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Dios en la Biblia




Enviado por vivianaendelman



    1. Textos bíblicos
      fundamentales sobre el tema de Dios en el ANTIGUO
      TESTAMENTO
    2. Análisis de los textos
      elegidos
    3. Síntesis de los textos
      elegidos y analizados

    A través de algunos textos fundamentales del
    Antiguo y el Nuevo Testamento podemos acercarnos a la imagen de Dios
    que nos transmite la Sagrada Escritura.
    Esta selección
    también nos permitirá realizar un análisis y síntesis
    posterior sobre dicha imagen.

    A. Textos
    bíblicos fundamentales sobre el tema de Dios en el ANTIGUO
    TESTAMENTO:

    Gn. 1, 1

    Al principio Dios creó el cielo y la
    tierra.

    Gn. 1, 26 a y 27 a

    Dios dijo: Hagamos al hombre a
    nuestra imagen, según nuestra semejanza.

    Y Dios creó el hombre a su
    imagen.

    Gn. 18, 14a

    ¿Acaso hay algo imposible para Dios?

    Gn. 28, 13-15 (sueño de Jacob)

    Y el Señor, de pie junto a él, le
    decía: «Yo soy el señor, el Dios de Abraham,
    tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les
    daré la tierra donde
    estás acostado.

    Tu descendencia será numerosa como el polvo de la
    tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y
    el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas
    las familias de la tierra.

    Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que
    vayas, y te haré volver a esta tierra. No te
    abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te
    prometo».

    Ex. 3, 13-15

    Moisés dijo a Dios: "Si me presento ante los
    israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a
    ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y
    entonces, ¿qué les responderé?".

    Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego
    añadió: "Tú hablarás así a los
    israelitas: "Yo soy" me envió a ustedes".

    Y continuó diciendo a Moisés: "Tu
    hablarás así a los israelitas: El Señor, el
    Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
    Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para
    siempre y así será invocado en todos los tiempos
    futuros.

    Ex. 6, 3-8

    Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como
    el Dios Todopoderoso, pero no me di a conocer a ellos con mi
    nombre "el Señor".

    También establecí mi alianza con ellos,
    para darles la tierra de Canaán, esa tierra donde ellos
    residieron como extranjeros.

    Y cuando escuché los gemidos de los israelitas,
    esclavizados por los egipcios, me acordé de mi
    alianza.

    Por eso, anuncia esto a los israelitas" Yo soy el
    Señor. Yo los libraré de los trabajos forzados que
    les imponen los egipcios, los salvaré de la esclavitud a que
    ellos los someten, y los rescataré con el poder de mi
    brazo, infligiendo severos y justos castigos.

    Haré de ustedes mi Pueblo y yo seré su
    Dios. Así tendrán que reconocer que soy yo, el
    Señor, el que los libró de los trabajos forzados de
    Egipto.

    Después los introduciré en la tierra que
    juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y se las
    daré en posesión. Yo soy el
    Señor".

    Ex. 20, 2-7

    "Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de
    Egipto, de un lugar en esclavitud.

    No tendrás otros dioses delante de
    mí.

    No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de
    lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo
    de la tierra, en las aguas.

    No te postrarás ante ellas, ni les
    rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un
    Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos,
    hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me
    aborrecen;

    y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si
    me aman y cumplen mis mandamientos.

    No pronunciarás en vano el nombre del
    Señor, tu Dios, porque él no dejará sin
    castigo al que lo pronuncie en vano.

    Lev. 19,2

    Habla en estos términos a toda la comunidad de
    Israel: Ustedes
    serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy
    santo.

    Lev. 20,8b

    Yo soy el Señor, que los santifico.

    Num. 23, 19

    Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para
    desdecirse: ¿Acaso él dice y no hace, promete una
    cosa y no cumple?

    Deut. 1,29-33

    Entonces yo les dije: "No se acobarden ni les tengan
    miedo.

    El Señor, su Dios, que va delante de ustedes,
    combatirá por ustedes, como lo hizo en Egipto ante sus
    propios ojos.

    Y también en el desierto, donde tú viste
    que el Señor, tu Dios, te conducía como un padre
    conduce a su hijo, a lo largo de todo el camino que recorriste
    hasta llegar a este lugar".

    Y a pesar de todo, ustedes no tuvieron confianza en el
    Señor, su Dios,

    que los precedía durante la marcha para buscarles
    un lugar donde acampar: de noche en el fuego, mostrándoles
    el camino que debían seguir, y de día en la
    nube.

    Deut. 6, 4-5

    Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el
    único Señor.

    Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
    corazón, con toda tu alma y con
    todas tus fuerzas.

    Deut. 10,17-18

    …porque el Señor, su Dios, es el Dios de los
    dioses y el Señor de los señores, el Dios grande,
    valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se
    deja sobornar.

    El hace justicia al
    huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da ropa y
    alimento.

    Deut. 32, 39

    Miren bien que yo, sólo yo soy, y no hay otro
    dios junto a mí.

    Yo doy la muerte y la
    vida, yo hiero y doy la salud, y no hay nadie que
    libre de mi mano.

    1 Sam. 2, 2-3b

    No hay Santo como el Señor, porque no hay nadie
    fuera de ti, y no hay Roca como nuestro Dios.

    (…) el Señor es el Dios que lo sabe todo, y es
    él quien valora las acciones.

    Is. 43, 1-7, 9-13,15

    Y ahora, así habla el Señor, el que te
    creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas,
    porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú
    me perteneces.

    Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los
    ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te
    quemarás, y las llamas no te abrasarán.

    Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de
    Israel, tu salvador. Yo entregué a Egipto parta tu
    rescate, a Cus y a Sebá a cambio de
    ti.

    Porque tú eres de gran precio a mis
    ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio
    de ti y pueblos a cambio de tu vida.

    No temas, porque yo estoy contigo: traeré a tu
    descendencia desde Oriente y te reuniré desde
    Occidente.

    Yo diré al Norte: "¡Dámelo!", y al
    Sur: "¡No lo retengas, trae a mis hijos desde lejos y a mis
    hijas desde el extremo de la tierra: a todos los que son llamados
    con mi Nombre, a los que he creado para mi gloria, a los que yo
    mismo hice y formé!".

    Ustedes son mis testigos y mis servidores
    -oráculo del Señor-: a ustedes los elegí
    para que entiendan y crean en mí, y para que comprendan
    que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios
    ni habrá otro después de mí.

    Yo, yo solo soy el Señor, y no hay salvador fuera
    de mí.

    Yo anuncié, yo salvé, yo predije, y no un
    dios extraño entre ustedes. Ustedes son mis testigos
    -oráculo del Señor- y yo soy Dios.

    Yo soy el mismo desde siempre, y no hay nadie que libre
    de mi mano: lo que yo hago ¿quién lo
    revocará?

    Yo soy el Señor, el Santo, el Creador de Israel,
    su Rey.

    Is. 45, 9-13

    ¡Ay del que desafía al que lo modela,
    siendo sólo un tiesto entre los tiestos de la tierra!
    ¿Acaso la arcilla dice al alfarero: "¿Qué
    haces?" o "Tu obra no tiene asas"?

    ¡Ay del que dice a un padre: "¿Qué
    has engendrado?", o a una mujer:
    "¿Qué has dado a luz?"!

    Así habla el Señor, el Santo de Israel, el
    que lo modela: ¿Acaso van a interrogarme sobre mis hijos y
    a darme órdenes sobre la obra de mis manos?

    Soy yo el que hice la tierra y he creado al hombre sobre
    ella; mis manos extendieron el cielo y yo dirijo todo su
    ejército.

    Yo lo suscité en la justicia y allanaré
    todos sus caminos. El reconstruirá mi ciudad y
    repartirá a mis desterrados, sin pago ni soborno, dice el
    Señor de los ejércitos.

    Is 46,9-10

    Recuerden lo que sucedió antiguamente; porque yo
    soy Dios, y no hay otro, soy Dios, y no hay nadie igual a
    mí.

    Yo anuncio el final desde el comienzo, y desde mucho
    antes, lo que aún no ha sucedido; yo digo: "Mi designio se
    cumplirá y haré todo lo que me agrade".

    Is. 48, 12-13

    Escúchame, Jacob, tú, Israel, a quien yo
    llamé: Yo soy, yo soy el Primero y también soy el
    Ultimo.

    Sí, mi mano fundó la tierra, mi mano
    derecha desplegó los cielos: apenas los llamo ellos se
    presentan todos juntos.

    Is 57,15

    Porque así habla el que es alto y excelso, el que
    habita en una morada eterna, aquel cuyo Nombre es santo: Yo
    habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y
    humillado, para reavivar los espíritus humillados, para
    reavivar los corazones contritos.

    Jer 32,18-20

    Tú das prueba de fidelidad a millares, y
    retribuyes la iniquidad de los padres en el pecho de sus hijos
    después de ellos. ¡Dios grande y fuerte, cuyo nombre
    es Señor de los ejércitos,

    grande en consejo y poderoso en obras, que tienes los
    ojos abiertos sobre los caminos de los hombres, para dar a cada
    uno según su conducta y
    según el fruto de sus acciones!

    Tú has hecho signos y
    prodigios en el país de Egipto, y también en Israel
    y entre los hombres hasta el día de hoy, y así te
    has ganado un renombre, como se ve en el día de
    hoy.

    Ag 2,4b-5

    Porque yo estoy con ustedes -oráculo del
    Señor de los ejércitos-

    según el compromiso que contraje con ustedes
    cuando salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en
    medio de ustedes. ¡No teman!

    Jb. 12,13-16

    Pero con Dios están la sabiduría y el
    poder, a él pertenecen el consejo y la inteligencia.

    Si él destruye, nadie reconstruye; si aprisiona,
    nadie puede abrir.

    Si él retiene las aguas, hay sequía; si
    las suelta, inundan la tierra.

    Con él están la fuerza y la
    prudencia, a él pertenecen el que yerra y el que hace
    errar.

    Jb. 36,26

    Sí, Dios es tan grande que no podemos
    comprenderlo, el número de sus años es
    insondable.

    Prov. 5,21

    Los caminos del hombre están bajo la mirada del
    Señor y él tiene en cuenta todos sus
    senderos.

    Dn. 3,33

    ¡Qué grandes son sus signos!
    ¡Qué poderosos sus prodigios! ¡Su reino es un
    reino eterno y su dominio dura de
    generación en generación!

    Neh. 1,5

    Entonces dije: "¡Ah, Señor, Dios del cielo!
    Tú eres el Dios grande y temible, que mantienes la alianza
    y eres fiel con aquellos que te aman y observan tus
    mandamientos.

    2 Cron. 20,6

    y dijo: "Señor, Dios de nuestros padres,
    ¿acaso no eres tú el Dios del cielo y el que
    dominas a todos los reinos de las
    naciones? ¿No están en tu mano la fuerza y el
    poder, sin que nadie pueda resistirte?

