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Araucanos o Mapuches en la Argentina




Enviado por pedrou95



    1. ACE="Arial"
      SIZE=2>Resumen
    2. Ubicación e
      historia
    3. Mapuches: Un estilo de vida muy
      particular
    4. Leyenda
      mapuche
    5. Recursos y principales
      actividades económicas
    6. Alimentación y
      bebida
    7. La relación con la
      tierra
    8. Religión
    9. Actualidad
    10. Conclusión
    11. Bibliografía

    Resumen

    Si bien el mayor crecimiento poblacional y cultural
    que vivió nuestro país, se dio en el siglo XX,
    podemos decir que los indígenas también tuvieron
    una gran influencia. Los mapuches son un pueblo situado al sur de
    la Argentina. Su equilibrada organización social, le permite una
    armoniosa convivencia entre todos los miembros. Consideran a
    la tierra como
    un elemento sagrado y extraen de ella todo lo necesario para
    lograr la supervivencia. Se los puede considerar un pueblo muy
    luchador, que actualmente, trata de lograr su
    reivindicación sobre el derecho de las tierras que, desde
    hace remotos tiempos, habitan.

    Introducción

    Proceso de población de
    América

    Con respecto al poblamiento del continente americano,
    existen diversas teorías
    para tratar de explicarlo. Entre ellas hay quienes afirman que
    los primeros habitantes habrían llegado de Asia atravesando
    el estrecho de Bering por medio de un corredor natural. Desde
    allí, los grupos humanos
    descendieron a explorar y colonizar todo el continente hasta
    llegar, en menos de mil años, a la actual Tierra del
    Fuego. 

    Una nueva hipótesis surge a raíz de una
    investigación que indica que el primer
    hombre
    americano habría llegado desde Europa, cruzando
    el Atlántico, incluso antes del ingreso de los
    asiáticos por Alaska. A pesar de las continuas investigaciones
    no se ha llegado a una verdad absoluta ya que en 1910, Florentino
    Ameghino, un naturalista argentino,

    sostuvo que la cuna de la humanidad fue la
    región pampeana, oponiéndose así a la
    teoría
    de Alex Hrdlicka, quien afirmaba que la entrada había sido
    por el estrecho de Bering.

    Hacia el año 3000 a.C, ya se habían
    consolidado las técnicas
    agrícolas y la
    organización social, lo que llevó a la
    creación de grandes civilizaciones hacia el 1500 a.C, en
    Centroamérica y la región andina. A pesar de ello,
    el resto del continente, se mantuvo en estadios culturales
    más atrasados. Podemos citar al descubrimiento de
    América, como un hecho relevante que llevó a
    las diversas culturas primitivas al encuentro con los habitantes
    del "Viejo Mundo". Fue a partir de aquí que la
    población comenzó a crecer paulatinamente y a ser
    dominada por diversos pueblos hasta lograr, años
    más tarde, su total independencia.
    Las migraciones eran ahora masivas y el territorio se iba
    poblando de habitantes, y así se fueron, también,
    sepultando los diversos vestigios indígenas hasta llegar
    ahora, a la actualidad.

    Proceso de población de la
    Argentina

    En el proceso de
    poblamiento de la Argentina se pueden distinguir 4
    etapas.

    Indígena: Se extiende desde la
    aparición de los grupos estables de población hasta
    principios del
    siglo XVI con la llegada de los españoles. La
    población indígena se encontraba distribuida de
    manera desigual en el territorio y era nómada, mientras
    que los diaguitas (pueblo del noroeste argentino) fueron la
    cultura
    más compleja de aquellos tiempos que recibieron la
    influencia de los incas y
    lograron su sedentarización.

    Colonial: Abarca desde comienzos del
    siglo XVI hasta 1810 donde el método de
    asentamiento que privilegiaron los españoles fue el
    urbano, mediante la construcción de ciudades. Se pueden
    establecer 3 corrientes de poblamiento:

    * Este: venía de España y
    penetró por el Río de la Plata y el Paraná.
    Fundó Santa Fe, Buenos Aires y
    Corrientes.

    * Norte: provenía de Perú e
    ingresó por la Quebrada de Humahuaca. Fundó
    Santiago del Estero, San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel de
    Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, La Rioja y
    Córdoba.

    * Oeste: ingresó desde Chile a través
    de la Cordillera de los Andes y fundó San Luis, San Juan y
    Mendoza.

    Moderno: Se extiende desde 1810 hasta
    1947 y constituye 3 subperíodos.

    *Pre-censal: desde 1810 a 1869. Los gobiernos
    nacionales propiciaron el ingreso de europeos, pero conflictos
    internos y las guerras de la
    independencia, lo dificultaron.

    *De la gran inmigración: entre 1869 y 1914 hubo un gran
    influjo de europeos que convirtió a la Argentina en el
    2º país de mayor población
    inmigrante.

    *Entre guerras: entre 1914 y 1947 la
    inmigración europea disminuye debido a los menores
    requerimientos de mano de obra agrícola y al comienzo de
    la guerra en
    Europa y la crisis del
    29.

