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El Traductor. Informe explicativo de la verdadera realidad nacional y mundial




Enviado por josemarto



    Proyecto Segunda República
    Argentina
    (MSRA)

    Investigación y redacción: Héctor Giuliano,
    Dénes Martos, Adrián Salbuchi n° 7 – Buenos Aires – 20
    de febrero 2004

    1. Las guerras
      venideras
    2. "Panem et
      circenses"
    3. El pulgar del
      César
    4. El regreso de
      JFK
    5. ¿Sabrá NK lo que se
      viene con JFK?
    6. Kirchner y el próximo
      acuerdo con los acreedores
    7. ¿Qué quiere el
      FMI y por qué lo quiere?
    8. El acuerdo con el FMI de
      setiembre 2003
    9. El gobierno y la propuesta de
      Dubai
    10. El FMI y las metas
      cualitativas
    11. Previsiones de muy corto
      plazo
    12. Marchas, contramarchas y el
      avance a la retaguardia

    No es cuestión de cambiar de
    collar,

    sino dejar de ser perro"

    Arturo Jauretche

    Las
    guerras
    VENIDERAS

    Escribe Adrian Salbuchi

    Ya se perfila el conjunto de factores clave que
    permiten entrever cuáles serán las pautas que
    regirán la política
    internacional a partir de este 2004 que recién comienza y
    que, en nuestro país, cobra renovada fuerza a
    partir del próximo mes de Marzo cuando concluyen las
    vacaciones estivales y el país comienza a moverse a toda
    marcha.

    En el plano mundial, ya se comprueba el
    circense espectáculo del proceso
    electoral norteamericano, hoy polarizado por la invasión
    de Irak que ya
    todo el mundo sabe se basó sobre la farsa, la mentira y el
    engaño perpetrado por los gobiernos de Estados Unidos y
    Gran Bretaña, actualmente conducidos por el presidente
    George W. Bush y el primer ministro Tony Blair,
    respectivamente.

    Para la Argentina, viviremos tres meses
    clave entre Marzo y Junio, cuando se definen aspectos
    fundamentales y de largo alcance en torno a la
    así llamada renegociación de la deuda externa.
    Más allá de sus resultados concretos,
    señalamos el hecho vital de que en los meses por venir el
    pueblo argentino sabrá por fin cuál es la verdadera
    orientación del gobierno del
    presidente Néstor Kirchner y, consecuentemente,
    cuáles son sus planes para nuestro país.

    "PANEM ET
    CIRCENSES"

    "Estados Unidos es
    aquél proceso que
    va

    de la barbarie a la civilización
    sin pasar

    por la necesaria etapa de la cultura"

    Georges Clemenceau

    (primer ministro francés,
    1917)

    Pan y Circo. Así se referían los antiguos
    romanos durante el Imperio, para describir la "acción
    psicológica" de la época. Para que el pueblo romano
    se quedara más o menos tranquilo, se comportara de manera
    más o menos ordenada, y acompañara al coyuntural
    emperador, usurpador, general legionario o pícaro audaz
    que se hubiera hecho con el poder de una
    manera más o menos mayoritaria, los dirigentes de entonces
    comprendían que resultaba indispensable contar con una
    estrategia de
    acción psicológica. Desde la más remota
    antigüedad, las grandes mayorías suelen dejarse
    seducir si se les tira lo suficientemente a menudo el pan para
    llenar el buche doméstico y se les regalan grandes faustos
    y espectáculos cargados de sangre, combate y
    luchas a muerte entre
    gladiadores, leones, tigres, esclavos y alguna partida de
    prisioneros cristianos encadenados. ¡Para la Gloria de
    Roma!

    Hoy, somos más finos. Pues hoy tenemos la
    televisión, con sus "entretenimientos" cargados de
    sangre,
    asesinato, traición, fútbol y sexo. Y el
    pan…. Y bueno, siempre se puede inventar algo: hoy son los
    planes "Jefe de Hogar" y los sabrosos y gratuitos combos
    choripan+tetrabrik para ciertos piqueteros, como ayer bajo
    Alfonsín tuvimos las famosas cajas de PAN de aquél
    verdadero Circo que fue su ridículo y dañino
    gobierno en los
    ochenta.

    En rigor de verdad, "pan y circo" es una metáfora
    cruel pero pragmática, de la manera cómo se
    administra la "democracia",
    pues para proveer eficazmente ese "pan" gratis y ese "circo" para
    todos, se necesita de dos condiciones esenciales: (1) ser
    poderoso en medios
    económicos y financieros como para poder soportar
    tales iniciativas distributivas gratuitas y, (2) controlar los
    resortes del Estado, como
    administrador
    de la res-pública.

    Por eso, la plutocracia que hoy rige el planeta –
    y nuestro país, desde luego – administra y controla
    la "democracia" a
    fuerza de
    "meta pan y circo", proceso que ha sido llevado a una
    perfección quintaesencial gracias a los vastos adelantes
    tecnológicos que comprobadamente se han logrado entre
    – digamos – los años 304 y el actual 2004. La
    esencia del animal "democrático", sin embargo, sigue
    siendo la misma.

    EL PULGAR DEL
    CÉSAR

    Hoy le toca, precisamente, a la "gran democracia del
    norte", brindarnos un espectáculo global de este tipo a
    través de sus cadenas mundiales de radio, televisión, periódicos, revistas e
    internet, ya que
    su proceso electoral se inscribe perfectamente dentro del marco
    del pan y circo. Todo indicaría que este año
    veremos un recambio en la Casa Blanca. Todo señala que
    cuando llegue el día de las elecciones en Estados Unidos
    el próximo 4 de Noviembre, probablemente George W. Bush y
    su esposa Laura deban hacer sus valijas y regresar al rancho en
    Crawford, Texas, para dejarle la bella Casa Blanca ubicada en el
    1600 de Pennsylvania Avenue en la capital
    imperial de Washington DC, a un nuevo inquilino, ya no
    republicano como él, sino "demócrata", o sea, a un
    "liberal" según el bestiario político
    estadounidense.

    Pues es verdad que George W. hizo los deberes para los
    cuales fue catapultado a la Casa Blanca en el 2001, a pesar de
    haber perdido las elecciones presidenciales del 2000 por 540.000
    votos ante su rival, el entonces vicepresidente Al Gore. Todos
    recordamos la manera desprolija, por no decir desfachatada, en
    que una mano superior – la que controla de verdad a los
    Estados Unidos de Norte América
    – le bajó el pulgar a Al Gore y su vice Joe
    Liberman, al tiempo que le
    levantó el pulgar a George W. Bush y Dick
    Cheney.

    Es que entonces había planes revolucionarios y
    muy urgentes, y se necesitaba de un presidente cowboy al que le
    gustara entrar a los tiros en el escenario geopolítico
    planetario, levantando polvaredas y caminando a lo guapo como
    Wyatt Earp o el Hombre del
    Rifle. Alguien dispuesto a meterles muchas patadas en el c___ a
    los Saddam, Osama, Chávez, a los musulmanes, colombianos,
    ecologistas, talibanes, iraquíes, norcoreanos,
    afganos… en fin: a todos aquellos que no se saben alinear
    absoluta e incondicionalmente con el Imperio angloestadounidense,
    subordinándose a su geopolítica unilateral
    pro-sionista.

    George W. hizo sus deberes 100% según el libreto
    que le pasaron su vicepresidente Dick Cheney, su papá, y
    poderosos ministros y asesores como Paul Wolfowitz, Donald
    Rumsfeld, Condoleeza Rice, Douglas Feith, Richard Perle, James
    Baker III, y grupos de amigos
    en el Council on Foreign Relations (CFR), el American Enterprise
    Institute, Enron, ChevronTexaco, The Carlyle Group y Halliburton.
    Incluso el 1ero de Mayo pasado festejó el "fin de la
    guerra"
    aterrizando abordo de un cazabombardero artillado sobre la
    cubierta del portaaviones USS Lincoln, al mejor estilo Hollywood:
    con uniforme de combate y casco bajo el brazo. "Yeah!! We kicked
    their damned asses!"

    Pero, algo salió mal. O, al menos, no del todo
    bien.

    El breve paseo que prometía ser Irak pronto se
    transformó en una pesadilla en que soldados
    norteamericanos y aliados mueren a diario. Y a su principal
    compinche – el inglés
    Tony Blair – las cosas le van igual de mal o peor. Las
    armas de
    destrucción masiva, no aparecen; la CIA se pelea con el
    MI6, que se pelea con el gobierno inglés,
    que se pelea con la BBC, que se pelea con el gobernador civil en
    Irak Paul Bremer III, que se pelea con the The New York
    Times, que se pelea con George W Bush, que se pelea con Kofi
    Annan, que se pelea con Jack Straw, que se pelea con Dominic
    Villepin, que se pelea con Donald Rumsfeld, que se pelea con Hans
    Blix… Hasta Cheryl, la esposa de Tony Blair parece que se
    peleó con la primera dama Laura Bush… Incluso,
    tenemos información confidencial que da cuenta de
    que el fox terrier de los Bush se trenzó a los tarascones
    con el bulldog de los Blair. En fin, todo un conventillo en un
    día de calor
    sofocante… Y, para los aliados británicos y su
    rancia realeza, most improper…

    Un desastre, ché, diríamos por estas
    latitudes. En el frente diplomático, Estados Unidos
    retrocedió treinta años. En el frente militar ha
    cometido el pecado cardinal estratégico de "military
    global overreach" – han sobre-exigido la capacidad logística de sus fuerzas armadas. En el
    frente geopolítico, le dieron buena causa común a
    los rusos, los chinos, los franceses, los alemanes y los
    musulmanes para ponerse más o menos de acuerdo entre ellos
    ante el gatillo fácil del imperio sionista
    fundamentalista.

