicaciones vasculares y neurológicas.
    2- Disminuir las concentraciones de insulina basal y post
    prandial mejorando la sensibilidad de los tejidos a la
    misma.
    3- Mantener y/o ayudar al descenso de peso. Un 80% de los
    pacientes presentan un exceso de peso, lo que contribuye a
    incrementar aún más la resistencia
    periférica a la acción insulínica.
    4- Mejorar el perfil lipídico , disminuyendo los niveles
    de triglicéridos y de colesterol LDL y aumentando el
    colesterol HDL.
    5- Reducir la tensión arterial.
    6- Disminuir la frecuencia cardiaca tanto en reposo como durante
    el ejercicio.
    7- Mejorar el transporte de
    O2 y reducir la viscosidad
    sanguínea.
    8- Aumentar la fuerza y la
    flexibilidad muscular-articular
    9- Mejorar la calidad de
    vida.

    Factores condicionantes y prescripción de
    ejercicio en personas diabéticas:

    1. Del sujeto:
    • la edad y el momento biológico
    • los niveles iniciales de glucemia
    • los hábitos alimentarios
    • la condición física
    • las condiciones previas (sedentario, activo o
      deportista)
    • el peso corporal
    • las complicaciones de la diabetes
    • las afecciones asociadas y la
      medicación
    1. Del ejercicio:
    • tipo
    • participación de la masa muscular
      activa
    • intensidad
    • duración
    • periodicidad

    La prescripción individual de la actividad
    física requiere de una correcta evaluación del
    sujeto con diabetes (estado clínico, cardiovascular y
    condición atlética) y de sus posibilidades de
    realización.

    En caso de que no existan contraindicaciones absolutas
    para la realización de ejercicios o deportes, se
    adecuará la prescripción a las condiciones
    físicas y a las posibilidades de ejecución de cada
    diabético. Si existen limitaciones se debe efectuar el
    plan con la
    supervisión de un médico
    deportólogo y la autorización del profesional que
    asiste por la patología observada (por ejemplo:
    cardiólogo.

    La actividad física debe tener un inicio
    prudente, aumentar progresivamente su intensidad (según lo
    determine la condición física) y debe planificarse
    para que sea por un largo período.

    Bibliografía

     

    Martín Casali

    Estudiante de educación
    física UNLP

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