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Una mirada sociológica al alcoholismo como problema social




Enviado por leoni



    1. Resumen
    2. El alcoholismo como un
      problema social: la perspectiva
      sociológica
    3. Análisis del
      alcoholismo en el contexto comunitario.
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    RESUMEN

    El presente articulo que responde al titulo "Una
    mirada sociológica al alcoholismo como problema social",
    tiene como objetivo
    aportar algunos elementos teóricos que contribuyan a
    profundizar en la concepción del alcoholismo como un
    problema social, partiendo del presupuesto de
    que el mismo es una enfermedad que afecta no solo a individuos
    sino también a la sociedad, en
    la que interactúan una serie de factores que lo convierten
    en un peligro para el desarrollo
    comunitario.

    La Sociología brinda al análisis teórico de esta
    problemática opciones donde se conjugan una serie de
    factores desde el punto de vista teórico y
    metodológico capaces de alcanzar una interpretación sistematizadora y
    generalizadora de lo aportado por otras disciplinas sociales y
    médicas.

    Los soportes teóricos de partida, se
    encuentran en el pensamiento de
    figuras cumbres de la Sociología como Emile Durkhein,
    Carlos Marx,
    Talcott Parsons, Robert Merton y Anthony Gidden, que me
    permitieron comprender en el fenómeno estudiado su
    dimensión como problema social, en el que se desarrollan
    funciones
    manifiestas y latentes.

    También se tuvo en cuenta el análisis
    realizado por varios especialistas desde otras ramas del conocimiento
    científico, así como las diferentes
    conceptualizaciones acerca del alcoholismo.

    Debido a la gran importancia que reviste hoy
    día el Trabajo Social
    Comunitario en nuestro país, como escenario de
    participación de los ciudadanos y la repercusión
    que el mismo tiene en ellas, resulta imprescindible para
    éstos especialistas, conocer y comprender la necesidad de
    prevenir dicha problemática y definir las estrategias
    más idóneas para combatirlo.

    INTRODUCCIÓN

    El ser humano en el complejo proceso de
    vivir busca y desea experimentar, satisfacción en las
    disímiles y complejas relaciones que establece consigo y
    con el afuera. Pero de la misma manera en que ese deseo es
    común a la generalidad de los seres humanos, es totalmente
    diferente la valoración que cada uno hace de lo que
    necesita para experimentar satisfacción en su vida. Aunque
    la búsqueda de esa satisfacción no siempre suele
    ser la más certera ya que en muchos casos olvidamos los
    procesos
    fundamentales de la socialización y actuamos sin tenerlos en
    cuenta.

    El alcoholismo es uno de los problemas que
    más afecta a nuestras sociedades
    actualmente. Este término fue puesto en circulación
    por el sueco Magnos Huss hacia 1849 cuando Suecia ocupaba la
    cuota más alta del mundo en el consumo de
    bebidas alcohólicas. Pero a pesar que es en este
    año cuando se acuña este término, el mismo
    data desde nuestra antigüedad, constituye la más
    generalizada toxicomanía e integra el grupo de los
    principales problemas médicos sociales,
    expresándose en nuestro país cada vez con mayor
    magnitud, debido a la tendencia al aumento del consumo a escala
    social.

    Es desde esta percepción
    que parte el interés de
    la Sociología por este tema, estudiado por
    múltiples ciencias, ya
    que se considera que la valoración que el hombre hace
    de su existencia está asociada a procesos movilizadores
    como necesidades, motivos, conflictos, a
    formaciones psicológicas complejas como el sentido de la
    vida, la autovaloración, los ideales, así como las
    relaciones que establece en los diferentes planos de su
    vida.

    Pretendemos realizar un análisis
    teórico del alcoholismo, en primer lugar, como problema
    social, que deriva en muchos casos en problema de salud, enfermedad que afecta
    no solo a individuos sino también a la
    sociedad.

