El presente estudio es de carácter descriptivo-retrospectivo, cuya
finalidad es describir los factores de riesgo asociados
al maltrato de niños y adolescentes hombres, que se
encuentran en una Institución de Protección de
Bogotá. La caracterización de la población compuesta de 130 niños y
adolescentes se realizó por grupos de edades
proporcionales, con los rangos: (7 a 10) y de (11 a 17), se
realizó el muestreo de
manera intencional. Se aplicó una entrevista
semiestructurada a un total de 24 niños y adolescentes con
historia de
maltrato físico y/o emocional; para obtener los factores
de riesgo, y se realizó el análisis desde la perspectiva
ecológica. El estudio concluye que 11 niños
provienen del departamento de Cundinamarca, 15 niños
tienen historia laboral, 21
niños presentan ruptura y desarmonía familiar, 22
niños experimentaron violencia en
su ambiente
familiar, 17 niños no poseen redes de apoyo social, 16
tienen como característica esencial la pasividad frente a
la situación de maltrato.
El hablar de maltrato implica preguntarse cuáles
son sus orígenes y porqué a pesar de que la
humanidad y sus diversas civilizaciones han evolucionado, este es
un fenómeno que sigue vigente. Esta evolución ha mostrado diferentes formas
mediante las cuales se ha causado maltrato al niño,
algunas veces por medio del abandono, otras por medio del
infanticidio
(agresión directa contra el infante) y a veces, a
través del filicidio (agresión directa contra el
hijo).
Guerra, I; Remolina, C. (1998) refieren que al lado de
estas formas de maltrato se han erigido diversos motivos
justificantes, para cometer dicho atropello, algunos de tipo
religioso, como se manifiesta a lo largo de la historia entre
los Morovitas, Amonitas y Fenicios,
quienes para congraciarse con el dios Moloch daban muerte a
cierta cantidad de infantes. (p.10 ).
Guerra y Remolina (1998) revisaron la
definición de maltrato dada por Save the Children
que considera como maltrato todas aquellas
faltas de
cuidado, atención y amor que
afectan la salud física o mental, el
maltrato físico, el abuso y la explotación sexual
y las injusticias de todo orden que ejercen sobre las
niñas y niños (menores de dieciocho años)
las personas responsables de su cuidado, padres, cuidadores,
familiares, vecinos, maestros, empleadores y la comunidad en
general. (p.10).
Cohen, T. (1999) afirma que el maltrato del niño
puede considerarse en el continuo de pautas de crianza que
están culturalmente definidas. De igual forma, Vargas y
Ramírez
(1999) conciben que se da un continuo en la definición del
maltrato desde el trato inadecuado al adecuado, en donde las
acciones
contra los niños atentan contra su desarrollo y
no permiten su protección. El trato inadecuado está
en contra de los derechos del
niño y de la niña y por lo tanto tiene un alto
impacto en su bienestar. (p.15-17).
El impacto puede redundar sobre el desarrollo del
niño; tal como lo describe Cohen (1999), éste es el
resultado de un proceso
complejo de interacciones y cambios en el comportamiento físico, emocional,
sexual, social y cognoscitivo. Además, el maltrato es
visto como un fenómeno multifacético que no puede
explicarse por uno o dos factores.
Desde la perspectiva legal el niño se considera
maltratado cuando "Ha sufrido violencia síquica o
física, o cuando se le obligue a cumplir actividades que
impliquen riesgo para su salud física o para su
condición moral o
impidan su concurrencia a los establecimientos educativos".
(Código
del Menor).
La Declaración de los malos tratos a infantes
en México (1991) considera
que:
El maltrato
infantil es como una enfermedad social, presente en todos
los sectores y clases
sociales, producida por factores multicausales,
interactuantes y de diversas intensidades y tiempos. Esta
situación afecta el desarrollo armónico,
íntegro y adecuado de un menor, comprometiendo su
educación, su desempeño escolar, su socialización, y su conformación
personal y
profesional.
Dicha declaración divide el fenómeno en
las siguientes categorías: maltrato físico y
emocional, maltrato emocional, abuso sexual,
prostitución
infantil, niños de la
calle, niños institucionalizados, explotación
laboral y niños víctimas de guerras.
El código penal (Ley 559)
considera que todo menor de 18 años, es maltratado o
abusado cuando su salud física o mental o su seguridad
están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas
a cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de
su cuidado; produciéndose entonces el maltrato por
acción,
omisión o negligencia.
El maltrato se ha expresado como "Toda acción u
omisión que vulnere un derecho de un menor".
(Procuraduría General de la República).
Más específicamente con el
propósito de incluirlo en el Sistema
Nacional de Salud y en el caso de Bogotá; la
Secretaría de Salud define como Síndrome de
Maltrato Infantil toda acción que perturbe el desarrollo
físico, psicológico, afectivo y moral del
niño y que en general es infringida por adultos.
Comprende la violencia física o psicológica en
las distintas manifestaciones o sus riesgos
diagnosticados por una institución de salud
pública, privada o profesional independiente a la
salud. (Secretaría Distrital de Salud).
Al conceptualizar maltrato infantil la UNICEF (1997), lo
define como:
Toda forma de perjuicio o abuso físico o
psicológico, descuido omisión o trato negligente,
malos tratos o explotación, incluido el acoso y abuso
sexual, las torturas, los tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes de los que ha sido objeto el niño-a u
adolescente por parte de sus padres, representantes legales o de
cualquier otra persona que tenga
o no relación con el menor de edad.
En Chile, la ley de Violencia
Intrafamiliar define por acto de violencia intrafamiliar a
todo maltrato que afecte la salud física o psíquica
de algún miembro del grupo familiar
(República de Chile, 1995). Por su parte, el Ministerio de
Salud define como maltrato infantil a "la agresión
física, emocional o sexual contra un niño (menor de
18 años) o la falta en proporcionar los cuidados
necesarios para la expresión de su potencial de
crecimiento y desarrollo, contando con los elementos
mínimos para ello que exceden los límites
culturalmente aceptables para esa comunidad o que transgreda el
respeto por los
derechos del
niño" (Larraín, 1994, p.14).
Destaca en ambas definiciones que el concepto de
maltrato en la ley de violencia intrafamiliar y el concepto de
agresión en el caso de la definición del Ministerio
de Salud no se encuentran operacionalizadas. Lo anterior conlleva
serias dificultades a nivel de la medición del fenómeno del maltrato
infantil.
En esta misma línea, con objeto de entender
qué criterios utiliza la gente de la comunidad para
definir lo que se entiende por maltrato infantil se han
desarrollado algunas investigaciones
de carácter cualitativo en Chile. Una investigación realizada en la ciudad de
Temuco descrita por Aracena , M & Cols (1999), con una
muestra de 70
profesionales, líderes y padres de las comunidades entrega
resultados concordantes con lo reportado en la literatura internacional. En
este estudio, los participantes perciben que la conducta de
amenaza o castigo sin lesión evidente son medios
educativos; mientras que los profesionales consideran que estos
comportamientos si son maltrato infantil. Es decir, que el
maltrato es inherente a la disciplina y
la forma de control del
niño.(p.4).
Habiendo hecho mención de diversas definiciones
sobre el maltrato se concluye que: El maltrato Infantil debe ser
visto desde una perspectiva global incluyendo todos los factores
que puedan estar asociados; por esto, la presente
investigación toma como base el modelo
ecológico para la descripción de la
problemática..
Francia, M. (2003) sintetiza estudios realizados en
varios países los cuales señalan que el maltrato
infantil es un problema multicausal, en el que intervienen las
características del agresor, el agredido, el medio ambiente
que les rodea y un estímulo disparador de la
agresión (Ramírez Amador V. La poca fuerza
familiar como factores de riesgo para el maltrato infantil.
Tesis de
Terminación de la Maestría en Psiquiatría
Social. 1999.)
La magnitud del maltrato es amplia, en el año
2000 se registraron 68.585 casos de violencia intrafamiliar, de
los cuales 10.900 fueron por maltrato infantil, 43.210 por
maltrato conyugal y los restantes involucraron a ambos. De otra
parte, 2 millones de niños y niñas son maltratados
al año en sus hogares, 850 mil de ellos, en forma severa.
Así mismo, 361 niños y niñas de cada 1.000
sufren de algún tipo de maltrato. En promedio, mueren 7
niños y niñas por homicidio
diariamente , y por lo menos el 42% de los vinculados a las
fuerzas al margen de la Ley son menores de 18 años.
(UNICEF, 2004).
Reportes expuestos por la defensoría del pueblo
(1998), muestran que en marzo de 1998 el ICBF tenía bajo
su cargo a 92 niños desvinculados de los grupos armados,
en su mayoría provenientes del departamento de Antioquia.
Las entrevistas
con estos niños mostraron que dentro de sus historias de
vida habían sido víctimas de maltrato
físico, abandono o abuso sexual, no contaban con el
núcleo familiar y algunos de sus padres fueron asesinados
en la confrontación armada.
Ramírez, (2003) encontró en una muestra de
137 jóvenes en edades entre 13 y 18 años la
historia de maltrato físico altamente predictora de la
co-ocurrencia de comportamientos violentos y adictivos. La
historia de maltrato físico se definió como la
presencia de experiencias tempranas en la infancia de
trato físico inadecuado en términos de golpes con
cualquier utensilio o instrumento y en términos de
insultos, burlas y amenazas. (Vargas, Ramírez,
1999).
Francia, M. (2003) muestra que los estudios realizados
en E.U. por Kempe y Kempe en 1985 indicaron que en 6 de cada 1
000 nacimientos se pueden presentar malos tratos, lo que
daría un número total de 30 mil a 50 mil
niños maltratados por año en aquel país.
Más recientemente aún se sabe que los
casos de maltrato infantil han alcanzado la cifra de 24 millones
al año. En América
Latina y el Caribe hay 185 millones de personas menores de 18
años, de ellos el 50 % son niños y adolescentes.
Cerca de 6 millones de niños y niñas adolescentes
sufren agresiones físicas severas, y 80 000 mueren cada
año.
Lo más grave de la situación, es que ante
el maltrato existe la complicidad al callar este flagelo, La
carencia de denuncias favorece cierta aceptación de formas
de maltrato que, como el castigo físico, se practican como
métodos
para obtener mayor disciplina de los hijos. De hecho, no hay
maltrato que resulte positivo para este fin y lo que se constata
es que muchos padres recurren a formas de maltrato por no haber
tenido oportunidades de conocer otras formas más efectivas
para formar niños y niñas capaces de actuar con
disciplina y respetuosos de los derechos de los
demás. (UNICEF, 2004).
En un estudio hecho por Forero y Castro (1998) se
encontró que los distintos tipos de maltrato se producen
por factores socioculturales de una familia unida a
situaciones sociales estresantes y con un detonador o gatillo
(discordia familiar, violencia doméstica, divorcio,
alcoholismo).
Para el análisis del problema se
estableció un estudio con base en los casos de maltrato
presentados entre el 1 de Mayo de 1997 y el 31 de Diciembre de
1997 en el Hospital Simón Bolívar de
Bogotá. Se utilizó el formulario único de
notificación obligatoria y el formulario de
valoración interdisciplinaria.
La población analizada fue de 32 pacientes
(lactantes: 18.75%; infantes menores: 21.87%; preescolares: 9.3%;
escolares: 21.87%; adolescentes: 28.12%).
Aunque la muestra no es representativa, se
encontró maltrato emocional en el 25% de los casos, el
40.6% por negligencia y descuido, el 31.3% por maltrato
físico, el 18.8% por maltrato social y el 21.5% por abuso
sexual.
En el año 2000 el Maltrato infantil en el caso
de maltrato a niñas y niños menores de 18
años el 55% eran mujeres, y el 45% restante eran hombres.
El maltrato, en el 41% de los casos había sido inflingido
por el padre, en el 26% de los casos por la madre y por el
padrastro o madrastra en el 13% de los casos, 20% por la persona
que lo cuida Refiere Morales, A; (2002).
