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Breve Historia de la Provincia Dominica de Santiago de México




Enviado por tohueyo50



    1. Época Antigua (1526 –
      1894)
    2. Etapa de Replanteamientos. Los
      dominicos a la defensa de la ortodoxia (1550 –
      1595)
    3. Etapa de Consolidación
      de la Provincia de Santiago (1595 – 1623)
    4. Etapa de Tensión de la
      Provincia de Santiago ( 1624 – 1656)
    5. Etapa Dorada de la Provincia de
      Santiago ( 1657 – 1699)
    6. Etapa de las Grandes
      Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700 –
      1777 )
    7. Período de
      Transición de la Colonia al México Independiente
      ( 1794 – 1894)
    8. Desaparición de la
      Provincia de Santiago (1859 – 1894)
    9. Época Moderna ( 1895 –
      2004)
    10. Período de
      Refundación ( 1961- 2004)
    11. Conclusión
    12. Bibliografía

    Introducción

    La geografía
    histórica y los estudios regionales tienen una veta
    importante de información para realizar investigaciones
    sobre la ubicación de las iglesias y conventos de las
    órdenes religiosas, gracias a la crónicas
    provinciales, que han sido poco exploradas y que aportan
    además valiosos datos como las
    biografías
    de los religiosos; la arquitectura, el
    arte, la
    distribución de sus templos,
    etc.

    Las órdenes religiosas se establecieron en
    diferentes regiones por ejemplo: los agustinos erigieron varios
    conventos en los actuales estados de Hidalgo, Morelos y que se
    conectaban con los de la ciudad de México.
    Algo similar sucedió con los frailes dominicos quienes
    llegaron a México en el año de 1526 y desde
    entonces establecieron conventos, vicarías e iglesias
    siguiendo diferentes rutas en lo que hoy son los estados de
    México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, entre
    otros.

    La Provincia de Santiago de México fue fundada en
    el año de 1535, gracias a la gestión
    de fray Domingo de Betanzos. La provincia estaba constituido por
    conventos, casas, también llamadas vicarías y
    misiones. Los conventos se ubicaban de preferencia en ciudades o
    villas y tenían que tener por los menos doces religiosos.
    Mientras que las casas se localizaban en pueblos indígenas
    y el número de frailes era menor de doce. Las misiones se
    ubicaron en lugares de difícil acceso, en las que se
    combinó la estrategia
    religiosa con la militar.

    La Provincia de Santiago de México ha comprendido
    los lugares atendidos por los frailes dominicos, su
    configuración ha cambiado con el paso del tiempo
    según ciertos aspectos religiosos relacionados con la
    evangelización y la catequesis. También observamos
    que durante la Colonia, se dio una subdivisión
    étnica que tomaba en cuenta a los grupos: zapoteco,
    mixteco y mexicano.

    De la Provincia de Santiago han surgido otras como la de
    San Vicente de Chiapa en 1551, la de San Hipólito de
    Oaxaca en 1596, la de los Santos Ángeles de
    Puebla en 1656. La configuración original de la Provincia
    de Santiago varió de centro-sur a centro-norte, al
    dirigirse los predicadores en los siglos XVII y XVIII a
    Guadalajara, Zacatecas, La Sierra Gorda y Baja California. Este
    avance también se debió a la apertura del norte a
    la evangelización al ser conquistados varios grupos
    chichimecas y al auge minero.

    A lo largo de la historia de la Provincia de Santiago de
    México se han dado varios procesos de
    reforma de costumbres, de moderación y relajación.
    En esta investigación damos una cronología
    de la Provincia de Santiago, basada en las fuentes
    documentales consultadas y las propuestas de Francisco Miranda,
    Robert Ricard y Wigberto Jiménez Moreno.

    La Provincia de Santiago ha pasado por dos
    épocas: Antigua (1526 – 1894 ) y Moderna (1895 – 2004 ).
    La primera a su vez se ha subdividido, así en el siglo XVI
    se dio el período Misional, conformado por las etapas de
    Roturación del Paganismo (1526-1555) y de Replanteamiento
    de Estrategias
    (1555-1595). Este siglo se caracterizó porque la Iglesia estaba
    en vías de organización, las influencia de iniciativas
    personales de los misioneros eran claves en la conquista
    espiritual, aunado con un retorno al carisma de las
    órdenes religiosas; a la vez se presentó un choque
    cultural, que provocó que las técnicas
    de penetración estuvieran en constante revisión y
    se gestó una lucha generacional entre los indígenas
    ancianos que seguían con sus creencias religiosas y los
    jóvenes que habían aceptado al cristianismo.

    Después se presentó el período
    Pastoral o Colonial, constituido por las siguientes etapas: de
    Consolidación de la Provincia ( 1596-1623), Tensión
    por el Centralismo en
    torno al Convento
    de México (1624-1656), de Esplendor (1657-1699) y las
    Grandes Transformaciones a raíz del ascenso de los
    Borbones al poder (
    1700-1793). En este período se estabilizó la
    organización eclesiástica, los obispos apoyaron
    al clero secular y la parroquia se convirtió en el centro
    de difusión del catecismo.

    Periodo de Transición de la Colonia al
    México independiente ( 1794 – 1894 ), se da como fecha de
    inicio, el sermón de fray Servando Teresa de Mier, hasta
    el año en que llegó a España
    la carta de
    fray Nicolás Arias en que mencionaba que quedan solo
    cuatro predicadores en México. Durante este periodo se
    llevó a cabo la independencia de
    México, se expulsaron a los españoles y
    triunfó el proyecto
    liberal-masón que trajo como consecuencia la
    extinción de las provincias religiosas, la
    exclaustración y la confiscación de los bienes
    eclesiásticos. Este periodo lo podemos subdividir en las
    etapas de Declive (1794- 1858) y Desaparición de la
    Provincia de Santiago ( 1859 – 1894).

    La historia dominica en su Época Moderna presenta
    dos periodos: el de Reconstrucción (1895 – 1960) y el de
    Refundación (1961 – 2004). En donde se pasó de la
    Congregación Mexicana a la Misión
    Dependiente de la Provincia de España. En 1961 se
    refundó la Provincia de Santiago de México
    comprendiendo el territorio nacional.

    .Época Antigua (1526 –
    1894)

    Período Misional

    Etapa de
    roturación del paganismo (1526 –
    1555
    )

    En febrero de 1526, salió de San Lucar de
    Barrameda la primera misión de dominicos rumbo a la Nueva
    España. Iban encabezados por fray Tomás Ortiz, en
    el mismo barco iba el juez de residencia Luis Ponce de
    León. Los predicadores se detuvieron en la
    Española, donde se les unió fray Domingo de
    Betanzos. Llegaron a Veracruz el 19 de junio del mismo
    año. Siguieron su camino a pie hasta la ciudad de
    México a la cual entraron en vísperas de las
    fiestas del apóstol Santiago: que por esta razón
    fue electo patrón de la futura provincia. Debemos recordar
    que uno de los símbolos característicos de la
    época de reconquista española fue Santiago
    Apóstol, y que en la Nueva España se reflejaba
    ahora como un poderoso intercesor para lograr tanto la conquista
    militar como la espiritual de los grupos
    indígenas.

    Los dominicos que provenían de la Provincia de
    Castilla eran todos hijos del convento de San Esteban Salamanca.
    Sus nombres fueron: fray Vicente de Santa Ana, fray Diego de Soto
    Mayor, fray Pedro de Santa María y fray Justo de Santo
    Domingo.

    De la Provincia de Bética venían: fray
    Pedro Zambrano, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y fray
    Bartolomé de Calzadillas (lego). Mientras que de la
    Española

    se habían unido a la misión: fray Diego
    Ramírez,
    fray Alonso de las Vírgenes, fray Vicente de la Casas
    (novicio) y fray Bartolomé de Santo Domingo. Así
    junto con fray Tomás Ortiz y fray Domingo de Betanzos
    sumaban 13 religiosos, algunos de ellos con experiencia previa en
    la evangelización y otros en etapa formativa.

    En un principio los dominicos fueron recibidos por los
    franciscanos, quienes les dieron hospedaje. Hasta octubre los
    predicadores se trasladaron a su primer convento. Éste fue
    muy sencillo y se localizaba donde después se
    ubicaría la Inquisición.

    Cuando llegaron los dominicos a la Nueva España
    ya se había alcanzado la bula Exponi nobis (1522)
    también conocida como Omnimoda, por la cual los
    misioneros tenían amplias facultades y autoridad
    apostólica para predicar y administrar sacramentos.
    También se habían celebrado las juntas
    eclesiásticas de 1524, que realizaron los franciscanos,
    donde se habían determinado ciertos principios para
    llevar a cabo la catequesis, por ejemplo que los neófitos
    ya catequizados, recibieran el bautismo los domingos por la
    mañana y los martes por la tarde.

    Sobre el sacramento de la penitencia, se acordó
    que los enfermos pudieran confesarse dos veces al año,
    mientras que los sanos empezaran el cumplimiento del precepto
    anual desde el domingo de septuagésima. Además se
    ordenó que nadie contrajera matrimonio sin
    ser antes examinado en el
    conocimiento de la doctrina y confesado.

    Sobre la comunión, parece que al principio se
    negó a los neófitos y luego se dejó al
    criterio del sacerdote. La extremaunción no se
    administraba a los indígenas. La junta quiso organizar de
    una manera sistemática los métodos
    para impartir la doctrina cristiana, lo cual se reforzó en
    las siguientes reuniones eclesiásticas, en las que ya
    participaron los dominicos. En la junta de 1532, se plantearon
    las dificultades para conocer el número de poblaciones y
    habitantes de la Nueva España y el modo de sucesión
    de los caciques indígenas; mientras que la reunión
    de 1539 tuvo por tema central la
    administración de los sacramentos y en la junta de
    1544 se trataron problemas
    sobre la encomienda y las Leyes Nuevas,
    como veremos más adelante .

    Los frailes de santo Domingo y de san Francisco se
    unieron para defender a los indígenas y mandaron una
    carta al
    emperador, con las siguientes peticiones: que se distribuyera
    la tierra y
    los repartimientos fueran perpetuos, que los vasallos no
    estuvieran obligados a llevar el tributo hasta donde
    residía el encomedero, que se nombraran tres o cuatro
    visitadores para el buen tratamiento de los naturales, que en
    todos los pueblos se construyera una iglesia y que toda la
    provincia ayudara, que los nobles indígenas fueran a
    aprender la doctrina, a leer y escribir; que los señores
    destruyeran los templos paganos, que ninguno vendiera
    raíces de pulque so pena de
    muerte, que todos anduvieran vestidos, que se respetara mucho
    a los niños,
    que ninguno que estuviera casado se quedara sin repartimiento,
    que no se abusara del juego, que se
    diera licencia a los portugueses para ayudar a poblar la
    región. El texto
    está firmado por fray Martín de Valencia, fray
    Domingo de Betanzos, fray Pedro Zambrano, fray Gonzalo Lucero,
    entre otros.

    En 1527, fray Tomás Ortiz al ver que sus frailes
    se iban muriendo debido a varias situaciones a las que no estaban
    acostumbrados, como el fatigoso viaje por mar y los caminos
    abruptos, optó por volver a la península
    Ibérica para reclutar más misioneros. Fray Pedro
    Zambrano, fray Diego Ramírez y fray Alonso de las
    Vírgenes se regresaron con su vicario, por estar muy
    graves, pero en el transcurso del viaje murieron.

    Aquí, en la Nueva España, quedaron
    sólo fray Domingo de Betanzos, que era el único
    sacerdote, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y tres
    novicios: fray Vicente de las Casas, fray Bartolomé de
    Santo Domingo y fray Juan López de Castellanos.
    Éste fue el primero en recibir el hábito en la
    Nueva España.

    Betanzos tuvo que trabajar de manera muy intensa para
    poner los cimientos de la Orden de Predicadores en estas tierras.
    Empezó por inculcarles a sus frailes los conocimientos
    sobre la ascética y la mística, para lograr la
    observancia y realización de los lineamientos originales
    de la orden.

