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La constitución de los anglosajones




Enviado por santi_monse



    No sabemos qué instituciones
    habían regido la patria alemana. Éstas fueron
    llevadas a Inglaterra por
    los sajones y los demás pueblos que habían formado
    parte en la conquista de Britania.

    La falta de un rey, la existencia de pequeños
    príncipes, el nombramiento de duques provisorios durante
    las guerras,
    demuestra que en lo esencial subsistió aquel estado de
    cosas común en todos los germanos de la
    época.

    Las relaciones sociales de los sajones continentales
    siguen siendo las mismas durante el S VI. Había nobles,
    hombres libres, lites o lazzes (dentro de los cuales se
    encontraban las categorías de semilibres, libertos y
    siervos) y , por último, los esclavos. La
    separación de estas clases estaba rigurosamente mantenida,
    especialmente por la prohibición de casamiento entre las
    diferentes clases
    sociales.

    El esfuerzo de la raza sajona por conservar sus
    primitivas instituciones justifica que los sajones y
    también los anglios y los jutos vivieran en su
    emigraciónen las mismas condiciones con que se describe a
    los germanos de su tiempo.

    La circunstancia de pasar de constantes excursiones a
    empezar a asentarse gradualmente en Britania, donde se
    encontraron con territorios devastados y en su mayor parte
    despoblados y se colocaron en antagonismo con los restos de la
    población, dio a los conquistadores la
    posibilidad de implantar su nueva patria con organización política y civil, y
    con las instituciones con una fidelidad que solo pudieron turbar
    en algunos puntos el continuo estado de guerras y las
    consecuencias que de ellas se deducían.

    Los anglosajones no solo tienen valor para los
    ingleses por haber sido la base de su Estado sino que
    también tienen valor para los alemanes por haber reflejado
    durante siglos el modo de ser de su patria aunque no se sabe
    mucho sobre ésta. La única diferencia es que el
    desarrollo de
    Inglaterra fue más rápido que el de Alemania
    porque en el S VIII mientras trataba de implantar la
    civilización de occidente y el cristianismo,
    y de fundar un buen sistema
    político y civil, en las islas británicas ya se
    tenía bien asentado todo esto. El sistema
    político y civil de Inglaterra era de carácter germánico de tal manera que
    solo estaba alterado por una organización
    eclesiástica romana.

    Las instituciones e ideas jurídicas de los
    anglios y los sajones fueron de gran influencia para los pueblos
    germanos pero no hace falta detallar sus aportes. Aunque por un
    lado fue la emigración lo que los llevo a semejarse,
    también fue la repugnancia que sentían los sajones
    al mezclar su sangre con los
    extranjeros, por lo cual deducimos que cruzaron el mar todas las
    familias de los guerreros y no solo ellos.

    Los anglios emigraron en su totalidad y aunque de los
    sajones no se conoce no se conoce mucha participación en
    esta emigración se supone que emigraron con todas sus
    familias porque los nombres de las nuevas tribus pertenecen a los
    de las tribus fundadoras. El parentesco entre las diferentes
    tribus no se disolvió sino que se reafirmó y
    tomó mas seguridad en sus
    leyes.

    El parentesco tenía el deber de amparar y
    auxiliar a los individuos de las familias pero a la vez era un
    derecho respecto de los demás; pues protegía la
    herencia de
    cada uno y también imponía ciertas trabas a la
    disposición de bienes. Una
    ley del rey
    Athelstán (924-940), en la que se imponía que todo
    aquel que no tuviera campos podía elegir a un señor
    que fuera ante los tribunales por él, es una prueba de que
    en los trastornos sufridos en las relaciones posesorias se
    habían aflojado los lazos de parentesco y había que
    buscar una forma de sustituirlos, que en el transcurso del siglo
    se extendió desde los que no tenías campos hasta
    los propietarios libres.

    Todas las clases habían emigrado. La antigua
    nobleza popular, cuyo origen se remontaba a los dioses,
    proporcionó los caudillos de las expediciones y los
    príncipes de las colonias que se fundaron. Los hombres
    libres formaron parte de los ejércitos; y los siervos y
    esclavos fueron transladados a los nuevos dominios con los
    demás objetos de propiedad. Por
    eso se repitió en la colonia la distinción de
    clases que ya existía en la metrópoli. El eorl,
    ceorl y el laete corresponden en el país de los sajones
    del S IX a la clasificación usual de ethelingos, frilingos
    y lazzes, o sea nobles, hombres libres y siervos.

