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Carolina Tobar García




Enviado por mlaura



    1. Hospital infanto juvenil
      Carolina Tobar García
    2. Reseña
      histórica
    3. Doctora Carolina Tobar
      García (1898 -1962)
    4. Niños anormales.
      Antecedentes históricos del concepto de
      anormal
    5. La Doctora Tobar García
      en los Estados Unidos de América
    6. Regresa a Buenos
      Aires
    7. Causas del retardo
      escolar
    8. ¿Por qué hacen
      falta las escuelas especiales?
    9. Conclusión
    10. Bibliografía

    Introducción

    A lo largo del siguiente informe,
    realizaré un desarrollo del
    trabajo de
    Carolina Tobar García en relación con la
    creación de las escuelas diferenciales.

    La doctora quería ver escuelas diferenciales en
    todo el país. Éstas se crearon, con diferencias de
    meses entre unas y otras, en 1949 (las primeras cuatro escuelas
    diferenciales en Capital
    Federal, también las primeras del país).

    La doctora Tobar García escribía en el
    diario La Nación: "si echamos una hojeada a
    la
    organización de nuestra escuela primaria
    creeríamos estar en un país de niños
    privilegiados donde todos fueran estrictamente normales o
    superdotados. Apenas si contamos con algunas escuelas al aire libre, una
    para ciegos y otra para sordos. Pero no tenemos escuelas para
    retrasados".

    El ambiente
    escolar y social que se vivía en esos años en
    nuestro país era el siguiente: la pedagogía diferencial tendía a tener
    programas
    adecuados para los niños deficientes. En la escuela
    común los niños deficientes eran siempre
    desplazados y los docentes, con
    las excepciones debidas, evidentemente se sentían molestos
    porque soñaban con el grado ideal. ¿Y qué
    era el grado ideal para el docente? Una escuela de nivel parejo,
    donde no hubiera alumnos que la obligaran a trabajar o a
    distraerse en función de
    ellos. Este era un problema.

    El otro problema era como el que ocurre hoy con el
    S.I.D.A., la ocultación del enfermo. Los padres de los
    diferenciales procuraban ocultar la deficiencia de sus hijos,
    porque llevaban para consigo una carga, lo que se da en llamar
    algo así como un "mea culpa". Era un grave error. Nadie
    está exento de tener un hijo afectado, pero el problema
    era para toda la familia.
    Por ejemplo, la hermana del infradotado que tiene que presentarlo
    a su novio. Ello alerta a la familia del
    novio. Todos asumían que a la muerte de
    los padres, alguno de los hermanos tendría que ocuparse
    del infradotado. Son problemas que
    afectan a la unidad familiar, a la sociedad. Toda
    la estrategia de la
    Doctora estaba destinada a introducir un nuevo "modus vivendi" en
    la sociedad con relación al infradotado. Fue un dura
    lucha, la cual conoceremos (o trataré de hacerlo), a
    través de este informe.

    Hospital infanto
    juvenil Carolina Tobar García

    El hospital infanto juvenil Carolina Tobar García
    es una institución eminentemente asistencial, pionera en
    su tipo en el país y en Latinoamérica.

    Provee un experto cuidado del niño y desde que se
    creó se constituyó en el único hospital
    monovalente en el campo infanto juvenil en las áreas de
    asistencia, prevención, rehabilitación y de
    formación profesional.

    Reseña
    histórica

    En 1957, en los considerandos de las ley 12628/57 que
    creaba en Instituto de salud mental
    dependiente del Ministerio de Salud
    Pública, que centralizaba a todos los hospitales
    psiquiátricos del país, en la cual se hace
    mención a que "era inadmisible que en la Argentina no
    existiera un hospital psiquiátrico infanto juvenil con su
    equipamiento correspondiente".

    Once años después, el 20 de diciembre de
    1968 se inaugura el hospital infanto juvenil, que lleva el nombre
    de la Dra. Carolina Tobar García en homenaje
    póstumo, por la resolución número 966 del
    Instituto de Salud Mental, firmada por el
    entonces interventor de la dirección de salud mental, Dr. Julio
    Estevéz.

    Su misión
    fundacional fue la de "ejecutar acciones de
    atención médica integrada,
    especializada, con el propósito de promover, proteger,
    recuperar y rehabilitar la salud mental de población infanto juvenil"

    Se le destina el edificio que había sido
    destinado a la escuela de enfermería, abandonado desde fines de la
    década del 50.

    Se crean primero consultorios externos y hospital de
    día con pocos profesionales, algunos concurrentes y los
    llamados "líderes de grupo" que
    eran jóvenes estudiantes de Medicina y
    Psicología
    que organizaban algunas tareas con los pacientes.

    En los primeros meses de 1969, frente a la necesidad de
    habilitar el servicio de
    internación, llega un contingente de niños de la
    Colonia Montes de Oca que impacta a quienes los esperaban por su
    imagen asilar,
    sus cabecitas rapadas y sus grises guardapolvos.

    Al poco tiempo, en los
    servicios ya
    existentes: consultorios externos, hospital de día e
    internación se crean sectores de niños y adolescentes
    además del jardín de infantes
    terapéutico.

    Pediatría, Neurología y Laboratorio
    comienzan a funcionar recibiendo cada día más
    pacientes y luego lo hará Odontología.
    También se organiza rápidamente el área
    técnica y administrativa.

    En cuanto a la residencia, en un primer tiempo, a fines
    de 1968 se los denominó becarios hasta que, al promediar
    el año siguiente, se consideró al hospital con la
    importancia necesaria como para tener su residencia.

    Serían dos médicos por año hasta
    que en 1984, se incorporan psicólogos y otros
    profesionales. Estos primeros residentes trabajaban en todas las
    áreas y sobre todo en internación, realizando
    más de una guardia semanal. Luego se concretaría el
    nombramiento de médicos de planta con la obligación
    de realizar una guardia, pero esta norma duró poco tiempo,
    con lo cual se dio oportunidad a los concurrentes de formar parte
    del plantel de guardia.

    Hasta 1974 la dotación para la emergencia era de
    un médico de planta y un residente, luego se
    integró un segundo médico y en la actualidad, desde
    1993 se incluye al psicólogo en la guardia.

    Cuando se inaugura el hospital se hace un llamamiento de
    enfermeros. Casi todos ellos provenían del Centro
    Tisiológico Nacional.

    Hacia mediados de 1969 comienza su tarea la escuela con
    una directora y dos maestras y el servicio social crea el club de
    padres. En la década del 70, el hospital de día
    organiza su equipo móvil a domicilio, con médicos y
    psicólogos.