    Por eso, pareciera que hoy el pulgar del César
    – que se ubica en las instancias supranacionales que
    gerencian y deciden soberanamente en este Nuevo Orden Mundial
    – le estarían bajando el pulgar a George W. Me
    refiero a la Trilateral Commission, el Bilderberg Group, el CFR y
    las poderosas dinastías plutocráticas de los
    Rockefeller, Rothschild, Mountbatten, Harriman, Schiff, Lazard y
    Warburg, entre otras. No porque éstas no estén de
    acuerdo con lo que hizo Bush, sino por la forma
    como lo hizo; o sea, porque no lo hizo bien. Porque fue
    desprolijo. Bush y su equipo logró enajenar a la opinión
    pública mundial; distanciar a tradicionales aliados
    como Alemania y
    Francia. Ha
    hecho quedar mal no solo a Estados Unidos, sino también a
    las propias estructuras de
    poder del Nuevo Orden Mundial, hoy bastante fracturadas. Les
    obligó a mostrar al mundo varios flancos débiles:
    en lo militar, en lo diplomático, en lo económico,
    y – muy importante – en el uso de la Moneda (el
    dólar) como factor de poder mundial (parte de la crisis radica
    en que hoy el Euro desafía al Dólar como moneda
    planetaria).

    Y encima, todo esto les está costando una
    ponchada enorme de plata. Presupuesto de
    Bush para el 2004: u$s 2.400.000.000.000 (¡Casi 25% del PBI
    de Estados Unidos!) – Déficit 2004: u$s
    521.000.000.000 (bajando a "apenas" 379.000.000.000 en el
    2005…). Gastos especiales
    para Irak tras su invasión: u$s 87.000.000.000 hasta Junio
    2004. ¡¡…Epa….!!

    El regreso de
    JFK

    Insisto: pareciera que llegó la hora del
    recambio.
    Pero no de cualquier recambio. Estados Unidos no es
    un país en el que cada gobierno se dedique a desarmar lo
    que hizo el anterior. Estados Unidos la tiene clara: siempre van
    para adelante (aunque de vez en cuando adopten la máxima
    de Vladimir Lenin que recomendaba a veces "avanzar dos pasos y
    retroceder uno"). La prioridad del momento es salir del
    berenjenal, emprolijar las desprolijidades bushianas; en fin,
    "salir del paso" aunque ello implique "desensillar (un poco)
    hasta que pase la tormenta".

    El poderoso CFR, Council on Foreign Relations tiene una
    elocuente frase respecto de las políticas
    que impulsan ora los gobiernos republicanos, ora los gobernantes
    demócratas: "gane quien gane, gobernamos nosotros". Con lo
    que el continuismo imperial norteamericano ha de quedar
    garantizado, sólo que se debe limpiar su estilo, hoy
    embarrado, desalineado y desprestigiado.

    Pareciera que en el cónclave de la élite
    del Establishment globalizador, se ha decidido una nueva vuelta
    en la calesita del Pan y Circo. Es tal el poder mundano que
    detentan, que algunos de sus miembros más inspirados
    parecieran decididos a incursionar en ámbitos
    supramundanos y – cuál demiurgos luciferinos –
    creen poder resucitar a los muertos, y algo de eso es lo que
    estamos viendo por estos días: me refiero al regreso de
    JFK!!

    JFK – John Fitzgerald Kennedy –, fue
    el presidente más popular que jamás tuvo Estados
    Unidos. Sus breves dos años y diez meses en la Casa Blanca
    al lado de su bella esposa Jacqueline, sus dos adorables hijitos,
    sus hermanos, y el poderoso clan irlandés del patriarca
    Joe Kennedy que le dió vida, fueron apodados "Camelot" en
    el imaginario colectivo norteamericano. Camelot era el castillo
    de Avalon, país de ensueño y de las "manzanas de la
    eterna juventud" que
    alimentaban al mítico Rey Arturo y sus Caballeros de la
    Tabla Redonda en las míticas tierras de
    Albión.

    Cruelmente arrancado de la vida pública
    estadounidense y mundial, aquél 22 de noviembre de 1963,
    JFK se transformó en un símbolo excelso de todo lo
    bueno y puro que creyó tener Estados Unidos. Todo lo feo
    vino después: la obvia conspiración en torno a su
    asesinato por no querer intensificar la guerra de
    Vietnam, o por haber desafiado a los banqueros dueños
    del Banco de la
    Reserva Federal al emitir moneda soberana; o, incluso, sus
    amoríos
    con Marilyn Monroe, y las revelaciones sobre los estrechos
    vínculos de los Kennedy con la mafia, más los
    posteriores asesinatos, muertes y violaciones de distintos
    miembros del Clan Kennedy…

    Bueno, hoy el partido demócrata tiene su nuevo
    JFK en la persona de
    John Forbes Kerry. Casi podríamos decir que es el
    candidato ideal en el momento justo: de 61 años de
    edad, perteneciente a una familia patricia
    bostoniana (del mismo Estado –
    Massachusetts – como el primer JFK), con una imagen
    mediática atractiva (tiene buena cabellera: pareciera que
    los norteamericanos tienen una particular debilidad por los
    conductores con buen y copioso jopo: John Kennedy, Bill Clinton,
    Robert Kennedy (si no lo hubieran matado también hubiera
    sido presidente), Jimmy Carter, Ronald Reagan y ahora John Kerry
    (estamos tentados a proponer se realice una investigación sobre la incidencia del jopo
    en el imaginario colectivo y, por extensión, en la
    política
    exterior de los Estados Unidos…).

    Otro factor fundamental: John Forbes Kerry tiene
    mucha plata.
    Y mucha más tiene su actual esposa Teresa
    Heinz, hija de la familia
    homónima dueños del imperio alimentario Heinz,
    productores de las famosas ketchup y mayonaise que usted puede
    saborear cuando pide un "plastic burger" en MacDonalds. Y en las
    "democracias" del pan y circo, la plata no solo es importante:
    es determinante.

    JFK tiene una educación esmerada.
    El nuevo JFK habla bien inglés (idioma que George W.
    aún no ha logrado dominar completamente). El nuevo JFK es
    miembro del poderoso Council on Foreign Relations (igual que la
    casi totalidad del actual gobierno y también de la
    anterior administración de Bill Clinton). Incluso su
    esposa Teresa pertenece al Council. El nuevo JFK es miembro de la
    logia secreta masónica demiurgico-luciferina "Skull and
    Bones"
    (calavera y huesos, como la
    tradicional bandera pirata inglesa) de la exclusivísima
    Universidad de
    Yale, al igual que lo es George W. Bush, su papá George H.
    W. Bush y su abuelo Prescott Bush. Fue, precisamente, Prescott
    Bush quien, hace décadas ya, robó la calavera del
    indio Jerónimo para que sirviera de fetiche (¿o
    peor?) durante los herméticos ritos iniciáticos de
    los poquísimos nuevos miembros (no más de 15 por
    año) de Skull & Bones.

    ¿Habrán "conjurado" a "fuerzas del
    más allá" para que les envíen a otro "JFK"?
    Jamás lo sabremos…aunque la influencia de Skull
    & Bones en la estructura de
    poder plutocrática norteamericana es muy grande y esa
    continuidad queda garantizada con Kerry (según el
    prestigioso periódico
    The Boston Globe, su familia es
    oriunda de la parte checa del antiguo Imperio
    Austro-Húngaro – su abuelo paterno se apellidaba
    Kohn, judío que se convirtió al catolicismo al
    llegar a la nueva tierra de
    promisión norteamericana).

    Señalemos también que el indio
    Jerónimo era jefe de la tribu de los indios Apache.
    ¿Será una casualidad que el más poderoso
    helicóptero artillado utilizado por las fuerzas armadas de
    Estados Unidos contra Serbia, Afganistán e Irak, y por
    Israel contra los
    palestinos haya sido bautizado, precisamente, "Apache"? Cuando se
    ingresa al mundo de las logias, también ingresamos en el
    mundo de los símbolos, de los mensajes en clave, de las
    lecturas "entre líneas", de los objetivos
    encubiertos y de las metas inconfesables.

    Como repetimos todas las semanas en nuestro programa radial
    "El Traductor", este perverso Nuevo Orden Mundial, se
    sustenta sobre la Fuerza genocida y la
    Hipocresía de la mentira.

