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Premisas psicológicas de la actividad laboral




Enviado por reyner



    1. Eficacia, eficiencia y
      satisfacción laboral
    2. La actividad y el
      sujeto
    3. Las esferas del
      hombre
    4. Las
      competencias
    5. Consideraciones
      finales
    6. Bibliografía

    Introducción

    El desarrollo de
    la informática y la
    globalización que se produce en el mundo
    contemporáneo, transforman cada día más los
    procesos del
    trabajo. La
    situación actual en el mercado de
    trabajo se caracteriza por un entorno competitivo, mal definido y
    en constante cambio, la
    tendencia a la estructuración de organizaciones
    planas, la paulatina desaparición de trabajos poco
    calificados por la necesidad de manipular tecnologías con
    cierto nivel de complejidad para ejecutarlos, el dominio del
    idioma, la formación en gestión, el trabajo en
    equipo, el dominio de técnicas
    de trabajo complejas y con una alta especialización
    tecnológica, la autonomía y la participación
    en el desarrollo de los diferentes procesos de trabajo y en la
    toma de
    decisiones, lo que implica la capacidad de asumir
    responsabilidades y riesgos, la
    necesidad de la creatividad,
    el dominio de la computación y la variedad de habilidades;
    se habla en la actualidad incluso de la desaparición de
    los empleos. Estos aspectos caracterizan a su vez el estado de
    las exigencias actuales del mercado de trabajo en nuestro
    entorno.

    MODELO DE LA INTERELACIÓN HOMBRE-TRABAJO

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    EFICACIA, EFICIENCIA Y
    SATISFACCIÓN LABORAL

    El trabajo como proceso
    social, no es un elemento estático; ni desde el punto de
    vista del trabajo como proceso general, ni de un trabajo
    específico en particular, condicionando las diferencias de
    las características del trabajo, las competencias para
    el desarrollo del mismo. Como se ha señalado, desde el
    punto de vista metodológico las características del
    objeto condicionan los métodos a
    emplear.

    Con vistas al proceso de trabajo es necesario hacer un
    análisis que permita valorar el
    acercamiento o el grado de correspondencia del trabajo, su
    naturaleza,
    estructura y
    funcionamiento con las características de los
    candidatos.

    LA ACTIVIDAD Y EL
    SUJETO

    Es vital, en nuestra concepción teórico
    metodológica la teoría
    de la actividad, por ser el trabajo una
    actividad transformadora por excelencia.

    Existen diferentes concepciones sobre esta categoría
    entre los que resaltan los trabajos de A. Leontiev que llenaron
    toda una época en el desarrollo de la psicología.
    Abuljanova, K., y Lomov, B., entre otros critican el carácter limitado de las concepciones de
    Leontiev, A. por restringir esta categoría
    básicamente a la relación objetal, haciendo
    abstracción de la
    comunicación y el papel de la misma como forma
    específica de interrelación, de las relaciones
    sociales y los aspectos vivenciales del sujeto; empleando la
    categoría sujeto, solo como un mediador; y agregan que la
    concepción formulada por este limita la relación
    actividad, conciencia,
    personalidad
    al reducir esta última categoría a la actividad.
    Por lo que al hacer referencia a la actividad en el presente
    trabajo, nos vamos a referir a la misma en la acepción
    más general que define la actividad: "Como un complejo
    sistema sujeto-
    sistema de actividades objetales- sistema de comunicación lo cual incluye, de una manera
    más completa, el desarrollo ontogénetico de
    la
    personalidad en el sistema de relaciones sociales"
    (González, F., 1983)

    La Psicología del Trabajo profundizó desde el
    punto de vista teórico metodológico en el estudio
    psicológico de la actividad laboral y su estructura, e
    introducen los términos exigencias laborales y premisas de
    rendimiento de gran trascendencia desde el punto de vista
    teórico y metodológico en el estudio del
    trabajo.

    Häcker,W (1986) define a la actividad laboral como
    "una unidad funcional de procesos motivacionales, volitivos,
    cognoscitivos (perceptivos, mnésicos, intelectuales)
    y motores".
    Según este mismo autor la actividad laboral está
    caracterizada por las siguientes propiedades psicológicas
    relevantes: es una actividad consciente dirigida a un fin
    determinado; está dirigida a la realización de un
    objetivo como
    resultado anticipado (producto) que:
    existe en la imaginación antes de la acción,
    se regula de acuerdo con la voluntad del objetivo consciente y
    durante su ejecución se desarrolla fundamentalmente la
    personalidad. Plantea además que los componentes
    psíquicos de la actividad laboral están
    determinados por la tarea de trabajo y que la unidad
    básica del análisis psicológico de la
    actividad es la acción, definiendo por acción la
    unidad psicológica más pequeña de la
    actividad regida por la voluntad.

    Se coincide en el presente trabajo con las propiedades
    planteadas por Häcker, W., pero es necesario resaltar que la
    actividad laboral no se desarrolla en abstracto sino implicada
    dentro de un marco de interrelaciones sociales y personales
    concretas donde tienen incidencia de la cultura
    organizacional y los elementos de carácter
    axiológico, y donde el sujeto participa en la construcción de las competencias
    laborales que sirven de base al desarrollo exitoso de la
    actividad.