    Vamos a analizar la vida y proyecto evangelizador de
    Betanzos junto con su actividad en Tepetlaoztoc, ya que forman
    una unidad no podemos comprender uno sin lo otro. En los estudios
    históricos modernos han surgido versiones que
    señalan que fray Domingo no se interesó por los
    indígenas. Otros han creído ver una fuerte
    tensión interna, en la Provincia de Santiago en el siglo
    XVI, relacionada con dos tendencias existentes: una "monacal" y
    otra "secular". En la primera colocan al proyecto evangelizador
    de Betanzos. Estas afirmaciones se deben a que sus autores han
    ignorado o tocado de manera muy superficial la relación de
    fray Domingo con los habitantes de Tepetlaoztoc. A partir de este
    vínculo trataré de demostrar que el fundador de la
    Provincia de Santiago no desatendió la actividad
    evangelizadora, y que siempre siguió el carisma dominico.
    Estamos de acuerdo con los frailes predicadores, Miguel
    Ángel Medina y Pedro Fernández Rodríguez,
    profundos conocedores de la historia de su orden, quienes
    señalaron que no es totalmente válido el
    planteamiento de la división entre los dominicos en la
    Nueva España, como presume Daniel Ulloa .

    Como veíamos en un principio, el panorama para la
    actividad de los predicadores en la Nueva España fue muy
    limitado, por el poco personal con que
    contaban, tuvieron que comenzar desde cero, ya que sus frailes
    estaban en plena etapa formativa. Además fray Domingo tuvo
    que atender muchas obligaciones,
    entre ellas ser inquisidor. En los primeros años de la
    Colonia como no había tribunales, entonces, el cardenal
    Adriano de Utrech, inquisidor general de España,
    delegó su autoridad en don Alonso Manso obispo de Puerto Rico y en
    fray Pedro de Córdoba, vicario de los dominicos en la
    Española. Córdoba nombró comisario de la
    Nueva España a fray Martín de Valencia, cargo que
    ocupó hasta la llegada de los dominicos, entonces esta
    responsabilidad pasó a fray Tomás de
    Ortiz y luego a fray Domingo de Betanzos, quien la
    desempeñó de mayo 1527 a septiembre
    de1528.

    Fray Domingo reconoció que los indígenas
    era neófitos y por eso no los juzgó. El papel de
    Betanzos como inquisidor lo debemos encuadrar dentro del proyecto
    de la Corona, que por un lado buscaba limitar el poder de
    Cortés y de sus seguidores y por el otro el tratar de
    evitar la entrada de cristianos nuevos a la Nueva España.
    El dominico procesó a españoles blasfemos, varios
    de ellos, conquistadores partidarios de Cortés, así
    revisó el caso de Juan Bello, quien había pasado a
    la Nueva España en compañía de Juan de
    Grijalva y después retornó con Pánfilo de
    Nárvaez. Participó en la conquista de Tenochtitlan
    y en la expedición a las Hibueras, se le había
    otorgado la encomienda de Izmiquilpan . Fray Tomás
    Ortíz sospechaba además que Bello había sido
    el encargado de envenenar al juez de residencia Luis Ponce de
    León, además se sospechaba de que era cristiano
    nuevo; fue acusado de herejía, y se le puso como pena
    pagar doce pesos de oro e ir de
    pie al santuario de Nuestra Señora de la Victoria
    .

    Betanzos procesó también por blasfemias al
    compañero de Cortés, Gil González de
    Venabides, quien tuvo dos opciones para cumplir la sentencia:
    estar 15 días preso o ir dos veces a la iglesia de Nuestra
    Señora de la Victoria. A Juan Martín Berenjel, se
    le ordenó ir al templo de la Virgen del Rayo. A
    Cristóbal Díaz, se le pidió cuatro pesos de
    oro y un cuartillo de aceite para
    alumbrar el Santísimo Alonso Espinoza debió purgar
    30 días en la carcel, entregar seis pesos de oro y visitar
    el santuario de Nuestra Señora de los Remedios.

    El caso más sonado fue el de Rodrigo Rengel,
    hombre leal a
    Cortés, quien había servido de alcalde en Veracruz
    y Pánuco. Además en esos momentos era lugarteniente
    de la ciudad de México. Se le acusó de
    herejías y blasfemias, que decía cuando se le
    presentaban los dolores a causa de la sífilis.
    El caso se complicó de tal manera que fray Domingo tuvo
    que dejar su puesto y continuó el caso el franciscano,
    fray Toribio de Benavente Motolinia, quien le impuso a Rangel una
    fuerte pena económica y estuvo cinco meses encarcelado en
    un convento.

    El celo apostólico de Betanzos fue plasmado en
    las crónicas provinciales. En ellas se cuenta, que un
    día Cortés con un grupo de
    amigos se reunieron a jugar naipes y empezaron a decir
    blasfemias, entonces se soltó una tormenta que
    asustó a todos los habitantes de la ciudad de
    México. Al ver que arreciaba la lluvia, tanto fray Domingo
    de Betanzos como fray Martín de Valencia, al considerar
    que era una señal del cielo, pedían a Dios que no
    destruyera la capital
    novohispana y que mejor convirtiera a los blasfemos. Al poco
    rato, cayó un rayo sobre los jugadores, pero no les
    pasó nada, por lo que concluyeron que se habían
    salvado gracias a la intercesión de los directores
    espirituales de las misiones franciscana y dominica.

    Es importante destacar cómo los predicadores
    tuvieron que dirigir varios procesos a la vez: el de
    endoculturación entre sus paisanos, para que no fueran
    sólo cristianos de nombre, sino que cumplieran los
    preceptos de la ley de Dios y,
    por otra parte, tuvieron que esforzarse por llevar a cabo el
    proceso de
    aculturación, al dar a conocer los elementos
    básicos del Evangelio a los indígenas. Una de las
    etapas del segundo proceso consiste en que los miembros de la
    cultura
    dominante trata de liberarse de ciertos elementos negativos, por
    eso es que desde muy temprano vemos a los religiosos luchar
    contra las blasfemias y herejías, para evitar que los
    indígenas se contagiaran de los vicios de los cristianos
    viejos.

    Además debemos tener presente que los dominicos
    son los guardianes de la ortodoxia, muestra de ello,
    es que una de las cofradías más importantes de la
    orden es la del Santo Nombre de Jesús, la cual
    combatía contra las malas costumbres de proferir falsos
    juramentos y de las formas irreverentes de referirse a Dios.
    Así que Betanzos actuó conforme al carisma de su
    comunidad, al
    tratar de mantener la pureza de las creencias.

    La inquisición dominicana fue la primera
    institución en tratar de limitar el poder económico
    y político de Cortés en la Nueva España,
    adelantándose así a la labor que
    emprenderían la primera y segunda Audiencia. La
    Inquisición dominica intentaba traer al redil a los
    conquistadores, ya que sus malos ejemplos, hacían
    más difícil el proceso de conversión de los
    naturales. Además debemos tener en mente, que en el marco
    de la filosofía tomista, que era la que seguía los
    predicadores, se propone una sociedad
    jerarquizada en la cual los gobernantes debían velar por
    la paz y la justicia
    elementos necesarios para llevar a cabo la evangelización.
    Así Betanzos y Santa María procesaron a los
    conquistadores para equilibrar poderes y conservar el orden
    jerárquico, el cual estaba en riesgo con las
    pretensiones señoriales de Cortés.

    Por otra parte Betanzos llegó a entablar amistad con
    ciertos conquistadores y algunos de ellos entraría a la
    Orden de Predicadores, muestra de lo anterior, tomó el
    hábito dominico en 1528 Francisco de Aguilar, antiguo
    conquistador del bando de Cortés, que había
    participado en la toma de Tenochtitlan y después fue
    encomendero. Fray Domingo lo convenció para que se
    convirtiera en religioso, por lo que Aguilar decidió
    entrar a la comunidad a los cuarenta años de edad,
    desempeñó el sacerdocio igual número de
    años. En 1560 por órdenes de sus superiores fray
    Francisco dictó la Breve relación de la
    conquista de la Nueva España,
    obra clave para la
    historiografía de la conquista y que fue consultada por
    fray Diego Durán. También se alistaron en la orden,
    a instancias de la persuación de Betanzos: Pedro de
    Ángulo, que llegó a ser el primer obispo de Verapaz
    en Guatemala y
    Matias de Paz, fundador de la Provincia de San Vicente
    Chiapa.

    En diciembre de 1528 llegaron los miembros de la Primera
    Audiencia, encabezados por Nuño de Guzmán, enemigo
    de Cortés. Fue una etapa difícil para la Nueva
    España, el grupo en el poder se apropió de buena
    parte de los bienes del conquistador de Tenochtitlan y
    Nuño de Guzmán persiguió y amenazó al
    primer obispo de México: fray Juan de Zumarraga, el cual
    tenía además el título de protector de los
    indios.

    En ese mismo año llegó otra misión
    de dominicos a la colonia, venía encabezada por fray
    Vicente de Santa María, esto le dio impulso a la orden
    para fundar conventos en Coatepec, Chimalhuacan – Chalco,
    Coyoacan, etc. La Orden de Predicadores delineó un
    proyecto de expansión misional enfocado hacia el sur de la
    Nueva España que se caracterizaba por tener regiones muy
    complejas en orografía y diversidad cultural, por lo que
    sus habitantes no se habían evangelizado de manera
    sistemática.

    En la alianza entre la Corona y los dominicos, se
    integró un personaje que tal vez no sería el ideal,
    pero que debido a su habilidad para conciliar intereses a favor
    de la orden y del rey pudo ser nombrado gobernador de Guatemala:
    Pedro de Alvarado, quien se comprometió a apoyar el
    proyecto de expansión misional de la comunidad dominica,
    por lo cual ganó el apoyo de Tomás Ortiz y de fray
    García Loaysa, maestro general de la orden y presidente
    del Consejo de Indias. Además Carlos I pasaba por un
    momento crítico ante el avance de los protestantes y las
    múltiples deudas que tenía, de ahí que quiso
    tener un mayor control sobre sus
    posesiones americanas, las cuales podían constituirse como
    un puente para llegar a dominar la ruta de las
    especierías. El emperador optó por seguir aquella
    máxima de divide y vencerás, por lo que
    trató que la Nueva España ya no se expandiera,
    entonces, erigió la capitanía de Guatemala y
    después la de Honduras, con lo cual se limitaba el poder
    de Cortés. Pedro de Alvarado aceptó apoyar estos
    proyectos y
    fue nombrado gobernador de Guatemala. A su regreso pasó
    por México y les explicó a los dominicos los
    resultados obtenidos, entonces fray Domingo de Betanzos
    pidió permiso a su vicario para que lo dejara ir a fundar
    un convento a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
    Llegó a Guatemala en mayo de 1529, con lo cual se iniciaba
    la labor misional dominica en estas tierras, que después
    sería reforzada por religiosos tan destacados como fray
    Domingo de Ara, fray Tomás de la Torre, fray
    Bartolomé de las Casas, por citar sólo a los
    más conocidos.

    Betanzos antes de partir le había aconsejado a
    fray Vicente de Santa María que enviara religiosos a la
    ciudad de Antequera, por lo que mandó a fray Gonzalo
    Lucero y a fray Bernardino de Tapia quienes llegaron en julio de
    1529 a poner la semilla de lo que sería el territorio
    dominicano al sur de la Nueva España. Mientras tanto en
    Europa, en 1530,
    se celebraba el Capítulo General en Minerva Roma, donde fue
    elegido como maestro de la orden fray Pablo Butigela.
    Además se confirmó la erección de la Provincia de la Santa Cruz,
    a la que se integraron las jurisdicciones novohispanas. Fray
    Vicente de Santa María, al enterarse de esto, le
    pidió a fray Domingo de Betanzos que regresara a
    México y de aquí lo destinó a Europa, para
    negociar la erección de una nueva provincia .

    Fray Domingo se embarcó a fines de julio de 1531,
    acompañado del hermano lego Diego Marín. Llegaron a
    la península Ibérica y luego pasaron a Marsella, a
    visitar la cueva en la que, según la tradición,
    vivió sus últimos años santa María
    Magdalena. Después fray Domingo partió rumbo a
    Nápoles a entrevistarse con el maestro de la orden. Como
    éste se encontraba muy enfermo y murió el nueve de
    Octubre de 1531, Betanzos tuvo que esperarse hasta el año
    siguiente, cuando se efectuó el Capítulo General de
    1532.

