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Megatendencias en la Seguridad Internacional




Enviado por Adalberto C. AGOZINO



    Megatendencias en la Seguridad
    Internacional

    Ponencia presentada en el "VIº
    Encuentro Nacional De Estudios Estratégicos"
    ,
    organizado por la Escuela de
    Defensa Nacional. Buenos Aires, 3
    al 5 de noviembre de 2003.

    1. Contexto internacional de
      carácter imperial
    2. Internacionalización de
      los asuntos nacionales
    3. Sacralización de las
      fronteras nacionales
    4. El choque de civilizaciones
      reemplaza a la puja ideológica
    5. Formación de dos bloques
      comerciales y políticos
    6. Aparición de nuevas
      amenazas en el campo estratégico
    7. Aparición de
      regiones sin ley
    8. Un nuevo tercer
      mundo
    9. El tema migratorio se
      introducirá en las agendas
      internacionales
    10. Aparición del delito
      étnico

    1.
    INTRODUCCIÓN

    El fin del milenio y el inicio de un nuevo siglo nos
    lleva a reflexionar sobre la naturaleza del
    escenario geoestratégico que nos aguarda y muy
    especialmente sobre las nuevas amenazas a la seguridad y
    estabilidad internacional. Es así, como sin intentar
    introducirnos en un ámbito tan complejo como el de la
    futurología hemos intentado, sin embargo, proyectar
    algunas de las actuales grandes tendencias que imperan en el
    mundo en su desarrollo a
    mediano plazo. En esta tarea recurrimos a la guía del
    Libro Blanco
    de la Defensa Nacional elaborado por el Ministerio de Defensa de
    la República Argentina y a la
    opinión de otros prestigiosos especialistas. Así,
    seleccionamos las siguientes diez megatencias que creemos
    deberían ser tomadas en consideración al momento de
    diseñar nuestras políticas
    de Defensa y Seguridad Interior. Ellas son:

    1. Contexto internacional de carácter
      imperial.
    2. Internacionalización de los asuntos
      internacionales.
    3. Sacralización de las fronteras
      nacionales.
    4. El "choque de civilizaciones" reemplaza a la puja
      ideológica.
    5. Formación de dos bloques comerciales y
      políticos.
    6. Aparición de nuevas amenazas en el campo
      estratégico.
    7. Aparición de regiones sin ley.
    8. Un nuevo tercer mundo.
    9. El tema migratorio se introducirá en las
      agendas internacionales.
    10. Aparición del delito
      étnico.

    Estas megatendencias serán analizadas en forma
    detenida en los siguientes capítulos.

    2. CONTEXTO
    INTERNACIONAL DE CARÁCTER
    IMPERIAL

    El contexto internacional vigente durante la Guerra
    Fría (1946 – 1991) estuvo dominado por
    condicionamientos estratégicos rígidos, cuya
    desaparición ha dado lugar al desarrollo de
    particularidades propias del actual estado de los
    asuntos mundiales.

    La Guerra
    fría configuró un sistema bipolar,
    liderado por las dos superpotencias de esa época. La
    multiplicación del armamento nuclear a disposición
    de ambas, con la amenaza de un holocausto que pusiera fin a la
    civilización, generó un balance estratégico
    que condicionó, de un modo casi total, la agenda
    internacional del período, con un fuerte predominio de las
    cuestiones de seguridad.

    La siempre latente posibilidad de una guerra nuclear
    de consecuencias imprevisibles, y el enfrentamiento absoluto de
    ambos sistemas
    antagónicos, actuaron como dique de contención de
    otras problemáticas existentes en el mundo, ya fueran
    históricas, culturales, religiosas o meramente
    geográficas.

    En términos generales puede decirse que el orden
    dual de la Guerra
    Fría da paso al nuevo orden de carácter
    imperial, que se aprecia actualmente en el sistema
    internacional.

    Hacia fines de la década de los años
    ochenta repentinamente se modificó todo el escenario
    internacional. Como muy bien señala Eric Hobsbawn:
    "El fin de la guerra fría suprimió de repente
    los puntales que habían sostenido la estructura
    internacional y, hasta un punto que todavía somos
    incapaces de apreciar, las estructuras
    de los sistemas
    mundiales de política interna. Y
    lo que quedó fue un mundo de confusión y
    parcialmente en ruinas, porque no hubo nada que los
    reemplazara. La idea, que los portavoces norteamericanos
    sostuvieron por poco tiempo, de que
    el antiguo orden bipolar podía sustituirse con un nuevo
    orden mundial basado en la única superpotencia que
    había quedado y que, por ello, parecía más
    fuerte que nunca, pronto demostró se irreal. No
    podía volverse al mundo de antes de la guerra
    fría porque era demasiado lo que había cambiado y
    demasiado lo que había desaparecido: todos los indicadores
    habían caído, había que modificar todos
    los mapas. A
    políticos y economistas acostumbrados a un mundo de una
    sola clase incluso les resultaba difícil o imposible
    apreciar los problemas de
    otra clase".

    En la post Guerra Fría los Estados Unidos
    de Norteamérica han emergido como la única
    hiperpotencia con una concentración de poder, en lo
    militar y en lo económico, sin igual en la historia. El poderío del Imperio Americano es incluso
    superior al que en su momento detentaron otros imperios, como
    el de los Hausburgo, en tiempos de Carlos V -siglo XVI-, o el
    Imperio Británico en la era victoriana -siglo
    XIX-.

    A esta concentración de poder se suma otra
    circunstancia también sin precedentes en la historia: la capacidad de
    proyectarlo a cualquier punto del planeta. Con sólo el
    cinco por ciento de la población mundial, consume el 27 por
    ciento de producción mundial anual de petróleo, crea y consume el 30 por ciento
    del Producto
    Bruto Mundial y efectúa el 50 por ciento de todos los
    gastos de
    defensa del mundo.

    El presupuesto del
    Pentágono de 410.300 millones de dólares, implica
    un gasto de 1.099 millones de dólares por día
    para gastos de
    defensa, investigación y desarrollo de nueva
    tecnología, entre lo que se destaca el
    programa de
    defensa misilístico por 9.100 millones de
    dólares. Esto implica que los gastos de defensa
    norteamericanos superan a los gastos efectuados por el resto
    del mundo, algo que nunca había ocurrido antes. Por lo
    tanto, ha desaparecido toda posibilidad del balance
    estratégico que caracterizó el período
    anterior, sin haber sido reemplazado aún por otro
    mecanismo.

    El predominio estratégico de los Estados Unidos
    se hizo más evidente a partir de los cambios en la
    política
    de defensa y seguridad norteamericana tras los atentados del 11
    de septiembre de 2001. A partir de ese momento, los Estados
    Unidos han redefinido sus intereses vitales haciendo depender
    su seguridad nacional de la seguridad y estabilidad del sistema
    internacional.

    En octubre de 2002, el documento denominado "The
    National Security of the United States of America"
    dado a
    conocer por la
    Administración Bush, acentuó la
    predisposición de los Estados Unidos para el empleo de su
    potencial militar en forma unilateral y aún de modo
    preventivo.

    La doctrina de la "seguridad preventiva"
    marca una
    transformación fundamental en los preceptos de seguridad
    que han orientado la política exterior de los Estados
    Unidos a lo largo del siglo XX.

    A partir de esta nueva doctrina los Estados Unidos
    abandonan la tradición de actuar en los grandes conflictos
    bélicos como líderes de coaliciones
    multinacionales. Esta fue la forma en que los americanos se
    involucraron en la Primera y Segunda Guerra
    Mundial y, en menor medida, en los conflictos
    de Corea (1950 – 1953), Vietnam (1965 – 1975) y
    Granada (1986) y en la más reciente "Guerra del
    Golfo"
    (1991).

    Norteamérica ha alcanzado tal estructura
    estratégica que sus planificadores militares se
    consideran en capacidad de enfrentar en forma simultánea
    hasta cinco conflictos de similar envergadura que la
    "Operación Tormenta del Desierto".

