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(Neo) modernidad. Una aproximación o una denuncia para una nueva teoría crítica




Enviado por symbalein



    1. Comencemos recordando otra
      visión
    2. Deslinde Modernidad /
      Posmodernidad
    3. (NEO)
      Modernidad
    4. Conclusiones
    5. Proyecciones
    6. Bibliografía

    INTRODUCCION

    Se ha hablado de Modernidad Tardía,
    Tardomodernidad y / o Posmodernidad,
    e incluso de Neomodernidad, siguiendo a J. Habermas; pero en
    síntesis diremos:"por boca de éste,
    por ejemplo, que el proyecto moderno
    no se ha cumplido y por tanto puede ser reconstruido para que,
    dentro de las limitaciones correspondientes y sin soberbia, se
    puedan mantener parte de sus postulados los que
    permitirán, si se desarrollan, mejorar las condiciones de
    existencia del hombre en el
    mundo. Así, el proyecto moderno no estaría caduco,
    sino que tendría que ser repensado y limitado, omitiendo
    excesos. Por cierto, que se ha desarrollado con mayor fuerza y,
    coincidentemente, también, después que se ha
    creído agotado el tema del /a/ Modern /ismo/ /dad/ y
    especialmente en Américalatina. Pues bien, pensamos que no
    es así, sino todo lo contrario, que es a partir de los
    mismos modernistas que hoy podemos excavar la modernidad en
    nuestra América. Por lo tanto este proyecto crítico
    desarrollará la idea de que e/la MODERN /ISMO/ DAD/, ha
    servido de motor para la
    MODERNIDADhoy, es decir, ha desarrollado una tradición y
    evolución progresiva, a pesar de sus
    limitaciones, tales como la diferenciación que se hace
    entre modernidad y modernización, entre otros, o sea,
    histórica que tiene que ver con el avance
    socioeconómico más que todo, y que subyace en el
    concepto/
    ideología de la postmodernidad/
    globalización.

    2. Comencemos
    recordando otra visión.

    Comencemos recordando otra visión; la que desde
    el /des/ /en/ cubrimiento ha existido, además, de
    afinidades y limitaciones… "se encuentran paralelismos,
    correlaciones precisas entre las sucesivas promociones de
    pensadores de la independencia
    (…) la razón radical y concluyente (…) estaría
    en una unidad histórica que ellas constribuyen a hacer y
    probar. (…) Sólo añadiríamos que los une,
    más allá de los términos propuestos por Gaos
    ("pensamiento de
    la decadencia" para los españoles, "pensamiento de
    independencia" para los americanos), el subdesarrollo.

    Por consiguiente la llamada Posmodernidad no
    sería tal, "más bien le dice a la gente que hay
    caos en la realidad (…) y dislocación a nivel personal, y que
    nada se puede hacer frente a esto". Y por otra parte se afirma
    que la crisis es en
    realidad a partir del "realismo
    capitalista", por llamarle de alguna manera; y especialmente en
    nuestros pueblos en que el capitalismo no
    es de otra manera, más que tardío.

    En efecto, en argumentos de Jameson, leemos que: "si
    incluso todos los rasgos constitutivos del posmodernismo fueran
    idénticos a los de un modernismo de
    más vieja data, y su continuación (…) los
    dos fenómenos – modernidad y postmodernidad-
    seguirían siendo distintos en lo relativo a significado y
    función
    social, debido a la ubicación diferente del posmodernismo
    en el sistema
    económico del capitalismo tardío e incluso
    más, a la transformación de la propia esfera de la
    cultura en la
    sociedad
    contemporánea".

    Cierto es que esta realidad, no sólo es una
    dislocación personal y social que va desde la
    fragmentación "ficcionalizada" hasta la
    "esquizofrenización" " fabulada" en el sujeto: regulador
    de su propia transparencia, que se estrella contra una realidad
    en crisis, sino que suscita más problemas que
    los que soluciona, pero no como una sola imagen, como una
    "realidad única", sino como un continuum que no se
    "sujetiza" en la autodestrucción, sino que es parte
    –el sujeto- de la crisis radicalizada ( de fin de siglo o
    comienzo de milenio), pues como señala Touraine, es "un
    sejeto-en-el-mundo que se siente responsable de sí mismo y
    de la sociedad". Además, "tenemos que dar nombre al
    sistema", que dicho sea de paso, puede "dramatizar la
    problemática de manera tan efectiva y económica",
    según Jameson, para poder
    "identificar" el período que se vive desde los 60s, por lo
    tanto, el mundo no sólo es un ‘eslogan’:
    "posmodernismo", sino que "el mundo verdadero es una
    fábula" y por consiguiente la ficcionalización
    alcanza a todas las realidades y de esta manera se cruzan, en una
    "transparencia" múltiple de imágenes,
    pues "en último término, el mundo verdadero
    ya