    Mientras tanto la Corona se fijó en fray Domingo
    de Betanzos para que fuera obispo de Guatemala, por lo que
    expidieron la siguiente real cédula a fin de que su
    santidad ratificara la elección:

    …e por que como quiera que ha algunos días que
    habemos mandado poblar de cristianos la provincia de Guatemala
    hasta agora no se ha proveído perlado en ella y por la
    buena relación y confianza que el Emperador y Rey mi
    señor ha tenido de fray Domingo de Betanzos de la orden
    de santo Domingo y de su vida y mérito que hará
    mucho fruto en la conversión de los indios naturales de
    aquella tierra y de su
    instrucción así por su buena doctrina como por la
    experiencia que tiene de las cualidades e condición de
    los indios; y para que esto tenga más austeridad y aparejo
    he acordado de le nombrar y presentar a su Santidad para obispo
    en aquella tierra en los límites
    que por nos al presente o por el tiempo le serán
    señalados.

    Se le solicitó al papa Clemente VII, que nombrara
    a fray Domingo de Betanzos

    obispo de Guatemala:

    Muy Santo Padre: vuestra muy humilde y devota hija la
    Emperatriz y Reina de las Españas, de las dos Sicilias,
    de Jerusalem, beso vuestros santos pies y manos y me encomiendo
    en Vuestra Santidad a la cual plega saber que el Emperador y
    Rey mi señor por la buena información que tiene
    de la persona
    méritos de fray Domingo de Betanzos de la Orden de Santo
    Domingo le ha nombrado para el obispado que se ha de eregir en
    la provincia de Guatimala y yo escribo a micer Embajador en
    esta corte que de parte de su Majestad le presente a Vuestra
    Santidad por ser persona docta y benemérita y cual
    conviene para la salvación de las ánimas de los
    indios naturales de aquella provincia según sus
    méritos, vida e doctrina. Muy humildemente suplico a
    Vuestra Santidad, que dándole entera fe y ciencia,
    aquella mande así a despachar haciendo gracia y merced
    al dicho fray Domingo de Betanzos de la dicha Iglesia y
    obispado de la manera que el dicho Embajador lo suplicare a
    Vuestra Santidad.

    Por los documentos
    anteriores, podemos conjeturar el buen concepto que la
    Corona tenía de fray Domingo, pero él se
    consideraba indigno de tan alto cargo y suplicó que se
    fijaran en otra persona más apropiada.

    Betanzos pudo iniciar los trámites para fundar la
    provincia novohispana cuando fue electo como maestro general fray
    Juan Fenario, a quien le mostró sus cartas de
    presentación y le señaló los inconvenientes
    de que la Provincia de Santa Cruz se hiciera cargo de la
    evangelización de la Nueva España. El
    Capítulo aceptó que se creara la Provincia de
    Santiago.

    El Papa confirmó lo propuesto por el
    Capítulo y esto lo dio a conocer en la bula Pastoralis
    oficci
    del 11 de julio de 1532:

    Para que pueda haber mayor cuidado y para que los
    súbditos puedan vivir más seguramente bajo
    diversos pastores, hemos aceptado la súplica de dividir en
    dos provincias la de la Santa Cruz, y la otra, en la Nueva
    España, llevará el nombre de Santiago; siendo su
    límite de división y de separación el mar
    .

    Fray Diego Marín, acompañante de Betanzos,
    también había aprovechado el

    momento y logró tanto del maestro general como
    del papa que se mudara el hábito de los legos, que era
    buriel oscuro, por el de los colores blanco y
    negro. Desde entonces y gracias a Diego Marín, los
    hermanos legos llevaron este hábito hasta 1967.

    Betanzos logró otros éxitos, como que el
    cargo de provincial durara sólo tres años y que la
    fiesta de santa María Magdalena se celebrara con gran
    solemnidad al igual que la de santo Domingo de Guzmán.
    Luego mandó los documentos en los que se señalaba
    la erección de la Provincia de Santiago. Estos llegaron a
    la Nueva España por julio y la comunidad procedió a
    elegir provincial. El nombramiento recayó en fray
    Francisco de San Miguel.

    Fray Domingo reclutó misioneros, entre ellos los
    dominicos de Ocaña que estaban bajo la dirección del célebre fray Juan
    Hurtado, los principales eran: fray Pedro Delgado, fray
    Tomás del Rosario. Después de muchos trabajos
    padecidos en el viaje por mar y de haberse librado de morir,
    cuentan las crónicas dominicas, que por la
    intercesión de santa María Magdalena, se
    rompió un arrecife para dar paso al navío, y
    gracias a eso llegaron sanos y salvos a Veracruz a finales de
    enero de 1535.

    La elección del provincial y demás cargos
    se había realizado sin tener en cuenta el procedimiento
    propio de las constituciones de la orden al ser un
    capítulo acéfalo, ya que no se nombraron
    definidores, los cuales eran los encargados de confirmar la
    elección. Betanzos como vicario general optó por
    realizar el capítulo correctamente y pidió la
    renuncia de fray Francisco de San Miguel. No por pugnas, ni
    porque le pareciera mal el enfoque de los que gobernaban, sino
    para volver a la legalidad y a
    la obediencia de las constituciones no debemos olvidar que este
    era un momento de reforma de costumbres.

    Primero se eligió como prior del convento de
    Santo Domingo de México a fray

    Pedro Delgado y luego se convocó a
    capítulo, para el 24 de agosto de 1535. Los definidores
    fueron fray Pedro Delgado, fray Tomás de San Juan, fray
    Francisco de San Miguel y fray Bernardino Minaya, los primeros
    dos habían venido con Betanzos y los otros
    procedían de la Provincia de la Santa Cruz, es decir,
    había equilibrio
    entre los dos bandos, lo que nos muestra el deseo de unidad
    más que de división. Resultó electo como
    provincial fray Domingo de Betanzos.

    Los definidores no aceptaron la renuncia y Betanzos, por
    obediencia, tuvo que dirigir otra vez a los dominicos de la Nueva
    España. En su capítulo se aceptaron legalmente la
    vicarías de Oaxaca y Guatemala.

    La evangelización de la Nueva España se
    desarrolló en dos sentidos: difundir la buena nueva, para
    lo cual los religiosos echaron mano de varios métodos
    catequísticos y luchar para erradicar los cultos
    autóctonos. Todo esto lo sustentaban en el carácter salvífico de la religión cristiana y
    en su concepto providencial de la historia, según la cual
    la segunda venida de Cristo no sería posible, hasta que
    todos los pueblos hubieran tenido la oportunidad de conocerlo
    .

    Bajo las anteriores directrices caracterizaremos el
    proyecto evangelizador de fray Domingo de Betanzos, programa que
    aplicó personalmente en Tepetlaoztoc. Trataremos de
    mostrar que la explicación planteada por Daniel Ulloa,
    quien señaló, que Betanzos deseaba hacer una
    provincia "monacal" en territorios de misión, no es
    válida .

    Etapa de
    Replanteamientos. Los dominicos a la defensa de la
    ortodoxia

    (1550 – 1595)

    En Europa Martín Lutero se separaba de la Iglesia
    y con él una considerable cantidad de seguidores, en
    especial del norte del continente. Lutero rechazaba las
    enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de los Doctores
    medievales, el celibato de los sacerdotes, las peregrinaciones,
    la doctrina sobre las indulgencias, etc; buscaba construir un
    mundo sólo con la Biblia y la libre interpretación. Por otro lado, Erasmo de
    Rotterdam quería volver a las fuentes antiguas, pero
    barría con la escolástica. La Iglesia
    contestó a estos ataques y así nació el
    movimiento
    conocido como de contrarreforma, los predicadores al ser los
    guardianes de la fe, desempeñaron un papel muy importante,
    tanto en la teología como al ocupar varios cargos dentro
    de la jerarquía eclesiástica. En el primer campo
    destacó fray Francisco de Vitoria y en el segundo el
    arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar y el
    papa Pío V. A su vez la Corona española
    estructuró todo un proyecto para convertirse en adalid de
    la ortodoxia, por lo que se empeñó en desterrar de
    su territorio las ideas protestantes y erasmistas.

    En este contexto destacó la figura del dominico
    Francisco de Vitoria (1483-1546), ilustre profesor del
    estudio del convento de Santiago de París y de la Sorbona.
    Publicó en 1512 la Secunda secundae de santo
    Tomás y la Summa Aurea de san Antonino de
    Florencia. En 1522 obtuvo el doctorado en Teología por la
    Universidad de
    París.

    Francisco regresó a la península
    Ibérica en 1523 fue docente en el convento de Valladolid.
    Después llegó en 1526 a Salamanca donde tuvo
    discípulos muy aventajados como Melchor Cano y Domingo
    Soto.

    Francisco de Vitoria trató de buscar soluciones a
    dos problemáticas: el avance del protestantismo y la
    explotación de los indígenas americanos. Sobre el
    primer punto propuso una visión más amplia que
    Lutero y Erasmo; así Vitoria recomendaba tomar en cuenta
    la Biblia, pero glosada por los Padres de la
    Iglesia y los planteamientos de santo Tomás de
    Aquino.

    En lo que respecta al segundo punto, a Vitoria se le ha
    considerado como el fundador del derecho
    internacional y como uno de los primeros defensores de los
    derechos
    humanos. Esto último tiene su fundamento, en sus
    Reelecciones, en las cuales defendió a los
    indígenas:

    El superdominio de un gobierno
    extranjero sobre un país subdesarollado debe mirar
    principalmente la utilidad de
    éste, protegiéndolo y promocionándolo en
    todas las manifestaciones del espíritu y en su progreso
    material.

    Toda colonización o protectorado es por naturaleza
    temporal, y debe preparase lo más pronto posible a la
    emancipación del país colonizado mediante un
    gobierno propio en conformidad con la voluntad del
    pueblo.

    Hay muchos paralelismos entre santo Tomás y
    Francisco de Vitoria. Ambos le dieron nuevo vigor a la
    teología, ambos crearon escuelas y la doctrina del primero
    se consolidó en buena medida por los esfuerzos del
    segundo. Vitoria fue invitado al concilio de Trento, pero ya no
    pudo asistir, pues estaba debilitado en su lecho, murió el
    12 de agosto de 1546.

    El papa Pablo III convocó al concilio de Trento,
    en 1545. Lo continuaron los siguientes pontífices: Julio
    III, Marcelo II, Paulo IV y lo concluyó Pío IV en
    1565. El objetivo del
    concilio era renovar el espíritu evangélico entre
    los católicos.

    Se lograron varias determinaciones entre las más
    importantes figuran el establecimiento de los libros de la
    Biblia reconocidos por la Iglesia, se confirmó que
    la tradición viva y auténtica es también un
    criterio de fe, se definió la doctrina sobre los
    sacramentos, el pecado original, el purgatorio, el dogma de la
    transustanciación, es decir que al consagrarse el pan y el
    vino se transforma en cuerpo y sangre de
    Cristo

    A fray Miguel de Alejandría, quien fue elevado al
    pontificado y tomó el nombre de Pío V, le
    tocó aplicar las determinaciones emanadas del concilio.
    Fray Miguel Ghisleri o de Alejandría, fue de
    extracción humilde. Tuvo oportunidad de entrar a la Orden
    de Predicadores, en la cual figuró por su sabiduría
    y pronto empezó a ocupar una amplia variedad de cargos:
    fue profesor, prior, provincial, inquisidor en Como,
    Bérgamo y luego de toda la cristiandad, obispo de Sutri,
    Nepi y Mondovi, cardenal y papa.

    A la muerte de
    su predecesor Pío IV, se reunieron los cardenales y
    decidieron elegir un pontífice que fuera más
    célebre por su ciencia que por sus títulos
    nobiliarios. Carlos Borromeo puso sus ojos en fray Miguel, por su
    rectitud de conciencia, por
    ser maestro en señalar los errores de las ideas
    protestantes y deseoso de reformar la Iglesia.

    El siete de enero de 1568 fue electo por unanimidad.
    Muchos temían por su vida austera, la cual quería
    extender. Así les dijo a sus fieles que llorarían
    más su muerte que su
    llegada al pontificado. Siempre siguió el carisma dominico
    de extender el Evangelio y luchar por la ortodoxia. Así
    fue condescendiente con los humildes, paterno con la gente
    sencilla, pero severo con los que ponían en riesgo la
    unidad de la Iglesia, no dudó en excomulgar a Isabel I de
    Inglaterra.