    En 1974 comienza a funcionar rehabilitación
    haciendo hincapié en las actividades plásticas y
    más tarde psiquiatría social.

    En 1978 se impone el nombre de Dr. Lamberto Ciampi a la
    biblioteca, en
    homenaje a quien fundara en 1923 la primera cátedra de
    Psiquiatría infantil en Rosario y en el
    país.

    La década del 80 y el retorno de la democracia
    traen aparejados profundos cambios en el funcionamiento, entre
    ellos se funda la Asociación de profesionales.

    En 1993 el hospital es transferido, junto con otros
    hospitales, a la órbita de la Municipalidad de la Ciudad
    de Buenos Aires,
    actual Gobierno de la
    Ciudad de Buenos Aires, lo cual incluye al hospital en la
    red municipal de
    salud.

    El hospital cuenta con convenios de diversas
    Universidades que realizan actividades de formación en
    él mismo. Se abre así un abanico para la docencia y la
    investigación, así como para la
    transmisión del saber y de la experiencia.

    Esto se pone a prueba y a consideración de la
    comunidad
    profesional en jornadas y congresos anuales.

    Doctora
    Carolina Tobar García (1898 -1962)

    Maestra normal nacional egresada de la Escuela normal de
    Mercedes (San Luis) 1917. Doctora en medicina (1929), y
    médica legista (1941) de la Universidad de
    Buenos Aires.

    Realizó estudios de psiquiatría infantil
    en los Estados Unidos en
    la Universidad de Columbia, en teachers College y en el Medical
    Center (Nueva York años 1931 y 1932), publicando a su
    regreso la obra Educación de los
    deficientes mentales en Estados Unidos. Ejerció la
    docencia primaria en las escuelas de la Capital (1917 –
    1920) y la secundaria en el colegio Ward desde 1921 (ciencias
    biológicas y psicología).

    Fue encargada del gabinete psicopedagógico del
    Hogar Santa Rosa desde 1938. Médica del consejo nacional
    de educación (consultorio de enfermedades nerviosas y
    mentales de niños y adultos), desde 1934. Encargada de la
    organización de la escuela primaria de
    Adaptación y directora de la misma (consejo nacional de
    educación). Médica del Hospicio de las Mercedes
    desde 1935. Directora de los consultorios de la Liga Argentina de
    Higiene Mental
    (sección niños).

    Miembro de la C. D. de la Federación Argentina de
    mujeres universitarias.

    Tomó parte en diversos congresos: "primer
    Congreso de Educadores" reunido en San Luis en 1936. Tuvo relato
    oficial sobre el tema "desarrollo psíquico del escolar
    argentino" en el "primer Congreso de Puericultura" reunido en
    Buenos Aires en 1941 y sobre el tema "establecimientos para
    anormales psíquicos y deficientes mentales" en la "segunda
    Conferencia
    Nacional de la infancia
    abandonada y delincuente" efectuado en Buenos Aires en 1942. En
    el segundo Congreso provincial del niño y la cuarta
    Conferencia Nacional de psicotecnia reunida en Santa Fe en
    octubre de 1942 contribuyó con el trabajo "el
    niño en la literatura y en la
    vida".

    Trabajos publicados: "Educación de los
    deficientes mentales en Estados Unidos" (año 1933),
    "Enseñanza de la Lengua" en
    colaboración con Marta Salotti (contribución
    didáctica experimental) año 1935,
    "Temas de psiquiatría escolar" año 1939, entre
    otros.

    Niños anormales.
    Antecedentes históricos del
    concepto de
    anormal según como lo expresó la Doctora Carolina
    Tobar García.

    Desde 1798, en que se descubrió el salvaje de
    Aveyrón, hasta nuestros días, ha transcurrido casi
    un siglo y medio. Este niño fue encontrado entre los
    animales del
    bosque que lleva su nombre. No hablaba y sólo
    emitía sonidos onomatopéyicos semejantes a los de
    las bestias entre las cuales vivía. Se vieron obligados a
    darle caza para restituirlo a sus semejantes.

    Era la época de mayor esplendor del empirismo. La
    psicología de Condillac postulaba la idea de un
    entendimiento vacío que aquel pensador representó
    con el símil de su famosa estatua.

    Esa estatua iría cobrando vida intelectual merced
    a la sumación de sensaciones elementales. Utilizando
    estímulos apropiados para cada sentido, iría
    nutriendo esa oquedad hasta llegar a las ideas. Condillac le
    acercaba una rosa seguro de que la
    estatua diría: es una rosa. A continuación le
    acercaría un clavel, asegurando que la estatua
    habría de notar que "no era lo mismo", acusando por lo
    tanto la diferencia. Era más difícil demostrar esta
    teoría
    con un niño pequeño y parecía fácil
    hacerlo con uno de la edad del salvaje de Aveyron, que
    debía tener cerca de once años.

    Se presentaba una magnífica oportunidad para
    hacer el experimento. El salvaje se hallaba en ese estado,
    sólo por acción
    del ambiente. Era alalo, es decir no hablaba, por haber estado
    entre animales. Se le bautizó con el nombre de Juvenis
    Averioneusis. El doctor Ytard, se entusiasmó ante la idea
    de poder
    reeducarlo y convertirlo en un ser civilizado.

    El niño aprendió a comer alimentos
    cocidos, adquirió algunos hábitos de higiene y en
    el curso de cuatro años, se consiguió proveerlo de
    un vocabulario que le permitía una rudimentaria
    expresión de sus necesidades.

    El éxito
    fue muy precario en relación a las ilusiones que se
    habían hecho. No fue posible demostrar con él
    teoría alguna. Su mente resultaba impermeable a la
    experiencia.

    Juvenis era menos que una página en blanco,
    porque era un verdadero negativo de la página. El diagnóstico de idiotez que había
    hecho Pinel se confirmó.

    Pero como la historia de la ciencia es
    una serie dramática de sucesos nunca estériles,
    éste tuvo sus frutos. Llamó la atención
    sobre los niños que, semejantes a Juvenis, o con un
    déficit menos profundo, eran susceptibles de
    educación.

    Hasta entonces habían estado todos englobados
    bajo el título común de idiotas, palabra que deriva
    del griego y quiere decir aislado. Sin embargo, los había
    capaces de socialización en grado mayor o menor. Los
    había capaces de adquirir hábitos de trabajo y
    lenguaje, en
    muy variada proporción.

    En la primera mitad del siglo XIX se destacó en
    Francia por
    los adelantos en el arte de educar
    niños insuficientes, el doctor Seguín.