Aunque el tema del maltrato es extenso y ha sido
investigado desde diferentes disciplinas, es difícil dar
una definición clara, para abordar y evaluar este
problema. Es por eso que en este punto se hace pertinente hablar
de violencia y agresividad; ya que el maltrato infantil es una
forma de violencia, donde las consecuencias son las mismas;
imposición de fuerza, daño, y
destrucción del otro. La agresividad según
Valtelli, representa la capacidad de respuesta del organismo para
defenderse de los peligros potenciales, la violencia tiene un
carácter destructivo sobre las personas y los objetos y
supone una profunda disfunción social.
(Monográfico: Violencia y malos tratos. Itziar del
Olmo Garro y Sara Redondo Miguélez, UNICEF,
2004).
Herrenkohl, C;Herrenkohl, R, & Egolf, B.(2003)
Consideran que el maltrato en la niñez propone un riesgo
para la desviación más tarde en la adolescencia,
el riesgo puede ser aún mayor para aquellos que han
experimentado más transiciones mientras crecen.
Maughan, U; Cicchetti, D. (2002) realizaron una
investigación para examinar los efectos del maltrato, la
violencia y la interacción adulto-niño;
donde el niño desarrolla estrategias para
la regulación de la emoción y ajustes
socioemocionales así como el papel mediacional de
disregulación de la emoción entre ambientes
patogénicos en niños y correlación entre las
experiencias y los resultados conductuales. Los resultados del
estudio presentan una correlación alta entre los ambientes
patogénicos y proporciona déficit en la
regulación de la emoción impidiendo el desarrollo
del bienestar psicológico en niños maltratados con
historia de violencia en la interacción con el
adulto.
Por otro lado, Scheid, J. (2003) sostiene que los
niños maltratados presentan una variedad de problemas
emocionales y conductuales.
Lo anterior indica que el maltrato guarda huellas
imborrables en la vida de un niño y que como English, D.
(2004) lo expresa, los niños que son maltratados
frecuentemente, interrumpen su crecimiento y desarrollo. Los
efectos nocivos se han identificado en el desarrollo
físico, cognoscitivo, emocional, y social, y estos efectos
nocivos se acumulan durante un período de tiempo. Aunque
hay las indicaciones que los efectos negativos sobre el nivel del
desarrollo se inviertan a menudo (pero no siempre), esta
revocación requiere la identificación oportuna del
maltrato y de la intervención apropiada.
Otro estudio presentado por McGuigan, W;,
Pratt, C. (2001) de tipo exploratorio, donde se investigó
la co-currencia de la violencia doméstica y tres tipos de
maltrato infantil: maltrato físico, maltrato
psicológico y negligencia infantil. Arrojó
resultados que indican que la violencia doméstica durante
los primeros 6 meses de la crianza infantil está
significativamente relacionada con los tres tipos de maltrato
infantil hasta los 5 años del niño/a.
Estas definiciones muestran como el maltrato ya es un
acto violento; no basta señalar que este es el resultado
de una multiplicidad de factores interactuantes; "La violencia es
una especie de agresividad distinguida por su malignidad, su
falta de justificación, su ilegalidad y/o su
ilegitimidad." (Fernández citado por Jiménez ,1997,
p. 102).
Rosemberg y Fenley ( 1991). Afirman que:
La violencia es la amenaza o uso intencional de la
fuerza, la coerción o el poder, bien
sea físico, psicológico o sexual, contra otra
persona, grupo o comunidad, o contra si mismo, y produce, o
tiene alta probabilidad de
producir, daño en la integridad física,
psíquica, sexual, en la
personalidad y aun en la libertad de
movimientos de la víctima. (p. 30)
Gallo (1999) define violencia diciendo que:
Esta existe, esto es una verdad innegable, el ser
humano tiene dentro de sí el impulso que lo lleva a
desear el poder y el control de su medio ambiente social y
natural. Cuando ambas tendencias se conjugan el hombre y
la mujer
actúan imponiendo la ley del más fuerte. Esto nos
ha llevado al exterminio de animales,
plantas,
medio ambientes y civilizaciones humanas
completas.(p.168)
La violencia como acto contra las personas depende de
varios factores o determinantes, y está concebida en un
continuo entre lo aceptable y lo no-aceptable. La violencia
depende del contexto o la situación en que se da, del
momento cronológico de su ocurrencia y del juicio externo
del observador. El comportamiento violento está en
función
de distintas variables que
confluyen en un momento dado como son las condiciones de la
víctima, las circunstancias, la naturaleza del
comportamiento violento y las condiciones del perpetrador en su
rol y nivel social, su intencionalidad y su capacidad de ajuste.
(Ramírez, 2002)
La violencia se ha dividido en violencia externa
psicosocial y violencia intrafamiliar y es en esta última
donde el maltrato contra los niños tiene su lugar. (Duque,
Klewens y Ramírez 1997, 2002) Ramírez
2002.
Es difícil comprender como el ser humano puede
ser destructivo con los de su misma especie, se considera que
estas acciones se deben a la búsqueda de
satisfacción que se encuentra en el poder y el placer que
busca la persona violenta.
Al parecer, uno de los componentes fuertes de la
violencia es la ira que experimenta el ser humano frente a una
situación que debe contener una culpa en otro ser ó
en sí mismo; Alice Citada por Arango (1996), sostiene que
la ira reprimida se convierte en rabia, no se desvanece sino que
con el tiempo se va transformando en un odio más o menos
conciente contra el mismo o contra otros, de ahí que los
niños maltratados terminan convirtiéndose en padres
y madres que a la vez, maltratan y entre cuyas filas pueden
reclutarse verdugos, guardianes de campos de
concentración, suboficiales, carceleros, y torturadores
fiables. Es gente que golpea, maltrata y tortura por la
compulsión interna a repetir su propia historia. Y lo
hacen sin sentir la menor compasión por su victima, ya que
su identificación con la parte agresora es total. (p.
164)
Al hablar de maltrato se identifican algunos de los
factores de riesgo que pueden estar asociados al maltrato. De
Paul (1997) citado por Ramírez (1998) define como factores
de riesgo, a aquellos factores que inciden y que combinados entre
sí de forma diferencial ocasionan el maltrato.
(p.164)
También en instituciones
públicas y privadas de educación se presenta
maltrato, Arbeláez, T., Calvo, M., Sarmiento, M., (1998)
presentan una investigación de estudio de caso, sobre el
castigo al niño preescolar y
afirman que la mayoría de maestros asume conductas
autocráticas en el ejercicio de su autoridad, las
cuales tienden a generar sentimientos y remordimientos en el
niño, al establecer comparaciones con los otros
niños de comportamiento ejemplar. Sancionar al niño
privándolo de los descansos, expulsándolo del aula
de clase.
Sebre, S; y Cols, (2004) diseñaron un estudio
para evaluar la incidencia del abuso emocional y físico,
factores de riesgo asociados y factores psicosociales en una
comparación transcultural entre los países del
bloque post-comunista. Se encontró una asociación
similar entre el abuso físico-emocional y los factores
psicosociales.
Es preocupante saber que el maltrato no se queda solo en
el momento en que se presenta la situación, sino que al
contrario, a futuro tiene una cadena de repercusiones.
Correa, R. (1999), comenta que:
Los niños criados en hogares donde se les
maltrata suelen mostrar desórdenes postraumáticos y
emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y
sufren de depresión
y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u
otras drogas para
mitigar su dolor psicológico con la posibilidad de
convertirse en una adicción al llegar la adultez.
(p.121)
Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan
al pasar la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades
para establecer una sana interrelación al llegar a la
adultez.
El niño crece en la familia y
es con ésta con quien va a desarrollar sus primeras
relaciones. Gracia, E (1994) menciona que a este proceso se le
denomina sociabilización e incluye también la
transmisión de determinados valores y
conductas que al poco tiempo aparecerán como naturales.
(p. 32)
El trabajo
realizado por Francia (2003)
que tuvo como objetivo
determinar cómo se comporta el maltrato infantil, y
específicamente identificar aquellos niños que
pueden ser objeto de maltrato; determinó el nivel
socioeconómico y el sociocultural de las familias,
así como la identificación de los miembros de la
familia que fueron objeto de maltrato en su niñez..
Encontró que el nivel sociocultural y el
socioeconómico no determinan que se produzca el maltrato
infantil, sino el aprendizaje
que tuvieron los padres en su niñez, y estos a su vez, no
tienen conciencia de que
están maltratando a sus hijos.
Para muchos niños que sufren de maltrato, la
violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen
pensando y creyendo que la gente que lástima es parte de
la vida cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna
"aceptable" y el ciclo de maltrato continúa cuando ellos
se transforman en padres que maltratan de sus hijos y estos de
los suyos, continúando así el ciclo vicioso por
generaciones.
Ramírez (1998): en su trabajo sobre el ciclo
intergeneracional, concluyó que "los padres que han sido
maltratados en un futuro muestran una fuerte tendencia a
establecer relaciones defectuosas por debilidad de la
vinculación. A manejar estilos de crianza autoritarios,
distantes y poco afectuosos. Presentan creencias marcadas sobre
el uso del castigo, preferiblemente físico, para imponer
disciplina y por lo tanto educar. Y es evidente la
legitimización de la cultura del
maltrato físico".
Este análisis fue ampliado por Ramírez
(2002) al contrastar los hallazgos de cuatro estudios con
distintas perspectivas metodológicas. Duque, Klevens,
Ramírez (1997), Ramírez, Cifuentes y Navarrete
(2000) Ramírez (2002). En este análisis se
encuentra que los patrones de violencia y maltrato se transmiten
de una generación a otra y que esto se debe desde la
perspectiva social cognitiva a tres factores: a) a la intensidad
del evento vivido, b) creencias asociadas al evento y c) la
percepción de la figura de
impacto.
En un estudio hecho por Domínguez y Muñoz
(2000) donde el fin era establecer la transgeneracionalidad del
maltrato infantil entre dos grupos, padres maltratantes, padres
no maltratantes, a la luz de las
variables relación de pareja y crianza, donde se
escogieron 30 padres maltratantes y 30 padres no maltratantes;
que pertenecían a la Localidad de la Candelaria. Los
padres maltratantes fueron seleccionados a través de la
Comisaría de la Candelaria teniendo en cuenta aquellos
niños que habían sido remitidos a Medicina Legal
por haber sido agredidos físicamente por sus padres. Los
padres no maltratantes fueron seleccionados con base en la
aplicación de una encuesta de
detección de maltrato a niños llevada a cabo en la
Escuela Distrital
La Concordia y dos jardines del ICBF.
A los padres de ambos grupos se les aplicó el
instrumento con el cual se evaluaba la representación que
tenían respecto a la relación de pareja actual y
pasada en cuanto a las escalas de comunicación, afecto y solución de
conflictos y
respecto a la crianza actual y pasada en cuanto a apoyo, castigo
y afecto.
Se realizó un análisis descriptivo y se
utilizaron dos pruebas
estadísticas (correlaciones y la prueba de
diferencia de medias) para el análisis de los
resultados.
Se encontraron diferencias significativas entre padres
maltratantes y padres no maltratantes en cuanto a la variable
crianza pasada y crianza actual en lo referente a la escala de
castigo, siendo evidente la transmisión de dicho aspecto
de la crianza de una generación a otra en padres
maltratantes. Además, se concluye que no existen
diferencias significativas entre los dos grupos en lo referente a
la representación de la relación de pareja pasada,
es decir, la que tenían los padres de los maltratantes y
la relación de los últimos (la actual), por lo cual
descartaron la posibilidad de que dicha variable influya en la
trasgeneracionalidad del maltrato físico.
Después de una breve introducción a la temática de
violencia, y conociendo algunos de los factores que pueden
predisponer una conducta violenta, es pertinente abordar el tema
específico de maltrato infantil.
Uno de los primeros autores en aproximarse a una
definición fue Kempe (1979) quien aseguró que el
maltrato infantil suponía la existencia de un niño
golpeado y aunque no existiera la relación entre causa
efecto, era posible estudiar el maltrato infantil a partir de las
acciones de los adultos que estuvieran a cargo.
Existen actualmente en el mundo numerosas definiciones
que intentan dar cuenta del maltrato infantil, dentro de las
terminologías utilizadas por distintas organizaciones
relacionadas con el tema, a continuación se exponen las
pertinentes:
Eisenberg (1981) citado por Aracena, M y cols (1999) ha
enfatizado que las definiciones son distintas porque las culturas
difieren marcadamente unas de otras en las pautas de crianza, el
grado en que se reconoce a la infancia como una etapa del
desarrollo que merece una atención especial, las
condiciones que se consideran necesarias para un desarrollo
saludable, y los derechos establecidos hacia los niños.
