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Gabriel García Márquez. Cien años de Soledad




Enviado por carito20_04



    Una Estirpe Condenada

    1. García Márquez y
      la Obra
    2. Cien Años de
      Soledad
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    "… una ciudad ruidosa, con paredes
    de espejo (..) un nombre que jamás había oído, que
    no tenía significado alguno, pero que tuvo en el
    sueño una resonancia particular:

    MACONDO."

    Introducción

    La soledad vista desde sus distintas facetas es uno de
    los temas puntuales que trata Cien años de Soledad,
    de Gabriel García Márquez. Centraré esta
    monografía en esa cuestión, ya que
    la descripción detallada de cada uno de los
    personajes, la ubicación espacial, Macondo, y la sutileza
    en el manejo del los tiempos permiten al lector ubicarse dentro
    de lo que significa verdaderamente la soledad,
    haciéndola un objetivo
    atractivo a realizar.

    En primer término, analizaré los factores
    que llevaron García Márquez, quien tras la
    publicación de esta novela se
    consagró para ganar luego el Premio Nobel de Literatura, a escribirla,
    así como su opinión acerca de la misma. Éste
    autor utiliza en variadas ocasiones el realismo
    mágico
    y es en la misma cuando lo aplica en su
    extensión. Describiré como lo utiliza, puesto que
    gracias a él resalta la soledad en la que
    están consumidos tanto el pueblo como los
    personajes.

    En segundo lugar, procederé a estudiar lo que
    concierne a la novela como
    estructura
    relacionándolo con el tema de la soledad. Es
    necesario recalcar la importancia del análisis del tipo de narrador así
    como también la descripción temporal puesto que es
    de utilidad para la
    comprensión del texto, ya que
    desde el título se presentan dos temas: la soledad y el
    tiempo.
    Éste último constituye un recurso que utiliza
    García Márquez para antecederse o dar a conocer
    hechos que sucedieron en el pasado y que el lector desconoce.
    Gracias a ella podré demostrar el ciclo constante que
    encierra Cien años de Soledad, por medio del cual
    el autor recalca nuevamente el tema seleccionado.

    Luego de dicho análisis, compararé la
    Metáfora de Macondo, que ha constituido un tema de estudio
    para muchos, con el eje central de la novela (la soledad,
    obviamente). Esto servirá para demostrar su
    relación y cómo a través del paso del tiempo
    ésta se irá acentuando cada vez más, en el
    pueblo mismo y en todos sus habitantes, especialmente en la familia
    Buendía.

    Tras haber indagado en todo lo mencionado con
    anterioridad es imposible no caer en el análisis del tema
    de la soledad. Ésta, como ya se ha mencionado, se
    presenta de manera sorprendente y extravagante en los personajes.
    Es por esto que investigaré como afecta a Aureliano
    Buendía, quien será su exponente por
    excelencia.

    A fin de cuentas espero
    poder haber
    realizado las relaciones antes señaladas entre la soledad,
    la Metáfora de Macondo y la soledad en Aureliano
    Buendía. No serán dejado de lado los demás
    personajes ya que se relacionan íntimamente con el tema en
    cuestión y no constituyen temas aislados sino que forman
    parte de un todo que compone a ésta sobresaliente
    novela.

    Gabriel García Márquez y la
    Obra

    Premio Nobel

    Este novelista y cuentista nació en Colombia,
    más exactamente en Aracataca en 1928. Esta pequeña
    ciudad, en la cual vivió gran parte de su vida,
    está situada junto al pueblo de Macondo, al que
    García Márquez transformaría más
    tarde en el escenario de Cien años de
    Soledad
    .

    Tras haber escrito esta novela fue galardonado con el
    Premio Nobel de Literatura en 1982. Es sorprendente cómo
    García Márquez, que en aquel momento carecía
    de recursos, se
    incursionó en la ardua tarea de escribir un libro que le
    costaría todo su dinero, y que
    sin embargo lo haría famoso y digno de tal premio.
    Según Vargas Llosa, "el éxito
    resonante lo mareado y algo incrédulo",
    aunque feliz
    porque por fin pudo dedicarse exclusivamente a escribir. El
    éxito fue fulminante: 15.000 ejemplares vendidos en pocos
    días, 500.000 en tres años, traducciones a todos
    los idiomas cultos – 18 en pocos meses – y premios por doquier en
    Italia, Francia y
    EE.UU.

    En la ceremonia del Premio Nobel, su discurso
    adquiere relevancia por cuanto trata el tema de la
    soledad. Titulado "La Soledad en América
    Latina
    ", representa la forma que tiene García
    Márquez de ver el mundo; entre otras cosas
    dijo:

     "Me atrevo a pensar que es esta realidad
    descomunal, y no sólo su expresión literaria, la
    que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la
    Letras. Todas las criaturas de aquella realidad desaforada
    hemos tenido que pedirle (…) a la imaginación porque
    el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia
    de los recursos convencionales para hacer creíbles
    nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra
    soledad".

     Así también concluyó
    formulando un deseo: el de "una nueva y arrasadora
    utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros
    hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea
    posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años
    de soledad tengan por fin y para siempre una segunda
    oportunidad sobre la
    tierra".

