- Conceptualización de la
Legitimidad - Legitimidad –
ilegitimidad - La estabilidad
política - Los "casos
límite" - Gobernabilidad, su
concepto - Conclusión
El término legitimidad tiene matices
sociológicos, proviene del reconocimiento que el
electorado haga de sus gobernantes. Dicho reconocimiento se basa
en el convencimiento pleno de que el cargo que desempeñan
está acorde con una decisión tomada de manera
democrática; La importancia de las elecciones en este
rubro es la representatividad ideológica de los votantes
en el aparato rector del Estado.
La sociología ha desempeñado un
importante trabajo en los
estudios politológicos y le ha dado un punto de partida a
conceptos político – legales, en este caso nos
referiremos al de Gobernabilidad, sin menoscabo de la
utilización de otros que en el desarrollo del
presente se utilicen.
La antítesis de la
gobernabilidad, la ingobernabilidad la estudiaremos como
una consecuencia de los bajos índices de legitimidad en el
contexto de los regímenes democráticos.
Conceptualización de la
Legitimidad.
Entendemos por legitimidad la creencia en la validez de
un determinado orden político, que se vincula con la
garantía del cumplimiento del ejercicio de
dominación.
Para Jean – Francois Prud ´Homme la
legitimidad de las instancias democráticas depende en gran
medida de la capacidad de participación política de su
ciudadanía, sin embargo dicha
participación sólo se conocerá cuando exista
una verdadera confianza de la validez de los procesos
electorales; Garzón Valdéz citando a Luhmann
considera que la legitimación es un proceso de
reestructuración de las expectativas mediante procesos
fácticos de comunicación, lo cual nos lleva a pensar
que, la legitimidad es la condición mediante la cual la
ciudadanía siente que sus expectativas serán
manifiestas mediante los candidatos que ha elegido para que le
represente.
Hablamos pues, de una condición de
justificación moral de un
sistema englobada
en fundamentos iusnaturalistas que buscan el consenso de
opiniones que ayude a cumplir con los proyectos socio
– políticos establecidos.
La legitimidad como tal, ayuda a crear en el
animus de las personas la idea de que sus gobernantes lo
son debido a su apoyo, y esto lo manifiestan en el cumplimiento
de las disposiciones legales.
Cuando la legitimidad se encuentra en sentido negativo,
es decir, que exista carencia, nos encontramos frente al concepto de
ilegitimidad. Muchos de los analistas no aceptan este
término, y han preferido llamarles "Casos
límite".
Respecto del punto de vista interno del sistema, existen
tres principales tipos de casos límite que merecen
ser conocidos para su análisis.
- Aquellos que resultan de contradicciones internas de
la regla de reconocimiento - Los que derivan de su incapacidad para dar
solución a los problemas
que surgen dentro de ámbito de su vigencia - Aquellos que, no obstante su gravedad, son
solucionables a través de la regla de
conocimiento
Como podemos observar, la legitimidad y la ilegitimidad
provienen de diversos factores, la mayoría de ellos de
carácter subjetivo. Considero pertinente
hacer una nota aclaratoria en este momento: Legitimidad,
credibilidad y confianza no son sinónimas. La credibilidad
y confianza son factores que inciden en el grado de legitimidad.
Si así lo pensáramos, caeríamos en errores
de apreciación, el evaluar la legitimidad de un sistema
sólo por un aspecto particular. La relación entre
ellas depende de las características y fundamentos en los
que asienta el sistema su validez. La subordinación de
algunos aspectos de la vida política de un Estado
a otros, puede ayudar a que la ausencia de confianza no sea
relevante para su sostenimiento.
Incluso podemos establecer que un problema de
credibilidad y/o confianza cargue con un grado de beneficio. Sin
embargo para un estudio detallado de un sistema
político, ambas, credibilidad y confianza, se
convierten en indicadores
para medirla.
Sin embargo, ese estudio tendría que abarcar la
mayor cantidad posible de aspectos, no sólo los
electorales como la inmensa mayoría piensa, sino su
política interior y exterior, que le darán un
panorama amplio para someter a evaluación.
Pongamos un caso: Posterior a la crisis
económica que se vivió en México de
1995 a la fecha, se intentó culpar al anterior Presidente
Constitucional, y aunado a los problemas de fraude electoral
que se habían denunciado, se consideró que se
vivía una crisis de legitimidad, sin embargo debemos tener
en cuenta que existieron una serie de factores que convirtieron a
este, hoy odiado personaje, en el presidente mejor preparado como
estadista
- Tenía una amplia capacitación que reflejó en su
gestión. - En su periodo gubernamental fue que entramos a
la
globalización al firmar los tratados de
comercio con
los Estos Unidos de Norteamérica y
Canadá. - Fue un líder
carismático que proyectó seguridad en
sus decisiones.
Es importante destacar la enseñanza de este ejemplo. Si somos capaces
de ser objetivos, la
tan publicada "crisis de legitimidad" nunca existió pues
contaba con el apoyo de la mayoría de los
mexicanos.
Como podemos observar, es muy difícil que
lleguemos a encontrarnos frente a una crisis de legitimidad.
Tendría que reunirse una serie de características
tales como:
- Elecciones donde el resultado sea visiblemente
fraudulento y comprobado. - Una política, tanto interior como exterior,
ajena al beneficio de los ciudadanos. - La imposición de creencias y valores
ajenos a la realidad social. - Sistemas de castigo a la
oposición. - Suicidio moral y corrupción del
régimen.