    La geopolítica del jardín: hay que
    parquizar el patio trasero

    Una previsible política mundial estadounidense
    bajo la presidencia de Kerry a partir del 2005, consistirá
    en hallar salidas y moderaciones elegantes en los principales
    teatros de operaciones
    asiáticos – notablemente, Irak, Afganistán y
    Palestina; enmendar relaciones; recomponer amistades; ordenar
    presupuestos;
    tranquilizar a la opinión
    pública interna (y también externa,
    ¿porqué no?); en fin: en ser una nación
    más "moderada" – kinder and gentler, cómo
    decía dulcemente el papá del actual
    presidente.

    Estados Unidos tendrá que poner las barbillas en
    remojo. En estos cuatro años, arrancaron con dientes y
    uñas, más carne de la que pueden masticar.
    Tendrán que replegarse en algunas partes y consolidarse en
    otras. Y eso los llevará inexorablemente a buscar
    reemplazar esos fracasos parciales con incursiones en nuevas
    latitudes que no conlleven el riesgo de
    peligrosísimos roces con Rusia y China e,
    incluso, con India y
    Europa.

    Seguramente, entonces, el 2005 verá el inicio de
    un gran "proyecto de
    jardinería" en el que la geopolítica norteamericana
    dedicará grandes e intensivos esfuerzos a ordenar, de una
    vez por todas, su "patio trasero". From Alaska to Tierra del
    Fuego, como decía George Bush, padre. Pues, por
    aquí hay muchos yuyos y pinches para remover: en Venezuela, por
    ejemplo. Por aquí hay ciertos yuyos peligrosos (de verdad)
    que ellos desean comercializar controladamente (esos que crecen
    en las selvas de Colombia y
    Bolivia, por
    ejemplo); por aquí hay cosas muy valiosas debajo de
    la tierra y
    del mar (gas, petróleo,
    minerales,
    agua potable),
    que hay que extraer "para la humanidad": en Bolivia,
    Argentina, en la
    plataforma del Mar Argentino, en Perú, Brasil y la
    Antártida. También hay "huertas y árboles" por plantar e, incluso, cientos de
    miles de pacíficas familias del medio oriente a las que se
    les podrían dar bellos espacios en el "patio trasero",
    especialmente en la Patagonia
    dónde ya un pequeño ejército de
    simpáticos mochileros comenzó a cortar y quitar
    algunas malezas…

    Claro está, como todo buen jardinero,
    tendrán que venir con hacha y guadaña; con escopeta
    y cuchillo, pues tendrán que arrancar de cuajo a
    más de un arbusto (Bush – ¡qué
    ironía!), matar a animalejos, alimañas y cortar
    lianas, que a los norteamericanos molesten o disgusten.
    Especialmente en Argentina y Venezuela.
    Pero, también en Colombia y
    Brasil, y
    ¡ni que hablar de la Triple Frontera! Verdadero nido de
    víboras dónde seguramente la CIA, el Mossad y el
    MI6 ya deben haberlo fotografiado a Osama yendo y viniendo entre
    Foz de Iguazú, Ciudad del Este y Puerto
    Iguazú.

    También tendrán que traer a un
    ejército de capataces para que cuiden, custodien, se hagan
    cargo y hagan crecer las nuevas Forestales que quieren plantar
    por estas latitudes.

    Así que, sepámoslo desde ya: este
    año habrá un impass, pues Bush pierde poder y Kerry
    aun no llegó al pináculo del poder público
    (que NO es el pináculo del Poder Mundial,
    hoy totalmente privatizado). Pero, en el cuatreño
    2005-2009, ¡se vienen para
    acá!

    Y no estamos para nada preparados. Es más:
    estamos tan mal preparados y tan maltrechos que hasta les
    será fácil anunciar urbi et orbi que quienes
    habitamos estas tierras tenemos sospechosa pinta de guerrilleros,
    de terroristas; que somos unos intrusos en su backyard. Pues,
    como todos sabemos – y JFK lo tendrá muy, muy
    presente – para el backyard, la doctrina fundamental de la
    "gran democracia" del norte es "América
    para los Americanos…."

    ¿Sabrá
    NK lo que se viene con JFK?

    "Hacer Política es
    llamar

    a las cosas por su nombre"

    Juan Domingo
    Perón

    Como siempre, los argentinos vivimos en ascuas. Hoy
    creemos que la renegociación del fraude de la
    deuda externa
    es solo una cuestión de ceder – un poco más o un
    poco menos – ante los poderosos para que éstos se queden
    tranquilos. Pero no es así. Se equivoca quién
    así piense, pues cuanto más cedemos, más
    quieren y exigen.

    Entre los próximos meses de marzo y junio, el
    actual gobierno tiene un ventana de oportunidad única para
    dar un golpe de timón en torno a la deuda externa.
    Y
    ello también nos permitiría prepararnos lo mejor
    posible para lo que se viene en el mundo y en nuestra
    región a partir del 2005. Esa ventana de oportunidad es
    UNICA, porque el gobierno Kirchner apenas
    está por cumplir su primer año, y hoy cuenta con un
    gran apoyo nacional e inspira un alto respeto regional.
    De más está decir que ante los futuros peligros
    geopolíticos mundiales, la Argentina sólo
    podrá conjurarlos en fuerte y estrecha unión con
    los países de la región, avanzando hacia un
    verdadero Gran Estado Sudamericano. Solos, vamos
    muertos.

    En otras palabras, el presidente Kirchner tiene tres
    opciones a partir de ahora, y tomamos como referencia el 9 de
    marzo, fecha en que debemos pagar al FMI u$s
    3.100.000.000. Esos tres escenarios posibles son los
    siguientes:

    Escenario 1

    Kirchner "Pega un Portazo". Convoca al pueblo a las
    plazas públicas del país, informa de las exigencias
    perversas del FMI y de los
    operadores internos y externos del nuevo orden mundial, y
    describe las consecuencias nefastas que ello tendrá para
    el país en el mediano plazo. Anuncia entonces su
    decisión inmediata de investigar la
    totalidad de la deuda externa a fondo, con amplia
    divulgación mundial para que todos los pueblos conozcan el
    fraude e
    ilegitimidad estructural de la misma cometidos por ex-gobiernos
    argentinos en connivencia con los propios bancos
    supranacionales acreedores y comercializadores de bonos, el FMI, el
    Banco Mundial
    y toda la superestructura financiera. También anuncia que
    se hará valer toda una artillería de formidables
    instrumentos sólidos que se encuentran a nuestro alcance
    para librar esta guerra, tales
    como el dictamen judicial del juez Ballesteros en el juicio por
    la deuda iniciado por Alejandro Olmos, y la jurisprudencia
    anglosajona de la "Deuda Odiosa".

    Kirchner lograría gran apoyo popular y ante tal
    "patriada", generaría el marco político necesario
    para investigar la deuda a fondo (que es la gran asignatura
    pendiente argentina). Para ello, se debe generar un Modelo de
    Investigación y Renegociación
    Integral de la Deuda
    , cuyos objetivos
    sean: honrar la deuda honrosa, investigar la deuda dudosa, y
    repudiar la deuda fraudulenta.

    Kirchner tiene esta única oportunidad de hacerlo.
    Se trata de una movida arriesgada. Sin embargo, si se proyecta la
    evolución a cinco y diez años de la
    deuda actual con los esquemas de "renegociación" en curso,
    entonces Argentina corre un riesgo aún
    mayor, pues se desliza con creciente rapidez hacia la gran meta
    de los poderosos en el mediano plazo, que es la de exigirnos
    el canje de deuda por territorio.

    Escenario 2

    Si el presidente Kirchner sigue considerando que
    negociar la deuda es, básicamente, un problema netamente
    financiero y de "números y cifras", no comprendió
    que la Argentina ha caído en la trampa del sistema de
    la usura
    , en el que el objetivo de
    los acreedores es, precisamente, que NO podamos
    pagar la deuda; que jamás podamos pagarla y que cada
    día debamos más y más. Entonces, al
    presidente sólo le quedará la opción de
    alinearse con los objetivos e intereses del Nuevo Orden
    Mundial.

    Dado que el presidente Kirchner es un hombre
    talentoso, inteligente e intuitivo, seguramente lograría
    ese cometido en forma "ordenada". También Carlos Menem lo
    logró. Pero el costo es
    altísimo por cuanto implica empeorar la situación
    geopolítica y geoeconómica del país mientras
    se mantiene al pueblo anestesiado, con una vasta
    artillería local de "Pan y Circo". Estemos alertas, por
    cuanto los "jóvenes idealistas" de Montoneros, de la
    "Tendencia", Verbitsky y las "madres", "abuelas" y "tías"
    tienen décadas de gimnasia en esto
    último y mucho, mucho dinero e
    influencia para generar incontables cortinas de humo para que lo
    verdaderamente importante – la entrega del país
    – termine pasando (¡una vez más!)
    desapercibida.