    Con esta última frase lo que hace es refutar el
    fin de su novela, que dice: "… porque las estirpes
    condenadas a cien años de soledad no tenían una
    segunda oportunidad sobre la tierra".

    Entonces, ¿está representada en Cien Años
    de Soledad
    la historia de a humanidad?
    Diría que sí, ya que todos los países han
    pasado por las mismas cuestiones a lo largo de su historia. No es
    de extrañar que represente también a Colombia, su
    país natal, pues también ha sido gobernada por
    distintos grupos
    políticos entre los que se incluyen los conservadores y
    liberales, hecho que provocó diferentes conflictos,
    como por ejemplo, guerras
    civiles, levantamientos y crisis
    sociales.

    En la novela García Márquez incluye mucho
    esta soledad. La inmiscuye en sus personajes, en ese
    extraño pueblo llamado Macondo, la hace propia de cada uno
    de los ellos, la inserta en la historia de la humanidad. Sin
    embargo, ésta no fue uno de los objetivos que
    se había propuesto, en un principio, al comenzar a
    redactarla. Su pensamiento
    inicial era llamar al libro La Casa, pero luego de haber
    escrito sobre Macondo se percató de que ese no era el
    indicado. En cambio, en
    Cien años de soledad se resumían exactamente
    la historia del pueblo, de la familia
    Buendía y de los demás habitantes del mismo.
    Dándole un marco extraordinario para que el lector se
    sienta atraído por ella.

    Basada en personajes de su familia

    Luego del análisis de su biografía, resultan
    evidentes las semejanzas entre los hechos y personajes de su
    familia con aquellos de la novela. El escritor pasó gran
    parte de su infancia con
    sus abuelos, a quienes considera como la primera fuente
    inspiración.

    Dentro de los hechos de su vida se puede recalcar que
    haber elegido el calificativo Macondo no fue casual: en
    uno de sus viajes, cuando
    era chico, acompañado por su abuelo, el tren hizo una
    parada en una estación con tal nombre.

    Con respecto a los personajes de su vida, su abuela
    Tranquilina y abuelo Nicolás, son dos ejemplos bien
    claros:

    • Úrsula Iguarán se inspira en la
      abuela Tranquilina, que no sólo presta su
      apellido a Úrsula, si no que, al igual que el personaje,
      murió ciega y loca. Era quien unía a toda la
      familia y se encargaba de tranquilizar a su esposo en las
      ocurrencias que tenía.

    En una entrevista
    realizada por Peter H. Stone, García Márquez
    afirmó que en sus primeros intentos de escribir la
    novela pretendió contar la historia sin creerla.
    Descubrió que lo que tenía que hacer era creerla
    él mismo y escribirla con la misma expresión con
    la que su abuela contaba sus relatos: con cara de piedra. Para
    ello se esforzó para hacerla creíble, pues como
    comenta, uno de los mayores problemas
    del escritor es su credibilidad.

    • Su abuelo, Nicolás Márquez, como
      José Arcadio Buendía, fue uno de los fundadores
      de Aracataca. En la novela José Arcadio abandona su
      pueblo al verse continuamente hostigado por el fantasma de
      Prudencio Aguilar, al que se vio obligado a matar por un
      problema de honor. De manera similar, su abuelo había
      matado de muy joven a un hombre y al
      no soportar las críticas en su pueblo, partió
      para fundar otro.

    Fue un sobreviviente de las dos últimas guerras
    civiles colombianas y como aquél, tenía una larga
    progenie de "hijos de la guerra",
    todos de edades parecidas, que se alojaban en su casa cuando
    estaban de paso por el pueblo y que doña Tranquilina
    recibía como propios. Como es evidente, Nicolás
    Márquez es asimismo el modelo del
    coronel Aureliano Buendía quien era un emprendedor que
    también entró en la guerra y se enfrentó a
    situaciones similares.

    Realismo Mágico

    Este recurso ha sido utilizado por García
    Márquez como una forma de narración para relatar
    distintas circunstancias. El Realismo
    Mágico nace a partir del enlace que realiza el
    novel entre la convivencia de lo real y lo
    mágico
    en la novela. Parte de elementos realistas, se
    interna en una descripción de los hechos, los personajes y
    la naturaleza de
    América, es aquí cuando comienza la mezcla. surge
    en uno de los extremos de lo real, y es allí donde se
    establece y edifica su narración. Ciertos hechos
    sorprendentes son tomados como naturales.

    Los hechos característicos de esta estrategia
    narrativa que se relacionan con la soledad son los
    siguientes:

    Diálogo entre José Arcadio
    Buendía y Prudencio Aguilar, quien había
    fallecido.

    Esta conversación entre J. Arcadio y Prudencio
    denota una especie de locura y delirio en el personaje. Este
    último en un principio lo perseguía hasta que
    cuando más adulto J. Arcadio, lo termina aceptando como
    compañía en su soledad.

    "Vete al carajo- le grito José Arcadio
    Buendía- Cuantas veces regreses volveré a
    matarte."