    Este maestro llegó a exponer un método
    completo de educación que se llamaba filosiógica,
    por haberse basado en la estimulación de los sentidos.
    Fundó su método en una hipótesis sobre la patogenia del proceso, o sea
    sobre su mecanismo de producción, que lo creía debido a
    una detención en el desarrollo. Pensaba que esa
    detención había dejado aislados los centros
    nerviosos.

    Pasamos ya a la segunda mitad del siglo pasado. El gran
    psiquiatra hizo de los insuficientes dos grandes grupos: idiotas e
    imbéciles.

    Tomó como elemento básico para su
    clasificación, el lenguaje.
    El idiota es un sujeto que no habla o habla poco; el
    imbécil habla, a veces habla mucho y generalmente habla
    mal. Desde el idiota alalo hasta el imbécil
    logorreíco (que habla mucho) y dislálico (con
    defectos de pronunciación), hay una serie de subgrados que
    se caracterizan por el monosílabo, la fase corta,
    etcétera.

    En el último cuarto de siglo, el interés
    por el problema se halla ya en las escuelas. Los fracasos de
    muchos niños hacen pensar en defectos congénitos,
    no solamente en la acción negativa del ambiente. El
    ambientalismo extremado, como único causante del
    déficit intelectual, cede el paso ante los aportes de la
    psiquiatría. Si se trata de factores internos se plantes
    la necesidad de su diagnóstico precoz para el tratamiento
    oportuno.

    Se observa que hay escolares que asimilan todo lo que se
    les enseña, y niños que no progresan en la misma
    medida. Se empieza a tener la evidencia de que además de
    los idiotas e imbéciles, hay, entre los niños que
    concurren a las escuelas, muchos otros alumnos
    congénitamente inferiores. Los idiotas e imbéciles
    nunca concurren a las escuelas públicas (sino por error),
    pero entre los que concurren, se ven problemas de aprovechamiento
    que ocupan seriamente la atención de los
    psicólogos. Se interesan en ese problema los maestros y
    los médicos, especialmente los médicos psiquiatras.
    Muy pronto se descubre el débil mental.

    La organización de la escuela
    pública graduada se hace universal. Se subdivide el
    programa de
    estudios en años de aprendizaje.
    Empíricamente, se distribuye el trabajo para cada
    grado.

    La mayoría de los niños cursa un
    año de estudios en un curso o año civil. Se
    establece el criterio de la edad escolar.

    Progresando con ritmo regular se avanza a razón
    de un año por curso. Se cuenta el atraso por la diferencia
    entre la edad civil y la escolar. El criterio de la edad escolar
    resulta muy insuficiente para calcular o prever el
    aprovechamiento de los escolares.

    Así estaban las cosas cuando Alfredo Binet,
    médico y psicólogo, fue designado para las escuelas
    de la ciudad de Paris.

    Muy pronto comprendió la importancia del problema
    y la posibilidad de concebir procedimientos
    objetivos para
    medir la capacidad mental de los escolares.

    Formuló su concepción de la inteligencia
    como la capacidad de comprensión, invención,
    dirección y crítica.

    La edad mental es una unidad de medida. El niño
    que no tuviera una edad mental paralela a su edad civil estaba
    fuera de lo común. Así podía predecirse cual
    habría de ser su porvenir escolar.

    Su escala para medir
    la inteligencia se divulgó rápidamente. Se
    dedicó, por ser médico escolar, a los niños
    atrasados y repetidores. Su experiencia llegó a decirle
    que el atraso mental tiene un valor
    correlativo de la edad civil. Dos años de atraso en la
    temprana infancia tienen más valor que si fuera al final
    de la misma. Para comprender este concepto, compárense las
    consecuencias de dos años de atraso a los seis años
    con dos años de atraso a los once.

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    El cociente de inteligencia es mayor en el último
    caso. El atraso en el primero es indiscutiblemente más
    importante.

    Binet enriqueció la clasificación de los
    insuficientes mentales estudiando a los escolares que más
    tarde se llamarían débiles mentales. En su
    época se les designó con el término de
    "arriere".

    Hizo distinción entre niños escolarizables
    y no escolarizables. Los idiotas e imbéciles fueron
    colocados entre los últimos; los "arriere" entre los
    primeros.

    Se hizo también, en su época, la
    distinción entre "arriere" y "retardé". El primero
    es un insuficiente mental congénito; el segundo es un
    falso "arriere". Su atraso escolar y mental se debe a escolaridad
    irregular, defectos periféricos, mala salud, etc.

    Formuló una regla que es digna de llevar su
    nombre, por la importancia práctica que tiene: dos
    años de atraso si el niño es menor de nueve
    años y tres si es mayor de nueve, significan debilidad
    mental, "prima facie".

    Debemos agregar la expresión "prima facie" para
    excluir la posibilidad de toda confusión entre
    "arrieré y retardé". Un escolar de este
    último tipo escapa a la regla. "prima facie" quiere decir
    que se emite ese juicio sin profundizar en el estudio individual,
    se juzga sólo por el atraso escolar.

    En Inglaterra, otra
    figura sobresaliente va a hacer grandes aportes en este tema..
    Francis Galton, contemporáneo y primo de Charles Darwin, se
    ocupó de casos completamente opuestos a los que hemos
    tratado anteriormente. Su libro
    publicado en 1869, lleva el título de "La herencia del
    genio". Comenzó por estudiar la ascendencia de numerosos
    jueces que se habían sucedido desde dos siglos anteriores
    a esa fecha.

    Hizo "tablas" con los datos
    históricos que pudo encontrar y llegó a la
    conclusión de que los jueces tenían siempre
    algún ascendiente ilustre.

    Estudió genealogías enteras en tres
    generaciones: padre, abuelo, bisabuelos. Supongamos cien familias
    de jueces, tal como se hizo en aquel entonces. Encontró
    que para 100 jueces había 26 padres eminentes, 15 abuelos
    y 2 bisabuelos en iguales condiciones.

    De aquí se desprende que un juez tiene más
    probabilidades de tener un padre eminente que un bisabuelo de la
    misma categoría.

    Estudió también los colaterales y
    encontró que en las familias donde había un
    hombre
    eminente había también otros, aunque en menor
    escala; la mayor parte de los parientes descendía
    gradualmente hasta acercarse a lo común. Esta ley llamada
    de regresión fue sacada también por procedimientos
    estadísticos. Distribuyó los sujetos estudiados en
    la famosa ojiva que lleva su nombre. No solo estudió los
    caracteres psíquicos, sino también la talla y el
    peso.

