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Ensayo comparativo entre el triple lavado de envases de productos fitosanitarios y el enjuague con boquillas hidrolavadoras




Enviado por castelli



    Trabajo de intensificación para
    acceder al título de Ingeniero
    Agrónomo

    1. Resumen
    2. Materiales y
      Métodos
    3. Resultados y
      Discusión
    4. Comentarios y
      Conclusiones
    5. Bibliografía

    RESUMEN.

    Las dos técnicas
    actuales para descontaminar envases vacíos de
    agroquímicos, son el triple lavado y el enjuague a
    presión
    con boquillas hidrolavadoras (11.1). Tanto CASAFE (Cámara
    de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) (8) en Argentina como
    ANDEF (Asociación Nacional de Defensa Vegetal) (7) en
    Brasil,
    fundamentan el triple lavado de envases en tres razones; economía, seguridad y
    ambiente.
    Economía
    debida al aprovechamiento total del producto, ya
    que no se pierde parte del dinero
    invertido en el fitoterápico al dejar restos en el envase;
    seguridad en lo
    que respecta al manipuleo y disposición posterior de los
    envases y ambiente
    referido a la protección de la atmósfera, suelo y napas al
    suprimir la fuente de riesgo. El
    objetivo del
    trabajo consistió en comprobar si existían
    diferencias significativas entre el residuo remanente en aguas
    del tercer lavado manual y el del
    enjuague realizado con la boquilla Teejet VSM 44 fija, sin
    movimiento
    rotatorio, de Spraying Systems (9). Esta pastilla es la
    más difundida en nuestro país y se encuentra
    equipando pulverizadoras John Deere y Yacto, entre otras.
    El ensayo se
    realizó utilizando bidones de 5 litros y los resultados se
    contrastaron mediante un Diseño
    en Bloques Completamente Aleatorizados, considerando el triple
    lavado como testigo y la boquilla Teejet fija VSM 44 como
    tratamiento.

    Palabras clave: triple lavado –
    enjuague a presión –
    envases vacíos – uso seguro de
    fitosanitarios – reciclado de envases

    INTRODUCCIÓN.

    En la Argentina no hay
    una plena concientización de la
    contaminación que causan los envases vacíos.
    Relevamientos realizados por Bulacio et al, en las localidades de
    Salto Grande, Totoras, Rosario, Pérez, Soldín,
    Arroyo Seco, Granadero Baigorria e Ibarlucea en la provincia de
    Santa Fe; demuestran una muy baja adopción
    de la técnica del triple lavado.

    En 1992 la Universidad de
    Sao Paulo en Brasil (2),
    realizó estudios sobre los efectos del triple lavado en la
    descontaminación de envases, demostrando los siguientes
    resultados:

    Cuadro n°1: Contenido de producto en
    aguas del tercer lavado

    Contenido

    N° muestras

    %

    < 0.5 ppm

    29

    32

    0.5 – 3.0 ppm

    44

    49

    3.1 – 5.0 ppm

    11

    12

    > 5.1
    ppm

    6

    7

    Total

    90

    100

    Cuadro n°2: Contenido de
    producto remanente en el envase después del tercer
    lavado.

    Contenido

    N° muestras

    %

    < 3
    ppm

    29

    71

    4 – 9 ppm

    7

    17

    10 – 15 ppm

    4

    10

    16 – 30 ppm

    1

    2

    Total

    41

    100

    Comprobaron que el residuo en el envase luego del tercer
    lavado, no supera los 30 ppm en más del 70 % de los
    envases, o sea que es menor al 0,003 % del contenido original y
    concluyeron que el triple lavado elimina el 99,999 % de los
    restos de productos
    fitosanitarios. En dicho país, desarrollaron un plan piloto de
    recolección de envases, envío del metal a hornos
    siderúrgicos y reciclado del plástico a
    conductos eléctricos.

    En nuestro país se usan 15 millones de envases de
    agroquímicos, que equivalen a 6 millones de kg.;
    presentados de la siguiente manera:

    • Tambores metálicos de más de 100 litros
      de capacidad
    • Baldes metálicos de 20 a 50 litros
    • Sobre – envases de cartón (Bidones de 5
      litros)
    • Sobre – envases de cartón (Frascos de vidrio,
      plásticos o metálicos de 1
      litro)
    • Bolsas de papel Kraft
      conteniendo agroquímicos en polvo de 20 a 50
      Kg.
    • Bidones plásticos de 20 a 25 litros

    El 77 % de los mismos corresponde a materiales
    plásticos (COEX, PET, polietileno de alta densidad), el 7 %
    a hierro y el
    resto a papel,
    vidrio,
    aluminio y
    cartón, solos o en diferentes combinaciones. En
    términos de descarga ambiental se liberan 0,44 envases por
    ha, o sea un envase cada 2,3 ha, que equivale a 175
    g.ha-1 de envases o 220 g.ha-1 de envases y
    embalajes.

    Por otra parte, la demanda de
    fertilizantes en la Argentina se multiplicó por siete
    entre 1995 y 2000, al tiempo que la
    venta de
    plaguicidas aumentó de $286 millones a $792 millones,
    expendiéndose 82 millones de litros o kilos de
    agroquímicos. Dicho aumento en el uso de
    fitoterápicos incrementó el problema del destino
    final de los envases, ya que muchos productores no saben como
    deshacerse de ellos. Dentro de este marco, los envases se dejan
    en el campo o en hangares y muchas veces son depositados en
    caminos vecinales o cerca de cursos de
    agua o bien
    son destruidos en forma inadecuada, con el consiguiente
    daño causado al medio
    ambiente.