    La tentación seguramente será grande, por
    cuanto el presidente contaría con el poderoso apoyo de
    banqueros locales y extraños y – muy especialmente
    – de la siempre presente mano británica en sus
    terruños patagónicos, y de Repsol-YPF (con sus
    auténticos dueños, la British Petroleum plc de
    Londres, dirigida por Peter Sutherland, director para Europa de la
    Trilateral Commission de David Rockefeller, que cuenta entre sus
    miembros al propio Domingo Felipe Cavallo…). Argentina
    seguiría, entonces, en su lenta agonía.

    Escenario 3

    Este es el peor de los escenarios, aunque lo creo poco
    probable, e implica que el presidente se decida por el "Escenario
    2", pero en lugar de gerenciarlo en forma ordenada al estilo del
    "turco nefasto", termine perdiendo el control al estilo
    UCR-Alianza, desplomándose como le ocurriera a
    Raúl Alfonsín y a Fernando de la
    Rúa.
    Ello, seguramente, significaría un estado
    de guerra social y/o guerra civil, en la que el Imperio
    nos terminará mandando sus fuerzas armadas para imponer el
    orden en el backyard y encima exigirá que les demos las
    gracias y, por supuesto, que paguemos la cuenta.

    Claramente, nos hallamos en un momento clave. Estemos
    muy alertas y no dejemos de exigirles a nuestros gobernantes la
    máxima responsabilidad, transparencia, idoneidad y
    coraje.

    KIRCHNER Y EL PRÓXIMO ACUERDO CON LOS
    ACREEDORES.

    Escribe Lic. Héctor Giuliano

    El gobierno Kirchner continúa sus negociaciones
    secretas por la Deuda
    Pública mientras se aceleran los tiempos de
    decisión al respecto.

    Las intimaciones de los centros internacionales de
    poder en apoyo de los Acreedores de nuestro país –
    hechas a través de los organismos multilaterales de
    crédito, del gobierno norteamericano y de
    los países del G-7 – ponen a la actual Administración Argentina "entre la espada
    y la pared" forzando una definición del tema a
    relativamente corto plazo, conforme los compromisos asumidos
    según el Acuerdo con el FMI de septiembre
    pasado.

    Dentro de este marco, el presidente Kirchner hace
    declaraciones agresivas "para la galería" pero parece
    que en los hechos se acerca, cada vez más, a las
    exigencias de los acreedores y a la continuidad de la
    política de endeudamiento del Estado. En este sentido,
    dada la ausencia de informaciones clave y la falta de
    transparencia en las negociaciones en curso sobre la Deuda, no
    se puede saber si a Kirchner "le están torciendo el
    brazo", si ya se lo torcieron o si lo tenía torcido
    desde el momento que asumió la presidencia.

    ¿QUÉ QUIERE EL FMI Y POR QUÉ
    LO QUIERE?

    Con el Fondo Monetario
    Internacional como institución existe un grave
    problema fáctico y "existencial": el FMI es un organismo
    constituido por países supuestamente asociados en
    beneficio de sus intereses nacionales (países que, como
    tales, hicieron su cuota aporte y pactan obligaciones
    para que el Fondo le preste dinero en
    casos de emergencia en proporción a ese capital
    aportado). Pero, en la práctica, el FMI trabaja en
    cambio como
    Auditor y defensor de los intereses de los Acreedores del Estado
    y no los del propio Estado miembro.

    La Argentina, como es sabido, resistió
    originariamente su adhesión al FMI durante el gobierno de
    Perón y
    sólo se incorporó después del golpe militar
    que lo derrocó en 1955. El general Perón
    había percibido acertadamente, desde el primer momento,
    que las instituciones
    financieras nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods de 1944
    – esencialmente, el FMI y el BIRF o Banco Mundial
    – estaban en colisión con los intereses reales de
    los Estados Nacionales porque estas organizaciones
    formaban parte del Nuevo Orden organizado para el mundo de
    posguerra después de la derrota de las Potencias del
    Eje.

    Ese sistema
    financiero de dominio se
    consolida aún más mucho después, hacia 1989,
    con la implosión del Capitalismo de
    Estado en los Países Comunistas y la hegemonía del
    Capitalismo de
    Mercado bajo el
    esquema de la
    Globalización. Dentro de este marco, el rol
    fundamental de los Organismos Multilaterales – con el FMI a
    la cabeza – pasa declaradamente a ser la coordinación de las Políticas
    de Endeudamiento en el Mundo como forma de dominio
    planetario.

    Las Naciones enfrentan entonces el dilema de mantener su
    adhesión a estos organismos internacionales que pilotean y
    coordinan el Sistema de la
    Deuda, que es irreversible, o intentar liberarse del mismo por
    medio de un sistema monetario
    y financiero propio.

    El gran error en la estrategia del
    gobierno Kirchner es no instalar el problema de fondo de la Deuda
    y de su discutible legitimidad como tema de debate,
    sosteniendo negociaciones secretas con los Acreedores y sus
    estructuras de
    apoyo mientras se mantiene a la Opinión Pública
    desinformada; y, paralelamente, el error de no forzar la
    participación de los otros poderes formales del Estado
    – fundamentalmente el Congreso de la Nación
    y la Corte Suprema – en el asunto de la Crisis de la
    Deuda hoy como principal Cuestión de Estado para la
    Argentina.

    En lugar de ello, la
    administración Kirchner – "además de" o
    "en función
    de" los condicionamientos heredados – firmó con el
    FMI un convenio de muy difícil cumplimiento en Setiembre
    del 2003, aceptando una larga serie de exigencias que condicionan
    toda la Política Financiera y Económica bajo su
    gestión
    de Gobierno; y además, asumió la postura de no
    denunciar la corresponsabilidad del FMI y los Organismos
    Multilaterales de Crédito
    en el Sistema de Endeudamiento sin capacidad de repago que
    llevó inexorablemente a esta Crisis de la
    Deuda.

    Es así como, hoy en día, el FMI y el
    Banco Mundial
    principalmente – que han sido y son cómplices de
    esta política de endeudamiento – se sientan a la mesa de
    conversaciones para exigirle al presidente Kirchner "simplemente"
    que cumpla lo que firmó para que la Argentina vuelva a
    endeudarse.

    EL ACUERDO CON EL
    FMI DE SETIEMBRE 2003.

    El convenio signado por el gobierno Kirchner con el FMI
    en Setiembre del año pasado prevé metas fiscales
    cuantitativas relativas a Déficit Fiscal
    Primario, Stocks de Deuda
    Pública (de Nación y Provincias), montos de
    Reservas Internacionales, etc. que la actual
    administración está cumpliendo según lo
    pactado para el primero de los tres años que comprende el
    Acuerdo.

    Entre otros puntos, el número I.A.3 del
    Memorándum Técnico de Entendimiento suscripto con
    el FMI contempla el aumento adicional de la Deuda Pública
    Argentina en 132.000 millones de pesos – 46.000 millones de
    dólares – entre mediados del 2003 (asunción
    de Kirchner) y fines del corriente año 2004. La mayor
    parte de este aumento de la Deuda está destinada a
    compensar a los bancos por la
    pesificación asimétrica, que fue resultado de la
    salida de la Convertibilidad a través de una
    macro-devaluación, en lugar de haberlo intentado
    por medio de la emisión de moneda paralela.

    De esta manera, la Devaluación se transformó en Deuda
    Pública – por la transferencia de las obligaciones
    por diferencia de cambio a cargo
    del Estado Argentino – y en el país se produjo la
    más formidable licuación de pasivos y la mayor
    caída del salario real de
    su Historia.

    Nuestro país pasó así a tener
    más de la mitad de su Población debajo de la Línea de
    Pobreza y,
    dentro de esa masa empobrecida, un total de casi 9 millones de
    personas cayó a niveles de Indigencia. El desempleo y la
    subocupación horaria no se corrigieron,
    manteniéndose los problemas de
    trabajo para millones de potenciales trabajadores
    plenos.

    Y el Estado
    pasó a cargar con Planes de Jefes de Hogar que le insumen
    más de 3.400 millones de pesos de Gasto Publico anual,
    para 2.0 millones de beneficiarios, tratando de compensar
    así con un ingreso miserable de 150 $ por mes unidades
    familiares de 4 personas promedio.

    Mientras tanto, el país sigue pagando 7.000
    millones de pesos por año – que es el doble de estos
    planes sociales pero que son sólo la cuarta parte de los
    intereses que debiera pagar – para aguantar una
    situación social interna que se torna
    insostenible.

    La idea del gobierno, ante la imposibilidad de practicar
    más ajustes en el Gasto
    Público, sería mejorar la Recaudación
    manteniendo la presión
    tributaria, con miras a lograr un excedente que le permita
    incorporar el pago de más intereses de la Deuda. Y,
    paralelamente, negocia la aceptación de su Propuesta de
    Dubai.

    EL GOBIERNO Y LA
    PROPUESTA DE DUBAI.

    Antes de pasar a las metas o compromisos cualitativos
    acordados por el gobierno Kirchner con el FMI vamos a detenernos
    un momento en las líneas generales de la propuesta que el
    ministro Lavagna hizo en Setiembre pasado – en la reunión
    anual del FMI y el Banco Mundial de Dubai, EAU – a los
    Acreedores de la Argentina.