(p. 3)
Por otra parte, Aracena, M y cols (1999) citaron a
Starr, Dubowitz & Bush, 1990; Gelles, 1982; Valentine,
Steward, Freeman & Andreas, 1984; Biller &
Solomón, 1986, quienes plantean que el grado en que un
país reconoce el maltrato infantil depende de las
definiciones locales, tradiciones y prioridades. En
términos generales, diferentes autores han planteado que
las definiciones pueden variar de acuerdo a los profesionales,
investigadores, estados, organizaciones, y también de
acuerdo a los distintos niveles socioeconómicos.
(p.3).
Se han realizado distintas taxonomías de maltrato
infantil, desde las que lo analizan en un continuo que va desde
la negligencia hasta llegar al abuso sexual (Larraín,
1994; Haz & Ramírez, 1998); hasta los que lo
clasifican en función de la visibilidad del daño y
el nivel de actividad, e intencionalidad del perpetrador (ver
tabla 1).
Tabla 1.
Tipología de Maltrato Infantil
Activo Pasivo
Físico Abuso físico Abandono
Físico
Abuso Sexual
Emocional Maltrato Emocional Abandono
Emocional
(Fuente: Arruabarrena & De Paúl,
1994).
Arruabarrena y De Paúl (1994) describen tres
criterios para definir el maltrato infantil:
1) La perspectiva evolutiva: La concepción de una
acción o una omisión como maltratante o negligente
y su nivel de gravedad se debe establecer en función de la
edad del niño y su nivel de desarrollo
esperado.
2) Presencia de factores de vulnerabilidad en el
niño: Algunas acciones u omisiones pueden ser
dañinas con niños que presentan deterioro
físico o neuropsicológico.
3) Existencia de daño real o de daño
potencial. El daño potencial implica establecer una
predicción de que en el futuro los comportamientos
parentales serán dañinos en un determinado nivel de
severidad. (resilencia al maltrato físico)
(p.3).
En la actualidad existen diversas clasificaciones en
torno a lo que
podrían considerarse formas de maltrato. Una de estas es
la clasificación dada por Vila (1998), que incluye las
manifestaciones de cada una de sus formas, incluyendo el
maltrato social.
- Maltrato o abuso físico: incluye maltrato
físico, maltrato del niño en gestación,
síndrome de Munchausen. - Abuso sexual: incluye abuso (incesto),
violación, prostitución infantil. En esta
revisión no se profundizó en este tipo de
maltrato debido a que no era relevante para la
investigación. - Negligencia: esta categoría puede subdividirse
en: (a) negligencia física (descuido y abandono), (b)
educacional, no brindar el derecho del menor a la
educación tanto en el colegio, como en el
hogar. - Maltrato emocional: involucra falta de afecto,
desprotección psicológica o maltrato
verbal. - Maltrato social: comprende a los menores involucrados
en la guerra,
desplazados, secuestrados, niños de la calle, menor
trabajador y menor infractor.
A continuación se hará un abordaje
más profundo de cada uno de los componentes de esta
clasificación, a excepción del abuso
sexual.
El maltrato o abuso físico es una acción
no accidental de algún adulto que provoca daño
físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en
grave riesgo de padecerlo como consecuencia de alguna negligencia
intencionada.
Se define como maltrato físico cualquier
lesión física infringida al niño (hematomas,
quemaduras, fracturas, u otras lesiones) mediante pinchazos,
mordeduras, golpes, tirones de pelo, torceduras, quemaduras,
puntapiés u otros utensilios con que se pueda lastimar al
niño.
Gracia (1994). Afirma que:
El maltrato físico es toda forma de
agresión infligida al menor por sus padres, responsables
o adultos, producida por el uso de la fuerza física no
accidental. Sus consecuencias pueden ser transitorias o
permanentes, incluyendo la muerte.
Su gravedad y época de ocurrencia se gradúa de
acuerdo con lo establecido por medicina
legal: leve, moderado o grave y antigua, reciente o recurrente.
La golpiza que muchas veces lleva a las lesiones personales y
algunas de ellas hasta la misma muerte. Este tipo de maltrato
es una forma que va desde lo benigno a lo extremadamente
severo.(p. 32)
Milner lo define como "la generación,
desarrollo y/o promoción activa de conductas, sucesos
y/o situaciones bajo el control de los padres que se traducen
en lesiones físicas intencionales causadas a un menor de
18 años" (Milner,1999, p.42)
A diferencia del maltrato físico, el castigo
físico, Kempe (1979) lo define como "el empleo de la
fuerza física con intención de causar dolor, sin
lesionar, con el propósito de corregir o controlar una
conducta". No siempre es sencillo saber cuando termina el
"disciplinamiento" y comienza el abuso.
En contraposición con el maltrato físico,
el castigo corporal es una práctica muy difundida y
socialmente aceptada. A pesar de ello, constituye una
violación de los derechos fundamentales como personas, es
un atentado contra su dignidad y
autoestima, es una práctica peligrosa porque puede causar
daños graves a los niños y constituye siempre una
forma de abuso psicológico que puede generar estrés y
depresiones. Los niños que sufren este tipo de castigo
tienden a reproducir comportamientos antisociales y a convertirse
en adultos violentos. (Loeber y Hay 1997) Ramírez, (2002)
Huizinga y Thornberry (1993).
Otra forma de maltrato es el emocional, es una de las
formas más sutiles pero también más
extendidas de maltrato infantil. Son niños habitualmente
ridiculizados, insultados, regañados o menospreciados. Se
los somete en forma permanente a presenciar actos de violencia
física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les
permite o tolera el uso de drogas o el abuso de alcohol. Para el
psicoanálisis, este tipo de maltrato se
conforma con un placer que no toca abiertamente el cuerpo del
otro, pero golpea su imagen mediante
una crítica
agresiva que puede llegar a suplantar, por ejemplo, la
atracción erótica y en general la
comunicación posible.
Si bien, la ley no define el maltrato psíquico
éste se entiende como toda aquella acción que
produce un daño mental o emocional en el niño,
causándole perturbaciones de magnitud suficiente para
afectar la dignidad, alterar su bienestar o incluso perjudicar su
salud. Actos de privación de la libertad como encerrar a
un hijo o atarlo a una cama, o sumergirlo en una alberca; no solo
pueden generar daño físico, sino seguramente
afecciones psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se
amenaza o intímida permanentemente al niño,
alterando su salud psíquica. Estos dos últimos
ejemplos están contemplados como violación al
código penal.
El psicoanálisis demuestra que una palabra puede
llegar a castigar, humillar, o provocar actos de agresión;
un gesto de rechazo sistemático o de intolerancia degrada
y daña la percepción de sí mismo; pero
demostrar que esto es tan eficaz como un golpe con odio o una
violación, exige una demostración clínica
rigurosa, en lugar de una apasionada reivindicación de los
derechos.
Para Gallo (1999) "El maltrato
psicológico se funda en una mortificación del ser y
no en un daño del cuerpo como el maltrato físico.
Se produce cuando un sujeto tiene el sentimiento de ser
sistemáticamente desalojado de un lugar simbólico,
que él supone le corresponde ocupar por derecho" (p.
224)
Esta circunstancia subjetiva hace que sea muy
difícil juzgarlo como delito, pues
existen los medios para realizar un peritaje que
de cuenta de la magnitud de un daño físico, pero no
para dar cuenta de una mortificación del ser, que es lo
sucedido en el maltrato psicológico.
Se considera como signo de maltrato emocional cuando el
niño muestra comportamientos extremos, algunas veces una
conducta que requiere llamados de atención y otras
pasividad extrema. Asume tanto roles o actitudes de
"adulto", como por ejemplo cuidar de otros niños, como
otras demasiado infantiles para su edad. Muestra un desarrollo
físico o emocional que no está de acuerdo a su
edad, y en algunos casos ha tenido intentos de suicidio.
Otras formas de maltrato emocional se presentan cuando
sus padres o tutores constantemente menosprecian o culpan al
niño; ignoran lo que pasa o les dicen los maestros acerca
del niño; se niegan a considerar la ayuda que les ofrecen
para superar los problemas del niño en el colegio, de
manera abierta rechazan al niño.
El maltrato social se entiende por malos tratos
institucionales cualquier legislación, procedimiento,
actuación u omisión procedente de los poderes
públicos o bien derivada de la actuación individual
del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la
salud, la seguridad, el estado
emocional, el bienestar físico, la correcta
maduración o que viole los derechos básicos del
niño y/o la infancia, como situaciones de desplazamiento
por la violencia, secuestros, niños de la calle,
trabajadores e infractores.
Una vez analizadas las clases de maltrato, es pertinente
determinar algunas posturas sobre factores de riesgo.
Las teorías
ecológicas postulan que factores como las definiciones
legales relacionadas al maltrato del niño, y la
aceptación social de violencia, pueden asociarse a los
diferentes puntos de vista políticos o religiosos que
valoran hasta que punto interfiere la violencia en las familias
de niños maltratados (Tzeng, Jackson, & Karlson,
1991), citados por Ramírez (1999).
En el problema del maltrato infantil se observa una
repetición de generación en generación del
maltrato como estrategia de
disciplina o forma de relación entre padres e hijos. El
menor que ha sido maltratado repite con sus propios hijos lo que
vivió en su infancia. (Fontana 1973 y Belsky 1993) citados
por Ramírez (1998, p. 166). Ramírez
(2002)
Belsky, J; & Cols. (2003) encontraron en un estudio
que las relaciones intergeneracionales fueron positivas en
adultos jóvenes sin hijos, estables laboralmente, casados;
pero estos factores no actuaron recíprocamente con la
historia pasada de la relación familiar, es decir, que los
resultados de la relación actual no se asemeja a la
relación de la familia de origen.
Belsky, J; & Cols. (2001) realizaron un estudio
entre las relaciones intergeneracionales durante los periodos de
crianza del niño; la mayor predicción la
encontraron en la niñez-media y adolescencia temprana. Los
resultados indicaron que los ambientes familiares más
favorables durante los periodos de crianza del niño en la
familia de origen produjeron mejores relaciones entre padre-hijo
y se disminuyó el grado de problemas en lo que se refiere
al contacto, encierro, conflicto y
ayuda recíproca.
Otra investigación adelantada por
Francia, M; (2003) al analizar qué
padres fueron maltratados en su niñez encontró que
en el grupo de estudio todos lo sufrieron, ya sea física,
psicológica, o emocionalmente. En cambio, en el
grupo control el maltrato infantil no estuvo presente en la
niñez de ninguno.
Siguiendo con el ciclo intergeneracional, Newcomb, M:
Locke T. (2001) sostiene que la transmisión
intergeneracional de maltrato del niño es un asunto
polémico. Mucha investigación existente se plaga
con por lo menos tres debilidades fundamentales: (1) usando el
estado del
caso para definir los asuntos: (2) adoptando una perspectiva
dicotómica que no considera la realidad de maltrato en
varios continuos; y (3) usando definiciones operacionales que no
diferencian entre los subtipos de maltrato.
Herrenkohl et al., (1983, en Knutson 1995), estima una
prevalencia de historias de abuso entre padres abusivos de un 56%
y entre un 38% de los no abusivos. Este investigador concluye que
el riesgo parental de usar una disciplina severamente castigadora
se incrementa cuando se tuvo padres abusivos. Sin embargo, existe
un 53% de personas que siendo maltratadas cuando niños, no
maltratan a sus hijos en la actualidad.
Existen otros modelos para
explicar el maltrato infantil: (a) teoría
del apego, (b) modelo psicológico-psiquiátrico, (c)
modelo psicosocial, (d) modelo sociocultural, (e) modelo de la
vulnerabilidad del niño, (f) modelo ecológico, y
(g) modelo transaccional. Ninguno de estos modelos da una
respuesta cabal a la comprensión del fenómeno del
maltrato infantil, no obstante cada uno de ellos entrega
elementos relevantes para su comprensión. Algunos de los
modelos explicativos cuentan con una exhaustiva
explicación teórica, otros en cambio disponen
además de estudios empíricos que avalan sus
teorías. En relación a estos últimos, muchos
de los estudios reportados en la literatura no se describen los
aspectos metodológicos de los diseños empleados
como así mismo no describen la prevalencia del maltrato
infantil que emplean para realizar estimaciones acerca de
fenómenos asociados. Lo anterior exige que el lector
revise los antecedentes con cautela y tal como lo señala
De Paul, (1988) en Lararrín et al., (1997) dada la
complejidad del fenómeno es necesario considerar que
ninguno de los modelos por sí solo logra explicar el
maltrato, ya que este es la expresión de una
disfunción en el sistema padres-niños-ambiente y
cultura.