    Caracterizar al alcoholismo, puesto que es una de las
    enfermedades de
    más repercusión biológica,
    psicológica y social debido a que afecta no solo al
    individuo que
    la padece sino que también puede afectar las relaciones,
    familiares, sociales, laborales y tiene implicaciones aún
    económicas y materiales
    para cualquier sociedad.

    Además es una necesidad de nuestro país
    el abordaje del alcoholismo desde diferentes frentes debido al
    incremento de la tasa de esta enfermedad en los últimos
    años, sobre todo en poblaciones relativamente
    jóvenes, llegándose a temer por algunos
    especialistas el hecho de que esta enfermedad se convierta en un
    grave problema de salud en nuestro territorio.

    Desde este punto de vista decidimos realizar este
    trabajo el
    cual tiene como objetivo aportar elementos teóricos que
    contribuyan a profundizar en la concepción
    sociológica del alcoholismo como problema
    social.

    Este estudio parte desde una posición
    teórica, la cual constituye la guía de nuestro
    trabajo tomando como soporte a figuras cumbres del pensamiento
    sociológico, como Emile Durkhein, Carlos Marx, Robert
    Merton, Antony Guiden, e investigadores de ramas como la Psicología y la
    Medicina.

    Analizamos la problemática desde el punto de
    vista del Trabajo Comunitario debido a la gran importancia que el
    mismo reviste como escenario de participación de los
    ciudadanos en la sociedad cubana actual. Planteando alternativas
    para su prevención.

    Llegando a la conclusión que el mismo es un
    problema social que puede ser analizado a través de dos
    funciones las manifiestas y las latentes, así como el
    predominio de varios factores sociales para la existencia de
    dicha problemática.

    1.1: El alcoholismo
    como un problema social: la perspectiva
    sociológica

    El alcoholismo, la más significativa
    toxicomanía de nuestros tiempos se encuentra entre las
    problemáticas médico-sociales de mayor relevancia
    mundial, por sus efectos extraordinariamente nocivos sobre la
    salud y la sociedad derivado de su nefasta repercusión
    biológica, psicológica y socio-
    económica.

    Es nuestro interés analizar el alcoholismo
    como un problema social ya que el mismo tiene un impacto negativo
    en las vidas de un segmento considerable de nuestra población y sobre el mismo existe un amplio
    número de personas con gran preocupación. La
    Sociología, desde posiciones sistematizadoras e
    integradoras, puede analizar una serie de factores que convierten
    a dicha problemática en un peligro para nuestra
    sociedad.

    No podemos hablar del mismo como enfermedad, sin
    tener en cuenta la cultura, pues
    de ese modo de vivir que aprendemos al crecer en un grupo humano,
    aprendemos también a explicarnos los fenómenos que
    llamamos salud y enfermedad.

    Al crecer en un determinado grupo aprendemos a
    considerar salud a una serie de estados o situaciones y
    enfermedad a otros. Juzgamos ciertos comportamientos como
    saludables y por otro lado, vamos aprendiendo a calificar ciertas
    sensaciones como síntomas de enfermedad y a considerar
    como normales a otros.

    Hemos de tener en cuenta que, salud y enfermedad, son
    conceptos socialmente construidos y que, por lo tanto, la cultura
    tipifica lo que es salud y lo que es enfermedad o, por expresarlo
    de otro modo, lo que es normal y lo que es patológico o
    sea, que el individuo según su cultura, tendrán su
    visión de la enfermedad, la salud y como tal se
    comporta.

    En nuestros días es un hecho incuestionable
    que la salud es un fenómeno integral determinado,
    fundamentalmente, por las condiciones en que viven las familias y
    las comunidades y que las mismas están a su vez
    determinadas por complejos factores interactuantes de carácter social.

    La Sociología ha demostrado su validez en el
    estudio de la salud llevando un conjunto de conceptos de su
    teoría
    general a este campo, ayudando a explicar como los eventos de ella y
    sus conductas están influenciadas por factores
    sociales.