    Actual: va desde 1947 hasta nuestros
    días. Se afianzó el poblamiento y la
    ocupación del territorio argentino debido a programas de
    colonización agrícola y leyes de promoción industrial; y adquieren
    importancia los movimientos provenientes de países
    limítrofes.

    Ubicación e
    historia

    El pueblo mapuche es originario de América
    del Sur. Se encuentra asentado desde sus orígenes en la
    zona que hoy ocupa la parte central de Chile y las provincias
    Argentinas de Neuquén, Río Negro, Chubut y parte de
    Buenos Aires.

    A partir del siglo XVII, comenzó a producirse
    un importante flujo cultural desde los mapuches de Chile hacia
    los pueblos aborígenes del lado Argentino establecidos
    cerca de la Cordillera de los Andes. Si en principio fueron
    influencias culturales, luego sobrevino un proceso migratorio del
    que participaron miles de mapuches chilenos. Dicho proceso que ya
    era evidente en la segunda mitad del siglo XVIII.

    Los primeros en evidenciar el influjo mapuche, fueron
    los pehuenches, quienes pronto adoptaron su lengua y
    vestimenta. Así, araucanos y pehuenches araucanizados,
    influyeron sobre el resto de los indios y pampas, quienes
    también rápidamente quedaron sumidos dentro de
    nuevos cánones culturales.

    Los araucanos o mapuches, eran de origen chileno.
    Establecidos al sur de los atacamas, sufrieron la presión de
    los conquistadores españoles, retirándose
    más al sur. Ya en las primeras décadas del siglo
    XIX, la guerra de independencia iniciada en Chile los
    obligó movilizarse otra vez en dirección sur. La dureza de los combates,
    las constantes pugnas de indígenas para incorporarlos a
    las fuerza al
    bando realista o al criollo, hicieron que importantes
    contingentes de mapuches pasaran del otro lado de la Cordillera
    hacia el lado Argentino, en busca de las Pampas, región
    que hacía un par de siglos visitaban con asiduidad y
    conocían a través de la tradición
    oral.

    Otra de la que pueden ser consideradas causas de la
    venida de los mapuches al territorio argentino, fue
    fundamentalmente la económica. Al este de los Andes
    hallaban animales de caza,
    muy buena sal para la alimentación y el
    trueque, caballos alzados y cimarrones, vacas, y con el
    surgimiento de las estancias con rodeo de animales, la
    posibilidad de productivos malones.

    Para dominar la entrada y salida por Neuquén y
    evitar los ataques a los grandes arreos de hacienda, los
    araucanos debieron atacar y rechazar a los tehuelches
    fronterizos, lo que tuvo lugar a fines del siglo XVIII y
    principios del XIX al oeste de Chubut.

    El siglo XIX se caracterizo por una evidente
    araucanización del Norte de la Patagonia y
    región pampeana. Este era el objetivo
    principal de los mapuches por su riqueza en ganado. La Patagonia
    era una vía de paso y también servía de
    invernada en sus valles abrigados.

    Una gran motivación
    económica llevo a las grandes campañas contra el
    indio: la necesidad de tierras para la ganadería
    destinada a la industria
    saladera y de la lana, el freno a robo de ganados, la
    suspensión del racionamiento de los indígenas, la
    supresión de sueldos por pagos militares de cacique, la
    eliminación del pago de rescate a los
    cautivos.

    Por último, tuvieron lugar las cuatro
    expediciones que terminaron con el poder
    indígena en la Pampa y Patagonia dirigidas por el Gral.
    Julio A. Roca y el Gral. Conrado Villegas.

    Luego de las campañas contra el indio, se
    habían producido algunos intentos para incorporar las
    tierras de la región pampeana a la nueva nación
    con Martín Rodríguez (1823) y Juan Manuel de
    Rosas (1833).
    Finalmente los mapuches, fueron establecidos en un lugar fijo o
    reducción.

    A pesar de esto, muy pocas leyes concedieron tierras
    a los indígenas donde los pocos beneficiarios fueron
    colaboradores de las autoridades o caciques temidos en su
    momento.

    Los pocos mapuches que sobrevivieron iniciaron una
    etapa nada feliz: la marginación. Y con ella
    comenzó no solo su desaparición física sino
    también su desaparición cultural.

    Mapuches: Un
    estilo de vida
    muy particular

    Familia

    Las tribus de los mapuches estaban gobernadas por varios
    caciques principales que eran elegidos entre los padres de
    familia de la
    comunidad en
    una reunión publica con representantes oficiales en donde
    tiene primacía el hijo mayor del cacique fallecido. El
    cacique era el representante de la comunidad ante las autoridades
    nacionales, provinciales o municipales, pero su poder de
    decisión se hallaba restringido a la repartición de
    las tierras comunitarias entre las familias, a la
    autorización del asentamiento de personas ajenas a la
    comunidad, a la resolución
    de conflictos internos y a la intermediación en
    ventas y
    alguna otra actividad. Además existen numerosos subjefes,
    los que ejercen su poder durante la paz o la guerra, pues llegan
    a administrar la justicia.