    "Una noche en que lo encontró lavándose
    las heridas en su propio cuarto, José Arcadio
    Buendía no pudo resistir más. – Esta bien,
    Prudencio – le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo
    más lejos que podamos, y no regresaremos jamás.
    Ahora vete tranquilo"

    "Pero en realidad, la única persona con la
    que él podía tener contacto desde hacía
    mucho tiempo era Prudencio Aguilar (…) Prudencio iba dos veces
    al día a conversar con él (…) era prudencio
    Aguilar quien lo limpiaba, le daba de comer y le llevaba noticias…"

    El gran diluvio.

    El diluvio representa el alejamiento del pueblo de lo
    real. Implicó la separación de los personajes,
    hecho que acentuó mas su solidariedad, si bien trataban de
    verse era muy difícil que lo lograran. El diluvio –
    el castigo – deja detrás de si un Macondo
    olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el
    calor se
    habían hecho tan tenaces que costaba trabajo
    respirar.
    Allí quedan los sobrevivientes, Aureliano y
    Amaranta Úrsula, recluidos por la soledad y el amor y por la
    soledad del amor en una casa donde era casi imposible dormir por
    el estruendo de las hormigas coloradas.

    • "Llovió cuatro años, once meses y
      dos días"

    José Arcadio Buendía enloquece por el
    asedio de los muertos de su pasado y es dejado atado bajo un
    castaño.

    La soledad lo atacará aún peor, pues se
    encontrará alejado del mundo. No bien, Úrsula lo
    trataba de traer a la realidad y la pequeña Remedios le
    llevaba comida, J. Arcadio optaba por evadirse mostrarse
    distante. Es en este momento cuando comienza a hablar con
    Prudencio Aguilar, pues él era el único que
    evidentemente lo hacia olvidar la soledad.

    Cien
    años de Soledad

    Cien años de Soledad conjuga una especie de saga
    familiar, que dura un siglo exactamente, con la
    descripción del origen, desarrollo,
    apogeo y destrucción de Macondo. Constituye un mundo
    realista y fantástico, metafórico, alegórico
    y sensual, bíblico y paródico, que sin duda
    establece el raro hallazgo de un libro a la vez culto y popular,
    con su estilo de ficción embrujadora y al público
    más culto, cargado de símbolos y referencias culturales de todo
    tipo.

    Esta novela comienza cuando José Arcadio
    Buendía y su mujer, Ursula
    Iguarán, se ven obligados a marcharse de la
    ranchería en Riohacha donde habitaban. Acompañados
    por varios amigos emprenden un viaje que culmina en la
    fundación de Macondo, epicentro de varias generaciones
    marcadas por la fatalidad y la soledad congénita de la
    familia Buendía. Gracias a ella conocemos la historia de
    Macondo, del caribe y de América. La devastación de
    la tierra con la fiebre de los
    bananos, una guerra civil, la creación de los sindicatos y
    las demás vicisitudes que atraviesan los distintos
    países hasta llegar a la actualidad.

    La primera lectura
    coincide con una escritura que
    suponemos cierta: un escritor, Gabriel García
    Márquez, relata la historia de las genealogías de
    Macondo. La segunda se inicia en el momento de terminar la
    primera: la crónica de Macondo que ya estaba escrita en
    los papeles de un gitano, Melquíades, cuya
    aparición como personaje, cien años después,
    resulta idéntica a su revelación como narrador, de
    la misma manera: cien años después.

    Tipo de Narrador

    Quien cumple la función de
    contar la historia que se nos presenta en la obra narrativa es el
    narrador. En Cien años de Soledad, el narrador es
    omnisciente. Es aquel que conoce toda la historia y relata lo que
    ocurre en el exterior de los personajes, es decir como hablan, se
    mueven, etc; puede contar aquello que ocurre en su interior, como
    son sus sentimientos, por ejemplo. Puede predecir el futuro y
    contar hechos del pasado.

    Manejo del Tiempo

    La novela comienza con una frase que adelanta al lector,
    pues le narra una situación que habrá de ocurrir
    páginas más adelante. El tiempo es utilizado como
    recurso con el cual primero se cuenta los resultados que
    acarreó un hecho para luego contarlo y llegar nuevamente a
    aquél. Por ello no es lineal ya que no responde a una
    estructura en la cual un acontecimiento sucede a otro y
    así sucesivamente. Es más bien circular ya que se
    repite constantemente y no avanza en línea recta. Esto se
    debe por ejemplo a que los nombres, las características de
    los personajes, los mismos deseos, los mismo errores, se repiten
    una y otra vez, de generación en
    generación.

    A su vez, al finalizar con su lectura se puede llegar a
    plantear la cuestión de si es o no lineal, al percatarnos
    de que en realidad la historia no era más que un hecho
    ficcional narrado en un pergamino. Las características
    mencionadas se encuentran en los siguientes ejemplos:

    Saltos de presente al pasado o bien al futuro

    • "Muchos años después, frente al
      pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano
      Buendía había de recordar aquella tarde remota en
      que su padre lo llevó a conocer el hielo.."
    • "Muchos años después, cuando macondo
      fue un campamento de casas de madera y
      techos de zinc, todavía perduraban en las calles
      más antiguas los almendros…"
    • "Un año después del retorno (…)
      Amaranta Úrsula seguía creyendo que era posble
      rescatar a aquella comunidad
      elegida por el infortunio"

    Su estructura circular

    Esto se advierte en diversas ocasiones, por ejemplo,
    cuando Aureliano Triste expone su plan para
    instalar un ferrocarril " que era descendiente directo de los
    esquemas con que José Arcadio Buendía
    ilustró el proyecto de la
    guerra solar Ursula confirmó "que el tiempo estaba
    dando vueltas en redondo".
    Otro ejemplo es el
    siguiente:

    • "(..) radicaba en que Melquíades no
      había ordenado los hechos en el tiempo convencional de
      los hombres, sino que concentró un siglo de episodios
      cotidianos, de modo que todos coexistieran en un
      instante."