    Muchos han sido los conceptos que se han formulado de
    salud, aunque desde la Sociología, incuestionablemente el
    de mayor repercusión es el formulado por Parsons desde los
    marcos del paradigma
    médico clásico de orientación individual,
    comprendiendo la misma en referencia a la participación
    del individuo en el sistema social:
    estado de
    capacidad óptima del individuo para el eficaz cumplimiento
    de los roles y tareas para los que ha sido
    socializado.

    Si partimos de la concepción durkheniana, la
    salud es un hecho social condicionada e interdependiente con
    instituciones
    como la familia y
    el trabajo,
    influenciada culturalmente; por lo que este sistema de salud
    refleja normas, valores,
    conocimientos, creencias y símbolos de la sociedad. Reconocer la
    importancia del proceso de socialización nos ayuda a
    entender el proceso de forja de patrones de conductas, en el
    marco subcultural del grupo social específico en
    estudio.

    Cuando se estudia la evolución de la Sociología
    Médica como subdisciplina sociológica encontramos
    que la contribución Parsoniana con el empleo de la
    categoría rol social llevada al marco de salud –
    enfermedad se constituye en brújula
    indiscutible que señala el rumbo verdaderamente
    sociológico que toma a partir de aquí la misma.
    Hasta ese momento, la Sociología Médica se
    había desarrollado bajo la influencia y en los marcos de
    la Medicina
    Social.

    Aunque criticada por algunos por considerarla "
    reduccionicista y alienante", la categoría " Rol social
    del enfermo" permite una reformulación más
    específicamente sociológica, considera la
    enfermedad ( independientemente de su naturaleza)
    como sinónimo de condiciones o estado social desviado que
    pone en peligro la integración sistémica, colocando al
    sujeto enfermo en condiciones de dependencia pasiva respecto al
    sistema sanitario.

    El sociólogo A. Guidden señala al
    respecto " la salud y la enfermedad están a su vez
    fuertemente influenciada por aspectos de la estructura
    social. Los factores sociales no afectan solamente a la
    esperanza de vida, sino también a las probabilidades que
    tienen los individuos de contraer determinados tipos de
    enfermedades y la naturaleza de la asistencia sanitaria que
    reciben".

    En nuestro análisis partiremos de la
    consideración de factores sociales como todos aquellos
    elementos vinculados a la sociedad humana ( independiente de su
    naturaleza) capaces de incidir en el estado de
    salud de la población en los distintos niveles de la
    organización social.

    El análisis del alcoholismo puede partir de su
    consideración como forma de desviación social. La
    raíz del alcoholismo está ante todo en la enajenación de la
    personalidad; el no-reconocimiento por parte de ellos de las
    normas imperantes en las relaciones sociales.

    Para enmarcarnos en nuestro trabajo consideramos
    tratar la dependencia alcohólica como el estado de
    dependencia física y emocional
    del consumo reiterado y siempre creciente del alcohol.

    La persona no se
    convierte en bebedor de la noche a la mañana, sino que
    hasta el establecimiento del hábito como tal, el individuo
    pasa progresivamente a través de una serie de
    fases.

    • Preparación: desarrollo
      de un clima favorable
      entorno al consumo de estas sustancias.
    • Iniciación: es el periodo
      cronológico " del no bebedor que bebe" y en el que se
      establecen las conductas iniciales con estas
      sustancias.
    • Afianzamiento: comprende la fase
      cronológica del bebedor que comienza a beber; en ella el
      consumo del alcohol se va generalizando en un mayor
      número de situaciones.
    • Mantenimiento: es el periodo del bebedor que bebe,
      en el existe ya dependencia física y
      psicológica.

