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De la modernidad hacia la posmodernidad en el uso de las nuevas tecnologías en la enseñanza superior




Enviado por pilargre



     

    Indice
    1.
    Introduccion

    2. Posmodernidad
    (Generalidades)

    3. La educacion en el contexto de la
    posmodernidad

    4. Bibliografia

    1.
    Introduccion

    El vertiginoso avance en la industria,
    la ciencia y
    la tecnología se ha constituido en el marco de
    profundas transformaciones socio-culturales que han caracterizado
    a las sociedades de
    finales del siglo XX. Hoy, por la mediación de las
    telecomunicaciones y de los medios masivos
    de comunicación, el ser humano tecnologizado
    interactúa en un contexto de interdependencia y
    globalidad. Esta tendencia, generada en los años
    más recientes, ha dado paso a la construcción de una nueva filosofía
    que define a la realidad como interpretación sustentada en
    lo diverso y lo plural.
    La posmodernidad
    es el enfoque que rompe con los criterios absolutistas y que
    produce novedosas concepciones sobre la multiplicidad de facetas
    que convergen alrededor de la realidad. Esta concepción de
    vida ha impactado sensiblemente el orden social y ha propiciado
    pautas de apertura democrática que, sin duda, pueden dar
    lugar a una revolución
    en el  ámbito socio-cultural y político.
    Ante los cambios impuestos por la
    alta tecnificación y por una sociedad cada vez
    más abierta y diversificada se hace indispensable observar
    en qué medida se ven alterados las tradiciones y los valores
    que dan perfil a las culturas. Lograr la convivencia de valores y
    principios
    humanitarios con las nuevas líneas de interacción
    planteadas por el posmodernismo, es el reto de cualquier trabajo
    formativo que pretenda incidir sobre lo cultural. Al respecto,
    la
    educación tiene ante sí el gran compromiso de
    acoplar la instrucción al signo de los tiempos, de
    desarrollar su filosofía dentro de un marco social de
    creciente complejidad.
    La Facultad de Comunicación de la Universidad
    Veracruzana, en particular, debe hacer suyo ese compromiso y
    desarrollar su ideario conforme a las nuevas circunstancias
    sociales, como son: justicia,
    solidaridad,
    servicio,
    fraternidad, excelencia académica, entre otras;
    éstos deben ser los signos de la formación que
    oferte esta institución tradicionalmente innovadora que,
    ahora, se debe servir de las nuevas
    tecnologías y de su contexto social para participar de
    la transformación que exige la sociedad
    posmoderna.
    Una educación para el cambio
    implicada dentro de un ambiente que
    busca ser justo y democrático debe conformar el presente
    de la Facultad de Comunicación que debe tener como
    objetivo,
    proyectarse hacia el futuro en condiciones que le permitan ser
    protagonista en la dinámica educativa del
    mundo globalizado.

