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La virginidad: reconstrucción o deconstrucción




Enviado por rchuquisengo01



    1. El discurso
      religioso
    2. Caso curioso
    3. Post Data

    Introducción

    EL pensamiento en
    el devenir histórico va oscilando entre dos caminos: por
    uno el objetivo y al
    lado suyo el subjetivo. Al primero se le emparenta con el
    científico, con la razón, al segundo con las
    creencias, con la fe, en suma con la religión. Entre ambos
    se ha eregido una jerarquía, donde lo racional va
    ejerciendo su poder, sobre
    las creencias. Aquí, sino como de irracional. La cultura
    occidental, consiente o inconsciente, ha establecido su cuadro de
    valores, donde
    hay una afirmación del conocimiento
    científico a desmedro del religioso. El positivismo,
    en la elaboración de la ecuación: realidad, verdad.
    Ha intentado confirmar un cisma, planteando cuestiones, que
    aún no es posible el solucionarlos. Más aún,
    cuando ahora todo concepto empieza
    a ser relativo.

    Así, las lecturas científicas y
    religiosas, se han producido en el devenir histórico.
    Intentando el dar respuesta a sucesos interrogantes, donde sino
    eran superados por el primero, lo sería por el segundo.
    Históricamente la aparición del pensamiento
    científico el ulterior al del planteamiento religioso.
    Así, se ha construido la concepción de que el
    pensamiento religioso. Así, se ha construido la
    concepción de que el pensamiento científico es una
    evolución del primero, donde la
    característica primordial del pensamiento religioso.
    Así, se ha construido la concepción de que el
    pensamiento científico es una evolución del
    primero, donde la característica primordial del
    pensamiento religioso es ser subjetivo, es propio de las
    civilizaciones primitivas. Sin embargo, en la actualidad ambos
    pensamientos se presentan vigorosos y sus cimientos se encuentran
    seguros como
    en sus inicios.

    El tabú de la virginidad, ha sido dado por tribus
    tradiciones, por un lado, interpretarlos, el tema de la
    virginidad como un discurso de la
    violencia,
    pero no únicamente del hombre sobre
    la mujer, sino de
    la simbología que ella mima implica. Por otro lado, la
    virginidad es sinónimo de pureza, de gracia, de don
    Divino. Aquí, encontramos una relación directa con
    la Virgen
    María y el nacimiento de Jesús. Ambos nos
    remiten al mito de la
    inmaculada concepción.

    Es absurdo el intentar realizar un discurso de la
    virginidad que vaya saltando las líneas divisorias entre
    el discurso científico (Antropología) y el religioso
    (teológico). Ambos da una lectura
    distinta al hecho en sí. Para producir un discurso es
    necesario primero delimitarlo: esclarecer el texto y el
    contexto. El discurso de la virginidad tiene la posibilidad de
    relativizar ambas lecturas. En el primer caso el texto
    sería el antropológico y el contexto el
    teológico en el segundo el texto sería el
    teológico, siendo el contexto el
    antropológico.

    Aquí también encontramos una
    jerarquía, entablado por una dualidad:
    subjetividad/objetividad. La violenta ejercida por el pensamiento
    lógico, intenta dar validez a aquella primera interpretación humana en su relación
    con el contorno de su habitad (realidad). Olvidando en ello que
    también el pensamiento subjetivo, presenta una coherencia
    interna, inherente a ella y que sólo puede ser dilucidado
    a partir de sus premisas. En esto último no difiere en
    nada del pensamiento lógico, que al igual que el primitivo
    y subjetivo contienen un orden interno.

    Es dentro de este orden primitivo que se va originando
    el concepto de virginidad, que en este nivel es relacionado con
    el Tótem (el antepasado del clan, el padre de cada uno de
    sus miembros), el incesto y la exogamia. Donde, es el padre el
    dueño absoluto de las mujeres del clan, para ello,
    inscribe el Tabú del incesto y el castigo en caso se
    infrinja. No queda más remedio que la exogamia, prueba de
    ello sería los raptos matrimoniales.

    En el Devenir histórico, hay un instante donde el
    concepto de virginidad deja de ser disfraz del discurso
    religioso, en una acepción para remitirse netamente en un
    discurso del enfrentamiento masculino: femenino. Un
    enfrentamiento sexual (el desflorecimiento). La pérdida de
    algo muy valioso en la mujer (discurso
    masculino) y sus implicancias psicológicos posteriores.
    Sin olvidar claro está, la función
    procreadora.

    El discurso
    religioso

    . El discurso cristiano, asume también una
    lectura de la virginidad y en ella, encontramos una lectura
    encubierta del sistema
    totémico: el principal mito del cristianismo,
    el mito de la inmaculada concepción. La versión
    cristiana de la Divina Concepción de Jesús contiene
    inconfundibles huellas de su antiguo Totetismo. Jesús es
    hijo de María y de Dios (antepasado). La negación
    de José, padre de Jesús, obedece a las mismas
    razones por los cuales el primitivo rechaza la verdadera
    paternidad de los miembros del clan. El otro aspecto del mito
    cristiano, esto es, el nacimiento de Jesús de una Virgen,
    se relaciona a la Antigua creencia de los primitivos que ve en la
    procreación el resultado de las relaciones
    sexuales entre la madre y el antepasado totémico
    (Dios). Los conceptos "hijos de Dios", "Hermanos por Dios", no
    eran para los primeros cristianos, simple retórico
    literaria; expresan la creencia, que se remonta a los primeros
    tiempos de la existencia humana cuando los miembros de clan eran
    considerados, efectivamente, hijos del Padre
    primitivo.

