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La educación intercultural en la sociedad del siglo XXI




Enviado por wicachu_73



    1. Educación
      intercultural
    2. La educación de los
      jóvenes en la sociedad del siglo XXI

    EDUCACIÓN INTERCULTURAL

    A menudo se piensa que los jóvenes no tienen
    un norte que seguir, es más, siempre se escucha
    expresiones como "La Juventud de
    hoy ya no es la misma de ayer" "Esta juventud no sirve para
    nada", es lógico pensar que en esta sociedad de constantes
    cambios, los jóvenes también cambien en su forma de
    actuar y de ver las cosas. La misión de
    nosotros como educadores es lograr desarrollar en ellos un
    cambio de
    actitud, que
    los conduzca a desterrar el conformismo y se de paso al pensamiento
    crítico y creativo y a las producción intelectual, afortunadamente el
    nuevo currículo de educación secundaria
    apunta a este objetivo al
    pretender desarrollar en los jóvenes capacidades intelectuales
    que sintonizan con las requeridas para esta sociedad del Siglo
    XXI, cuyo perfil principal es el de preparar personas competentes
    acordes con las exigencias del mundo empresarial.

    El tema de los jóvenes es hoy fuente de
    preocupación de buena parte de los gobiernos y de los
    miembros de la
    Organización Mundial de las Naciones Unidas.
    La primera acción
    global que definió esta actitud fue la declaración
    de 1985 como el "Año Internacional de la Juventud", en
    aquella ocasión, la ONU buscaba
    dirigir la atención hacia tres temas que estaban
    vinculados a los jóvenes: La participación, el
    desarrollo y
    la paz; una década después la Comisión
    Económica para América
    Latina y el Caribe (CEPAL) llamó la atención
    sobre la necesidad de incrementar las oportunidades de los
    jóvenes, sobretodo de aquellos más postergados de
    las zonas rurales y urbanas. Según la información proporcionada por la ONU, en
    América
    Latina existen 86 millones de personas entre los 15 y 24
    años de edad, y por las grandes diferencias producto de
    la
    globalización, los jóvenes de las zonas menos
    desarrolladas – como la nuestra – están
    más expuestos que cualquier otro grupo etario a
    los más altos índices de desempleo y
    subempleo. El Perú es un país con alta
    proporción de población joven, se calcula que está
    por encima de los cinco millones de personas lo que representa el
    22,6% de la población total nacional.

    Actualmente, la mayoría de los jóvenes
    peruanos vive en condiciones de precariedad. Existe una
    proporción importante de jóvenes que no estudia, y
    tampoco trabaja, que no tiene una calificación laboral, ni
    destrezas declaradas, que no disponen de aparataos de
    intermediación de sus expectativas y demandas. Estas
    tristes características denotan la pobreza en la
    peor de sus formas, la pobreza de
    horizonte y de capacidad para formar un plan de
    vida.

    En medio de todas las limitaciones que se presentan,
    los jóvenes deben ser líderes y emprendedores
    – desde la escuela
    que sean capaces de buscar alternativas de solución ante
    la diversidad de problemas que
    se les presentan a lo largo de su vida, es por ello que en este
    contexto del Siglo XXI, la educación exige el
    desarrollo de capacidades como: de pensamiento sistémico,
    de trabajo en
    equipo, de abstracción y de aprender a experimentar,
    lo cual prepara al joven para tener la facilidad de encontrar
    salidas adecuadas y pertinentes. Los jóvenes deben estar
    en condiciones de generar medios para
    poder vivir
    aprovechando al máximo el potencial de recursos
    naturales con que cuenta el país. Pensar en los
    jóvenes como las personas que dinamizaran el aparato
    productivo no es una utopía, si nosotros verdaderamente
    logramos desarrollar en ellos además de las capacidades
    señaladas, valores y
    actitudes como
    la responsabilidad y la superación constante.
    Desde esta perspectiva debemos revisar la forma como venimos
    trabajando en las aulas, que procesos
    cognitivos estamos generando en ellos y si verdaderamente los
    estamos preparando para desempeñarse en el mundo
    productivo ya sea desde el sector primario hasta el de
    última generación.

    Desde nuestro papel como formadores tenemos el gran
    reto de ayudar a descubrir en ellos la capacidad o
    vocación de generar ingresos que les
    permitan vivir dignamente como seres humanos. No es necesario
    tener fuertes capitales para salir adelante sino que basta un
    poco de ingenio e iniciativa para plantear algún proyecto de
    negocio encaminado a buscar su desarrollo
    personal y social desarrollando en ellos su visión
    empresarial – claro – utilizando la tecnología e informática que les permitan difundir sus
    productos o
    servicios.

