Proyecto Segunda República
Argentina
(MSRA)
Investigación y redacción: Héctor Giuliano,
Dénes Martos, Adrián Salbuchi n° 7 – Buenos Aires – 20
de febrero 2004
- Las guerras
venideras - "Panem et
circenses" - El pulgar del
César - El regreso de
JFK - ¿Sabrá NK lo que se
viene con JFK? - Kirchner y el próximo
acuerdo con los acreedores - ¿Qué quiere el
FMI y por qué lo quiere? - El acuerdo con el FMI de
setiembre 2003 - El gobierno y la propuesta de
Dubai - El FMI y las metas
cualitativas - Previsiones de muy corto
plazo - Marchas, contramarchas y el
avance a la retaguardia
No es cuestión de cambiar de
collar,
sino dejar de ser perro"
Arturo Jauretche
Las
guerras
VENIDERAS
Escribe Adrian Salbuchi
Ya se perfila el conjunto de factores clave que
permiten entrever cuáles serán las pautas que
regirán la política
internacional a partir de este 2004 que recién comienza y
que, en nuestro país, cobra renovada fuerza a
partir del próximo mes de Marzo cuando concluyen las
vacaciones estivales y el país comienza a moverse a toda
marcha.
En el plano mundial, ya se comprueba el
circense espectáculo del proceso
electoral norteamericano, hoy polarizado por la invasión
de Irak que ya
todo el mundo sabe se basó sobre la farsa, la mentira y el
engaño perpetrado por los gobiernos de Estados Unidos y
Gran Bretaña, actualmente conducidos por el presidente
George W. Bush y el primer ministro Tony Blair,
respectivamente.
Para la Argentina, viviremos tres meses
clave entre Marzo y Junio, cuando se definen aspectos
fundamentales y de largo alcance en torno a la
así llamada renegociación de la deuda externa.
Más allá de sus resultados concretos,
señalamos el hecho vital de que en los meses por venir el
pueblo argentino sabrá por fin cuál es la verdadera
orientación del gobierno del
presidente Néstor Kirchner y, consecuentemente,
cuáles son sus planes para nuestro país.
"Estados Unidos es
aquél proceso que
va
de la barbarie a la civilización
sin pasar
por la necesaria etapa de la cultura"
Georges Clemenceau
(primer ministro francés,
1917)
Pan y Circo. Así se referían los antiguos
romanos durante el Imperio, para describir la "acción
psicológica" de la época. Para que el pueblo romano
se quedara más o menos tranquilo, se comportara de manera
más o menos ordenada, y acompañara al coyuntural
emperador, usurpador, general legionario o pícaro audaz
que se hubiera hecho con el poder de una
manera más o menos mayoritaria, los dirigentes de entonces
comprendían que resultaba indispensable contar con una
estrategia de
acción psicológica. Desde la más remota
antigüedad, las grandes mayorías suelen dejarse
seducir si se les tira lo suficientemente a menudo el pan para
llenar el buche doméstico y se les regalan grandes faustos
y espectáculos cargados de sangre, combate y
luchas a muerte entre
gladiadores, leones, tigres, esclavos y alguna partida de
prisioneros cristianos encadenados. ¡Para la Gloria de
Roma!
Hoy, somos más finos. Pues hoy tenemos la
televisión, con sus "entretenimientos" cargados de
sangre,
asesinato, traición, fútbol y sexo. Y el
pan…. Y bueno, siempre se puede inventar algo: hoy son los
planes "Jefe de Hogar" y los sabrosos y gratuitos combos
choripan+tetrabrik para ciertos piqueteros, como ayer bajo
Alfonsín tuvimos las famosas cajas de PAN de aquél
verdadero Circo que fue su ridículo y dañino
gobierno en los
ochenta.
En rigor de verdad, "pan y circo" es una metáfora
cruel pero pragmática, de la manera cómo se
administra la "democracia",
pues para proveer eficazmente ese "pan" gratis y ese "circo" para
todos, se necesita de dos condiciones esenciales: (1) ser
poderoso en medios
económicos y financieros como para poder soportar
tales iniciativas distributivas gratuitas y, (2) controlar los
resortes del Estado, como
administrador
de la res-pública.
Por eso, la plutocracia que hoy rige el planeta –
y nuestro país, desde luego – administra y controla
la "democracia" a
fuerza de
"meta pan y circo", proceso que ha sido llevado a una
perfección quintaesencial gracias a los vastos adelantes
tecnológicos que comprobadamente se han logrado entre
– digamos – los años 304 y el actual 2004. La
esencia del animal "democrático", sin embargo, sigue
siendo la misma.
Hoy le toca, precisamente, a la "gran democracia del
norte", brindarnos un espectáculo global de este tipo a
través de sus cadenas mundiales de radio, televisión, periódicos, revistas e
internet, ya que
su proceso electoral se inscribe perfectamente dentro del marco
del pan y circo. Todo indicaría que este año
veremos un recambio en la Casa Blanca. Todo señala que
cuando llegue el día de las elecciones en Estados Unidos
el próximo 4 de Noviembre, probablemente George W. Bush y
su esposa Laura deban hacer sus valijas y regresar al rancho en
Crawford, Texas, para dejarle la bella Casa Blanca ubicada en el
1600 de Pennsylvania Avenue en la capital
imperial de Washington DC, a un nuevo inquilino, ya no
republicano como él, sino "demócrata", o sea, a un
"liberal" según el bestiario político
estadounidense.
Pues es verdad que George W. hizo los deberes para los
cuales fue catapultado a la Casa Blanca en el 2001, a pesar de
haber perdido las elecciones presidenciales del 2000 por 540.000
votos ante su rival, el entonces vicepresidente Al Gore. Todos
recordamos la manera desprolija, por no decir desfachatada, en
que una mano superior – la que controla de verdad a los
Estados Unidos de Norte América
– le bajó el pulgar a Al Gore y su vice Joe
Liberman, al tiempo que le
levantó el pulgar a George W. Bush y Dick
Cheney.
Es que entonces había planes revolucionarios y
muy urgentes, y se necesitaba de un presidente cowboy al que le
gustara entrar a los tiros en el escenario geopolítico
planetario, levantando polvaredas y caminando a lo guapo como
Wyatt Earp o el Hombre del
Rifle. Alguien dispuesto a meterles muchas patadas en el c___ a
los Saddam, Osama, Chávez, a los musulmanes, colombianos,
ecologistas, talibanes, iraquíes, norcoreanos,
afganos… en fin: a todos aquellos que no se saben alinear
absoluta e incondicionalmente con el Imperio angloestadounidense,
subordinándose a su geopolítica unilateral
pro-sionista.
George W. hizo sus deberes 100% según el libreto
que le pasaron su vicepresidente Dick Cheney, su papá, y
poderosos ministros y asesores como Paul Wolfowitz, Donald
Rumsfeld, Condoleeza Rice, Douglas Feith, Richard Perle, James
Baker III, y grupos de amigos
en el Council on Foreign Relations (CFR), el American Enterprise
Institute, Enron, ChevronTexaco, The Carlyle Group y Halliburton.
Incluso el 1ero de Mayo pasado festejó el "fin de la
guerra"
aterrizando abordo de un cazabombardero artillado sobre la
cubierta del portaaviones USS Lincoln, al mejor estilo Hollywood:
con uniforme de combate y casco bajo el brazo. "Yeah!! We kicked
their damned asses!"
Pero, algo salió mal. O, al menos, no del todo
bien.
El breve paseo que prometía ser Irak pronto se
transformó en una pesadilla en que soldados
norteamericanos y aliados mueren a diario. Y a su principal
compinche – el inglés
Tony Blair – las cosas le van igual de mal o peor. Las
armas de
destrucción masiva, no aparecen; la CIA se pelea con el
MI6, que se pelea con el gobierno inglés,
que se pelea con la BBC, que se pelea con el gobernador civil en
Irak Paul Bremer III, que se pelea con the The New York
Times, que se pelea con George W Bush, que se pelea con Kofi
Annan, que se pelea con Jack Straw, que se pelea con Dominic
Villepin, que se pelea con Donald Rumsfeld, que se pelea con Hans
Blix… Hasta Cheryl, la esposa de Tony Blair parece que se
peleó con la primera dama Laura Bush… Incluso,
tenemos información confidencial que da cuenta de
que el fox terrier de los Bush se trenzó a los tarascones
con el bulldog de los Blair. En fin, todo un conventillo en un
día de calor
sofocante… Y, para los aliados británicos y su
rancia realeza, most improper…
Un desastre, ché, diríamos por estas
latitudes. En el frente diplomático, Estados Unidos
retrocedió treinta años. En el frente militar ha
cometido el pecado cardinal estratégico de "military
global overreach" – han sobre-exigido la capacidad logística de sus fuerzas armadas. En el
frente geopolítico, le dieron buena causa común a
los rusos, los chinos, los franceses, los alemanes y los
musulmanes para ponerse más o menos de acuerdo entre ellos
ante el gatillo fácil del imperio sionista
fundamentalista.