    La actividad del papa fue fundamental en su
    empeño por restaurar las auténticas virtudes
    católicas bajo el seguimiento de los decretos del concilio
    de Trento, por eso exigió a los obispos que vivieran en
    sus diócesis, renovó los estudios
    eclesiásticos, al promover la doctrina de santo
    Tomás de Aquino, a quien declaró doctor de la
    Iglesia y formó varios seminarios.

    Pío V mandó publicar un nuevo Misal, la
    Liturgia de la horas
    y un Catecismo universal.
    Defendió la idea de que los sacerdotes se deben mantener
    célibes para poder dedicarse libremente a sus tareas y le
    dio mucha importancia a la Congregación del Índice
    para verificar la ortodoxia y la moralidad de
    las publicaciones.

    Durante su pontificado uno de los acontecimientos
    más trascendentes fue la batalla de Lepanto, el siete de
    octubre de 1571, en la cual se enfrentaron turcos contra
    cristianos. Los primeros tenían la intención de
    invadir Europa, por lo que Pío V convocó a los
    reyes a formar un frente común, olvidando por un momento
    las rencillas internas, ya que estaba en juego su libertad y sus
    creencias.

    El Papa junto con una multitud rezaba el Rosario
    mientras se efectuaba la batalla. Como triunfaron los cristianos,
    Pío V en agradecimiento, fijó la fiesta de la
    Virgen del Rosario el siete de octubre y unificó su rezo.
    El Pontífice murió el primero de mayo de
    1572.

    En la Nueva España le tocó aplicar las
    determinaciones contrarreformadas al segundo arzobispo de
    México, el dominico fray Alonso de Montúfar (
    1489-1572), quien había sido prior del convento de Santa
    Cruz Granada, definidor en el capítulo de Lyon y
    calificador del Santo Oficio. Montúfar era confesor del
    marqués de Mondejar; por cuya recomendación fue
    presentado al emperador para la mitra de México. En 1552
    el papa Julio II confirmó la designación. El
    dominico desembarcó en la Nueva España en 1554 y en
    junio del mismo año tomó posesión,
    traía instrucciones de la Corona española para
    impedir que penetraran ideas contrarias al dogma católico.
    Entre sus principales contribuciones destacan la
    celebración de dos concilios provinciales y la
    difusión del culto a la Virgen de Guadalupe.

    Los franciscanos, al ser los primeros en llegar a la
    Nueva España, se habían apoderado de muchos sitios
    y no permitían que otras órdenes religiosas
    cooperaran en la evangelización, por eso Montúfar
    trató de distribuirlas de manera más equitativa.
    Por otro lado se inció el proceso de
    secularización, hay que recordar, que los obispos no
    tienen injerencia directa sobre los frailes, ya que éstos
    dependen de sus provinciales. Por eso si sólo había
    miembros de las órdenes religiosas en los pueblos, los
    pastores no podrían realizar sus labores, así en
    esta época se trató de aumentar el número de
    sacerdotes seculares.

    Para emprender todas estas acciones, el
    arzobispo celebró el primer concilio Mexicano en 1555. Los
    dominicos que asistieron fueron el provincial, Bernardo de
    Alburquerque; el prior de Santo Domingo de México, Diego
    Osorio y como consejeros fray Francisco Espinosa y fray
    Bartolomé de Ledesma. Se emitieron 93 ordenaciones, en las
    cuales se puede observar el sello tomista de promover primero el
    conocimiento
    de los elementos básicos de la religión para
    después impartir los sacramentos. Se normó, que los
    neófitos deberían aprender a santigüarse, los
    mandamientos, sacramentos, las obras de misericordia, virtudes
    teologales y cardinales, dones del Espíritu
    Santo y las oraciones padrenuestro, avemaría, el credo
    y la salve Regina. Esto debía ser enseñado a los
    españoles en latín o castellano y a
    los indígenas en su lengua. El
    saber esto era requisito para poder recibir el bautismo los
    adultos o para poder casarse.

    Se exigió que los confesores fueran examinados
    para obtener su licencia y que los sacerdotes llevaran una vida
    virtuosa. Además se les prohibió: cantaran y
    danzaran música de seglares,
    hicieran contratos sobre
    cosas espirituales, dijeran misa fuera de las iglesias, jugaran a
    los naipes, vivieran con alguna mujer , etc…
    Sobre el arte indígena usado en el culto cristiano, se
    ordenó, que los pintores de tema sacros debían
    tener licencia, se sustituyeron varios instrumentos
    musicales precortesianos, se limitó el número
    de cantores y se prohibió que en las danzas se emplearan
    objetos que recordaran su antigua religión. Otras
    determinaciones fueron que los indígenas y negros
    podían recibir la comunión y la
    extremaunción. Por otro parte, se les prohibió la
    celebración de tianguiz los domingos y se
    estableció que para imprimir o vender libros se necesitaba
    licencia .

    Las órdenes religiosas apelaron aquellas
    resoluciones, que les quitaban facilidad para misionar y elevaron
    su queja al Consejo Real de Indias, éste los amparó
    con las determinaciones del año de 1558.

    El 1o de marzo de 1565, Montúfar escribió
    una carta al rey, donde le notificó haber recibido los
    acuerdos del concilio de Trento y al recordarle la falta de
    sacerdotes en estas tierras, le pidió que enviara
    más.

    Ante este panorama convocó en el mismo
    año, al segundo concilio Mexicano, en él
    participaron los siguientes predicadores: el provincial, fray
    Pedro de Feria; el prior del convento de Santo Domingo de
    México, Pedro de Pravia; los consejeros fray
    Bartolomé de Ledesma y fray Francisco de Espinosa. Es
    digno de tomar en cuenta que asistieron tres obispos dominicos:
    el de México, Montúfar; el de Chiapa, Tomás
    Casillas y el de Oaxaca, Bernardo de Alburquerque. En este
    concilio se mandó seguir lo ordenado en Trento.
    También se pidió que no se efectuaran procesiones
    sin estar sacerdote presente, que los curas aprendieran las
    lenguas indígenas y otras cosas para fortalecer, lo que se
    había propuesto en el primer concilio.

    En el año de 1585 se convocó al tercer
    concilio mexicano, en él participaron cuatro obispos
    dominicos: el de Oaxaca, Bartolomé de Ledesma; el de
    Chiapa, fray Pedro de Feria; el de Yucatán, Gregorio de
    Montalvo y el de Manila, Domingo de Salazar, quien fue
    representado por el canónigo Diego Caballero.
    También asistió el provincial fray Domingo de
    Aguiñaga. En esta reunión se consolidó la
    organización de la Iglesia en la Nueva España y la
    administración de los
    sacramentos.

    Como se puede observar todas esa medidas tendían
    a promover la ortodoxia católica, realizar el proceso de
    secularización y tener un mayor control sobre la población autóctona. Así las
    transformaciones de la segunda mitad del siglo XVI resultan clave
    para comprender una serie de contiendas entre la reforma y la
    contrarreforma, el clero secular y el regular, la mitra y los
    religiosos, se presentan polémicas sobre la efectividad de
    los métodos de evangelización, etc. En síntesis
    es una etapa de replanteamientos y reflexión, sobre el
    accionar de la Iglesia.

    Durante esta etapa no podemos olvidar la
    participación que jugó la Provincia de Santiago de
    México en la erección de la Provincia del Santo
    Rosario de Filipinas. El explorador del Pacífico de Ruy
    López de Villalobos desembarcó en Mindanao y Leyfe
    en 1543 y le dio al archipiélago el nombre de Filipinas en
    honor de Felipe II. Fray Domingo de Betanzos, al enterarse de que
    se necesitaban misioneros para ir al Oriente, sintió un
    gran deseo de llevar el mensaje evangélico hasta esas
    lejanas tierras. Le comentó sus planes a fray Juan de
    Zumarraga, quien vio con buenos ojos esta decisión y
    también se emocionó y quiso acompañar al
    dominico, pero no logró el permiso del papa. Mientras
    tanto el virrey don Antonio de Mendoza apoyó
    económicamente la empresa y
    junto con el obispo de México, aprovechaban el tiempo para
    platicar con fray Domingo:

    Con el temor haber de perder presto tal regalo, se daban
    prisa para gozarle el virrey y el obispo, yéndose muchas
    veces a su casa de Tepetlaoxtoc, donde las pláticas eran
    de Dios y de lo que para mejor servirle importaba más en
    esta vida. Encerrábanse los tres en el oratorio de la
    huerta, sin permitir el V. padre que otra persona llegase a
    él, y allí conferían unas veces lo que el
    Ilmo. obispo proponía, otras lo que el
    excelentísimo virrey dificultaba y muchas, lo que el
    bendito padre pensaba hacer en el discurso de su
    viaje a la China
    .

    Para que Betanzos pudiera ir al Extremo Oriente
    hacía falta el permiso de sus superiores. Por ese tiempo
    se celebró el Capítulo Provincial y los definidores
    acordaron que se necesitaba más a fray Domingo
    aquí, por lo que no le permitieron marcharse.

    Envió el Capítulo dos frailes a
    Tepetlaoztoc, que trajesen a México todo lo que se
    había juntado para el viaje. Fray Juan Bautista
    Méndez localizó una real cédula, en la que
    se ordenó que por haber cesado el viaje de Zumarraga y de
    Betanzos, los ornamentos y todo lo referente al culto se le
    entregara al virrey.

    Si bien fray Domingo no pudo extender su proyecto
    evangelizador, personalmente, mostraremos cómo
    contribuyó con su labor y él fue un modelo para
    los dominicos que fueron a Filipinas.

    Fray Juan José de la Cruz y Moya encontró
    en el convento de Santo Domingo de México la bula de Paulo
    III, Ex debito pastoralis offici nobis meritis, del
    año 1545, en la que hace sus delegados a los frailes
    predicadores y demás religiosos mendicantes, que fueran a
    predicar a tierras de infieles. En ella se les otorgaba plenaria
    facultad para ejercer libremente el ministerio apostólico
    con total independencia
    del ordinario, por lo que podían administrar todos los
    sacramentos y dispensas. La alcanzaron de la benignidad
    apostólica fray Domingo de Betanzos y fray Juan de
    Zumarraga.

    Tiempo después, la famosa expedición de
    Miguel López de Legazpi a las Filipinas, realizada de 1564
    a 1565, se hizo con naves construidas en su totalidad en las
    costas de la Nueva España. Con este viaje se inició
    la conquista y colonización de aquellas islas. En 1571
    Legazpi fundó la ciudad de Manila, en un puerto donde los
    comerciantes chinos tenían un importante mercado. En ese
    mismo año se implantó en México el Tribunal
    del Santo Oficio; al año siguiente llegaron los jesuitas y se
    nombró como arzobispo de México a Pedro Moya de
    Contreras, quien era el primer miembro del clero secular que
    alcanzaba tal dignidad.
    Estos acontecimientos coincidieron con el cierre de la etapa
    dorada de la órdenes mendicantes en la Nueva
    España. Las cuales a pesar de los vastos espacios por
    colonizar tenían ahora como campo de misión el
    Oriente. Filipinas se convirtió en el principal centro de
    atención de los religiosos, ya que era un
    puente para poder llegar a Japón y
    China.

    Las Filipinas pasaron a depender en lo administrativo de
    la Nueva España. Por el puerto de Acapulco se realizaba el
    comercio con
    el Oriente. Aquí llegaba la mal llamada nao de China, pues
    en realidad provenía de Filipinas, que traía sedas,
    telas de algodón, lozas, especias, etc. De regreso
    la nao se llevaba plata, cochinilla, cacao y era muy común
    que en ella se embarcaran religiosos.

    En 1579 fue nombrado primer obispo de Manila el dominico
    fray Domingo de Salazar, quien había tenido una importante
    participación en la Provincia de Santiago de
    México. Hagamos una semblanza de tan interesante
    personaje:

    Domingo nació en 1513 en la villa de La Bastida
    en Castilla la Vieja. Estudió en la Universidad de
    Salamanca, donde conoció a Francisco de Vitoria. El
    pensamiento de
    este teólogo influyó durante toda su vida a
    Salazar, primero lo motivó con su ejemplo a entrar a la
    Orden de Santo Domingo en 1545, en el convento de Salamanca,
    profesó al año siguiente y partió a la Nueva
    España, aquí siguió las ideas de su profesor
    a favor de los indígenas.