    Los residuos de producto en el envase se calculan en el
    orden de 1,5 % del contenido original (10.2). Este valor
    representa 1.230.000 litros que afectan al medio ambiente
    y $11.880.000 en términos económicos que perjudican
    al productor. Con el triple lavado, se puede minimizar dicho
    porcentaje a 30 ppm por cada envase, constituyéndose en un
    residuo no peligroso.

    Por estas razones, tanto CASAFE (Cámara de
    Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) (8) en Argentina como ANDEF
    (Asociación Nacional de Defensa Vegetal) (7) en Brasil,
    fundamentan el triple lavado de envases en tres items;
    economía, seguridad y ambiente. Economía debida al
    aprovechamiento total del producto, ya que no se pierde parte del
    dinero
    invertido en el fitoterápico al dejar restos en el envase;
    seguridad en lo que respecta al manipuleo y disposición
    posterior de los envases y ambiente referido a la
    protección de la atmósfera, suelo y napas al
    suprimir la fuente de riesgo.

    El triple lavado consiste en las siguientes
    etapas:

    • Quitar la tapa, colocar el envase sobre el orificio
      del tanque y hacer gotear el resto que quedó durante 30
      segundos
    • Llenar el envase con agua hasta
      1/4 de su capacidad
    • Cerrar el envase con su correspondiente
      tapa
    • Orientar la abertura del envase hacia un costado y
      agitarlo de derecha a izquierda, o hacer rodar y dar vuelta los
      contenedores de mayor tamaño par lavar completamente su
      superficie interna
    • Quitar la tapa y verter el contenido en el tanque
      pulverizador, haciendo gotear el residuo durante 30
      segundos
    • Repetir estas operaciones 2
      veces más, agitando el envase con la abertura orientada
      hacia el suelo primero y luego hacia arriba, en posición
      normal
    • Disponer del envase como indica el
      marbete
    • Almacenar los envases en un área seca o
      entregarlo para reciclaje

    El agua para el lavado debe provenir de
    cañerías o canillas y nunca se deben sumergir los
    envases en acequias, cursos de agua o lagunas (5).

    Otro método es
    el enjuague a presión, que permite lavar los envases con
    una manguera al tiempo que el
    contenido va cayendo en el tanque de la pulverizadora. La
    más difundida en nuestro país es la Teejet fija VSM
    44, de Spraying Systems (9), que se encuentra equipando
    pulverizadoras John Deere y Yacto, entre otras. Existen otros
    modelos de
    Arag y Spraying Systems Teejet, que tienen movimiento
    rotatorio.

    Las etapas del enjuague a presión son las
    siguientes:

    • Quitar la tapa, colocar el envase sobre el orificio
      del tanque y hacer gotear el resto que quedó durante 30
      segundos
    • Insertar la boquilla en la parte inferior del
      envase
    • Sostener el envase hacia abajo sobre la abertura del
      tanque pulverizador, para que el agua
      caiga dentro de éste
    • Lavar el envase durante el tiempo recomendado por el
      fabricante (generalmente 30 segundos), moviendo la boquilla
      hacia los lados
    • Lavar la tapa del envase en un balde con agua y
      verterla en el tanque pulverizador
    • Colocar la tapa en el envase y disponer del mismo de
      acuerdo a la etiqueta

    Algunas pulverizadoras tienen sistemas de
    lavado automático de envases, para lo cual poseen un
    depósito de agua limpia y aspersores que funcionan a
    presión (10.3). El envase se lava durante 3 a 5 segundos y
    el agua de
    enjuague recircula en forma automática al tanque de la
    pulverizadora.

    Después del lavado de los envases, los distintos
    materiales
    pueden ser reciclados a nuevos envases, usados como materia prima
    para otros destinos o como combustible alternativo; con lo cual
    hay recuperación de energía.

    Los envases vacíos se eliminan de acuerdo al tipo
    de material con el que fueron elaborados. Los envases y sobre –
    envases de papel o cartón totalmente vacíos, se
    deben romper y quemar de a uno por vez en fuego vivo, en lugar
    abierto y alejado de viviendas, depósitos y corrales. Se
    debe tener en cuenta la velocidad y
    dirección del viento, para evitar que el
    humo y los gases
    producidos en la combustión se dirijan a las mencionadas
    instalaciones. Otro aspecto a considerar es el uso de vestimenta
    adecuada. Posteriormente se entierran las cenizas en lugares
    especialmente acondicionados para tal fin.

    Después del lavado, los de vidrio se rompen y se
    juntan en un recipiente adecuado hasta que sean trasladados al
    centro de acopio más cercano. Si son cantidades
    pequeñas, se rompen y se entierran en lugares
    adecuados.

    Los envases de plástico
    (HDPE, PET, COEX), luego de ser lavados, se inutilizan
    perforándoles reiteradamente el fondo con un elemento
    punzante y se almacenan transitoriamente en bolsas, contenedores
    o envases especiales clasificados según naturaleza y
    tamaño, hasta que sean llevados al centro de acopio
    más cercano para su correcta eliminación. Los
    sitios de almacenaje provisorio de envases; deben estar ubicados
    en un sector aislado del campo, bien delimitado e identificado,
    cubierto y bien ventilado. Si esto último no es posible,
    se los quemará de a uno por vez en fuego vivo y tomando
    las precauciones mencionadas para los envases y sobre – envases
    de papel o cartón.