    2 Mac. 7, 28

    Yo te suplico, hijo mío, que mires al cielo y a
    la tierra, y al ver todo lo que hay en ellos, reconozcas que Dios
    lo hizo todo de la nada, y que también el género
    humano fue hecho de la misma manera.

    Sab. 11,21-26

    Tu inmenso poder está siempre a tu
    disposición, ¿y quién puede resistir a la
    fuerza de tu brazo?

    El mundo entero es delante de ti como un grano de polvo
    que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío
    matinal que cae sobre la tierra.

    Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes,
    y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos
    se conviertan.

    Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de
    lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo
    habrías creado.

    ¿Cómo podría subsistir una cosa si
    tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría
    si no la hubieras llamado?

    Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es
    tuyo, Señor que amas la vida.

    Sab. 13, 1-5

    Sí, vanos por naturaleza son
    todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a partir de
    las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a "Aquel que es"
    , y al considerar sus obras, no reconocieron al
    Artífice.

    En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al
    fuego, al viento, al aire sutil, a la
    bóveda estrellada, al agua impetuosa
    o a los astros luminosos del cielo.

    Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas
    cosas, ellos las consideraron como dioses, piensen cuánto
    más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el
    mismo Autor de la belleza es el que las creó.

    Y si quedaron impresionados por su poder y
    energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto
    más poderoso es el que las formó.

    Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las
    cosas, se llega, por analogía, a contemplar a su
    Autor.

    Sab. 15,1

    Pero tú, Dios nuestro, eres bondadoso y fiel,
    eres paciente y todo lo administras con misericordia.

    Sal. 23,1-6

    Salmo de David. El señor es mi pastor, nada me
    puede faltar.

    El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a
    las aguas tranquilas

    y repara mis fuerzas; me guía por el recto
    sendero, por amor de su
    Nombre.

    Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré
    ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara
    y tu bastón me infunden confianza.

    Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis
    enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa
    rebosa.

    Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de
    mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy
    largo tiempo.

    Sal. 90, 2-4

    Antes que fueran engendradas las montañas, antes
    que nacieran la tierra y el mundo, desde siempre y para siempre,
    tú eres Dios.

    Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con
    sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".

    Porque mil años son ante tus ojos como el
    día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la
    noche.

    Sal. 103,3-18

    El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
    rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
    él colma tu vida de bienes, y tu
    juventud se
    renueva como el águila.

    El Señor hace obras de justicia y otorga el
    derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a
    Moisés y sus proezas al pueblo de Israel.

    El Señor es bondadoso y compasivo, lento para
    enojarse y de gran misericordia;

    no acusa de manera inapelable ni guarda rencor
    eternamente; no nos trata según nuestros
    pecados

    ni nos paga conforme a nuestras culpas.

    Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de
    inmenso es su amor por los que lo temen;

    cuanto dista el oriente del occidente, así aparta
    de nosotros nuestros pecados.

    Como un padre cariñoso con sus hijos, así
    es cariñoso el Señor con sus fieles;

    él conoce de qué estamos hechos, sabe muy
    bien que no somos más que polvo.

    Los días del hombre son como la hierba: él
    florece como las flores del campo;

    las roza el viento, y ya no existen más, ni el
    sitio donde estaban las verá otra vez.

    Pero el amor del
    Señor permanece para siempre, y su justicia llega hasta
    los hijos y los nietos

    de los que lo temen y observan su alianza, de los que
    recuerdan sus preceptos y los cumplen.

    Ecli. 2,11

    Porque el Señor es misericordioso y compasivo,
    perdona los pecados y salva en el momento de la
    aflicción.

    B. Textos
    bíblicos fundamentales sobre el tema de Dios en el NUEVO
    TESTAMENTO:

    Mt. 6, 6-13

    Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu
    habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que
    está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
    recompensará.

    Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos:
    ellos creen que por mucho hablar serán

    escuchados.

    No hagan como ellos, porque el Padre que está en
    el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de
    que se lo pidan.

    Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que
    estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,

    que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra
    como en el cielo.

    Danos hoy nuestro pan de cada día.

    Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los
    que nos han ofendido.

    No nos dejes caer en la tentación, sino
    líbranos del mal.

    Mt. 6,26-30

    Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni
    cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que
    está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes
    acaso más que ellos?

    ¿Quién de ustedes, por mucho que se
    inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su
    vida?

    ¿Y por qué se inquietan por el vestido?
    Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin
    fatigarse ni tejer.

    Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de
    su gloria, se vistió como uno de ellos.

    Si Dios viste así la hierba de los campos, que
    hoy existe y mañana será echada al fuego,
    ¡cuánto más hará por ustedes, hombres
    de poca fe!

    Mt. 7,11

    Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
    hijos, ¡cuánto más el Padre celestial
    dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!

    Mt. 10, 29-31

    ¿Acaso no se vende un par de pájaros por
    unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra,
    sin el consentimiento del Padre que está en el
    cielo.

    Ustedes tienen contados todos sus cabellos.

    No teman entonces, porque valen más que muchos
    pájaros.

    Mt. 11, 27

    Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al
    Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el
    Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

    Mt. 18,14

    De la misma manera, el Padre que está en el cielo
    no quiere que se pierda ni uno solo de estos
    pequeños.

    Mt. 19,17

    Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas
    acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres
    entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".

    Mt. 22, 32

    Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
    Jacob. ¡El no es un Dios de muertos, sino de
    vivientes!".

    Mt. 23, 8-9

    En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro',
    porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son
    hermanos.

    A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen
    sino uno, el Padre celestial.