    Domingo de Salazar fue profesor del Estudio de Santo
    Domingo de México. Aprendió algunas de las lenguas
    autóctonas y en 1558 fue enviado como misionero a
    Filipinas. Regresó en 1561 y poco después obtuvo el
    grado de Maestro en Sagrada Teología y fue nombrado prior
    del convento de Santo Domingo de la capital de la Nueva
    España. El dominico había partido a la
    península Ibérica, para tratar asuntos importantes
    sobre los indígenas, cuando fue nombrado obispo de Manila
    en 1579. Fray Domingo reclutó frailes predicadores, para
    que lo acompañaran en la tarea evangelizadora.
    Emprendió el viaje con ellos, en 1581, pero de los 20 que
    venían murieron 18. Por este motivo Salazar encargó
    a la Provincia de Santiago que hiciera las gestiones necesarias
    para fundar la provincia dominica de Filipinas, tal como lo
    había soñado el padre fray Domingo de
    Betanzos.

      Tratose aquesto con mucho acuerdo entre los
    Padres graves y santos, de que estaba muy rica la
    religiosísima Provincia que esta Orden tiene en
    Méjico y parecioles indecente a nuestra profesión,
    no hallarse religiosos nuestros en esta conversión nueva,
    de quien loan cosas tan grandes, y necesidad tan extrema
    .

    Aquí se muestra una vez más la
    vocación misionera de los dominicos novohispanos. En 1581
    los superiores de la provincia mexicana mandaron a fray Juan
    Crisóstomo para que se entrevistara con el papa y lograra
    la fundación de la provincia de Filipinas. Primero se
    entrevistó con el maestro de la orden, Pablo Constabile de
    Ferrara, quien en una carta fechada el 14 de julio de 1582 en
    Bolonia, ordenó lo siguiente:

    Dándoos la autoridad, así en lo espiritual
    como en la temporal, con lugar y "fidelium" que por nuestras
    Constituciones y aprobada costumbre suelen tener los Priores
    Provinciales en nuestra orden sobre todos y cada uno de los
    frailes, que en vuestra compañía
    lleváredes a las dichas islas y
    reino de China.

    Más cuando hayáis llegado aquellas partes,
    os concedemos que podáis erigir conventos e iglesias, y
    fundar la Orden, ordenando vuestro modo de vivir, según la
    forma en que los santos Padres fundadores de la Provincia de
    Santiago de Méjico le instituyeron, conformándoos
    cuanto os fuera posible con sus abstinencias y observancias…,
    debajo de precepto formal, y so pena de excomunión mayor a
    los que hicieren algo contrario .

    Si bien fray Domingo de Betanzos, no pudo ir a
    Filipinas, como era su sueño, su proyecto evangelizador,
    que en buena medida había puesto en práctica en
    Tepetlaoztoc,

    se extendió hasta el Oriente. Esto reafirma
    todavía más nuestra idea de que fray Domingo de
    Betanzos ha sido uno de los grandes maestros de la
    predicación.

    El 15 de septiembre de 1582, Gregorio XIII
    confirmó la erección de la Provincia del Santo
    Rosario. Fray Juan Crisóstomo fue nombrado vicario general
    y se encargó de reclutar frailes; la mayoría
    provenía del convento de San Pablo de Valladolid, donde
    murió Betanzos y de los reformados de Santo Tomás
    de Ávila y Sevilla.

    Por real cédula, del 20 de septiembre de 1585, se
    aprobó y dotó el embarque de 24 religiosos con
    destino a Manila. Por humildad Juan Crisóstomo
    renunció a su cargo y se nombró como vicario
    general al padre Juan de Castro.

    Los dominicos llegaron a la Nueva España en 1586
    y el 17 de diciembre se redactaron las Ordenaciones
    Primordiales
    por las que habrían de regirse los
    destinos de la provincia. Estas se inspiraron en el proyecto
    evangelizador de fray Domingo de Betanzos, tal como lo
    había ordenado el maestro general.

    En abril de 1587 partieron de Acapulco 18 religiosos;
    fray Juan Crisóstomo no pudo ir por enfermedad. 15 frailes
    se dirigieron rumbo a Manila y los otros tres a Macao. Los
    primeros llegaron en julio, mientras los otros naufragaron,
    fueron rescatados y luego remitidos a España. Así
    se iniciaba la historia de los dominicos en Filipinas.

    Mientras tanto un problema grave al que se enfrentaban
    los dominicos novohispanos eral el centralismo, ya que los cargos
    eran ocupados por frailes del convento de Santo Domingo de
    México, lo que ocasionaba el disgusto de los religiosos
    oaxaqueños. La diócesis de Oaxaca fue erigida por
    Paulo III en 1535 y su primer obispo fue Juan López de
    Zarate. Esto le vino dar más importancia a la
    región, en el campo de lo religioso.

    La Provincia de Santiago de México a finales del
    siglo XVI era muy amplia y aunque se había determinado que
    en cada nación
    se nombrara a un vicario provincial, los de la zona
    oaxaqueña, se sentían alejados y desplazados. Es
    decir, el problema de fondo era el centralismo en torno al
    convento de México.

    Ante este panorama fray Jordán de Santa
    María, junto con otros religiosos, celebraron de manera
    secreta una asamblea para lograr la erección de una nueva
    provincia. El encargado de realizar los trámites fue fray
    Antonio de la Serna, quien partió a Europa con cartas de
    fray Pedro de Feria y de fray Bartolomé de
    Ledesma.

    En el Capítulo General celebrado en Venecia en el
    año de 1592, se determinó erigir la Provincia de
    San Hipólito Mártir de Oaxaca. Se nombró
    como provincial a fray Francisco Ximénez, pero como
    éste murió poco después, se le
    confirió el cargo a fray Alonso Vayllo.

    En 1595 se leyeron en público los documentos
    pontificios y generalicios, con lo cual quedó la provincia
    canónicamente instituida. Se formaba de cinco conventos:
    Santo Domingo Oaxaca, Santiago Cuilapan, San Pedro Tehuantepec,
    Yanhuitlan y Tlaxiaco.

    La Provincia de Santiago apeló esta
    resolución, pero el Capítulo General de 1596,
    efectuado en Valencia, confirmó lo decidido en la anterior
    junta. Quedaba un problema muy delicado: la delimitación
    de las regiones comprendidas en cada provincia, la manzana de la
    discordia eran las casas del área mixteca. Fray Lucas de
    Gallegos fue el artífice de la definitiva división,
    que fue confirmada el 23 de septiembre de 1599.

    Lista de conventos y
    casa del año de 1593 y 1608

    Para darnos una idea de cómo se dividió la
    Provincia de Santiago al formarse la de San Hipólito
    mostramos dos listas de conventos y casas, la primera es antes de
    la delimitación definitiva que corresponde al año
    de 1593 y la segunda cuando ya se había confirmado la
    erección de la Provincia de San Hipólito en
    1608.

    Año de 1593 Nación
    Mexicana

    Convento de Santo Domingo de México

    Convento de Santo Domingo Puebla.

    Colegio de San Luis Puebla.

    Vicaría de San Juan Bautista
    Coyoacán.

    Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.

    Vicaría de Santa María Magdalena
    Tepetlaoztoc.

    Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora,
    Tepoztlán.

    Vicaría de La Asunción
    Yautepec.

    Vicaría de La Asunción Ameca
    Ameca

    Vicaría de San Felipe y Santiago
    Azcapotzalco

    Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya
    (Tacubaya).

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Cuitlahuac.

    Vicaría de Santo Domingo Tepexic.

    Vicaría de San Vicente Chimalhuacán,
    Chalco

    Vicaría de La Purificación
    Tepepayaca.

    Vicaría de Santo Domingo de
    Izúcar.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Tetela.

    Vicaría de San
    Agustín, Palpa.

    Vicaría de San Andrés Chimalhuacan,
    Atenco.

    Vicaría de San Juan Bautista
    Iztapaluca.

    Vicaría de Santo Domingo de
    Huehuetlán.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Tenango.

    Vicaría de Santo Domingo
    Tlaquiltenango.

    Vicaría de San Miguel
    Tlatizapán.

    Vicaría de Santiago de las Amilpas.

    Vicaría de Santo Domingo Hueyapan

    Vicaría de San Pablo y San Pedro
    Ecatzingo.

    Vicaría de la Virgen del Rosario de la Nueva
    Veracruz.

    Vicaría de Nuestra Señora de la
    Guía de San Juan Ulúa.

    Nación Mixteca

    Vicaría de Santo Domingo Yanhuitlan.

    Vicaría de Las Almoloyas.

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Tepozcolula

    Vicaría de San Juan Bautista
    Cuixtlahuac.

    Vicaría de La Asunción de
    Tlaxiaco.

    Vicaría de La Natividad de María,
    Tamazulapa.

    Vicaría de Santiago Texupan.

    Vicaría de La Virgen de La Asunción de
    Tonalá

    Vicaría de San Miguiel Achiutla.

    Vicaría de La Asunción de
    Chila.

    Vicaría de La Virgen
    María Nochixtlan.

    Vicaría de Santiago Tilantongo.

    Vicaría de Santa María Magdalena,
    Jaltepec.

    Vicaría de Santiago de Justlahuac.

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Tequiztepec.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Huajuapan.

    Nación Zapoteca

    Vicaría de La Conversión de San Pablo,
    Guaxolotitlan.

    Vicaría de San Pedro Etla.

    Vicaría de Santiago de Cuilapan.

    Vicaría La Natividad Zaachila.

    Vicaría de La Natividad de
    Teopozotlán.

    Vicaría de San Pedro Tehuantepec.

    Vicaría de Santa Cruz Ixtepec.

    Vicaría de Santo Domingo
    Ocotlán.

    Vicaría de San Juan Titiguapac.

    Vicaría de San Ildefonso de Villa
    Alta.

    Vicaría de Santo Domingo Nejapa.

    Vicaría de Asunción de Jalapa.

    Vicaría de San Lorenzo de
    Zimatlán.

    Vicaría de La Asunción de
    Totontepec.

    Vicaría de San Miguel Tlalistac.

    Vicaría de San Lorenzo o San Jerónimo de
    Tlacochahuaya.

    Vicaría de Tanetze.

    Vicaría de Tecastlam.

    Vicaría de Santa María Magdalena
    Tequisistlan.

    Vicaría de San Pedro Mártir de
    Huechapa.

    Vicaría de La Asunción de
    Juquila.

    Vicaría de San Lorezno de Zuani.

    Vicaría de Santos Reyes Chichicapa.

    Vicaría de Santa María de la
    Guía.

    Vicaría de La Virgen María de
    Zabe.

    Hernando Ojea nos dejó la lista de conventos y
    casas de la Provincia de Santiago, en el año de 1608: En
    la región mexicana, Santo Domingo de México, de
    Puebla, Nra. Señora de la Piedad, San Juan Bautista
    Coyoacan, Oaxtepec, Itzucam, Santa María Magdalena
    Tepetlaoztoc, Tepuztlan, Yautepec, Amecameca, Azcapotzalco,
    Tacubaya, Tlahuac, Tepexic, Chimalhuacan-Chalco y Atenco,
    Tepapayecan, Tetela, Palpam, Coatepec, Iztapaluca, Tenango,
    Tlaltizapan, Las Amilpas, Hueyapan, y Tlaquiltenango, Zuchitepec,
    Huhuetlan, Tlilapan, Ecatzingo, Aguatulco, San Jacinto
    Coyoacán, Santo Domingo Mixcoac y Nuestra Señora
    Guía de la Veracruz. Además de los colegios de
    Portacoeli y San Luis, Puebla. En la región Mixteca:
    Tepozcolula, Cuextlahuac, Tamazulapa, Texupa, Tonala, Chila,
    Tequiztepec, Huajuapan y Jaltepec .

    En resumen, durante la etapa de replanteamientos se
    dieron los resultados de las investigaciones de los frailes en
    obras magnas sobre la lengua y cultura náhuatl, destinadas
    a erradicar el paganismo, desde la raíz. Por su parte en
    Tepetlaoztoc coexistían estructuras,
    político-económico tanto indígenas como
    peninsulares, aunque se daban cierto conflictos
    entre ambas formas de organización. Los dominicos que
    fueron a Tepetlaoztoc, se caracterizaron por ser intelectuales
    o antiguos provinciales, lo que contribuyó a que se
    siguiera practicando una predicación de calidad en la
    comarca, con lo cual se aceleró el proceso de
    conversión al cristianismo, así Tepetlaoztoc,
    estaba cada vez más cerca de entrar al proceso de
    endoculturación.

