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El hombre y el proceso de trabajo




Enviado por reyner



    1. Esferas en el estudio del
      hombre
    2. La personalidad:
      integración de las esferas cognitiva y
      afectiva
    3. Esfera
      cognitiva
    4. Esfera
      afectiva
    5. Esfera
      social
    6. Esfera
      física
    7. Consideraciones
      finales
    8. Bibliografía

    Introducción

    No se puede hablar del trabajo sin
    relacionarlo directamente al hombre, ya que este es el principal
    sujeto, actor y beneficiario de cualquier actividad. En la
    evolución histórica de la gestión
    empresarial se le ha asignado un determinado papel dentro de
    este sistema, y de
    forma explícita o implícita ha sido siempre el
    elemento fundamental en el desarrollo de
    las diferentes actividades, pues a pesar del nivel
    tecnológico alcanzado por la mecanización y la
    automatización en los procesos
    productivos o de servicios,
    detrás de ellos siempre está el
    hombre.

    El hombre es el principal objeto y sujeto por su
    carácter activo, que a la vez transforma y
    se transforma en el desarrollo de la actividad. Cuando se dice
    que es el centro de la gestión
    de recursos
    humanos se analiza al mismo en la integración de las esferas cognitiva,
    afectiva, física
    y social.

    El enfoque sobre el hombre debe tener un carácter
    holístico, y la selección
    contempla todas las esferas que integran al hombre, no como una
    sumatoria sino en su síntesis e
    interrelaciones intra e interesferas, en su implicación en
    un medio determinado y en la interrelación con las
    demás personas. (Fig. 1)

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    Fig. 1. Modelo de
    las diferentes esferas a valorar en el hombre en el proceso
    de

    selección de personal.

    Son varias las disciplinas científicas que
    estudian al hombre en el desarrollo de la actividad laboral, tales
    como la medicina, la
    antropología, la fisiología, el derecho, la pedagogía y otros, pero la psicología en el
    desarrollo del proceso de selección de
    personal siempre ha ocupado una posición privilegiada
    por el alcance de su objeto.

    Esferas en el
    estudio del hombre

    Cuando se hace referencia a la existencia de diferentes
    esferas, se debe plantear la interrelación y dependencia
    entre todas; es decir entre lo biológico, lo
    psicológico y lo social integrado en el hombre, y es esa
    integración la que refleja la capacidad de una persona concreta
    o grupo de ellas
    para desarrollar con éxito
    determinada actividad. Hablar de un todo tiene lógica
    cuando existen partes, al igual que hablar de partes adquiere
    sentido cuando existe un todo; por lo que hay que valorar estos
    nexos en sentido dialéctico y reconocer su carácter
    holístico y sinergético. Esto implica analizar el
    sistema y sus componentes cuyas interacciones adquieren una
    dimensión cualitativa diferente.

    La personalidad:
    integración de las esferas cognitiva y
    afectiva

    Una categoría básica en el estudio del
    hombre y que resulta vital en el proceso de selección de
    personal es la categoría personalidad, pues como
    señalan Harre, R. y de Waele, J. (1979): "La
    personalidad es la base de la competencia
    social del ser humano".

    El estudio de la personalidad es un elemento central
    dentro de la selección de personal, ya que es la
    expresión más genuina del ser humano como ser
    social, por su carácter activo y transformador, y por su
    papel autorregulador y regulador, vista la personalidad en su
    condición integrada entre lo cognitivo y lo
    afectivo.

    Es obvio que cuando se habla de la existencia de una
    esfera cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a
    lo psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
    esta la principal manifestación del hombre en su
    implicación en el medio.

    En el desarrollo de la actividad psíquica se
    observa, la existencia de un conjunto de procesos
    psíquicos, los que se pueden clasificar de la forma
    siguiente:

    4 Cognitivos:
    sensación, percepción, atención, memoria,
    imaginación, pensamiento y
    lenguaje.

    4
    Afectivo-volitivos: emociones,
    sentimientos, voluntad, deseos, aspiraciones.

    Pero el estudio del hombre y su personalidad, no se
    refiere a atomizarlo en un conjunto de procesos que se dan en
    todo ser humano, aunque algunos de estos pueden manifestarse a
    niveles superiores de integración, con una incidencia
    significativa en el desarrollo exitoso de determinada actividad,
    pero nunca operarían de forma independiente sino
    integrados en síntesis, con un carácter diferente
    como parte de una configuración cualitativamente
    superior.

    En muchos procesos de selección se fragmenta al
    hombre en procesos aislados y se busca cuales procesos o
    combinaciones de estos correlacionan con el éxito; o sea
    se hace el estudio de cualidades aisladas para predecir el
    éxito a partir de éstas, sobre la base de modelos
    correlacionales, tratando de relacionar elementos fragmentados
    con el todo. También, algunos especialistas trabajan
    fundamentalmente sobre la base de categorías y
    tipologías, referidas a los aspectos de contenidos y
    estructurales, pero no valoran los aspectos funcionales
    expresados en las funciones
    reguladora y autorreguladora de la personalidad.

    Tradicionalmente, en la psicología del trabajo se
    ha realizado el estudio de la personalidad sobre la base del
    análisis de los elementos componentes de la
    denominada estructura
    clásica, la cual está elaborada sobre la base de
    los contenidos psicológicos; así para explicar la
    actuación del ser humano se planteaba la existencia de
    componentes, tales como el temperamento, el carácter, las
    capacidades y el sí mismo, los que no expresan los
    elementos diferenciales en el desarrollo de las diversas
    actividades por el sujeto; es decir, personas con iguales
    contenidos de la personalidad alcanzan resultados diferentes y
    otras con características personales distintas alcanzan
    los mismos resultados en el desarrollo de una actividad. Por
    ejemplo, el ser más o menos alegre, como rasgo aislado, no
    determina el éxito en el desempeño de un cargo, por lo que este
    enfoque no permite definir los aspectos de la personalidad que
    inciden en la actuación del hombre.

    Es conocido que no existe una teoría
    única, sino todo un mosaico, o quizás parafraseando
    a Koontz, H. (1987), una verdadera jungla de teorías
    psicológicas, que de una forma u otra abordan la
    problemática de la personalidad. Al respecto, Cowling, A.
    James, P. (1997) plantean: "Si bien la mayoría de las
    personas estará de acuerdo en que la personalidad es un
    factor muy importante que contribuye al éxito o fracaso en
    el trabajo,
    convendrá menos sobre la naturaleza de
    las personas y cómo debe medirse". Aquí afloran los
    debates alrededor de lo biológico y lo social en la
    personalidad, así como la relación entre lo
    heredado y lo adquirido y los métodos
    adecuados para su valoración.