Por eso, pareciera que hoy el pulgar del César
– que se ubica en las instancias supranacionales que
gerencian y deciden soberanamente en este Nuevo Orden Mundial
– le estarían bajando el pulgar a George W. Me
refiero a la Trilateral Commission, el Bilderberg Group, el CFR y
las poderosas dinastías plutocráticas de los
Rockefeller, Rothschild, Mountbatten, Harriman, Schiff, Lazard y
Warburg, entre otras. No porque éstas no estén de
acuerdo con lo que hizo Bush, sino por la forma
como lo hizo; o sea, porque no lo hizo bien. Porque fue
desprolijo. Bush y su equipo logró enajenar a la opinión
pública mundial; distanciar a tradicionales aliados
como Alemania y
Francia. Ha
hecho quedar mal no solo a Estados Unidos, sino también a
las propias estructuras de
poder del Nuevo Orden Mundial, hoy bastante fracturadas. Les
obligó a mostrar al mundo varios flancos débiles:
en lo militar, en lo diplomático, en lo económico,
y – muy importante – en el uso de la Moneda (el
dólar) como factor de poder mundial (parte de la crisis radica
en que hoy el Euro desafía al Dólar como moneda
planetaria).
Y encima, todo esto les está costando una
ponchada enorme de plata. Presupuesto de
Bush para el 2004: u$s 2.400.000.000.000 (¡Casi 25% del PBI
de Estados Unidos!) – Déficit 2004: u$s
521.000.000.000 (bajando a "apenas" 379.000.000.000 en el
2005…). Gastos especiales
para Irak tras su invasión: u$s 87.000.000.000 hasta Junio
2004. ¡¡…Epa….!!
Insisto: pareciera que llegó la hora del
recambio. Pero no de cualquier recambio. Estados Unidos no es
un país en el que cada gobierno se dedique a desarmar lo
que hizo el anterior. Estados Unidos la tiene clara: siempre van
para adelante (aunque de vez en cuando adopten la máxima
de Vladimir Lenin que recomendaba a veces "avanzar dos pasos y
retroceder uno"). La prioridad del momento es salir del
berenjenal, emprolijar las desprolijidades bushianas; en fin,
"salir del paso" aunque ello implique "desensillar (un poco)
hasta que pase la tormenta".
El poderoso CFR, Council on Foreign Relations tiene una
elocuente frase respecto de las políticas
que impulsan ora los gobiernos republicanos, ora los gobernantes
demócratas: "gane quien gane, gobernamos nosotros". Con lo
que el continuismo imperial norteamericano ha de quedar
garantizado, sólo que se debe limpiar su estilo, hoy
embarrado, desalineado y desprestigiado.
Pareciera que en el cónclave de la élite
del Establishment globalizador, se ha decidido una nueva vuelta
en la calesita del Pan y Circo. Es tal el poder mundano que
detentan, que algunos de sus miembros más inspirados
parecieran decididos a incursionar en ámbitos
supramundanos y – cuál demiurgos luciferinos –
creen poder resucitar a los muertos, y algo de eso es lo que
estamos viendo por estos días: me refiero al regreso de
JFK!!
JFK – John Fitzgerald Kennedy –, fue
el presidente más popular que jamás tuvo Estados
Unidos. Sus breves dos años y diez meses en la Casa Blanca
al lado de su bella esposa Jacqueline, sus dos adorables hijitos,
sus hermanos, y el poderoso clan irlandés del patriarca
Joe Kennedy que le dió vida, fueron apodados "Camelot" en
el imaginario colectivo norteamericano. Camelot era el castillo
de Avalon, país de ensueño y de las "manzanas de la
eterna juventud" que
alimentaban al mítico Rey Arturo y sus Caballeros de la
Tabla Redonda en las míticas tierras de
Albión.
Cruelmente arrancado de la vida pública
estadounidense y mundial, aquél 22 de noviembre de 1963,
JFK se transformó en un símbolo excelso de todo lo
bueno y puro que creyó tener Estados Unidos. Todo lo feo
vino después: la obvia conspiración en torno a su
asesinato por no querer intensificar la guerra de
Vietnam, o por haber desafiado a los banqueros dueños
del Banco de la
Reserva Federal al emitir moneda soberana; o, incluso, sus
amoríos
con Marilyn Monroe, y las revelaciones sobre los estrechos
vínculos de los Kennedy con la mafia, más los
posteriores asesinatos, muertes y violaciones de distintos
miembros del Clan Kennedy…
Bueno, hoy el partido demócrata tiene su nuevo
JFK en la persona de
John Forbes Kerry. Casi podríamos decir que es el
candidato ideal en el momento justo: de 61 años de
edad, perteneciente a una familia patricia
bostoniana (del mismo Estado –
Massachusetts – como el primer JFK), con una imagen
mediática atractiva (tiene buena cabellera: pareciera que
los norteamericanos tienen una particular debilidad por los
conductores con buen y copioso jopo: John Kennedy, Bill Clinton,
Robert Kennedy (si no lo hubieran matado también hubiera
sido presidente), Jimmy Carter, Ronald Reagan y ahora John Kerry
(estamos tentados a proponer se realice una investigación sobre la incidencia del jopo
en el imaginario colectivo y, por extensión, en la
política
exterior de los Estados Unidos…).
Otro factor fundamental: John Forbes Kerry tiene
mucha plata. Y mucha más tiene su actual esposa Teresa
Heinz, hija de la familia
homónima dueños del imperio alimentario Heinz,
productores de las famosas ketchup y mayonaise que usted puede
saborear cuando pide un "plastic burger" en MacDonalds. Y en las
"democracias" del pan y circo, la plata no solo es importante:
es determinante.
JFK tiene una educación esmerada.
El nuevo JFK habla bien inglés (idioma que George W.
aún no ha logrado dominar completamente). El nuevo JFK es
miembro del poderoso Council on Foreign Relations (igual que la
casi totalidad del actual gobierno y también de la
anterior administración de Bill Clinton). Incluso su
esposa Teresa pertenece al Council. El nuevo JFK es miembro de la
logia secreta masónica demiurgico-luciferina "Skull and
Bones" (calavera y huesos, como la
tradicional bandera pirata inglesa) de la exclusivísima
Universidad de
Yale, al igual que lo es George W. Bush, su papá George H.
W. Bush y su abuelo Prescott Bush. Fue, precisamente, Prescott
Bush quien, hace décadas ya, robó la calavera del
indio Jerónimo para que sirviera de fetiche (¿o
peor?) durante los herméticos ritos iniciáticos de
los poquísimos nuevos miembros (no más de 15 por
año) de Skull & Bones.
¿Habrán "conjurado" a "fuerzas del
más allá" para que les envíen a otro "JFK"?
Jamás lo sabremos…aunque la influencia de Skull
& Bones en la estructura de
poder plutocrática norteamericana es muy grande y esa
continuidad queda garantizada con Kerry (según el
prestigioso periódico
The Boston Globe, su familia es
oriunda de la parte checa del antiguo Imperio
Austro-Húngaro – su abuelo paterno se apellidaba
Kohn, judío que se convirtió al catolicismo al
llegar a la nueva tierra de
promisión norteamericana).
Señalemos también que el indio
Jerónimo era jefe de la tribu de los indios Apache.
¿Será una casualidad que el más poderoso
helicóptero artillado utilizado por las fuerzas armadas de
Estados Unidos contra Serbia, Afganistán e Irak, y por
Israel contra los
palestinos haya sido bautizado, precisamente, "Apache"? Cuando se
ingresa al mundo de las logias, también ingresamos en el
mundo de los símbolos, de los mensajes en clave, de las
lecturas "entre líneas", de los objetivos
encubiertos y de las metas inconfesables.
Como repetimos todas las semanas en nuestro programa radial
"El Traductor", este perverso Nuevo Orden Mundial, se
sustenta sobre la Fuerza genocida y la
Hipocresía de la mentira.