    Otro importante cambio en la
    política de defensa y seguridad es el anuncio de que
    "Estados Unidos actuará contra las amenazas
    emergentes antes de que ellas estén completamente
    formadas"
    y que "en el nuevo mundo que hemos entrado el
    único camino para la paz y la seguridad es el camino de
    acción"
    –a diferencia del camino anterior
    basado en la disuasión-.

    El aspecto medular de la nueva política
    estadounidense radica en la acción preventiva en
    destruir las amenazas "antes de que alcancen nuestras
    fronteras"
    . Estados Unidos no dudará en actuar
    sólo si lo considera necesario en el ejercicio de su
    autodefensa. Así abandona también la "doctrina
    de la retaliación"
    , es decir, la tradición de
    actuar únicamente después de ser
    atacado.

    En 1898, la voladura del acorazado "Maine"
    –y la muerte de
    400 marinos norteamericanos- fondeado en la bahía de la
    Habana brindó el pretexto para intervención
    norteamericana en la Guerra de Cuba.

    En abril de 1917, el presidente Wilson no se
    dejó tentar por la provocación que significaba la
    declaración alemana de "guerra submarina a
    ultranza"
    y el imprudente "telegrama Zimmermann"
    para introducir a los Estados Unidos en la Primera Guerra
    Mundial. El presidente aguardó al "incidente
    manifiesto"
    provocado por los submarinos alemanes con el
    hundimiento de cuatro buques norteamericanos, y la consiguiente
    perdida de vida de sus tripulantes, antes de declarar la guerra
    a las potencias centrales.

    En la misma forma procedió el presidente
    Franklin D. Roosevelt, quien demoró, hasta que se
    produjo el ataque japonés a la base naval de Pearl
    Harbour, en diciembre de 1941, para involucrar a los Estados
    Unidos en la Segunda
    Guerra Mundial.

    Harry Truman, en 1950, esperó a que las tropas
    de Pyong Yang cruzaran el paralelo 38 para lanzar a las tropas
    norteamericanas a "contener" el avance comunista en
    Corea. Incluso en Vietnam, el presidente Johnson dudó en
    involucrar directamente a las fuerzas norteamericanas hasta el
    incidente de la Bahía de Tonkin en agosto de 1964.
    Más recientemente, el presidente George Bush
    decidió atacar a Irak
    sólo después de que Saddam Hussein invadió
    al emirato de Kuwait en 1990. Incluso la lucha abierta contra
    el terrorismo y
    la invasión de Afganistán para destruir las bases
    de Al Qaeda son una respuesta a los atentados del 11 de
    septiembre de 2001.

    Esta combinación de "unilateralismo" y
    "acción preventiva" no puede dejar de despertar
    en los pueblos del tercer mundo reminiscencias de la "del
    big stick"
    cuando el presidente Thedy Roosevelt
    defendía los intereses norteamericanos enviando
    cañoneras y "marines" para castigar a cualquier
    gobierno que
    pretendía defender sus economías del atropello
    imperial. Ayer -como hoy-, "la política de las
    cañoneras"
    se llevaba a cabo sin ninguna
    consideración por el derecho
    internacional y los derechos
    humanos de las poblaciones que recibían en forma
    directa los efectos de la violencia
    imperialista.

    La política del ataque preventivo ha recibido
    fuertes críticas incluso en los Estados Unidos. El ex
    candidato presidencial demócrata y ex vicepresidente de
    los Estados Unidos, Al Gore, señaló que esta
    doctrina es contraria al artículo 51 de la carta de las
    Naciones Unidas
    y alertó sobre el efecto de demostración e
    imitación que puede producir esta doctrina.

    "Si otras naciones –dijo Gore- hacen
    valer el mismo derecho, entonces las reglas del derecho
    rápidamente serán reemplazadas por el reinado del
    miedo. Cualquier nación que perciba circunstancias que
    pueden eventualmente llevar a una amenaza inminente
    podría justificar bajo esta aproximación una
    acción militar contra otra nación"
    . En consecuencia, la
    aplicación de la misma doctrina por otros estados para
    resolver sus conflictos, como por ejemplo India con
    relación a Pakistán o China con
    relación a Taiwán podría conducir
    directamente a la destrucción del sistema
    internacional.

    Se observa ahora una situación de poder general
    difuso, el cual es ejercido por múltiples actores en
    diversos campos y sustentado por diversos atributos.

    Esta situación ha introducido un fuerte
    ingrediente de incertidumbre en la evolución de los asuntos mundiales,
    debido al cual es difícil anticipar
    estratégicamente tanto los acontecimientos como sus
    consecuencias, generando así condiciones contextuales
    más riesgosas y menos previsibles.

    1. INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS ASUNTOS
      NACIONALES:

    La antigua división entre asuntos internos de un
    Estado, esfera
    reservada al orden jurídico nacional y al ejercicio
    absoluto de su soberanía, y asuntos internacionales donde
    se involucran dos o más estados conforme al derecho internacional
    público, los usos y costumbres de las relaciones
    interestatales o la simple apelación al empleo de la
    violencia para
    la resolución de las controversias, pierden paulatinamente
    su vigencia.

    Ello se debe a la conjunción de varios
    factores:

    • La globalización. Según los
      profesores británicos David Held y Antony Mc Grew:
      "el concepto de
      globalización define un proceso o
      conjunto de procesos
      universales que generan una multiplicidad de vínculos e
      interconexiones que trasciende a los estados y sociedades
      que conforman el sistema mundial moderno"
      . Agregando luego:
      "Las actividades sociales, políticas y económicas
      están siendo «extendidas» a través
      del globo de manera tal que los acontecimientos, decisiones y
      actividades que ocurren en un lugar del mundo pueden ser
      significantes de inmediato para personas y comunidades que se
      encuentran en sitios bastante distantes del sistema
      global"
      .

    En otras palabras, hoy en día, los bienes, el
    capital, las
    personas, el
    conocimiento, las imágenes, las comunicaciones así como también el
    delito, la
    cultura, los
    contaminantes, las drogas,
    las modas y las creencias atraviesan con facilidad las
    fronteras territoriales, las redes transnacionales, los
    movimientos sociales y las relaciones pueden extenderse a
    prácticamente todos los ámbitos de las actividad
    humana. La existencia de sistemas globales de comercio, de
    finanzas y
    producción vincula la prosperidad y
    destino de hogares, comunidades y naciones.

    La internacionalización de la producción
    que llevó a la
    globalización de los servicios
    bancarios y financiero, configurando un mercado
    financiero global único con transacciones que se
    realizan prácticamente durante las 24 horas del
    día, ha propiciado que el crimen también se haya
    hecho global en la medida que las organizaciones
    delictivas se interconectan para extender sus operaciones a
    todos los escenarios internacionales.

    La globalización de los mercados pone a
    las economías nacionales bajo la incidencia de
    frecuentes crisis
    económicas producidas en lugares remotos: Así, la
    crisis del
    tequila en México, la del sudeste asiático,
    la crisis rusas proyectaron sus efectos sobre todas las
    economías del mundo y en especial en los llamados
    mercados
    emergentes. La instalación de sedes empresariales
    –por ejemplo-, o su cierre, que tanto influyen en los
    lugares donde ocurren, muchas veces son decididas en lugares
    lejanos y con objetivos
    que nada tienen que ver con los intereses de quienes viven en
    ese lugar. Es decir, que la
    globalización implica, en primer término, una
    interdependencia intensificada y compleja entre las
    economías nacionales, con un alto grado de
    interpenetración en todas las actividades
    económicas.

    La estabilidad de las economías nacionales, en
    consecuencia, depende no solo de la gestión de las autoridades locales sino
    especialmente de sus relaciones
    internacionales, la diversificación de sus mercados y
    la fortaleza de sus vínculos con los organismos
    financieros internacionales.

    • La internacionalización de la información: En la década de
      1960, el escritor Marshall McLuhan acuño la
      expresión "aldea global" para referirse a las
      características que el planeta comenzaba
      a adquirir a partir de los adelantos de las telecomunicaciones, que permitirán que la
      información llegara, en forma
      instantánea y al mismo tiempo, a todos
      los lugares del mundo.

    Esto también significa que los acontecimientos
    cotidianos de cualquier lugar se ven influidos por procesos
    lejanos que, aparentemente, no tienen relación con los
    de allí.