    Existen diferentes posiciones sobre la personalidad en
    las distintas escuelas y corrientes psicológicas, y
    aún dentro de una misma escuela, lo que
    lleva a precisar desde cuál ángulo se proyecta el
    empleo de esta
    importante categoría para la psicología, Wislack,
    G. (1988) plantea en sus principios del
    psicodiagnóstico, el principio de la concepción de
    la personalidad en el cual refleja la necesidad de orientar
    éste en función de
    la concepción de la personalidad imperante. Entre los
    principales enfoques en el estudio de la personalidad se pueden
    citar la teoría de los tipos psicológicos, la
    teoría de los rasgos, teorías
    del desarrollo y teorías de la dinámica de la personalidad, entre
    otras.

    Existen múltiples tendencias en el estudio de la
    personalidad y la concepción teórica que se asuma
    tiene implicaciones metodológicas directas en la
    realización del diagnóstico de selección. En esta
    dirección, resulta ilustrativa la
    clasificación siguiente de diferentes definiciones sobre
    personalidad realizada por Allport, G., (1963):

    -Aditivas o de ómnibus: enfocan la personalidad
    como una suma de todas las características que posee y que
    definen a un individuo.

    -Integrativas o configuracionales: caracterizadas por el
    énfasis en los aspectos estructurales concibiendo la
    personalidad como un todo organizado.

    -Jerárquicas: establecen un ordenamiento
    jerárquico donde unas estructuras
    sirven de base a otras.

    -En términos de ajuste: hacen referencia como
    elemento central al papel de la adaptación de la
    personalidad.

    -Basados en la distintividad: enfatizan en la
    individualidad, en la diferenciación de los
    individuos.

    Resulta también de interes la
    clasificación que hace Morales, J. (1995) de las distintas
    teorías en el estudio de la personalidad en:

    -Teorías internalistas: hacen énfasis en
    la determinación de la conducta a partir
    de factores internos. Dentro de estas distingue las
    teorías biológicas donde incluye aquellas que
    enfatizan en los factores genéticos,
    anatomofisiológicos, tipología funcional
    neurológica y funcionamiento endocrino (Krestchmer,
    Sheldon); las psicológicas dentro en las que incluye las
    teorías procesales o de estado, que
    destacan los estados o mecanismos de naturaleza cognitiva o
    afectiva como fuerzas intrapsíquicas ( Freud), y las
    teorías estructurales que enfatizan los aspectos
    relacionados con la
    organización y el ordenamiento de los factores que
    integran la personalidad (Teoría de los rasgos, Cattell,
    Allport, Eysenck)

    -Teorías situacionistas: explican el comportamiento
    humano a partir de las situaciones externas. Fiel
    expresión de estas es el conductismo y
    las formulaciones siguientes de Skinner, B.
    (1971): "No podemos explicar la conducta de ningún sistema
    si estamos completamente situados en su interior. Finalmente
    hemos de recurrir a las fuerzas que influyen el organismo desde
    el exterior."

    -Teorías interaccionistas: su base radica en la
    concepción de la personalidad como una función de
    la interrelación entre las características
    personales y las situaciones. En las mismas se hace
    énfasis en el carácter activo del sujeto, el papel
    conductor de los procesos cognitivos y en las significaciones que
    adquiere el medio para el mismo.

    Estas clasificaciones tienen un carácter limitado
    ya que no parten de los elementos esenciales de orden
    ontológico, filosófico y epistemológico que
    definen el carácter de una teoría
    psicológica, y entremezclan categorías y
    concepciones sobre la personalidad contrapuestas, o existen
    teorías que pueden ser clasificadas en varias de las
    categorías establecidas. No obstante, muestran algunos
    elementos comunes en las definiciones planteadas por los
    diferentes autores, y sirven de ilustración del panorama conceptual
    existente.

    Es imposible en un trabajo de este tipo abordar con
    profundidad las concepciones teóricas de los diferentes
    autores; no obstante, es necesario destacar dentro de todos los
    estudiosos de la personalidad en Occidente, en relación
    con la selección de personal por sus aportes
    teóricos y metodológicos, desde distintas
    posiciones, los trabajos de G. Allport, C. Rogers, y A. Maslow,
    exponentes de la psicología humanista que ha realizado
    grandes aportes al estudio de la personalidad; los de R. Cattell,
    quien adopta como concepción teórica de la
    personalidad la teoría de los rasgos los que clasifica en
    aptitudinales, temperamentales y dinámicos teniendo en
    cuenta su grado de generalidad; su origen (constitucional o
    ambiental) y su significación (superficiales o causales).
    Se destaca en este autor, la creación de distintas
    técnicas psicológicas como el IPAT,
    el Inventario de
    Personalidad 16 PF sobre la base del análisis factorial.
    Se puede mencionar también a H. Eysenck, quien tomando en
    cuenta los postulados de W. Wundt, C. Jung, y J. Guilford
    establece que la base de las diferencias individuales se pueden
    describir en base a dos dimensiones principales el neuroticismo y
    la extraversión.

    A pesar de diferencias con respecto a algunas de las
    formulaciones se reconoce el valor del
    trabajo desarrollado por estos especialistas y sus aportes al
    desarrollo de esta categoría.

    La psicología marxista desde sus planteamientos
    teóricos e investigaciones
    desarrolladas ha realizado significativos aportes al estudio de
    la personalidad, y aunque existe una base filosófica
    común, existen diferentes tendencias al abordar ese
    importante objeto de estudio de la psicología.

    En un estudio realizado por Shorojova, E. (1985) se
    analizan las principales tendencias de la psicología
    soviética en el estudio de la personalidad:

    •Enfoque complejo de las ciencias que
    estudian al hombre: evidencia la necesidad del enfoque
    multidisciplinario en el estudio de la personalidad.

    •Enfoque individual: aunque parten del
    carácter social de la personalidad, hacen énfasis
    en el estudio de las particularidades del ser humano concreto.

    •Enfoque de la disposición práctica:
    prioriza el principio de la relación teoría
    práctica dirigiendo su atención hacía el
    estudio de la personalidad en su accionar en la
    práctica.

    •Orientación socio-psicológica en el
    estudio de la personalidad: no reduce la psiquis a un conjunto de
    elementos comunes. Shorojova, E. (1985) plantea entre las
    principales tareas objeto de estudio de esta tendencia: el
    estudio de la determinación social del carácter
    psíquico de la personalidad; la
    motivación social del comportamiento
    y la actividad de la personalidad en las diferentes condiciones
    socio-históricas y socio-psicológicas; las
    características de clases, nacionales y profesionales de
    la personalidad; las regularidades de la formación y
    manifestación de la actividad social de la personalidad;
    las vías y los medios para
    incrementar esta actividad; el status social de la personalidad;
    los sistemas de
    orientación de valores y
    posiciones; los problemas de
    la contrariedad interna de la personalidad y vías para su
    eliminación; la autoeducación del proceso de la
    formación del carácter psíquico de la
    personalidad de determinada formación
    socio-histórica.

