Ensayo comparativo entre el triple lavado de envases de productos fitosanitarios y el enjuague con boquillas hidrolavadoras
Trabajo de intensificación para
acceder al título de Ingeniero
Agrónomo
Las dos técnicas
actuales para descontaminar envases vacíos de
agroquímicos, son el triple lavado y el enjuague a
presión
con boquillas hidrolavadoras (11.1). Tanto CASAFE (Cámara
de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) (8) en Argentina como
ANDEF (Asociación Nacional de Defensa Vegetal) (7) en
Brasil,
fundamentan el triple lavado de envases en tres razones; economía, seguridad y
ambiente.
Economía
debida al aprovechamiento total del producto, ya
que no se pierde parte del dinero
invertido en el fitoterápico al dejar restos en el envase;
seguridad en lo
que respecta al manipuleo y disposición posterior de los
envases y ambiente
referido a la protección de la atmósfera, suelo y napas al
suprimir la fuente de riesgo. El
objetivo del
trabajo consistió en comprobar si existían
diferencias significativas entre el residuo remanente en aguas
del tercer lavado manual y el del
enjuague realizado con la boquilla Teejet VSM 44 fija, sin
movimiento
rotatorio, de Spraying Systems (9). Esta pastilla es la
más difundida en nuestro país y se encuentra
equipando pulverizadoras John Deere y Yacto, entre otras.
El ensayo se
realizó utilizando bidones de 5 litros y los resultados se
contrastaron mediante un Diseño
en Bloques Completamente Aleatorizados, considerando el triple
lavado como testigo y la boquilla Teejet fija VSM 44 como
tratamiento.
Palabras clave: triple lavado –
enjuague a presión –
envases vacíos – uso seguro de
fitosanitarios – reciclado de envases
En la Argentina no hay
una plena concientización de la
contaminación que causan los envases vacíos.
Relevamientos realizados por Bulacio et al, en las localidades de
Salto Grande, Totoras, Rosario, Pérez, Soldín,
Arroyo Seco, Granadero Baigorria e Ibarlucea en la provincia de
Santa Fe; demuestran una muy baja adopción
de la técnica del triple lavado.
En 1992 la Universidad de
Sao Paulo en Brasil (2),
realizó estudios sobre los efectos del triple lavado en la
descontaminación de envases, demostrando los siguientes
resultados:
Cuadro n°1: Contenido de producto en
aguas del tercer lavado
Contenido | N° muestras | % |
< 0.5 ppm | 29 | 32 |
0.5 – 3.0 ppm | 44 | 49 |
3.1 – 5.0 ppm | 11 | 12 |
> 5.1 | 6 | 7 |
Total | 90 | 100 |
Cuadro n°2: Contenido de
producto remanente en el envase después del tercer
lavado.
Contenido | N° muestras | % |
< 3 | 29 | 71 |
4 – 9 ppm | 7 | 17 |
10 – 15 ppm | 4 | 10 |
16 – 30 ppm | 1 | 2 |
Total | 41 | 100 |
Comprobaron que el residuo en el envase luego del tercer
lavado, no supera los 30 ppm en más del 70 % de los
envases, o sea que es menor al 0,003 % del contenido original y
concluyeron que el triple lavado elimina el 99,999 % de los
restos de productos
fitosanitarios. En dicho país, desarrollaron un plan piloto de
recolección de envases, envío del metal a hornos
siderúrgicos y reciclado del plástico a
conductos eléctricos.
En nuestro país se usan 15 millones de envases de
agroquímicos, que equivalen a 6 millones de kg.;
presentados de la siguiente manera:
- Tambores metálicos de más de 100 litros
de capacidad - Baldes metálicos de 20 a 50 litros
- Sobre – envases de cartón (Bidones de 5
litros) - Sobre – envases de cartón (Frascos de vidrio,
plásticos o metálicos de 1
litro) - Bolsas de papel Kraft
conteniendo agroquímicos en polvo de 20 a 50
Kg. - Bidones plásticos de 20 a 25 litros
El 77 % de los mismos corresponde a materiales
plásticos (COEX, PET, polietileno de alta densidad), el 7 %
a hierro y el
resto a papel,
vidrio,
aluminio y
cartón, solos o en diferentes combinaciones. En
términos de descarga ambiental se liberan 0,44 envases por
ha, o sea un envase cada 2,3 ha, que equivale a 175
g.ha-1 de envases o 220 g.ha-1 de envases y
embalajes.
Por otra parte, la demanda de
fertilizantes en la Argentina se multiplicó por siete
entre 1995 y 2000, al tiempo que la
venta de
plaguicidas aumentó de $286 millones a $792 millones,
expendiéndose 82 millones de litros o kilos de
agroquímicos. Dicho aumento en el uso de
fitoterápicos incrementó el problema del destino
final de los envases, ya que muchos productores no saben como
deshacerse de ellos. Dentro de este marco, los envases se dejan
en el campo o en hangares y muchas veces son depositados en
caminos vecinales o cerca de cursos de
agua o bien
son destruidos en forma inadecuada, con el consiguiente
daño causado al medio
ambiente.
