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Historia de la medicina




Enviado por manujuan



    1. Salud y enfermedad,
      evolución de conceptos
    2. Medicina y
      positivismo
    3. Medicina
      antropológica
    4. Bioética en la
      educación medica
    5. Ética y enseñanza
      de las ciencias de la salud

    La medicina ha
    existido como una profesión misteriosa desde los mismos
    orígenes de la civilización, pero a pesar del
    progreso en el
    conocimiento de la Anatomía y la
    fisiología, tanto en la época
    antigua como en la moderna, el medico poca cosa mas podía
    hacer que aliviar el dolor, mitigar la ansiedad de los pacientes
    y predecir con mayor o menor exactitud los progresos de la
    enfermedad. Como los seres humanos se recuperan de un modo
    natural de muchas enfermedades, los cuidados
    prestados por el medico eran retribuidos. El formidable aparato
    de drogas que
    integraba la farmacopea se había compilado parcialmente a
    partir de las sustancias simples de la medicina antigua, basada
    en una mezcla de magia y medicina popular, y en parte de las drogas
    metálicas de efectos más violentos introducidas por
    Paracelso en el renacimiento.
    Casi todas ellas eran inútiles.

    Aquí y allá, por ejemplo, con el empleo de la
    química
    para la malaria y de la vacuna contra la viruela se habían
    descubierto algunas pocas medidas preventivas especificas que
    habían tenido éxito
    en virtud de afortunados accidentes,
    pero la falta de una experimentación o de una teoría
    adecuada hacia imposible su generalización.

    Los descubrimientos se suscitaron inicialmente de la
    aplicación de la química a las antiguas industrias
    biológicas de la fabricación de cerveza y
    elaboración de vino, cosa que permitió entender por
    primera vez que algunas enfermedades mortales, como carbunco, la
    hidrofobia, el cólera
    y la peste, son el resultado de la invasión del cuerpo por
    organismos vivos que provienen del exterior, revelando incluso de
    prevenir el contagio. A partir de entonces, y al menos en
    principio, estaba abierto el camino para el dominio de la
    enfermedad.

    Durante mucho tiempo la
    medicina fue solamente empírica: se diagnosticaba por los
    síntomas y se aliviaba el dolor aunque no se curase la
    dolencia o la enfermedad. Hasta el siglo pasado toda la medicina
    era la clínica médica.

    En nuestro siglo, irrumpen en el campo medico las
    biotecnologías que aplican las nuevas técnicas
    al progreso de paciencia y a las practicas experimentales,
    profundizando el estudio de las etiologías, precisando los
    diagnósticos y aconsejando las terapias apropiadas a las
    más diversas enfermedades, especialmente los tratamientos
    medicamentosos y quirúrgicos. La practica de la medicina
    que es la ciencia y
    el arte de curar a
    los los enfermos y preservar su salud, significa para el
    profesional, el deber de desplegar una actividad
    técnicamente perfecta y someterse a la disciplina
    ética
    propia de su profesión.

    Las cuestiones que abarca hoy la investigación científica en el campo
    de la teoría y practica de asistencia de pacientes
    mediante el uso de una avanzada tecnología,
    demuestran que la ética medica de hoy excede las normas de la
    deontología contenida en los códigos de
    Ética profesional cuyo incumplimiento conduce a los
    infractores ante tribunales respectivos integrados por sus
    pares.

    El presente siglo XX estuvo caracterizado por grandes
    progresos de la ciencia
    médica desde los tiempos de Hipócrates, tratando de
    llegar a los orígenes de la vida misma, investigando los
    misterios de las enfermedades funcionales y corporales, los
    mecanismos metabólicos, escrutando las cavidades
    más íntimas del organismo, sintetizando varias
    substancias para contrarrestar los efectos letales de las
    enfermedades, creando la célula
    viva en el laboratorio,
    reemplazando órganos vitales (riñón,
    corazón, pulmón) con la
    cirugía, practicando la vídeo cirugía de
    invasión mínima. Para llegar a este objetivo tuvo
    que asociarse con otras ciencias como
    la física que
    le ofrece sus equipos electrónicos, la bioquímica
    para los métodos de
    diagnóstico, la sociología y la antropología para el estudio de las
    enfermedades del hombre en su
    medio o hábitat.

    Así, el curandero arcaico dio paso
    respectivamente a la medicina primitiva, medieval, renacentista,
    del barroco, de
    la
    ilustración, la contemporánea, la
    atómica para ingresar a la cibernética y ve tú a saber que
    otras cosas nos esperan en el futuro.