Modelo del apego
La teoría del apego de Bowlby es un modelo que
integra la etología, la teoría de las relaciones
objetales, así como conceptos de la teoría de
sistemas, la psicología cognitiva
y el procesamiento de la información. De esta forma se plantea que
en los humanos, cuando los padres están próximos,
son sensibles y responsivos a las conductas de apego innatas de
sus hijos, los modelos internos de trabajo (working models)
pueden reflejar seguridad y confianza en los otros, así
como en los sentimientos que se tienen hacia uno mismo. Con estos
fundamentos de "base segura" el niño explora el entorno,
las nuevas experiencias y relaciones. Esta interacción
permite que la persona sea competente en la entrega de cuidado y
apoyo (Bowlby, 1988 en Sable, 1997).
Varios autores mencionan como fenómeno
explicativo de maltrato, las alteraciones en el proceso de apego,
lo cual daría cuenta de las interacciones disfuncionales
del individuo con
los padres o cuidadores que lo vulneraron en su capacidad para
interacturar con sus propios hijos. Lo anterior les
imposibilitaría regular las oscilaciones extremas entre la
cercanía y la evitación e integrar las emociones y
cogniciones experimentadas (Bowlby, 1984 en Van Ijzendoorn &
Zwart-Woudstra, 1995; Knutson, 1995).
Modelo
psicológico-psiquiátrico
En este modelo se sostiene que la violencia y el
maltrato surgen en términos de las características
de personalidad
del individuo, desde esta perspectiva se señalan factores
como psicopatologías, anormalidades, aberraciones y
adicciones como
desinhibidores de las tendencias agresivas y violentas de los
adultos que maltratan a los niños. Lo que sugiere que los
padres o cuidadores maltratan a sus hijos porque padecen de
alteraciones psiquiátricas, ya sea esquizofrenia o
psicosis
maníaco depresiva.
En las investigaciones realizadas se señala que
entre un 10% y 15% de los casos de maltrato los padres tienen
algún tipo de trastorno mental. En otros estudios se ha
logrado establecer que los padres agresores de sus hijos tienen
más síntomas depresivos y baja autoestima
así como escasas estrategias de afrontamiento de problemas
(Morales & Costa, 1997).
Modelo psicosocial
Este modelo incluye las teorías que se centran en
las interacciones del individuo con la familia de origen y con su
familia actual. Las teorías psicosociales; examinan las
interacciones del individuo, su entorno social, con otros
individuos, grupos y organizaciones, atribuyen el maltrato
infantil a situaciones que se generan en procesos de
aprendizaje y
socialización, en el estrés estructural de
comunidades donde se viven violencias sociales y políticas
y en relaciones particularmente frustrantes.
En este modelo se plantea que hay suficiente apoyo
empírico como para establecer una relación entre
maltrato o falta de afecto en la niñez y el posterior
maltrato de los propios hijos. Kempe, (1961 en Morales &
Costa, 1997), establece que en este contexto se produce la
repetición de una generación a otra de estos hechos
violentos; los malos tratos suelen ocurrir en períodos de
crisis y en
general se trata de familias con escaso soporte social. De este
modo la experiencia de haber sido maltratado físicamente
cuando niño, se constituye en un factor predisponente para
convertirse en adulto maltratador (Kaufman & Zigler 1987;
Egeland et al., 1988). En el contexto de la transmisión
intergeneracional del abuso se plantea que las personas
maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo tipo de
maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por Aracena, M
(1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez
(2003).
Una familia que construye vínculos violentos
entre sus miembros no podrá transferir sino violencia
hacia la generación futura y no podrá sino
desbordar violencia hacia fuera de su familia. De un niño
maltratado se espera un maltratante futuro, que devolverá
la violencia absorbida. Está comprobado que los
jóvenes que cometen actos de violencia ya han sido
víctimas previamente.
Radhakrishna, U; & Cols. (2001) quisieron determinar
si la presencia de un substituto del padre en la casa aumenta el
riesgo de maltrato hacia el niño (hijastro). Niños
que tenían un substituto del padre que vivía en
casa tenían la doble probabilidad de informar ante las
autoridades la presencia de maltrato después de su entrada
en la casa: que aquellos que vivían con su padre
biológico. Está también
psicológicamente comprobado que el fruto de las
consecuencias del maltrato infantil puede ser una manera de que
el individuo maltratado exteriorice sus represiones vividas en la
infancia debido al sufrimiento que tuvo que atravesar. Durante
toda su niñez interioriza las agresiones, tanto
físicas como afectivas, provocadas por el maltrato y que
pueden terminar convirtiéndose en una situación
traumática. Es entonces en su adultez que el individuo
busca una manera de liberarse de éstas; es por esto que
recurre a la
drogadicción, al alcoholismo, o a alguna otra
adicción. Puede ser también que se convierta en un
agresor, o que se quede arraigado a esta situación de
maltrato.
Paavilainen, E; Astedt-Kurki, P. (2003) quisieron
desarrollar un modelo teórico preliminar en función
de las familias de niños maltratados. El maltrato del
niño estaba definido como abuso físico,
psicológico, sexual o abandono, causados por los primeros
cuidadores del niño. El objetivo era generar conocimiento
en vías de la comprensión y la protección de
estas familias.
Las categorías fueron factores estructurales
incluidos en la familia, las relaciones entre los miembros
familiares, las relaciones fuera de la familia, fuerzas
familiares, factores de riesgo y manifestaciones de maltrato. Las
relaciones que surgieron entre estas categorías incluyeron
los conflictos, círculos negativos de vida familiar y los
efectos de maltrato del niño en la familia. La falta de
protección dentro de la familia es un factor que
surgió como categoría central que describió
el fenómeno del maltrato y se conectó a todas las
otras categorías del funcionamiento de la
familia.
La familia tiene un rol fundamental, como transmisora de
valores y moldeadora de la conducta. A partir de ella el
niño va adquiriendo cierto conocimiento para que a su
debido tiempo pueda insertarse y vivir en sociedad. A
medida que crecen, perciben las funciones que
cumplen distintos miembros de la familia. De este modo, conocen
las características generales de los roles de padre, madre
e hijos. También aprenden las primeras normas: lo
prohibido y lo permitido. La manera en que los padres realicen
estas funciones determinará en gran parte las
características psicológicas del
niño.
Modelo sociocultural
Las teorías socioculturales enfocan su
explicación desde niveles más amplios como las
estructuras
sociales, el modelo económico, las instituciones con sus
normas y, en general las condiciones y valores de la cultura. El
maltrato puede surgir entre otras razones como expresión
de organizaciones familiares, escolares y comunitarias que se
encuentran atascadas en estados crónicos.
Este modelo explica como las características
socioculturales establecen las condiciones para que el maltrato
se genere. En este sentido, el pertenecer a una clase social
genera tipos de estrés, -económico por ejemplo- que
conlleva a un alto riesgo de maltrato. Además la
inestabilidad y la insatisfacción laboral que son causa de
estrés, pueden desencadenar maltrato hacia los hijos. Los
factores sociales más mencionados por la literatura y que
aparecen asociados al maltrato infantil, lo constituyen el
desempleo,
la pobreza,
los problemas de hacinamiento, el bajo nivel sociocultural,
eventos
vitales estresantes y escasas redes de apoyo (Banyard, 1999
citado en Castillo 1999).
El estrés se refiere a que el niño supone
una demanda que el
padre no es capaz de cumplir, porque no tiene claridad sobre las
necesidades de su hijo, o porque no tiene los recursos
psicológicos para afrontar esta situación. Frodi,
Lamb y Wolfe, Wekerte han estudiado este asunto.
En términos culturales, existen aspectos
arraigados en las creencias, avalado por los sistemas o
modelos educativos e incluso en algunas teorías
psicológicas en las cuales se plantea que el castigo
se constituye en un medio de aprendizaje (Larraín et al.,
1994).
El estudio hecho por Guerrero (1999) muestra que el
nivel socioeconómico es un factor que puede influir en el
maltrato. En su trabajo pretendió principalmente estudiar
en profundidad las variables demográficas (estrato y
región) como factores que influyen en el sistema de
creencias de los padres en Colombia. Como
procedimiento llevó a cabo una categorización de
los ítems sobre creencias estudiadas por el Centro
Nacional de Consultoría, según éstas
atendieran a factores de seguridad económica, autoridad,
formación, roles sexuales, y privacidad familiar. A los
datos
obtenidos se aplicaron pruebas estadísticas que
permitieron analizar las diferencias existentes según el
estrato socioeconómico y la región
geográfica de los informantes.
En el trabajo se
concluye que los sistemas de creencias de los padres colombianos
constituyen un factor de riesgo de maltrato infantil,
especialmente cuando ellos pertenecen a estratos
socioeconómicos bajos. Estos padres mostraron estar
más de acuerdo con las creencias que tienen que ver con
aspectos relacionados con seguridad económica, autoridad,
formación y roles sexuales, cuando esas creencias expresan
una actitud
positiva hacia el castigo físico.
La variable de región geográfica,
contrario a la de estrato, no mostró estar asociada con el
sistema de creencias, el lugar en dónde habitan no
determina el sistema de creencias que tienen.
Simarra, J; De Paul J; San Juan C. (2002) estudiaron las
representaciones sociales sobre el maltrato del niño (la
severidad, etiología, y estrategias de la
intervención) de la población general y los
profesionales que trabajan con los niños en el área
caribeña de Colombia. No se encontró diferencia
entre los grupos en la severidad percibida de tipologías
de maltrato del niño. Se encontraron diferencias en la
representación social sobre la etiología de
maltrato del niño. Profesionales que trabajan en el
sistema de la protección del niño dan más
valor a las
características de padres y al ambiente
socio-económico y familiar en la etiología de
maltrato del niño que los participantes de la
población general.
El estudio sugiere que las representaciones sociales
sobre el maltrato del niño de población general y
profesionales del área caribeña de Colombia sean
similares que la representación social observó en
otras regiones y países.
Modelo de la vulnerabilidad del
niño
En este modelo se expone que ciertas
características de los niños los hacen más
vulnerable al castigo por parte de sus padres. "Algunos trabajos
muestran que los factores biológicos que predisponen a un
individuo (niño) a presentar conductas violentas
están influenciados por el ambiente en que el individuo se
desarrolla" (Cadoret, Yates, Troughton, Woodworth y Stuart, 1995,
p.923-924)
En una revisión de la literatura sobre el
maltrato infantil, se establece que posibles fuentes de
maltrato lo constituyen las enfermedades y la
predisposición al maltrato de los niños, los
análisis sugieren que éstos juegan un rol
importante en el 47% de los casos de maltrato. Consistente con
esto, al mejorar los sistemas de registro de
vulnerabilidad se encuentra que el 45% de las familias con
problemas de maltrato tenían hijos con déficit de
aprendizaje, déficit emocionales, retardo mental o
handicaps físicos (Knutson, 1995 citado en Castillo,
1999).
Sidebotham, P; Garza, J; ALSPAC. (2003) quisieron
determinar características de niños que pueden
estar predispuestos al maltrato. Los autores concluyen que los
factores del niño son significantes, son sólo una
parte de circunstancias y condiciones que finalmente llevan a que
sean abusados o descuidados. Las actitudes paternales hacia el
niño pueden ser más significativas que las
características reales del niño.
La vulnerabilidad o predisposición al maltrato en
niños adoptados fue estudiada por Taussig, H. (2002). En
un estudio longitudinal, se examinó la protección y
los factores de vulnerabilidad de niños puestos al cuidado
adoptivo. Los resultados sugieren que hay factores de
vulnerabilidad presentes para el maltrato de estos niños y
predice conductas de riesgo en la adolescencia.
