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Tecnología y valor




Enviado por aromero



    Los tiempos actuales se caracterizan por el incremento
    explosivo de las investigaciones
    científicas y la creciente disminución en el
    tiempo de
    aplicación práctica de sus resultados. Estas
    profundas y generalizadas transformaciones tienen, entre otras
    causas, la imbricación cada vez más estrecha entre
    desarrollo
    científico y tecnológico y su aplicación en
    la esfera productiva, de distribución y consumo de
    bienes y
    servicios.

    Por otra parte, ocurre a nivel mundial una globalización de los mercados cuyo
    signo característico es la lucha cada vez más aguda
    por la introducción de tecnologías basadas
    en el
    conocimiento, la cual está conduciendo a la
    sustitución de materias primas, cuestión que unida
    a la creciente dominación de la especulación
    financiera por sobre el capital
    productivo ha estado
    conduciendo a una suerte de desmaterialización del
    capitalismo.

    Estas radicales transformaciones han acrecentado la ya
    difícil situación de los países
    subdesarrollados, productores de materias primas tradicionales y
    productos con
    muy poco valor
    agregado, es decir, los países tercermundistas, que
    obligados a la inserción en la economía
    mundial, se ven con menos posibilidades de competir con los
    países desarrollados y, por consiguiente, mínimas
    perspectivas de crecimiento
    económico.

    Salta a la vista una profunda contradicción del
    régimen capitalista: mientras por un lado los adelantos de
    la ciencia y
    la tecnología ofrecen como nunca antes enormes
    posibilidades en la creación de bienes para la sociedad, por
    el otro el disfrute de esos resultados está más
    distante del alcance de las grandes mayorías del orbe,
    pues "…el patrimonio de
    las quince personas más afortunadas del planeta, sobrepasa
    el PIB del
    conjunto del África subsahariana" (1)

    Este modelo de
    relaciones entre los hombres ha llevado al mundo a una crisis
    generalizada que se manifiesta tanto en el ámbito
    económico como en el social, político y espiritual
    de la sociedad; pero ha tenido su correlato en las relaciones del
    hombre con la
    naturaleza, y
    también aquí puede hablarse ya de una gran crisis
    ecológica.

    De todo lo arriba expresado se sigue que el modelo
    impuesto por
    el capitalismo al mundo, donde coincide en estos tiempos esas dos
    grandes crisis: la económico-social y la ecológica,
    es insostenible, por lo que es de extrema urgencia cambiarlo,
    pues está en juego la
    supervivencia ya no de un grupo, una
    clase, un
    país o una región, sino de toda la humanidad, y en
    segundo lugar la estrecha relación existente entre la
    ciencia y la
    tecnología y su influencia en la sociedad toda; por lo que
    hoy no sería posible explicar los procesos
    sociales sin tener en cuenta este elemento.

    Así las implicaciones éticas del
    desarrollo científico-tecnológico han sido objeto
    de reflexión en los últimos tiempos con mayor
    fuerza y en
    tal sentido es preciso resaltar lo planteado por el director de
    la UNESCO, Koichiro Matsuura quien condenó
    categóricamente toda investigación o intento de clonación humana reproductiva, y
    abogó por la urgente prohibición universal de estas
    prácticas criminales; y más adelante señala
    que "Debemos hacer todo lo posible, a nivel nacional e
    internacional, para prohibir experimentos no
    sólo arriesgados en el plano ético porque atentan
    de forma intolerable contra la dignidad
    humana" y a renglón seguido subrayó que no puede
    haber progreso para la Humanidad "en un mundo en el que la
    ciencia y la tecnología se desarrollen independientemente
    de toda exigencia ética."
    (2)

    Con esta sentencia el director de la UNESCO, está
    interpretando el sentir creciente de filósofos, sociólogos de la ciencia
    y la tecnología que está teniendo lugar,
    fundamentalmente a partir de mediado del siglo pasado.

    Todo análisis que pretenda hacerse sobre la
    tecnología deberá tener como presupuesto el
    concepto
    racionalidad, en tal sentido Jacques Ellul (1960),
    mantiene que por tecnología hemos de entender la totalidad
    de métodos
    que racionalmente alcanzan la eficacia absoluta
    (o apuntan a ella) (3)

    Teniendo en cuenta esta perspectiva es importante
    entonces elucidar la esencia de la racionalidad.

