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Factores asociados al maltrato en niños y adolescentes




Enviado por maly_24ch



     

    1. Resumen
    2. Marco
      Teórico
    3. Objetivos
    4. Método
    5. Análisis de
      Resultados
    6. Discusión
    7. Referencias
    8. Anexos

    Resumen

    El presente estudio es de carácter descriptivo-retrospectivo, cuya
    finalidad es describir los factores de riesgo asociados
    al maltrato de niños y adolescentes hombres, que se
    encuentran en una Institución de Protección de
    Bogotá. La caracterización de la población compuesta de 130 niños y
    adolescentes se realizó por grupos de edades
    proporcionales, con los rangos: (7 a 10) y de (11 a 17), se
    realizó el muestreo de
    manera intencional. Se aplicó una entrevista
    semiestructurada a un total de 24 niños y adolescentes con
    historia de
    maltrato físico y/o emocional; para obtener los factores
    de riesgo, y se realizó el análisis desde la perspectiva
    ecológica. El estudio concluye que 11 niños
    provienen del departamento de Cundinamarca, 15 niños
    tienen historia laboral, 21
    niños presentan ruptura y desarmonía familiar, 22
    niños experimentaron violencia en
    su ambiente
    familiar, 17 niños no poseen redes de apoyo social, 16
    tienen como característica esencial la pasividad frente a
    la situación de maltrato.

    Marco
    Teórico

    El hablar de maltrato implica preguntarse cuáles
    son sus orígenes y porqué a pesar de que la
    humanidad y sus diversas civilizaciones han evolucionado, este es
    un fenómeno que sigue vigente. Esta evolución ha mostrado diferentes formas
    mediante las cuales se ha causado maltrato al niño,
    algunas veces por medio del abandono, otras por medio del
    infanticidio
    (agresión directa contra el infante) y a veces, a
    través del filicidio (agresión directa contra el
    hijo).

    Guerra, I; Remolina, C. (1998) refieren que al lado de
    estas formas de maltrato se han erigido diversos motivos
    justificantes, para cometer dicho atropello, algunos de tipo
    religioso, como se manifiesta a lo largo de la historia entre
    los Morovitas, Amonitas y Fenicios,
    quienes para congraciarse con el dios Moloch daban muerte a
    cierta cantidad de infantes. (p.10 ).

    Guerra y Remolina (1998) revisaron la
    definición de maltrato dada por Save the Children
    que considera como maltrato todas aquellas
    faltas de
    cuidado, atención y amor que
    afectan la salud física o mental, el
    maltrato físico, el abuso y la explotación sexual
    y las injusticias de todo orden que ejercen sobre las
    niñas y niños (menores de dieciocho años)
    las personas responsables de su cuidado, padres, cuidadores,
    familiares, vecinos, maestros, empleadores y la comunidad en
    general. (p.10).

    Cohen, T. (1999) afirma que el maltrato del niño
    puede considerarse en el continuo de pautas de crianza que
    están culturalmente definidas. De igual forma, Vargas y
    Ramírez
    (1999) conciben que se da un continuo en la definición del
    maltrato desde el trato inadecuado al adecuado, en donde las
    acciones
    contra los niños atentan contra su desarrollo y
    no permiten su protección. El trato inadecuado está
    en contra de los derechos del
    niño y de la niña y por lo tanto tiene un alto
    impacto en su bienestar. (p.15-17).

    El impacto puede redundar sobre el desarrollo del
    niño; tal como lo describe Cohen (1999), éste es el
    resultado de un proceso
    complejo de interacciones y cambios en el comportamiento  físico, emocional,
    sexual, social y cognoscitivo. Además, el maltrato es
    visto como un fenómeno multifacético que no puede
    explicarse por uno o dos factores. 

    Desde la perspectiva legal el niño se considera
    maltratado cuando "Ha sufrido violencia síquica o
    física, o cuando se le obligue a cumplir actividades que
    impliquen riesgo para su salud física o para su
    condición moral o
    impidan su concurrencia a los establecimientos educativos".
    (Código
    del Menor).

    La Declaración de los malos tratos a infantes
    en México (1991) considera
    que:  

    El maltrato
    infantil es como una enfermedad social, presente en todos
    los sectores y clases
    sociales, producida por factores multicausales,
    interactuantes y de diversas intensidades y tiempos. Esta
    situación afecta el desarrollo armónico,
    íntegro y adecuado de un menor, comprometiendo su
    educación, su desempeño escolar, su socialización, y su conformación
    personal y
    profesional.

    Dicha declaración divide el fenómeno en
    las siguientes categorías: maltrato físico y
    emocional, maltrato emocional, abuso sexual,
    prostitución
    infantil
    , niños de la
    calle, niños institucionalizados, explotación
    laboral y niños víctimas de guerras.

    El código penal (Ley 559)
    considera que todo menor de 18 años, es maltratado o
    abusado cuando su salud física o mental o su seguridad
    están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas
    a cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de
    su cuidado; produciéndose entonces el maltrato por
    acción,
    omisión o negligencia.

    El maltrato se ha expresado como "Toda acción u
    omisión que vulnere un derecho de un menor".
    (Procuraduría General de la República).

    Más específicamente con el
    propósito de incluirlo en el Sistema
    Nacional de Salud y en el caso de Bogotá; la
    Secretaría de Salud define como Síndrome de
    Maltrato Infantil toda acción que perturbe el desarrollo
    físico, psicológico, afectivo y moral del
    niño y que en general es infringida por adultos.
    Comprende la violencia física o psicológica en
    las distintas manifestaciones o sus riesgos
    diagnosticados por una institución de salud
    pública, privada o profesional independiente a la
    salud. (Secretaría Distrital de Salud).

    Al conceptualizar maltrato infantil la UNICEF (1997), lo
    define como:

    Toda forma de perjuicio o abuso físico o
    psicológico, descuido omisión o trato negligente,
    malos tratos o explotación, incluido el acoso y abuso
    sexual, las torturas, los tratos o penas crueles, inhumanos o
    degradantes de los que ha sido objeto el niño-a u
    adolescente por parte de sus padres, representantes legales o de
    cualquier otra persona que tenga
    o no relación con el menor de edad.

    En Chile, la ley de Violencia
    Intrafamiliar define por acto de violencia intrafamiliar a
    todo maltrato que afecte la salud física o psíquica
    de algún miembro del grupo familiar
    (República de Chile, 1995). Por su parte, el Ministerio de
    Salud define como maltrato infantil a "la agresión
    física, emocional o sexual contra un niño (menor de
    18 años) o la falta en proporcionar los cuidados
    necesarios para la expresión de su potencial de
    crecimiento y desarrollo, contando con los elementos
    mínimos para ello que exceden los límites
    culturalmente aceptables para esa comunidad o que transgreda el
    respeto por los
    derechos del
    niño" (Larraín, 1994, p.14).

    Destaca en ambas definiciones que el concepto de
    maltrato en la ley de violencia intrafamiliar y el concepto de
    agresión en el caso de la definición del Ministerio
    de Salud no se encuentran operacionalizadas. Lo anterior conlleva
    serias dificultades a nivel de la medición del fenómeno del maltrato
    infantil.

    En esta misma línea, con objeto de entender
    qué criterios utiliza la gente de la comunidad para
    definir lo que se entiende por maltrato infantil se han
    desarrollado algunas investigaciones
    de carácter cualitativo en Chile. Una investigación realizada en la ciudad de
    Temuco descrita por Aracena , M & Cols (1999), con una
    muestra de 70
    profesionales, líderes y padres de las comunidades entrega
    resultados concordantes con lo reportado en la literatura internacional. En
    este estudio, los participantes perciben que la conducta de
    amenaza o castigo sin lesión evidente son medios
    educativos; mientras que los profesionales consideran que estos
    comportamientos si son maltrato infantil. Es decir, que el
    maltrato es inherente a la disciplina y
    la forma de control del
    niño.(p.4).

    Habiendo hecho mención de diversas definiciones
    sobre el maltrato se concluye que: El maltrato Infantil debe ser
    visto desde una perspectiva global incluyendo todos los factores
    que puedan estar asociados; por esto, la presente
    investigación toma como base el modelo
    ecológico para la descripción de la
    problemática..

    Francia, M. (2003) sintetiza estudios realizados en
    varios países los cuales señalan que el maltrato
    infantil es un problema multicausal, en el que intervienen las
    características del agresor, el agredido, el medio ambiente
    que les rodea y un estímulo disparador de la
    agresión (Ramírez Amador V. La poca fuerza
    familiar como factores de riesgo para el maltrato infantil.
    Tesis de
    Terminación de la Maestría en Psiquiatría
    Social. 1999.)

    La magnitud del maltrato es amplia, en el año
    2000 se registraron 68.585 casos de violencia intrafamiliar, de
    los cuales 10.900 fueron por maltrato infantil, 43.210 por
    maltrato conyugal y los restantes involucraron a ambos. De otra
    parte, 2 millones de niños y niñas son maltratados
    al año en sus hogares, 850 mil de ellos, en forma severa.
    Así mismo, 361 niños y niñas de cada 1.000
    sufren de algún tipo de maltrato. En promedio, mueren 7
    niños y niñas por homicidio
    diariamente , y por lo menos el 42% de los vinculados a las
    fuerzas al margen de la Ley son menores de 18 años.
    (UNICEF, 2004).

    Reportes expuestos por la defensoría del pueblo
    (1998), muestran que en marzo de 1998 el ICBF tenía bajo
    su cargo a 92 niños desvinculados de los grupos armados,
    en su mayoría provenientes del departamento de Antioquia.
    Las entrevistas
    con estos niños mostraron que dentro de sus historias de
    vida habían sido víctimas de maltrato
    físico, abandono o abuso sexual, no contaban con el
    núcleo familiar y algunos de sus padres fueron asesinados
    en la confrontación armada.

    Ramírez, (2003) encontró en una muestra de
    137 jóvenes en edades entre 13 y 18 años la
    historia de maltrato físico altamente predictora de la
    co-ocurrencia de comportamientos violentos y adictivos. La
    historia de maltrato físico se definió como la
    presencia de experiencias tempranas en la infancia de
    trato físico inadecuado en términos de golpes con
    cualquier utensilio o instrumento y en términos de
    insultos, burlas y amenazas. (Vargas, Ramírez,
    1999).

    Francia, M. (2003) muestra que los estudios realizados
    en E.U. por Kempe y Kempe en 1985 indicaron que en 6 de cada 1
    000 nacimientos se pueden presentar malos tratos, lo que
    daría un número total de 30 mil a 50 mil
    niños maltratados por año en aquel país.
    Más recientemente aún se sabe que los
    casos de maltrato infantil han alcanzado la cifra de 24 millones
    al año. En América
    Latina y el Caribe hay 185 millones de personas menores de 18
    años, de ellos el 50 % son niños y adolescentes.
    Cerca de 6 millones de niños y niñas adolescentes
    sufren agresiones físicas severas, y 80 000 mueren cada
    año.

    Lo más grave de la situación, es que ante
    el maltrato existe la complicidad al callar este flagelo, La
    carencia de denuncias favorece cierta aceptación de formas
    de maltrato que, como el castigo físico, se practican como
    métodos
    para obtener mayor disciplina de los hijos. De hecho, no hay
    maltrato que resulte positivo para este fin y lo que se constata
    es que muchos padres recurren a formas de maltrato por no haber
    tenido oportunidades de conocer otras formas más efectivas
    para formar niños y niñas capaces de actuar con
    disciplina y respetuosos de los derechos de los
    demás. (UNICEF, 2004).

    En un estudio hecho por Forero y Castro (1998) se
    encontró que los distintos tipos de maltrato se producen
    por factores socioculturales de una familia unida a
    situaciones sociales estresantes y con un detonador o gatillo
    (discordia familiar, violencia doméstica, divorcio,
    alcoholismo).

    Para el análisis del problema se
    estableció un estudio con base en los casos de maltrato
    presentados entre el 1 de Mayo de 1997 y el 31 de Diciembre de
    1997 en el Hospital Simón Bolívar de
    Bogotá. Se utilizó el formulario único de
    notificación obligatoria y el formulario de
    valoración interdisciplinaria.

    La población analizada fue de 32 pacientes
    (lactantes: 18.75%; infantes menores: 21.87%; preescolares: 9.3%;
    escolares: 21.87%; adolescentes: 28.12%).

    Aunque la muestra no es representativa, se
    encontró maltrato emocional en el 25% de los casos, el
    40.6% por negligencia y descuido, el 31.3% por maltrato
    físico, el 18.8% por maltrato social y el 21.5% por abuso
    sexual.

    En el año 2000 el Maltrato infantil en el caso
    de maltrato a niñas y niños menores de 18
    años el 55% eran mujeres, y el 45% restante eran hombres.
    El maltrato, en el 41% de los casos había sido inflingido
    por el padre, en el 26% de los casos por la madre y por el
    padrastro o madrastra en el 13% de los casos, 20% por la persona
    que lo cuida Refiere Morales, A; (2002).

    Aunque el tema del maltrato es extenso y ha sido
    investigado desde diferentes disciplinas, es difícil dar
    una definición clara, para abordar y evaluar este
    problema. Es por eso que en este punto se hace pertinente hablar
    de violencia y agresividad; ya que el maltrato infantil es una
    forma de violencia, donde las consecuencias son las mismas;
    imposición de fuerza, daño, y
    destrucción del otro. La agresividad según
    Valtelli, representa la capacidad de respuesta del organismo para
    defenderse de los peligros potenciales, la violencia tiene un
    carácter destructivo sobre las personas y los objetos y
    supone una profunda disfunción social.
    (Monográfico: Violencia y malos tratos. Itziar del
    Olmo Garro y Sara Redondo Miguélez, UNICEF,
    2004).