    es una fábula; ya no podemos llegar a la realidad
    misma. La realidad ya no es más algo simple que se esconde
    detrás de imágenes; es, más bien, la
    intersección de una multiplicidad de
    imágenes".

    De tal manera que luego de reconocer estas vicisitudes,
    surgen preguntas, tales como: ¿Es una crisis la que se
    vive o es una era distinta, una nueva sociedad? Y si es
    así ¿Se vive una modernidad o una posmodernidad?
    Ahora, si es una crisis ¿No es acaso una crisis de fin de
    siglo o comienzos de milenio a la vez y por ello la
    sensación de posmodernidad y por esto también una
    modernidad tardía? O ¿Acaso una modernidad que vive
    un tiempo
    distinto, un neo tiempo, una NEOMODERNIDAD?

    3. Deslinde
    Modernidad / Posmodernidad.

    En consecuencia, desde estas interrogantes enfocaremos
    este trabajo, vale
    decir, desde la perspectiva del deslinde: Modernidad/
    Postmodernidad, produciendo de esta manera un nuevo ver, la
    (NEO)MODERNIDAD, pero no como una mera
    repetición o reiteración del Modernismo
    clásico, sino como una reescritura y reelaboración
    en un nuevo modo de vivir.

    Debemos recordar aquí a Ricardo Gullón,
    quién nos dice y aclara en El Modernismo Visto Por
    Los Modernistas, en el acápite: El Modernismo como
    Época:
    Que desde Juan Ramón
    Jiménez y Federico de Onís(…), escribían,
    sobre todo el primero desde dentro y desde fuera a la vez,
    quedó establecido como algo más que mera
    posibilidad de hecho del modernismo como época y actitud, y no
    como escuela,
    según luego pretendieron imponer el imaginismo, el
    ultraismo o el surrealismo.

    Agrega además – acaso fue Ramón
    Jiménez el primero en destacar la universalidad del
    movimiento
    "el error de considerar el modernismo como una cuestión
    poética y no como lo fue y sigue siendo: un

    movimiento jeneral, teológico, científico y
    literario
    "- y en relacionarlo con hechos que
    trascendían el ámbito de la literatura y el arte: tendencias
    exóticas e indigenistas, esotéricas y ocultistas,
    la puesta al día de la doctrina por teólogos
    católicos, protestantes y judíos.(…) Que los modernistas miraban
    más allá de su mundo idiomático, luchando
    por integrarse en un contexto cultural superador del configurado
    por la tradición.

    Además debemos hacernos eco de la voz de Martí,
    pues al darse cuenta de que aquel tiempo había cambiado,
    es decir, era más una realidad con un enfoque funcional y
    no uno identitario, o sea: "todo es expansión, comunicación, florescencia, contagio,
    esparcimiento. El
    periódico desflora las ideas grandiosas. Las ideas no
    hacen familia en la
    mente, como antes, ni casa, ni larga vida. Nacen a caballo,
    montadas en relámpago, con alas. No crecen en una mente
    sola, sino por el comercio de
    todas".

    Se nos hace necesario, entonces, citar a
    Fernández Retamar, quién, mencionando a Octavio Paz,
    dice que "el amor a la
    modernidad no es el culto a la moda: es voluntad
    de participación en una plenitud histórica hasta
    entonces negada a los hispanoamericanos".

    En otro ámbito señala que el pensamiento
    va a expresarse antes en Hispanoamérica que en España
    porque en aquella, la realidad estaba menos enmascarada; y tanto
    en una como en otra, conocerá primero una ilusión
    de modernidad por la vía del contagio, para ir a parar
    luego a la certidumbre de que somos otra cosa, y a adquirir una
    aprehensión más clara de nuestro propio
    ser.

