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La distribución de Ingresos en Chile




Enviado por rodrigotoro_t



    1. Pobreza y distribución del
      ingreso

    INTRODUCCIÓN.

    El crecimiento
    económico y la distribución de los ingresos
    para la economía chilena desde antaño, se ha
    comportado desigualmente y convertido en una cultura
    capitalista inequitativa, con referencias económicas
    desiguales de larga data  desarrollados en el proceso de
    distribución tanto en los sectores primarios como
    pequeñas empresas y
    grupos
    obrero-agricultores, como secundarios y terciarios este ultimo
    compuesto por grandes empresas capitalistas.

    Las ganancias obtenidas por estos sectores se
    contraponen entre si desarrollando grandes brechas de crecimiento
    económico y desigualdad vigentes hasta hoy, obteniendo
    como resultado una exclusión siocio-económica de
    los sectores más desmejorados, por lo cual la tendencia
    prioritaria dentro de las acciones
    estratégicas de contingencia social, se encuentra en ser
    un país más equitativo, preocupado por superar la
    extrema pobreza y mejorar
    la inequidad en la distribución del ingresos, generando
    estrategias que
    impliquen reformas en una multiplicidad de factores
    socio-económicos.

    Sin embargo los porcentajes de ingresos per capita
    siguen siendo uno de los principales factores inequitativos,
    permitiendo el asentamiento de la pobreza
    total.

    Si bien a aumentado el acceso de los sectores pobres a
    la economía capitalista el ingreso sigue siendo
    insuficiente, y las variables de
    empleo,
    salud, educación, etc.
    siguen en contraste con la desigualdad.

    En Chile se presenta una tendencia a mejorar la mala
    distribución del ingreso, sin embargo los escasos aveces
    en materia de
    distribución son explicados por la desigualdad en el
    acceso al empleo y en la calidad de estos.
    En cuanto a la educación el
    mejoramiento educacional no significa necesariamente una
    regulación de ingreso debido principalmente a que el
    ingreso se genera pero a menor costo
    económico, presentando barreras a corto plazo que se
    relacionan con una distribución inequitativa.

    Asimismo la distribución del ingreso presenta
    gran incidencia en relación al genero y
    presentando como un factor descriminador, la mujer percibe
    menor ingreso que el hombre,
    pero su discriminación se acentúa aun mas en
    aquellas que no presentan un nivel educacional profesional y que
    es en este grupo donde se
    encuentra la mayor población.

    Pobreza y
    distribución del ingreso

    La superación de la pobreza se ha convertido
    desde hace varios decenios en uno de los objetivos
    fundamentales de los países en desarrollo y
    de Chile en particular. Sin embargo, no existe pleno cuerdo sobre
    la definición de pobreza; además, ésta va
    cambiando a través del tiempo.

    En América
    Latina, por razones operativas, se ha generalizado la
    definición de los pobres como aquellas personas cuyo
    ingreso per capita es inferior al valor de dos
    canastas básicas de alimentos. Se
    supone que con el valor de la segunda canasta se pueden cubrir
    las necesidades básicas no-alimentarias. Además, se
    considera extremadamente pobres, o indigentes, a las personas
    cuyo ingreso per capita es inferior al valor de una canasta
    alimentaria básica. En todos los casos se entiende que se
    trata del ingreso familiar per capita.

    En Chile, la fuente de información más confiable y
    utilizada es la encuesta CASEN
    (Caracterización Socioeconómica Nacional),
    elaborada por MIDEPLAN. Ella permite determinar qué
    proporción de la población está por debajo
    de las líneas de pobreza e indigencia. Pero no da cuenta
    de cuál es el nivel de superación de la pobreza, ni
    de quiénes y por qué vuelven a caer por debajo de
    las líneas.

    A lo largo de la historia, la pobreza ha sido
    un tema que ha ido adquiriendo cada vez mayor relevancia en
    Chile. Los altos índices de población que se
    encuentran en esta situación, han sido factores de
    preocupación para el Gobierno, por lo
    cual, ha sido necesario diseñar instrumentos de
    medición que permitan obtener una fotografía
    de la realidad que presenta el país, y lo que
    además, posibilite, posteriormente establecer políticas
    sociales que apunten a mejorar las falencias que se
    detecten.

    Es a partir de esto, que MIDEPLAN crea una fuente de
    información confiable denominada Encuesta CASEN, la que a
    partir del año 1985, se ha aplicando con una periodicidad
    de 2 años, y la que ha permitido medir la
    Distribución del Ingreso en Chile y, para lo cual ha se
    han establecido 2 tipos de distribución: la que considera
    solo la distribución del ingreso autónomo, que
    incluye solo los ingresos generados por las familias, es decir,
    se excluye todo impacto de subsidios; y los ingreso con impacto
    distributivo, la cual considera tanto los subsidios monetarios
    como no monetarios del Estado. Esto
    permite tener una visión más cercana de la calidad de
    vida que presentan los hogares chilenos.