    Cada tribu se designa con el apellido del linaje
    patrilineal dominante y llegan a comprender centenas de
    individuos que generalmente ocupan un solo paraje; su
    extensión abarca desde decenas hasta decenas de miles de
    hectáreas.

    Cuando un muchacho y una muchacha mapuche se agradaban,
    él iniciaba un tímido acercamiento hacia ella.
    Transcurrido un tiempo,
    comunicaban a sus padres lo que estaba sucediendo para que
    éstos se pusieran de acuerdo en la dote a pagar por los
    padres del novio. Cuando los suegros no se ponían de
    acuerdo, el novio podía llegar al rapto para, con el
    transcurso del tiempo, llegar a obtener lo deseado. Al
    constituirse una nueva familia el varón local se instalaba
    cerca de la vivienda de su padre o, si vino de otra comunidad,
    cerca de la vivienda del padre de su mujer.

    Los mapuches consideraban que se podía tener tantas
    mujeres como dotes pudieran pagarse, así que para convivir
    con varias esposas había que ser rico. Pero a su vez, el
    que podía mantener varias esposas, podía obtener un
    mayor nivel de riqueza mediante el trabajo de
    ellas, especialmente el textil.

    Por otra parte, los niños
    se criaban en una pequeña cuna de madera a la
    cual eran atados por los brazos y pies y mediante el cual eran
    transportados por sus madres. La educación se
    reducía a contarles las hazañas de sus padres y
    antepasados y enseñarles las necesidades más
    apremiantes de la vida.

    Además, el status de la mujer era
    inferior al hombre, con sometimiento al marido, pero era
    propietaria de sus tejidos y de los
    productos de
    su huerta.

    Vestimenta

    Las mujeres se vestían con dos mantas; una
    cubría todo el cuerpo dejándole libre los brazos y
    la parte inferior de las piernas, y una faja de lana cubierta de
    cuentas de
    diversos colores le
    ceñía la cintura. La otra servía de capa y
    se la colocaba sobre los hombros prendida sobre el pecho con un
    gran alfiler de plata. Eran muy coquetas con su peinado, y
    comúnmente se dejaban crecer el cabello para así
    hacerse dos trenzas que se bamboleaban en sus espaldas. Los
    adornos que utilizaban consistían en, no sólo los
    objetos de plata y fajas referidos, sino también en
    grandes collares, pulseras en las muñecas y tobillos y
    aros de plata. Se pintaban de negro, azul y blanco diferentes
    partes de la cara al igual que los hombres.

    En cuanto a los hombres, utilizaban una prenda de vestir
    típica de los gauchos criollos
    y que se adecuaba perfectamente a la actividad ecuestre: el
    chiripá. Era un paño que cubría la parte
    delantera de los muslos hasta la rodilla, sujetándose por
    intermedio de una faja a la cintura. Para montar el caballo y
    cuando el clima se
    hacía riguroso en los inviernos, usaban poncho. En los
    pies se calzaban botas de potro, en cuyo extremo inferior se
    adosaban pequeñas espuelas de madera, hierro, bronce
    o plata, que servían para azuzar el caballo. Los hombres
    también usaban el cabello largo y vincha en la frente.

    Vivienda y arquitectura

    La vivienda típica mapuche fueron las tolderías
    que se hallaban dispersas buscando la proximidad del agua y unidas
    por celdas para caballos, carros o peatones. Su tamaño
    variaba según los recursos
    naturales y eran construidas principalmente con palos de
    madera sobre los que se colgaban cueros de guanaco y, más
    tarde de potro. El techo, era a dos aguas o a media agua
    utilizando la canagoga: troncos ahuecados en media
    caña que se calzan en disposición sucesivamente
    invertida. Por lo general, los recintos tenían funciones
    específicas: cocina, dormitorio y depósito; pero
    las viviendas muy pobres tenían función
    mixta de cocina-pieza, con ambos ambientes separados por una
    mampara. Las habitaciones podían tener catre, sobre el
    cual, a manera de colchón colocaban varias pieles de
    carnero; si no tenían este mueble, simplemente
    esparcían cuero sobre el
    suelo y
    allí dormían. En derredor de la toldería
    podían hallarse pastando rebaños de cabras y
    ovejas, vacas y gallinas, cuidados por las mujeres y los
    niños, a quienes se sumaba un personaje recurrente en las
    tolderías: el perro.

    Como ya hemos mencionado las viviendas estaban situadas en
    lugares aptos para el desarrollo de
    la vida humana, por lo que mayormente no se trasladaban de un
    lugar a otro, salvo que las condiciones de vida variaran
    adversamente (sequías, represiones etc.). Esto indica que,
    a pesar de la gran movilidad que poseían, éstos
    eran básicamente sedentarios.