    Otros nombres ilustres, explica la Doctora Tobar
    García, son necesarios para completar los antecedentes de
    lo que ahora se llama anormal. Por ejemplo: Gregorio Mendel,
    director del Jardín Botánico, que nación
    en 1822. Se ocupó especialmente de la hibridación.
    Partió también de la observación de la naturaleza y
    registró sus resultados en tablas. Utilizó las
    matemáticas para contar, no para hacer
    deducciones. Su método fue más inductivo que
    deductivo. Galtón estudió la ascendencia; Mendel
    hizo lo contrario, estudió los descendentes.

    De sus estudios salió la confirmación de
    la enorme diferencia entre unos sujetos y otros, aun siendo de la
    misma familia, mejor dicho, se encontró la
    explicación de las variaciones.

    El aporte extraordinario de ambos, tanto de
    Galtón como de Mendel, sería aprovechado
    posteriormente para la eugenesia y para otros problemas de gran
    importancia.

    De gran importancia fue la contribución de
    William Stern, que dividió la edad mental por la edad
    civil y dio a ese resultado el nombre de cociente de
    inteligencia.

    Tomando una población de niños se
    podía investigar el cociente de inteligencia de todos y
    cada uno. Se confirmó la existencia de una infinita
    variedad. Contando, como había hecho Galtón y
    Mendel, llegaron a la conclusión de que la distribución de la inteligencia se
    haría de manera que recordaba la de otros caracteres,
    talla, peso, color, forma,
    etc.

    La aplicación de la estadística al estudio de las aptitudes
    intelectuales
    no se dejó esperar. La ojiva de Galtón, o la curva
    en campana, sirvieron para mostrar gráficamente la
    distribución del cociente de inteligencia.

    La ojiva y el binomio de Newton fueron
    usados por Galtón. Se agregó a ellos la curva en
    campana, que responde a la fórmula de Gauss. El cálculo de
    probabilidades permite prever el futuro de un niño
    según los resultados de los exámenes mentales,
    mejor dicho, según su cociente de inteligencia. Pero ya
    sabemos que no debemos caer en el error de las interpretaciones
    absolutas. Las reglas no son leyes; son
    generalizaciones.

    La curva de Gauss lo único que dice, es que no
    hay dos individuos iguales.

    Tomada una población de niños y
    determinando su cociente de inteligencia, se les distribuye en la
    curva en campana, que es la gráfica de la media
    aritmética. Se ve entonces que la mayoría de los
    niños se agrupan alrededor de la media.

    Los grupos se hacen más pequeños a medida
    que el cociente se aleja del término medio. En los
    extremos de la curva hay grupos de valor ínfimo por el
    número de niños que contiene. De ahí ha
    surgido el concepto de inteligencia media, que es la que
    corresponde a la media aritmética. Todos los que tienen un
    cociente inferir a esa media, quedan a la izquierda en el eje de
    las coordenadas cartesianas. Todos los que tienen una
    inteligencia superior a la media, van a la derecha del mismo
    eje.

    Aquellos que se llaman idiotas están en el
    extremo de la izquierda, y los de inteligencia genial
    están en el extremo opuesto de la derecha.

    El espacio comprendido en la base de la campana, desde
    el centro a la periferia, se puede subdividir en cuatro, en diez
    ó en cien partes.

    Los primeros psicólogos dividieron el espacio en
    cuatro partes. Observaron que los cocientes colocados en los dos
    cuartiles de la izquierda eran muy bajos. Correspondían a
    los sujetos que en la clínica se llamaban idiotas o
    imbéciles. Observaron también que el cuartil
    más cercano, o sea el primero, estaba ocupado por grupo
    más grande y todos eran sujetos muy parecidos a lo que se
    llama vulgarmente comunes, pero los del cuartil comprendido entre
    50 y 75, ya mostraban serias dificultades para aprender como los
    demás. Colocaron a esa franja la debilidad
    mental.

    El débil mental es aquel sujeto que tiene un
    cociente de inteligencia comprendido entre 50 y 75. El
    superdotado, en cambio, tiene
    un cociente elevado que debe hallarse en el 2, 3 y último
    cuartil de la derecha. Para llamarse superdotado debe tener
    cociente general y aptitudes intelectuales
    sobresalientes.

    Para el concepto de anormal no pude hablarse de
    éste sin hablar previamente de normalidad.

    La palabra normal puede ser usada como juicio de valor
    para significar aquel estado en que el sujeto se adapta. La
    adaptación pude ser biológica y
    espiritual.

    Como la psicología no tiene leyes que expliquen
    la normalidad ni la anormalidad, recurre a otros procedimientos,
    como los estadísticos.

    El resultado de cualquier estudio, observación o
    experimento, que se funda en la estadística, es un
    criterio de probabilidad.
    Tiene valor de aplicación general pero no individual. El
    criterio de normalidad, según lo que se desprende de la
    curva de Gauss es muy distinto del que hemos enunciado como
    juicio de valor. Lo normal es lo que está en el
    término medio o lo que se acerca al promedio
    aritmético. Lo que se encuentra en los extremos de la
    curva se denomina excepcional. Niños normales son los que
    tienen inteligencia media; niños excepcionales son los que
    están en los límites,
    el idiota o el genial.

    Supongamos que aplicáramos la palabra normal a
    los niños excepcionales. No tendremos inconveniente en
    aceptar que el idiota y el imbécil son anormales; lo son
    por la pequeña cantidad y la calidad de su
    inteligencia.

    Veamos ahora el grupo que en título lleva el
    adjetivo difícil. Se sobrentiende que se trata de
    niños difícilmente educables. En la actualidad
    constituyen un grupo característico. La educabilidad tiene
    su medida como lo tiene la capacidad para adquirir conocimientos.
    La medida de la educabilidad está dada por la
    adaptación..la adaptación es el equilibrio
    entre el individuo y el
    ambiente, entre el escolar y la escuela. No sólo depende
    por lo tanto, del sujeto y del escolar, sino del medio, y en el
    caso que nos interesa, de la escuela.

    Se observa, a veces, que alumnos que no se adaptan a una
    escuela lo hacen en otra. Quiere esto decir que el
    diagnóstico de inadaptación o desadaptación
    requiere un estudio más profundo que el del mero
    rendimiento insuficiente.

    Se ha convenido en llamar difícil solamente a los
    desadaptados por causa endógena, o sea originada en su
    constitución mental.

    Queda por fin el grupo de los retardados escolares. Esta
    expresión es la más confusa de cuantas se han usado
    hasta el momento. La palabra retardados se usa con tanta
    arbitrariedad que nunca se sabe qué quiere decir el que la
    usa. No tiene equivalente en la psicología
    patológica, sólo por aproximación se puede
    decir que corresponde al débil mental.