Los residuos de producto en el envase se calculan en el
orden de 1,5 % del contenido original (10.2). Este valor
representa 1.230.000 litros que afectan al medio ambiente
y $11.880.000 en términos económicos que perjudican
al productor. Con el triple lavado, se puede minimizar dicho
porcentaje a 30 ppm por cada envase, constituyéndose en un
residuo no peligroso.
Por estas razones, tanto CASAFE (Cámara de
Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) (8) en Argentina como ANDEF
(Asociación Nacional de Defensa Vegetal) (7) en Brasil,
fundamentan el triple lavado de envases en tres items;
economía, seguridad y ambiente. Economía debida al
aprovechamiento total del producto, ya que no se pierde parte del
dinero
invertido en el fitoterápico al dejar restos en el envase;
seguridad en lo que respecta al manipuleo y disposición
posterior de los envases y ambiente referido a la
protección de la atmósfera, suelo y napas al
suprimir la fuente de riesgo.
El triple lavado consiste en las siguientes
etapas:
- Quitar la tapa, colocar el envase sobre el orificio
del tanque y hacer gotear el resto que quedó durante 30
segundos - Llenar el envase con agua hasta
1/4 de su capacidad - Cerrar el envase con su correspondiente
tapa - Orientar la abertura del envase hacia un costado y
agitarlo de derecha a izquierda, o hacer rodar y dar vuelta los
contenedores de mayor tamaño par lavar completamente su
superficie interna - Quitar la tapa y verter el contenido en el tanque
pulverizador, haciendo gotear el residuo durante 30
segundos - Repetir estas operaciones 2
veces más, agitando el envase con la abertura orientada
hacia el suelo primero y luego hacia arriba, en posición
normal - Disponer del envase como indica el
marbete - Almacenar los envases en un área seca o
entregarlo para reciclaje
El agua para el lavado debe provenir de
cañerías o canillas y nunca se deben sumergir los
envases en acequias, cursos de agua o lagunas (5).
Otro método es
el enjuague a presión, que permite lavar los envases con
una manguera al tiempo que el
contenido va cayendo en el tanque de la pulverizadora. La
más difundida en nuestro país es la Teejet fija VSM
44, de Spraying Systems (9), que se encuentra equipando
pulverizadoras John Deere y Yacto, entre otras. Existen otros
modelos de
Arag y Spraying Systems Teejet, que tienen movimiento
rotatorio.
Las etapas del enjuague a presión son las
siguientes:
- Quitar la tapa, colocar el envase sobre el orificio
del tanque y hacer gotear el resto que quedó durante 30
segundos - Insertar la boquilla en la parte inferior del
envase - Sostener el envase hacia abajo sobre la abertura del
tanque pulverizador, para que el agua
caiga dentro de éste - Lavar el envase durante el tiempo recomendado por el
fabricante (generalmente 30 segundos), moviendo la boquilla
hacia los lados - Lavar la tapa del envase en un balde con agua y
verterla en el tanque pulverizador - Colocar la tapa en el envase y disponer del mismo de
acuerdo a la etiqueta
Algunas pulverizadoras tienen sistemas de
lavado automático de envases, para lo cual poseen un
depósito de agua limpia y aspersores que funcionan a
presión (10.3). El envase se lava durante 3 a 5 segundos y
el agua de
enjuague recircula en forma automática al tanque de la
pulverizadora.
Después del lavado de los envases, los distintos
materiales
pueden ser reciclados a nuevos envases, usados como materia prima
para otros destinos o como combustible alternativo; con lo cual
hay recuperación de energía.
Los envases vacíos se eliminan de acuerdo al tipo
de material con el que fueron elaborados. Los envases y sobre –
envases de papel o cartón totalmente vacíos, se
deben romper y quemar de a uno por vez en fuego vivo, en lugar
abierto y alejado de viviendas, depósitos y corrales. Se
debe tener en cuenta la velocidad y
dirección del viento, para evitar que el
humo y los gases
producidos en la combustión se dirijan a las mencionadas
instalaciones. Otro aspecto a considerar es el uso de vestimenta
adecuada. Posteriormente se entierran las cenizas en lugares
especialmente acondicionados para tal fin.
Después del lavado, los de vidrio se rompen y se
juntan en un recipiente adecuado hasta que sean trasladados al
centro de acopio más cercano. Si son cantidades
pequeñas, se rompen y se entierran en lugares
adecuados.
Los envases de plástico
(HDPE, PET, COEX), luego de ser lavados, se inutilizan
perforándoles reiteradamente el fondo con un elemento
punzante y se almacenan transitoriamente en bolsas, contenedores
o envases especiales clasificados según naturaleza y
tamaño, hasta que sean llevados al centro de acopio
más cercano para su correcta eliminación. Los
sitios de almacenaje provisorio de envases; deben estar ubicados
en un sector aislado del campo, bien delimitado e identificado,
cubierto y bien ventilado. Si esto último no es posible,
se los quemará de a uno por vez en fuego vivo y tomando
las precauciones mencionadas para los envases y sobre – envases
de papel o cartón.
La incineración de envases a campo con
temperaturas entre 500 y 700 °C, sólo es aplicable a
envases de papel y cartón limpios y a los plásticos
triplemente lavados, excepto los de PVC. Se debe verificar que la
combustión continúe hasta la total
destrucción, y cubrir las cenizas con tierra
inmediatamente después del proceso.
Dichas temperaturas son bajas para destruir plaguicidas, y los
vapores generados resultan aún más tóxicos.