    La incineración de envases a campo con
    temperaturas entre 500 y 700 °C, sólo es aplicable a
    envases de papel y cartón limpios y a los plásticos
    triplemente lavados, excepto los de PVC. Se debe verificar que la
    combustión continúe hasta la total
    destrucción, y cubrir las cenizas con tierra
    inmediatamente después del proceso.
    Dichas temperaturas son bajas para destruir plaguicidas, y los
    vapores generados resultan aún más tóxicos.
    Pueden dañar a quienes realizan la combustión, al
    medio ambiente y a los cultivos; si se trata de herbicidas
    volátiles. Por lo tanto, esta última técnica
    así como el enterrado de envases en el campo, no resultan
    aconsejables.

    Los recipientes metálicos (Fe, Al) también
    se lavan triplemente, se perforan y se aplastan;
    pudiéndose utilizar el rodado del tractor y se almacenan.
    Cuando hay una cantidad suficiente, se transportan al centro de
    acopio o a una fundición o chatarrería donde se
    compactarán y/o fundirán en hornos
    pirolíticos, que desnaturalizan los
    fitosanitarios.

    Dichos hornos someten los residuos a temperaturas de
    llama, que oscilan entre 900 y 1200 °C, permaneciendo 2 a 10
    segundos en el calor para que
    resulten inertes. De esta manera, se destruyen todas las
    sustancias orgánicas presentes. Luego, mediante un
    proceso de
    post enfriado reducen la temperatura a
    500 – 600°C, controlando las emisiones peligrosas con un
    lavador de gases,
    evitando de este modo la contaminación
    ambiental.

    Los gases que se generan en la combustión son
    recuperados y luego pasan a una segunda combustión, para
    luego ser liberados al ambiente por una chimenea que posee el
    mencionado sistema de lavado
    de gases. Generalmente se utiliza agua. Esta clase de hornos debe
    trabajar continuamente, no pudiendo ser operados en forma
    interrumpida debido al procedimiento
    utilizado para su combustión. Actualmente en Argentina no
    funciona ningún horno para la eliminación segura de
    productos formulados, ya que los que poseían las empresas OSA y
    Ciba – Geigy dejaron de funcionar por las sucesivas fusiones de estas
    empresas.

    En la provincia de Buenos Aires,
    existen plantas con
    hornos de este tipo, para eliminar los deshechos peligrosos que
    generan hospitales, clínicas, laboratorios y centros de
    investigación. Cuentan con una capacidad de
    procesamiento de 72.000 kg.día-1, llegando
    solamente el 50 – 60 % de esa cantidad de residuos. De este modo,
    operan con una capacidad ociosa de 30 a 40
    tn.día-1, que podría ser aprovechada
    para tratar los envases vacíos de agroquímicos
    generados en el país.

    En Buenos Aires y
    Córdoba están los hornos para producir cemento, cuyas
    temperaturas oscilan entre 1350 y 1650 °C con tiempos de
    retención de 5 a 6 segundos para los gases y de 10 a 20
    minutos para los sólidos. Estos hornos producen una
    destrucción del 99,9 %, pudiéndose utilizar para la
    incineración, los envases plásticos previamente
    lavados y triturados hasta en un 22 % del combustible
    líquido. La calidad no se
    modifica porque el poder calorífico del material plástico es
    similar al del petróleo,
    siendo su valor de
    sustitución con respecto a dicho combustible 1:1. A su
    vez, la combustión de 1 kg. de material plástico
    genera 30 a 40 mj. de energía y pueden usarse para
    producir electricidad,
    teniendo en cuenta que 1 mj. equivale a mantener encendida una
    lámpara de 40 w durante 7 horas.

    En algunos países europeos, existen hornos
    móviles de calcinación con purificador de gases,
    que son transportados a las plantas de
    destino final de envases para la destrucción de los
    mismos.

    Los envases vacíos triturados y compactados,
    pueden servir como materia prima
    para fabricar otros elementos plásticos utilizables en el
    medio rural. Dicho insumo puede usarse sólo o mezclado con
    otros envases plásticos, porque de este modo se mejora la
    ligazón de sus componentes que forman un compuesto
    maleable e indisoluble.

    Las Direcciones de Agricultura y
    de Sanidad Vegetal provinciales se encargan de aplicar las
    leyes
    referidas a plaguicidas, pero lamentablemente no existen normas a nivel
    nacional ni provincial que especifiquen cómo proceder con
    los envases remanentes. Por otro lado, las empresas de productos
    fitosanitarios que tienen sus casas matrices en el
    exterior, no se responsabilizan por sus envases ni aplican los
    mismos recaudos que les son exigidos en sus países de
    origen. Este tema no ha sido ampliamente tratado a nivel
    nacional, debido a las presiones que ejercen dichas empresas y
    por problemas
    propios del estado en
    cuanto a la imposibilidad de realizar controles adecuados sobre
    la utilización de un sistema de
    retorno de envases y de cisternas, para aquellas empresas que
    utilizan productos a gran escala.

    El Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de
    Buenos Aires (6) conjuntamente con las cámaras que nuclean
    a los fabricantes de agroquímicos, diseñó un
    cuestionario
    que fue respondido al azar por productores (74 %), contratistas
    (10 %), aplicadores incluyendo terrestres y aéreos (8 %),
    expendedores (6 %), y profesionales que asesoran a los
    productores (2 %). Las mayores proporciones de las tres primeras
    categorías, se deben a que ellos son los verdaderos
    usuarios de plaguicidas y por lo tanto son quienes padecen
    realmente el problema. La encuesta tuvo
    lugar en 64 partidos de la provincia de Buenos Aires, por ser la
    principal usuaria de plaguicidas (1/3 del total nacional) y la
    información fue recolectada por las
    Delegaciones Regionales de Sanidad Vegetal de dicho
    Ministerio.

