- ¿Qué es eso de la
Psicología Ambiental? - La importancia de las conductas
en el cambio general - Participación social y
Medio Ambiente - Las claves del éxito de
una adecuada EDUCACIÓN AMBIENTAL - La Gestión
Medioambiental desde la Psicología
Hoy en día no podemos dejar de obviar la idea de
que el Medio Ambiente
forma parte del discurso de
nuestra sociedad
occidental. Es normal encontrarnos con noticias en
periódicos y demás medios de
comunicación audiovisuales que hacen referencia a la
más que clara situación de degradación que
éste sufre, así como a la necesidad de una
rápida intervención -tanto individual como
colectiva- que tenga como objetivos
primordiales la preservación del M.A. y la
corrección de su notable deterioro.
En esta misma línea, los gobiernos de la
mayoría de los países parecen no permanecer
impasibles ante tales hechos y se reúnen supuestamente
sensibilizados en busca de medidas afortunadas que conduzcan
hacia las soluciones
más efectivas (se trata de evitar el agotamiento de los
recursos
naturales, que el calentamiento de la Tierra y
la
contaminación no asciendan a niveles aún
más perjudiciales para la Vida en el planeta,……). A
propósito de ésto, ya son muchas las reuniones
llevadas a cabo, como la "I Cumbre de la Tierra" en
Río (1992) o algunas más recientes como la "Cumbre
sobre Cambio
Climático" en Kyoto (1997), la Conferencia de
Buenos Aires
(1998) y la fracasada "Cumbre del Clima" en La Haya
(2000). Poco a poco, todo esto pone de manifiesto la existencia
de una concienciación más o menos general hacia los
temas ambientales, posiblemente principales impulsores de
materias como la PSICOLOGÍA AMBIENTAL;
y de hecho, la aparición de esta disciplina ha
resultado, en cierto modo, del esfuerzo que psicólogos y
científicos sociales han llevado a cabo para responder a
las poco claras especulaciones e informaciones, que en algunas
ocasiones van acompañadas de componentes
emocionales.
También, debemos de reconocer que hoy por hoy el
M.A. aparece explícito en el discurso
político -cuya problemática se presenta como un
claro objetivo a
alcanzar y solventar-, y que la gran mayoría de las
sociedades
avanzadas dirigen sus miras hacia una buena Calidad de
Vida Ambiental.. La fijación de ese objetivo hace
posible que hablemos del "problema ambiental", pero como
señala Corraliza, más bien nos encontramos
ante un "problema de la Humanidad", pues el Ser Humano es el
centro de los conflictos
tanto por agravar el deterioro del M.A., como por ser aquel sobre
el que recaen las consecuencias de dicho agravamiento.
Del mismo modo, también es curioso señalar
cómo esta amenaza hacia el M.A. ha conducido
irónicamente hacia una de las modas más recientes
de las sociedades
industrializadas. Nos encontramos ante el fenómeno de lo
"bio", porque lo bio tiene cabida en el mundo de lo
comercial: así, la vemos constantemente en la publicidad, nos
encontramos con productos que
se caracterizan por ser biodegradables,
bionaturales, bioenergéticos,……; y
también nos obsesionamos con todo aquello relacionado con
los temas de Salud, pues nos preocupamos cada vez
más por cuestiones centradas en los problemas
respiratorios derivados de la contaminación, que pongan una central
nuclear próxima al lugar donde vivimos, etc.