Cuando se analiza al niño maltratado se observa
en ellos mayores niveles de agresividad, tendencia al rechazo a
los contactos afectivos y una mayor prevalencia de déficit
atencional con hiperactividad, así como dificultades en la
interacción. Herrenkohl et al., 1994), Kincud (1998). En
los adolescentes maltratados es común encontrar distimias
y desórdenes de personalidad limítrofe o escasas
estrategias de afrontamiento (Bolger, et al., 1998). Sin embargo,
es difícil diferenciar la característica como algo
estable en el sujeto o como producto del
maltrato (Cohen, et al., 1996).
Modelo ecológico
En este modelo el maltrato infantil es analizado en
niveles que van desde lo individual, a lo sociocultural, pasando
por la familia y las redes sociales cercanas. Sin dejar de lado
las distintas interacciones que se producen entre éstos.
Brofenbrenner (1979 citado en Morales & Costa, 1997)
desarrolla este modelo que permite ordenar las distintas
explicaciones en un sistema donde se integran los factores de los
cuidadores, las características del niño, la
interacción social y familiar y el medioambiente cultural
(Larraín et al., 1994). Este modelo posteriormente
desarrollado por Belsky (1980); (1993), establece que el primer
nivel es el ontosistema; el cual agrupa los aspectos propios del
individuo, tales como la personalidad, el estado de ánimo,
el
conocimiento con respecto a las características
evolutivas del niño y sus necesidades; los cuales a su vez
están siendo afectados por la historia de malos tratos;
desatención severa; rechazo emocional a la que fue
sometido durante su infancia y la historia de desarmonía o
ruptura familiar. El segundo elemento lo constituye el
microsistema, que es el contexto
familiar inmediato en el cual se producen las interacciones
madre-padre-hijo, es decir, practicas de crianza. En este
sentido, ciertas prácticas como el autoritarismo o el
ciclo ascendente de conflicto y agresión entre los
integrantes, vienen a constituirse en los elementos de este
sistema.
El exosistema lo viene a constituir la vecindad o el
barrio en el cual está inserto el grupo familiar. En este
nivel el desempleo, las malas condiciones del lugar y/o del
trabajo, el aislamiento, la falta de redes social formales e
informales y el acceso a salud y educación de calidad
deficiente generan condiciones propicias para que el maltrato se
perpetúe.
Finalmente está el macrosistema, en el cual se
anidan los demás sistemas (Belsky, 1980 en Morales &
Costa, 1997). Este incluye a la cultura, las actitudes y
creencias en torno a la violencia, el castigo como modo de
educación de los niños, la infancia, el papel de
los padres y la familia (Belsky, 1980 citado en Morales &
Costa, 1997).
Modelo Transaccional
El modelo transaccional que explica el maltrato, de
Cicchetti y Rizley (2001), plantea la existencia de una
dimensión temporal, donde existen factores permanentes y
transitorios y una dimensión de riesgo, que explica los
factores potenciadores y compensatorios. En este modelo, las
variables que apuntan a la noción de vulnerabilidad, tales
como las anomalías físicas y psíquicas, la
historia de violencia, la psicopatología de padres e
hijos, la carencia de apoyo social; entre otros, son considerados
factores permanentes y potenciadores. La relación familiar
armónica que se constituye en elemento protector, es un
factor compensatorio permanente. Existirían de la misma
forma, elementos provocadores, tales como la presencia de
enfermedad, problemas familiares, conflictos de disciplina con
los hijos; los cuales son considerados como factores
potenciadores transitorios y finalmente habría un
número de variables que actuarían como
contenedores, tales como la condición financiera, la
armonía marital y las redes de apoyo social, las cuales se
constituyen en factores compensatorios transitorios Cicchetti
& Rizley, (1981), citados por Cohen, T. (1999).
Categorías:
Datos demográficos: Edad, escolaridad,
nivel de desarrollo, procedencia, aspectos culturales y
económicos, tiempo de institucionalización e
historia académica de los padres.
El estudio de Benbenishty y cols, (2002) muestra la
prevalencia del maltrato emocional sobre el
físico, incluyendo los datos socioeconómicos de las
familias de los estudiantes en cada escuela escogida
para la investigación. Los estudiantes reportaron altos
niveles de maltrato; casi un tercio reportó ser maltratado
por algún miembro del personal de la escuela, y más
de la quinta parte era víctima de maltrato físico.
Concluyeron además que los grupos más vulnerables
eran los varones. El estudio fue realizado con una muestra
representativa de 5472 cursos, estudiantes de 4 a 6 años,
en 71 escuelas de Israel.
English, (2004) habla de las características
socioeconómicas de la familia, tiene en cuenta factores
como el desempleo, la pobreza y el
aislamiento social ligado con el maltrato. Aunque el abuso y la
negligencia hacia el niño ocurren en las familias de todos
los grupos de ingresos, los
casos de maltrato hacia el niño se muestran
desproporcionados en las familias de bajos recursos, y los
efectos de la pobreza parecen obrar recíprocamente con
otros factores de riesgo, para aumentar la probabilidad de abuso
y negligencia hacia el niño.
Black y cols, (1999) analizaron mediante estudios las
variables demográficas como factores de riesgo de la
agresión proporcionada por el compañero afectivo;
las variables analizadas eran edad, raza, y clase social. El
factor de la edad fue medido en cuatro de los estudios revisados,
y se encontró una correlación negativa con la
agresión hacia el compañero afectivo. (Howell y
Pugliesi, 1988; MacEwen y Barling, 1988; Cacerola, Neidig, y
O’Leary, 1994; Kantor, Jasinski, y Aldarondo,
1994).
Para el estado socioeconómico incluyeron el nivel
educativo, el desempleo, la ocupación, entre otros. El
nivel educativo medido generalmente como los años de la
educación, se observó que estaba asociado, sin
embargo no era una constante. Estos autores referencian a
Newlyweds, MacEwen y Barling (1988) quienes encontraron en una
muestra de 275 participantes que el nivel de educación
tuvo correlación con la agresión hacia el
compañero afectivo. Es decir, hombres con bajo nivel
educativo, poseen niveles más altos de agresión
hacia el compañero afectivo. Igualmente, O´Leary y
Curley (1986) encontraron que los hombres que abusaban
físicamente de su compañera afectiva, tenían
menos educación que los que asistían a terapia de
pareja.
Por otro lado, Francia, M; (2003) realizó un
trabajo descriptivo, retrospectivo y transversal de los alumnos
caracterizados con factores de riesgo, así como de sus
familiares durante el curso escolar 2000-2001; con el objeto de
determinar como se da el maltrato infantil, y
específicamente identificar aquellos niños que
pueden ser objeto de maltrato. Se determinó,
además, el nivel socioeconómico y el sociocultural
de las familias así como la identificación de los
miembros de la familia que fueron objeto de maltrato en su
niñez. Los resultados observados mostraron que el nivel
sociocultural y el socioeconómico no determinan que se
produzca el maltrato infantil, sino el aprendizaje que tuvieron
los padres en su niñez, y estos a su vez, no tienen
conciencia de que están maltratando a sus
hijos.
Keegan, M (2001) muestra un estudio donde el objetivo
principal fue probar un modelo estructural de los antecedentes y
consecuencias socioemocionales del uso del castigo físico
en madres con familias biparentales. Los resultados arrojaron
relación entre la pobreza, la edad de la madre al
nacimiento del hijo, el nivel educativo de la madre, la
depresión materna, y los conflictos maritales estaban
directamente y/o indirectamente relacionados con el uso frecuente
del castigo físico en la madre. El uso frecuente del
castigo físico estaba directamente relacionado con los
problemas socioemocionales de los niños, como son la
depresión maternal, y los conflictos maritales. Los
principales hallazgos indican que el efecto de la pobreza de la
madre en el uso del castigo físico, es indirecto y
está mediado por la depresión maternal y los
conflictos maritales. Las madres deprimidas golpean a los hijos
más frecuentemente y viven niveles de conflicto marital
más altos, lo que a su vez, están directamente
relacionados con el uso del castigo físico. Las madres
más jóvenes y con un nivel más alto de
educación, golpean a los hijos con menor frecuencia y los
niños que son golpeados con más frecuencia,
presentan más problemas socioemocionales.
Por otro lado, Banyard, (1999) realizó un estudio
donde examinaban a madres de bajos recursos para determinar si la
niñez con abuso físico y sexual explican la
variación en la salud mental
adulta después de ser abusados. El estudio encontró
síntomas depresivos relacionados con el maltrato en la
niñez.
Otra investigación realizada por Cicchetti D., y
cols, (2001) examinó las dimensiones como el momento de
desarrollo, subtipo, y severidad de maltrato y sus relaciones con
la adaptación del niño. Analizaron la severidad
dentro de cada subtipo de maltrato y el período de
desarrollo en que ocurrió a través de los
análisis de la regresión jerárquicos. En los
resultados se observa la severidad del maltrato emocional en la
infancia y el abuso físico durante el período
pre-escolar prediciendo la conducta de externalización y
agresión. La severidad de abandono físico,
ocurrió, particularmente durante el período
preescolar y era asociado con conductas internalizadoras como el
aislamiento.
De Paul J, Arruabarrena, I; (2003) describen una
evaluación de un programa del
tratamiento comprensivo para familias abusadoras en España.
El análisis obtuvo las proporciones más
bajas de éxito
para las familias abusadoras. Durante el tratamiento las familias
defirieron dos características paternales: los problemas
del alcohol y experiencia en la niñez de ser cuidados
fuera de casa. Mostraron cambios significativos durante el
tratamiento.
Con respecto a la historia laboral, Hadi A. (2000)
realizó una investigación para determinar el abuso
en los niños de Bangladesh. Los resultados revelaron que
21% de los niños estaban laborando aunque las leyes lo
prohíben. El predominio de abuso del niño y
explotación estaba extendido en los pueblos bangladeses.
El 2.3% de todos los niños eran abusados
físicamente, el 2% explotados financieramente, el 1.7%
obligados a involucrarse en actividades inadecuadas para ellos,
además el 3% era obligado a trabajar durante largas
jornadas. El predominio de abuso físico era muy superior
entre los niños más jóvenes aunque la
probabilidad de otros tipos de abuso era superior entre los
niños más grandes. Los muchachos eran más
vulnerables que las muchachas. Además, se asoció
significativamente la pobreza, el no estar en la escuela y el
analfabetismo
con el abuso del niño.
En Colombia trabajan más de 2.500.000
niños y niñas. De este total 1.700.000 son
adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños
y niñas de entre 6 y 11 años. El 80% trabaja en el
sector informal. 323.000 niños y niñas se
encuentran trabajando en el servicio
doméstico en hogares de terceros. En 1996 la Encuesta
Nacional de Hogares y la Encuesta de Niñez y adolescencia
establecieron que, de la población entre 7 y 11
años que trabaja en las 8 ciudades principales
colombianas, el 49.3% de los niños y el 64.9% de las
niñas lo hacía en el comercio y en
las ventas. En la
zona rural se encontró que el 87% de los niños y el
50% de las niñas de 10 a 11 años son trabajadores
agropecuarios, que laboran diariamente entre 12 y 15 horas, en
promedio. Entre el 20% y el 25% de los niños trabajadores
desempeña ocupaciones de alto riesgo. Este porcentaje sube
a 70% en el sector agropecuario. Aproximadamente el 50% de los
niños y niñas trabajadores de entre 12 y 13
años no recibe ingresos directos, sino que tienen otro
tipo de remuneración. Cuando reciben salario, los
menores de 18 años reciben entre 25% y 80% del salario
mínimo legal diario. Solamente el 23% de los niños
y niñas trabajadores tiene seguridad
social, un gran porcentaje de ellos como beneficiarios
indirectos, a través de la afiliación de
algún familiar. UNICEF, (2004).
Por otro lado, entrando en el marco legal colombiano,
Guerra, I; Remolina, C; (1998), afirman que el estatuto laboral
contiene pocos preceptos relacionados con los menores
trabajadores, en ellos da las pautas generales para proteger al
trabajador, dichas pautas son desarrolladas íntegra y
detalladamente por el código del menor. (p.