    Podríamos decir que cuando el individuo cae en
    un estado tal de dependencia, comienza a producirse en él
    cambios físicos y psíquicos de repercusión
    social, llegando a un estado de, en muchos casos,
    degradación donde no le interesa ni su propia vida,
    solamente piensa en proporcionarse el tóxico de cualquier
    forma sin tener nada excepto esto, como meta en su vida cayendo
    así en un estado de anomia.

    Este término es tratado por el funcionalista
    Robert Merton que analiza la anomia como un estado de
    ánimo del individuo cuyas raíces morales sean roles
    que ya no tienen, normas, sino únicamente impulsos
    desconectados que ya no tienen sentidos de continuidad de grupo,
    vive el individuo en la delgada frontera de la
    sensación entre ningún futuro, ningún
    pasado.

    Es el estado de ánimo donde está roto o
    mortalmente debilitado el sentido de cohesión social
    principal resorte de su moral.

    Existen dos fuentes de
    anomia:

    • Estructura cultural: Puede
      definirse como el cuerpo organizado de valores normativos que
      gobiernan la conducta que
      es común a los individuos de determinada sociedad o
      grupo.
    • Estructura social: El cuerpo organizado
      de relaciones sociales que mantienen entre sí los
      individuos de las sociedades o grupos.

    En su obra "Social estructure and anomie" propuso
    analizar los puentes sociales y culturales de comportamiento
    desvisionista, su principal objetivo es examinar el modo en que
    la estructura
    social ejerce una definida presión
    sobre ciertas personas de la sociedad para llevarla a una
    conducta no conformista en lugar de conformista.

    Merton al afirmar que las estructuras
    sociales ejercen una presión definida sobre ciertas
    personas en la sociedad, induciéndolas a una conducta de
    rebeldía antes de conformidad, extendió la
    potencialidad explicativa de la anomia desde el suicidio hasta
    otros tipos de conducta desviada y conectó la anomia con
    la conducta divergente a través de un proceso social
    caracterizado.

    En la estructura social se distinguen las metas y los
    medios
    institucionalizados para alcanzarlo o lo que es lo mismo la
    estructura cultural y la estructura social, la primera son los
    objetivos,
    propósitos o intereses culturalmente definidos sustentados
    como legítimos por todos los miembros de la sociedad y la
    segunda son las reglas arraigadas en las costumbres e
    instituciones relativas a los procedimientos
    permisibles para alcanzar dichos objetivos.

    Paradójicamente, las mismas estructuras sociales
    y culturales que conforman y organizan las conductas, generan
    también tendencias hacia determinados tipos de
    desviaciones y son potencialmente fuente de
    desorganización social. Consideremos alcohólicos
    aquel individuo que producto a su
    enfermedad presenta una conducta desviada respecto a:

    • Determinadas normas sociales del comportamiento del
      individuo
    • Modificación de los criterios
      axiológicos
    • Ruptura entre el individuo y el medio
      social.

    Cuando un individuo cae en un estado de anomia, podemos
    decir que está presentando una conducta desviada, ya que
    esta es la violación de las normas de su propio grupo o de
    la sociedad en su conjunto por un individuo o grupo social y esto
    podríamos verlo como no-adaptación del individuo al
    medio que provocó esta conducta desviada.

    Resulta interesante en este análisis tener en
    cuenta la influencia que ejerce el grupo de amigos en estos
    individuos. Percatarnos como estos grupos tienen una función
    catalizadora en la formación de conductas, lo que puede
    evidenciarse en la forma en que estos individuos hacen suyas las
    normas, los valores y
    las costumbres de dicha colectividad lo que si bien, de forma
    normal sería de gran ayuda, en lo patológico
    constituye un gran riesgo en la mal
    formación del individuo.