    Al pretender formar jóvenes empresariales se
    va lograr desarrollar en ellos una independencia
    económica, que les ayudará a liberarse de esa
    presión
    de inutilidad ante la sociedad. Esto demuestra que si hay medios
    que les pueden ayudar a mejorar su calidad de
    vida y contribuir de mejor manera al progreso de la Nación.

    Al tener éxito
    en nuestro ideal, ya no es necesario que lo jóvenes que
    egresan de las instituciones
    educativas estén desesperadamente buscando trabajo, sino
    que serán capaces ellos mismos de crear su propia fuente
    de trabajo, formar su propia empresa;
    convirtiéndose en verdaderos líderes sociales y
    sobretodo en líderes empresariales.

    Los cambios y el incremento previsible de la misma
    velocidad de
    dichos cambios que observamos en el mundo globalizado, nos hace
    pensar que la educación debe ser el eje dinamizador de
    este proceso. Es
    más, exige que pensemos en construir un Proyecto Educativo
    Nacional en donde consideremos a los jóvenes como
    prioridad. De cumplir con una verdadera labor docente,
    estaríamos asentando bases sólidas para alcanzar
    los retos de ésta sociedad económica del siglo XXI
    en la que se exige formar jóvenes acordes con las
    necesidades de un mercado mundial y
    no sólo nacional.

    La educación, como bien se sabe, reconoce y
    respeta la identidad
    peculiar de las personas y de las sociedades; es
    más, nuestra ley de
    educación N° 28044 considera a la interculturalidad
    como uno de los principios de la
    educación peruana. Por lo tanto, en un contexto
    histórico de subordinación cultural, propia de esta
    sociedad globalizada y neocapitalista, no puede seguir la
    tendencia espontánea a volver invisible y minusvalorar las
    identidades sociales de las minorías. Por el contrario,
    para ser fiel a su misión, el promover el desarrollo de
    capacidades y actitudes en las personas, debe prestar sumamente
    atención al profundo impacto de la subordinación
    cultural en los procesos de construcción de la identidad, y actuar en
    sintonía con ello. El autentico desarrollo de las
    sociedades implica el reconocimiento y valoración de la
    diversidad cultural, encontrando el enfoque y los procesos
    educativos que la respeten y cultiven en la
    práctica.

    Lamentablemente, el desarrollo no siempre es
    comprendido de este modo cuando no visualiza la diversidad
    cultural y las asimetrías reales del mundo
    contemporáneo, se convierte en una acción de
    asimilación de las sociedades periféricas a la
    cultura
    hegemónica de la modernidad o
    cyber-cultura que es obviamente manipulada por los grandes
    grupos de
    poder capitalista que lideran en el mundo.

    Esta actitud y conducta de
    asimilación, constituye una tradición profundamente
    arraigada en occidente. Siguiendo el enfoque de la evolución histórica unilineal, parte
    de suponer "a trazadas" e "inferiores" a las culturas de las
    sociedades periféricas y, por lo tanto, propone la
    necesidad de su superación, diseñando para tal fin
    procedimientos
    instructivos en las formas culturales típicas del centro.
    El desarrollo, entonces, deviene de homogenización
    cultural; y, su promoción, en diferentes formas de violencia
    simbólica como la muy conocida "transferencia de
    tecnología".

    En América Latina, la Educación
    intercultural tiene sus antecedentes en las primeras experiencias
    de educación de pueblos indígenas que a partir de
    los años 30, se centraron en el problema de la lengua
    indígena y el rendimiento escolar, en el contexto de una
    nueva visualización de la importancia de los pueblos
    indígenas en nuestro continente. Pese a todos las
    insuficiencias y contradicciones, se ha pasado, en la segunda
    mitad de los 80, de la Educación Bilingüe a la
    educación Bilingüe Intercultural y, después, a
    la Educación Intercultural Bilingüe, si bien dirigido
    solamente a pueblos indígenas; pero queda pendiente por
    realizar en la práctica, el planteamiento de la universidad de la
    Educación Intercultural. Por la información que se
    dispone, América Latina posee cerca de 500 millones de
    indígenas y casi 400 pueblos indígenas diferentes,
    y un número mayor de idiomas, dialectos y culturas
    diversas tanto ancestrales como producto de las diversas
    migraciones que a sufrido a lo largo de su historia; por lo tanto la
    interculturalidad es un asunto de todos, sobre todo de nosotros
    que tenemos la gran responsabilidad de promover el aprendizaje
    dentro de una diversidad cultural que a veces poco entendemos o
    no queremos entender.

