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El Martín Fierro




Enviado por panorama97



    El Martín
    Fierro es una de las obras fundamentales que constituyen el
    patrimonio
    cultural de la República Argentina. Este poema es
    considerado la obra cumbre de José Hernández, uno
    de los más originales del romanticismo
    hispánico. Fue publicado en el mes de diciembre de 1872.
    Sus ediciones son innumerables y esta traducido a casi todos los
    idiomas.

    Esta historia épica y
    popular es una obra clásica, ya que trata de cuestiones
    universales como la vida, la muerte, la
    libertad y el
    destino del hombre. Su
    argumento es sencillo y tiene, por sobre todo, la virtud de
    representar magníficamente a un tipo humano-el gaucho- una
    época y un pueblo.

    Con un lenguaje
    diáfano, vigoroso y creador, su protagonista el gaucho y
    payador Martín Fierro, canta de manera humana su lucha por
    la libertad, contra las adversidades y la injusticia. Este poema
    recorre la felicidad inicial de su vida familiar en las
    planicies, hasta que es obligado a alistarse en el
    ejército, su odio a la vida militar, su rebelión y
    su posterior deserción. A su regreso descubre que su casa
    ha sido destruida y su familia se ha
    marchado. La desesperación lo obliga a unirse a los indios
    y a convertirse en un hombre fuera de la ley.

    Su autor José Hernández nació el 10
    de noviembre de 1834 en la chacra de los Pueyrredón en el
    partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. Al
    morir su madre, su padre los llevo a él y a sus hermanos
    al sur de dicha provincia, región por entonces bastante
    primitiva.

    En esta etapa de su vida Hernández se hizo
    gaucho, aprendió a jinetear y presenció aquellos
    grandes trabajos que su padre ejecutaba. Pasó diez
    años en el campo, conociendo desde dentro la vida del
    gaucho y aprendiendo a valorar su riqueza y su
    miseria.

    Ya en su adultez se dedicó a la política, siendo
    diputado y senador. Su labor periodística alcanzó
    su punto máximo a los 35 años. En 1869 fundó
    en Buenos Aires el diario "El Río de la Plata", opositor
    al gobierno de
    Sarmiento. Falleció el 21 de octubre de 1886, cuando
    apenas contaba con 51 años de edad.

    José Hernández asume en esta obra la
    actitud de
    narrador protagonista, es decir, se mete en la piel del
    personaje al narrar sus aventuras y desventuras. Desde la primera
    estrofa deja en claro su posición:

    "Aquí me pongo a cantar

    al compás de la
    vigüela,

    que al hombre que lo desvela

    una pena estrordinaria,

    como la ave solitaria,

    con el cantar se consuela"

    El "aquí me pongo a cantar"
    demuestra desde el primer verso su condición de narrador
    en primera persona. El poema
    consta de 13 cantos y 2316 versos. La métrica es heredada
    del romance octosílabo, aborigen y privativo de la
    poesía
    castellana, y los versos se agrupan en décimas, coplas o
    sextinas.

    Hernández había reparado en que el gaucho
    cantaba porque había en él algo de métrico,
    algo de rítmico que dominaba su organización, lo que lo llevaba hasta el
    extremo de que todos sus refranes, dichos agudos y proverbios
    comunes los expresaba regularmente en dos versos
    octosílabos perfectamente medidos. Deliberadamente en
    octosílabos, entonces, escribe el autor todo el poema y
    los versos se agrupan en sextinas. En este caso, el parlamento de
    Fierro no es un relato común, sino un canto, el canto de
    un cantor popular.

    En una de las sextinas se cuenta la relación
    entre el vino y su forma de cantar:

    "Mi gala en las
    pulperías

    era cuando había mas
    gente,

    ponerme medio caliente,

    pues cuando puntiao me
    encuentro

    me salen coplas de adentro

    como agua de la
    virtiente"

    Cuenta la historia que en las pulperías se
    producían los famosos contrapuntos entre payadores, por
    supuesto que esas reuniones eran regadas abundantemente por
    bebidas alcohólicas, especialmente vino y ginebra, que
    iban enardeciendo los ánimos de los presentes, hasta que,
    casi siempre, terminaban en alguna pelea.

    En el canto número dos rememora su vida
    pasada:

    "Yo he conocido esta tierra

    en que el paisano vivía

    Y su ranchito tenía

    y sus hijos y mujer

    Era una delicia ver

    Como pasaba sus días"

    Él cuenta como era la vida del
    gaucho, su trabajo, sus
    costumbres, sus diversiones, da un amplio panorama que identifica
    perfectamente al personaje, que en definitiva representaba a un
    grupo humano
    bien definido en esa época.

    En el mismo canto comienzan las denuncias contra la
    autoridad:

    "Y el lomo le hinchan a golpes

    Y le rompen la cabeza,

    Y luego con ligereza,

    ansí lastimao y todo,

    Lo amarran codo con codo

    y pal cepo lo enderiezan.

    Ahí comienzan sus
    desgracias,

    Ahí principia el
    pericón;

    Porque ya no hay
    salvación,

    y que usted quiera o no
    quiera,

    lo mandan a la frontera

    O lo echan a un
    batallón"

    Aquí comienza a narrar su desgracia, la
    conscripción no estaba reglamentada en esa época, y
    la leva de hombres se practicaba imprevistamente y sin
    justificación en cualquier lugar público,
    especialmente en los lugares de diversión, se los llevaban
    con la excusa de estar fomentando la vagancia y el ocio, en una
    de estas

    operaciones Fierro fue capturado y enviado a uno de los
    fortines de la frontera, en
    territorio indígena. El hecho de que en la última
    votación no se hubiera presentado a cumplir con su
    obligación fue la excusa que le dio el juez, para
    reclutarlo.