    El 67 % de los encuestados desconoce la técnica
    del triple lavado, siendo solamente utilizada por el 18 % de los
    productores, aplicadores y contratistas. Dicha técnica
    resulta ser poco conocida entre productores y contratistas. Entre
    los aplicadores es conocida por el 66 % de ellos, pero
    sólo utilizada por el 34 %.

    Los envases vacíos resultan una
    complicación para el 75 % de los usuarios de
    agroquímicos. En algunos casos, los envases
    plásticos son usados para almacenar combustibles y los de
    vidrio son vendidos, aunque estos últimos conjuntamente
    con los de papel no constituyen un problema ya que son menos
    utilizados.

    De acuerdo con la encuesta los
    envases plásticos son los más empleados en todas
    las actividades productivas, seguido por los metálicos en
    agricultura y
    pasturas, mientras que en las producciones intensivas el metal,
    papel y vidrio son utilizados en cantidades equivalentes. El
    plástico y el papel son generalmente quemados y los de
    metal y vidrio enterrados, a veces previa compactación con
    tractor o previa incineración.

    Los contratistas no tienen una conducta uniforme
    con respecto a los envases metálicos, ya que los
    entierran, los queman, los dejan en el galpón o en
    algún lugar cercado; como por ejemplo el cerco de un
    molino.

    Los aplicadores queman los envases plásticos y de
    papel y queman o entierran los metálicos. De todos modos,
    como los envases son provistos mayormente por el productor, son
    abandonados en el lugar de aplicación o en el cerco de un
    molino.

    Algunos productores intensivos periurbanos embolsan los
    envases, que luego son recolectados por el municipio
    conjuntamente con los residuos domiciliarios, o bien son llevados
    por ellos mismos al basurero municipal.

    En zonas donde la ganadería
    ha sido reemplazada por la agricultura, los envases se depositan
    en el cerco del molino o en el interior del tanque australiano,
    que ya no se usan por ausencia de ganado.

    Los envases con productos vencidos resultan un problema
    para el 38 % de los encuestados, ya que no saben cómo
    tratarlos y entonces los guardan en el galpón con la
    consiguiente pérdida económica. Tampoco pueden
    aplicarlos debido a que han perdido efectividad, y si aumentan la
    dosis pueden causar fitoxicidad a los cultivos.

    Los productores padecen mayormente este problema, no
    así los aplicadores que reciben los agroquímicos y
    sólo se limitan a prestar el servicio de
    aplicación. Los expendedores los devuelven a los
    distribuidores o fabricantes, que se encargan de destruirlos en
    plantas de tratamiento de residuos peligrosos. Si no pueden
    devolverse, constituyen una pérdida económica
    además de ocupar un lugar que podría ser destinado
    a otros plaguicidas para la venta.

    También se indagó sobre el pago de una
    seña en el momento de comprar los fitoterápicos,
    para que los usuarios estén obligados a entregar los
    envases vacíos en lugares específicos para un
    tratamiento posterior. El 44 % demostró estar dispuesto a
    pagar dicha seña y el 88 % a entregar los envases en
    distintos lugares de concentración. La mayoría
    coincidió en que cada Municipalidad indique un sitio o que
    ella misma los retire del campo, a la vez que otorgue un recibo
    de envases vacíos que sirva como pago a cuenta de la tasa
    vial.

    Otra sugerencia fue que los fabricantes los compren,
    retiren y reciclen al tiempo que la prescripción de
    agroquímicos esté condicionada a la entrega de los
    envases usados en la aplicación anterior.

    El 5 de octubre de 1998, se inauguró en nuestro
    país el primer Centro de Acopio y Procesamiento de Envases
    Vacíos de Agroquímicos (CAPEVA). Se organizó
    de acuerdo a lo establecido en el Plan Piloto
    "Proyecto de
    Eliminación de Envases – Alto Valle, Río Negro",
    aprobado por la Comisión Directiva de CASAFE y financiado
    parcialmente por LACPA. (10.1). A su vez, la Universidad
    Nacional del Comahue realizó un estudio donde se
    comprobó que el uso indiscriminado de plaguicidas y la
    disposición incontrolada de sus envases vacíos han
    afectado las aguas superficiales y subterráneas de la
    zona, habiéndose registrado accidentes
    toxicológicos principalmente en los niños
    del sector rural.

    Mediante el proyecto se
    capacitó en asesoramiento, venta y aplicación de
    productos fitosanitarios a todos los actores de la cadena,
    además de la población en general. A su vez se
    implementó un sistema de recolección,
    asociándose al 25 % de los productores de la zona, para
    luego incorporar a quienes estaban más alejados del Centro
    de Acopio.

    El sistema funcionó gratuitamente durante cierto
    tiempo y estaba organizado de la siguiente manera; los
    distribuidores de fitosanitarios registraban las ventas de
    agroquímicos a los productores, y les entregaban bolsas de
    polietileno de gran dimensión. Los productores, efectuaban
    el triple lavado de los envases, los inutilizaban y clasificaban
    según su naturaleza y
    tamaño; para luego almacenarlos en las mencionadas bolsas
    etiquetadas con los datos del
    remitente. Cuando habían juntado cierta cantidad o era el
    fin de la temporada de aplicaciones, las llevaban personalmente
    al Centro de Acopio, al distribuidor de agroquímicos o
    bien llamaban al INTA para solicitar el retiro de las
    mismas.

    Al Centro de Acopio Alto Valle, compuesto por los valles
    alto, medio e inferior del Río Negro y Bariloche de la
    provincia de Río Negro; comenzaron a agregarse
    paulatinamente El Bolsón y Colonia 25 de Mayo de la
    provincia de Neuquén; Entre Ríos, Corrientes y
    Misiones de la zona Litoral y Valle de Uco, norte, centro y este
    de la provincia de Mendoza. Sólo en el Alto Valle se
    recolectaban 30 tn.año-1.