    En la categoría actividad se pueden distinguir un
    plano externo y un plano interno, no existiendo un isomorfismo
    entre ambos. El que los aspectos externos determinen los internos
    no quiere decir que exista una identidad. Al
    decir de Lomov, B.,(1984) "La tarea de la Psicología, no
    consiste en separarlas en su inicio y después buscar como
    se unen, sino al estudiar la "parte externa" de la actividad
    descubrir la "parte interna"; con más exactitud comprender
    el papel real de lo psíquico en la actividad". Las
    competencias son en nuestra acepción los mecanismos
    psicológicos del sujeto en el desarrollo de la actividad
    laboral.

    No se puede hablar del trabajo sin relacionarlo
    directamente al hombre, ya que este es el principal sujeto, actor
    y beneficiario de cualquier actividad. En la evolución histórica de la gestión
    empresarial se le ha asignado un determinado papel dentro de
    este sistema, y de forma explícita o implícita ha
    sido siempre el elemento fundamental en el desarrollo de las
    diferentes actividades, pues a pesar del nivel tecnológico
    alcanzado por la mecanización y la automatización en los procesos productivos
    o de servicios,
    detrás de ellos siempre está el
    hombre.

    Unida a la categoría actividad, resulta de vital
    importancia para la psicología y en especial nuestro
    objeto de estudio la categoría sujeto. Esta
    categoría tiene múltiples acepciones y es enfocado
    desde los más disímiles puntos de vista
    filósofico, gnoseológico, sociológico, como
    sujeto en el proceso de investigación y como sinónimo de
    personalidad, de individuo o de
    hombre.

    En su concepción sobre la actividad Leontiev, A
    introduce el concepto de
    sujeto concreto de la
    personalidad, como momento interno de la actividad con un
    carácter reactivo. En esta dirección son de importancia las
    formulaciones de Abuljanova, A y Abuljanov, F. (1989), Lomov,
    B.(1984) H. Arias, H., y Montalvo, M. (1993) al respecto.

    Asumimos en el presente trabajo la categoría sujeto
    como: el ser humano concreto activo y transformador, portador de
    una personalidad que de forma consciente dirige y regula el
    proceso de su actividad vital en su implicación en el
    medio.

    LAS ESFERAS DEL
    HOMBRE

    El enfoque sobre el hombre debe tener un carácter
    holístico, y la selección
    contempla todas las esferas que integran al hombre, no como una
    sumatoría sino en su síntesis e
    interrelaciones intra e interesferas, en su implicación en
    un medio determinado y en la interrelación con las
    demás personas.

    Son varias las disciplinas científicas que estudian
    al hombre en el desarrollo de la actividad laboral, tales como la
    medicina, la
    antropología, la fisiología, el derecho, la pedagogía y otros, pero la
    psicología en el desarrollo del proceso de selección de
    personal siempre ha ocupado una posición privilegiada
    por el alcance de su objeto.

    Cuando se hace referencia a la existencia de diferentes
    esferas, se debe plantear la interrelación y dependencia
    entre todas; es decir entre lo biológico, lo
    psicológico y lo social integrado en el hombre, y es esa
    integración la que refleja la capacidad de
    una persona concreta
    o grupo de ellas
    para desarrollar con éxito
    determinada actividad. Hablar de un todo tiene lógica
    cuando existen partes, al igual que hablar de partes adquiere
    sentido cuando existe un todo; por lo que hay que valorar estos
    nexos en sentido dialéctico y reconocer su carácter
    holístico y sinergético. Esto implica analizar el
    sistema y sus componentes cuyas interacciones adquieren una
    dimensión cualitativa diferente.

    Es obvio que cuando se habla de la existencia de una esfera
    cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a lo
    psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
    esta la principal manifestación del hombre en su
    implicación en el medio. Una categoría
    básica en el estudio del hombre y que resulta vital en el
    proceso de selección de personal es la
    categoría personalidad, pues como señalan Harre, R.
    y de Waele, J. (1979): "La personalidad es la base de la competencia
    social del ser humano". El estudio de la personalidad es un
    elemento central dentro de la selección de personal, ya
    que es la expresión más genuina del ser humano como
    ser social, por su carácter activo y transformador, y por
    su papel autorregulador y regulador, vista la personalidad en su
    condición integrada entre lo cognitivo y lo
    afectivo.

    Es conocido que no existe una teoría única,
    sino todo un mosaico, o quizás parafraseando a Koontz, H.
    (1987), una verdadera jungla de teorías
    psicológicas, que de una forma u otra abordan la
    problemática de la personalidad. Al respecto, Cowling, A.
    James, P. (1997) plantean: "Si bien la mayoría de las
    personas estará de acuerdo en que la personalidad es un
    factor muy importante que contribuye al éxito o fracaso en
    el trabajo, convendrá menos sobre la naturaleza de las
    personas y cómo debe medirse". Aquí afloran los
    debates alrededor de lo biológico y lo social en la
    personalidad, así como la relación entre lo
    heredado y lo adquirido y los métodos adecuados para su
    valoración.

    Existen diferentes posiciones sobre la personalidad en las
    distintas escuelas y corrientes psicológicas, y aún
    dentro de una misma escuela, lo que
    lleva a precisar desde cuál ángulo se proyecta el
    empleo de esta
    importante categoría para la psicología, Wislack,
    G. (1988) plantea en sus principios del
    psicodiagnóstico, el principio de la concepción de
    la personalidad en el cual refleja la necesidad de orientar
    éste en función de
    la concepción de la personalidad imperante. Entre los
    principales enfoques en el estudio de la personalidad se pueden
    citar la teoría de los tipos psicológicos, la
    teoría de los rasgos, teorías
    del desarrollo y teorías de la dinámica de la personalidad, entre
    otras.