    Mc. 12,29-31

    Jesús respondió: "El primero es: Escucha,
    Israel: el Señor nuestro Dios es el único
    Señor;

    y tú amarás al Señor, tu Dios, con
    todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu
    espíritu y con todas tus fuerzas.

    El segundo es: Amarás a tu prójimo como a
    tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que
    estos".

    Lc. 1,37

    …porque no hay nada imposible para Dios.

    Lc. 1, 48-54

    …porque el miró con bondad la pequeñez
    de tu servidora. En adelante todas las generaciones me
    llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en
    mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!

    Su misericordia se extiende de generación en
    generación sobre aquellos que lo temen.

    Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a
    los soberbios de corazón.

    Derribó a los poderosos de su trono y
    elevó a los humildes.

    Colmó de bienes a los hambrientos y
    despidió a los ricos con las manos
    vacías.

    Socorrió a Israel, su servidor,
    acordándose de su misericordia.

    Lc. 1, 68-75

    "Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque
    ha visitado y redimido a su Pueblo,

    y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David,
    su servidor,

    como lo había anunciado mucho tiempo antes por
    boca de sus santos profetas,

    para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de
    todos los que nos odian.

    Así tuvo misericordia de nuestros padres y se
    acordó de su santa Alianza,

    del juramento que hizo a nuestro padre
    Abraham

    de concedernos que, libres de temor, arrancados de las
    manos de nuestros enemigos,

    lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada,
    durante toda nuestra vida.

    Lc. 6, 36

    Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es
    misericordioso.

    Lc. 18, 7-8a

    Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos,
    que claman a él día y noche, aunque los haga
    esperar?

    Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les
    hará justicia.

    Jn. 1, 1-4, 14, 16-18

    Al principio existía la Palabra, y la Palabra
    estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

    Al principio estaba junto a Dios.

    Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y
    sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.

    En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los
    hombres.

    Y la Palabra se hizo carne y habitó entre
    nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe
    del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de
    verdad.

    De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos
    recibido gracia sobre gracia:

    porque la Ley fue dada por
    medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han
    llegado por

    Jesucristo.

    Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha
    revelado es el Hijo único, que está en el seno del
    Padre.

    Jn. 3,16-17

    Sí, Dios amó tanto al mundo, que
    entregó a su Hijo único para que todo el que cree
    en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

    Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al
    mundo, sino para que el mundo se salve por él.

    Jn. 4, 24

    Dios es espíritu, y los que lo adoran deben
    hacerlo en espíritu y en verdad.

    Jn. 5,17

    El les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo
    también trabajo".

    Jn. 5,26-27

    Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo
    modo ha concedido a su Hijo disponer de ella,

    y le dio autoridad para
    juzgar porque él es el Hijo del hombre.

    Jn. 6, 35

    "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí
    jamás tendrá hambre; el que cree en mí
    jamás tendrá sed…"

    Jn. 8, 19

    Ellos le preguntaron: "¿Dónde está
    tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen
    ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí,
    conocerían también a mi Padre".

    Jn. 8,26-29

    De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar.
    Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí
    de él es lo que digo al mundo".

    Ellos no comprendieron que Jesús se
    refería al Padre.

    Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado
    en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y
    que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el
    Padre me enseñó.

    El que me envió está conmigo y no me ha
    dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada".

    Jn. 11, 25-26

    Jesús le dijo [a Marta]: "Yo soy la
    Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque
    muera, vivirá;

    y todo el que vive y cree en mí, no morirá
    jamás. ¿Crees esto?".

    Ella le respondió: "Sí, Señor, creo
    que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que
    debía venir al mundo".

    Jn. 14, 6-7

    Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la
    Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por
    mí.

    Si ustedes me conocen, conocerán también a
    mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

    Jn. 14, 9b-11

    El que me ha visto, ha visto al Padre.
    ¿Cómo dices: 'Muéstranos al
    Padre'?

    ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre
    está en mí?

    Las palabras que digo no son mías: el Padre que
    habita en mí es el que hace las obras.

    Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre
    está en mí. Créanlo, al menos, por las
    obras.

    Jn. 15, 1-2 y 5

    Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
    viñador.

    El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que
    da fruto, lo poda para que dé más
    todavía.

    Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece
    en mí, y yo en él,

    da mucho fruto, porque separados de mí, nada
    pueden hacer.

    Jn 15, 17

    Lo que yo les mando es que se amen los unos a los
    otros.

    Jn. 16, 13-15

    Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él
    los introducirá en toda la verdad,

    porque no hablará por sí mismo, sino que
    dirá lo que ha oído y les
    anunciará lo que irá sucediendo.

    El me glorificará, porque recibirá de lo
    mío y se lo anunciará a ustedes.

    Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les
    digo: "Recibirá de lo mío y se lo anunciará
    a ustedes'".

    Jn. 17,21-22

    Que todos sean uno: como tú, Padre, estás
    en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en
    nosotros, para que el mundo crea que tú me
    enviaste.

    Yo les he dado la gloria que tú me diste, para
    que sean uno, como nosotros somos uno.

    Hch. 10, 34

    Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo:
    "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de
    personas.

    Hch. 17, 24-28a

    El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en
    él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque
    es el Señor del cielo y de la tierra.

    Tampoco puede ser servido por manos humanas como si
    tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida,
    el aliento y todas las cosas.

    El hizo salir de un solo principio a todo el
    género humano para que habite sobre toda la tierra, y
    señaló de antemano a cada pueblo sus épocas
    y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a
    tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no
    está lejos de cada uno de nosotros.

    En efecto, en él vivimos, nos movemos y
    existimos.