    No podría aplicarse al idiota ni al
    imbécil, que son inescolarizables por definición.
    Por exclusión no queda otro que el débil mental
    para ser designado así; pero, aquí cabe más
    que en ningún otro caso hacer distinciones
    prácticas, puesto que la expresión retardados
    escolares no tiene otro alcance.

    La Doctora
    Tobar García en los Estados Unidos de
    América

    La Doctora ya tenía conocimiento
    de que en Estados Unidos se habían creado escuelas
    especiales para niños con problemas de diversa
    índole. Y había nacido en ella la idea de ir a ese
    país, para ponerse al tanto de su
    funcionamiento.

    La Doctora lo expresa en la página 171 de su
    libro "Higiene mental del escolar", editado en
    noviembre de 1945 por "El Ateneo":

    "… EL problema de la educación de los
    "retardados pedagógicos" venía preocupando a las
    autoridades desde años atrás sin haberse llegado a
    la solución adecuada y permanente"

    "La necesidad de encauzar la enseñanza
    especializada que requieren los anormales, por una senda
    definitiva y segura atrajo mi atención desde aquel
    entonces. Terminados mis estudios en la Facultad de Medicina,
    solicité y obtuve una beca por intermedio del Instituto
    Cultural Argentina – Norteamericano para realizar estudios
    en el Colegio de Profesores de la Universidad de Columbia.
    Estudiando allí durante los años 1931 – 1932
    adquirí las nociones básicas fundamentales que me
    sirvieron después para dedicarme a procurar la
    solución del problema encarándolo de una manera
    distinta a lo que se había hecho anteriormente y
    según me lo permitieron las circunstancias."

    De que ese viaje a Estados Unidos había sido un
    proyecto que
    la Doctora venía madurando desde tiempo atrás y de
    cómo ocupó su tiempo durante el año y medio
    que vivió en ese país lo explicó someramente
    en la introducción de su libro
    "Educación de los deficientes mentales en los
    Estados Unidos, Necesidad de su implantación en la

    Argentina":

    "Hace años que se habla en Buenos Aires de la
    creación de escuelas para anormales y hace años que
    asistimos a esos conatos de "clases diferenciales" y de cursos
    para la preparación de maestros especiales."

    "Mi experiencia en el magisterio y en dos escuelas de la
    Universidad de Buenos Aires me convenció de que el
    país carecía de profesionales debidamente
    capacitados para organizar las instituciones
    destinadas a la educación de los deficientes mentales."
    "…por eso al optar por una beca en la Facultad de
    Educación de la Universidad de Columbia presenté un
    plan de
    estudio para la materia"

    "La educación diferenciada que está en
    pleno desarrollo en otros países, es desconocida entre
    nosotros, y, sin embargo, hoy en día, el problema de la
    educación diferenciada, debe ser el fundamento de todo
    sistema
    educativo."

    Regresa a Buenos
    Aires

    La Doctora Tobar García, luego de la experiencia
    adquirida durante el año y medio que pasó en
    Estados Unidos, regresó gozosa a nuestro país.
    Dispuesta a emprender la lucha de acuerdo con su temperamento,
    lenta, pero continua. Sin claudicaciones. Con la mente puesta en
    su objetivo.
    Nuestro país, como todos los países, tenía
    necesidad de escuelas diferenciales. En algunos ya las
    había. ¿Por qué no en la Argentina?. Fue
    así como, enseguida de llegar, a comienzos de ese mismo
    año, 1933, publicó su primer libro cuyo
    título preanunciaba el contenido y que por ello tuvo muy
    amplia difusión a nivel educacional.

    "Educación de los deficientes mentales en los
    Estados Unidos. Necesidad de su implantación en la
    Argentina"

    Transcribiré parte de la
    introducción:

    "Este libro sólo plantea el problema de las
    variedades menos favorecidas de la especie humana, pero en su
    curso se verá que es necesario ocuparse también del
    otro extremo, es decir, el de los niños superiores que no
    por mejor dotados, deben ser abandonados a sus propias fuerzas o
    malogrados en la escuela "para todos". No debe postergarse
    más la consideración de este
    problema…"

    También en ese mismo año, 1933, en el tomo
    I, número 16, pág. 19 de "Anales de
    Biotipología, Eugenesia y Medicina
    Social" se publicó un artículo de la Doctora,
    titulado: "Las diferencias individuales en la escuela
    primaria".

    La contundencia de sus apreciaciones en el desarrollo de
    este trabajo nos deja una idea clara de los errados enfoques que
    hasta ese entonces se producían por parte de las
    autoridades educacionales sobre el sistema educativo
    en nuestro país y las soluciones de
    la Doctora proponía para mejorarlo
    definitivamente.

    A continuación transcribiré algunos
    párrafos que me parecieron interesantes:

    "(…) En suma, toda la reforma de este año se ha
    dirigido al cuaderno de lecciones y no a la enseñanza en
    sí. No nos hemos ocupado para nada del niño
    individualmente considerado. No se nos ha ocurrido que la reforma
    debe comenzar por el estudio del niño no por el cuaderno
    de tópicos. Hemos discutido largamente si es el conejo o
    el peludo el animal que debe figurar en el programa, si la tarea
    hecha en casa debe llamarse "deber" o "trabajo…"(…). "En un
    libro publicado a principios de
    este año, hemos sostenido que la reforma escolar implica
    un punto de vista nuevo porque debe apoyarse en la
    psicología de las diferencias individuales". "El escolar
    que no aprende en el mismo tiempo que la generalidad merece
    simpatía; el "mentiroso" comprensión; el nervioso
    una atmósfera sedante; el superdotado es
    acreedor de que se le abran todas las avenidas en las cuales
    pueda encontrar su expresión personal y el
    insuficiente o deficiente mental necesita que le enseñen a
    perfeccionarse en el surco o en el yunque donde
    permanecerá toda su vida." "…por verdadero patriotismo,
    cada escuela debería llevar el registro de los
    mejor dotados para proveerlos de un "programa enriquecido", lo
    cual no significa que se ha de caer en el error de envanecerlos.
    Por solidaridad con
    las generaciones futuras no debemos postergar por más
    tiempo el estudio de las diferencias individuales en la escuela
    primaria, piedra angular de nuestra argentinidad".

    "igualdad
    democrática no pude significar el aplastar a unos y
    levantar a otros por los cabellos para nivelarlos, sino que
    igualdad democrática es equivalencia de oportunidad
    educativa; en otras palabras, dar a cada uno la educación
    que necesita, la única que puede rendir provecho para
    sí y para la colectividad".