    2. Posmodernidad (Generalidades)

    El posmodernismo, relacionado estrechamente con el capitalismo
    tardío o Multinacional, surge como paradigma que
    da cuenta del fracaso del Modernismo y
    que propicia, en consecuencia, un nuevo orden. En él,
    emerge un nuevo régimen social y económico,
    caracterizado por la acendrada tecnologización y el
    establecimiento de un mercado
    internacional concentrado en grandes bloques
    económicos.
    Paralelamente al ascenso financiero e industrial que identifica a
    esta etapa, en el ámbito de lo social, lo posmoderno se
    vincula al rechazo de los "grandes relatos" o "grandes proyectos"
    (metarrelatos, según François Lyotard) que
    proporcionaban algún tipo de cosmovisión. En el
    posmodernismo pierde sentido el planteamiento de visiones de la
    realidad totalizantes, coherentes e integradoras. Así, el
    pensamiento
    posmoderno se libera de la idea de unidad, y da paso al concepto de lo
    diverso. La diversidad y pluralidad dan significado a la nueva
    sociedad posmoderna y es el proceso de
    pluralización social el que conduce a una
    pluralización interna de los sujetos. Ellos, frente a una
    misma circunstancia, pueden comportarse de diferentes maneras, ya
    que se han transformado de sujetos aparentemente
    monoestructurales, a sujetos plurales.
    La posmodernidad hace a un lado las viejas concepciones
    absolutistas y sustenta la necesidad de abordar la multiplicidad
    de facetas que confluyen en una realidad diversificada. Estas
    realidades son distintas y no pueden reducirse las unas a las
    otras.
    Luego entonces, la nueva personificación de la totalidad
    se construye a partir del enorme conglomerado de realidades que
    interactúan y superponen. La historia unitaria ya no
    existe y la realidad se vive como identidad
    fragmentada y dispersa.
    Es importante destacar, asimismo, que la nueva pluralidad,
    asociada a la capacidad de disentir sólo puede ser
    desarrollada en
    un régimen democrático que reconozca derechos fundamentales y
    derechos
    humanos. Es‚ éste, el marco que puede dar
    fortaleza y legitimar el derecho a ser diferente.
    La apertura y el disenso se proyectan como sustentos de un
    modelo ideal
    de democracia que
    propicia el debate actual
    en torno a la
    teoría
    del posmodernismo.
    Si bien la posmodernidad propone nuevos cauces de apertura, es
    necesario reconocer que alrededor de sus bondades también
    se encubren enfoques plenos de pesimismo y desencanto.
    Así, el fin de los paradigmas
    totalizadores implica el fin -a nivel existencial- de marcos de
    referencia, lo cual conduce al caos y al irracionalismo. Ante el
    fracaso de las ideologías y la creciente brecha entre
    Norte y Sur, es más grande la desconfianza hacia el
    racionalismo
    socio-político y tecnológico. Además, la
    razón se ha convertido en instrumental, pues sólo
    sirve para la producción y el consumo.
    Al ser desplazada la razón, priva el sentimiento y el
    individuo se convierte en un ser guiado en sus elecciones
    personales por el deseo. Este sujeto es escéptico,
    pesimista, hiperindividualista, hedonista y narcisista.
    La posmodernidad se erige hacia el campo de lo efímero, de
    lo inestable. El pasado se niega y las sociedades
    viven un presente perpetuo que arrasa tradiciones.
    En este contexto, se ha creado una crisis de
    valores que se
    desarrolla en diversos ámbitos de la vida social. En el
    caso específico de las creencias religiosas, éstas
    han dejado de ser sustento cultural y las grandes religiones
    institucionalizadas viven hoy una deserción masiva.
    América
    Latina, al importar y ser usuaria de nueva tecnología, no es
    ajena a los efectos de la posmodernidad. Vive las consecuencias
    de una economía globalizada e interdependiente y
    del aceleradísimo flujo de información vertido a través de los
    medios masivos
    de comunicación.
    Ante este movimiento, se
    hace urgente rescatar el clima de respeto,
    tolerencia y pluralidad que promueve el posmodernismo y, a la
    vez, reorientar los valores
    que han padecido los embates de una sociedad compleja y
    caótica. En este proceso,
    la
    educación puede, sin duda, hacer mucho al
    respecto.
    "Tomando en cuenta que la filosofía de
    la tecnología, o filosofía de la técnica,
    constituye hoy un importante campo de trabajo en el panorama
    académico internacional como subdisciplina
    filosófica, y vinculada a los llamados estudios CTS (por
    "ciencia,
    tecnología y sociedad").
    Uno de los autores mejor conocidos del panorama actual en
    filosofía de la tecnología es Carl Mitcham, que en
    su último libro,
    Thinking Through Technology (1994), Mitcham enfatiza la
    existencia de dos grandes tradiciones en la historia de la
    reflexión filosófica sobre la tecnología,
    dos tradiciones que tienen sus orígenes en Ernst Kapp y
    Lewis Mumford.
    Ingeniero de formación, más tarde colono en Texas
    y, por último, profesor en Alemania,
    Ernst Kapp es autor del primer tratado sistemático con el
    título "filosofía de la tecnología". En su
    obra principal (Grundlinien einer Philosophie der Technik, 1877),
    Kapp elabora una concepción artefactual de la
    tecnología como proyección de nuestros
    órganos (Organprojektion), como proyección de los
    seres humanos que se reproducen a sí mismos en la
    colonización del espacio y del tiempo. La
    filosofía de la tecnología de Kapp debe ser
    entendida en el marco de su "filosofía geográfica",
    donde Kapp apela a rasgos geográficos como ríos u
    océanos para ofrecer una explicación material de la
    realidad histórica. La historia, en este sentido, es el
    testimonio diferencial de los seres humanos en su intento, en
    gran medida mediante la tecnología, de afrontar tales
    desafíos ambientales. Desde Kapp, incluso la cultura misma
    puede ser entendida como una forma de tecnología, como un
    instrumento de colonización del ambiente
    humano y, en tanto que tal, como una sofisticada
    proyección o extensión de nuestros órganos
    corporales e intelectuales.
    No es de extrañar que la tecnología pasara
    desapercibida durante mucho tiempo para la
    filosofía, las humanidades y las ciencias
    sociales (si bien hay excepciones). Con el mencionado
    cambio en las
    sensibilidades públicas y académicas, entre finales
    de los años 60 y principios de los
    70, el contrato social
    para la ciencia, y
    la naturaleza
    misma de la relación entre ciencia-tecnología-sociedad, comienza a ser
    cuestionado tanto por la acción de movimientos sociales
    como por nuevos enfoques analíticos en las humanidades y
    las ciencias
    sociales. No es éste el lugar para hacer una
    revisión del surgimiento del movimiento
    contracultural, la evaluación
    de tecnologías, los estudios CTS o la filosofía de
    la ciencia post-kuhniana, dada la ya abundante literatura al respecto (e.g.
    González García et al., 1996).
    Mencionaremos únicamente algunos resultados de esos nuevos
    enfoques en el ámbito académico, donde la
    conceptualización de la tecnología como ciencia
    aplicada ha sido criticada desde diferentes frentes. En
    particular, de acuerdo con el análisis de John Staudenmaier (1985) de la
    historiografía de la tecnología, los principales
    argumentos en contra de la comprensión de la
    tecnología como ciencia aplicada son los
    siguientes:

    • La tecnología modifica los conceptos
      científicos.
    • La tecnología utiliza datos
      problemáticos diferentes a los de la
      ciencia.
    • La especificidad del conocimiento
      tecnológico.
    • La dependencia de la tecnología de las
      habilidades técnicas.

    Estas cuatro líneas de argumentación no
    niegan necesariamente que exista relación entre la ciencia
    y la tecnología, lo que niegan es que esta relación
    sea exclusivamente la que se expresa en la comprensión de
    la tecnología como ciencia aplicada. De hecho, el trabajo
    empírico realizado sobre el cambio tecnológico
    desde diferentes disciplinas en las últimas décadas
    es útil para dilucidar algunos rasgos generales de la
    relación entre ciencia y
    tecnología:
    1. La tecnología es producto del
    conocimiento
    tecnológico y de otros factores como valores, contextos
    sociales, económicos, políticos, etc.
    2. El
    conocimiento tecnológico está formado por
    conocimiento codificado y por conocimiento tácito.
    3. El
    conocimiento codificado está formado por conocimiento
    científico, por conocimiento tecnológico
    relacionado con la ciencia (contenido y método) y
    por conocimiento técnico no relacionado con teorías
    científicas.
    4. En cada ámbito de desarrollo
    tecnológico particular la combinación de estos
    factores puede variar substancialmente (por ejemplo la
    relación ciencia-tecnología es muy estrecha en
    ámbitos como la biotecnología, y más distante en las
    tecnologías de producción mecánica o el transporte).

    Liberada la tecnología de su
    conceptualización como ciencia aplicada, aparece como
    objeto de análisis epistemológicos,
    éticos y políticos. En las últimas
    décadas el tema que mejor ha servido para trazar un puente
    entre la filosofía de la ciencia y de la tecnología
    ha sido el análisis del papel del
    conocimiento
    científico, como conocimiento experto, en la evaluación
    y gestión
    de la tecnología en las sociedades contemporáneas.
    De hecho, las investigaciones
    sobre este tema conectan desarrollos en filosofía de la
    tecnología, filosofía de la ciencia y
    filosofía moral y
    política.
    El conocimiento científico no es sólo uno de los
    factores que influyen en la generación y reemplazo de
    tecnologías, es también uno de los recursos con los
    que
    cuentan las sociedades contemporáneas para controlar los
    efectos indeseados del desarrollo
    tecnológico.
    Algunas de las principales tesis
    post-kuhnianas de la filosofía de la ciencia y de la
    sociología del conocimiento
    científico son también relevantes para la
    filosofía de la tecnología: la "carga valorativa"
    del conocimiento científico, la flexibilidad
    interpretativa de los objetos de conocimiento
    (infradeterminación de las afirmaciones de conocimiento),
    y la complejidad de esos objetos de conocimiento (incertidumbre
    de las afirmaciones de conocimiento). Autores como Sheila
    Jasanoff, Brian Wynne, Kristin Shrader-Frechette, Silvio
    Funtowicz y Jerome Ravetz analizan hoy cómo la nueva
    comprensión del conocimiento científico basada en
    estas tesis afecta
    la regulación de la tecnología y ayuda a controlar
    sus impactos ambientales y sociales. Es de esperar que la futura
    colaboración entre el estudio académico de la
    ciencia y la reflexión filosófica sobre la
    tecnología produzca nuevos y valiosos resultados, una
    fertilización cruzada entre ámbitos de trabajo que
    se han dado la espalda tradicionalmente. (citado por López
    Cerezo, José A.; Luján José Luis;
    Filosofía de la Tecnología, (Tecnos) vol.
    XVII/3/1998)