    Existen múltiples tendencias en el estudio de la
    personalidad y la concepción teórica que se asuma
    tiene implicaciones metodológicas directas en la
    realización del diagnóstico de selección. En esta
    dirección, resulta ilustrativa la clasificación
    siguiente de diferentes definiciones sobre personalidad realizada
    por Allport, G., (1963): aditivas o de ómnibus: enfocan la
    personalidad como una suma de todas las características
    que posee y que definen a un individuo; integrativas o
    configuracionales: caracterizadas por el énfasis en los
    aspectos estructurales concibiendo la personalidad como un todo
    organizado; jerárquicas: establecen un ordenamiento
    jerárquico donde unas estructuras
    sirven de base a otras; en términos de ajuste: hacen
    referencia como elemento central al papel de la adaptación
    de la personalidad y basados en la distintividad: enfatizan en la
    individualidad, en la diferenciación de los individuos.
    Resulta también de interes la clasificación que
    hace Morales, J. (1995) de las distintas teorías en el
    estudio de la personalidad en: internalistas, situacionistas e
    interaccionistas.

    Estas clasificaciones tienen un carácter limitado ya
    que no parten de los elementos esenciales de orden
    ontológico, filosófico y epistemológico que
    definen el carácter de una teoría
    psicológica, y entremezclan categorías y
    concepciones sobre la personalidad contrapuestas, o existen
    teorías que pueden ser clasificadas en varias de las
    categorías establecidas. No obstante, muestran algunos
    elementos comunes en las definiciones planteadas por los
    diferentes autores, y sirven de ilustración del panorama conceptual
    existente.

    Es imposible en un trabajo de este tipo abordar en
    profundidad las concepciones teóricas de los diferentes
    autores; no obstante, es necesario destacar dentro de todos los
    estudiosos de la personalidad en Occidente, en relación
    con la selección de personal por sus aportes
    teóricos y metodológicos, desde distintas
    posiciones, los trabajos de G. Allport, C. Rogers, y A. Maslow,
    exponentes de la psicología humanista que ha realizado
    grandes aportes al estudio de la personalidad; los de R. Cattell,
    quien adopta como concepción teórica de la
    personalidad la teoría de los rasgos los que clasifica en
    aptitudinales, temperamentales y dinámicos teniendo en
    cuenta su grado de generalidad; su origen (constitucional o
    ambiental) y su significación (superficiales o causales).
    Se destaca en este autor, la creación de distintas
    técnicas psicológicas como el IPAT, el Inventario de
    Personalidad 16 PF sobre la base del análisis factorial.
    Se puede mencionar también a H. Eysenck, quien tomando en
    cuenta los postulados de W. Wundt, C. Jung, y J. Guilford
    establece que la base de las diferencias individuales se pueden
    describir en base a dos dimensiones principales el neuroticismo y
    la extraversión. A pesar de diferencias con respecto a
    algunas de las formulaciones se reconoce el valor del
    trabajo desarrollado por estos especialistas y sus aportes al
    desarrollo de esta categoría.

    Desde hace varios años se viene produciendo un
    análisis crítico y reconceptualización de
    esta categoría, derivado del carácter limitado y
    las insuficiencias de los enfoques reduccionistas imperantes, de
    orden biologicista y sociologista en la concepción y uso
    de la misma, en el que intervienen representantes de las
    más disímiles teorías.

    La psicología de Orientación Marxista desde
    sus planteamientos teóricos e investigaciones
    desarrolladas ha realizado significativos aportes al estudio de
    la personalidad, y aunque existe una base filosófica
    común, existen diferentes tendencias al abordar ese
    importante objeto de estudio de la psicología. En un
    estudio realizado por Shorojova, E. (1985) analiza las
    principales tendencias de la psicología soviética
    en el estudio de la personalidad entre las cuales destaca las
    siguientes: el enfoque complejo de las ciencias que
    estudian al hombre; el enfoque individual; el enfoque de la
    disposición práctica; el de orientación
    socio-psicológica en el estudio de la personalidad; el del
    estudio de la personalidad sobre la base del principio de la
    unidad de la conciencia y la actividad, con diferentes posiciones
    al respecto y el enfoque sistémico estructural el cual es
    el punto de contacto actual en el que coinciden en la actualidad
    los estudiosos de la personalidad de las más
    disímiles posiciones filosóficas y
    epistemológicas. Este enfoque tiene como principales
    representantes de la psicología soviética a K.
    Platonov, B. Anániev, A. Kovaliov, V. Miasischev, y V.
    Merlín y tienen como antecedentes las formulaciones de L.
    Vigotsky.

    Pese a las diferencias de carácter
    filosófico, ontológico y epistemológico en
    los distintos enfoques en el estudio de la personalidad, pueden
    distinguirse elementos afines que pueden orientar, sobre la base
    de una posición común, la construcción del
    conocimiento
    integrado alrededor de esta importante categoría para la
    psicología. Cuando se emplea el término
    personalidad, se está haciendo referencia a la
    expresión psicológica integrada del hombre y a sus
    manifestaciones en las distintas actividades de la vida social en
    su implicación en el medio. Entre los principales enfoques
    actuales en el estudio de la personalidad se deben significar el
    carácter integral visto con un enfoque holístico,
    expresado en el enfoque sistémico-configuracional; su
    individualidad; el carácter reflejo; el carácter
    social; la unidad de lo cognitivo y lo afectivo; la
    búsqueda de síntesis integradoras al explicar la
    misma; el carácter activo del sujeto en la
    construcción de la personalidad y su función
    reguladora y autorreguladora.