    Para la
    ilustración la ciencia ha constituido el modelo de la
    verdadera emancipación del hombre, el paradigma de
    la racionalidad que encuentra su basamento teórico en el
    positivismo.

    Según Max Wëber, la racionalidad moderna se
    había especializado en detectar los medios
    oportunos para conseguir metas -medios, fines-, cuya
    culminación debe ser la dominación del mundo puesta
    al servicio de
    los intereses humanos. Esta racionalidad concebida también
    como teológica, es la aplicación sistemática
    de la razón para determinar los medios más
    idóneos en la consecución de los fines perseguidos
    por la acción
    humana.

    G. Lukács, utilizando el término weberiano
    del cálculo
    racional, destaca:

    La esencia del cálculo racional
    se basa en fin cuentas en
    que el curso forzado conforme a leyes e
    independientemente de lo arbitrario individual, de los
    fenómenos determinados es conocido o calculado. El
    comportamiento del hombre se agota, pues, en el
    cálculo correcto de las salidas posibles de ese curso
    (cuyas "leyes" encuentran su forma "acabada" ), en la habilidad
    para evitar los "azares" que pueden ser obstáculos
    mediante la aplicación de dispositivos de
    protección y medidas de defensa (que se basan
    también en el conocimiento
    y la aplicación de "leyes" "semejantes" ) (4)

    El gran pensador húngaro, que se cita, utilizando
    a Marx, se apoya
    en el cálculo para demostrar las modificaciones que se
    operan en el sujeto y el objeto del proceso
    económico; es decir, señala el carácter enajenante del cálculo
    racional. Para él la racionalización presupone la
    descomposición extremadamente precisa de cada conjunto
    complejo de sus elementos, reduciéndolo en un conglomerado
    de partes sueltas; con respecto al sujeto se produce la
    dislocación de su naturaleza física y social,
    degradándose su personalidad
    al insertarse dentro de los sistemas
    mecanizados y funge como un ser pasivo donde cada vez más
    se reducen sus vínculos con la comunidad. Es
    decir, el hombre
    "…se encuentra con que él no es más que una rueda
    de la inmensa máquina capitalista. El hombre es, pues,
    esclavo de la máquina, lo mismo que lo es del trabajo, de
    ese trabajo dividido, de la propiedad, del
    dinero.
    Trabajo maquinal simplificado, en el que el hombre no puede
    expresar su personalidad al hacer algo. Es tan simplificado, tan
    inmensamente repetido, que infantiliza al trabajador."
    (5)

    Al referirse a la esencia de la técnica Marx
    señalaba que la misma sirve al hombre para levantarse
    sobre la tierra;
    aunque a su vez se vuelve contra él, lo aliena. Pero esta
    enajenación se hace aún mayor cuando
    unos hombres son explotados por otros. Ante esta situación
    Marx propone una solución: la sustitución
    revolucionaria del régimen capitalista, acto
    histórico mediante el cual se dejaría atrás
    la prehistoria de la
    humanidad, y con ello tendrá lugar el proceso paulatino de
    emancipación del hombre. La sociedad estaría en
    condiciones de controlar los efectos nocivos de la
    técnica.

    Con el desarrollo del capitalismo y la
    utilización creciente de las nuevas
    tecnologías, el proceso de positivización de la
    razón, ha conducido al predominio de la racionalidad
    burocrática instrumental; con ello asistimos a un proceso
    de auto legitimación de la técnica
    .

    El hombre ha convertido la realidad en objeto que hay
    que dominar a toda costa. La técnica es determinante en
    nuestras vidas (dependemos de la radio,
    la
    televisión, el cine, la
    comunicación por el ciberespacio). Cada vez se reducen
    más y más las relaciones entre los
    hombres.

    La situación anterior ha sido reflejada por el
    pensamiento al
    generarse el estilo calculador, el cual tiene como objetivo el
    dominio de la
    naturaleza a como de lugar, tiene "…una mirada objetivante,
    sistematizante, manipuladora, calculadora, técnica,
    utilitaria, pragmática y de acuerdo con fines de
    dominación…" (6)

    Este estilo que es expresión utilitaria del valor
    ha deslumbrado al hombre quien vive de la exterioridad y se
    enajena de sí mismo y de su existencia. Heidegger denomina
    a este fenómeno desarraigo. (7) En medio de
    aparatos se ha hecho más práctico, y calculador lo
    que entraña un peligro pues no hay espacio para la
    reflexión y el estilo calculador se convierte en el
    único modelo de actuación.