    La repartición de las tierras fue modificada. En
    sus comienzos los terrenos pertenecían a todos pero esto
    fue modificado por la propiedad privada que exigían
    algunos. Tampoco en los tiempos históricos hay una
    igualdad en la
    repartición de tierras, ya se notaba la diferencia
    según las clases. Los individuos recibían las
    tierras de acuerdo a las clases pertenecientes, los nobles
    tendrían más tierras que los demás. Aunque
    con el tiempo la cantidad de tierras se hizo muy irregular entre
    las clases por las herencias, las compras, ventas,
    deudas, etc.

    La desigualdad influía en las relaciones entre
    las clases. Entre los esclavos algunos habían sido
    llevados como parte integrante de los bienes de la antigua
    patria, otros eran compatriotas reducidos por deuda a la esclavitud y
    otros eran britanos sojuzgados. El único derecho que
    tenían era el de ser alimentados y, durante la
    época cristiana, el de descansar durante el domingo. Todos
    transmitían eternamente la esclavitud a menos que el amo
    los liberase. El hombre
    libre, que no poseía bienes, se entregaba a un patrono en
    virtud de prácticas antiguas y con el tiempo la entrega
    fue una obligación impuesta por la ley. El patrono
    respondía ante el municipio y los particulares por el
    hombre.
    También algunos nobles se sumaban a este derecho por
    necesidad de protección.

    Los libres y los nobles tenían su haber o
    wehrgeld que estaba determinado desde su nacimiento. En la mayor
    parte de los pueblos anglosajones este valor estaba fijado en
    proporciones muy exactas. El del libre ascendía a 200
    chelines y el del arzobispo o del rey, que constituía el
    máximo, se elevaba a los 7.200. El thegn que poseía
    un mínimo de 40 hufes alcanzaba la dignidad de
    eorl con 2.400 chelines. Las diferencias entre la propiedad por
    un lado, y por otro el servicio del
    rey, se cruzaban con las diferencias de linaje y podían
    llegar a igualar a estas últimas.

    No se sabe con seguridad si existió en Inglaterra
    la federación de distritos. Hay cosas que parecen
    demostrar la existencia de la federación en Inglaterra
    pero no son demasiadas como para demostrar que el distrito era
    toda la base de la constitución anglosajona, esto es tanto
    menos admisible en cuanto a que el distrito no fue, ni siquiera
    en Alemania, la unidad inferior de la constitución
    política.

    Como tal unidad encontramos más bien al municipio
    rural, que en los territorios de los sajones occidentales
    tomó el nombre de decuria, por ser una subdivisión
    de la centuria. El municipio rural era la unión de los de
    los libres unidos por los lazos de afinidad en una colonia y
    constituía el grado ínfimo de la
    organización política. Estos hombres libres se
    encargaban de hacer sus propias leyes y cambiaban las prestaciones y
    perseguían los delitos. Lo
    mismo sucedía en las aldeas que dependían de un
    señor que había adquirido todo por causas legales y
    que en las cuales se nombraba a un presidente. La diferencia es
    que en estas el presidente era nombrado por el señor, en
    cambio en als
    otra por el municipio.

    Desde el punto de vista constitucional apenas
    existía diferencia entre la aldea y la ciudad, buhr. Las
    ciudades fortificadas eran antiguas y tenían varios
    orígenes: unas eran continuación de las antiguas
    ciudades romanas o britanas, en las cuales entraron los germanos
    para defenderse, otras fueron consecuencia de campamentos
    fortificados, y otras se levantaron en residencias de
    príncipes y reyes. Estas buhr tenían sus bienes en
    común y su asamblea municipal, y también su jefe.
    Las grandes ciudades abarcaban varios municipios. A veces el
    número de municipios llegaba a formar una centuria. La
    centuria era el grado que le seguía al municipio en la
    organización del pueblo. La constituían cierto
    número de municipios rurales o townships. El origen de las
    centurias viene en los tiempos de colonización, porque es
    de carácter germánico y porque surgió de la
    necesidad de prestar defensa a los ejércitos populares
    próximos. También nos queda la duda de saber si
    fueron primero las centurias que aparecieron y se fueron
    dividiendo en municipios o fueron los pequeños municipios
    que se fueron uniendo. Donde llegaron grandes masas de
    conquistadores hubo de nacer la unidad superior, en cambio en
    donde se establecieron pequeñas colonias, la necesidad
    debió imponerles la agrupación de la forma que ya
    conocían en su patria. El tamaño y la cantidad de
    personas en las centurias era muy desigual, pues en las costas
    eran muy pequeñas y en el interior eran más
    extensas. El desembarque en común y la necesidad del mutuo
    auxilio obligaron a los inmigrantes a vivir más unidos, de
    ahí que las colonias de las costas sean más
    pequeñas pues cuando se lograron mayores extensiones de
    terreno el refuerzo de tierras fue subdividiéndose hasta
    que en las grandes comarcas hubiera tantos poseedores de hufes
    que pudieran ser considerados como una centuria.