    El estudio del hombre y su personalidad, no se refiere a
    atomizarlo en un conjunto de procesos que se dan en todo ser
    humano, aunque algunos de estos pueden manifestarse a niveles
    superiores de integración, con una incidencia
    significativa en el desarrollo exitoso de determinada actividad,
    pero nunca operarían de forma independiente sino
    integrados en síntesis, con un carácter diferente
    como parte de una configuración cualitativamente
    superior.

    En muchos procesos de selección se fragmenta al
    hombre en procesos aislados y se busca cuales procesos o
    combinaciones de estos correlacionan con el éxito; o sea
    se hace el estudio de cualidades aisladas para predecir el
    éxito a partir de éstas, sobre la base de modelos
    correlacionales, tratando de relacionar elementos fragmentados
    con el todo. También, algunos especialistas trabajan
    fundamentalmente sobre la base de categorías y
    tipologías, referidas a los aspectos de contenidos y
    estructurales, pero no valoran los aspectos funcionales
    expresados en las funciones
    reguladora y autorreguladora de la personalidad.

    Tradicionalmente, en la psicología del trabajo se ha
    realizado el estudio de la personalidad sobre la base del
    análisis de los elementos componentes de la denominada
    estructura clásica, la cual está elaborada sobre la
    base de los contenidos psicológicos; así para
    explicar la actuación del ser humano se planteaba la
    existencia de componentes, tales como el temperamento, el
    carácter, las capacidades y el sí mismo, los que no
    expresan los elementos diferenciales en el desarrollo de las
    diversas actividades por el sujeto; es decir, personas con
    iguales contenidos de la personalidad alcanzan resultados
    diferentes y otras con características personales
    distintas alcanzan los mismos resultados en el desarrollo de una
    actividad. Por ejemplo, el ser más o menos alegre, como
    rasgo aislado, no determina el éxito en el desempeño de un cargo, por lo que este
    enfoque no permite definir los aspectos de la personalidad que
    inciden en la actuación del hombre.

    En el estudio de la personalidad existen un conjunto de
    formaciones motivacionales particulares que resultan de interés al
    evaluar los principales aspectos que orientan y sostienen la
    actuación de los sujetos en las diferentes actividades,
    tales como: los intereses; las aspiraciones y dentro de estas los
    ideales y las intenciones y la autovaloración. Todo esto
    unido a la voluntad, como expresión de la constancia, la
    perseverancia, la independencia,
    la decisión, la fuerza y el
    autodominio en la orientación del sujeto para alcanzar un
    objetivo.

    Existen también síntesis donde se expresa al
    más alto nivel la integración de los aspectos
    cognitivos y afectivos tales como: las convicciones; el estilo de vida
    y el sentido de la vida.

    Es necesario en el estudio del sujeto, con vistas a la
    realización de los procesos de selección de
    personal, conocer cuáles son sus principales necesidades,
    motivos y otras formaciones psicológicas, ya que revelan
    la orientación y la fuerza de la dirección del
    comportamiento, lo que tiene incidencia directa en
    el desarrollo de la actividad por parte del sujeto. Y aunque
    algunos autores sobre la base de un enfoque positivista y una
    orientación empiricista e instrumentalista analizan la
    influencia de los aspectos personológicos partiendo de
    resultados de técnicas estadísticas, y señalan la
    existencia de bajos niveles de correlación entre los
    factores de índole personológico y el éxito
    en el desarrollo de una actividad, es obvio que la incidencia de
    los factores motivacionales no se produce de forma aislada, pues
    sólo con motivación
    no se realiza con éxito una actividad, sino que este es el
    resultado de la interrelación de aspectos de
    carácter cognitivo y afectivo.

    El éxito en el desarrollo de una actividad es la
    resultante del conjunto de factores interrelacionados, cuyo
    producto final no es una adición de las partes
    integrantes; no obstante, es necesario en el estudio del hombre
    realizar abstracciones para poder valorar
    la influencia relativa en el desempeño alcanzado en el
    desarrollo de una actividad. Dentro de los factores a los que se
    atribuye gran importancia, y a los que se ha prestado mayor
    atención en la psicología,
    están los aspectos de la esfera cognitiva, como
    dimensión ejecutora en la regulación y
    autorregulación de la personalidad. Si bien es cierto que
    poseer determinado desarrollo de conocimientos y habilidades
    facilita el desempeño de una actividad, se puede afirmar
    que de manera aislada, sin la integración a otros factores
    no resulta suficiente, máxime cuando la actividad laboral
    no es una abstracción que está basada sólo
    en el nivel de ejecución, sino que es una actividad social
    que tiene múltiples requerimientos.

    Entre los principales aspectos de carácter cognitivo
    que se integran en la valoración de los requerimientos de
    los candidatos se encuentran: la inteligencia,
    habilidades, aptitudes, conocimientos, e incorporamos otros
    indicadores
    como pueden ser los años de experiencia, el nivel de
    escolaridad y la calificación técnica, elementos
    que pueden aparecer de forma significativa como requisitos o
    generalmente integrados en determinadas competencias.