    Hasta aquí hemos visto una dimensión de la
    tecnología donde se hace hincapié principalmente en
    el análisis de su estructura y
    naturaleza interna. Mitcham denomina a esta forma de
    reflexión filosófica "Filosofía ingenieril
    de la tecnología". (8) Opuesta a esta concepción es
    la que considera la dimensión externa, es decir los
    factores sociales, políticos y espirituales como la de
    mayor importancia y la enmarca dentro de la Filosofía de
    la tecnología humanista.

    Si la filosofía ingenieril de la
    tecnología coincide con el estilo calculador que
    privilegia los valores
    utilitarios, la filosofía humanista coincide con el estilo
    de pensamiento reflexivo que prioriza los valores de
    sentido, trascendentes.

    Clásicos de la llamada tradición humanista
    han sido los existencialistas José Ortega y Gasset y
    Martin Heidegger quienes advirtieron del peligro de la existencia
    humana ante el influjo de la tecnología. Al decir de
    Gasset "…la técnica, al aparecer por un lado como
    capacidad, en principio ilimitada, hace que el hombre, puesto a
    vivir de fe en la técnica, se le vacíe la vida.
    Porque ser técnico y sólo técnico es
    poder serlo
    todo, y consecuentemente, no ser nada determinado. (…) Por eso
    estos años en que vivimos, los más intensamente
    técnicos que ha habido en la historia humana, son de los
    más vacíos" (9)

    Por su parte Heidegger señala que la esencia de
    la tecnología está en el "desocultar", "desvelar",
    es desafiar la naturaleza y ahí está el mayor
    riesgo. Por
    eso enfatiza: "La esencia de la técnica, encaminar el
    desocultar, es el peligro." (10)

    Las reflexiones del existencialismo que en su esencia más
    profunda considera las relaciones sociales hostiles al hombre y
    por tanto no las tiene en cuenta, no está en condiciones
    de explicar el por qué del desarraigo. Si por un lado
    trata importantes cuestiones de las relaciones
    hombre-técnica-tecnología, por el otro no propone,
    ni puede hacerlo, una solución que contribuya a la
    desalienación del hombre.

    El protagonismo que a partir de la segunda guerra
    mundial y fundamentalmente con su terrible colofón,
    comienza a tener la tecnología, constituyó un
    jalón importante, dentro de las reflexiones
    ético-morales.

    Muchos son los hechos, de la segunda mitad del siglo
    pasado y el inicio del presente, que han potenciado esa actitud ya no
    sólo entre filósofos y sociólogos de la
    ciencia y la tecnología, sino también de
    políticos, ingenieros, tecnólogos y demás
    profesionales, así como de la población. Refirámonos a los que
    consideramos más importantes:

    • Uso de determinados fertilizantes y
      pesticidas.
    • Aumento de los niveles de radiación.
    • Explosiones en Bophal y Chernobil.
    • Ensayos nucleares.
    • Aumento en flecha de la carrera de
      armamentos.
    • Tala indiscriminada de bosques.
    • Experimentos con animales.
    • Incertidumbre en relación con los residuos
      radiactivos.
    • Utilización de organismos genéticamente
      modificados.
    • Clonación.
    • Consumo irracional, derrochador de los recursos.
    • Polarización del conocimiento
      científico-tecnológico y su
      aplicación
    • Crecimiento desmedido de la población del
      planeta.
    • Crisis ecológica.
    • Endeudamiento creciente de los países
      pobres.
    • Dudas sobre los riesgos de
      las tecnologías de la información para la privacidad de las
      personas.
    • Las guerras y
      sus consecuencias, principalmente las más
      recientes.

    Todos estos hechos han ido generando, fundamentalmente
    en un pequeño sector de la intelectualidad, un estado de
    escepticismo hacia la ciencia y la tecnología como
    factores de progreso humano. El pensamiento posmoderno tiene
    aquí una de sus bases.