    Los factores biológicos, psicológicos y
    sociales operan directamente al nivel de la conciencia
    individual de la persona para la cual la búsqueda del
    alcohol, con la dependencia cada vez más fuertemente
    establecida, es el final feliz de múltiples situaciones
    emocionales como vía alternativa de respuesta a las
    mismas. La ingestión del alcohol es la solución
    más económica en la situación concreta en la
    que el sujeto se encuentra, si bien se trata de una
    solución subjetiva y falsa y en consecuencia
    contraproducente. Mediante la pérdida de conciencia que el
    alcohol provoca, el sujeto alude la posibilidad de una conducta
    que repare la situación conflictual originaria. La
    dependencia alcohólica no estriba tanto en las
    modificaciones que hayan tenido lugar por su ingestión,
    cuando por el hecho de que ante la progresiva complicación
    del conflicto
    originario, las posibilidades de solución se alejen
    más y más y por consiguiente la necesidad de
    evasión es cada vez más imperiosa a la mayor
    necesidad de huir de la realidad se une ahora como antes la
    fácil disponibilidad de la bebida
    alcohólica.

    Si partimos de los conocimientos del concepto de
    droga como
    toda sustancia mineral, vegetal o animal que introducida en todo
    organismo vivo puede modificar una o más funciones, ya sea
    como estimulante, deprimente o narcótico y del concepto de
    toxicómano, persona que abusa de las sustancias
    tóxicas para procurar sensaciones agradables o suprimir el
    dolor, no sería difícil clasificar al alcohol
    dentro del grupo de las drogas debido
    a todos los efectos que ocasiona a nivel funcional ante
    determinado consumo y clasificar a su vez a las personas que lo
    ingieren, transgrediendo las normas de consumo social, como
    personas toxicómanas.

    No es hasta 1849, que se incluye el alcoholismo como
    categoría integrante en las toxicomanías. El
    esfuerzo del científico sueco Magnus Huss ha propiciado
    beneficiarnos con el alcance de nuevos enfoques sobre el tema. A
    partir de este momento son varias las definiciones que se han
    dado sobre que es el alcoholismo, dirigidas también a
    esclarecer los criterios de por que se ubica en el grupo de las
    enfermedades.

    Son muchas las concepciones existentes sobre la
    toxicomanía, algunas que no clasifican al alcohol como una
    droga, otras que consideran solo a la juventud como
    el grupo etáreo más problemático en este
    sentido; otros al buscar la causa tratan de centrarla en un
    componente individual o social, sin tener en cuenta la
    conjugación de estos y otros factores.

    Estas concepciones también se ven matizadas
    según la especialidad científica de las investigaciones.
    Los científicos de laboratorio se
    interesarán más en las consecuencias del alcohol
    sobre la transición de los impulsos nerviosos y mecanismos
    internos. Los psicólogos enfocan el estudio desde el punto
    de vista de los mecanismos internos individuales, buscando causas
    dinámicas de la relación hombre droga e
    investigando además el comportamiento ante el consumo y
    trabajando directamente con el enfermo en su tratamiento y
    rehabilitación.

    Los sociólogos deben estudiar los factores
    sociales que desencadenan el uso del tóxico, tales como
    las posiciones del medio social, normas y estructuras que
    influyen en el consumo.

    El alcoholismo podría considerarse como un estado
    de evasión ante situaciones conflictivas significativas
    como una estrategia
    individual de adaptación al medio por retraimiento, la
    no-aceptación de ciertas situaciones emocionales o
    físicas trae consigo en última instancia que el
    individuo busque en los efectos del alcohol la solución a
    sus problemas logrando así el desvinculo con la realidad
    cayendo en un estado de evasión de la realidad que le
    resulta desfavorable.

    Según el criterio de Merton el análisis
    funcional se aplica primordialmente a elementos estandarizados
    como papeles sociales, instituciones, procesos sociales, aspectos
    culturales. Opera con algún concepto de motivación
    de los individuos en los sistemas
    sociales, trabaja con una idea de consecuencias múltiples.
    Distingue entre motivos y consecuencias objetivas utilizando dos
    conceptos principales:

    Las funciones manifiestas como consecuencias objetivas
    que contribuyen al ajuste o adaptación del sistema y que
    son queridas y admitidas por los que participan en estos. Y las
    funciones latentes como consecuencias que no son queridas ni
    admitidas.