    Por lo tanto, la supuesta "posmodernidad" en
    Américalatina no es tan reciente, sino que nace con el
    nuevo hombre, el renacentista (encontrador, descubridor,
    encubridor) y con el natural de estas tierras (hallado,
    descubierto, encubierto). De tal manera que, el hombre nuevo,
    performativo, se encuentra en un momento dado de su historia personal y social,
    respondiendo con un ojo y un oído
    nuevo, tanto como extranjero, tanto como natural, pues ambos
    hombres ven un nuevo ver, pero con la diferencia que aquel
    "winka" quiere superarlo todo, en cambio el
    natural, quiere ser capaz de fundar su propio tiempo y por ende
    no da tanta importancia a las palabras, sino que a las ideas y
    por ello la lentitud (aparente en los movimientos sociales o
    ideológicos – sólo aparente, pues
    piénsese en el proyecto ideológico socialista en
    Chile, que quiso imponerse como una realidad "fundante" y por
    ello muy novedoso en Américalatina, además de
    peligroso para aquellos que sólo querían y quieren
    la modernización, sin lograr desarrollarse en el tiempo
    por esto mismo.) Debemos recurrir aquí a otra voz prestada
    del Modernismo que ya en aquella época nos
    advertía…:

    ¡Vicio nuestro este de fijarnos más en
    las palabras que en las ideas, enterándonos a medias de
    las cosas!

    Luego; "la modernidad pasa por una crisis y que a partir
    de ella ha surgido un nuevo modo de sentir, una manera particular
    de vivir el mundo".

    Pues bien, con este nuevo modo de sentir o
    particular de vivir el mundo se inicia en el hombre
    llegado como el hallado. Se funden luego en una búsqueda
    con notorias afinidades de fondo y forma, que situarían al
    hombre en un nuevo esfuerzo, es decir, asimilación y
    acomodación de un nuevo tiempo, decadente frente al que
    vivía y por tal razón busca las "causas y los
    remedios", como diría Fernández Retamar con la voz
    de Gaos: "Buscar las causas y los remedios de la decadencia
    nacional, resolver los problemas de la constitución y reconstitución de la
    patria son operaciones del
    mismo sentido: de política en la amplia
    acepción etimológica del término, que lo
    refiere a la comunidad
    cultural en todos los sectores de la cultura".

    Entonces, "la modernidad nunca es ella misma: siempre es
    otra". (Paz, 1987):

    La modernidad es una tradición polémica y
    que desaloja a la tradición imperante, cualquiera que esta
    sea; pero la desaloja sólo para, un instante
    después, ceder el sitio a otra tradición que, a su
    vez, es otra manifestación momentánea de la
    actualidad.

    4.
    NEO)Modernidad.

    Ahora bien, (NEO)MODERNIDAD es una
    expansión progresiva de que el hombre es lo que hace y
    debe existir una correspondencia cada vez más estrecha
    entre la producción, la
    organización y la vida; en otras palabras, un sujeto-
    protagonista, un sujeto-en-el-mundo que se siente responsable de
    sí mismo y de la sociedad, es decir un sujeto racional,
    cuya avanzada, al decir de Taurine, es hacia la abundancia, la
    libertad y la
    felicidad.

    La idea de la modernidad en su forma más
    ambiciosa, fue la afirmación de que el hombre es lo que
    hace y que, por lo tanto, debe existir una correspondencia
    mucho más estrecha entre la producción –
    cada vez más eficaz por la ciencia,
    tecnología, o la
    administración, la organización de la sociedad mediante la
    ley y la vida,
    animada por el interés,
    pero también por la voluntad de liberarse de todas las
    coacciones (…)

    Es la razón la que anima la ciencia y
    sus aplicaciones; es también la que dispone la
    adaptación de la vida social y las necesidades
    individuales y/o colectivas; y es la razón, finalmente,
    la que reemplaza la arbitrariedad y la violencia
    por el estado de
    derecho y por el mercado. La
    humanidad, al obrar según las leyes de la
    razón, avanza a la vez hacia la abundancia, la libertad
    y la felicidad.

    Por ende, podemos pensar que la crisis
    (postmoderna) es precisamente lo que se plantea
    o replantea el/ la modern /ismo//idad/, ya que no sólo se
    caracteriza por lo moderno, sino también por la
    heterogeneidad y que viene a ratificar el carácter de crisis, en el sentido de no ser
    único, sino también heterogéneo.