    Arte

    La artesanía mapuche se basaba en la elaboración
    de infinidad de piezas de utilidad
    práctica, de expresión estética o espiritual. No sólo las
    mujeres eran menesterosas, los hombres también mostraban
    grandes cualidades para el trabajo
    manual. Ellos
    mismos fabricaban sus botas de potro, sus boleadoras, cuchillos y
    platos, riendas para la cabalgadura, etc. Las técnicas
    utilizadas han sido muy variadas, destacándose el trabajo
    en piedra, tejido, fibras vegetales, madera y cerámica, aunque sin duda la
    expresión más elevada ha sido la orfebrería,
    mediante el cincelado y repujado a mano de la plata que se
    incrementó con el descubrimiento de América al
    tener mayor posibilidad de obtener metal por el contacto con los
    españoles. En sus joyas no sólo se expresaba un
    particular sentido estético, sino que además,
    representan las percepciones cosmogónicas del pueblo y su
    misteriosa teogonía.

    Las mujeres, fundamentalmente las esposas de los lonkos
    o caciques, ponían gran énfasis en la
    posesión de joyas de plata, que luego lucían en
    fiestas y celebraciones religiosas. También creaban
    múltiples diseños de piezas femeninas y masculinas
    que tenían que ver con engalanar el atuendo del jinete y
    sus caballos.

    También se destacaba el trabajo de la tejeduría
    que se trataba de una tarea femenina. Hilos y lanas de oveja eran
    transformados minuciosamente en preciados tejidos y prendas. Las
    técnicas realizadas en telar eran diversas y los motivos
    decorativos mostraban diseños típicos preincaicos,
    incaicos y otros más tardíos, incluso
    hispánicos. En algunas áreas se prefería el
    uso de los colores naturales de la lana; en otras se empleaban
    anilinas naturales sacadas de plantas
    tintóreas como la wantrú, kokolle,
    maitén, laura, shepe kawell, chakaiwa,
    entre otras. El
    principal objeto era el tejido de ponchos, matrones (colchas
    gruesas), fajas, peleras (abajeras del apero de montar), matras y
    ristros (encimeras del apero de montar), maletas (alforjas),
    barrigueras (pieza inferior de la cincha), cojinillos e incluso
    ataderas (ligas para botas de potro) y bocados.

    Lengua

    La lengua de los mapuches, el mapundungan, está
    estrechamente relacionada con la de los araucanos chilenos,
    sólo modificada por pequeñas diferencias
    fonéticas y léxicas. Sin duda que el tiempo
    transcurrido y la continua afluencia de nuevos integrantes,
    impidieron tanto una mayor diversificación como una mayor
    unificación y fijación de las distintas modalidades
    regionales que en el nuevo ambiente iban
    surgiendo. Así unas de las pocas particularidades
    más o menos fijas, es una tendencia a convertir la R
    chilena en S, y la T en CH. Casi todos los mapuches eran
    bilingües, sin embargo, existen considerables diferencias
    entre los distintos grupos en cuanto al grado de persistencia de
    la lengua
    materna. Cuando dialogaban, hablaban de a uno por vez, ante
    el profundo y atento silencio del otro. El que hablaba lo
    hacía a gran velocidad,
    como un recitado, y en voz potente.

    ALGUNAS PALABRAS MAPUCHES:

    Aluminé: resplandeciente en el fondo

    Ayelén: alegría

    Chapelco: agua del chapel (arbusto de la región)

    Cultrum: tambor

    Cushé: viejo

    Gualichos: espíritus malignos

    Huitral: telar

    Huenu: luna

    Mainque: cóndor

    Mapuche: gente de la tierra

    Nahuel: tigre

    Neuquén: poderoso

    Pilmayquén: golondrina

    Pire: nieve

    Traful: unión

    Entretenimientos: juegos,
    deportes y
    danzas

    Los mapuches eran grandes amantes de la música y del baile.
    Al son de tamborcillos cantaban y bailaban el puelpurum,
    su danza
    característica. Durante esta danza, los bailarines se
    encontraban desnudos, se ponían bragueros de pieles
    sobadas, se pintaban el cuerpo, piernas y caras, sus cabezas eran
    cubiertas de plumas de avestruz y se colgaban en el cuello,
    hombros y rodillas, cascabeles. El rito consistía en
    formar un círculo dentro del cual se hacia una fogata y
    cerca de ella se ponían los músicos. Solía
    durar dos o tres días y las mujeres nunca se mezclaban en
    el baile de los hombres ni se desnudaban.

    Los instrumentos
    musicales costaban en sencillos tamborcillos y flautas de
    caña, además del arca musical.

    Los juegos más característicos eran la
    chueca y los dados. Pero estos no eran los únicos,
    también los mapuches eran apasionados de las carreras de
    caballos y las cartas como
    también del pillma: un juego de
    pelota el cual consistía en dos bandos de entre seis y
    diez hombres que debían tocarse con una pelota de cuero y
    paja, y así el jugador tocado estaba eliminado hasta que
    ya no hubiera más integrantes a los que tocar.