    Cabría destacar que Ursula es el personaje que
    tiene la más clara conciencia de
    vivir en una dimensión intemporal: cuando José
    Arcadio Segundo concibe el loco proyecto de establecer un
    sistema de
    navegación, el comentario de Úrsula es aquello ya
    se lo sabía de memoria.

    La Soledad

    Según la Enciclopedia Salvat hay cuatro
    acepciones acerca de la palabra soledad, pero dos son las
    que conciernen a la novela: "Carencia voluntaria o
    involuntaria de compañía y lugar desierto, o tierra
    no habitada."

    El primer significado se centra principalmente en la
    familia Buendía y de forma secundaria en el resto de los
    personajes, ya que a muchos de ellos, por no decir todos, las
    circunstancias los condujeron a la soledad. Ya sea por forma
    voluntaria, como por ejemplo, cuando Amaranta rechaza a Pietro
    Crespi (en quien ya se vislumbra una soledad
    involuntaria).

    El segundo sentido que se le da a esta palabra puede
    aplicarse al pueblo o aldea donde habitan: Macondo. Sin embargo,
    este está poblado pero puede interpretarse el hecho de que
    se encuentra en un lugar desierto, no que él mismo lo sea.
    Este alejamiento no les permite tener comunicación con el resto del mundo y por
    lo tanto deriva a una soledad colectiva que afecta a toda la
    colectividad.

    La Metáfora de Macondo y su relación
    con la Soledad

    Macondo es un pueblo alejado de todo lo que concierne a
    la civilización, fundado por un grupo de
    personas errantes que buscaban un hogar. En él lo
    maravilloso convive con lo cotidiano, es un pueblo donde lo
    imposible se vuelve real: seres más que centenarios,
    lluvias que duran más de cuatro años, apariciones y
    diálogos con muertos, entre otros. Sin embargo, lo
    maravilloso y lo poético se ven afectados cuando comienzan
    las guerras civiles, la fiebre del banano, la llegada de gente de
    distintos lugares a raíz de la empresa
    bananera, el odio político, pobreza,
    matanzas, sequías, el ferrocarril. Hechos que sólo
    acarrearon desgracias y muertes.

    Ciertamente esta metáfora acerca de la construcción de un pueblo tiene sus
    raíces profundas en la realidad americana. Es por ello que
    lo imaginario y lo real se enlazan con la historia de Colombia y
    con los males que afectan a Latinoamérica

    Como en el transcurso de toda historia, Macondo posee
    distintas etapas, dentro de las cuales tanto la soledad como el
    dramática vida que sufren sus personajes se van
    intensificando.

    1. Su evolución y la historia de los
    Buendía

    "El primero de la estirpe está amarrado a un
    árbol y el último se lo están comiendo las
    hormigas."

    Es indudable que el Macondo original, aquel que fue
    fundado por José Arcadio Buendía (el primero de
    todos, valga la aclaración), no es el mismo en el que
    habitó Aureliano Babilonia, por ejemplo. El de los
    primeros tiempos es idílico, representa la idea de la
    Creación. El pueblo nace de la pasión entre Ursula
    Iguarán y J. Arcadio Buendía, una pasión
    prohibida en cierto sentido y marcada por el destino ya que eran
    primos. En este pueblo aparentemente paradisíaco y aislado
    del mundo, todos compartían la felicidad y nadie
    había muerto.

    Los elementos externos cambian de forma paulatina sus
    vidas: la aparición de un gitano llamado Melquíades
    es el comienzo de la perdición; llegará la
    explotación y la desesperación de la guerra, la
    empresa
    bananera (representando a la United Fruit Company de
    Estados Unidos), el ferrocarril, entre otras cosas. Un ejemplo
    claro es el de Úrsula, quien tras cinco meses fuera de su
    hogar tratando de ubicar al fugado José Arcadio, trajo
    consigo un conjunto de personas que revolucionaron la vida del
    pueblo. "Macondo estaba transformado"

    A su vez el verdadero cambio de Macondo ocurre con la
    llegada de dicha empresa bananera a raíz de la
    implantación del ferrocarril. El pueblo se había
    transformado en un campamento de casas de madera poblado por
    forasteros. Hicieron un pueblo aparte al otro lado de la
    vía del tren.

    Al final de la novela la situación cambia
    drásticamente. La historia del pueblo se convierte en la
    historia de la humanidad cuyo desenlace es fatal: Macondo
    desaparece tal como apareció: de la más absoluta
    "nada". Cuando finalizaron las lluvias empezó a soplar un
    viento árido que acabó teniendo una potencia
    ciclónica que esparció sobre Macondo el polvo que
    arrasó para siempre el poblado.