    •Estudio de la personalidad sobre la base del
    principio de la unidad de la conciencia y la
    actividad: estas categorías son básicas en el
    estudio de este objeto y tienen un valor metodológico
    trascendental en el estudio de la personalidad al realizar el
    análisis de los aspectos vinculados con el proceso y el
    contenido en la formación de la personalidad. Esta
    tendencia parte de los postulados de L. Vigotsky, A.
    Leontiev, S. Rubinstein, sobre la actividad planteando el
    carácter activo de la personalidad, dentro de la cual las
    necesidades y los motivos constituyen el eje central. A.
    Leontiev, ubica la jerarquía de motivos como el
    núcleo de la personalidad y confiere un papel esencial a
    las actitudes. En
    esta dirección plantea: "la personalidad es una nueva
    formación psicológica que se desarrolla en las
    actitudes vitales del individuo como resultado de la
    transformación de su actividad". En este enfoque de la
    personalidad sobre la base de la actividad se destaca que esta no
    sólo se forma a partir de las acciones que
    se desarrollan en la relación sujeto-objeto, sino que como
    señala Abuljánova, K., es importante la actividad
    que se produce entre los sujetos, las relaciones que se
    establecen entre estos.

    • Enfoque sistémico estructural: es
    quizás el punto de contacto actual en el que coinciden en
    la actualidad los estudiosos de la personalidad de las más
    disímiles posiciones filosóficas y
    epistemológicas. Este enfoque tiene como principales
    representantes de la psicología soviética a K.
    Platonov, B. Anániev, A. Kovaliov, V. Miasischev, y V.
    Merlin. Aunque tienen como antecedentes las formulaciones de L.
    Vigotsky.

    Sin pretender agotar una problemática de tal
    dimensión es necesario abordar y asumir nuestra
    posición en este sentido.

    Pese a las diferencias de carácter
    filosófico, ontológico y epistemológico en
    los distintos enfoques en el estudio de la personalidad, pueden
    distinguirse elementos afines que pueden orientar, sobre la base
    de una posición común, la construcción del conocimiento
    integrado alrededor de esta importante categoría para la
    psicología.

    Desde hace varios años se viene produciendo un
    análisis crítico y reconceptualización de
    esta categoría, derivado del carácter limitado y
    las insuficiencias de los enfoques reduccionistas imperantes, de
    orden biologicista y sociologista en la concepción y uso
    de la misma, en el que intervienen representantes de las
    más disímiles teorías.

    Cuando se emplea el término personalidad, se
    está haciendo referencia a la expresión
    psicológica integrada del hombre y a sus manifestaciones
    en las distintas actividades de la vida social en su
    implicación en el medio. Entre los principales enfoques
    actuales en el estudio de la personalidad se deben significar el
    carácter integral visto con un enfoque holístico,
    expresado en el enfoque sistémico-configuracional; su
    individualidad; el carácter reflejo; el carácter
    social; la unidad de lo cognitivo y lo afectivo; la
    búsqueda de síntesis integradoras al explicar la
    misma; el carácter activo del sujeto en la
    construcción de la personalidad y su función
    reguladora y autorreguladora.

    Resulta evidente que los representantes de diferentes
    orientaciones teórico-metodológicas enfocan la
    necesidad de orientar el estudio de la personalidad, en
    función de ubicar al sujeto psicológico en el
    centro del proceso de construcción de la personalidad. En
    este sentido, Rubinstein, S. (1979) plantea: "en su
    condición de persona el hombre se presenta como
    ‘unidad’ en el sistema de relaciones sociales, como
    sujeto social de dichas relaciones" y añade "las aptitudes
    del hombre son pertrechos que no se fabrican sin su
    participación."

    El enfoque teórico asumido proyecta las
    categorías y la dinámica de la personalidad sobre
    la base de un enfoque histórico-cultural y
    configuracional, donde se produce una interrelación entre
    los aspectos sociales, estructurales, de contenido y funcionales,
    lo que permite el abordaje sistémico de la relación
    hombre-trabajo. Este enfoque fundamenta la estructura de la
    personalidad sobre la base de la integración en diferentes
    configuraciones: las unidades psicológicas primarias, las
    formaciones psicológicas y las síntesis reguladores
    como un proceso integrador ascendente a niveles superiores de
    complejidad. Estos subsistemas son una expresión de la
    unidad de lo cognitivo y lo afectivo. González, F. y
    Mitjáns, A. (1989) definen estas categorías de la
    forma siguiente:

    "-Unidades psicológicas primarias. Estas
    constituyen una integración cognitivo-afectiva
    relativamente estable, que actúa de manera inmediata sobre
    el comportamiento ante las situaciones, vinculada a su acción
    reguladora. El nivel de mediatización que ejerce la
    personalidad sobre ellas depende del nivel de regulación
    en que esta opera.

    Formación psicológica. Se definen
    básicamente por la categoría de formación
    motivacional compleja, utilizada para designar formaciones que
    hemos investigado empíricamente, como las intenciones
    profesionales, los ideales morales y la autovaloración. El
    contenido de la formación motivacional siempre aparece
    elaborado por el sujeto, constituyendo un sistema de
    información personalizada operar conscientemente con
    dicho contenido realizando el potencial motivacional de los
    mismos en estrategias,
    valoraciones y objetivos muy
    elaborados. En su base motivacional las formaciones
    psicológicas se apoyan en motivos que ocupan un lugar
    elevado en la estructura motivacional de la personalidad, a los
    que denominamos tendencias orientadoras, los cuales aglutinan
    dentro de un mismo sistema de sentido otras necesidades y
    motivaciones mas inespecíficas y de menor
    jerarquía, que encuentran su vía de
    expresión en estas formaciones
    psicológicas.

    Síntesis reguladoras. El propio
    carácter sistémico de la personalidad determina que
    sus elementos y formaciones se integren en distintas
    configuraciones psicológicas de forma simultánea,
    las que tienen una particular relevancia en la regulación
    del comportamiento. "

    Especial trascendencia en el proceso de selección
    de personal reviste la concepción y formulación de
    los indicadores
    funcionales, entre los cuales González F. y A.
    Mitjáns (1989), definen los siguientes:

    "-Rigidez –flexibilidad. Es la flexibilidad
    o no del sujeto para reorganizar, reconceptualizar y revalorar
    los distintos contenidos psicológicos de su personalidad;
    su capacidad para cambiar decisiones, proyectos y
    adecuarlos a nuevas exigencias y situaciones, así como de
    cambiar alternativas y estrategias de comportamientos
    concretos.