    Herrenkohl, C;Herrenkohl, R, & Egolf, B.(2003)
    Consideran que el maltrato en la niñez propone un riesgo
    para la desviación más tarde en la adolescencia,
    el riesgo puede ser aún mayor para aquellos que han
    experimentado más transiciones mientras crecen.

    Maughan, U; Cicchetti, D. (2002) realizaron una
    investigación para examinar los efectos del maltrato, la
    violencia y la interacción adulto-niño;
    donde el niño desarrolla estrategias para
    la regulación de la emoción y ajustes
    socioemocionales así como el papel mediacional de
    disregulación de la emoción entre ambientes
    patogénicos en niños y correlación entre las
    experiencias y los resultados conductuales. Los resultados del
    estudio presentan una correlación alta entre los ambientes
    patogénicos y proporciona déficit en la
    regulación de la emoción impidiendo el desarrollo
    del bienestar psicológico en niños maltratados con
    historia de violencia en la interacción con el
    adulto.

    Por otro lado, Scheid, J. (2003) sostiene que los
    niños maltratados presentan una variedad de problemas
    emocionales y conductuales.

    Lo anterior indica que el maltrato guarda huellas
    imborrables en la vida de un niño y que como English, D.
    (2004) lo expresa, los niños que son maltratados
    frecuentemente, interrumpen su crecimiento y desarrollo. Los
    efectos nocivos se han identificado en el desarrollo
    físico, cognoscitivo, emocional, y social, y estos efectos
    nocivos se acumulan durante un período de tiempo. Aunque
    hay las indicaciones que los efectos negativos sobre el nivel del
    desarrollo se inviertan a menudo (pero no siempre), esta
    revocación requiere la identificación oportuna del
    maltrato y de la intervención apropiada.

    Otro estudio presentado por McGuigan, W;,
    Pratt, C. (2001) de tipo exploratorio, donde se investigó
    la co-currencia de la violencia doméstica y tres tipos de
    maltrato infantil: maltrato físico, maltrato
    psicológico y negligencia infantil. Arrojó
    resultados que indican que la violencia doméstica durante
    los primeros 6 meses de la crianza infantil está
    significativamente relacionada con los tres tipos de maltrato
    infantil hasta los 5 años del niño/a.

    Estas definiciones muestran como el maltrato ya es un
    acto violento; no basta señalar que este es el resultado
    de una multiplicidad de factores interactuantes; "La violencia es
    una especie de agresividad distinguida por su malignidad, su
    falta de justificación, su ilegalidad y/o su
    ilegitimidad." (Fernández citado por Jiménez ,1997,
    p. 102).

    Rosemberg y Fenley ( 1991). Afirman que:

    La violencia es la amenaza o uso intencional de la
    fuerza, la coerción o el poder, bien
    sea físico, psicológico o sexual, contra otra
    persona, grupo o comunidad, o contra si mismo, y produce, o
    tiene alta probabilidad de
    producir, daño en la integridad física,
    psíquica, sexual, en la
    personalidad y aun en la libertad de
    movimientos de la víctima. (p. 30)

    Gallo (1999) define violencia diciendo que:

    Esta existe, esto es una verdad innegable, el ser
    humano tiene dentro de sí el impulso que lo lleva a
    desear el poder y el control de su medio ambiente social y
    natural. Cuando ambas tendencias se conjugan el hombre y
    la mujer
    actúan imponiendo la ley del más fuerte. Esto nos
    ha llevado al exterminio de animales,
    plantas,
    medio ambientes y civilizaciones humanas
    completas.(p.168)

    La violencia como acto contra las personas depende de
    varios factores o determinantes, y está concebida en un
    continuo entre lo aceptable y lo no-aceptable. La violencia
    depende del contexto o la situación en que se da, del
    momento cronológico de su ocurrencia y del juicio externo
    del observador. El comportamiento violento está en
    función
    de distintas variables que
    confluyen en un momento dado como son las condiciones de la
    víctima, las circunstancias, la naturaleza del
    comportamiento violento y las condiciones del perpetrador en su
    rol y nivel social, su intencionalidad y su capacidad de ajuste.
    (Ramírez, 2002)

    La violencia se ha dividido en violencia externa
    psicosocial y violencia intrafamiliar y es en esta última
    donde el maltrato contra los niños tiene su lugar. (Duque,
    Klewens y Ramírez 1997, 2002) Ramírez
    2002.

    Es difícil comprender como el ser humano puede
    ser destructivo con los de su misma especie, se considera que
    estas acciones se deben a la búsqueda de
    satisfacción que se encuentra en el poder y el placer que
    busca la persona violenta.

    Al parecer, uno de los componentes fuertes de la
    violencia es la ira que experimenta el ser humano frente a una
    situación que debe contener una culpa en otro ser ó
    en sí mismo; Alice Citada por Arango (1996), sostiene que
    la ira reprimida se convierte en rabia, no se desvanece sino que
    con el tiempo se va transformando en un odio más o menos
    conciente contra el mismo o contra otros, de ahí que los
    niños maltratados terminan convirtiéndose en padres
    y madres que a la vez, maltratan y entre cuyas filas pueden
    reclutarse verdugos, guardianes de campos de
    concentración, suboficiales, carceleros, y torturadores
    fiables. Es gente que golpea, maltrata y tortura por la
    compulsión interna a repetir su propia historia. Y lo
    hacen sin sentir la menor compasión por su victima, ya que
    su identificación con la parte agresora es total. (p.
    164)

    Al hablar de maltrato se identifican algunos de los
    factores de riesgo que pueden estar asociados al maltrato. De
    Paul (1997) citado por Ramírez (1998) define como factores
    de riesgo, a aquellos factores que inciden y que combinados entre
    sí de forma diferencial ocasionan el maltrato.
    (p.164)

    También en instituciones
    públicas y privadas de educación se presenta
    maltrato, Arbeláez, T., Calvo, M., Sarmiento, M., (1998)
    presentan una investigación de estudio de caso, sobre el
    castigo al niño preescolar y
    afirman que la mayoría de maestros asume conductas
    autocráticas en el ejercicio de su autoridad, las
    cuales tienden a generar sentimientos y remordimientos en el
    niño, al establecer comparaciones con los otros
    niños de comportamiento ejemplar. Sancionar al niño
    privándolo de los descansos, expulsándolo del aula
    de clase.

    Sebre, S; y Cols, (2004) diseñaron un estudio
    para evaluar la incidencia del abuso emocional y físico,
    factores de riesgo asociados y factores psicosociales en una
    comparación transcultural entre los países del
    bloque post-comunista. Se encontró una asociación
    similar entre el abuso físico-emocional y los factores
    psicosociales.

    Es preocupante saber que el maltrato no se queda solo en
    el momento en que se presenta la situación, sino que al
    contrario, a futuro tiene una cadena de repercusiones.

    Correa, R. (1999), comenta que:

    Los niños criados en hogares donde se les
    maltrata suelen mostrar desórdenes postraumáticos y
    emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y
    sufren de depresión
    y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u
    otras drogas para
    mitigar su dolor psicológico con la posibilidad de
    convertirse en una adicción al llegar la adultez.
    (p.121)

    Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan
    al pasar la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades
    para establecer una sana interrelación al llegar a la
    adultez.

    El niño crece en la familia y
    es con ésta con quien va a desarrollar sus primeras
    relaciones. Gracia, E (1994) menciona que a este proceso se le
    denomina sociabilización e incluye también la
    transmisión de determinados valores y
    conductas que al poco tiempo aparecerán como naturales.
    (p. 32)

    El trabajo
    realizado por Francia (2003)
    que tuvo como objetivo
    determinar cómo se comporta el maltrato infantil, y
    específicamente identificar aquellos niños que
    pueden ser objeto de maltrato; determinó el nivel
    socioeconómico y el sociocultural de las familias,
    así como la identificación de los miembros de la
    familia que fueron objeto de maltrato en su niñez..
    Encontró que el nivel sociocultural y el
    socioeconómico no determinan que se produzca el maltrato
    infantil, sino el aprendizaje
    que tuvieron los padres en su niñez, y estos a su vez, no
    tienen conciencia de que
    están maltratando a sus hijos.

    Para muchos niños que sufren de maltrato, la
    violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen
    pensando y creyendo que la gente que lástima es parte de
    la vida cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna
    "aceptable" y el ciclo de maltrato continúa cuando ellos
    se transforman en padres que maltratan de sus hijos y estos de
    los suyos, continúando así el ciclo vicioso por
    generaciones.

    Ramírez (1998): en su trabajo sobre el ciclo
    intergeneracional, concluyó que "los padres que han sido
    maltratados en un futuro muestran una fuerte tendencia a
    establecer relaciones defectuosas por debilidad de la
    vinculación. A manejar estilos de crianza autoritarios,
    distantes y poco afectuosos. Presentan creencias marcadas sobre
    el uso del castigo, preferiblemente físico, para imponer
    disciplina y por lo tanto educar. Y es evidente la
    legitimización de la cultura del
    maltrato físico".

    Este análisis fue ampliado por Ramírez
    (2002) al contrastar los hallazgos de cuatro estudios con
    distintas perspectivas metodológicas. Duque, Klevens,
    Ramírez (1997), Ramírez, Cifuentes y Navarrete
    (2000) Ramírez (2002). En este análisis se
    encuentra que los patrones de violencia y maltrato se transmiten
    de una generación a otra y que esto se debe desde la
    perspectiva social cognitiva a tres factores: a) a la intensidad
    del evento vivido, b) creencias asociadas al evento y c) la
    percepción de la figura de
    impacto.

    En un estudio hecho por Domínguez y Muñoz
    (2000) donde el fin era establecer la transgeneracionalidad del
    maltrato infantil entre dos grupos, padres maltratantes, padres
    no maltratantes, a la luz de las
    variables relación de pareja y crianza, donde se
    escogieron 30 padres maltratantes y 30 padres no maltratantes;
    que pertenecían a la Localidad de la Candelaria. Los
    padres maltratantes fueron seleccionados a través de la
    Comisaría de la Candelaria teniendo en cuenta aquellos
    niños que habían sido remitidos a Medicina Legal
    por haber sido agredidos físicamente por sus padres. Los
    padres no maltratantes fueron seleccionados con base en la
    aplicación de una encuesta de
    detección de maltrato a niños llevada a cabo en la
    Escuela Distrital
    La Concordia y dos jardines del ICBF.

    A los padres de ambos grupos se les aplicó el
    instrumento con el cual se evaluaba la representación que
    tenían respecto a la relación de pareja actual y
    pasada en cuanto a las escalas de comunicación, afecto y solución de
    conflictos y
    respecto a la crianza actual y pasada en cuanto a apoyo, castigo
    y afecto.

    Se realizó un análisis descriptivo y se
    utilizaron dos pruebas
    estadísticas (correlaciones y la prueba de
    diferencia de medias) para el análisis de los
    resultados.

    Se encontraron diferencias significativas entre padres
    maltratantes y padres no maltratantes en cuanto a la variable
    crianza pasada y crianza actual en lo referente a la escala de
    castigo, siendo evidente la transmisión de dicho aspecto
    de la crianza de una generación a otra en padres
    maltratantes. Además, se concluye que no existen
    diferencias significativas entre los dos grupos en lo referente a
    la representación de la relación de pareja pasada,
    es decir, la que tenían los padres de los maltratantes y
    la relación de los últimos (la actual), por lo cual
    descartaron la posibilidad de que dicha variable influya en la
    trasgeneracionalidad del maltrato físico.

    Después de una breve introducción a la temática de
    violencia, y conociendo algunos de los factores que pueden
    predisponer una conducta violenta, es pertinente abordar el tema
    específico de maltrato infantil.

    Uno de los primeros autores en aproximarse a una
    definición fue Kempe (1979) quien aseguró que el
    maltrato infantil suponía la existencia de un niño
    golpeado y aunque no existiera la relación entre causa
    efecto, era posible estudiar el maltrato infantil a partir de las
    acciones de los adultos que estuvieran a cargo.

    Existen actualmente en el mundo numerosas definiciones
    que intentan dar cuenta del maltrato infantil, dentro de las
    terminologías utilizadas por distintas organizaciones
    relacionadas con el tema, a continuación se exponen las
    pertinentes:

    Eisenberg (1981) citado por Aracena, M y cols (1999) ha
    enfatizado que las definiciones son distintas porque las culturas
    difieren marcadamente unas de otras en las pautas de crianza, el
    grado en que se reconoce a la infancia como una etapa del
    desarrollo que merece una atención especial, las
    condiciones que se consideran necesarias para un desarrollo
    saludable, y los derechos establecidos hacia los niños.
    (p. 3)

    Por otra parte, Aracena, M y cols (1999) citaron a
    Starr, Dubowitz & Bush, 1990; Gelles, 1982; Valentine,
    Steward, Freeman & Andreas, 1984; Biller &
    Solomón, 1986, quienes plantean que el grado en que un
    país reconoce el maltrato infantil depende de las
    definiciones locales, tradiciones y prioridades. En
    términos generales, diferentes autores han planteado que
    las definiciones pueden variar de acuerdo a los profesionales,
    investigadores, estados, organizaciones, y también de
    acuerdo a los distintos niveles socioeconómicos.
    (p.3).

    Se han realizado distintas taxonomías de maltrato
    infantil, desde las que lo analizan en un continuo que va desde
    la negligencia hasta llegar al abuso sexual (Larraín,
    1994; Haz & Ramírez, 1998); hasta los que lo
    clasifican en función de la visibilidad del daño y
    el nivel de actividad, e intencionalidad del perpetrador (ver
    tabla 1).