Por otro lado, los ya célebres Informes sobre
M.A. cada vez hacen más hincapié en la
problemática que se cierne sobre el planeta y, en
consecuencia, las naciones intentan poner en práctica
aquellos conceptos que tal vez desde una perspectiva
utópica aspiran a salvar la Humanidad, como por ejemplo el
del "Desarrollo
Sostenible" (descrito entre otros en el Informe
Burtland). Pero paradójicamente, y desde el
ámbito del capital, lo
ambiental aparece como un producto de
mercado que puede
comprarse y ser vendido. En este sentido, tanto 1) El deterioro
del M.A., como 2) Los conceptos del tipo "Desarrollo
Sostenible" y, 3) Lo ambiental como un valor de
compra y venta, impulsan
el desarrollo de
la PSICOLOGÍA
AMBIENTAL como disciplina. Y
aunque el M.A. influye mucho en algunas situaciones cotidianas de
nuestra vida -como cuando queremos saber la información meteorológica para
planificar nuestras vacaciones o como cuando achacamos nuestros
dolores o nuestros estados de ánimo al tiempo-,
también tenemos que entender cómo afecta ese medio
-natural o construido- a nuestro comportamiento, aspecto que trata fundamentalmente
esta materia.; es
decir, ¿nos comportamos igual en el despacho, en el
autobús, en casa o por ejemplo en un hospital?.
¿Qué
es eso de la Psicología Ambiental?.-
Lo cierto es que definir la Psicología Ambiental
(P.A.) no es tarea fácil, aunque los primeros que hicieron
una aproximación fueron Canter y Craig
(1971) cuando escribían en el Journal of Environmental
Psychology.
Inicialmente, algunos autores no reconocen a la P.A.
como una subdisciplina de la Psicología, sino que
más bien la ven como una agrupación de varias
áreas de labor investigadora. Otros autores como
Valera la sitúan muy próxima a la Psicología
Social e incluso van más allá y hablan de que
sus orígenes se encontrarían ahí y de que su
desarrollo ha marcado su especificidad en función
del objeto de estudio que no es otro sino el M.A. Así
mismo, podemos hablar de P.A. no sólo desde una
perspectiva aplicada sino también desde una serie de
conceptos básicos. Además, los objetivos que
de forma implícita se encuentran en gran parte de los
trabajos llevados a cabo en este campo se refieren a una mejora
de la Calidad de Vida y
del M.A.
No cabe duda de que nos encontramos ante una disciplina
muy joven (pues ape nas se establece en los 60's) y a la
que aún le quedan muchos aspectos por desarrollar, entre
otras cosas porque al tener un marcado carácter
transdisciplinar tal vez está demasiado influenciada por
otras materias como la Geología,
la Arquitectura,,
etc., que dificultan su expansión.
En cuanto a los orígenes y desarrollo de la P.A.
suelen considerarse tres hitos:
1º.- La "Prehistoria" de
la Psicología Ambiental (hasta 1960),, en donde ya es
fácil ver la importancia de los estímulos del medio
en los estudios de percepción
realizados por Fechner y Wundt, en los primeros
trabajos de la Escuela de
Ecología
Humana en Chicago sobre la vida en las urbes, en
desarrollos de la Escuela de la
Gestalt, etc.,
o los dos precedentes más influyentes en la P.A.
(Brunswik, que usó por 1ª vez en 1943 el
término, y Kurt Lewin), aunque se habla de
la Psicología Ecológica como la real
precursora..
2º.- Un período de
Institucionalización (De 1960 a 1980) , en el que la
P.A. pasa a considerarse una materia
propiamente dicha dentro de la Psicología. Especialmente,
esto se ve favorecido por una serie de acontecimientos que tienen
lugar sobre todo en E.E.U.U. y que se caracterizan por una
explicitada sensibilidad hacia los problemas
sociales predominantes en la época como la contaminación
atmosférica, acumulación de residuos, calidad de los
ambientes físicos,….., y todo esto conduce
inexorablemente hacia una marcada exaltación de la vida en
la naturaleza en
contraposición a la vida en las grandes ciudades (aunque
esto aparezca más como un ideal que como una realidad);
además, se fundan centros estadounidenses desde el
National Institut of Mental Health, como la City University of
New York, el
Salt Lake City Center, etc., que intentan impulsar la investigación en este campo, junto con la
publicación de numerosas revistas (Environment and
Behaviour), artículos como los del Journal of Social
Issues, el titulado "Enviromental Psychology",……., boletines,
o conferencias como la primera celebrada en Utah (EE. UU.) a
principios de
los 60's con el nombre de "Architecture Psychology an
Psychiatry".