La geopolítica del jardín: hay que
parquizar el patio trasero
Una previsible política mundial estadounidense
bajo la presidencia de Kerry a partir del 2005, consistirá
en hallar salidas y moderaciones elegantes en los principales
teatros de operaciones
asiáticos – notablemente, Irak, Afganistán y
Palestina; enmendar relaciones; recomponer amistades; ordenar
presupuestos;
tranquilizar a la opinión
pública interna (y también externa,
¿porqué no?); en fin: en ser una nación
más "moderada" – kinder and gentler, cómo
decía dulcemente el papá del actual
presidente.
Estados Unidos tendrá que poner las barbillas en
remojo. En estos cuatro años, arrancaron con dientes y
uñas, más carne de la que pueden masticar.
Tendrán que replegarse en algunas partes y consolidarse en
otras. Y eso los llevará inexorablemente a buscar
reemplazar esos fracasos parciales con incursiones en nuevas
latitudes que no conlleven el riesgo de
peligrosísimos roces con Rusia y China e,
incluso, con India y
Europa.
Seguramente, entonces, el 2005 verá el inicio de
un gran "proyecto de
jardinería" en el que la geopolítica norteamericana
dedicará grandes e intensivos esfuerzos a ordenar, de una
vez por todas, su "patio trasero". From Alaska to Tierra del
Fuego, como decía George Bush, padre. Pues, por
aquí hay muchos yuyos y pinches para remover: en Venezuela, por
ejemplo. Por aquí hay ciertos yuyos peligrosos (de verdad)
que ellos desean comercializar controladamente (esos que crecen
en las selvas de Colombia y
Bolivia, por
ejemplo); por aquí hay cosas muy valiosas debajo de
la tierra y
del mar (gas, petróleo,
minerales,
agua potable),
que hay que extraer "para la humanidad": en Bolivia,
Argentina, en la
plataforma del Mar Argentino, en Perú, Brasil y la
Antártida. También hay "huertas y árboles" por plantar e, incluso, cientos de
miles de pacíficas familias del medio oriente a las que se
les podrían dar bellos espacios en el "patio trasero",
especialmente en la Patagonia
dónde ya un pequeño ejército de
simpáticos mochileros comenzó a cortar y quitar
algunas malezas…
Claro está, como todo buen jardinero,
tendrán que venir con hacha y guadaña; con escopeta
y cuchillo, pues tendrán que arrancar de cuajo a
más de un arbusto (Bush – ¡qué
ironía!), matar a animalejos, alimañas y cortar
lianas, que a los norteamericanos molesten o disgusten.
Especialmente en Argentina y Venezuela.
Pero, también en Colombia y
Brasil, y
¡ni que hablar de la Triple Frontera! Verdadero nido de
víboras dónde seguramente la CIA, el Mossad y el
MI6 ya deben haberlo fotografiado a Osama yendo y viniendo entre
Foz de Iguazú, Ciudad del Este y Puerto
Iguazú.
También tendrán que traer a un
ejército de capataces para que cuiden, custodien, se hagan
cargo y hagan crecer las nuevas Forestales que quieren plantar
por estas latitudes.
Así que, sepámoslo desde ya: este
año habrá un impass, pues Bush pierde poder y Kerry
aun no llegó al pináculo del poder público
(que NO es el pináculo del Poder Mundial,
hoy totalmente privatizado). Pero, en el cuatreño
2005-2009, ¡se vienen para
acá!
Y no estamos para nada preparados. Es más:
estamos tan mal preparados y tan maltrechos que hasta les
será fácil anunciar urbi et orbi que quienes
habitamos estas tierras tenemos sospechosa pinta de guerrilleros,
de terroristas; que somos unos intrusos en su backyard. Pues,
como todos sabemos – y JFK lo tendrá muy, muy
presente – para el backyard, la doctrina fundamental de la
"gran democracia" del norte es "América
para los Americanos…."
¿Sabrá
NK lo que se viene con JFK?
"Hacer Política es
llamar
a las cosas por su nombre"
Juan Domingo
Perón
Como siempre, los argentinos vivimos en ascuas. Hoy
creemos que la renegociación del fraude de la
deuda externa
es solo una cuestión de ceder – un poco más o un
poco menos – ante los poderosos para que éstos se queden
tranquilos. Pero no es así. Se equivoca quién
así piense, pues cuanto más cedemos, más
quieren y exigen.
Entre los próximos meses de marzo y junio, el
actual gobierno tiene un ventana de oportunidad única para
dar un golpe de timón en torno a la deuda externa. Y
ello también nos permitiría prepararnos lo mejor
posible para lo que se viene en el mundo y en nuestra
región a partir del 2005. Esa ventana de oportunidad es
UNICA, porque el gobierno Kirchner apenas
está por cumplir su primer año, y hoy cuenta con un
gran apoyo nacional e inspira un alto respeto regional.
De más está decir que ante los futuros peligros
geopolíticos mundiales, la Argentina sólo
podrá conjurarlos en fuerte y estrecha unión con
los países de la región, avanzando hacia un
verdadero Gran Estado Sudamericano. Solos, vamos
muertos.
En otras palabras, el presidente Kirchner tiene tres
opciones a partir de ahora, y tomamos como referencia el 9 de
marzo, fecha en que debemos pagar al FMI u$s
3.100.000.000. Esos tres escenarios posibles son los
siguientes:
Escenario 1
Kirchner "Pega un Portazo". Convoca al pueblo a las
plazas públicas del país, informa de las exigencias
perversas del FMI y de los
operadores internos y externos del nuevo orden mundial, y
describe las consecuencias nefastas que ello tendrá para
el país en el mediano plazo. Anuncia entonces su
decisión inmediata de investigar la
totalidad de la deuda externa a fondo, con amplia
divulgación mundial para que todos los pueblos conozcan el
fraude e
ilegitimidad estructural de la misma cometidos por ex-gobiernos
argentinos en connivencia con los propios bancos
supranacionales acreedores y comercializadores de bonos, el FMI, el
Banco Mundial
y toda la superestructura financiera. También anuncia que
se hará valer toda una artillería de formidables
instrumentos sólidos que se encuentran a nuestro alcance
para librar esta guerra, tales
como el dictamen judicial del juez Ballesteros en el juicio por
la deuda iniciado por Alejandro Olmos, y la jurisprudencia
anglosajona de la "Deuda Odiosa".
Kirchner lograría gran apoyo popular y ante tal
"patriada", generaría el marco político necesario
para investigar la deuda a fondo (que es la gran asignatura
pendiente argentina). Para ello, se debe generar un Modelo de
Investigación y Renegociación
Integral de la Deuda, cuyos objetivos
sean: honrar la deuda honrosa, investigar la deuda dudosa, y
repudiar la deuda fraudulenta.
Kirchner tiene esta única oportunidad de hacerlo.
Se trata de una movida arriesgada. Sin embargo, si se proyecta la
evolución a cinco y diez años de la
deuda actual con los esquemas de "renegociación" en curso,
entonces Argentina corre un riesgo aún
mayor, pues se desliza con creciente rapidez hacia la gran meta
de los poderosos en el mediano plazo, que es la de exigirnos
el canje de deuda por territorio.
Escenario 2
Si el presidente Kirchner sigue considerando que
negociar la deuda es, básicamente, un problema netamente
financiero y de "números y cifras", no comprendió
que la Argentina ha caído en la trampa del sistema de
la usura, en el que el objetivo de
los acreedores es, precisamente, que NO podamos
pagar la deuda; que jamás podamos pagarla y que cada
día debamos más y más. Entonces, al
presidente sólo le quedará la opción de
alinearse con los objetivos e intereses del Nuevo Orden
Mundial.
Dado que el presidente Kirchner es un hombre
talentoso, inteligente e intuitivo, seguramente lograría
ese cometido en forma "ordenada". También Carlos Menem lo
logró. Pero el costo es
altísimo por cuanto implica empeorar la situación
geopolítica y geoeconómica del país mientras
se mantiene al pueblo anestesiado, con una vasta
artillería local de "Pan y Circo". Estemos alertas, por
cuanto los "jóvenes idealistas" de Montoneros, de la
"Tendencia", Verbitsky y las "madres", "abuelas" y "tías"
tienen décadas de gimnasia en esto
último y mucho, mucho dinero e
influencia para generar incontables cortinas de humo para que lo
verdaderamente importante – la entrega del país
– termine pasando (¡una vez más!)
desapercibida.