    Es importante remarcar nuevamente que García
    Márquez ya desde el título de la novela establece
    un período: cien años, un tiempo considerable, en
    el cual toda una generación de padres, hijos e hijos de
    los hijos, dan sentido al mismo, en donde todo nace y todo
    muere.

    2. Pueblo cerrado al tiempo: olvido, agonía y
    desesperación

    "… ignorante de que nada se podía venderse
    en un pueblo que se hundía sin remedio en el tremedal del
    olvido."

    Esta frase ubicada al comienzo de la novela
    podría resumir este punto de vista, puesto que predice el
    futuro que tendrá Macondo. Un futuro que el lector puede
    predecir de acuerdo al grado de atención que le preste a
    los detalles.

    Es un pueblo cerrado al tiempo, negado a trascender
    más allá del de la novela misma, más
    allá de esos pergaminos de antaño. Macondo nace,
    vive y muere, más bien, desaparece junto con sus
    personajes-habitantes al finalizar la novela.

    La desaparición se anuncia desde el primer
    momento. La negación de trascendencia se provoca al
    romperse uno de los órdenes naturales: el
    biológico, es decir, la existencia de tantas generaciones
    incestuosas y por ello temerosas del nacimiento de un hijo con
    cola de cerdo. Desde el primer de su matrimonio,
    Úrsula y José Arcadio Buendía viven
    espantados ante la posibilidad de engendrar un hijo con cola de
    cerdo: "ya existía un precedente tremendo. Una
    tía de Ursula, casada con un Tío de José
    Arcadio Buendía, tuvo un hijo que paso toda la vida con
    unos pantalones englobados y flojos, y que murió
    desangrado (…) porque nació y creció con una cola
    cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de
    pelos en la punta".

    Cuando culmina la novela, es decir tras la traducción de los pergaminos de
    Melquíades, se cumple un ciclo: en la última
    generación nace de uno de los hijos con cola de
    cerdo
    . El penúltimo Aureliano engendra en su
    tía Amaranta Úrsula, al Aureliano monstruoso que
    los venía esperando desde hacía 100 años. Se
    consuma de esta forma el desenlace que lo ha de derrumbar
    evitando su continuidad. El destino de la desaparición
    ocurre como producto de la
    relación incestuosa de los Buendía; el esperpento
    muere comido por las hormigas, poniendo fin a dicha casta pues
    eran una estirpe condenada, hundiendo con ellos también al
    pueblo.

    Macondo está cerrado geográfica y
    socialmente en forma relativa, obedeciendo a una dinámica de nacimiento, desarrollo y
    decadencia como pueblo. Es verdad que sólo en algún
    momento es un pueblo marginado, empero siempre permanece al
    margen de la trascendencia temporal.

    Este pueblo es la familia Buendía y
    al desaparecer la misma, él también lo hace.
    Macondo vive una larga agonía: una suerte de agonía
    individual y colectiva de sus personajes —hombres, mujeres
    y pueblo—, que se resuelve en distintos niveles de
    presencia y ausencia mortal. Tiene un desenlace a nivel terrenal
    producto del nacimiento de dicho niño con cola de cerdo,
    esperpento procreado por la corrupción
    de la sangre de los
    Buendía.

    La desaparición termina con la soledad y el penar
    de la familia Buendía así como de todos los
    habitantes del pueblo. En realidad, cada uno de ellos, por
    separado, vive una parte de la historia total de un
    nombre:

    "En la larga historia de la familia, la tenaz
    repetición de los nombres le habían permitido sacar
    conclusiones [a Úrsula] que le parecían
    terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero
    de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran
    impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo
    trágico".

    En la suma de los Aurelianos y los Arcadios aprehendemos
    al personaje total que encierra cada uno de los nombres. Sin
    embargo, cada uno de los Aurelianos y Arcadios tiene su propio
    momento en la novela que sumarán a los otros momentos de
    los que, junto a él, conforman el todo del personaje. Esta
    peculiaridad provoca que el enigma cobre fuerza.
    ¿Cuál de los Aurelianos es Aureliano? Todos
    en conjunto y ninguno en lo individual.

    Por último, durante su agonía, a los
    habitantes sólo les queda la resignación ante el
    inevitable agotamiento temporal por la imposibilidad de continuar
    en un tiempo que han agotado, dilapidado los Buendía y que
    se derrumba al cumplirse el presagio del nacimiento.

    "En aquel Macondo olvidado hasta por los
    pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho
    tan tenaces que costaba trabajo respirar…"

    3. Las mujeres de Macondo: inicio, fin, poder y
    soledad

    Las mujeres son inicio y fin de los hombres en Cien
    años de Soledad
    . Amor y desamor son extremos que
    alivian y provocan sentimientos. Las mujeres son sexo, regazo,
    refugio, ilusión, aparición, presencia y destino.
    También son poder. Sobre todo, esto: ejercicio, sustento y
    manifestación de poder y soledad..

    Con ellas también se inicia y termina la vida en
    el pueblo; en ellas, también, ocurre la
    desaparición del mismo. Como los hombres, las mujeres
    Buendía se consumen y desaparecen. Al unísono de
    ellas y ellos, desaparece Macondo dejándonos la
    sensación de irrealidad de su existencia. Ellas crean a
    los Buendía. Sin ellas, no existiría el andamiaje
    del pueblo.