    Carolina Tobar García fue la primera que
    mencionó en nuestro país la necesidad de la escuela
    diferencial también para superdotados, aunque
    todavía siga siendo ésta una "asignatura
    pendiente".

    Ella lo mencionó de la siguiente
    manera:

    "…superdotado no significa genio porque genio es igual
    a inteligencia superior más eminencia, es decir,
    realización de obra superior. Padecemos pues de una
    crisis de
    hombres eminentes por esta razón, hoy más que nunca
    debemos buscar, al niño superdotado, venga de donde venga,
    para cultivarlo, para explotarlo por así decirlo, y
    hacerlo servir a nuestra democracia."

    La doctora formó un grado diferencial en la
    escuela número 9 del consejo escolar IX, Rafael Herrera
    Vegas, por autorización del inspector técnico
    general de las escuelas de la Capital, Julio Picarel. Estuvo al
    frente de ese grado durante todo ese curso escolar. Dicho grado
    se formó con los niños "retardados" de seis, siete
    y ocho años.

    La Doctora sacó las siguientes conclusiones de
    esa experiencia:

    "La experiencia de ese año fue suficiente para
    comprender las ventajas e inconvenientes de los grados
    diferenciales y la impropiedad con que generalmente se los
    organiza, pues resulta imposible formar un grupo homogéneo
    seleccionándolo entre el alumnado de un sola escuela, por
    numerosa que sea la inscripción de ésta. En efecto,
    aunque esos alumnos eran débiles mentales por su cociente
    de inteligencia, tenían distinta edad mental y diferentes
    aptitudes, por cuyo motivo no formaban un conjunto
    homogéneo que pudiera considerarse como "grado" y
    resultaba un simple conglomerado."

    Tobar garcía considera que debe sacar ala
    luz el
    resultado de estas experiencias, y es así como
    envía al diario "La Nación"( 9 de enero de 1934, en la
    página 4) un trabajo titilado:

    "Alrededor de un problema médico –
    pedagógico"

    "Los problemas educacionales pertenecen a la
    categoría de los que no apasionan al público y por
    esto mismo se resuelven muy lentamente. Esta indiferencia los ha
    salvado también de los errores loe método de
    aprendizaje mecánico que se suele seguir en muchos
    órdenes de la vida. En materia de instrucción
    primaria no se han cometido grandes errores porque nos hemos
    quedado prudentemente cerca del punto de partida"

    "… hemos tenido épocas de verdadero
    encasillamiento en la ya cincuentanaria escuela común de
    seis grados, vaciados en un solo molde como si los niños
    fueran seres artificiales. Contrariamente se ha llegado a la
    creación de escuelas para adultos y a las destinadas a los
    niños físicamente débiles, lo que
    parecía acercarnos a las clases especiales."

    "En la creencia de que los débiles mentales
    estaban excluidos de los beneficios de la instrucción
    primaria, la escuela común no ha hecho otra cosa que
    ignorarlos y confundirlos. Pero el débil mental, por su
    parte, se ha hecho presente en el aula, en la escuela, en la
    sociedad y lo que es más importante todavía
    está pesando en forma onerosa sobre el presupuesto."

    "Cerca de 900 maestros se ocupan de esos niños
    infructuosamente cada año en Capital Federal. Y decimos
    infructuosamente porque, estando confundidos en las aulas con los
    otros, ni asimilan las nociones instructivas dedicadas a los
    niños normales ni adquieren lo que ha menester su
    condición de frenasténicos. De esto resulta que
    después de haber pesado inútilmente en el
    presupuesto escolar durante su niñez, van a continuar
    gravitando no sólo en las formas corrientes de la vida
    social, sino hasta en los asilos y en las
    cárceles."

    El 28 de julio de 1936, el diario "La Nación"
    publica un trabajo de la Doctora, llamado:

    "No tenemos escuelas para retardados"

    "Si echamos una ojeada a la organización de
    nuestra escuela primaria creeríamos estar en un
    país de niños privilegiados donde todos fueran
    estrictamente normales o superdotados. Apenas si contamos con
    algunas escuelas al aire libre, una para ciegos y otra para
    sordos. Pero no tenemos escuelas para retardados.

    Sin embargo en la actualidad se discute en el Congreso
    la creación de "escuelas para amblíopes", o sea
    para niños de visión defectuosa. Si esa
    creación se realizara indicaría un paso más
    en el sentido del progreso aunque empezáramos ciertamente
    por donde otros terminaron."

    "Teniendo en cuenta estas escuelas y faltando las de
    retardados pedagógicos nos encontraríamos en el
    caso de un ser desnudo con un anillo de brillantes. En esta
    oportunidad queremos partir de una declaración del jefe
    del cuerpo médico escolar: "estamos en retardo- dice el
    Dr. Olivieri-, todos los países civilizados tienen
    escuelas para retardados pedagógicos desde hace
    años". Y así es, efectivamente. Los únicos
    que ignoran este problema son nuestros pedagogos. No tratamos de
    hacerles, con esto, un reproche, puesto que la escuela normal no
    les ha dado nociones claras sobre la psicología
    diferencial."

    La Doctora sentencia claramente que el Estado no
    debe gastar más en los deficientes que en los normales.
    Pero ocupándose de aquéllos en la infancia,
    defendería sus finanzas,
    restando futuros clientes a sus
    hospicios y reformatorios.

    Las manifestaciones que hacía la Dr. Tobar
    García nos muestra a una
    persona de
    carácter recio. Y por cierto que lo tuvo.
    Pero también es cierto que no son los pusilánimes
    los que acometen las grandes empresas. La
    Doctora enarbolaba la bandera que por lógica
    no podían enarbolar sus defendidos. Y lo hacía con
    un amplio conocimiento de la causa que defendía. Sus
    argumentos los había empollado durante su experiencia como
    maestra rural en aquellos desolados parajes de su provincia
    natal, se nutrieron en la Escuela para Niños
    Débiles número 6 donde trabajaba y salieron a la
    luz, como un estallido, luego de su regreso de Estados Unidos.
    Por eso era contundente en sus opiniones. Pero… ¿siempre
    era así? No. No cuando hablaba con las madres, cuando
    examinaba a los niños. Los trataba con dulzura. Pero no
    les tenía lástima. La lástima no arregla
    nada. El amor
    sí.