    La chueca es un deporte muy parecido al actual
    jockey. Los mapuches buscaban un descampado de dimensiones
    importantes, demarcaban un cuadrado en cuyos extremos
    hundían ramas y en el centro un hoyo en el que se colocaba
    una pelota de madera o cuero y paja. Cada bando de quince hombres
    ocupaba una mitad de la cancha y un capitán de cada bando
    se encontraba en el centro para disputar la pelota. Cada
    competidor, portaba un palo o caña curvado en su
    extremidad inferior llamado uiñu. Los capitanes
    debían tomar la pelota con el palo y la lanzaban al
    aire dando
    así comienzo al juego. Cada uno de los equipos
    debía trasladarla al campo contrario y el que lograba
    llevarla al extremo de la línea ganaba el partido. Por
    cierto, esto parecía sencillo, pero era verdaderamente
    dificilísimo. Los partidos solían durar horas al
    igual que eran muy trabados, forcejeados, y más de un
    jugador salía lastimado.

    El juego de los dados se jugaba con ocho cuadrados de hueso
    pintado en uno de los lados. Cada uno de los dos jugadores los
    dejaba caer, mientras gritaban y daban palmadas para aturdirse
    mutuamente. Si el número de dados negros era par, el
    jugador tenía derecho a continuar hasta que se hiciera
    impar. La partida podía durar eternamente, pero cuando uno
    de los dos ya estaba cansado o atontado, el que se había
    conservado mas sereno marcaba doble punto sin que lo notase su
    contrincante y así le ganaba. En este juego se apostaba un
    objeto que era finalmente obtenido por el ganador.

    Otra forma de entretenerse era a través de la oratoria. Sus
    narraciones constaban de todas las partes esenciales: exordio,
    narración clara, su confirmación con fundamento y
    su epilogo. No dejaba de haber entre ellos algunos poetas que
    solían relatar extensas poesías
    donde los temas principales eran las hazañas de sus
    antepasados, sus trabajos, muertes, pasiones, amores, etc.

    Leyenda mapuche

    Leyenda del Limay y Neuquén

    Neuquén y Limay eran dos caciques que tenían
    sus toldos, uno norte y otro sur. Eran grandes amigos y siempre
    cazaban juntos.

    Un día escucharon una dulce canción que
    prevenía de la orilla del lago. Hacia allí se
    dirigieron y sus ojos se dilataron al descubrir una linda joven
    mapuche de largas trenzas negras.

    – ¿Cómo te llamas? – Inquirió
    Limay

    • Me llamo Raihue – Contestó ella bajando sus ojos
      negros

    Ambos muchachos se enamoraron de la hermosa joven y ya en
    el camino de regreso sintieron que los celos rompían su
    antigua amistad. Como su
    distanciamiento se fue acentuando con el pasar de las lunas,
    preocupados sus padres consultaron a una machi, quien les
    explicó la causa de la enemistad de sus hijos. De
    común acuerdo propusieron a los jóvenes una
    prueba.

    • ¿Qué es lo que más te
      gustaría tener?- preguntaron a Raihue (flor
      nueva)
    • Una caracola para escuchar en ella el rumor del mar
      -contestó.
    • El primero que llegue hasta el mar y regrese con el
      pedido tendrá como primero el amor de
      Raihue -sentenciaron unánimemente los padres.

    Consultados los dioses convirtieron a los dos
    jóvenes en ríos, quienes, uno desde el norte y otro
    desde el sur, comenzaron el largo y fatigoso camino hacia el
    océano; mas el espíritu del viento, envidioso por
    no haber sido tomado en cuenta, comenzó a susurrar al odio
    de la joven enamorada.

    • ¡Neuquén y Limay jamás
      volverán! Las estrellas que caen al mar se convierten
      en

    hermosas mujeres y seducen a los hombres,
    aprisionándolos en el fondo del mar. ¡Nunca
    más los volverás a ver!

    El corazón de
    Raihue se fue marchitando de angustia y dolor con estos
    pensamientos, al ver pasar el tiempo sin que sus amantes
    regresaran. Se dirigió entonces a la orilla del lago,
    donde había conocido el amor y
    extendiendo sus brazos ofreció su vida a
    Nguenecbén, a cambio de la
    salvación de los dos jóvenes. Dios escuchó
    esa oración y la convirtió en una hermosa planta
    cuyas raíces fueron penetrando en la húmeda tierra
    y elevando sus ramas al cielo, su cintura se afino en verde
    tallo, su busto se esparció de tiernas ramitas y su boca
    se abrió en roja flor.

    El envidioso viento voló a contarles lo acaecido a
    los jóvenes, que salvando mil obstáculos,
    corrían hacia el mar. Sopló con tanta fuerza que
    desvió el curso de los ríos hasta juntarlos para
    darles la noticia y gozar con su dolor.

    Cuando aprendieron que Raihue había muerto de dolor
    por su causa, depusieron todo su resentimiento anterior y se
    abrazaron estrechamente vistiéndose de luto por su amada.
    Así, unidas sus aguas para no separarse más,
    siguieron su camino hacia el mar, dando origen al Río
    Negro.