    Todos los que formaban parte de la centuria se
    reunían en plazos determinados que luego fueron mensuales
    en lugares abiertos como bajo árboles, junto a fuentes
    sagradas o en colinas. Luego estas asambleas empezaron a hacerse
    en las ciudades más importantes y cómodas y todos
    los hombres libres tenían el derecho y el deber de
    presentarse ahí y de tomar parte en el hundredesgemot o
    asamblea de los ciento, para tomar decisiones para el bien
    común. En las centurias anglosajonas la
    administración de justicia
    estaba exclusivamente confiada a doce hombres que vinieron a
    sustituir al antiguo tribunal popular. En los tiempos normandos,
    los gerefa o reeve y los cuatro hombres buenos de cada municipio
    estaban obligados a formar parte de la asamblea y los
    propietarios o sus administradores, así como los
    sacerdotes, tenían derecho pero no
    obligación.

    La asamblea en su origen procedía con entera
    autonomía. La misma asamblea proclamaba por sí y
    ante sí misma la paz concertada para su defensa e
    imponía castigos a las violaciones de los conciertos y en
    los demás casos litigiosos. En suma, no había nada
    que la centuria no pudiera hacer objeto de sus discusiones, por
    lo menos para preparar lo que había de ser resuelto en
    otra esferas.

    La unidad inmediatamente superior a las centurias eran
    los scires o shires (condados). La palabra shire parece haber
    correspondido a las formaciones de pequeños Estados
    nacionales, a los cuales se le agregaron pequeñas colonias
    y sus agrupaciones en centurias, en una manera y una época
    que hoy no conocemos. Essex constituyó por sí solo
    un reino sajón y Middlessex lo fue también, al
    menos temporalmente.

    Así como la misión del
    municipio era principalmente social y administrativa y la del de
    la centuria era jurídica, la de la shire fue eminentemente
    política.

    Su asamblea fue simplemente la asamblea del pueblo,
    folkesmot, el conjunto de hombres libres de todas las centurias
    que constituían una parte de la formación
    embrionaria de los Estados. El folkmot como corporación
    política tenía atribuciones sobre todo; tomaba
    disposiciones de fuerza
    obligatoria para todos, sobre modificaciones del derecho
    público, sobre cuestiones de paz y guerra y sobre
    los servicios que
    cada cual, dentro de la comunidad,
    debía prestar al folk, y que continuados en la trinoda
    necesitas, consistían en el servicio de las armas, en el
    mejoramiento de los puentes y en la manutención del
    ejército. También se elegía a un funcionario
    popular o príncipe, ealdorman, que convocaba y
    dirigía las asambleas, cuidaba el cumplimiento de sus
    acuerdos y mandaba los ejércitos en la guerra.

    Las dificultades que ofrece la historia constitucional de
    los anglosajones se aumentan considerablemente por la
    circunstancia de que muchas palabras son aplicadas a diferentes
    cosas. Así, por ejemplo, la palabra gerefa se aplica a los
    funcionarios de todas las categorías, y de aquí que
    no pueda deducirse de ella nada concreto
    acerca de la posición de estos funcionarios; con el nombre
    de scire se designa una división del territorio, pero
    puede servir para designar demarcaciones de muy diversa
    extensión. Por ello el ealdorman es un presidente cuyas
    atribuciones no pueden marcarse con firmeza. En la
    institución de Shire-Earldorman tuvo a varios cambios y
    alteraciones. En sus comienzos, el shire podía extender su
    soberanía sobre un distrito vecino y llegar
    a ser rey de un reino mayor o menor.