    Estructuración temporal de un contenido
    psicológico
    . Capacidad para organizar y estructurar
    los contenidos en una dimensión futura de forma tal que
    sean efectivos en el ejercicio de las funciones reguladoras
    presentes de la personalidad. La organización futura de un contenido es un
    elemento esencial para sus potencialidades reguladoras
    presentes.

    -Mediatización de las operaciones
    cognitivas en las funciones reguladoras
    . Es la capacidad del
    sujeto para utilizar de forma activa y consciente operaciones
    cognitivas en la regulación del comportamiento. En este
    sentido, son esenciales la reflexión, los procesos
    valorativos, las posibilidades de elaboración compleja del
    sujeto y otros, que permiten el planteamiento individualizado y
    consciente de las direcciones esenciales en que la personalidad
    se expresa.

    -Capacidad de estructurar el campo de
    acción.
    Es la capacidad del sujeto para organizar
    alternativas diversas de comportamiento ante situaciones nuevas y
    ambiguas. El individuo es capaz de configurar las situaciones e
    implicarse en ellas, optimizando la información personalizada relevante de que
    dispone.

    -Estructuración consciente activa de la
    función reguladora de la personalidad
    . El individuo
    realiza un esfuerzo volitivo estable, orientado a concientizar
    las principales cuestiones asociadas a la expresión de sus
    tendencias esenciales como personalidad. Ante vivencias negativas
    o inexplicables, el individuo se esfuerza por establecer un
    criterio explicativo que le permita estructurar su campo de
    acción.

    Estas formulaciones, unido al análisis de los
    niveles de regulación de la personalidad sobre la base del
    nivel de conciencia con que actúa el sujeto, constituyen
    el eje de la concepción de la personalidad empleada en
    esta proyección de sistemas de selección de
    personal y elemento vital en el desarrollo del mismo.

    En el estudio de la personalidad en función de la
    selección de personal existen un conjunto de formaciones
    motivacionales particulares que resultan de interés al
    evaluar los principales aspectos que orientan y sostienen la
    actuación de los sujetos en las diferentes actividades,
    tales como: los intereses, los que reflejan la inclinación
    afectiva hacia el
    conocimiento de diferentes esferas de la vida social; las
    aspiraciones, que expresan la orientación de la
    personalidad en el propósito de alcanzar objetivos futuros
    y dentro de estas los ideales, como la concepción de un
    modelo de actuación del sujeto que incluye sus principales
    acciones futuras y las intenciones manifestadas en los planes y
    proyectos de acción que orientan la conducta del sujeto;
    la autovaloración que es la formación motivacional
    en su nivel regulador superior en la que el sujeto valora
    cualidades y las orienta en función del logro de
    determinados objetivos. Todo esto unido a la voluntad, como
    expresión de la constancia, la perseverancia, la independencia,
    la decisión, la fuerza y el
    autodominio en la orientación del sujeto para alcanzar un
    objetivo.

    Existen también síntesis donde se expresa
    al más alto nivel la integración de los aspectos
    cognitivos y afectivos tales como: las convicciones que expresan
    la orientación de la actividad del hombre sobre la base de
    sus principios y puntos de vista y son una expresión de la
    integridad personal; el estilo de
    vida, visto como el modo sistemático de actuar el
    hombre, en sus manifestaciones en las distintas esferas de la
    vida y el sentido de la vida, como la forma motivacional
    compleja, que expresa los niveles superiores de
    orientación de la jerarquía de motivos, manifiesta
    el objetivo supremo de la vida del sujeto y rige su
    orientación.

    Es necesario en el estudio del sujeto, con vistas a la
    realización de los procesos de selección de
    personal, conocer cuáles son sus principales necesidades,
    motivos y otras formaciones psicológicas, ya que revelan
    la orientación y la fuerza de la dirección del
    comportamiento, lo que tiene incidencia directa en el desarrollo
    de la actividad por parte del sujeto. Y aunque algunos autores
    sobre la base de un enfoque positivista y una orientación
    empiricista e instrumentalista analizan la influencia de los
    aspectos personológicos partiendo de resultados de
    técnicas estadísticas, y señalan la
    existencia de bajos niveles de correlación entre los
    factores de índole personológico y el éxito
    en el desarrollo de una actividad, es obvio que la incidencia de
    los factores motivacionales no se produce de forma aislada, pues
    sólo con motivación
    no se realiza con éxito una actividad, sino que este es el
    resultado de la interrelación de aspectos de
    carácter cognitivo y afectivo.

    ESFERA
    COGNITIVA

    El éxito en el desarrollo de una actividad es la
    resultante del conjunto de factores interrelacionados, cuyo
    producto final
    no es una adición de las partes integrantes; no obstante,
    es necesario en el estudio del hombre realizar abstracciones para
    poder valorar
    la influencia relativa en el desempeño alcanzado en el
    desarrollo de una actividad.

    Dentro de los factores a los que se atribuye gran
    importancia, y a los que se ha prestado mayor atención en
    la psicología, están los aspectos de la esfera
    cognitiva, como dimensión ejecutora en la
    regulación y autorregulación de la personalidad. Si
    bien es cierto que poseer determinado desarrollo de conocimientos
    y habilidades facilita el desempeño de una actividad, se
    puede afirmar que de manera aislada, sin la integración a
    otros factores no resulta suficiente, máxime cuando la
    actividad laboral no es una abstracción que basada
    sólo en el nivel de ejecución, sino que es una
    actividad social que tiene múltiples
    requerimientos.

    En esta dirección Rubinstein, S. (1976)
    señala: "Así se han creado las premisas
    teóricas que llevan a despreocuparse de la
    formación de las personas, del desarrollo de sus
    facultades, y a pensar, esencialmente, en la selección de
    los individuos que, en virtud de ciertas condiciones dadas
    espontáneamente, resultan aptos para determinadas
    profesiones" y añade: "esta contextura de las aptitudes
    explica las dificultades con que en la vida se choca al valorar
    la capacidad de las personas. Generalmente se le estima teniendo
    en cuenta su rendimiento. A su vez, este depende directamente de
    que el hombre posea un sistema bien regulado y con un
    funcionamiento preciso, de las correspondientes operaciones o
    formas de actuación en la esfera dada."

    Entre los principales aspectos de carácter
    cognitivo que se integran en la valoración de los
    requerimientos de los candidatos se encuentran: la inteligencia,
    habilidades, aptitudes, conocimientos, e incorporamos otros
    indicadores como pueden ser los años de experiencia, el
    nivel de escolaridad y la calificación técnica,
    elementos que pueden aparecer de forma significativa como
    requisitos o generalmente integrados en determinadas competencias.

    En el decursar histórico de la psicología
    se ha hecho énfasis en el estudio de la esfera cognitiva
    por el papel rector de la misma, unido a la esfera inductora de
    la personalidad en los niveles de ejecución que se
    alcancen en el desarrollo de la actividad y un reflejo de su
    trascendencia es el surgimiento de la psicología
    cognitiva.