La tentación seguramente será grande, por
cuanto el presidente contaría con el poderoso apoyo de
banqueros locales y extraños y – muy especialmente
– de la siempre presente mano británica en sus
terruños patagónicos, y de Repsol-YPF (con sus
auténticos dueños, la British Petroleum plc de
Londres, dirigida por Peter Sutherland, director para Europa de la
Trilateral Commission de David Rockefeller, que cuenta entre sus
miembros al propio Domingo Felipe Cavallo…). Argentina
seguiría, entonces, en su lenta agonía.
Escenario 3
Este es el peor de los escenarios, aunque lo creo poco
probable, e implica que el presidente se decida por el "Escenario
2", pero en lugar de gerenciarlo en forma ordenada al estilo del
"turco nefasto", termine perdiendo el control al estilo
UCR-Alianza, desplomándose como le ocurriera a
Raúl Alfonsín y a Fernando de la
Rúa. Ello, seguramente, significaría un estado
de guerra social y/o guerra civil, en la que el Imperio
nos terminará mandando sus fuerzas armadas para imponer el
orden en el backyard y encima exigirá que les demos las
gracias y, por supuesto, que paguemos la cuenta.
Claramente, nos hallamos en un momento clave. Estemos
muy alertas y no dejemos de exigirles a nuestros gobernantes la
máxima responsabilidad, transparencia, idoneidad y
coraje.
KIRCHNER Y EL PRÓXIMO ACUERDO CON LOS
ACREEDORES.
Escribe Lic. Héctor Giuliano
El gobierno Kirchner continúa sus negociaciones
secretas por la Deuda
Pública mientras se aceleran los tiempos de
decisión al respecto.
Las intimaciones de los centros internacionales de
poder en apoyo de los Acreedores de nuestro país –
hechas a través de los organismos multilaterales de
crédito, del gobierno norteamericano y de
los países del G-7 – ponen a la actual Administración Argentina "entre la espada
y la pared" forzando una definición del tema a
relativamente corto plazo, conforme los compromisos asumidos
según el Acuerdo con el FMI de septiembre
pasado.
Dentro de este marco, el presidente Kirchner hace
declaraciones agresivas "para la galería" pero parece
que en los hechos se acerca, cada vez más, a las
exigencias de los acreedores y a la continuidad de la
política de endeudamiento del Estado. En este sentido,
dada la ausencia de informaciones clave y la falta de
transparencia en las negociaciones en curso sobre la Deuda, no
se puede saber si a Kirchner "le están torciendo el
brazo", si ya se lo torcieron o si lo tenía torcido
desde el momento que asumió la presidencia.
¿QUÉ QUIERE EL FMI Y POR QUÉ
LO QUIERE?
Con el Fondo Monetario
Internacional como institución existe un grave
problema fáctico y "existencial": el FMI es un organismo
constituido por países supuestamente asociados en
beneficio de sus intereses nacionales (países que, como
tales, hicieron su cuota aporte y pactan obligaciones
para que el Fondo le preste dinero en
casos de emergencia en proporción a ese capital
aportado). Pero, en la práctica, el FMI trabaja en
cambio como
Auditor y defensor de los intereses de los Acreedores del Estado
y no los del propio Estado miembro.
La Argentina, como es sabido, resistió
originariamente su adhesión al FMI durante el gobierno de
Perón y
sólo se incorporó después del golpe militar
que lo derrocó en 1955. El general Perón
había percibido acertadamente, desde el primer momento,
que las instituciones
financieras nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods de 1944
– esencialmente, el FMI y el BIRF o Banco Mundial
– estaban en colisión con los intereses reales de
los Estados Nacionales porque estas organizaciones
formaban parte del Nuevo Orden organizado para el mundo de
posguerra después de la derrota de las Potencias del
Eje.
Ese sistema
financiero de dominio se
consolida aún más mucho después, hacia 1989,
con la implosión del Capitalismo de
Estado en los Países Comunistas y la hegemonía del
Capitalismo de
Mercado bajo el
esquema de la
Globalización. Dentro de este marco, el rol
fundamental de los Organismos Multilaterales – con el FMI a
la cabeza – pasa declaradamente a ser la coordinación de las Políticas
de Endeudamiento en el Mundo como forma de dominio
planetario.
Las Naciones enfrentan entonces el dilema de mantener su
adhesión a estos organismos internacionales que pilotean y
coordinan el Sistema de la
Deuda, que es irreversible, o intentar liberarse del mismo por
medio de un sistema monetario
y financiero propio.
El gran error en la estrategia del
gobierno Kirchner es no instalar el problema de fondo de la Deuda
y de su discutible legitimidad como tema de debate,
sosteniendo negociaciones secretas con los Acreedores y sus
estructuras de
apoyo mientras se mantiene a la Opinión Pública
desinformada; y, paralelamente, el error de no forzar la
participación de los otros poderes formales del Estado
– fundamentalmente el Congreso de la Nación
y la Corte Suprema – en el asunto de la Crisis de la
Deuda hoy como principal Cuestión de Estado para la
Argentina.
En lugar de ello, la
administración Kirchner – "además de" o
"en función
de" los condicionamientos heredados – firmó con el
FMI un convenio de muy difícil cumplimiento en Setiembre
del 2003, aceptando una larga serie de exigencias que condicionan
toda la Política Financiera y Económica bajo su
gestión
de Gobierno; y además, asumió la postura de no
denunciar la corresponsabilidad del FMI y los Organismos
Multilaterales de Crédito
en el Sistema de Endeudamiento sin capacidad de repago que
llevó inexorablemente a esta Crisis de la
Deuda.
Es así como, hoy en día, el FMI y el
Banco Mundial
principalmente – que han sido y son cómplices de
esta política de endeudamiento – se sientan a la mesa de
conversaciones para exigirle al presidente Kirchner "simplemente"
que cumpla lo que firmó para que la Argentina vuelva a
endeudarse.
EL ACUERDO CON EL
FMI DE SETIEMBRE 2003.
El convenio signado por el gobierno Kirchner con el FMI
en Setiembre del año pasado prevé metas fiscales
cuantitativas relativas a Déficit Fiscal
Primario, Stocks de Deuda
Pública (de Nación y Provincias), montos de
Reservas Internacionales, etc. que la actual
administración está cumpliendo según lo
pactado para el primero de los tres años que comprende el
Acuerdo.
Entre otros puntos, el número I.A.3 del
Memorándum Técnico de Entendimiento suscripto con
el FMI contempla el aumento adicional de la Deuda Pública
Argentina en 132.000 millones de pesos – 46.000 millones de
dólares – entre mediados del 2003 (asunción
de Kirchner) y fines del corriente año 2004. La mayor
parte de este aumento de la Deuda está destinada a
compensar a los bancos por la
pesificación asimétrica, que fue resultado de la
salida de la Convertibilidad a través de una
macro-devaluación, en lugar de haberlo intentado
por medio de la emisión de moneda paralela.
De esta manera, la Devaluación se transformó en Deuda
Pública – por la transferencia de las obligaciones
por diferencia de cambio a cargo
del Estado Argentino – y en el país se produjo la
más formidable licuación de pasivos y la mayor
caída del salario real de
su Historia.
Nuestro país pasó así a tener
más de la mitad de su Población debajo de la Línea de
Pobreza y,
dentro de esa masa empobrecida, un total de casi 9 millones de
personas cayó a niveles de Indigencia. El desempleo y la
subocupación horaria no se corrigieron,
manteniéndose los problemas de
trabajo para millones de potenciales trabajadores
plenos.
Y el Estado
pasó a cargar con Planes de Jefes de Hogar que le insumen
más de 3.400 millones de pesos de Gasto Publico anual,
para 2.0 millones de beneficiarios, tratando de compensar
así con un ingreso miserable de 150 $ por mes unidades
familiares de 4 personas promedio.
Mientras tanto, el país sigue pagando 7.000
millones de pesos por año – que es el doble de estos
planes sociales pero que son sólo la cuarta parte de los
intereses que debiera pagar – para aguantar una
situación social interna que se torna
insostenible.
La idea del gobierno, ante la imposibilidad de practicar
más ajustes en el Gasto
Público, sería mejorar la Recaudación
manteniendo la presión
tributaria, con miras a lograr un excedente que le permita
incorporar el pago de más intereses de la Deuda. Y,
paralelamente, negocia la aceptación de su Propuesta de
Dubai.
EL GOBIERNO Y LA
PROPUESTA DE DUBAI.