    Esta oferta, que
    constituye en principio la posición aparentemente
    inamovible de la actual Administración, contempla una
    quita del 75% sobre el valor nominal
    de la Deuda en default. Aplicada sobre un monto de 88.000
    millones de dólares en títulos públicos
    cuyos servicios hoy
    no se están pagando (y que constituyen la mitad de la
    Deuda Pública, porque la otra mitad en principio sí
    se estaría cumpliendo) ello daría una
    reducción de casi 66.000 millones, quedando esta parte de
    la Deuda en sólo 22.000 millones.

    En realidad, los números exactos son algo
    diferentes, ya que la Deuda en default sería de 94.000
    millones, de los cuales los 88.000 de referencia son bonos y el resto
    deudas directas. Y a esto se agregan los atrasos por Capital e
    Intereses impagos, que ya superan los 20.000 millones de
    dólares. Pero, para no complicarlo mucho, asumamos que
    éstas serían las cifras más benignas en el
    supuesto optimista de máxima que todos los acreedores
    aceptasen una quita del 75% (cosa que, como está
    planteada, parece difícil de lograr, a menos que tenga
    compensaciones de otro orden).

    De todas maneras, y siguiendo el aparente razonamiento
    del Gobierno, veamos que ocurriría en la hipótesis de "triunfo" o logro de la
    propuesta de Dubai. Esta "oferta" o
    propuesta de las autoridades argentinas se aplicaría, como
    dijimos, a la Deuda en default, es decir, los bonos que no se
    están pagando, y que suman 88 de los 94.000 millones de
    deudas en esta situación.

    Pero ocurre que el resto de la Deuda – la que hoy
    se estaría cumpliendo – más estos 22.000 millones
    que serían reconocidos y más el incremento de deuda
    comprometido de 46.000 millones en un año y medio previsto
    con el FMI (según lo visto más arriba),
    dejaría un saldo o stock de más de 150.000 millones
    de dólares (contra un Producto Bruto
    de casi 140.000). Este monto de Deuda de 150.000 millones resulta
    de computar el stock actual de la Deuda Pública en cabeza
    del Estado Nacional – que actualmente pasa los 180.000
    millones de dólares – más la Deuda
    Consolidada de Provincias y Municipios – que hoy pasan los
    25.000 millones – más la Deuda Flotante, los juicios
    contra el Estado con
    sentencia en firme y las Deudas Devengadas todavía no
    registradas contablemente (lo que, en su conjunto, se estima
    oscila entre 10 y 15.000 millones más).

    El saldo total de la Deuda Pública Nacional,
    integrando los distintos niveles de gobierno y la totalidad de
    las acreencias contra el Estado, daría así un monto
    entre 215 y 220.000 millones de dólares. Si a este importe
    le restáramos el "ahorro"
    producto de la
    quita del 75 % – los 65.000 millones antes mencionados – la
    Argentina quedaría con un stock de Deuda no menor a los
    150.000 millones de dólares.

    Estos 150 mil millones siguen dando un saldo de Deuda
    superior al Producto Bruto, ya que – como hemos dicho – el
    PBI actual se estima en unos 140.000 millones de dólares.
    Pero la cuenta no se termina aquí.

    La Tasa de
    Interés promedio ponderada de la Deuda Pública
    Argentina es actualmente del 6 % anual – más
    exactamente, 5.92 % – según cifras oficiales al 30.9.03
    (último dato disponible). Sin embargo, si se toma la tasa
    media de los Títulos Públicos en particular –
    que son la mayoría de los bonos en default – el
    porcentaje de interés es
    del 10% (la misma tasa a la que hoy Brasil – mucho mejor
    "calificado" que la Argentina – está colocando Deuda
    Externa).

    El mínimo del 6% y el máximo del 10% de
    interés
    sobre una deuda remanente de 150.000 millones de dólares
    nos da entre 9.000 y 15.000 millones de dólares anuales
    (repetimos, solamente en concepto de
    intereses), que es la suma de servicios por
    intereses que pasarían a tener los Presupuestos
    de Ejercicio.

    Aún en el supuesto de mínima, esos 9.000
    millones de dólares anuales – a un tipo de cambio
    de casi 3 $ por dólar – nos da que la Argentina
    quedaría comprometida a pagar aproximadamente 27.000
    millones de pesos por año solamente de interés, que
    significan casi la mitad del Presupuesto anual
    del Estado (son 74 millones por día; 3 millones por hora
    que pasa de nuestra vida). Y esto es lo que darían las
    cuentas, hoy por
    hoy, para "el escenario más optimista" del
    Gobierno.

    EL FMI Y LAS METAS
    CUALITATIVAS
    .

    Pero volvamos al Acuerdo con el Fondo y a los
    compromisos asumidos por la
    Administración Kirchner. Además de las metas
    fiscales cuantitativas – que se están cumpliendo en
    base al no pago de Servicios de la Deuda y a la mejora en la
    Recaudación Tributaria – el gobierno argentino se
    comprometió en Setiembre pasado a la aprobación de
    una serie de condiciones en materia de
    Reformas Estructurales.

    Estas metas cualitativas – parte de las cuales
    también ha sido cumplida – son, principalmente, las
    compensaciones a los bancos por la pesificación
    asimétrica, la reforma del sistema bancario y la
    indemnidad de los directores del Banco Central frente a las
    reorganizaciones correspondientes, el retiro de las cuasi-monedas
    reemplazándolas por más Deuda Pública, la
    reforma del Sistema Tributario y de la Coparticipación
    Federal de Impuestos, el
    ajuste de precios y
    tarifas de los Servicios Públicos para garantizar la
    Seguridad
    Jurídica de las Empresas del
    Estado privatizadas, la constitución de un Sindicato de
    Bancos Colocadores de Deuda para el "nuevo Plan Brady" que
    se avecina con el canje de bonos de las obligaciones
    renegociadas, et cétera.

    La constitución de este grupo de
    bancos que actuarían como organizadores de la
    reestructuración de Deuda, en particular, era una
    exigencia clave de los Acreedores y de los Países y
    Organismos Internacionales que los apoyan; y fue decidido hace
    pocos días – inmediatamente después de la entrevista
    Lavagna-Köhler en Miami, EU – para garantizar el
    cumplimiento del cronograma del FMI, que prevé que la
    Argentina tiene que llegar a un Acuerdo con los Acreedores antes
    de mitad de este año en curso.

    Caso contrario, caería el Acuerdo con el Fondo,
    se cortaría la nueva masa de préstamos que se
    está negociando con el Banco Mundial y el BID, y nuestro
    país quedaría seguramente en situación de
    default o incumplimiento total. El cumplimiento de las metas
    cualitativas es un requisito paralelo e interrelacionado dentro
    del esquema de reestructuración de la Deuda Pública
    Argentina; y nuestro país – como ya ocurriera
    anteriormente con la experiencia de la Convertibilidad y,
    después, con la experiencia de la salida del
    régimen de tipo de cambio
    fijo con moneda sobrevaluada – estaría siendo usado
    nuevamente como experiencia piloto de este tipo de
    transformaciones estructurales para poder garantizar la
    continuidad del Sistema de la Deuda, es decir, para que el
    país pueda seguir endeudándose.

    De hecho, y como lo hemos dicho varias veces, la
    finalidad de la Política Financiera del Gobierno sigue
    siendo "restaurar el Crédito Público" volviendo al
    Mercado
    Internacional de Capitales, lo que significa volver a endeudarse,
    tal como se está gestionando con los Organismos
    Multilaterales de Crédito y las AFJP controladas por los
    grandes bancos; y también con las LEBAC y NOBAC del Banco
    Central.

    Éstos son los datos de la
    realidad mientras el Gobierno no suministra información sobre las negociaciones en
    curso por la Deuda, mientras se efectúan fuertes
    declaraciones sobre el rol del FMI pero se pide waiver o dispensa
    por el no cumplimiento "cualitativo" del Acuerdo de Setiembre
    pasado, mientras se reitera la propuesta de Dubai a los
    Acreedores pese a su cuestionable posibilidad de cumplimiento y
    mientras se cierra el contrato con los
    bancos colocadores de la nueva Deuda (*)

    (*) Nota:

    El Ministerio de Economía
    informó oficialmente la designación del consorcio
    de bancos organizadores de la reestructuración de la Deuda
    Pública, que está integrado por seis entidades: 1.
    Barclays Capital, 2. Merrill Lynch, Pierce, Frenner & Smith
    Incorporated, 3. Unión de Bancos Suizos (UBS Investment
    Bank), 4. BBVA Banco Francés SA, 5. Banco de Galicia y
    Buenos Aires
    SA y 6. Banco de la Nación Argentina.

    La mayoría de estos bancos – o los
    grupos
    financieros de los que forman parte – tienen malos
    antecedentes, para la República Argentina y para el
    Exterior, por haber estado involucrados en la colocación
    sistemática de títulos públicos sin
    capacidad de repago durante la década del ´90,
    encontrarse involucrados en operaciones
    irregulares y ruinosas para el Estado Nacional (como el caso del
    Megacanje de Junio del 2001) y por tener conflicto de
    intereses dado que figuran como acreedores y/o deudores del
    Estado Argentino. Tal es el caso, por ej. de Merrill Lynch, la
    UBS, el BBVA Francés y el Banco de Galicia.