Pueden dañar a quienes realizan la combustión, al
medio ambiente y a los cultivos; si se trata de herbicidas
volátiles. Por lo tanto, esta última técnica
así como el enterrado de envases en el campo, no resultan
aconsejables.
Los recipientes metálicos (Fe, Al) también
se lavan triplemente, se perforan y se aplastan;
pudiéndose utilizar el rodado del tractor y se almacenan.
Cuando hay una cantidad suficiente, se transportan al centro de
acopio o a una fundición o chatarrería donde se
compactarán y/o fundirán en hornos
pirolíticos, que desnaturalizan los
fitosanitarios.
Dichos hornos someten los residuos a temperaturas de
llama, que oscilan entre 900 y 1200 °C, permaneciendo 2 a 10
segundos en el calor para que
resulten inertes. De esta manera, se destruyen todas las
sustancias orgánicas presentes. Luego, mediante un
proceso de
post enfriado reducen la temperatura a
500 – 600°C, controlando las emisiones peligrosas con un
lavador de gases,
evitando de este modo la contaminación
ambiental.
Los gases que se generan en la combustión son
recuperados y luego pasan a una segunda combustión, para
luego ser liberados al ambiente por una chimenea que posee el
mencionado sistema de lavado
de gases. Generalmente se utiliza agua. Esta clase de hornos debe
trabajar continuamente, no pudiendo ser operados en forma
interrumpida debido al procedimiento
utilizado para su combustión. Actualmente en Argentina no
funciona ningún horno para la eliminación segura de
productos formulados, ya que los que poseían las empresas OSA y
Ciba – Geigy dejaron de funcionar por las sucesivas fusiones de estas
empresas.
En la provincia de Buenos Aires,
existen plantas con
hornos de este tipo, para eliminar los deshechos peligrosos que
generan hospitales, clínicas, laboratorios y centros de
investigación. Cuentan con una capacidad de
procesamiento de 72.000 kg.día-1, llegando
solamente el 50 – 60 % de esa cantidad de residuos. De este modo,
operan con una capacidad ociosa de 30 a 40
tn.día-1, que podría ser aprovechada
para tratar los envases vacíos de agroquímicos
generados en el país.
En Buenos Aires y
Córdoba están los hornos para producir cemento, cuyas
temperaturas oscilan entre 1350 y 1650 °C con tiempos de
retención de 5 a 6 segundos para los gases y de 10 a 20
minutos para los sólidos. Estos hornos producen una
destrucción del 99,9 %, pudiéndose utilizar para la
incineración, los envases plásticos previamente
lavados y triturados hasta en un 22 % del combustible
líquido. La calidad no se
modifica porque el poder calorífico del material plástico es
similar al del petróleo,
siendo su valor de
sustitución con respecto a dicho combustible 1:1. A su
vez, la combustión de 1 kg. de material plástico
genera 30 a 40 mj. de energía y pueden usarse para
producir electricidad,
teniendo en cuenta que 1 mj. equivale a mantener encendida una
lámpara de 40 w durante 7 horas.
En algunos países europeos, existen hornos
móviles de calcinación con purificador de gases,
que son transportados a las plantas de
destino final de envases para la destrucción de los
mismos.
Los envases vacíos triturados y compactados,
pueden servir como materia prima
para fabricar otros elementos plásticos utilizables en el
medio rural. Dicho insumo puede usarse sólo o mezclado con
otros envases plásticos, porque de este modo se mejora la
ligazón de sus componentes que forman un compuesto
maleable e indisoluble.
Las Direcciones de Agricultura y
de Sanidad Vegetal provinciales se encargan de aplicar las
leyes
referidas a plaguicidas, pero lamentablemente no existen normas a nivel
nacional ni provincial que especifiquen cómo proceder con
los envases remanentes. Por otro lado, las empresas de productos
fitosanitarios que tienen sus casas matrices en el
exterior, no se responsabilizan por sus envases ni aplican los
mismos recaudos que les son exigidos en sus países de
origen. Este tema no ha sido ampliamente tratado a nivel
nacional, debido a las presiones que ejercen dichas empresas y
por problemas
propios del estado en
cuanto a la imposibilidad de realizar controles adecuados sobre
la utilización de un sistema de
retorno de envases y de cisternas, para aquellas empresas que
utilizan productos a gran escala.
El Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de
Buenos Aires (6) conjuntamente con las cámaras que nuclean
a los fabricantes de agroquímicos, diseñó un
cuestionario
que fue respondido al azar por productores (74 %), contratistas
(10 %), aplicadores incluyendo terrestres y aéreos (8 %),
expendedores (6 %), y profesionales que asesoran a los
productores (2 %). Las mayores proporciones de las tres primeras
categorías, se deben a que ellos son los verdaderos
usuarios de plaguicidas y por lo tanto son quienes padecen
realmente el problema. La encuesta tuvo
lugar en 64 partidos de la provincia de Buenos Aires, por ser la
principal usuaria de plaguicidas (1/3 del total nacional) y la
información fue recolectada por las
Delegaciones Regionales de Sanidad Vegetal de dicho
Ministerio.