    En el decursar histórico de la psicología se
    ha hecho énfasis en el estudio de la esfera cognitiva por
    el papel rector de la misma, unido a la esfera inductora de la
    personalidad en los niveles de ejecución que se alcancen
    en el desarrollo de la actividad y un reflejo de su trascendencia
    es el surgimiento de la psicología cognitiva. Es obvio que
    no se puede restringir el estudio de la esfera cognitiva al
    movimiento
    así denominado que tiene como elemento central la
    concepción del ser humano como un procesador de
    información y el símil de la
    computadora, no obstante, que este paradigma ha
    acaparado al término de psicología
    cognitiva.

    Deben destacarse entre los autores que estudiaron la
    inteligencia las formulaciones de J. Piaget, para
    el cual la "función de la inteligencia es la
    construcción de estructuras cognoscitivas que se
    corresponden con la realidad y permiten al hombre su
    conocimiento" y cuya expresión final del desarrollo de la
    inteligencia es la adquisición por parte del individuo, de
    un conjunto de operaciones
    lógico-matemáticas que como instrumento
    intelectual le permite el
    conocimiento de la realidad".

    En el estudio de las capacidades y los procesos
    cognoscitivos en general se destaca el papel desempeñado
    por la ex psicología soviética, en la
    definición de las bases teóricas que sirven de
    orientación al estudio de esta importante esfera en la
    actuación del ser humano y la definición de las
    principales cualidades de los procesos psicológicos al
    formular su carácter objetivo, ideal, subjetivo y reflejo.
    Entre sus principales representantes se puede citar a L.
    Vigotsky, D. Elkonin, V. Davidov, P. Galperin, B. Anániev,
    S. Rubinstein, A. Leontiev, A., y B. Tieplov entre otros.

    Resalta dentro de la Psicología de
    Orientación Marxixta, las contribuciones del enfoque
    histórico cultural de L. Vigotsky el cual impacta el
    panorama actual de la Psicología; sus estudios sobre el
    pensamiento y
    el lenguaje,
    el papel de la actividad, las leyes de la
    mediación, de la doble formación, del desarrollo y
    la zona de desarrollo próximo.

    No obstante, las formulaciones metodológicas
    tempranas de estos autores el análisis factorial fue la
    posición dominante en el estudio de esta esfera en el
    proceso de selección de personal.

    En el estudio de la inteligencia en la actualidad es
    necesario destacar el papel que ha desempeñado el
    movimiento denominado psicología cognitiva, que ha hecho
    énfasis en la introducción de diferentes modelos de
    procesamiento de la información. Dentro de la esfera
    cognitiva se ha prestado especial atención al estudio de
    las capacidades y en particular al estudio de la inteligencia.
    Múltiples son las definiciones y enfoques alrededor de la
    inteligencia. Según Mayer, R. (1986) las principales
    tendencias en el estudio de la inteligencia la definen como:
    capacidad de aprendizaje,
    manipulación, procesamiento y representación de
    símbolos, capacidad de adaptarse a
    situaciones nuevas y capacidad para solucionar problemas.

    Según de Vega, M . (1984): "Los teóricos del
    procesamiento de información están interesados en
    describir y explicar la naturaleza de las representaciones
    mentales, así como el determinar el papel que juegan en la
    producción de las acciones y
    conductas humanas." Para Gardner, H., (1987) el científico
    que estudia la cognición considera que esta debe ser
    descrita en función de símbolos, esquemas, imágenes,
    ideas y otras formas de representación mental. Por otra
    parte Lachman, R. y Buttfield, E. (1979) formulan que el
    procesamiento de la información se produce mediante: "unas
    pocas operaciones simbólicas relativamente básicas,
    tales como codificar, comparar, localizar, almacenar, etc, pueden
    en último extremo, dar cuenta de la inteligencia humana y
    la capacidad para crear conocimientos, innovaciones y tal vez
    expectativas con respecto al futuro". Norman, D. (1987) considera
    que todos los sistemas
    cognitivos, animados o artificiales, deben tener los siguientes
    elementos: una forma de recibir información: receptores;
    una forma de ejecutar acciones en el mundo: sistema motor y procesos
    cognitivos que incluyen:.una forma de interpretar e identificar
    información recibida por los receptores, una forma de
    controlar las acciones que se ejecutan, una forma de guiar la
    distribución de recursos
    cognitivos cuando las necesidades superen las posibilidades y una
    memoria de
    acciones y experiencias.

    Entre los estudiosos contemporáneos de la
    inteligencia se encuentra Sternberg, R. (1985) quien plantea que
    las diferencias individuales dependen fundamentalmente de la
    eficiencia de la codificación y comparación de
    procesos y señala que una teoría comprensiva de la
    inteligencia debe contemplar una gran cantidad de procesos
    componentes, y que estos deben estar relacionados no sólo
    con la inteligencia académica, sino también con la
    inteligencia práctica. Para este autor los componentes que
    explican la inteligencia pueden organizarse en 4 clústers:
    habilidad para aprender y beneficiarse con la experiencia;
    habilidad para pensar o razonamiento abstracto; habilidad para
    adaptarse a situaciones de cambio e incertidumbre y habilidad
    para automotivarse y ejecutar rápidamente las tareas que
    son necesarias.

    Sternberg, R. (1985) elaboró un modelo de
    clasificación de los componentes de los procesos
    operativos en la solución de problemas el cual esta
    conformado por los elementos siguientes: metacomponentes: como
    procesos de control de alto
    nivel, empleados para la planeación
    ejecutiva y la toma de decisiones en la solución de
    problemas; metacomponentes de realización: los cuales son
    procesos que ejecutan los planes e implementan las decisiones
    seleccionadas por los metacomponentes; la adquisición de
    metacomponentes: caracterizada por procesos envueltos en la
    adquisición de información previamente almacenada
    en memoria y procesos envueltos en el aprendizaje de
    nuevas experiencias y los componentes de transferencia: que son
    procesos envueltos en el traspaso de la información
    retenida, de una situación a otra.