    Lo moderno – dice Paz – no se caracteriza
    únicamente por su novedad, sino por su heterogeneidad.
    Tradición heterogénea o de lo heterogéneo,
    la modernidad está condenada a la pluralidad: la
    antigüa tradición era siempre la misma, la moderna es
    siempre distinta (…) Lo moderno es autosuficiente: cada
    vez que aparece, funda su propia tradición. (…) La
    modernidad es una suerte de autodestrucción
    creadora.

    Nos permitiremos, citar a Lyotard, para poder referirnos
    al posmodernismo que en realidad no lo es sino, más bien,
    su reescritura, un estado, en
    otras palabras del modernismo.

    El postmodernismo… no es el fin del modernismo
    sino su estado naciente, y este estado es constante… Lo
    postmoderno sería aquello que alega lo impresentable en
    lo moderno y en la presentación misma; aquello que se
    niega a la consolación de las formas bellas, al consenso
    de un gusto que permitiría experimentar en común
    la nostalgia de lo imposible; aquello que indaga por
    presentaciones nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer
    sentir que hay algo que es impresentable. Un artista, un
    escritor posmoderno, están en la situación de un
    filósofo: el texto que
    escriben, la obra que llevan a cabo, en principio, no
    están gobernados por reglas ya establecidas, y no pueden
    ser juzgados por medio de un juicio determinante, por la
    aplicación de este texto, a esta obra, de
    categorías. Estas reglas y estas categorías son
    lo que la obra o el texto investigan. El artista y el escritor
    trabajan sin reglas y para establecer las reglas de aquello que
    habrá sido hecho. De ahí que la obra y el texto
    tengan las propiedades de acontecimiento; de ahí
    también que lleguen demasiado tarde para su autor, o, lo
    que viene a ser lo mismo, que su puesta en obra comience
    demasiado pronto. Posmoderno será comprender
    según la paradoja del futuro (post) anterior
    (modo).

    Para algunos, la postmodernidad, ciertamente es porque
    se habría terminado la modernidad, ya que su aspecto
    esencial, el hecho de ser moderno, habría
    terminado.

    Por lo tanto, se sostiene que: el término
    posmoderno sigue teniendo un sentido, y que este sentido
    está ligado al hecho de que la sociedad en que vivimos es
    una sociedad de la
    comunicación ("mass media"). Para otros la
    posmodernidad se deja ver más negativamente, ya que el fin
    de la historia está inscrito en sus comienzos, presa del
    tiempo, llevando los estigmas que definen, a la vez, al tiempo y
    al hombre. El tiempo histórico es un tiempo tenso y
    difícil.

    Pero también es posible pensar la postmodernidad
    como "la fragmentación, la discontinuidad y lo
    caótico". O bien "como la superación de la
    modernidad". O tal vez "el post de posmoderno indica una
    despedida de la modernidad".

    Finalmente, podríamos agregar que la
    postmodernidad se levanta contra el ideal de la modernidad, el
    control total de
    la naturaleza y
    de la sociedad. Y por otro lado, además, es un
    término polisémico, reinvindica la subjetividad; es
    también una época nostálgica, nihilista,
    pluralista, con paradigmas
    en crisis y vive un tiempo instantáneo,
    simultáneo, o sea, el presente es la intersección
    del pasado y el futuro.

    Por cierto podríamos continuar mencionando y
    citando acerca del debate de la
    modernidad / postmodernidad, sin embargo, ya es suficiente. No
    obstante, conceptualmente el postmodernismo es, más bien,
    "un campo de fuerza en que tipos muy distintos de impulsos
    culturales tienen que abrirse camino".

    Entre… Una nueva superficialidad, que encuentra
    su prolongación tanto en la "teoría" como en toda
    una nueva cultura de la imagen o el simulacro –leemos en
    Jameson – , un consecuente debilitamiento de la historicidad,
    tanto en nuestra relación con la historia pública,
    como en las nuevas formas de nuestra temporalidad privada, cuya
    estructura
    "esquizofrénica" (según Lacan) determinará
    nuevos tipos de relaciones sintácticas o
    sintagmáticas en las artes más temporales; un tipo
    completamente nuevo de emocionalidad – "intensidades"- cuya mejor
    comprensión se logra mediante un retorno a teorías
    más antigüas sobre lo sublime.