    Tabla 1.

    Tipología de Maltrato Infantil

    Activo Pasivo

    Físico Abuso físico Abandono
    Físico

    Abuso Sexual

    Emocional Maltrato Emocional Abandono
    Emocional

    (Fuente: Arruabarrena & De Paúl,
    1994).

    Arruabarrena y De Paúl (1994) describen tres
    criterios para definir el maltrato infantil:

    1) La perspectiva evolutiva: La concepción de una
    acción o una omisión como maltratante o negligente
    y su nivel de gravedad se debe establecer en función de la
    edad del niño y su nivel de desarrollo
    esperado.

    2) Presencia de factores de vulnerabilidad en el
    niño: Algunas acciones u omisiones pueden ser
    dañinas con niños que presentan deterioro
    físico o neuropsicológico.

    3) Existencia de daño real o de daño
    potencial. El daño potencial implica establecer una
    predicción de que en el futuro los comportamientos
    parentales serán dañinos en un determinado nivel de
    severidad. (resilencia al maltrato físico)
    (p.3).

    En la actualidad existen diversas clasificaciones en
    torno a lo que
    podrían considerarse formas de maltrato. Una de estas es
    la clasificación dada por Vila (1998), que incluye las
    manifestaciones de cada una de sus formas, incluyendo el
    maltrato social.

    1. Maltrato o abuso físico: incluye maltrato
      físico, maltrato del niño en gestación,
      síndrome de Munchausen.
    2. Abuso sexual: incluye abuso (incesto),
      violación, prostitución infantil. En esta
      revisión no se profundizó en este tipo de
      maltrato debido a que no era relevante para la
      investigación.
    3. Negligencia: esta categoría puede subdividirse
      en: (a) negligencia física (descuido y abandono), (b)
      educacional, no brindar el derecho del menor a la
      educación tanto en el colegio, como en el
      hogar.
    4. Maltrato emocional: involucra falta de afecto,
      desprotección psicológica o maltrato
      verbal.
    5. Maltrato social: comprende a los menores involucrados
      en la guerra,
      desplazados, secuestrados, niños de la calle, menor
      trabajador y menor infractor.

    A continuación se hará un abordaje
    más profundo de cada uno de los componentes de esta
    clasificación, a excepción del abuso
    sexual.

    El maltrato o abuso físico es una acción
    no accidental de algún adulto que provoca daño
    físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en
    grave riesgo de padecerlo como consecuencia de alguna negligencia
    intencionada.

    Se define como maltrato físico cualquier
    lesión física infringida al niño (hematomas,
    quemaduras, fracturas, u otras lesiones) mediante pinchazos,
    mordeduras, golpes, tirones de pelo, torceduras, quemaduras,
    puntapiés u otros utensilios con que se pueda lastimar al
    niño.

    Gracia (1994). Afirma que:

    El maltrato físico es toda forma de
    agresión infligida al menor por sus padres, responsables
    o adultos, producida por el uso de la fuerza física no
    accidental. Sus consecuencias pueden ser transitorias o
    permanentes, incluyendo la muerte.
    Su gravedad y época de ocurrencia se gradúa de
    acuerdo con lo establecido por medicina
    legal: leve, moderado o grave y antigua, reciente o recurrente.
    La golpiza que muchas veces lleva a las lesiones personales y
    algunas de ellas hasta la misma muerte. Este tipo de maltrato
    es una forma que va desde lo benigno a lo extremadamente
    severo.(p. 32)

    Milner lo define como "la generación,
    desarrollo y/o promoción activa de conductas, sucesos
    y/o situaciones bajo el control de los padres que se traducen
    en lesiones físicas intencionales causadas a un menor de
    18 años" (Milner,1999, p.42)

    A diferencia del maltrato físico, el castigo
    físico, Kempe (1979) lo define como "el empleo de la
    fuerza física con intención de causar dolor, sin
    lesionar, con el propósito de corregir o controlar una
    conducta". No siempre es sencillo saber cuando termina el
    "disciplinamiento" y comienza el abuso.

    En contraposición con el maltrato físico,
    el castigo corporal es una práctica muy difundida y
    socialmente aceptada. A pesar de ello, constituye una
    violación de los derechos fundamentales como personas, es
    un atentado contra su dignidad y
    autoestima, es una práctica peligrosa porque puede causar
    daños graves a los niños y constituye siempre una
    forma de abuso psicológico que puede generar estrés y
    depresiones. Los niños que sufren este tipo de castigo
    tienden a reproducir comportamientos antisociales y a convertirse
    en adultos violentos. (Loeber y Hay 1997) Ramírez, (2002)
    Huizinga y Thornberry (1993).

    Otra forma de maltrato es el emocional, es una de las
    formas más sutiles pero también más
    extendidas de maltrato infantil. Son niños habitualmente
    ridiculizados, insultados, regañados o menospreciados. Se
    los somete en forma permanente a presenciar actos de violencia
    física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les
    permite o tolera el uso de drogas o el abuso de alcohol. Para el
    psicoanálisis, este tipo de maltrato se
    conforma con un placer que no toca abiertamente el cuerpo del
    otro, pero golpea su imagen mediante
    una crítica
    agresiva que puede llegar a suplantar, por ejemplo, la
    atracción erótica y en general la
    comunicación posible.

    Si bien, la ley no define el maltrato psíquico
    éste se entiende como toda aquella acción que
    produce un daño mental o emocional en el niño,
    causándole perturbaciones de magnitud suficiente para
    afectar la dignidad, alterar su bienestar o incluso perjudicar su
    salud. Actos de privación de la libertad como encerrar a
    un hijo o atarlo a una cama, o sumergirlo en una alberca; no solo
    pueden generar daño físico, sino seguramente
    afecciones psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se
    amenaza o intímida permanentemente al niño,
    alterando su salud psíquica. Estos dos últimos
    ejemplos están contemplados como violación al
    código penal.

    El psicoanálisis demuestra que una palabra puede
    llegar a castigar, humillar, o provocar actos de agresión;
    un gesto de rechazo sistemático o de intolerancia degrada
    y daña la percepción de sí mismo; pero
    demostrar que esto es tan eficaz como un golpe con odio o una
    violación, exige una demostración clínica
    rigurosa, en lugar de una apasionada reivindicación de los
    derechos.

    Para Gallo (1999) "El maltrato
    psicológico se funda en una mortificación del ser y
    no en un daño del cuerpo como el maltrato físico.
    Se produce cuando un sujeto tiene el sentimiento de ser
    sistemáticamente desalojado de un lugar simbólico,
    que él supone le corresponde ocupar por derecho" (p.
    224)

    Esta circunstancia subjetiva hace que sea muy
    difícil juzgarlo como delito, pues
    existen los medios para realizar un peritaje que
    de cuenta de la magnitud de un daño físico, pero no
    para dar cuenta de una mortificación del ser, que es lo
    sucedido en el maltrato psicológico.

    Se considera como signo de maltrato emocional cuando el
    niño muestra comportamientos extremos, algunas veces una
    conducta que requiere llamados de atención y otras
    pasividad extrema. Asume tanto roles o actitudes de
    "adulto", como por ejemplo cuidar de otros niños, como
    otras demasiado infantiles para su edad. Muestra un desarrollo
    físico o emocional que no está de acuerdo a su
    edad, y en algunos casos ha tenido intentos de suicidio.

    Otras formas de maltrato emocional se presentan cuando
    sus padres o tutores constantemente menosprecian o culpan al
    niño; ignoran lo que pasa o les dicen los maestros acerca
    del niño; se niegan a considerar la ayuda que les ofrecen
    para superar los problemas del niño en el colegio, de
    manera abierta rechazan al niño.

    El maltrato social se entiende por malos tratos
    institucionales cualquier legislación, procedimiento,
    actuación u omisión procedente de los poderes
    públicos o bien derivada de la actuación individual
    del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la
    salud, la seguridad, el estado
    emocional, el bienestar físico, la correcta
    maduración o que viole los derechos básicos del
    niño y/o la infancia, como situaciones de desplazamiento
    por la violencia, secuestros, niños de la calle,
    trabajadores e infractores.

    Una vez analizadas las clases de maltrato, es pertinente
    determinar algunas posturas sobre factores de riesgo.

    Las teorías
    ecológicas postulan que factores como las definiciones
    legales relacionadas al maltrato del niño, y la
    aceptación social de violencia, pueden asociarse a los
    diferentes puntos de vista políticos o religiosos que
    valoran hasta que punto interfiere la violencia en las familias
    de niños maltratados (Tzeng, Jackson, & Karlson,
    1991), citados por Ramírez (1999).

    En el problema del maltrato infantil se observa una
    repetición de generación en generación del
    maltrato como estrategia de
    disciplina o forma de relación entre padres e hijos. El
    menor que ha sido maltratado repite con sus propios hijos lo que
    vivió en su infancia. (Fontana 1973 y Belsky 1993) citados
    por Ramírez (1998, p. 166). Ramírez
    (2002)

    Belsky, J; & Cols. (2003) encontraron en un estudio
    que las relaciones intergeneracionales fueron positivas en
    adultos jóvenes sin hijos, estables laboralmente, casados;
    pero estos factores no actuaron recíprocamente con la
    historia pasada de la relación familiar, es decir, que los
    resultados de la relación actual no se asemeja a la
    relación de la familia de origen.

    Belsky, J; & Cols. (2001) realizaron un estudio
    entre las relaciones intergeneracionales durante los periodos de
    crianza del niño; la mayor predicción la
    encontraron en la niñez-media y adolescencia temprana. Los
    resultados indicaron que los ambientes familiares más
    favorables durante los periodos de crianza del niño en la
    familia de origen produjeron mejores relaciones entre padre-hijo
    y se disminuyó el grado de problemas en lo que se refiere
    al contacto, encierro, conflicto y
    ayuda recíproca.

    Otra investigación adelantada por
    Francia,
    M; (2003) al analizar qué
    padres fueron maltratados en su niñez encontró que
    en el grupo de estudio todos lo sufrieron, ya sea física,
    psicológica, o emocionalmente. En cambio, en el
    grupo control el maltrato infantil no estuvo presente en la
    niñez de ninguno.

    Siguiendo con el ciclo intergeneracional, Newcomb, M:
    Locke T. (2001) sostiene que la transmisión
    intergeneracional de maltrato del niño es un asunto
    polémico. Mucha investigación existente se plaga
    con por lo menos tres debilidades fundamentales: (1) usando el
    estado del
    caso para definir los asuntos: (2) adoptando una perspectiva
    dicotómica que no considera la realidad de maltrato en
    varios continuos; y (3) usando definiciones operacionales que no
    diferencian entre los subtipos de maltrato.

    Herrenkohl et al., (1983, en Knutson 1995), estima una
    prevalencia de historias de abuso entre padres abusivos de un 56%
    y entre un 38% de los no abusivos. Este investigador concluye que
    el riesgo parental de usar una disciplina severamente castigadora
    se incrementa cuando se tuvo padres abusivos. Sin embargo, existe
    un 53% de personas que siendo maltratadas cuando niños, no
    maltratan a sus hijos en la actualidad.

    Existen otros modelos para
    explicar el maltrato infantil: (a) teoría
    del apego, (b) modelo psicológico-psiquiátrico, (c)
    modelo psicosocial, (d) modelo sociocultural, (e) modelo de la
    vulnerabilidad del niño, (f) modelo ecológico, y
    (g) modelo transaccional. Ninguno de estos modelos da una
    respuesta cabal a la comprensión del fenómeno del
    maltrato infantil, no obstante cada uno de ellos entrega
    elementos relevantes para su comprensión. Algunos de los
    modelos explicativos cuentan con una exhaustiva
    explicación teórica, otros en cambio disponen
    además de estudios empíricos que avalan sus
    teorías. En relación a estos últimos, muchos
    de los estudios reportados en la literatura no se describen los
    aspectos metodológicos de los diseños empleados
    como así mismo no describen la prevalencia del maltrato
    infantil que emplean para realizar estimaciones acerca de
    fenómenos asociados. Lo anterior exige que el lector
    revise los antecedentes con cautela y tal como lo señala
    De Paul, (1988) en Lararrín et al., (1997) dada la
    complejidad del fenómeno es necesario considerar que
    ninguno de los modelos por sí solo logra explicar el
    maltrato, ya que este es la expresión de una
    disfunción en el sistema padres-niños-ambiente y
    cultura.

    Modelo del apego

    La teoría del apego de Bowlby es un modelo que
    integra la etología, la teoría de las relaciones
    objetales, así como conceptos de la teoría de
    sistemas, la psicología cognitiva
    y el procesamiento de la información. De esta forma se plantea que
    en los humanos, cuando los padres están próximos,
    son sensibles y responsivos a las conductas de apego innatas de
    sus hijos, los modelos internos de trabajo (working models)
    pueden reflejar seguridad y confianza en los otros, así
    como en los sentimientos que se tienen hacia uno mismo. Con estos
    fundamentos de "base segura" el niño explora el entorno,
    las nuevas experiencias y relaciones. Esta interacción
    permite que la persona sea competente en la entrega de cuidado y
    apoyo (Bowlby, 1988 en Sable, 1997).