89)
Estos autores, no establecen el porcentaje de
trabajadores infantiles en la ciudad, el estatuto laboral en
cuanto al proceso de registro, solo ha sido posible con menores
de edad entre los 15 y 17 años, teniendo en cuenta los
datos de los menores de edad que solicitaron permisos para
trabajar conforme al Código Sustantivo del
Trabajo.
A nivel de todo el país, de acuerdo a las
memorias del V
congreso Nacional de Prevención y Atención al
Maltrato Infantil realizado en Santafé de Bogotá
D.C. en el año de 1996, se encontró que en Colombia
hay aproximadamente 2.447.900 niños trabajadores entre los
9 y los 17 años. Sin embargo, en Bogotá para el
año de 1997 el 4.1% de la población menor de edad
entre 15 y 17 años, estaba conformada por personas que
buscaban trabajo con o sin experiencia laboral; así, se
observó que 5.881 menores entre dichas edades buscaron
trabajo por primera vez; para el mismo año se registraron
en ese rango de edad 8.029 menores que buscaron trabajo y ya
tenían experiencia laboral. (Guerra, I; Remolina, C;.
1998, p. 117 )
Estructura familiar: Funcionamiento de la familia
y de cada uno de sus miembros, así como la
composición de la misma.
Por otro lado, Reay, A; Browne, K. (2001) realizaron
un estudio sobre el predominio de características de
factores de riesgo en dos poblaciones de cuidadores, en donde un
grupo abusó físicamente y el otro los
descuidó. Se analizaron factores de riesgo como la
dependencia al alcohol, tipo e historia de salud mental, e
historia de maltrato a temprana edad, además cuánto
tiempo ellos habían sido cuidados y si se
sentían aislados como cuidadores.
Se encontró, una significativa
correlación entre el conflicto superior y la
depresión que también estaban presentes en el grupo
de abuso físico, mientras el grupo de abandono
tenía los niveles de ansiedad significativamente
superiores. Concluyen que estos factores deben considerarse como
un factor de riesgo en el futuro.
Dinámica familiar: Vínculos o
relaciones entre los miembros, establecimiento de normas,
utilización del castigo, expresiones de afecto,
etc.
Wolfe, D; y Cols (1998) realizaron una
investigación con dos grupos buscando diferencias entre
niños maltratados y no maltratados antes de los 12
años de edad, y encontraron diferencias significativamente
relevantes, ya que los muchachos maltratados presentaron
problemas de adaptación, con los compañeros y
pares. En los muchachos maltratados se encontró que el
maltrato era verbal y físico hacia sus compañeros y
maestros, además de comprometer actos de agresión
hacia otros. Los resultados mostraron que en los niños
maltratados existió una trayectoria de problemas en el
establecimiento de relaciones
interpersonales, así como el uso de la violencia hacia
los demás.
Fernando, (1997) presenta detalles seleccionados de la
historia de un paciente adulto en análisis que
tenía muchas de las características que Freud, en su
ensayo sobre
las "excepciones" usa como punto de partida para el
análisis de tal trayectoria; se afirma que la actitud de
rebelión en niños que han recibido maltrato desde
edad temprana, desarrolla en ellos un conflicto entre la
interacción ego-superego que interfiere con el proceso
normal del superego. La externalización normal del
superego en el período de latencia, produce muchos de los
rasgos característicos de las "excepciones".
En un estudio realizado por Paavilainen y cols,
(2001), los autores pretendían determinar la tendencia en
la dinámica familiar de niños que son
maltratados. Los resultados mostraron que la tendencia de la
dinámica familiar en las familias de estos niños,
contenía bajos niveles en dimensiones como la
individualidad, mutualidad, flexibilidad, estabilidad,
comunicación y la ocupación de roles, que en la
dinámica de familias de niños no maltratados.
Además se encontró que variables como el nivel
educativo bajo del padre, familias numerosas, padres desempleados
y la poca relación con los demás miembros
familiares, son factores que aumentan el riesgo del maltrato. Sin
embargo aclaran que en este estudio no se puede generalizar, ya
que la muestra representativa es muy pequeña y la
complejidad del fenómeno es muy amplia.
La Liga de Bienestar del Niño de América
(2001) recientemente encontró que el abuso de sustancias
está presente en un 40 a 80 por ciento de familias en que
los niños son las víctimas de abuso. Los recientes
estudios también han establecido un eslabón entre
tener una historia de abuso de niñez y volverse una
víctima en el futuro. En Emerging Practices in the
Prevention of Child Abuse and Neglect, (2003) se
encontró que las en familias donde hay presencia de abuso
de sustancias psicoactivas, utilizan el maltrato o están
en un riesgo superior de maltratar.
Red de apoyo: relaciones sociales,
interacciones y vínculos.
Crouch, J; Milner, J; Thomsen, C: (2001)
Realizaron un estudio donde observaron la percepción de
apoyo social que tienen los adultos de las experiencias de la
niñez (es decir, el recibir abuso físico y nivel de
apoyo social temprano) y riesgo para el niño por el abuso
físico. Los resultados arrojaron datos significativos que
permitieron asociar las variables. Mostraron que, los bajos
niveles de apoyo social temprano, pueden impactar en el riesgo
para ser abusado físicamente y afectar las percepciones en
la edad adulta. Por otro lado, El recibir abuso físico en
la niñez no parece impactar en la percepción de
apoyo social en la madurez. Sin embargo, la investigación
necesita identificar factores adicionales que puedan explicar la
asociación entre el recibir abuso físico en la
niñez y pueden aumentar riesgo de otros niños en la
edad adulta.
Un estudio longitudinal realizado por Saluja G, Kotch
J, Lee LC. (2003) para explorar si el capital social
y el apoyo social moderan la relación entre el maltrato
del niño y los resultados emocionales y conductuales como
depresión-ansiedad y agresión en los niños
de seis años. Los datos se recogieron a través de
entrevistas y encuestas. Los
resultados encontrados mostraron relación entre el
maltrato del niño y la agresión o
depresión-ansiedad. Sin embargo, los resultados de este
estudio también podrían indicar que en estudios
anteriores sobre el capital social podría ser un
empoderamiento para el apoyo social.
Características propias:
Características de la personalidad del niño que lo
hacen vulnerable al maltrato; el temperamento y la manera de
interrelacionarse.
Desde una perspectiva ecológica Cohen, T.
(1999) señala cuatro dimensiones de factores de riesgo que
constituyen la precondición de interacción para el
maltrato del niño. Es la interacción, la
dinámica entre ellos lo que determinará si el
maltrato del niño llega a ocurrir.
1. la predisposición paternal, 2. Las fuentes de
tensión, 3. Las características del niño y
4. El medio ambiente social y cultural.
Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo
ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro
dimensiones de factores de riesgo que constituyen los
pre-condición de interacción para el maltrato del
niño.
Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son
subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos
ambientes al que el niño se encuentra expuesto.
La investigación de Cohen, sugiere que existen
factores como el nivel de educación bajo del padre,
particularmente la falta de conocimiento general con respecto al
desarrollo del niño, poca comprensión de la
realidad que conlleva a la falta de comprensión de las
expectativas del niños y de sus cambios de conducta. Esto
constituye un riesgo potencial para el niño maltratado. La
relación entre los padres y su estado civil, es una
indicación fuerte de la calidad de relación. En los
resultados se encontró que los conflictos y tensiones
entre ellos, se correlacionan negativamente con la calidad de
relación entre padres e hijos.
El estudio menciona además, la falta de apoyo
emocional de la red social; como amigos,
vecinos y parientes, la cual se considera como un fuerte factor
de riesgo, sobre todo cuando la relación entre los padres
es difícil, violenta o inexistente, cuando existen crisis
en la vida familiar, como los cambios súbitos que exigen
una re-organización de la familia, ejemplo la
muerte de un miembro de la familia. Por último, el
temperamento del niño es una característica que le
da un potencial al niño para ser maltratado y mucho
más cuando el temperamento del niño es opuesto al
del padre.
La diversidad de factores, y las diferentes postura, y
las categorías planteadas, hizo surgir la necesidad de
plantear el siguiente interrogante.
¿CUALES SON LOS FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS
AL MALTRATO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE SE ENCUENTRAN EN
UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN
BOGOTÁ?
- Describir los factores de riesgo asociados al
maltrato en una muestra de niños y adolescentes, que se
encuentran en una institución de protección en
Bogotá.
Objetivos
Específicos
- Caracterizar la muestra de niños y
adolescentes de acuerdo con los factores de riesgo asociados al
maltrato. - Describir y analizar las características de la
estructura
familiar de niños y adolescentes que se encuentran en
una institución de protección en
Bogotá. - Describir y analizar las características de la
dinámica familiar de niños y adolescentes que se
encuentran en una institución de protección en
Bogotá. - Describir y analizar las características de
las redes de apoyo en niños y adolescentes que se
encuentran en una institución de protección en
Bogotá. - Describir y analizar las características
propias de niños y adolescentes que se encuentran en una
institución de protección en
Bogotá.
a. Estructura familiar
b. Dinámica familiar
c. Características propias
d. Red de apoyo
Tipo de investigación
El presente estudio es de carácter
descriptivo-retrospectivo y pretende describir los factores de
riesgo asociados al maltrato físico y psicológico,
así como la caracterización de la población
de niños y adolescentes que se encuentran bajo
protección en una institución de
Bogotá.
El trabajo presenta un tipo de investigación
multimetódico, esto según la estrategia de la
combinación trata de integrar subsidiariamente un método,
sea cualitativo o cuantitativo, en el otro método, con el
objeto de fortalecer la validez de este último compensando
sus propias debilidades mediante la incorporación de
informaciones que producen de la aplicación del otro
método, atenuando sus fortalezas metodológicas.
(Bericat, 1998)
Participantes
La población total fue de ciento treinta
niños y adolescentes, hombres entre los siete y diecisiete
años de edad, pertenecientes a la institución de
protección.
La población total fue dividida por rangos de
edades: (7 a 10) y (11 a 17) años, se sacó la
proporción en grupos de edades y el muestreo se hizo
intencionalmente, de la siguiente manera:
Tabla 2.
Selección de la Muestra
RANGO | POBLACIÓN | MUESTRA |
(7 a 10) años | 16 | 8 |
(11 a 17) años | 114 | 16 |
La muestra seleccionada intencionalmente, fue de
veinticuatro niños y adolescentes, con historia de
maltrato físico y/o emocional, como característica
esencial y se les aplicó la entrevista
semiestructurada.
Instrumentos
Para la recolección
de datos se utilizaron los siguientes
instrumentos:
1. Base de datos
de la institución: La institución cuenta con una
base de datos que reúne información
socio-demográfica e historia familiar de cada uno de los
niños y adolescentes.
2. Entrevista semiestructurada construida por
Ramírez, (2000) y publicada en la Revista Acta
de Psicología No. 4, adaptada con sesenta y dos
ítems para esta investigación: evalúa cinco
categorías: (a) Datos demográficos: Escolaridad,
nivel de desarrollo, aspectos culturales y económicos,
tiempo de institucionalización, historia laboral del
niño e historia académica de los padres, (b)
Estructura familiar: Composición, funcionamiento, (c)
Dinámica familiar: Vínculos, establecimiento de
normas, utilización del castigo, expresiones de afecto,
(d) Red de apoyo: relaciones sociales, interacciones y
vínculos, (e) Características propias:
Sentimientos, pensamientos, actos, temperamento. (Ver anexo
A)
Procedimiento
Fase 1: La revisión de los datos suministrados
por las historias institucionales, con el fin de establecer los
grupos para el estudio, los datos analizados fueron: factores de
riesgo, estructura familiar, dinámica familiar, redes de
apoyo y las características psicológicas del
niño que lo hacen vulnerable.
Fase 2: Después de realizado el tamizaje, se
realizó un muestreo de manera intencional, para la
posterior aplicación de la entrevista semiestructurada a
cada uno de los participantes con una duración aproximada
de cuarenta y cinco minutos por sujeto.
Fase 3: En esta fase se analizaron los datos
suministrados por cada sujeto entrevistado, mediante
análisis del contenido, estableciendo así los
factores de riesgo asociados al maltrato.