    3. La educacion en el contexto
    de la posmodernidad
    La educación no es un
    simple proceso de enseñanzaaprendizaje, es
    un proceso formativo que pretende hacer del individuo un ser
    consciente y libre.
    En la sociedad posmoderna, la utilización de las nuevas
    tecnologías aplicadas a la educación no debe
    circunscribir la enseñanza a un desarrollo estrictamente
    técnico, ya que resulta esencial reconocer en el proceso
    educativo su carácter
    innovador, orientado al cambio. Para ello basta situar al alumno
    en su calidad de ser
    histórico, comprometido con su realidad social:
    En el sector educativo, donde se dan las condiciones de
    producción y reproducción de las condiciones
    históricas, culturales y sociales, remitirá este
    posmodernismo al desarrollo de habilidades y de pensamiento
    que integren al individuo a un mundo en constante
    transformación para permitir el cambio, entendido como
    apertura de mercados,
    democracia y
    respeto por el
    otro.
    En esta educación que respeta y reconoce las decisiones
    del otro, la apropiación de la tecnología no se
    realiza para generar un poder opresor
    y deshumanizante, sino para obtener una libertad que
    se basa en la apología de las pluralidades‚
    étnicas y culturales. Lo que se pretende es que "de esta
    búsqueda y relación entre tecnología y ser
    humano surja, como modelo, un
    nuevo tipo de ser antropológico, que interprete el mundo a
    partir de ella (la tecnología como extensión del
    Ser) y la integre como parte de su vida cotidiana"
    Orientada bajo los signos de la innovación, la justicia y la
    excelencia, la educación universitaria que se logra cuando
    el educando adopta una actitud
    positiva acerca de los valores -al apreciarlos e
    internalizarlos-, tiene el propósito de humanizar, de
    concientizar, de alcanzar la trascendencia. Y en este proceso, el
    uso de avances
    tecnológicos para fines educativos no sólo debe
    contemplar el logro de la eficacia
    instrumental meramente técnica, sino que debe considerar
    los factores humanos que hagan de esta educación una
    oportunidad de progreso y de compromiso con los más
    desprotegidos.
    De esta manera, la integración de las nuevas
    tecnologías de comunicación e información permiten el progreso de la
    humanidad, esto es, gracias a la ciencia podemos vivir con
    racionalidad. La tecnología es una muestra del
    progreso, es ciencia aplicada.
    Dentro de la realidad posmoderna se destacan, entre las nuevas
    tecnologías, los medios masivos de comunicación,
    quienes han sido, en los años más recientes,
    protagonistas en las transformaciones sociales y culturales de
    toda la humanidad. Hoy, la instrucción
    verbo-auditivo-visual es el común denominador de cualquier
    educación formal, la inclusión de Internet como herramienta
    didáctica en los procesos de
    enseñanza-aprendizaje
    permite avanzar en busca del progreso educativo que le permita
    estar a la vanguardia en
    cualquier nivel educativo.
    Como respuesta a esta situación se encuentran los
    WebQuest, actividades de enseñanza- aprendizaje basadas en
    Internet. El
    propósito de esta Web es la
    presentación de una técnica de uso educativo de
    Internet, dirigida a facilitar la integración del uso de Internet en el aula
    en los niveles de Primaria, Educación Secundaria,
    Bachillerato y Superior, desde la base de plantear la
    enseñanza-aprendizaje en dicho campo adoptando una
    estrategia
    constructivista y complementarlo con mecanismos que permitan
    incorporar técnicas
    de aprendizaje cooperativo. Con esa filosofía, en este
    Web se
    pretende exponer una práctica concreta sobre un modelo,
    denominado WebQuest, que aúna las dos ideas, constructivismo y
    aprendizaje cooperativo en las distintas áreas de la
    Educación .
    Soñar con la educación del nuevo milenio pasa
    inexorablemente por la integración de las nuevas
    tecnologías en los contenidos curriculares. La escuela, la clase
    no puede estar de espaldas a la sociedad, no puede estar
    minusdotada tecnológicamente en comparación con lo
    existente en la generalidad de los hogares. La escuela de hoy en
    día y la clase de cada profesor y maestro o responden a
    los intereses y motivaciones de su alumnado o fracasan en la
    consecución de sus objetivos por
    que no tienen nada que decir o por que lo que expresan lo hacen
    de una forma mecánica, monótona, arcáica,
    desinnovadora y desmotivante. Tal y como nos recuerda Mena
    Merchán (1994), asistimos a un divorcio entre
    escuela y sociedad, entre sistemas
    educativos y realidades socioculturales, debido en parte a que la
    tecnologización de la sociedad ocupa más espacio,
    tiempo y dinero que lo
    que el Estado
    dedicada a la educación, a cada centro docente, sea
    éste de educación básica o sea
    universitario.
    Nos hallamos en el nacimiento de la nueva sociedad en red (interconectada,
    intercomunicada, interrelacionada…) cuyas cambiantes bases
    auguran importantes alteraciones en los esquemas
    sociológicos acuñados durante siglos. En la
    enseñanza los nuevos medios van a influir, sin duda, entre
    otros, en los siguientes aspectos curriculares: en la nueva
    formación y actividad de los docentes, en la
    redefinición de los lugares formativos, en los enfoques
    didácticos y en las estrategias de
    comunicación educativa, en la
    organización del centro escolar y en el papel que debe
    asumir el alumnado.
    La gran aceptación de la
    comunicación tecnologizada se debe, principalmente, al
    poder de
    seducción que genera en el espectador una respuesta
    emocional. Las NTCI, son influyentes, no por su posibilidad de
    "influencia ideológica", sino por su capacidad de motivar
    la identificación emocional. Los sujetos consumidores de
    estas NTCI se tornan flexibles, adaptables, disponibles cognitiva
    y ‚éticamente.
    De esta manera, no enfrentamos a un enorme poder potencial, el
    poder de las nuevas tecnologías, que apegado a principios
    humanistas, otorga la gran oportunidad de educar para el cambio y
    la libertad. Y
    este debe ser el compromiso primordial de la educación que
    oferte la Universidad
    Veracruzana a través de la Facultad de
    Comunicación. Si hay comunicación significa que
    también hay información, y si hay
    comunicación e información puede haber
    aprendizaje.