    Los datos obtenidos
    desde 1985, muestran las desigualdades existentes en la
    Distribución del Ingreso en Chile, el 10 por ciento
    (decil) más rico de la población se lleva
    más del 40 por ciento de los ingresos, mientras que el 10
    por ciento más pobre recibe un monto que alcanza el 1 por
    ciento.

    Pese a esto, las estadísticas arrojan resultados que
    informan que Chile ha vivido un período de crecimiento
    alto y sostenido en los últimos años. Como
    consecuencia, la pobreza se ha reducido significativamente, pero,
    ¿este crecimiento está realmente acorde con los
    niveles de crecimiento del país?, ¿es acaso justo
    que esos niveles de pobreza sigan existiendo?

    La justificación de parte del gobierno, que si
    bien nos parece válida no nos parece justa, compara que el
    hecho de que en 1987 el 44% de la población tenía
    ingresos por debajo de la línea de pobreza. En el 2003 esa
    cifra alcanzaba a 18.8% (Mideplan, 2003). Si la pobreza se
    midiese corrigiendo la canasta básica con precios
    regionales y se incorporara el factor composición
    demográfica de los hogares, la reducción de la
    pobreza sería aún mayor que lo que indican las
    cifras oficiales. Ahora bien, también nos compete
    cuestionar el hecho de sí ¿Para los índices
    de crecimiento económico de nuestro país es o no
    pertinente que una persona deje de
    ser pobre o indigente por la cantidad de dinero que se
    calcula en una canasta familiar? (entendiéndose que una
    canasta familiar en zona urbana es de $43.712.- y $29473.- en
    zona rural) con la cual se espera satisfaga sus necesidades
    básicas.

    Hay que tener claro que si bien han existido importantes
    logros en materia de reducción de la pobreza estos no han
    sido acompañados o no han ido al mismo ritmo que los
    avances esperados en la distribución del ingreso. En los
    últimos años ésta se ha mantenido
    inalterada, o mejor dicho "intachable", sin modificaciones
    positivas; es más, se indica que ha sido relativamente
    estable (si se utilizan estudios con metodologías
    comparables) en los últimos 30 ó 40 años.
    Algo que, por lo demás, parece ser una
    característica de distintos países y regiones en el
    mundo. La carencia de progresos en esta materia ha generado una
    preocupación en distintos ámbitos de la vida
    nacional. Y esta preocupación se explica no tanto por la
    ausencia de avances sino principalmente porque la
    distribución del ingreso en Chile se caracteriza por ser
    relativamente desigual.

    No se puede dejar de mencionar que durante los
    últimos trece años en Chile no sólo se ha
    experimentado un crecimiento económico considerablemente
    más elevado que el del resto de los países de la
    región, sino que también se ha preocupado de poner
    en pie un conjunto de programas y
    políticas sociales tendientes a subsanar la desigualdad de
    "oportunidades" (¿o de derechos?), y ha efectuado
    ya bastantes reformas laborales y tributarias impensables en los
    años 80. Pero sin embargo aquí nos encontramos con
    el contraste que presentan estos logros con una
    distribución del ingreso que se sitúa entre las
    peores de América
    Latina, y del mundo, lo cual incrementa la desazón y
    desconcierto. ¿Cómo es posible que si en 1990 el
    Índice de gini alcanzaba un valor de 55,9 puntos, el
    año 2000 se haya incrementado a 57,1 puntos?
    ¿Cómo explicar que el 20% más rico de la
    población chilena concentre un 62,2% de todos los
    ingresos, y que represente más de 18 veces el ingreso del
    20% más pobre?. A esto nos referíamos cuando nos
    preguntamos si los niveles de pobreza son adecuados o no para el
    nivel de crecimiento económico de nuestro
    país.

    Los antecedentes que se entregan haciendo referencia a
    la inequidad en la distribución de ingresos en nuestro
    país pone en el tapete una serie de discusiones frente a
    este tema a todo los sectores políticos, en donde unos
    reclaman que el modelo
    económico del país es completamente refutable, que
    no ha dado los resultados esperados, por otra parte están
    quienes dicen que esto es vergonzoso, pero que para superar la
    pobreza no es necesario redistribuir, sino más bien
    superar la pobreza teniendo como base la mejora en la
    educación, pero es el gobierno el que justifica sus logros
    dando a conocer la mejora en los niveles del gasto social, el
    cual ha intentado incesantemente de superar la
    desigualdad.