    El mayor alcance de los medios de
    comunicación, en especial de la radio y
    la
    televisión, pero también de la telefonía móvil y satelital, el
    fax y la
    Internet hacen
    que las noticias nacionales se tornen inmediatamente
    internacionales y que los gobiernos pierdan el control de
    la opinión
    pública interna.

    Las guerras se
    ven por televisión en directo, con cámaras
    adheridas a los blindados y periodistas "integrados" a
    las tropas. Con la guerra desarrollándose por televisión, los televidentes se
    convierten en parte del ejército invasor. Incluso el
    mismo ejército se convierte en parte de la audiencia.
    Durante la guerra de Irak, en
    abril del 2003, las tropas norteamericanas –por ejemplo-
    de un transporte
    aéreo miraban en la CNN para observar como de
    desarrollaba el conflicto y
    cual era el ritmo de avance de sus fuerzas. Los soldados
    observaban a sus camaradas y a sus enemigos por
    televisión como simples televidentes. De pronto todos
    los televidentes del mundo se ven involucrados en la
    guerra.

    La información se convierte en un instrumento
    militar –un instrumento estratégico- a un nivel
    sin precedentes. La propaganda
    convierte al enemigo en un dictador o un criminal de guerra en
    forma instantánea sin que sea necesario aportar pruebas. Un
    gobierno se
    transforma en un "régimen dictarial" que amenaza
    la paz del mundo y un aliado –aunque sea una monarquía medieval que aún tolera
    la esclavitud– es
    presentado como parte del "mundo libre" o de las
    "democracias occidentales". Durante el desarrollo de las
    operaciones,
    la percepción de estar ganando es casi lo
    mismo que ganar realmente. Mientras Saddam Hussein
    parecía en el poder en la
    televisión sus tropas resistieron. Mientras el
    ejército de los Estados Unidos pudo mostrar al mundo que
    estaban ganando, el mundo creyó en una fácil
    victoria americana. En la "aldea global" la
    cámaras de televisión se transforman en armas.

    • El incremento de los flujos humanos: La actual
      facilidad y rapidez de las comunicaciones a distancia ha incrementado los
      flujos, es decir los movimientos, entre los distintos lugares
      del planeta. Los movimientos pueden ser de mercaderías o
      de personas, de capital, de
      información o de ideas, pero todos se caracterizan por
      su volumen
      creciente y por la mayor facilidad con que se realizan. El
      crecimiento del número de pasajeros y de vuelos, tanto
      por turismo como
      por actividades comerciales y/o migratorias, de un Estado a
      otro generan un nuevo tipo de relaciones que demandan un nuevo
      tipo de regulaciones. Al mismo tiempo generan una
      homogeneización de las costumbres, en especial de las
      tendencias del consumo, y
      es otra característica del actual escenario
      internacional.

    Al mismo tiempo generan nuevos riesgos de
    seguridad en la medida que contribuyen a la difusión
    mundial de enfermedades y epidemias
    –por ejemplo: el Síndrome de Neumonía
    Atípica- y el peligro potencial de atentados
    biológicos a escala
    planetaria.

    • Las guerras
      intraestatales:
      Los conflictos bélicos
      también se ven afectados por este fenómeno. Las
      guerras pasan de interestatales a intraestatales. Datos de la
      ONU indican que
      desde la caída del Muro de Berlín hasta 1995 se
      produjeron en el mundo 126 conflictos, de los cuales 123 eran
      intraestatales; dos de los restantes, correspondientes a Bosnia
      y Nagorno – Karabakh, tenían un carácter
      interestatal discutible. Los conflictos internos de un Estado
      originan la intervención militar de otros estados en su
      territorio.

    Como afirman Hardt y Negri, la existencia de un poder
    imperial convierte a todo conflicto,
    en un conflicto intraestatal. Las guerras imperiales se
    transforman en guerras civiles o acciones
    policiales.

    En un mundo íntimamente interrelacionado la
    inestabilidad de un Estado se proyecta sobre sus vecinos
    inmediatos o sobre terceros países. El conflicto
    árabe – israelí en Medio Oriente, por ejemplo,
    generó una ola terrorista que afecto a países tan
    remotos y diversos como EE.UU. Alemania,
    Francia o
    Argentina que
    se convirtieron en parte del campo de batalla. La seguridad y
    estabilidad de Alemania se
    ve frecuentemente afectada por conflictos en el
    Kurdistán turco, en Kósovo o por la
    emigración de ciudadanos rusos que pretenden escapar a
    la crisis socioeconómica que sacude a su
    patria.

    Estos hechos sirven de justificación a los
    estados poderosos para intervenir en los asuntos internos de
    otros estados en nombre de los derechos humanos, la
    defensa de la democracia
    -Cuba-, la
    lucha contra el narcotráficoPanamá-,
    el control de
    las armas de
    destrucción masiva –Iraq– o
    cualquier otro tipo de justificación moral.

    La internacionalización de la
    legislación:
    También se confunden las
    jurisdicciones entre el derecho nacional y el internacional.
    Los estados más poderosos juzgan hechos ocurridos en
    otros estados aduciendo que afectan su seguridad -por la
    comisión de delitos en
    su territorio, especialmente en el caso del narcotráfico, el lavado de dinero o el
    terrorismo-,
    violan los derechos
    humanos -como en el caso del general Pinochet o de
    militares argentinos reclamados por la justicia
    francesa o española-, o afectan los intereses
    económicos de sus súbditos -un juez
    estadounidense, por ejemplo, embargo los fondos que empresas
    telefónicas de su país debían remesar a
    la empresa
    telefónica de Cuba para indemnizar con ese dinero a las
    familias de dos pilotos civiles norteamericanos muertos por la
    fuerza
    aérea cubana cuando pretendían socorrer a
    balseros cubanos en alta mar.

    4.
    SACRALIZACIÓN DE LAS FRONTERAS NACIONALES

    El consenso internacional reconoce que las reclamaciones
    de un Estado sobre el territorio del otro han sido
    históricamente la principal causa de las guerras. Por lo
    tanto, se ha tratado de cerrar esta fuente de conflictos
    "sacralizando" las actuales fronteras y condenando
    cualquier tipo de rectificación fronteriza originada en el
    empleo o amenaza del empleo de la fuerza. Los
    gobiernos temen al efecto "dominó" que
    podría originar una anexión territorial producto de un
    triunfo militar sobre otras cuestiones limítrofes
    pendientes y vuelcan todos sus esfuerzos en preservar el statu
    quo.

    Sin embargo, no pueden evitar que ciertas fronteras
    estallen por la fractura de un Estado en varias entidades
    estatales nuevas como producto de conflictos étnicos
    internos. Tal lo sucedido en la URSS, Checoslovaquia, o la
    antigua Yugoslavia. El separatismo étnico y cultural
    parece ser una de las mayores amenazas a la estabilidad y paz
    internacional a corto plazo.

    5. EL "CHOQUE DE
    CIVILIZACIONES" REEMPLAZA A LA PUJA
    IDEOLÓGICA

    Tal como señalara premonitoriamente Samuel
    Huntington en al hablar del "choque de civilizaciones", la
    era de la confrontación ideológica que
    motorizó gran parte de los conflictos en los
    últimos tres siglos -primero entre absolutistas y
    liberales, luego entre liberales y socialistas, para concluir en
    el enfrentamiento entre las "democracias liberales o
    capitalistas" y las "democracias populares o comunistas"- ha
    concluido.

    En la posguerra fría el liberalismo ha
    triunfado a todo lo ancho y largo del planeta y ha impuesto sus dos
    expresiones más características: la "economía de mercado" en
    el plano económico y la "democracia
    liberal"
    en el plano político. En el campo de las
    ideas, por el momento al menos, ninguna ideología es capaz de ofrecer un modelo social,
    político y económico viable.

    Es por ello que la única alternativa que se
    ofrece al modelo
    neoliberal imperante en el mundo es la apelación a las
    tradiciones nacionales, al regionalismo y al fundamentalismo
    religioso.