El 67 % de los encuestados desconoce la técnica
del triple lavado, siendo solamente utilizada por el 18 % de los
productores, aplicadores y contratistas. Dicha técnica
resulta ser poco conocida entre productores y contratistas. Entre
los aplicadores es conocida por el 66 % de ellos, pero
sólo utilizada por el 34 %.
Los envases vacíos resultan una
complicación para el 75 % de los usuarios de
agroquímicos. En algunos casos, los envases
plásticos son usados para almacenar combustibles y los de
vidrio son vendidos, aunque estos últimos conjuntamente
con los de papel no constituyen un problema ya que son menos
utilizados.
De acuerdo con la encuesta los
envases plásticos son los más empleados en todas
las actividades productivas, seguido por los metálicos en
agricultura y
pasturas, mientras que en las producciones intensivas el metal,
papel y vidrio son utilizados en cantidades equivalentes. El
plástico y el papel son generalmente quemados y los de
metal y vidrio enterrados, a veces previa compactación con
tractor o previa incineración.
Los contratistas no tienen una conducta uniforme
con respecto a los envases metálicos, ya que los
entierran, los queman, los dejan en el galpón o en
algún lugar cercado; como por ejemplo el cerco de un
molino.
Los aplicadores queman los envases plásticos y de
papel y queman o entierran los metálicos. De todos modos,
como los envases son provistos mayormente por el productor, son
abandonados en el lugar de aplicación o en el cerco de un
molino.
Algunos productores intensivos periurbanos embolsan los
envases, que luego son recolectados por el municipio
conjuntamente con los residuos domiciliarios, o bien son llevados
por ellos mismos al basurero municipal.
En zonas donde la ganadería
ha sido reemplazada por la agricultura, los envases se depositan
en el cerco del molino o en el interior del tanque australiano,
que ya no se usan por ausencia de ganado.
Los envases con productos vencidos resultan un problema
para el 38 % de los encuestados, ya que no saben cómo
tratarlos y entonces los guardan en el galpón con la
consiguiente pérdida económica. Tampoco pueden
aplicarlos debido a que han perdido efectividad, y si aumentan la
dosis pueden causar fitoxicidad a los cultivos.
Los productores padecen mayormente este problema, no
así los aplicadores que reciben los agroquímicos y
sólo se limitan a prestar el servicio de
aplicación. Los expendedores los devuelven a los
distribuidores o fabricantes, que se encargan de destruirlos en
plantas de tratamiento de residuos peligrosos. Si no pueden
devolverse, constituyen una pérdida económica
además de ocupar un lugar que podría ser destinado
a otros plaguicidas para la venta.
También se indagó sobre el pago de una
seña en el momento de comprar los fitoterápicos,
para que los usuarios estén obligados a entregar los
envases vacíos en lugares específicos para un
tratamiento posterior. El 44 % demostró estar dispuesto a
pagar dicha seña y el 88 % a entregar los envases en
distintos lugares de concentración. La mayoría
coincidió en que cada Municipalidad indique un sitio o que
ella misma los retire del campo, a la vez que otorgue un recibo
de envases vacíos que sirva como pago a cuenta de la tasa
vial.
Otra sugerencia fue que los fabricantes los compren,
retiren y reciclen al tiempo que la prescripción de
agroquímicos esté condicionada a la entrega de los
envases usados en la aplicación anterior.
El 5 de octubre de 1998, se inauguró en nuestro
país el primer Centro de Acopio y Procesamiento de Envases
Vacíos de Agroquímicos (CAPEVA). Se organizó
de acuerdo a lo establecido en el Plan Piloto
"Proyecto de
Eliminación de Envases – Alto Valle, Río Negro",
aprobado por la Comisión Directiva de CASAFE y financiado
parcialmente por LACPA. (10.1). A su vez, la Universidad
Nacional del Comahue realizó un estudio donde se
comprobó que el uso indiscriminado de plaguicidas y la
disposición incontrolada de sus envases vacíos han
afectado las aguas superficiales y subterráneas de la
zona, habiéndose registrado accidentes
toxicológicos principalmente en los niños
del sector rural.
Mediante el proyecto se
capacitó en asesoramiento, venta y aplicación de
productos fitosanitarios a todos los actores de la cadena,
además de la población en general. A su vez se
implementó un sistema de recolección,
asociándose al 25 % de los productores de la zona, para
luego incorporar a quienes estaban más alejados del Centro
de Acopio.
El sistema funcionó gratuitamente durante cierto
tiempo y estaba organizado de la siguiente manera; los
distribuidores de fitosanitarios registraban las ventas de
agroquímicos a los productores, y les entregaban bolsas de
polietileno de gran dimensión. Los productores, efectuaban
el triple lavado de los envases, los inutilizaban y clasificaban
según su naturaleza y
tamaño; para luego almacenarlos en las mencionadas bolsas
etiquetadas con los datos del
remitente. Cuando habían juntado cierta cantidad o era el
fin de la temporada de aplicaciones, las llevaban personalmente
al Centro de Acopio, al distribuidor de agroquímicos o
bien llamaban al INTA para solicitar el retiro de las
mismas.
Al Centro de Acopio Alto Valle, compuesto por los valles
alto, medio e inferior del Río Negro y Bariloche de la
provincia de Río Negro; comenzaron a agregarse
paulatinamente El Bolsón y Colonia 25 de Mayo de la
provincia de Neuquén; Entre Ríos, Corrientes y
Misiones de la zona Litoral y Valle de Uco, norte, centro y este
de la provincia de Mendoza. Sólo en el Alto Valle se
recolectaban 30 tn.año-1.