    En el Perú, el tema tiene también como
    antecedente la educación bilingüe para pueblos
    indígenas, siendo muy importante la política nacional de
    Educación Bilingüe de 1972. Posteriormente, ya
    introducido el tema de la Educación Intercultural desde
    mediados de los 80, se da la Política de la
    Educación Bilingüe Intercultural en 1989, siempre
    dirigida a la población de habla vernácula. En
    1991, se avanza hasta la Educación Intercultural para toda
    la sociedad, con la política Nacional de Educación
    Intercultural y Educación Bilingüe Intercultural. En
    el 2003 al Promulgarse la ley de Educación N° 28044,
    en su artículo 8, inciso f, se considera a la
    interculturalidad como uno de los principios de la
    educación peruana; bajo los siguiente términos: "la
    interculturalidad, que asume como riqueza la diversidad cultural,
    étnica y lingüística del país, y
    encuentra en el reconocimiento y respeto a las
    diferencias, así como en el mutuo conocimiento y
    actitud de aprendizaje del
    otro sustento, para la convivencia armónica y el
    intercambio entre las diversas culturas del mundo". Esta
    concepción asumida desde la ley encuentra eco en los
    lineamientos de Política Educativa 2001-2006,
    especialmente en el marco del acuerdo social y político
    por un Proyecto Educativo Nacional, que entre sus medidas
    principales plantea la idea de fortalecer la educación
    rural y expandir la educación bilingüe intercultural,
    asumiendo para ello al Estado el
    compromiso de una inversión de 800 millones de dólares
    provenientes de fuentes
    internacionales como del tesoro público.

    En la Región Piura, son muy escasas las
    experiencias sobre Educación Intercultural según
    los antecedentes revisados, sólo existe un trabajo
    relacionado al tema, que fue realizado el año 1999 por la
    Central Peruana de Servicios (CEPESER) en los ámbitos de
    los distritos de Tambogrande (Valle de los Incas, El
    Carmen y Algarrobo – Papayo), Morropón
    (Morroón y Franco), Santo Domingo (Santo Domingo, Comunidad de
    Simirís, Quinchayo, Ñoma y El Palto), Chalaco
    (Chalaco y santiago), Santa catalina de Mossa (Pueblo Nuevo de
    Maray y Linderos de Maray), Yamango (Coca y Nueva Esperanza) y
    Frías (Altos de Frías). El hecho que no se haya
    trabajado mucho la Educación Intercultural en Piura,
    obedece quizás a la inexistencia tanto del
    bilingüísmo como de pueblos propiamente
    indígenas. Ni las comunidades campesinas ni las sociedades
    de pescadores constituyen pueblos indígenas, pero es
    innegable, sobre todo en las segundas, la presencia de una clara
    tradición cultural de origen pre hispánico.
    Además se hace cada vez más evidente que nuestra
    Región es multicultural y que vive importantes procesos de
    interacción cultural local, regional,
    nacional y mundial, como producto de la globalización y del Internet que hace que los
    estudiantes estén en contacto con personas de otras
    latitudes. Por los considerandos expuestos se hace urgente la
    necesidad de plantear el tema de la interculturalidad en Piura,
    pues no es una casualidad que el Ministerio de Educación a
    través de su Diseño
    Curricular Básico de Educación Secundaria lo
    esté proponiendo dentro de sus temas transversales, es
    más, en el documento en mención, se considera el
    aspecto de la identidad personal y Social
    como una de las características deseables en los adolescentes;
    por tanto el tema de la educación Intercultural debe estar
    presente al momento de la formulación del Proyecto
    educativo Regional.

    LA
    EDUCACIÓN DE LOS JÓVENES EN LA

    SOCIEDAD DEL SIGLO XXI

    Profesora: Jesús Elena Saucedo
    Sandoval

    A menudo se piensa que los jóvenes no tienen
    un norte que seguir, es más, siempre se escucha
    expresiones como "La Juventud de hoy ya no es la misma de ayer"
    "Esta juventud no sirve para nada", es lógico pensar que
    en esta sociedad de constantes cambios, los jóvenes
    también cambien en su forma de actuar y de ver las cosas.
    La misión de nosotros como educadores es lograr
    desarrollar en ellos un cambio de actitud, que los conduzca a
    desterrar el conformismo y se de paso al pensamiento
    crítico y creativo y a las producción intelectual,
    afortunadamente el nuevo currículo de educación
    secundaria apunta a este objetivo al pretender desarrollar en los
    jóvenes capacidades intelectuales que sintonizan con las
    requeridas para esta sociedad del Siglo XXI, cuyo perfil
    principal es el de preparar personas competentes acordes con las
    exigencias del mundo empresarial.