    El derroche viril alcanza límites
    fantásticos: el coronel Aureliano Buendía embaraza
    (preña sería más correcto en su caso) a
    cuanta mujer se le presenta a lo largo de los 32 levantamientos
    armados que promovió; Rebeca apacigua, entre aullidos
    placenteros
    , al magnífico animal de José
    Arcadio; Aureliano Segundo se casa con Fernanda del Carpio, pero
    sigue con Petra Cotes, con el
    conocimiento y consentimiento de su esposa, entre otros
    ejemplos.

    Úrsula es la gran madre; Amaranta, la madre
    sustituta; Pilar, la madre alcahueta; Remedios Moscote, la
    madre sacrificada; Petra Cotes, la madre desbordada; Fernanda, la
    madre impositiva, exquisita. Cada una de ellas representa una
    versión del poder maternal.

    Poseen un amor que no ve recompensado sus esfuerzos de
    madre en el éxito de sus hijos, puesto que ninguna halla
    satisfacción en ellos; no les proporcionan las
    satisfacciones que una madre podría esperar y se ven
    adentradas en los oscuros pasillos de la soledad. Unos, porque
    son hijos productores de perennes angustias y dolores de cabeza,
    como el coronel Aureliano Buendía; otros, porque llevan
    sus dudas y rencores hasta el absurdo como Amaranta; o porque
    mueren muy jóvenes como la primer Remedios. En Macondo no
    hay hijas o hijos exitosos, ninguno logra realizar sus
    propósitos: el coronel no gana ninguno de los
    levantamientos que emprende; Amaranta no se casa; Aureliano
    Segundo termina pobre, el último José Arcadio no
    logra ser Papa, para nombrar los más
    destacados.

    Las madres son el pilar donde se sostienen los padres
    Buendía y de donde resiste Macondo. Los Buendía
    padres, son también una presencia ausente. Los ejemplos
    notables de ello los constituyen, el primer José Arcadio y
    el coronel Aureliano Buendía. En cuanto al primero, su
    presencia es tan ausente que pasa años amarrado a
    un árbol sin que nadie repare en él y, aún
    muerto, continúa ahí, sólo visto por
    Úrsula. Y es Úrsula, precisamente, quién nos
    proporciona el claroscuro con el cual el lector vislumbra
    a ese primer José Arcadio.

    No hay que olvidar que es en la mujer donde se
    engendrará el último de la casta de los
    Buendía que terminará con la soledad del pueblo y
    de cada uno de ellos. Será la encarnación del
    estigma que perseguía a esta familia desde la
    fundación del pueblo. Por él Macondo
    desaparecerá.

    4. El rencor, la muerte y la
    soledad

    Si en algún momento existió amor termina
    siendo rencor y soledad. El rencor como camino hacia la soledad.
    Es como si los sentimientos positivos se fueran desdibujando con
    los años hasta hacerlos indistinguibles entre las
    telarañas y el polvo, quedando tan sólo de ellos
    una sensación de vacío, ecos de un recuerdo que, al
    vaciarse, deja un hueco que se siente sin saber qué lo
    originó.

    En Macondo, ¿quién no es presa de la
    soledad? De todos los rencores, el del coronel Aureliano
    Buendía es el más vívido y lacerante
    (será detallado más adelante); le sigue, en
    hondura, el de Amaranta; rencor solamente suavizado en sus
    últimos momentos. Frustra el casamiento de Rebeca con
    Pietro Crespi, para después orillarlo al suicidio con su
    negativa de aceptarlo como esposo. Similar destino es que le
    espera a Gerineldo en el rencor de Amaranta: languidecer hasta
    morir. No está excluida de este rencor Rebeca, que
    sobrevive encerrada en su casa y en su rencor, comiendo cal de
    las paredes y tierra del jardín. Finalmente, Petra Cotes
    sufre una transformación rencorosa al pasar de la
    abundancia a la miseria. Macondo tiene como uno de sus signos el
    rencor. Rencor que florece en la soledad de todos sus
    habitantes.

    Úrsula, por su parte, literalmente se consume sin
    dolor ni pena a pesar de su ceguera, mientras que Amaranta,
    transforma su muerte en un
    viaje de encuentro con los muertos del pueblo, a quienes les
    lleva cartas y saludos
    de sus familiares. Úrsula murió un jueves santo, a
    los ciento veinte años, y fue enterrada en una caja de
    zapatos. Tiempo después murieron los gemelos. La
    próxima huida Santa Sofía de la Piedad
    dejaría a Fernanda llena de ira, sin saber que ella pronto
    moriría.

    De esta forma iba desapareciendo de Macondo la familia
    Buendía, esa que alguna vez comenzó a poblarlo
    ahora lo abandonaba consumida en un pantano de soledades,
    rencores y muerte.

    La Soledad: Aureliano
    Buendía

    "… promovió treinta y dos levantamientos
    armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones
    de diecisietes mujeres distintas, que fueron exterminados uno
    tras otro en una sola noche. Escapó a catorce atentados, a
    setenta y tres emboscadas y a un pelotón de
    fusilamiento".