El centro recibía envases vacíos de
plástico, vidrio, chapa y aluminio
previamente triple lavados, secos e inutilizados. Luego se
revisaba cada bolsa, y si se observaban residuos líquidos
en el interior se los volvía a lavar, reclamando al
productor por no haber realizado correctamente la tarea
solicitada. Si esta actitud se
repetía, se vería obligado a concurrir a nuevos
cursos de capacitación para el manejo correcto de los
envases vacíos. Posteriormente los envases
plásticos se compactaban, enfardaban, sunchaban o se
introducían en bolsas de polietileno de alto micronaje, y
se estibaban hasta el momento de su transporte a
la cementera de la empresa
Corcemar S.A. en Yocsina, Córdoba. Aquí se
realizaba el reciclado térmico de los mismos, ya que eran
utilizados como combustible alternativo en el horno de cemento.
En EUA el manejo y disposición final de envases
de fitoterápicos está debidamente reglamentado y
controlado mediante organismos creados ad hoc, como las Agencias
de Protección Ambiental de Estados Unidos
(EPA) y las de diversos estados. Ellas consideran que los envases
no son riesgosos para el posterior manipuleo, si son lavados tres
veces o lavados a presión. Esto se basa en análisis realizados en distintos
laboratorios (11.2), que demostraron que ambos procesos dejan
menos de 1 ppm de residuo en el agua de los envases.
Posteriormente se debe verter el agua de cada lavado en el tanque
de la pulverizadora para ser aplicada al área a tratar.
Los usuarios de agroquímicos deben actuar de acuerdo a las
regulaciones de las mencionadas Agencias de Protección
Ambiental (11.5), debido a que está prohibido quemar o
enterrar envases sin un permiso.
También advierten que sólo debe comprarse
la cantidad de agroquímico que se va a usar (11.3), y si
no es posible deshacerse del envase una vez terminado el
producto, se debe guardar en algún sitio hasta que se
pueda disponer de él. Dicho lugar debe ser seguro, seco,
bien ventilado, estar a temperaturas superiores al congelamiento,
fuera del alcance de los niños y
lejos de los animales. Tampoco
debe haber alimentos para
seres humanos o animales,
semillas, fertilizantes o depósitos de agua. A su vez,
deben mantenerse intactas las etiquetas de los envases y separar
los distintos tipos de pesticidas, manteniendo un inventario
actualizado de los mismos.
Investigaciones realizadas en la Universidad de Ohio,
también avalan el triple lavado y advierten que en algunos
casos, en vez de agua se requiere otro tipo de solvente
según la formulación del fitoterápico.
También aconsejan enjuagar los envases inmediatamente
después de terminado el producto, ya que el residuo puede
secarse y por lo tanto ser más difícil de remover.
Nunca se deben usar nuevamente los envases con un
propósito diferente para el que fue diseñado, ni
verter restos de fitoterápicos en piletas, inodoros u
otros desagües.
Los residuos concentrados que gotean de un envase no
lavado y contenedores en desuso pueden contaminar el ambiente de
manera muy significativa, al poder ser
transportados por el agua de escorrentía luego de una
lluvia severa, o bien infiltrar en el suelo contaminando el agua
subterránea (11.4). Estudios realizados en Iowa por la
Universidad de Ohio (11.6) durante los períodos 1976-1980
y 1992-1995 monitorearon el transporte de
agroquímicos en superficie y hacia los acuíferos,
comprobando que la calidad del agua
estaba afectada por una gran cantidad de fitoterápicos
solubles en agua.
Otro inconveniente es que el pesticida remanente puede
volatilizar y moverse junto con las corrientes de aire a otras
zonas. La volatilización se incrementa con altas
temperaturas, baja humedad relativa y con el movimiento del
aire.
También influye el tipo de formulación del
pesticida, debido a que los productos granulados y los polvos
floables y mojables son menos susceptibles a este proceso que los
productos emulsionables y los polvos solubles.
En Pennsylvania (12.1) por ejemplo, el Departamento de
Agricultura acepta y recicla los envases plásticos de
pesticidas que estén limpios en el marco del Programa de
Reciclado de Envases Plásticos de Pesticidas, auspiciado
por el Consejo de Investigación de Envases Agrícolas.
En el programa pueden
participar todos los usuarios de este tipo de producto, siempre
que aseguren la limpieza tanto interna como externa del
contenedor mediante el triple lavado o a presión. Los
envases recolectados son reducidos a partículas del
tamaño de una astilla y se están investigando
posibles destinos, como por ejemplo la confección de
postes para cercos.
En Australia y Canadá, se logró recolectar
y recuperar envases exitosamente después de muchos
años de trabajo. En Alemania, se
recolectan los envases triplemente lavados y se incineran en
hornos siderúrgicos o de cemento, o bien se reutilizan
para fabricar materiales para la construcción. En Francia y
Holanda, los envases con triple lavado son considerados residuo
domiciliario. En España,
algunas compañías de agroquímicos
desarrollaron envases de aspecto menos agradable a la vista,
irregulares y antiprácticos, para que los consumidores no
los reutilicen.