    Período Pastoral
    o Colonial

    Etapa de Consolidación de la Provincia
    de Santiago (1595 – 1623)

    La Orden de Predicadores logró su
    consolidación en la Nueva España durante los
    años de 1595 a 1624. Poco a poco se pasó de la
    época misional a la pastoral, es decir, la religión
    católica iba ganando terreno, ahora la tarea fundamental
    consistía en mantener a los feligreses firmes en la fe
    cristiana. Muchas comunidades se volvieron socialmente más
    complejas en su población, al surgir una gran cantidad de
    castas, que requerían también de instrucción
    religiosa. Además los religiosos se enfrentaron a nuevos
    problemas tanto al exterior como al interior de sus comunidades
    .

    Durante buena parte del siglo XVI, los religiosos de la
    Provincia de Santiago siguieron el ejemplo de Cristo quien
    había sido virgen, pobre y predicador. Con el paso del
    tiempo aumentó el número de frailes, por lo que fue
    cada vez más difícil llevar el tipo de vida
    mendicante. Entonces se aprovecharon las disposiciones de muchos
    papas y del concilio Tridentino, por las cuales, la orden
    podía recibir y poseer bienes permanentes, como heredades,
    rentas y otras posesiones. Todo esto entró en vigor
    durante el gobierno del virrey don Martín
    Enríquez.

    Se dio así un dilema entre quienes deseaban
    seguir el proyecto evangelizador multiforme de fray Domingo de
    Betanzos, caracterizado por seguir la pobreza y la
    humildad, confiando en la providencia. Mientras por el otro lado,
    figuraban los que deseban llevar una vida menos áspera en
    la penitencia y poseer bienes materiales
    para asegurar su manutención.

    Ante el avance del proceso de moderación, la
    Orden de Predicadores tomó posesión de la
    vicaría de la Piedad, en 1595. Entre los primeros
    religiosos que moraron en esta casa de observancia destacaron:
    fray Cristóbal Ortega, fray Juan de la Cruz, fray
    Bartolomé de Nieva, quienes siguieron viviendo como en los
    primeros años de la provincia.

    Fray Cristóbal Ortega resulta un personaje
    fundamental para que los proyectos de fray Domingo de Betanzos y
    san Álvaro de Córdoba siguieran vigentes en la
    provincia novohispana. Ortega fue el primer prelado de la casa de
    recolección de la Piedad, que junto con la vicaría
    de Tepetlaoztoc, se convirtieron en los bastiones dominicos de la
    vida observante durante la Colonia.

    El Colegio de Portacoeli nos recuerda al convento
    extramuros, bajo el mismo nombre, fundado en Sevilla por san
    Álvaro de Córdoba. Lo que nos muestra el deseo de
    continuidad del proyecto reformador a pesar del avance de los
    religiosos que deseaban llevar una vida más
    cómoda. El objetivo
    de los observantes era seguir a santo Domingo de Guzmán, a
    quien visualizaban como la puerta del cielo.

    En el siglo XVII, la ciudad de México se
    engalanó con las festividades que realizó el
    convento de Santo Domingo por haberse logrado la
    beatificación de Inés de Montepoliciano y la
    canonización de san Raimundo de Peñafort y san
    Jacinto de Cracovia.

    La figura de san Jacinto tomó gran vigor en la
    Nueva España, pronto lo eligieron patrón de
    Iztapaluca y de Tenanitla. En este último sitio, se
    fundó en 1602 un hospicio que servía para alojar a
    los misioneros que iban a Filipinas, con lo cual no daban
    molestias a los dominicos de la Provincia de Santiago.

    Para realizar las fiestas se mandaron religiosos a pedir
    limosnas, por la Nueva España. A fray Diego de Vargas y
    fray Juan de Nieva les tocó ir al obispado de Jalisco que
    presidía don Alonso de la Mota y Escobar, quien deseaba un
    convento dominico en su diócesis. Los frailes le
    comunicaron esto a su provincial y para noviembre de 1603 se
    fundó la casa de Nuestra Señora del Rosario de
    Guadalajara. Esta fundación abrió el camino de la
    Orden de Predicadores hacia el septentrión de la Colonia.
    Durante el siglo XVII, debido al auge minero, se fijó la
    atención económica en el centro y norte de la Nueva
    España. Así Zacatecas se convirtió en la
    segunda ciudad en importancia y los dominicos fundaron
    allí la casa de Santa Cruz y tomaron posesión de
    ella el tres de octubre de 1604.

    En los años de 1607-1608 se elevaron al rango de
    convento: la Piedad Atlexuca, Nuestra Señora del Rosario
    Guadalajara, Santa Cruz Zacatecas y Nuestra Señora
    Guía del Puerto de Veracruz. Este último estaba
    relacionado con las casas de Tepetlaoztoc, Chicoloapan,
    Chimalhuacan y el convento de México, ya que era una de
    las rutas seguidas por los dominicos que venían de la
    península Ibérica con rumbo a la capital
    Novohispana y viceversa.

    La separación de la Provincia de San
    Hipólito Oaxaca motivó a la de Santiago a tener
    presencia en la principales ciudades de la Colonia y se dio una
    nueva configuración en la ocupación del territorio,
    ahora de centro-norte, siguiendo la Ruta de la Plata.

    Lista de conventos y casa del año de
    1608

    Nación Mexicana

    Convento de Santo Domingo de México

    Convento de Nuestra Señora de La
    Piedad.

    Colegio de Santo Domingo Portacoeli.

    Convento de Santo Domingo Puebla.

    Convento de San Pablo Puebla.

    Colegio de San Luis Puebla.

    Vicaría de San Juan Bautista
    Coyoacán.

    Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.

    Vicaría de Santo Domingo de Itzucam.

    Vicaría de Santa María Magdalena
    Tepetlaoztoc.

    Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora,
    Tepoztlán.

    Vicaría de La Asunción
    Yautepec.

    Vicaría de La Asunción Ameca
    Ameca

    Vicaría de San Felipe y Santiago
    Azcapotzalco

    Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya
    (Tacubaya).

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Cuitlahuac.

    Vicaría de Santo Domingo Tepexic.

    Vicaría de San Vicente Chimalhuacán,
    Chalco

    Vicaría de La Purificación
    Tepapayecan.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Tetela.

    Vicaría de San Agustín Palpam.

    Vicaría de Santo Domingo Chimalhuacan,
    Atenco.

    Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora
    de Coatepec.

    Vicaría de San Jacinto Iztapaluca.

    Vicaría de Santo Domingo de
    Huehuetlán.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Tenango.

    Vicaría de Santo Domingo
    Tlaquiltenango.

    Vicaría de San Miguel
    Tlatizapán.

    Vicaría de Santiago de las Amilpas.

    Vicaría de Santo Domingo Hueyapan

    Vicaría de Santo Domingo Xochitepec.

    Vicaría de Santo Domingo Huehuetlan.

    Vicaría de Santo Domingo Tlilapan.

    Vicaría de San Pablo y San Pedro
    Ecatzingo.

    Vicaría de San Andrés
    Aguatulco.

    Vicaría de San Jacinto Coyoacán. San
    Ángel.

    Vicaría de Santo Domingo Coyoacán,
    Mixcoac.

    Nuestra Señora Guía de la Nueva
    Veracruz.

    Nación Mixteca

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Tepozcolula

    Vicaría de San Juan Bautista
    Cuixtlahuac.

    Vicaría de La Natividad de María,
    Tamazulapa.

    Vicaría de Santiago Texupan.

    Vicaría de Santo Domingo de
    Tonalá

    Vicaría de La Asunción de
    Chila.

    Vicaría de San Pedro y San Pablo
    Tequiztepec.

    Vicaría de San Juan Bautista de
    Huajuapan.

    Vicaría de San Juan Bautista
    Igualtepec.

    Total 52.

    Esta etapa se cierra con el martirio de uno de los hijos
    de la Provincia de Santiago de México: el beato Luis
    Flores, quien muriera 19 de agosto de 1622 en Japón. Fray
    Luis era de nacionalidad
    flamenca. En su juventud vino
    a la Nueva España y pidió entrar a la Orden de
    Predicadores en el convento de Santo Domingo de México en
    1591.

    Posteriormente se ordenó de sacerdote y lo
    nombraron pedagogo hasta que en 1598 movido por el celo misional
    encaminó sus pasos a Filipinas predicando en la Nueva
    Segovia y en Manila, llegando a ser definidor y vicario
    provincial de la Provincia del Santo Rosario. En 1620 junto con
    el agustino fray Pedro de Zúñiga iniciaron un viaje
    misional a Japón, del cual ya no regresarían
    jamás. Murieron quemados en Nagasaki, por ser sacerdotes
    católicos. El papa Pío IX los beatificó el 7
    de julio de 1867.

    Etapa de Tensión
    de la Provincia de Santiago ( 1624 –
    1656)

    En la Provincia de Santiago se empezó a
    manifestar una decadencia, varios factores influyeron para que se
    presentara esta situación: el hecho de que las tierras
    colonizadas ya no fueran de misión, provocó que los
    dominicos que venían de España y algunos que
    ingresaban a la orden aquí, ya no tuvieran aquel celo tan
    característico de los primeros misioneros, ni tampoco
    aquel deseo de reforma de costumbres fuera tan urgente, se puede
    observar un cierto conformismo en los nuevos religiosos.
    También muchos de los frailes de esta generación
    habían tomado el hábito con el interés de
    figurar en el campo académico; así la meta de muchos
    de los predicadores será impartir clases, ya sea en los
    estudios de la orden o en la Universidad, por lo que se centro de
    acción
    será la ciudad. Mientras que los pueblos de
    indígenas, que en el siglo XVI habían sido el eje
    de atención de la comunidad y a estos lugares acudieron
    religiosos de un primerísimo nivel, ya para el siglo XVII,
    los frailes famosos son contados, en zonas
    indígenas.

    Además estos años fueron de conflicto, por
    las pugnas de poder al interior de la orden. Durante este tiempo
    se trató de aplicar la ley de alternativas. En este
    sentido Alonso Franco comentaba:

    Por una ordinacion antigua que decia fuese una vez
    vicario general el prior de Mexico y otra el prior de la Puebla.
    Esto nunca se ha puesto en execussion, y nuestra constitucion
    tiene mas fuerza y vigor
    que una ordinacion simple de un capitulo provincial, y mas
    habiendo patente el reverendísimo Padre Maestro General
    que ordene y mande lo mesmo que nuestra constitucion, y asi, no
    se hiço seguir esta opinion.

    Pero en 1642, el Capítulo General
    estableció que se debía hacer efectiva la ley de
    alternativas. Esta permitía que dos veces la
    dirección de la provincia quedara en manos de los frailes
    del convento de México y una entre los de
    Puebla.

    La ley de alternativas se presentó en otras
    órdenes en épocas más tempranas, como en la
    de san Agustín, pero la diferencia es que en ésta,
    la pugna era entre criollos y peninsulares, mientras que en la
    dominica se debía más bien al
    centralismo.

    En 1646 los religiosos le pidieron al maestro general
    revocara la ley de alternativas, se presentaron varias quejas,
    porque entre todos estos enredos la observancia de los religiosos
    había disminuido considerablemente.

    En 1649, fray Luis de Cifuentes mandó una carta
    al padre general, en donde señalaba que la provincia
    estaba controlada por el inquisidor Francisco Estrada, el
    exprovincial fray Juan de Córdoba y el provincial
    Lázaro de Prado, quienes no permitieron se efectuara la
    ley de alternativas al elegir como provincial a fray Juan
    Paredes, que pertenecía al convento de México,
    cuando le tocaba a un religioso de Puebla. En estos problemas
    están los antecedentes de la separación de la
    Provincia Angelopolitana, la cual se erigió gracias a los
    tramites de fray Juan Silva. El papa Alejandro VII expidió
    la bula, el 22 de octubre de 1656, por la que se instauraba la
    Provincia de los Santos Ángeles de Puebla.

    Aunque se apeló, la decisión de que se
    separara Puebla, el rey apoyó al papa y en 1661 se dio a
    conocer la real cédula por la cual se autorizaba a fray
    Juan Silva para llevar las bulas a la Nueva
    España.