    He aquí una mínima prueba:

    En el número 6 de la primera revista
    Argentina de Educación Maternal, "La mujer y el
    Niño"
    dirigida por Josefina Marpons y de
    difusión corriente, editada en Buenos Aires en el
    año 1935 colaboró con una nota titulada: "Lo
    que debe saber su hijo al nacer"

    Transcribiré algunas notas:

    "No me cabe la más mínima duda de que Ud.
    querrá protestar ante semejante título y ante
    nuestra pretensión de tomar examen a su niño, pero
    no crea que es idea nuestra. Muy al contrario. El examinar a los
    recién nacidos es costumbre vieja como el andar a pie.
    Nosotros hemos atemperado la severidad del examen. Su hijo
    tendrá la suerte de nacer bajo nuestra era…"

    en el número 4 de esta misma revista, "La
    Mujer y el
    Niño"
    , ya había publicado otro artículo
    con el título "Ocupémonos de los Niños
    Retardados!"
    , en el cual, con lenguaje sencillo explica a las
    lectoras cuándo se considera que un niño es
    retardado para finalizar diciendo:

    "Cuando de haya formado la conciencia de la
    necesidad de clases diferenciales, el público las
    reclamará y sólo entonces su establecimiento
    será definitivo. Mientras tanto un funcionario
    podrá crearlas y el siguiente podrá suprimirlas de
    una plumada, como ha ocurrido ya dos veces en la
    Capital."

    Y en el número 5, también había
    aparecido otro trabajo titulado "no enseñe a su hijo a
    racionalizar"
    . En él está presente, la maestra
    que siempre llevó en su interior. Explica con sencillez y
    claridad.

    "Cuando su niño se cae y Ud. castiga al piso
    donde el cayó, procede con la misma lógica de los
    que defienden a Mussolini atacando a Inglaterra, es decir, con
    perfecta paralógica, o sea con lógica
    desviada"

    "La "racionalización" del niño puede ser
    inofensiva, pero la del adulto es capaz, por sí sola, de
    llevar a la inadaptación social."

    La Doctora en el Consejo Nacional de Educación,
    en el cual era médica adscripta, explica las causas del
    retardo escolar y porque la importancia de las escuelas
    especiales:

    Causas del retardo escolar

    • la debilidad mental es una de las causas más
      comunes
    • esta no es una enfermedad propiamente dicha, sino
      una condición, pero no vergonzosa como creen muchos
      equivocadamente
    • débil mental no quiere decir
      anormal
    • en el seno de una familia perfectamente sana puede
      surgir un niño que sea débil de
      inteligencia
    • la debilidad mental sin complicaciones no impide la
      escolaridad
    • un débil mental puede llegar hasta tercer
      grado, repitiendo muchas veces
    • las vegetaciones adenoideas pueden producir dureza
      de oído y por ende atraso
      escolar
    • la debilidad física y la mala
      nutrición producen estados nerviosos o
      asténicos que se traducen en retardo
      escolar
    • la irritabilidad constitucional y la inestabilidad
      psicomotora impiden también la marcha regular del
      aprendizaje, por falta de adaptación a la
      escuela.

    Todo niño atrasado, por cualquier causa que
    sea, debe ser sometido a un examen médico-
    pedagógico.

    ¿Por qué hacen falta las escuelas
    especiales?

    • Porque muchos niños inescolarizables en la
      escuela común son perfectamente escolarizables en las
      clases especiales.
    • Porque, tratándose de los retardados, no se
      puede hablar de un nivel mental que permita colocarlos en un
      grado junto con niños normales.
    • Porque la falta de armonía de su desarrollo
      intelectual se traduce por lagunas en el aprendizaje
      que no puede subsanar la marcha ordinaria de un
      grado.
    • Porque al no poder nivelarse se produce el
      estancamiento en el mismo grado repitiéndolo varias
      veces.
    • Porque la humillación que sufren al compararse
      con los compañeros que obtienen "suficiente" y los
      fracasos repetidos los entorpecen más.
    • Porque los niños retardados dificultan la
      marcha armónica del grado y perjudican a los
      niños sanos.
    • Las clases lentas (sea cual sea el sistema que se
      adopte) aliviarán la situación desventajosa de
      los atrasados escolares.

    Los padres y los maestros deberían estudiar
    concienzudamente el problema para contribuir a la mejor selección
    de los alumnos.

    En este informe me pareció adecuado y preciso
    mencionar el Hogar "Santa Rosa", ya que la Doctora fue
    encargada del gabinete psicopedagógico del
    mismo.

    En general se conoce al Hogar "Santa Rosa" por la
    trascendencia que le dieron los diarios a los violentos
    desórdenes que provocó un grupo de menores,
    cansadas del mal trato que en él recibían. Fue
    así como a partir, de más o menos los años
    1949/50, se difundió la impresión de que el Hogar
    era una cárcel de menores contraventoras y
    agresivas.

    ¿Cuál era la función del Hogar
    "Santa Rosa"?

    Transcribiré, a continuación, algunos
    párrafos extractados del trabajo presentado por la Doctora
    Tobar García, en el número XXIII, año 1942,
    de la revista "infancia y Juventud", del Patronato de Menores bajo
    el título

    Hogar "Santa Rosa"

    Casa de observación y de
    clasificación

    "…cada niña permanece internada un
    período de tiempo más breve que en la
    práctica suele extenderse a veces hasta un año;
    este lapso, fundamentalmente determinado por la finalidad
    específica del establecimiento, se prolonga en los casos
    en que es necesario mejorar el estado físico o morigerar
    los defectos de comportamiento
    cuando tienen su origen en alteraciones funcionales que es
    posible normalizar o cuando obedecen a las condiciones favorables
    del ambiente en que la menor ha vivido.

    "El Hogar "Santa Rosa" es pues una clínica de
    observación donde al mismo tiempo se combaten con
    tratamientos adecuados las "deficiencias" a que acabamos de
    referirnos, anulando o contrarrestando las causas que las
    provocan. De una manera directa actúan en este sentido: la
    higiene en la alimentación, en el
    trabajo y en el descanso, el método de la gimnasia, la
    atención médica y odontológica, todo lo cual
    mejora notablemente el estado general y abandona el terreno para
    la obra educativa."

    Lo expuesto hasta aquí del Hogar "Santa Rosa" no
    quedó impreso solamente en letras como un mero proyecto.
    Fue llevado inmediatamente a la práctica. Para explicar
    cómo agregaré también algunos
    párrafos tomados de su libro:

    "Higiene Mental del Escolar" ,editado por
    "El Ateneo" en 1945 que es a la vez la reproducción de su Tesis
    Doctoral:

    "Para cumplir con la finalidad antes expuesta, el Hogar
    tiene un gabinete psicopedagógico cuya dirección me
    fue encomendada desde la inauguración del establecimiento.
    Para realizar el trabajo completo cuento con una
    ayudante técnica, especializada en Higiene Mental y dos
    investigadoras encargadas de efectuar la encuesta
    social."