    Varios autores mencionan como fenómeno
    explicativo de maltrato, las alteraciones en el proceso de apego,
    lo cual daría cuenta de las interacciones disfuncionales
    del individuo con
    los padres o cuidadores que lo vulneraron en su capacidad para
    interacturar con sus propios hijos. Lo anterior les
    imposibilitaría regular las oscilaciones extremas entre la
    cercanía y la evitación e integrar las emociones y
    cogniciones experimentadas (Bowlby, 1984 en Van Ijzendoorn &
    Zwart-Woudstra, 1995; Knutson, 1995).

    Modelo
    psicológico-psiquiátrico

    En este modelo se sostiene que la violencia y el
    maltrato surgen en términos de las características
    de personalidad
    del individuo, desde esta perspectiva se señalan factores
    como psicopatologías, anormalidades, aberraciones y
    adicciones como
    desinhibidores de las tendencias agresivas y violentas de los
    adultos que maltratan a los niños. Lo que sugiere que los
    padres o cuidadores maltratan a sus hijos porque padecen de
    alteraciones psiquiátricas, ya sea esquizofrenia o
    psicosis
    maníaco depresiva.

    En las investigaciones realizadas se señala que
    entre un 10% y 15% de los casos de maltrato los padres tienen
    algún tipo de trastorno mental. En otros estudios se ha
    logrado establecer que los padres agresores de sus hijos tienen
    más síntomas depresivos y baja autoestima
    así como escasas estrategias de afrontamiento de problemas
    (Morales & Costa, 1997).

    Modelo psicosocial

    Este modelo incluye las teorías que se centran en
    las interacciones del individuo con la familia de origen y con su
    familia actual. Las teorías psicosociales; examinan las
    interacciones del individuo, su entorno social, con otros
    individuos, grupos y organizaciones, atribuyen el maltrato
    infantil a situaciones que se generan en procesos de
    aprendizaje y
    socialización, en el estrés estructural de
    comunidades donde se viven violencias sociales y políticas
    y en relaciones particularmente frustrantes.

    En este modelo se plantea que hay suficiente apoyo
    empírico como para establecer una relación entre
    maltrato o falta de afecto en la niñez y el posterior
    maltrato de los propios hijos. Kempe, (1961 en Morales &
    Costa, 1997), establece que en este contexto se produce la
    repetición de una generación a otra de estos hechos
    violentos; los malos tratos suelen ocurrir en períodos de
    crisis y en
    general se trata de familias con escaso soporte social. De este
    modo la experiencia de haber sido maltratado físicamente
    cuando niño, se constituye en un factor predisponente para
    convertirse en adulto maltratador (Kaufman & Zigler 1987;
    Egeland et al., 1988). En el contexto de la transmisión
    intergeneracional del abuso se plantea que las personas
    maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo tipo de
    maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por Aracena, M
    (1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez
    (2003).

    Una familia que construye vínculos violentos
    entre sus miembros no podrá transferir sino violencia
    hacia la generación futura y no podrá sino
    desbordar violencia hacia fuera de su familia. De un niño
    maltratado se espera un maltratante futuro, que devolverá
    la violencia absorbida. Está comprobado que los
    jóvenes que cometen actos de violencia ya han sido
    víctimas previamente.

    Radhakrishna, U; & Cols. (2001) quisieron determinar
    si la presencia de un substituto del padre en la casa aumenta el
    riesgo de maltrato hacia el niño (hijastro). Niños
    que tenían un substituto del padre que vivía en
    casa tenían la doble probabilidad de informar ante las
    autoridades la presencia de maltrato después de su entrada
    en la casa: que aquellos que vivían con su padre
    biológico. Está también
    psicológicamente comprobado que el fruto de las
    consecuencias del maltrato infantil puede ser una manera de que
    el individuo maltratado exteriorice sus represiones vividas en la
    infancia debido al sufrimiento que tuvo que atravesar. Durante
    toda su niñez interioriza las agresiones, tanto
    físicas como afectivas, provocadas por el maltrato y que
    pueden terminar convirtiéndose en una situación
    traumática. Es entonces en su adultez que el individuo
    busca una manera de liberarse de éstas; es por esto que
    recurre a la
    drogadicción, al alcoholismo, o a alguna otra
    adicción. Puede ser también que se convierta en un
    agresor, o que se quede arraigado a esta situación de
    maltrato.

    Paavilainen, E; Astedt-Kurki, P. (2003) quisieron
    desarrollar un modelo teórico preliminar en función
    de las familias de niños maltratados. El maltrato del
    niño estaba definido como abuso físico,
    psicológico, sexual o abandono, causados por los primeros
    cuidadores del niño. El objetivo era generar conocimiento
    en vías de la comprensión y la protección de
    estas familias.

    Las categorías fueron factores estructurales
    incluidos en la familia, las relaciones entre los miembros
    familiares, las relaciones fuera de la familia, fuerzas
    familiares, factores de riesgo y manifestaciones de maltrato. Las
    relaciones que surgieron entre estas categorías incluyeron
    los conflictos, círculos negativos de vida familiar y los
    efectos de maltrato del niño en la familia. La falta de
    protección dentro de la familia es un factor que
    surgió como categoría central que describió
    el fenómeno del maltrato y se conectó a todas las
    otras categorías del funcionamiento de la
    familia.

    La familia tiene un rol fundamental, como transmisora de
    valores y moldeadora de la conducta. A partir de ella el
    niño va adquiriendo cierto conocimiento para que a su
    debido tiempo pueda insertarse y vivir en sociedad. A
    medida que crecen, perciben las funciones que
    cumplen distintos miembros de la familia. De este modo, conocen
    las características generales de los roles de padre, madre
    e hijos. También aprenden las primeras normas: lo
    prohibido y lo permitido. La manera en que los padres realicen
    estas funciones determinará en gran parte las
    características psicológicas del
    niño.

    Modelo sociocultural

    Las teorías socioculturales enfocan su
    explicación desde niveles más amplios como las
    estructuras
    sociales, el modelo económico, las instituciones con sus
    normas y, en general las condiciones y valores de la cultura. El
    maltrato puede surgir entre otras razones como expresión
    de organizaciones familiares, escolares y comunitarias que se
    encuentran atascadas en estados crónicos.

    Este modelo explica como las características
    socioculturales establecen las condiciones para que el maltrato
    se genere. En este sentido, el pertenecer a una clase social
    genera tipos de estrés, -económico por ejemplo- que
    conlleva a un alto riesgo de maltrato. Además la
    inestabilidad y la insatisfacción laboral que son causa de
    estrés, pueden desencadenar maltrato hacia los hijos. Los
    factores sociales más mencionados por la literatura y que
    aparecen asociados al maltrato infantil, lo constituyen el
    desempleo,
    la pobreza,
    los problemas de hacinamiento, el bajo nivel sociocultural,
    eventos
    vitales estresantes y escasas redes de apoyo (Banyard, 1999
    citado en Castillo 1999).

    El estrés se refiere a que el niño supone
    una demanda que el
    padre no es capaz de cumplir, porque no tiene claridad sobre las
    necesidades de su hijo, o porque no tiene los recursos
    psicológicos para afrontar esta situación. Frodi,
    Lamb y Wolfe, Wekerte han estudiado este asunto.

    En términos culturales, existen aspectos
    arraigados en las creencias, avalado por los sistemas o
    modelos educativos e incluso en algunas teorías
    psicológicas en las cuales se plantea que el castigo
    se constituye en un medio de aprendizaje (Larraín et al.,
    1994).

    El estudio hecho por Guerrero (1999) muestra que el
    nivel socioeconómico es un factor que puede influir en el
    maltrato. En su trabajo pretendió principalmente estudiar
    en profundidad las variables demográficas (estrato y
    región) como factores que influyen en el sistema de
    creencias de los padres en Colombia. Como
    procedimiento llevó a cabo una categorización de
    los ítems sobre creencias estudiadas por el Centro
    Nacional de Consultoría, según éstas
    atendieran a factores de seguridad económica, autoridad,
    formación, roles sexuales, y privacidad familiar. A los
    datos
    obtenidos se aplicaron pruebas estadísticas que
    permitieron analizar las diferencias existentes según el
    estrato socioeconómico y la región
    geográfica de los informantes.

    En el trabajo se
    concluye que los sistemas de creencias de los padres colombianos
    constituyen un factor de riesgo de maltrato infantil,
    especialmente cuando ellos pertenecen a estratos
    socioeconómicos bajos. Estos padres mostraron estar
    más de acuerdo con las creencias que tienen que ver con
    aspectos relacionados con seguridad económica, autoridad,
    formación y roles sexuales, cuando esas creencias expresan
    una actitud
    positiva hacia el castigo físico.

    La variable de región geográfica,
    contrario a la de estrato, no mostró estar asociada con el
    sistema de creencias, el lugar en dónde habitan no
    determina el sistema de creencias que tienen.

    Simarra, J; De Paul J; San Juan C. (2002) estudiaron las
    representaciones sociales sobre el maltrato del niño (la
    severidad, etiología, y estrategias de la
    intervención) de la población general y los
    profesionales que trabajan con los niños en el área
    caribeña de Colombia. No se encontró diferencia
    entre los grupos en la severidad percibida de tipologías
    de maltrato del niño. Se encontraron diferencias en la
    representación social sobre la etiología de
    maltrato del niño. Profesionales que trabajan en el
    sistema de la protección del niño dan más
    valor a las
    características de padres y al ambiente
    socio-económico y familiar en la etiología de
    maltrato del niño que los participantes de la
    población general.

    El estudio sugiere que las representaciones sociales
    sobre el maltrato del niño de población general y
    profesionales del área caribeña de Colombia sean
    similares que la representación social observó en
    otras regiones y países.

    Modelo de la vulnerabilidad del
    niño

    En este modelo se expone que ciertas
    características de los niños los hacen más
    vulnerable al castigo por parte de sus padres. "Algunos trabajos
    muestran que los factores biológicos que predisponen a un
    individuo (niño) a presentar conductas violentas
    están influenciados por el ambiente en que el individuo se
    desarrolla" (Cadoret, Yates, Troughton, Woodworth y Stuart, 1995,
    p.923-924)

    En una revisión de la literatura sobre el
    maltrato infantil, se establece que posibles fuentes de
    maltrato lo constituyen las enfermedades y la
    predisposición al maltrato de los niños, los
    análisis sugieren que éstos juegan un rol
    importante en el 47% de los casos de maltrato. Consistente con
    esto, al mejorar los sistemas de registro de
    vulnerabilidad se encuentra que el 45% de las familias con
    problemas de maltrato tenían hijos con déficit de
    aprendizaje, déficit emocionales, retardo mental o
    handicaps físicos (Knutson, 1995 citado en Castillo,
    1999).

    Sidebotham, P; Garza, J; ALSPAC. (2003) quisieron
    determinar características de niños que pueden
    estar predispuestos al maltrato. Los autores concluyen que los
    factores del niño son significantes, son sólo una
    parte de circunstancias y condiciones que finalmente llevan a que
    sean abusados o descuidados. Las actitudes paternales hacia el
    niño pueden ser más significativas que las
    características reales del niño.

    La vulnerabilidad o predisposición al maltrato en
    niños adoptados fue estudiada por Taussig, H. (2002). En
    un estudio longitudinal, se examinó la protección y
    los factores de vulnerabilidad de niños puestos al cuidado
    adoptivo. Los resultados sugieren que hay factores de
    vulnerabilidad presentes para el maltrato de estos niños y
    predice conductas de riesgo en la adolescencia.

    Cuando se analiza al niño maltratado se observa
    en ellos mayores niveles de agresividad, tendencia al rechazo a
    los contactos afectivos y una mayor prevalencia de déficit
    atencional con hiperactividad, así como dificultades en la
    interacción. Herrenkohl et al., 1994), Kincud (1998). En
    los adolescentes maltratados es común encontrar distimias
    y desórdenes de personalidad limítrofe o escasas
    estrategias de afrontamiento (Bolger, et al., 1998). Sin embargo,
    es difícil diferenciar la característica como algo
    estable en el sujeto o como producto del
    maltrato (Cohen, et al., 1996).

    Modelo ecológico

    En este modelo el maltrato infantil es analizado en
    niveles que van desde lo individual, a lo sociocultural, pasando
    por la familia y las redes sociales cercanas. Sin dejar de lado
    las distintas interacciones que se producen entre éstos.
    Brofenbrenner (1979 citado en Morales & Costa, 1997)
    desarrolla este modelo que permite ordenar las distintas
    explicaciones en un sistema donde se integran los factores de los
    cuidadores, las características del niño, la
    interacción social y familiar y el medioambiente cultural
    (Larraín et al., 1994). Este modelo posteriormente
    desarrollado por Belsky (1980); (1993), establece que el primer
    nivel es el ontosistema; el cual agrupa los aspectos propios del
    individuo, tales como la personalidad, el estado de ánimo,
    el
    conocimiento con respecto a las características
    evolutivas del niño y sus necesidades; los cuales a su vez
    están siendo afectados por la historia de malos tratos;
    desatención severa; rechazo emocional a la que fue
    sometido durante su infancia y la historia de desarmonía o
    ruptura familiar. El segundo elemento lo constituye el
    microsistema, que es el contexto
    familiar inmediato en el cual se producen las interacciones
    madre-padre-hijo, es decir, practicas de crianza. En este
    sentido, ciertas prácticas como el autoritarismo o el
    ciclo ascendente de conflicto y agresión entre los
    integrantes, vienen a constituirse en los elementos de este
    sistema.

    El exosistema lo viene a constituir la vecindad o el
    barrio en el cual está inserto el grupo familiar. En este
    nivel el desempleo, las malas condiciones del lugar y/o del
    trabajo, el aislamiento, la falta de redes social formales e
    informales y el acceso a salud y educación de calidad
    deficiente generan condiciones propicias para que el maltrato se
    perpetúe.