    Por lo tanto podemos adentrarnos en una hipótesis, tal como la que postulamos
    aquí, que la posmodernidad no es tal sino la reescritura
    como una "nueva nueva", o como diríamos en nombre de Juan
    Luis Martínez, una Nueva Novela, un nuevo
    decir un nuevo metarrelato, o sea, una
    (NEO)MODERNIDAD , en donde lo moderno trasunta,
    no sólo la crisis sino especialmente la
    modernización para no quedarse en un mero repetir de una
    época como neoclacisimo, o la neovanguardia, sino como la
    reescritura, la reelaboración de la modernidad,
    considerando el todo epocal, en otras palabras, la
    constelación que hace al hombre actual que no sólo
    sea un sujeto universal sino , más bien, uno plural,
    ecléctico; y que no solamente sea una actitud, una
    ideología, una filosofía, un estilo
    o una condición ineludible, sino que más bien, una
    denuncia, una reflexión para la comprensión de
    nuestra diversidad y para la elaboración de una
    crítica de la modernidad desde la dimensión de los
    problemas presentes en nuestra realidad, ya que esta es "una
    suerte de autodestrucción creadora", una promesa de
    expansión con el impulso a la
    desintegración.

    Por lo tanto: "la modernidad como promesa de
    expansión se toca a veces con el impulso a la
    desintegración. Su historia está hecha de masas que
    cambian de habitat y de vida, instituciones
    que se desmoronan, valores que se
    cuestionan y jerarquías que se tornan obsolescentes. Esta
    destructuración asusta. Por algo la conciencia
    moderna busca síntesis. Pero esta conciencia está,
    a su vez, marcada por la tensión entre la búsqueda
    y la unidad y la imposibilidad de conciliar pulsiones
    encontradas: la voluntad de expansión, por una parte, y
    por otra la retracción cada vez que deben enfrentarse las
    consecuencias disolventes de la libertad".

    Finalmente, diremos con Jameson que: El problema del
    posmodernismo – la modalidad en que deben ser distinguidas
    sus características fundamentales, si es que existe el
    problema en primer lugar, si el concepto mismo posee
    alguna utilidad o si es,
    por el contrario, una manifestación -, este problema, es a
    la vez, político y estético.

    Efectivamente, Jameson nos limita los campos:
    político y estético, sin embargo, para poder
    delimitarlos o deslindarlos propiamente tal, debemos tener muy
    claro el plazo histórico en que les debemos enfrentar, es
    decir, Modernidad, Tardomodernidad, Postmodrnidad o bien,
    simplemente, (NEO)MODERNIDAD, ya que,
    además, es menester registrar, aunque de diferentes formas
    la institucionalización modernista (dentro del mismo
    período): "El cambio desde una posición opositora a
    una hegemónica de los clásicos del modernismo, su
    conquista de la universidad, los
    museos, la red de galerías de
    arte y fundaciones, en otras palabras, la asimilación de
    los varios modernismos clásicos dentro del "canon" y la
    subsiguiente atenuación de todo aquello que otrora,
    nuestros abuelos sentían como chocante, escandaloso, feo,
    disonante, inmoral y asocial".

    Pero, por otra parte, también debemos recordar
    que Lyotard propone que el posmodernismo es entendido como una
    parte o parcela de una reafirmación del auténtico
    modernismo clásico; situación que el
    mismo Jameson resalta, y lo hace de la siguiente manera en
    el ensayo: Las
    Políticas de la teoría. Posiciones
    ideológicas en el debate posmodernista:

    Jean François Lyotard propone que su propio
    compromiso vital a lo novedoso y lo emergente, a una
    producción cultural contemporánea o
    poscontemporánea que es ampliamente caracterizada como
    "posmoderno" sea entendido como una parte o parcela de una
    reafirmación del auténtico modernismo
    clásico, en el sentido del espíritu Adorniano. El
    giro ingenioso de su propia propuesta implica la
    proposición de que algo llamado
    ‘posmodernismo’ no continúa al
    modernismo clásico propiamente dicho, como su producto de
    desecho más reciente, sino que lo precede y lo
    prepara, de manera que los posmodernismos contemporáneos
    que nos rodean pueden entenderse como la promesa del retorno y
    la reinvención, la reaparición triunfante de
    algún nuevo modernismo clásico dotado de su viejo
    poder y con sangre
    fresca.

    Es decir: "La visión de un modernismo regenerado,
    es en este sentido [de la sociedad postindustrial], inseparable
    de una fe profética en las posibilidades y en la promesa
    de una nueva sociedad que estaría emergiendo".