    Es obvio que no se puede restringir el estudio de la
    esfera cognitiva al movimiento
    así denominado que tiene como elemento central la
    concepción del ser humano como un procesador de
    información y el símil de la
    computadora, no obstante, que este paradigma ha
    acaparado al término de Psicología
    Cognitiva.

    Según de Vega, M . (1984): "Los teóricos
    del procesamiento de información están interesados
    en describir y explicar la naturaleza de las representaciones
    mentales, así como el determinar el papel que juegan en la
    producción de las acciones y conductas
    humanas."

    Para Gardner, H., (1987) el científico que
    estudia la cognición considera que esta " debe ser
    descrita en función de símbolos, esquemas, imágenes,
    ideas y otras formas de representación mental."

    Por otra parte Lachman, R. y Buttfield, E. (1979)
    formulan que el procesamiento de la información se produce
    mediante: "unas pocas operaciones simbólicas relativamente
    básicas, tales como codificar, comparar, localizar,
    almacenar, etc, pueden en último extremo, dar cuenta de la
    inteligencia humana y la capacidad para crear conocimientos,
    innovaciones y tal vez expectativas con respecto al
    futuro".

    En el estudio de la inteligencia en la actualidad es
    necesario destacar el papel que ha desempeñado el
    movimiento denominado psicología cognitiva, que ha hecho
    énfasis en la introducción de diferentes modelos de
    procesamiento de la información. Un ejemplo de ellos es el
    modelo de Norman, D. (1987) según el cual todos los
    sistemas cognitivos, animados o artificiales, deben tener los
    siguientes elementos:

    -Una forma de recibir información:
    receptores

    -Una forma de ejecutar acciones en el mundo: sistema
    motor

    -Procesos cognitivos que incluyen:

    .Una forma de interpretar e identificar
    información recibida por los receptores

    .Una forma de controlar las acciones que se
    ejecutan

    .Una forma de guiar la distribución de recursos
    cognitivos cuando las necesidades

    superen las posibilidades

    .Una memoria de acciones y experiencias.

    Estos procesos cognitivos implican que:

    -Debido a que los recursos son finitos, será
    necesario algún tipo de distribución de

    recursos (atención)

    -Sea necesaria la participación de una memoria de
    trabajo ( a corto plazo)

    -Un interprete y mecanismos de retroalimentación que permitan observar
    las

    operaciones en el mundo y modificarlas

    -Alguna forma de autogenerar planes y controlar su
    funcionamiento, ello requiere

    niveles de conocimiento (metaconocimiento)

    -Para la acción inteligente tiene que existir un
    modelo del entorno, de uno mismo y

    de los otros

    -Tiene que aprender y automodificar su conducta y el
    conocimiento

    En el panorama del estudio de las capacidades pueden
    distinguirse la existencia de cuatro tendencias principales:
    factorialista, en la cual prima el análisis
    estadístico matemático de los factores, que revelan
    fuentes de
    diferencias individuales, una de las orientaciones principales en
    el estudio de este objeto y que aún conserva adeptos; la
    conductista y neoconductista que enfatiza en los resultados y en
    los aspectos y modificaciones observables, haciendo
    abstracción de los procesos y tratando al hombre como caja
    negra; cognitivista, que explica la actividad cognitiva centrada
    en los mecanismos y procesos mentales internos, y el enfoque
    materialista dialéctico, que concibe las capacidades a
    partir del desarrollo de la actividad en la cual se expresa la
    relación dialéctica de lo biológico y lo
    social, de lo interno y lo externo.

    Debe destacarse, que las formulaciones de los autores
    que estudiaron la inteligencia sobre la base del análisis
    factorial, dominaron los enfoques en el estudio de la esfera
    cognitiva hasta los años 60, salvo las formulaciones de
    otro orden como las de J. Piaget, para
    el cual la "función de la inteligencia es la
    construcción de estructuras cognoscitivas que se
    corresponden con la realidad y permiten al hombre su
    conocimiento" y cuya expresión final del desarrollo de la
    inteligencia es la adquisición por parte del individuo, de
    un conjunto de operaciones lógico-matemáticas que como instrumento
    intelectual le permite el conocimiento de la realidad", y L.
    Vigotsky, de quien podemos destacar sus estudios realizados sobre
    el pensamiento y el lenguaje, y
    sus formulaciones sobre el papel de la actividad, la
    mediación, la ley de la doble
    formación, la ley del desarrollo y la zona de desarrollo
    próximo y el enfoque histórico cultural impactan el
    panorama actual de la psicología. No obstante el
    análisis factorial fue la posición dominante en el
    estudio de esta esfera en el proceso de selección de
    personal.

    Dentro de la esfera cognitiva se ha prestado especial
    atención al estudio de las capacidades y en particular al
    estudio de la inteligencia. Múltiples son las definiciones
    y enfoques alrededor de la inteligencia. Según Mayer, R.
    (1986) las principales tendencias en el estudio de la
    inteligencia la definen como: capacidad de aprendizaje,
    manipulación, procesamiento y representación de
    símbolos, capacidad de adaptarse a situaciones nuevas y
    capacidad para solucionar problemas.

    Entre los estudiosos contemporáneos de la
    inteligencia se encuentra Sternberg, R. (1985) quien plantea que
    las diferencias individuales dependen fundamentalmente de la
    eficiencia de
    la codificación y comparación de
    procesos y señala que una teoría comprensiva de la
    inteligencia debe contemplar una gran cantidad de procesos
    componentes, y que estos deben estar relacionados no sólo
    con la inteligencia académica, sino también con la
    inteligencia práctica. Para este autor los componentes que
    explican la inteligencia pueden organizarse en 4
    clústers:

    -Habilidad para aprender y beneficiarse con la
    experiencia

    -Habilidad para pensar o razonamiento
    abstracto

    -Habilidad para adaptarse a situaciones de cambio e
    incertidumbre.

    -Habilidad para automotivarse y ejecutar
    rápidamente las tareas que son necesarias.

    Stemberg, R. (1985) elaboró un modelo de
    clasificación de los componentes de los procesos
    operativos en la solución de problemas el cual esta
    conformado por los elementos siguientes:

    -Metacomponentes: Procesos de control de alto
    nivel, empleados para la planeación

    ejecutiva y la toma de
    decisiones en la solución de problemas

    -Metacomponentes de realización: Procesos que
    ejecutan los planes e implementan

    las decisiones seleccionadas por los
    metacomponentes.

    -Adquisición de metacomponentes: Procesos
    envueltos en la adquisición de

    información previamente almacenada en memoria.
    Procesos envueltos en el

    aprendizaje de nuevas experiencias.

    -Componentes de transferencia: Procesos envueltos en el
    traspaso de la información

    retenida, de una situación a otra.