    Rm. 1,19-25

    Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios
    está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,
    ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad-
    se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la
    creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto,
    aquellos no tienen ninguna excusa: en efecto, habiendo conocido a
    Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde.
    Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su
    mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de
    sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios
    incorruptible por imágenes
    que representan a hombres corruptibles, aves,
    cuadrúpedos y reptiles.

    Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de
    su corazón, Dios los entregó a una impureza que
    deshonraba sus propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad
    de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en
    lugar del Creador, que es bendito eternamente.
    Amén.

    Rm. 3,2-4a

    Las ventajas son muchas desde todo punto de vista. Ante
    todo, Dios confió su Palabra a los judíos.

    ¿Y que importa que algunos no hayan
    creído? ¿Acaso su incredulidad anulará la
    fidelidad de Dios?

    De ninguna manera: Dios es veraz.

    Rm. 3, 29-30

    ¿Acaso Dios es solamente el Dios de los
    judíos? ¿No lo es también de los paganos?
    Evidentemente que sí,

    porque no hay más que un solo Dios, que justifica
    por medio de la fe tanto a los judíos circuncidados como a
    los paganos incircuncisos.

    Rm 5,8

    Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo
    murió por nosotros cuando todavía éramos
    pecadores.

    Rm. 8, 31-32

    ¿Qué diremos después de todo esto?
    Si Dios está con nosotros, ¿quién
    estará contra nosotros?

    El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo
    entregó por todos nosotros, ¿no nos
    concederá con él toda clase de
    favores?

    Rm. 9,14-18

    ¿Diremos por eso que Dios es injusto? ¡De
    ninguna manera!

    Porque él dijo a Moisés: Seré
    misericordioso con el que yo quiera, y me compadeceré del
    que quiera compadecerme.

    En consecuencia, todo depende no del querer o del
    esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios.

    Porque la Escritura dice al Faraón: Precisamente
    para eso te he exaltado, para que en ti se manifieste mi poder y
    para que mi Nombre sea celebrado en toda la tierra.

    De manera que Dios tiene misericordia del que él
    quiere y endurece al que él quiere.

    Rm. 10, 12-13

    Porque no hay distinción entre judíos y
    los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma
    de bienes a quienes lo invocan.

    Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se
    salvará.

    Rm. 11,22

    Considera tanto la bondad cuanto la severidad de Dios:
    él es severo para con los que cayeron y es bueno contigo,
    siempre y cuando seas fiel a su bondad; de lo contrario,
    también tú serás arrancado.

    Rm. 11,33-35

    ¡Qué profunda y llena de riqueza es la
    sabiduría y la ciencia de
    Dios! ¡Qué insondables son sus designios y
    qué incomprensibles sus caminos!

    ¿Quién penetró en el pensamiento
    del Señor? ¿Quién fue su
    consejero?

    ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho
    a ser retribuido?

    Rm. 13,1

    Todos deben someterse a las autoridades constituidas,
    porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen
    han sido establecidas por él.

    Rm. 16,27

    ¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo,
    sea la gloria eternamente! Amén.

    1 Cor. 1,9

    Porque Dios es fiel, y él los llamó a
    vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro
    Señor.

    1 Cor. 1,21-25

    En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no
    reconoció a Dios en las obras que manifiestan su
    sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura
    de la predicación.

    Mientras los judíos piden milagros y los griegos
    van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos
    a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos
    y locura para los paganos,

    pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han
    sido llamados, tanto judíos como griegos.

    Porque la locura de Dios es más sabia que la
    sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es
    más fuerte que la fortaleza de los hombres.

    1 Cor. 8, 6

    Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios,
    el Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos
    destinados, y un solo Señor, Jesucristo, por quien todo
    existe y por quien nosotros existimos.

    1 Cor. 10,13

    Hasta ahora, ustedes no tuvieron tentaciones que superen
    sus fuerzas humanas. Dios es fiel, y él no
    permitirá que sean tentados más allá de sus
    fuerzas. Al contrario, en el momento de la tentación, les
    dará el medio de librarse de ella, y los ayudará a
    soportarla.

    2 Cor. 1, 2-4

    Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de
    Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

    Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor
    Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo
    consuelo,

    que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para
    que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que
    recibimos de Dios.

    2 Cor. 1,20

    En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su
    "sí" en Jesús, de manera que por él decimos
    "Amén" a Dios, para gloria suya.

    2 Cor. 6,16b

    Porque nosotros somos el templo del Dios viviente, como
    lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en
    medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi
    Pueblo.

    2 Cor. 9, 7b-10

    Dios ama al que da con alegría.

    Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos
    sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y
    aún les sobre para hacer toda clase de buenas
    obras.

    Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus
    bienes: dio a los pobres y su justicia permanece
    eternamente.

    El que da al agricultor la semilla y el pan que lo
    alimenta, también les dará a ustedes la semilla en
    abundancia, y hará crecer los frutos de su
    justicia.

    Gal. 4, 4-7

    Pero cuando se cumplió el tiempo establecido,
    Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y
    sujeto

    a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la
    Ley y hacernos hijos adoptivos.

    Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios
    infundió en nuestros corazones el Espíritu de su
    Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir,
    ¡Padre!

    Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y
    por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.

    Ef. 1,5-6

    El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por
    medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su
    voluntad,

    para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en
    su Hijo muy querido.

    Ef 1,19-20

    …y la extraordinaria grandeza del poder con que
    él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su
    fuerza. Este es el mismo poder que Dios manifestó en
    Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo
    sentar a su derecha en el cielo.