    Los elementos arriba señalados de las
    tradiciones filosóficas sobre el análisis del
    problema de la naturaleza de la tecnología y su
    relación con el hombre, nos permiten comprender su
    insuficiencia pues tratan el problema unilateralmente, por lo
    que consideramos interesante lo apuntado por Javier
    Echeverría:

    "Una de las tareas a llevar a cabo
    en filosofía de los valores es ampliar la
    noción de valor de modo que no sólo se tengan
    en cuenta los valores religiosos, éticos,
    estéticos, económicos o políticos, sino
    que también puedan ser considerados los valores
    epistémicos que caracterizan la actividad
    científica (verosimilitud, simplicidad, generalidad,
    fecundidad, etc.) y los valores internos a la actividad
    técnica (eficiencia,
    eficacia, facilidad, utilidad,
    etc.)…" (11)

    Todos estos valores se convierten en variables a
    tener en cuenta en la evaluación
    de tecnología. Así han surgido conceptos tales como
    los de tecnología adecuada, alternativa, sustentable,
    apropiada, etc.

    Según Gottard Bechmann (12) existen tres
    diseños básicos de evaluación de
    tecnología: el instrumental, el elitista y el
    participativo, donde los dos primeros corresponden a la
    evaluación clásica y su diferencia esencial con el
    último es que éste es un modelo que previene de los
    impactos negativos para la sociedad; es decir este modelo incluye
    dentro de la evaluación, la valoración de la
    tecnología. Muy de acuerdo con esto está lo
    expresado por Fidel Castro
    Díaz-Balart, cuando plantea: "…Así, de no
    analizarse (13) el impacto de las
    tecnologías antes de aplicarlas, será imposible
    usarlas de manera reflexiva, fructífera y respetuosa."
    (14)

    Todo lo hasta aquí expresado y principalmente lo
    referido al creciente proceso de toma de conciencia de
    distintos sectores de la sociedad sobre los efectos de la ciencia
    y la tecnología, así como los indiscutibles avances
    en la implementación de estrategias para
    contrarrestarlos, no nos debe llevar a la idea de que éste
    es un problema resuelto, pues, hoy por hoy, lo que impera en este
    mundo globalizado y neoliberal es el estilo positivista,
    pragmático, cuyo objetivo final es la obtención de
    ganancias a como de lugar. El sistema
    capitalista, a pesar de sus mutaciones, sigue respondiendo a su
    ley
    fundamental que es la obtención de plusvalía; los
    intereses económicos son en última instancia los
    que condicionan los demás intereses, porque "la
    implementación violenta del paradigma antropológico
    dominado por la ley del valor y el homoeconomicus como productor
    y realizador de plusvalía, determina su comportamiento
    práctico como fundamentalmente utilitarista y en
    contraposición abierta a cualquier proyecto
    humanista sobre la socialización y el devenir de la arquitectura
    humana…" (17)

    A nuestro modo de ver el capitalismo, como sistema que
    para sobrevivir tiene que crecer y crecer no puede resolver
    completamente, para bien de la humanidad , el problema de la
    relación entre la tecnología y el hombre. Es
    sólo en el socialismo, donde
    se produce un proceso de cada vez más coincidencia entre
    los intereses individuales, de grupos, clases y
    toda la sociedad, tiene lugar una real participación en el
    proceso de evaluación y valoración de la
    tecnología. Esto no quiere decir que aquí – y
    ahora me refiero al caso nuestro: Cuba
    todo sea una panacea; al contrario, pensamos que hay mucho que
    avanzar en este terreno, por lo que creemos oportuna las
    recomendaciones siguientes:

    -Incluir en los distintos niveles de enseñanza los estudios de Ciencia,
    Tecnología y Sociedad (CTS)

    -A pesar de lo que se ha avanzado en la
    concepción y aplicación de los programas para la
    formación humanista de los estudiantes universitarios,
    aún pervive el paradigma gnoseológico de la
    modernidad que
    establece "…un divorcio entre
    ciencias
    naturales y ciencias
    sociales que olvida el principio de la unidad e integración de los conocimientos
    contemporáneos" (17) De ahí que consideremos
    necesaria la extensión de los estudios CTS a las ciencias
    sociales y humanísticas.

    -Incluir en los cursos de UNIVERSIDAD PARA
    TODOS los estudios de Ciencia, Tecnología y
    Sociedad.

    -Mayor divulgación de los logros de la ciencia y
    la tecnología y sus impactos en nuestro medio, tanto los
    positivos como los negativos.

    -A partir del proceso de elevación creciente de
    la cultura del
    pueblo, desarrollar una política de
    evaluación y valoración de la tecnología que
    contemple una participación cada vez más crítica
    y activa, fundamentalmente de la población que reside en
    el lugar donde deba aplicarse la tecnología.