    Otro representante de la denominada psicología
    cognitiva, cuyas teorías han alcanzado gran
    difusión es Gardner, H. (1993); sobre la base de las
    operaciones cognitivas implicadas, la aparición de
    prodigios, casos de daños psicofisiológicos, las
    manifestaciones en diferentes tipos de cultura y el
    posible curso de evolución del desarrollo plantea la
    existencia de siete tipos de inteligencia: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical,
    kinéstesica, intrapersonal e interpersonal.

    De interés para la selección de personal
    resulta la clasificación que hace Maker, J. (1982) de las
    habilidades en la que describe las principales manifestaciones
    que caracterizan la existencia de cada uno de los talentos por
    él planteados, entre los que señala: el talento
    creativo, el talento de toma de decisiones, el talento de
    planificación, el talento predictivo y el
    talento comunicativo.

    En el panorama del estudio de las capacidades pueden
    distinguirse la existencia de cuatro tendencias principales: una
    factorialista, en la cual prima el análisis
    estadístico matemático de los factores, que revelan
    fuentes de
    diferencias individuales, una de las orientaciones principales en
    el estudio de este objeto y que aún conserva adeptos; la
    conductista y neoconductista que enfatiza en los resultados y en
    los aspectos y modificaciones observables, haciendo
    abstracción de los procesos y tratando al hombre como caja
    negra; cognitivista, que explica la actividad cognitiva centrada
    en los mecanismos y procesos mentales internos, y el enfoque
    materialista dialéctico, que concibe las capacidades a
    partir del desarrollo de la actividad en la cual se expresa la
    relación dialéctica de lo biológico y lo
    social, de lo interno y lo externo.

    Es importante en el estudio de las capacidades, conocer su
    estructura a los efectos de poder determinar los niveles de
    incidencia, ya sea relativamente de forma directa, de procesos
    independientes, o integrado en configuraciones a un nivel
    superior. Consideramos que es necesario abordar el estudio de las
    capacidades desde un enfoque funcional, y sistémico
    configuracional desde el punto de vista estructural. Es
    importante no sólo valorar el estado actual,
    sino también los aspectos relacionados con el desarrollo
    de las capacidades, y las potencialidades de aprendizaje unido al
    hecho de haber recibido la base orientadora de la actividad, para
    poder determinar realmente si el sujeto posee o no las
    posibilidades que garantizan el desempeño exitoso de la
    actividad, en lo que adquiere particular relevancia las
    formulaciones de L. Vigotsky, sobre la zona de desarrollo
    próximo.

    Debe destacarse el aspecto regulador y autorregulador de la
    esfera cognitiva como dimensión ejecutora de la
    personalidad, la cual es expresión de la
    integración de lo cognitivo y lo afectivo.

    Una característica esencial de la personalidad es su
    integridad; no obstante, se puede identificar en su estructura,
    dos dimensiónes: la ejecutora y la inductora. Hoy
    día es generalmente reconocido que el éxito en el
    desarrollo de una actividad no depende sólo de poseer
    determinados conocimientos y habilidades, sino que es necesario
    también la disposición, la orientación y el
    despliegue de la energía necesaria para alcanzar los
    objetivos
    propuestos. Al respecto, resultan harto elocuentes las
    investigaciones realizadas por Goleman, D. (1997) sobre la
    inteligencia
    emocional las que reflejan la influencia de otros factores
    integrados que no son sólo la cognición en el
    éxito en el desarrollo de una actividad.

    El hombre en el desarrollo de las diferentes actividades en
    su implicación en el medio, no sólo conoce, sino
    que en esa interacción manifiesta determinadas
    actitudes
    hacia las demás personas, objetos y fenómenos, las
    que a su vez inciden en la orientación de la actividad. En
    esta dirección Schein, E. (1993), plantea: " Un gran
    número de investigadores han demostrado que un alto nivel
    de motivación, la tendencia a querer hacer
    cosas en beneficio de la
    organización y la necesidad de influir en otros a
    través de una ‘competencia interpersonal’ es
    pertinente para el éxito gerencial."

    Las características y rasgos personales como
    unidades psicológicas aisladas no determinan per se, el
    éxito en el desarrollo de una actividad. La personalidad
    es indivisa; es una conjugación de elementos cognitivos y
    afectivos; por eso se ha reiterado que determinadas cualidades
    adquieren influencia sobre el comportamiento, a partir de su
    integración funcional. Sólo desde el punto de vista
    de la investigación es posible abstraer determinados
    factores y emplear técnicas específicas para
    conocer el estado de los mismos. En la esfera afectiva es
    importante determinar las cualidades facilitadoras para el
    desempeño de una actividad, y la posible presencia de
    alteraciones significativas de la personalidad que entorpezcan el
    desarrollo del proceso laboral.

    Los elementos de carácter cognitivo o afectivo deben
    valorarse a partir de determinadas síntesis integradoras
    en función del desempeño, pero no es ocioso conocer
    el nivel en que se manifiestan estas unidades porque pueden
    adquirir un carácter significativo dentro de una
    síntesis.