    "Mi labor en el Hogar "Santa Rosa" es parcial, se reduce
    al estudio psíquico y social y a la orientación de
    cada menor. Las conclusiones a que arriba el Gabinete son
    sometidas a las autoridades. Éstas resuelven en
    última instancia."

    Conocemos ya, por medio de los trabajos escritos de la
    Doctora Carolina Tobar García y el artículo
    publicado en el diario "La Nación" los fines para los
    cuales había sido creado el Hogar "Santa Rosa".

    La felicidad de la doctora se centraba en el trabajo.
    Reservaba su locuacidad para con aquellos que, como ella,
    sintieran la misma preocupación: los niños y sus
    problemas.

    Para dar una idea aproximada de su constancia y
    dedicación en ese aspecto reproduciré algunos
    párrafos que nos hablan de su lucha y perseverancia para
    lograr la creación de escuelas diferenciales tomados de su
    libro o Tesis:
    "Higiene Mental del Escolar", páginas
    179/80:

    "Todos admiten que segregar al retardado es beneficiar
    al normal, sacando de la escuela común esa rémora
    que a veces impide el desarrollo de las clases, pero como nunca
    se ha hecho en el país, las personas que han propiciado la
    creación de clases especiales tropezaron siempre con
    serias resistencias.
    Estas resistencias se deben a la falta de organización en
    los métodos
    empleados para la selección de alumnos o a motivos
    sentimentales derivados de la falta de preparación del
    ambiente para las mismas.

    "Esto ha siso mi preocupación desde el año
    1933 en que empecé el trabajo de investigación en
    el seno mismo de las escuelas para pulsar el ambiente, conocer la
    opinión de los maestros y estudiar las necesidades reales
    de la Capital, con el propósito definido de llegar al
    establecimiento de una "escuela especial
    autónoma".

    Su capacidad de trabajo era sorprendente. Como si todo
    ello no fuera suficiente, en el año 1939
    presentó:

    Temas de psiquiatría
    escolar

    Sobre el concepto psicológico de
    "Retardado Pedagógico"

    cuyas 49 páginas están divididas en cuatro
    capítulos. Los títulos nos dan una idea de su
    contenido: "Antecedentes de la cuestión"; "Nuevo planteo
    del problema"; "Anormalidad o variedad" y "El retardado
    pedagógico".

    En el número 15 de la revista "Infancia y
    Juventud"
    correspondiente al trimestre abril- mayo- junio de
    1940, se publican dos trabajos suyos titulados:

    1. "Cociente evolutivo psíquico normal en la edad
      escolar"
    2. Cociente evolutivo de nuestros niños. Tests
      mentales

    3. "El neurismo infantil. Porvenir de los niños
      nerviosos.

    Instituciones para anormales en nuestro
    país".

    Conclusión

    Elegí para realizar el informe a la Doctora
    Carolina Tobar García, ya que me pareció muy
    interesante su trabajo. Como dijo una de sus biógrafas
    Fontán Fernández a el Diario
    Clarín

    "su trabajo, paciente, obsesionado, la convirtió
    en una auténtica autoridad, con
    un prestigio intenso". Pero después de su muerte, en
    1962, su nombre fue olvidado con demasiada rapidez. A pesar de
    que aún hoy, sus técnicas
    siguen siendo material de consulta.

    La teoría de la doctora era procurarle un futuro
    al niño enfermo. Ella estaba convencida de que, por
    ejemplo, muchos niños mogólicos, hoy se los llama
    Down que significa "abajo", con un buen tratamiento
    podrían recuperarse para la sociedad. Que se les
    podría dar la capacidad necesaria para que, dentro de su
    deficiencia, tuvieran elementos básicos para la
    autosustentación y dejaran de ser una carga para la propia
    familia. Carolina Tobar García estaba en todo. En la
    provincia de Buenos Aires había una "Dirección de
    Escuelas de Excepcionales", pero prácticamente no
    había estas escuelas, eran muy pocas y las maestras no
    eran especialistas en la materia. Estas escuelas eran entonces
    meros depósitos de niños y niñas, porque la
    didáctica diferencial era incipiente. No
    había, digamos, una carrera formal. Las maestras trataban
    al alumno brindándole cariño, pero no asistencia
    médica o especializada en la materia, como necesitaba el
    diferencial. Con la Doctora Carolina Tobar García se
    produce un cambio sustancial con esta nueva carrera.

    Carolina Tobar García fue una incansable
    trabajadora. Toda esa actividad desarrollada a lo largo y ancho
    del país, movilizó a los docentes, se interesaron
    por todas esas propuestas desconocidas hasta entonces.

    No resulta difícil imaginar la emoción que
    habrá vivido la Doctora en la inauguración de cada
    una de las escuelas diferenciales. Había comenzado ya esa
    etapa de la vida en que los recuerdos asoman a la mente
    provocando humedad en la vista. En sus cabellos negros
    refulgían las primeras hebras de plata. Tenía
    ¡cincuenta y un años! cuando vio parte de su
    sueño hecho realidad. Cuatro escuelas diferenciales en
    la Capital Federal.
    Pero ¿y los otros niños? La
    Doctora Carolina Tobar García quería ver Escuelas
    Diferenciales en todo el país. Era necesario entonces
    continuar especializando maestros. Y a ello se abocó, sin
    desmedro de sus otros cargos.

    Bibliografía

    • Fontan Fernández Delia, "Doctora Carolina
      Tobar García, creadora de escuelas diferenciales, su
      vida, su lucha, su triunfo,
      Editorial Plus Ultra.
      Septiembre de 1995.
    • Tobar García Carolina, "psicología
      aplicada",
      editores Ciorda & Rodríguez, Buenos
      Aires. 1946
    • Tobar García Carolina, "Guía para
      trabajos de psicología pedagógica",
      editores
      Ciorda & Rodríguez. Buenos Aires. 1947
    • Tobar García Carolina, Salotti Martha A.
      "La enseñanza de la lengua", editorial Kapeluz.
      Buenos Aires. 1975
    • Revista trimestral "Infancia y Juventud",
      Ministerio de Justicia e
      instrucción pública. Patronato nacional de
      menores. Enero, febrero y marzo. Páginas 55, 56, 57 y 58
      escritas por Carolina Tobar García. Buenos Aires.
      1940.

     

    Autora:
    María Laura Telo
    Argentina

    /

    Estudiante de Psicología, UBA.

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