    La cuestión relativa a la importancia originaria
    del earldorman esta relacionada con lo que se refiere al
    advenimiento de la monarquía, institución desconocida
    por la patria sajona. La alta aristocracia fue uno de los
    elementos que hacían indispensable la monarquía, y
    el otro debe haber sido el éxito
    de los guerreros, que dieron a los príncipes una
    razón para que su posición se transmitiera a todos
    sus descendientes y familia. La
    proclamación de Ida, rey de Northumberland, nos da indicio
    para otros casos en los que los caudillos de las colonias
    renunciaron a su independencia
    y los distintos earldormanes se sometieron voluntariamente a uno
    de los de su clase. Pero la
    razón principal o central del nacimiento de la
    monarquía fue la violencia, o
    sea el derecho al más fuerte.

    La monarquía anglosajona no era solo superior al
    gobierno de los
    earldormanes en punto de extensión de territorios sino que
    también lo era bajo el concepto del
    aumento de sus atribuciones, pues fue un poder que
    influyó sobre todos los aspectos de la vida
    pública. La familia que
    ocupaba el trono rara vez perdía el derecho a éste,
    sin embargo su poder era producto de
    usurpaciones y revoluciones generalmente. Los individuos no
    alcanzaban el trono por herencia (dentro de la familia), sino que
    eran elegidos por los magnates (witan), completada por la
    presencia del pueblo presente en el acto. Esta elección se
    reducía a una mera formalidad cuando el monarca dejaba un
    hijo capaz de ocupar el trono. Hasta fines del siglo VII, en
    Kent, en Mercia y aun en los dos reinos de
    Northumberland, era regla general proclamar al primogénito
    o heredero. En cambio en Wesséx no seguía una regla
    en cuanto a la elección de reyes, de modo que la
    elección se ejerció más ampliamente que en
    los otros pueblos.

    En la proclamación de reyes siempre se hicieron
    ciertas ceremonias y se concedió a los elegidos ciertos
    honores. Se dice que el rey Edwin usó el tufa, el
    estandarte de los emperadores romanos, cosa poco común
    entre los monarcas anglosajones. En las Pontificales del
    arzobispo Egberto de York (muerto en 766) se dice que por primera
    vez que el rey solía ser elegido y coronado con un yelmo,
    y además tenía que cumplir tres promesas: dejar en
    paz a los cristianos y a sus instituciones, impedir la violencia
    y ser justo y misericordioso. La investidura eclesiástica
    era el principal deber de los reyes populares, también lo
    era el juramento de fidelidad del pueblo. Pues, así como
    el rey garantizaba la paz del pueblo, éste debía
    garantizársela a él concediéndole el grado
    supremo de wehrgeld, grado que también tenía el
    arzobispo y el earldorman de regia estirpe. Además de el
    concebimiento este para el caso de asesinato del rey una multa
    real (cynebot) de igual importe, que quedaba a favor suyo, pues
    siendo el rey la cabeza del pueblo, perjudicándose a
    aquella se dañaba a la totalidad.

    La suma del wehrgeld y de la multa por asesinato era una
    cantidad muy elevada de dinero, por lo
    cual la familia real estaba muy favorecida. En la misma
    condición que el rey se encontraban todos los que estaban
    unidos a él por ciertos lazos, sus allegados y su
    servidumbre incluso. El robo de sus bienes era castigado con
    triple pena que el robo de bienes de uno de sus súbditos,
    el castigo que se daba por la violación de su domicilio y
    de su tranquilidad doméstica era diez veces mayor que lo
    común y se fue aumentando más con el tiempo. El que
    robaba un arma era castigado con la muerte
    además de perder sus bienes. Por eso dicen: "de la
    voluntad del rey depende su vida o su muerte".

    Hubo muchos cambios con el advenimiento de la
    monarquía. La constitución de los municipios y de
    las centurias se resintió apenas con este cambio, pero es
    evidente que el shire tuvo que renunciar a sus atribuciones
    políticas cuando cesó la unidad
    política. El folkmot conservó su limitada competencia
    judicial, pero perdió el derecho de legislar, el de
    decidir acerca de las cuestiones de paz y guerra y el de decretar
    los impuestos
    necesarios para objetos públicos. El folkland de los
    distintos distritos paso a ser propiedad del reino y formó
    una grabn masa de bienes propios del Estado. Para la administración de estos privilegios fue
    necesario crear nuevos órganos.