    De tal manera, que nos vemos enfrentados a un nuevo
    tiempo y a un nuevo modo de vivir en el mundo, por lo tanto no
    basta con replantearnos frente a esta realidad, sino que se hace
    necesario un cambio de actitud y un denunciar activo de la crisis
    de la modernidad para refundarla "neo-mentemente" y no
    sólo reescribirla como cualquier "neo", sino como aquel
    tiempo que se adviene re-evolución, no en la
    universalidad, no en la identidad
    unívoca, sino en la pluralidad de aquella conciencia que
    se va adaptando a una nueva sociedad heterógena y
    multimédica al servicio de un
    nuevo hombre y mujer que viajan
    en este mundo, siendo parte de él y en él,
    "modernidando" para alcanzar la libertad y la
    felicidad.

    En definitiva, siguiendo a J. Habermas, el proyecto
    moderno no se ha cumplido y por tanto puede ser reconstruido para
    que, dentro de las limitaciones correspondientes y sin soberbia,
    se puedan mantener parte de sus postulados los que
    permitirán, si se desarrollan, mejorar las condiciones de
    existencia del hombre en el mundo. Y a Paz: "la modernidad
    está condenada a la pluralidad: la antigüa
    tradición era siempre la misma, la moderna es siempre
    distinta (…) Lo moderno es autosuficiente: cada vez que
    aparece, funda su propia tradición. (…) La
    modernidad es una suerte de autodestrucción
    creadora".

    CONCLUSIONES.

    1. "El error de considerar el modernismo como una
    cuestión poética y no como lo fue y sigue siendo:
    un movimiento jeneral, teológico, científico y
    literario"- y en relacionarlo con hechos que trascendían
    el ámbito de la literatura y el arte: tendencias
    exóticas e indigenistas, esotéricas y ocultistas,
    la puesta al día de la doctrina por teólogos
    católicos, protestantes y judíos.(…) Que los
    modernistas miraban más allá de su mundo
    idiomático, luchando por integrarse en un contexto
    cultural superador del configurado por la
    tradición.

    2. En la voz de Martí,
    el modernismo es: Expansión, comunicación,
    florescencia, contagio, esparcimiento. El periódico
    desflora las ideas grandiosas. Las ideas no hacen familia en la
    mente, como antes, ni casa, ni larga vida. Nacen a caballo,
    montadas en relámpago, con alas. No crecen en una mente
    sola, sino por el comercio de todas.

    3. Lo moderno no se caracteriza únicamente por su
    novedad, sino por su heterogeneidad. Tradición
    heterogénea o de lo heterogéneo, la modernidad
    está condenada a la pluralidad: la antigüa
    tradición era siempre la misma, la moderna es siempre
    distinta (…) Lo moderno es autosuficiente: cada vez que
    aparece, funda su propia tradición. (…) La
    modernidad es una suerte de autodestrucción
    creadora.

    4. El postmodernismo… no es el fin del modernismo
    sino su estado naciente, y este estado es constante… Lo
    postmoderno sería aquello que alega lo impresentable en lo
    moderno y en la presentación misma; aquello que se niega a
    la consolación de las formas bellas, al consenso de un
    gusto que permitiría experimentar en común la
    nostalgia de lo imposible; aquello que indaga por presentaciones
    nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer sentir que hay
    algo que es impresentable.

    5. El mismo Jameson, en el ensayo: Las
    Políticas de la teoría. Posiciones
    ideológicas en el debate posmodernista, dice:

    Jean François Lyotard propone que su propio
    compromiso vital a lo novedoso y lo emergente, a una
    producción cultural contemporánea o
    poscontemporánea que es ampliamente caracterizada como
    "posmoderno" sea entendido como una parte o parcela de una
    reafirmación del auténtico modernismo
    clásico, en el sentido del espíritu Adorniano. El
    giro ingenioso de su propia propuesta implica la
    proposición de que algo llamado
    ‘posmodernismo’ no conticúa al
    modernismo clásico propiamente dicho, como su producto
    de desecho más reciente, sino que lo precede y lo
    prepara, de manera que los posmodernismos contemporáneos
    que nos rodean pueden entenderse como la promesa del retorno y
    la reinvención, la reaparición triunfante de
    algún nuevo modernismo clásico dotado de su viejo
    poder y con sangre fresca.