    El alcoholismo puede analizarse desde los dos tipos de
    funciones, ya que el alcohol es admitido dentro de las
    sociedades; es aceptado como elemento motivador en reuniones de
    amigos, familias, y hasta de trabajo o estudio, lo que tiene que
    ver con patrones, costumbres y tradiciones.

    Pero también se debe a veces a causas evasivas o
    de otro tipo, a insuficientes opciones recreativas que son
    fácilmente remplazadas por el consumo del
    alcohol.

    Para el alcohol la función primaria en la
    sociedad es reducir la ansiedad, unas veces de forma manifiesto
    como en el caso de las sociedades primitivas y otras de modo
    latente.

    Sólo cuando el individuo cae en un estado
    dependiente convirtiéndose en una lacra social,
    reconocemos la función latente, ya que en este caso es
    rechazado y marginado por la sociedad al presentar una conducta
    desviada.

    Así el alcohol cumplirá su papel de
    ansiolítico social en un doble sentido: de solucionador
    neurótico de las tensiones y mecanismo tolerado en el
    medio en que actúa. Podemos decir entonces que el consumo
    del tóxico es querido por la sociedad que acepta de ese
    modo la evasión de sus problemas, sancionando como
    mecanismo alternativo de relajación el uso de una
    droga.

    El uso del tóxico para librar tensiones viene
    también determinado por la falta de otros mecanismos
    alternativos de idéntica finalidad, la cultura influencia
    el alcoholismo de tres modos: creando la tensión,
    tolerando el consumo para aliviar y no suministrando alternativas
    validas de solución. Es claro que si el mecanismo ofrecido
    no es el alcohol sino otro tóxico, la dependencia creada
    será otra.

    Consideramos conducta desviada cuando el individuo, por
    su ingestión incontrolada del alcohol, se aparta de las
    normas sociales establecidas y leyes que no son
    inmutables y naturales sino convencionales y medibles por lo
    tanto es un individuo desviado un tanto sea anormal respecto a
    las reglas que una sociedad determinada se ha dado en una
    época histórica determinada.

    La Automarginación social, la entendemos como el
    fenómeno mediante el cuál el individuo se margina
    del grupo social al que pertenece, incorporándose a grupos
    informales de personas con condiciones iguales a las suyas (
    adictos).

    Podríamos afirmar que la automarginación
    es una condición penosa en la que el individuo llega a
    encontrase habitualmente sin alternativas reales. Se ha de
    admitir por hipótesis que el individuo que no puede
    comprender una situación determinada que no puede
    encontrar por tanto una respuesta social satisfactoria y
    constructiva se desvía como única respuesta posible
    a su situación.

    1.2 Análisis
    del alcoholismo en el contexto comunitario.

    Existe un consenso entre los especialistas de las
    Ciencias
    Sociales de que existen diferentes ámbitos y
    dimensiones para el estudio en el contexto
    comunitario:

    • Sociológico (sociedades y
      comunidades).
    • Psico-social (organizaciones
      y grupos).
    • Psicológico (individuos).

    En este epígrafe queremos enmarcarnos en el
    ámbito sociológico o socio-comunitario. Es
    importante señalar que el proceso de intervención
    social es comunitario en cuanto supone la actuación en un
    entorno o contexto definido, en el que se dan problemas concretos
    y compartidos de intercambios de mensajes culturales y de
    bienes
    económicos.

    En Cuba existe
    una tradición cultural asociada a la ingesta de alcohol;
    pero los patrones de consumo de alcohol han ido cambiando en
    nuestra sociedad en las ultimas décadas, en donde ha
    pasado de ser un uso domestico y cotidiano, principalmente de
    vino, a concentrarse el consumo de alcohol en el fin de semana,
    de forma intensiva y centrado en cervezas y
    combinados.