    Hoy los hombres y los pueblos defienden sus antiguos
    particularismos, su religión y sus
    tradiciones culturales frente al avance de un modelo societal
    mundial. Al decir, de Alan Minc, las banderas del tribalismo se
    levantan para enfrentar el avance de la
    globalización.

    Mientras el primer mundo trata de imponer las instituciones
    de la llamada "democracia occidental", las sociedades del
    tercer mundo intentan mantener valores y
    tradiciones de culturas agrícolas más propias de un
    orden medieval que colisionan con el cambio
    tecnológico de las sociedades de la tercera ola -al
    decir de Alvin Toofler-.

    Las tensiones que genera el choque cultural suelen
    desembocar en violentos conflictos –Irán,
    Afganistán, Irak, Chechenia, Azerbaiyán, Cachemira,
    etc.-, pero estos no siempre se producen entre la cultura
    tecnotrónica y las culturas ancestrales, sino que incluso
    ciertas culturas ancestrales chocan entre sí, como el
    enfrentamiento entre hinduistas y musulmanes en India o
    musulmanes contra cristianos en Nigeria.

    El siglo veinte presentó dos tipos de guerras. En
    la primera mitad del siglo las guerras fueron mundiales:
    coaliciones de naciones se enfrentaron para dirimir la
    hegemonía global. Los siguientes cuarenta años
    estuvieron condicionados por el gran conflicto ideológico
    y militar que se conoció como la "Guerra
    Fría"
    . Dos sistemas de alianzas se organizaron
    alrededor de sendas megapotencias militares, que desarrollaron un
    complejo armamentista capaz de terminar con toda forma de vida
    sobre la tierra. La
    "Guerra Fría" se desarrolló a través
    de una sucesión de crisis y conflictos regionales: la
    crisis de Berlín –1947-, la guerra de Corea
    –1950 / 1953-, la crisis de Berlín Oriental
    –1953-, el levantamiento de Hungría –1956-, la
    crisis de los mísiles en Cuba –1962-, la guerra de Vietnam
    -1954 / 1975-, la guerra de Afganistán –1979 /
    1988-, etc.

    En la última etapa del siglo XX comienzan las
    "Guerras Musulmanas", tal como las denomina Huntington, la
    cuales se inician en tiempos de la guerra fría con los
    conflictos entre musulmanes y judíos: la guerra de
    Independencia
    de Israel
    –1948-, la crisis de Suez –1956-, la guerra de los
    Seis Días –1967-, la guerra del Yon Kippur
    –1973-, la invasión al Libano –1982-. A estos
    conflictos se suman la crisis de los rehenes americanos en
    Irán –1979-, las guerras de Yugoslavia –1991 /
    1995-, el conflicto de Chechenia –1994-, la guerra del
    Golfo -1991- y finalmente la invasión a Irak
    –2003-.

    Según Huntington estos conflictos se originan en
    el sentimiento histórico que albergan los musulmanes, y
    sobre todo los árabes, de que han sido sometidos y
    explotados por Occidente. Otro factor que alimenta el rencor del
    mundo árabe hacia occidente son las políticas
    occidentales concretas, en particular el respaldo de Estados
    Unidos a Israel. Un tercer factor es la demografía del mundo islámico. A
    estos argumentos suministrados por Huntington debemos agregar la
    codicia occidental por el territorio y los recursos
    naturales de los países musulmanes –petróleo
    y el deseo de Occidente de imponer a los musulmanes el sistema
    del "capitalismo
    global"
    y los principios
    políticos y filosóficos de la "democracia
    liberal"
    que chocan abiertamente con el sistema de creencias
    propio del Islam.

    Este tipo de conflicto rápidamente suele derivar
    en acciones de
    "limpieza étnica" que mueven a la
    internacionalización del conflicto.

    6. FORMACIÓN
    DE DOS BLOQUES COMERCIALES Y POLÍTICOS

    Como señala George Soros en el sistema
    capitalista global la movilidad del capital, de la
    información y el espíritu empresarial llevan a la
    integración
    económica. Por un lado, los Estados Unidos
    formarán un espacio integrado en el continente americano.
    El Tratado de Libre
    Comercio de las Américas, se propone crear un mercado
    común de ochocientos millones de consumidores desde Alaska
    hasta Tierra del
    Fuego, con el dólar como moneda única y la Reserva
    Federal como banco
    central.

    Por el otro estará Comunidad
    Europea, la unión de las veinticinco principales naciones
    de Europa impulsada
    por el eje Alemania – Francia, cuyos
    PBI combinados constituyen la segunda economía del planeta
    y su mercado de cuatrocientos cincuenta millones de consumidores
    es el tercero en el mundo, después de China y la
    India, pero con un poder adquisitivo muy superior al de
    estos.

    En la próxima década a esta unión
    se sumarán Turquía, Bulgaria y Rumania formando un
    espacio integrado con el euro como moneda única, bajo el
    control del Banco Central
    Europeo y la Asamblea Constitucional.

    Ambos bloques pasarán rápidamente de la
    asociación económica a la integración política.
    Adoptarán legislaciones comunes y coordinarán sus
    políticas exteriores. En este contexto internacional,
    regido por bloques de naciones, se reducirán aún
    más las posibilidades de que un Estado aplique con
    éxito
    una estrategia de
    desarrollo independiente. Por el contrario, la política
    exterior deberá estar diseñada de forma tal de
    ganar posiciones dentro del propio bloque y no de diferenciarse
    de los aliados regionales.

    Más que nunca el peso de un Estado en el
    escenario internacional dependerá del valor de sus
    alianzas que de su propio peso específico.

    Las rivalidades de la posguerra fría no
    tendrán por protagonistas a EE.UU. y Japón
    como se pensaba en la década de los años ochenta
    sino a EE.UU. frente a la Europa unificada.
    La Europa comunitaria, motorizada por un PBI de 8.500.000
    millones de dólares anuales y contando con su población, territorio y desarrollo
    tecnológico combinados será la única entidad
    capaz de rivalizar la hegemonía norteamericana
    desarrollando un formidable poderío militar. Los intentos
    para la creación de una fuerza europea de reacción
    rápida y el incremento de los presupuestos
    de defensa de Francia y Alemania pueden ser las primeras
    señales de este proceso.

    Las diferencias entre los Estados Unidos y Europa en
    materia de
    política exterior y estrategias de
    gobernabilidad global han comenzado a manifestarse. Se originaron
    en la falta de disposición de los Estados Unidos a limitar
    su soberanía en las instituciones
    multilaterales –como lo manifestó Estados Unidos con
    su rechazo a la Corte Penal Internacional, al Protocolo de
    Kyoto sobre el cambio climático, a la prohibición
    mundial del empleo de minas antipersonales, a la
    verificación de las medidas del Tratado sobre Armas
    Biológicas y a otras iniciativas
    multilaterales-.

    Estos diferendos han originado una profunda
    preocupación en los analistas internacionales. El escritor
    Francis Fukuyama, quien hace trece años alcanzó
    celebridad al declarar el triunfo de los valores y
    las instituciones comunes euro – estadounidenses como el "fin
    de la historia"
    , en la actualidad señala la existencia
    de "profundas diferencias" dentro de la comunidad
    euroatlántica y afirma que la fisura entre Estados Unidos
    y los europeos "no es sólo un problema
    transitorio"
    . Por su parte, Jeffrey Gedmin, director del
    Instituto Aspen de Berlín, habla de la
    "patología" de Europa en cuanto al uso de la fuerza
    y sostiene que las visiones de Estados Unidos y Europa en
    materia de
    seguridad son ahora tan distintas "que la vieja Alianza apenas
    cumple la promesa de figurar en forma importante en la estrategia global
    que Estados Unidos ha elaborado"
    . El columnista Charles
    Krauthammer no ha sido el único en afirmar que la OTAN
    está "muerta".

    Las brechas estructurales y de idiosincrasia entre
    norteamericanos y europeos han existido en forma larvada durante
    largo tiempo pero se han ampliado tras los ataques terroristas en
    los Estados Unidos y por la guerra de Irak. La actitud de
    Washington de involucrarse en solitario en el conflicto
    bélico –encabezando una nominal coalición en
    la cual sólo el Reino Unido y España
    aportaron algún apoyo significativo tanto en el plano
    militar como en el político-.