    El tema de los jóvenes es hoy fuente de
    preocupación de buena parte de los gobiernos y de los
    miembros de la Organización Mundial de las Naciones
    Unidas. La primera acción global que definió esta
    actitud fue la declaración de 1985 como el "Año
    Internacional de la Juventud", en aquella ocasión, la ONU
    buscaba dirigir la atención hacia tres temas que estaban
    vinculados a los jóvenes: La participación, el
    desarrollo y la paz; una década después la
    Comisión Económica para América Latina y el
    Caribe (CEPAL) llamó la atención sobre la necesidad
    de incrementar las oportunidades de los jóvenes, sobretodo
    de aquellos más postergados de las zonas rurales y
    urbanas. Según la información proporcionada por la
    ONU, en América Latina existen 86 millones de personas
    entre los 15 y 24 años de edad, y por las grandes
    diferencias producto de la globalización, los
    jóvenes de las zonas menos desarrolladas – como la
    nuestra – están más expuestos que cualquier
    otro grupo etario a los más altos índices de
    desempleo y subempleo. El Perú es un país con alta
    proporción de población joven, se calcula que
    está por encima de los cinco millones de personas lo que
    representa el 22,6% de la población total
    nacional.

    Actualmente, la mayoría de los jóvenes
    peruanos vive en condiciones de precariedad. Existe una
    proporción importante de jóvenes que no estudia, y
    tampoco trabaja, que no tiene una calificación laboral, ni
    destrezas declaradas, que no disponen de aparataos de
    intermediación de sus expectativas y demandas. Estas
    tristes características denotan la pobreza en la peor de
    sus formas, la pobreza de horizonte y de capacidad para formar un
    plan de vida.

    En medio de todas las limitaciones que se presentan,
    los jóvenes deben ser líderes y emprendedores
    – desde la escuela – que sean capaces de buscar
    alternativas de solución ante la diversidad de problemas
    que se les presentan a lo largo de su vida, es por ello que en
    este contexto del Siglo XXI, la educación exige el
    desarrollo de capacidades como: de pensamiento sistémico,
    de trabajo en equipo, de abstracción y de aprender a
    experimentar, lo cual prepara al joven para tener la facilidad de
    encontrar salidas adecuadas y pertinentes. Los jóvenes
    deben estar en condiciones de generar medios para poder vivir
    aprovechando al máximo el potencial de recursos
    naturales con que cuenta el país. Pensar en los
    jóvenes como las personas que dinamizaran el aparato
    productivo no es una utopía, si nosotros verdaderamente
    logramos desarrollar en ellos además de las capacidades
    señaladas, valores y actitudes como la responsabilidad y
    la superación constante. Desde esta perspectiva debemos
    revisar la forma como venimos trabajando en las aulas, que
    procesos cognitivos estamos generando en ellos y si
    verdaderamente los estamos preparando para desempeñarse en
    el mundo productivo ya sea desde el sector primario hasta el de
    última generación.

    Desde nuestro papel como formadores tenemos el gran
    reto de ayudar a descubrir en ellos la capacidad o
    vocación de generar ingresos que les permitan vivir
    dignamente como seres humanos. No es necesario tener fuertes
    capitales para salir adelante sino que basta un poco de ingenio e
    iniciativa para plantear algún proyecto de negocio
    encaminado a buscar su desarrollo personal y social desarrollando
    en ellos su visión empresarial – claro –
    utilizando la tecnología e informática que les
    permitan difundir sus productos o servicios.

    Al pretender formar jóvenes empresariales se
    va lograr desarrollar en ellos una independencia
    económica, que les ayudará a liberarse de esa
    presión de inutilidad ante la sociedad. Esto demuestra que
    si hay medios que les pueden ayudar a mejorar su calidad de vida y
    contribuir de mejor manera al progreso de la Nación.

    Al tener éxito en nuestro ideal, ya no es
    necesario que lo jóvenes que egresan de las instituciones
    educativas estén desesperadamente buscando trabajo, sino
    que serán capaces ellos mismos de crear su propia fuente
    de trabajo, formar su propia empresa; convirtiéndose en
    verdaderos líderes sociales y sobretodo en líderes
    empresariales.

    Los cambios y el incremento previsible de la misma
    velocidad de dichos cambios que observamos en el mundo
    globalizado, nos hace pensar que la educación debe ser el
    eje dinamizador de este proceso. Es más, exige que
    pensemos en construir un Proyecto Educativo Nacional en donde
    consideremos a los jóvenes como prioridad. De cumplir con
    una verdadera labor docente, estaríamos asentando bases
    sólidas para alcanzar los retos de ésta sociedad
    económica del siglo XXI en la que se exige formar
    jóvenes acordes con las necesidades de un mercado mundial
    y no sólo nacional.

     

    Willian Humberto Carrasco

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