    Dos características resaltarían de
    preocupantes: La disminución de la edad de inicio en el
    consumo y los episodios de embriagues recurrentes entre los
    menores y jóvenes durante el fin de semana.

    Al tratarse de una droga legal y socialmente
    aceptada, los jóvenes y adolescentes
    se encuentran con una gran tolerancia social
    y una amplia disponibilidad de acceso a las bebidas
    alcohólicas, en las que la conciencia de problema se
    aminora en comparación con el consumo de las sustancias
    ilegales.

    Teniendo en cuenta que en Cuba la comunidad tiene
    un peso importante como escenario de la participación de
    los ciudadanos, el alcoholismo se convierte en
    problemática que afecta el desarrollo
    comunitario.

    Mucho se ha escrito sobre las repercusiones del
    alcohol en la esfera laboral y
    familiar. A consecuencia del alcohol se alteran los procesos que
    antes mencionamos y esto limita la actividad laboral; el sujeto
    alcohólico puede comenzar a tener expresiones de rechazo
    al colectivo, ideas paranoides de daños o prejuicios,
    accidentes,
    indisciplina laboral, cambios de puestos de trabajo etc, que
    puede acarrearle una separación temporal o definitiva del
    puesto laboral.

    El consumo del alcohol se relaciona con el aumento de
    problemas
    sociales, va involucrando una gama muy amplia de personas
    incluyendo la familia. Las
    repercusiones familiares tienden a aparecer antes que las
    laborales.

    Un informe
    técnico sobre la familia, editado por la OMS en 1976
    expresa: "Las alteraciones de la salud producen también
    alteraciones de las relaciones entre los miembros de las familias
    e incluye al alcoholismo como factor de desmoralización en
    las crisis
    familiares de carácter no transitorio.

    La familia, por lo general es la primera en
    percatarse que el consumo de alcohol en un determinado miembro ha
    comenzado a ser excesivo, en tanto ha comenzado a traer problemas
    en el funcionamiento de la dinámica familiar como son: desacuerdo
    conyugal, malos tratos a los hijos y cónyuges, pobreza, descuido
    de los hijos, alcoholismo y delincuencia
    juvenil. Muchas veces es esta la que decide llevar al
    alcohólico al médico y la primera en reconocer su
    condición de enfermo. Es fundamental desarrollar acciones de
    intervención en la familia que como se reconoce en la
    literatura,
    también sufre alteraciones conocidas como codependencia,
    ya que esta es sin lugar a dudas la principal ayuda externa que
    puede recibir el sujeto enfermo.

    Es importante tener en cuenta que el tratamiento del
    individuo con problemas de toxicomanía debe ser congruente
    con las formas de sentir, pensar, de actuar, propuestas por la
    sociedad y la cultura a la que ese individuo pertenece. El
    tratamiento y la rehabilitación deben apuntar a resistir
    el normal comportamiento como sujeto social dentro de su medio ambiente
    natural. El tratamiento en sí mismo constituye un proceso
    cultural y un acto social que solo tendrá éxito
    si está en armonía con su entorno.

    Para realizar este análisis partimos del
    criterio sociológico de relacionar la organización social y la proclividad de una
    cultura hacia el consumo de alcohol, el cual plantea que existen
    tres vías por las que se llega al
    alcoholismo.

    Sociocultural: un ejemplo de sujetos que
    llegan al alcoholismo por esta vía son aquellos que se
    habitúan todos los días al terminar la jornada
    laboral, solos o en compañía de otros, se detienen
    en un bar o en cualquier otro lugar donde se vendan bebidas
    alcohólicas para ‘tomar unos tragos". Con el
    tiempo en
    ellos se establece una dependencia alcohólica.