    Los funcionarios populares no fueron eliminados pero a
    su lado ejercían atribuciones los que nombraba el rey como
    representantes de su autoridad, que
    era la del Estado, y éstos supeditaban a los municipales
    en virtud del desenvolvimiento natural que en iguales condiciones
    encontramos en los Estados germánicos del continente. El
    shirgerefa o sherif era el administrador de
    los bienes del rey y de los ingresos
    públicos del distrito y representante de la
    supremacía judicial que había pasado al Estado. Al
    sherif correspondía la presidencia de los tribunales de
    las centurias y cuando el earldorman estaba ausente él
    ejecutaba las sentencias y retenía para el rey una parte
    de las costas del juicio con ayuda de los antiguos funcionarios
    populares. Probablemente estaba a sus órdenes el
    contingente militar como dux o heretoga.

    El earldorman y el obispo siguieron siendo los
    presidentes normales de la asamblea del shire; el primero
    podía publicar disposiciones de paz y asegurarse de que
    estas fueran cumplidas, y recibía por esto una parte del
    folkland y por su wehrgeld era considerado como el individuo
    principal de la shire. Pero como dependía del rey,
    podía ser destituído cuando no cumplía con
    sus deberes. Cuando era necesario nombrar otro earldorman la
    elección no se hacía en virtud de la
    elección del folkmot, sino por el rey y por el Consejo de
    Estado (witán). Finalmente, este cargo se confirió
    después a los confortantes de la familia real.

    Según parece no hubo una asamblea del Estado que
    reemplazara al shire, o folkmot. Pero si esta asamblea
    existió pronto perdió su importancia y tuvo la
    necesidad de limitarde como las asambleas de los francos. Nunca
    en los pueblos anglosajones se nos presenta el pueblo influyendo
    en la legislación, y los importantes acuerdos en cuanto a
    la adopción
    del cristianismo se tomaron sin tener en cuenta al pueblo. La
    única ciudad que se mantuvo fuera de toda descripción fue Kent que se mantenía
    con el antiguo shire.

    La adopción del cristianismo en Northumberland
    por el rey Edwin se llevó a cabo con anuencia de los
    magnates seglares y eclesiásticos, los únicos
    consultados. Cuando el rey Oswin se decidió a abandonar la
    Iglesia
    escocesa y unirse a la romana, el acto de el voto de los magnates
    y hombres de inferior categoría fue la sanción
    legal de aquella decisión. El rey estaba obligado por el
    espíritu de la constitución y por consideraciones
    prácticas a pedir la cooperación y el
    consentimiento del pueblo, pero éstas no se daban
    inmediatamente sino que habían dado una
    representación del pueblo aquella institución en la
    que se encarnaban la tradición y la conciencia del
    derecho, donde sus integrantes eran llamados sabios (witan). No
    era más que el desarrollo de una de las centurias en donde
    el tribunal fue reducido a un comité, compuesto
    seguramente por los más respetables y ricos de la
    centuria.

    Lo que sabemos sobre los reyes anglosajones nos
    enseñan que el witenagemot, asamblea de los witanes, se
    componía de tres clases: los obispos del reino, los
    consejeros espirituales del pueblo y por último, los que
    dependían del servicio que brindaban al rey, eran
    simplemente servidores,
    thegns o cyniges-thegns. Estos últimos se dividían
    en diversas categorías, desde los que acompañaban o
    seguían al rey (gesiths o comites) hasta los criados,
    siervos y esclavos que le pertenecían. Los anglosajones
    utilizaban a los siervos no solo como administradores de sus
    bienes y funcionarios del palacio sino como hasta gerefas. El
    servicio del rey participaba de la condición de los libres
    y de la de esclavos pues elevaba a éstos a superior
    categoría y quitaba a aquellos una parte de su libertad que
    era compensada por la importancia que gozaban los servidores del
    rey.

    Los principales ministri del monarca llegaron a formar
    parte del witenagemot. En los documentos de los
    reyes mercios del siglo VIII que se publicaron con la
    ocasión de un witenagemot, aparecen delante de los cinco
    obispos y de los cinco o siete earldormanes, por regla general
    doce o catorce hombres de la confianza del rey. Otra cosa
    aconteció en los reinos unidos, en donde el número
    de witanes no aumentó notablemente, sinoq eu dentro de
    este número aumentaron los ministri. La causa de esto,
    más que en consideraciones políticas, se funda en
    la circunstancia de que la mayoría de los ministri estaban
    junto al rey y los integrantes de las otras dos clases estaban
    más lejos y se dejaban detener en sus respectivas
    residencias con más facilidad.