    El Coronel Aureliano Buendía, como luego
    será conocido, es el perfecto ejemplo de soledad descripto
    en la novela. Ya desde antes de nacer lloraba en el vientre de su
    madre, lo que según el criterio de su progenitora era una
    característica de su futura incapacidad para el amor. En
    su adolescencia
    fue tranquilo y solitario, se refugiaba en el laboratorio de
    su padre para tratar de soportar las características que
    le confirió su nombre. Vivía horas interminables
    allí dentro aprendiendo por pura investigación el arte de la
    platería.

    Un rasgo característico del Coronel es una
    especie de intuición o predicción que tiene sobre
    los hechos que acontecerán, por ejemplo cuando a la edad
    de tres años predijo que una olla se caería de la
    mesa. Y cuando también, posteriormente, advirtió en
    una carta que su
    padre moriría al poco tiempo. La palabra de Aureliano se
    convertía en realidad.

    Tras varios años de ensimismamiento en dicho
    laboratorio se casó con una pequeña, Remedios
    Moscote, que no contaba con más de nueve años y
    cuyos ojos eran de color verde. A
    pesar de su niñez y de que tenía una hermana que le
    doblaba la edad, Aureliano se enamora perdidamente de ella.
    Gracias a la intervención de Pilar Ternera, don Apolinar
    Moscote, su padre, le concede la mano en matrimonio a
    Aureliano.

    De alguna manera, al elegir una niña de tan
    escasa edad, Aureliano trata de algún modo de tener a
    alguien a quien proteger, como si por medio de aquella acción
    dejara a un lado la terrible soledad que lo aquejaba. Si bien
    pudo también hacerlo con alguna mujer de mayor edad, puedo
    haber escogido a Remedios por el hecho de que siendo tan
    niña sería capaz de acompañarlo y no
    envejecería rápido o moriría antes que
    él.

    Esto último no se cumple dado que la
    pequeña muere envenenada por su propia sangre con dos
    gemelos en el vientre, hecho que desgarra el corazón de
    Aureliano y lo sume más en la melancolía y la
    depresión. La muerte antecede a la soledad,
    hecho demostrable a lo largo de toda la novela. Aquí lo
    vemos representado con esta muerte que implicaría la
    desgracia de Aureliano. La muerte de Remedios no le produjo la
    conmoción que temía. Fue más bien un sordo
    sentimiento de rabia que paulatinamente se disolvió en una
    frustración solitaria y pasiva. Por este motivo
    entabló una mejor relación con su yerno, quien
    pronto lo introducirá en el arte de la
    guerra, aunque primero era necesario que eligiera entre
    conservadores o liberales.

    Tras elegir el liberalismo
    por sus sentimientos humanitarios se convirtió en Coronel
    y participó en numerosos levantamientos y promovió
    treinta y dos guerras fallidas contra el régimen
    conservador. Para ello fue necesario abandonar Macondo por
    tiempos indeterminados. Luego comprenderá que ese no era
    el método
    más adecuado para evadir la soledad. Al llegar de una de
    sus batallas decidió que ningún ser humano, ni
    siquiera su madre, se le acercara a menos de tres metros de
    distancia. Se encontraría en medio de un círculo
    circunscrito con tiza. Así fue como extraviado en la
    soledad de su inmenso poder empezó a perder el
    rumbo.

    En la entrevista
    realizada por Peter H. Stone, García Márquez,
    expresará que cuanto más poder se tiene, tanto
    más difícil es saber quien le está mintiendo
    y quien no. Cuando alguien alcanza el poder absoluto, ya no tiene
    contacto con la realidad, y ésta es la peor soledad que
    existe.

    Las realidades cotidianas lo enfadaban, tuvo
    riñas con varios de sus amigos y se sintió disperso
    y más solitario que nunca. El hecho de llegar a ser una
    persona tan poderosa, un dictador, lo rodeó de intereses y
    personas cuyo objetivo era asilarlo de la realidad. Todo
    está conjugado de manera tal para aislarlo. Por ello
    decidió buscar refugio en Macondo, para tratar de romper
    la dura cáscara de la soledad.

    Pasada un tiempo su estadía en el pueblo,
    tomó la determinante decisión de suicidarse, ya que
    consideraba que sus ideales liberales habían sido
    corrompidos y que la guerra ya había prácticamente
    acabado para él. Para cometer este hecho pidió al
    médico de la familia que le indicara en qué lugar
    de su pecho quedaba su corazón; esperó el momento
    oportuno y tal donde aquel se lo había indicado
    colocó el arma y se disparó. Gracias a la inteligencia
    del médico, quien había sabido prever este
    acontecimiento, la bala atravesó una parte del cuerpo
    donde no hay órganos que dañar. Se había
    salvado. Al comprender su buena intención y por lo tanto
    no conspirativa, fue proclamado mártir.

    El tiempo pasó y el coronel era el único
    habitante de la casa que no seguía viendo a su padre
    amarrado al árbol de castañas. Su madre lo saludaba
    como si todavía siguiera allí. Con el reinicio de
    los combates entre conservadores y liberales, Aureliano
    optó por refugiarse en el exilio de sus pescaditos de
    oro (como
    solía fabricar en su adolescencia). Y así lo
    haría hasta el momento de su muerte que justo
    coincidió con las últimas vacaciones de
    Meme.