    Ef. 2, 4-8

    Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor
    con que nos amó,

    precisamente cuando estábamos muertos a causa de
    nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo

    -¡ustedes han sido salvados
    gratuitamente!-

    y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo
    reinar con él en el cielo.

    Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos
    futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene
    en Cristo Jesús.

    Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante
    la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de
    Dios.

    Ef. 3, 9-12

    … y poner de manifiesto la dispensación del
    misterio que estaba oculto desde siempre en Dios, el creador de
    todas las cosas, para que los Principados y las Potestades
    celestiales conozcan la infinita variedad de la sabiduría
    de Dios por medio de la Iglesia.

    Este es el designio que Dios concibió desde toda
    la eternidad en Cristo Jesús, nuestro
    Señor,

    por quien nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda
    confianza, mediante la fe en él.

    Ef. 3,14-15

    Por eso doblo mis rodillas delante del Padre,

    de quien procede toda paternidad en el cielo y en la
    tierra.

    Ef. 3,20

    ¡A aquel que es capaz de hacer infinitamente
    más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que
    obra en nosotros,

    Ef. 4,6

    Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre
    todos, lo penetra todo y está en todos.

    Flp. 4,7

    Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos
    pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los
    pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

    Col. 1, 15-20

    El es la Imagen del Dios invisible, el
    Primogénito de toda la creación,

    porque en él fueron creadas todas las cosas,
    tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los
    invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo
    fue creado por medio de él y para él.

    El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en
    él.

    El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de
    la Iglesia.

    El es el Principio, el Primero que resucitó de
    entre los muertos, a fin de que él tuviera la
    primacía en todo,

    porque Dios quiso que en él residiera toda la
    Plenitud.

    Por él quiso reconciliar consigo todo lo que
    existe en la tierra y en el cielo,

    restableciendo la paz por la sangre de su
    cruz.

    Col. 2,2-3

    Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos
    estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la
    inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el
    misterio de Dios, que es Cristo,

    en quien están ocultos todos los tesoros de la
    sabiduría y del conocimiento.

    2 Tes. 2,16

    Que nuestro Señor Jesucristo y Dios, nuestro
    Padre, que nos amó y nos dio gratuitamente un consuelo
    eterno y una feliz esperanza…

    2 Tes. 3,3

    Pero el Señor es fiel: él los
    fortalecerá y los preservará del
    Maligno.

    1 Tim. 1,17

    ¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible,
    invisible y único, honor y gloria por los siglos de los
    siglos! Amén.

    1 Tim. 6, 15-17

    Manifestación que hará aparecer a su
    debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey
    de los reyes y Señor de los señores, el
    único que posee la inmortalidad y habita en una luz
    inaccesible,

    a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A
    él sea el honor y el poder para siempre!
    Amén.

    A los ricos de este mundo, recomiéndales que no
    sean orgullosos. Que no pongan su confianza en la inseguridad de
    las riquezas, sino en Dios, que nos provee de todas las cosas en
    abundancia a fin de que las disfrutemos.

    2 Tim. 1,9

    El nos salvó y nos eligió con su santo
    llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y
    por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo
    Jesús, desde toda la eternidad,

    Tit. 1,2

    …con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido
    prometida antes de todos los siglos por el Dios que no
    miente,

    Tit. 3, 4-7

    Pero cuando se manifestó la bondad de Dios,
    nuestro Salvador, y su amor a los hombres,

    no por las obras de justicia que habíamos
    realizado, sino solamente por su misericordia, él nos
    salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y
    renovándonos por el Espíritu
    Santo.

    Y derramó abundantemente ese Espíritu
    sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro
    Salvador,

    a fin de que, justificados por su gracia, seamos en
    esperanza herederos de la Vida eterna.

    Hb. 1, 1-4

    Después de haber hablado antiguamente a nuestros
    padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de
    diversas maneras,

    ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por
    medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las
    cosas y por quien hizo el mundo.

    El es el resplandor de su gloria y la impronta de su
    ser. El sostiene el universo con
    su Palabra poderosa,

    y después de realizar la purificación de
    los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo
    más alto del cielo.

    Así llegó a ser tan superior a los
    ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es
    el Nombre que recibió en herencia.

    Hb. 1,10b-12

    Tú, Señor, al principio fundaste la
    tierra, y el cielo es obra de tus manos.

    Ellos desaparecerán, pero tú permaneces.
    Todos se gastarán como un vestido

    y los enrollarás como un manto: serán como
    un vestido que se cambia.

    Pero tú eres siempre el mismo, y tus años
    no tendrán fin.

    Hb. 3,4

    Porque toda casa tiene su constructor, y el constructor
    de todas las cosas es Dios.

    Hb. 6,17-18

    Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la
    promesa una prueba más clara de que su decisión era
    irrevocable, la garantizó con un juramento.

    De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la
    promesa y el juramento- en las que Dios no puede
    engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos
    a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos
    a la esperanza que se nos ofrece.

    Hb. 13,20

    Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de
    entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran
    Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza
    eterna-

    Sant. 1,5

    Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la
    pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos
    generosamente, sin exigir nada en cambio.

    Sant. 1,13

    Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no
    puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie,

    Sant. 1,17-18

    Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y
    desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay
    cambio ni sombra de declinación.

    El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad,
    para que seamos como las primicias de su
    creación.

    2 Pe 3,8-9

    Pero ustedes, queridos hermanos, no deben ignorar que,
    delante del Señor, un día es como mil años y
    mil años como un día.

    El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido,
    como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes
    porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se
    conviertan.

    1 Jn. 1,5

    La noticia que hemos oído de él y que
    nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no
    hay tinieblas.