    Es preciso señalar que durante mucho tiempo
    imperó la idea –avanzada inicialmente por Kutnetz a
    partir de la experiencia de Estados Unidos,
    Inglaterra y
    Francia– de
    que el crecimiento económico iba acompañado
    persé por un periodo inicial donde se
    visualizaría una mayor desigualdad, para luego de un
    cierto momento iniciar un proceso de reducción.

    El problema aquí es que hay diversos estudios que
    no han encontrado esa regularidad, y, más importante
    aún, la experiencia a partir de los años 80 es de
    una creciente desigualdad en prácticamente todas las
    naciones del planeta. Esto sin duda ha provocado un cierto grado
    de desesperanza que nos permite pensar, hasta cuándo
    tendremos que esperar para que termine esta desigualdad inicial,
    la transición llegará algún día a su
    fin… el tema de la desigualdad ni siquiera debe ser un
    tema de discusión, lo importante es terminar con la con
    las diferencias discriminadoras entre los polos sectoriales
    sociales, no hace falta seguir discutiendo, sino de una vez
    regular estás diferencias.

    Decir que el remedio apropiado para mejorar la mala
    distribución del ingreso en Chile es mejorar la calidad de
    la educación se ha convertido en un "cliche". Es la
    respuesta más fácil y menos conflictiva, y tiene la
    virtud de remitir a un futuro incierto. Desde la derecha y de
    importantes grupos empresariales se esgrime como una defensa
    frente a otras posibles acciones que pudieran plantearse, y de
    paso permite criticar al gobierno por no ser capaz de dar con una
    fórmula más efectiva para abordar este
    tema.

    Obviamente el nivel de la calidad de la educación
    es importante en la mejora de la distribución de ingreso,
    los más instruidos tendrán mejores posibilidades de
    ingresar a un buen empleo y así incrementar su poder
    adquisitivo, pero esta no es la solución, así como
    mejoren los niveles de la educación pública, va a
    mejorar la calidad de la educación de los grupos que
    conforman los deciles de más altos ingresos y esto
    será un circulo vicioso que no hará más
    que… sí, mejorar la calidad de vida, pero no
    disminuir la brecha existente entre los "más ricos" y los
    "más pobres".

    Este tema puede adquirir nuevas complejidades al momento
    que incorporamos a la variable educación, la variable
    género.
    Es claro que la situación económica de una familia mejora si
    existen dos perceptores de ingreso. La incorporación de la
    mujer al mercado del
    trabajo
    contribuye en ese sentido a mejorar el nivel de vida de la
    población. Pero, ¿qué ocurre si la
    participación de las mujeres no es homogénea a lo
    largo del espectro de las familias? Eso es precisamente lo que
    ocurre actualmente en Chile: las mujeres de mayor nivel
    educacional son las que se están incorporando de manera
    más activa al mercado del trabajo de acuerdo al
    último Censo. Este movimiento sin
    duda ha contribuido a incrementar los diferenciales de ingreso.
    Adicionalmente, ocurre que similares niveles de formación,
    las mujeres son peor remuneradas que los hombres, de modo que un
    hogar que depende económicamente de una mujer (los
    cuáles ha aumentado en Chile, también de acuerdo al
    Censo) estarán en peor situación que aquellos en
    que el jefe de hogar es hombre.
    Obviamente, eso tiene poco que ver con el tema
    educacional.

    Considerando los resultados obtenidos de la ultima
    Encuesta realizada, el impacto distributivo del Gasto Social
    (principales programas de educación, salud, subsidios
    monetarios entre los hogares según decil del ingreso
    autónomo per capita del hogar, el ingreso mensual promedio
    que representan estos programas para los hogares, así como
    el impacto de este en la distribución del ingreso) ha sido
    la creación de una Reforma Constitucional que garantiza 12
    años de escolaridad, por lo que desde el 2003 el 92,6% de
    la población asiste a establecimientos con financiamiento
    publico. En el campo de la salud también se produjeron
    algunos avances como el incremento de atenciones primarias, al
    igual que las atenciones dentales y otros. Durante el mismo
    año (2003) el Estado
    transfirió presupuestos a
    los hogares del país, a través de subsidios
    monetarios: Pensiones Asistenciales, Subsidio Único
    Familiar, Subsidio al Consumo de
    Agua Potable y
    Subsidio de Cesantía. Esto esta dirigido a familias de
    menores ingresos y su distribución se realiza a
    través de un conjunto de criterios de
    focalización.

    Ruth Railén

    Rodrigo Toro

    Jaime Urrutia

    UST Concepción, Chile.

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