    La motivación por el trabajo ha sido objeto de
    estudio de la psicología laboral desde sus inicios;
    así desde el surgimiento de la
    administración como ciencia, la
    misma se encuentra condicionada por la interrogante siguiente:
    ¿qué es lo que mueve al hombre en el desarrollo de
    la actividad laboral?

    Diferentes especialistas abordan los aspectos relativos a
    la
    motivación humana, Maslow, A. (1954) planteó la
    existencia de una pirámide de las necesidades
    estableciendo una jerarquía en las que ubicaba en la base
    las necesidades fisiológicas, le seguían en orden
    ascendente las necesidades de seguridad, las de
    pertenencia, las necesidades de estima y las de
    realización. Existe consenso entre los especialistas que
    existe una jerarquía de necesidades, pero se le critica a
    Maslow el prestablecer un orden cuando realmente la
    jerarquía de necesidades varía en las personas.
    Alderfer, C. (1972) agrupa las necesidades de Maslow en tres
    categorías básicas: necesidades de existencia, a
    las que vincula las necesidades fisiológicas y de
    seguridad; necesidades de relacionarse con otras personas, en las
    que incluye la necesidad de pertenencia y de estima y las
    necesidades de crecimiento personal, en las que incorpora las
    necesidades de realización.

    Por otra parte Mc Clelland, D. (1961,1976) clasifica las
    necesidades en: logro, poder y afiliación, como las
    principales formas de manifestación de la
    motivación de las personas en el trabajo, significando en
    el caso del logro la tendencia a alcanzar altos resultados en el
    desarrollo de las diferentes actividades; en la de poder como la
    búsqueda de posiciones de autoridad y
    liderazgo y en
    la de afiliación se refiere a aquellas personas que
    orientan su actividad a partir de las relaciones
    interpersonales.

    También son muy conocidos los trabajos de Herzberg,
    F. (1966) en el estudio de los factores que determinan la
    motivación por el trabajo, donde realiza una
    distinción entre factores de higiene y
    motivadores. Herzberg plantea que las condiciones de trabajo, el
    salario, la
    seguridad en el puesto y las relaciones
    humanas existentes son una manifestación de higiene
    laboral, cuya ausencia puede provocar insatisfacciones, pero no
    son elementos motivadores. Para él si representan
    satisfactores del trabajo el reconocimiento y el rendimiento
    alcanzado, la promoción y el desarrollo
    personal, la responsabilidad y el trabajo en sí.

    La importancia del papel de la motivación humana en
    el desarrollo de la actividad laboral, se resalta en la
    clasificación hecha por D. Mc Gregor de los distintos
    sistemas de dirección sobre la base de la
    concepción de la naturaleza
    humana y los factores que mueven al hombre en el desarrollo
    de la actividad laboral, así distinguió las
    denominadas teorías X e Y y posteriormente Ouchi, W.,
    (1982) incluiría la denominada teoría
    Z sobre la base de las experiencias del management
    japonés. Estas clasificaciones de las necesidades han sido
    objeto de investigación e introducidas en la
    práctica, no obstante el carácter limitado de las
    mismas.

    Es vital para conocer la personalidad determinar cuales son
    las principales necesidades y motivos y la configuración
    de la jerarquía de estos, en función de poder
    valorar los principales elementos dinamizadores de su conducta
    así como las particularidades emocionales y las
    características personales.

    Existen a su vez, todo un conjunto de formaciones
    psicológicas complejas, que expresan desde distintos
    ángulos la orientación del comportamiento de las
    personas. Dentro de las de tipo afectivo se destacan, los
    intereses, las aspiraciones y el carácter, que
    tradicionalmente ha sido considerado la expresión
    generalizadora de la esfera afectiva, el cual integra, a partir
    de la jerarquía de motivos, las principales necesidades,
    actitudes y características personales que expresan la
    relación del hombre con otros hombres, objetos y
    fenómenos. Resulta de interés para la
    selección de personal conocer el grado de estabilidad,
    plenitud, integridad y fuerza de los elementos
    caracteriológicos.

    Al hacer referencia a la esfera física en el hombre,
    aparecen las grandes controversias alrededor del papel de los
    aspectos biológicos en la personalidad del ser humano. El
    hombre nace con una configuración física, cuyo
    ulterior desarrollo lo condiciona su implicación en el
    medio social. Es por ello que se puede identificar una esfera
    física con determinadas características, las que
    son portadoras de diferencias individuales, muchas de las cuales
    pueden erigirse en exigencias o condiciones para el desarrollo de
    una actividad determinada.

    Entre las principales características de orden
    físico que pueden integrarse en determinadas competencias
    para el desarrollo de la actividad laboral se encuentran la
    constitución física, estatura,
    complexión, habilidades, peso corporal, vigor
    físico, fuerza, edad, sexo y
    apariencia física. Asimismo, las habilidades motoras
    pueden ser un requisito específico para determinadas
    ocupaciones y existen diferentes métodos y técnicas
    para su estudio, que van desde la realización de muestras
    de trabajo, tests de lápiz y papel y aparatos. Ha quedado
    demostrado que el poseer un alto desarrollo en dichas
    habilidades, es condición necesaria, pero no suficiente,
    para desempeñar con éxito una actividad que posea
    esta exigencia, sino se conjuga con otras cualidades complejas
    que intervienen en el desarrollo de la misma.