    En el canto número tres cuenta como era la vida
    en la frontera:

    "Más de un año nos
    tuvieron

    en esos trabajos duros,

    y los indios les asiguro,

    dentraban cuando
    querían;

    Como no los perseguían,

    Siempre andaban sin apuro"

    Allí conoció la fortaleza y la bravura del
    indio que llegaba en grupos desde el
    fondo del desierto para atacar las poblaciones blancas. Los
    reclutas estaban obligados a defenderse con sables y cuchillos,
    porque no había municiones. Sufrían hambre,
    castigos y falta de ropa e higiene.
    Además nunca les pagaban lo prometido, ni tampoco llegaban
    los relevos.

    En el canto número cinco habla de los
    inmigrantes:

    "Yo no sé porque el
    gobierno

    Nos manda aquí, a la
    frontera,

    Gringada que ni siquiera,

    Se sabe atracar a un pingo.

    ¡Si crera, al mandar un
    gringo,

    que nos mandan una fiera!"

    Martín Fierro tenía una visión
    particular sobre los extranjeros, llamados popularmente gringos.
    Éstos no eran bien vistos debido a que los gauchos los
    consideraban como usurpadores de sus puestos de trabajo y de las
    tierras nativas. Por eso los trataban de inútiles,
    cobardes y ladrones.

    En el canto número seis, él narra su
    deserción del ejército y la vuelta a al
    pago:

    "Volvía al cabo de tres
    años

    De tanto sufrir al
    ñudo,

    resertor, pobre y desnudo,

    A procurar suerte nueva;

    Y lo mismo que el peludo

    Enderece para mi cueva.

    No halle ni rastro del rancho;

    ¡Solo estaba la tapera!

    ¡Por Cristo, si aquello
    era

    pa enlutar el corazón.

    Yo juré en esa
    ocasión

    ser más malo que una
    fiera."

    A partir de ese momento, comienza su vida marginal de
    gaucho rebelde y matrero, desertor de la justicia.
    Disgregada su familia y sin tener adónde ir, se entrega a
    la diversión y a la bebida, luego mata a un gaucho
    engreído en un boliche por lo que es perseguido por la
    justicia.

    En el canto número nueve entra en escena
    Cruz:

    "y ahí nomás se me
    aparió,

    dentrándole a la
    partida,

    yo les hice otra embestida,

    pues entre los dos era robo;

    y el Cruz era como lobo

    que defiende su guarida"

    Aquí es cuando se produce su encuentro con Cruz,
    un sargento de la policía, quien en un enfrentamiento,
    termina poniéndose de su

    parte y entre ambos finalmente derrotan al resto de la
    partida policial.

    En los cantos diez, once, doce y trece Cruz le narra su
    vida que resulta muy parecida a la de Fierro:

    "Ya conoce pues, pues, quien
    soy;

    tenga confianza conmigo:

    Cruz le dio mano de amigo

    y no lo ha de abandonar;

    Juntos podemos buscar

    pa los dos un mesmo abrigo."

    "Ya veo que somos dos

    astillas del mismo palo:

    yo paso por gaucho malo

    y usté anda del mesmo
    modo,

    y yo pa acabarlo todo

    a los indios me refalo"

    Hermanados en el desencanto y fugitivos de la justicia,
    deciden internarse en la tierra de
    los indios, alentados por la esperanza de que allá, a
    pesar de los "riesgos" menos
    males pasarán.

    En esta sextina, donde están traspasando la
    frontera, se denota que fue una decisión difícil de
    tomar:

    "Y cuando la habían
    pasao,

    Una madrugada clara,

    Le dijo Cruz que mirara

    Las ultimas poblaciones,

    Y a Fierro dos lagrimones

    Le rodaron por la cara"

    Así con amargura y pesimismo concluye esta
    aventura de Martín Fierro, en el canto final se produce el
    cambio de
    narrador, ya que se supone que el protagonista sale de la escena,
    y entra un narrador testigo que cuenta los últimos
    momentos en que fueron vistos estos dos gauchos.

    "Y siguiendo el fiel del rumbo

    se entraron en el desierto.

    No sé si los habrán
    muerto

    En alguna correría,

    Pero espero que algún
    día

    Sabré de ellos algo
    cierto."

    El autor termina su relato dejando un final abierto, que
    da lugar a la segunda parte, "La Vuelta del Martín
    Fierro", que se publica en 1879.

    En resumen, Martín Fierro habla como un gaucho de
    verdad, lo que el autor consiguió gracias a sus frecuentes
    contactos con los hombres de campo.

    Su propósito es reivindicar la imagen del
    gaucho, sin idealizarlo.

    Desde sus primeras estrofas, el poema denuncia la
    permanente incomprensión social que el protagonista ha
    debido padecer.

    José Hernández refleja su modo de ser, de
    sentir y de expresarse.

    En su homenaje el día de su nacimiento, el 10 de
    noviembre, se celebra el "Día de la tradición",
    honor más que merecido, después de escribir tan
    maravillosa obra que se considera "El Poema Nacional".

    Bibliografía:

    Hernández José. Martín Fierro.
    Chile. Editorial Lord Cochrane. Año 1993.

    Hernández José. Martín Fierro.
    Buenos Aires. Editorial Kapeluz. Abril de 1953.

    Microsoft. Enciclopedia Encarta. Año
    2004.

    Página Web.
    www.geocities.com/fotografias/htl.

     

    Ana Maria Ponce

    Tercer año

    Escuela de enseñanza media numero 2 Alfonsina
    Storni

    San Pedro (Bs As)

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