    Así fue como fue el primer nacimiento en Macondo,
    el coronel Aureliano Buendía, estaba atrapado bajo el
    estigma de su nombre y destinado a una muerte segura: "Desde
    el principio de su adolescencia , cuando comenzó a ser
    conciente de sus presagios, pensó que la muerte
    había de anunciársele con una señal
    definida, inequívoca, irrevocable…
    ". Este personaje
    condenado desde su nacimiento, puesto que su concepción no
    tendría que haber ocurrido, por la relación de
    parentesco entre Úrsula y José Arcadio
    Buendía.

    Su soledad estaba basada en la de una persona aislada y
    retraída del mundo, pues ya desde su nacimiento esas
    características estaban perfiladas. Su predilección
    por las actividades solitarias del laboratorio, la
    elección de una espesa de escasa edad, su decisión
    por entrar en la guerra, y su posterior vuelta a ese oficio de
    hacer pescaditos (que había abandonado de joven), lo
    caracterizan como una persona poco desenvuelta, que de la
    única manera que podía relacionarse con los
    demás era violentamente. Se alejaba él mismo, al
    principio no fue discriminado, pero luego otras todas las
    batallas se fue alejando de sus seres queridos hasta el punto de
    no quererlos más cerca.

    García Márquez presenta una imagen de un
    Aureliano que evidentemente no es el mismo que tuvo el
    emprendimiento de casarse, de ir a la guerra, sino más
    bien como un hombre mayor caído a menos y consumido por en
    su propia soledad, pensativo y añorante de sus buenos
    tiempos de dictador en época de guerra. "Ese recuerdo
    como todos los de los últimos años, lo llevó
    sin que viniera a cuento a
    pensar en la guerra"

    Murió en soledad, tal como había estado
    llorando en el vientre de su madre y como vivió toda su
    vida. "La familia no se enteró hasta el día
    siguiente, a las once de la mañana…"

    Conclusión

    " y que todo lo escrito en ellos era irrepetible
    desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a
    cien años de soledad no tenían una segunda
    oportunidad sobre la tierra".

    Al releer esta monografía
    es necesario resaltar otra vez la frase con la que García
    Márquez termina la novela, porque reúne todas la
    características presentadas en este trabajo. Le otorga un
    significado final muy especial, recalcando el sentido de la obra
    ya mencionado en todo el desarrollo del libro. Por eso esta
    historia representa lo que sufre nuestra sociedad hoy,
    pese que fue escrita hace ya bastante tiempo. Y, si bien el autor
    describe hechos mágicos o fantásticos que no
    suceden en la vida realidad, hoy en día pasamos en alto o
    tomamos como "normal" hechos que no deben ser parte de nuestras
    vidas, como el numerosos de desocupados, los robos, los
    asesinatos, las crisis sociales, entre otros hechos.

    De esta manera García Márquez llama a
    reflexionar, a pensar realmente qué queremos ser, y
    cómo debemos aprovechar la oportunidad que tenemos en la
    Tierra, porque esta oportunidad es única e irrepetible. Y
    depende solamente de nosotros el futuro, si queremos vivir
    felices o en soledad.

    Es una novela digna de análisis ya que se le
    pueden dar varias significaciones a palabras que utiliza
    García Márquez. Un tema al respecto para resaltar
    es la prohibición de los gallos en el pueblo. La palabra
    gallo en sí misma puede tener varías
    simbologías y una de ella es la de significar un secreto,
    algo que no debe ser divulgado. Y como se ha demostrado a lo
    largo del trabajo hay muchos temas que los personajes pretenden
    ocultar.

    También pretende dejar en claro el tema de las
    relaciones incestuosas que de alguna forma u otra traen
    aparejadas desgracias. Este pudo no haber sido el eje principal,
    pero es resaltado de forma notable en la novela, ya que por culpa
    de este tipo de relaciones es que la estirpe Buendía llega
    a su fin, sumado a la traducción de los pergaminos, claro
    está.

    Es una novela en la que se plantean varias condiciones
    sociales, como por ejemplo, temas religiosos, los problemas
    políticos, las crisis sociales etc. Por medio de cada uno
    de los personajes se muestra una
    realidad diferente. Hay que recalcar que el poder es uno de sus
    temas principales y que en cada generación hay un
    personaje que manda a los demás y se encarga de dirigir.
    La hipocresía, la mentira y el engaño son otros
    temas fundamentales, podría decirse que en base a esos
    antivalores se construyen los ladrillos de la soledad en cada uno
    de los Buendía.

    Y por último el eje principal sobre el cual se
    apoyan todos los demás: la soledad, que como ya se ha
    demostrado esta trae desgracias y es innata en todos los
    personajes, por más que se esfuercen por
    evadirla.

    Bibliografía consultada

    AA.VV. Confesiones de escritores: escritores
    latinoamericanos. Gabriel García Márquez. Los
    reportajes the Paris Review
    . El Ateneo. Argentina.
    1995

    García Marquez. Cien Años de
    Soledad
    , Editorial Sudamericana, Argentina, 1974

    Páginas de Internet


    http://cvc.cervantes.es/actcult/garcia_marquez/presentacion.htm

    http://www.semana.com.co/imagesSemana/documentos/DiscursoGabo.doc

    Carolina Guerra

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