    La tendencia de Washington al "unilateralismo",
    involucrándose en un conflicto bélico en Irak en
    contra de la opinión europea, fue anticipado por Robert
    Kagan, en un artículo del verano de 2002, publicado en
    Policy Review. El artículo comenzaba señalando que
    "ya es hora de dejar de creer que los europeos y los
    estadounidenses comparten una visión común del
    mundo, o incluso que habitan en el mismo mundo".
    En el
    extenso y profundo análisis que seguía, Kagan
    señalaba que la disparidad del poder entre Estados Unidos
    y Europa se ha vuelto tan grande que cuando hay que
    "establecer prioridades nacionales, definir amenazas,
    determinar desafíos y trazar e implementar la
    política exterior y de defensa, Estados Unidos y Europa
    toman rumbos distintos"
    . La afirmación de Kagan de que
    "podría llegar el día […] en el que los
    estadounidenses no presten más atención a los pronunciamientos de la
    Unión
    Europea que la que prestan a los de la Asociación de
    las Naciones del Sudeste de Asia o a los del
    Pacto
    Andino"
    .

    Por el momento, los valores e
    intereses básicos estadounidenses y europeos no presentan
    grandes divergencias, y las democracias europeas son
    verdaderamente las aliadas más cercanas de Estados Unidos
    que las naciones de cualquier otra región. Aunque sus
    políticas difieren a veces, los estadounidenses y europeos
    comparten ampliamente las mismas aspiraciones democráticas
    y liberales para sus sociedades y para imponerlas en el resto del
    mundo. Tienen intereses comunes en un comercio
    internacional y un sistema de comunicaciones; en un
    fácil acceso a los recursos
    energéticos mundiales; en detener la proliferación
    de armas de destrucción masiva, prevenir tragedias
    humanitarias, etc.

    A corto plazo las principales fuentes de
    diferencias entre norteamericanos y europeos se manifiestan al
    momento de decidir el empleo de los medios
    militares –los europeos se muestran más inclinados
    al empleo de medios
    diplomáticos-; la forma más eficaz de combatir el
    terrorismo los organismos modificados genéticamente; y la
    protección del medioambiente.

    7. APARICIÓN
    DE NUEVAS AMENAZAS EN EL CAMPO ESTRATÉGICO

    El nuevo contexto internacional ha sacado a la
    superficie, con una magnitud antes desconocida, nuevas
    manifestaciones de conflictos y peligros, de raíz
    histórica o emergente, bajo la forma del
    narcotráfico, el terrorismo, los fundamentalismos
    religiosos, la proliferación de armas de
    destrucción masiva y sus vectores de
    lanzamiento, la transferencia de armamentos excedentes y
    tecnologías intangibles –éxodos de
    científicos-, el crimen transnacional, etc.

    Mientras disminuye la probabilidad de
    una guerra global, ya sea nuclear o convencional. Como
    contrapartida, existe una multiplicación de conflictos
    localizados en un contexto que ya hemos caracterizado como de
    incertidumbre, surgiendo así crisis imprevistas, por la
    dificultad en interpretar los signos de
    tensión.

    Por otra parte, han aparecido nuevos riesgos de
    naturaleza
    compleja, como una fuerte interdependencia en cuestiones de
    seguridad y sin que haya sido posible elaborar un sistema de
    seguridad eficaz.

    A su vez, se ha producido una transformación en
    la naturaleza y diversidad de las amenazas, y existe así
    una gran dificultad para definir anticipadamente, el perfil de
    los desafíos futuros.

    Por un lado, mantienen su vigencia las amenazas de
    seguridad clásica, las que hacen a la integridad
    territorial e independencia
    de los Estados y a las cuales la incertidumbre estratégica
    aconseja no dejar totalmente de lado.

    Pero también ha existido una mutación bajo
    la forma de amenazas emergentes, las que teniendo carácter
    hostil, afectan a instituciones y a personas por la mayor
    permeabilidad que presentan las fronteras estatales. Adquieren
    este carácter las diversas manifestaciones delictivas de
    matriz
    transnacional.

    Se presentan, también, factores de riesgo, los
    cuales, aun careciendo de una voluntad impulsora, hacen al
    interés
    de los Estados de diversos modos, tales como la
    acumulación y transporte de
    desechos peligrosos: la acumulación de armas
    químicas, bacteriológicas y nucleares; y el
    deterioro del medio
    ambiente, entre otros factores.

    Por último deben mencionarse, las fuentes de
    inestabilidad, que engloban todos los bolsones de esta
    característica que afloran en el mundo, en función de
    disputas extra o intra – fronteras de raíz
    histórica, cultural o religiosa y que aparecen ante la
    percepción internacional como situaciones
    potencialmente críticas, que en función de
    su evolución, pueden incidir sobre su
    seguridad.

    En esta línea de pensamiento el
    profesor Andrés Fontana señala en su interesante
    trabajo "Complejidad de Riesgo e
    Interdependencia. Tendencias de cambio en la Seguridad
    Internacional", "Ese gran abanico de procesos, que tienen en
    común el engendrar altos grados de violencia, abarca
    distintas combinaciones y "cruces" del terrorismo, el crimen
    organizado, el narcotráfico, movimientos guerrilleros,
    grupos
    étnicos o religiosos enfrentados entre sí, o con
    gobiernos de Estados débiles o en proceso de
    disolución. La simultaneidad del protagonismo de este
    conjunto de nuevos actores implica vinculaciones
    sistemáticas o esporádicas en relación, por
    ejemplo al tráfico de estupefacientes y el contrabando de
    armas, e incluso de materiales
    sensibles".

    "En diversos puertos, incluso algunos de América
    Latina, se ha encontrado evidencia de una gigantesca
    conexión internacional de tráfico de drogas y armas
    pesadas. En muchos casos el tráfico de armas por parte de
    organizaciones
    internacionales de crimen organizado tiene fines puramente
    comerciales. Pero en otros está destinado a equipar el
    creciente número de ejércitos privados que
    controlan barrios o zonas en ciudades importantes, del centro y
    de la periferia, y amplias zonas rurales en esta última.
    Por supuesto, los ejércitos tipo milicia neo-nazi que
    emergen en los países centrales y las guerrillas de la
    periferia también son clientes
    primordiales del tráfico ilegal de armas pesadas. El
    financiamiento
    se basa fundamentalmente en los secuestros extorsivos, cuya
    amplitud y sistematicidad es motivo de seria preocupación
    en algunos países. Una estimación extraoficial de
    los secuestros que tuvieron lugar en América
    Latina a lo largo de 1994 arroja una cifra cercana a los 6.000
    casos con una rentabilidad
    de hasta 30 millones de dólares por operación. Por
    otra parte, un informe del FBI
    difundido a mediados de 1995, expresa una seria
    preocupación por la posibilidad de que grupos del crimen
    organizado que operan a nivel internacional puedan adquirir
    componentes nucleares y venderlos a organizaciones
    terroristas".

    "A esto último se suman factores de riesgo de
    impredecible alcance, como los accidentes por
    el deterioro de usinas nucleares o de buques y submarinos
    nucleares en situaciones de insuficiencia presupuestaria; la
    acumulación de desechos nucleares; y los posibles accidentes
    vinculados a su transporte, al de otros elementos, o a la
    existencia de armas químicas "abandonadas" en mares y
    océanos. Estas situaciones no necesariamente responden a
    una intención hostil actual, sino en muchos casos a
    confrontaciones pasadas". "Todos estos fenómenos afectan,
    si bien en distinto grado y de forma diversas, la seguridad de
    los individuos y de los Estados, y en muchos casos implican altos
    grados de violencia. No atentan necesariamente contra la
    integridad territorial de los Estados, pero hacen más
    permeables a sus instituciones, hacen relativo el valor de sus
    fronteras, y crean "manchas" de no estatalidad en las ciudades,
    aún en las más sofisticadas y en circuitos de
    negocios. En
    conjunto, introducen inestabilidad en el contexto local, en el
    regional y en el internacional. Ponen en riesgo la integridad
    física y
    moral de los
    ciudadanos y corroen sistemáticamente el sentido de
    "comunidad" tanto nacional como internacional".