    El centro recibía envases vacíos de
    plástico, vidrio, chapa y aluminio
    previamente triple lavados, secos e inutilizados. Luego se
    revisaba cada bolsa, y si se observaban residuos líquidos
    en el interior se los volvía a lavar, reclamando al
    productor por no haber realizado correctamente la tarea
    solicitada. Si esta actitud se
    repetía, se vería obligado a concurrir a nuevos
    cursos de capacitación para el manejo correcto de los
    envases vacíos. Posteriormente los envases
    plásticos se compactaban, enfardaban, sunchaban o se
    introducían en bolsas de polietileno de alto micronaje, y
    se estibaban hasta el momento de su transporte a
    la cementera de la empresa
    Corcemar S.A. en Yocsina, Córdoba. Aquí se
    realizaba el reciclado térmico de los mismos, ya que eran
    utilizados como combustible alternativo en el horno de cemento.

    En EUA el manejo y disposición final de envases
    de fitoterápicos está debidamente reglamentado y
    controlado mediante organismos creados ad hoc, como las Agencias
    de Protección Ambiental de Estados Unidos
    (EPA) y las de diversos estados. Ellas consideran que los envases
    no son riesgosos para el posterior manipuleo, si son lavados tres
    veces o lavados a presión. Esto se basa en análisis realizados en distintos
    laboratorios (11.2), que demostraron que ambos procesos dejan
    menos de 1 ppm de residuo en el agua de los envases.
    Posteriormente se debe verter el agua de cada lavado en el tanque
    de la pulverizadora para ser aplicada al área a tratar.
    Los usuarios de agroquímicos deben actuar de acuerdo a las
    regulaciones de las mencionadas Agencias de Protección
    Ambiental (11.5), debido a que está prohibido quemar o
    enterrar envases sin un permiso.

    También advierten que sólo debe comprarse
    la cantidad de agroquímico que se va a usar (11.3), y si
    no es posible deshacerse del envase una vez terminado el
    producto, se debe guardar en algún sitio hasta que se
    pueda disponer de él. Dicho lugar debe ser seguro, seco,
    bien ventilado, estar a temperaturas superiores al congelamiento,
    fuera del alcance de los niños y
    lejos de los animales. Tampoco
    debe haber alimentos para
    seres humanos o animales,
    semillas, fertilizantes o depósitos de agua. A su vez,
    deben mantenerse intactas las etiquetas de los envases y separar
    los distintos tipos de pesticidas, manteniendo un inventario
    actualizado de los mismos.

    Investigaciones realizadas en la Universidad de Ohio,
    también avalan el triple lavado y advierten que en algunos
    casos, en vez de agua se requiere otro tipo de solvente
    según la formulación del fitoterápico.
    También aconsejan enjuagar los envases inmediatamente
    después de terminado el producto, ya que el residuo puede
    secarse y por lo tanto ser más difícil de remover.
    Nunca se deben usar nuevamente los envases con un
    propósito diferente para el que fue diseñado, ni
    verter restos de fitoterápicos en piletas, inodoros u
    otros desagües.

    Los residuos concentrados que gotean de un envase no
    lavado y contenedores en desuso pueden contaminar el ambiente de
    manera muy significativa, al poder ser
    transportados por el agua de escorrentía luego de una
    lluvia severa, o bien infiltrar en el suelo contaminando el agua
    subterránea (11.4). Estudios realizados en Iowa por la
    Universidad de Ohio (11.6) durante los períodos 1976-1980
    y 1992-1995 monitorearon el transporte de
    agroquímicos en superficie y hacia los acuíferos,
    comprobando que la calidad del agua
    estaba afectada por una gran cantidad de fitoterápicos
    solubles en agua.

    Otro inconveniente es que el pesticida remanente puede
    volatilizar y moverse junto con las corrientes de aire a otras
    zonas. La volatilización se incrementa con altas
    temperaturas, baja humedad relativa y con el movimiento del
    aire.
    También influye el tipo de formulación del
    pesticida, debido a que los productos granulados y los polvos
    floables y mojables son menos susceptibles a este proceso que los
    productos emulsionables y los polvos solubles.

    En Pennsylvania (12.1) por ejemplo, el Departamento de
    Agricultura acepta y recicla los envases plásticos de
    pesticidas que estén limpios en el marco del Programa de
    Reciclado de Envases Plásticos de Pesticidas, auspiciado
    por el Consejo de Investigación de Envases Agrícolas.
    En el programa pueden
    participar todos los usuarios de este tipo de producto, siempre
    que aseguren la limpieza tanto interna como externa del
    contenedor mediante el triple lavado o a presión. Los
    envases recolectados son reducidos a partículas del
    tamaño de una astilla y se están investigando
    posibles destinos, como por ejemplo la confección de
    postes para cercos.

    En Australia y Canadá, se logró recolectar
    y recuperar envases exitosamente después de muchos
    años de trabajo. En Alemania, se
    recolectan los envases triplemente lavados y se incineran en
    hornos siderúrgicos o de cemento, o bien se reutilizan
    para fabricar materiales para la construcción. En Francia y
    Holanda, los envases con triple lavado son considerados residuo
    domiciliario. En España,
    algunas compañías de agroquímicos
    desarrollaron envases de aspecto menos agradable a la vista,
    irregulares y antiprácticos, para que los consumidores no
    los reutilicen.