    Salud y
    enfermedad, evolución de conceptos:

    En la medicina primitiva el concepto de la
    enfermedad es mágico y misterioso, difícil de
    separar de las creencias espirituales y de conformación
    del mundo, ya que estas y las ideas médicas están
    íntimamente relacionadas. Tras un análisis etiológico de la enfermedad
    entre los pueblos primitivos se puede reconocer como causa de la
    enfermedad, el hechizo dañino (algo así como el mal
    de ojos), la influencia de un espíritu maligno, la
    intrusión mágica de un cuerpo extraño y la
    perdida del alma. Se puede
    enfermar y perder el alma por el miedo súbito o por un
    accidente imprevisto.

    Se puede definir enfermedad como una alteración
    mas o menos grave en la fisiología o el funcionamiento del
    cuerpo, se puede definir salud al estar libre de enfermedad, pero
    para nuestro efecto, la enfermedad no es únicamente dolor
    y la salud no es únicamente ausencia de enfermedad sino un
    proceso
    complejo de adaptación que confluyen factores
    biológicos, psicológicos y sociales.

    La salud del hombre es un proceso complejo sustentado
    sobre la base de un equilibrio
    entre factores biopsicosociales. Lograr que el hombre se
    adapte a su medio implica la manutención de un equilibrio
    de la adecuada sincronización de las funciones de los
    sistemas de su
    organismo y en caso de surgimiento de un desbalance, esta
    adaptación depende del restablecimiento de ese
    equilibrio.

    La enfermedad afecte tanto a la mente y ante todo
    debemos aceptarla y cada cual debe tomar la dirección y la responsabilidad de su salud.

    Preguntar que es la salud y que es la enfermedad es como
    preguntar y preguntarse sobre que es la vida, etc. Es una
    pregunta difícil de dilucidar y con un sin numero de
    condicionamiento sociales, culturales, económicos,
    religiosos, políticos. Pero debemos conocer cual es
    nuestro prejuicio, el
    que consciente o inconscientemente va a influir en y sobre
    nuestro trabajo como
    profesionales.

    Necesitamos de un concepto de salud que sea
    relativamente independiente de nuestros prejuicios, es decir,
    necesitamos en cierto sentido una psicopatología diferente
    a la clásica.

    Es a partir de 1956, cuando la
    Organización Mundial de la Salud (OMS., 1956) define
    salud como: "El estado de
    completo bienestar físico, mental y social, y no
    sólo la ausencia de enfermedad".
    Esta definición de salud incorpora el factor social como
    elemento que también conforma el bienestar de las
    personas, además de los factores, físico y mental,
    tradicionalmente considerados. El factor social es además
    un elemento determinante de la calidad de
    vida y el bienestar de las personas que pasa a depender, no
    sólo del mundo de la sanidad, sino también del
    mundo social. En esta época, la prevención de las
    enfermedades, la curación y la rehabilitación se
    convierten en las actividades más idóneas para
    proporcionar salud a los ciudadanos.

    Medicina y
    positivismo:

    El positivismo es una escuela
    filosófica, nacida del empirismo, fue
    fundada por Augusto Compte (1789-1857) en la época de la
    revolución
    industrial: en un mundo en que se valoraron por sobre todo la
    ciencia y la técnica. Partiendo de la tesis del
    empirismo de que la fuente del conocimiento
    es la percepción
    sensorial, el positivismo amplía la validez de dicha
    percepción tanto a la inmediata como a la mediata, esta
    última, a través de registros y
    medidas instrumentales. Se afirma que no es posible conocer los
    principios y
    primeras causas de los fenómenos y que el intelecto humano
    en el campo de la ciencia ha de centrarse en establecer
    relaciones de causa-efecto, en lo posible, cuantitativas que
    permitan enunciar leyes
    científicas. Así, el positivismo elimina de su
    horizonte la metafísica.

    Las normas de la metodología del conocimiento positivista
    fueron enunciadas por Stuart Mill.

    En la concepción comptiana, la ciencia y la idea
    de la humanidad creadora se alzan a la altura de una religión. A pesar de
    algunas reacciones en contra de esta visión del hombre, el
    positivismo dominó el desarrollo de
    las ciencias de esa época, en medicina, la era de la
    bacteriología y de las especialidades.

    El positivismo hace su aparición en la facultad
    de medicina. Se impone de la mano de los partidarios de una
    fisiología materialista, que ponía a la materia como
    base de la vida y del actuar humano, en contraposición con
    la visión teleológica y teológica. Parten de
    lo mas especifico y mesurable, tomando a esto como punto
    principal de esta corriente, desechando las otras visiones donde
    se hablaba de conocimientos y saberes que nada tenían que
    ver con lo empírico, sino con lo imperativo desde el punto
    de vista religioso y de la
    moral.