    8. APARICIÓN DE REGIONES SIN
    LEY

    Algunos Estados han demostrado carecer de condiciones
    para ejercer el monopolio
    legítimo de la violencia, es decir, de controlar los
    procesos que tienen lugar en gran parte o fracciones de su
    territorio. Esas regiones de ingobernabilidad estatal han sido
    denominadas "áreas o regiones sin ley".

    "Espacios inmensos –nos dice Alain Minc-
    vuelven a su estado natural; la ilegalidad se reinstala en el
    corazón
    de las democracias más avanzadas; las mafias ya no son un
    arcaísmo en vías de extinción, sino una
    forma social en plena expansión; algunas ciudades hacen
    caso omiso de la autoridad del
    Estado y se sumergen en una inquietante extraterritorialidad;
    millones de ciudadanos, incluso en el seno de las sociedades
    más ricas y sofisticadas, caen en la sombra y en la
    exclusión… Nuevas bandas armadas, nuevos delincuentes,
    nueva terra incognita: aquí están todos los
    ingredientes, de la nueva Edad Media.
    ¿Bandas armadas? En Somalia y en Turkmenistán, pero
    también en Los Ángeles y en Vauls-en Velin.
    ¿Ladrones? Desde los señores de la droga,
    instalados en el corazón de
    las finanzas
    internacionales, hasta los miembros de la nomenklatura rusa
    que se establecen por su cuenta, apropiándose del patrimonio
    público. ¿Terra incognita? Regiones enteras que
    caen en la anarquía, con la imbricación, cada vez
    más difícil de desentrañar, entre la
    sociedad
    oficial y la sociedad
    clandestina, entre los asuntos limpios y los sucios, entre
    el dinero
    blanco y el dinero
    negro."

    Como señala Julio Cirino, en un interesante
    trabajo titulado "Las áreas sin ley en el Hemisferio
    una hipótesis de trabajo"
    , presentado en el
    "V Encuentro nacional de Estudios Estratégicos"
    organizado por la Escuela de
    Defensa Nacional: "Un ‘área sin ley’ es un
    punto en el mapa para ‘hacer dinero’, mover
    capitales, lavar activos y
    desarrollar todas las actividades ilícitas que, por la
    demanda de
    territorialidad que ocasionan, requieren de un espacio
    físico donde instalar containeres, laboratorios,
    inmigrantes, etc. Una vez consolidado este territorio, las
    actividades que allí se desarrollan pueden potenciarse con
    la participación de otros actores, constituyéndose
    en espacios ideales para la vinculación entre el crimen
    organizado y el terrorismo".

    "La ausencia de la ley pública conlleva,
    generalmente, la imposición de códigos o
    leyes
    privadas, llegándose a la implementación incluso de
    un sistema de justicia, sea
    revolucionaria, como en las áreas dominadas por las FARC,
    o de fuerza, como en las zonas dominadas por caudillos del crimen
    organizado y la droga (siendo
    el caso más espectacular el de las favelas
    brasileñas).

    En una primera aproximación se puede pensar que
    el fenómeno de las "regiones sin ley" se refiere a
    áreas geográficas remotas o de difícil
    acceso predominantemente en países del Tercer Mundo. Sin
    embargo, un interesante trabajo presentado por el Capitán
    Julien Gutmann de la Gendarmería Francesa, ante la
    Cátedra de Política de Seguridad y Defensa del
    Curso de Oficial de Estado Mayor de la Escuela Superior de
    Gendarmería Nacional, nos presenta un panorama muy
    diferente y más preocupante:

    "En la ciudad de Paris, que es considerada como la
    ciudad más insegura de Francia, así como en las
    otras grandes ciudades o ciudades medianas, Lyón,
    Marseille, Strasbourg, Nímes, Montpellier, Nantes, hoy
    existen barrios donde la policía, los bomberos o los
    médicos no van más, por razones de violencia hacia
    ellos. Estos barrios están llamados ‘zones de non
    droit’, es decir zonas donde la ley no se aplica
    más. La explosión de la violencia urbana (+ 400% en
    menos de cinco años) concierne unos cien barrios de
    población mayoritariamente inmigrada. Los eventos
    mediáticos de la ciudad de Strasbourg, donde cada
    año durante las fiestas de Navidad y del
    fin de año queman docenas de autos, hoy no
    se limitan a esta sola ciudad: Paris, Lyón, Marseille,
    Nantes, Vaulx-en-Velin, Mantes-la-Jolie son ejemplos
    sobresalientes de esta ola de la delincuencia
    vinculada con la existencia de poblaciones que rechazan la
    integración en la sociedad
    francesa".

    "A mediano plazo, la amenaza principal podría
    ser un riesgo de balcanización del país, tomando
    como referencia la existencia de diferencias étnicas o
    religiosas entre las diferentes poblaciones de la ex –
    Yugoslavia al fin del reino de Tito, que aumentaron el riesgo de
    conflicto".

    Estas palabras muestran con total crudeza la
    dimensión del problema del cual no escapan ni siquiera los
    países más desarrollados de Europa.

    Por último, Julio Cirino, en el trabajo de
    referencia, menciona ocho "áreas sin ley" en
    América
    del Sur, a saber:

    "1.- La región limítrofe entre
    Brasil,
    Colombia y
    Perú enmarcada por las poblaciones de Tabatinga y
    Leticia.

    2.- La región conocida como Darien,
    área limítrofe entre Colombia y
    Panamá,
    zona bajo control de las FARC.

    3.- La zona franca de Colón, en
    Panamá.

    4.- La región conocida como Lago Agrio en
    territorio ecuatoriano, en las cercanías de la frontera
    con Colombia.

    5.- La extensa frontera entre Venezuela y
    Colombia, sin determinar aún el o los puntos más
    críticos.

    6.- Maicao en territorio colombiano, relativamente
    próxima a la frontera con Venezuela.

    7.- La región conocida como Tartagal –
    Orán entre la provincia argentina de Salta y la
    boliviana de Orán.

    8.- Ciudad del Este en el punto tripartito entre
    Argentina, Brasil y
    Paraguay"
    .

    Como puede apreciarse de las ocho regiones sin ley, dos
    corresponden a zonas fronterizas con el territorio argentino y
    por lo tanto constituyen un problema de seguridad que el
    país deberá asumir a mediano plazo.

    Sin embargo, el trabajo de
    Julio Cirino parece centrado en la problemática
    internacional y por lo tanto omite la existencia de áreas
    sin ley en el seno de los grandes conglomerados
    urbanos.

    Tanto en Brasil como en Argentina, existen zonas urbanas
    en las que se combinan una alta densidad
    demográfica, un marcado deterioro sociocultural de los
    estratos medios y bajos y un enorme contraste entre la extrema
    pobreza y la
    riqueza concentrada en la misma región, en esos
    ámbitos el Estado esta
    ausente y su lugar ha sido ocupado por organizaciones criminales.
    "Las favelas donde actúan las mafias del
    narcotráfico
    –afirma Nilmario Miranda,
    secretario nacional de Derechos Humanos de Brasil-
    son territorios liberados y fértiles, por la miseria y
    el desempleo"
    .

    El incremento de estas formas de criminalidad se
    basó en Río de Janeiro sobre la inmensa cantidad de
    población favelizada con la que cuenta la ciudad. Se
    estima que 1.200.000 personas –sobre un total de 5.700.000
    habitantes- viven en este momento en las favelas, a sólo
    un paso de los lujos y la riqueza carioca.

    En nuestro país, de acuerdo con el último
    censo nacional de 2001, en los asentamientos de conurbano
    bonaerense viven 577.994 personas –sobre un total de
    8.684.953 habitantes- Diez años antes, en 1991,
    sólo se contaban 410.461 personas viviendo en estas
    condiciones. Y en 1981, la cifra era de 290.072.

    No son las únicas cifras para comparar. En
    Río de Janeiro, el Estado
    incinera un promedio de 250 kilos de cocaína al
    año. En la provincia de Buenos Aires, la
    Policía bonaerense decomisó en el 2002 casi la
    misma cantidad, 237 kilos. Pero el dato más saliente lo
    proporciona la Gendarmería Nacional: en ese mismo
    año incautaron 586 kilos de cocaína y 1.669 de
    marihuana.