3º.- Período de Consolidación y
Desarrollo (desde 1980 hasta ahora), en el que la P.A. se
convierte finalmente en una disciplina de difusión e
investigación en las universidades de todo
el mundo, y aunque principalmente tiene su origen en los E.E.U.U.
y Canadá, experimenta una implantación primero en
Inglaterra y
luego en países del Sur de Europa, junto con
otros como Suecia, Venezuela,
Turquía, etc.
La importancia de
las conductas en el cambio
general.-
Posiblemente, todos estaremos de acuerdo en considerar
que asuntos como el consu mo incontrolado de recursos
limitados, la acumulación de residuos, etc., son sin duda
alguna claras muestras de sucesos que tienen una remarcada
relevancia a nivel ambien tal. P. ej., se calcula que en
el Estado
Español se
tiran aproximadamente 1500 / 2000 millones de latas de aluminio (sin
reciclar) a la basura, unos 2,5
millones de toneladas de plástico
procedente de productos de
limpieza doméstica y unos 4.500 millones de envases de
cartón. Estos son, desde luego, unos datos más
que significativos.
En este orden de cosas, las conductas individuales
vinculadas al cambio general difieren en función de
criterios como costes, tiempo, etc., y
de igual forma están muy influenciadas por elementos
sociales y del contexto, como el papel de las
prácticas legislativas, políticas,
económicas, etc. en las conductas de consumo. De
esta forma, la importante RESPONSABILIDAD ECOLÓGICA -o conducta
ecológica responsable- no es la misma en todos y hay
quienes desarrollan unas u otras actividades individuales
relativas al consumo y
reciclaje de
productos, contaminación y reducción de
residuos, ahorro de
recursos
naturales escasos, voluntariado,…………..
Y, ¿con qué tipos de comportamiento
"a favor del M.A." o proambientales toparemos?. En un primer
momento se señalan los factores que influyen en el
estable cimiento y modificación de conductas
medioambientalmente importantes (Kruse, 1994):
- Percepción y evaluación de las condiciones en las que
se halla el M.A.. - Conocimiento y procesos
informativos sobre el Ambiente. - Actitudes y orientación de valor.
- Incentivos o motivaciones para actuar en una u otra
dirección. - Existencia de oportunidades para actuar.
- Percepción sobre las consecuencias de la
conducta
(feedback).
Y en esta misma línea, básicamente se
definen 3 tipos de estrategias
fundamentales para el cambio (1):
- Intervenciones basadas en la
Educación, - Intervenciones basadas en la Información yel feedback
comportamental. - Las claves de actuación denominadas "no
monetarias o económicas" (pues se basan en el cambio de
actitudes y
valores, en
la influencia de los grupos y en las
preferencias individuales).
También hay autores que plantean que las
auténticas líneas que un adecuado comportamiento
proambiental debe seguir son las motivadas por "una promoción de actitudes
ambientales, aprendizaje
social y modificación de comportamientos, persistencia, y
cambios en toma de
decisiones erróneas y de creencias que favorecen el
deterioro del medio". Pero, todo ello, sin olvidar la importancia
de una imprescindible gestión
político-ambiental.
Y, además del papel crucial
que tienen, tanto la difusión del discurso de la
problemática ambiental en los medios de
comunicación de masas como otras actuaciones
similares, ¿qué podemos hacer más
concretamente cada uno de noso_ tros?. Las personas estamos
capacitadas para llevar a cabo acciones que
favorezcan la preservación de los recursos, la
ayuda a otras personas, etc.; en este sentido, y como parece ser
bastante lógico, las estrategias de la
modificación de conductas se ven influidos por el grado de
implicación personal en este
tema.