    Medicina
    antropológica:

    Empezaremos por ubicar la medicina
    antropológica.

    Sus elementos primordiales son:

    1. La base científica incluye ciencias
    biológicas y ciencias
    sociales, conformando la denominada "ciencia única de
    la persona";
    asociación de biología y
    antropología. "El objetivo primario de las ciencias
    sociales es lograr un conocimiento organizado de la realidad
    social, que vendría a ser la suma total de los objetos y
    sucesos dentro del mundo sociocultural como los experimenta el
    pensamiento
    del sentido común de los hombres que viven su existencia
    cotidiana dentro del mundo, interactuando con sus
    semejantes"

    2. El hombre, y precisamente el hombre enfermo, debe ser
    considerado como una integridad con individualidad.

    3. La medicina es fundamentalmente una función
    social; de esta caracterización provienen, sus obligaciones
    para con la población y, a su vez, las obligaciones del
    Estado con los
    profesionales de la salud.

    4. Se suman derechos individuales y
    derechos de la sociedad. La
    sociedad debe asegurar la vigencia plena de los primeros. Se
    consagran los derechos de los enfermos, su autonomía, a
    cuyo servicio deben
    estar los trabajadores de la salud.

    5. La medicina debe responder a una serie de normas de
    ética, que en conjunto configuran lo que hoy se denomina
    bioética

    6. Así visto, el ejercicio de la medicina
    requiere:

    a. Los estudios sistemáticos de las relaciones
    entre los factores sociales, psicológicos y
    biológicos que determinan la distancia entre salud y
    enfermedad;

    b. La aplicación de los principios
    científicos al estudio de los fenómenos
    subpersonales que afectan la salud; y

    c. El enfoque integral y humanitario de la
    práctica médica.

    Este enfoque unitario de la medicina, como medicina
    antropológica no debe ser considerada como una nueva
    especialidad, sino como la imperiosa necesidad de resolver un
    problema que ha suscitado amplios debates en el estudio y
    ejercicio de la medicina, que debe ser encarado decididamente en
    la instrucción y formación de los estudiantes de
    medicina y residentes, de modo que desde un principio podamos
    absorber la ineludible obligación de ejercer una medicina
    de la persona en nuestra tarea científica y asistencial
    futura.

    Este pensamiento de unidad debe ser agregado al
    minucioso estudio clínico del enfermo, e incluir el
    interés
    del médico tratante por él, tendiente a desarrollar
    una relación interpersonal que sin perder su poder de
    convicción -sin paternalismo ni autoritarismo perjudicial-
    establece una estrecha y comprensiva relación
    médico-paciente que le permita aprovechar positivamente la
    indudable intuición del enfermo que se debe tener siempre
    presente, así como de la racionalidad que será
    necesario utilizar en el enfoque de su personalidad
    total. Ello es en general difícil de lograr con el simple
    interrogatorio de rutina despersonalizado y protocolar que sin
    duda crea en el paciente la inhibición de manifestarse
    abiertamente sobre su intimidad que incluye datos de singular
    valor para
    valorar el curso de toda enfermedad, y de tanta importancia desde
    el punto de vista médico para obtener pautas invalorables
    para el diagnóstico y detectar las reales y variadas causa
    etiológicas del proceso patológico en
    desarrollo.

    Los trastornos se constituyen como enfermedad cuando un
    sujeto les asigna el significado de síntomas, quedando
    así implicados los sistemas socioculturales y las
    representaciones sociales e institucionales de una
    sociedad.

    Tales representaciones (modos de percibir, categorizar y
    significar) y las conductas, constituyen la materia prima
    de interrogación antropológica. Es decir, analizar
    al proceso salud- enfermedad- atención en función de su propia
    historia, su
    propia cultura, del
    estado de sus relaciones familiares y sociales en un contexto
    político- económico.

    Ello no implica negar la dimensión propiamente
    biológica del mal ni proceder a un estudio de caso
    psicológico

    La antropología médica. pretende restituir
    a los actores sociales y a los especialistas del campo este
    conjunto hecho de relaciones y representaciones, que la medicina
    habitualmente expulsa hacia la periferia.

    Bioética en
    la
    educación medica:

    La bioética
    juega un papel preponderante en la educación
    médica ante el avasallante, progresivo y constante avance
    tecnológico. La responsabilidad de los docentes en
    compartir los conocimientos y nuevas técnicas significa,
    principalmente, ayudar en la formación de la
    personalidad del futuro médico con desarrollo de las
    cualidades deseables y advertir un aprendizaje
    integral extendido a la docencia e
    investigación biomédica.