Consideraciones Éticas
Para la presente investigación se tomaron
en cuenta las normas éticas de la APA con respecto a la
confidencialidad y reserva de la identidad de
los participantes, de la misma manera se contó con la
autorización de la Institución de Protección
y el acceso a la información de la base de datos se
realizó bajo supervisión de uno de los funcionarios,
manejando un alto grado de confidencialidad. Por otra parte, se
realizó un consentimiento informado en donde el defensor y
persona autorizada para aceptar la participación de los
niños en la aplicación de las entrevistas, firma y
permite la grabación en audio de las respuestas de la
entrevista. El compromiso adquirido con la Institución es
el de entregar una copia de este trabajo para la documentación de la
Institución.
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la opción "Descargar" del menú
superior
Los resultados cuantitativos se analizaron a
través del muestreo intencional, junto con los datos de:
Edad, procedencia, nivel de desarrollo, de escolaridad, historia
laboral e historia académica de los padres. Los datos
arrojaron los siguientes resultados:
Figura 1. Distribución de la muestra por
edades.
Las edades específicas se distribuyeron
así:
Figura2. Distribución de la muestra por
edades
Los menores de 16 años se excluyeron de la
muestra, porque no existe en ellos historia de maltrato
físico y/o emocional; característica esencial de la
muestra. La procedencia, es otro factor analizado para establecer
la zona geográfica con mayor presencia de maltrato dentro
de la muestra analizada.
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Figura 3. Distribución de la muestra por
lugar de procedencia
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La procedencia según los rangos de edad, se
divide de la siguiente manera:
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Figura 4. Procedencia de niños de 7 a 10
años de edad
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Figura 5. Procedencia de
niños de 11 a 17 años de edad.
En cuanto a la historia laboral, se tuvo en cuenta el
porcentaje total de la muestra y ésta a su vez dividida en
los rangos de edades 7 a 10 y 11 a 17.
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Figura 6. Historia laboral de la
muestra.
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Figura 7. Historia Laboral de
niños de 11 a 17 años de edad.
12 niños entre 11 y 17 años han trabajado;
esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños no han
trabajado es decir, el 25% de la muestra.
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Figura 8. Historia laboral de
niños de 7 a 10 años de edad.
3 niños entre 7 y 10 años han trabajado;
esto corresponde al 38% de la muestra. 5 niños no han
trabajado es decir, el 62% de la muestra.
El nivel educativo se tuvo en cuenta para conocer en
qué grado de escolaridad se encuentra el menor.
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Figura 9. Nivel académico de
niños entre 7 y 10 años de edad
Todos los niños entre 7 y 10 años se
encuentran en algún grado de primaria.
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Figura 10. Nivel Académico de
niños entre los 11 y 17 años de edad.
11 niños entre 11 y 17 años de edad cursan
algún grado de primaria, mientras que 5 niños se
encuentran en cursos de bachillerato.
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Figura 11. Nivel de escolaridad de
los padres.
De la muestra seleccionada, 12 padres (papá y
mamá) poseen un nivel educativo hasta primaria; 5 poseen
un nivel hasta el bachillerato y 7 no especifican.
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La escolaridad por los rangos de edad se muestra de la
siguiente manera:
Figura 12. Escolaridad de los padres de los
niños de 7 a 10 años de edad
5 padres de niños entre 7 y 10 años,
poseen un nivel educativo en algún grado de primaria y 3
poseen algún grado del bachillerato.
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Figura 13. Escolaridad de los padres
de niños de 11 a 17 años de edad.
7 padres de niños entre 11 y 17 años de
edad, poseen un nivel educativo en algún grado de la
primaria; 7 niños no especifican el nivel de escolaridad
de sus padres y 2 padres poseen un nivel educativo en
algún grado del bachillerato.
Los datos encontrados en la muestra total con referencia
a la dinámica familiar son 22 niños refieren un
ambiente familiar violento, 10 niños poseen figura de
padrastro/madrastra, 5 niños han cambiado de residencia
junto con sus familias y 7 niños han sufrido las
consecuencias de la adicción de alguno de sus
familiares.
Según los rangos de edad se encontró de
acuerdo con la categoría dinámica familiar
(Microsistema) los siguientes datos:
Tabla 3.
Categoría: Dinámica Familiar; Especificada
en rangos de edad y subcategorías.
Dinámica familiar | Rango (7 – 10) | Rango (11 – 17) |
Ambiente familiar | 7 niños | 15 niños |
Presencia de | 3 niños | 7 niños |
Cambio de residencia | 2 niños | 3 niños |
Adicciones | 2 niños | 5 niños |
Las subcategorías que más se repiten
dentro de la muestra son; Ambiente familiar violento, Presencia
de padrastro/madrastra, Cambio de residencia y adicciones. En la
tabla se puede ver como estas subcategorias están
presentes en cada rango de edad.
Tabla 4.
Categoría: Estructura Familiar haciendo
especificidad en la presencia y no presencia de
ésta.
Estructura familiar | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Presencia de estructura | 2 | 1 |
No presencia de estructura | 6 | 15 |
Este categoría se dividió en dos
subcategorias; teniendo en cuenta a la vez los rangos de edad.
Encontrando así que de 7 a 10 años seis de los
niños no cuentan con presencia de estructura familiar y
los niños de 11 a 17 años 15 de ellos no cuentan
con una estructura familiar.
Tabla 5.
Categoría: Red de Apoyo
Red de Apoyo | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Presencia | 2 | 1 |
No presencia | 6 | 15 |
Según los datos encontrados en el análisis
de resultados, se pudo observar que los niños entre 7 y 10
años seis niños no contaban con presencia en su red
de apoyo, mientras que dos niños si la poseían; en
los niños de 11 a 17 años de edad se
encontró que 15 niños no contaban con red de
apoyo.
Tabla 6.
Categoría: Características propias del
niño
Características propias | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Pasivo | 3 | 3 |
Agresivo | 5 | 13 |
Sobre las características propias del
niño, se encontró como consecuencia del maltrato
proporcionado por sus cuidadores que 7 a 10 años de edad,
cinco de éstos tenían características
agresivas, mientras que tres de los niños poseían
una actitud más pasiva frente al maltrato. Los
niños de 11 a 17 años, trece de los niños
manifestaban características agresivas ante el maltrato de
sus cuidadores, mientras que tres no lo hacían.
Los resultados cualitativos de la entrevista
semiestructurada se analizaron a partir de una descripción
de acuerdo con las categorías, para contrastarlos
posteriormente con la teoría ecológica adoptada en
la investigación.
PARTICIPANTE 1 Rango (7-10
años)
CATEGORÍA | NARRACIÓN | DESCRIPCIÓN DE | INTERPRETACIÓN |
A | "Vivía con mi tío Gonzalo" "mi | El niño ha estado en varios hogares de su | No se identifica en el niño una familia |
B | "Yo vivía con mi tío, los fines de | El abuelo, es muy agresivo con el El abuelo poseía poca tolerancia | El niño ha sido abandonado por la madre, |
C | "Me portaba regular, algunas veces era juicioso, | Al no sentir el apoyo de la madre, el niño | La pasividad del niño lo hace vulnerable al |
D | "No tengo muchos amigos, solo tengo a mi hermano, | Muestra pocas redes de apoyo, que hubieran Se observa apoyo y protección por parte de | La red de apoyo del niño es insuficiente, |
PARTICIPANTE 2 Rango (7-10
años)
CATEGORÍA | NARRACIÓN | DESCRIPCIÓN DE | INTERPRETACIÓN |
A | "Vivía con mi papá, con Guillermo, | Se puede ver como el niño pone de | El abandono de la madre a los tres años de |
B | "Cuando me daba el apoyo, cuando me brindaba "Que era buena gente, que nos gasta algo, nos "Mi madrastra nos regaña, nos grita nos | Las pautas de crianza en este niño fueron El padre en un primer lugar es descrito como el autoritario, que maltrata a sus hijos porque es | La madrastra que asume el poder a través |
C | "Yo era todo agresivo, todo inquieto, pero ya, ya "Sentía como miedo pero no tanto". "Me | La falta de atención, el rechazo que | La agresividad y la percepción de |
D | "Era una vecina, como si fuera mi familia", "por | El niño contaba con una red de | No cuenta con una red de apoyo social, aunque |
PARTICIPANTE 3 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 4 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 5 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 6 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 7 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 8 Rango (7-10
años)
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PARTICIPANTE 9 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 10 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 11 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 12 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 13 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 14 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 15 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 16 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 17 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 18 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 19 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 20 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 21 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 22 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 23 Rango (11-17
años)
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PARTICIPANTE 24 Rango (11-17
años)
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A partir del análisis de
datos, se pretende dar a conocer los factores de riesgo del
maltrato infantil de la muestra, teniendo en cuenta la
categorización que se hizo de la entrevista donde se
obtuvo las respuestas de cada uno de los
participantes.
La descripción de los factores de riesgo a partir
de la categorización en cuanto a los datos cuantitativos
se concluye teniendo en cuenta los rangos de edad, que los
niños y adolescentes entre 11 y 17 años representan
un 67% de la muestra analizada, los niños de 7 a 10
años representan un porcentaje del 33%, distribuidos de la
siguiente manera; los niños de 7 años representan
el 4% de la muestra, los de 12 años se distribuyen de la
misma manera, los niños de 8, 9 y 13 años
representan un porcentaje del 8%, para cada edad; los
niños de 10 y 11 años ocupan un porcentaje de 13%
para cada edad y el porcentaje más representativo se da en
los niños de 14 y 17 años de edad con un promedio
del 17% para cada edad.
En cuanto al lugar de procedencia, se encontró
que el 46% de la muestra es procedente del departamento de
Cundinamarca; según los porcentajes, el departamento del
Tolima representa un 17%, Boyacá un 13%. El Valle del
Cauca muestra un porcentaje del 8% y los departamentos del Meta,
Huila, Antioquia y Guajira tienen un porcentaje del 4% cada uno.
Esto se debe a que el centro de protección se encuentra en
Bogotá, siendo este su principal punto de atención,
y prestando el servicio a poblaciones aledañas a la
ciudad. A la vez se debe tener en cuenta la región, debido
a que según datos del I.CB.F, la región donde
más se maltrata en Colombia es en el altiplano
cundiboyacense.
Al revisar la historia laboral en el total de la
muestra, se encontró que el 62% trabajó alguna vez,
y el 38% manifestó no haber trabajado. En el rango de 11 a
17 años se encontró que 12 niños han
trabajado; esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños
no han trabajado es decir, el 25% de la muestra. En el rango de 7
a 10 años, 3 niños han trabajado; esto corresponde
al 38% de la muestra. 5 niños no han trabajado es decir,
el 62% de la muestra.
Se puede concluir entonces, que la mayor cantidad de
niños y adolescentes que han laborado se encuentra entre
los 11 y 17 años de edad. Según cifras en Colombia
trabajan mas de 2.500.000 niños. De este total 1.700.000
son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son
niños entre 6 y 7 años. UNICEF (2004).
Respecto al grado de escolaridad de estos menores se
detectó que en el rango de 7 a 10 años, todos, es
decir los 8 niños seleccionados se encuentran en
algún grado de la primaria; en el rango de 11 a 17
años, 10 de ellos se encuentran en algún grado de
la primaria y 5 en algún grado de bachillerato. Esto
denota negligencia educacional, ya que sus padres no les
brindaban el derecho a la educación. Esto a la vez se pudo
ver determinado por la misma experiencia que tuvieron los padres;
según la apreciación dada por los participantes, el
grado de escolaridad de los padres refleja la poca o nula
educación de los mismos así; el 54% cursaron
algún grado del nivel básico primario y un 17%
algún grado del bachillerato; sin embargo, el 29% de los
niños no posee esta información.
Del total de la muestra se puede concluir que doce
padres (papá y mamá) cursaron algún grado
del básico primario, cinco padres cursaron algún
grado del bachillerato y siete niños desconocen esa
información acerca de los padres. En el rango de 7 a 10
años, cinco padres de estos niños, cursaron
algún grado del básico primario, y tres padres de
estos niños cursaron algún grado del bachillerato.
En el rango de 11 a 17 años, siete padres de estos
niños y adolescentes, cursaron algún grado del
básico primario, dos padres de estos niños,
cursaron algún grado del bachillerato y siete niños
desconocen esa información acerca de sus
padres.