Una correcta actuación se basaría en la
realización de actuaciones como: Con trol de
residuos producidos en nuestros hogares, ahorro de
recursos naturales, dismi nución del volumen de
desperdicios domésticos, así como ahorro en el
consumo de a gua y electricidad,
estar dispuestos a recibir y asimilar información relativa
a conductas proambientales, interés
por conocer las consecuencias de nuestras acciones,
etc.
(1): Para profundizar, es interesante ver el libro de Juan
I. Aragonés y Mª Anérigo, titulado
"PSICOLOGÍA AMBIENTAL" y publicado por Ed.
PIRÁMIDE..
Participación social y Medio
Ambiente.-
Cuando hablamos de este tipo de participación
-participación ambiental-, estamos haciendo referencia a
una serie de acciones que se rigen por determinadas pautas de
actuación grupal, cuyo cometido es la búsqueda de
soluciones y
de algún tipo de cambio
que afecte a la problemática medioambiental, y así
contribuya al beneficio colectivo. De hecho, vendría a ser
algo así como una especie de responsabilidad moral y social
hacía la naturaleza y el
ambiente.
Este tipo de participación engloba muchas formas
de conducta que en su mayoría persiguen la
acomodación de políticas
y actividades humanas a dicha naturaleza limitada; de esta forma,
se favorece la aparición de movimientos que como el
ecologismo buscan el cambio, la defensa y la protección de
la misma. Pues bien, si anteriormente señalábamos
que se trata básicamente de una especie de responsabilidad
moral -que no
aparece escrita como obligación en ninguna parte- que se
caracteriza por adquirir unas dimensiones colectivas, debemos de
ser conscientes de que no todas las personas sienten esa "llamada
interna" que les impulse, con lo que en este caso nos vemos
obligados a buscar los motivos en otro sitio.
Algunos autores (Fleming y Baum, 1993) consideran
que la participación ambiental no es más que una
conducta reactiva ante las condiciones medioambientales, que se
explica como fruto de un estrés que resulta de una
percepción de riesgo y de la
percepción de control personal y social
que se tiene sobre la situación ambiental.
En el primer caso, estaríamos hablando de un
proceso de
evaluación de Calidad Ambiental y de la
relación que estableceríamos con el riesgo que le
podría suponer a esa persona o
grupo de ellas
el encontrarse ante esta clase de situaciones; se trata de un
instinto autoprotectivo.
¿Pero por qué esta respuesta ante
determinados estresores ambientales es principalmente social?.
Ante todo, somos conscientes de que en un primer momento y ante
la aparición de un problema ambiental, lo que antes suele
efectuarse es una autoevaluación del mismo a nivel
individual; es decir, que como veníamos señalando
con anterioridad cada uno de nosotros valora las magnitudes que a
su juicio adquiere el problema, pero paralelamente también
se autoevalúa la capacidad de control personal
y de influencia sobre esas condiciones externas que al ser vistas
como una posible amenaza son consideradas como "estresores
ambientales".
Pero del mismo modo, no debemos olvidar que en esa
respuesta al estrés
juega un papel muy importante el plano interaccional entre las
personas de cara al propio problema; o sea, entre los miembros de
un grupo.
Así mismo también se hace una autoevaluación
a nivel social o grupal de forma que se interviene activando tres
factores determinantes de la participación:
- La percepción de las condiciones
medioambientales - Las relaciones establecidas entre los
individuos - La percepción de control
sobre tales situaciones.
A título personal, considero que se puede
alcanzar un mayor éxito
con una participación comunitaria que con una individual,
pues si hay una intervención grupal no sólo nos
encontramos con los valores
implícitos de una actuación personal, sino que a
éstos se les suman otros de un valor significativo como el
apoyo entre los miembros de la comunidad,
motivación
social al sentirse parte de un grupo que tiene unas mismas metas,
búsqueda de un beneficio común, un mayor
sentimiento de control del que hablábamos antes,
expectativas de éxito
sobre la reacción en el entorno social inmediato (vecinos,
familiares, …) que estimulan al sujeto a intervenir en esa
clase de participación colectiva, expectativas sobre la
obtención y valor de las recompensas, etc.