    Finalmente está el macrosistema, en el cual se
    anidan los demás sistemas (Belsky, 1980 en Morales &
    Costa, 1997). Este incluye a la cultura, las actitudes y
    creencias en torno a la violencia, el castigo como modo de
    educación de los niños, la infancia, el papel de
    los padres y la familia (Belsky, 1980 citado en Morales &
    Costa, 1997).

    Modelo Transaccional

    El modelo transaccional que explica el maltrato, de
    Cicchetti y Rizley (2001), plantea la existencia de una
    dimensión temporal, donde existen factores permanentes y
    transitorios y una dimensión de riesgo, que explica los
    factores potenciadores y compensatorios. En este modelo, las
    variables que apuntan a la noción de vulnerabilidad, tales
    como las anomalías físicas y psíquicas, la
    historia de violencia, la psicopatología de padres e
    hijos, la carencia de apoyo social; entre otros, son considerados
    factores permanentes y potenciadores. La relación familiar
    armónica que se constituye en elemento protector, es un
    factor compensatorio permanente. Existirían de la misma
    forma, elementos provocadores, tales como la presencia de
    enfermedad, problemas familiares, conflictos de disciplina con
    los hijos; los cuales son considerados como factores
    potenciadores transitorios y finalmente habría un
    número de variables que actuarían como
    contenedores, tales como la condición financiera, la
    armonía marital y las redes de apoyo social, las cuales se
    constituyen en factores compensatorios transitorios Cicchetti
    & Rizley, (1981), citados por Cohen, T. (1999).

    Categorías:

    Datos demográficos: Edad, escolaridad,
    nivel de desarrollo, procedencia, aspectos culturales y
    económicos, tiempo de institucionalización e
    historia académica de los padres.

    El estudio de Benbenishty y cols, (2002) muestra la
    prevalencia del maltrato emocional sobre el
    físico, incluyendo los datos socioeconómicos de las
    familias
    de los estudiantes en cada escuela escogida
    para la investigación. Los estudiantes reportaron altos
    niveles de maltrato; casi un tercio reportó ser maltratado
    por algún miembro del personal de la escuela, y más
    de la quinta parte era víctima de maltrato físico.
    Concluyeron además que los grupos más vulnerables
    eran los varones. El estudio fue realizado con una muestra
    representativa de 5472 cursos, estudiantes de 4 a 6 años,
    en 71 escuelas de Israel.

    English, (2004) habla de las características
    socioeconómicas de la familia, tiene en cuenta factores
    como el desempleo, la pobreza y el
    aislamiento social ligado con el maltrato. Aunque el abuso y la
    negligencia hacia el niño ocurren en las familias de todos
    los grupos de ingresos, los
    casos de maltrato hacia el niño se muestran
    desproporcionados en las familias de bajos recursos, y los
    efectos de la pobreza parecen obrar recíprocamente con
    otros factores de riesgo, para aumentar la probabilidad de abuso
    y negligencia hacia el niño.

    Black y cols, (1999) analizaron mediante estudios las
    variables demográficas como factores de riesgo de la
    agresión proporcionada por el compañero afectivo;
    las variables analizadas eran edad, raza, y clase social. El
    factor de la edad fue medido en cuatro de los estudios revisados,
    y se encontró una correlación negativa con la
    agresión hacia el compañero afectivo. (Howell y
    Pugliesi, 1988; MacEwen y Barling, 1988; Cacerola, Neidig, y
    O’Leary, 1994; Kantor, Jasinski, y Aldarondo,
    1994).

    Para el estado socioeconómico incluyeron el nivel
    educativo, el desempleo, la ocupación, entre otros. El
    nivel educativo medido generalmente como los años de la
    educación, se observó que estaba asociado, sin
    embargo no era una constante. Estos autores referencian a
    Newlyweds, MacEwen y Barling (1988) quienes encontraron en una
    muestra de 275 participantes que el nivel de educación
    tuvo correlación con la agresión hacia el
    compañero afectivo. Es decir, hombres con bajo nivel
    educativo, poseen niveles más altos de agresión
    hacia el compañero afectivo. Igualmente, O´Leary y
    Curley (1986) encontraron que los hombres que abusaban
    físicamente de su compañera afectiva, tenían
    menos educación que los que asistían a terapia de
    pareja.

    Por otro lado, Francia, M; (2003) realizó un
    trabajo descriptivo, retrospectivo y transversal de los alumnos
    caracterizados con factores de riesgo, así como de sus
    familiares durante el curso escolar 2000-2001; con el objeto de
    determinar como se da el maltrato infantil, y
    específicamente identificar aquellos niños que
    pueden ser objeto de maltrato. Se determinó,
    además, el nivel socioeconómico y el sociocultural
    de las familias así como la identificación de los
    miembros de la familia que fueron objeto de maltrato en su
    niñez. Los resultados observados mostraron que el nivel
    sociocultural y el socioeconómico no determinan que se
    produzca el maltrato infantil, sino el aprendizaje que tuvieron
    los padres en su niñez, y estos a su vez, no tienen
    conciencia de que están maltratando a sus
    hijos.

    Keegan, M (2001) muestra un estudio donde el objetivo
    principal fue probar un modelo estructural de los antecedentes y
    consecuencias socioemocionales del uso del castigo físico
    en madres con familias biparentales. Los resultados arrojaron
    relación entre la pobreza, la edad de la madre al
    nacimiento del hijo, el nivel educativo de la madre, la
    depresión materna, y los conflictos maritales estaban
    directamente y/o indirectamente relacionados con el uso frecuente
    del castigo físico en la madre. El uso frecuente del
    castigo físico estaba directamente relacionado con los
    problemas socioemocionales de los niños, como son la
    depresión maternal, y los conflictos maritales. Los
    principales hallazgos indican que el efecto de la pobreza de la
    madre en el uso del castigo físico, es indirecto y
    está mediado por la depresión maternal y los
    conflictos maritales. Las madres deprimidas golpean a los hijos
    más frecuentemente y viven niveles de conflicto marital
    más altos, lo que a su vez, están directamente
    relacionados con el uso del castigo físico. Las madres
    más jóvenes y con un nivel más alto de
    educación, golpean a los hijos con menor frecuencia y los
    niños que son golpeados con más frecuencia,
    presentan más problemas socioemocionales.

    Por otro lado, Banyard, (1999) realizó un estudio
    donde examinaban a madres de bajos recursos para determinar si la
    niñez con abuso físico y sexual explican la
    variación en la salud mental
    adulta después de ser abusados. El estudio encontró
    síntomas depresivos relacionados con el maltrato en la
    niñez.

    Otra investigación realizada por Cicchetti D., y
    cols, (2001) examinó las dimensiones como el momento de
    desarrollo, subtipo, y severidad de maltrato y sus relaciones con
    la adaptación del niño. Analizaron la severidad
    dentro de cada subtipo de maltrato y el período de
    desarrollo en que ocurrió a través de los
    análisis de la regresión jerárquicos. En los
    resultados se observa la severidad del maltrato emocional en la
    infancia y el abuso físico durante el período
    pre-escolar prediciendo la conducta de externalización y
    agresión. La severidad de abandono físico,
    ocurrió, particularmente durante el período
    preescolar y era asociado con conductas internalizadoras como el
    aislamiento.

    De Paul J, Arruabarrena, I; (2003) describen una
    evaluación de un programa del
    tratamiento comprensivo para familias abusadoras en España.

    El análisis obtuvo las proporciones más
    bajas de éxito
    para las familias abusadoras. Durante el tratamiento las familias
    defirieron dos características paternales: los problemas
    del alcohol y experiencia en la niñez de ser cuidados
    fuera de casa. Mostraron cambios significativos durante el
    tratamiento.

    Con respecto a la historia laboral, Hadi A. (2000)
    realizó una investigación para determinar el abuso
    en los niños de Bangladesh. Los resultados revelaron que
    21% de los niños estaban laborando aunque las leyes lo
    prohíben. El predominio de abuso del niño y
    explotación estaba extendido en los pueblos bangladeses.
    El 2.3% de todos los niños eran abusados
    físicamente, el 2% explotados financieramente, el 1.7%
    obligados a involucrarse en actividades inadecuadas para ellos,
    además el 3% era obligado a trabajar durante largas
    jornadas. El predominio de abuso físico era muy superior
    entre los niños más jóvenes aunque la
    probabilidad de otros tipos de abuso era superior entre los
    niños más grandes. Los muchachos eran más
    vulnerables que las muchachas. Además, se asoció
    significativamente la pobreza, el no estar en la escuela y el
    analfabetismo
    con el abuso del niño.

    En Colombia trabajan más de 2.500.000
    niños y niñas. De este total 1.700.000 son
    adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños
    y niñas de entre 6 y 11 años. El 80% trabaja en el
    sector informal. 323.000 niños y niñas se
    encuentran trabajando en el servicio
    doméstico en hogares de terceros. En 1996 la Encuesta
    Nacional de Hogares y la Encuesta de Niñez y adolescencia
    establecieron que, de la población entre 7 y 11
    años que trabaja en las 8 ciudades principales
    colombianas, el 49.3% de los niños y el 64.9% de las
    niñas lo hacía en el comercio y en
    las ventas. En la
    zona rural se encontró que el 87% de los niños y el
    50% de las niñas de 10 a 11 años son trabajadores
    agropecuarios, que laboran diariamente entre 12 y 15 horas, en
    promedio. Entre el 20% y el 25% de los niños trabajadores
    desempeña ocupaciones de alto riesgo. Este porcentaje sube
    a 70% en el sector agropecuario. Aproximadamente el 50% de los
    niños y niñas trabajadores de entre 12 y 13
    años no recibe ingresos directos, sino que tienen otro
    tipo de remuneración. Cuando reciben salario, los
    menores de 18 años reciben entre 25% y 80% del salario
    mínimo legal diario. Solamente el 23% de los niños
    y niñas trabajadores tiene seguridad
    social, un gran porcentaje de ellos como beneficiarios
    indirectos, a través de la afiliación de
    algún familiar. UNICEF, (2004).

    Por otro lado, entrando en el marco legal colombiano,
    Guerra, I; Remolina, C; (1998), afirman que el estatuto laboral
    contiene pocos preceptos relacionados con los menores
    trabajadores, en ellos da las pautas generales para proteger al
    trabajador, dichas pautas son desarrolladas íntegra y
    detalladamente por el código del menor. (p.
    89)

    Estos autores, no establecen el porcentaje de
    trabajadores infantiles en la ciudad, el estatuto laboral en
    cuanto al proceso de registro, solo ha sido posible con menores
    de edad entre los 15 y 17 años, teniendo en cuenta los
    datos de los menores de edad que solicitaron permisos para
    trabajar conforme al Código Sustantivo del
    Trabajo.

    A nivel de todo el país, de acuerdo a las
    memorias del V
    congreso Nacional de Prevención y Atención al
    Maltrato Infantil realizado en Santafé de Bogotá
    D.C. en el año de 1996, se encontró que en Colombia
    hay aproximadamente 2.447.900 niños trabajadores entre los
    9 y los 17 años. Sin embargo, en Bogotá para el
    año de 1997 el 4.1% de la población menor de edad
    entre 15 y 17 años, estaba conformada por personas que
    buscaban trabajo con o sin experiencia laboral; así, se
    observó que 5.881 menores entre dichas edades buscaron
    trabajo por primera vez; para el mismo año se registraron
    en ese rango de edad 8.029 menores que buscaron trabajo y ya
    tenían experiencia laboral. (Guerra, I; Remolina, C;.
    1998, p. 117 )

    Estructura familiar: Funcionamiento de la familia
    y de cada uno de sus miembros, así como la
    composición de la misma.

    Por otro lado, Reay, A; Browne, K. (2001) realizaron
    un estudio sobre el predominio de características de
    factores de riesgo en dos poblaciones de cuidadores, en donde un
    grupo abusó físicamente y el otro los
    descuidó. Se analizaron factores de riesgo como la
    dependencia al alcohol, tipo e historia de salud mental, e
    historia de maltrato a temprana edad, además cuánto
    tiempo ellos habían sido cuidados y si se
    sentían
    aislados como cuidadores.

    Se encontró, una significativa
    correlación entre el conflicto superior y la
    depresión que también estaban presentes en el grupo
    de abuso físico, mientras el grupo de abandono
    tenía los niveles de ansiedad significativamente
    superiores. Concluyen que estos factores deben considerarse como
    un factor de riesgo en el futuro.

    Dinámica familiar: Vínculos o
    relaciones entre los miembros, establecimiento de normas,
    utilización del castigo, expresiones de afecto,
    etc.

    Wolfe, D; y Cols (1998) realizaron una
    investigación con dos grupos buscando diferencias entre
    niños maltratados y no maltratados antes de los 12
    años de edad, y encontraron diferencias significativamente
    relevantes, ya que los muchachos maltratados presentaron
    problemas de adaptación, con los compañeros y
    pares. En los muchachos maltratados se encontró que el
    maltrato era verbal y físico hacia sus compañeros y
    maestros, además de comprometer actos de agresión
    hacia otros. Los resultados mostraron que en los niños
    maltratados existió una trayectoria de problemas en el
    establecimiento de relaciones
    interpersonales, así como el uso de la violencia hacia
    los demás.

    Fernando, (1997) presenta detalles seleccionados de la
    historia de un paciente adulto en análisis que
    tenía muchas de las características que Freud, en su
    ensayo sobre
    las "excepciones" usa como punto de partida para el
    análisis de tal trayectoria; se afirma que la actitud de
    rebelión en niños que han recibido maltrato desde
    edad temprana, desarrolla en ellos un conflicto entre la
    interacción ego-superego que interfiere con el proceso
    normal del superego. La externalización normal del
    superego en el período de latencia, produce muchos de los
    rasgos característicos de las "excepciones".