    Recursos y principales
    actividades económicas

    Los mapuches fueron un grupo de
    pueblos indígenas que combinaron perfectamente varias
    actividades económicas como ser la caza, la
    recolección, el pastoreo y la agricultura.
    La preponderancia de alguna de ellas estaba estrechamente ligada
    a las posibilidades que les brindaba la naturaleza
    circundante.

    Indudablemente una de las conformaciones geográficas
    que más los atraía fue el monte, éste los
    proveía de madera, vegetales, gran cantidad y diversidad
    de animales para el alimento, vestimenta y comercio. En
    estas zonas habitaba gran parte de la población
    indígena como así también sus
    rebaños, ya que allí encontraban buenos pastos y
    aguadas. Si el agua
    escaseaba subían a un médano donde excavaban un
    pozo o jagüel de donde se extraía agua dulce.
    Los mapuches habían aprendido de los criollos a
    construirse sus propios arados de madera, tirados por un par de
    bueyes. Sabían sembrar trigo, maíz,
    ají, zapallo, sandía. También el ganado,
    caballar, vacuno, ovino y caprino, ocupaba un lugar
    quizás, más preponderante que el cultivo en su vida
    económica. No sólo se vinculaba a la
    alimentación y subsistencia, sino también al
    comercio con otras tribus e incluso con el mismo hombre blanco.
    Con sus hermanos aborígenes de Chile practicaban el
    comercio de ganado caballar y vacuno, pero la matanza
    indiscriminada y el acopio hecho por las estancias situadas en la
    zona fronteriza hicieron que este ganado salvaje disminuyera en
    forma casi total lo que los obligó a intensificar aquello
    que sólo hacían ocasionalmente: el pillaje para
    poder comer, vestirse, comerciar. Luego esta tendencia se
    convirtió en malón, que sirvió para
    proveerse de todo aquello que se necesitaba, solían tomar
    cautivos, los que luego utilizaban como sirvientes o los
    intercambiaban por otros bienes.

    La actividad económica principal es la
    ganadería de ganado menor. Son pastores de ovejas y cabras
    con trashumancia estacional. En invierno se hallan en las tierras
    más bajas; a fines de la primavera suben a las tierras
    altas en busca de los pastos. Asimismo criaban aves de
    corral, pavos y gallinas.

    La agricultura no tiene tanta importancia como la
    ganadería. Se trata de una tarea masculina donde se
    cultivaban cereales para la alimentación y para forraje
    como el trigo, centeno, cebada, avena, entre otros.

    De la recolección obtenían frutos silvestres
    como el mëchi (fruto del molle) el
    trüntün (fruto del michai), el calafate, el
    maqui, la zarzaparrilla, las manzanas silvestres, hongos, y el
    lleuke (fruto de una conífera)

    También practicaban la caza de liebres y perdices,
    zorros, gatos overos y pumas. En algunas localidades se cazaba el
    choike (ñandú o avestruz americano) y el
    guanaco.

    Alimentación y
    bebida

    La alimentación de los mapuches muestra una
    fusión
    de pautas indígenas e hispánicas, tanto en sus
    componentes como en técnicas. Dos comidas suelen ser
    relevantes. Se trata del ñachi (sangre de chivito
    y corderito con sal y condimentos vegetales que se come coagulada
    y cruda) y del apol (pulmones de chivito y corderitos
    rellenos en vida por la propia sangre del degüello mezclada
    con sal y ají picante que se comen crudos y sancochados o
    asados). El trigo también solía estar en sus
    preparaciones al igual que el maíz. Las carnes asadas
    formaban parte importante de su dieta.

    En cuanto a la bebida, la más frecuente era el mate,
    que se servía con una secuencia: primero amargo y luego
    dulce. También se consumían bebidas fermentadas de
    manzanas piñones y arvejas.

    La relación con la
    tierra

    Los mapuches tienen un profundo sentimiento religioso con
    su mapu (tierra) cosa que se traslada a toda la naturaleza
    a la cual rinden homenaje. La consideran sagrada ya que ha sido
    dada por Dios o Nguenchen a todos los hombres para que de
    ella se extraiga lo necesario para poder vivir; así como
    también, el único dueño es Dios. Gracias a
    su fertilidad, les ofrece la posibilidad de criar animales y
    luego sacar de ellos lanas para sus tejidos y alimento.

    Como consecuencia de esta concepción de la
    naturaleza y de la providencia de Nguenchen, no existe en
    ellos la tendencia a acumular bienes, como fin en si mismo. Su
    vital relación con al tierra no sólo abarca el
    ámbito de subsistencia material, también encuentran
    allí su expresión espiritual, su
    cosmovisión, la forma en que representan al mundo y la
    relación con las fuerzas sobrenaturales.