    Evasiva: este es el caso del que quiere "
    ahogar las penas en el alcohol". Es el sujeto que no tiene o se
    le agotaron los recursos persono
    lógicos para enfrentar una situación determinada y
    comienza a ingerir bebidas alcohólicas debido a que
    mientras están bajo el efecto de estas la situación
    conflictiva deja de ser una fuente de preocupación para
    ellos.

    Sintomática: ocurre cuando una
    enfermedad previa da origen al consumo desmedido del
    alcohol.

    Ahora la relación entre la organización
    social y la proclividad de una cultura hacia el alcoholismo se
    refleja en:

    • El grado en que una cultura se ocupa en las
      necesidades de ajuste y las tensiones interiores de sus
      miembros.
    • El tipo de actitud ante
      el alcohol que dicha cultura genera.
    • El grado en que la cultura proporciona elementos
      sustantivos de satisfacción.

    Como podemos observar estas relaciones son muy
    interesantes pues en ellas se nos muestra la
    influencia que tiene la comunidad en la generación de
    individuos alcohólicos. Luego el individuo no es el
    único responsable en la aparición de la enfermedad
    sino que la comunidad tiene un papel decisivo en esto.

    La comunidad no puede perder de vista los diferentes
    daños que ocasiona el uso repetitivo de la bebida
    alcohólica pues estos daños ocasionan un malestar
    en el ámbito comunitario, los mismos son:

    • Efectos sobre el orden público.
    • Comportamiento desordenado.
    • Violencia.
    • Daños a la propiedad
      social.
    • Personas afectadas por accidentes provocados por el
      bebedor
    • Pérdidas de la producción ( por ejemplo: en granjas,
      fábricas, etc.) por ineficiencia
    • Pérdida de personal
      competente.

    Todos estos problemas provocados por el alcoholismo
    convierten a la comunidad en un lugar temible en el cual no
    encontramos otra cosa que no sean conflictos. Por eso se hace tan
    necesario el y reconocimiento de esta enfermedad en el
    ámbito comunitario. Solo así podríamos
    trazarnos una estrategia en la prevención de dicha
    enfermedad.

    En nuestra opinión si logramos cambiar la actitud
    que mantiene la comunidad hacia el consumo de alcohol, que en la
    actualidad es de aceptación, cuando más de
    tolerancia, es decir, si logramos que la comunidad rechace el
    consumo anormal de bebidas alcohólicas y no solo a los
    bebedores crónicos, se ganaría más de la
    mitad de la batalla por la prevención, lo otro
    estaría en función de ampliar los espacios
    recreativos y culturales en la comunidad.

    Para la ampliación de estos espacios
    podríamos apoyarnos en el programa de
    masificación de la cultura para realizar coordinaciones
    con las Casas de Culturas, en las salas de vídeo
    existentes en la comunidad, en la formación de clubes
    juveniles entre otros proyectos.

    CONCLUSIONES

    El alcoholismo constituye un problema social ya que
    tiene un impacto negativo en las vidas de un segmento
    considerable de la población, el mismo para su estudio y
    comprensión podemos analizarlo a través de dos
    funciones las manifiestas y las latentes.

    También corroboramos las conclusiones emitidas
    por estudiosos de la temática coincidiendo con ellos con
    que el mismo tiene gran repercusión social las que se ven
    reflejadas en las reiteradas y siempre crecientes violencias
    hacia hijos y cónyuges, agresiones a vecinos y amigos,
    riñas, daños a la propiedad social, divorcios (
    constituyendo una de las principales causas de
    este).

    Existen factores sociales que inciden en el
    predominio del alcoholismo como problema social como son: un
    medio social favorable, al consumo y adquisición de las
    bebidas alcohólicas, evasión a los problemas que
    afectan al individuo y tradiciones socioculturales favorables al
    consumo.

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    Leony Ramírez
    Pérez

    Lic en Sociología por la Universidad de
    Oriente en Julio del 2002

    Asesor de la rectora de la Universidad de
    Granma.

    Profesor de Antropología Sociocultural.

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