Al hablar de estabilidad nos referimos a un concepto de
naturaleza
descriptiva, medible por datos
empíricos. Podemos decir entonces, que un sistema
político es estable si en determinadas circunstancias
tiene la tendencia o disposición a reaccionar en forma tal
que logra mantener su identidad.
Existen condiciones que determinan la identidad de un
Estado. Hablamos de los tipos de regla: primarias y
secundarias. Las primariasson llamadas
también de obligación, y las secundarias
sirven para asegurar la identidad, dinamismo y eficiencia del
sistema.
La estabilidad de un sistema político no depende
única y necesariamente de la legitimidad. Depende de la
capacidad de imposición de las normas
además de las que ya habíamos mencionado con
anterioridad.
Garzón nos proporciona cuadros referenciales
donde estudia la relación entre la capacidad de
imposición, la legitimidad y el punto de vista interno.
Entendamos por "punto de vista interno" el que adoptan los
miembros del sistema con respecto a la regla del conocimiento
para identificar las reglas válidas de aquél, en
que ven las razones aceptables para actuar.
Existen, respecto del punto de vista interno y la
capacidad de imposición cuatro posibilidades:
Punto de Vista Interno | Capacidad de Imposición |
+ | + |
+ | – |
– | + |
– | – |
Un segundo cuadro nos indica la relación
existente entre el punto de vista interno, la capacidad de
imposición y la legitimidad.
Punto de Vista Interno | Capacidad de | Legitimidad |
+ | + | + |
+ | + | – |
+ | – | + |
+ | – | – |
– | + | + |
– | + | – |
– | – | + |
– | – | – |
Y en un tercer cuadro vemos la relación existente
entre la suma del punto de vista existente y la capacidad de
imposición, con la legitimidad y la
estabilidad.
Suma existente entre el punto de | Legitimidad | Estabilidad |
+ | + | + |
+ | + | – |
+ | – | + |
+ | – | – |
– | + | + |
– | + | – |
– | – | + |
– | – | – |
Con anterioridad mencionaba que la llamada crisis de
representación ha sido sustituida por los llamados
"Casos límite" que son aquellos que se mueven entre
la explicación y la mutación de sus sistemas, es
decir, aquellos que si bien no han llegado al emotivo concepto de
inestabilidad, tienen una amplia posibilidad de acercarse a
él, de no tomar las medidas pertinentes.
La gran mayoría de los casos límite, se
encuentran en el supuesto de la crisis de legitimidad, que no es
otra cosa sino el derrumbe en la estructura
constitucional y en la capacidad de rendimiento del gobierno.
También se habla de otras crisis, de identidad,
participación, penetración, distribución, entre otras, que ya de manera
definitiva instan a clasificarlos ya como un Estado con problemas
de ingobernabilidad.
En este sentido, dependiendo del grado de legitimidad
observada, depende la estabilidad de los regímenes
políticos, así, mientras una legitimidad plena nos
conduce a un régimen estable, y una parcial a uno
inestable, la ilegitimidad lo convierte en un régimen en
crisis.
Ahora bien, la estabilidad política no depende
sólo de la legitimidad de las instituciones,
sino de la legitimidad personal de los
gobernantes. Llegado el momento, la estabilidad es doblemente
relativa, respecto de la duración de los elementos que la
sostienen, y a su contexto.
La estabilidad política en los regímenes
democráticos depende de lo ya anotado anteriormente,
mientras que en otras épocas o regiones los cánones
pueden ir hasta la represión de los sublevados. Por
ejemplo, en la Nueva España la
manera de conservar la estabilidad y el orden político fue
la conquista religiosa, el castramiento de la ideología propia de los pueblos
precolombinos, el encarcelamiento o muerte de los
disidentes entre otras medidas propias de la monarquía absolutista.
La gobernabilidad se trata de un concepto netamente
politológico. Se dice que existe gobernabilidad en un
Estado cuando éste puede cumplir sin objeciones sus
proyectos y programas de
gobierno.
Cuando un Estado se encuentra en crisis por mantenerse
en la ilegitimidad o bien al ser inestable, la gobernabilidad de
éste se encuentra en juego. En el
primer caso, existirá el temor fundado de estallidos
sociales que puedan poner fin a la paz que se debe mantener. En
el segundo de los casos, es posible la existencia de revueltas o
rebeliones que impidan directamente el establecimiento de un
poder
público temporal.
En México, la Independencia
y la Revolución, fueron producto de la
inconformidad, de la ilegitimidad de las instituciones que
cargaban con el peso de sus creadores. Como este ejemplo podemos
encontrar muchos otros.
Considero pues, que en los regímenes
democráticos, donde mediante el sufragio se
elige a quien se considera más apto para desempeñar
los cargos públicos, debe existir esa confianza del
otorgante hacia sus candidatos.
Si la confianza electoral o post electoral se ve
dañada, la legitimidad puede verse en serios problemas.
Cuando ésta se rompe o se ve menoscabada, la estabilidad
política sufre las consecuencias.
De la estabilidad política dependen los planes de
gobierno. Un Estado en crisis no puede velar por los intereses de
los habitantes, le importa solamente su subsistencia, así,
la gobernabilidad que debiera existir se convierte en algo
inexistente.
La ingobernabilidad sugiere caos, carencias y
anarquía. Ningún país democrático que
se aprecie de serlo quiere llegar a este punto.
Las soluciones son
muy precisas. Debe revalorarse el papel del sufragio, del
compromiso de los gobernantes y las instituciones con los
ciudadanos, y primordialmente debe existir una conciencia
histórica nacional que nos ayude a tomar decisiones
correctas para el bien público temporal.
Odette Aguilera Barrios