    Religión

    Los mapuches poseen una concepción dualista del bien
    y del mal. Creen en la existencia de un espíritu superior
    que mora en alguno de los volcanes de la
    Cordillera, al cual reconocían como a un ser supremo,
    Nguenecbén y atribuyen sus desgracias a un ser
    maligno que causa todos los males y catástrofes naturales,
    Pillán. Algunas de las ceremonias más
    importantes son el awn o entierro y el
    ngillatún o rito de la fertilidad. Las
    machis, especies de hechiceras, jugaban un rol muy
    importante ya que eran las encargadas de curar a los enfermos
    empleando instrumentos especiales, luchar contra las
    brujerías y los espíritus maléficos y hacer
    adivinaciones. Uno de los ritos más importantes consiste
    en "pedir rogando" al Nguenecbén que les
    envíe lluvias, que les haga acrecentar la hacienda y
    sembrados, que guarde su salud y bienestar y les de
    fuerzas para trabajar. La misma tiene lugar en una fecha precisa
    según cada tribu y dura 3 días y 3 noches.

    Cuando moría un individuo lo
    enterraban en una fosa junto a todos sus objetos de uso
    doméstico, los arreos de la cabalgadura, cántaros
    con comida, agua o chicha, y luego se lo cubría con
    tierra, inmolando los caballos sobre la tumba. La viuda era
    acompañada al domicilio de sus más próximos
    parientes, con los que tenía que vivir durante más
    de un año, sin poder contraer ningún otro
    vínculo.

    Actualidad

    Actualmente el pueblo mapuche se encuentra constituido por
    casi 200.000 indígenas diseminados por más de 100
    comunidades en Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río
    Negro y Chubut, siendo su nivel de vida inferior al promedio de
    otras zonas patagónicas. Viven principalmente de la
    venta de chivos y
    de la fabricación de artesanías. La infraestructura
    social es deficiente, lo que se refleja en las pocas escuelas y
    hospitales que allí se levantan. A pesar de ello, hay una
    cierta tendencia creciente a revertir esta situación. La
    comunidad mapuche, sin embargo, es la que más ha
    progresado en el sentido organizativo. La confederación
    Mapuche Neuquina es la más avanzada, y la que lleva la voz
    de mando en el reclamo de las tierras que siempre les han
    pertenecido y muy pocas veces reconocido. Ellos enuncian que a
    más de un siglo de la Campaña del Desierto,
    aún persiste "una forma sutil" de exterminio de las
    culturas indígenas. Se consideran una gran familia y en
    sus territorios no existen alambres ni propiedad
    privada. Viven en comunidades llamadas loft y cada una
    tiene su longo o cabecilla. Las autoridades son elegidas
    por sus miembros cada 3 o 4 años en un pichi
    tabún
    o pequeño encuentro, donde se
    evalúa su trabajo. Al igual que sus primitivos
    antecesores, consideran a la mapu como algo sagrado y le
    tiene mucho respeto.

    Uno de los problemas
    más frecuente en esta comunidad es el reclamo de tierras,
    las que se encuentran, en su mayoría, vinculadas con los
    criollos lo que dificulta la negociación.

    Sólo el 32% cuenta con título de propiedad,
    en tanto que el 66% no lo tiene y el 2% restante aparece con la
    denominación de con y sin título, cuando
    algunos miembros de la comunidad poseen títulos
    individuales pero otros no. Dicen que no les interesa hacer un
    país aparte, pero que les gustaría que sus derechos les fueran
    reconocidos, ya que se encuentran en el papel, pero no se
    aplican. Tienen un objetivo: están convencidos de que,
    junto con el reconocimiento de la propiedad de sus tierras, la
    educación
    es el único camino para vivir mejor. Y ponen en la
    capacitación y en los estudios una fuerza
    de voluntad admirable.

    Una de las noticias
    más recientes referida a este tema fue la del diario
    Clarín publicada el 19-04-2004 en el que un inédito
    fallo judicial reconoció la posesión de una
    porción de tierras en Río Negro a los
    mapuches.

    LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS NATIVOS: INEDITO FALLO
    JUDICIAL
    Reconocen a los mapuches la posesión de tierras en
    Río Negro
    Un juez de Bariloche dijo que el derecho de los indígenas
    es constitucional y anterior a la existencia del Estado. Las
    tierras las cedió a los aborígenes Julio A. Roca,
    por decreto, en 1900.
    Un juez rechazó un pedido de desalojo contra pobladores de
    una comunidad mapuche, formulado por supuestos dueños de
    un campo ubicado al sur de la provincia de Río Negro, al
    considerar que los indígenas son los legítimos
    poseedores de esas tierras aun desde antes de la formación
    del Estado argentino.
    El fallo es totalmente novedoso, porque las personas que
    presentaron el pedido de desalojo tenían un título
    de propiedad que les había sido otorgado durante la
    gestión
    de Horacio Masaccessi como gobernador de la provincia de
    Río Negro. Pero el juez desestimó esos papeles al
    considerar que la posesión de los demandados mapuche era
    anterior a los títulos de los estancieros.
    El magistrado, en una medida que sembró alegría en
    todas las comunidades aborígenes del país,
    consideró incluso a la posesión "anterior a la
    formación misma del Estado que los confirió".
    Esta es la primera vez que son reconocidos en la Patagonia los
    derechos de los pueblos originarios, tal como lo señala la
    Constitución Nacional, por sobre el
    Código
    Civil.
    El caso se resolvió en el Juzgado 5 en lo Civil, Comercial
    y de Minería de
    Bariloche, a cargo de Emilio Riat. A ese juzgado, que tiene una
    amplia jurisdicción en la provincia de Río negro,
    concurrió una familia de apellido Sede. Esa familia vive
    en la localidad de Ñorquinco, un pueblo ubicado en medio
    de la estepa patagónica, unos 130 kilómetros al sur
    de Bariloche.
    Los Sede pidieron que se ordene el desalojo de una familia
    mapuche encabezada por Ernesto Napal y Herminia Vila. Estos
    pobladores y sus familiares forman parte de la comunidad mapuche
    Kom Kiñé Mu, que vive en el paraje denominado
    Arroyo Las Minas.
    Los Sede dijeron que habían mantenido una relación
    laboral con
    Ernesto Napal pero que, como ese vínculo ya no
    existía, los mapuche debían abandonar el lugar.
    Pero los demandados negaron que esa fuese la situación:
    argumentaron que su comunidad integra la Reserva Indígena
    Ancalao, y que tiene derecho a la propiedad comunitaria y
    ancestral de esas tierras.
    El abogado que representó a los mapuche, Darío
    Dutch, dijo a Clarín que, basados en esas pautas, le
    pidieron al juez que no lleve adelante el proceso de desalojo por
    que no estaban en discusión "derechos personales" sino que
    la comunidad indígena tenía la "posesión
    ancestral" de ese lugar, y la familia
    Sede sólo podía mostrar "títulos nulos".
    Dutch solicitó al magistrado que, teniendo en cuenta estos
    datos,
    resuelva un "proceso posesorio", es decir, que determine
    quiénes deben poseer esas tierras. Tras estudiar la
    documentación existente, el juez Riat
    determinó que una ley provincial de
    1993 reconoce la antigua ocupación de esas tierras por
    parte de la Reserva Ancalao. En ese sentido el juez dijo que esa
    ley —la 2.641— deroga a una anterior que reconoce a
    esa comunidad la posesión de 28.383 hectáreas.
    Según indicó el magistrado, esas dos leyes
    provinciales son consecuencia de un decreto nacional de 1900 cuyo
    original había sido firmado por el presidente Julio
    Argentino Roca, quien habría premiado al cacique Ancalao
    con la cesión de tierras por haber colaborado con la
    Campaña del Desierto.
    Otro de los fundamentos fue que la Constitución rionegrina
    admite la preexistencia de la cultura aborigen y el Convenio
    sobre Pueblos Indígenas y Tribales.
    Por último, Riat señaló que la propia
    Constitución Nacional también admite desde 1994 la
    preexistencia étnica y cultural de los pueblos
    indígenas argentinos, y reconoce la posesión y
    propiedad comunitaria de las tierras que ocupan. El juez
    determinó además que Herminia Vila y Ernesto Napal
    integran con su familia la comunidad indígena que ocupa
    históricamente esos campos.

    Conclusión
    Se puede ver que las
    costumbres de los pocos mapuches que aún persisten, se han
    ido borrando. Su lengua y su forma de vida tradicionales tienden
    a degradarse progresivamente; no obstante, este activo pueblo
    mantiene cierta pujanza en los territorios en los que hoy habita
    junto con los criollos. Donde las condiciones no eran tal vez las
    mejores, han logrado sobrevivir aprovechando racionalmente todo
    aquello que su mapu les brindaba. Esa tierra en la que
    siempre habitaron y ahora se la quitan debido a diferentes
    políticas de privatización territoriales. Cada proyecto que
    emprenden tiene un sentido profundo: la reafirmación de su
    identidad, la recuperación de su cultura, sus
    tradiciones y su religión.

    Creemos que evitar que los indígenas terminen de
    desaparecer de la Argentina, ya sea por enfermedades, por
    disolución de su identidad o
    por la pobreza , no
    es sólo un deber de funcionarios y legisladores, que
    juraron por una Constitución que no cumplen o hacen
    cumplir, sino también de todos los argentinos. Si no,
    además de permitir una injusticia sin retorno, nos
    habremos privado de la oportunidad de compartir y disfrutar de su
    cultura, y de aprender de su armónica relación con
    la naturaleza.

    Bibliografía

    BARCENAS, Roberto, en Culturas indígenas de la
    Patagonia
    , España, Turner, 1992

    CANALS FRAU, Salvador, en Las poblaciones
    indígenas de la Argentina
    , Bs As, Sudamericana,
    1953

    DIARIO Clarín del 19-08-2004

    ENCICLOPEDIA HISPÁNICA

    INTERNET: www.yahoo.com.ar

    PICCOLO, Adrián, en Aborígenes de la
    Argentina,
    Bs As, Betina, 1993

    REVISTA La Nación del 12-11-2000

    OUTES, Félix; BRUNCH, Carlos, en Los
    aborígenes de la República Argentina,
    Bs As,
    Estrada, 1910

     

    Pedro Ungaro

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