    Otro representante de la denominada psicología
    cognitiva, cuyas teorías han alcanzado gran
    difusión es Gardner, H. (1993); sobre la base de las
    operaciones cognitivas implicadas, la aparición de
    prodigios, casos de daños psicofisiológicos, las
    manifestaciones en diferentes tipos de cultura y el
    posible curso de evolución del desarrollo plantea la
    existencia de siete tipos de inteligencia: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical,
    kinéstesica, intrapersonal e interpersonal.

    De interés para la selección de personal
    resulta la clasificación que hace Maker, J. (1982) de las
    habilidades sobre la base de la teoría de J. Guilford, y
    describe las principales manifestaciones que caracterizan la
    existencia de cada uno de los talentos por él planteados,
    entre los que señala: talento creativo, talento de toma de
    decisiones, talento de planificación, talento predictivo y talento
    comunicativo.

    En el estudio de las capacidades y los procesos
    cognoscitivos en general se destaca el papel desempeñado
    por la psicología soviética, en la
    definición de las bases teóricas que sirven de
    orientación al estudio de esta importante esfera en la
    actuación del ser humano. Entre sus principales
    representantes se puede citar a L. Vigotsky, D. Elkonin, V.
    Davidov, P. Galperin, B. Anániev, S. Rubinstein, A.
    Leontiev, A., y B. Tieplov entre otros.

    Especial valor metodológico adquieren los
    principios de la psicología marxita, al valorar los
    aspectos epistemológicos que impactan el panorama actual
    de la psicología, vinculados con la selección de
    personal, donde adquiere especial relevancia la teoría de
    la actividad y la definición de las principales cualidades
    de los procesos psicológicos al formular su
    carácter objetivo, ideal, subjetivo y reflejo.

    Es importante en el estudio de las capacidades, conocer
    su estructura a los efectos de poder determinar los niveles de
    incidencia, ya sea relativamente de forma directa, de procesos
    independientes, o integrado en configuraciones a un nivel
    superior de tipo operacional. Consideramos que es necesario
    abordar el estudio de las capacidades desde un enfoque funcional,
    y sistémico configuracional desde el punto de vista
    estructural.

    Partimos en el análisis de la estructura de las
    capacidades, de la distinción realizada por Rubinstein, S.
    (1986) que distingue un subsistema nuclear o procesal, conformado
    por los diferentes procesos psicológicos de orden
    cognitivo, tales como: percepción, atención,
    memoria, pensamiento y lenguaje, y que sirven de base al
    subsistema operacional en el cual se integran diferentes procesos
    en habilidades y hábitos, que expresan el accionar del
    sujeto en el desarrollo de las diferentes actividades.

    En relación con los procesos cognoscitivos y el
    estudio de su participación en la construcción del
    conocimiento del sujeto, con vistas a la selección de
    personal, es importante precisar los indicadores a partir de los
    cuales se expresan los mismos, como es el caso del pensamiento,
    el cual reviste cualidades generalizadoras al impactar la
    proyección del ser humano, y constituirse los procesos
    lógicos en habilidades generales que integran la
    inteligencia, los que participan también en el desarrollo
    y en la manifestación de diferentes capacidades
    específicas tales como el análisis, la
    síntesis, la comparación, la abstracción y
    la generalización; asimismo la existencia de cualidades
    que lo caracterizan, como son: independencia, fluidez,
    flexibilidad, originalidad, nivel de elaboración,
    profundidad, consecutividad, productividad y
    economía
    de recursos, rapidez.

    Pese a la evidente interrelación existente entre
    los términos capacidades, inteligencia, habilidades y
    aptitudes, consideramos que existen elementos diferenciales que
    aconsejan su distinción.

    Las capacidades constituyen elementos de la
    esfera ejecutora en las que se expresan a un alto nivel la
    integridad de lo cognitivo y lo afectivo en la personalidad. Son
    el sistema de procesos, unidades psicológicas, formaciones
    y síntesis integrados que expresan las facultades del
    hombre para desarrollar con éxito una actividad
    determinada. Podemos distinguir dentro de las capacidades la
    existencia de una capacidad general a la que generalmente se
    denomina inteligencia, y capacidades específicas
    vinculados al desarrollo de determinadas actividades.

    Existen múltiples definiciones de inteligencia.
    Consideramos esta como la capacidad intelectual general, que no
    sólo refleja las potencialidades de la ejecución en
    la esfera académica, sino que perméa las acciones
    del ser humano en la diversidad de actividades que desarrolla en
    el transcurso de su vida y que se caracteriza por la capacidad de
    solución de problemas expresado en la posibilidad de
    identificar problemas, analizar, valorar e interpretar sus
    causas, generar soluciones
    potenciales y elegir las más adecuadas, planear, organizar
    e implementar su solución así como controlar y
    adecuar su actuación sobre la base de la
    retroalimentación recibida; todo ello con el uso adecuado
    de recursos de diferente índole.

    Existe una estrecha interrelación entre
    capacidades, habilidades, conocimientos y hábitos.
    Petrovsky, A. (1985) define las habilidades como: "el
    dominio de un
    complejo sistema de acciones psíquicas y prácticas
    necesarias para una regulación racional de la actividad
    con la ayuda de los conocimientos y los hábitos que la
    persona posee".

    Existen muchas clasificaciones de las habilidades, pero
    resulta interesante la subdivisión que realizan Fitts, P,
    y Posner, M. (1968) cuando valoran las experiencias desarrolladas
    por W. Bryan, y M. Harter, en 1899, sobre el desarrollo de
    habilidades en el aprendizaje de
    la transmisión y recepción telegráfica, en
    la cual se produce la necesidad del empleo de habilidades
    perceptivomotoras y linguísticas, realizando la siguiente
    clasificación:

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    Las habilidades pueden ser clasificadas según su
    naturaleza: intelectuales,
    teóricas o mentales y físicas o motoras, y
    consideramos necesario incluir de forma diferenciada la
    existencia de habilidades interpersonales; según el
    contenido: deportivas, laborales, docentes,
    profesionales y según su alcance: generales y
    específicas.

    Resultan también de interés en la evaluación
    del sujeto los hábitos y los conocimientos que posee y sus
    potencialidades para desarrollarlos. Concebimos los
    hábitos como las manifestaciones que expresan la
    automatización de determinadas operaciones en el
    desarrollo de la actividad, mientras los conocimientos
    expresan la adquisición por parte del hombre de los
    aspectos teóricos y metodológicos de la cultura
    socialmente elaborada en las diferentes esferas de la vida
    social.

    Por otra parte las aptitudes son precondiciones
    para la adquisición de conocimientos y el desarrollo de
    habilidades, que permiten el desarrollo de determinadas
    capacidades en función de una actividad. Las aptitudes
    existen como potencialidades e incluyen las disposiciones
    anátomo-fisiológicas en su implicación y
    desarrollo en el medio, vinculadas a la experiencia personal;
    esta combinación hace presumir que una determinada persona
    posee las facultades para formarse y ejecutar con éxito
    una actividad.