Se colocaron 12.5 g.lt.-1 de
fenolftaleína en 3 tipos de bidones con 3 repeticiones y
5 lt. de capacidad cada uno, donados por la empresa ATANOR.
Luego se la disolvió en alcohol 50%
V:V, completando el llenado con agua de red. A continuación
se agitaron dichos envases y se dejaron reposar en la oscuridad
60 días, para que sus paredes se impregnen. Esta etapa
se llevó a cabo en el laboratorio
de la Cátedra de Química
Inorgánica de la FAUBA.
Posteriormente se realizó el ensayo en la
Cátedra de Maquinaria Agrícola, Area Tecnología en
Aplicación de Fitosanitarios de la misma
Facultad.
El tratamiento testigo consistió en aplicar la
técnica del triple lavado de los envases, cuya metodología ya fue explicada anteriormente.
El agua del tercer lavado de cada bidón se recogió
en recipientes individuales debidamente identificados.
En los otros dos tratamientos se enjuagaron los
distintos envases con la boquilla Teejet fija VSM 44, de material
de nylon con 40 orificios; que juntos proporcionan un
ángulo de pulverización de 240°. La
conexión es de 1/2" NPT. Se puede observar en la figura
n° 1. (9)
Figura n°1
Tres envases se sometieron a 2 bar y otros tres a 5 bar de
presión, siendo el rango recomendado en el catálogo
0,5 – 10 bar. En cada repetición se usaron 3.75 lt. de
agua, que es la cantidad utilizada en el triple lavado. El tiempo
de enjuague se acotó con el Cronómetro Teejet
calculator, para que de acuerdo al caudal erogado, el volumen de agua
sea equivalente al del triple lavado.
El caudal indicado en el catálogo para una
presión de 2 bar es 27,9 lt.min.-1 y para 5 bar
44,0 lt.min.-1, calculándose un tiempo de
lavado de 8 y 5 segundos respectivamente. El agua de enjuague de
cada tratamiento, se recogió en un recipiente
intermediario durante el último segundo, para finalmente
depositarla en recipientes individuales debidamente
identificados.
El equipo para el hidrolavado se compone de un
depósito de agua de red, una bomba Barbuy tipo
pistón, llaves de comando Teejet Teevalve de Spraying
Systems con válvula reguladora de presión,
manómetro en baño de glicerina, sistema de
conducción de agua en polipropileno, nylon y
depósito para recuperar el lavado del envase.
A continuación, se realizó la
determinación por colorimetría en el laboratorio de
la Cátedra de Química
Inorgánica de la FAUBA. Se adicionaron 20ml de NaOH 0,2 N
a las muestras, para que vire la totalidad de la
fenolftaleína y así poder medir la
concentración con el espectrofotómetro a 560 nm.
Previamente se elaboró una curva de calibración,
gráfico n° 1; con los siguientes valores, tabla
n°1:
Tabla n° 1 | |
Conc (ppm) | Trans (%) |
0 | 100 |
0,5 | 97 |
1 | 94 |
3 | 85 |
5 | 76 |
7 | 69 |
10 | 59 |
Gráfico n° 1
A continuación, se
detallan los valores de
Transmitancia y Concentración de las muestras
correspondientes a cada tratamiento, tabla n° 2:
Tabla n° 2 | |||
Tratam | Envase | Trans (%) | Conc (ppm) |
Triple lavado | MLX5 | 100 | 0 |
CX5 | 76 | 4,8 | |
APC5 | 98 | 0,3 | |
2 bar | MLX5 | 71 | 6 |
CX5 | 61 | 9,1 | |
APC5 | 65 | 7,9 | |
5 bar | MLX5 | 87 | 2,3 |
CX5 | 69 | 7 | |
APC5 | 60 | 5 |
Finalmente se determinó si existían
diferencias significativas entre el testigo y los tratamientos,
mediante un Diseño
en Bloques Completamente Aleatorizados. En dicho análisis se utilizó un nivel de
significación a
= 0,005.
Resultados de los
tratamientos (expresados en ppm de
fenolftaleína):
i j Tratamientos | Bloque 1 (APC5) | Bloque 2 (MLX5) | Bloque 3 (CX5) | Total Yi . | Yi |
Triple Lavado (testigo) | 0,3 | 0 | 8 | 8,3 | 2,77 |
Lavado a 2 bar | 24,7 | 15 | 28,4 | 68,1 | 22,7 |
Lavado a 5 bar | 5 | 2,3 | 7 | 14,3 | 4,77 |
Total Y. j | 30 | 17,3 | 43,4 | 90,7 |
Planteo del modelo
matemático:
¡
ijk =
m + a i +
b j +
e
ijk
Donde:
¡
ijk: observación correspondiente al
i-ésimo nivel de tipo de enjuague, j-ésimo nivel
de lavado y al k-ésimo tipo de envase
m : media
general
a i:
efecto del nivel i-ésimo de tipo de enjuague
b
j: efecto del nivel j-ésimo de
lavado
e
ijk: variable aleatoria que mide la
diferencia entre cada lavado de un mismo tipo de envase, dentro
de cada tipo de enjuague
Planteo de hipótesis:
H0: m 1 = m 2 = m 3
H1: Alguna media es distinta
Tabla de ANVA:
FV | GL | SC | CM | Fc | Ft ( 2; 4; 0,005 |
Tratamientos | 2 | 722,95 | 361,47 | 41,98 | 26,28 |
Bloques | 2 | 113,57 | 56,78 |
|
|
Error Experimental | 4 | 34,46 | 8,61 |
|
|
Total | 8 | 870,98 |
|
|
|
Como la Fc es mayor que la Ft con una
probabilidad
de 0,005; se rechaza la H0 de igualdad de
medias.