    En cuanto a la provincia novohispana debemos
    señalar los conflictos en torno al centralismo, esto
    provocó que se implantara la ley de alternativas y se
    erigiera la Provincia de Puebla. Todo lo anterior ocasionó
    cierta relajación en las costumbres de los religiosos, por
    lo que se tuvo que gestar un proceso de reforma .

    Lista de conventos y casas del año de
    1645

    Nación Mexicana

    Convento de Santo Domingo de México

    Convento de Nuestra Señora de la
    Piedad

    Colegio de Santo Domingo Portacoeli

    Convento Santo Domingo Puebla.

    Casa de San Pablo extramuros de la ciudad de
    Puebla.

    Colegio de San Luis, Puebla.

    Convento de Santa Cruz Zacatecas.

    Convento de Nuestra Señora Guía del puerto
    de Veracruz

    Convento de Nuestra Señora del Rosario de
    Guadalajara

    Convento de San Juan Bautista
    Coyoacán.

    Casa de Santo Domingo Oaxtepec.

    Casa de Santo Domingo Izucam

    Casa de Santa María Magdalena
    Tepetlaoztoc.

    Casa de La Natividad de Nuestra Señora,
    Tepoztlán.

    Casa de La Asunción Yautepec.

    Casa de La Asunción Ameca Ameca

    Casa de San Felipe y Santiago Azcapotzalco

    Casa de La Purificación Atlacuahuaya.

    Casa de San Pedro y San Pablo Cuitlahuac.

    Casa de Santo Domingo Tepxic.

    Casa de San Vicente Chimalhuacán,
    Chalco

    Casa de La Purificación Tepapayecan.

    San Juan Bautista de Tetela.

    Casa de San Agustín, Palpam.

    Casa de Santo Domingo de Chimalhuacan,
    Atenco.

    Casa de La Natividad de Nuestra Señora de
    Coatepec.

    Casa de San Jacinto Iztapaluca.

    Casa de San Juan Bautista de Tenango.

    Casa de Santo Domingo Tlaquiltenango.

    Casa de San Miguel Tlatizapán.

    Casa de Santiago de las Amilpas.

    Casa de Santo Domingo Hueyapan

    Casa de Santo Domingo Xuchitepec.

    Casa de Santo Domingo Huehuetlan

    Casa de San Miguel Tlilapan

    Casa de San Pablo y San Pedro Ecatzingo.

    Casa de San Andrés Aguatulco.

    Casa de San Jacinto de Coyoacán, San
    Ángel.

    Casa de Santo Domingo, Coyoacán
    (Mixcoacc).

    Nación Mixteca

    Casa de San Pedro y San Pablo Tepozcolula.

    Casa de Santo Domingo Tepexico.

    Casa de San Juan Bautista Cuextlahuac.

    Casa de La Natividad Tamazulapa.

    Casa de Santiago Texupa.

    Casa de Santo Domingo Tonalá

    Casa de La Asunción de Chila.

    Casa de San Pedro y San Pablo Tequiztepec.

    Casa de San Juan Bautista Huahuapam.

    Casa de de San Juan Bautista Ihualtepec.

    Total 47.

    7 conventos o prioratos.

    2 colegios

    38 casas o vicarías.

    Etapa Dorada de la
    Provincia de Santiago ( 1657 – 1699)

    El cinco de mayo de 1657, fue electo provincial de la
    Provincia de Santiago fray Luis de Cifuentes y Sotomayor, quien
    logró restablecer la antigua observancia de la orden. Con
    su gobierno se inició una etapa dorada para los dominicos
    novohispanos. Así las ordenaciones capitulares del mismo
    año son muy estrictas. Las condiciones para ingresar a la
    orden, a los estudios y a grados son de un rigor
    extremo.

    La Orden de Predicadores en la Nueva España
    pasaba por uno de los momentos más brillantes de su
    historia. Los dominicos destacaban en la Universidad de
    México, donde impartían la cátedra de santo
    Tomás. Figuraron: fray Luis de Cifuentes (1656-1659), fray
    Juan Silva (1661-1664), fray Nicolás de Medina
    (1674-1686), fray José de Herrera (1686-1689), fray Juan
    Bautista Méndez ( 1689-1700), por citar sólo
    algunos.

    El dominico novohispano más distinguido de esta
    época fue sin lugar a dudas, fray Antonio de Monroy e
    Yjar, quien llegó a ser maestro general de la Orden de
    Predicadores, esto es, el representante de santo Domingo en la
    tierra. Además de ser el primer americano que logró
    tan alta distinción.

    En este contexto histórico escribió su
    crónica el padre fray Juan Bautista Méndez, con un
    enfoque optimista, que busca mantener y elevar esa "beata
    tempora
    ", como la llamaran fray Mauricio Beuchot y fray
    Ángel Melcón.

    Las
    Misiones dominicas de la Sierra Gorda

    En 1686, los predicadores ampliaron su campo de
    evangelización, al hacerse cargo de los chichimecas
    jonaces, al desistir los franciscanos de esta empresa en 1684.
    Los predicadores iniciaron sus actividades bajo la
    dirección de fray Felipe Galindo. Establecieron casas
    en:

    San Juan del Río

    San Miguel de las Palmas

    Nuestra Señora de Guadalupe Ahuacatlan

    Santa Rosa de Lima Xichu.

    Para fortalecer a las misiones, se aprobó en el
    año de 1693 la erección de los conventos de los
    Apóstoles Pedro y Pablo de Querétaro y el de
    Nuestro Señor Jesucristo de San Juan del
    Río.

    Desafortunadamente en 1696 el virrey conde de Moctezuma
    de Sarmiento y Valladares mandó soldados a atacar a los
    chichimecas, éstos huyeron a la sierra y le declararon la
    guerra en
    1703, por lo que el avance de los dominicos se vio
    interrumpido.

    Etapa de las Grandes
    Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700
    – 1777 )

    El siglo XVIII, conocido también como el de las
    luces, se caracterizó por darse una lucha entre las ideas
    tradicionales y las modernas. En esta etapa surgieron figuras
    fundamentales para la historia eclesiástica: san Luis
    María Grignion de Montfort ( 1673-1716) y san Alfonso
    María de Ligorio (1696-1787).

    Además en el siglo XVIII empezaron a despuntar
    una serie de sistemas
    filosóficos y teorías
    políticas, que deseaban disminuir a toda
    costa el poder de la Iglesia: la
    Ilustración y el absolutismo.
    El segundo buscaba que el poder civil centralizara la autoridad y
    no tuviera competencias con
    otras instituciones.
    Estas ideas se introdujeron en España y en sus colonias,
    principalmente cuando los Borbones llegaron al
    gobierno

    Los Borbones llegaron al poder por conducto de Felipe V
    quien estableció un nuevo aparato administrativo que
    facilitó el centralismo y el autoritarismo
    monárquico. Esto trajo cambios profundos en el desarrollo de
    las colonias americanas y en especial de la Nueva España.
    Se debilitaron los grupos más poderosos comerciantes,
    clero, virreyes, alcaldes mayores, etc. Por otro lado se
    apoyó la minería,
    para poder aprovechar al máximo las riquezas de la
    Colonia.

    Por lo que respecta a la Provincia de Santiago el acta
    capitular de 1705 señala que contaba con 27 casas y
    conventos, 5 misiones en la Sierra Gorda, había 202
    sacerdotes, 24 hermanos legos y 37 estudiantes. Sin embargo, se
    acercaban tiempos de colapso y agonía para la Orden de
    Predicadores en la Nueva España.

    En la segunda mitad del siglo XVIII se inició un
    declive de la Provincia de Santiago, una de las causas fue la
    lucha entre criollos y peninsulares, lo que trajo como
    consecuencia la aplicación de la ley de alternativas,
    promulgada el 12 de octubre de 1758, por el maestro general
    Tomás Boxaders. Ésta tenía como objetivo
    evitar desigualdades y preferencias. Así cada cuatro
    años se renovaban los cuadros de mando, en una
    ocasión le tocaba a peninsulares y en la otra a
    criollos.

    La devoción Guadalupana se reforzó como el
    símbolo que retomaron de una manera muy especial los
    criollos. De esta época es la crónica de fray Juan
    José de la Cruz y Moya, quien a pesar de ser peninsular
    tuvo una gran simpatía por los indígenas y por los
    criollos. Dedicó varios capítulos a narrar las
    apariciones de la Virgen del Tepeyac .

    Otra de las causas del declive de la Provincia de
    Santiago fue la aplicación de manera más
    drástica las reformas Borbónicas, en especial las
    del rey Fernando VI (1746-(1759) y las de Carlos III ( 1759-88),
    este último asesorado por Melchor Gaspar de Jovellanos. Se
    fortaleció entonces lo que se conoce como regalismo, es
    decir, la intromisión y control del poder civil en asuntos
    de la Iglesia y la emancipación respecto a la Santa Sede
    llevada a cabo por los Estados Católicos, en el siglo
    XVIII. El regalismo estuvo en estrecha relación con el
    absolutismo, la ilustración y la masonería. Son
    producto de
    esta política: la regalía de amortización (1737), el patronato regio
    (1753), las restricciones al Tribunal de la Inquisición;
    además en 1754, se promulgó una ley que mandaba a
    las órdenes religiosas no recibieran novicios en un
    término de diez años. El 23 de noviembre de 1757 el
    rey Fernando VI confirmó lo dispuesto por el papa de que
    no se diera el hábito a un número mayor de los que
    las casas necesitaban.

    Por todo lo anterior durante esta época la Corona
    buscó acelerar el proceso de secularización, que
    tenía por objetivo debilitar a las órdenes
    religiosas, para quitarles el poder que tenía sobre la
    población novohispana. Así las siguientes casas
    dominicas pasaron a mano del clero secular: Xochitepec y
    Ecatzingo en 1751; Coatepec en 1752; Cuitlahuac, San
    Agustín de las Cuevas (Tlalpan) y Mixcoac en 1754; San
    Jacinto Tenanitla en 1756; Iztapaluca en 1761, Tacubaya en 1765,
    Tenango en 1772 y Ameca Ameca en 1774.

    Los arzobispos de México: Francisco Antonio
    Lorenzana ( 1766- 1771) y Alonso Nuñez de Haro (
    1771-1800), fueron figuras de transición, ambos
    manifestaron influencia del regalismo, al ver con
    beneplácito la expulsión de los jesuitas y
    continuar con el proceso de secularización. Lorenzana
    buscó reducir el número de hablantes de lenguas
    indígenas y acelerar el proceso de
    castellanización. Desde entonces cambió la
    política sobre la catequesis, ya que los frailes no
    aprendían las lenguas indígenas, pero se hicieron
    cargo en muchos casos de enseñarles a los naturales el
    castellano.

    Lista de conventos y casas del año de
    1733

    Para el nueve de mayo de 1733 nombraron provincial a
    fray Antonio Pinto, calificador del Santo Oficio. En ese
    año la provincia estaba conformaba por los
    siguientes

    conventos:

    México

    La Piedad

    Zacatecas.

    Querétaro

    Ameca

    Guadalajara

    San Juan del Río

    Sombrerete

    Coyoacan

    Azcapotzalco

    Cuautla.

    4 misiones

    19 vicarías entre ellas la de
    Tepetlaoztoc.

    Misiones dominicas en Baja California,
    1767

    Al ser expulsados los jesuitas de la Nueva
    España, se les encomendó a los dominicos continuar
    la labor evangelizadora en la península de Baja
    California. Las misiones dominicas situadas al norte del
    meridiano 30. Desafortunadamente de la mayoría sólo
    quedan restos y recuerdos. Al ser hechas con adobe el tiempo, el
    clima y el
    saqueo las han destruidos. Las misiones construidas por los
    dominicos fueron las siguientes:

    – Santo Tomás de Aquino

    – San Vicente Ferrer

    – Santo Domingo

    – San Pedro Mártir

    – Nuestra Señora del Rosario.