    En un estudio realizado por Paavilainen y cols,
    (2001), los autores pretendían determinar la tendencia en
    la dinámica familiar de niños que son
    maltratados. Los resultados mostraron que la tendencia de la
    dinámica familiar en las familias de estos niños,
    contenía bajos niveles en dimensiones como la
    individualidad, mutualidad, flexibilidad, estabilidad,
    comunicación y la ocupación de roles, que en la
    dinámica de familias de niños no maltratados.
    Además se encontró que variables como el nivel
    educativo bajo del padre, familias numerosas, padres desempleados
    y la poca relación con los demás miembros
    familiares, son factores que aumentan el riesgo del maltrato. Sin
    embargo aclaran que en este estudio no se puede generalizar, ya
    que la muestra representativa es muy pequeña y la
    complejidad del fenómeno es muy amplia.

    La Liga de Bienestar del Niño de América
    (2001) recientemente encontró que el abuso de sustancias
    está presente en un 40 a 80 por ciento de familias en que
    los niños son las víctimas de abuso. Los recientes
    estudios también han establecido un eslabón entre
    tener una historia de abuso de niñez y volverse una
    víctima en el futuro. En Emerging Practices in the
    Prevention of Child Abuse and Neglect,
    (2003) se
    encontró que las en familias donde hay presencia de abuso
    de sustancias psicoactivas, utilizan el maltrato o están
    en un riesgo superior de maltratar.

    Red de apoyo: relaciones sociales,
    interacciones y vínculos.

    Crouch, J; Milner, J; Thomsen, C: (2001)
    Realizaron un estudio donde observaron la percepción de
    apoyo social que tienen los adultos de las experiencias de la
    niñez (es decir, el recibir abuso físico y nivel de
    apoyo social temprano) y riesgo para el niño por el abuso
    físico. Los resultados arrojaron datos significativos que
    permitieron asociar las variables. Mostraron que, los bajos
    niveles de apoyo social temprano, pueden impactar en el riesgo
    para ser abusado físicamente y afectar las percepciones en
    la edad adulta. Por otro lado, El recibir abuso físico en
    la niñez no parece impactar en la percepción de
    apoyo social en la madurez. Sin embargo, la investigación
    necesita identificar factores adicionales que puedan explicar la
    asociación entre el recibir abuso físico en la
    niñez y pueden aumentar riesgo de otros niños en la
    edad adulta.

    Un estudio longitudinal realizado por Saluja G, Kotch
    J, Lee LC. (2003) para explorar si el capital social
    y el apoyo social moderan la relación entre el maltrato
    del niño y los resultados emocionales y conductuales como
    depresión-ansiedad y agresión en los niños
    de seis años. Los datos se recogieron a través de
    entrevistas y encuestas. Los
    resultados encontrados mostraron relación entre el
    maltrato del niño y la agresión o
    depresión-ansiedad. Sin embargo, los resultados de este
    estudio también podrían indicar que en estudios
    anteriores sobre el capital social podría ser un
    empoderamiento para el apoyo social.

    Características propias:
    Características de la personalidad del niño que lo
    hacen vulnerable al maltrato; el temperamento y la manera de
    interrelacionarse.

    Desde una perspectiva ecológica Cohen, T.
    (1999) señala cuatro dimensiones de factores de riesgo que
    constituyen la precondición de interacción para el
    maltrato del niño. Es la interacción, la
    dinámica entre ellos lo que determinará si el
    maltrato del niño llega a ocurrir. 
    1. la predisposición paternal, 2. Las fuentes de
    tensión, 3. Las características del niño y
    4. El medio ambiente social y cultural.

    Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo
    ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro
    dimensiones de factores de riesgo que constituyen los
    pre-condición de interacción para el maltrato del
    niño.

    Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son
    subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos
    ambientes al que el niño se encuentra expuesto.

    La investigación de Cohen, sugiere que existen
    factores como el nivel de educación bajo del padre,
    particularmente la falta de conocimiento general con respecto al
    desarrollo del niño, poca comprensión de la
    realidad que conlleva a la falta de comprensión de las
    expectativas del niños y de sus cambios de conducta. Esto
    constituye un riesgo potencial para el niño maltratado. La
    relación entre los padres y su estado civil, es una
    indicación fuerte de la calidad de relación. En los
    resultados se encontró que los conflictos y tensiones
    entre ellos, se correlacionan negativamente con la calidad de
    relación entre padres e hijos.

    El estudio menciona además, la falta de apoyo
    emocional de la red social; como amigos,
    vecinos y parientes, la cual se considera como un fuerte factor
    de riesgo, sobre todo cuando la relación entre los padres
    es difícil, violenta o inexistente, cuando existen crisis
    en la vida familiar, como los cambios súbitos que exigen
    una re-organización de la familia, ejemplo la
    muerte de un miembro de la familia. Por último, el
    temperamento del niño es una característica que le
    da un potencial al niño para ser maltratado y mucho
    más cuando el temperamento del niño es opuesto al
    del padre.

    La diversidad de factores, y las diferentes postura, y
    las categorías planteadas, hizo surgir la necesidad de
    plantear el siguiente interrogante.

    ¿CUALES SON LOS FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS
    AL MALTRATO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE SE ENCUENTRAN EN
    UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN
    BOGOTÁ?

    Objetivo

    • Describir los factores de riesgo asociados al
      maltrato en una muestra de niños y adolescentes, que se
      encuentran en una institución de protección en
      Bogotá.

    Objetivos
    Específicos

    • Caracterizar la muestra de niños y
      adolescentes de acuerdo con los factores de riesgo asociados al
      maltrato.
    • Describir y analizar las características de la
      estructura
      familiar de niños y adolescentes que se encuentran en
      una institución de protección en
      Bogotá.
    • Describir y analizar las características de la
      dinámica familiar de niños y adolescentes que se
      encuentran en una institución de protección en
      Bogotá.
    • Describir y analizar las características de
      las redes de apoyo en niños y adolescentes que se
      encuentran en una institución de protección en
      Bogotá.
    • Describir y analizar las características
      propias de niños y adolescentes que se encuentran en una
      institución de protección en
      Bogotá.

    Categorías

    a. Estructura familiar

    b. Dinámica familiar

    c. Características propias

    d. Red de apoyo

    Método

    Tipo de investigación

    El presente estudio es de carácter
    descriptivo-retrospectivo y pretende describir los factores de
    riesgo asociados al maltrato físico y psicológico,
    así como la caracterización de la población
    de niños y adolescentes que se encuentran bajo
    protección en una institución de
    Bogotá.

    El trabajo presenta un tipo de investigación
    multimetódico, esto según la estrategia de la
    combinación trata de integrar subsidiariamente un método,
    sea cualitativo o cuantitativo, en el otro método, con el
    objeto de fortalecer la validez de este último compensando
    sus propias debilidades mediante la incorporación de
    informaciones que producen de la aplicación del otro
    método, atenuando sus fortalezas metodológicas.
    (Bericat, 1998)

    Participantes

    La población total fue de ciento treinta
    niños y adolescentes, hombres entre los siete y diecisiete
    años de edad, pertenecientes a la institución de
    protección.

    La población total fue dividida por rangos de
    edades: (7 a 10) y (11 a 17) años, se sacó la
    proporción en grupos de edades y el muestreo se hizo
    intencionalmente, de la siguiente manera:

    Tabla 2.

    Selección de la Muestra

    RANGO

    POBLACIÓN

    MUESTRA

    (7 a 10) años

    16

    8

    (11 a 17) años

    114

    16

    La muestra seleccionada intencionalmente, fue de
    veinticuatro niños y adolescentes, con historia de
    maltrato físico y/o emocional, como característica
    esencial y se les aplicó la entrevista
    semiestructurada.

    Instrumentos

    Para la recolección
    de datos se utilizaron los siguientes
    instrumentos:

    1. Base de datos
    de la institución: La institución cuenta con una
    base de datos que reúne información
    socio-demográfica e historia familiar de cada uno de los
    niños y adolescentes.

    2. Entrevista semiestructurada construida por
    Ramírez, (2000) y publicada en la Revista Acta
    de Psicología No. 4, adaptada con sesenta y dos
    ítems para esta investigación: evalúa cinco
    categorías: (a) Datos demográficos: Escolaridad,
    nivel de desarrollo, aspectos culturales y económicos,
    tiempo de institucionalización, historia laboral del
    niño e historia académica de los padres, (b)
    Estructura familiar: Composición, funcionamiento, (c)
    Dinámica familiar: Vínculos, establecimiento de
    normas, utilización del castigo, expresiones de afecto,
    (d) Red de apoyo: relaciones sociales, interacciones y
    vínculos, (e) Características propias:
    Sentimientos, pensamientos, actos, temperamento. (Ver anexo
    A)

    Procedimiento

    Fase 1: La revisión de los datos suministrados
    por las historias institucionales, con el fin de establecer los
    grupos para el estudio, los datos analizados fueron: factores de
    riesgo, estructura familiar, dinámica familiar, redes de
    apoyo y las características psicológicas del
    niño que lo hacen vulnerable.

    Fase 2: Después de realizado el tamizaje, se
    realizó un muestreo de manera intencional, para la
    posterior aplicación de la entrevista semiestructurada a
    cada uno de los participantes con una duración aproximada
    de cuarenta y cinco minutos por sujeto.

    Fase 3: En esta fase se analizaron los datos
    suministrados por cada sujeto entrevistado, mediante
    análisis del contenido, estableciendo así los
    factores de riesgo asociados al maltrato.

    Consideraciones Éticas

    Para la presente investigación se tomaron
    en cuenta las normas éticas de la APA con respecto a la
    confidencialidad y reserva de la identidad de
    los participantes, de la misma manera se contó con la
    autorización de la Institución de Protección
    y el acceso a la información de la base de datos se
    realizó bajo supervisión de uno de los funcionarios,
    manejando un alto grado de confidencialidad. Por otra parte, se
    realizó un consentimiento informado en donde el defensor y
    persona autorizada para aceptar la participación de los
    niños en la aplicación de las entrevistas, firma y
    permite la grabación en audio de las respuestas de la
    entrevista. El compromiso adquirido con la Institución es
    el de entregar una copia de este trabajo para la documentación de la
    Institución.

    Análisis de Resultados

    Para ver el gráfico seleccione
    la opción "Descargar" del menú
    superior

    Los resultados cuantitativos se analizaron a
    través del muestreo intencional, junto con los datos de:
    Edad, procedencia, nivel de desarrollo, de escolaridad, historia
    laboral e historia académica de los padres. Los datos
    arrojaron los siguientes resultados:

    Figura 1. Distribución de la muestra por
    edades.

    Las edades específicas se distribuyeron
    así:

    Figura2. Distribución de la muestra por
    edades

    Los menores de 16 años se excluyeron de la
    muestra, porque no existe en ellos historia de maltrato
    físico y/o emocional; característica esencial de la
    muestra. La procedencia, es otro factor analizado para establecer
    la zona geográfica con mayor presencia de maltrato dentro
    de la muestra analizada.

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    Figura 3. Distribución de la muestra por
    lugar de procedencia

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    La procedencia según los rangos de edad, se
    divide de la siguiente manera:

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    Figura 4. Procedencia de niños de 7 a 10
    años de edad

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    Figura 5. Procedencia de
    niños de 11 a 17 años de edad.

    En cuanto a la historia laboral, se tuvo en cuenta el
    porcentaje total de la muestra y ésta a su vez dividida en
    los rangos de edades 7 a 10 y 11 a 17.

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    Figura 6. Historia laboral de la
    muestra.

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    Figura 7. Historia Laboral de
    niños de 11 a 17 años de edad.

    12 niños entre 11 y 17 años han trabajado;
    esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños no han
    trabajado es decir, el 25% de la muestra.

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    Figura 8. Historia laboral de
    niños de 7 a 10 años de edad.

    3 niños entre 7 y 10 años han trabajado;
    esto corresponde al 38% de la muestra. 5 niños no han
    trabajado es decir, el 62% de la muestra.

    El nivel educativo se tuvo en cuenta para conocer en
    qué grado de escolaridad se encuentra el menor.

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    Figura 9. Nivel académico de
    niños entre 7 y 10 años de edad

    Todos los niños entre 7 y 10 años se
    encuentran en algún grado de primaria.

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    Figura 10. Nivel Académico de
    niños entre los 11 y 17 años de edad.

    11 niños entre 11 y 17 años de edad cursan
    algún grado de primaria, mientras que 5 niños se
    encuentran en cursos de bachillerato.

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    Figura 11. Nivel de escolaridad de
    los padres.

    De la muestra seleccionada, 12 padres (papá y
    mamá) poseen un nivel educativo hasta primaria; 5 poseen
    un nivel hasta el bachillerato y 7 no especifican.

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    La escolaridad por los rangos de edad se muestra de la
    siguiente manera:

    Figura 12. Escolaridad de los padres de los
    niños de 7 a 10 años de edad

    5 padres de niños entre 7 y 10 años,
    poseen un nivel educativo en algún grado de primaria y 3
    poseen algún grado del bachillerato.

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    Figura 13. Escolaridad de los padres
    de niños de 11 a 17 años de edad.

    7 padres de niños entre 11 y 17 años de
    edad, poseen un nivel educativo en algún grado de la
    primaria; 7 niños no especifican el nivel de escolaridad
    de sus padres y 2 padres poseen un nivel educativo en
    algún grado del bachillerato.