    Sin embargo, plantear que el importante desarrollo de la
    Bioética se deba exclusivamente a una reacción a
    los problemas
    presentados por los avances científicos, nos parece una
    explicación interesante pero incompleta del
    fenómeno, porque también puede ser interpretada
    como la renovación del cultivo de una antigua y siempre
    permanente dimensión de la medicina, que de este modo
    resurge como una necesidad intrínseca de su desarrollo y
    maduración. En todo caso, sea como fuese, debe tenerse
    presente que estamos ante un problema educacional de la medicina,
    profundo y complejo.

    La médicos siempre han aceptado la
    responsabilidad moral que
    conlleva el ejercicio del poder médico sobre los
    pacientes. Tradicionalmente, la ética
    médica he expresado esta responsabilidad en forma de
    códigos y tratados
    éticos publicados por las propias asociaciones de
    médicos. Todo poder profesional autorizado socialmente, y
    especialmente el poder médico, lleva aparejada una
    responsabilidad pública. El derecho a practicar la
    medicina implica restricciones morales tanto internas como
    externas.

    El meollo de la situación es analizar el problema
    de las relaciones entre libertad y
    enseñanza, lo que constituye una
    cuestión vasta y compleja. Se trata, en definitiva, de
    considerar la enseñanza de la Bioética como la
    educación de la inteligencia y
    de la voluntad del estudiante y del médico en
    relación a una profunda aspiración de su naturaleza
    espiritual de amor a la
    verdad.

    Ética y
    enseñanza de las ciencias de la salud:

    La enseñanza de la Ética Médica
    debe jugar un papel decisivo e insustituible en la
    formación, tanto del estudiante, sea este de pre o
    postgrado, como del profesor de
    medicina. Porque, tal como se ha dicho, la Ética
    Médica forma parte inseparable del trabajo médico y
    no solamente en ciertas condiciones especiales o excepcionales.
    De ahí la importancia de la tarea que en este sentido debe
    cumplir la Facultad de Medicina.

    Por supuesto que no podemos olvidar que esta
    formación moral, tarea que debe cumplir la Facultad de
    Medicina, es complementaria de aquella, aún más
    fundamental, que entrega la familia del
    estudiante y la educación básica y
    media.

    Por tanto, para organizar la docencia de la Ética
    Clínica debiera reflexionarse sobre un aspecto
    indispensable: no basta una enseñanza formal de la
    ética, aunque esté bien diseñada y sea
    dictada por profesores idóneos, sino que este esfuerzo
    educacional debe ser dirigido, en primer lugar, a la
    formación moral del estudiante y de los futuros docentes,
    demostrándole el valor de una vida virtuosa y en
    particular estimulándole en la adquisición de
    aquellas virtudes necesarias en su relación con los
    pacientes y con los miembros del equipo de salud. De ahí
    la importancia del buen ejemplo que en su comportamiento
    deben dar los docentes de una Facultad de Medicina y en
    particular de los hospitales universitarios, el que debe
    concordar con sus enseñanzas.

    Los principios éticos fundamentales de la
    medicina, que fueron expuestos tan claramente en el Juramento
    Hipocrático, actualmente están siendo puestos en
    duda y, con ellos, muchos otros que han sido considerados durante
    mucho tiempo igualmente válidos. En efecto, la medicina se
    ha ido impregnando en los últimos tiempos con un
    relativismo moral cada vez más acentuado.

    La medicina actual necesita hoy no tanta ciencia como
    sabiduría, que es la ciencia suprema de las últimas
    causas, eminentemente ordenadora y que no es tal si no va unida a
    un modo de vida inseparable del conocer mismo.

    Por todo lo dicho, parece que actualmente se hace un
    deber rescatar algunos principios morales fundamentales que
    surgen de la propia naturaleza
    humana, que en ella tienen su raíz y con la ayuda de
    ellos restablecer una sana ética médica.

    En resumen, hay acuerdo en considerar que hay dos
    aspectos indisociables en la enseñanza de la Ética
    Médica. El primero es aquel que considera la importancia
    de la formación que recibe el estudiante en el medio
    social constituido por la Facultad de Medicina y hospitales
    universitarios, por medio de relaciones
    interpersonales y actitudes
    ejemplarizadoras que debieran dar un sello de familia a la
    Institución Universitaria y en cuyo molde debiera el
    estudiante formar su carácter de médico. El segundo, es
    la enseñanza formal, en la que debiera darse a conocer los
    criterios que lo ayudarán a discernir el bien del mal y
    sobre todo, a descubrir el valor primordial del amor, del bien y
    de la verdad.

     

    Juan Manuel Carrera

    Estudiante de Medicina de la Universidad
    Buenos
    Aires.

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