    6. Luego,La visión de un modernismo regenerado,
    es en este sentido [de la sociedad postindustrial], inseparable
    de una fe profética en las posibilidades y en la promesa
    de una nueva sociedad que estaría emergiendo.

    7. Postulamos entonces, que la posmodernidad no es tal,
    sino que es la reescritura como una "nueva nueva", o como
    diríamos en nombre de Juan Luis Martínez, una Nueva
    Novela, un nuevo decir, un nuevo metarrelato, o sea, una
    (NEO)MODERNIDAD , en donde lo moderno trasunta,
    no sólo la crisis sino especialmente la
    modernización para no quedarse en un mero repetir de una
    época como neoclacisimo, o la neovanguardia, sino como la
    reescritura, la reelaboración de la modernidad,
    considerando el todo epocal actual, en otras palabras, la
    constelación que hace al hombre actual que no sólo
    sea un sujeto universal sino , más bien, uno plural,
    ecléctico; y que no solamente sea una actitud, una
    ideología, una filosofía, un estilo o una
    condición ineludible, sino que más bien, una
    denuncia, una reflexión para la comprensión de
    nuestra diversidad y para la elaboración de una
    crítica de la modernidad desde la dimensión de los
    problemas presentes en nuestra realidad, ya que esta es "una
    suerte de autodestrucción creadora", una promesa de
    expansión con el impulso a la
    desintegración.

    8. (NEO)MODERNIDAD es una
    expansión progresiva de que el hombre es lo que hace y
    debe existir una correspondencia cada vez más estrecha
    entre la producción, la organización y la vida; en
    otras palabras, un sujeto- protagonista, un sujeto-en-el-mundo
    que se siente responsable de sí mismo y de la sociedad, es
    decir un sujeto racional, cuya avanzada es hacia la abundancia,
    la libertad y la felicidad.

    PROYECCIÓN.

    De tal manera, que nos vemos enfrentados a un nuevo
    tiempo y a un nuevo modo de vivir en/el mundo, por lo tanto no
    basta con replantearnos frente a esta realidad, sino que se hace
    necesario un cambio de actitud y un denunciar activo de la crisis
    de la modernidad para refundarla "neo-mentemente" y no
    sólo reescribirla como cualquier "neo", sino como aquel
    tiempo que se adviene re-evolución, no en la
    universalidad, no en la identidad unívoca, sino en la
    pluralidad de aquella conciencia que se va adaptando a una nueva
    sociedad heterógena y multimediática al servicio de
    un nuevo hombre y mujer que viajan en este mundo, siendo parte de
    él y en él, "modernidando" para alcanzar la
    libertad y la felicidad.

    BIBLIOGRAFÍA.

    • Fernández Retamar, Roberto. Para una
      teoría de la literatura hispanoamericana. Editorial.
      Nuestro Tiempo. 3ª edición. 1981.
    • François Lyotard, Jean. La Condición
      Posmoderna. Editorial Cátedra. 1981.
    • Gullón, Ricardo. El Modernismo visto por los
      Modernistas. El Modernismo como época. Editorial.
      Guadarrama. Barcelona.
    • Hopenhayn, Martín. Después del
      Nihilismo. Editorial. Andrés
      Bello. Santiago de Chile. 1997.
    • Jameson, Frederich Ensayos sobre el
      posmodernismo .Ediciones. Imago Mundi. 1ª
      edición. En español. Argentina.
    • Larraín, Jorge. Modernidad, Razón e
      Identidad en América Latina. Editorial.
      Andrés Bello. Santiago de Chile. 1996.
    • Paz, Octavio. Los Hijos del Limo. F.C.E.
      Méx. 1987.
    • Roa, Armando. Modernidad y Postmodernidad.
      Editorial. Andrés Bello.
    • Taurine, Alain. Crítica a la
      Modernidad.
    • Apuntes (en oposición) del Curso de
      Teoría Crítica Latinoamericana, dictado por el
      Profesor
      Grínor Rojo. Universidad de Chile. Facultad de
      Filosofía y Humanidades. Doctorado en Literatura Chilena
      e Hispanoamericana. II semestre. 2002.
    • Distintos apuntes bajados de internet:
      Modernidad. Tardomedernidad. Postmodernidad.

     

    JORGE ROSAS
    GODOY

    UNIVERSIDAD DE CHILE.

    FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES.

    ESCUELA DE POSTGRADO.

    DOCTORANDO EN LITERATURA CHILENA E
    HISPANOAMERICANA.

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