Conclusión:
Existen diferencias significativas entre los
tratamientos con un 99,5% de confianza. A continuación se
realiza un test
discriminatorio de Scheffé.
Test de Scheffé:
Cálculo de las diferencias entre medias de cada
tratamiento:
da = |Y1-Y2| : | 2,77 –
22,7 | : 19,93*
db = |Y1-Y3| : | 2,77 –
4,77 | : 2
dc = |Y2-Y3| : | 22,7 –
4,77 | : 17,93*
1: Triple lavado 2: Lavado a 2
bar 3: Lavado a 5 bar
Cálculo del desvío estandard
correspondiente a cada diferencia:
Sl =
(1/r1 + 1/r2) CMee
r: número de repeticiones del tratamiento
testigo y el considerado en la comparación
Sl
1 = 2,39
Sl
2 = 2,39
Sl
3 = 2,39
Cálculo del valor crítico:
Jit = (t-1) F (t-1; GLee;
a
)
t: número de tratamientos
Jit = 7,25
Sl .
Jit = 2,39 . 7,25 : 17,33
Comparando el valor de las diferencias entre medias de
cada tratamiento (d), con el valor crítico
(Sl .
Jit) vemos que da y dc superan
dicho valor. Por lo tanto se concluye que no existen diferencias
significativas entre el triple lavado y el lavado a 5 bar de
presión, detectándose diferencias entre dichos
tratamientos y el lavado a 2 bar de presión. De este modo
confirmamos la hipotésis planteada.
De acuerdo con los resultados, podríamos
aconsejar el uso del triple lavado o el enjuague a 5 bar de
presión indistintamente, pero con este último
tratamiento se complica mantener el caudal erogado ya que la
presión es alta. Resulta entonces más eficaz
realizar el triple lavado manual de los
envases de agroquímicos, para reducir el remanente de los
mismos a valores
despreciables. De este modo, los usuarios de fitoterápicos
deberían continuar aplicando dicha técnica hasta
tanto haya una pastilla que realice un enjuague
equivalente.
Según las técnicas
de las operaciones
comunes del análisis cuantitativo (4), a igual volumen total se
puede demostrar que el lavado es mas eficiente con
pequeñas porciones de líquido que con pocas
porciones grandes.
Sea:
v : Volumen (ml) de líquido que queda con el
precipitado luego del escurrimiento
V : Volumen del líquido de lavado agregado
cada vez
C0: Concentración original
(gr.ml-1) de sustancias solubles
Cn: Concentración de las mismas en
la solución adherida después del n-ésimo
lavado
Después que el precipitado se ha lavado una
vez y se ha dejado escurrir, la concentración de
sustancias extrañas en la solución adherida
estará dada por la siguiente
expresión:
C1 = (v. C0) /
(V+v)
Después del segundo lavado la
concentración es:
C2 = (v. C1) / (V+v) = (v / V
+v )2 . C0
Luego de n lavados:
Cn = (v / V +v )n .
C0
El peso de sustancia extraña Wn, en
gramos, que queda en la solución adherida al precipitado
después del n-ésimo lavado es:
Wn = v. Cn = (v / V +v
)n . v . C0
Con esta expresión es evidente que para un
volumen dado de líquido de lavado, el precipitado se
lavará más completamente usando muchas porciones
pequeñas, que si se emplean pocas porciones grandes. De
este modo corroboramos la técnica del triple
lavado.
Según la European Crop Protection Association
(ECPA) (1), se debe considerar el envase y la fórmula como
una entidad única. La combinación del diseño
del envase con el tipo de formulación, deben permitir un
fácil enjuague.
El diseño de los envases se ha mejorado para
disminuir el contenido del líquido residual; mediante el
redondeo de bordes, la eliminación de rebabas internas, la
incorporación posterior del asa realizada con material
denso, la dotación de boca ancha para facilitar el volcado
y lavado final, eliminando el borboteo y las salpicaduras. Sin
embargo, subsiste el problema del destino de los envases
vacíos.
Para minimizar el problema de los envases
vacíos en el medio rural, la industria
está intentando el envasado de los productos en un
material hidrosoluble. Se trata de un alcohol
deshidratado, que a temperatura
ambiente está en estado
sólido y al incorporarlo en solución al tanque de
la pulverizadora, se disuelve. Lamentablemente, este tipo de
envase no es aplicable a todos los productos.
Otra estrategia en
desarrollo, es
la producción de principios
activos en estado
sólido y compactados, preparándose la
solución en el momento de su aplicación al pie de
la pulverizadora. El problema es que el producto no se vende
formulado, por lo que podría reducirse su eficacia por
inadecuada formulación.
También se está analizando la
opción del transporte a granel de agroquímicos, en
camiones tanque, desde la planta sintetizadora o importadora
hasta un centro de carga zonal. En dicho lugar, se cargan las
máquinas pulverizadoras o tanques cisternas
que alimentarán a las pulverizadoras en el
campo.