    MATERIALES
    Y
    MÉTODOS.

    Se colocaron 12.5 g.lt.-1 de
    fenolftaleína en 3 tipos de bidones con 3 repeticiones y
    5 lt. de capacidad cada uno, donados por la empresa ATANOR.
    Luego se la disolvió en alcohol 50%
    V:V, completando el llenado con agua de red. A continuación
    se agitaron dichos envases y se dejaron reposar en la oscuridad
    60 días, para que sus paredes se impregnen. Esta etapa
    se llevó a cabo en el laboratorio
    de la Cátedra de Química
    Inorgánica de la FAUBA.

    Posteriormente se realizó el ensayo en la
    Cátedra de Maquinaria Agrícola, Area Tecnología en
    Aplicación de Fitosanitarios de la misma
    Facultad.

    El tratamiento testigo consistió en aplicar la
    técnica del triple lavado de los envases, cuya metodología ya fue explicada anteriormente.
    El agua del tercer lavado de cada bidón se recogió
    en recipientes individuales debidamente identificados.

    En los otros dos tratamientos se enjuagaron los
    distintos envases con la boquilla Teejet fija VSM 44, de material
    de nylon con 40 orificios; que juntos proporcionan un
    ángulo de pulverización de 240°. La
    conexión es de 1/2" NPT. Se puede observar en la figura
    n° 1. (9)

    Figura n°1

    Tres envases se sometieron a 2 bar y otros tres a 5 bar de
    presión, siendo el rango recomendado en el catálogo
    0,5 – 10 bar. En cada repetición se usaron 3.75 lt. de
    agua, que es la cantidad utilizada en el triple lavado. El tiempo
    de enjuague se acotó con el Cronómetro Teejet
    calculator, para que de acuerdo al caudal erogado, el volumen de agua
    sea equivalente al del triple lavado.

    El caudal indicado en el catálogo para una
    presión de 2 bar es 27,9 lt.min.-1 y para 5 bar
    44,0 lt.min.-1, calculándose un tiempo de
    lavado de 8 y 5 segundos respectivamente. El agua de enjuague de
    cada tratamiento, se recogió en un recipiente
    intermediario durante el último segundo, para finalmente
    depositarla en recipientes individuales debidamente
    identificados.

    El equipo para el hidrolavado se compone de un
    depósito de agua de red, una bomba Barbuy tipo
    pistón, llaves de comando Teejet Teevalve de Spraying
    Systems con válvula reguladora de presión,
    manómetro en baño de glicerina, sistema de
    conducción de agua en polipropileno, nylon y
    depósito para recuperar el lavado del envase.

    A continuación, se realizó la
    determinación por colorimetría en el laboratorio de
    la Cátedra de Química
    Inorgánica de la FAUBA. Se adicionaron 20ml de NaOH 0,2 N
    a las muestras, para que vire la totalidad de la
    fenolftaleína y así poder medir la
    concentración con el espectrofotómetro a 560 nm.
    Previamente se elaboró una curva de calibración,
    gráfico n° 1; con los siguientes valores, tabla
    n°1:

    Tabla n° 1

    Conc (ppm)

    Trans (%)

    0

    100

    0,5

    97

    1

    94

    3

    85

    5

    76

    7

    69

    10

    59

    Gráfico n° 1

     A continuación, se
    detallan los valores de
    Transmitancia y Concentración de las muestras
    correspondientes a cada tratamiento, tabla n° 2:

    Tabla n° 2

    Tratam

    Envase

    Trans (%)

    Conc (ppm)

    Triple lavado

    MLX5

    100

    0

    CX5

    76

    4,8

    APC5

    98

    0,3

    2 bar

    MLX5

    71

    6

    CX5

    61

    9,1

    APC5

    65

    7,9

    5 bar

    MLX5

    87

    2,3

    CX5

    69

    7

    APC5

    60

    5

    Finalmente se determinó si existían
    diferencias significativas entre el testigo y los tratamientos,
    mediante un Diseño
    en Bloques Completamente Aleatorizados. En dicho análisis se utilizó un nivel de
    significación a
    = 0,005.

    RESULTADOS Y DISCUSION.

    Resultados de los
    tratamientos (expresados en ppm de
    fenolftaleína):

    i j

    Tratamientos

    Bloque 1 (APC5)

    Bloque 2

    (MLX5)

    Bloque 3

    (CX5)

    Total Yi .

    Yi

    Triple Lavado (testigo)

    0,3

    0

    8

    8,3

    2,77

    Lavado a

    2 bar

    24,7

    15

    28,4

    68,1

    22,7

    Lavado a

    5 bar

    5

    2,3

    7

    14,3

    4,77

    Total Y. j

    30

    17,3

    43,4

    90,7

    Planteo del modelo
    matemático:

    ¡
    ijk =
    m + a i +
    b j +
    e
    ijk

    Donde:

    ¡
    ijk: observación correspondiente al
    i-ésimo nivel de tipo de enjuague, j-ésimo nivel
    de lavado y al k-ésimo tipo de envase

    m : media
    general

    a i:
    efecto del nivel i-ésimo de tipo de enjuague

    b
    j: efecto del nivel j-ésimo de
    lavado

    e
    ijk: variable aleatoria que mide la
    diferencia entre cada lavado de un mismo tipo de envase, dentro
    de cada tipo de enjuague

    Planteo de hipótesis:

    H0: m 1 = m 2 = m 3

    H1: Alguna media es distinta

    Tabla de ANVA:

    FV

    GL

    SC

    CM

    Fc

    Ft ( 2; 4; 0,005
    )

    Tratamientos

    2

    722,95

    361,47

    41,98

    26,28

    Bloques

    2

    113,57

    56,78

     

     

    Error Experimental

    4

    34,46

    8,61

     

     

    Total

    8

    870,98

     

     

     

    Como la Fc es mayor que la Ft con una
    probabilidad
    de 0,005; se rechaza la H0 de igualdad de
    medias.