    PREVISIONES DE MUY
    CORTO PLAZO.

    Dentro de este panorama extremadamente difícil
    para la Argentina y siempre en el marco de los compromisos
    asumidos por el gobierno Kirchner – sean propios o de
    arrastre provenientes de administraciones anteriores – el
    principal error en la estrategia de negociación encarada por la Crisis de la
    Deuda sería el no haber planteado el problema de la
    Ilegitimidad de gran parte de la Deuda Pública.

    Esta ilegitimidad – financiera y jurídica a
    la vez – está contenida en las Causas Olmos I y
    Olmos II y, más recientemente, en la denuncia contra el
    Megacanje de Junio del 2001 y su continuación en la
    Conversión de Deuda por Préstamos Garantizados de
    Noviembre de ese mismo año.

    De nada vale hablar de "los atorrantes que nos
    endeudaron" si no se actúa contra ellos y, en cambio, se
    los deja incluso que sugieran "soluciones"
    para la Crisis que estos mismos personajes provocaron. Si no se
    entiende que la Deuda conlleva un mayúsculo problema de
    Corrupción
    y que la misma pone al desnudo todo un mecanismo perverso en la
    toma de
    decisiones de orden político-institucional, es
    inviable pensar en verdaderas soluciones de
    Estado para este problema de la Deuda.

    El Congreso de la Nación – contrariando sus
    deberes constitucionales – sigue sin intervenir en el arreglo de
    la cuestión de la Deuda Pública, cuando debiera ser
    exactamente al revés: el Congreso tendría que
    elaborar y dictar una Ley Especial
    donde se fijen los lineamientos de la propuesta que debe llevar
    adelante el Poder
    Ejecutivo con sus Acreedores.

    Y la Corte Suprema de Justicia
    – que sigue sin expedirse sobre los asuntos de la
    pesificación asimétrica y las compensaciones
    bancarias – también tendría que participar,
    como tercer poder formal del Estado, en el tema central de la
    legitimidad y tratamiento de la Deuda Pública,
    máxime cuando están gravemente amenazados los
    Bienes
    Públicos de la Argentina frente a la multiplicación
    de los juicios en el exterior.

    El gobierno argentino, en estos momentos críticos
    en que se deciden los nuevos compromisos del país, para el
    presente y para el futuro a largo plazo, debiera realmente
    declarar la Emergencia Financiera Nacional y constituir un
    verdadero Comité o mini-gabinete de Crisis para enfrentar
    la Deuda como Hipótesis de
    Conflicto; y
    no contribuir a la confusión y a la falta de transparencia
    sobre las negociaciones secretas que se están
    realizando.

    Porque los tiempos de las definiciones se acercan en
    materia de
    Deuda y los hechos mostrarán en las próximas
    semanas cuáles son los lineamientos reales que el gobierno
    Kirchner bajará a los bancos acreedores dentro de su
    desconocida estrategia de renegociación.

    ____________________________________________________

    Marchas,
    contramarchas
    y el Avance a la retaguardia

    Escribe Denes Martos

    Los márgenes de maniobra suelen tener una
    propiedad por demás desagradable:
    con el tiempo
    se estrechan. Es como el ajedrez. Al principio uno tiene un
    montón de opciones pero, después del medio
    juego,
    hay bastante menos para inventar.

    En la Argentina está pasando algo
    parecido. El gobierno está empezan-do a quedarse
    sin demasiado margen para maniobras raras y realmente ya
    es hora de que alguien se ponga a pensar en las medidas
    que necesita el país.

    Porque, de no hacerlo, el reloj de la Historia
    seguirá su marcha inexorable y, en algún
    momento no demasiado lejano, los políticos
    profesionales que nos gobiernan tendrán que
    admitir que se metieron en un callejón sin salida.
    Y de esos callejones se sale de una sola manera:
    admitiendo el fracaso y retrocediendo. Lo que no es
    precisamente muy elegante.

    El tic-tac del reloj

    Hacia fines de la Segunda Guerra
    Mundial, en algunos círculos no demasiado piadosos se
    hizo bastante popular una chacota al ejército
    alemán según la cual alguien preguntaba:
    "¿Cual es la diferencia entre un reloj suizo y el
    ejército alemán?" Y ante la obvia mirada bovina de
    su interlocutor se contestaba a si mismo explicando: "El reloj
    suizo avanza y dice tik-tak. El ejército
    alemán retrocede y dice Tak-tik". (Por si alguien
    necesita una ayudita – cosa que dudo – "Taktik" en
    alemán significa "táctica". Y prometo no contar
    más chistes. Los
    demás que me sé son todavía
    peores).

    Pues, salvando distancias y respetando diferencias de
    tiempo y lugar, parecería ser que algo por el estilo
    está empezando a pasar, tanto en el mundo globalizado y
    neoliberalizado como en estas subdesarrolladas riberas del
    Río de la Plata.

    El Empantanamiento de Medio Oriente

    Nuestros amigos anglosajones parecen haberse metido en
    un berenjenal de aquellos. Es decir: de aquellos que tienen una
    sola salida: hacia atrás. Afganistán e Irak
    simplemente no funcionan. Aunque, claro, también es cierto
    que en algunos sentidos la cosa depende del cristal con el que se
    la mire.

    En Afganistán, por ejemplo, el opio que los
    opresores talibanes habían prohibido fabricar está
    empezando a recobrar sus niveles históricos de producción luego de que los
    democráticos angloamericanos impusieran la libertad
    bombardeando pacíficamente a medio país y echando a
    los autoritarios talibanes a balazos. Ciertos afganos seguramente
    estarán pensando que allí también se
    está dando algo de reactivación; igual que por
    aquí. Así que, vamos, no todo es tan negativo al
    fin y al cabo. Los heroinómanos del mundo también
    tienen su derecho a una Defensa del Consumidor. O
    quizás no. Pero, sea como fuere, difícilmente la
    mafia del opio justifique tener a todo un ejército
    estacionado en la zona para proteger el negocio.

    El asunto del petróleo
    en Irak ya es un poco más complicado. Aunque más no
    sea por el hecho de que la guerra en Irak probablemente
    pasará a la historia como la guerra que se libró
    para destruir unas armas que nunca
    se encontraron y durante la cual se produjeron más bajas
    en tiempos de paz que durante el combate. Eso es más
    difícil de justificar todavía. Pero está
    bien, reconozcamos que es un poco jorobado destruir armas si uno
    no las encuentra. Y tampoco es sencillo mantener la paz cuando
    uno tiene que enfrentar a todo un ejército regular que se
    pasa a la clandestinidad en masa y, encima, cuenta con el apoyo
    de buena parte de la población. Con lo que queda abierta la
    pregunta de ¿dónde demonios están en Irak
    los que querían ser liberados de Saddam Hussein por los
    americanos? Pero no hagamos preguntas estúpidas y
    admitamos que realmente no debe ser fácil bombear
    petróleo en un ambiente tan
    enrarecido y en dónde, para colmo, se entremezclan
    factores políticos, religiosos y culturales que al final
    terminan embrollando todo el tablero de los indicadores
    económicos. Y ni hablemos de que, cada tanto, hasta puede
    llegar a volar un oleoducto por el aire.

    Pero aunque el
    petróleo resulte ser algo más o menos manejable
    – al fin y al cabo no en vano casi todos los árabes
    ricos tienen el grueso de su plata puesta en bancos occidentales
    – el tema militar se pone poco a poco tan espinoso que el
    único avance posible para las fuerzas anglosajonas
    parecería ser que es un avance hacia la retaguardia. Lo
    cual hasta un total ignorante en cuestiones militares como yo
    sabe que no es sino un eufemismo por no decir que hay que
    retirarse y huir de allí de la manera más elegante
    posible. Aunque uno termine tratando de arreglarla después
    diciendo que lo hizo por cuestiones de "tac-tics". (No me
    pongan esa cara: según mis globalizados diccionarios,
    en alemán se dice "Taktik" pero en inglés es
    "tactic". Lo siento).

    Para colmo, no sé como se dice "avance" o
    "táctica", en ruso y en chino (y aunque lo supiera
    estaría fregado porque no tengo ni caracteres
    cirílicos ni ideogramas chinos en esta maldita computadora)
    pero de lo que sí estoy seguro es de que
    ni en Moscú ni en Pekín alguien está
    haciendo planes para retroceder. Incluso en Europa no veo a nadie
    con demasiadas ganas de dar marcha atrás y menos
    aún cotizando el Euro bastante por arriba del
    dólar. Pero esto lo tendremos que dejar para otra
    oportunidad porque es todo un tema por si mismo.