Según lo señalado por Bulacio et al
(3), las nuevas sustancias desarrolladas han permitido disminuir
la dosis de principio activo tradicional de 1 kg.ha-1
a valores por debajo de los 5 g.ha-1. Esto es
ventajoso, ya que uno de los principales factores de riesgo es la
cantidad de producto aplicado. También se destaca la
disminución de toxicidad en los nuevos productos, lo que
implica una relación dosis – toxicidad más baja,
así como la menor persistencia en el ambiente debido a la
mayor facilidad de degradación por los micro
organismos.
Cabe aclarar que el desarrollo de
un nuevo fitosanitario implica un trabajo de 10 a 12 años
de duración, al cabo del cual una sustancia entre cuarenta
mil llega al usuario, descartándose el resto por
determinados aspectos toxicológicos, biológicos u
otras razones. Por otra parte, el costo de dicha
producción es de U$S150 millones, valor que
se triplicó desde la década del 80. Este aumento,
se debe a la mayor cantidad de estudios que se realizan sobre la
toxicología del producto, su metabolismo,
sus residuos y su efecto sobre el ambiente.
Sería conveniente realizar campañas de
difusión con respecto a las técnicas de tratamiento
de envases y su relación con el cuidado y
preservación del medio ambiente, dirigida a trabajadores
relacionados con el agro así como a la comunidad en
general. Se debería explicar y mostrar mediante publicidad o
charlas educativas, cuáles son las consecuencias sobre el
suelo, recursos
hídricos y aire que trae aparejado el manejo
erróneo de agroquímicos y envases. Esto debe contar
con el apoyo de entes estatales que no sólo reglamenten el
uso de productos fitosanitarios, sino que apliquen las leyes y sancionen
según los casos, a quienes actúen
contrariándolas y por lo tanto perjudiquen los recursos
naturales.
- ALBERT, Carlos (2000).
Estrategia Europea de Manejo de Envases. European Crop
Protection Association. (ECPA). - ALLEVATO, Hugo (2001). Reciclaje de
envases de agroquímicos. Aspectos tecnológicos.
Plan de acción San Pablo 2000. REMAR. - BULACIO, L. G.; SAIN, O. L.; MARTINEZ S. (2001).
Fitosanitarios, riesgos y
toxicidad. UNR Editora, ISBN n° 950-673-281-7, 108
p. - KOLTHOFF I.; SANDELL E.; MEEHAN E. (1979).
Análisis químico cuantitativo. Editorial Nigar.
Páginas 559-560. - LEIVA, Pedro D. (1997). Productos fitosanitarios. Su
correcto manejo. INTA – Pergamino. - SELIS, Dardo H. (2000). Los envases de
agroquímicos en la República Argentina. Congreso
Latinoamericano de Ingeniería Agrícola.
(CLIA).
- Folletos o catálogos referidos al trabajo de
tesis:
7. ANDEF, Asociación Nacional de Defensa
Vegetal de Sao Paulo, Brasil.
8. CASAFE , Cámara de Sanidad Agropecuaria y
Fertilizantes.
9. Spraying Systems Co. Teejet para la agricultura y
horticultura. Catálogo 44M-E.
- Fuentes de información obtenida en Internet:
10. CASAFE. Link: www.casafe.org
10.1. CASAFE; CAVIA; CORCEMAR; gtz; INTA; LACPA
(1998). Proyecto de eliminación de envases vacíos
de productos fitosanitarios.
10.2. PÓRFIDO, Daniel O. (1998). Cámara
de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes. Envases vacíos
de productos fitosanitarios. Un problema que encuentra
solución.
10.3. SALVADOR, Carlos (1997). Recomendaciones para la
eliminación de envases vacíos.
11.1. ERDAL OZKAN, H.; WILSON, Mark L. (1991). Ohio
State University Extension Bulletin. Reducing pesticide
waste. Rinse containers immediately. Bulletin 819.11.2 ERDAL OZKAN, H.; HEIMLICH, Joe E. (1991). Ohio
State University Fact Sheet. Community development. Rinsing
and disposal of pesticide containers.11.3. Ohio State University Extension Bulletin.
Protective clothing for pesticide users. Excess pesticides.
(1989). Bulletin 750.11.4. WALDRON, Acie C. (1992). Ohio State University
Extension Bulletin. Pesticides and groundwater contamination.
Introduction. Pesticide transfer. Bulletin 820.11.5. WALDRON, Acie C.; LYLE GOLEMAN, D. (1987).
Ohio State University Extension Bulletin. Pesticide user's
guide. After using pesticides. Bulletin 745.- Ohio State University. Link:
Ohioline.ag.ohio-state.edu - . ZUCKER, Leslie; BROWN, Larry (1998). Ohio
State University Extension Bulletin.
Agricultural drainage. Reducing agrichemical loss to
drainage systems. Bulletin 871-98.
12. Pennsylvania State University. Link:
www.psu.edu
12.1. GRIPP, Sharon; HOFFMAN, Bill (2002). Pesticide
education program at Penn State. Plastic pesticide container
recycling program.
Autor:
Gabriela F. T. Castelli
Ingeniera Agrónoma
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Agronomía
Cátedra de Maquinaria Agrícola