    Y para concluir nada mejor que las siguientes ideas
    expresadas en el código
    sobre la Ética Profesional de los Trabajadores de la
    Ciencia en Cuba, referidas a la ciencia, pero que muy bien pueden
    ser para la tecnología:

    "La ciencia carecerá de sentido
    si no se fundamenta en el principio del humanismo,
    puesto que toda actividad científica deberá
    orientarse por el reconocimiento del hombre como valor supremo.
    Es precisamente el hombre, su vida, bienestar, salud, cultura, libertad y
    progreso, quien le confiere sentido a la
    ciencia"(18).

    REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

    1. Fidel Castro Díaz-Balart : Ciencia, innovación y futuro. Ediciones
      Especiales. Instituto Cubano del Libro. La
      Habana, 2001. P. 480-481.

    2- Seminario
    internacional editado por Prensa Latina:
    Orbe, Año IV, Número 32 de 2003,
    sección "A ciencia cierta", P. 13.

    3- Citado por Amparo
    Gómez Rodríguez : Termas de
    Iberoamérica
    ,

    2001, p.169 (nota al pie).

    4- G. Lukács: Historia y conciencia de
    clase
    . Editorial. Grijalbo,

    Barcelona, 1975, P. 175.

    5- Antonio Aguilar Fajardo. Fenómeno
    técnico y existencia humana
    . Editado e impreso por
    el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de
    Granada. 1979, P. 60.

    6- Colectivo de autores. Filosofía en América Latina. Editorial
    Félix Varela. La Habana, 1998. P. 431.

    7- Heidegger comprende como Marx los efectos nocivos de la
    técnica y por ello llamaba a tomar distancia de la
    misma, decir sí y no a su uso. Como existencialista el
    temor y la angustia lo lleva a una posición pesimista
    (ALRR).

    8- Colectivo de autores. Ciencia, Tecnología y
    Sociedad
    : una aproximación conceptual. Organización de Estados Iberoamericanos
    para la
    educación, la ciencia y la cultura. 2001, P.
    47.

    9- Antonio Aguilar. Obra Citada, P. 47.

    10- Antonio Aguilar. Obra Citada. P. 47.

    11- Colectivo de Autores. Filosofía de la
    tecnología
    , Madrid.
    2001. P. 26.

    12- Colectivo de autores. Obra citada. P. 65.

    13- El subrayado es del autor.

    14- Fidel Castro Diaz-Balart. Obra Citada. P. 483.

    15- Neam Chomsky y Heins, Dieterich. . La Aldea
    Global
    . Editorial Txalaparta. Año 1998. España.
    P. 106.

    16- Zaira Rodríguez Ugidos. OBRAS T. 2.
    Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989, P. 214.

    17- Colectivo de autores. Tecnología y
    Sociedad
    . Editorial Félix Varela, La Habana, 1 999,
    P. 270.

    BIBLIOGRAFIA.

    1. Aguilar Fajardo, Antonio: Fenómeno técnico
      y existencia humana
      . Editado e impreso por el Secretariado
      de Publicaciones de la Universidad de Granada. 1 979.
    2. Castro Díaz-Balart, Fidel: Ciencia,
      innovación y futuro
      . Ediciones Especiales. Instituto
      Cubano del Libro, La Habana, 2 001.
    3. Colectivo de autores, GEST: Tecnología y
      Sociedad
      . Editorial "Félix Varela", La Habana. 1
      999.
    4. Colectivo de autores: Ciencia, Tecnología y
      Sociedad: Una aproximación
      conceptual.
      Madrid, 2 001.
    5. Colectivo de autores: Filosofía en América
      Latina
      . Editorial "Félix Varela". La Habana, 1
      998.
    6. Colectivo de autores. Filosofía de la
      tecnología
      . Madrid, 2 000.
    7. Chomsky, Neam y Dieterch, Heins: La Aldea Global.
      Editorial Txalaparta. España, 1 998.
    8. Lukács, George. Historia y conciencia de
      clase
      . Editorial Grijalbo, Barcelona, 1 975.
    9. Ugidos Rodríguez, Zaira. Obras. T. II.
      Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1 989.
    10. Semanario "Orbe". Año IV, No. 32 de 2
      003

     

    Angel

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