Y por todo eso es tan importante la participación
social, pero con el matiz indis pensable de que
ésta sólo tiene cabida si se rige bajo una adecuada
organización. De hecho, de nada sirve una
intervención de este tipo si el movimiento no
cuenta con cierta estructura, si
no hay unas adecuadas redes sociales que permitan
su esta blecimiento, si no se prefijan unos objetivos, si
no hay una correcta planificación de las funciones o si no
existe una forma de difusión factible de todo lo que se va
haciendo.
Las claves del
éxito de una adecuada EDUCACIÓN
AMBIENTAL.-
En este siglo que apenas está dando comienzo, nos
enfrentamos a un inquietante propósito: el de progresar
social y económicamente al mismo tiempo que se fomenta una
mejor calidad de
vida. Pero el problema se encuentra en que ya existe una
importante crisis
ambiental, cuyas magnitudes ya alcanzan una dimensión
global con sus correspondientes influencias a nivel local. Tal
vez hubiera sido más sencillo empezar desde cero, es
decir, aplicar la idea utópica de la que hablábamos
antes de cuando no existía esa importante crisis, pero
ahora debemos ser conscientes de su existencia y actuar en
consecuencia.
Una de las medidas más sencillas de aplicar en la
teoría
es paradójicamente una de las más difíciles
de llevar a la práctica. Estamos refiriéndonos a
una concienciación / educación
ambiental, idea ésta que en su base no es muy
difícil, pero que poco a poco se va haciendo más
complicada cuando nos damos cuenta de que gran parte de la
humanidad ya está formada, ya tiene sus propias ideas y
cambiarlas no será tarea fácil. No se trata de
"comerle el coco" a la gente, sino de hacerles ver una serie de
valores que
tras su internalización moral hagan de este mundo un lugar
mejor en el que vivir; no sirve de nada que nos obliguen a
creerlo y a cambiar, sino que la clave de la solución
está en entenderlo. Desde luego, que es más
cómodo tirar a la papelera nuestros bocetos no
válidos o los folios que no nos sirven para nada que tener
que desplazarnos hasta un contenedor de reciclaje,
¿pero a la larga va a ser esto cómodo para el
planeta y para nosotros o va a suponer un
inconveniente?.
¿Pero cuándo surge el concepto de
Educación Ambiental (E.A)? . La primera vez que se
utiliza este término de forma documentada es en 1948,
fecha en la que tuvo lugar la Conferencia para
la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos
Naturales organizada por la Unión Mundial para la
Conservación (UICN). La E.A. aparece definida como un
"proceso de
reconocimiento de valores y concepto que
tiene por objetivo el desarrollar las aptitudes y actitudes
necesarias para comprender las interrelaciones entre el Ser
Humano, su cultura y su
medio biofísico" (UICN 1970). Así mismo
también se fomenta la toma de
decisiones y la construcción de una serie de "reglas" de
comportamiento sobre todo aquello vinculado con la calidad del
M.A.
Más tarde y tras la Cumbre de Río, la E.A
pasó a definirse desde el Forum Internacional de ONGs
(1994) como: "El proceso de aprendizaje
permanente basado en el respeto de todas
las formas de vida"; además, esta educación afirma una
serie de valores que favorecen el cambio hacia la mejora de la
preservación del M.A., a la vez que se fomenta la
creación de sociedades social y ecológicamente
válidas.
Mas, ¿cuáles son los objetivos más
directos de la E.A.?. Según el Seminario
Internacional de E.A. (Belgrado 1975), éstos
podrían ser;
1.- Toma de conciencia: Fomentar la
adquisición de una mayor concienciación de las
personas y grupos sobre el
M.A.
2.- Conocimientos: Comprensión
básica del M.A.
3.- Aptitudes: Adquisición de las
requeridas para resolver los temas del M.A.