    En este sentido, el ex subsecretario de Seguridad de la
    provincia de Buenos Aires, Marcelo Sain no duda en afirmar que:
    "En la provincia de Buenos Aires ya hay grandes sectores
    favelizados, corredores enteros donde los marginados conviven con
    la riqueza" …"Hay lugares donde el Estado ya está
    ausente, se ha retirado. Y encima, el consumo de
    cocaína se cuadriplicó o quintuplicó en los
    últimos 15 años"
    .

    Barrios carenciados como la denominada "Villa 31"
    en la zona de Retiro o el conglomerado de "La cava" en el
    partido del San Isidro entran claramente en esta
    categoría. Estos asentamientos, densamente poblados,
    constituyen verdaderas "áreas liberadas" para el
    delito. La actividad del Estado a través de sus
    instituciones de asistencia social y educativa es mínima,
    en tanto que la presencia de las fuerzas policiales resulta
    esporádica y de efectos transitorios. Estos asentamientos
    poblacionales son áreas sin ley donde, entre sus
    túneles, pasadizos y embutes, prospera el tráfico
    de todo tipo de armas, drogas o
    documentos de
    identidad y
    tarjetas de
    crédito
    adulterados, se comercializan todo tipo de bienes robados
    y sirven de refugio a los delincuentes buscados por las
    autoridades o de zona segura para ocultar a personas secuestradas
    a la espera de que se efectúe el pago del rescate.
    Mientras que su población, arrinconada por la pobreza, la
    marginalidad y
    la ausencia del Estado, se convierte en rehenes de los
    criminales.

    Finalmente, su población constituye una masa de
    votantes que atrae a los políticos venales. Allí el
    voto se trafica a cambio de impunidad para cometer delitos e
    influencias políticas para reducir sentencias y condenas o
    para lograr la libertad
    condicional de los delincuentes detenidos. Extraños
    vínculos están desarrollándose entre la
    población carcelaria y sus familiares, amigos y
    cómplices que habitan en estos barrios.

    El incremento de las áreas urbanas sin ley es uno
    de los problemas
    sociales y políticos de mayor impacto sobre la
    seguridad y la defensa nacional. Son áreas focales del
    delito que actúan como una suerte de foco infeccioso que
    proyecta sus efectos nocivos sobre la totalidad del cuerpo
    social. Constituyen un problema que no ha sido debidamente
    tratado hasta el momento.

    9. UN NUEVO TERCER
    MUNDO

    El colapso del mundo socialista y la creciente
    globalización establecerán una nueva
    categorización de los estados. El primer mundo
    estará liderado por los países del G-7 y
    comprenderá a las principales naciones
    tecnotrónicas del hemisferio norte.

    En el segundo mundo se inscribirán un conjunto de
    países industrializados de menor desarrollo pero con
    capacidad tecnológica y económica suficiente como
    para participar de la globalización económica tanto como
    mercados para las exportaciones del
    mundo altamente desarrollado como para producir un cierto
    número de materias primas con valor en los mercados
    internacionales. Se inscribirán en este grupo Rusia y
    la mayoría de los países del antiguo bloque
    socialista, algunas "potencias emergentes o regionales"
    como México,
    Brasil, Argentina o Chile, en
    América
    Latina, Israel, Portugal, Turquía o Grecia, entre
    otros.

    Por último se ubicarán un conjunto de
    países marginados del mercado global. Los mismos
    permanecerán sumidos en el atraso y sin posibilidad alguna
    de desarrollo. Allí las instituciones democráticas
    serán tan sólo una ficción carente de
    cualquier significado real. Lo más frecuente serán
    las guerras civiles, los golpes de estado, la violencia y las
    violaciones a los derechos humanos.

    En estos países la población
    seguirá creciendo en forma significativa. Ingresamos al
    nuevo milenio con más personas pobres que nunca aunque
    haya mucha más gente en total. De los actuales 6.000
    millones de personas -en comparación con menos de 2.000
    millones en 1900-, 1.300 sobreviven por debajo de la línea
    de la pobreza, con
    menos de 1 dólar por día, en tanto que 2.800
    millones sobreviven a duras penas con menos de 2 dólares
    diarios. De las más pobres, el 70 por ciento vive en
    Asia.

    La desigualdad se multiplicó enormemente. El
    informe sobre el
    Desarrollo
    Humano del Programa de las
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo indica que la brecha entre la quinta parte de
    la población mundial que vive en los países
    más pobres y la quinta parte que vive en los países
    más ricos es ahora de 74 a 1. En 1990 era de 60 a 1, y en
    1960 era de 30 a 1.

    Los pobres no son realmente más pobres
    –debajo de la línea de subsistencia nadie puede
    seguir viviendo-, pero los ricos son mucho más ricos, y
    hay cada vez más.

    En Asia, los absolutamente pobres son ahora un tercio
    del total, en comparación con la mitad en 1970. Su
    expectativa de vida, es hoy de 65 años, en
    comparación con 48 años entonces, en tanto que el
    70% de los adultos sabe leer y escribir, en comparación
    con el 40% de hace 30 años.

    De manera que ha habido progresos. Pero la extrema
    miseria aún está entre nosotros, mientras parte del
    mundo rebosa de una prosperidad que jamás se había
    conocido. Ahora bien, si la expectativa de vida se ha
    incrementado considerablemente en los países más
    pobres del tercer mundo es previsible que también los
    índices de natalidad se hayan incrementado. Es decir, que
    habrá allí más pobres, que saben leer y
    escribir y que lógicamente estarán buscando mejores
    horizontes para sus vidas y las de sus familias, lo que
    convertirá a los países más pobres en
    grandes expulsores de población.

    Sumidos en el atraso sólo contarán con
    actividades económicas de subsistencia, carecerán
    de productos
    exportables y de recursos para
    importar los insumos necesarios para su población o para
    encarar cualquier proceso de desarrollo.

    Estos países únicamente
    participarán de la globalización como receptores de
    la ayuda humanitaria internacional –recordemos que en junio
    de 1999 las principales economías del mundo cancelaron
    más de la mitad de la deuda del Tercer Mundo, unos 70.000
    millones de dólares- o como escenario donde las fuerzas de
    paz de la ONU
    tratarán de mantener los conflictos dentro de los niveles
    mínimos de violencia y atender las necesidades más
    urgentes de la población. Únicamente
    aparecerán en las noticias por la frecuencia en que se
    producirán grandes catástrofes en su
    territorio.

    En esta categoría se encontrarán algunas
    naciones africanas y asiáticas, así también
    como algunas naciones latinoamericanas en el caso de que no
    puedan participar del proceso de formación de grandes
    bloques
    económicos.

    A ellos podría sumarse un "cuarto mundo"
    compuesto por países "fuera de la historia" y por
    las regiones sin ley ausentes del mercado global y sumidos en
    bolsones de miseria extrema y marginalidad,
    verdaderas "terra incognita" de la sociedad global, tal como las
    denomina Alain Minc.

    10. EL TEMA MIGRATORIO
    SE INTRODUCIRÁ EN LAS AGENDAS
    INTERNACIONALES

    En un mundo cada vez más globalizado, es decir
    más interrelacionado, los movimientos de población
    se incrementarán cada día más. El
    crecimiento de población, la inestabilidad política
    y/o la búsqueda de mejores condiciones de vida
    actuarán de incentivo para que muchas personas
    provenientes de los países del llamado tercer mundo se
    desplacen hacia los países centrales.

    Actualmente, según la
    Organización Internacional de las Migraciones, hay
    ciento cincuenta millones de personas trashumantes, emigrantes
    legales e ilegales –voluntarios o forzados- que deambulan
    por el planeta buscando mejores destinos y se instalan,
    así sea en forma provisional en algún Estado
    distinto del cual vieron la luz por primera
    vez.

    Al decir de Hardt y Negri esta masa migratoria
    contrituye una ueva horda nómada, una nueva raza de
    bárbaros que golpea las fronteras del Imperio
    global.