Lo anterior se puede soportar desde el contexto de la
transmisión intergeneracional, esta plantea que las
personas maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo
tipo de maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por
Aracena, M (1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez
(2003). Esto puede hacer pensar que muchos de los padres de estos
niños y adolescentes, tuvieron padres negligentes, y ahora
sus hijos, es decir los padres de los niños de la muestra
generan el mismo tipo de maltrato.
Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo
ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro
dimensiones de factores de riesgo que constituyen los
pre-condición de interacción para el maltrato del
niño.
Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son
subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos
ambientes al que el niño se encuentra expuesto.
La investigación de Cohen, sugiere que existen
factores como la falta de educación. El nivel de
educación bajo paternal y particularmente falta de
conocimiento general con respecto a la cuenta de desarrollo de
niño para las expectativas poco realistas, y constituye un
riesgo potencial para el niño maltratado. La
relación entre los padres, de ser casados o de no serlos,
es una indicación fuerte en la calidad de relación.
Encontrando conflictos y tensiones entre ellos.
Los resultados cualitativos encontrados de acuerdo con
los factores de riesgo descritos, la categorización de los
mismos y con base en el modelo ecológico, se concluye que
el factor de riesgo que se repite en la historia de
veintiún niños es la ruptura y desarmonía
familiar que puede terminar siendo una causa que produce un
cambio en los aspectos propios del niño, tales como la
personalidad, el estado de ánimo; incluido en la
teoría desde el nivel individual, denominado Ontosistema.
Siguiendo el número de repetición continúa
el nivel del Microsistema; en este nivel, veintidós
niños refieren ambientes familiares violentos, diez
niños han vivido con figuras (materna/paterna)
sustituidas, pero no funcionarias, Radhakrishna, U; & cols.
(2001) encontraron que los niños que tenían un
substituto del padre en casa, tenían la doble probabilidad
de denunciar maltrato después de su entrada a casa; que
aquellos que vivían con su padre biológico. El
sustituir las figuras paternas, y que estas no sean funcionarias,
se puede deber al tipo de vinculo que se establece, pues muchas
veces estas figuras son introducidas a la fuerza en la vida del
niño, situación que causa malestar tanto para el
niño, como para el sustituto, este malestar busca
liberarse y el modo en el que se libera es maltratando al
niño, y este niño termina arraigándose a la
situación de maltrato, o mostrando comportamientos
hostiles.
Otra situación que se presenta es el constante
comportamiento nómada de algunas familias. Se
encontró que cinco niños han sufrido cambio de
residencia junto con sus familias.
Los datos obtenidos también revelaron que siete
niños han sufrido las consecuencias de la adicción
en sus familias; el consumo de
psicoactivos funciona como desinhibidores de las tendencias
agresivas y violentas de los adultos que maltratan a los
niños.
Se puede decir entonces que en cuanto a la
dinámica establecida entre los miembros de las familias;
la entrada y salida de miembros de la familia, la falta del
establecimiento de normas y de pautas de crianza, la
utilización del maltrato como forma de educación,
los cambios constantes de residencia, el consumo de alcohol y
drogas, la ausencia de uno de los padres y el abandono
psicológico al que están expuestos los niños
constituyen factores de riesgo del maltrato que son reales y
actuales.
Lira, P (2003) considera a la familia como un ecosistema, un
sistema en interacción dinámica con su entorno. Es
decir, la familia se conceptualiza en ese contexto como un
conjunto de individuos en interacción, involucrados en un
proceso continuo de autodefinición e interpretación de la realidad que les
rodea, creando así pautas de interacción
únicas en la unidad familiar.
Bajo condiciones normales el ecosistema se
mantendrá en un estado de equilibrio
dinámico en el que existe un balance adecuado entre los
recursos del sistema y los niveles de estrés. No obstante,
cuando se producen cambios en el exterior de la familia,
combinados con cambios en el seno de ésta, puede
producirse un estado de inestabilidad ecológica, en el que
los niveles de estrés exceden la disponibilidad de
recursos personales y familiares, donde el conflicto y la
violencia son más probables. (Lira, P; 2003).
En las narraciones se puede ver como algunos de los
niños de la tuvieron que vivir estos cambios, uno de estos
cambios es la muerte de alguno de los miembros de la familia, que
producen cambios en el seno de esta, siendo las figuras
reemplazadas, o los roles cumplidos por otro miembro de la
familia; provocando así situaciones de estrés que
daban como resultado escenas de maltrato.
El aislamiento social en el nivel del exosistema se
encuentra como el tercer factor de riesgo repetitivo e inmerso
dentro del nivel de microsistema; diecisiete niños de los
veinticuatro muestran poca o nula redes sociales. La falta de
apoyo emocional, así como los amigos, vecinos y los
parientes tienen un peso fuerte como un factor de riesgo, sobre
todo cuando la relación entre los padres es
difícil, violenta o inexistente.
Así mismo, se evidencia que las redes sociales
que protegen y orientan al niño, no son funcionales, pues
estas existen en un grado muy bajo a tal punto de no poseer redes
sociales
En cuanto al nivel del ontosistema agrupando los
aspectos propios del niño, tales como la personalidad, el
estado de ánimo, la característica observada en
dieciséis de los veinticuatro niños fue la
pasividad frente a la situación de maltrato y la
agresividad en los ocho restantes; tales características,
desde la perspectiva ecológica están siendo
afectadas por la historia de maltrato, la desatención
severa, el rechazo emocional y la historia de desarmonía o
ruptura familiar. Esto último se evidencia fuertemente
siendo el primer factor de riesgo asociado al maltrato en la
mayoría de los participantes.
Para finalizar esta investigación es una
experiencia, que enriqueció el conocimiento, frente a una
problemática de grandes magnitudes como es el maltrato, un
tema que posee grandes teorías, y explicaciones que
facilitaron el manejo del problema, entendiendo y analizando los
factores de riesgo del maltrato, desde la comprensión
teórica, contrastada con la información obtenida de
la muestra.
Como limitante se pudo observar que muchos de los
niños de la muestra en la entrevista, entraban en crisis,
haciéndose necesario la interrupción de la
entrevista, y permitir al niño que pudiera liberar toda la
tensión que le generaba el hablar de la temática.
Esto se denomina limitante ya que en algunas ocasiones se
sintió que el niño necesitaba una
intervención, pero que por razones de tiempo y
características de la investigación no se
podía intervenir.
Es por eso que para futuros estudios se sugiere
desarrollar una investigación del tema, pero más
desde un abordaje clínico, donde se pueda evaluar la
intervención psicológica.
Otro estudio que se puede llevar a cabo es el de
cómo un niño que viene siendo víctima del
maltrato, tiene que nuevamente vivir la situación cuando
llega a un medio que también es violento. Este estudio
seria más de contrastar el funcionamiento de la familia
con el funcionamiento institucional (estado).
A la vez indagar más a fondo, como la
situación de maltrato, se manifiesta en el niño, en
sus conductas, y en sí mismo, es decir como interioriza, y
vivencia la situación en el presente y en un futuro. Este
se podría desarrollar a partir de las
características de un estudio longitudinal donde se haga
seguimiento del niño desde que ingresa a la
institución, hasta que cumple su mayoría de
edad.
El estudio brinda un aporte importante a diferentes
disciplinas como la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Psicopedagogía,
entre otras, para el planteamiento de intervenciones que permitan
la disminución de tales factores de riesgo asociados al
maltrato físico y emocional.
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ANEXO A
ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA
- DATOS DEMOGRÁFICOS
- ¿Cuántos años tiene?
- ¿Cuánto hace que vive aquí? Y en
otras instituciones? - ¿De dónde viene?
- ¿Cómo y quién daba el apoyo
económico? - ¿En qué grado escolar se
encuentra? - ¿Ha trabajado? (cuánto tiempo,
qué tipo) - ¿Cuánto mide y cuánto
pesa? - ¿Sus padres tuvieron estudio? (en caso de ser
afirmativo, continúe con la siguiente
pregunta) - ¿Hasta qué nivel educativo
llegaron?
- ESTRUCTURA FAMILIAR
- ¿Con quién vivía antes de llegar
al Centro de Emergencia? - ¿Conoció a sus dos padres?
- ¿Sus padres vivieron juntos? (si la respuesta
es afirmativa, continúe con la siguiente
pregunta) - ¿Cuánto tiempo vivieron
juntos? - ¿Con quién mas vivía? (hermanos,
parientes, padrastro / madrastra etc)
- DINÁMICA FAMILIAR
- ¿Qué recuerda de su
mamá? - ¿Qué recuerda de su
papá? - ¿Qué recuerda de su
familia? - ¿Su familia acostumbraba a cambiar con
frecuencia de residencia? (en caso de ser afirmativo,
continué con la siguiente pregunta) - ¿Qué tantas veces?
- ¿Cuáles fueron las razones para estos
cambios? - ¿Con qué frecuencia se habla con alguno
de sus parientes? (En caso de ser afirmativo, conteste la
siguiente pregunta). - ¿Con quién?
- En su casa: ¿Los problemas se solucionaban con
gritos y golpes? - ¿Cuál es el pariente más querido
por usted y por qué? - ¿Cuál es el pariente menos querido por
usted y por qué? - ¿Su madre era cariñosa con usted? (en
caso de ser afirmativo, conteste la siguiente
pregunta). - ¿De qué manera le expresaba ese
cariño? - ¿Se preocupaba por usted?
- ¿Le daba lo que necesitaba?
- ¿Le daba amor?
- ¿Hablaba con usted las cosas de
ella? - ¿Lo obligaba a llegar a casa a una hora
fija? - Cuando cometía alguna falta: ¿Le
pegaba? (si es afirmativo) - ¿Con qué le pegaba?: Juete,
Cinturón, Chancleta, Cable. Bofetada, otros. - ¿Lo amenazaba con pegarle si no le
obedecía? - ¿Lo gritaba y lo insultaba?
- ¿Le pegaba con la mano?
- ¿Vio que sus padres se golpearan?
Por favor, repita las mismas preguntas en
relación con el padre. En caso de que el entrevistado
no haya tenido padres, se le debe interrogar sobre el tutor o
la persona más cercana en su edad temprana. - ¿Vio que alguno de sus padres golpeara a sus
hermanos? - ¿Su padre, madre, tíos o parientes
tuvieron problemas con la justicia? - ¿Su padre, madre, tíos o parientes
tuvieron problemas con las
drogas? - ¿Su padre, madre, tíos o parientes
tuvieron problemas con el alcohol? - En su casa: ¿Tuvieron problemas de
plata? - ¿Cuánto tiempo permanecía solo
en su casa? - ¿Recuerda algún evento familiar con
tristeza?IV. CARACTERISTICAS PROPIAS
- ¿Recuerda algún evento familiar con
alegría? - ¿Cómo era usted? (Temperamento:
inquieto, activo, destructor, malgeniado, irritable, hacia
pataletas, agresivo, impulsivo, brusco, desorganizado, miedoso,
desobediente, grosero, mentiroso, impaciente, intimidaba y
desafiaba a otros, tolerante, sumiso, cariñoso,
retraído y atento). - ¿Cómo reaccionaba frente a las
injusticias? - ¿Cómo reaccionaba cuando lo
castigaban? - ¿Cuándo lo castigaban, cuáles
eran los motivos? - ¿Alguna vez le pegaron y le dejaron una marca?
V. RED DE APOYO
- ¿Qué aspiras en la vida?
- ¿Tenía facilidad para hacer
amigos? - ¿Sus Padres sabían a dónde iba
cuando salía y con quién lo
hacía? - ¿Sus padres tenían parientes cercanos o
familiares que los ayudaban en caso de tener algún
problema? - ¿Alguna vez lo cuidó una persona ajena
a su familia? (si es afirmativo, continúe) - ¿Cómo se sentía bajo el cuidado
de él / ella? - ¿Era una persona amable?
- ¿Era una persona exigente?
- ¿Era una persona más preocupada por los
oficios que por su cuidado? - ¿Qué cosas recuerda que le haya
enseñado? - Cuando tenía problemas, ¿A quién
acudía?
Andrea Catalina Camacho Sánchez
Gloria Ayarith Camargo Rincón
Shirley Magaly Chaparro Ardila
Proyecto de grado para optar el título de
Psicóloga
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO EN NIÑOS Y
ADOLESCENTES DE UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN
BOGOTÁ
Bogotá, D.C Mayo de 2004