    Es importante no sólo valorar el estado
    actual, sino también los aspectos relacionados con el
    desarrollo de las capacidades, y las potencialidades de
    aprendizaje unido al hecho de haber recibido la base orientadora
    de la actividad, para poder determinar realmente si el sujeto
    posee o no las posibilidades que garantizan el desempeño
    exitoso de la actividad, en lo que adquiere particular relevancia
    las formulaciones de L. Vigotsky, sobre la doble formación
    y la zona de desarrollo próximo.

    Debe destacarse el aspecto regulador y autorregulador de
    la esfera cognitiva como dimensión ejecutora de la
    personalidad, la cual es expresión de la
    integración de lo cognitivo y lo afectivo.

    ESFERA
    AFECTIVA

    Una característica esencial de la personalidad es
    su integridad; no obstante, se puede identificar en su
    estructura, dos dimensiónes: ejecutora e inductora. Hoy
    día es generalmente reconocido que el éxito en el
    desarrollo de una actividad no depende sólo de poseer
    determinados conocimientos y habilidades, sino que es necesario
    también la disposición, la orientación y el
    despliegue de la energía necesaria para alcanzar los
    objetivos propuestos. Al respecto, resultan harto elocuentes las
    palabras de Rubinstein, S. (1986) cuando plantea: "Sin embargo,
    al observar a las personas en la vida, no cabe sustraerse a la
    impresión de que el rendimiento y las dotes no coinciden
    de manera directa y mecánica, de suerte que personas al parecer
    excelentemente dotadas no rinden lo que prometían,
    mientras que otros individuos al parecer no muy bien dotados,
    resultan sumamente productivos." Esto refleja la influencia de
    otros factores integrados que no son sólo la
    cognición.

    El hombre en el desarrollo de las diferentes actividades
    en su implicación en el medio, no sólo conoce, sino
    que en esa interacción manifiesta determinadas
    actitudes hacia las demás personas, objetos y
    fenómenos, las que a su vez inciden en la
    orientación de la actividad.

    En esta dirección Schein, E. (1993), plantea: "
    Un gran número de investigadores han demostrado que un
    alto nivel de motivación, la tendencia a querer hacer
    cosas en beneficio de la organización y la necesidad de
    influir en otros a través de una ‘competencia
    interpersonal’ es pertinente para el éxito
    gerencial."

    Las características y rasgos personales como
    unidades psicológicas aisladas no determinan per se, el
    éxito en el desarrollo de una actividad. La personalidad
    es indivisa; es una conjugación de elementos cognitivos y
    afectivos; por eso se ha reiterado que determinadas cualidades
    adquieren influencia sobre el comportamiento, a partir de su
    integración funcional. Sólo desde el punto de vista
    de la investigación es posible abstraer
    determinados factores y emplear técnicas
    específicas para conocer el estado de los mismos. En la
    esfera afectiva es importante determinar las cualidades
    facilitadoras para el desempeño de una actividad, y la
    posible presencia de alteraciones significativas de la
    personalidad que entorpezcan el desarrollo del proceso
    laboral.

    Estos elementos de carácter cognitivo o afectivo
    se valoran a partir de determinadas síntesis integradoras
    en función del desempeño, pero no es ocioso conocer
    el nivel en que se manifiestan estas unidades porque pueden
    adquirir un carácter significativo dentro de una
    síntesis.

    Entre los principales elementos que componen la esfera
    afectiva, se pueden señalar: las necesidades, los motivos,
    los intereses, las aspiraciones, las características
    personales y el equilibrio
    emocional.

    Especial relevancia en el análisis de esta esfera
    reviste la teoría de la actividad, al considerar al hombre
    como un ser activo, partiendo de la relación
    necesidad-motivo como elemento activador de la conductaEs en este
    vínculo con las demás personas, objetos y
    fenómenos que se forman determinadas actitudes, a partir
    de las cuales se configuran toda una serie de formaciones
    motivacionales.

    La motivación se puede definir como la
    formación psicológica compleja, que expresa la
    dimensión inductora de la personalidad, la cual tiene una
    evidente función reguladora y autoreguladora, y manifiesta
    la tendencia orientadora de la misma amediante las necesidades y
    la jerarquía de motivos.

    Las necesidades son el estado de carencia del
    individuo, que lo induce a satisfacerlas en dependencia de las
    condiciones de su existencia, y los motivos son los
    objetos, personas o procesos que responden a una u otra
    necesidad, y que reflejado bajo una forma u otra por el sujeto,
    conduce su actividad.

    La motivación por el trabajo ha sido objeto de
    estudio de la psicología laboral desde sus inicios;
    así desde el surgimiento de la
    administración como ciencia, la
    misma se encuentra condicionada por la interrogante siguiente:
    ¿qué es lo que mueve al hombre en el desarrollo de
    la actividad laboral?

    Diferentes especialistas abordan los aspectos relativos
    a la motivación humana, Maslow, A. (1954) planteó
    la existencia de una pirámide de las necesidades
    estableciendo una jerarquía en las que ubicaba en la base
    las necesidades fisiológicas, le seguían en orden
    ascendente las necesidades de seguridad, las de
    pertenencia, las necesidades de estima y las de
    realización. Existe consenso entre los especialistas que
    existe una jerarquía de necesidades, pero se le critica a
    Maslow el prestablecer un orden cuando realmente la
    jerarquía de necesidades varía en las personas.
    Alderfer, C. (1972) agrupa las necesidades de Maslow en tres
    categorías básicas: necesidades de existencia, a
    las que vincula las necesidades fisiológicas y de
    seguridad; necesidades de relacionarse con otras personas, en las
    que incluye la necesidad de pertenencia y de estima y las
    necesidades de crecimiento personal, en las que incorpora las
    necesidades de realización.

    Por otra parte Mc Clelland, D. (1961,1976) clasifica las
    necesidades en: logro, poder y afiliación, como las
    principales formas de manifestación de la
    motivación de las personas en el trabajo, significando en
    el caso del logro la tendencia a alcanzar altos resultados en el
    desarrollo de las diferentes actividades; en la de poder como la
    búsqueda de posiciones de autoridad y
    liderazgo y en
    la de afiliación se refiere a aquellas personas que
    orientan su actividad a partir de las relaciones
    interpersonales.

    También son muy conocidos los trabajos de
    Herzberg, F. (1966) en el estudio de los factores que determinan
    la motivación por el trabajo, donde realiza una
    distinción entre factores de higiene y
    motivadores. Herzberg plantea que las condiciones de trabajo, el
    salario, la
    seguridad en el puesto y las relaciones
    humanas existentes son una manifestación de higiene
    laboral, cuya ausencia puede provocar insatisfacciones, pero no
    son elementos motivadores. Para él si representan
    satisfactores del trabajo el reconocimiento y el rendimiento
    alcanzado, la promoción y el desarrollo
    personal, la responsabilidad y el trabajo en
    sí.