4.- Actitudes: Adquisición de valores y
estímulos para una participación desinteresada,
interés por nuestro medio,…
5.- Capacidad de evaluación: Evaluar
medidas y programas de
E.A. en relación con los distintos factores y recursos
de los que se disponen.
5.- Participación: Fomentar el
desarrollo del sentido de la responsabilidad y toma de conciencia
de la problemática existente y de lo trascendental de
una rápida intervención.
Posteriormente, en otras reuniones como en la
Conferencia sobre E.A. en Tbilisi (1977), se hicieron
modificaciones de dichos objetivos pero básicamente
siguieron en esa misma línea.
La Gestión
Medioambiental desde la Psicología.-
En este campo, los psicólogos aún no
tienen tanta participación como en otras áreas,
pero de un tiempo a esta parte éste es un ámbito en
el que su papel cada vez va tomando más relevancia.
Actualmente, la formación de un psicólogo en este
tema no es suficiente con la titulación académica e
investigación básica, y por ello se busca
perfeccionar su formación en cursos postgrado
como el Master de
Intervención Am biental de Barcelona.
Ahora bien, ¿qué tipo de
intervención lleva a cabo el psicólogo en este
campo?.
Su importancia en el ámbito de la Gestión
Mediombiental llega cuando se sitúa al Ser Humano en el
centro de valores como la "responsabilidad compartida", de los
que se habla enfáticamente en la Conferencia de Río
(1992) y en el V Programa
Comunitario Europeo. Se trata de un importante cambio en la
organización de empresas,
Admi nistración Pública,. etc., pues ahora
ya se habla de potenciar los resultados ambientales, de
introducir modificaciones en las formas de pensar y dirigir
empresas,…….., funciones para
las que el psicólogo ha sido aleccionado.
Se persigue la máxima optimización de los
procesos
productivos, de la gestión
empresarial, formación de personal,
concienciación y sensibilización, etc., en donde el
psicólogo debe de favorecer una acción segura y
duradera en materia de tiempos, costes y posibilidades de
la empresa o
Administración
Pública.
Así, las funciones que el psicólogo -desde
luego de gran peso en la toma de decisiones de directivos y
políticos- puede desarrollar en este ámbito
configuran una amplia gama en la que aparecen tareas vinculadas
con las Evaluaciones del Impacto
Ambiental, en donde el psicólogo prevé los
impactos sobre el M.A. humano y físiconatural, con las
auditorías medioambientales para empresas,
con la gestión y tratamiento de residuos urbanos e
industriales, con la evaluación de campañas
ambientales, con el estudio de las actitudes de las
compañías en referencia al M.A., con las
consecuencias sociales de proyectos y
programas de
expansión urbanística y con estudios sobre la
calidad de vida de cara a la elaboración de informes, con
la percepción del ruido en
distintos lugares, con la estructura
urbanística e identidad
social en diversos barrios, con la labor en la
implantación de S.G.M.A., etc.
Y no me gustaría despedir este trabajo sin
señalar además que su participación
también se deja ver en otros ámbitos que difieren
de la gestión
empresarial, pero que guardan cierto vínculo con ella
como la búsqueda y puesta en marcha de una conducta
ecológica responsable (es decir, un cambio en los
patrones de relación entre el sujeto y su medio), la
realización de estudios sobre cómo preservar
más óptimamente parques y jardines de las ciudades,
la
educación de los ciudadanos en el tratamiento
(reciclaje, reutilización,…) de los residuos, consumo de
energías y explotación de recursos limitados, la
adaptación de entornos a las características de los usuarios en los
planes de urbanismo, la construcción de viviendas para personas
mayores, discapacitadas o cualquier otro grupo desfavorecido,
etc. En este sentido, los ensayos sobre
las actitudes ante el M.A., las relaciones entre Salud y M.A.,
estimación de riesgos y otros,
han contribuido al desarrollo de programas que cubran estos
objetivos.
Covadonga Cadrecha Álvarez