    Los datos encontrados en la muestra total con referencia
    a la dinámica familiar son 22 niños refieren un
    ambiente familiar violento, 10 niños poseen figura de
    padrastro/madrastra, 5 niños han cambiado de residencia
    junto con sus familias y 7 niños han sufrido las
    consecuencias de la adicción de alguno de sus
    familiares.

    Según los rangos de edad se encontró de
    acuerdo con la categoría dinámica familiar
    (Microsistema) los siguientes datos:

    Tabla 3.

    Categoría: Dinámica Familiar; Especificada
    en rangos de edad y subcategorías.

    Dinámica familiar
    (Microsistema)

    Rango (7 – 10)

    Rango (11 – 17)

    Ambiente familiar
    Violento

    7 niños

    15 niños

    Presencia de
    padrastro/madrastra

    3 niños

    7 niños

    Cambio de residencia

    2 niños

    3 niños

    Adicciones

    2 niños

    5 niños

    Las subcategorías que más se repiten
    dentro de la muestra son; Ambiente familiar violento, Presencia
    de padrastro/madrastra, Cambio de residencia y adicciones. En la
    tabla se puede ver como estas subcategorias están
    presentes en cada rango de edad.

    Tabla 4.

    Categoría: Estructura Familiar haciendo
    especificidad en la presencia y no presencia de
    ésta.

    Estructura familiar
    (ontosistema)

    Rango (7 a 10)

    Rango (11 a 17)

    Presencia de estructura
    familiar

    2

    1

    No presencia de estructura
    familiar

    6

    15

    Este categoría se dividió en dos
    subcategorias; teniendo en cuenta a la vez los rangos de edad.
    Encontrando así que de 7 a 10 años seis de los
    niños no cuentan con presencia de estructura familiar y
    los niños de 11 a 17 años 15 de ellos no cuentan
    con una estructura familiar.

    Tabla 5.

    Categoría: Red de Apoyo

    Red de Apoyo
    (exosistema)

    Rango (7 a 10)

    Rango (11 a 17)

    Presencia

    2

    1

    No presencia

    6

    15

    Según los datos encontrados en el análisis
    de resultados, se pudo observar que los niños entre 7 y 10
    años seis niños no contaban con presencia en su red
    de apoyo, mientras que dos niños si la poseían; en
    los niños de 11 a 17 años de edad se
    encontró que 15 niños no contaban con red de
    apoyo.

    Tabla 6.

    Categoría: Características propias del
    niño

    Características propias
    (ontosistema)

    Rango (7 a 10)

    Rango (11 a 17)

    Pasivo

    3

    3

    Agresivo

    5

    13

    Sobre las características propias del
    niño, se encontró como consecuencia del maltrato
    proporcionado por sus cuidadores que 7 a 10 años de edad,
    cinco de éstos tenían características
    agresivas, mientras que tres de los niños poseían
    una actitud más pasiva frente al maltrato. Los
    niños de 11 a 17 años, trece de los niños
    manifestaban características agresivas ante el maltrato de
    sus cuidadores, mientras que tres no lo hacían.

    Los resultados cualitativos de la entrevista
    semiestructurada se analizaron a partir de una descripción
    de acuerdo con las categorías, para contrastarlos
    posteriormente con la teoría ecológica adoptada en
    la investigación.

    PARTICIPANTE 1 Rango (7-10
    años)

    CATEGORÍA

    NARRACIÓN

    DESCRIPCIÓN DE
    FACTORES

    INTERPRETACIÓN

    A

    "Vivía con mi tío Gonzalo" "mi
    papá no lo conozco". "Viví con mi abuelo, mi
    mamá y mi otro papá".

    El niño ha estado en varios hogares de su
    familia, en el que más se ha sentido a gusto ha sido
    con sus tíos pues refiere que lo tratan bien. La
    madre nunca se ha preocupado por su desarrollo
    físico y psicológico,

    No se identifica en el niño una familia
    nuclear, posee una historia de nomadismo.

    B

    "Yo vivía con mi tío, los fines de
    semana mi mamá iba y me sacaba". "Nunca he vivido
    con mi mamá" "Me acuerdo que mi tío fue el
    único bueno conmigo". "Mi abuelo me hizo mucho
    daño, me hacia muchas cosas". "Mi mamá me
    odiaba". "Él me pegaba con chancleta, manguera,
    palo, con el muro de la alberca, me restregó el
    plato en la cara, y se partió y me corté".
    "Una vez mi abuelito sacó a patadas de la casa a mi
    abuelita".

    El abuelo, es muy agresivo con el
    niño.

    El abuelo poseía poca tolerancia
    con el niño lo que lo llevaba al castigo
    físico y cruel por parte de él con el
    niño.

    El niño ha sido abandonado por la madre,
    esto ha llevado a que con el tiempo el niño la haya
    llegado a odiar. La dinámica familiar se percibe
    como conflictiva y disfuncional, lo que permite la
    vulnerabilidad al maltrato.

    C

    "Me portaba regular, algunas veces era juicioso,
    otras era desobediente". "A mi abuelito no me daba la gana
    para hacerle caso, él no era el perfecto para
    hacerle caso". "Yo me quedaba callado porque no sé
    peliar". "Tengo la sensación de que no me quieren
    cuando me pegan". "Mi abuelo no me
    quería".

    Al no sentir el apoyo de la madre, el niño
    tiene convicción de que no lo quieren. El
    sentimiento del niño es de abandono por parte de la
    madre, y de sometimiento e impotencia frente al
    abuelo.

    La pasividad del niño lo hace vulnerable al
    maltrato físico y psicológico por parte del
    abuelo. Sin embargo, muestra características
    rebeldes que se pudieron haber generado como consecuencia
    del maltrato del cual era víctima.

    D

    "No tengo muchos amigos, solo tengo a mi hermano,
    que me dijeron aquí cual era". "Siempre estaba con
    mi tía o mi abuelita". "Cuando salía,
    salía acompañado"

    Muestra pocas redes de apoyo, que hubieran
    permitido estos castigos físicos por parte del
    abuelo. El contexto familiar se muestra muy
    disfuncional.

    Se observa apoyo y protección por parte de
    sus tíos quienes lo han cuidado.

    La red de apoyo del niño es insuficiente,
    lo que mantiene el maltrato por parte del
    abuelo.

    PARTICIPANTE 2 Rango (7-10
    años)

    CATEGORÍA

    NARRACIÓN

    DESCRIPCIÓN DE
    FACTORES

    INTERPRETACIÓN

    A

    "Vivía con mi papá, con Guillermo,
    conmigo, con mi mamá, mi prima, mi madrastra". "Mi
    papá me dijo en una institución que mi
    mamá nos había abandonado a los 3 años
    a mí".

    Se puede ver como el niño pone de
    manifiesto la desarmonía que tuvo en su infancia, al
    tener una madre que lo abandonó, y como su padre
    reemplaza a su madre, situación que en el
    niño causa confusión, pues cuando habla de la
    madrastra se refiere a ella en términos de
    "mamá".

    El abandono de la madre a los tres años de
    edad y el reemplazo de ésta por otra, se muestra
    como un factor de riesgo.

    B

    "Cuando me daba el apoyo, cuando me brindaba
    solidaridad, cuando me compraba ropa, hartas
    cosas".

    "Que era buena gente, que nos gasta algo, nos
    compra ropa, y a veces nos compra maletas". "a veces cuando
    no tenía plata le pedíamos prestado a una
    vecina y nos daba plata".

    "Mi madrastra nos regaña, nos grita nos
    pega" "no ella no era cariñosa conmigo". "Con la
    chancleta, me pegaba con la correa y nada mas". " Con una
    extensión y con un cable". "A Guillermo a veces le
    pegaban por llegar tarde, por no llevar el block de
    dibujo
    técnico, pues mi papá no más
    porque era responsable de sus hijos"

    Las pautas de crianza en este niño fueron
    confusas, su papá y madrastra al parecer no
    tenían una pauta definida. Esto produce
    confusión en el niño, frente a la
    percepción que tiene de su madrastra en una primera
    parte la describe como protectora, pero luego, la imagen se
    distorsiona y pasa a ser la madrastra
    maltratante.

    El padre en un primer lugar es descrito como el
    permisivo y que su forma de querer tiene
    significación en pesos, pero luego pasa a ser el
    padre

    autoritario, que maltrata a sus hijos porque es
    responsable.

    La madrastra que asume el poder a través
    del maltrato. La legitimación que el niño hace
    del castigo recibido por el padre.

    C

    "Yo era todo agresivo, todo inquieto, pero ya, ya
    no soy el mismo que antes".

    "Sentía como miedo pero no tanto". "Me
    sentía como solo como si nadie me brindara apoyo"."
    Si me dejo una cicatriz con una
    extensión".

    La falta de atención, el rechazo que
    él sentía, y las marcas
    que le dejaban cuando lo golpeaban, provocaba una
    desarmonía en el menor, teniendo comportamientos
    agresivos, y manifestando sentimientos de soledad y
    miedo.

    La agresividad y la percepción de
    ningún apoyo social.

    D

    "Era una vecina, como si fuera mi familia", "por
    mi cuidado".

    El niño contaba con una red de
    apoyo fuerte, donde podía refugiarse, a tal punto
    que esta red es vista como la familia.

    No cuenta con una red de apoyo social, aunque
    esporádicamente lo ha asistido alguna
    persona.

    PARTICIPANTE 3 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 4 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 5 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 6 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 7 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 8 Rango (7-10
    años)

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    PARTICIPANTE 9 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 10 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 11 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 12 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 13 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 14 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 15 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 16 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 17 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 18 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 19 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 20 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 21 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 22 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 23 Rango (11-17
    años)

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    PARTICIPANTE 24 Rango (11-17
    años)

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    DISCUSIÓN

    A partir del análisis de
    datos, se pretende dar a conocer los factores de riesgo del
    maltrato infantil de la muestra, teniendo en cuenta la
    categorización que se hizo de la entrevista donde se
    obtuvo las respuestas de cada uno de los
    participantes.

    La descripción de los factores de riesgo a partir
    de la categorización en cuanto a los datos cuantitativos
    se concluye teniendo en cuenta los rangos de edad, que los
    niños y adolescentes entre 11 y 17 años representan
    un 67% de la muestra analizada, los niños de 7 a 10
    años representan un porcentaje del 33%, distribuidos de la
    siguiente manera; los niños de 7 años representan
    el 4% de la muestra, los de 12 años se distribuyen de la
    misma manera, los niños de 8, 9 y 13 años
    representan un porcentaje del 8%, para cada edad; los
    niños de 10 y 11 años ocupan un porcentaje de 13%
    para cada edad y el porcentaje más representativo se da en
    los niños de 14 y 17 años de edad con un promedio
    del 17% para cada edad.

    En cuanto al lugar de procedencia, se encontró
    que el 46% de la muestra es procedente del departamento de
    Cundinamarca; según los porcentajes, el departamento del
    Tolima representa un 17%, Boyacá un 13%. El Valle del
    Cauca muestra un porcentaje del 8% y los departamentos del Meta,
    Huila, Antioquia y Guajira tienen un porcentaje del 4% cada uno.
    Esto se debe a que el centro de protección se encuentra en
    Bogotá, siendo este su principal punto de atención,
    y prestando el servicio a poblaciones aledañas a la
    ciudad. A la vez se debe tener en cuenta la región, debido
    a que según datos del I.CB.F, la región donde
    más se maltrata en Colombia es en el altiplano
    cundiboyacense.

    Al revisar la historia laboral en el total de la
    muestra, se encontró que el 62% trabajó alguna vez,
    y el 38% manifestó no haber trabajado. En el rango de 11 a
    17 años se encontró que 12 niños han
    trabajado; esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños
    no han trabajado es decir, el 25% de la muestra. En el rango de 7
    a 10 años, 3 niños han trabajado; esto corresponde
    al 38% de la muestra. 5 niños no han trabajado es decir,
    el 62% de la muestra.

    Se puede concluir entonces, que la mayor cantidad de
    niños y adolescentes que han laborado se encuentra entre
    los 11 y 17 años de edad. Según cifras en Colombia
    trabajan mas de 2.500.000 niños. De este total 1.700.000
    son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son
    niños entre 6 y 7 años. UNICEF (2004).

    Respecto al grado de escolaridad de estos menores se
    detectó que en el rango de 7 a 10 años, todos, es
    decir los 8 niños seleccionados se encuentran en
    algún grado de la primaria; en el rango de 11 a 17
    años, 10 de ellos se encuentran en algún grado de
    la primaria y 5 en algún grado de bachillerato. Esto
    denota negligencia educacional, ya que sus padres no les
    brindaban el derecho a la educación. Esto a la vez se pudo
    ver determinado por la misma experiencia que tuvieron los padres;
    según la apreciación dada por los participantes, el
    grado de escolaridad de los padres refleja la poca o nula
    educación de los mismos así; el 54% cursaron
    algún grado del nivel básico primario y un 17%
    algún grado del bachillerato; sin embargo, el 29% de los
    niños no posee esta información.

    Del total de la muestra se puede concluir que doce
    padres (papá y mamá) cursaron algún grado
    del básico primario, cinco padres cursaron algún
    grado del bachillerato y siete niños desconocen esa
    información acerca de los padres. En el rango de 7 a 10
    años, cinco padres de estos niños, cursaron
    algún grado del básico primario, y tres padres de
    estos niños cursaron algún grado del bachillerato.
    En el rango de 11 a 17 años, siete padres de estos
    niños y adolescentes, cursaron algún grado del
    básico primario, dos padres de estos niños,
    cursaron algún grado del bachillerato y siete niños
    desconocen esa información acerca de sus
    padres.