    Los witenagemots se reunían en las grandes
    fiestas religiosas (Navidad,
    Pascua y Pentecostés) y además una durantes el
    otoño, siguiendo el ejemplo de los germanos continentales
    en donde se reunían los magnates de la corte y
    resolvían asuntos de diversa índole. También
    era indispensable la cooperación del witan para convertir
    el folkland en propiedad privada o blokland, porque todos los
    bienes de los distintos shires habían pasado a poder del
    Estado y se habían convertido en patrimonio de
    la corona.

    Pero a pesar de todas estas concesiones del Estado el
    rey procedía con arreglo al consejo y a la voluntad de sus
    magnates, y nunca dejaba de pedir consentimiento aun cuando el
    trataba de apropiarse de los bienes, aunque nunca era negado,
    pues no era la comunidad sino el rey el que tenía el
    usufructo de su propiedad. Los witanes no tenían razones
    para dificultar la acción
    real pues a ellos los beneficiaba. Además el rey siempre,
    en cualquier forma que fuese, destinaba una parte del folkland
    para sus funcionarios y servidores.

    La cooperación del witenagemot para convertir el
    folkland en bokland podía ser indispensable para que la
    disposición del rey fuera indiscutible, asi el acto del
    monarca no se fundaba en voluntad del witenagemot sino que la
    daba por sancionada y robustecida. Por miedo a que el folkland se
    extinguiera agregaban miembros, aumentándose el territorio
    del Estado con los bienes de los criminales.

    Los witanes eran asesores y jurisconsultos del rey
    cuando tenía que hacer justicia en última instancia
    y sus consejeros cuando se trataba de la paz o la guerra. A ellos
    apelaba cuando tenía que firmar tratados y cuando
    la necesidad le obligaba a acudir a los impuestos, los decretaba
    previo consentimiento de los witanes. No había procedimiento
    público alguno en el cual por tradición no tuvieron
    éstos voto de consulta. El hecho de que el rey siguiera
    sus consejos dependía de varias circunstancias generales y
    relaciones personales. En los períodos en que el derecho a
    la corona era motivo de luchas y en la sucesión al trono
    tenía marcado carácter de irregularidad, se
    aumentó el poder de los witanes, de los cuales
    dependía la posición del cetro.

    La antigua monarquía alemana era electiva. Desde
    fines del siglo VII hubo cambios notables aun en aquellos pueblos
    donde se había seguido una estricta sucesión
    hereditaria. Los witanes electores tomaron un vuelo y en vez de
    elegir al hijo, eligieron al hermano del rey difunto para que
    cuando éste muriese eligieran al sobrino, a quien le
    correspondía la corona en un principio. Algunas veces la
    elección cayó en parientes lejanos de líneas
    colaterales, cuyo parentesco es difícil de determinar. En
    el siglo VIII apareció una gran inseguridad
    debido a los cambios territoriales y por eso es pesada y
    difícil la historia de ese período. Esta
    inseguridad aumenta en la misma proporción en que las
    vacantes en el trono ocurren por medios
    distintos de los naturales, por abdicaciones motivadas por el
    deseo de ir a Roma o de
    ingresar en el estado
    eclesiástico, sobretodo por la violencia. Esta causa
    existió siempre, por ejemplo, en el siglo VII Sigeberto
    fue asesinado por excesiva bondad. De los quince reyes del siglo
    VIII que reinaron en Northumberland sólo uno murió
    en pacífica posesión de trono, dos abdicaron,
    cuatro fueron desterrados, seis asesinados y dos
    destituídos por decisión formal de los witanes. A
    veces los mismos súbditos del rey eran los que se
    deshacían de él porque había llegado a
    serles molesto, en otros casos eran los propios pareientes, o los
    earldormanes, o todos a la vez. Pero estos hechos fueron
    consecuencia de una época ruda y poco cuidadosa de las
    restricciones legales. La monarquía tampoco presentaba un
    carácter absoluto, por más que no estuviera ligada
    por leyes especiales y que dispusiera de medios de fuerza
    suficientes.