    Puede parecer redundante hablar de una esfera social al
    hacer alusión al hombre, ya que se parte del principio que
    es un ser social por excelencia; pero no se trata de los factores
    internos refractados a través de la implicación del
    hombre en el medio y que matizan la esencia de su personalidad,
    sino en la manifestación y la imagen externa
    que el mismo proyecta en consonancia con las normas y valores
    predominantes, orientado fundamentalmente, en este caso, a
    aquellos que caracterizan la cultura de la organización a la que el candidato aspira
    integrarse y la del entorno, su status social y familiar, el
    prestigio que posee, la ejemplaridad que manifiesta y su conducta
    social vista en función de los requerimientos de la
    selección.

    La vida es el principal criterio de la verdad y el reflejo
    de la actividad del hombre, su estilo de vida, su posición
    en la vida; es por ello que debemos prestar especial
    atención a la valoración de la conducta social del
    candidato, su grado de incorporación y
    participación en las distintas esferas de la vida social.
    En este sentido, en el caso de algunos cargos específicos,
    es necesario realizar un proceso de verificación en
    profundidad sobre la ejemplaridad, los valores
    predominantes la conducta mantenida por el candidato durante el
    desarrollo de su vida.

    LAS
    Competencias

    Nuestra concepción de las competencias se vincula al
    concepto de actividad en su sentido amplio y el término
    competencias en la acepción dialéctica que
    formulamos es la expresión del aspecto psicológico
    de la actividad.

    Al analizar las definiciones de competencias existentes,
    muchas reflejan necesariamente la integración de un
    conjunto de cualidades humanas aunque no las integran en la
    cualidad sistémica que debe diferenciar el enfoque de la
    selección por competencias de los enfoques
    tradicionales.

    En el enfoque sistémico de la interrelación
    hombre trabajo con un enfoque holístico configuracional no
    solo existe la integración de lo cognitivo y lo afectivo,
    sino que la concepción dialéctica de las
    competencias debe reflejar las propiedades básicas de la
    actividad al integrar en un todo las características del
    trabajo y las del hombre en un todo, destacando el
    carácter activo y transformador del sujeto.

    Otro de los aportes de orden teórico en el presente
    trabajo es la formulación de una concepción
    dialéctica sobre la base del enfoque histórico
    cultural sobre las competencias. En este sentido definimos las
    competencias como un producto de la actividad en la
    interrelación hombre trabajo en la que juega un papel
    determinante la formación, a partir de la cual se
    desarrollan configuraciones en las que se produce la
    integración de los objetivos, los resultados esperados,
    las características de la actividad y los valores
    organizacionales en relación con los requisitos
    cognitivos, afectivos, físicos y sociales integrados que
    son necesarios para desempeñar con éxito
    determinadas funciones.

    CONSIDERACIONES
    FINALES

    Los cambios ocurridos en el mundo contemporáneo han
    impactado con fuerza los procesos de trabajo, caracterizados en
    la actualidad por su flexibilidad, complejidad, autonomía,
    variedad, trabajo en equipo lo que condiciona cambios en las
    exigencias laborales.

    Es imprescindible en el desarrollo de una
    investigación, como punto de partida, conocer la
    estructura interna del objeto para determinar los elementos
    estructurales y las interrelaciones que conforman un cargo
    determinado, pudiendo identificar como aspectos generales a
    evaluar: los resultados esperados; los objetivos; las funciones y
    tareas; las condiciones de trabajo y los riesgos.

    El enfoque teórico asumido proyecta las
    categorías y la dinámica de la personalidad sobre
    la base de un enfoque histórico-cultural y
    configuracional, donde se produce una interrelación entre
    los aspectos históricos, socioculturales, estructurales,
    de contenido y funcionales lo que permite el abordaje
    sistémico de la relación hombre-trabajo. Este
    enfoque fundamenta la estructura de la personalidad sobre la base
    de la integración en diferentes configuraciones: las
    unidades psicológicas primarias, las formaciones
    psicológicas y las síntesis reguladores como un
    proceso integrador ascendente a niveles superiores de
    complejidad. Estos subsistemas son una expresión de la
    unidad de lo cognitivo y lo afectivo.

    En el caso de la valoración del hombre en
    función del desarrollo de una actividad, dada su
    complejidad, existen los más disímiles enfoques
    teóricos, lo que condiciona la orientación
    metodológica en su estudio. No obstante, se puede
    identificar una tendencia predominante de carácter
    sistémico. Esta convergencia hacia un enfoque
    sistémico con un carácter holístico
    configuracional en el estudio del hombre se extiende a la
    interrelación hombre-trabajo, cuya expresión
    más clara son las competencias, como expresión de
    la integración de los objetivos y los resultados esperados
    en la ejecución de una actividad, con las exigencias
    humanas que determinan el éxito en la ejecución de
    la misma.

    Sobre la base de la teoría de
    sistemas con un enfoque holístico configuracional las
    competencias son configuraciones que integran los objetivos, los
    resultados esperados, las características de la actividad
    y los valores organizacionales con los requisitos cognitivos,
    afectivos, físicos y sociales necesarios para
    desempeñar con éxito determinadas funciones vistos
    como totalidad.

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    ________(1987):Historia del desarrollo de las funciones
    psíquicas superiores, Ed. Científico
    Técnica, La Habana.

    ________(1980): Desarrollo de las funciones psíquicas
    superiores, Moscú.

    Zayas, P. (2001): ¿Cómo seleccionar al
    personal por competencias?, Ed. Academia, Ciudad Habana., 392
    pp.

     

    PEDRO MANUEL ZAYAS AGÜERO

    Doctor en ciencias psicologicas

    LICENCIADO EN PSICOLOGIA

    PROFESOR AUXILAR

    CEGEM

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