Antes de pasar a las metas o compromisos cualitativos
acordados por el gobierno Kirchner con el FMI vamos a detenernos
un momento en las líneas generales de la propuesta que el
ministro Lavagna hizo en Setiembre pasado – en la reunión
anual del FMI y el Banco Mundial de Dubai, EAU – a los
Acreedores de la Argentina.
Esta oferta, que
constituye en principio la posición aparentemente
inamovible de la actual Administración, contempla una
quita del 75% sobre el valor nominal
de la Deuda en default. Aplicada sobre un monto de 88.000
millones de dólares en títulos públicos
cuyos servicios hoy
no se están pagando (y que constituyen la mitad de la
Deuda Pública, porque la otra mitad en principio sí
se estaría cumpliendo) ello daría una
reducción de casi 66.000 millones, quedando esta parte de
la Deuda en sólo 22.000 millones.
En realidad, los números exactos son algo
diferentes, ya que la Deuda en default sería de 94.000
millones, de los cuales los 88.000 de referencia son bonos y el resto
deudas directas. Y a esto se agregan los atrasos por Capital e
Intereses impagos, que ya superan los 20.000 millones de
dólares. Pero, para no complicarlo mucho, asumamos que
éstas serían las cifras más benignas en el
supuesto optimista de máxima que todos los acreedores
aceptasen una quita del 75% (cosa que, como está
planteada, parece difícil de lograr, a menos que tenga
compensaciones de otro orden).
De todas maneras, y siguiendo el aparente razonamiento
del Gobierno, veamos que ocurriría en la hipótesis de "triunfo" o logro de la
propuesta de Dubai. Esta "oferta" o
propuesta de las autoridades argentinas se aplicaría, como
dijimos, a la Deuda en default, es decir, los bonos que no se
están pagando, y que suman 88 de los 94.000 millones de
deudas en esta situación.
Pero ocurre que el resto de la Deuda – la que hoy
se estaría cumpliendo – más estos 22.000 millones
que serían reconocidos y más el incremento de deuda
comprometido de 46.000 millones en un año y medio previsto
con el FMI (según lo visto más arriba),
dejaría un saldo o stock de más de 150.000 millones
de dólares (contra un Producto Bruto
de casi 140.000). Este monto de Deuda de 150.000 millones resulta
de computar el stock actual de la Deuda Pública en cabeza
del Estado Nacional – que actualmente pasa los 180.000
millones de dólares – más la Deuda
Consolidada de Provincias y Municipios – que hoy pasan los
25.000 millones – más la Deuda Flotante, los juicios
contra el Estado con
sentencia en firme y las Deudas Devengadas todavía no
registradas contablemente (lo que, en su conjunto, se estima
oscila entre 10 y 15.000 millones más).
El saldo total de la Deuda Pública Nacional,
integrando los distintos niveles de gobierno y la totalidad de
las acreencias contra el Estado, daría así un monto
entre 215 y 220.000 millones de dólares. Si a este importe
le restáramos el "ahorro"
producto de la
quita del 75 % – los 65.000 millones antes mencionados – la
Argentina quedaría con un stock de Deuda no menor a los
150.000 millones de dólares.
Estos 150 mil millones siguen dando un saldo de Deuda
superior al Producto Bruto, ya que – como hemos dicho – el
PBI actual se estima en unos 140.000 millones de dólares.
Pero la cuenta no se termina aquí.
La Tasa de
Interés promedio ponderada de la Deuda Pública
Argentina es actualmente del 6 % anual – más
exactamente, 5.92 % – según cifras oficiales al 30.9.03
(último dato disponible). Sin embargo, si se toma la tasa
media de los Títulos Públicos en particular –
que son la mayoría de los bonos en default – el
porcentaje de interés es
del 10% (la misma tasa a la que hoy Brasil – mucho mejor
"calificado" que la Argentina – está colocando Deuda
Externa).
El mínimo del 6% y el máximo del 10% de
interés
sobre una deuda remanente de 150.000 millones de dólares
nos da entre 9.000 y 15.000 millones de dólares anuales
(repetimos, solamente en concepto de
intereses), que es la suma de servicios por
intereses que pasarían a tener los Presupuestos
de Ejercicio.
Aún en el supuesto de mínima, esos 9.000
millones de dólares anuales – a un tipo de cambio
de casi 3 $ por dólar – nos da que la Argentina
quedaría comprometida a pagar aproximadamente 27.000
millones de pesos por año solamente de interés, que
significan casi la mitad del Presupuesto anual
del Estado (son 74 millones por día; 3 millones por hora
que pasa de nuestra vida). Y esto es lo que darían las
cuentas, hoy por
hoy, para "el escenario más optimista" del
Gobierno.
EL FMI Y LAS METAS
CUALITATIVAS.
Pero volvamos al Acuerdo con el Fondo y a los
compromisos asumidos por la
Administración Kirchner. Además de las metas
fiscales cuantitativas – que se están cumpliendo en
base al no pago de Servicios de la Deuda y a la mejora en la
Recaudación Tributaria – el gobierno argentino se
comprometió en Setiembre pasado a la aprobación de
una serie de condiciones en materia de
Reformas Estructurales.
Estas metas cualitativas – parte de las cuales
también ha sido cumplida – son, principalmente, las
compensaciones a los bancos por la pesificación
asimétrica, la reforma del sistema bancario y la
indemnidad de los directores del Banco Central frente a las
reorganizaciones correspondientes, el retiro de las cuasi-monedas
reemplazándolas por más Deuda Pública, la
reforma del Sistema Tributario y de la Coparticipación
Federal de Impuestos, el
ajuste de precios y
tarifas de los Servicios Públicos para garantizar la
Seguridad
Jurídica de las Empresas del
Estado privatizadas, la constitución de un Sindicato de
Bancos Colocadores de Deuda para el "nuevo Plan Brady" que
se avecina con el canje de bonos de las obligaciones
renegociadas, et cétera.
La constitución de este grupo de
bancos que actuarían como organizadores de la
reestructuración de Deuda, en particular, era una
exigencia clave de los Acreedores y de los Países y
Organismos Internacionales que los apoyan; y fue decidido hace
pocos días – inmediatamente después de la entrevista
Lavagna-Köhler en Miami, EU – para garantizar el
cumplimiento del cronograma del FMI, que prevé que la
Argentina tiene que llegar a un Acuerdo con los Acreedores antes
de mitad de este año en curso.
Caso contrario, caería el Acuerdo con el Fondo,
se cortaría la nueva masa de préstamos que se
está negociando con el Banco Mundial y el BID, y nuestro
país quedaría seguramente en situación de
default o incumplimiento total. El cumplimiento de las metas
cualitativas es un requisito paralelo e interrelacionado dentro
del esquema de reestructuración de la Deuda Pública
Argentina; y nuestro país – como ya ocurriera
anteriormente con la experiencia de la Convertibilidad y,
después, con la experiencia de la salida del
régimen de tipo de cambio
fijo con moneda sobrevaluada – estaría siendo usado
nuevamente como experiencia piloto de este tipo de
transformaciones estructurales para poder garantizar la
continuidad del Sistema de la Deuda, es decir, para que el
país pueda seguir endeudándose.
De hecho, y como lo hemos dicho varias veces, la
finalidad de la Política Financiera del Gobierno sigue
siendo "restaurar el Crédito Público" volviendo al
Mercado
Internacional de Capitales, lo que significa volver a endeudarse,
tal como se está gestionando con los Organismos
Multilaterales de Crédito y las AFJP controladas por los
grandes bancos; y también con las LEBAC y NOBAC del Banco
Central.
Éstos son los datos de la
realidad mientras el Gobierno no suministra información sobre las negociaciones en
curso por la Deuda, mientras se efectúan fuertes
declaraciones sobre el rol del FMI pero se pide waiver o dispensa
por el no cumplimiento "cualitativo" del Acuerdo de Setiembre
pasado, mientras se reitera la propuesta de Dubai a los
Acreedores pese a su cuestionable posibilidad de cumplimiento y
mientras se cierra el contrato con los
bancos colocadores de la nueva Deuda (*)
(*) Nota:
El Ministerio de Economía
informó oficialmente la designación del consorcio
de bancos organizadores de la reestructuración de la Deuda
Pública, que está integrado por seis entidades: 1.
Barclays Capital, 2. Merrill Lynch, Pierce, Frenner & Smith
Incorporated, 3. Unión de Bancos Suizos (UBS Investment
Bank), 4. BBVA Banco Francés SA, 5. Banco de Galicia y
Buenos Aires
SA y 6. Banco de la Nación Argentina.