    El dilema americano

    La cuestión es que el próximo presidente
    de los EE.UU. va a tener arreglar una serie de desaguisados que
    se fueron armando durante estos últimos años. Y la
    misión
    del próximo gerente
    general de la Casa Blanca no es fácil porque siempre
    resulta algo incómodo recoger el barrilete sin poder
    admitir un fracaso. Aunque, si analizamos el tema más a
    fondo, lo que tenemos es que el gran problema de los EE.UU. es
    que no pueden confesar sus éxitos.

    Ya sé, no me lo digan, esto parece un total
    galimatías. Voy a tratar de explicarme. La aventura de los
    EE.UU. en Medio Oriente está atascada. Pero, para
    entenderla, lo que hay que comprender es por qué en
    absoluto los angloamericanos se metieron en ella. Y en esto no
    seamos ingenuos. No se metieron allí para destruir armas
    de destrucción masiva, ni para llevarle las bendiciones de
    la democracia a los musulmanes, ni para liberar a Irak de una
    dictadura, ni
    para salvar al mundo de los talibanes. En realidad, se metieron
    allí para A)- poner el pie sobre la reserva de
    petróleo más grande del mundo, para que B)- esa
    fuente de energía no renovable siga cotizando en
    dólares y para C)- consolidar una posición
    geopolítica de poder. Y esto último no lo hicieron
    tanto para asegurar la seguridad
    nacional de los EE.UU. sino para descomprimir un poco la
    extremadamente comprometida seguridad nacional de Israel. Miremos
    un poco el mapa, veamos un poco la situación internacional
    y veremos que estos objetivos se lograron bastante bien. No en un
    100% (nunca se logra el 100% de los objetivos de un
    Plan
    Estratégico) pero sí en una proporción
    por demás razonable. Pero claro, estos objetivos reales no
    se pueden confesar en público.

    De modo que el pobre Bush (h) termina hoy
    encontrándose en la harto desagradecida posición de
    no poder cosechar los laureles por sus logros y de tener que
    aguantarse los sopapos por todo lo demás. Es casi
    increíble pero no hay más remedio que rendirse ante
    la evidencia: la fachada política del Siglo XXI
    está a cargo de sujetos increíblemente
    incompetentes. La de los EE.UU. e Inglaterra ha
    estado a cargo de individuos que ni siquiera supieron inventar
    una excusa medianamente plausible para librar una guerra y la de
    Irak en manos de un tipo que asoló la región
    durante décadas y del cual al final resultó que no
    servía ni para esconderse. Con lo cual queda bastante bien
    demostrado que las fachadas políticas de nuestro tiempo
    son solamente eso: fachadas. El verdadero Poder está en
    otra parte.

    Los que hacen las reglas…

    El verdadero Poder está en manos del dinero. En
    nuestras repúblicas y en nuestras no menos
    republicanizadas monarquías supervivientes la única
    regla de oro válida es la que establece que las reglas las
    hace quien tiene el oro. Admitámoslo de una buena vez:
    nuestras repúblicas no son democráticas. Son
    plutocráticas. Aquí no gobierna el pueblo.
    Gobiernan los que tienen suficiente plata como para pagarse una
    campaña y conseguir que una determinada mayoría los
    vote, que es algo muy diferente. Y los que ponen la plata para
    esas campañas son los que realmente toman las decisiones y
    establecen las reglas. No cometamos la tontería de pensar
    que la política en nuestro mundo actual es una actividad
    sin fines de lucro. No lo es para los que la financian y no lo es
    tampoco para quienes la gerencian.

    Y, hablando de plata, eso me obliga a dejar el resto del
    planeta y regresar a nuestra querida República Argentina
    en dónde el eterno sainete con el FMI está por
    inaugurar otro episodio.

    … y la Deuda Externa (otra vez).

    Si uno lo mira desde un punto de vista estrictamente
    económico y técnico, todas las idas y venidas de
    las últimas semanas no son completamente irracionales.
    Lavagna no es un Don Quijote que
    sale a quebrar lanzas contra molinos de viento. Conoce
    perfectamente bien el paño, conoce bastante bien a sus
    interlocutores, no es ningún ignorante en el tema y, la
    verdad sea dicha, no sé si el hombre sabe
    jugar al ajedrez pero,
    si sabe, yo, por las dudas, lo pensaría dos veces antes de
    sentarme a jugar una partida con él.

    Lo que está pasando es que, probablemente,
    Lavagna no calculó bien un riesgo que, por no ser
    económico, quizás se le escapó de su
    visión del medio juego. La
    Argentina puede negociar con el FMI. La Argentina puede proponer
    y pelear distintas alternativas de pago. La Argentina puede
    solicitar y quizás hasta conseguir determinadas
    facilidades para que la Deuda Externa no actúe como un
    salvavidas de plomo colocado alrededor del cuello de su economía interna.
    Todo eso está bien y, según las reglas de los que
    tienen el oro, todo eso puede llegar a ser aceptable.

    Lo que no es aceptable es que la Argentina intente
    establecer nuevas reglas. En esto, sencillamente la Argentina no
    puede salirse con la suya. El aparato financiero internacional
    simplemente no puede aceptar eso. Y no lo puede aceptar
    por muchas razones.

    Los funcionarios del Fondo no pueden aceptarlo porque,
    si lo hacen, van a terminar despedidos por ineptos. No olvidemos
    que, en última instancia, todos los muchachos del FMI que
    negocian con la Argentina no son sino empleados a sueldo en
    relación de dependencia. No son los dueños del
    dinero que manejan. Los tenedores de bonos no pueden aceptarlo
    porque – y esto es obvio – pierden plata. Y los
    dueños del dinero que maneja el FMI y el Banco Mundial
    tampoco pueden aceptarlo porque si la Argentina se sale con la
    suya, al día siguiente, delante del mostrador de las
    instituciones
    internacionales de crédito habrá una cola de diez
    cuadras formada por los funcionarios de todos los demás
    países que van a querer hacer exactamente lo mismo que
    hizo la Argentina. Y si todos los países se ponen a querer
    cambiar las reglas, todo el sistema de las Deudas Externas se cae
    de a pedazos.

    Economía, Política y
    Justicia

    Entendámoslo: la Deuda Externa no es un problema
    económico. Es un problema político. Y puesto que es
    un problema político la única alternativa viable
    que la Argentina tiene es la de convertirla en un problema
    jurídico.

    Ya sé que esto puede parecer extraño y
    contradictorio para algunos pero les pido por favor que, sin
    apasionamientos y patrioterismos, nos detengamos un poco para
    analizarlo en serio.

    Económicamente hablando la Deuda Externa de la
    República Argentina es impagable. La Argentina
    jamás podrá pagarla. Las razones de ello son
    múltiples y, en última instancia, es una simple
    cuestión aritmética. Saquen la cuenta, calculen los
    intereses, fíjense en el PBI del país y en sus
    posibilidades razonables de crecimiento, analicen los mercados
    internacionales y las posibilidades de exportación de los productos
    argentinos en el mediano plazo. Las cuentas no
    cierran. Mirémoslo por el lado que lo miremos, la Deuda
    Externa de la Argentina es un problema que no tiene arreglo si
    utilizamos herramientas
    económicas.

    Y no lo tiene porque está diseñada,
    implementada y administrada justamente para no
    tener una solución económica. Para el aparato
    financiero internacional es mucho más ventajoso y
    lucrativo tener a la Argentina agarrada del cuello con la Deuda
    que cobrar todo el dinero que
    esa Deuda representa y que, en buena medida y en la
    práctica, ya no es más que un montón enorme
    de asientos contables. Consecuentemente, la cuestión de
    fondo no es económica sino política.

    Pero aquí está la madre del borrego: las
    cuestiones políticas se solucionan con Poder y la
    Argentina no tiene suficiente Poder como para solucionar esta
    cuestión. No tiene ni fuerzas militares suficientes, ni
    dinero suficiente, ni información suficiente ni consenso
    internacional suficiente como para ganarle al aparato financiero
    internacional una pulseada de Poder político
    puro.

    En consecuencia ¿qué nos queda? Pues nos
    queda lo único inteligente que todavía podemos
    hacer: sacar la pelota de la cancha económica (que es
    dónde quieren que juguemos el partido nuestros
    adversarios); no ponerla en la cancha política (que es
    dónde no podemos ganar) y ponerla en la cancha
    jurídica que es el único lugar en dónde
    todavía tenemos excelentes argumentos porque toda la
    estructura de
    la Deuda Externa argentina está, en última
    instancia, basada sobre el fraude, el peculado, la estafa, los
    sobornos, la malversación de fondos y hasta la
    asociación ilícita.

    Y con esto no me estoy refiriendo ahora al tema de los
    embargos y las acciones
    judiciales que últimamente se han estado promoviendo.
    Aunque, usadas inteligentemente, estas acciones
    podrían servir quizás como disparadoras de un
    planteo de muchísima mayor profundidad. En cualquier caso,
    no me refiero a la posibilidad de defender la posición
    argentina ante tribunales internacionales por demandas de
    acreedores privados extranjeros. Estos litigios han sido posibles
    porque nuestros beneméritos gobernantes resignaron
    soberanía y problemas que
    en última instancia son problemas argentinos ahora pueden
    ventilarse ante un juez de Nueva York o
    de Amsterdam. A lo que me refiero es a la investigación
    judicial de la deuda misma.