    1 Jn. 1,9

    Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
    justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.

    1 Jn. 3,1

    ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso
    que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos
    realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha
    reconocido a él.

    1 Jn. 3,20 b

    Porque Dios es más grande que nuestra conciencia y
    conoce todas las cosas.

    1 Jn. 4,8-13

    El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
    amor.

    Así Dios nos manifestó su amor:
    envió a su Hijo único al mundo, para que
    tuviéramos Vida por medio de él.

    Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a
    Dios, sino en que él nos amó primero, y
    envió a su Hijo como víctima propiciatoria por
    nuestros pecados.

    Queridos míos, si Dios nos amó tanto,
    también nosotros debemos amarnos los unos a los
    otros.

    Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a
    los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha
    llegado a su plenitud en nosotros.

    La señal de que permanecemos en él y
    él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su
    Espíritu.

    1 Jn. 4,16

    Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y
    hemos creído en él. Dios es amor, y el que
    permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en
    él.

    1Jn. 4, 20-21

    El que dice: "Amo a Dios", y no ama a su hermano, es un
    mentiroso.

    ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el
    que no ama a su hermano, a quien ve?

    Este es el mandamiento que hemos recibido de él:
    el que ama a Dios debe amar también a su
    hermano.

    Ap. 1, 8

    Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el
    que es, el que era y el que vendrá, el
    Todopoderoso.

    Ap. 4, 11

    "Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de
    recibir la gloria, el honor y el poder. Porque has creado todas
    las cosas: ellas existen y fueron creadas por tu
    voluntad".

    Ap. 21,6

    ¡Ya está! Yo soy el Alfa y la Omega, el
    Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber
    gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

    C.
    Análisis de los textos elegidos.

    – Antiguo Testamento

    En los textos elegidos se pueden ver las obras de Dios,
    su manera de vincularse con lo que ha creado. Y, en realidad, es
    en el diálogo
    con su Pueblo elegido donde Dios se va revelando especialmente en
    el AT.

    Sus cualidades, sus atributos van apareciendo en este
    diálogo y no separadamente. Más que enumerar todas
    las cualidades me parece destacar que lo que encontramos en la
    Biblia es un Dios creador que quiso hacer al hombre a su imagen y
    se compromete con él, lo acompaña, le
    enseña, lo deja en manos de su propia decisión pero
    también lo corrige, lo espera, le propone la santidad, lo
    invita al diálogo, le da metas, un Dios que promete y
    cumple, un Dios que es misericordioso y compasivo y que, a la
    vez, es severo con las idolatrías ("no hay otro fuera de
    mí") y con todo mal, porque defiende lo que le pertenece.
    Un Dios que perdona. Un Dios digno de confianza y para quien todo
    es posible. Un Dios que está atento al esclavo, al
    oprimido, al pobre, al huérfano, a la viuda.

    Dios existía desde antes y seguirá
    existiendo cuando pasen todas las cosas; y es el mismo ayer, hoy
    y siempre. Pero creo que lo central en el Dios de la Biblia es su
    caminar junto al hombre en la historia que va viviendo, la
    historia de salvación que le propone. Y esto se nota
    especialmente en los textos del Génesis, del Éxodo,
    del Deuteronomio, en los Salmos elegidos.

    Dios dice de sí mismo "Yo soy el que soy", "Yo
    soy". Dios es más grande que el hombre, tiene el dominio y
    el poder sobre todas las cosas. Nadie, nada, es más grande
    que Él. Es Dios quien lo sabe todo y está por sobre
    todo. Dios es Rey.

    Se advierte también en los textos elegidos que
    Dios creó todas las cosas con el poder de su amor. Y en la
    creación se puede llegar a percibir la existencia de este
    Dios Creador, ya que Él se refleja en sus
    obras.

    – Nuevo Testamento

    Lo central que vemos en los textos elegidos es que
    aparece Dios en el Hijo, aunque el Hijo existía desde el
    principio (es el Verbo de Dios por quien todo fue hecho, la luz
    que iluminó las tinieblas). "Después de haber
    hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas,
    en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo
    final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien
    constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el
    mundo." (Hb. 1,1-2).

    En el NT Dios se revela a sí mismo en la Persona y las
    obras de Jesús, encarnado, hecho Hombre. A
    través de Jesús se puede ver al Padre. Jesús
    es el camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sin por
    Él.

    En Cristo no sólo se revelan el poder y la
    sabiduría de Dios (entre otros de los atributos tan
    marcados en el AT), sino también y especialmente su amor
    liberador, su gracia santificante, su ser providente.

    En la mayoría de los textos Dios aparece como
    Padre, un Padre que ve en lo secreto, que sabe lo que hace falta
    a sus hijos porque están bajo su mirada, un Dios que da
    los medios para
    liberarse de las tentaciones.

    Y algo que queda muy evidente en el mensaje que nos
    transmite la Biblia es que estamos ante el mismo Dios del AT,
    el Dios creador de todo lo que existe; el Dios de Abraham, el
    Dios de Isaac y el Dios de Jacob
    ; el Todopoderoso cuyo
    Nombre es santo, el que socorrió a Israel,
    acordándose de su misericordia; el que cumple sus promesas
    de salvación; el que no hace acepción de
    personas,
    un Dios que se hace visible por medio de sus
    obras... (cf. Hch. 17, 24-26; Mt. 22,32; Lc. 1,48-54,
    68-75; Jn. 11,26; Hch. 10,34; Rm. 1, 19-25
    respectivamente)

    En el NT aparece la demostración suprema de que
    Dios es amor: la entrega de su propio y único Hijo a la
    muerte de cruz
    por nuestra salvación.