La mayoría de estos bancos – o los
grupos
financieros de los que forman parte – tienen malos
antecedentes, para la República Argentina y para el
Exterior, por haber estado involucrados en la colocación
sistemática de títulos públicos sin
capacidad de repago durante la década del ´90,
encontrarse involucrados en operaciones
irregulares y ruinosas para el Estado Nacional (como el caso del
Megacanje de Junio del 2001) y por tener conflicto de
intereses dado que figuran como acreedores y/o deudores del
Estado Argentino. Tal es el caso, por ej. de Merrill Lynch, la
UBS, el BBVA Francés y el Banco de Galicia.
PREVISIONES DE MUY
CORTO PLAZO.
Dentro de este panorama extremadamente difícil
para la Argentina y siempre en el marco de los compromisos
asumidos por el gobierno Kirchner – sean propios o de
arrastre provenientes de administraciones anteriores – el
principal error en la estrategia de negociación encarada por la Crisis de la
Deuda sería el no haber planteado el problema de la
Ilegitimidad de gran parte de la Deuda Pública.
Esta ilegitimidad – financiera y jurídica a
la vez – está contenida en las Causas Olmos I y
Olmos II y, más recientemente, en la denuncia contra el
Megacanje de Junio del 2001 y su continuación en la
Conversión de Deuda por Préstamos Garantizados de
Noviembre de ese mismo año.
De nada vale hablar de "los atorrantes que nos
endeudaron" si no se actúa contra ellos y, en cambio, se
los deja incluso que sugieran "soluciones"
para la Crisis que estos mismos personajes provocaron. Si no se
entiende que la Deuda conlleva un mayúsculo problema de
Corrupción
y que la misma pone al desnudo todo un mecanismo perverso en la
toma de
decisiones de orden político-institucional, es
inviable pensar en verdaderas soluciones de
Estado para este problema de la Deuda.
El Congreso de la Nación – contrariando sus
deberes constitucionales – sigue sin intervenir en el arreglo de
la cuestión de la Deuda Pública, cuando debiera ser
exactamente al revés: el Congreso tendría que
elaborar y dictar una Ley Especial
donde se fijen los lineamientos de la propuesta que debe llevar
adelante el Poder
Ejecutivo con sus Acreedores.
Y la Corte Suprema de Justicia
– que sigue sin expedirse sobre los asuntos de la
pesificación asimétrica y las compensaciones
bancarias – también tendría que participar,
como tercer poder formal del Estado, en el tema central de la
legitimidad y tratamiento de la Deuda Pública,
máxime cuando están gravemente amenazados los
Bienes
Públicos de la Argentina frente a la multiplicación
de los juicios en el exterior.
El gobierno argentino, en estos momentos críticos
en que se deciden los nuevos compromisos del país, para el
presente y para el futuro a largo plazo, debiera realmente
declarar la Emergencia Financiera Nacional y constituir un
verdadero Comité o mini-gabinete de Crisis para enfrentar
la Deuda como Hipótesis de
Conflicto; y
no contribuir a la confusión y a la falta de transparencia
sobre las negociaciones secretas que se están
realizando.
Porque los tiempos de las definiciones se acercan en
materia de
Deuda y los hechos mostrarán en las próximas
semanas cuáles son los lineamientos reales que el gobierno
Kirchner bajará a los bancos acreedores dentro de su
desconocida estrategia de renegociación.
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Marchas,
contramarchas
y el Avance a la retaguardia
Escribe Denes Martos
Los márgenes de maniobra suelen tener una En la Argentina está pasando algo Porque, de no hacerlo, el reloj de la Historia |
El tic-tac del reloj
Hacia fines de la Segunda Guerra
Mundial, en algunos círculos no demasiado piadosos se
hizo bastante popular una chacota al ejército
alemán según la cual alguien preguntaba:
"¿Cual es la diferencia entre un reloj suizo y el
ejército alemán?" Y ante la obvia mirada bovina de
su interlocutor se contestaba a si mismo explicando: "El reloj
suizo avanza y dice tik-tak. El ejército
alemán retrocede y dice Tak-tik". (Por si alguien
necesita una ayudita – cosa que dudo – "Taktik" en
alemán significa "táctica". Y prometo no contar
más chistes. Los
demás que me sé son todavía
peores).
Pues, salvando distancias y respetando diferencias de
tiempo y lugar, parecería ser que algo por el estilo
está empezando a pasar, tanto en el mundo globalizado y
neoliberalizado como en estas subdesarrolladas riberas del
Río de la Plata.
El Empantanamiento de Medio Oriente
Nuestros amigos anglosajones parecen haberse metido en
un berenjenal de aquellos. Es decir: de aquellos que tienen una
sola salida: hacia atrás. Afganistán e Irak
simplemente no funcionan. Aunque, claro, también es cierto
que en algunos sentidos la cosa depende del cristal con el que se
la mire.
En Afganistán, por ejemplo, el opio que los
opresores talibanes habían prohibido fabricar está
empezando a recobrar sus niveles históricos de producción luego de que los
democráticos angloamericanos impusieran la libertad
bombardeando pacíficamente a medio país y echando a
los autoritarios talibanes a balazos. Ciertos afganos seguramente
estarán pensando que allí también se
está dando algo de reactivación; igual que por
aquí. Así que, vamos, no todo es tan negativo al
fin y al cabo. Los heroinómanos del mundo también
tienen su derecho a una Defensa del Consumidor. O
quizás no. Pero, sea como fuere, difícilmente la
mafia del opio justifique tener a todo un ejército
estacionado en la zona para proteger el negocio.
El asunto del petróleo
en Irak ya es un poco más complicado. Aunque más no
sea por el hecho de que la guerra en Irak probablemente
pasará a la historia como la guerra que se libró
para destruir unas armas que nunca
se encontraron y durante la cual se produjeron más bajas
en tiempos de paz que durante el combate. Eso es más
difícil de justificar todavía. Pero está
bien, reconozcamos que es un poco jorobado destruir armas si uno
no las encuentra. Y tampoco es sencillo mantener la paz cuando
uno tiene que enfrentar a todo un ejército regular que se
pasa a la clandestinidad en masa y, encima, cuenta con el apoyo
de buena parte de la población. Con lo que queda abierta la
pregunta de ¿dónde demonios están en Irak
los que querían ser liberados de Saddam Hussein por los
americanos? Pero no hagamos preguntas estúpidas y
admitamos que realmente no debe ser fácil bombear
petróleo en un ambiente tan
enrarecido y en dónde, para colmo, se entremezclan
factores políticos, religiosos y culturales que al final
terminan embrollando todo el tablero de los indicadores
económicos. Y ni hablemos de que, cada tanto, hasta puede
llegar a volar un oleoducto por el aire.
Pero aunque el
petróleo resulte ser algo más o menos manejable
– al fin y al cabo no en vano casi todos los árabes
ricos tienen el grueso de su plata puesta en bancos occidentales
– el tema militar se pone poco a poco tan espinoso que el
único avance posible para las fuerzas anglosajonas
parecería ser que es un avance hacia la retaguardia. Lo
cual hasta un total ignorante en cuestiones militares como yo
sabe que no es sino un eufemismo por no decir que hay que
retirarse y huir de allí de la manera más elegante
posible. Aunque uno termine tratando de arreglarla después
diciendo que lo hizo por cuestiones de "tac-tics". (No me
pongan esa cara: según mis globalizados diccionarios,
en alemán se dice "Taktik" pero en inglés es
"tactic". Lo siento).
Para colmo, no sé como se dice "avance" o
"táctica", en ruso y en chino (y aunque lo supiera
estaría fregado porque no tengo ni caracteres
cirílicos ni ideogramas chinos en esta maldita computadora)
pero de lo que sí estoy seguro es de que
ni en Moscú ni en Pekín alguien está
haciendo planes para retroceder. Incluso en Europa no veo a nadie
con demasiadas ganas de dar marcha atrás y menos
aún cotizando el Euro bastante por arriba del
dólar. Pero esto lo tendremos que dejar para otra
oportunidad porque es todo un tema por si mismo.
El dilema americano
La cuestión es que el próximo presidente
de los EE.UU. va a tener arreglar una serie de desaguisados que
se fueron armando durante estos últimos años. Y la
misión
del próximo gerente
general de la Casa Blanca no es fácil porque siempre
resulta algo incómodo recoger el barrilete sin poder
admitir un fracaso. Aunque, si analizamos el tema más a
fondo, lo que tenemos es que el gran problema de los EE.UU. es
que no pueden confesar sus éxitos.