    Porque, si no la investigamos, al final la Argentina no
    podrá salirse con la suya. Podrá torear a los
    empleados del FMI; podrá hacer heroicas declaraciones
    mediáticas para el consumo
    interno; podrá inventar mil ingeniosos mecanismos de
    ingeniería financiera y podrá
    reestructurar, renegociar, refinanciar y rediscutir la Deuda.
    Pero, al final del día, al gobierno no le va a quedar otra
    salida que decir tác-tic-a-pagar y porque no hay
    más remedio.

    Además, que nadie crea que haciendo de esto un
    show de política interna vamos a lograr algo realmente
    positivo para el país. La gimnasia de los
    actos públicos y las concentraciones masivas con
    campanudos discursos hace
    rato que ya no sirve para resolver ningún problema
    internacional. Menos todavía dónde hay tanta plata
    de por medio, y muchísimo menos aún cuando toda la
    cuestión es un problema de Poder
    geopolítico.

    La Bomba Ballesteros

    No nos hagamos falsas ilusiones con un dramático
    llamamiento a las masas para apoyar al gobierno en una supuesta
    patriada. Hacer de la Deuda una Causa Nacional sin investigarla
    no es convertir la Deuda Externa en una causa nacional. Es tratar
    de convertir el No-Pago en causa nacional que es algo muy
    diferente. Eso ya lo intentó el Adolfo Rodriguez
    Saá. Lo aplaudieron de pie, lo largaron en banda y el
    hombre se tuvo
    que ir a tomar sol al Mediterráneo con su novia. Para que
    la Deuda sea realmente una causa nacional hay que poner los
    atributos masculinos dónde hay que ponerlos y decidirse a
    hacerle caso al Juez Ballesteros que ya hace casi 4
    años
    decía:

    "Ha quedado evidenciado en el trasuntar de la causa la
    manifiesta arbitrariedad con que se conducían los
    máximos responsables políticos y económicos
    de la Nación en aquellos períodos analizados.
    Así también se comportaron directivos y gerentes de
    determinadas empresas y
    organismos públicos y privados; no se tuvo reparos en
    incumplir la Carta
    Orgánica del Banco Central de la República
    Argentina; se facilitó y promulgó la
    modificación de instrumentos legales a fin de prorrogar a
    favor de jueces extranjeros la jurisdicción de los
    tribunales nacionales; inexistentes resultaban los registros
    contables de la deuda externa; las empresas públicas, con
    el objeto de sostener una política
    económica, eran obligadas a endeudarse para obtener
    divisas que quedaban en el Banco Central, para luego ser volcadas
    al mercado de cambios; se ha advertido también la falta de
    control sobre la
    deuda contraída con avales del Estado por la empresas del
    Estado."

    Para conlcuir afirmando:

    "… remitiré copia de la presente
    resolución al Honorable Congreso de la Nación para
    que, a través de las comisiones respectivas, adopte las
    medidas que estime conducentes para la mejor solución en
    la negociación de la deuda externa de la
    nación que, reitero, ha resultado groseramente
    incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política
    económica vulgar y agraviante que puso de rodillas el
    país a través de los diversos métodos
    utilizados, que ya fueran explicados a lo largo de esta
    resolución, y que tendían, entre otras cosas, a
    beneficiar y sostener empresas y negocios
    privados – nacionales y extranjeros – en desmedro de
    sociedades y
    empresas del estado que, a través de una política
    dirigida, se fueron empobreciendo día a día, todo
    lo cual, inclusive, se vio reflejado en los valores
    obtenidos al momento de iniciarse las privatizaciones de las
    mismas.

    En efecto, debe recordarse que el país fue puesto
    desde el año 1976 bajo la voluntad de acreedores externos
    y en aquellas negociaciones participaron activamente funcionarios
    del Fondo Monetario
    Internacional…"

    Pido perdón por lo extenso de la cita pero, por
    experiencia, lamentablemente sé que la enorme
    mayoría de los argentinos desconoce supinamente este fallo
    y lo que más me llama la atención es que el Honorable Congreso
    arriba mencionado haya ignorado tan olímpicamente la
    recomendación del juez. Si una ley laboral
    costó cerca del millón de dólares me
    pregunto cuanto habrá costado este ominoso y honorable
    silencio. Aunque, en verdad, lo que realmente importa es que, si
    no le hacemos caso a nuestros propios jueces, por favor
    después no hablemos de creer en la Justicia
    mientras tratamos de armar causas nacionales al margen de lo que
    la propia Justicia sentenció.

    De última y en otro orden de cosas, tampoco veo
    muy bien cómo podemos hacernos los malos con los mismos a
    quienes después vamos a pedirles plata. Fanfarroneamos con
    no pagar 3.100 millones, siendo que por el otro lado les pedimos
    que, por favor, nos presten 5.000 millones. ¿A qué
    estamos jugando? Si las cosas fuesen más sencillas de lo
    que son y si yo fuese el FMI casi-casi estaría tentado a
    decirle al gobierno argentino: "¿Quieren 5.000 millones?
    Está bien. No paguen los 3.100 que me deben. Aquí
    tienen 1.900 millones de dólares y ahora me deben 5.000" Y
    listo. La cosa no es tan infantilmente sencilla, por supuesto. No
    es para nada tan simple. Pero esa sería – aun mal
    sacada – la cuenta del almacenero. Y en un caso así:
    ¿quién habría jorobado a quien? Si queremos
    ponernos realmente en duros, dejemos de pedir plata prestada.
    Claro que no es nada fácil, sobre todo considerando las
    inversiones
    que necesita el país. Pero otra vez: ¿a qué
    estamos jugando? ¿Nos ponemos en duros, o hacemos que nos
    ponemos en duros y después vamos, negociamos una rebaja y
    encima pedimos más plata?

    Porque y dejemos esto en claro: negociar una rebaja no
    me parece nada mal. Al fin y al cabo una buena rebaja ya es algo.
    Por lo menos alguna rebaja es 100% mejor que nada de rebaja y, en
    todo caso, es bastante más de lo que consiguieron todos
    los gobiernos anteriores. Si lo consigue, no pienso negarle a
    Lavagna el mérito en absoluto. Pero no hagamos
    ridiculeces. Tengamos al menos la honestidad de
    llamar las cosas por su nombre y dejémonos de discursos
    bombásticos al estilo de "¡Que vengan los del FMI!"
    porque yo me acuerdo de uno que dijo "¡Que venga el
    Principito!" y prefiero no recordar lo que pasó
    después.

    El pueblo argentino no va a frenar al FMI ni con
    referéndums ni con masivas concentraciones en Plaza de
    Mayo. Por más que el pueblo argentino lo rodee al gobierno
    para defenderlo, el FMI atacará por otra parte. Lo que
    necesitamos son buenos argumentos como munición para
    pelear en dónde sea. La guerra no va a ser en Buenos
    Aires. La guerra va a ser – o mejor dicho: ya empezó
    – en los tribunales internacionales y la única arma
    realmente buena que tenemos se llama la Bomba Ballesteros. Ahora,
    eso sí: habría que tener el coraje de
    lanzarla.

    Lo otro es efectismo populachero y fetichismo
    demagógico que no le mueve el amperímetro a nadie
    en todo el planeta. Que nadie se crea que alguien en Wall Street
    se va a poner nervioso si aquí un presidente consigue
    juntar un par de decenas de miles de muchachos para que,
    envueltos en la camiseta de la selección
    nacional, vayan a tocar el bombo a Plaza de Mayo al grito de
    "Nestór, Nestór, que grande sos". Dónde se
    toman decisiones importantes nadie se deja impresionar por esta
    clase de zarzuelas. En general, más allá de alguna
    ventajita circunstancial y a veces hasta muy poco confesable, lo
    único que hoy consiguen los que organizan manifestaciones
    masivas es exasperar a quienes no forman parte de
    ellas.

    ¡Guarda con el Corralito!

    De cualquier manera que sea, si alguien me pidiese un
    asesoramiento gratis, le aconsejaría que, en caso de tener
    dinero depositado en el exterior, piense seriamente en traerlo de
    regreso al país para – aunque más no sea
    – meterlo debajo del colchón por un rato y hasta que
    pase la tormenta que se viene. No sea cosa que a algún
    genio de la finanza internacional se le ocurra embargar los
    bienes de
    ciudadanos argentinos en el exterior. Porque varios no
    podrían ni siquiera protestar por el embargo sin ir
    presos.

    Y no crean que los muchachos del FMI y los financistas
    internacionales no son capaces de armar un corralito. Fue el
    Mingo Cavallo el que les mostró como se hace y actualmente
    el Mingo está (ahora ya abierta y oficialmente) trabajando
    para ellos.

    No lo olviden.

    • © Adrian Salbuchi, Dénes Martos,
      Héctor Giuliano
      – Febrero
      2004
    • Permitida su reproducción parcial y/o total si se cita
      la fuente en forma detallada.

    • www.msra.com.ar

     

    Juan de Dios Romero

    José Marto

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