    El mito de la Inmaculada Concepción ha originado
    dos líneas dentro del Discurso Teológico que se
    presentan bajo una serie de interrogantes sobre la
    concepción virginal ¿Es un dato histórico o
    una teologúmeno (la expresión de una
    teología en forma narrativa)?¿Cuál es la
    derivación o el origen de la idea y del relato de la
    misma? El relato es presentado en el Nuevo Testamento, es un dato
    histórico, María concibió a Jesús en
    un estado de
    virginidad. Y por ello, de pureza, de un don recibido de Dios, o
    aquellas líneas tienen que ser tomadas como una simple
    narración simbólica, donde la principal n recae en
    el hecho de si María era virgen o no, sino en la
    interpretación que a raiz de ello se realiza.

    En este discurso encontramos una dualidad:
    Presencia/ausencia. Para nuestra civilización llamado
    tecnológico, la concepción y el parto virginal
    de María son difícilmente asimilables. La cultura
    actual rechaza la concepción virginal de Jesús como
    un acontecimiento no histórico, porque refleja una
    concepción mitológico del mundo, en el cual Dios
    interviene en la naturaleza no
    respetando sus leyes o en
    sustitución del hombre.

    La Difference, concepto atribuido o Derrida, viene
    aquí, como salvador de esta Dicotomia: la Difference nos
    daría la facultad de estimar como falsa las Alternativas:
    hecho histórico o Teologúmeno, sino como
    complemento, porque el Teologúmeno no se opone
    necesariamente a la historicidad de la concepción
    virginal. Expresar la fe de la comunidad no
    implica abandonar el terreno de la historia, sino si acaso
    presentar los hechos en su significado teológico. La
    alternativa, pues, respecto a la concepción virginal es:
    acontecimiento histórico-salvífico o construccion
    simbólica, para quienes la fe en el hecho
    histórico-salvífico de la concepción
    virginal no es lesionada por la nueva interpretación. La
    Difference aquí, hace posible lo indecible.

    Caso curioso. Se
    pensaba falsamente como si Dios fuese el sustituto sexual del
    hombre en el acto generativo. Bíblicamente el
    espíritu no es presentado como padre que engendró,
    sino como fuerza que
    obra la concepción de Jesús. Dios obra como "causa
    prima" de un modo misterioso. Esto último nos remite el
    mito de la Inmaculada Concepción. Donde el Tótem
    realiza la misma función del Dios Cristiano. Actúa
    como causa prima. La huella Derridiana, nos ayuda a comprender
    esta lectura, la existencia de un no-origen, donde lo segundo nos
    remite a lo primero y lo primero a otro ulterior y este
    último a otro, sin nunca llegar en ello a un
    origen.

    El Discurso Religioso va más allá. El
    destino da una experiencia religiosa no se traza en un anuncio,
    en un mensaje que luego acaba por consolidarse y solidificarse en
    una entidad trascendente. Frente a la cual la palabra viene a
    cesar por que está la cosa, la enorme cosa del Misterio
    Religioso. Pero ¿Cómo podría contenerse un
    misterio en la presencia de una cosa, aunque sea enorme? El
    misterio es inverificable, su verificación sería
    la muerte de
    la palabra, la especificidad del hombre.

    Es dentro de este Discurso Religioso que se instaura el
    Tertium, donde las palabras y las relaciones
    humanas de todo tipo estrechan sus vínculos
    recíprocos y enlazan sus condiciones de sentido. Es la
    capacidad de todo término o pensamiento de invertirse en
    su contrario.

    Reflexión filosófica y experiencia
    espiritual religiosa empiezan a contemplarse. A encontrarse en su
    proximidad, a intercambiarse, por así decir los cuerpos
    sin tocarse en el horizonte extrema de la espera, a implicarse
    recíprocamente la una en el futuro de la otra.

    P.D. Virgo, Virginia
    (muchacha, doncella, virgen). Latinismo puro es virgo, tanto en
    su sentido
    de virginidad como para designar el sexto signo
    del zodiaco (23 Agostos-22 setiembre). En nuestro cultivo, la
    virginidad de las mujeres fue siempre valor
    preciadísimo, y horrendo ofrenta el DESVIRGALAS fuera del
    matrimonio
    (curiosamente, por cierto, con la verga, primo hermano
    etimológico del virgo). Significante y significado en un
    juego que
    sobrepasan toas nuestras concepciones culturales de un orden: lo
    pagano y los sagrado en la elaboración de una realidad
    mayor: la virginidad, después de todo, es un sentir y no
    un estar. La atribución dado a ella, bien podría
    nunca habérsele dado.

     

    Rabin Chuquisengo

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