    Conclusión:

    Existen diferencias significativas entre los
    tratamientos con un 99,5% de confianza. A continuación se
    realiza un test
    discriminatorio de Scheffé.

    Test de Scheffé:

    Cálculo de las diferencias entre medias de cada
    tratamiento:

    da = |Y1-Y2| : | 2,77 –
    22,7 | : 19,93*

    db = |Y1-Y3| : | 2,77 –
    4,77 | : 2

    dc = |Y2-Y3| : | 22,7 –
    4,77 | : 17,93*

    1: Triple lavado 2: Lavado a 2
    bar 3: Lavado a 5 bar

    Cálculo del desvío estandard
    correspondiente a cada diferencia:

    Sl =
    (1/r1 + 1/r2) CMee

    r: número de repeticiones del tratamiento
    testigo y el considerado en la comparación

    Sl
    1 = 2,39

    Sl
    2 = 2,39

    Sl
    3 = 2,39

    Cálculo del valor crítico:

    Jit = (t-1) F (t-1; GLee;
    a
    )

    t: número de tratamientos

    Jit = 7,25

    Sl .
    Jit = 2,39 . 7,25 : 17,33

    Comparando el valor de las diferencias entre medias de
    cada tratamiento (d), con el valor crítico
    (Sl .
    Jit) vemos que da y dc superan
    dicho valor. Por lo tanto se concluye que no existen diferencias
    significativas entre el triple lavado y el lavado a 5 bar de
    presión, detectándose diferencias entre dichos
    tratamientos y el lavado a 2 bar de presión. De este modo
    confirmamos la hipotésis planteada.

    De acuerdo con los resultados, podríamos
    aconsejar el uso del triple lavado o el enjuague a 5 bar de
    presión indistintamente, pero con este último
    tratamiento se complica mantener el caudal erogado ya que la
    presión es alta. Resulta entonces más eficaz
    realizar el triple lavado manual de los
    envases de agroquímicos, para reducir el remanente de los
    mismos a valores
    despreciables. De este modo, los usuarios de fitoterápicos
    deberían continuar aplicando dicha técnica hasta
    tanto haya una pastilla que realice un enjuague
    equivalente.

    COMENTARIOS Y CONCLUSIONES.

    Según las técnicas
    de las operaciones
    comunes del análisis cuantitativo (4), a igual volumen total se
    puede demostrar que el lavado es mas eficiente con
    pequeñas porciones de líquido que con pocas
    porciones grandes.

    Sea:

    v : Volumen (ml) de líquido que queda con el
    precipitado luego del escurrimiento

    V : Volumen del líquido de lavado agregado
    cada vez

    C0: Concentración original
    (gr.ml-1) de sustancias solubles

    Cn: Concentración de las mismas en
    la solución adherida después del n-ésimo
    lavado

    Después que el precipitado se ha lavado una
    vez y se ha dejado escurrir, la concentración de
    sustancias extrañas en la solución adherida
    estará dada por la siguiente
    expresión:

    C1 = (v. C0) /
    (V+v)

    Después del segundo lavado la
    concentración es:

    C2 = (v. C1) / (V+v) = (v / V
    +v )2 . C0

    Luego de n lavados:

    Cn = (v / V +v )n .
    C0

    El peso de sustancia extraña Wn, en
    gramos, que queda en la solución adherida al precipitado
    después del n-ésimo lavado es:

    Wn = v. Cn = (v / V +v
    )n . v . C0

    Con esta expresión es evidente que para un
    volumen dado de líquido de lavado, el precipitado se
    lavará más completamente usando muchas porciones
    pequeñas, que si se emplean pocas porciones grandes. De
    este modo corroboramos la técnica del triple
    lavado.

    Según la European Crop Protection Association
    (ECPA) (1), se debe considerar el envase y la fórmula como
    una entidad única. La combinación del diseño
    del envase con el tipo de formulación, deben permitir un
    fácil enjuague.

    El diseño de los envases se ha mejorado para
    disminuir el contenido del líquido residual; mediante el
    redondeo de bordes, la eliminación de rebabas internas, la
    incorporación posterior del asa realizada con material
    denso, la dotación de boca ancha para facilitar el volcado
    y lavado final, eliminando el borboteo y las salpicaduras. Sin
    embargo, subsiste el problema del destino de los envases
    vacíos.

    Para minimizar el problema de los envases
    vacíos en el medio rural, la industria
    está intentando el envasado de los productos en un
    material hidrosoluble. Se trata de un alcohol
    deshidratado, que a temperatura
    ambiente está en estado
    sólido y al incorporarlo en solución al tanque de
    la pulverizadora, se disuelve. Lamentablemente, este tipo de
    envase no es aplicable a todos los productos.

    Otra estrategia en
    desarrollo, es
    la producción de principios
    activos en estado
    sólido y compactados, preparándose la
    solución en el momento de su aplicación al pie de
    la pulverizadora. El problema es que el producto no se vende
    formulado, por lo que podría reducirse su eficacia por
    inadecuada formulación.

    También se está analizando la
    opción del transporte a granel de agroquímicos, en
    camiones tanque, desde la planta sintetizadora o importadora
    hasta un centro de carga zonal. En dicho lugar, se cargan las
    máquinas pulverizadoras o tanques cisternas
    que alimentarán a las pulverizadoras en el
    campo.