    Período de
    Transición de la Colonia al México
    Independiente
    ( 1794 – 1894)

    Declive (1794- 1858)

    Se ha escogido para iniciar este período y etapa
    el año de 1794, cuando fray Servando Teresa de Mier
    pronunció su famoso sermón el 12 de diciembre del
    mismo año. Fraile dominico, destacado intelectual y
    criollo fue uno de los principales ideólogos no
    sólo de la independencia de México sino de los
    países Latinoamericanos. Defensor de la causa criolla
    quiso demostrar que si España se gloriaba de que Santiago
    Apóstol había predicado en su territorio, algo
    similar había sucedido en México, a cargo del
    apóstol santo Tomás, quien habría
    enseñado la doctrina cristiana, antes de la llegada de los
    hispanos a estas tierras. Además afirmaba que la tilma
    donde se había plasmado la imagen de la
    Virgen de Guadalupe no era la de Juan Diego, sino que era de la
    época de santo Tomás. Con estos planteamientos fray
    Servando Teresa de Mier no negaba la Aparición de la
    Virgen de Guadalupe, ni atacaba su culto, como hicieron creer los
    españoles de su época o como han proclamado algunos
    historiadores poco documentados. Lo que en realidad buscaba fray
    Servando era lo contrario documentar y fortalecer la imagen de la
    Guadalupana en quien se basaba la unidad de la Nueva
    España. Su deseo era también mostrar que
    ésta y sus habitantes no era menos que la
    metrópoli, al ser también evangelizada por un
    apóstol.

    Fray Servando fue exiliado a España, se
    fugó del convento donde estaba recluido y desde Inglaterra
    apoyó la lucha insurgente a partir de la
    publicación de artículos en donde denunciaba la
    actitud de los
    españoles peninsulares quienes se habían apoderado
    de las instituciones y no permitían su acceso a los
    criollos.

    En ese contexto pronto se iniciaría el siglo XIX
    que para la Provincia de Santiago fue muy complicado al estar
    vigente la ley de alternativas, que buscaba dar un equilibrio
    entre criollos y peninsulares, pero frecuentemente provocaba
    resultados contraproducentes. Otro problema era la escasez de
    vocaciones, que aunado con el fallecimiento de algunos religiosos
    y el regreso a España de otros produjo una
    reducción paulatina del número de frailes, de
    manera que no podían atender satisfactoriamente sus casas
    y conventos.

    Si a esto sumamos la lucha de Independencia que se
    llevó de 1810 a 1821 y los problemas que se dieron al
    inicio de la vida independiente, comprenderemos la grave crisis, que
    experimentó toda la población incluyendo a los
    religiosos.

    En el año de 1800 la provincia estaba constituida
    por nueve conventos, un colegio, 17 misiones en Baja California y
    una en Querétaro con un total de 170
    religiosos.

    Conventos del año de 1800

    Convento de Santo Domingo de México

    Colegio Pontificio de Portacoeli.

    Convento de Nuestra Señora de La
    Piedad.

    Convento, parroquia de Santiago Cuautla.

    Convento y parroquia de San Felipe y Santiago
    Azcapotzalco

    Convento de La Purísima Concepción de
    Zacatecas.

    Convento de Nuestra Señora del Rosario
    Guadalajara.

    Convento de Santa Rosa de Lima, Sombrerete,
    Zacatecas..

    Convento de la Preciosísima Sangre de San Juan del
    Río Querétaro.

    Convento de San Pedro y San Pablo de
    Querétaro.

    Misión de San Miguel de Las Palmas,
    Querétaro.

    Misión Lauretana en Baja California.

    Misión de San Francisco Xavier.

    Misión de Todos los Santos.

    Misión de San José del Cabo.

    Misión de San José
    Comondú.

    Misión de Santa Rosalía Mulege.

    Misión de San Ignacio de Loyola.

    Misión de Santa Gertrudis.

    Misión de San Francisco de Borja.

    Misión de San Fernando.

    Misión de Santo Domingo.

    Misión de San Vicente Ferrer.

    Misión de Santo Tomás de
    Aquino..

    Misión de San Miguel Arcángel.

    Las misiones en Baja California le fueron quitadas a la
    Provincia de Santiago en 1834 y en la actualidad están
    casi derruidas. La misión de San Miguel de la Palmas de
    Querétaro se perdió en la segunda mitad del siglo
    XIX.

    Desaparición de
    la Provincia de Santiago (1859 – 1894)

    Esta etapa trajo consigo el declive, el colapso y la
    agonía de la Provincia de Santiago, ya que al gobernar el
    país autoridades influenciadas por el Liberalismo
    promulgaron las siguientes leyes: en 1855 la Ley
    Juárez
    suprimió el fuero eclesiástico;
    en 1856 la Ley Lerdo o de Desamortización de
    Fincas Rurales y Urbanas
    , que afectó profundamente el
    patrimonio de
    la Iglesia. Posteriormente la Constitución de 1857
    y las Leyes de Reforma de 1859 que fueron aplicada dos
    años después promovieron la supresión de las
    órdenes religiosas, la separación de la Iglesia y
    el Estado, se
    creé el matrimonio civil, se secularizaron los cementerios
    y la libertad de cultos. Con fundamento en todo esto se
    procedió a la exclaustración de los religiosos
    dominicos el 12 de enero de 1861, desde entonces los frailes
    vivieron en casas de particulares en un marco de
    clandestinidad.

    El patrimonio histórico cultural fue destruido
    vorazmente para dar un ejemplo recordemos que se tiraron las
    capillas del Rosario, del Tercer Orden y el Noviciado de Santo
    Domingo de México para abrir la inútil e insegura
    calle de Leandro Valle. Pero a pesar de todo la Orden de
    Predicadores pudo subsistir en México. El último
    provincial de Santiago de México, fue fray Mariano Ruiz
    Tejada quien murió en 1864. Le sucedió como vicario
    provincial fray Nicolás Arias el cual había sido
    prior de Santo Domingo de México.

    En 1894 llegó a Roma una carta, con
    carácter de urgente, dirigida al maestro general de la
    Orden de Predicadores, fray Andrés Frühwirth, en la
    que se mencionaba que la comunidad dominica de México
    estaba a punto de extinguirse, quedaban sólo cuatro
    frailes: Nicolás Arias, José Escobar, Manuel
    Carrillo y Raymundo Guerrero. Estos predicadores fueron el puente
    entre los religiosos de la historia antigua y
    contemporánea de la orden en México.

    Época Moderna (
    1895 – 2004)

    Período de Reconstrucción ( 1895
    – 1960)

    Santo Domingo de Guzmán fundó la Orden de
    Predicadores en el año de 1215, posteriormente fray
    Domingo de Betanzos en 1526 plantó el carisma dominico en
    México y otro Domingo sería el encargado de iniciar
    la restauración y reconstrucción de la Provincia de
    Santiago: fray José Domingo Martínez.

    Al recibir la carta que mencionamos anteriormente el
    maestro general preocupado por tan grave situación
    acordó enviar como visitador y vicario para toda América
    a fray José Domingo Martínez, quien con un grupo de
    religiosos llegó a México el 26 de marzo de 1895.
    Reavivó la cofradía de la Virgen del Rosario y
    dejó algunos frailes que había venido con
    él. Posteriormente fray José Domingo se
    dirigió a Sudamérica, en un barco contrajo la
    fiebre amarilla,
    muriendo frente de la ciudad de Lima Perú..

    Para restaurar las provincias dominicas de México
    se formó en 1897 la Congregación México, que
    quedó agregada a la Provincia de Bética.

    Conventos de la Congregación Mexicana,
    1904

    Para el año de 1904 la congregación estaba
    formada por:

    • Convento de Santo Domingo de
      México.
    • Convento y parroquia de Azcapotzalco.
    • Convento de Santo Domingo de Puebla.
    • Convento de Santo Domingo de
      Querétaro.
    • Convento de San Juan Bautista
      Coixtlahuaca.
    • Convento de la Concepción
      Buenavista.

    El gran problema de esa etapa es que estaba prohibido
    abrir noviciados, por lo que se pidió a las provincias de
    la península que recibieran a los nuevos religiosos. En
    1904 el maestro general fray Jacinto María Cormier
    decretó que la restauración de las provincias de
    Oaxaca y México estarían a cargo de la Provincia de
    España; mientras que la restauración de la
    Provincia de Puebla quedaba bajo la responsabilidad de la
    Provincia de Bética.

    La Revolución
    Mexicana iniciada en 1910 volvió a retrasar la
    restauración de la Provincia de Santiago, incluso, en
    1919, el maestro general de la orden, fray Luis Theissling
    ordenó que desapareciera la Congregación Mexicana y
    que las casas fueran consideradas de misión dependientes
    de la provincia de España.

    Algunas de las Fundaciones dominicas en el siglo
    XX

    1902. Llegada de los dominicos a San Luis
    Potosí.

    1903. Los predicadores recuperan la iglesia y convento
    de Querétaro.

    1906 – 1912. En Aguascalientes se le dio a la Orden de
    Santo Domingo el convento de La Merced.

    1907- 1914. San Luis Potosí, se instalaron los
    dominicos en la antigua iglesia de San Juan de Dios.

    1910 – 1912. Se construyó la Iglesia del
    Espíritu Santo, Tacubaya.

    1913. Permuta, los dominicos cedieron Azcapotzalco para
    obtener La Candelaria Tacubaya.

    1913 – 1932. Construcción de Nuestra Señora del
    Rosario, colonia Roma, DF.

    1914 – 1916. Salieron los dominicos por la Revolución.

    1917. A los predicadores les dieron la iglesia de San
    Francisco en Chihuahua.

    1922 – 1938. Construcción de la iglesia de San
    Vicente Ferrer en San Pedro de los Pinos, DF.

    1923. Los dominicos llegan a Tampico.

    1925 – 32. Fundaciones en Cuero Texas,
    San Antonio y
    San Diego.

    1933 – 1947. Construcción de la iglesia de Santa
    Rosa de Lima, colonia Hipódromo Condesa, DF.

    1938. Permuta, los dominicos cedieron la iglesia y
    convento de Querétaro a cambio de la
    iglesia y convento de Santo Domingo de Oaxaca.

    Período de
    Refundación ( 1961- 2004)

    A pesar de la problemática que pasó la
    Orden de Predicadores en México durante buena parte del
    siglo XX se abrieron nuevas iglesias, se recuperaron otras como
    la de Oaxaca y poco a poco se revitalizó la presencia de
    la orden en México.

    Sería hasta 1961, cien años después
    de la aplicación de las Leyes de Reforma cuando
    volvería a alcanzar el rango de Provincia de Santiago,
    abarcando todo México. La ceremonia se llevo a cabo en el
    convento de Santo Domingo de México, donde el maestro
    general fray Miguel Browne delcaró formalmente restaurada
    la Provincia de Santiago de México.

    Casas y conventos de la
    Provincia de Santiago de México a principios del siglo
    XXI

    En la actualidad los dominicos tienen los siguientes
    conventos que forman la Provincia de Santiago de
    México:

    Convento de Santo Domingo de México

    Casa de Nuestra Señora del Rosario de
    Aguascalientes.

    Convento de San Luis Beltrán. Agua Viva en
    Amecameca.

    Casa de Santo Domingo Tultenango, El Oro, Estado de
    México.

    Casa de San Jacinto de Polonia en Ocosingo
    Chiapas.

    Casa de Santo Domingo en San
    Cristóbal.

    Templo de San Francisco de Asís en
    Chihuahua.

    Casa de La Santísima Trinidad en Ciudad
    Juárez.

    Casa de Santa Rosa de Lima, colonia Condesa en el
    DF.

    Convento de Santo Tomás de Aquino, Coapa,
    DF.

    Convento de San Alberto Magno, Copilco, DF.

    Casa del Divino Redentor, Aguascalientes 16, colonia
    Roma Sur, DF.

    Convento de la Purificación Tacubaya.

    Casa de Nuestro Padre Domingo de Guadalajara.

    Convento de Nuestra Señora de Fátima de
    León, Guanajuato e. Casa de Estudios y
    Postulantado.

    Convento de Santo Domingo de Oaxaca.

    Convento de Santo Domingo de Puebla.

    Casa de San Pablo de los Frailes, Puebla.

    Casa de Santo Domingo de Querétaro.

    Conclusión

    Hemos visto cómo la Provincia de Santiago a lo
    largo de la historia ha pasado por fenómenos parecidos a
    los que habían enfrentado los dominicos europeos del siglo
    XIII al XV. Es decir, se dieron etapas de reforma,
    moderación y relajación de costumbres, las cuales
    se gestaron debido a situaciones externas e internas a la
    comunidad dominica. La Orden de Predicadores han pasado por
    momentos difíciles, pero ha aprovechado estas pruebas para
    salir renovada y reforzada.

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    Autor del texto:

    Mtro. en Estudios Regionales José Omar
    Tinajero Morales

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