    4.
    Bibliografia

    • Caracteristiques de l'ecole lasallienne
      aujourd´hui, Secrétariat á I'
      Education.
    • F:S:C., Roma, Italia,
      1987.
    • Castillo Peraza, Carlos, "20 años: El globo en
      busca del mundo", en Nexos, México, no 241, enero, 1998.
    • Confederación Nacional de Escuelas
      Particulares, Conferencia
      Interamericana de Educación Católica, XV Congreso
      Mundial de la OIEC, Jaipur, India, 18-21
      de abril. 1998.
    • Foster, H., et al, La posmodernidad, Kairós,
      Barcelona,
      1985.
    • Gastaldi, Italo, Educar y evangelizar en la
      posmodernidad, Abya-Yala, 1994.
    • López Cerezo, José A.; Luján
      José Luis; Filosofía de la Tecnología,
      (Tecnos) vol. XVII/3/1998
    • MENA Merchám, B. Y Marcos Porras M. (1994);
      Nuevas Tecnologías para la Enseñanza, Madrid;
      editorial De la Torre.
    • Reflexiones Universitarias, Universidad La Salle,
      México, no 31, 1996.
    • Welsch, Wolfgang, "Topoi de la posmodernidad", en El
      final de los grandes proyectos,
      comp., H. R. Fischer, A Retzer, J. Schweizer, Gedisa,
      Barcelona, 1997.

     

     

     

    Autor:

    María Del Pilar Anaya Avila

    Universidad veracruzana
    Doctorado en comunicación

     

     

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