    Mientras subsistieron las antiguas familias soberanas,
    el rey fue el más acaudalado y rico de su Estado. Tantos
    territorios tenía que desde muy antiguo comenzó a
    ceder parte de ellos a otras personas, aumentando así el
    número de sus deudores personales. A los productos de
    sus bienes reunía otros ingresos inherentes a su
    posición, como el usufructo de los dominios del Estado no
    distribuidos, cosas a las cuales los anteriores siglos
    atendían mucho menos que los calculadores normandos y
    Plantagenets, pues éstos debían atender las
    necesidades de sus soberanos. Albergar al monarca y a su
    quito era un
    honor pero con el tiempo se convirtió en una
    obligación.

    Esta preponderancia material tenía también
    cierta influencia política, porque además de tener
    un séquito análogo el que otros además de
    él tenían, sino mucho más numeroso que otros
    pudieran tenerlo. El honor y las ventajas que el servicio al rey
    traía hacía que el número de
    acompañantes o gesiths fuera mayor que el de otros y
    alcanzaran la cifra máxima de los que podía
    mantener. Cuando mayor era el número de los que estaban a
    su disposición más independiente era él y
    más podía hacer valer su poder y el de los hombres
    de su Estado, teniendo una fuerza máxima y un poder
    independiente de los witanes.

    El poder de los monarcas en la constitución
    anglosajona con nada demuestra tanto como con el hecho de que la
    nobleza que nació de su servicio oprimió e hizo
    desaparecer poco a poco la nobleza popular y de sangre, hasta el
    punto de que el título de aetelingo (descendiente de
    nobles) acabo por darse a los servidores de la casa real. Las
    causas de este estado fueron las guerras por un lado y las
    ventajas del servicio al rey.

    Como la nobleza de la sangre no tenía importancia
    alguna especial en el Estado es muy probable que hasta la propia
    nobleza procurase tener alguna relación con el rey y que
    este se la otorgase. No debió necesitarse mucho tiempo
    para que la antigua aristocracia y los grandes propietarios
    pudieran entrar en relaciones personales con el rey. Aunque el
    rey se encontraba en situación de dar a thegns y gesiths
    una posición igual a la de los propietarios y antiguos
    nobles. Los descendientes de los séquitos adquirieron el
    derecho de la nobleza de sangre. En el continente el sistema
    beneficial no se distingue mucho éste. Los séquitos
    eran reemplazados por el vasallaje y el than o thegn era
    hereditario tanto que el hijo gozaba de este derecho antes de la
    muerte del padre. Los gesiths que vivían en el palacio del
    rey poco a poco fueron descendiendo hasta convertirse en
    domésticos y criados que con el tiempo hasta perdieron su
    nombre hasta que en el siglo X no se distinguían. Aunque
    el gesiths que era propietario de tierras no vivía en el
    palacio, sin embargo sus obligaciones
    seguían siendo las mismas y hasta se exisgía su
    trabajo fuera
    del palacio.

    Esta circunstancia es la que da al witan, o sea, que lo
    crea. Las decisiones del witan no vienen a ser más que la
    expresión de los deseos del monarca. La primera clase del
    witan había llegado a su sitio por la influencia y el
    nombramiento real.

    La monarquía anglosajona en conclusión
    disponía de grandes medios de fuerza y el abuso de estos
    no tenía limites sino el temor de que los súbditos
    se sublevaran proclamando otro rey de la real estirpe, que
    sería otro rey con las mismas condiciones. Era una
    monarquía fuerte desde el punto de vista militar, hubo de
    pasar mucho tiempo hasta que un rey consiguiera unir todos
    aquellos territorios en una sola soberanía más
    duradera que la de los siglos VI y VII.

    La crónica sajona del siglo IX les da el
    título de bretwalda o brytenwakda a algunos soberanos
    poderosos, pero de seguro solo
    significaba una relación de fuerza del momento que se iba
    debilitando y que alejaba a los Estados anglosajones de la
    unión.

    Era una monarquía de poderes ilimitados desde mi
    punto de vista y por cierto llena de traiciones y cambios
    convenientes comunes en cualquier tipo de gobierno. El fin de los
    reyes por ahí era la unión en base a su
    conveniencia porque no obraban totalmente a favor del pueblo sino
    de "su pueblo" o el sector que a ellos refería.

    Santiago

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