    La importancia del papel de la motivación humana
    en el desarrollo de la actividad laboral, se resalta en la
    clasificación hecha por D. Mc Gregor de los distintos
    sistemas de dirección sobre la base de la
    concepción de la naturaleza
    humana y los factores que mueven al hombre en el desarrollo
    de la actividad laboral, así distinguió las
    denominadas teorías X e Y y posteriormente W. Ouchi,
    incluiría la denominada teoría
    Z sobre la base de las experiencias del management
    japonés. Estas clasificaciones de las necesidades han sido
    objeto de investigación e introducidas en la
    práctica, no obstante el carácter limitado de las
    mismas.

    Desde el punto de vista teórico y
    metodológico de la selección resulta útil la
    clasificación siguiente de las necesidades:

    -Fisiológicas: hambre, sed, sexo,
    sueño, movimiento, respiración.

    -De seguridad: física y sociolaboral.

    -De artículos producidos socialmente.

    -Sociales propiamente dichas: reconocimiento, afecto,
    pertenencia, estima,

    realización.

    Es importante al estudiar la motivación del ser
    humano, la clasificación de los motivos. González,
    V. y otros (1995) proponen la siguiente:

    -Por su manifestación: intereses, convicciones,
    aspiraciones, ideales, intenciones,

    autovaloraciones

    -Por su contenido: cognoscitivos, laborales,
    artísticos

    -Por su nivel de conciencia: conscientes,
    inconscientes

    -Por su polaridad: positivos y negativos

    -Según su estabilidad: estables,
    inestables

    -Por su generalidad: generales o amplios y particulares
    o estrechos

    -Por su influencia jerárquica: rectores o
    dominantes y secundarios o subordinados.

    Es vital para conocer la personalidad y las motivaciones
    de una persona el determinar cuales son las principales
    necesidades y motivos, o sea, la configuración de la
    jerarquía de estos, en función de poder valorar los
    principales elementos dinamizadores de su conducta.

    Dentro de las de tipo afectivo se destaca el
    carácter, que tradicionalmente ha sido considerado la
    expresión generalizadora de la esfera afectiva, el cual
    integra, a partir de la jerarquía de motivos, las
    principales necesidades, actitudes y características
    personales que expresan la relación del hombre con otros
    hombres, objetos y fenómenos.

    Esfera
    social

    Puede parecer redundante hablar de una esfera social al
    hacer alusión al hombre, ya que se parte del principio que
    es un ser social por excelencia; pero no se trata de los factores
    internos refractados a través de la implicación del
    hombre en el medio y que matizan la esencia de su personalidad,
    sino en la manifestación y la imagen externa
    que el mismo proyecta en consonancia con las normas y valores
    predominantes, orientado fundamentalmente, en este caso, a
    aquellos que caracterizan la cultura de la organización a
    la que el candidato aspira integrarse y la del entorno, su status
    social y familiar, el prestigio que posee, la ejemplaridad que
    manifiesta y su conducta social vista en función de los
    requerimientos de la selección.

    La vida es el principal criterio de la verdad y el
    reflejo de la actividad del hombre, su estilo de vida, su
    posición en la vida; es por ello que debemos prestar
    especial atención a la valoración de la conducta
    social del candidato, su grado de incorporación y
    participación en las distintas esferas de la vida social.
    En este sentido, en el caso de algunos cargos específicos,
    es necesario realizar un proceso de verificación en
    profundidad sobre la conducta mantenida por el candidato durante
    el desarrollo de su vida.

    Esfera
    física

    Al hacer referencia a la esfera física en el
    hombre, aparecen las grandes controversias alrededor del papel de
    los aspectos biológicos en la personalidad del ser
    humano.

    El hombre nace con una configuración
    física, cuyo ulterior desarrollo lo condiciona su
    implicación en el medio social. Es por ello que se puede
    identificar una esfera física con determinadas
    características, las que son portadoras de diferencias
    individuales, muchas de las cuales pueden erigirse en exigencias
    o condiciones para el desarrollo de una actividad
    determinada.

    Entre las principales características de orden
    físico que pueden ser requerimientos para el desarrollo de
    la actividad laboral se encuentran la constitución física, estatura,
    complexión, habilidades, peso corporal, vigor
    físico, fuerza, edad, sexo y apariencia física.
    Asimismo, las habilidades motoras pueden ser un requisito
    específico para determinadas ocupaciones y existen
    diferentes métodos y técnicas para su estudio, que
    van desde la realización de muestras de trabajo, tests de
    lápiz y papel y aparatos. Ha quedado demostrado que el
    poseer un alto desarrollo en dichas habilidades, es
    condición necesaria, pero no suficiente, para
    desempeñar con éxito una actividad que posea esta
    exigencia, sino se conjuga con otras cualidades complejas que
    intervienen en el desarrollo de la misma.

    CONSIDERACIONES
    FINALES
    .

    En el caso de la valoración del hombre en
    función del desarrollo de una actividad, dada su
    complejidad, existen los más disímiles enfoques
    teóricos, lo que condiciona la orientación
    metodológica en su estudio.

    Se puede identificar la personalidad, una tendencia
    predominante, sistémica. El estudio de la personalidad es
    un elemento central, ya que es la expresión más
    genuina del ser humano como ser social, por su carácter
    activo y transformador, y por su papel autorregulador y
    regulador, vista la personalidad en su condición integrada
    entre lo cognitivo y lo afectivo.

    Es obvio que cuando se habla de la existencia de una
    esfera cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a
    lo psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
    esta la principal manifestación del hombre en su
    implicación en el medio.

    El estudio del hombre con un enfoque holístico en
    el que se integren en un todo los elementos de las esferas
    cognitiva, afectiva, física y social. Esta convergencia
    hacia un enfoque sistémico con un carácter
    holístico configuracional en el estudio del hombre se
    extiende a la interrelación hombre-trabajo, cuya
    expresión más clara son las competencias, como
    expresión de la integración de los objetivos,
    los valores
    organizacionales y los resultados esperados en la
    ejecución de una actividad, con las exigencias humanas que
    determinan el éxito en la ejecución de la
    misma.

    Existen a su vez, todo un conjunto de formaciones
    psicológicas complejas, que expresan desde distintos
    ángulos la orientación del comportamiento de las
    personas.

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     Pedro Manuel Zayas Agüero

    DOCTOR en ciencias psicológicas

    LICENCIADO EN PSICOLOGIA

    Profesor auxiliar

    UNIVERSIDAD DE HOLGUÍN

    Cegem

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