Ya sé, no me lo digan, esto parece un total
galimatías. Voy a tratar de explicarme. La aventura de los
EE.UU. en Medio Oriente está atascada. Pero, para
entenderla, lo que hay que comprender es por qué en
absoluto los angloamericanos se metieron en ella. Y en esto no
seamos ingenuos. No se metieron allí para destruir armas
de destrucción masiva, ni para llevarle las bendiciones de
la democracia a los musulmanes, ni para liberar a Irak de una
dictadura, ni
para salvar al mundo de los talibanes. En realidad, se metieron
allí para A)- poner el pie sobre la reserva de
petróleo más grande del mundo, para que B)- esa
fuente de energía no renovable siga cotizando en
dólares y para C)- consolidar una posición
geopolítica de poder. Y esto último no lo hicieron
tanto para asegurar la seguridad
nacional de los EE.UU. sino para descomprimir un poco la
extremadamente comprometida seguridad nacional de Israel. Miremos
un poco el mapa, veamos un poco la situación internacional
y veremos que estos objetivos se lograron bastante bien. No en un
100% (nunca se logra el 100% de los objetivos de un
Plan
Estratégico) pero sí en una proporción
por demás razonable. Pero claro, estos objetivos reales no
se pueden confesar en público.
De modo que el pobre Bush (h) termina hoy
encontrándose en la harto desagradecida posición de
no poder cosechar los laureles por sus logros y de tener que
aguantarse los sopapos por todo lo demás. Es casi
increíble pero no hay más remedio que rendirse ante
la evidencia: la fachada política del Siglo XXI
está a cargo de sujetos increíblemente
incompetentes. La de los EE.UU. e Inglaterra ha
estado a cargo de individuos que ni siquiera supieron inventar
una excusa medianamente plausible para librar una guerra y la de
Irak en manos de un tipo que asoló la región
durante décadas y del cual al final resultó que no
servía ni para esconderse. Con lo cual queda bastante bien
demostrado que las fachadas políticas de nuestro tiempo
son solamente eso: fachadas. El verdadero Poder está en
otra parte.
Los que hacen las reglas…
El verdadero Poder está en manos del dinero. En
nuestras repúblicas y en nuestras no menos
republicanizadas monarquías supervivientes la única
regla de oro válida es la que establece que las reglas las
hace quien tiene el oro. Admitámoslo de una buena vez:
nuestras repúblicas no son democráticas. Son
plutocráticas. Aquí no gobierna el pueblo.
Gobiernan los que tienen suficiente plata como para pagarse una
campaña y conseguir que una determinada mayoría los
vote, que es algo muy diferente. Y los que ponen la plata para
esas campañas son los que realmente toman las decisiones y
establecen las reglas. No cometamos la tontería de pensar
que la política en nuestro mundo actual es una actividad
sin fines de lucro. No lo es para los que la financian y no lo es
tampoco para quienes la gerencian.
Y, hablando de plata, eso me obliga a dejar el resto del
planeta y regresar a nuestra querida República Argentina
en dónde el eterno sainete con el FMI está por
inaugurar otro episodio.
… y la Deuda Externa (otra vez).
Si uno lo mira desde un punto de vista estrictamente
económico y técnico, todas las idas y venidas de
las últimas semanas no son completamente irracionales.
Lavagna no es un Don Quijote que
sale a quebrar lanzas contra molinos de viento. Conoce
perfectamente bien el paño, conoce bastante bien a sus
interlocutores, no es ningún ignorante en el tema y, la
verdad sea dicha, no sé si el hombre sabe
jugar al ajedrez pero,
si sabe, yo, por las dudas, lo pensaría dos veces antes de
sentarme a jugar una partida con él.
Lo que está pasando es que, probablemente,
Lavagna no calculó bien un riesgo que, por no ser
económico, quizás se le escapó de su
visión del medio juego. La
Argentina puede negociar con el FMI. La Argentina puede proponer
y pelear distintas alternativas de pago. La Argentina puede
solicitar y quizás hasta conseguir determinadas
facilidades para que la Deuda Externa no actúe como un
salvavidas de plomo colocado alrededor del cuello de su economía interna.
Todo eso está bien y, según las reglas de los que
tienen el oro, todo eso puede llegar a ser aceptable.
Lo que no es aceptable es que la Argentina intente
establecer nuevas reglas. En esto, sencillamente la Argentina no
puede salirse con la suya. El aparato financiero internacional
simplemente no puede aceptar eso. Y no lo puede aceptar
por muchas razones.
Los funcionarios del Fondo no pueden aceptarlo porque,
si lo hacen, van a terminar despedidos por ineptos. No olvidemos
que, en última instancia, todos los muchachos del FMI que
negocian con la Argentina no son sino empleados a sueldo en
relación de dependencia. No son los dueños del
dinero que manejan. Los tenedores de bonos no pueden aceptarlo
porque – y esto es obvio – pierden plata. Y los
dueños del dinero que maneja el FMI y el Banco Mundial
tampoco pueden aceptarlo porque si la Argentina se sale con la
suya, al día siguiente, delante del mostrador de las
instituciones
internacionales de crédito habrá una cola de diez
cuadras formada por los funcionarios de todos los demás
países que van a querer hacer exactamente lo mismo que
hizo la Argentina. Y si todos los países se ponen a querer
cambiar las reglas, todo el sistema de las Deudas Externas se cae
de a pedazos.
Economía, Política y
Justicia
Entendámoslo: la Deuda Externa no es un problema
económico. Es un problema político. Y puesto que es
un problema político la única alternativa viable
que la Argentina tiene es la de convertirla en un problema
jurídico.
Ya sé que esto puede parecer extraño y
contradictorio para algunos pero les pido por favor que, sin
apasionamientos y patrioterismos, nos detengamos un poco para
analizarlo en serio.
Económicamente hablando la Deuda Externa de la
República Argentina es impagable. La Argentina
jamás podrá pagarla. Las razones de ello son
múltiples y, en última instancia, es una simple
cuestión aritmética. Saquen la cuenta, calculen los
intereses, fíjense en el PBI del país y en sus
posibilidades razonables de crecimiento, analicen los mercados
internacionales y las posibilidades de exportación de los productos
argentinos en el mediano plazo. Las cuentas no
cierran. Mirémoslo por el lado que lo miremos, la Deuda
Externa de la Argentina es un problema que no tiene arreglo si
utilizamos herramientas
económicas.
Y no lo tiene porque está diseñada,
implementada y administrada justamente para no
tener una solución económica. Para el aparato
financiero internacional es mucho más ventajoso y
lucrativo tener a la Argentina agarrada del cuello con la Deuda
que cobrar todo el dinero que
esa Deuda representa y que, en buena medida y en la
práctica, ya no es más que un montón enorme
de asientos contables. Consecuentemente, la cuestión de
fondo no es económica sino política.
Pero aquí está la madre del borrego: las
cuestiones políticas se solucionan con Poder y la
Argentina no tiene suficiente Poder como para solucionar esta
cuestión. No tiene ni fuerzas militares suficientes, ni
dinero suficiente, ni información suficiente ni consenso
internacional suficiente como para ganarle al aparato financiero
internacional una pulseada de Poder político
puro.
En consecuencia ¿qué nos queda? Pues nos
queda lo único inteligente que todavía podemos
hacer: sacar la pelota de la cancha económica (que es
dónde quieren que juguemos el partido nuestros
adversarios); no ponerla en la cancha política (que es
dónde no podemos ganar) y ponerla en la cancha
jurídica que es el único lugar en dónde
todavía tenemos excelentes argumentos porque toda la
estructura de
la Deuda Externa argentina está, en última
instancia, basada sobre el fraude, el peculado, la estafa, los
sobornos, la malversación de fondos y hasta la
asociación ilícita.
Y con esto no me estoy refiriendo ahora al tema de los
embargos y las acciones
judiciales que últimamente se han estado promoviendo.
Aunque, usadas inteligentemente, estas acciones
podrían servir quizás como disparadoras de un
planteo de muchísima mayor profundidad. En cualquier caso,
no me refiero a la posibilidad de defender la posición
argentina ante tribunales internacionales por demandas de
acreedores privados extranjeros. Estos litigios han sido posibles
porque nuestros beneméritos gobernantes resignaron
soberanía y problemas que
en última instancia son problemas argentinos ahora pueden
ventilarse ante un juez de Nueva York o
de Amsterdam. A lo que me refiero es a la investigación
judicial de la deuda misma.