    Dios, por amor, hace al hombre hijo en el Hijo y lo
    llama a una nueva vida, a una vida de resucitado, precisamente
    cuando estaba muerto a causa de su pecado.
    Dios, por amor,
    por su gracia, por su misericordia, es el que lo salva. (cf. Ef.
    2, 4-8; 2 Tim. 1,9)

    Por amor, invitará al hombre a una
    comunión profunda. Creo que Jesús lo expresa
    claramente cuando habla de la vid y los sarmientos: El que
    permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque
    separados de mí, nada pueden hacer. (en Jn. 15,
    1-5)

    Dios se deja conocer en el amor . "El que no ama no ha
    conocido a Dios, porque Dios es amor." (1 Jn. 4,8)

    Tanto Dios es amor que "el que permanece en el amor
    permanece en Dios y Dios en él." (cf. 1 Jn.
    4,16)

    A la vez, la Biblia transmite que el amor de Dios no
    puede separarse del amor del prójimo y que el amor mutuo
    está llamado a ser semejante al de la unión de las
    personas divinas: "Padre que todos sean uno, como nosotros
    también somos uno." (cf. Jn. 17, 21-22)

    Por este amor al hombre también Dios
    derramará en abundancia el Espíritu Santo por medio
    de Jesús. Quiere que el hombre permanezca en él y
    él permanecer en el hombre. (cf. 1 Jn. 4, 13)

    En el Espíritu del Hijo el hombre podrá
    llamar a Dios Abba, Padre y vivir como hijo suyo,
    respondiendo así a su máxima vocación. En el
    Espíritu, el hombre podrá oír su voz.
    Y, en este sentido, hay una insistencia fuerte del Padre a la
    oración como camino para hacer su voluntad, a imagen de
    Jesús.

    En general, se advierte en los textos elegidos que Dios
    sigue caminando con el hombre en la historia. Él no
    está lejos de cada uno de nosotros, camina en medio
    nuestro.

    Dios es digno de alabanza. Y sólo de Él se
    hereda la Vida Eterna.

    D.
    Síntesis de los textos elegidos y
    analizados.

    Podría sintetizar en las siguientes
    ideas:

    • La Biblia no transmite para nada un Dios abstracto,
      una Esencia. Más bien nos revela a Dios a través
      de sus obras y de su vinculación con lo que ha
      creado.

    Nos habla de un Dios trinitario que se va dando a
    conocer especialmente a través de su alianza con el hombre
    en su historia concreta.

    La Biblia nos presenta a un Dios que dialoga con el
    hombre. Dios habla al hombre y el hombre puede
    escucharlo.

    • También descubro a Dios como misterio.
      ¿En qué sentido lo digo?: "el misterio es aquello
      que no procede de nosotros y que no podemos abarcar, y sin
      embargo, es aquello que nos hace vivir". Al releer los textos
      elegidos he pensado que si pierdo el sentido del Misterio corro
      el peligro de aprisionar a Dios en conceptos y esquemas
      rígidos y de relacionarme no con el Dios verdadero (que
      es más grande que el hombre) sino con una
      caricatura.

    A mi entender, descubrir al Dios de la Biblia implica
    tener una actitud de
    reconocer que ninguna idea que uno se pueda hacer sobre Él
    lo abarcará completamente, y que conviene estar
    permanentemente abiertos al Misterio para conocer todo lo que
    Dios vaya revelando. Se necesita la fe y la confianza.

    • Transmite la Biblia un Dios que se relaciona con la
      experiencia humana, que no se desentiende para nada de su
      creación y la sigue sosteniendo. En este sentido, me ha
      vuelto a sorprender cómo Dios se ha manifestado y
      acercado al hombre en Cristo (hecho Hombre) y dejando su
      Espíritu, habitando entre nosotros (es para mí
      muy impactante la primera carta de Juan,
      hasta el versículo 18); y también cómo ha
      quedado reflejado en sus obras.

    Dios da al hombre la capacidad de conocerlo y de
    amarlo.

    Dios ama al hombre siempre primero, quiere ser amado
    en el prójimo y que los hombres se amen entre
    sí.

    • A mi entender, también la Biblia transmite
      especialmente que Dios es Señor, Soberano. Dios es el
      dueño de la vida que le confió al hombre. Nada
      escapa a su mirada. Es el Señor de la historia. Los
      planes de Dios se realizan y se realizarán.
    • El mensaje que la Biblia transmite de Dios
      está muy bien reflejado en la Gaudium et spes, de
      la cual rescatamos la siguiente enseñanza:

    El Dios vivo de la revelación es el Dios que se
    manifiesta en la historia. Y no se puede prescindir de la
    historia para saber y hablar de Dios, no se puede disociar la
    reflexión sobre Dios y el acontecer de la historia de la
    salvación.

    Tal como se ve en esta Constitución, estamos hablando de un
    conocimiento de Dios enmarcado en una visión

    cristocéntrica e histórico-salvífica con
    base en las realidades de la Creación y la
    Encarnación. De un Dios que no
    aparece separado
    de su realidad trinitaria, de la encarnación del
    Verbo como Señor del hombre y de la historia, operante en
    el mundo en virtud de su Espíritu.
    Un Dios que se
    da a conocer y revela su amor como Padre, Hijo y Espíritu
    Santo, descubriéndole al hombre el camino y la meta de su
    existencia, es decir, la sublimidad de su
    vocación.

     

     Lic. Viviana Endelman Zapata

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