    Según lo señalado por Bulacio et al
    (3), las nuevas sustancias desarrolladas han permitido disminuir
    la dosis de principio activo tradicional de 1 kg.ha-1
    a valores por debajo de los 5 g.ha-1. Esto es
    ventajoso, ya que uno de los principales factores de riesgo es la
    cantidad de producto aplicado. También se destaca la
    disminución de toxicidad en los nuevos productos, lo que
    implica una relación dosis – toxicidad más baja,
    así como la menor persistencia en el ambiente debido a la
    mayor facilidad de degradación por los micro
    organismos.

    Cabe aclarar que el desarrollo de
    un nuevo fitosanitario implica un trabajo de 10 a 12 años
    de duración, al cabo del cual una sustancia entre cuarenta
    mil llega al usuario, descartándose el resto por
    determinados aspectos toxicológicos, biológicos u
    otras razones. Por otra parte, el costo de dicha
    producción es de U$S150 millones, valor que
    se triplicó desde la década del 80. Este aumento,
    se debe a la mayor cantidad de estudios que se realizan sobre la
    toxicología del producto, su metabolismo,
    sus residuos y su efecto sobre el ambiente.

    Sería conveniente realizar campañas de
    difusión con respecto a las técnicas de tratamiento
    de envases y su relación con el cuidado y
    preservación del medio ambiente, dirigida a trabajadores
    relacionados con el agro así como a la comunidad en
    general. Se debería explicar y mostrar mediante publicidad o
    charlas educativas, cuáles son las consecuencias sobre el
    suelo, recursos
    hídricos y aire que trae aparejado el manejo
    erróneo de agroquímicos y envases. Esto debe contar
    con el apoyo de entes estatales que no sólo reglamenten el
    uso de productos fitosanitarios, sino que apliquen las leyes y sancionen
    según los casos, a quienes actúen
    contrariándolas y por lo tanto perjudiquen los recursos
    naturales.

    Bibliografía.

    1. ALBERT, Carlos (2000).
      Estrategia Europea de Manejo de Envases. European Crop
      Protection Association. (ECPA).
    2. ALLEVATO, Hugo (2001). Reciclaje de
      envases de agroquímicos. Aspectos tecnológicos.
      Plan de acción San Pablo 2000. REMAR.

    3. BULACIO, L. G.; SAIN, O. L.; MARTINEZ S. (2001).
      Fitosanitarios, riesgos y
      toxicidad. UNR Editora, ISBN n° 950-673-281-7, 108
      p.
    4. KOLTHOFF I.; SANDELL E.; MEEHAN E. (1979).
      Análisis químico cuantitativo. Editorial Nigar.
      Páginas 559-560.

    5. LEIVA, Pedro D. (1997). Productos fitosanitarios. Su
      correcto manejo. INTA – Pergamino.
    6. SELIS, Dardo H. (2000). Los envases de
      agroquímicos en la República Argentina. Congreso
      Latinoamericano de Ingeniería Agrícola.
      (CLIA).
    • Folletos o catálogos referidos al trabajo de
      tesis:

    7. ANDEF, Asociación Nacional de Defensa
    Vegetal de Sao Paulo, Brasil.

    8. CASAFE , Cámara de Sanidad Agropecuaria y
    Fertilizantes.

    9. Spraying Systems Co. Teejet para la agricultura y
    horticultura. Catálogo 44M-E.

    • Fuentes de información obtenida en Internet:

    10. CASAFE. Link: www.casafe.org

    10.1. CASAFE; CAVIA; CORCEMAR; gtz; INTA; LACPA
    (1998). Proyecto de eliminación de envases vacíos
    de productos fitosanitarios.

    10.2. PÓRFIDO, Daniel O. (1998). Cámara
    de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes. Envases vacíos
    de productos fitosanitarios. Un problema que encuentra
    solución.

    10.3. SALVADOR, Carlos (1997). Recomendaciones para la
    eliminación de envases vacíos.

    1. 11.1. ERDAL OZKAN, H.; WILSON, Mark L. (1991). Ohio
      State University Extension Bulletin. Reducing pesticide
      waste. Rinse containers immediately. Bulletin 819.

      11.2 ERDAL OZKAN, H.; HEIMLICH, Joe E. (1991). Ohio
      State University Fact Sheet. Community development. Rinsing
      and disposal of pesticide containers.

      11.3. Ohio State University Extension Bulletin.
      Protective clothing for pesticide users. Excess pesticides.
      (1989). Bulletin 750.

      11.4. WALDRON, Acie C. (1992). Ohio State University
      Extension Bulletin. Pesticides and groundwater contamination.
      Introduction. Pesticide transfer. Bulletin 820.

      11.5. WALDRON, Acie C.; LYLE GOLEMAN, D. (1987).
      Ohio State University Extension Bulletin. Pesticide user's
      guide. After using pesticides. Bulletin 745.

    2. Ohio State University. Link:
      Ohioline.ag.ohio-state.edu
    3. . ZUCKER, Leslie; BROWN, Larry (1998). Ohio
      State University Extension Bulletin.

    Agricultural drainage. Reducing agrichemical loss to
    drainage systems. Bulletin 871-98.

    12. Pennsylvania State University. Link:
    www.psu.edu

    12.1. GRIPP, Sharon; HOFFMAN, Bill (2002). Pesticide
    education program at Penn State. Plastic pesticide container
    recycling program.

     

     

     

    Autor:

    Gabriela F. T. Castelli

    Ingeniera Agrónoma

    Universidad de Buenos Aires

    Facultad de Agronomía

    Cátedra de Maquinaria Agrícola

     

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