Porque, si no la investigamos, al final la Argentina no
podrá salirse con la suya. Podrá torear a los
empleados del FMI; podrá hacer heroicas declaraciones
mediáticas para el consumo
interno; podrá inventar mil ingeniosos mecanismos de
ingeniería financiera y podrá
reestructurar, renegociar, refinanciar y rediscutir la Deuda.
Pero, al final del día, al gobierno no le va a quedar otra
salida que decir tác-tic-a-pagar y porque no hay
más remedio.
Además, que nadie crea que haciendo de esto un
show de política interna vamos a lograr algo realmente
positivo para el país. La gimnasia de los
actos públicos y las concentraciones masivas con
campanudos discursos hace
rato que ya no sirve para resolver ningún problema
internacional. Menos todavía dónde hay tanta plata
de por medio, y muchísimo menos aún cuando toda la
cuestión es un problema de Poder
geopolítico.
La Bomba Ballesteros
No nos hagamos falsas ilusiones con un dramático
llamamiento a las masas para apoyar al gobierno en una supuesta
patriada. Hacer de la Deuda una Causa Nacional sin investigarla
no es convertir la Deuda Externa en una causa nacional. Es tratar
de convertir el No-Pago en causa nacional que es algo muy
diferente. Eso ya lo intentó el Adolfo Rodriguez
Saá. Lo aplaudieron de pie, lo largaron en banda y el
hombre se tuvo
que ir a tomar sol al Mediterráneo con su novia. Para que
la Deuda sea realmente una causa nacional hay que poner los
atributos masculinos dónde hay que ponerlos y decidirse a
hacerle caso al Juez Ballesteros que ya hace casi 4
años decía:
"Ha quedado evidenciado en el trasuntar de la causa la
manifiesta arbitrariedad con que se conducían los
máximos responsables políticos y económicos
de la Nación en aquellos períodos analizados.
Así también se comportaron directivos y gerentes de
determinadas empresas y
organismos públicos y privados; no se tuvo reparos en
incumplir la Carta
Orgánica del Banco Central de la República
Argentina; se facilitó y promulgó la
modificación de instrumentos legales a fin de prorrogar a
favor de jueces extranjeros la jurisdicción de los
tribunales nacionales; inexistentes resultaban los registros
contables de la deuda externa; las empresas públicas, con
el objeto de sostener una política
económica, eran obligadas a endeudarse para obtener
divisas que quedaban en el Banco Central, para luego ser volcadas
al mercado de cambios; se ha advertido también la falta de
control sobre la
deuda contraída con avales del Estado por la empresas del
Estado."
Para conlcuir afirmando:
"… remitiré copia de la presente
resolución al Honorable Congreso de la Nación para
que, a través de las comisiones respectivas, adopte las
medidas que estime conducentes para la mejor solución en
la negociación de la deuda externa de la
nación que, reitero, ha resultado groseramente
incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política
económica vulgar y agraviante que puso de rodillas el
país a través de los diversos métodos
utilizados, que ya fueran explicados a lo largo de esta
resolución, y que tendían, entre otras cosas, a
beneficiar y sostener empresas y negocios
privados – nacionales y extranjeros – en desmedro de
sociedades y
empresas del estado que, a través de una política
dirigida, se fueron empobreciendo día a día, todo
lo cual, inclusive, se vio reflejado en los valores
obtenidos al momento de iniciarse las privatizaciones de las
mismas.
En efecto, debe recordarse que el país fue puesto
desde el año 1976 bajo la voluntad de acreedores externos
y en aquellas negociaciones participaron activamente funcionarios
del Fondo Monetario
Internacional…"
Pido perdón por lo extenso de la cita pero, por
experiencia, lamentablemente sé que la enorme
mayoría de los argentinos desconoce supinamente este fallo
y lo que más me llama la atención es que el Honorable Congreso
arriba mencionado haya ignorado tan olímpicamente la
recomendación del juez. Si una ley laboral
costó cerca del millón de dólares me
pregunto cuanto habrá costado este ominoso y honorable
silencio. Aunque, en verdad, lo que realmente importa es que, si
no le hacemos caso a nuestros propios jueces, por favor
después no hablemos de creer en la Justicia
mientras tratamos de armar causas nacionales al margen de lo que
la propia Justicia sentenció.
De última y en otro orden de cosas, tampoco veo
muy bien cómo podemos hacernos los malos con los mismos a
quienes después vamos a pedirles plata. Fanfarroneamos con
no pagar 3.100 millones, siendo que por el otro lado les pedimos
que, por favor, nos presten 5.000 millones. ¿A qué
estamos jugando? Si las cosas fuesen más sencillas de lo
que son y si yo fuese el FMI casi-casi estaría tentado a
decirle al gobierno argentino: "¿Quieren 5.000 millones?
Está bien. No paguen los 3.100 que me deben. Aquí
tienen 1.900 millones de dólares y ahora me deben 5.000" Y
listo. La cosa no es tan infantilmente sencilla, por supuesto. No
es para nada tan simple. Pero esa sería – aun mal
sacada – la cuenta del almacenero. Y en un caso así:
¿quién habría jorobado a quien? Si queremos
ponernos realmente en duros, dejemos de pedir plata prestada.
Claro que no es nada fácil, sobre todo considerando las
inversiones
que necesita el país. Pero otra vez: ¿a qué
estamos jugando? ¿Nos ponemos en duros, o hacemos que nos
ponemos en duros y después vamos, negociamos una rebaja y
encima pedimos más plata?
Porque y dejemos esto en claro: negociar una rebaja no
me parece nada mal. Al fin y al cabo una buena rebaja ya es algo.
Por lo menos alguna rebaja es 100% mejor que nada de rebaja y, en
todo caso, es bastante más de lo que consiguieron todos
los gobiernos anteriores. Si lo consigue, no pienso negarle a
Lavagna el mérito en absoluto. Pero no hagamos
ridiculeces. Tengamos al menos la honestidad de
llamar las cosas por su nombre y dejémonos de discursos
bombásticos al estilo de "¡Que vengan los del FMI!"
porque yo me acuerdo de uno que dijo "¡Que venga el
Principito!" y prefiero no recordar lo que pasó
después.
El pueblo argentino no va a frenar al FMI ni con
referéndums ni con masivas concentraciones en Plaza de
Mayo. Por más que el pueblo argentino lo rodee al gobierno
para defenderlo, el FMI atacará por otra parte. Lo que
necesitamos son buenos argumentos como munición para
pelear en dónde sea. La guerra no va a ser en Buenos
Aires. La guerra va a ser – o mejor dicho: ya empezó
– en los tribunales internacionales y la única arma
realmente buena que tenemos se llama la Bomba Ballesteros. Ahora,
eso sí: habría que tener el coraje de
lanzarla.
Lo otro es efectismo populachero y fetichismo
demagógico que no le mueve el amperímetro a nadie
en todo el planeta. Que nadie se crea que alguien en Wall Street
se va a poner nervioso si aquí un presidente consigue
juntar un par de decenas de miles de muchachos para que,
envueltos en la camiseta de la selección
nacional, vayan a tocar el bombo a Plaza de Mayo al grito de
"Nestór, Nestór, que grande sos". Dónde se
toman decisiones importantes nadie se deja impresionar por esta
clase de zarzuelas. En general, más allá de alguna
ventajita circunstancial y a veces hasta muy poco confesable, lo
único que hoy consiguen los que organizan manifestaciones
masivas es exasperar a quienes no forman parte de
ellas.
¡Guarda con el Corralito!
De cualquier manera que sea, si alguien me pidiese un
asesoramiento gratis, le aconsejaría que, en caso de tener
dinero depositado en el exterior, piense seriamente en traerlo de
regreso al país para – aunque más no sea
– meterlo debajo del colchón por un rato y hasta que
pase la tormenta que se viene. No sea cosa que a algún
genio de la finanza internacional se le ocurra embargar los
bienes de
ciudadanos argentinos en el exterior. Porque varios no
podrían ni siquiera protestar por el embargo sin ir
presos.
Y no crean que los muchachos del FMI y los financistas
internacionales no son capaces de armar un corralito. Fue el
Mingo Cavallo el que les mostró como se hace y actualmente
el Mingo está (ahora ya abierta y oficialmente) trabajando
para ellos.
No lo olviden.
- © Adrian Salbuchi, Dénes Martos,
Héctor Giuliano – Febrero
2004 - Permitida su reproducción parcial y/o total si se cita
la fuente en forma detallada.
– www.msra.com.ar
Juan de Dios Romero
José Marto