    Lo anterior se puede soportar desde el contexto de la
    transmisión intergeneracional, esta plantea que las
    personas maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo
    tipo de maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por
    Aracena, M (1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez
    (2003). Esto puede hacer pensar que muchos de los padres de estos
    niños y adolescentes, tuvieron padres negligentes, y ahora
    sus hijos, es decir los padres de los niños de la muestra
    generan el mismo tipo de maltrato.

    Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo
    ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro
    dimensiones de factores de riesgo que constituyen los
    pre-condición de interacción para el maltrato del
    niño.

    Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son
    subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos
    ambientes al que el niño se encuentra expuesto.

    La investigación de Cohen, sugiere que existen
    factores como la falta de educación. El nivel de
    educación bajo paternal y particularmente falta de
    conocimiento general con respecto a la cuenta de desarrollo de
    niño para las expectativas poco realistas, y constituye un
    riesgo potencial para el niño maltratado. La
    relación entre los padres, de ser casados o de no serlos,
    es una indicación fuerte en la calidad de relación.
    Encontrando conflictos y tensiones entre ellos.

    Los resultados cualitativos encontrados de acuerdo con
    los factores de riesgo descritos, la categorización de los
    mismos y con base en el modelo ecológico, se concluye que
    el factor de riesgo que se repite en la historia de
    veintiún niños es la ruptura y desarmonía
    familiar que puede terminar siendo una causa que produce un
    cambio en los aspectos propios del niño, tales como la
    personalidad, el estado de ánimo; incluido en la
    teoría desde el nivel individual, denominado Ontosistema.
    Siguiendo el número de repetición continúa
    el nivel del Microsistema; en este nivel, veintidós
    niños refieren ambientes familiares violentos, diez
    niños han vivido con figuras (materna/paterna)
    sustituidas, pero no funcionarias, Radhakrishna, U; & cols.
    (2001) encontraron que los niños que tenían un
    substituto del padre en casa, tenían la doble probabilidad
    de denunciar maltrato después de su entrada a casa; que
    aquellos que vivían con su padre biológico. El
    sustituir las figuras paternas, y que estas no sean funcionarias,
    se puede deber al tipo de vinculo que se establece, pues muchas
    veces estas figuras son introducidas a la fuerza en la vida del
    niño, situación que causa malestar tanto para el
    niño, como para el sustituto, este malestar busca
    liberarse y el modo en el que se libera es maltratando al
    niño, y este niño termina arraigándose a la
    situación de maltrato, o mostrando comportamientos
    hostiles.

    Otra situación que se presenta es el constante
    comportamiento nómada de algunas familias. Se
    encontró que cinco niños han sufrido cambio de
    residencia junto con sus familias.

    Los datos obtenidos también revelaron que siete
    niños han sufrido las consecuencias de la adicción
    en sus familias; el consumo de
    psicoactivos funciona como desinhibidores de las tendencias
    agresivas y violentas de los adultos que maltratan a los
    niños.

    Se puede decir entonces que en cuanto a la
    dinámica establecida entre los miembros de las familias;
    la entrada y salida de miembros de la familia, la falta del
    establecimiento de normas y de pautas de crianza, la
    utilización del maltrato como forma de educación,
    los cambios constantes de residencia, el consumo de alcohol y
    drogas, la ausencia de uno de los padres y el abandono
    psicológico al que están expuestos los niños
    constituyen factores de riesgo del maltrato que son reales y
    actuales.

    Lira, P (2003) considera a la familia como un ecosistema, un
    sistema en interacción dinámica con su entorno. Es
    decir, la familia se conceptualiza en ese contexto como un
    conjunto de individuos en interacción, involucrados en un
    proceso continuo de autodefinición e interpretación de la realidad que les
    rodea, creando así pautas de interacción
    únicas en la unidad familiar.

    Bajo condiciones normales el ecosistema se
    mantendrá en un estado de equilibrio
    dinámico en el que existe un balance adecuado entre los
    recursos del sistema y los niveles de estrés. No obstante,
    cuando se producen cambios en el exterior de la familia,
    combinados con cambios en el seno de ésta, puede
    producirse un estado de inestabilidad ecológica, en el que
    los niveles de estrés exceden la disponibilidad de
    recursos personales y familiares, donde el conflicto y la
    violencia son más probables. (Lira, P; 2003).

    En las narraciones se puede ver como algunos de los
    niños de la tuvieron que vivir estos cambios, uno de estos
    cambios es la muerte de alguno de los miembros de la familia, que
    producen cambios en el seno de esta, siendo las figuras
    reemplazadas, o los roles cumplidos por otro miembro de la
    familia; provocando así situaciones de estrés que
    daban como resultado escenas de maltrato.

    El aislamiento social en el nivel del exosistema se
    encuentra como el tercer factor de riesgo repetitivo e inmerso
    dentro del nivel de microsistema; diecisiete niños de los
    veinticuatro muestran poca o nula redes sociales. La falta de
    apoyo emocional, así como los amigos, vecinos y los
    parientes tienen un peso fuerte como un factor de riesgo, sobre
    todo cuando la relación entre los padres es
    difícil, violenta o inexistente.

    Así mismo, se evidencia que las redes sociales
    que protegen y orientan al niño, no son funcionales, pues
    estas existen en un grado muy bajo a tal punto de no poseer redes
    sociales

    En cuanto al nivel del ontosistema agrupando los
    aspectos propios del niño, tales como la personalidad, el
    estado de ánimo, la característica observada en
    dieciséis de los veinticuatro niños fue la
    pasividad frente a la situación de maltrato y la
    agresividad en los ocho restantes; tales características,
    desde la perspectiva ecológica están siendo
    afectadas por la historia de maltrato, la desatención
    severa, el rechazo emocional y la historia de desarmonía o
    ruptura familiar. Esto último se evidencia fuertemente
    siendo el primer factor de riesgo asociado al maltrato en la
    mayoría de los participantes.

    Para finalizar esta investigación es una
    experiencia, que enriqueció el conocimiento, frente a una
    problemática de grandes magnitudes como es el maltrato, un
    tema que posee grandes teorías, y explicaciones que
    facilitaron el manejo del problema, entendiendo y analizando los
    factores de riesgo del maltrato, desde la comprensión
    teórica, contrastada con la información obtenida de
    la muestra.

    Como limitante se pudo observar que muchos de los
    niños de la muestra en la entrevista, entraban en crisis,
    haciéndose necesario la interrupción de la
    entrevista, y permitir al niño que pudiera liberar toda la
    tensión que le generaba el hablar de la temática.
    Esto se denomina limitante ya que en algunas ocasiones se
    sintió que el niño necesitaba una
    intervención, pero que por razones de tiempo y
    características de la investigación no se
    podía intervenir.

    Es por eso que para futuros estudios se sugiere
    desarrollar una investigación del tema, pero más
    desde un abordaje clínico, donde se pueda evaluar la
    intervención psicológica.

    Otro estudio que se puede llevar a cabo es el de
    cómo un niño que viene siendo víctima del
    maltrato, tiene que nuevamente vivir la situación cuando
    llega a un medio que también es violento. Este estudio
    seria más de contrastar el funcionamiento de la familia
    con el funcionamiento institucional (estado).

    A la vez indagar más a fondo, como la
    situación de maltrato, se manifiesta en el niño, en
    sus conductas, y en sí mismo, es decir como interioriza, y
    vivencia la situación en el presente y en un futuro. Este
    se podría desarrollar a partir de las
    características de un estudio longitudinal donde se haga
    seguimiento del niño desde que ingresa a la
    institución, hasta que cumple su mayoría de
    edad.

    El estudio brinda un aporte importante a diferentes
    disciplinas como la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Psicopedagogía,
    entre otras, para el planteamiento de intervenciones que permitan
    la disminución de tales factores de riesgo asociados al
    maltrato físico y emocional.

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    ANEXOS

    ANEXO A

    ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA

    1. DATOS DEMOGRÁFICOS
    1. ¿Cuántos años tiene?
    2. ¿Cuánto hace que vive aquí? Y en
      otras instituciones?
    3. ¿De dónde viene?
    4. ¿Cómo y quién daba el apoyo
      económico?
    5. ¿En qué grado escolar se
      encuentra?
    6. ¿Ha trabajado? (cuánto tiempo,
      qué tipo)
    7. ¿Cuánto mide y cuánto
      pesa?
    8. ¿Sus padres tuvieron estudio? (en caso de ser
      afirmativo, continúe con la siguiente
      pregunta)
    9. ¿Hasta qué nivel educativo
      llegaron?
    1. ESTRUCTURA FAMILIAR
    1. ¿Con quién vivía antes de llegar
      al Centro de Emergencia?
    2. ¿Conoció a sus dos padres?
    3. ¿Sus padres vivieron juntos? (si la respuesta
      es afirmativa, continúe con la siguiente
      pregunta)
    4. ¿Cuánto tiempo vivieron
      juntos?
    5. ¿Con quién mas vivía? (hermanos,
      parientes, padrastro / madrastra etc)
    1. DINÁMICA FAMILIAR
    1. ¿Qué recuerda de su
      mamá?
    2. ¿Qué recuerda de su
      papá?
    3. ¿Qué recuerda de su
      familia?
    4. ¿Su familia acostumbraba a cambiar con
      frecuencia de residencia? (en caso de ser afirmativo,
      continué con la siguiente pregunta)
    5. ¿Qué tantas veces?
    6. ¿Cuáles fueron las razones para estos
      cambios?
    7. ¿Con qué frecuencia se habla con alguno
      de sus parientes? (En caso de ser afirmativo, conteste la
      siguiente pregunta).
    8. ¿Con quién?
    9. En su casa: ¿Los problemas se solucionaban con
      gritos y golpes?
    10. ¿Cuál es el pariente más querido
      por usted y por qué?
    11. ¿Cuál es el pariente menos querido por
      usted y por qué?
    12. ¿Su madre era cariñosa con usted? (en
      caso de ser afirmativo, conteste la siguiente
      pregunta).
    13. ¿De qué manera le expresaba ese
      cariño?
    14. ¿Se preocupaba por usted?
    15. ¿Le daba lo que necesitaba?
    16. ¿Le daba amor?
    17. ¿Hablaba con usted las cosas de
      ella?
    18. ¿Lo obligaba a llegar a casa a una hora
      fija?
    19. Cuando cometía alguna falta: ¿Le
      pegaba? (si es afirmativo)
    20. ¿Con qué le pegaba?: Juete,
      Cinturón, Chancleta, Cable. Bofetada, otros.
    21. ¿Lo amenazaba con pegarle si no le
      obedecía?
    22. ¿Lo gritaba y lo insultaba?
    23. ¿Le pegaba con la mano?
    24. ¿Vio que sus padres se golpearan?

      Por favor, repita las mismas preguntas en
      relación con el padre. En caso de que el entrevistado
      no haya tenido padres, se le debe interrogar sobre el tutor o
      la persona más cercana en su edad temprana.

    25. ¿Vio que alguno de sus padres golpeara a sus
      hermanos?
    26. ¿Su padre, madre, tíos o parientes
      tuvieron problemas con la justicia?
    27. ¿Su padre, madre, tíos o parientes
      tuvieron problemas con las
      drogas?
    28. ¿Su padre, madre, tíos o parientes
      tuvieron problemas con el alcohol?
    29. En su casa: ¿Tuvieron problemas de
      plata?
    30. ¿Cuánto tiempo permanecía solo
      en su casa?
    31. ¿Recuerda algún evento familiar con
      tristeza?

      IV. CARACTERISTICAS PROPIAS

    32. ¿Recuerda algún evento familiar con
      alegría?
    33. ¿Cómo era usted? (Temperamento:
      inquieto, activo, destructor, malgeniado, irritable, hacia
      pataletas, agresivo, impulsivo, brusco, desorganizado, miedoso,
      desobediente, grosero, mentiroso, impaciente, intimidaba y
      desafiaba a otros, tolerante, sumiso, cariñoso,
      retraído y atento).
    34. ¿Cómo reaccionaba frente a las
      injusticias?
    35. ¿Cómo reaccionaba cuando lo
      castigaban?
    36. ¿Cuándo lo castigaban, cuáles
      eran los motivos?
    37. ¿Alguna vez le pegaron y le dejaron una marca?

      V. RED DE APOYO

    38. ¿Qué aspiras en la vida?
    39. ¿Tenía facilidad para hacer
      amigos?
    40. ¿Sus Padres sabían a dónde iba
      cuando salía y con quién lo
      hacía?
    41. ¿Sus padres tenían parientes cercanos o
      familiares que los ayudaban en caso de tener algún
      problema?
    42. ¿Alguna vez lo cuidó una persona ajena
      a su familia? (si es afirmativo, continúe)
    43. ¿Cómo se sentía bajo el cuidado
      de él / ella?
    44. ¿Era una persona amable?
    45. ¿Era una persona exigente?
    46. ¿Era una persona más preocupada por los
      oficios que por su cuidado?
    47. ¿Qué cosas recuerda que le haya
      enseñado?
    48. Cuando tenía problemas, ¿A quién
      acudía?

     

    Andrea Catalina Camacho Sánchez

    Gloria Ayarith Camargo Rincón

    Shirley Magaly Chaparro Ardila

    Proyecto de grado para optar el título de
    Psicóloga

    UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

    FACULTAD DE PSICOLOGÍA

    FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO EN NIÑOS Y
    ADOLESCENTES DE UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN
    BOGOTÁ

    Bogotá, D.C Mayo de 2004

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