    Estos desplazamientos provocan posiciones encontradas
    entre los gobiernos de los países involucrados. En tanto
    los países expulsores se preocupan por el trato que
    reciben sus connacionales en el extranjero y por las remesas que
    estos envían a sus familiares; los países
    receptores buscan limitar el ingreso de extranjeros y controlar
    la actividad de los mismos en su territorio, mientras que crecen
    sus temores con respecto al impacto que los nuevos emigrantes
    ocasionarán en sus sistemas educativos, sanitarios y en
    sus mercados laborales.

    Como ocurrió a todo lo largo del siglo XX, pero
    ahora con mayor intensidad, El nuevo nomadismo actúa como
    resistencia y
    cuestionamiento de la sociedad global Así, la
    temática inmigratoria ocupará un lugar central en
    la agenda diplomática y de seguridad de muchos
    estados.

    11.
    APARICIÓN DEL DELITO ÉTNICO

    También la globalización ha tenido
    incidencia en el ámbito delincuencial. En las dos
    últimas décadas se hizo evidente que las
    organizaciones criminales comenzaron a desarrollar sus
    actividades más allá de las fronteras nacionales.
    La tendencia parece haberse incrementado a partir de las
    fabulosas ganancias generadas por el narcotráfico y se
    consolidó cuando se sumaron al negocio las organizaciones
    criminales de los antiguos países comunistas enriquecidas
    en el proceso de transición a la democracia
    capitalista.

    Así se desarrolló una "mafia
    internacional"
    que explota tanto las actividades criminales
    tradicionales -extorsión, juego,
    prostitución, contrabando- como nuevos
    delitos -tráfico de material nuclear, contrabando de
    órganos humanos, tráfico de inmigrantes,
    falsificación de productos de
    marca o robo
    de secretos industriales-.

    Quizás quién mejor ha definido este
    problema sea el Secretario General de las Naciones Unidas, Butros
    Gali, quién hablando en la apertura de la "Primera
    Conferencia de
    Naciones Unidas sobre el Delincuencia
    Transnacional Organizada"
    , que tuvo lugar en la ciudad de
    Nápoles, entre el 21 y el 23 de noviembre de 1994,
    afirmó que "El crimen organizado tiende hoy a adquirir
    un carácter impersonal y anónimo. Avalándose
    en las nuevas
    tecnologías se está convirtiendo en una fuerza
    universal y sus grupos en verdaderas multinacionales del
    crimen"
    "La caída de los regímenes
    comunistas y la fragmentación de la Unión
    Soviética, la decadencia de las instituciones en los
    países en vías de desarrollo, la pérdida de
    consistencia del tejido social y la marginación en las
    sociedades desarrolladas han permitido el rápido
    crecimiento de las mafias a nivel internacional"
    .

    Agregando luego Butros Gali: "Todo ello hace que el
    crimen organizado engangrene el mundo de los negocios,
    corrompa a la clase política, amenace el derecho de las
    personas, debilite la credibilidad de las instituciones y mine la
    vida democrática de la sociedad"
    .

    Una característica destacada de las
    organizaciones criminales internacionales y que hace
    particularmente difícil combatir su accionar es la base
    étnica que prima en la conformación de los cuadros
    criminales. La Yakuza recluta únicamente japoneses, al
    igual que las Tríadas chinas, y los Carteles colombianos,
    o la mafia siciliana. El carácter étnico los hace
    casi invulnerables a las actividades de infiltración por
    las fuerzas policiales, fortalece los lazos entre sus miembros y
    le brinda un componente adicional de seguridad a sus
    comunicaciones, en especial porque sus miembros emplean en sus
    conversaciones dialectos y/o jergas en lugar de idiomas puros
    -siciliano en lugar de italiano, dialectos cantoneses en lugar de
    chino mandarín, checheno o azerí en lugar de ruso
    etc.-

    Las organizaciones criminales cuenta con verdaderos
    ejércitos privados, cuarteles y campamentos clandestinos,
    sus servicios de
    inteligencia
    son tan sofisticados como los de cualquier estado desarrollado,
    mantienen sólidos vínculos con el mundo
    político y se relacionan con bancos y empresas
    transnacionales. Sus actividades legales e ilegales se proyectan
    por el mundo entero, por lo tanto, cuando es eficazmente
    combatido en su país o región simplemente traslada
    las operaciones a otro.

    Las vinculaciones internacionales del crimen organizado
    son por demás complejas. La Secretaría de Seguridad
    Pública de Río de Janeiro, por ejemplo,
    reveló que en el 2002 se incautaron granadas de
    fabricación argentina en las favelas cariocas y
    según la ONG Viva
    Río, en los depósitos de la división
    Fiscalización de Armas y Explosivos de Río de
    Janeiro se han incautado 3.147 armas de fabricación
    argentina.

    En el continente americano, por ejemplo, las actividades
    criminales presentan un pronunciado incremento en la
    última década. En los Estados Unidos de
    Norteamérica, según la agencia china Xinhua, se
    produjeron 11,8 millones de delitos en 2001, un incremento de 2,1
    por ciento frente al año anterior. En promedio, se
    cometió un delito cada 2,7 segundos, mientras que se
    produjeron cada día 44 asesinatos y 248 violaciones
    –en total, 15.980 personas fueron asesinadas y 90.491
    mujeres fueron violadas-.

    En el año 2002 siguió
    incrementándose la tasa de delincuencia en las grandes
    ciudades estadounidenses, especialmente en Washington, donde se
    registró una aumento interanual de 36%, en Bostón
    67% y Los Angeles 27%.

    La tasa de asesinatos en los Estados Unidos es entre
    cinco y siete veces mayor que en la mayoría de los
    países tecnotrónicos.

    En Colombia ocurren unos 3.000 secuestros anualmente. La
    actividad constituye una de las principales fuentes de
    financiamiento de los grupos terroristas y del crimen
    organizado. Entre 1992 y 1995, la industria del
    secuestro
    mantuvo niveles de unos 1.100 casos por año. Hacia el
    año 2000 aumentó un 25% el promedio anual, hasta
    llegar a 3.706 casos. Ese nivel, con tendencia ascendente en la
    violencia ejercida sobre las víctimas, se mantiene hasta
    el presente. Las autoridades colombianas calculan que la industria del
    secuestro
    opera por montos quie oscilan entre los 200 a 350 millones de
    dólares a lo largo del año. En Medellín
    mueren 12 personas asesinadas por día.

    Algo similar ocurre en las principales ciudades
    brasileñas. En Río de Janeiro, los asesinatos
    diarios se cuentan por docenas. En San Pablo, el índice de
    homicidios es de 70 por cada 100.000 habitantes, con un registro de unos
    6.000 asesinatos al año. En las favelas del Río de
    Janeiro, el "Comando Bermeho" dispone incluso de
    artillería pesada. La organización criminal que dirige Luis
    Fernando Da Costa, conocido como Fernandinho Beira Mar desde la
    cárcel, inmovilizó durante cuatro días la
    ciudad de Río de Janeiro, en septiembre de 2002, obligando
    a las autoridades a desplegar 47.000 efectivos para normalizar la
    situación. El conflicto se inicio cuando Fernandino
    organizó un motín salvaje en el penal donde estaba
    alojado para eliminar a golpes a cuatro presos rivales. Las
    autoridades carcelarias lo sancionaron y respondió con
    más violencia, ordenando a sus hombres que aterrorizaran a
    Río de Janeiro durante cuatro días, hasta que se
    cansaron. En febrero de 2003 organizó una nueva
    acción sobre la ciudad carioca, que dejó como saldo
    diversos edificios ametrallados, lanzamiento de granadas y 55
    autobuses quemados, además de siete muertos.

    Es interesante recordar que Fernandino Beira Mar fue
    detenido el 21 de abril de 2001 en Colombia, mientras cerraba
    negocios con la guerrilla de las FARC y deportado a Brasil donde
    lo condenaron a 33 años de cárcel.

     

    Prof. Dr. Adalberto C. Agozino

    Profesor Universitario en Ciencia
    Política. Doctor en Ciencia
    Política. Investigador Principal del Instituto
    Universitario de la Policía Federal Argentina.

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